“
Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los extravagantes hijos de mi fantasía esperando en silencio que el Arte los vista de la palabra para poder presentarse decentes en la escena del mundo.
”
”
Gustavo Adolfo Bécquer
“
Quiero tanto a mi madre... No me importa si es cursi decirlo. Creo que en mi próximo cumpleaños voy a comprarle un regalo. Creo que esa debería ser la tradición. El hijo recibe regalos de todo el mundo y él compra uno para su madre, ya que ella también estuvo allí. Creo que sería bonito.
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”
Stephen Chbosky (The Perks of Being a Wallflower)
“
Yo sigo clasificando a la humanidad —para mi uso, que es el que me importa, y que Dios me perdone— en amigos e hijos de puta.
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”
Camilo José Cela
“
Aquí es donde cumplí mi primer castigo
Y aquí es donde una estatua de mármol casi me decapita
Y aquí es donde compartí el picnic más raro de mi vida con un chico del reformatorio que no les gustaría nada..."
Tengo que vivir, ver a los niños nacer, crecer y enamorarse. Veo cómo ellos mismos tienen hijos y envejecen. Veo cómo mueren. Luce, estoy condenado a verlos una y otra vez. A todos menos a ti..."
"Vago por la tierra y en el fondo siempre sé que voy a encontrarte...Siempre volvias cada 17 años..."
"Tu eres mi amor, Lucinda. Para mi, ere lo único que existe..."
"Jamás podrán creer nada de esto...Puedes tú?
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”
Lauren Kate (Fallen (Fallen, #1))
“
Después de todo, amamos como nos han amado en la infancia, y los amores posteriores suelen ser sólo una réplica del primer amor. Te debo, pues, todos mis amores posteriores, incluido el amor salvaje y ciego que siento por mis hijos. Ya no puedo abrir un libro sin desear ver tu cara de calma y de concentración, sin saber que no la veré más y, lo que tal vez sea incluso más grave, que no me verá más. Nunca volveré a ser mirada por tus ojos. Cuando el mundo empieza a despoblarse de la gente que nos quiere, nos convertimos, poco a poco, al ritmo de las muertes, en desconocidos. Mi lugar en el mundo estaba en tu mirada y me parecía tan incontestable y perpetuo que nunca me molesté en averiguar cuál era. No está mal, he conseguido ser una niña hasta los cuarenta años, dos hijos, dos matrimonios, varias relaciones, varios pisos, varios trabajos, esperemos que sepa hacer la transición a adulto y que no me convierta directamente en una anciana. No me gusta ser huérfana, no estoy hecha para la tristeza.
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Milena Busquets (También esto pasará)
“
Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los extravagantes hijos de mi fantasía, esperando en silencio que el arte los vista de la palabra para poderse presentar decentes en la escena del mundo.
”
”
Gustavo Adolfo Bécquer
“
... hay días en que hago venir la imagen de mi hijo hasta donde yo estoy, para abrazarlo, darle un beso en la frente, acariciar su cabeza como hice cuantas veces pude, y decirle al oído que su opción fue legítima, que es mejor la muerte a una vida indigna atravesada por el terror de saber que el yo, que es todo lo que somos, está habitado por otro.
”
”
Piedad Bonnett (Lo que no tiene nombre)
“
—Lo haremos de este modo, iremos practicando, para cuando tu vientre esté hinchado y yo no pueda echarme sobre ti.
— ¿Crees que tendrás ganas de hacerlo cuando esté inflada y gorda?
—Puedes apostar.
“Melody llevó el brazo hacia atrás para sujetarse a la nuca de Blackraven.
—Júrame —jadeó—, júrame que siempre será así entre tú y yo, que siempre nos querremos de este modo.
—Te lo juro, por mi hijo que vive en tu vientre.
”
”
Florencia Bonelli (El cuarto Arcano II. El puerto de las tormentas)
“
Han pasado ya tantos años desde entonces que incluso la pena en mi corazón se ha ido secando, como la humedad en una fruta, y es poco frecuente que el recuerdo de lo ocurrido de repente me agite otra vez, como si hubiera sucedido ayer, y me haga tragar fuerte, para controlar cualquier sollozo. Pero aún ocurre, y la congoja amenaza entonces con doblarme. Pero también pasa que a veces pienso en mi hijo, y los sentimientos son tan cálidos que se me ocurre pensar que la vida es eterna, quieta y eterna, y el dolor, una ilusión.
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”
Tomás González (La luz difícil)
“
No pude quedarme en casa. Sentía que mi habitación era demasiado pequeña para proporcionar cobijo a mi felicidad
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Alexandre Dumas fils (La dame aux camélias)
“
Quería trabajar y vivir sola. Eso me convirtió en sexualmente sospechosa. Después deseé tener un hijo sin que para ello tuviera que compartir mi cuerpo ni mi vida. También eso me convirtió en sexualmente sospechosa.
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”
John Irving (The World According to Garp)
“
Iza se volvió frente a la gente que presenciaba la ceremonia. La adopción de Ayla había resultado una sorpresa tan grande para ella como para el resto del clan, y la niña podía sentir cómo el corazón le palpitaba rápidamente. «Eso tiene que significar que es mi hija, mi primera hija, pensó. Sólo una madre sostiene a la criatura cuando le ponen nombre y la reconocen como miembro del clan. ¿Hace siete días que me la encontré? Tendré que preguntárselo a Creb, pero creo que sí. Tiene que ser mi
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”
Jean M. Auel (El clan del oso cavernario (Los Hijos de la Tierra, #1))
“
Mi manera de definir el amor entre dos amigos, el amor entre dos hermanos, el amor entre padres e hijos, el amor en una pareja, el amor:
Quiero que me oigas sin juzgarme.
Quiero que opines sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mí sin exigirme.
Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí.
Quiero que me cuides sin anularme.
Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí.
Quiero que me abraces sin asfixiarme.
Quiero que me animes sin empujarme.
Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí.
Quiero que me protejas sin mentiras.
Quiero que te acerques sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten.
Quiero que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas que hoy contás conmigo...
Sin condiciones.
”
”
Jorge Bucay (Cartas para Claudia)
“
Aparte de un marido e hijos, necesito otra cosa a la que dedicarme. No quiero haber vivido para nada, como la mayoría de las personas. Quiero ser de utilidad y alegría para los que viven a mi alrededor, aún sin conocerme. ¡Quiero seguir viviendo, aun después de muerta!
”
”
Anne Frank (Diario de Anne Frank (Spanish Edition))
“
—Ni me dejaron preparar el entierro. Cogieron a mi hijo y montaron con él un numerito patriótico. Les vino de perlas que se moriría. Para usarlo con intenciones políticas, ¿sabes? Como los usan a todos. Unos borregos, eso es lo que son. Unos ingenuos. Y Joxe Mari lo mismo. Les calientan la cabeza, les dan un arma y, hala, a matar. En casa nunca hemos hablado de política. A mí la política no me interesa. ¿Te interesa a ti? —Ni pizca. —Les meten malas ideas y, como son jóvenes, caen en la trampa. Luego se creen unos héroes porque llevan pistola. Y no se dan cuenta de que, a cambio de nada, porque al final no hay más premio que la cárcel o la tumba, han dejado el trabajo, la familia, los amigos. Lo han dejado todo para hacer lo que les mandan cuatro aprovechados. Y para romperles la vida a otras personas, dejando viudas y huérfanos por todas las esquinas.
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Fernando Aramburu (Patria)
“
It is s shame that more people do not appreciate the value of "a good read". I was fortunate enough to have had elementary school teachers who would read to us while we were to put our heads down on the desk and visualize the story and characters. It set me up for a lifetime of enjoying reading....
”
”
Linda Roberts (Con Carino Para Mi Hijo/ With love For My Son (Spanish Edition))
“
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
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”
Russell M. Stendal (Las Sagradas Escrituras (Jubilee Bible 2000))
“
Vi a mi vida desarrollar ramas que se extendían ante mí como el árbol de higos del cuento. De la punta de cada rama, como un higo gordo y morado, me llamaba y guiñaba un hermoso futuro. Un higo era un esposo y un hogar feliz con hijos, otro higo era ser una poetisa famosa. Otro higo era ser una brillante profesora. Otro higo era Ee Gee (la maravillosa editora). Otro higo era Europa y África y América del Sur. Otro higo era Constantin y Sócrates y Attila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesiones poco convencionales. Otro higo era un campeonato olímpico y debajo de éste y encima de los otros se extendían más higos que no alcancé a descifrar.
Me vi a mí misma sentada al pie del árbol de higo, muerta de hambre porque no podía decidirme por uno de los higos. Los quería todos pero elegir uno significaba perder todos los demás y mientras me sentaba ahí sin poderme decidir, los higos comenzaron a arrugarse y a volverse negros para ir cayendo uno a uno ante mis pies.
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”
Sylvia Plath (La campana de cristal)
“
Ésta es mi <>: aunque te separen, aunque a simple vista seas un ser independiente de los demás, con movimientos y decisiones, en apariencia diferentes; aunque nos odiemos o nos matemos, aunque miremos al otro lado para no ayudar a quien nos necesita; aunque lloremos a nuestros supuestos muertos y no podamos verlos, somos, inevitablemente, un solo ser. Y hagamos lo que hagamos, nunca nada ni nadie será capaz de separarnos.
”
”
Alejandro Corchs (El regreso de los hijos de la tierra)
“
Clamo las voces de mi gente para que narren lo que sus ojos han visto, lo que sus oídos han escuchado y lo que su corazón les ha dicho. Todo lo que sea contado aquí será escrito y narrado a nuestros hijos a través del cielo de las generaciones para perpetuar la voz de la tierra. Abran sus fauces y aliméntenos de leyendas, háganos inmortales con la palabra y honren la tierra heredada de nuestros dioses. Sean, pues, escuchados.
”
”
Mariana Palova (El señor del Sabbath (La nación de las bestias, #1))
“
¡Vos sois hijo mío, Dantés! —exclamó el anciano—. Sois el hijo de mi prisión. Mi estado me condenaba al celibato, y Dios os envió a mí para consuelo juntamente del hombre que no podía ser padre, y del preso que no podía ser libre.
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”
Alexandre Dumas (El conde de Montecristo: Ilustrado (Spanish Edition))
“
-Escribí algo para ti,- dijo, agarrando su guitarra para nuestra noche de sexo música, como él la llamaba. La primera vez que escuche su voz cantando, me sorprendió. Su voz cuando hablaba era increíble, pero su canto era como si la miel y el humo se hubieran enganchado en la parte trasera de una camioneta en un concierto de rock y tuvieron un cariñoso hijo. Era suave y áspero al mismo tiempo.
Te voy a contar una historia de una chica que conozco,
Su nombre es Missy, y ella quiere hacérmelo,
Quiero hablarte de mi chica Missy,
Su cabello es castaño y sus labios son de color rosa,
Sus ojos son de color verdoso o azulado creo,
Ella lucha y coquetea conmigo todo el día,
Es por eso que me decidí a escribir esta canción,
Ella puede pensar que yo he cruzado la línea,
Pero ella me dice que me odia todo el tiempo,
Así que realmente no crean nada de lo que dice.
Me gusta la forma en que se ve cuando ella está enojada conmigo,
Me gusta la forma en que sonríe cuando piensa que nadie la ve,
Puedes pensar que esta canción significa que me gusta,
Pero ella estaría muy equivocada,
Me aburría mucho, por lo que me decidí a escribir una canción,
Hay dos cosas más sobre Missy que me gustan,
¿Podría alguien entregarme un micrófono por favor?
La forma en que se pone su aparato de dientes cuando lee obscenidades vampíricas,
Y realmente, realmente me gusta su… Me guiña un ojo.
…culo.
Yo le tiro una almohada a él, pero eso no impidió que parara la canción. Se trataba de mí.
Mi tonta, linda y sexy chica Missy… chica Missy… chica Missy.
El toco el último acorde y la guitarra paro de sonar.
”
”
Chelsea M. Cameron (My Favorite Mistake (My Favorite Mistake, #1))
“
Pero recuerda, el comportamiento es comunicación. Y un comportamiento problemático es, en realidad, un mensaje de nuestros hijos: «Necesito ayuda para desarrollar mi capacidad en este aspecto concreto. Todavía soy incapaz de hacerlo bien.»
”
”
Daniel J. Siegel (El cerebro afirmativo del niño: Ayuda a tu hijo a ser más resiliente, autónomo y creativo. (Spanish Edition))
“
Éste es el embate inevitable: nos hacemos adultos cuando mueren nuestros padres. No importa la edad que tengamos, no importa la relación que hayamos tenido con ellos, no importa la causa de la muerte. Cuando ellos no están el cielo se convierte en un Saturno amenazante que ha devorado la primera línea de sus hijos y que luego vendrá por nosotros. Comprenderlo es lapidario y, al mismo tiempo, profundamente esclarecedor, acaso la única vía para cosechar el fruto de la perspectiva.
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”
Alma Delia Murillo (La cabeza de mi padre)
“
Pero hoy entendí que no tengo a mi hijo “malcriado”, lo tengo “bien amado”. Entendí que no hay un límite numérico para los mimos y la cercanía con mi bebé, pero si hay límites para la ignorancia, la crítica, el juicio y los consejos no pedidos.
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Ana Acosta Rodriguez (La metamorfosis de una madre: Criar en una sociedad patriarcal y adultocéntrica (Spanish Edition))
“
No hay ventura ni desgracia en el mundo, sino la comparación de un estado con otro, he ahí todo. Sólo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, amigo mío, para saber cuán buena y hermosa es la vida. Vivid, pues, y sed dichosos, hijos queridos de mi corazón, y no olvidéis nunca que hasta el día en que Dios se digne descifrar el porvenir al hombre, toda la sabiduría humana estará resumida en dos palabras: ¡Confiar y esperar!
”
”
Alexandre Dumas (El conde de Montecristo / Los tres mosqueteros)
“
-¿Cómo puedo saber si es amor y no lujuria?
- No puedes, hijo. Para mí, son lo mismo. No puedes amar lo que no deseas. Cuando más deseaba a tu mamá, más la amaba. Con cada día que pasa desde que se fue, mi amor solo ha crecido por ella. Ella es la única para mí.
”
”
Michelle Heard (Cruel Saints (The Saints, #2))
“
Haz pues, Señor, que yo te busque y te invoque; y que te invoque creyendo en ti, pues ya he escuchado tu predicación. Te invoca mi fe. Esa fe que tú me has dado, que infundiste en mi alma por la humanidad de tu Hijo, por el ministerio de aquel que tú nos enviaste para que nos hablara de ti.
”
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Augustine of Hippo (Confesiones de San Agustín)
“
Todo el mundo descubrió temprano que yo había nacido con la ambigua capacidad de engañar, de convencer a la gente sobre cualquier cosa. Y tenían razón. Yo habría sido un gran abogado. El más hijo de puta de todos. El más respetado, el que más culpables ricos habría salvado de la cárcel, el que más inocentes pobres habría metido en prisión. Un gran abogado, sí señor. Una mierda de persona. Hasta tendría un chalet con pileta, un auto grandote. Pero gracias a Dios, para cada oficio espurio hay uno noble. Incluso si tu talento en la tierra es el de mentir. Yo por ejemplo elegí contar cuentos y decir públicamente barbaridades sin importancia. Si mi talento hubiera consistido en correr atrás de una pelota, también tendría una opción correcta y otra incorrecta: mediocampista o árbitro. Y así podríamos seguir toda la tarde: payaso o político, carpintero o banquero, primera dama o puta.
”
”
Hernán Casciari
“
Dice Kertész que inmediatamente antes de morir, en la cara del que agoniza aflora «un repentino asombro. […] Entonces se entera de algo, de algo irreparable…». ¿Afloró en el rostro de Daniel ese repentino asombro? Como para aliviarlo, pero tal vez para aliviarme, hay días en que hago venir la imagen de mi hijo hasta donde yo estoy, para abrazarlo, darle un beso en la frente, acariciar su cabeza como hice cuantas veces pude, y decirle al oído que su opción fue legítima, que es mejor la muerte que una vida indigna atravesada por el terror de saber que el yo, que es todo lo que somos, está habitado por otro
”
”
Piedad Bonnett (Lo que no tiene nombre)
“
No sé, dijo mi padre respondiendo con cierta morosidad a fin de que su comentario sonara completamente desapasionado,—no sé, dijo, qué otra cosa nos queda para cedérsela en lugar del derecho a decidir quién habrá de traer nuestros hijos al mundo,——a excepción del derecho a decidir—quién habrá de engendrarlos.—
”
”
Laurence Sterne (Tristram Shandy)
“
Preguntó Isaac, Padre, qué mal te he hecho para que quisieras matarme, a mí que soy tú único hijo, Mal no me has hecho, Isaac, Entonces por qué quisiste cortarme el cuello como si fuese un borrego, preguntó el chiquillo, si no hubiera aparecido ese hombre, a quien el señor cubra de bendiciones, para sujetarte el brazo, estarías ahora llevando un cadáver a casa, La idea fue del señor, que quería la prueba, La de qué, De mi fe, de mi obediencia, Y qué señor es ese que ordena a un padre que mate a su propio hijo, Es el señor que tenemos, el señor de nuestros antepasados, el señor que estaba aquí cuando nacimos, Y si ese señor tuviera un hijo, también lo mandaría matar, preguntó Isaac, El futuro lo dirá, Entonces el señor es capaz de todo, de lo bueno, de lo malo y de lo peor, Así es, Si tú hubieras desobedecido la orden, qué habría sucedido, Lo que el señor suele hacer es mandar la ruina o una enfermedad a quien le falla, Entonces el señor es rencoroso, Creo que sí, respondió Abraham en voz baja.
”
”
José Saramago (Caim)
“
Quiero que [mi hijo] conozca el secreto de la felicidad, algo tan sencillo que da la impresión de que por eso mucha gente no lo pilla. El truco consiste en dedicarte a hacer lo que quieras, lo que te haga feliz, siempre que no perjudiques a los que te rodean. No es hacer lo que crees que deberías. Ni lo que te parece que otros creen que deberías hacer, sino actuar de un modo que te procure una inmensa felicidad. Poder contestar con un "no" amable y educado a las cosas que no te gustan, alejarte de situaciones que no te ayudan a sentirte realizado, acercarte a aquello que te deleita. Y no hay nada que no esté dispuesto a hacer para contribuir a que mi hijo lo logre.
”
”
James Rhodes
“
El objetivo por el cual tenemos que luchar es el de asegurar la existencia y el incremento de nuestra raza y de nuestro pueblo; el sustento de sus hijos y la conservación de la pureza de su sangre; la libertad y la independencia de la patria, para que nuestro pueblo pueda llegar a cumplir la misión que el Supremo Creador le tiene reservada.
”
”
Adolf Hitler (Mi lucha)
“
Es necesario tener doscientos hijos y entregarlos a la degollación. Solamente de esta manera sería posible la autonomía del lirio silvestre.
¡Venid! ¡Venid! Aquí está mi hijo tiernísimo, mi hijo de cuello fácil. En el rellano de la escalera lo degollarás fácilmente.
Dicen que se está inventando la navaja eléctrica para reanimar la operación.
”
”
Federico García Lorca
“
La fórmula de "esto no lo entiende el pueblo" siempre me ha indignado profundamente. ¿Qué se quiere conseguir con ello? ¿Quién se toma el derecho de hablar en nombre del pueblo, de verse a sí mismo como la encarnación de la mayoría del pueblo? ¿Y quién sabe qué es lo que comprende el pueblo y qué deja de comprender, qué necesita y qué rechaza? ¿O es que alguien en alguna ocasión ha hecho si quiera una sencillísima pero honrada encuesta entre ese pueblo, para ilustrarse acerca de sus verdaderos intereses, reflexiones, deseos, esperanzas y decepciones? Yo mismo soy una parte de mi pueblo. Yo he vivido con él en mi patria y yo he tendido (de acuerdo con mi edad) las mismas experiencias históricas de ellos, yo he observado las mismas experiencias vitales que él y sobre ellos he reflexionado. Y también ahora, viviendo en el mundo occidental, sigo siendo hijo de mi pueblo. Soy una pequeña gota, una partícula diminuta de él, y espero que pueda expresar sus ideas, ideas profundamente ancladas en sus tradiciones culturales e históricas
”
”
Andrei Tarkovsky (Sculpting in Time)
“
A mí todos los bebés me parecen iguales, tanto mi sobrino como los hijos de Miho, y no entiendo por qué tengo que ir expresamente a ver a mi sobrino. Supongo que hay que tener cierta consideración con los bebés de tu propia familia, pero para mí los bebés son como los gatos callejeros: aunque sean un poco diferentes entre sí, todos son animales de la misma especie.
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”
Sayaka Murata (コンビニ人間 [Konbini ningen])
“
«Así dijo el Señor Dios: Cuando habré reunido la casa de Israel de entre los pueblos por los que están dispersos y estaré santificado en ellos a la vista de las naciones, entonces ellos vivirán en la tierra que di a mi siervo Jacob y en la que han vivido vuestros padres, y ellos vivirán en aquella tierra, y vivirán ellos y sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre».
”
”
Leon Uris (Éxodo)
“
Pues debería caerle bien. Soy un tipo encantador. La gente convoca asambleas para hablar de lo encantador que soy. Tengo varios premios y una medalla que me concedieron en un pequeño país sudamericano como tributo a mi encanto personal y, en general, a lo increíblemente maravilloso que soy. Pero, lógicamente, no los llevo encima. Guardo esas medallas en el cajón de los calcetines.
”
”
Neil Gaiman (Anansi Boys)
“
—Cuando sales con alguien, tienes el camino marcado. Te besas, hablas, le dices te quiero, te sientas en una hamaca y cortas. Puedes trazar los puntos en un gráfico. Y en el camino vas revisándolos con él. '¿Puedo hacer esto? Si digo esto, ¿me lo dirás también tú?'
»Pero con los amigos no pasa lo mismo. Tener una relación es algo que eliges. Ser amigo de alguien es algo que eres.
—Yo te elegiría —le digo—. A la mierda. Te elijo. Quiero que dentro de veinte años vengas a mi casa con tu pareja y tus hijos adoptados, y quiero que nuestros putos hijos salgan juntos, y quiero beber vino y charlar de Oriente Medio o hacer lo que nos dé la gana hacer cuando seamos viejos. Llevamos demasiado tiempo siendo amigos para elegir, pero si pudiéramos elegir, te elegiría a ti.
”
”
John Green (Will Grayson, Will Grayson)
“
Esta es una época muy feliz para mí. La felicidad no es exuberante ni bulliciosa, como la alegría o el placer; es silenciosa, tranquila, suave, es un estado interno de bienestar que empieza por amarme a mí misma. Soy libre. No tengo que probarle nada a nadie ni ocuparme de hijos o nietos, todos son adultos autosuficientes. He cumplido, como diría mi abuelo, y he hecho mucho más de lo esperado.
”
”
Isabel Allende (The Soul of a Woman)
“
Solo el que ha probado el extremo del infortunio, puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, Maximilien, para saber cuán dulce es la vida. Vive, pues, y sean dichosos, hijos queridos de mi corazón, y no olviden nunca, que hasta el día en que Dios se digne a descifrar el porvenir al hombre, toda la sabiduría humana estará contenida en estas dos palabras: Confiar y esperar.
”
”
Alexandre Dumas (El conde de Montecristo : LIBRO COMPLETO (Spanish Edition))
“
«Mientras, seguían abriendo túnel, guiados por las zapas expertas de don Tejón. De repente, éste se detuvo y volviéndose hacia el zorro...
"Amigo zorro", le confesó, "estoy algo preocupado por lo que estamos haciendo".
"¿Y qué estamos haciendo, si puede saberse?", le preguntó don Zorro.
"Pues qué va a ser... ¡robar!", exclamó el tejón.
Don Zorro dejó de cavar y se volvió estupefacto hacia su amigo:
"Mi buen tejón...", comenzó el zorro. "¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? Si tus hijos se están muriendo de hambre... ¿es que no piensas ayudarles?"
Don Tejón asintió cabizbajo. "A ti lo que te pasa", continuó el zorro, "es que eres demasiado bueno".
"¿Y qué hay de malo en eso?", le preguntó el tejón.
"¡Nada... sólo que nuestros enemigos son demasiado malos! ¿Te das cuenta de que Benito, Buñuelo y Bufón nos quieren matar?"
"Claro que me doy cuenta...", dijo el tejón con tristeza.
"Nosotros, en cambio, no queremos matarles a ellos...
"¡Dios nos libre!", exclamó el buen tejón.
"Sólo pretendemos", continuó el zorro, "distraerles un poco de comida para alimentarnos nosotros y nuestras familias... ¿Qué hay de malo en ello?"
"Supongo que nada", murmuró el tejón.
"¡Son ellos los que nos hacen la guerra", exclamó el zorro. "¡Nosotros somos animales pacíficos!"»
”
”
Roald Dahl (El Superzorro)
“
Me pregunto en qué momento un niño se convierte en un adulto. ¿Pasa de repente o es más bien poco a poco, como por etapas? ¿Hay una edad, una semana, un momento, en el que se revelan todos los secretos del universo y la madurez desciende del cielo en una nube, cambiando el cerebro para siempre? ¿Se escabullirá un día la niña que hay en mí para no volver jamás?
No me puedo imaginar viviendo una vida real, o que alguna vez seré adulta. Me parece una transformación tan increíble... Puede que algún día sea la pareja de alguien o la madre de alguien o el patólogo forense de alguien. Puede que algún día beba demasiado o tenga un hijo del que no le hable a nadie. Puede que algún día huya de todo y tenga mis razones.
Ese yo es imposible de imaginar por mi yo actual.
No me puedo imaginar mayor. No me puedo imaginar diferente de la persona que soy ahora. No me puedo imaginar vieja ni casada ni muerta.
”
”
Meg Rosoff (Picture Me Gone)
“
Terminé haciendo las paces con mi padre cuando cumplí los veinte años. Teníamos muy pocas cosas en común cuando yo era niño, y estoy seguro de que fui una decepción para él. Él no quería un hijo que se pasaba la vida enfrascado en la lectura, completamente ausente. Quería un niño que hiciera lo que él había hecho: nadar, boxear, jugar al rugbi y conducir a toda velocidad sin pensar en nada más que en disfrutar; pero no fue esa la clase de niño que se encontró.
”
”
Neil Gaiman (The Ocean at the End of the Lane)
“
En cuanto a Pinochet, para mí era un personaje de la televisión que conducía un programa sin horario fijo, y lo odiaba por eso, por las aburridas cadenas nacionales que interrumpían la programación en las mejores partes. Tiempo después lo odié por hijo de puta, por asesino, pero entonces lo odiaba solamente por esos intempestivos shows que mi papá miraba sin decir palabra, sin regalar más gestos que una piteada más intensa al cigarro que llevaba siempre cosido a la boca.
”
”
Alejandro Zambra (Ways of Going Home)
“
No desprecio a los hombres. Si así fuera no tendría ningún derecho, ninguna razón, para tratar de gobernarlos. Los sé vanos, ignorantes, ávidos, inquietos, capaces de cualquier cosa para triunfar, para hacerse valer, incluso ante sus propios ojos, o simplemente para evitar sufrir. Lo sé: soy como ellos, al menos por momentos o hubiera podido serlo. Entre el prójimo y yo las diferencias que percibo son demasiado desdeñables como para que cuenten en la suma final. Me esfuerzo pues para que mi actitud esté tan lejos de la fría superioridad del filósofo como de la arrogancia del Cesar. Los hombres más opacos emiten algún resplandor: este asesino toca bien la flauta, ese contramaestre que desgarra a latigazos la espalda de los esclavos es quizá un buen hijo; ese idiota compartiría conmigo su último mendrugo. Y pocos hay que no pueden enseñarnos alguna cosa. Nuestro gran error está en tratar de obtener de cada uno en particular las virtudes que no posee, descuidando cultivar aquellas que posee.
”
”
Marguerite Yourcenar (Memoirs of Hadrian)
“
Un día, Thomas Alva Edison llegó de la escuela a la casa y le entregó a su mamá una nota. Él le dijo: “Mi maestro me dio esta nota y me dijo que sólo se la diera a mi madre.” Los ojos de su madre estaban llenos de lágrimas cuando ella leyó en voz alta la carta que le trajo su hijo. “Su hijo es un genio, esta escuela es muy pequeña para él y no tenemos buenos maestros para enseñarle, por favor enséñele usted”. Muchos años después la madre de Edison falleció, y él fue uno de los más grandes inventores del siglo. Un día él estaba mirando algunas cosas viejas de la familia. Repentinamente él vio un papel doblado en el marco de un dibujo en el escritorio. Él lo tomó y lo abrió. En el papel estaba escrito: “Su hijo está mentalmente enfermo y no podemos permitirle que venga más a la escuela.” Edison lloró por horas, entonces él escribió en su diario: “Thomas Alva Edison fue un niño mentalmente enfermo, pero por una madre heroica se convirtió en el genio del siglo. “[52] Si cambias a una persona, y esta después cambia el mundo, tú cambiaste el mundo.
”
”
Felipe Chavarro Polania (Diseñado con un Propósito: Descubra el poder que existe en un verdadero propósito)
“
Siempre he estado convencido de que el primer mordisco de la enfermedad de mi madre se llevó lo que yo más quería: el beso de buenas noches. Yo pensé que, como el rezo juntos antes de dormir, era otra pérdida de la edad. Una más de las catástrofes de hacerte mayor. Como que dejara de ordenarme la ropa, de removerme el Cola-Cao o de preguntarme al volver del colegio si tenía muchos deberes. Un día las madres dejan de darte el beso de buenas noches,
se fue el beso de buenas noches
y vinieron la hipoteca del piso
y las letras del coche,
en mi caso una noche no llegó el beso y aguardé silencioso. La oscuridad se transformó en hostil, lúgubre, inhóspita. Puede que otras noches yo mismo la llamara, pero llega la noche en que no te sientes autorizado para gritarle mamá, ¿vienes? Y no viene nadie. Puede que cuando despiertas a la mañana siguiente seas más adulto, más independiente, pero esa noche tan sólo eres más infeliz. La segunda noche consecutiva sin beso, lloré en silencio. Sentí algo amputado adentro. Si te arrancan un brazo, dudo que duela como perder ese beso.
”
”
David Trueba (Tierra de campos)
“
Entre mi colchoneta y la tabla de la cama, había encontrado, en efecto, un viejo pedazo de periódico casi pegado a la tela, amarillento y transparente. Relataba un suceso cuyo comienzo faltaba, pero que debía haber acontecido en Checoslovaquia. Un hombre había salido de una aldea checa para hacer fortuna. Al cabo de veinticinco años, había regresado, rico, con una mujer y un niño. Su madre regentaba un hotel con su hermana en la aldea natal. Para darles una sorpresa, dejó a su mujer y a su hijo en otro alojamiento y fue al hotel de su madre, que no lo reconoció cuando entró. Por broma, tomó una habitación. Había dejado ver su dinero. Durante la noche, su madre y su hermana lo asesinaron a martillazos para robarle y arrojaron su cuerpo al río. Por la mañana vino la mujer y reveló sin darse cuenta la identidad del viajero. La madre se ahorcó. La hermana se arrojó a un pozo. Debí de leer esta historia miles de veces. Por una parte, era inverosímil. Por otra, era natural. Me parecía, de todos modos, que el viajero lo había merecido un poco y que nunca se debe jugar.
”
”
Albert Camus
“
Mientras redactaba la inscripción para su tumba, entendí que la primera muerte ocurre en el lenguaje, en ese acto de arrancar a los sujetos del presente para plantarlos en el pasado. Convertirlos en acciones acabadas. Cosas que comenzaron y terminaron en un tiempo extinto. Aquello que fue y no será más. La verdad era esa: mi madre ya solo existiría conjugada de otra forma. Sepultándola a ella cerraba mi infancia de hija sin hijos. En aquella ciudad en trance de morir, nosotras lo habíamos perdido todo, incluso las palabras en tiempo presente.
”
”
Karina Sainz Borgo
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Mi Vida es un exquisito secreto […] No concebiré hijos de la carne –pero conozco un sagrado Consuelo. Dios me ha dispuesto para la Concepción de una especie diferente. Mis hijos son de la Mente –mi Gestación es perpetua–, mi Éxtasis es del alma. Doy la bienvenida a las jubilosas labores que separan al poema de su creador; como Partera, ¡sólo lo divino! Que las épocas tomen la medida de la Fecundidad, y que el Futuro juzgue si esta elección –si lo es– fue acertada. Yo le explicaría estas Cosas a mi Padre –si pudiera– pidiéndole paciencia por la Cosecha”.
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Emily Dickinson (Cartas de Emily Dickinson: un campo minado (Pequeños Grandes Ensayos) (Spanish Edition))
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¡Ay, ese niño, cuánto lo quería! ¡Se parecía muchísimo a mi pobre Henry! ¡Pero había decidido que nunca más dejaría que un hijo mío viviera para hacerse adulto! Cogí al pequeño en brazos cuando tenía dos semanas y lo besé y lloré; y después le di láudano y lo estreché contra mi pecho hasta que murió en sueños. ¡Cómo lo eché de menos! Cualquiera hubiera pensado que administrarle el láudano fue un error, pero es una de las pocas cosas de las que me alegro ahora. No me arrepiento tampoco hoy; por lo menos ha dejado de sufrir. ¿Qué le podía dar mejor que la muerta, a la pobre criatura?
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Harriet Beecher Stowe
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¿PARADOJAS DEL DESTINO?
Sentí un silencio frío y absoluto.
¡Dani! ¡Hijito! ¿Estás bien? ¿Dónde estás? ¿Te hiciste daño?¡¿Daniiiii?! ¿Por qué no me contestás hijo? Qué oscuro y frío está todo. No puedo ver nada. Qué silencio. ¿Dani? ¿Me escuchás? ¿Estás bien hijito? No tendría que haber mirado ese mensaje mientras manejaba. ¡Qué estúpido que soy a veces! Hijito, ¿estás bien? ¡Volcamos y nos hicimos pelota! No veo ni escucho nada, no sé dónde estoy.
¿Estaré internado? ¿Estaré muerto? ¿Dani? Me mata tu silencio. ¡¿Estás bien?!
Pará, ya puedo ver un leve resplandor. Me siento atrapado. Dani, ¿estás ahí? Carajo, no puedo moverme. Estoy como envuelto en un plástico. Tengo que salir de acá. Hay una luz ¿la ves Dani? Es cada vez más intensa. A ver, sí, creo que puedo romper esta envoltura. Ya estoy casi afuera. La luz me enceguece. Qué lugar más extraño. Nunca había visto algo así ¿y vos?
No se parece a la Tierra. ¿Estaré muerto? ¿En otro planeta? ¡Uy, por Dios, y esos monstruos espantosos! ¡Qué asquerosos y espeluznantes que son! Parecen extraterrestres. ¡Son Aliens! ¡Estoy en otro planeta, claramente! No puedo creerlo. Necesito escapar urgente o estos monstruos seguro que me devoran. Tengo que alejarme. Tengo mucho miedo. ¿Estoy flotando? ¿Estoy volando? Sí, vuelo. ¿A ver? Voy a subir más alto para tratar de escapar.
Ya no veo a los Aliens y el paisaje parece menos aterrador. Creo que lo logré. Hay mucho viento. ¿Es eso una carretera? Se ven como unos vehículos allá abajo. ¿Serán los transportes de los extraterrestres? Voy a descender un poco. ¡Veo personas! ¿Estoy en la Tierra? ¿Será esto un universo paralelo? ¿Dónde estará Dani? ¡Daniiiiii! No tendría que haber mirado ese mensaje mientras manejaba.
Esa torre que está allá abajo se parece mucho al tanque de agua de mi pueblo. Es idéntica; pero la torre de mi pueblo no tiene ese inmenso edificio al lado. Todo esto es muy semejante a mi barrio, pero no es exactamente igual: hay muchos más edificios acá. Ahí está el río. Ah, y la fábrica. Definitivamente es mi barrio, pero luce algo diferente. Debo estar en un universo paralelo nomás.
Es increíble que pueda flotar. La gente parece no advertir mi presencia. ¿Seré un fantasma?
Tengo que volver a mi casa para ver si está Dani. Dios quiera que esté sano y salvo. Gabriela debe estar preocupadísima por el choque.
¡Ahí está mi casa! ¿Y esos autos de quiénes serán? La fachada está pintada de otro color. ¡Qué extraño todo! Hay alguien en el jardín. ¡Qué crecidos están los árboles que planté en primavera!
Es…es… ¡¿Dani?! Sí, ¡sí! ¡Es Dani! Pero qué cambiado está, parece más grande, parece… ¡todo un muchacho! Lo importante es que está bien por suerte. Necesito abrazarlo bien fuerte y decirle cuánto lo quiero. ¿Podrá verme si soy un fantasma? Me voy a acercar despacito para no asustarlo. Necesito tocarlo, acariciarlo.
¿No me ve? Me voy a acercar más. Ahora sí, al menos movió la cabeza, creo que ya notó mi presencia.
¡Qué hambre me agarró de golpe! ¡No puedo detenerme! ¡¿Qué haces hijito?! ¡Soy yo! ¡Tu papá! ¿Hijito querido? ¡No puedo frenarme! ¡Tengo demasiada hambre! ¡Ahhhh qué ricoooo! ¡Qué placeeeer! ¡Nooo Daniii! ¡Noooooo!... ¡Soy tu papá!...
¡Pafffff!
–Mamá, trae repelente que está lleno de mosquitos en el jardín –gruñó Daniel, mientras limpiaba en su pantalón la sangre que tenía en la palma de su mano derecha. Gabriela, que justo salía, frenó con brusquedad su marcha, se dio vuelta hacia la casa, y gritó:
-¡Querido, trae por favor el repelente que está arriba de la chimenea!
De nuevo el silencio frío y absoluto.
FIN
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Gonzalo Guma (Equinoccio. Susurros del destino)
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—¿Me quieres?
Más que al mar. Tú y yo, y el mar y nuestro hijo y nada más. Tanto que no puedo respirar. Tenías razón, tendrán que inventar una palabra para lo que nosotros sentimos porque es enorme. Bésame. Acaríciame la piel, sin adentrarte en mi sexo, sin buscar el orgasmo. Solo déjame notar el tacto de tus manos ásperas y hazme sentir anclada a tu realidad. Hazme abrir los ojos, verme bonita, disfrutar de mí. Respira hondo en mi cuello. Dime cuánto me amas. Dímelo muchas veces hasta que crea que me lo merezco. Por Dios, Pablo, ¿cómo puedes preguntarlo?
—No se me dan bien las palabras —musité.
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Elísabet Benavent (Martina en tierra firme (Martina #2))
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Llegué a ti siendo una niña
pobre y estúpida
me comprometí contigo muy joven
porque no conocía tu naturaleza.
Vi la cara del diablo
es igual a la tuya,
me enseñó su rostro
es igual al tuyo.
Todas esas noches,
mi esposo y yo juntos,
todas esas noches,
esperando que rompieran esa puerta.
Las caras de los hijos y las madres de los desaparecidos
esperando para maldecirnos
con sus antorchas
con sus sombras
Amé a quien amé
¿qué quieres que haga?
arráncame la piel,
arráncame la carne poco a poco
si esa es mi penitencia
¡Basta ya!
No voy a preguntar por qué
Conozco tu naturaleza,
tú conoces la mía.
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Griselda Salazar
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Fue mi madre quien me dio a conocer el espíritu sureño en sus más íntimos y delicados aspectos. Mi madre creía que también las flores y los animales soñaban. Cuando éramos pequeños, al llegar la noche, antes de acostarnos, adoptaba su voz de narradora para contarnos que los salmones soñaban con desfiladeros y con oscuros rostros de oso pardo que se cernían sobre el agua cristalina de los rápidos. Los zorros, decía, soñaban que hundían sus colmillos en las espinillas de los cazadores. Mientras dormían, las águilas pescadoras se veían lanzando sus emplumados cuerpos en largas caídas en picado, a cámara lenta, sobre los bancos de arenques. Había amenazadoras alas de búho en las pesadillas de los armiños, lobos del bosque acercándose contra el viento en el reposo nocturno de los alces. Pero jamás llegamos a saber con qué soñaba ella, pues mi madre nos mantuvo siempre al margen de su vida interior. Sabíamos que las abejas soñaban con rosas, que las rosas soñaban con las pálidas manos de las floristas y que las arañas soñaban con polillas atrapadas en sus telas plateadas. Como hijos suyos, fuimos depositarios de los deslumbradores cánticos de su imaginación, pero no sabíamos que las madres soñaran.
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Pat Conroy (The Prince of Tides)
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La putada de un sistema de bienestar es que la gente no tiene conciencia social. [...] Yo estoy de acuerdo contigo en que no estamos educados para vivir en una democracia con derechos social, porque eso incluye necesariamente la solidaridad social, que la tenemos. Que todo hijo de vecino, cuando le llega la nómina, lo primero que piensa es "Estos cabrones están quedándose con mi sueldo". ¿O no? ¿O no lo pensáis vosotros? ¿Y esi sabéis por qué lo pensamos? Porque no estamos educados para cuidar lo público, porque sólo nos han enseñado a cuidar lo privado... Que no tenemos ni puta idea de lo que significa "conciencia social".
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Mara Torres (La vida imaginaria)
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también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. 45¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? 46Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. 47De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. 48Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; 49y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, 50vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, 51y lo castigará duramente, y pondrá su
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Anonymous (Santa Biblia (Reina Valera 1960 RV60) Con índice activo por cada libro (Spanish Edition))
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En cuanto a los relatos acerca de cómo fue aherrojada Hera por su hijo o cómo, cuando se disponía Hefesto a defender a su madre de los golpes de su padre, fue lanzado por éste al espacio y todas cuantas teomaquias inventó Homero es posible admitirlas en la ciudad tanto si tienen intención alegórica como si no la tienen. Porque el niño no es capaz de discernir dónde hay alegoría y dónde no y las impresiones recibidas a esa edad difícilmente se borran o desarraigan. Razón por la cual hay que poner, en mi opinión, el máximo empeño en que las primeras fábulas que escuche sean las más hábilmente dispuestas para exhortar al oyente a la virtud.
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Plato (La República)
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—El día que conocí a tu madre, sabía que estaría en mi vida para siempre. Había algo sobre ella y supe que me estaba enamorando ese primer día. Te hacía querer ser mejor, tratar de ser digno de su amor. Lamentablemente, tu padre pensaba lo mismo, nadie entendía por qué cambió drásticamente, excepto yo. A pesar de que ella estaba conmigo, dejó de beber, dejó de dormir con otras chicas, es como si lo hubiera hecho madurar al instante y convertido en el tipo que finalmente quería ser para que pudiera tener una oportunidad con ella. Siempre tuve miedo de perderla por él algún día, es como si me diera cuenta de que era una cuestión de cuándo, no de sí. Pero tu madre era diferente, yo había salido con muchas chicas, pero realmente no me importaba si estaban allí o no. Eran sólo alguien para tratar de llenar el dolor de perder a mi padre. Así que cuando me reuní con ella y se dio cuenta de mis sentimientos, luché por mantenerla tanto tiempo como pude. No se lo digas a tu mamá, pero Chase y yo constantemente peleábamos por ella cuando no estaba cerca. Infierno, incluso peleábamos por ella cuando estaba cerca. Sabíamos que cualquiera de nosotros podría tener a cualquier chica que quisiéramos, pero sólo queríamos a Harper. Así que, por supuesto, siendo nosotros, las palabras se utilizaron en puños y volaban cuando nos quedábamos solos. No le dije esto, pero ya sabía lo que había pasado con tu padre antes de que ella me lo dijera. Cuando llegué a casa de la rotura, y Chase no me molestó de nuevo, sabía que algo había pasado. Sólo no sabía qué todavía. Pero ¿sabes qué pequeño hombrecito? No puedo ni siquiera estar loco sobre eso más, porque si no hubiera pasado, no estarías aquí ahora.
Besó suavemente a nuestro hijo de tres meses quien estaba completamente cautivado en sus historias y señaló la última foto en el libro.
—Y él te amaba y a tu mamá, muchísimo. Siempre voy a recordarte eso, pero desearía que hubieras podido reunirte con él.
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Molly McAdams (Taking Chances (Taking Chances, #1))
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Volverse loco no tiene absolutamente nada de malo.No es algo que tu mismo te provoques a propósito. No conozco a nadie que se haya levantado una mañana y haya dicho: "¿Sabéis qué? Estoy de puta madre, pero he deicdio que voy a cruzar todas las líneas con las drogas y el alcohol, a callarme todas esas emociones que seguramente me conviertan en papilla una gran parte de mi cerebro, a evitar disfrutar de cualquier cosa buena que me pase, a centrarme solo en lo malo y a rodearme de hijos de puta miserables para asegurarme de que en mi vida no exista ni un solo momento de tranquilidad y paz a ver si así consigo volverme loco cuanto antes. Nadie busca volverse loco a propósito. Nadie.
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Ángel Martín (Por si las voces vuelven)
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destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá. 18Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. 19Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán. 20De las aves según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida. 21Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá de sustento para ti y para ellos. 22Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó.
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Anonymous (La Santa Biblia [Reina Valera 1960])
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La gente no acepta que se le diga sus verdades. Quieren que se crea sus lindas palabras o por lo menos que uno haga como si. Yo soy lúcida soy franca arranco las caretas. La tipeja que susurra: '¿Así que quiere mucho a su hermanito?' y yo con mi vocecita serena 'Lo detesto'. He seguido siendo esa adolescente que dice lo que piensa no hace trampas. Se me partía el corazón escucharlo pontificar y todos esos infelices de rodillas delante de él. Yo aparecía con mis grandes zuecos sus palabras solemnes quedaban desinfladas: el progreso la prosperidad el porvenir del hombre la felicidad de la humanidad la ayuda a los países subdesarrollados la paz del mundo. No soy racista pero me importan un pito los árabes los judíos los negros exactamente como me importan un pito los chinos los rusos los yanquis los franchutes. Me importa un pito la humanidad qué es lo que ella ha hecho por mí me gustaría saberlo. Si son lo bastante estúpidos como para degollarse bombardearse tirarse napalm exterminarse no gastaré mis ojos llorando. Un millón de niños degollados ¿y qué? Los niños nunca son otra cosa que semilla de canallas y así se descongestiona un poco el planeta reconocen que está superpoblado ¿y entonces qué? Si yo fuera la tierra me daría asco toda esa gusanada en mi espalda me la sacudiría. Si todos revientan yo quiero reventar. Los niños no son nada para mí no voy a enternecer por ellos. Mi hija está muerta y me han robado a mi hijo.
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Simone de Beauvoir (The Woman Destroyed)
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Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a donde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que tú plantaste, tú estarás allí. «No importa lo que hagas ―decía ―, en tanto que cambies algo respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de que separes de ello tus manos. La diferencia entre el hombre que se limita a cortar el césped y un auténtico jardinero está en el tacto. El cortador de césped igual podría no haber estado allí, el jardinero estará allí para siempre».
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Ray Bradbury (Fahrenheit 451)
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Quedaban sus palabras, adiós, que tengáis suerte, adiós, te quiero más que nunca, adiós, me voy con la alegría de haberte conocido, adiós, habla a mis hijos de mí, de las ideas por las que voy a morir, adiós, busca a un buen hombre, cásate con éñ y sé feliz, pero no me olvides, adiós, mi amor, cuánto te he querido y qué poco tiempo hemos tenido para estar juntos, adiós, hijos míos, sed muy buenos y ayudad mucho a vuestra madre, adiós, cariño, adiós, vida mía, adiós, adiós, adiós, y todas las despedidas eran parecidas, pero todas distintas, distintas as mujeres que no podían terminar de leer en vox alta el papel que temblaba entre sus manos, idéntico el hueco que cada nueva carta abría en mi cuerpo agujereado, incapaz de abrigar tanto adioses
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Almudena Grandes (Las tres bodas de Manolita (Episodios de una guerra interminable, #3))
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La autoridad del Estado no puede ser un fin en sí misma, porque ello significaría consagrar la inviolabilidad de toda tiranía en el mundo. Si por los medios que están al alcance de un gobierno se precipita una nacionalidad en la ruina, entonces la rebelión no es sólo un derecho, sino un deber para cada uno de los hijos de ese pueblo. La pregunta: "¿cuándo se presenta este caso?", no se resuelve mediante disertaciones teóricas, sino por la acción y por el éxito. Como todo gobierno, por malo que sea y aún cuando haya traicionado una y mil veces los intereses de una nacionalidad, reclama para sí el deber que tiene de mantener la autoridad del Estado, el instinto de conservación nacional en lucha contra un gobierno semejante tendrá que servirse, para lograr su libertad o su independencia, de las mismas armas que aquél emplea para mantenerse en al mando. Según esto, la lucha será sostenida por medios "legales" mientras el poder que se combate no utilice otros; pero no habrá que vacilar ante el recurso de medios ilegales si es que el opresor mismo se sirve de ellos. En general, no debe olvidarse que la finalidad suprema de la razón de ser de los hombres no reside en el mantenimiento de un Estado o de un gobierno: su misión es conservar su Raza. Y si esta misma se hallase en peligro de ser oprimida o hasta eliminada, la cuestión de la legalidad pasa a un plano secundario. Entonces poco importará ya que el poder imperante aplique en su acción los mil veces llamados medios "legales"; el instinto de conservación de los oprimidos podrá siempre justificar en grado superlativo el empleo de todo recurso. Sólo así se explican en la Historia ejemplos edificantes de luchas libertarias contra la esclavitud (interna o externa) de los pueblos. En este caso el derecho humano se impone sobre el derecho político. Si un pueblo sucumbe sin luchar por los derechos del hombre, es porque al haber sido pesado en la balanza del Destino resultó demasiado débil para tener la suerte de seguir subsistiendo en el mundo terrenal. Porque quien no está dispuesto a luchar por su existencia o no se siente capaz de ello es que ya está predestinado a desaparecer, y esto por la justicia eterna de la Providencia. ¡El mundo no se ha hecho para los pueblos cobardes!
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Adolf Hitler (Mi Lucha)
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Un pobre campesino que sacrifica un buey inestimable en honor a Júpiter se convencerá de que Júpiter existe; de otro modo, ¿cómo iba a excusar su estupidez? El campesino sacrificará otro buey, y otro, y otro más, solo para no tener que admitir que todos los bueyes previos no fueron un desperdicio. Exactamente por la misma razón, si he sacrificado un hijo por la gloria de la nación italiana o mis piernas por la revolución comunista, bastará con que me convierta en un nacionalista italiano fanático o en un comunista entusiasta. Porque si los mitos nacionales italianos o la propaganda comunista son mentira, entonces me veré obligado a admitir que la muerte de mi hijo o mi propia parálisis no han tenido sentido alguno. Pocas personas tienen estómago para admitir algo así.
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Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
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-Jude, mi pobre Jude -susurra Harold-. Cariño.
Y al oír esa palabra él se echa a llorar […].
-Cariño -dice de nuevo Harold, y él quiere que pare y no pare nunca-. Hijo mío.
Y él llora, llora por todo lo que ha sido, por lo que podría haber sido, por todas las viejas heridas, por las viejas dichas, llora por la vergüenza y la alegría de acabar siendo un niño, con todos los caprichos, las necesidades y las inseguridades de un niño, por el privilegio de portarse tan mal y ser perdonado, por el lujo de recibir ternura, de recibir afecto, de que le sirvan una comida y le obliguen a comérsela, por ser capaz, ¡por fin!, de creer en las palabras de consuelo de su padre, de creer que es especial para alguien, pese a todos sus errores y su odio, por culpa de todos sus errores y su odio.
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Hanya Yanagihara (A Little Life)
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Entrañado en la oscuridad pecaminosa estuve yo también, concebido no engendrado. Por ellos, el hombre con mi voz y mis ojos y una mujer fantasmal de aliento a cenizas. Se ayuntaron y desjuntaron, cumplieron la voluntad del apareador. Desde antes de los tiempos Él me dispuso y ahora no puede disponer lo contrario ni nunca. Una lex eterna Le atenaza. ¿Es ésa pues la divina sustancia en la que el Padre y el Hijo son con-sustanciales? ¿Dónde está el pobre de Arrio para meterse dentro y ver qué pasa? Guerreando de por vida por la contransmagnificandjudeogolpancialidad. ¡Aciago heresiarca malogrado! En un excusado griego exhaló su último suspiro: euthanasia. Con mitra de abalorios y con báculo, instalado en su trono, viudo de una sede viuda, con omophonon envarado, con posaderas aglutinadas.
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James Joyce (Ulises (Spanish Edition))
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¡Oh, olas del Adriático! ¡Oh Brento! Tal vez no vuelva a veros ni a oír vuestra mágica voz, sagrada para los hijos de Apolo, que me hizo familiar la lira altanera de Albión. En libertad gozaré con indolencia de las noches de la dorada Italia, bogando en una góndola secreta en compañía de una joven veneciana, a veces charlatana, otras silenciosa; con ella mis labios aprenderán el lenguaje de Petrarca y del amor. ¿Llegará la hora de mi libertad? ¡Ya es tiempo, ya es tiempo! La imploro; voy errante por el piélago y la espero; invoco los vientos favorables a la fiera tempestad que empuje mi barco entre las olas por los caminos abiertos del mar. ¿Cuándo empezaré mi libre carrera? Ya es hora de dejar la orilla aburrida; no es hostil el ambiente, y entre las playas del Sur, bajo el cielo de mi África, podré suspirar por la sombría Rusia, en la que sufrí, amé y enterré mi corazón.
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Alexander Pushkin (Eugene Onegin)
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ahora piensa con afecto en ese período, porque en muchos sentidos fue una época maravillosa. En diciembre nominaron a Willem para un premio importante por su papel en La manzana envenenada, y en enero se lo concedieron. Luego lo nominaron para un premio aún más importante y prestigioso, y de nuevo lo consiguió. Él estaba en Londres por motivos de trabajo la noche que Willem lo recogió, pero puso el despertador a las dos de la madrugada para ver la ceremonia por internet; cuando pronunciaron el nombre de Willem gritó fuerte, y vio cómo sonreía radiante, besaba a Julia -a quien había llevado de acompañante- y subía los escalones del escenario, donde dio las gracias a los cineastas, al estudio,a Emil, a Kit, al mismísimo Alan Turing, a Roman, a Cressy, a Richard, a Malcom, a JB, y «a mis suegros, Julia Altman y Harold Stein, por haber hecho que me sintiera siempre como un hijo y, de un modo especial, a Jude St. Francis, mi mejor amigo y el amor de mi vida, por todo».
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Hanya Yanagihara (A Little Life)
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Yo no lo había olvidado porque a menudo nos burlábamos de su frase altisonante en el juicio: «¿Van a permitir que el abogado de la defensa arroje a esta pobre familia al basural de la historia Willie apeló de un juez a otro hasta que por fin consiguió una indemnización modesta para la familia. Había visto dilapidar pequeñas fortunas a lo largo de su carrera, porque los clientes beneficiados, que nunca habían tenido más que agujeros en los bolsillos, al sentirse ricos perdían la cabeza, se ponían ostentosos y atraían como moscas a parientes lejanos, amigos olvidados y timadores dispuestos a quitarle hasta el último peso. La indemnización de los Pacheco estaba mi lejos de ser una fortuna, pero traducida a pesos mexicanos los ayudó a salir de la miseria. Por indicación de Willie, la abuela decidió invertir la mitad en instalar un pequeño almacén y el resto fue depositado en una cuenta a nombre de los hijos de Jovito en Estados Unidos, lejos de embaucadores y parientes pedigüeños.
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Isabel Allende (La suma de los días)
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–¡Un hombre de negocios no puede ser un burócrata! –le decía a Stephan Kistenmaker, de Kistenmaker & Hijos; y el que había sido su antiguo compañero de colegio, y seguía siendo su amigo, escuchaba con suma atención cada una de las palabras de Thomas, conscientes ambos de la mayor inteligencia de éste, para después repetirlas como una opinión propia–. Hay que tener carácter, ésa es mi opinión. No creo que pueda alcanzarse un gran éxito desde el escritorio de una oficina…, al menos a mí no me causaría ninguna satisfacción. El éxito no es sólo cuestión de cálculos sobre el papel… Yo siempre siento la necesidad de dirigir el curso de los acontecimientos en directo: con la mirada, la palabra y el gesto; que sea el resultado directo de mi voluntad, de mi talento, de mi suerte, si quieres llamarlo así. Claro que, por desgracia, se está perdiendo cada vez más esta forma de entender los negocios, esta intervención personal del comerciante… Los tiempos avanzan, pero, en mi opinión, están dejando atrás las mejores costumbres…
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Thomas Mann (Los Buddenbrook (Pocket))
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La muerte podía estar en una bolsa de cacahuetes, en un trozo de carne que se te atravesara, en el siguiente paquete de cigarrillos. Siempre te andaba rondando, de guardia en todas las estaciones de control entre lo mortal y lo eterno. Agujas infectadas, insectos venenosos, cables mal aislados, incendios forestales. Patines que lanzaban a intrépidos chiquillos a cruces muy transitados. Cada vez que te metes en la bañera para darte una ducha, Oz te acompaña: ducha para dos.
Cada vez que subes a un avión, Oz lleva tu misma tarjeta de embarque. Está en el agua que bebes y en la comida que comes. «¿Quién anda ahí?», gritas en la oscuridad cuando estás solo y asustado, y es él quien te responde: Tranquilo, soy yo. Eh, ¿cómo va eso? Tienes un cáncer en el vientre, qué lata, chico, sí que lo siento. ¡Cólera! ¡Septicemia! ¡Leucemia! ¡Arteriosclerosis! ¡Trombosis coronaria! ¡Encefalitis! ¡Osteomielitis! ¡Ajajá, vamos allá!
Un chorizo en un portal, con una navaja en la mano. Una llamada telefónica a medianoche. Sangre que hierve con ácido de la batería en una rampa de salida de una autopista de Carolina del Norte. Puñados de píldoras: anda, traga. Ese tono azulado de las uñas que sigue a la muerte por asfixia; en su último esfuerzo por aferrarse a la vida, el cerebro absorbe todo el oxígeno que queda en el cuerpo, incluso el de las células vivas que están debajo de las uñas.
Hola, chicos, me llamo Oz el Ggande y Teggible, pero podéis llamarme Oz a secas. Al fin y al cabo, somos viejos amigos. Pasaba por aquí y he entrado un momento para traerte este pequeño infarto, este derrame cerebral, etcétera; lo siento, no puedo quedarme, tengo un parto con hemorragia y, luego, inhalación de humo tóxico en Omaha.
Y la vocecita sigue gritando: «¡Te quiero, Tigger, te quiero! ¡Creo en ti, Tigger! ¡Siempre te querré y creeré en ti, y seguiré siendo niña, y el único Oz que habitará en mi corazón será ese simpático impostor de Nebraska! Te quiero…».
Vamos patrullando, mi hijo y yo…, porque lo que importa no es el sexo ni la guerra, sino la noble y terrible batalla sin esperanza contra Oz, el Ggande y Teggible.
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Stephen King (Pet Sematary)
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¿Cuánto debería entrenar mi hijo? No hay cantidad exacta de horas y días que un niño debería entrenar. Pero, una buena estimación para la cantidad de horas que un niño debería estar entrenando y cuál sería el propósito de su entrenamiento según su edad es como sigue: - Los niños entre las edades de 4 a 7 deben participar en entrenamiento de Béisbol de 2 a 3 veces por semana con prácticas que duren de 45 a 60 minutos. Los días restantes deben completarse con otros deportes para estimular aún más sus habilidades atléticas. ¡El propósito principal en esta fase joven es divertirse! Los niños estarán aprendiendo lo básico del Béisbol a través de juegos y diversión mientras crece su amor por el juego. - Los niños entre las edades de 7 a 9 deben participar en entrenamiento de Béisbol de 3 a 4 veces por semana con prácticas que duren de 1 a 1:30 horas de Béisbol. Los días restantes deben completarse con otros deportes para estimular aún más sus habilidades atléticas. El propósito de esta etapa es inculcar los fundamentos de la técnica con una porción de práctica todavía dedicada
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Mariana Correa (Creando a una Estrella del Beisbol: Una guía completa para desbloquear el potencial de tu hijo (Spanish Edition))
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—Dejadme en paz —vocifera, pero su energía se evapora y se siente débil y hambriento—. Dejadme en paz —dice de nuevo, pero sus palabras son flojas e inútiles, tan inútiles como sus brazos y sus piernas, y enseguida deja de intentarlo.
—Jude, mi pobre Jude —susurra Harold—. Cariño.
Y al oír esa palabra él se echa a llorar, porque nadie lo ha llamado nunca «cariño», no desde el hermano Luke. Willem lo intentaba a veces —«cariño», lo llamaba, o «mi amor»— y él lo detenía; esas expresiones de afecto son palabras degradantes, depravadas, para él.
—Cariño dice de nuevo Harold, y él quiere que pare y no pare nunca—. Hijo mío.
Y él llora, llora por todo lo que ha sido, por lo que podría haber sido, por todas las viejas heridas, por las viejas dichas, llora por la vergüenza y la alegría de acabar siendo un niño, con todos los caprichos, las necesidades y las inseguridades de un niño, por el privilegio de portarse tan mal y ser perdonado, por el lujo de recibir ternura, de recibir afecto, de que le sirvan una comida y le obliguen a comérsela, por ser capaz, ¡por fin!, de creer en las palabras de consuelo de un padre, de creer que es especial para alguien, pese a todos sus errores y su odio, por culpa de todos sus errores y su odio.
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Hanya Yanagihara (A Little Life)
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— Anda, hijo —replicó don Quijote—, y no te turbes cuando te vieres ante la luz del sol de hermosura que vas a buscar. ¡Dichoso tú sobre todos los escuderos del mundo! Ten memoria, y no se te pase della cómo te recibe: si muda las colores el tiempo que la estuvieres dando mi embajada; si se desasosiega y turba oyendo mi nombre; si no cabe en la almohada, si acaso la hallas sentada en el estrado rico de su autoridad; y si está en pie, mírala si se pone ahora sobre el uno, ahora sobre el otro pie; si te repite la respuesta que te diere dos o tres veces; si la muda de blanda en áspera, de aceda en amorosa; si levanta la mano al cabello para componerle, aunque no esté desordenado; finalmente, hijo, mira todas sus acciones y movimientos; porque si tú me los relatares como ellos fueron, sacaré yo lo que ella tiene escondido en lo secreto de su corazón acerca de lo que al fecho de mis amores toca; que has de saber, Sancho, si no lo sabes, que entre los amantes, las acciones y movimientos exteriores que muestran, cuando de sus amores se trata, son certísimos correos que traen las nuevas de lo que allá en lo interior del alma pasa. Ve, amigo, y guíete otra mejor ventura que la mía, y vuélvate otro mejor suceso del que yo quedo temiendo y esperando en esta amarga soledad en que me dejas.
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Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
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Ya no, ya no,
ya no me sirves, zapato negro,
en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.
Papi: he tenido que matarte.
Te moriste antes de que me diera tiempo…
Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
lívida estatua con un dedo del pie gris,
del tamaño de una foca de San Francisco.
Y la cabeza en el Atlántico extravagante
en que se vierte el verde legumbre sobre el azul
en aguas del hermoso Nauset.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du.
En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
de guerras y más guerras.
Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo polaco
dice que hay una o dos docenas.
De modo que nunca supe distinguir dónde
pusiste tu pie, tus raíces:
nunca me pude dirigir a ti.
La lengua se me pegaba a la mandíbula.
Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Ich, ich, ich, ich,
apenas lograba hablar:
Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno,
una locomotora, una locomotora
que me apartaba con desdén, como a un judío.
Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como los judíos.
Creo que podría ser judía yo misma.
Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
podría ser algo judía.
Siempre te tuve miedo,
con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa
y tu recortado bigote
y tus ojos arios, azul brillante.
Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú...
No Dios, sino un esvástica
tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.
Cada mujer adora a un fascista,
con la bota en la cara; el bruto,
el bruto corazón de un bruto como tú.
Estás de pie junto a la pizarra, papi,
en el retrato tuyo que tengo,
un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,
pero no por ello menos diablo, no menos
el hombre negro que
me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Tenía yo diez años cuando te enterraron.
A los veinte traté de morir
para volver, volver, volver a ti.
Supuse que con los huesos bastaría.
Pero me sacaron de la tumba,
y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.
Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,
e inclinación al potro y al garrote.
Y dije sí quiero, sí quiero.
De modo, papi, que por fin he terminado.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
las voces no logran que críe lombrices.
Si ya he matado a un hombre, que sean dos:
el vampiro que dijo ser tú
y me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
siete años, si quieres saberlo.
Ya puedes descansar, papi.
Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,
y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
Bailan y patalean encima de ti.
Siempre supieron que eras tú.
Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.
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Sylvia Plath (Ariel)
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Tengo que confesarle que no siempre le tuve cariño; le pido perdón. Ahora ella y usted ya no son para mí sino una única persona. Le estoy muy agradecido. Noto que hace feliz a Cosette. Si usted supiera, señor Pontmercy, aquellas mejillas sonrosadas que tenía eran mi alegría; cuando la veía un poco pálida me ponía triste.
(...) Cosette, ¿ves ese vestidito que está encima de la cama? ¿Te acuerdas de él? Es de hace sólo diez años. ¡Cómo pasa el tiempo! Fuimos muy felices. Se acabó. No lloréis, hijos míos, que no me voy muy lejos. Os veré desde allí. Bastará con que miréis cuando sea de noche y me veréis sonreír. Cosette, ¿te acuerdas de Montfermeil? Estabas en el bosque; tenías mucho miedo; ¿te acuerdas de cuando te cogí el asa del cubo de agua? Fue la primera vez que toqué esa pobre manita. ¡La tenías tan fría! ¡Ah, por entonces tenía usted las manos encarnadas, señorita, y ahora las tiene bien blancas! Y la muñeca grande, ¿te acuerdas? La llamabas Catherine. ¡La echabas de menos porque no te la llevaste al convento! ¡Cuánto me hiciste reír a veces, ángel mío! Cuando había llovido, echabas a los arroyos briznas de paja y mirabas cómo se iban. Un día te di una raqueta de mimbre y un volante con plumas amarillas, azules y verdes. A ti se te ha olvidado ya. ¡Eras tan traviesa de pequeñita! Jugabas. Te ponías pendientes de cerezas. Son cosas del pasado. Los bosques por los que ha pasado uno con su niña, los árboles por los que nos paseamos, los conventos donde nos escondimos, los juegos, las risas tan buenas de la infancia, ahora son sombra. Me había imaginado que todo eso me pertenecía. En eso era un necio.
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Victor Hugo (Les Misérables)
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Lo había conocido años atrás cuando asistió a una de mis cruzadas, donde lloró arrepentido y oró pidiendo ser salvo. Aquella noche salió de la sala de oración con verdadero gozo en su corazón. Pero ahora se veía completamente desolado; nunca en mi vida había visto un rostro joven tan triste. Me dijo: —Señor Wilkerson, no sé hacia dónde encaminarme. No tengo gozo, y Dios parece estar muy lejos. Me siento tentado, y temo que voy a caer en el pecado y perder mi contacto con Dios. ¡No siento nada más que temor y temblor! Le puse la mano en el hombro y le dije: — Hijo, esta es tu hora de prueba. Dios te está probando para ver qué hay en tu corazón. ¿Estás dispuesto a arrepentirte, aceptar su perdón y seguir acercándote a la Luz? Dios no te ha abandonado. De repente empezaron a correrle lágrimas por las mejillas: — ¿Quiere decir que en realidad Dios no está enojado conmigo? — No — respondí. — Y este desasosiego y desesperanza que tengo, ¿será resultado de algún hábito terrible en mi vida? — me preguntó. Le dije que eso sólo él podía contestarlo. — Pues no, no lo creo — replicó él. Entonces, de pronto, comenzó a ver la luz: ¡después de todo no era culpa de Dios! Era su descuido de la oración y del hambre por la Palabra, durante su temporada de sufrimiento, lo que le había hecho temer y tropezar. En ese momento el Espíritu del Señor comenzó a dispensarle esperanza; levantó sus manos y alabó al Señor: “Ayúdame a salir de esto, Señor. ¡Restaura mi fe!” Cuando me despedí de él, le estaba dando gracias a Dios por hacerlo retornar a un compromiso sólido. El Espíritu Santo estaba comenzando a resplandecer de nuevo en él.
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David Wilkerson (Tenemos hambre de Cristo: Experimentando su presciencia en tiempos difíciles)
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Vemos un insecto palo gigante y un grupo de mariposas cuyas alas parecen hojas de rosal. Entonces me viene a la memoria un artículo sobre mimetismo que leí de joven en la Enciclopedia Espasa, donde se decía que algunos gusanos adoptaban la forma de un excremento de pájaro para evitar que esos mismos pájaros los devorasen. Me pregunté entonces, y me pregunto ahora, si vale la pena conservar la vida a cambio de parecer una mierda. Mantengo hacia el mimetismo una actitud ambivalente. De un lado, me fascina; de otro, me parece uno de los recursos más humillantes de la naturaleza. Hay otro bicho que cobra, para defenderse de sus depredadores, el aspecto de un cadáver recubierto de moho. Están a salvo, sí, pero a qué precio. «No te signifiques, hijo», decían las madres de mi época cuando nos veían salir de casa con la barba y la trenca. No significarse quería decir pasar inadvertido o ser tomado por una caca o por un cadáver en estado de descomposición. Lo importante era que no se fijaran en ti porque, una vez localizado, podías servir de alimento a especies más violentas que la tuya. Había en el servicio militar un sargento que aconsejaba lo mismo que las madres, aunque de un modo más plástico: «Los que estén gordos que adelgacen y los que estén delgados que engorden».
No parezcas árabe, en fin, ni negro, ni chino, ni anarquista, ni siquiera socialdemócrata. No te signifiques. Mimetízate. Adelgaza si estás gordo y engorda si estás flaco. No has elegido el mejor momento para ser distinto, muchacho, qué pretendes. Procura no parecer ni sí ni no, ni carne ni pescado. Disimula las ideas, no disientas, no te signifiques, no destaques. Si a un insecto no le parece mal que lo confundan con una rama seca, por qué ese empeño tuyo en parecer alguien. Haz como que bajas las escaleras cuando las subes y como que las subes cuando las bajas. No levantes la voz, guarda las apariencias, adelgaza, engorda, ven, vete, sal, entra. Sobrevive, en fin, finge ser una caca, un palo, una corteza. Y en casa a las diez
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Juan José Millás (La muerte contada por un sapiens a un neandertal)
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Más de una vez, una de las preguntas que no me deja en paz por dentro es por qué en el pasado, y a menudo aún ahora, los pueblos conceden a la mujer un lugar tan inferior al que ocupa un hombre. Todos dicen que es innjusto, pero con eso no me doy por contenta: lo que quisiera conocer es la causa de semejante injusticia.
Es de suponer que el hombre, dada su mayor fuerza física, ha dominado a la mujer desde el principio; el hombre, que tiene ingresos, el hombre, que procrea, el hombre, al que todo le está permitido... Ha sido una gran equivocación por parte de tantas mujeres tolerar, hasta hace poco tiempo, que todo siguiera así sin más, porque cuánto más siglos perdura esta norma, tanto más se arraiga. Por suerte, la enseñanza, el trabajo y el desarrollo le han abierto un poco los ojos a la mujer. En muchos países las mujeres han obtenido la igualdad de derechos; mucha gente, sobretodo mujeres, pero también hombres, ven ahora lo mal que ha estado dividido el mundo durante tanto tiempo, y las mujeres modernas exigen su derecho a la independencia total.
Pero no se trata de eso: ¡también hay que conseguir la valoración de la mujer! En todos los continentes el hombre goza de una alta estima generalizada. ¿Por qué la mujer no habría de compartir esa estima antes que nada? A los soldados y héroes de guerra se les honra y rinde homenaje, a los descubridores se les concede fama eterna, se venera a los mártires, pero ¿qué parte de la humanidad en su conjunto también considera soldados a las mujeres?
En el libro "Combatientes para toda la vida" pone algo que me ha conmovido bastante, y es algo así como que por lo general las mujeres, tan solo por el hecho de tener hijos, padecen más dolores, enfermedades y desgracias que cualquier héroe de guerra. ¿Y cuál es la recompensa por aguantar tantos dolores? La echan en un rincón si ha quedado mutilada por el parto, sus hijos al poco tiempo ya no son suyos, y su belleza se ha perdido. Las mujeres son soldados mucho más valientes y heroicos, que combaten y padecen dolores para preservar a la humanidad, mucho más que tantos libertadores con todas sus bonitas historias...
(...)
Paul de Kruif, el autor del libro mencionado, cuenta con toda mi aprobación cuando dice que los hombres tienen que aprender que en las partes del mundo llamadas civilizadas, un parto ha dejado de ser algo natural y corriente. Los hombres lo tienen fácil, nunca han tenido que soportar los pesares de una mujer, ni tendrán que soportarlos nunca.
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Anne Frank (The Diary of Anne Frank)
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— ¡Oh Caballero de la Triste Figura!, no te dé afincamiento la prisión en que vas, porque así conviene para acabar más presto la aventura en que tu gran esfuerzo te puso; la cual se acabará cuando el furibundo león manchado con la blanca paloma tobosina yoguieren en uno, ya después de humilladas las altas cervices al blando yugo matrimoñesco; de cuyo inaudito consorcio saldrán a la luz del orbe los bravos cachorros, que imitarán las rumpantes garras del valeroso padre. Y esto será antes que el seguidor de la fugitiva ninfa faga dos vegadas la visita de las lucientes imágines con su rápido y natural curso. Y tú, ¡oh, el más noble y obediente escudero que tuvo espada en cinta, barbas en rostro y olfato en las narices!, no te desmaye ni descontente ver llevar ansí delante de tus ojos mesmos a la flor de la caballería andante; que presto, si al plasmador del mundo le place, te verás tan alto y tan sublimado que no te conozcas, y no saldrán defraudadas las promesas que te ha fecho tu buen señor. Y asegúrote, de parte de la sabia Mentironiana, que tu salario te sea pagado, como lo verás por la obra; y sigue las pisadas del valeroso y encantado caballero, que conviene que vayas donde paréis entrambos. Y, porque no me es lícito decir otra cosa, a Dios quedad, que yo me vuelvo adonde yo me sé. Y, al acabar de la profecía, alzó la voz de punto, y diminuyóla después, con tan tierno acento, que aun los sabidores de la burla estuvieron por creer que era verdad lo que oían. Quedó don Quijote consolado con la escuchada profecía, porque luego coligió de todo en todo la significación de ella; y vio que le prometían el verse ayuntados en santo y debido matrimonio con su querida Dulcinea del Toboso, de cuyo felice vientre saldrían los cachorros, que eran sus hijos, para gloria perpetua de la Mancha. Y, creyendo esto bien y firmemente, alzó la voz, y, dando un gran suspiro, dijo: — ¡Oh tú, quienquiera que seas, que tanto bien me has pronosticado!, ruégote que pidas de mi parte al sabio encantador que mis cosas tiene a cargo, que no me deje perecer en esta prisión donde agora me llevan, hasta ver cumplidas tan alegres e incomparables promesas como son las que aquí se me han hecho; que, como esto sea, tendré por gloria las penas de mi cárcel, y por alivio estas cadenas que me ciñen, y no por duro campo de batalla este lecho en que me acuestan, sino por cama blanda y tálamo dichoso. Y, en lo que toca a la consolación de Sancho Panza, mi escudero, yo confío de su bondad y buen proceder que no me dejará en buena ni en mala suerte; porque, cuando no suceda, por la suya o por mi corta ventura, el poderle yo dar la ínsula, o otra cosa equivalente que le tengo prometida, por lo menos su salario no podrá perderse; que en mi testamento, que ya está hecho, dejo declarado lo que se le ha de dar, no conforme a sus muchos y buenos servicios, sino a la posibilidad mía. Sancho Panza se le inclinó con mucho comedimiento, y le besó entrambas las manos, porque la una no pudiera, por estar atadas entrambas. Luego tomaron la jaula en hombros aquellas visiones, y la acomodaron en el carro de los bueyes.
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Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
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En 1794 el escritor saboyano, aunque ruso de adopción, Xavier de Maistre escribió un delicioso relato, Viaje alrededor de mi habitación, en el que se describe de modo autobiográfico la vida de un oficial que, obligado por una convalecencia a permanecer 42 días encerrado en su cuarto, viaja con su imaginación por un territorio riquísimo en referencias y en pensamientos. El protagonista del texto es un verdadero cosmopolita, un ciudadano del mundo en el sentido literal, a pesar de que está recluido entre cuatro paredes. Me acuerdo con frecuencia del libro de Xavier de Maistre cuando escucho los balances que muchos hacen de sus travesías del mapamundi en viajes organizados, y en los que se plantea una situación inversa a la del argumento literario de aquél: recorren vastos espacios pero su imaginación —o su falta de imaginación— los atrapa en un territorio pobrísimo, tanto en referencias como en pensamientos. Consumen grandes cantidades de kilómetros aunque, como viajeros, atesoran una escasa experiencia de sus viajes. Son, por así decirlo, la vanguardia de los provincianos globales y, en ningún caso, al contrario del oficial convaleciente de Xavier de Maistre, son cosmopolitas ni aspiran a serlo.
El provinciano global es una figura representativa de una época, la nuestra, que empuja al cosmopolita hacia una suerte de clandestinidad. El cosmopolita, personaje en extinción, o quizá provisionalmente retirado a las catacumbas del espíritu, es alguien que desea habitar la complejidad del mundo. Es un amante de la diferencia, ansioso siempre de explorar lo múltiple y lo desconocido para volver a casa, si es que vuelve, con el bagaje de los sucesivos saberes que ha adquirido. El cosmopolita, al no soportar la excesiva claustrofobia de la identidad propia, busca en el espacio absorto de lo ajeno aquello que pueda enriquecer su origen y sus raíces. El hijo pródigo de la parábola bíblica encarna a la perfección ese anhelo: el conocimiento de los otros es finalmente el conocimiento de uno mismo. El cosmopolita quiere saber.
El provinciano global quiere acumular mientras, simultáneamente, elimina o aplana las diferencias. Hay muchos signos en nuestro tiempo que señalan en esa dirección, sin que se adivine cómo el que todavía posee la vieja alma del cosmopolita pueda oponerse. Por su espectacularidad y por su carácter reciente el turismo de masas es, sin duda, uno de esos signos. Cada vez se elevan más voces proclamando el carácter pandémico de un fenómeno que, paradójicamente, en sus inicios se consideró liberador porque el igualitarismo del viaje parecía la continuación lógica de la creencia ilustrada en el igualitarismo de la educación. Sin embargo, cualquiera que se pasee por las antiguas ciudades europeas o, con otra perspectiva, por las zonas aún consideradas exóticas del planeta, puede percibir con facilidad el alcance de una plaga que está solo en sus comienzos. Los centros históricos de las urbes ya son casi todos idénticos, como idénticos son los resorts en los que se albergan los huéspedes de los cinco continentes. La diferencia ha sido aplastada, dando lugar al horizonte por el que se mueve con comodidad el provinciano global.
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Rafael Argullol
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Siguiendo el ejemplo de Francia, se podría restringir artificialmente la natalidad y de este modo evitar una superpoblación. La Naturaleza misma suele oponerse al aumento de población en determinados países o en ciertas razas, y esto en épocas de hambre o por condiciones climáticas desfavorables, así como tratándose de la escasa fertilidad del suelo. Por cierto que la Naturaleza obra aquí sabiamente y sin contemplaciones; no anula propiamente la capacidad de procreación, pero sí se opone ala conservación de la prole al someter a ésta a rigurosas pruebas y privaciones tan arduas, que todo el que no es fuerte y sano vuelve al seno de lo desconocido. El que entonces sobrevive, a pesar de los rigores de la lucha por la existencia, resulta mil veces experimentado, fuerte y apto para seguir generando, de tal suerte que el proceso de la selección puede empezar de nuevo. Actuando de ese modo brutal contra el individuo y llamándolo de nuevo momentáneamente a desaparecer, por no ser capaz de resistir la tempestad de la vida, la Naturaleza mantiene la Raza, la propia especie vigorosa y la hace capaz de las mayores realizaciones. La disminución del número implica así la vigorización del individuo y con ello, finalmente, la consolidación de la Raza. Otra cosa es que el hombre, por sí mismo, se empeñe en restringir su descendencia. Aquí es preciso considerar no sólo el factor natural, sino también el humano. El hombre cree saber más que esa cruel Reina de toda la sabiduría, la Naturaleza. Él no limita la conservación del individuo, sino la propia reproducción. Eso le parece a él (que siempre se ve a sí mismo y nunca a la Raza) más humano y más justificado que lo otro. Infelizmente, las consecuencias son también inversas. En cuanto a la Naturaleza, liberando la generación, somete, entre tanto, la conservación de la especie a una prueba de las más severas, escogiendo dentro de un gran número de individuos los que juzga mejores, y sólo a éstos preserva para la perpetuación de la especie; el hombre limita la procreación y se esfuerza denodadamente para que cada ser, una vez nacido, se conserve a cualquier precio. Esta corrección de la voluntad divina le parece ser tan sabia como humana, y él se alegra más de una vez por haber sobrepujado a la Naturaleza y hasta haber demostrado la insuficiencia de la misma. Y el hijo de Adán no quiere ver ni oír hablar que, en realidad, el número es limitado, pero a costa del abatimiento del individuo. Siendo limitada la procreación, por disminución del número de nacimientos, sobreviene, en lugar de la natural lucha por la vida (que sólo deja en pie al más fuerte y al más sano), como lógica consecuencia, el prurito de "salvar" a todo trance también al débil y hasta al enfermo, cimentando el germen de una progenie que irá degenerando progresivamente, mientras persista ese escarnio de la Naturaleza y sus leyes. El resultado final es que un pueblo tal perderá algún día el derecho a la existencia en este mundo, pues el hombre puede, durante un cierto tiempo, desafiarlas leyes eternas de la conservación, pero la venganza vendrá, más tarde o más temprano. Una generación más fuerte expulsará a los débiles, pues el ansia por la vida, en su última forma, siempre romperá todas las corrientes ridículas del llamado espíritu de humanidad individualista. En su lugar aparecerá una Humanidad natural, que destruirá la debilidad para engendrar la fuerza.
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Adolf Hitler (Mi Lucha)
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¿a quién debe ser dirigida la propaganda, a los intelectuales o a la masa menos culta? ¡La propaganda siempre deberá dirigirse a la masa! Para los intelectuales, o para aquellos que hoy, lamentablemente, así se consideran, no se debe hablar de propaganda y sí de instrucción científica. Semejantes son las condiciones con las que hoy designamos la palabra propaganda. El fin de la propaganda no es la educación científica de cada cual, y sí llamar la atención de la masa sobre determinados hechos, necesidades, etcétera, cuya importancia sólo de esta forma entra en el círculo visual de la masa. El arte está exclusivamente en hacer esto de una manera tan perfecta que provoque la convicción de la realidad de un hecho, de la necesidad de un procedimiento, y de la justicia de algo necesario. La propaganda no es y no puede ser una necesidad en sí misma, ni una finalidad. De la misma manera como en el supuesto del cartel, su misión es la de llamar la atención de la masa y no enseñar a los cultos o a aquellos que procuran cultivar su espíritu; su acción debe estar cada vez más dirigida al sentimiento y sólo muy condicionalmente a la llamada razón. Toda acción de propaganda tiene que ser necesariamente popular y adaptar su nivel intelectual a la capacidad receptiva del más limitado de aquellos a los cuales está destinada. De ahí que su grado netamente intelectual deberá regularse tanto más hacia abajo, y cuanto más grande sea el conjunto de la masa humana que ha de abarcarse. Mas, cuando se trata de atraer hacia el radio de influencia de la propaganda a toda una Nación, como exigen las circunstancias en el caso del sostenimiento de una guerra, nunca se podrá ser lo suficientemente prudente en lo que concierne a cuidar que las formas intelectuales de la propaganda sean simples en lo posible. Cuanto más modesta sea su carga científica y cuanto más tenga en consideración el sentimiento de la masa, tanto mayor será su éxito. Esto, sin embargo, es la mejor prueba de lo acertado o erróneo de una propaganda, y no la satisfacción de las exigencias de algunos sabios o jóvenes estetas. El arte de la propaganda reside justamente en la comprensión de la mentalidad y de los sentimientos de la gran masa. Ella encuentra, por la forma psicológicamente adecuada, el camino para la atención y para el corazón del pueblo. Que nuestros sabios no comprendan esto, la causa reside en su pereza mental o en su orgullo. Comprendiéndose la necesidad de la conquista de la gran masa, por medio de la propaganda, se saca la siguiente conclusión: es errado querer dar a la propaganda la variedad, por ejemplo, de la enseñanza científica. La capacidad receptiva de la gran masa es sumamente limitada y no menos pequeña su facultad de comprensión; en cambio, es enorme su falta de memoria. Teniendo en cuenta estos antecedentes, toda propaganda eficaz debe concretarse sólo a muy pocos puntos y saberlos explotar como apotegmas hasta que el último hijo del pueblo pueda formarse una idea de aquello que se persigue. En el momento en que la propaganda sacrifique ese principio o quiera hacerse múltiple, quedará debilitada su eficacia por la sencilla razón de que la masa no es capaz de retener ni asimilar todo lo que se le ofrece. Y con esto sufre detrimento el resultado, para acabar a la larga por ser completamente nulo. Cuanto más importante sea el objetivo a alcanzar, tanto más cierta, psicológicamente, debe ser la táctica a emplear.
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Adolf Hitler (Mi Lucha)
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— Dichosa edad y siglos dichosos aquéllos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a nadie le era necesario, para alcanzar su ordinario sustento, tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían. En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo. Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia; aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella, sin ser forzada, ofrecía, por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían. Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero, en trenza y en cabello, sin más vestidos de aquellos que eran menester para cubrir honestamente lo que la honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra; y no eran sus adornos de los que ahora se usan, a quien la púrpura de Tiro y la por tantos modos martirizada seda encarecen, sino de algunas hojas verdes de lampazos y yedra entretejidas, con lo que quizá iban tan pomposas y compuestas como van agora nuestras cortesanas con las raras y peregrinas invenciones que la curiosidad ociosa les ha mostrado. Entonces se decoraban los concetos amorosos del alma simple y sencillamente, del mesmo modo y manera que ella los concebía, sin buscar artificioso rodeo de palabras para encarecerlos. No había la fraude, el engaño ni la malicia mezcládose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus proprios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen. La ley del encaje aún no se había sentado en el entendimiento del juez, porque entonces no había qué juzgar, ni quién fuese juzgado. Las doncellas y la honestidad andaban, como tengo dicho, por dondequiera, sola y señora, sin temor que la ajena desenvoltura y lascivo intento le menoscabasen, y su perdición nacía de su gusto y propria voluntad. Y agora, en estos nuestros detestables siglos, no está segura ninguna, aunque la oculte y cierre otro nuevo laberinto como el de Creta; porque allí, por los resquicios o por el aire, con el celo de la maldita solicitud, se les entra la amorosa pestilencia y les hace dar con todo su recogimiento al traste. Para cuya seguridad, andando más los tiempos y creciendo más la malicia, se instituyó la orden de los caballeros andantes, para defender las doncellas, amparar las viudas y socorrer a los huérfanos y a los menesterosos. Desta orden soy yo, hermanos cabreros, a quien agradezco el gasaje y buen acogimiento que hacéis a mí y a mi escudero; que, aunque por ley natural están todos los que viven obligados a favorecer a los caballeros andantes, todavía, por saber que sin saber vosotros esta obligación me acogistes y regalastes, es razón que, con la voluntad a mí posible, os agradezca la vuestra.
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Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
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extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. 22 Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. 23 Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo. 24 Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios, 25 y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios. 26 Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería. 27 Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar. 28 Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno. 29 Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda. 30 Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. 31 Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo. Capítulo 15 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 Cántico de Moisés y de María 1 Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete. 2 Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. éste es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré. 3 Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre. 4 Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo. 5 Los abismos los cubrieron; Descendieron a las profundidades como piedra. 6 Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo. 7 Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira; los consumió como a hojarasca. 8 Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; Se juntaron las corrientes como en un montón; Los abismos se cuajaron en medio del mar. 9 El enemigo dijo: Perseguiré, apresaré, repartiré despojos; Mi alma se saciará de ellos; Sacaré mi espada, los destruirá mi mano. 10 Soplaste con tu viento; los cubrió el mar; Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas. 11 ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios? 12 Extendiste tu diestra; La tierra los tragó. 13 Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; Lo llevaste con tu poder a tu santa morada. 14 Lo oirán los pueblos, y temblarán; Se apoderará dolor de la tierra de los filisteos. 15 Entonces los caudillos de Edom se turbarán; A los valientes de Moab les sobrecogerá temblor; Se acobardarán todos los moradores de Canaán. 16 Caiga sobre ellos temblor y espanto; A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; Hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, Hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste. 17 Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, En el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, En el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado. 18 Jehová reinará eternamente y para siempre.
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Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
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lo que sí diferencia a mi generación de sus predecesoras es su amplio desinterés por la política, la apatía en su relación con la democracia, su aversión a las obligaciones que excedan su ámbito profesional, su notable falta de solidaridad y –no menos importante– su incapacidad para ejercer la crítica. […]
–los temores difusos y las dificultades para decidir convertirnos en adultos– son realmente para echarse a llorar: ¿cómo podemos esperar que la situación mejore si, al parecer, la época más feliz de nuestra vida fue la infancia? ¿De qué sirven todas las oportunidades, las estancias y estudios en el extranjero, la pertenencia a ciertos clubes y la protección que ofrece el hogar paterno si ya no podemos prometer todo esto a nuestros propios hijos? ¿Cómo y por qué exactamente deberíamos liberarnos de la máquina incesante de parlotear si ésta domina ya todos los aspectos de nuestra vida cotidiana? ¿De qué nos sirve la movilidad si nos arranca de nuestras raíces, de qué la felxibilidad si se ha convertido en un mero fin en sí misma?
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Meredith Haaf (Heult doch: Über eine Generation und ihre Luxusprobleme)
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La ley prohibe que en tu testamento dispongas: con el solomillo de mi cadaver se hara roast-beef para mis hijos y nietos debera quedar dorado por fuera y sangrante por dentro y servirse con patatas hervidas al vapor.
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Camilo José Cela (Oficio de tinieblas 5)
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Mi padre tuvo un trabajo en su vida, yo tendré seis trabajos durante mi vida, y mis hijos tendrán seis trabajos al mismo tiempo. —ROBIN CHASE, FUNDADOR DE ZIPCAR
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Diane Mulcahy (La economía gig: La guía completa para obtener un mejor trabajo, tener más tiempo libre y ¡financiar la vida que usted quiere! (Spanish Edition))
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Has trabajado a destajo tu vida entera, lo has sacrificado todo por tus hijos, muy especialmente por mí, lo que me ha permitido vivir «por todo lo alto», he tenido completa libertad para estudiar lo que me ha apetecido, no tengo motivos de preocupación en cuanto al pan de cada día, o sea, no tengo motivo alguno de preocupación; tú no has exigido a cambio gratitud, conoces «la gratitud de los hijos», pero sí al menos una cierta diferencia, alguna que otra muestra de simpatía; en lugar de eso, yo siempre me he escabullido de tu presencia, refugiándome en mi habitación, en los libros, en amigos chalados, en ideas exaltadas; nunca he hablado abiertamente contigo (...)
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Franz Kafka (Letter to His Father)
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Ayuno Nuestra Señora casi siempre menciona la oración cuando habla del ayuno. Ambos están vinculados. El ayuno debe siempre ir acompañado de la oración. «Es importante saber que cuando rezamos y ayunamos, es para abrirnos a Dios y a lo que Dios nos da», decía el padre Slavko. «Con frecuencia, cuando la gente reza y ayuna, se convierte en un intercambio. Rezamos y ayunamos, así que esperamos obtener algo a cambio. Cuando no obtenemos aquello por lo que rezamos y ayunamos, dejamos de rezar. Es importante seguir abiertos a recibir lo que Dios quiere darnos. Las gracias llegan cuando nos mantenemos abiertos por medio de la oración y el ayuno». El ayuno al que nos invita Nuestra Señora es para abrir nuestro corazón. Cuando ayuno, me demuestro a mí misma que soy dueña de mi propio cuerpo. Aunque parece un sacrificio pequeño, le estoy demostrando a Dios que haré cualquier cosa por Él. También el ayuno fortalece mi oración. «El amor inmenso de Dios me envía para conduciros a la salvación. Dadme vuestros corazones sencillos, purificados por la oración y el ayuno. Solo en la simplicidad de vuestros corazones está vuestra salvación» (2 de septiembre de 2007). «Hoy os llamo con la oración y el ayuno a despejar el camino por el cual mi Hijo entrará en vuestros corazones» (2 de junio de 2010). «No os resistáis a la esperanza ni a la paz. Con vuestra oración y vuestro ayuno, por medio de Su cruz, mi Hijo desbaratará la oscuridad que quiere rodearos y dirigiros. Él os dará la fuerza para una nueva vida» (2 de marzo de 2013). «Hijos míos, rezad y ayunad para que podáis entender todo lo que estoy pidiendo de vosotros» (2 de diciembre de 2013). «Deseo que ayunando y rezando obtengáis del Padre celestial el conocimiento de lo que es natural y santo, divino» (2 de febrero de 2014). Nuestra Señora nos pide ayunar los miércoles y los viernes. La mejor forma de ayunar, dice, es a pan y agua. De esta forma, renunciamos al placer de comer y beber sin privar de sustento a nuestros cuerpos. El padre Stanko Ćosić, joven sacerdote que ejerce su ministerio en Medjugorje, dice: «Solo en el desierto puedes saborear el pan y el agua».
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Mirjana Soldo (Mi Corazón Triunfará (Spanish Edition))
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»Cierto mercader envió a su hijo con el más sabio de todos los hombres para que aprendiera el Secreto de la Felicidad. El joven anduvo durante cuarenta días por el desierto, hasta que llegó a un hermoso castillo, en lo alto de una montaña. Allí vivía el sabio que buscaba. »Sin embargo, en vez de encontrar a un hombre santo, nuestro héroe entró en una sala y vio una actividad inmensa; mercaderes que entraban y salían, personas conversando en los rincones, una pequeña orquesta que tocaba melodías suaves y una mesa repleta de los más deliciosos manjares de aquella región del mundo. El sabio conversaba con todos, y el joven tuvo que esperar dos horas para que le atendiera. »El sabio escuchó atentamente el motivo de su visita, pero le dijo que en aquel momento no tenía tiempo de explicarle el Secreto de la Felicidad. Le sugirió que diese un paseo por su palacio y volviese dos horas más tarde. »Pero quiero pedirte un favor— añadió el sabio entregándole una cucharilla de té en la que dejó caer dos gotas de aceite—. Mientras camines lleva esta cucharilla y cuida de que el aceite no se derrame. »El joven comenzó a subir y bajar las escalinatas del palacio manteniendo siempre los ojos fijos en la cuchara. Pasadas las dos horas, retornó a la presencia del sabio. »¿Qué tal? —preguntó el sabio—. ¿Viste los tapices de Persia que hay en mi comedor? ¿Viste el jardín que el Maestro de los Jardineros tardó diez años en crear? ¿Reparaste en los bellos pergaminos de mi biblioteca? »El joven, avergonzado, confesó que no había visto nada. Su única preocupación había sido no derramar las gotas de aceite que el Sabio le había confiado. »Pues entonces vuelve y conoce las maravillas de mi mundo —dijo el Sabio—. No puedes confiar en un hombre si no conoces su casa. »Ya más tranquilo, el joven cogió nuevamente la cuchara y volvió a pasear por el palacio, esta vez mirando con atención todas las obras de arte que adornaban el techo y las paredes. Vio los jardines, las montañas a su alrededor, la delicadeza de las flores, el esmero con que cada obra de arte estaba colocada en su lugar. De regreso a la presencia del sabio, le relató detalladamente todo lo que había visto. »¿Pero dónde están las dos gotas de aceite que te confié? —preguntó el Sabio. »El joven miró la cuchara y se dio cuenta de que las había derramado. »Pues éste es el único consejo que puedo darte —le dijo el más Sabio de los Sabios—. El secreto de la felicidad está en mirar todas las maravillas del mundo, pero sin olvidarse nunca de las dos gotas de aceite en la cuchara. El muchacho guardó silencio.
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Paulo Coelho (El alquimista)
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El anciano granjero le pasó las riendas a su hijo y sacó una gran hogaza de pan de una bolsa que tenía a los pies. Arrancó un gran pedazo, lo untó con abundante mantequilla y me lo dio.
Esa muestra de generosidad tan natural me produjo una punzada de dolor en el pecho. Hacía medio año que no probaba el pan; estaba blando y caliente, y la mantequilla era dulce. Reservé un trozo para más tarde y lo guardé en mi saco de lona.
Al cabo de un cuarto de hora, el anciano se volvió.
—¿Sabes tocar eso, chico? —Señaló el estuche del laúd, y yo lo apreté contra mi cuerpo.
—Está roto —dije.
—Ah —repuso él, desilusionado. Creí que iba a pedirme que me apeara, pero me sonrió e hizo un gesto con la cabeza hacia el joven que iba sentado a su lado—. Entonces tendremos que entretenerte nosotros a ti.
Se puso a cantar «Calderero, curtidor», una canción de taberna más antigua que Dios. Al cabo de un segundo, su hijo se puso a cantar también, y sus burdas voces armonizaban con una sencillez que me produjo una punzada de dolor al recordar otros carromatos, otras canciones y un hogar medio olvidado.
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Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
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Ateísmo burgués del siglo XIX, llamó Hugo Hiriart a la religiosidad en la que imagino vivir. No sé cómo apareció esta terminante descripción en el espléndido discurso en torno a la Ilíada, con el que entró a formar parte de la Academia Mexicana de la Lengua. Pero me sentí cómoda arropándome en semejante categoría. Hasta cuando me creo moderna soy anticuada. Esto de ser ateo viene del siglo XIX. Hasta del tardío XVIII. Mi bisabuelo liberal ya era obsoleto. Con todo, yo tengo mi fe. Creo en la madre naturaleza y en los seres humanos que son generosos y buenos. Ahí está el dios de esta atea. Creo en Elizabeth Bennet, en Úrsula Iguarán, en Isaac Dinesen. Creo en la Maga y en la valentía de Leonor. Creo que tiene razón Mateo cuando lo aflige que haya guerra en Ucrania, cuando dilucida que si aletea una mariposa en África, tiembla en México. Creo en Verónica cuando se niega a heredarles a nuestros hijos la mugre del río Atoyac. Creo en los trabajadores obsesivos, como Roberto, Kathya, Héctor y Catalina. Creo en los misterios del fondo del mar, en el cine, en la poesía del Siglo de Oro y en la del siglo XX. Creo en la memoria, en la escuela primaria, en el amor de los quince años y en el sexo de los cincuenta. Creo en las comedias musicales, las jacarandas y los rascacielos. Creo en el caldo de frijoles y el arroz blanco, creo en el horizonte y en que un día tendré más nietos. Creo en la música de Rosario, en las películas de Catalina, en el libro que me cuenta Mateo. Creo en las historias que Virginia trae del Metro, creo que tenemos remedio, creo en los lápices del número tres, en la punta de las plumas Mont Blanc, en la ciencia del doctor Goldberg, en la incredulidad del doctor Estañol, en los barcos con que soñaba una mujer frente a la bahía de Cozumel, en el perro volando que vió doña Emma en un ciclón, en la frente lúcida y la nariz perfecta de la antropóloga Guzmán, en la Sierra Negra cuando la recorre Daniela, en las mujeres que han llamado a su grupo “Los varitas de nardo” y son diez gordas reunidas para cambiar sus hornos de leña por unos que contaminen menos. Creo en el hipo con que mi perro anuncia que está soñando un vuelo alrededor del mundo, creo en el diccionario de la RAE y en las cartas que mandan mis amigos. Creo que aún camina bien mi camioneta vieja y que mis hermanos hicieron una empresa en donde había un sueño. Creo, ingenua yo, en que les irá mal a los malos. Creo en la luz de mi iPhone, en la cocina de mi abuela, en la esperanza de quienes, a pesar del miedo, siguen viviendo en Michoacán. Bendigo el correo electrónico, las orquídeas y los zapatos cómodos. Les rezo a las puestas de sol, a la vitamina B12, a mis rodillas y a las fotos de mis antepasados. Comulgo con quienes saben conversar, oigo misa en las sobremesas de mi casa. Soy una atea con varios dioses. Tantos y de tan buen grado que ahora, presa de la aflicción que es la desmemoria, voy a acudir al único dios de la trilogía de mi madre que me sigue pareciendo confiable: Espíritu Santo, fuente de luz: ilumíname. ¿A qué horas tiré el trébol y cómo es que olvidé tan memorable catástrofe?
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Ángeles Mastretta (El viento de las horas)
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La lectura y los libros constituyen un deleite y un placer especialísimo: «¡¡Oh libros de mi vida, qué recurso inagotable para alivio de la vida humana!!», escribe cuando se encuentra en Ámsterdam, luego de haber comprado una buena cantidad de libros. Esta obsesión lo acompaña toda la vida.
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Inés Quintero (El hijo de la panadera (Trópicos nº 109) (Spanish Edition))
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ropa bonita a su hija. Pero María no se daba por satisfecha. Creía que merecía algo mucho mejor. Cuando María ya era mujercita, no quería tener nada que ver con los jóvenes de su pueblo. No eran bastante buenos para ella. Muchas veces cuando se paseaba con su abuelita por las afueras del pueblo, decía: —Abuelita, cuando yo me case, voy a casarme con el hombre más guapo del mundo. La abuela movía la cabeza. Pero María miraba a través de la ladera y decía: —Va a tener el pelo tan negro y reluciente como el cuervo que veo posado en aquel piñón. Y cuando se mueva, va a mostrar la fuerza y la gracia del caballo que mi abuelito tiene en su corral. —María —decía la anciana suspirando—, ¿por qué piensas siempre en cómo se ve un hombre? Si vas a casarte con un hombre hay que asegurarte de que sea un buen hombre, de que tenga buen corazón. No te fijes tanto en lo guapo que es. Pero María se decía: —Estas viejitas. Tienen las ideas tan anticuadas. No entienden nada. Un día llegó al pueblo un hombre que parecía ser el mero hombre de quien María hablaba. Se llamaba Gregorio. Era un vaquero del llano al este de la sierra. Sabía montar cualquier bestia. Si tenía un caballo que se amansaba mucho, lo regalaba y se iba para capturar un caballo salvaje. Pensaba que no era varonil montar un caballo que no fuera medio bronco. Era tan guapo que todas las muchachas andaban enamorándose de él. Tocaba la guitarra y cantaba con buena voz. María decidió que ése era el hombre con quien se iba a casar. Pero disimulaba sus sentimientos. Si se encontraban en la calle y Gregorio la saludaba, María volteaba la cara. Si venía a su casa para tocar su guitarra y cantar, ella ni siquiera se asomaba a la ventana. Al poco tiempo Gregorio también se decidió. Se dijo: —Esa orgullosa de María. Es con ella que me voy a casar. Yo puedo conquistar su corazón. Todo resultó tal y como María lo había planeado. Los padres de María no querían que se casara con Gregorio. Le dijeron: —Él no puede ser buen marido. Está acostumbrado a la vida bárbara del llano. No te cases con él. Por supuesto María no les hizo caso a sus padres. Se casó con Gregorio. Por algún tiempo todo andaba bien. Tuvieron dos hijos. Pero después de varios años, Gregorio volvió a su antigua manera de ser. Se mantenía fuera de casa por meses a la vez. Cuando regresaba a casa le decía a María: —Yo no vine a verte a ti. Quiero pasar un rato con mis hijos nomás. Jugaba con los hijos por un tiempo, y luego se iba para pasar toda la noche jugando a las cartas con sus amigos y tomando vino. Y empezó a decir
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Joe Hayes (The Day It Snowed Tortillas / El día que nevó tortilla)
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Ama ha tardado casi una hora en contarme su operación de cataratas. No me ha preguntado por lo mío. No quiere saberlo. No se lo he impuesto. Borjes dijo una vez que el único deber que tienen los hijos para con sus padres es el de ser felices, no el de obedecerlos o respetarlos... que nuestro deslumbrón les alcance."El estado son las amigas de mi madre", he comentado a veces. Las mayores presiones para que te mantengas dentro del sistema y logres un lugar importante en él provienen de las relaciones sociales de tu madre.
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Iñaki Uriarte (Diarios 1999-2003)