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Pero de momento son indispensables una o dos generaciones de libertinaje. De libertinaje monstruoso, procaz, del género que hace de un hombre un bellaco asqueroso, cobarde, cruel y egoísta. ¡Eso es lo que se necesita! Y, además, un poco de «sangre fresca» para ir acostumbrándonos.
(...)Proclamaremos la destrucción… porque…, ¡porque es una idea fascinante! Pero es preciso, sí, desentumecer los músculos… Provocaremos incendios… Haremos circular algunas leyendas… Cualquier grupo ruin nos será útil… Y en esos mismos grupos encontraré para usted individuos tan dispuestos a todo que se alegrarán de enzarzarse a tiros y hasta lo tendrán a mucha honra. En fin, armaremos un zafarrancho. ¡Habrá un bochinche como el mundo no lo ha visto hasta ahora…! Rusia se verá sumida en tinieblas, la tierra llorará por sus antiguos dioses…
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