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La Mama Doma probó de todo para curar a su muchachita, le pasaba yerbas de chivo, le hacía tomar espiritusanto, la bañaba con hojas de achiote, le dio noni y dulcamara. La llevó al único médico en el que confiaba, el doctor Minda, el que cuando alguna mujer preñada no tenía dinero le decía vea, amiguita, vaya con fe a donde doña Doma, ella le puede ayudar a que tenga su hijo, vaya de mi parte y llévele cariños. Pero ese doctor también le dijo, Domita, la bebe no tiene remedio, hay que operarla y para hacerlo tenemos que llevarla a Quito y eso es caro. La Mama Doma salió con su muchachita pandada sin saber qué hacer, fue hasta su casa de la Eloy Alfaro, agarró una muda de ropa, la metió en el bolso y les dijo a todos, ya vengo.
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