“
Creo que si alguna vez tengo hijos y están disgustados, no les diré que la gente se muere de hambre en China ni nada parecido porque no cambiaría el hecho de que estén disgustados. E incluso si otra persona lo tiene mucho peor, eso realmente no cambia el hecho de que tú tienes lo que tienes. Bueno y malo. Como lo que mi hermana dijo cuando yo llevaba ya una temporada en el hospital. Dijo que estaba muy preocupada por ir a la universidad, y en comparación con lo que yo estaba pasando, se sentía muy tonta. Pero no sé por qué se iba a sentir tonta. Yo también estaría preocupado. Y en serio, no creo que yo lo tenga mejor ni peor que ella. No sé. Es diferente. Quizá sea bueno poner las cosas en perspectiva, pero, a veces, creo que la única perspectiva es estar allí de verdad. Como dijo Sam. Porque está bien sentir cosas. Y ser tú mismo al respecto.
”
”
Stephen Chbosky (The Perks of Being a Wallflower)
“
Cuando era niño, creía que los padres querían a sus hijos instintivamente. Era lo que me enseñaban en el colegio; y yo acabé creyéndomelo. Pero mis padres parecen reservar todo su amor a mi hermano.
”
”
N.H. Kleinbaum (Dead Poets Society)
“
Un padre nunca…, nunca debería enterrar a su hijo. Eso no está bien —bajó la voz mientras mi abuela, Ofelia, escondía la cabeza y empezaba a llorar de nuevo—. No es un dolor que se pueda soportar
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”
Alessandra Neymar (Mírame y dispara)
“
Vi mi vida extendiendo sus ramas frente a mí como la higuera verde del cuento.
De la punta de cada rama, como si de un grueso higo morado se tratara, pendía un maravilloso futuro, señalado y rutilante. Un higo era un marido y un hogar feliz e hijos y otro higo era un famoso poeta, y otro higo era un brillante profesor, y otro higo era Europa y África y Sudamérica y otro higo era Constantino y Sócrates y Atila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesionales poco usuales, y otro higo era una campeona de equipo olímpico de atletismo, y más allá y por encima de aquellos higos había muchos más higos que no podía identificar claramente.
Me vi a mí misma sentada en la bifurcación de ese árbol de higos, muriéndome de hambre sólo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y, mientras yo estaba allí sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies.
”
”
Sylvia Plath (The Bell Jar)
“
Nada me haría más feliz que mi hijo pudiese vivir en el futuro que ella construya.
”
”
Joana Marcús (Ciudades de fuego (Fuego, #3))
“
Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los extravagantes hijos de mi fantasía esperando en silencio que el Arte los vista de la palabra para poder presentarse decentes en la escena del mundo.
”
”
Gustavo Adolfo Bécquer
“
Quiero tanto a mi madre... No me importa si es cursi decirlo. Creo que en mi próximo cumpleaños voy a comprarle un regalo. Creo que esa debería ser la tradición. El hijo recibe regalos de todo el mundo y él compra uno para su madre, ya que ella también estuvo allí. Creo que sería bonito.
”
”
Stephen Chbosky (The Perks of Being a Wallflower)
“
No me acuerdo en qué momento, pero en uno pasado, era el amor de mi vida, el viejo de mi vejez, el papá de los hijos que no tengo. Era el agua de mi propio aliento y la memoria que tiene mi piel.
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”
Catalina Aguilar Mastretta (Todos los días son nuestros)
“
Sábado 23 de febrero
Dios mío, qué aburrimiento. Sólo entonces formuló la pregunta más lógica: "Che, ¿total te casaste con Isabel?"."Sí, y tengo tres hijos", contesté, acortando camino. Él tiene cinco. Qué suerte. "¿Y cómo está Isabel? ¿Siempre guapa?" "Murió", dije, poniendo la cara más inescrutable de mi repertorio. La palabra sonó como un disparo y él -menos mal- quedó desconcertado. Se apuró a terminar el tercer café y en seguida miró el reloj. Hay una especie de reflejo automático en eso de hablar de la muerte y mirar en seguida el reloj.
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”
Mario Benedetti (La tregua)
“
Yo sigo clasificando a la humanidad —para mi uso, que es el que me importa, y que Dios me perdone— en amigos e hijos de puta.
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Camilo José Cela
“
no pudo reprimir el impulso de su orgullo materno y exclamó en voz alta ante el cuerpo diplomático en pleno que si yo hubiera sabido que mi hijo iba a ser presidente de la república lo hubiera mandado a la escuela,
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Gabriel García Márquez (El otoño del patriarca (Spanish Edition))
“
... hay días en que hago venir la imagen de mi hijo hasta donde yo estoy, para abrazarlo, darle un beso en la frente, acariciar su cabeza como hice cuantas veces pude, y decirle al oído que su opción fue legítima, que es mejor la muerte a una vida indigna atravesada por el terror de saber que el yo, que es todo lo que somos, está habitado por otro.
”
”
Piedad Bonnett (Lo que no tiene nombre)
“
Yerma. «[…] ¿Qué queréis saber? No os acerquéis, porque he matado a mi hijo. ¡Yo misma he matado a mi hijo!”.
”
”
Federico García Lorca (Yerma)
“
Alexander, me has roto el corazón. Pero por haberme llevado a tu espalda, por tirar de mi trineo de muerte, por darme tu último pedazo de pan, por el cuerpo que te destrozaste por
mí, por el hijo que me has dado, por los veintinueve días que vivimos en el paraíso,
por todas nuestras arenas blancas de Naples y nuestros vinos de Napa, por todos los
días que has sido mi primer y mi último aliento, por Orbeli... Te perdonaré.
”
”
Paullina Simons (The Summer Garden (The Bronze Horseman, #3))
“
—Porque cuando se escriban las leyendas, no quería que me recordarán como alguien que escurrió el bulto. Quiero que mi futuro hijo sepa que yo estuve ahí, que pelee contra Amarantha al final, aunque mis esfuerzos de poco sirvieran.
Parpadeé, y esta vez no era por el brillo del sol.
—Porque —continuó él, los ojos fijos en los míos— no queria que pelearas sola. O murieras sola.
”
”
Sarah J. Maas (A Court of Thorns and Roses (A Court of Thorns and Roses, #1))
“
Nuestro sistema solar tiene nueve planetas, siendo Saturno el más grande. Las formas de vida de Saturno son silenciosas. No necesitan boca porque se comunican a través del pensamiento, no del habla. «Quiero quedarme en mi habitación», le dice mentalmente un joven saturnino a su madre. Su madre lo comprende a la perfección. Capta el significado de lo que le dice de un modo que los monosílabos hablados de la Tierra jamás serán capaces de replicar. Sabe que a su hijo le apetece estar un rato a solas, sin que le pregunten si está bien, sin que se preocupen por él, sin necesidad de ir dejándole folletos explicativos por toda la casa.
”
”
Joe Dunthorne (Submarine)
“
NOVIA. ¡Porque yo me fui con el otro, me fui! (Con angustia.) Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera,y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua, frío, y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!, yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado, pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre, aun que hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos.
”
”
Federico García Lorca (Bodas de sangre)
“
Mi nombre es Ashallyn‘darkmyr Tallyn, tercer hijo de la Corte Unseelie. Que sea conocido, desde hoy en adelante,que yo prometo proteger a Meghan Chase, hija del Rey de Verano, con mi espada, mi honor y mi vida. Sus anhelos son míos. Sus deseos son míos. Si el mundo se pone en su contra, mi espada estará a su lado. Y en caso de que no la proteja, que mi propia existencia se pierda. Esto lo juro, por mi honor, mi Nombre Verdadero y mi vida. A partir de este día… Yo soy tuyo.
”
”
Julie Kagawa (The Iron Queen (The Iron Fey, #3))
“
—Lo haremos de este modo, iremos practicando, para cuando tu vientre esté hinchado y yo no pueda echarme sobre ti.
— ¿Crees que tendrás ganas de hacerlo cuando esté inflada y gorda?
—Puedes apostar.
“Melody llevó el brazo hacia atrás para sujetarse a la nuca de Blackraven.
—Júrame —jadeó—, júrame que siempre será así entre tú y yo, que siempre nos querremos de este modo.
—Te lo juro, por mi hijo que vive en tu vientre.
”
”
Florencia Bonelli (El cuarto Arcano II. El puerto de las tormentas)
“
Han pasado ya tantos años desde entonces que incluso la pena en mi corazón se ha ido secando, como la humedad en una fruta, y es poco frecuente que el recuerdo de lo ocurrido de repente me agite otra vez, como si hubiera sucedido ayer, y me haga tragar fuerte, para controlar cualquier sollozo. Pero aún ocurre, y la congoja amenaza entonces con doblarme. Pero también pasa que a veces pienso en mi hijo, y los sentimientos son tan cálidos que se me ocurre pensar que la vida es eterna, quieta y eterna, y el dolor, una ilusión.
”
”
Tomás González (La luz difícil)
“
Aquí es donde cumplí mi primer castigo
Y aquí es donde una estatua de mármol casi me decapita
Y aquí es donde compartí el picnic más raro de mi vida con un chico del reformatorio que no les gustaría nada..."
Tengo que vivir, ver a los niños nacer, crecer y enamorarse. Veo cómo ellos mismos tienen hijos y envejecen. Veo cómo mueren. Luce, estoy condenado a verlos una y otra vez. A todos menos a ti..."
"Vago por la tierra y en el fondo siempre sé que voy a encontrarte...Siempre volvias cada 17 años..."
"Tu eres mi amor, Lucinda. Para mi, ere lo único que existe..."
"Jamás podrán creer nada de esto...Puedes tú?
”
”
Lauren Kate (Fallen (Fallen, #1))
“
mi conclusión es que la mayoría de los padres no conocen realmente a sus hijos.»
”
”
John Green (Bajo la misma estrella)
“
Mi nombre es Cade Winston, estudiante de la MFA, voluntario, un hijo de puta y tu novio por las próximas 24 horas. Un placer conocerte.
”
”
Cora Carmack (Faking It (Losing It, #2))
“
Mi patria es mi hijo y mi biblioteca.
”
”
Roberto Bolaño
“
No pude quedarme en casa. Sentía que mi habitación era demasiado pequeña para proporcionar cobijo a mi felicidad
”
”
Alexandre Dumas fils (La dame aux camélias)
“
«A mi hijo. Desde que tus ojos se cerraron, los míos no han cesado de llorar».
”
”
Álvaro Lozano (Breve historia de la Primera Guerra Mundial (Spanish Edition))
“
Después de todo, amamos como nos han amado en la infancia, y los amores posteriores suelen ser sólo una réplica del primer amor. Te debo, pues, todos mis amores posteriores, incluido el amor salvaje y ciego que siento por mis hijos. Ya no puedo abrir un libro sin desear ver tu cara de calma y de concentración, sin saber que no la veré más y, lo que tal vez sea incluso más grave, que no me verá más. Nunca volveré a ser mirada por tus ojos. Cuando el mundo empieza a despoblarse de la gente que nos quiere, nos convertimos, poco a poco, al ritmo de las muertes, en desconocidos. Mi lugar en el mundo estaba en tu mirada y me parecía tan incontestable y perpetuo que nunca me molesté en averiguar cuál era. No está mal, he conseguido ser una niña hasta los cuarenta años, dos hijos, dos matrimonios, varias relaciones, varios pisos, varios trabajos, esperemos que sepa hacer la transición a adulto y que no me convierta directamente en una anciana. No me gusta ser huérfana, no estoy hecha para la tristeza.
”
”
Milena Busquets (También esto pasará)
“
Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los extravagantes hijos de mi fantasía, esperando en silencio que el arte los vista de la palabra para poderse presentar decentes en la escena del mundo.
”
”
Gustavo Adolfo Bécquer
“
Iza se volvió frente a la gente que presenciaba la ceremonia. La adopción de Ayla había resultado una sorpresa tan grande para ella como para el resto del clan, y la niña podía sentir cómo el corazón le palpitaba rápidamente. «Eso tiene que significar que es mi hija, mi primera hija, pensó. Sólo una madre sostiene a la criatura cuando le ponen nombre y la reconocen como miembro del clan. ¿Hace siete días que me la encontré? Tendré que preguntárselo a Creb, pero creo que sí. Tiene que ser mi
”
”
Jean M. Auel (El clan del oso cavernario (Los Hijos de la Tierra, #1))
“
La noche se avecina, ahora empieza mi guardia. No terminará hasta el día de mi muerte. No tomaré esposa, no poseeré tierras, no engendraré hijos. No llevaré corona, no alcanzaré la gloria. Viviré y moriré en mi puesto. Soy la espada en la oscuridad. Soy el vigilante del Muro. Soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, el escudo que defiende los reinos de los hombres. Entrego mi vida y mi honor a la Guardia de la Noche, durante esta noche y todas las que estén por venir.
”
”
George R.R. Martin (A Clash of Kings (A Song of Ice and Fire, #2))
“
—Ni me dejaron preparar el entierro. Cogieron a mi hijo y montaron con él un numerito patriótico. Les vino de perlas que se moriría. Para usarlo con intenciones políticas, ¿sabes? Como los usan a todos. Unos borregos, eso es lo que son. Unos ingenuos. Y Joxe Mari lo mismo. Les calientan la cabeza, les dan un arma y, hala, a matar. En casa nunca hemos hablado de política. A mí la política no me interesa. ¿Te interesa a ti? —Ni pizca. —Les meten malas ideas y, como son jóvenes, caen en la trampa. Luego se creen unos héroes porque llevan pistola. Y no se dan cuenta de que, a cambio de nada, porque al final no hay más premio que la cárcel o la tumba, han dejado el trabajo, la familia, los amigos. Lo han dejado todo para hacer lo que les mandan cuatro aprovechados. Y para romperles la vida a otras personas, dejando viudas y huérfanos por todas las esquinas.
”
”
Fernando Aramburu (Patria)
“
Yo no tenía hermanos. Era hijo único. Y por eso sentí durante toda mi niñez algo
parecido al complejo de inferioridad. Yo era un ser aparte en aquel mundo, carecía de algo que los demás poseían de la forma más natural.
”
”
Haruki Murakami (South of the Border, West of the Sun)
“
Me enorgullece que la primera palabra pronunciada por mi hijo, hace cinco días, haya sido, contra toda tendencia estadística, la palabra papá. Ahora la dice a cada rato. Todavía le cuesta, eso sí, articular la bilabial oclusiva sorda p, por lo que momentáneamente la reemplaza por bilabial nasal sonora m.
”
”
Alejandro Zambra (Literatura infantil)
“
—Porque cuando se escriban las leyendas, no quería que me recordarán como alguien que escurrió el bulto. Quiero que mi futuro hijo sepa que yo estuve ahí, que pelee contra Amarantha al final, aunque mis esfuerzos de poco sirvieran.
Parpadeé, y esta vez no era por el brillo del sol.
—Porque —continuó él, los ojos fijos en los míos— no queria que pelearas sola. O murieras sola.”
–Capítulo 46, pág. 451
”
”
Sarah J. Maas (A Court of Thorns and Roses (A Court of Thorns and Roses, #1))
“
Pero aquel que se siente tocado por mi lanza no tarda en expirar. Su esposa se desgarra las mejillas, quedan sus hijos huérfanos y enrojece él la tierra con su sangre, y se corrompe, y hay en torno suyo más aves de rapiña que hembras gemebundas
”
”
Homer (La ilíada)
“
[...] No me alejé de mi familia porque me haya convertido en hombre-lobo. Nadie se puede contagiar de nada por una mordida, porque esto no se transmite por ninguna otra vía que no sea de padres a hijos. Es hereditario [...] Naces con ello, y te mueres con ello. No es una maldición ni una enfermedad, y no tiene cura." -- Nikolai Valinchenko
”
”
Melisa S. Ramonda (Rasguños en la puerta (RELP #1))
“
Estoy seguro de que mi papá no padeció la tentación del martirio antes de la muerte de Marta, pero después de esa tragedia familiar cualquier otro inconveniente parecía pequeño, y cualquier precio ya no parecía tan alto como antes. Después de una gran calamidad la dimensión de los problemas sufre un proceso de achicamiento, de miniaturización pues a nadie le importa un pito que le corten un dedo o que le roben el carro si se le ha muerto un hijo.
”
”
Héctor Abad Faciolince (El olvido que seremos)
“
Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira?
”
”
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
“
—No pierdas el tiempo en odiarnos por lo que hicimos o por lo que no hicimos —añadió mi padre mientras me abarcaba con sus grandes ojos verdes—. Demuéstranos que eres mejor que nosotros.
”
”
Belén Martínez Sánchez (El vals de la bruja)
“
—Pero ¿qué…? ¡Ah, quita, chucho, quita! ¡Hijo de putifer!
James dio un paso a atrás. Sollozó. Aquello era demasiado. El perro acabó
de hacer sus necesidades y se fue corriendo escaleras arriba.
—¡KELSEY, KELSEY!
Kelsey entró asustada en la cocina. Se esperaba lo peor.
—¿Qué te pasa ahora, borracho?
—¡ME HA MEADO! Tu asqueroso perro se ha meado en mi pierna.
Kelsey no pudo evitar reír por lo bajo. Alzó una mano, despreocupada.
—Tranquilo, solo está marcando territorio. —Soltó una brusca carcajada y
pestañeó en exceso—, ahora eres suyo, James, eres suyo.
”
”
Silvia Hervás
“
Quería trabajar y vivir sola. Eso me convirtió en sexualmente sospechosa. Después deseé tener un hijo sin que para ello tuviera que compartir mi cuerpo ni mi vida. También eso me convirtió en sexualmente sospechosa.
”
”
John Irving (The World According to Garp)
“
La pregunta es esta, mi amigo: ¿hay tantos hijos de puta como uno cree, o la influencia de los hijos de puta sobre sus semejantes es mayor que la de la gente buena, y es por eso que uno cree que son más que los que en realidad son?
”
”
Eduardo Sacheri (La noche de la Usina)
“
Pero hoy entendí que no tengo a mi hijo “malcriado”, lo tengo “bien amado”. Entendí que no hay un límite numérico para los mimos y la cercanía con mi bebé, pero si hay límites para la ignorancia, la crítica, el juicio y los consejos no pedidos.
”
”
Ana Acosta Rodriguez (La metamorfosis de una madre: Criar en una sociedad patriarcal y adultocéntrica (Spanish Edition))
“
Mi manera de definir el amor entre dos amigos, el amor entre dos hermanos, el amor entre padres e hijos, el amor en una pareja, el amor:
Quiero que me oigas sin juzgarme.
Quiero que opines sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mí sin exigirme.
Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí.
Quiero que me cuides sin anularme.
Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí.
Quiero que me abraces sin asfixiarme.
Quiero que me animes sin empujarme.
Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí.
Quiero que me protejas sin mentiras.
Quiero que te acerques sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten.
Quiero que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas que hoy contás conmigo...
Sin condiciones.
”
”
Jorge Bucay (Cartas para Claudia)
“
Era una estupidez total, yo tenía solo veinticuatro años; pero por no perderla habría hecho lo que fuera, un hijo, una boda, endeudarme durante treinta años, el coquetón piso de tres habitaciones y el monovolumen, por sus preciosos ojos habría acelerado mi vida.
”
”
Delphine Bertholon (Nunca olvides que te quiero)
“
Le han visto allí muchas mañanas, aumentando
con su llanto el rocío de la mañana,
añadiendo a las nubes sus nubes de suspiros.
Mas, en cuanto el sol, que todo alegra,
comienza a descorrer por el remoto oriente
las oscuras cortinas del lecho de Aurora,
mi melancólico hijo huye de la luz
y se encierra solitario en su aposento,
cerrando las ventanas, expulsando toda luz
y creándose una noche artificial
”
”
William Shakespeare (Romeo and Juliet)
“
Aparte de un marido e hijos, necesito otra cosa a la que dedicarme. No quiero haber vivido para nada, como la mayoría de las personas. Quiero ser de utilidad y alegría para los que viven a mi alrededor, aún sin conocerme. ¡Quiero seguir viviendo, aun después de muerta!
”
”
Anne Frank (Diario de Anne Frank (Spanish Edition))
“
Vivid, pues, y sed dichosos, hijos queridos de mi corazón, y no olvidéis nunca que hasta el día en que Dios se digne descifrar el porvenir al hombre, toda la sabiduría humana estará resumida en dos palabras: ¡Confiar y esperar! Vuestro amigo, Edmundo Dantes, Conde de Montecristo.
”
”
Alexandre Dumas (El conde de Montecristo)
“
—Mi nombre es Ashallyn’darkmyr Tallyn, tercer hijo de la Corte Tenebrosa—Que se sepa que de hoy en adelante juro proteger a Meghan Chase, hija del Rey de Verano, con mi espada, con mi honor y mi vida. Sus deseos son los míos. Si el mundo se alzara alguna vez contra ella, mi espada estará de su lado. Y si fracasara en mi deber de protegerla, pierda yo el derecho a seguir viviendo. Esto lo juro sobre mi honor, con mi Verdadero Nombre y con mi vida. De hoy en adelante… —su voz se hizo más suave y, como si me lo hubiera susurrado al oído, le escuché decir—: Soy tuyo
”
”
Julie Kagawa (The Iron Queen (The Iron Fey, #3))
“
It is s shame that more people do not appreciate the value of "a good read". I was fortunate enough to have had elementary school teachers who would read to us while we were to put our heads down on the desk and visualize the story and characters. It set me up for a lifetime of enjoying reading....
”
”
Linda Roberts (Con Carino Para Mi Hijo/ With love For My Son (Spanish Edition))
“
Mi mamá murió de cáncer al útero un siete de septiembre, lo que me hizo pensar -desde niño-, si acaso no somos los hijos la kriptonita de los padres. Ella comenzó a morir por el mismo lugar por donde yo había llegado a este mundo y yo me preguntaba: ¿qué le habrá hecho Superman al útero de su mamá?
”
”
Gonzalo Frías (Tracking)
“
Dice Kertész que inmediatamente antes de morir, en la cara del que agoniza aflora «un repentino asombro. […] Entonces se entera de algo, de algo irreparable…». ¿Afloró en el rostro de Daniel ese repentino asombro? Como para aliviarlo, pero tal vez para aliviarme, hay días en que hago venir la imagen de mi hijo hasta donde yo estoy, para abrazarlo, darle un beso en la frente, acariciar su cabeza como hice cuantas veces pude, y decirle al oído que su opción fue legítima, que es mejor la muerte que una vida indigna atravesada por el terror de saber que el yo, que es todo lo que somos, está habitado por otro
”
”
Piedad Bonnett (Lo que no tiene nombre)
“
Insistir, a estas alturas, en que aprecio en general más a los perros que a los hombres es una obviedad que no remacharé demasiado. He dicho alguna vez que si la raza humana desapareciera de la faz de la tierra, ésta ganaría mucho en el cambio; mientras que sin perros sería un lugar más oscuro e insoportable. Cuestión de lealtad, supongo. Hay quien valora unas cosas y quien valora otras. Por mi parte, creo que la lealtad incondicional, a prueba de todo, es una de las pocas cosas que no pueden comprarse con retórica ni dinero. Tal vez por eso, la lealtad, en hombres o en animales, siempre me humedece un poquito las gafas de sol.
”
”
Arturo Pérez-Reverte (Perros e hijos de perra (Spanish Edition))
“
Le he puesto un guasap a mi hijo Valdi, pero no obtendré contestación jamás. Escribirle a Valdi es como escribirle a Dios. Mi hijo Valdi y Dios son dos seres que jamás contestan a las cartas, eso es hermoso.
No he visto que Dios conteste a la gente que le habla.
Valdi hace lo mismo.
La lejanía de Dios y la de Valdi son iguales.
”
”
Manuel Vilas (Alegría)
“
Quiero que [mi hijo] conozca el secreto de la felicidad, algo tan sencillo que da la impresión de que por eso mucha gente no lo pilla. El truco consiste en dedicarte a hacer lo que quieras, lo que te haga feliz, siempre que no perjudiques a los que te rodean. No es hacer lo que crees que deberías. Ni lo que te parece que otros creen que deberías hacer, sino actuar de un modo que te procure una inmensa felicidad. Poder contestar con un "no" amable y educado a las cosas que no te gustan, alejarte de situaciones que no te ayudan a sentirte realizado, acercarte a aquello que te deleita. Y no hay nada que no esté dispuesto a hacer para contribuir a que mi hijo lo logre.
”
”
James Rhodes
“
Mi sueño es agitado. Mis nervios están desquiciados. Mi piel está seca. Mi cabello cae. Mis ojos están apagados. Las uñas de mis manos y mis pies están quebradizas. Estoy envejeciendo. Comienzo a no encontrar gusto en cosa alguna. Empiezo a aburrirme de las cosas buenas, como me aburro de las malas. Estoy muriendo. Estoy muriendo y no tengo hijos.
”
”
William Saroyan (Rock Wagram)
“
¡Oh, Luna! Siempre estuviste a mi lado, alumbrándome en los momentos más terribles; desde mi infancia fuiste el misterio que velaste por mi terror, fuiste el consuelo en las noches mas desesperadas, fuiste mi propia madre, bañándome en un calor que ella tal vez nunca supo brindarme; en medio del bosque, en los lugares más tenebrosos, en el mar; allí estabas tu acompañándome; eras mi consuelo, siempre fuiste la que me orientaste en los momentos más difíciles. Mi gran diosa, mi verdadera diosa, que me has protegido de tantas calamidades; hacia ti en medio del mar; hacia ti junto a la costa; hacia ti entre las costas de mi isla desolada. Elevaba la mirada y te miraba; siempre la misma; en tu rostro veía una expresión de dolor, de amargura, de compasión hacia mí; tu hijo. Y ahora, súbitamente, luna, estallas en pedazos delante de mi cama. Ya estoy solo. Es de noche.
”
”
Reinaldo Arenas
“
Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un
libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín
plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga
algún sitio a donde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que
tú plantaste, tú estarás allí. «No importa lo que hagas -decía-, en tanto que cambies algo
respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de
que separes de ellos tus manos.
”
”
Ray Bradbury (Fahrenheit 451)
“
yo estaba segura de que jamás había habido en mi vida nada más importante —ni tener hijos, ni aprobar oposiciones, ni viajar lejos— que eso, estar en la cama con ese hombre a media tarde.
”
”
Annie Ernaux (Pura pasión)
“
Vi a mi vida desarrollar ramas que se extendían ante mí como el árbol de higos del cuento. De la punta de cada rama, como un higo gordo y morado, me llamaba y guiñaba un hermoso futuro. Un higo era un esposo y un hogar feliz con hijos, otro higo era ser una poetisa famosa. Otro higo era ser una brillante profesora. Otro higo era Ee Gee (la maravillosa editora). Otro higo era Europa y África y América del Sur. Otro higo era Constantin y Sócrates y Attila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesiones poco convencionales. Otro higo era un campeonato olímpico y debajo de éste y encima de los otros se extendían más higos que no alcancé a descifrar.
Me vi a mí misma sentada al pie del árbol de higo, muerta de hambre porque no podía decidirme por uno de los higos. Los quería todos pero elegir uno significaba perder todos los demás y mientras me sentaba ahí sin poderme decidir, los higos comenzaron a arrugarse y a volverse negros para ir cayendo uno a uno ante mis pies.
”
”
Sylvia Plath (La campana de cristal)
“
Ésta es mi <>: aunque te separen, aunque a simple vista seas un ser independiente de los demás, con movimientos y decisiones, en apariencia diferentes; aunque nos odiemos o nos matemos, aunque miremos al otro lado para no ayudar a quien nos necesita; aunque lloremos a nuestros supuestos muertos y no podamos verlos, somos, inevitablemente, un solo ser. Y hagamos lo que hagamos, nunca nada ni nadie será capaz de separarnos.
”
”
Alejandro Corchs (El regreso de los hijos de la tierra)
“
Clamo las voces de mi gente para que narren lo que sus ojos han visto, lo que sus oídos han escuchado y lo que su corazón les ha dicho. Todo lo que sea contado aquí será escrito y narrado a nuestros hijos a través del cielo de las generaciones para perpetuar la voz de la tierra. Abran sus fauces y aliméntenos de leyendas, háganos inmortales con la palabra y honren la tierra heredada de nuestros dioses. Sean, pues, escuchados.
”
”
Mariana Palova (El señor del Sabbath (La nación de las bestias, #1))
“
Los padrastros empiezan perdiendo la ruidosa batalla de la legitimidad. Pero de pronto alguien va y dice: «Mi padrastro fue mi verdadero padre». Yo quiero escuchar esas historias.
Tal vez todos los padres somos, en el fondo, padrastros de nuestros hijos. La biología nos asegura un lugar en sus vidas, pero igual ansiamos que nos elijan como padres. Que alguna vez digan esta frase tan maravillosamente rara: mi padre fue mi verdadero padre.
”
”
Alejandro Zambra (Literatura infantil)
“
Yo, Miguel Littín, hijo de Hernán y Cristina, director de cine y uno de los cinco mil chilenos con prohibición absoluta de regresar, estaba de nuevo en mi país después de doce años de exilio, aunque todavía exiliado dentro de mí mismo: llevaba una identidad falsa, un pasaporte falso, y hasta una esposa falsa. Mi cara y mi apariencia estaban tan cambiadas por la ropa y el maquillaje que ni mi propia madre había de reconocerme a plena luz unos días después.
”
”
Gabriel García Márquez (Clandestine in Chile: The Adventures of Miguel Littín)
“
-Escribí algo para ti,- dijo, agarrando su guitarra para nuestra noche de sexo música, como él la llamaba. La primera vez que escuche su voz cantando, me sorprendió. Su voz cuando hablaba era increíble, pero su canto era como si la miel y el humo se hubieran enganchado en la parte trasera de una camioneta en un concierto de rock y tuvieron un cariñoso hijo. Era suave y áspero al mismo tiempo.
Te voy a contar una historia de una chica que conozco,
Su nombre es Missy, y ella quiere hacérmelo,
Quiero hablarte de mi chica Missy,
Su cabello es castaño y sus labios son de color rosa,
Sus ojos son de color verdoso o azulado creo,
Ella lucha y coquetea conmigo todo el día,
Es por eso que me decidí a escribir esta canción,
Ella puede pensar que yo he cruzado la línea,
Pero ella me dice que me odia todo el tiempo,
Así que realmente no crean nada de lo que dice.
Me gusta la forma en que se ve cuando ella está enojada conmigo,
Me gusta la forma en que sonríe cuando piensa que nadie la ve,
Puedes pensar que esta canción significa que me gusta,
Pero ella estaría muy equivocada,
Me aburría mucho, por lo que me decidí a escribir una canción,
Hay dos cosas más sobre Missy que me gustan,
¿Podría alguien entregarme un micrófono por favor?
La forma en que se pone su aparato de dientes cuando lee obscenidades vampíricas,
Y realmente, realmente me gusta su… Me guiña un ojo.
…culo.
Yo le tiro una almohada a él, pero eso no impidió que parara la canción. Se trataba de mí.
Mi tonta, linda y sexy chica Missy… chica Missy… chica Missy.
El toco el último acorde y la guitarra paro de sonar.
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Chelsea M. Cameron (My Favorite Mistake (My Favorite Mistake, #1))
“
Éste es el embate inevitable: nos hacemos adultos cuando mueren nuestros padres. No importa la edad que tengamos, no importa la relación que hayamos tenido con ellos, no importa la causa de la muerte. Cuando ellos no están el cielo se convierte en un Saturno amenazante que ha devorado la primera línea de sus hijos y que luego vendrá por nosotros. Comprenderlo es lapidario y, al mismo tiempo, profundamente esclarecedor, acaso la única vía para cosechar el fruto de la perspectiva.
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Alma Delia Murillo (La cabeza de mi padre)
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No hay ventura ni desgracia en el mundo, sino la comparación de un estado con otro, he ahí todo. Sólo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, amigo mío, para saber cuán buena y hermosa es la vida. Vivid, pues, y sed dichosos, hijos queridos de mi corazón, y no olvidéis nunca que hasta el día en que Dios se digne descifrar el porvenir al hombre, toda la sabiduría humana estará resumida en dos palabras: ¡Confiar y esperar!
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Alexandre Dumas (El conde de Montecristo / Los tres mosqueteros)
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Mi padre me enseñó que un padre puede llorar delante de sus hijos, que eso otorga un valor a las lágrimas que los niños no conocen, porque los lloros infantiles son siempre caprichosos, intrascendentes, oportunistas. Pero las lágirmas de un padre son de plomo
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David Trueba (Tierra de campos)
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-¿Cómo puedo saber si es amor y no lujuria?
- No puedes, hijo. Para mí, son lo mismo. No puedes amar lo que no deseas. Cuando más deseaba a tu mamá, más la amaba. Con cada día que pasa desde que se fue, mi amor solo ha crecido por ella. Ella es la única para mí.
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Michelle Heard (Cruel Saints (The Saints, #2))
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Todo el mundo descubrió temprano que yo había nacido con la ambigua capacidad de engañar, de convencer a la gente sobre cualquier cosa. Y tenían razón. Yo habría sido un gran abogado. El más hijo de puta de todos. El más respetado, el que más culpables ricos habría salvado de la cárcel, el que más inocentes pobres habría metido en prisión. Un gran abogado, sí señor. Una mierda de persona. Hasta tendría un chalet con pileta, un auto grandote. Pero gracias a Dios, para cada oficio espurio hay uno noble. Incluso si tu talento en la tierra es el de mentir. Yo por ejemplo elegí contar cuentos y decir públicamente barbaridades sin importancia. Si mi talento hubiera consistido en correr atrás de una pelota, también tendría una opción correcta y otra incorrecta: mediocampista o árbitro. Y así podríamos seguir toda la tarde: payaso o político, carpintero o banquero, primera dama o puta.
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Hernán Casciari
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Nota: hay una magnífica frase de Mark Twain que resume lo que son las relaciones de apego entre padres e hijos en la etapa adolescente: «Cuando yo tenía 14 años, mi padre era tan ignorante que no podía soportarle. Pero cuando cumplí los veintiuno, me parecía increíble lo mucho que mi padre había aprendido en siete años».
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Rafael Guerrero Tomás (Educación emocional y apego)
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Preguntó Isaac, Padre, qué mal te he hecho para que quisieras matarme, a mí que soy tú único hijo, Mal no me has hecho, Isaac, Entonces por qué quisiste cortarme el cuello como si fuese un borrego, preguntó el chiquillo, si no hubiera aparecido ese hombre, a quien el señor cubra de bendiciones, para sujetarte el brazo, estarías ahora llevando un cadáver a casa, La idea fue del señor, que quería la prueba, La de qué, De mi fe, de mi obediencia, Y qué señor es ese que ordena a un padre que mate a su propio hijo, Es el señor que tenemos, el señor de nuestros antepasados, el señor que estaba aquí cuando nacimos, Y si ese señor tuviera un hijo, también lo mandaría matar, preguntó Isaac, El futuro lo dirá, Entonces el señor es capaz de todo, de lo bueno, de lo malo y de lo peor, Así es, Si tú hubieras desobedecido la orden, qué habría sucedido, Lo que el señor suele hacer es mandar la ruina o una enfermedad a quien le falla, Entonces el señor es rencoroso, Creo que sí, respondió Abraham en voz baja.
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José Saramago (Caim)
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La fórmula de "esto no lo entiende el pueblo" siempre me ha indignado profundamente. ¿Qué se quiere conseguir con ello? ¿Quién se toma el derecho de hablar en nombre del pueblo, de verse a sí mismo como la encarnación de la mayoría del pueblo? ¿Y quién sabe qué es lo que comprende el pueblo y qué deja de comprender, qué necesita y qué rechaza? ¿O es que alguien en alguna ocasión ha hecho si quiera una sencillísima pero honrada encuesta entre ese pueblo, para ilustrarse acerca de sus verdaderos intereses, reflexiones, deseos, esperanzas y decepciones? Yo mismo soy una parte de mi pueblo. Yo he vivido con él en mi patria y yo he tendido (de acuerdo con mi edad) las mismas experiencias históricas de ellos, yo he observado las mismas experiencias vitales que él y sobre ellos he reflexionado. Y también ahora, viviendo en el mundo occidental, sigo siendo hijo de mi pueblo. Soy una pequeña gota, una partícula diminuta de él, y espero que pueda expresar sus ideas, ideas profundamente ancladas en sus tradiciones culturales e históricas
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Andrei Tarkovsky (Sculpting in Time)
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Era sincera. Hacía tiempo que me había acostumbrado a la perspectiva de una vida solitaria. Ser pobre, fea y, por añadidura, inteligente, condena en nuestras sociedades a trayectorias sombrías y desengañadas a las que más vale resignarse lo antes posible. A la belleza se le perdona todo, incluso la vulgaridad. La inteligencia ya no se ve como una justa compensación de las cosas, una manera de restablecer el equilibrio que la naturaleza ofrece a los menos favorecidos de entre sus hijos, sino como un juguete superfiuo que realza el valor de la joya. En cuanto a la fealdad, siempre se la considera culpable, y yo estaba condenada a ese destino trágico con el dolor que precisamente me confería mi lucidez.
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Muriel Barbery (The Elegance of the Hedgehog)
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La gente no acepta que se le diga sus verdades. Quieren que se crea sus lindas palabras o por lo menos que uno haga como si. Yo soy lúcida soy franca arranco las caretas. La tipeja que susurra: '¿Así que quiere mucho a su hermanito?' y yo con mi vocecita serena 'Lo detesto'. He seguido siendo esa adolescente que dice lo que piensa no hace trampas. Se me partía el corazón escucharlo pontificar y todos esos infelices de rodillas delante de él. Yo aparecía con mis grandes zuecos sus palabras solemnes quedaban desinfladas: el progreso la prosperidad el porvenir del hombre la felicidad de la humanidad la ayuda a los países subdesarrollados la paz del mundo. No soy racista pero me importan un pito los árabes los judíos los negros exactamente como me importan un pito los chinos los rusos los yanquis los franchutes. Me importa un pito la humanidad qué es lo que ella ha hecho por mí me gustaría saberlo. Si son lo bastante estúpidos como para degollarse bombardearse tirarse napalm exterminarse no gastaré mis ojos llorando. Un millón de niños degollados ¿y qué? Los niños nunca son otra cosa que semilla de canallas y así se descongestiona un poco el planeta reconocen que está superpoblado ¿y entonces qué? Si yo fuera la tierra me daría asco toda esa gusanada en mi espalda me la sacudiría. Si todos revientan yo quiero reventar. Los niños no son nada para mí no voy a enternecer por ellos. Mi hija está muerta y me han robado a mi hijo.
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Simone de Beauvoir (The Woman Destroyed)
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-¿No tenéis acaso otra hija?
-No-dijo el hombre-, sólo tenemos una Cenicienta, pequeña e ingenua, de mi difunta esposa, pero es imposible que ella sea la novia.
El hijo del rey dijo que fueran a buscarla, pero la madre respondió:
-Ay, no, está demasiado sucia, no puede dejarse ver.
Pero él insistió en verla a toda costa y tuvieron que llamar a Cenicienta. Ella se lavó primero las manos y la cara, fue luego hasta allí y se inclinó ante el hijo del rey, que le tendió el zapato de oro. Después se sentó en un escabel, sacó el pie del pesado zueco de madera y lo metió en la chinela: le quedaba como hecha a medida. Y cuando se enderezó y el rey la miró a la cara, reconoció a la hermosa joven que había bailado con él y dijo:
-¡Ésta es la verdadera novia!
La madrastra y las dos hermanas se asustaron y empalidecieron de rabia, pero él subió a Cenicienta al caballo y se marchó de allí. Al pasar por el pequeño avellano, las dos palomitas blancas dijeron:
-Vuélvete y mira, vuélvete y mira, ya no hay sangre en la zapatilla: la zapatilla bien ya le encaja, a la novia de verdad llevas a casa.
(Fragmento perteneciente al cuento de Cenicienta)
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Jacob Grimm (Cuentos de los hermanos Grimm)
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—Cuando sales con alguien, tienes el camino marcado. Te besas, hablas, le dices te quiero, te sientas en una hamaca y cortas. Puedes trazar los puntos en un gráfico. Y en el camino vas revisándolos con él. '¿Puedo hacer esto? Si digo esto, ¿me lo dirás también tú?'
»Pero con los amigos no pasa lo mismo. Tener una relación es algo que eliges. Ser amigo de alguien es algo que eres.
—Yo te elegiría —le digo—. A la mierda. Te elijo. Quiero que dentro de veinte años vengas a mi casa con tu pareja y tus hijos adoptados, y quiero que nuestros putos hijos salgan juntos, y quiero beber vino y charlar de Oriente Medio o hacer lo que nos dé la gana hacer cuando seamos viejos. Llevamos demasiado tiempo siendo amigos para elegir, pero si pudiéramos elegir, te elegiría a ti.
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John Green (Will Grayson, Will Grayson)
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Un pobre campesino que sacrifica un buey inestimable en honor a Júpiter se convencerá de que Júpiter existe; de otro modo, ¿cómo iba a excusar su estupidez? El campesino sacrificará otro buey, y otro, y otro más, solo para no tener que admitir que todos los bueyes previos no fueron un desperdicio. Exactamente por la misma razón, si he sacrificado un hijo por la gloria de la nación italiana o mis piernas por la revolución comunista, bastará con que me convierta en un nacionalista italiano fanático o en un comunista entusiasta. Porque si los mitos nacionales italianos o la propaganda comunista son mentira, entonces me veré obligado a admitir que la muerte de mi hijo o mi propia parálisis no han tenido sentido alguno. Pocas personas tienen estómago para admitir algo así.
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Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
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«Mientras, seguían abriendo túnel, guiados por las zapas expertas de don Tejón. De repente, éste se detuvo y volviéndose hacia el zorro...
"Amigo zorro", le confesó, "estoy algo preocupado por lo que estamos haciendo".
"¿Y qué estamos haciendo, si puede saberse?", le preguntó don Zorro.
"Pues qué va a ser... ¡robar!", exclamó el tejón.
Don Zorro dejó de cavar y se volvió estupefacto hacia su amigo:
"Mi buen tejón...", comenzó el zorro. "¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? Si tus hijos se están muriendo de hambre... ¿es que no piensas ayudarles?"
Don Tejón asintió cabizbajo. "A ti lo que te pasa", continuó el zorro, "es que eres demasiado bueno".
"¿Y qué hay de malo en eso?", le preguntó el tejón.
"¡Nada... sólo que nuestros enemigos son demasiado malos! ¿Te das cuenta de que Benito, Buñuelo y Bufón nos quieren matar?"
"Claro que me doy cuenta...", dijo el tejón con tristeza.
"Nosotros, en cambio, no queremos matarles a ellos...
"¡Dios nos libre!", exclamó el buen tejón.
"Sólo pretendemos", continuó el zorro, "distraerles un poco de comida para alimentarnos nosotros y nuestras familias... ¿Qué hay de malo en ello?"
"Supongo que nada", murmuró el tejón.
"¡Son ellos los que nos hacen la guerra", exclamó el zorro. "¡Nosotros somos animales pacíficos!"»
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Roald Dahl (El Superzorro)
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Me pregunto en qué momento un niño se convierte en un adulto. ¿Pasa de repente o es más bien poco a poco, como por etapas? ¿Hay una edad, una semana, un momento, en el que se revelan todos los secretos del universo y la madurez desciende del cielo en una nube, cambiando el cerebro para siempre? ¿Se escabullirá un día la niña que hay en mí para no volver jamás?
No me puedo imaginar viviendo una vida real, o que alguna vez seré adulta. Me parece una transformación tan increíble... Puede que algún día sea la pareja de alguien o la madre de alguien o el patólogo forense de alguien. Puede que algún día beba demasiado o tenga un hijo del que no le hable a nadie. Puede que algún día huya de todo y tenga mis razones.
Ese yo es imposible de imaginar por mi yo actual.
No me puedo imaginar mayor. No me puedo imaginar diferente de la persona que soy ahora. No me puedo imaginar vieja ni casada ni muerta.
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Meg Rosoff (Picture Me Gone)
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Algún recuerdo limitado y menguante de Herbert Ashe, ingeniero de los ferrocarriles del Sur, persiste en el hotel de Adrogué, entre las efusivas madreselvas y en el fondo ilusorio de los espejos. En vida padeció de irrealidad, como tantos ingleses; muerto, no es siquiera el fantasma que ya era entonces. Era alto y desganado y su cansada barba rectangular había sido roja. Entiendo que era viudo, sin hijos. Cada tantos años iba a Inglaterra: a visitar (juzgo por unas fotografías que nos mostró) un reloj de sol y unos robles. Mi padre había estrechado con él (el verbo es excesivo) una de esas amistades inglesas que empiezan por excluir la confidencia y que muy pronto omiten el diálogo. Solían ejercer un intercambio de libros y de periódicos; solían batirse al ajedrez, taciturnamente... Lo recuerdo en el corredor del hotel, con un libro de matemáticas en la mano, mirando a veces los colores irrecuperables del cielo.
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Jorge Luis Borges (Ficciones)
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No desprecio a los hombres. Si así fuera no tendría ningún derecho, ninguna razón, para tratar de gobernarlos. Los sé vanos, ignorantes, ávidos, inquietos, capaces de cualquier cosa para triunfar, para hacerse valer, incluso ante sus propios ojos, o simplemente para evitar sufrir. Lo sé: soy como ellos, al menos por momentos o hubiera podido serlo. Entre el prójimo y yo las diferencias que percibo son demasiado desdeñables como para que cuenten en la suma final. Me esfuerzo pues para que mi actitud esté tan lejos de la fría superioridad del filósofo como de la arrogancia del Cesar. Los hombres más opacos emiten algún resplandor: este asesino toca bien la flauta, ese contramaestre que desgarra a latigazos la espalda de los esclavos es quizá un buen hijo; ese idiota compartiría conmigo su último mendrugo. Y pocos hay que no pueden enseñarnos alguna cosa. Nuestro gran error está en tratar de obtener de cada uno en particular las virtudes que no posee, descuidando cultivar aquellas que posee.
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Marguerite Yourcenar (Memoirs of Hadrian)
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Yo quería a mi papá con un amor que nunca volví a sentir hasta que nacieron mis hijos. Cuando los tuve a ellos lo reconocí, porque es un amor igual en intensidad, aunque distinto, y en cierto sentido opuesto. Yo sentía que a mí nada me podía pasar si estaba con mi papá. Y siento que a mis hijos no les puede pasar nada si están conmigo. Es decir, yo sé que antes me haría matar, sin dudarlo ni un instante, por defender a mis hijos. Y sé que mi papá se habría hecho matar sin dudarlo un instante por defenderme a mí. La idea más insoportable de mi infancia era imaginar que mi papá se pudiera morir, y por eso yo había resuelto tirarme al río Medellín si él llegaba a morirse. Y también sé que hay algo que sería mucho peor que mi muerte: la muerte de un hijo mío. Todo esto es una cosa muy primitiva, ancestral, que se siente en lo más hondo de la conciencia, en un sitio anterior al pensamiento. Es algo que no se piensa, sino que sencillamente es así, sin atenuantes, pues uno no lo sabe con la cabeza sino con las tripas".
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Héctor Abad Faciolince (El olvido que seremos)
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Un día, Thomas Alva Edison llegó de la escuela a la casa y le entregó a su mamá una nota. Él le dijo: “Mi maestro me dio esta nota y me dijo que sólo se la diera a mi madre.” Los ojos de su madre estaban llenos de lágrimas cuando ella leyó en voz alta la carta que le trajo su hijo. “Su hijo es un genio, esta escuela es muy pequeña para él y no tenemos buenos maestros para enseñarle, por favor enséñele usted”. Muchos años después la madre de Edison falleció, y él fue uno de los más grandes inventores del siglo. Un día él estaba mirando algunas cosas viejas de la familia. Repentinamente él vio un papel doblado en el marco de un dibujo en el escritorio. Él lo tomó y lo abrió. En el papel estaba escrito: “Su hijo está mentalmente enfermo y no podemos permitirle que venga más a la escuela.” Edison lloró por horas, entonces él escribió en su diario: “Thomas Alva Edison fue un niño mentalmente enfermo, pero por una madre heroica se convirtió en el genio del siglo. “[52] Si cambias a una persona, y esta después cambia el mundo, tú cambiaste el mundo.
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Felipe Chavarro Polania (Diseñado con un Propósito: Descubra el poder que existe en un verdadero propósito)
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La muerte podía estar en una bolsa de cacahuetes, en un trozo de carne que se te atravesara, en el siguiente paquete de cigarrillos. Siempre te andaba rondando, de guardia en todas las estaciones de control entre lo mortal y lo eterno. Agujas infectadas, insectos venenosos, cables mal aislados, incendios forestales. Patines que lanzaban a intrépidos chiquillos a cruces muy transitados. Cada vez que te metes en la bañera para darte una ducha, Oz te acompaña: ducha para dos.
Cada vez que subes a un avión, Oz lleva tu misma tarjeta de embarque. Está en el agua que bebes y en la comida que comes. «¿Quién anda ahí?», gritas en la oscuridad cuando estás solo y asustado, y es él quien te responde: Tranquilo, soy yo. Eh, ¿cómo va eso? Tienes un cáncer en el vientre, qué lata, chico, sí que lo siento. ¡Cólera! ¡Septicemia! ¡Leucemia! ¡Arteriosclerosis! ¡Trombosis coronaria! ¡Encefalitis! ¡Osteomielitis! ¡Ajajá, vamos allá!
Un chorizo en un portal, con una navaja en la mano. Una llamada telefónica a medianoche. Sangre que hierve con ácido de la batería en una rampa de salida de una autopista de Carolina del Norte. Puñados de píldoras: anda, traga. Ese tono azulado de las uñas que sigue a la muerte por asfixia; en su último esfuerzo por aferrarse a la vida, el cerebro absorbe todo el oxígeno que queda en el cuerpo, incluso el de las células vivas que están debajo de las uñas.
Hola, chicos, me llamo Oz el Ggande y Teggible, pero podéis llamarme Oz a secas. Al fin y al cabo, somos viejos amigos. Pasaba por aquí y he entrado un momento para traerte este pequeño infarto, este derrame cerebral, etcétera; lo siento, no puedo quedarme, tengo un parto con hemorragia y, luego, inhalación de humo tóxico en Omaha.
Y la vocecita sigue gritando: «¡Te quiero, Tigger, te quiero! ¡Creo en ti, Tigger! ¡Siempre te querré y creeré en ti, y seguiré siendo niña, y el único Oz que habitará en mi corazón será ese simpático impostor de Nebraska! Te quiero…».
Vamos patrullando, mi hijo y yo…, porque lo que importa no es el sexo ni la guerra, sino la noble y terrible batalla sin esperanza contra Oz, el Ggande y Teggible.
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Stephen King (Pet Sematary)
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Siempre he estado convencido de que el primer mordisco de la enfermedad de mi madre se llevó lo que yo más quería: el beso de buenas noches. Yo pensé que, como el rezo juntos antes de dormir, era otra pérdida de la edad. Una más de las catástrofes de hacerte mayor. Como que dejara de ordenarme la ropa, de removerme el Cola-Cao o de preguntarme al volver del colegio si tenía muchos deberes. Un día las madres dejan de darte el beso de buenas noches,
se fue el beso de buenas noches
y vinieron la hipoteca del piso
y las letras del coche,
en mi caso una noche no llegó el beso y aguardé silencioso. La oscuridad se transformó en hostil, lúgubre, inhóspita. Puede que otras noches yo mismo la llamara, pero llega la noche en que no te sientes autorizado para gritarle mamá, ¿vienes? Y no viene nadie. Puede que cuando despiertas a la mañana siguiente seas más adulto, más independiente, pero esa noche tan sólo eres más infeliz. La segunda noche consecutiva sin beso, lloré en silencio. Sentí algo amputado adentro. Si te arrancan un brazo, dudo que duela como perder ese beso.
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David Trueba (Tierra de campos)
“
Entre mi colchoneta y la tabla de la cama, había encontrado, en efecto, un viejo pedazo de periódico casi pegado a la tela, amarillento y transparente. Relataba un suceso cuyo comienzo faltaba, pero que debía haber acontecido en Checoslovaquia. Un hombre había salido de una aldea checa para hacer fortuna. Al cabo de veinticinco años, había regresado, rico, con una mujer y un niño. Su madre regentaba un hotel con su hermana en la aldea natal. Para darles una sorpresa, dejó a su mujer y a su hijo en otro alojamiento y fue al hotel de su madre, que no lo reconoció cuando entró. Por broma, tomó una habitación. Había dejado ver su dinero. Durante la noche, su madre y su hermana lo asesinaron a martillazos para robarle y arrojaron su cuerpo al río. Por la mañana vino la mujer y reveló sin darse cuenta la identidad del viajero. La madre se ahorcó. La hermana se arrojó a un pozo. Debí de leer esta historia miles de veces. Por una parte, era inverosímil. Por otra, era natural. Me parecía, de todos modos, que el viajero lo había merecido un poco y que nunca se debe jugar.
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Albert Camus
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-¿No tenéis acaso otra hija?
-No-dijo el hombre-, sólo tenemos una Cenicienta, pequeña e ingenua, de mi difunta esposa, pero es imposible que ella sea la novia.
El hijo del rey dijo que fueran a buscarla, pero la madre respondió:
-Ay, no, está demasiado sucia, no puede dejarse ver.
Pero él insistió en verla a toda costa y tuvieron que llamar a Cenicienta. Ella se lavó primero las manos y la cara, fue luego hasta allí y se inclinó ante el hijo del rey, que le tendió el zapato de oro. Después se sentó en un escabel, sacó el pie del pesado zueco de madera y lo metió en la chinela: le quedaba como hecha a medida. Y cuando se enderezó y el rey la miró a la cara, reconoció a la hermosa joven que había bailado con él y dijo:
-¡Ésta es la verdadera novia!
La madrastra y las dos hermanas se asustaron y empalidecieron de rabia, pero él subió a Cenicienta al caballo y se marchó de allí. Al pasar por el pequeño avellano, las dos palomitas blancas dijeron:
-Vuélvete y mira, vuélvete y mira, ya no hay sangre en la zapatilla: la zapatilla bien ya le encaja, a la novia de verdad llevas a casa.
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Jacob Grimm (Cuentos de los hermanos Grimm)
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Mi Vida es un exquisito secreto […] No concebiré hijos de la carne –pero conozco un sagrado Consuelo. Dios me ha dispuesto para la Concepción de una especie diferente. Mis hijos son de la Mente –mi Gestación es perpetua–, mi Éxtasis es del alma. Doy la bienvenida a las jubilosas labores que separan al poema de su creador; como Partera, ¡sólo lo divino! Que las épocas tomen la medida de la Fecundidad, y que el Futuro juzgue si esta elección –si lo es– fue acertada. Yo le explicaría estas Cosas a mi Padre –si pudiera– pidiéndole paciencia por la Cosecha”.
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Emily Dickinson (Cartas de Emily Dickinson: un campo minado (Pequeños Grandes Ensayos) (Spanish Edition))
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¿PARADOJAS DEL DESTINO?
Sentí un silencio frío y absoluto.
¡Dani! ¡Hijito! ¿Estás bien? ¿Dónde estás? ¿Te hiciste daño?¡¿Daniiiii?! ¿Por qué no me contestás hijo? Qué oscuro y frío está todo. No puedo ver nada. Qué silencio. ¿Dani? ¿Me escuchás? ¿Estás bien hijito? No tendría que haber mirado ese mensaje mientras manejaba. ¡Qué estúpido que soy a veces! Hijito, ¿estás bien? ¡Volcamos y nos hicimos pelota! No veo ni escucho nada, no sé dónde estoy.
¿Estaré internado? ¿Estaré muerto? ¿Dani? Me mata tu silencio. ¡¿Estás bien?!
Pará, ya puedo ver un leve resplandor. Me siento atrapado. Dani, ¿estás ahí? Carajo, no puedo moverme. Estoy como envuelto en un plástico. Tengo que salir de acá. Hay una luz ¿la ves Dani? Es cada vez más intensa. A ver, sí, creo que puedo romper esta envoltura. Ya estoy casi afuera. La luz me enceguece. Qué lugar más extraño. Nunca había visto algo así ¿y vos?
No se parece a la Tierra. ¿Estaré muerto? ¿En otro planeta? ¡Uy, por Dios, y esos monstruos espantosos! ¡Qué asquerosos y espeluznantes que son! Parecen extraterrestres. ¡Son Aliens! ¡Estoy en otro planeta, claramente! No puedo creerlo. Necesito escapar urgente o estos monstruos seguro que me devoran. Tengo que alejarme. Tengo mucho miedo. ¿Estoy flotando? ¿Estoy volando? Sí, vuelo. ¿A ver? Voy a subir más alto para tratar de escapar.
Ya no veo a los Aliens y el paisaje parece menos aterrador. Creo que lo logré. Hay mucho viento. ¿Es eso una carretera? Se ven como unos vehículos allá abajo. ¿Serán los transportes de los extraterrestres? Voy a descender un poco. ¡Veo personas! ¿Estoy en la Tierra? ¿Será esto un universo paralelo? ¿Dónde estará Dani? ¡Daniiiiii! No tendría que haber mirado ese mensaje mientras manejaba.
Esa torre que está allá abajo se parece mucho al tanque de agua de mi pueblo. Es idéntica; pero la torre de mi pueblo no tiene ese inmenso edificio al lado. Todo esto es muy semejante a mi barrio, pero no es exactamente igual: hay muchos más edificios acá. Ahí está el río. Ah, y la fábrica. Definitivamente es mi barrio, pero luce algo diferente. Debo estar en un universo paralelo nomás.
Es increíble que pueda flotar. La gente parece no advertir mi presencia. ¿Seré un fantasma?
Tengo que volver a mi casa para ver si está Dani. Dios quiera que esté sano y salvo. Gabriela debe estar preocupadísima por el choque.
¡Ahí está mi casa! ¿Y esos autos de quiénes serán? La fachada está pintada de otro color. ¡Qué extraño todo! Hay alguien en el jardín. ¡Qué crecidos están los árboles que planté en primavera!
Es…es… ¡¿Dani?! Sí, ¡sí! ¡Es Dani! Pero qué cambiado está, parece más grande, parece… ¡todo un muchacho! Lo importante es que está bien por suerte. Necesito abrazarlo bien fuerte y decirle cuánto lo quiero. ¿Podrá verme si soy un fantasma? Me voy a acercar despacito para no asustarlo. Necesito tocarlo, acariciarlo.
¿No me ve? Me voy a acercar más. Ahora sí, al menos movió la cabeza, creo que ya notó mi presencia.
¡Qué hambre me agarró de golpe! ¡No puedo detenerme! ¡¿Qué haces hijito?! ¡Soy yo! ¡Tu papá! ¿Hijito querido? ¡No puedo frenarme! ¡Tengo demasiada hambre! ¡Ahhhh qué ricoooo! ¡Qué placeeeer! ¡Nooo Daniii! ¡Noooooo!... ¡Soy tu papá!...
¡Pafffff!
–Mamá, trae repelente que está lleno de mosquitos en el jardín –gruñó Daniel, mientras limpiaba en su pantalón la sangre que tenía en la palma de su mano derecha. Gabriela, que justo salía, frenó con brusquedad su marcha, se dio vuelta hacia la casa, y gritó:
-¡Querido, trae por favor el repelente que está arriba de la chimenea!
De nuevo el silencio frío y absoluto.
FIN
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”
Gonzalo Guma (Equinoccio. Susurros del destino)
“
Fue mi madre quien me dio a conocer el espíritu sureño en sus más íntimos y delicados aspectos. Mi madre creía que también las flores y los animales soñaban. Cuando éramos pequeños, al llegar la noche, antes de acostarnos, adoptaba su voz de narradora para contarnos que los salmones soñaban con desfiladeros y con oscuros rostros de oso pardo que se cernían sobre el agua cristalina de los rápidos. Los zorros, decía, soñaban que hundían sus colmillos en las espinillas de los cazadores. Mientras dormían, las águilas pescadoras se veían lanzando sus emplumados cuerpos en largas caídas en picado, a cámara lenta, sobre los bancos de arenques. Había amenazadoras alas de búho en las pesadillas de los armiños, lobos del bosque acercándose contra el viento en el reposo nocturno de los alces. Pero jamás llegamos a saber con qué soñaba ella, pues mi madre nos mantuvo siempre al margen de su vida interior. Sabíamos que las abejas soñaban con rosas, que las rosas soñaban con las pálidas manos de las floristas y que las arañas soñaban con polillas atrapadas en sus telas plateadas. Como hijos suyos, fuimos depositarios de los deslumbradores cánticos de su imaginación, pero no sabíamos que las madres soñaran.
”
”
Pat Conroy (The Prince of Tides)
“
—El día que conocí a tu madre, sabía que estaría en mi vida para siempre. Había algo sobre ella y supe que me estaba enamorando ese primer día. Te hacía querer ser mejor, tratar de ser digno de su amor. Lamentablemente, tu padre pensaba lo mismo, nadie entendía por qué cambió drásticamente, excepto yo. A pesar de que ella estaba conmigo, dejó de beber, dejó de dormir con otras chicas, es como si lo hubiera hecho madurar al instante y convertido en el tipo que finalmente quería ser para que pudiera tener una oportunidad con ella. Siempre tuve miedo de perderla por él algún día, es como si me diera cuenta de que era una cuestión de cuándo, no de sí. Pero tu madre era diferente, yo había salido con muchas chicas, pero realmente no me importaba si estaban allí o no. Eran sólo alguien para tratar de llenar el dolor de perder a mi padre. Así que cuando me reuní con ella y se dio cuenta de mis sentimientos, luché por mantenerla tanto tiempo como pude. No se lo digas a tu mamá, pero Chase y yo constantemente peleábamos por ella cuando no estaba cerca. Infierno, incluso peleábamos por ella cuando estaba cerca. Sabíamos que cualquiera de nosotros podría tener a cualquier chica que quisiéramos, pero sólo queríamos a Harper. Así que, por supuesto, siendo nosotros, las palabras se utilizaron en puños y volaban cuando nos quedábamos solos. No le dije esto, pero ya sabía lo que había pasado con tu padre antes de que ella me lo dijera. Cuando llegué a casa de la rotura, y Chase no me molestó de nuevo, sabía que algo había pasado. Sólo no sabía qué todavía. Pero ¿sabes qué pequeño hombrecito? No puedo ni siquiera estar loco sobre eso más, porque si no hubiera pasado, no estarías aquí ahora.
Besó suavemente a nuestro hijo de tres meses quien estaba completamente cautivado en sus historias y señaló la última foto en el libro.
—Y él te amaba y a tu mamá, muchísimo. Siempre voy a recordarte eso, pero desearía que hubieras podido reunirte con él.
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”
Molly McAdams (Taking Chances (Taking Chances, #1))
“
a actos que violan la castidad; es igualmente probable que se trate de actos contra la justicia, o faltas de caridad contra el mundo de los demás. A ellos les parecerán muestras de fervor y piedad hacia el eros. La pareja puede decirse—el uno al otro—casi con el tono de quien ofrece un sacrificio: «Es por causa del amor que he descuidado a mis padres… que he dejado a mis hijos… engañado a mi socio… fallado a mi amigo en su mayor necesidad». Estas razones en la ley del amor pasan por buenas. Sus fieles hasta pueden llegar a sentir que hay un mérito especial en estos sacrificios, porque ¿qué ofrenda más costosa puede dejarse en el altar del amor que la propia conciencia?
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C.S. Lewis (Los Cuatro Amores (Spanish Edition))
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Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a donde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que tú plantaste, tú estarás allí. «No importa lo que hagas ―decía ―, en tanto que cambies algo respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de que separes de ello tus manos. La diferencia entre el hombre que se limita a cortar el césped y un auténtico jardinero está en el tacto. El cortador de césped igual podría no haber estado allí, el jardinero estará allí para siempre».
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Ray Bradbury (Fahrenheit 451)
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Quedaban sus palabras, adiós, que tengáis suerte, adiós, te quiero más que nunca, adiós, me voy con la alegría de haberte conocido, adiós, habla a mis hijos de mí, de las ideas por las que voy a morir, adiós, busca a un buen hombre, cásate con éñ y sé feliz, pero no me olvides, adiós, mi amor, cuánto te he querido y qué poco tiempo hemos tenido para estar juntos, adiós, hijos míos, sed muy buenos y ayudad mucho a vuestra madre, adiós, cariño, adiós, vida mía, adiós, adiós, adiós, y todas las despedidas eran parecidas, pero todas distintas, distintas as mujeres que no podían terminar de leer en vox alta el papel que temblaba entre sus manos, idéntico el hueco que cada nueva carta abría en mi cuerpo agujereado, incapaz de abrigar tanto adioses
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Almudena Grandes (Las tres bodas de Manolita (Episodios de una guerra interminable, #3))
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La autoridad del Estado no puede ser un fin en sí misma, porque ello significaría consagrar la inviolabilidad de toda tiranía en el mundo. Si por los medios que están al alcance de un gobierno se precipita una nacionalidad en la ruina, entonces la rebelión no es sólo un derecho, sino un deber para cada uno de los hijos de ese pueblo. La pregunta: "¿cuándo se presenta este caso?", no se resuelve mediante disertaciones teóricas, sino por la acción y por el éxito. Como todo gobierno, por malo que sea y aún cuando haya traicionado una y mil veces los intereses de una nacionalidad, reclama para sí el deber que tiene de mantener la autoridad del Estado, el instinto de conservación nacional en lucha contra un gobierno semejante tendrá que servirse, para lograr su libertad o su independencia, de las mismas armas que aquél emplea para mantenerse en al mando. Según esto, la lucha será sostenida por medios "legales" mientras el poder que se combate no utilice otros; pero no habrá que vacilar ante el recurso de medios ilegales si es que el opresor mismo se sirve de ellos. En general, no debe olvidarse que la finalidad suprema de la razón de ser de los hombres no reside en el mantenimiento de un Estado o de un gobierno: su misión es conservar su Raza. Y si esta misma se hallase en peligro de ser oprimida o hasta eliminada, la cuestión de la legalidad pasa a un plano secundario. Entonces poco importará ya que el poder imperante aplique en su acción los mil veces llamados medios "legales"; el instinto de conservación de los oprimidos podrá siempre justificar en grado superlativo el empleo de todo recurso. Sólo así se explican en la Historia ejemplos edificantes de luchas libertarias contra la esclavitud (interna o externa) de los pueblos. En este caso el derecho humano se impone sobre el derecho político. Si un pueblo sucumbe sin luchar por los derechos del hombre, es porque al haber sido pesado en la balanza del Destino resultó demasiado débil para tener la suerte de seguir subsistiendo en el mundo terrenal. Porque quien no está dispuesto a luchar por su existencia o no se siente capaz de ello es que ya está predestinado a desaparecer, y esto por la justicia eterna de la Providencia. ¡El mundo no se ha hecho para los pueblos cobardes!
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Adolf Hitler (Mi Lucha)
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A mí, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía. Mis muñecas han sabido a veces de las caricias de la seda y a veces de las injurias de la lana, del oro de los príncipes y de las cadenas de los esclavos. Mis dedos han levantado mil velos, mis labios han sonrojado a mil vírgenes, mis ojos han visto agonizar ciudades y caer imperios. Por boca mía oirás el árabe, el turco, el castellano, el beréber, el hebreo, el latín y el italiano vulgar, pues todas las lenguas, todas las plegarias me pertenecen. Mas yo no pertenezco a ninguna. No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no lejano. Y tú permanecerás después de mí, hijo mío. Y guardarás mi recuerdo. Y leerás mis libros. Y entonces volverás a ver esta escena: tu padre, ataviado a la napolitana, en esta galera que lo devuelve a la costa africana, garrapateando como mercader que hace balance al final de un largo periplo. Pero no es esto, en cierto modo, lo que estoy haciendo: qué he ganado, qué he perdido, qué he de decirle al supremo Acreedor? Me ha prestado cuarenta años que he ido dispersando a merced de los viajes: mi sabiduría ha vivido en Roma, mi pasión en el Cairo, mi angustia en Fez, y en Granada vive aún mi inocencia.
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Amin Maalouf (Leo Africanus)
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Ya no, ya no,
ya no me sirves, zapato negro,
en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.
Papi: he tenido que matarte.
Te moriste antes de que me diera tiempo…
Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
lívida estatua con un dedo del pie gris,
del tamaño de una foca de San Francisco.
Y la cabeza en el Atlántico extravagante
en que se vierte el verde legumbre sobre el azul
en aguas del hermoso Nauset.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du.
En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
de guerras y más guerras.
Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo polaco
dice que hay una o dos docenas.
De modo que nunca supe distinguir dónde
pusiste tu pie, tus raíces:
nunca me pude dirigir a ti.
La lengua se me pegaba a la mandíbula.
Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Ich, ich, ich, ich,
apenas lograba hablar:
Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno,
una locomotora, una locomotora
que me apartaba con desdén, como a un judío.
Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como los judíos.
Creo que podría ser judía yo misma.
Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
podría ser algo judía.
Siempre te tuve miedo,
con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa
y tu recortado bigote
y tus ojos arios, azul brillante.
Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú...
No Dios, sino un esvástica
tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.
Cada mujer adora a un fascista,
con la bota en la cara; el bruto,
el bruto corazón de un bruto como tú.
Estás de pie junto a la pizarra, papi,
en el retrato tuyo que tengo,
un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,
pero no por ello menos diablo, no menos
el hombre negro que
me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Tenía yo diez años cuando te enterraron.
A los veinte traté de morir
para volver, volver, volver a ti.
Supuse que con los huesos bastaría.
Pero me sacaron de la tumba,
y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.
Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,
e inclinación al potro y al garrote.
Y dije sí quiero, sí quiero.
De modo, papi, que por fin he terminado.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
las voces no logran que críe lombrices.
Si ya he matado a un hombre, que sean dos:
el vampiro que dijo ser tú
y me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
siete años, si quieres saberlo.
Ya puedes descansar, papi.
Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,
y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
Bailan y patalean encima de ti.
Siempre supieron que eras tú.
Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.
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Sylvia Plath (Ariel)
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En 1794 el escritor saboyano, aunque ruso de adopción, Xavier de Maistre escribió un delicioso relato, Viaje alrededor de mi habitación, en el que se describe de modo autobiográfico la vida de un oficial que, obligado por una convalecencia a permanecer 42 días encerrado en su cuarto, viaja con su imaginación por un territorio riquísimo en referencias y en pensamientos. El protagonista del texto es un verdadero cosmopolita, un ciudadano del mundo en el sentido literal, a pesar de que está recluido entre cuatro paredes. Me acuerdo con frecuencia del libro de Xavier de Maistre cuando escucho los balances que muchos hacen de sus travesías del mapamundi en viajes organizados, y en los que se plantea una situación inversa a la del argumento literario de aquél: recorren vastos espacios pero su imaginación —o su falta de imaginación— los atrapa en un territorio pobrísimo, tanto en referencias como en pensamientos. Consumen grandes cantidades de kilómetros aunque, como viajeros, atesoran una escasa experiencia de sus viajes. Son, por así decirlo, la vanguardia de los provincianos globales y, en ningún caso, al contrario del oficial convaleciente de Xavier de Maistre, son cosmopolitas ni aspiran a serlo.
El provinciano global es una figura representativa de una época, la nuestra, que empuja al cosmopolita hacia una suerte de clandestinidad. El cosmopolita, personaje en extinción, o quizá provisionalmente retirado a las catacumbas del espíritu, es alguien que desea habitar la complejidad del mundo. Es un amante de la diferencia, ansioso siempre de explorar lo múltiple y lo desconocido para volver a casa, si es que vuelve, con el bagaje de los sucesivos saberes que ha adquirido. El cosmopolita, al no soportar la excesiva claustrofobia de la identidad propia, busca en el espacio absorto de lo ajeno aquello que pueda enriquecer su origen y sus raíces. El hijo pródigo de la parábola bíblica encarna a la perfección ese anhelo: el conocimiento de los otros es finalmente el conocimiento de uno mismo. El cosmopolita quiere saber.
El provinciano global quiere acumular mientras, simultáneamente, elimina o aplana las diferencias. Hay muchos signos en nuestro tiempo que señalan en esa dirección, sin que se adivine cómo el que todavía posee la vieja alma del cosmopolita pueda oponerse. Por su espectacularidad y por su carácter reciente el turismo de masas es, sin duda, uno de esos signos. Cada vez se elevan más voces proclamando el carácter pandémico de un fenómeno que, paradójicamente, en sus inicios se consideró liberador porque el igualitarismo del viaje parecía la continuación lógica de la creencia ilustrada en el igualitarismo de la educación. Sin embargo, cualquiera que se pasee por las antiguas ciudades europeas o, con otra perspectiva, por las zonas aún consideradas exóticas del planeta, puede percibir con facilidad el alcance de una plaga que está solo en sus comienzos. Los centros históricos de las urbes ya son casi todos idénticos, como idénticos son los resorts en los que se albergan los huéspedes de los cinco continentes. La diferencia ha sido aplastada, dando lugar al horizonte por el que se mueve con comodidad el provinciano global.
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Rafael Argullol
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Lo había conocido años atrás cuando asistió a una de mis cruzadas, donde lloró arrepentido y oró pidiendo ser salvo. Aquella noche salió de la sala de oración con verdadero gozo en su corazón. Pero ahora se veía completamente desolado; nunca en mi vida había visto un rostro joven tan triste. Me dijo: —Señor Wilkerson, no sé hacia dónde encaminarme. No tengo gozo, y Dios parece estar muy lejos. Me siento tentado, y temo que voy a caer en el pecado y perder mi contacto con Dios. ¡No siento nada más que temor y temblor! Le puse la mano en el hombro y le dije: — Hijo, esta es tu hora de prueba. Dios te está probando para ver qué hay en tu corazón. ¿Estás dispuesto a arrepentirte, aceptar su perdón y seguir acercándote a la Luz? Dios no te ha abandonado. De repente empezaron a correrle lágrimas por las mejillas: — ¿Quiere decir que en realidad Dios no está enojado conmigo? — No — respondí. — Y este desasosiego y desesperanza que tengo, ¿será resultado de algún hábito terrible en mi vida? — me preguntó. Le dije que eso sólo él podía contestarlo. — Pues no, no lo creo — replicó él. Entonces, de pronto, comenzó a ver la luz: ¡después de todo no era culpa de Dios! Era su descuido de la oración y del hambre por la Palabra, durante su temporada de sufrimiento, lo que le había hecho temer y tropezar. En ese momento el Espíritu del Señor comenzó a dispensarle esperanza; levantó sus manos y alabó al Señor: “Ayúdame a salir de esto, Señor. ¡Restaura mi fe!” Cuando me despedí de él, le estaba dando gracias a Dios por hacerlo retornar a un compromiso sólido. El Espíritu Santo estaba comenzando a resplandecer de nuevo en él.
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David Wilkerson (Tenemos hambre de Cristo: Experimentando su presciencia en tiempos difíciles)