Gafa Quotes

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—¿Cómo se inventa uno una religión? —preguntó Evie. Will la miró por encima de los cristales de sus gafas. —Dices 'Dios me ha dicho lo siguiente', y luego esperas a que la gente se apunte.
Libba Bray (The Diviners (The Diviners, #1))
¿Acaso esto era de lo que se trataba el amor? ¿Pensar que una chica se veía hermosa en su pijama y sus gafas? ¿Que probablemente yo era el único que ella había dejado que la viera usándolas? ¿Era esa una cosa buena o una cosa mala?
Nyrae Dawn (What a Boy Wants (What a Boy Wants, #1))
El miedo ciega, dijo la chica de gafas oscuras. Son palabras ciertas, ya eramos ciegos en el momento que perdimos la vista, el miedo nos cegó, el miedo nos mantendrá ciegos.
José Saramago (Blindness)
—Me voy con mi fascinante, reservada e insoportable cáraid. —¿Con… Miz? —preguntó Caleb—. ¿No había otro apodo? Cahal miró a Caleb con hastío. —Cómeme el capullo, líder. —Me parece un nombre un poco curioso —lo ignoró por completo y siguió con sus pullas—. Por cierto, lo que me recuerda, Daanna. —¿Sí, Caleb? —dijo ella dando un sorbo al café. —¿Dónde están «miz» gafas? Daanna escupió el café, y Menw se partió delante de su hermano. Cahal puso los ojos en blanco. —No te lo tomes a mal, brathair —dijo Menw—, pero reconocerás que la chica no ha entrado con tan buen pie como para ganarse el título honorífico a «Miz Zimpatía». Daanna se dobló sobre sí misma ahogándose en sus propias carcajadas. —Está bien, chicos —Caleb levantó una mano y se limpió las lágrimas de la risa—. Vamos a tener un poco… un poco de… —le faltaba el aire—, de «mizericordia».
Lena Valenti (El libro de la alquimista (Saga Vanir #6))
«No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede».
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
A veces, todo el mundo necesita un par de gafas oscuras...
Emiliano Campuzano (Cielo Por Tu Luz)
La vida es una experiencia subjetiva que interpretamos según las gafas que llevamos puestas.
Ángeles Wolder Helling (El Arte de Escuchar el Cuerpo: Descodificación Biológica (Salud y Terapia nº 2016) (Spanish Edition))
Mientras recogía las bolsas de la compra, un familiar Lexus berlina color coñac se detuvo a su lado. La ventanilla del conductor bajó apareció el rostro del Duque del Infierno en persona, sonrisa burlona incluida. _ Pareces una vagabunda. Sugar Beth supuso que lo decía por las bolsas, no por sus tejanos o su cazadora de motera. _ Gracias, que tengas un buen día tú también. Él la contempló a través de unas gafas sin montura. _ ¿Quieres que te lleve? _ ¿Dejas subir plebeyos a tu carruaje? _ Hoy me siento benevolente. _ Es mi día de suerte.
Susan Elizabeth Phillips (Ain't She Sweet?)
- Antes he preguntado por el baño y he acabado en la piscina climatizada del piso de abajo. ¿Te apetece tomar algo? ¿Refresco, cerveza, champán, una copa de Henry Jayer Cros Parantoux de la cosecha del 85? - añadió, acercándome el vaso de plástico lleno de vino que sujetaba. - Pero si tú no bebes alcohol - comenté, extrañada. - Lo sé. Pero este es uno de los vinos más caros del mundo y lo están utilizando para hacer sangría. ¡Es un crimen! Así que he hecho lo único que estaba en mis manos: salvar una copa y huir de allí como un refugiado de guerra. Creo que voy a regar el jardín con él mientras grito: "¡Sé libre, sé libre!".- Se recolocó las gafas y añadió -: A lo mejor crece una parra.
Javier Ruescas (El (sin)sentido del amor)
Solitario como un astrónomo que en su observatorio contempla cada noche, por la diminuta abertura de su telescopio, las miríadas de estrellas, sus misteriosas evoluciones, su cambiante confusión, cómo desaparecen yvuelven a encenderse, Jakob Mendel miraba a través de sus gafas y desde aquella mesa cuadrada ese otro universo de los libros, que asimismo gira eternamente y renace transformado,aquel mundo sobre nuestro mundo.
Stefan Zweig (Mendel el de los libros)
El sexo nos descubre. El sexo nos revela como somos. Por eso es tan estremecedor. Nos despoja de toda apariencia. Veo a una mujer prácticamente desnuda y agotada, necesitada, acariciando una botella de plástico que oprime entre las piernas. [...] Ella es el amor de su vida, su amante, su puta imperecedera. Él no tiene que hacer esa cosa innombrable que tanto desea hacer. Basta con que lo diga. Es así porque ambos están más allá de cualquier modelo de conducta establecida. A él le basta con decirlo. -Pues dilo. -Quiero follarte con la botella, muy despacio, con las gafas de sol puestas
Don DeLillo (Cosmopolis)
Insistir, a estas alturas, en que aprecio en general más a los perros que a los hombres es una obviedad que no remacharé demasiado. He dicho alguna vez que si la raza humana desapareciera de la faz de la tierra, ésta ganaría mucho en el cambio; mientras que sin perros sería un lugar más oscuro e insoportable. Cuestión de lealtad, supongo. Hay quien valora unas cosas y quien valora otras. Por mi parte, creo que la lealtad incondicional, a prueba de todo, es una de las pocas cosas que no pueden comprarse con retórica ni dinero. Tal vez por eso, la lealtad, en hombres o en animales, siempre me humedece un poquito las gafas de sol.
Arturo Pérez-Reverte (Perros e hijos de perra (Spanish Edition))
La verdadera fuente de la felicidad es tener una mente bien amueblada.
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
un hombre que vende su alma por un par de gafas la volverá a vender por cualquier otro acicate, incluso más barato,
Stephen King (Lobos del Calla (La Torre Oscura 5) (Spanish Edition))
Y, por desgracia, sus gafas cayeron al suelo. El mágico telescopio que le permitía contemplar el mundo del espíritu se rompió así en mil pedazos.
Stefan Zweig
-Tienes una soberbia imaginación, Billy. No sé qué le contesté. Probablemente "gracias" o algo por el estilo. -Aunque no logro sacarle partido -prosiguió-. ¿Por qué será? -Creo que a lo mejor es porque necesito gafas y no puedo leer, ya que veo las palabras muy borrosas. Eso explica por qué me paso todo el rato pestañeando. A lo mejor, si fuese a un oculista, podría recetarme gafas y, entonces, sería el mejor lector del curso y usted no tendría que hacerme quedar tantas tardes después de clase. Se limitó a señalar detrás de ella y a ordenarme: -Ponte a borrar las pizarras, Billy. -Sí, señorita. Lo de borrar las pizarras se me daba de maravilla. -¿Las ves borrosas? -me preguntó la señorita Roginski al cabo de un rato. -¡No, qué va! Me inventé la historia.
William Goldman (The Princess Bride)
Probablemente, sólo en un mundo de ciegos serán las cosas lo que realmente son, dijo el médico. Y las personas, preguntó la chica de las gafas oscuras. Las personas también, nadie estará allí para verlas.
José Saramago (Blindness)
Si activamos esa capacidad que todos poseemos para divertirnos, se hace la magia: ¡el dolor se transforma en algo mucho más llevadero! Dicho de otra forma: tenerle miedo al dolor amplifica la percepción del dolor.
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
Y mi opinión es… el amor a primera vista existe, igual que existen las bombas de neutrones, los cables de alta tensión y otras cosas que provocan una muerte segura. ¿Qué hacer para evitarlo? ¡Mira para otro lado, bonita! O ponte gafas de sol…
Begoña Oro (Pomelo y limón)
Sin planificación no es posible hacer la vida muy interesante. Si esperas hasta el último día para preparar tus vacaciones de verano, lo más probable es que vayas siempre a la misma playa, año tras año. ¡No te quejes después de que la vida parezca un poco aburrida!
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
Mientras pueda, dijo la chica de las gafas oscuras, mantendré la esperanza, la esperanza de encontrar a mis padres, la esperanza de que aparezca la madre de este niño, Has olvidado la esperanza de todos, Cuál, La esperanza de recuperar la vista, Hay esperanzas que es locura alimentar.
José Saramago (Blindness)
Con la distancia, todo el el mundo parece mejor. Todo el mundo parece más agradable cuando no tienes que escucharlo continuamente. Después de que Yuri colgara, Natasha pasó junto a su hermano, en el muro, y su madre, que estaba limpiándose las gafas al lado. Querer a quienes tienes cerca..., eso es lo difícil.
Julia Phillips (Disappearing Earth)
Pero Peter -por muy bonito que fuera el día, y los árboles, la hierba y la niñita de rosa- Peter nunca veía nada de todo esto. Se ponía las gafas, si ella se lo pedía, y miraba. Era el estado del mundo lo que le interesaba; Wagner, la poesía de Pope, el carácter de la gente eternamente, y los defectos de su propia alma.
Virginia Woolf (Mrs. Dalloway)
«La condición del dominio de los GAFA (Google, Apple, Facebook, Amazon) es que los seres, los lugares, los fragmentos de mundo continúen sin tener contacto real. Allí donde los GAFA pretenden «vincular al mundo entero», lo que hacen por el contrario es trabajar por el aislamiento real de cada uno. Inmovilizar los cuerpos. Mantener a cada uno recluido en su burbuja insignificante. El golpe de fuerza del poder cibernético consiste en procurar a cada uno la sensación de tener acceso al mundo entero cuando en realidad cada vez está más separado de él, de tener cada vez más «amigos» cuando cada vez es más autista.» —Ahora, Comité Invisible—
Comité invisible, The Invisible Committee
—Simplemente lanzamos aplicaciones de esas que te cambian la cara, que te ponen gafas o bigote, que te dicen cómo serás de aquí a unos años, y conseguimos millones de fotos sin mover un dedo. Actualmente tenemos almacenado el 70 por ciento de los rostros de la población mundial. Así conseguimos afinar aún más la publicidad.
Eloy Moreno (Tierra (Spanish Edition))
El dolor aparta la pereza que todos tenemos y nos obliga a trabajar en pos de grandes y hermosos objetivos que, a la postre, terminan dándonos más satisfacciones que antes.
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
La sabiduría de arugamama nos enseña a no detenernos siquiera para parlamentar con las emociones negativas: eso sólo incrementaría su fuerza e irracionalidad.
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
Cualquier cambio, para ser profundo y duradero, debe ser voluntario, porque en caso de ser forzado, no lo hacemos nuestro, no lo retenemos.
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
Cualquier cambio no escogido por uno mismo, no es sincero y, por lo tanto, será mediocre y pasajero, si es que se produce.
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
Sabemos que las personas realmente fuertes y felices son aquellas que aprecian tanto la vida que ni siquiera el dolor puede eliminar su goce vital.
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
Los complejos sólo existen en nuestra mente irracional. Las personas fuertes y racionales no ven ningún problema en el hecho de tener defectos.
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
Los pensamientos son los causantes de las emociones: si aprendes a pensar de forma adecuada, aprenderás a sentir de otra forma: ¡garantizado!
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
El cascarrabias tiene que aprender que felicidad y comodidad son, muy a menudo, incompatibles.
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
el orden natural de las cosas es el mejor orden posible. Está diseñado por una fuerza que desconocemos, enorme y sabia, llámale Dios o llámale universo o naturaleza. No la contradigamos estúpidamente.
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
—Así que, como ves, no es nada nuevo, ¿verdad? —Pero aquello era diferente. Aquello solo era una sensación. Nunca llegué a ver a nadie. Esta vez sí lo he visto. —¿Y a quién has visto? —Ya se lo he contado. ¡A un hombre! —Descríbemelo. Dudé. —No puedo. —¿Por qué no? —No lo he visto con claridad. Ya se lo he dicho, estaba demasiado lejos. —Comprendo. —Además…, iba disfrazado. Llevaba una gorra. Y gafas de sol. —Mucha gente lleva gafas de sol con este tiempo. Y la cabeza cubierta. ¿Van todos disfrazados?
Alex Michaelides (The Silent Patient)
Pero casi sin excepción se describe a la mujer desde el punto de vista de su relación con hombres. Era extraño que, hasta Jane Austen, todos los personajes femeninos importantes de la literatura no sólo hubieran sido vistos exclusivamente por el otro sexo, sino desde el punto de vista de su relación con el otro sexo. Y ésta es una parte tan pequeña de la vida de una mujer… Y qué poco puede un hombre saber siquiera de esto observándolo a través de las gafas negras o rosadas que la sexualidad le coloca sobre la nariz.
Virginia Woolf (Un cuarto propio)
Los hombres que no tienen las gafas violetas hablan mucho de capitalismo, y hacen como que no existe el patriarcado. Por eso todos sus análisis sobre la realidad social, política y económica están incompletos. Si no introducen la perspectiva de género, no logran abarcar la complejidad de nuestras relaciones, nuestra forma de producir y reproducirnos: solo ven una parte. A algunos intelectuales se les nota mucho, además, que ignoran deliberadamente el patriarcado porque creen que negándolo puede seguir existiendo durante muchos siglos más.
Coral Herrera Gómez (Hombres que ya no hacen sufrir por amor: Transformando las masculinidades (Mayor nº 707) (Spanish Edition))
Un bibliotecario de gafas negras le preguntó: “¿Qué busca?”. Hladík le replicó: “Busco a Dios”. El bibliotecario le dijo: “Dios está en una de las letras de una de las páginas de uno de los cuatrocientos mil tomos del Clementinum. Mis padres y los padres de mis padres han buscado esa letra; yo me he quedado ciego buscándola”. Se quitó las gafas y Hladík vio los ojos, que estaban muertos. Un lector entró a devolver un atlas. “Este atlas es inútil”, dijo, y se lo dio a Hladík. Éste lo abrió al azar. Vio un mapa de la India, vertiginoso. Bruscamente seguro, tocó una de las mínimas letras. Una voz ubicua le dijo: “El tiempo de tu labor ha sido otorgado”. Aquí Hladík se despertó.
Jorge Luis Borges (Ficciones (Spanish Edition))
¿Sabes Hoshino? Dios solo existe en la mente de los hombres. Y especialmente en Japón, para bien o para mal, en lo que respecta a Dios somos muy flexibles. Una prueba de ello es que el Emperador, que era Dios antes de la guerra, al recibir al comandante del ejército de ocupación, el general MacArthur, la orden: <<¡Deja ya de ser un Dios!>>, le contestó <<¡Vale! Ya soy una persona normal>>,y, desde 1946, dejó de ser Dios. El Dios de Japón era así de fácil de ajustar. Viene un militar norteamericano con gafas de sol y una pipa barata entre los dientes, le da una simple orden y Él cambia de naturaleza. Eso es el no va más de la posmodernidad. Si crees que existe, existe. Si crees que no existe, no existe. Yo jamás me he preocupado por esos detalles
Haruki Murakami (Kafka on the Shore)
¿Sabes, Hoshino? Dios sólo existe en la mente de los hombres. Y especialmente en Japón, para bien o para mal, en lo que respecta a Dios somos muy flexibles. Una prueba de ello es que el emperador, que era Dios antes de la guerra, al recibir del comandante del ejército de ocupación, el general MacArthur, la orden: «¡Deja ya de ser Dios!», le contestó: «¡Vale! Ya sólo soy una persona normal», y, desde 1946, dejó de ser Dios. El Dios de Japón era así de fácil de ajustar. Viene un militar norteamericano con gafas de sol y una pipa barata entre los dientes, le da una simple orden y Él cambia de naturaleza. Eso es el no va más de la posmodernidad. Si crees que existe, existe. Si crees que no existe, no existe. Yo jamás me he preocupado por esos detalles.
Haruki Murakami (Kafka en la orilla)
Ya no puedo estar sin su presencia; el olor de su piel, el sonido de su voz, las pequeñas maneras de representar a la muchacha más fuerte y a la más frágil del mundo. Su manía de no ponerse gafas para ver el mundo tras el cristal ahumado de su visión lastimada; su forma de protegerse. Ver sin ver de verdad y, sobre todo, sin hacerse notar. Descubro la extraña mecánica de su corazón. Funciona con un sistema de concha autoprotectora ligada a la falta de confianza que la habita. Una ausencia de autoestima peleándose con una determinación fuera de lo común. Aun no he descubierto qué engranaje tiene roto. El código de acceso a su corazón cambia todas las noches. A veces, la concha es dura como la piedra. Por mucho que pruebe con mil combinaciones en formas de caricias y palabras de apoyo, apenas consigo quedarme en las puertas de su misterio. Sin embargo, ¡Me gusta tanto hacer crujir su concha! Escuchar ese pequeño ruido que produce al desactivarse, ver los hoyuelos que se marcan en la comisura de sus labios y que parece decir "¡Sopla!". El sistema de protección volando en dulces pedazos".
Mathias Malzieu (La Mécanique du cœur)
Vaciló en mencionar el otro gran tema que ocupaba su mente, pero supuso que no había demasiadas personas en su vida con las que pudiera hablar al respecto–. Y también… conocí a un chico. Roja la miró dos veces y se quitó las gafas. Sus enormes ojos azules se agrandaron aún más y una sonrisa torcida se expandió por su rostro. –¡Un chico! –exclamó en voz alta; era evidente que el tema le resultaba tan emocionante que no podía molestarse en seguir preocupada por ocultar su identidad–. ¡Cuéntame todo! ¿Dónde lo conociste? ¿Cuántos años tiene? ¿Es alto? ¿De qué clase es? ¿De qué raza? ¿De qué especie? A Alex le resultó difícil recordar todas las preguntas. –Es el hijo de un granjero del Reino del Este. Es más grande y más alto que yo. Y hasta donde sé, es humano. –Por ahora –dijo Roja–. Créeme, involucrarte con alguien que ha estado maldito para vivir como una criatura grotesca puede dificultar la relación. Pero ¡él suena muy prometedor! Me encanta un buen hombre de clase media. ¿Cómo se llama? –Rook Robins –respondió Alex, y no pudo evitar sonreír al mencionar su nombre. –Noto que te gusta mucho este chico –
Chris Colfer (La Tierra de las Historias: La advertencia de los hermanos Grimm)
<> Más o menos. O sea, entiendo por qué Lois Lane se matriculó en la facultad de periodismo. Conozco a esa clase de chicas. Quieren cambiar las cosas, sacar conspiraciones a la luz. Es entrometida. Pero Clark Kent... ¿Por qué no elige ser Clark Kent, ese hombre del tiempo tan sexy? ¿O Clark Kent, alcalde de Cincinnati? <> ¿No te enteras o qué? Clark Kent no quiere ser famoso. No quiere que la gente se fije en él. Si lo miraran con atención, se darían cuenta de que es idéntico a Superman, pero con gafas. Además, tiene que estar en la redacción de un periódico o algo parecido para ser el primero en enterarse de las noticias. Imagínate que leyera «Joker ataca la Luna» en el diario del día siguiente. <> Tienes toda la razón. Sobre todo para ser alguien que no sabe que Superman nunca se ha enfrentado al Joker. <> Sobre todo para ser alguien que pasa mucho. Espero que te equivoques cuando dices que la vida es un asco solo por llevar gafas y no ser capaz de volar. Esa descripción se aplica a todos los que estamos en esta sala. ¿En qué estás trabajando? <> Todos llevamos gafas. Qué inquietante. En otro artículo del Indian Hills. Más que trabajar, estoy esperando a que suene el teléfono. Por lo que parece, el hospital contiguo al cine ya ha comprado el terreno. Hace meses. Lo van a convertir en un aparcamiento. Estoy esperando a que la portavoz del hospital me llame y me diga: «No hay comentarios». Entonces escribiré: «Los directivos del hospital declinan hacer comentarios en relación a la venta». Y me iré a casa. ¿Sabes lo aburrido que es esperar a que alguien te llame para, oficialmente, no decirte nada? No creo que Superman lo soportase. Estaría por ahí, buscando boy scouts perdidos y tapando volcanes con rocas gigantescas. <> Superman trabaja en un diario para ligarse a Lois Lane. <> Seguro que gana el doble que ella.
Rainbow Rowell (Attachments)
Yo afirmo que la Biblioteca es interminable." ... "Nunca se había preguntado Hladík si esa tragicomedia de errores era baladí o admirable, rigurosa o casual. En el argumento que he bosquejado intuía la invención más apta para disimular sus defectos y para ejercitar sus felicidades, la posibilidad de rescatar (de manera simbólica) lo fundamental de su vida. Había terminado ya el primer acto y alguna escena del tercero; el carácter métrico de la obra le permitía examinarla continuamente, rectificando los hexámetros, sin el manuscrito a la vista. Pensó que aun le faltaban dos actos y que muy pronto iba a morir. Habló con Dios en la oscuridad. Si de algún modo existo, si no soy una de tus repeticiones y erratas, existo como autor de Los enemigos. Para llevar a término ese drama, que puede justificarme y justificarte, requiero un año más. Otórgame esos días, Tú de Quien son los siglos y el tiempo. Era la última noche, la más atroz, pero diez minutos después el sueño lo anegó como un agua oscura. Hacia el alba, soñó que se había ocultado en una de las naves de la biblioteca del Clementinum. Un bibliotecario de gafas negras le preguntó: ¿Qué busca? Hladík le replicó: Busco a Dios. El bibliotecario le dijo: Dios está en una de las letras de una de las páginas de uno de los cuatrocientos mil tomos del Clementinum. Mis padres y los padres de mis padres han buscado esa letra; yo me he quedado ciego, buscándola. Se quitó las gafas y Hladík vio los ojos, que estaban muertos. Un lector entró a devolver un atlas. Este atlas es inútil, dijo, y se lo dio a Hladík. Éste lo abrió al azar. Vio un mapa de la India, vertiginoso. Bruscamente seguro, tocó una de las mínimas letras. Una voz ubicua le dijo: El tiempo de tu labor ha sido otorgado. Aquí Hladík se despertó. Recordó que los sueños de los hombres pertenecen a Dios y que Maimónides ha escrito que son divinas las palabras de un sueño, cuando son distintas y claras y no se puede ver quien las dijo. Se vistió; dos soldados entraron en la celda y le ordenaron que los siguiera.
Jorge Luis Borges (Ficciones)
Este es el segundo fragmento que pongo aquí del que se ha convertido en mi libro favorito: "La mecánica del corazón". Espero que lo disfrutéis x) "Ya no puedo estar sin su presencia; el olor de su piel, el sonido de su voz, las pequeñas maneras de representar a la muchacha más fuerte y a la más frágil del mundo. Su manía de no ponerse gafas para ver el mundo tras el cristal ahumado de su visión lastimada; su forma de protegerse. Ver sin ver de verdad y, sobre todo, sin hacerse notar. Descubro la extraña mecánica de su corazón. Funciona con un sistema de concha autoprotectora ligada a la falta de confianza que la habita. Una ausencia de autoestima peleándose con una determinación fuera de lo común. Aun no he descubierto qué engranaje tiene roto. El código de acceso a su corazón cambia todas las noches. A veces, la concha es dura como la piedra. Por mucho que pruebe con mil combinaciones en formas de caricias y palabras de apoyo, apenas consigo quedarme en las puertas de su misterio. Sin embargo, ¡Me gusta tanto hacer crujir su concha! Escuchar ese pequeño ruido que produce al desactivarse, ver los hoyuelos que se marcan en la comisura de sus labios y que parece decir "¡Sopla!". El sistema de protección volando en dulces pedazos".
Mathias Malzieu (La Mécanique du cœur)
Era un chico delgado, con el pelo negro y con gafas, que tenía el aspecto enclenque y ligeramente enfermizo de quien ha crecido mucho en poco tiempo. Llevaba unos vaqueros rotos y sucios, una camiseta ancha y desteñida, y las suelas de sus zapatillas de deporte estaban desprendiéndose por la parte superior. El
J.K. Rowling (Harry Potter y la Orden del Fénix (Harry Potter #5))
Sus ojos tras sus gafas destrozadas eran los ojos que recordaba: oscuros y serios, bordeados por la clase de pestañas que a los muchachos les traía sin cuidado y que las chicas matarían por tener.
Cassandra Clare (City of Bones (The Mortal Instruments, #1))
Dios sólo existe en la mente de los hombres. Y especialmente en Japón, para bien o para mal, en lo que respecta a Dios somos muy flexibles. Una prueba de ello es que el emperador, que era Dios antes de la guerra, al recibir del comandante del ejército de ocupación, el general MacArthur, la orden: «¡Deja ya de ser Dios!», le contestó: «¡Vale! Ya sólo soy una persona normal», y, desde 1946, dejó de ser Dios. El Dios de Japón era así de fácil de ajustar. Viene un militar norteamericano con gafas de sol y una pipa barata entre los dientes, le da una simple orden y Él cambia de naturaleza. Eso es el no va más de la posmodernidad. Si crees que existe, existe. Si crees que no existe, no existe. Yo jamás me he preocupado por esos detalles.
Anonymous
Tal vez sea verdad que el día del Juicio llegará. Que todos esos esqueletos y calaveras enterrados en el transcurso de los miles de años que ha estado viviendo gente en la tierra recogerán sus huesos, se levantarán sonrientes hacia el sol, y Dios, omnipotente e inmenso, los juzgará arriba en su cielo, con una pared de ángeles encima y otra debajo de él. Sobre la tierra, tan verde y maravillosa, retumbarán las trompetas, y de todos los prados y valles, playas y llanuras, mares y lagos, se levantarán los muertos caminando hacia el Señor su Dios, siendo elevados hasta él, pesados y lanzados a las llamas del infierno o pesados y elevados hasta la luz del cielo. También los que andaban por allí en ese momento, con sus maletas sobre ruedas y bolsas de tiendas libres de impuestos, sus carteras y tarjetas de crédito, sus axilas perfumadas y sus gafas, su pelo teñido y sus andadores, serán despertados, no se apreciará ninguna diferencia entre ellos y los que murieron en la Edad Media o en la Edad de Piedra, serán muertos y los muertos son los muertos, y los muertos serán juzgados el día del Juicio.
Karl Ove Knausgård (La muerte del padre (Mi lucha, #1))
Me puse las gafas para que todas las cosas volvieran a su sitio.
Ricardo Silva Romero (Historia oficial del amor (Spanish Edition))
El tiempo estaba claro, parecía que se habían acabado las lluvias, y el sol, aunque pálido, empezaba a sentirse en la piel, No sé cómo vamos a vivir si el calor aprieta, dijo el médico, toda esa basura pudriéndose por ahí, los animales muertos, quizá también personas, debe de haber gente muerta en las casas, lo malo es que no estemos organizados, debería haber una organización en cada casa, en cada calle, en cada barrio, Un gobierno, dijo la mujer, Una organización, el cuerpo también es un sistema organizado, está vivo mientras se mantiene organizado, la muerte no es más que el efecto de una desorganización, Y cómo podría organizarse una sociedad de ciegos para que viva, Organizándose, organizarse ya es, en cierto modo, tener ojos, Quizá tengas razón, pero la experiencia de esta ceguera sólo nos ha traído muerte y miseria, mis ojos, como tu consultorio, no han servido para nada, Gracias a tus ojos estamos vivos, dijo la chica de las gafas oscuras, También lo estaríamos si yo estuviera ciega, el mundo está lleno de ciegos vivos, Creo que vamos a morir todos, es cuestión de tiempo, Morir siempre es una cuestión de tiempo, dijo el médico, Pero morir sólo porque se está ciego debe de ser la peor manera de morir, Morimos de enfermedades, de accidentes, de casualidades, Y ahora moriremos también porque estamos ciegos, quiero decir que moriremos de ceguera y cáncer, de ceguera y tuberculosis, de ceguera y sida, de ceguera e infarto, las enfermedades podrán ser diferentes de persona a persona, pero lo que verdaderamente nos está matando ahora es la ceguera, No somos inmortales, no podemos escapar a la muerte, pero al menos deberíamos no ser ciegos, dijo la mujer del médico, Cómo, si esta ceguera es concreta y real, dijo el médico, No tengo la certeza, dijo la mujer, Ni yo, dijo la chica de las gafas oscuras.
José Saramago (Ensayo sobre la ceguera)
Tengo una radio, Una radio, exclamó la chica de las gafas oscuras dando palmadas, música, qué bien, Sí, pero es una radio pequeña, de pilas, y las pilas no duran siempre, recordó el viejo, No me diga que nos vamos a quedar aquí para siempre, se lamentó el primer ciego, Para siempre, no, para siempre es siempre demasiado tiempo,
José Saramago (Ensayo sobre la ceguera)
Lo que sí importaba era salvaguardar su amistad, por encima del dinero, salvaguardarla para toda la vida. Konrád envejecía con rapidez. A los veinticinco años ya necesitaba gafas para leer. Cuando su amigo llegaba a casa, por las noches, tras sus andanzas por Viena y por el mundo, olía a tabaco y a perfume, y traía un aspecto un tanto descuidado, el aspecto de un adolescente embriagado por los aires mundanos; y era entonces cuando charlaban, en voz baja, durante horas, como dos cómplices, como si Konrád fuera un mago que permanece siempre en casa, reflexionando sobre el significado del destino de las personas y de los efímeros fenómenos humanos, mientras su criado anda por el mundo recogiendo las noticias secretas de la vida de los hombres. Konrád leía preferentemente libros ingleses sobre la historia de la convivencia humana, sobre el desarrollo social. El hijo del guardia imperial solamente leía libros sobre caballos y sobre viajes. Como se amaban, se perdonaban mutuamente su pecado original: Konrád perdonaba la fortuna de su amigo y el hijo del guardia imperial perdonaba la pobreza de Konrád.
Sándor Márai (El último encuentro)
Nada de carcajadas, nada de piel de gallina, nada de empezar a sudar o de sentir que te vas a desmayar, una sonrisa muy pequeña y cierta inmovilidad, esa es la señal. Y eso es lo que ocurre con Ginzburg. De repente, aunque veas perfectamente, tienes ganas de ponerte gafas para ver todavía mejor.
Milena Busquets (Hombres elegantes y otros artículos)
Para un individuo corriente sin excesivo talento, no hay nada más fácil que creerse una persona extraordinaria y original y deleitarse en esta convicción sin vacilar ni un instante. A algunas de nuestras señoritas les basta con contarse el pelo, ponerse gafas azules y hacerse llamar nihilistas para convencerse en el acto de que, luciendo estas gafas, adquieren de inmediato sus propias convicciones.
Fyodor Dostoevsky
¡Vamos a ir a ver el lugar del que estaba hablando!" Rebekah sugirió. Le dieron al bote de remos un tirón fuerte y fueron capaces de hacerlo flotar hacia la orilla. Una vez que tuvieron el barco de vuelta en tierra, saltaron de nuevo al agua. Rebekah tiró de sus gafas hasta colocarlas en los ojos y se metió justo
P.J. Ryan (Rebekah - Niña Detective #1-8)
Cuanto más ridícula, rara o violenta sea la asociación, mejor. Lo inusual y lo obsceno se recuerda fácil. Imagina que dejas tus gafas en una caja de pañuelos al fondo del armario. Pues visualiza poniéndote dos pañuelos en los ojos para ver como si fueran gafas. Usa tu imaginación sin miedo. De lo absurdo te acuerdas. Así en cuanto pienses en tus gafas saldrán automáticamente los pañuelos, su sitio. La asociación absurda hará que una cosa evoque a la otra. Basta con que recuerdes un objeto para acordarte del otro.
David Valois (Máxima memoria: Cómo mejorar tu memoria en una tarde)
Poco a poco, Tsukuru Tazaki comenzó a alimentarse como es debido. Compraba productos frescos, los preparaba de manera sencilla y se los comía. Con todo, le costaba recuperar el peso que había perdido. Por lo visto, su estómago se había achicado durante ese medio año. Si sobrepasaba cierta cantidad de comida, no podía evitar vomitar. También empezó a ir a nadar a la piscina universitaria a primera hora de la mañana. Dado que había perdido masa muscular, subir las escaleras lo dejaba sin aliento: necesitaba mejorar, siquiera mínimamente, su forma física. Se compró un bañador y otras gafas y todos los días nadaba a crol entre un kilómetro y un kilómetro y medio. Luego se acercaba al gimnasio y se ejercitaba en silencio con las máquinas.
Haruki Murakami (Colorless Tsukuru Tazaki and His Years of Pilgrimage)
Las Ramblas como Cloaca Máxima, la Puerta de la Paz, el zócalo, los tinglados y muelles ruinosos flotando en el mar, vidas como pontones, esa parte de la ciudad que durante un tiempo se convertirá en mi foro de actuación, vive una existencia múltiple bajo la cúpula de un llevadero estado de sitio y la clave rítmica del pulir de los limpiabotas, del murmullo de los confidentes. Por un lado, el hampa, putas y ladrones, que parecen esculpidos en la misma piedra color elefante de las fachadas, barnizados con el fulgor rojo y blanco de los letreros, envejecidos por las emanaciones de los tubos de escape. Este sector observa con burlona extrañeza al segundo grupo: personal muy comprometido en los asuntos de la hora, entonadores de pegadizos lemas, repartidores de volantes, mesas con manifiestos y banderas que recorren sueños triunfales hacia las elecciones de junio del 77, y más allá, la disolución y el olvido. Ahora, los políticos radicales advierten la provocación de los fascistas, quienes, en pequeño comité, se ajustan en el ceño las gafas de sol y en la muñeca los guantes de cuero, mientras negocian la violencia con un amigo policía. El tercer grupo ramblero, más colorista, lo forma una especie de lectura entre líneas de los grupos anteriores; y si no fuera porque a veces también reciben estopa, uno diría que han venido de su pueblo, no en busca de prosperidad, como era costumbre hasta ahora, sino a pasar el rato lo mejor posible. Vestidos de bailaoras o a punto de hacerlo, se identifican mediante la abstracción indumentaria con otros cuya dicción nasal, pañuelo carmesí y esmeralda melena trasmiten la difuminada intuición de que viven en otra ciudad y otro mundo del cual este que pisan es caricatura, y aquellas algaradas, las hostias, las carreras, sólo batidores que sujetan la fiesta novedosa, la perfecta juventud.
Francisco Casavella (El idioma imposible)
The big tech companies—the Europeans have charmingly, and correctly, lumped them together as GAFA (Google, Apple, Facebook, Amazon)—are shredding the principles that protect individuality. Their devices and sites have collapsed privacy; they disrespect the value of authorship, with their hostility to intellectual property. In the realm of economics, they justify monopoly with their well-articulated belief that competition undermines our pursuit of the common good and ambitious goals.
Franklin Foer (World Without Mind: The Existential Threat of Big Tech)
Iban por la mitad de Cuando Harry encontró a Sally cuando él se levantó, Y se quitó la camisa!. Matt se atraganó con el tequila y Frankie se colocó las gafas. -Muérete de envidia, Ryan.
Sarah Morgan (Sleepless in Manhattan (From Manhattan with Love, #1))
En el futuro que globalistas y feministas han imaginado, para la mayoría de nosotros solo habrá más trabajo de oficinista y masturbación. Solo habrá más disculpas, más sumisión, más pedir permiso para ser hombre. Solo habrá más exámenes, más certificados, requisitos obligatorios, procesos selectivos, comprobación de antecedentes, test de personalidad y diagnósticos politizados. Solo habrá más medicación. Habrá más presentaciones de secretaria con una taza de vuestra propia orina caliente. Habrá estiramientos matutinos obligatorios, presentaciones de vídeos de seguridad y firmar papeles el resto de vuestras vidas. Habrá más cascos, gafas, arneses y chalecos naranjas con tiras reflectantes. Solo puede haber más asesoramiento y entrenamiento de la sensibilidad. Habrá más aros administrativos por los que pasar para poner en marcha vuestro propio negocio y mantenerlo a flote. Habrá más pólizas de seguro obligatorias. Con seguridad, habrá más impuestos. Habrá, probablemente, más leyes bizantinas y políticas empresariales contra el acoso sexual, y más vías para que las mujeres y los grupos protegidos os acusen por mala conducta. La vida estará más micro-controlada, habrá más regulaciones mezquinas, multas más elevadas y penas más duras. Habrás más posibilidades de que infrinjáis la ley y más formas para que la sociedad mantenga su cómoda ilusión escondiéndoos bajo la alfombra. En 2009, en los Estados Unidos, había casi cinco veces más hombres cumpliendo condena o en libertad condicional que en servicio activo en todas las fuerzas armadas.64 Si sois buenos chicos y seguís las normas, si aprendéis a hablar de forma pasiva e inofensiva, si podéis convencer a otro pobre sonámbulo de que estáis poseídos por un casi insano deseo de ofrecer atención al cliente o incrementar la eficacia operativa mejorando los procesos internos y la comunicación organizativa, si podéis decir gilipolleces como esta sin reíros, si vuestros expedientes pasan la prueba y vuestro pis huele bien, podéis conseguir un T-R-A-B-A-J-O. Quizá podáis ser el tipo que corrige los test o autoriza las pólizas de seguros. Quizá podáis ser el tipo que ayuda a alguna corporación desalmada a conseguir más dinero. Quizá podáis conseguir una palmadita en la cabeza por dar con la brillante idea de dejar sin trabajo a otro puñado de tipos y externalizar sus aburridos empleos en algún otro lugar en el que están deseando trabajar más horas por menos dinero. Hagáis lo que hagáis, no importa lo que diga la gente, no importa en cuantas actividades de grupo participéis o cuantas invitaciones de cumpleaños recibáis de la secretaria de alguien, sabréis que sois una unidad de trabajo completamente reemplazable dentro del gran esquema de las cosas.
Jack Donovan (El Camino de los Hombres (Spanish Edition))
Todos los esfuerzos de sus compañeros, de su director, incluso del dueño de la marca Bianchi parecen mostrarse inútiles ante el halo de pesimismo que envuelve a Fausto. En la salida, y a la desesperada, su viejo gregario Ettore Milano va donde Hugo Koblet con una aficionada. Quiere sacarse una foto, Hugo, dice, es amiga mía, quítate las gafas de sol, por favor. Los reflejos, ya sabes. Hugo tuerce el gesto, no quiere que vean sus ojos, pero la chica sonríe tanto… Al final cede y Milano vuelve donde Coppi para confirmar sus sospechas. Tiene los ojos rojos, Fausto, las pupilas dilatadas… va cargado de anfetaminas hasta arriba, mira, mira cómo bebe. Este no aguanta toda la etapa. Fausto mira fijamente a Milano, toma él mismo un sorbo de agua, y habla. ¿Cómo crees que voy yo, Ettore? Ambos sonríen. Milano zanja: pero tú eres Fausto Coppi. Algo surge de nuevo, con fuerza. Lo intentará, claro que lo intentará.
Marcos Pereda Herrera (Arriva Italia: Gloria y miseria de una nación que soñó ciclismo (Spanish Edition))
UN CRIMINAL El acusado es pálido y lampiño. Arde en sus ojos una fosca lumbre, que repugna a su máscara de niño y ademán de piadosa mansedumbre. Conserva del obscuro seminario el talante modesto y la costumbre de mirar a la tierra o al breviario. Devoto de María, madre de pecadores, por Burgos bachiller en teología, presto a tomar las órdenes menores. Fue su crimen atroz. Hartóse un día de los textos profanos y divinos, sintió pesar del tiempo que perdía enderezando hipérbatons latinos. Enamoróse de una hermosa niña, subiósele el amor a la cabeza como el zumo dorado de la viña, y despertó su natural fiereza. En sueños vio a sus padres ?labradores de mediano caudal? iluminados del hogar por los rojos resplandores, los campesinos rostros atezados. Quiso heredar. ¡Oh guindos y nogales del huerto familiar, verde y sombrío, y doradas espigas candeales que colmarán las trojes del estío!. Y se acordó del hacha que pendía en el muro, luciente y afilada, el hacha fuerte que la leña hacía de la rama de roble cercenada. ................................................ Frente al reo, los jueces con sus viejos ropones enlutados; y una hilera de obscuros entrecejos y de plebeyos rostros: los jurados. El abogado defensor perora, golpeando el pupitre con la mano; emborrona papel un escribano, mientras oye el fiscal, indiferente, el alegato enfático y sonoro, y repasa los autos judiciales o, entre sus dedos, de las gafas de oro acaricia los límpidos cristales. Dice un ujier: «Va sin remedio al palo». El joven cuervo la clemencia espera. Un pueblo, carne de horca, la severa justicia aguarda que castiga al malo.
Antonio Machado (Campos de Castilla)
¿Te suena la palabra error, camarada comisario? ¿Existe en tu vocabulario? Endurece el otro la mandíbula. Su mirada podría rajar de frío el cristal de las gafas. —El Partido nunca comete errores.
Arturo Pérez-Reverte (Línea de fuego (Spanish Edition))
—Peter… aunque lo soñemos… —Se subió las gafas por el puente de la nariz en un tic nervioso—. Es un cuento. Nunca Jamás fue creado por un escritor… No existe. El joven enfrentó su mirada azul, y Claire pudo observar en sus iris un halo de tristeza que le rompió el corazón. —Si creyeras, lo verías —la acusó y salió de la habitación. —Peter… —Claire le llamó y fue detrás de él—. Espera, Peter…
Merche Diolch (Soñar Despierto)
La propuesta de la psicología cognitiva —y la de Nick Vujicic, Jean-Dominique Bauby, Albert Casals y muchos otros— se basa en el realismo más estricto porque afirma que las cosas nos pueden ir mal, que muchas veces hay aspectos negativos en nuestra vida, temas por arreglar... pero la diferencia es que nos podemos negar a ver todo eso como «terrible». Siempre
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
En sus anaqueles aguardan juntos libros escritos en países enemigos, incluso en guerra unos con otros. Manuales de fotografía y de interpretación de los sueños. Ensayos que hablan de microbios o de galaxias. La autobiografía de un general al lado de las memorias de un desertor. La obra optimista de un autor incomprendido y la obra oscura de un autor de éxito. Los apuntes de una escritora viajera junto a los cinco tomos que necesita un escritor sedentario para contar con pelos y señales sus ensoñaciones. El libro impreso ayer y a su lado el que acaba de cumplir veinte siglos. Ahí no se conocen las fronteras temporales ni geográficas. Y, por fin, estamos todos invitados a entrar: extranjeros y locales, gente con gafas, con lentillas o con legañas, hombres que llevan moño o mujeres que llevan corbata. Eso se parece a una utopía.
Irene Vallejo (El infinito en un junco)
Él le coge la mano a la chica y la besa. Le dice algo encantador, la hace reír. Es esa clase de momento en el que desearías pulsar el botón de pausa y comprar lo que te estén vendiendo, sea lo que sea. La felicidad. Una vida mejor. El lápiz de labios rojo, esas gafas de sol. La banda sonora debería ser una melodía indie, en parte alegre y esperanzada, pero con una letra agridulce que te provocara, sin saber por qué, una punzada de dolor.
Sally Thorne, The Hating Game
Vamos a verlo a partir de sus distintos niveles. En el nivel más básico, un objeto inteligente es un objeto digital con una capa de blockchain en su interior. La capa de blockchain implica que el objeto inteligente es único, lo cual dota a dichos objetos de autenticidad y escasez. Si tienes un cromo de Tom Brady con tecnología Vatom, puedes estar seguro de que es el único que existe.77 Si me das el cromo, ahora lo tengo yo, y tú ya no. Funciona, en otras palabras, como un objeto físico. Vamos al siguiente nivel. Vamos a imaginar que llevas puestas unas gafas inteligentes mientras paseas por Nueva York y ves un gran cartel de Coca-Cola en el que aparecen seis botellas. Apuntas con tu móvil al cartel y pulsas un botón para hacer la compra, y de repente una de las botellas salta del anuncio a tu teléfono. Ahora hay cinco botellas en el cartel y una más dentro de un dispositivo de memoria especial para objetos inteligentes que llevas en el móvil. Hay que señalar dos cosas. Para meter la coca-cola en el móvil no has tenido que bajarte una app o entrar en una web. Sólo tienes que apuntar, marcar y el resto es automático. Y, aún mejor, no sólo has conseguido una copia digital de la coca-cola del anuncio; te llevas la coca-cola de verdad. Ahora quedan cinco coca-colas en el cartel, porque tienes una dentro de tu móvil. Puedes entrar en un bar y pasar la coca-cola de tu móvil al del camarero. Y ahora el camarero te sirve una coca-cola de verdad. El objeto inteligente funciona como un vale. Pero en realidad acaba de ocurrir algo asombroso: al cambiar tu coca-cola digital por una real, has transferido el valor del mundo digital al físico.
Peter Diamandis (El futuro va más rápido de lo que crees: Cómo la convergencia tecnológica está transformando las empresas, la economía y nuestras vidas (Deusto) (Spanish Edition))
10% de las personas usarán ropa conectada a internet 91,2 El 90% de la gente tendrá almacenamiento ilimitado y gratuito (patrocinado mediante publicidad) 91,0 Un billón de sensores estarán conectados a internet 89,2 Primer farmacéutico robótico en Estados Unidos 86,5 El 10% de las gafas de lectura estarán conectadas a internet 85,5 El 80% de las personas tendrán presencia digital en internet 84,4 El primer automóvil impreso en 3D estará en producción 84,1 Primer gobierno que sustituirá su censo poblacional por uno basado en el Big Data 82,9 Primer teléfono móvil implantable disponible comercialmente 81,7 El 5% de los productos de consumo estarán impresos en 3D 81,1 El 90% de la población utilizará teléfonos inteligentes 80,7 El 90% de la población tendrá acceso regular a internet 78,8 Los automóviles sin conductor serán el 10% de todos los vehículos en las carreteras de Estados Unidos 78,2 Primer trasplante de un hígado impreso en 3D 76,4 El 30% de las auditorías corporativas
Klaus Schwab (La cuarta revolución industrial)
Nada es más fácil para la gente vulgar de inteligencia limitada que suponerse excepcionales y originales y vivir en esta ilusión sin el más leve desengaño. A algunas señoritas rusas les basta cortarse el cabello, ponerse gafas azules y calificarse de nihilistas para suponer, en el acto, que han adquirido «convicciones» propias. A ciertos hombres les basta percibir en su alma el más tenue rayo de amabilidad hacia sus semejantes y de emoción para persuadirse definitivamente de que nadie siente como ellos y resultan la vanguardia en el desarrollo de la humanidad. A algunos les basta oír alguna idea ajena o leer una página determinada para convencerse de que lo oído o leído es su propia opinión, espontáneamente brotada de su cerebro. La insolencia de esta ingenuidad, si cabe expresarse así, es sorprendente en casos de este orden, y por increíble que parezca, tales casos se encuentran muy a menudo.
Fyodor Dostoevsky (The Idiot)
Si bien creer en los demás es fundamental para el liderazgo basado en Confiar e Inspirar, casi igual de importante es la capacidad de comunicarlo. Los líderes en Confiar e Inspirar hacen todo lo que pueden para comunicar a las personas el valor y el potencial que poseen. Su expresión de esa fe y esa confianza en ellos es un regalo para los otros. Como regalarle a alguien unas gafas nuevas, les permite ver la grandeza que hay en su interior y, por consiguiente, logran una nueva percepción del mundo y de sus posibilidades en él: crece su seguridad y su confianza en sí mismos.
Stephen M.R. Covey (Confiar e inspirar (Edición Colombiana) (Spanish Edition))
Toda historia de amor es, si uno no la ve sino que la vive, si uno no la observa por las gafas sino por el microscopio, una historia de terror
Ricardo Silva Romero (Cómo perderlo todo)
Tu inocencia alimenta mi arrogancia.
Cristina Prada (Todo lo que encontré (Una caja de discos viejos y unas gafas de sol de 1) (Spanish Edition))
Uno de los funcionarios, un vejete de cara roja y uniforme desteñido del que colgaban tres botones, agarró con unas gafas de plomo la protuberancia púrpura que le hacia de nariz, desenrolló un papel y con voz gangosa se puso a leer en moldavo.
Pushkin Aleksander Sergeevich
barbilla y hasta con el sobaco. Sus compañeras le pasaban siempre la pelota y ella se paseaba tranquilamente por el campo hasta el aro contrario, haciendo un sudoku, y metía mates tan fuertes que la canasta temblaba como las hojas de un roble en otoño. Irene, Sofía y sus compañeras estaban desesperadas. Perdían por ocho puntos y no sabían qué hacer para frenar al tanque ruso con forma de niña gigante. Si no hacían algo, perderían la final. Entonces, Sofía vio a alguien en la grada y avisó a su hermana. —Mira, Irene. ¿Ese de ahí no es Cipriano? —Parece que sí. ¿Pero por qué lleva puestas gafas de sol y un sombrero mexicano? Si estamos a la sombra... ¿Y qué está haciendo? Cipriano estaba muy concentrado, escondido bajo su sombrero mexicano, toqueteando un objeto dorado con las dos manos. —Parece que está jugando a un videojuego con una consola —dijo Sofía. —No parece una Nintendo, ni la X-Box. Brilla mucho, como si fuese de oro —contestó Irene. En ese momento una tromba de agua comenzó a caer del cielo, como si la nube negra que se cernía sobre el polideportivo fuese la compuerta de una presa que se abría de repente. La gente comenzó a correr despavorida, igual que unos pollos sin cabeza en busca de un refugio. Llovió a mares durante cinco minutos, y cayó tanto, que la cancha de baloncesto acabó convertida en una piscina olímpica. —Tenemos que suspender el partido —dijo el árbitro—. A no ser que queráis jugar al waterpolo en vez de al baloncesto.
César García Muñoz (Cipriano, el vampiro vegetariano. (Cipriano, el vampiro vegetariano, #1))
Capítulo 1 BASES PARA UNA CRIANZA FELIZ La vida es fascinante: sólo hay que mirarla a través de las gafas correctas. A. DOMAS MIRAR CON OJOS DE NIÑO Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de caza siempre glorificarán al cazador. DICHO YORUBA (NIGERIA)
Rosa Jové (La crianza feliz)
Ellos a lo suyo y nosotros a lo nuestro: no perdamos tiempo con su ideología y su loco mundo.
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
Forma. ¿Qué forma adoptará la empresa, desde el logo hasta el código de indumentaria, la arquitectura o los productos? ¿Es atrevida, aventurera, tranquila, austera, cómoda o potente? ¿Necesita bordes suaves y redondeados o ángulos puntiagudos? ¿O no hay bordes ni puntas en absoluto? ¿Puede imaginar qué forma habría de adoptar una empresa cómoda? ¿Recuerda el rancho de paredes amarillas, con el pequeño grupo de pavos blancos y la vagoneta roja? ¿Era cómodo o atrevido? ¿Puede imaginar el día de Acción de Gracias allí? La familia alrededor de la mesa; la abuela con las gafas de montura metálica; el abuelo sonriendo al nieto más pequeño, sentado en la trona y tirando la comida por la mesa; todo el mundo charla sobre el pasado, el presente y el futuro; la comida fluye sin cesar. ¿Cómodo? ¿Austero? ¿Tranquilo? ¿Potente? Cuando sepa qué quiere comunicar con su empresa, la forma se le revelará casi inmediatamente.
Michael E. Gerber (La empresa E-Myth: Cómo convertir una gran idea en un negocio próspero)
Al abrir la puerta, vio al visitante sentado en el sillón delante de la chimenea. Parecía estar medio dormido y tenía la cabeza inclinada hacia un lado. La única luz que había en la habitación era la que daba la chimenea y la poca luz que entraba por la puerta. La señora Hall no podía ver con claridad, además estaba deslumbrada, ya que acababa de encender las luces del bar. Por un momento le pareció ver que el hombre al que ella estaba mirando tenía una enorme boca abierta, una boca increíble, que le ocupaba casi la mitad del rostro. Fue una sensación momentánea: la cabeza vendada, las gafas monstruosas y ese enorme agujero debajo. Enseguida el hombre se agitó en su sillón, se levantó y se llevó la mano al rostro. La señora Hall abrió la puerta de par en par para que entrara más luz y para poder ver al visitante con claridad. Al igual que antes la servilleta, una bufanda le cubría ahora el rostro. La señora Hall pensó que seguramente habían sido las sombras.
H.G. Wells (El hombre invisible)
—¿Los vampiros sufren el jet-lag? Veneno se quitó las gafas para mostrarle sus impactantes ojos, con pupilas verticales como las de las serpientes. Aunque ya los había visto antes, Elena sintió un vuelco en el corazón, una respuesta visceral a la extraña inteligencia de esa mirada. Una parte de ella se preguntaba si sus ojos eran lo único en él que había cambiado con la Conversión. ¿Veneno pensaba como los humanos, o su intelecto era más bien de sangre fría? —¿Te estás ofreciendo a aliviar mis dolores, cazadora? —inquirió el vampiro. Se pasó la lengua por uno de sus largos incisivos y sacó una gota dorada de veneno—. Me siento conmovido. —Solo pretendía ser amable —dijo ella. Las pupilas de Veneno se contrajeron en el instante en que volvió a ponerse las gafas. Elena no pudo evitarlo. —¿Por qué no tienes la lengua bífida? —¿Por qué no puedes volar? —Una sonrisa desdeñosa—. Esas cosas que tienes en la espalda no están de adorno, ¿lo sabías? Elena le mostró el dedo corazón a modo de respuesta.
Nalini Singh (Archangel's Kiss (Guild Hunter, #2))
Poder soportar de buen grado las faltas de nuestros seres queridos nos hace más fuertes.
Rafael Santandreu (Las gafas de la felicidad)
Asombra ver cuán diferente aparece el mundo cuando deja de observarse con gafas cartesianas. Por regla, se descubre que al exponer y eliminar la confusión que subyace al pensamiento científico contemporáneo, se despeja el camino hacia la integración de auténticos hallazgos científicos en órdenes de conocimiento pertenecientes a lo que a veces se ha llamado la sabiduría perenne de la humanidad.
Wolfgang Smith (El enigma cuántico (Spanish Edition))