Xerox Ceo Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Xerox Ceo. Here they are! All 4 of them:

REINHOLD JOBS. Wisconsin-born Coast Guard seaman who, with his wife, Clara, adopted Steve in 1955. REED JOBS. Oldest child of Steve Jobs and Laurene Powell. RON JOHNSON. Hired by Jobs in 2000 to develop Apple’s stores. JEFFREY KATZENBERG. Head of Disney Studios, clashed with Eisner and resigned in 1994 to cofound DreamWorks SKG. ALAN KAY. Creative and colorful computer pioneer who envisioned early personal computers, helped arrange Jobs’s Xerox PARC visit and his purchase of Pixar. DANIEL KOTTKE. Jobs’s closest friend at Reed, fellow pilgrim to India, early Apple employee. JOHN LASSETER. Cofounder and creative force at Pixar. DAN’L LEWIN. Marketing exec with Jobs at Apple and then NeXT. MIKE MARKKULA. First big Apple investor and chairman, a father figure to Jobs. REGIS MCKENNA. Publicity whiz who guided Jobs early on and remained a trusted advisor. MIKE MURRAY. Early Macintosh marketing director. PAUL OTELLINI. CEO of Intel who helped switch the Macintosh to Intel chips but did not get the iPhone business. LAURENE POWELL. Savvy and good-humored Penn graduate, went to Goldman Sachs and then Stanford Business School, married Steve Jobs in 1991. GEORGE RILEY. Jobs’s Memphis-born friend and lawyer. ARTHUR ROCK. Legendary tech investor, early Apple board member, Jobs’s father figure. JONATHAN “RUBY” RUBINSTEIN. Worked with Jobs at NeXT, became chief hardware engineer at Apple in 1997. MIKE SCOTT. Brought in by Markkula to be Apple’s president in 1977 to try to manage Jobs.
Walter Isaacson (Steve Jobs)
Carly Fiorina took over Hewlett-Packard shortly before the tech bubble burst. Anne Mulcahy got a shot at being the first female CEO at Xerox—precisely as the company was being investigated by the SEC. What do these leaders have in common? They are women. Women who were given big responsibilities right as the shit hit the fan. Which meant that when they failed—almost inevitably—the problem was blamed on them, not the surrounding circumstances.
Jessica Bennett (Feminist Fight Club: An Office Survival Manual for a Sexist Workplace)
Performance (1992). Using the term ‘adaptive’ and ‘non-adaptive’ to describe high and low performing cultures, they studied over 200 firms, including Hewlett-Packard, Xerox, ICI and Nissan, and concluded that adaptive cultures, those that are flexible enough to evolve with changing market conditions, tended to perform better economically than non-adaptive cultures.
John R. Childress (Leverage: The CEO's Guide to Corporate Culture)
El libro más importante dedicado a la promoción del modelo fue el de Peters y Waterman, In Search of Excellence (En busca de la excelencia)[9] Su libro se presentaba como una respuesta a una pregunta clara y directa: ¿qué hace excelente a una empresa? Los conceptos candidatos se identificaban mediante lo que parecía ser una metodología sofisticada. Sesenta y dos empresas que parecían exitosas fueron evaluadas conforme a seis criterios de actuación. Las cuarenta y tres verdaderamente exitosas eran aquellas que estaban por encima del 50 por ciento en cuatro de las seis mediciones de actuación durante veinte años consecutivos. Luego esas se estudiaron con más detalle, y se entrevistó a los ejecutivos más importantes de cada empresa. De todo ello se extrajeron ocho claves que todas esas empresas compartían y que definían la excelencia: interés por la actividad, dirigirse al cliente, espíritu emprendedor, productividad a través de las personas, los CEO por su valía, concentrarse en lo que uno sabe (es decir, hacer lo que uno sabe hacer bien), mantener las cosas sencillas y claras, y ser al mismo tiempo centralizado y descentralizado (esto es, un firme control central con un máximo de autonomía individual).[10] Veinte años después de su publicación, Peters reconocía que la investigación que se había incluido en el libro no había sido sistemática, aunque en términos generales seguía convencido de la veracidad del mensaje.[11] Decía que el libro era «un punto de inflexión —un punto y aparte— que señalaba el fin de una era y el principio de otra». El destinario del estudio no era tanto el modelo directivo japonés sino el americano, naturalmente. Peters decía que su motivación en aquel momento y desde entonces había sido un «¡auténtico, profundo, sincero y vehemente cabreo!» Entre sus dianas estaba Peter Drucker, porque propugnaba «la jerarquía y el mando-y-control, la operatividad empresarial de arriba abajo» y las organizaciones en las que cada uno conoce su sitio, y Robert McNamara, entontecido por los sistemas del Pentágono que habían conducido a que las personas quedaran «fuera de la ecuación». La tercera de sus dianas había sido Xerox Corporation, donde había trabajado como consultor, y que utilizó Peters para demostrar todo lo que estaba mal en una empresa moderna: «la burocracia, una estrategia grandilocuente que nunca se pone en marcha, una atención servil a los números más que a las personas, la reverencia por los másters...». También creía que el libro cuestionaba el llamado Management 101, basado en el taylorismo, reforzado por Drucker y puesto en marcha por McNamara. Sobre todo rechazaba la mentalidad de contable concentrada únicamente en los números y las finanzas. «El enfoque de cifras y racionalista en la gestión empresarial es peligrosamente malo, y con toda seguridad ya nos ha llevado por el mal camino».[12]
Lawrence Freedman (Estrategia (Historia) (Spanish Edition))