Una Flor Quotes

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Y lo que llamamos amarnos fue quizá que yo estaba de pie, delante de vos, con una flor amarilla en la mano, y vos sostenías dos velas verdes, y el tiempo soplaba contra nuestras caras una lenta lluvia de renuncias y despedidas y tickets de metro.
Julio Cortázar (Hopscotch)
Me hacía sentir querida, pero, sobre todo, afortunada. Todos esos sentimientos siguen aquí, a flor de piel, y no voy a permitir que se marchiten. Sería como dejar que un árbol muera durante el invierno sólo porque es una época difícil.
Laia Soler (Los días que nos separan)
Y creo que te quiero de verdad: porque no te necesito y aún asi no quiero que te vayas, porque eres verdad sobre toda mi vida y tu cara parece un logro sobre esta losa que me arrastra, un beso a la flor marchita de mi lápida, porque meciste mi mano para escribir mis temores de una forma tan suave que pareció una caricia y ya no tengo miedo más allá de mi misma, porque me has hecho amar aquello en lo que dejé de creer y meciéndote un cielo y un nombre de diosa, te quedas en mi tierra.
Elvira Sastre
Nunca te llevé a que madame Leonie te mirara la palma de la mano, a lo mejor tuve miedo de que leyera en tu mano alguna verdad sobre mí, porque fuiste siempre un espejo terrible, una espantosa máquina de repeticiones, y lo que llamamos amarnos fue quizá que yo estaba de pie delante de vos, con una flor amarilla en la mano, y vos sostenías dos velas verdes y el tiempo soplaba contra nuestras caras una lenta lluvia de renuncias y despedidas y tickets de metro.
Julio Cortázar (Rayuela)
Hay una única cosa que he aprendido sobre la vida: que se compone de recuerdos.
Iria G. Parente (La flor y la muerte (Olympus, #1))
Entonces me sonrió. Era una sonrisa dulce, cariñosa y tímida, como una flor que se abre. Era cordial, sincera y ligeramente turbada.
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
Conozco un planeta en el que hay un señor coloradote. Nunca ha olido una flor. Nunca ha mirado una estrella. Nunca ha querido a nadie. Nunca ha hecho más que sumas. Y todo el día anda repitiendo como tú: “¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!”. Y con eso se hincha de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!…
Antoine de Saint-Exupéry
Porque en ese momento comprendo que hay belleza en mí. Es una belleza imperfecta y rara y llena de ideas desordenadas, pero es. Y no sé si será mejor o peor que un cuadro de Monet o una flor abriéndose o un atardecer, pero me pertenece y voy a pasar el resto de mi vida junto a estos ojos y esta nariz y esta boca.
Alice Kellen (El mapa de los anhelos)
Tómame y destrúyeme, corazón resiste, solo una vez más será. Metafóricamente Weigel se volvió mi adicción. Y demonios. Tantas adicciones habiendo en este jodido mundo, sustituí la droga por una persona. Por ella. Por alguien que tarde o temprano se iría, se alejaría, desaparecería de mi vida con murmullos. Creí encontrar la felicidad, y así fue. La encontré, porque a su lado mis sonrisas se pintaban de sinceridad, de honestidad y aclamaban el amor puro que nunca quise sentir, aunque tener los pies sobre la tierra era algo que no me olvidaba de tener en cuenta. Siempre estuvo presente, y así sería. Líneas paralelas. Eso somos Weigel y yo. Tan juntos en una misma dirección y tan separadas que nunca se encuentran, sin embargo, a un punto de vista diferente se pueden visualizar juntas. En un infinito, pero juntas, y sí, aun así, el mismo infinito pueda ser un corto tiempo en segundos, está bien. Honestamente lo estaba. .
Flor M. Salvador (Boulevard)
Tomaste una decisión pensando que sería la mejor para todos. Tienes que dejar de culparte por ello. Si tú misma no crees en tus propias elecciones, nadie lo hará por ti.
Iria G. Parente (La flor y la muerte (Olympus, #1))
si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo... —Comienzo a comprender —dijo el principito—. Hay una flor... Creo que ella me ha domesticado...
Antoine de Saint-Exupéry (El Principito)
Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? —volvió a preguntar el principito. —Es una cosa ya olvidada —dijo el zorro—, significa "crear vínculos... " — ¿Crear vínculos? —Efectivamente, verás —dijo el zorro—. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domésticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo... —Comienzo a comprender —dijo el principito—. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...
Antoine de Saint-Exupéry (El Principito (Spanish Edition))
—Si tú amas una flor de la que no existe más que un ejemplar, uno solo, en los millones y millones de estrellas, eso basta para hacerte feliz cuando la miras.
Antoine de Saint-Exupéry (El Principito)
Si un hombre atravesara el Paraíso en un Sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en la mano... ¿entonces qué?
Samuel Taylor Coleridge
La poesía cruza la tierra sola, / Apoya su voz en el dolor del mundo y nada pide / —ni siquiera palabras. / Llega de lejos y sin hora, nunca avisa; / Tiene la llave de la puerta. / Al entrar siempre se detiene a mirarnos. / Después abre su mano y nos entrega / Una flor, un guijarro, o algo secreto, / Pero tan intenso que el corazón palpita / Demasiado veloz. Y despertamos.
Eugenio Montejo (Alfabeto del mundo (Colección Tierra Firme))
¡Primer amor! Noble orgullo de sentirse amado; sacrificio dulce de todo lo que antes nos era caro a favor de la mujer querida; felicidad que, comprada para un día con las lágrimas de toda una existencia, recibiríamos como un don de Dios; perfume para todas las horas del porvenir: flor guardada en el alma que no es dado marchitar a los desengaños: único tesoro que no puede arrebatarnos la envidia de los hombres, delirio delicioso..., inspiración del Cielo...¡María!¡María! ¡Cuánto te amé!¡Cuánto te amara!
Jorge Isaacs (María)
Sé diferente. Ser original. Nadie se acordará de una flor específica en el jardín cargado con miles de la misma flor amarilla, pero recordará el que logró cambiar su color a púrpura. Ser diferente y pensar diferente hace que la persona sea inolvidable. La historia no recuerda el olvidable. Honra la minoría única la mayoría no puede olvidar.
Suzy Kassem (Rise Up and Salute the Sun: The Writings of Suzy Kassem)
El amor es una bella flor, pero hay que ir a buscarla al borde de un precipicio.
Francesc Miralles (Love in Lowercase)
El Príncipe Heredero Coronado de Flores: Espada en Una Mano, Flor en La Otra. Shi Qingxuan solo recordaba la flor. Se había olvidado de que Xie Lian ascendió por su espada.
Mò Xiāng Tóng Xiù (Heaven Official's Blessing: Tian Guan Ci Fu (Novel) Vol. 2)
No sabes en qué momento te enamoras, creo que no existe un instante exacto, simplemente pasa, te enamoras de su rostro, de su personalidad, de sus ojos, de su humor, de sus características, de sus defectos. Eso es lo último que haces cuando amas por completo a una persona, es la circunstancia en donde ya no importa nada, en donde lo más mínimo son pormenores y tratas de mejorar por ella.
Flor M. Salvador (Boulevard)
—¿Sabes? —La miró con dureza—. Deja que se rían de lo patética que creen que eres, al final de cuentas todos terminamos igual… —Dio una calada a su cigarro y dejó escapar el humo—, en un boulevard de los sueños rotos
Flor M. Salvador (Boulevard)
Y es pérfido aquel amante vulgar que se enamora más del cuerpo que del alma, pues ni siquiera es estable, al no estar enamorado tampoco de una cosa estable, ya que tan pronto como se marchita la flor del cuerpo del que estaba enamorado, «desaparece volando» tras violar muchas palabras y promesas.
Platón (The Symposium)
—¿No es la flor más perfecta y adorable? —preguntó Arya. Eragon la miró, con una exquisita conciencia de lo cerca que estaban en aquel momento, y dijo: —Sí... Lo es. —Sin dar tiempo a que lo abandonara el coraje, añadió—: Como tú.
Christopher Paolini (Eldest (The Inheritance Cycle, #2))
Soy todo el hombre El hombre herido por quién sabe quién Por una flecha perdida del caos Humano terreno desmesurado Sí desmesurado y lo proclamo sin miedo Desmesurado porque no soy burgués ni raza fatigada Soy bárbaro tal vez Desmesurado enfermo Bárbaro limpio de rutinas y caminos marcados No acepto vuestras sillas de seguridades cómodas Soy el ángel salvaje que cayó una mañana En vuestras plantaciones de preceptor Poeta Antipoeta Culto Anticulto Animal metafísico cargado de congojas Animal espontáneo directo sangrando sus problemas Solitario como una paradoja Paradoja fatal Flor de contradicciones bailando un fox-trot Sobre el sepulcro de Dios Sobre el bien y el mal Soy un pecho que grita y un cerebro que sangra Soy un temblor de tierra Los sismógrafos señalan mi paso por el mundo.
Vicente Huidobro (Altazor)
La lengua de la mariposa es una trompa enroscada como un muelle de reloj. Si hay una flor que la atrae, la desenrolla y la mete en el cáliz para chupar. Cuando lleváis el dedo humedecido a un tarro de azúcar, ¿a qué sentís ya el dulce en la boca como si la yema fuese la punta de la lengua? Pues así es la lengua de la mariposa.
Manuel Rivas (Butterfly's Tongue)
Los libros son como las mariposas. Habitualmente tienen las alas plegadas, como cuando las mariposas descansan dobre una hoja y desenrrollan su trompa filiforme para sorber el agua de una gota de rocío. Cuando abres un libro este echa a volar. Y tú con él, como si volaras en el cuello de plumón de una mariposa gigante. Pero el libro no tiene un único par de alas, sino cientos, clara señal de que te puede llevar no solo de flor en flor por este mundo glorioso, sino a centenares de mundos habitados. Algunos guardan gran parecido con el mundo en que vivimos, otros están habitados por seres que solo se muestran en sueños." El ojo castaño de nuestro amor
Mircea Cărtărescu
Adiós —le dijo a la flor. Pero esta no respondió. —Adiós —repitió el principito. La flor tosió, pero no porque estuviera resfriada. —He sido una tonta —le dijo al fin la flor —. Perdóname. Procura ser feliz.. Se sorprendió por la ausencia de reproches y quedó desconcertado, con el fanal en el aire, no comprendiendo esta tranquila mansedumbre. —Sí, yo te quiero —le dijo la flor —, ha sido culpa mía que tú no lo sepas; pero eso no tiene importancia. Y tú has sido tan tonto como yo. Trata de ser feliz... —Y no prolongues más tu despedida. Puesto que has decidido partir, vete de una vez. La flor no quería que la viese llorar: era una flor tan orgullosa...
Antoine de Saint-Exupéry (Le Petit Prince)
La limosna es un acto de caridad; pero la de un niño,además de caridad, es también como una caricia, ¿comprendes? Es como si de su mano se desprendiesen al mismo tiempo una moneda y una flor. Piensa que a ti nada te falta, y que a ellos les falta todo; que mientras tú anhelas ser feliz, ellos se contentan con poder seguir viviendo.
Edmondo de Amicis (Corazón)
Si alguien ama a una flor de la que no existe mas que un ejemplar entre millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas. Se dice "mi flor esta allí, en alguna parte..." Y si el cordero come la flor, para él es como si, bruscamente, todas las estrellas se apagaran. Y esto ¿no es importante?
Antoine de Saint-Exupéry (The Little Prince)
Pero el amor, esa palabra… Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fijate. Pero fijate bien, porque no es gratuito. ¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.
Julio Cortázar
Entro Kriztina y aquel salon oscuro se inundo de luz. No solamente irradiaba juventud, no. Irradiaba pasion y orgullo, la conciencia soberana de unos sentimientos incondicionales. No he conocido a ninguna otra persona que fuera capaz de responder asi, de una manera tan plena, a todo lo que el mundo y la vida le daban: a la musica, a un paseo matutino por el bosque, al color y al perfume de una flor, a la palabra justa y sabia de otra persona. Nadie sabia tocar como ella una tela exquisita o un animal, de esa manera suya que lo abarcaba todo. No he conocido a nadie que fuera capaz de alegrarse como ella de las cosas sencillas de la vida: personas y animales, estrellas y libros, todo le interesaba, y su interes no se basaba en la altivez, en la pretension de convertirse en experta, sino que se aproximaba a todo lo que la vida le daba con la alegria incondicional de una criatura que ha nacido al mundo para disfrutarlo todo. Como si estuviera en conexion intima con cada criatura, con cada fenomenos del universo... comprendes lo que quiero decir? Claro, seguramente lo comprendes. Era directa, espontanea y ecuanime, y tambien habia en ella humildad, como si sintiera constantemente que la vida es un regalo lleno de gracia.
Sándor Márai
Si tienes dos camisas, vende una y con el dinero compra una flor”.
Idries Shah
Esas imágenes que te llegan al corazón y lo abren como una flor, imágenes que se abren a una belleza tan grande que puedes pasarte toda la vida buscando sin encontrarla.
Donna Tartt (The Goldfinch)
Porque el horror de la Tierra es real y cotidiano. Es como una flor o como el sol; no puede contenerse.
Alice Sebold (The Lovely Bones)
Muchos ven una flor hermosa y corren a cortarla. Quieren tenerla en la mano, poseerla. Quieren que la belleza de la flor sea suya, tenerla en su poder, bajo su control.
Taylor Jenkins Reid (Los siete maridos de Evelyn Hugo)
El otoño es una segunda primavera en la que cada hoja es una flor. —Albert Camus
Lorena Franco (Quédate conmigo)
si te gusta una flor que habita en una estrella, es muy dulce mirar al cielo por la noche. todas las estrellas han florecido.
Antoine de Saint-Exupéry (El Principito)
Si alguien ama a una flor de la que no existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante que sea feliz cuando mira a las estrellas.
Antoine de Saint-Exupéry (The Little Prince)
Todos hablan de ella como si fuera una flor de verano, algo que pueden arrancar de la tierra y meter en un jarrón, como si solamente estuviera destinada a florecer y a pudrirse.
Victoria Schwab (The Invisible Life of Addie LaRue)
El amor es una flor que crece en el abismo y se aferra a él, sin preocuparse por la caída, creyendo que jamás será arrastrada hacia la profundidad.
Keiz Noyers (Alma de cazadora)
¿Cómo arreglar el castillo de arena ajeno que tu mismo has destrozado? ¿Cómo regalar una flor sin arrancarla del suelo?¿Como recuperar la piedra que has tirado al lago?
Eloy Moreno (Invisible)
Si alguien ama a una flor de la que no existe más que un ejemplar entre millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mire a las estrellas
Antoine de Saint-Exupéry (The Little Prince)
La valentía no es el roble majestuoso que ve ir y venir las tormentas; es el frágil retoño de una flor que se abre en la nieve.
Walter Riso (Desapegarse sin anestesia: Cómo soltarse de todo aquello que nos quita energía y bienestar)
«Es la joven una flor, cuyo fruto es el amor… »
Alexandre Dumas (El conde de montecristo (Spanish Edition))
Me creía rico con una flor única y resulta que no tengo más que una rosa ordinaria.
Antoine de Saint-Exupéry (El Principito: Con las acuarelas originales del autor (Spanish Edition))
Entonces siento que le entregué el alma a alguien que la trata como si fuera una flor para poner en el ojal, una pequeña condecoración para su vanidad, un adorno para un día de verano.
Oscar Wilde (The Picture of Dorian Gray)
Endorfina se cala un Camel light entre los rubíes que le sirven de labios y exhala un cúmulo para Playmóbiles. Me gustaría ser un Camel light: rodar entre sus dedos, atravesar su paladar de princesa, trasformarme en humo ligero y descender haciendo rápel por su esófago, lamer sus senos desde dentro antes de acabar convertido en una flor de alquitrán plantada en sus pulmones.
Mathias Malzieu (Métamorphose en bord de ciel)
Intentar evadir las manifestaciones del Espíritu Santo es como querer acercarse a una flor y no sentir su aroma, meterse al agua sin mojarse o poner la mano al fuego y pretender no quemarse.
Cash Luna (En Honor Al Espiritu Santo)
Setenta balcones hay en esta casa, setenta balcones y ninguna flor. ¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa? ¿Odian el perfume, odian el color? La piedra desnuda de tristeza agobia, ¡Dan una tristeza los negros balcones! ¿No hay en esta casa una niña novia? ¿No hay algún poeta bobo de ilusiones? ¿Ninguno desea ver tras los cristales una diminuta copia de jardín? ¿En la piedra blanca trepar los rosales, en los hierros negros abrirse un jazmín? Si no aman las plantas no amarán el ave, no sabrán de música, de rimas, de amor. Nunca se oirá un beso, jamás se oirá una clave... ¡Setenta balcones y ninguna flor!
Baldomero Fernández Moreno
Sin embargo, aquel recuerdo había hecho crecer una extraña flor en el fondo del agujero de obús que me servía de corazón. Poco más que una rosa, apenas una amapola. Pero era hermoso mirarla entre los escombros. Me daba fuerzas.
Mathias Malzieu (El beso más pequeño (Spanish Edition))
El Alquimista cogió un libro que alguien de la caravana había traído. El volumen estaba sin las tapas, pero logró identificar su autor: Oscar Wilde. Mientras lo hojeaba, encontró una historia sobre Narciso. El Alquimista conocía la leyenda de Narciso, un hermoso muchacho que todos lod días iba a contemplar su propia belleza en el lago. Estaba tan fascinado por sí mismo, que un día cayó dentro del lago y murió ahogado. En el lugar donde cayó nació una flor a la que llamaron narciso. Pero no era así como Oscar Wilde ponía fin a la historia. Él decía que cuando Narciso murió, vinieron las Oréiadas-diosas del bosque- y vieron el lago transformado, de un lago de agua dulce, en un cántaro de lágrimas saladas. - Por qué lloráis?- preguntaron las Oréiadas. - Lloro por Narciso,- respondió el lago. - Oh, no nos extraña que lloréis por Narciso- prosiguieron diciendo ellas-. Al gin y al cabo, a pesar de que todas nosotras le perseguíamos siempre a través del bosque, vos erais el único que tenía la oportunidad de contemplar de cerca su belleza. - Entonces, ¿era bello Narciso?- preguntó el lago. - ¿Quién sino vos podría saberlo?- respondieron, sorprendidas, las Oréiadas-. Después de todo, era sobre vuestra orilla donde él se inclinaba todos los días. El lago quedóse inmóvil unos instantes. Finalmento dijo: - Lloro por Narciso, pero nunca me habñia dado cuenta de que Narciso fuese bello. - Lloro por Narciso porque cada vez que él se recostaba sobre mi orilla yo podía ver, en el fondo de sus ojos, mi propia belleza reflejada. Qué historia tan hermosa- dijo el Alquimista.
Paulo Coelho
¡Qué planeta más raro! —pensó entonces el principito—, es seco, puntiagudo y salado. Y los hombres carecen de imaginación; no hacen más que repetir lo que se les dice... En mi tierra tenía una flor: hablaba siempre la primera...
Antoine de Saint-Exupéry (El Principito)
Dijo Tennyson que si pudiéramos comprender una sola flor sabríamos quiénes somos, y qué es el mundo. Tal vez quiso decir que no hay hecho, por humilde que sea, que no implique la historia universal y su infinita concatenación de efectos y causas.
Jorge Luis Borges (El Aleph)
Sola en la cocina escucho en bucle 'Me quedo contigo' cantado por Rosalía con un vestido rojo, en la sala de los Goya. "Me enamorao, te quiero y te quiero' me revuelve y me hace llorar -¿por quién? Por el amor mismo-. Lo que me emociona y duele es mi propia capacidad de amar. Es el reconocimiento, y la memoria de los caminos de la pasión. Conocer la pasión, saber de su existencia y su acecho. Como un quiebre brutal de la vida hacia su éxtasis, que se arquea y se dirige y que nunca llega a completarse. Soy una flor curvada hacia la lengua de un sol presente en su quemadura algunos mediodías, siempre demasiado lejano para hacer arder. ¿Quiero arder de una vez por todas? Una flor jorobada y retorcida, alargando todas sus células en su petición
Sara Torres (Lo que hay)
Y mañana, cuando tu primavera se derrumbe como la arquitectura de una flor, cuando te huyan todas las miradas y se te nieguen todas las sonrisas; cuando las noches alegres te vuelvan sus espaldas, y a puntapiés la música te arroje de su loco reinado; entonces volverás al suburbio, y será en una tarde con olor de aguas muertas, y el eco de tus pasos en la calle despertará recuerdos y exaltará fantasmas. Y cuando al fin descienda la lluvia de tus ojos una voz de muchacha cantará en algún patio: Cascabel, cascabelito, ríe, ríe y no llores
Leopoldo Marechal
Entonces se produjo el momento más exquisito de su vida, al pasar junto a una hornacina de piedra con flores. Sally se detuvo; cogió una flor; la besó en los labios. ¡Fue como si el mundo entero se hubiese puesto boca abajo! Los demás desaparecieron; ahí estaba ella a solas con Sally.
Virginia Woolf (Mrs. Dalloway)
SEGISMUNDO: ¡Ay mísero de mí, y ay infelice! Apurar, cielos, pretendo, ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo. Aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido; bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor, pues el delito mayor del hombre es haber nacido. Sólo quisiera saber para apurar mis desvelos -dejando a una parte, cielos, el delito del nacer-, ¿qué más os pude ofender, para castigarme más? ¿No nacieron los demás? Pues si los demás nacieron, ¿qué privilegios tuvieron que no yo gocé jamás? Nace el ave, y con las galas que le dan belleza suma, apenas es flor de pluma, o ramillete con alas, cuando las etéreas salas corta con velocidad, negándose a la piedad del nido que dejan en calma; ¿y teniendo yo más alma, tengo menos libertad? Nace el bruto, y con la piel que dibujan manchas bellas, apenas signo es de estrellas -gracias al docto pincel-, cuando, atrevido y cruel, la humana necesidad le enseña a tener crueldad, monstruo de su laberinto; ¿y yo, con mejor instinto, tengo menos libertad? Nace el pez, que no respira, aborto de ovas y lamas, y apenas bajel de escamas sobre las ondas se mira, cuando a todas partes gira, midiendo la inmensidad de tanta capacidad como le da el centro frío; ¿y yo, con más albedrío, tengo menos libertad? Nace el arroyo, culebra que entre flores se desata, y apenas sierpe de plata, entre las flores se quiebra, cuando músico celebra de las flores la piedad que le dan la majestad del campo abierto a su huída; ¿y teniendo yo más vida, tengo menos libertad? En llegando a esta pasión, un volcán, un Etna hecho, quisiera sacar del pecho pedazos del corazón. ¿Qué ley, justicia o razón negar a los hombres sabe privilegios tan süave excepción tan principal, que Dios le ha dado a un cristal, a un pez, a un bruto y a un ave?
Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño)
Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, eso basta para que sea feliz. Puede decir satisfecho: “Mi flor está allí, en alguna parte...” ¡Pero si el cordero se la come, para él es como si de pronto todas las estrellas se apagaran! ¡Y esto no es importante
Antoine de Saint-Exupéry (El Principito: Con las acuarelas originales del autor (Spanish Edition))
– Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que las mire para ser dichoso. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…" ¡Pero si el cordero se la come, para él es como si de pronto todas las estrellas se apagaran! ¡Y esto no es importante!
Antoine de Saint-Exupéry (El Principito)
Otras veces se había quedado así, vacía como una cáscara de huevo. Hueca y con sensación de presión en el pecho en una oscuridad furiosa, la primera vez que le había oído tocar. Antes de que él le regalara su nuevo nombre, dulce y perfecto. Un trozo de sol que nunca la abandonaba. Era un bocado de pan. Una flor en su corazón.
Patrick Rothfuss (The Slow Regard of Silent Things (The Kingkiller Chronicle, #2.5))
–Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar entre millones y millones de estrellas, es suficiente mirar al cielo para ser feliz pues puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…" ¡Pero si el cordero se la come, será tan doloroso como si de pronto todas las estrellas se apagaran! ¿Y… esto tampoco es importante?
Antoine de Saint-Exupéry (El principito)
(La vida es una mujer en flor, la muerte acecha en todas partes: una es la inquilina de la habitación, la otra el villano que acecha en la escalera.)
Neil Gaiman (American Gods)
Tal vez, solo tal vez, era como una rosa: mostraba las espinas y, si soportabas las punzadas, eras digno de recibir la rosa.
Flor M. Salvador (Boulevard)
Toda vida es breve, como las visiones de una estrella brillando en la noche, en un diminuto cielo, la muerte parece lejana para nosotros. La vida es un misterio, como una flor se abre al viento; así en un corazón comienza la ceremonia del amor y de la vida, porque temer al amor, es temer la vida, a convertirnos en olvido en la noche, en un espejo de cenizas.
Alejandro Mos Riera (La memoria de los días)
Ven a dormir conmigo, no haremos el amor, él nos hará”* …una tormenta de suspiros y sábanas, un amanecer de besos y calores.    Ven a dormir conmigo, tú que de mis sueños no te quitas, (¿y cómo habrías de hacerlo si eres el sueño de mi vida?), ven a dormir conmigo, tú que conviertes las noches en soles.    Yo no te amo porque eres tú, ni te amo porque seas mía, no te amo por ser tuyo, ni por tus cabellos ni por tus besos de caricia.    Te amo porque es cielo el cielo, te amo porque son ciertas las estrellas,  te amo porque el mar besa la orilla, te amo como la flor que besa al viento, te beso como besa al agua el sediento.    ¿Cómo no he de amarte, amada mía, si es en tu lecho que he conocido la vida?    Nací, como muchos antes, quizás incluso tuve otras vidas errantes, tristes, solitarias, sin ancla, sin vela ni caminos, ¿pero acaso no llega todo fiel a su destino?    El amor nos hará, erigirá en nuestros labios su templo, desandará lo que latía de corazón antes de conocernos, dirá quizá: “¡he sido tan poco de mí, ahora sé lo que es amar!”, o acaso el silencio sea reto y envidia a nuestra manera de besar…    Caminan las estrellas, gira el mundo. Así te amo.    Con toda la fuerza de lo obvio,  con el destino apretado en nuestros labios.    Nosotros haciendo los sueños la realidad del destino, y a cada lado de la cama, el mundo, callado, muy lejano.   *(“Ven a dormir conmigo, no haremos el amor, él nos hará”, Julio Cortázar).
Jacques Pierre (Declaro el estado de poesía permanente)
Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a donde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que tú plantaste, tú estarás allí. «No importa lo que hagas -decía-, en tanto que cambies algo respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de que separes de ellos tus manos.
Ray Bradbury (Fahrenheit 451)
Maya ha decidido ser la portadora de los anillos porque la tarea implica más responsabilidad que la de llevar las flores. —Si pierdes una flor, coges otra —razona—. Si pierdes un anillo, todo el mundo se queda triste para siempre. Quien lleva los anillos tiene mucho más poder. —Hablas como Gollum —le dice A.J. —¿Quién es Gollum? —pregunta Maya. —Un bicho raro que le gusta a tu padre.
Gabrielle Zevin (The Storied Life of A.J. Fikry)
Los antiguos decían: una mujer hermosa destroza la vida como un hacha. Cuando al caer la tarde, el ser de la flor y del árbol se marchitan, ya no queda más que madera y hojas secas para la hoguera.
Saikaku Ihara (The Life of an Amorous Woman and Other Writings)
-"Explícale la sensación del rojo a alguien que nunca lo ha visto, maestro. -Si lo tocáramos con la punta de un dedo sería entre el hierro y el cobre. Si lo cogiéramos en la mano, quemaría. Si lo porbáramos tendría un sabor pleno como de carne salada. Si nos lo lleváramos a la boca, nos la llenaría. Si lo oliéramos, olería a caballo. Si oliera como una flor se parecería a una margarita, no a una rosa roja
Orhan Pamuk
Por esta floristería pasan hombres y mujeres que necesitan comunicar una emoción o enviar un mensaje para el que no encuentran las palabras: respeto, agradecimiento, admiración, desamor, pérdida, amor, celebración... Unos compran flores para un nacimiento y otros por una muerte. Unos las encargan para restar sobriedad a sus despachos, otros para dar vida a sus casas. Algunos las prefieren vivas, aún prendidas de la tierra, otros muertas o disecadas. En unos casos las prefieren a punto de abrirse para que duren más, a otros en cambio les gustan perecederas como las margaritas que empiezan a deshojarse. De una en una o de cien en cien... a veces las enviamos al camerino del teatro español, otras forman coronas en la iglesia de San Sebastián, las compras madres a sus madres, infieles a sus mujeres, amantes a sus amantes, el Palace para su retretes, las ancianas para sus balcones... Yo tengo la teoría de que a cada persona le corresponde una flor. Y a cada etapa de su vida, también. Hay mujeres que compran flores y otras que no. Eso es todo
Vanessa Montfort (Mujeres que compran flores)
Realmente no sabía nada de ella, cegado como estaba por ese encanto ardiente que reemplaza a todo lo demás y que lo justifica todo, y que, a diferencia del alma humana (a menudo accesible y poseíble), no se puede apropiar de ningún modo, de la misma manera que no es posible incluir entre nuestras pertenencias los colores de las desiguales nubes del ocaso sobre las casas negras, o el olor de una flor que aspiramos interminablemente, con las ventanas de la nariz tensas, hasta la intoxicación, pero sin poder extraerlo completamente de la corola.
Vladimir Nabokov (The Eye)
Cuando algo se rompe e intentas colocar todo en su lugar, aunque uses pinzas y mucho pegamento; eso ya no volverá a ser igual, no quedará de la misma forma porque algunas piezas habrán perdido su forma, siempre habrá una que ya no encaje. Y esa hará la diferencia para siempre.
Flor M. Salvador (Si las personas fueran constelaciones)
Allí estaba él, yendo raudo en pos de la muerte, poniendo en ello todo su empeño, mientras que aquel matrimonio no tenía ninguna prisa por morir. En el suelo del jardín estaban diseminados pétalos de flor de cerezo que el viento había transportado desde algún lugar. Era de día, pero la sala estaba sumida en una fresca penumbra mientras la blanca mano del anciano pasaba las páginas de la antología poética. Él y su esposa dedicaban el tiempo a tejer su muerte lentamente, como si estuvieran tejiendo un suéter, preparándose para la llegada del invierno. ¿De dónde procedía semejante serenidad?
Yukio Mishima (命売ります [Inochi Urimasu])
–Todos deben dejar algo al morir, decía mi abuelo. Un niño o un libro o un cuadro o una casa o una pared o un par de zapatos. O un jardín. Algo que las manos de uno han tocado de algún modo. El alma tendrá entonces adonde ir el día de la muerte, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, allí estará uno. No
Ray Bradbury (Fahrenheit 451)
Quizás el Kabuki la sorprendiera con los trajes, los maquillajes y las actuaciones, pero, de momento, la austeridad del recinto ya daba una pista sobre sus características. Los japoneses cuidaban tanto la simplicidad que, con un minúsculo detalle, eran capaces de generar todas las emociones posibles en un ser humano.
Kate Connelly (La sonrisa de los cerezos en flor)
La luz de la esperanza comienza hoy, cuando La Elegida ha nacido a la luz del sol. Es linda, es hermosa, como una flor, pero su belleza se entorpece, al pasar por mucho dolor. Su vida crece, su vida madura, pero no sabe que es el empiece, de su gran aventura. Alta es la traición que se comete, pues la nobleza se entromete, en la que un brujo ablandará, el corazón que ella le brindará. Pero la felicidad no perdura siempre, pues otro miedo pasa por su mente, y no sólo eso, también terribles recuerdos llegan, cuando delante de ella pasa La Muerte. Un obstáculo más, un obstáculo menos, ¿qué mas da, si es la más fuerte? Pero, ¿de dónde viene la fuerza, sino de su rival? Su propia sangre la traicionará, una vez, tal vez dos, pero luego decubrirá su mortal error, pagando así su equivocación. Fuerzas más ya no le quedan, cuando descubre la triste realidad: las personas que llenaban su corazón, una vez que se van, ya no han de regresar. Y eso se lo demuestran una vez más, cuando su verdadero amor le ha de abandonar, por el hecho de que su misma sangre lo destruirá. La Elegida sufrirá mucho más que cualquier ser, pues la tristeza y el abandono la han de poseer. En tres años, ni uno más, será cuando su amante se le dará una segunda oportunidad, la que por fin terminará, la misión que en un principio se le encomendó. Pero un problema se presentará, pues su corazón no la reconocerá, así que su sangre la ayudará, a terminar lo que empezó, a seguirel camino del que una vez se fió, y a tener dos almas más en su vida ermitaña de las cuales se percató. El bien y el mal, pelean una vez más, entre la luz y la oscuridad. Pero, que quede claro, sólo alguien puede terminar la pelea encarnizada para que todo llegue a su fin. A quien la Elegida entregó su alma, será el único que destruirá al demonio que se encuentra dentro de cada pecado, de cada mal. Y una vez más trinfará, el bien sobre el mal. La Elegida reinará, como noble, con bondad, como ella es en realidad.
Yolanda Chapa (Lani, la princesa gitana)
RECUERDE LA FLOR DE LOTO Las grandes personas siempre se burlaban de los que se sienten más pequeños que ellos. Un león no se inmuta a la risa que viene de una hiena. Un gorila no se mueve de un plátano lanzado en ello por un mono. Un ruiseñor no para cantar su canción hermosa por la intrusión de un pájaro carpintero molesto. Siempre que usted debe dudar de su autoestima, recuerda la flor de loto. A pesar de que se sumerge a la vida de debajo del lodo, que no permite que la suciedad que lo rodea para afectar a su crecimiento o la belleza. Sé que la flor de loto siempre. No permita que cualquier negatividad o la fealdad en su entorno destruyan su confianza, afectan su crecimiento, o te hacen la pregunta de su autoestima. Es muy normal que uno de malezas feo no quiere estar solo. Recuerda esto siempre. si usted fuera feo, o simplemente tan pequeño como ellos sienten que son, entonces ellos no se sienten tan amargo y envidioso cada vez que se ven obligados a mirar hacia magníficamente Divina USTED ". SUZY KASSEM : filósofo, poeta de la Verdad
Suzy Kassem (Rise Up and Salute the Sun: The Writings of Suzy Kassem)
En la furia de su tormento trataba inútilmente de provocar los presagios que guiaron su juventud por senderos de peligro hasta el desolado yermo de la gloria. Estaba perdido, extraviado en una casa ajena donde ya nada ni nadie le suscitaba el menor vestigio de afecto. Una vez abrió el cuarto de Melquíades, buscando los rastros de un pasado anterior a la guerra, y solo encontró los escombros, la basura, los montones de porquería acumulados por tantos años de abandono. En las pastas de los libros que nadie había vuelto a leer, en los viejos pergaminos macerados por la humedad había prosperado una flor lívida, y en el aire que había sido el más puro y lumimoso de la casa flotaba un insoportable olor de recuerdos podridos
Gabriel García Márquez (One Hundred Years of Solitude)
Mejor sería decir que es vuestro gran proyecto: crear un organismo que sea espíritu al mismo tiempo; crear esa formidable paradoja que es el «animal espiritual». Coger a un pobre primate, una bestia con los nervios a flor de piel, una criatura cuyo estómago pide ser saciado, un animal reproductor que necesita a su pareja, y decirle: «Venga, y ahora conviértete en un dios.»
C.S. Lewis (Una Pena en Observacion (Spanish Edition))
Como una gran diosa que preside de lejos los juegos de las divinidades inferiores, la princesa se había quedado voluntariamente un poco al fondo, en un canapé lateral, rojo como una roca de coral, al lado de una ancha reverberación vidriosa que era probablemente una luna y que hacía pensar en una sección que un rayo de luz hubiera practicado, perpendicular, oscura y líquida, en el cristal deslumbrado de las aguas. Pluma y corola a un tiempo, como ciertas floraciones marinas, una gran flor blanca, aterciopelada como un ala, descendía desde la frente de la princesa a lo largo de una de sus mejillas cuya inflexión seguía con flexibilidad coqueta, amorosa y viva, y parecía encerrarla a medias como un huevo rosa en la blandura de un nido de martinete.
Marcel Proust (À la recherche du temps perdu, Tome III)
En un abrir y cerrar de ojos, los años se deslizan como el agua de un arroyo. Adeline ha cumplido ya los dieciséis, y todos hablan de ella como si fuera una flor de verano, algo que pueden arrancar de la tierra y meter en un jarrón, como si solamente estuviera destinada a florecer y a pudrirse. Igual que Isabelle, quien sueña con una familia en lugar de la libertad, y parece satisfecha con florecer durante un breve instante y después marchitarse. No, Adeline ha decidido que prefiere ser un árbol, igual que Estele. Si tiene que echar raíces, prefiere florecer en estado salvaje en lugar de ser podada, prefiere quedarse sola y que le permitan crecer bajo el cielo abierto. Mejor eso que acabar convertida en leña y arder en la chimenea de otra persona.
Victoria Schwab (The Invisible Life of Addie LaRue)
Muchos la miraron ferozmente, y quisieron señalarla por quebrar el silencio y la supuesta lealtad del grupo que suele honrar hasta el final a los violentos. Yo le agradezco su valentía. El mundo es para los que se atreven a no quedarse callados, no para los que humillan o se inmutan ante la injusticia. Los primeros hacen la diferencia. Los segundos son apenas parte de una masa.
Alba Quintas Garciandia (La flor de fuego)
AROMOS   Paseando hace años Por una calle de aromos en flor Supe por un amigo bien informado Que acababas de contraer matrimonio. Contesté que por cierto Que yo nada tenía que ver en el asunto. Pero a pesar de que nunca te amé –Eso lo sabes tú mejor que yo– Cada vez que florecen los aromos –Imagínate tú– Siento la misma cosa que sentí Cuando me dispararon a boca de jarro La noticia bastante desoladora De que te habías casado con otro.
Nicanor Parra (Obra Gruesa (Ediciones UDP) (Spanish Edition))
Nada me desconsuela más que ver a los hombres atormentarse unos a otros; y, sobre todo, me irrito cuando veo a jóvenes en la flor de la juventud, cuyo corazón debería estar más abierto y accesible a todos los goces, sembrar en él la perturbación y la desconfianza, y arruinar de ese modo los cortos instantes de dicha que se les concede, muy escasos, dicho sea de paso; momentos que una vez idos no regresan nunca y que no dejan en su lugar sino pesares estériles.
Johann Wolfgang von Goethe (The Sorrows of Young Werther)
¡Bendita sea la influencia de un alma humana buena y cariñosa en otra! No calculable por el álgebra, no deducible lógica, sino misteriosa, eficaz y poderosa, como el proceso oculto por el que una semilla diminuta prende y, al brotar, se convierte en un tallo alto de hermosas hojas con una flor de pétalos brillantes. Las ideas son a menudo pobres fantasmas; nuestros ojos deslumbrados por el sol no pueden distinguirlas; pasan a través de nosotros como un ligero vaho, sin que advirtamos su presencia. Pero algunas veces son corpóreas; exhalan su cálido aliento sobre nosotros, nos tocan con manos suaves y sensibles, nos miran con ojos tristes y sinceros, y nos hablan en un tono cautivador; están envueltas en un alma humana, con todos sus conflictos, su fe y su amor. Y entonces su presencia es un poder, entonces nos sacuden como una pasión, y las perseguimos con dulce compasión, arrastrados por ellas del mismo modo que las llamas arrastran a las llamas.
George Eliot (Escenas de la vida parroquial)
Si había sido posible que esta pequeña melodía celestial echara misteriosamente raíces en mi alma y un día dentro de mí hiciera brotar su encantadora flor con todos los bellos matices, ¿podía estar yo irremisiblemente perdido? Y aunque yo fuera una bestia descarriada, incapaz de comprender al mundo que la rodea, no dejaba de haber un sentido en mi vida insensata, algo dentro de mí respondía, era receptor de llamadas de lejanos mundos superiores, en mi cerebro se habían animado mil imágenes:
Hermann Hesse (El lobo estepario)
«La imagen de un hombre haciéndose pajas había sido una de sus principales maneras de excitarse. ¿Por qué? Si sus propias sensaciones podían servirle de guía, follar con otra persona nunca salía del todo bien, nunca exactamente como debía. Le había encantado la idea de que fuera así, un hombre ciego con su propio placer. »Y el autoerotismo era el sanctasanctórum, la auténtica definición de lo privado. Un número indeterminado de amantes de tiempos pasados se habían mostrado muy dispuestos a probar todas las variantes típicas y unas cuantas más, pero lo único que esos hombres nunca estaban dispuestos a hacer por voluntad propia —con una memorable excepción— era masturbarse delante de ella. Sin embargo, ése era el descubrimiento inicial del que manaba todo el sexo; era la fuente. »La mayoría de los chicos se habrían masturbado cientos de veces antes de conocer carnalmente a una chica, y es famoso el poder alucinógeno de las pajas de la adolescencia. La torpeza y los titubeos característicos de tantos episodios en que las mujeres pierden la flor deben de ser, en comparación, una decepción a escala mundial. »Incluso en la vida adulta, es casi seguro que muchos hombres siguen experimentando un éxtasis muy superior meneándosela encima del inodoro mientras piensan en una pareja imaginaria, que llevándose a la cama a mujeres de carne y hueso con celulitis y una irritante compulsión a decir “en realidad...” al comienzo de cada frase. Curioso, ¿no? Puesto que lo mismo podía decirse de las mujeres, lo verdaderamente curioso era por qué alguien se tomaba la molestia de follar».
Lionel Shriver (The Post-Birthday World)
Luego se pusieron a contar las diferentes maneras de escribir que hay, decían que algunos autores tienen elaborado un plan completo de la historia antes de empezar a escribir, mientras otros sólo tienen en la cabeza una frase, un principio o un final. Explicaron que era importante que el autor viera en su mente a los personajes de sus historias, que viera cómo iban vestidos, de qué color tenían el pelo y muchos otros detalles curiosos. Dijeron que era importante tener en cuenta que todo el mundo habla diferente y que cada personaje de un libro tiene su manera particular de expresarse. Añadieron que también era importante ser preciso cuando se escribe y que tuviera cuidado con los adjetivos. Por ejemplo opinaron que si yo escribía que «la flor tenía un aspecto fantástico» no estaba diciendo nada sobre la flor. Sería mucho mejor que describiera la flor, para que el lector descubriera por sí mismo lo fantástica que era la flor. Y así siguieron hasta que me hube comido cinco bollos, bebido dos botellas de refresco y dicho «sí» cinco veces, «¡Ah!» quince y «exactamente» siete.
Jostein Gaarder (La biblioteca mágica de Bibbi Bokken)
Asnografía Leo en un Diccionario: ASNOGRAFÍA, s.f.: Se dice, irónicamente, por descripción del asno. ¡Pobre asno! ¡Tan bueno, tan noble, tan agudo como eres ! Irónicamente... ¿Por qué? ¿Ni una descripción seria mereces, tú, cuya descripción cierta sería un cuento de primavera? ¡Si al hombre que es bueno debieran decirle asno! ¡Si al asno que es malo debieran decirle hombre! Irónicamente... De ti, tan intelectual, amigo del viejo y del niño, del arroyo y de la mariposa, del sol y del perro, de la flor y de la luna, paciente y reflexivo, melancólico y amable, Marco Aurelio de los prados... Platero, que sin duda comprende, me mira fijamente con sus ojazos lucientes, de una blanda dureza, en los que el sol brilla, pequeñito y chispeante en un breve y convexo firmamento verdinegro. ¡Ay! ¡Si su peluda cabezota idílica supiera que yo le hago justicia, que yo soy mejor que esos hombres que escriben Diccionarios, casi tan bueno como él! Y he puesto al margen del libro: ASNOGRAFÍA, sentido figurado: Se debe decir, con ironía, ¡claro está!, por descripción del hombre imbécil que escribe Diccionarios.
Juan Ramón Jiménez (Platero Y Yo)
I què em caldria fer? Procurar-me un patró molt poderós, Le Bret, i, com una heura obscura que puja una paret, grimpar amb enganys, i a més, llepar-li les rajoles, veient que m'han clavat a la terra les soles? No, senyor!, que un banquer m'estimi per pallasso llepaculs que dedica sonets? No!, passo, passo! Afalagar, adular les passes d’un ministre per si m'adreça un gest que no sigui sinistre? No senyor! Empassar-me per esmorzar un gripau? Tenir el ventre gastat d'arrossegar-me al cau? I la pell dels genolls de nit i dia bruta? Ordenar a l'espinada que doblegui la ruta? No, senyor! Ser una estora als peus d’un idiota? Agitar l'encenser davant d'una carota? No, senyor! O saltar de faldilla en faldilla? O ser un gran homenet enmig d'una quadrilla? Potser passar la mar amb madrigals per rem i a la vela sospirs de vella? No fotem! No, senyor! Potser anar fins a can Seyrecet fer-me editar els versos, a quin preu? No, Le Bret! O fer-me elegir Papa en els pobres concilis formats per uns imbècils que van destil·lant bilis? No, senyor! Treballar perquè aplaudeixin altres un sonet que hagi fet, en lloc d'escriure’n d’altres? Trobar belles orelles de ruc, llargues i tristes? O viure amb l'objectiu de sortir a les revistes? Estar terroritzat com un que quasi es mor quan va veure el seu nom escrit al Mercure d'or? Calcular, esporuguit davant d'un anatema? Anar a fer una visita en comptes d’un poema? Relligar els aprovats o fer-me presentar? No, senyor! No, senyor!... Més m’estimo cantar, entrar, sortir, ballar, ser sol, sentir-me viure, mirar amb el cap ben alt, parlar fort, i ser lliure; anar amb el barret tort, contemplar l'univers, per un sí o per un no, barallar-me... o fer un vers! No tenir gens en compte la fama i la fortuna, poder, amb el pensament, enfilar-me a la lluna! No haver d'escriure un mot si de mi no ha sortit, i molt modestament poder-me dir: Petit, estigues satisfet de flors i fruits i fulles si és al teu jardí que en culls o bé n’esbulles! I si arriba el triomf, quan l'atzar ho ha dispost, no haver d'estar obligat a satisfer un impost, davant de mi mateix reconèixer-me els mèrits, no haver de pagar mai per uns favors pretèrits, i, encara que no sigui poderós el meu vol, que no arribi gens lluny, saber que hi he anat sol! Acte segon. Escena VIII.
Edmond Rostand (Cyrano de Bergerac)
Un único Espíritu. Mucho antes de que Sumeria existiera, antes de que en Egipto se construyera Sakkara, antes de que floreciera el valle del Indo, el espíritu vivía en cuerpos humanos, danzando en una cultura elevada. La Esfinge sabe la verdad. Somos mucho más de lo que sabemos. Hemos olvidado. La Flor de la Vida fue y es conocida por toda la vida. Toda la vida, no sólo aquí sino en todas partes, sabía que era el patrón de la creación la vía de entrada y salida. El Espíritu nos creó con esta imagen. Tú sabes que es verdad; está escrito en tu cuerpo, en todos tus cuerpos.
Drunvalo Melchizedek (El Secreto Ancestral de la Flor de la Vida, Volumen I)
Resumir en una mirada la virgen ausencia disperta en esta soledad y, como se corta, para recuerdo de un lugar, uno de esos mágicos nenúfares cerrados que de súbito surgen envolviendo en el hueco de su blancura una nada formada de sueños intactos, de la ventura que no llegará, y de mi aliento contenido por el temor de una aparición, partir con él: tácitamente, desentrañando poco a poco sin choque, romper ilusión, sin que el crepitar de la visible pompa de espuma enroscada a mi huida no arroje a los pies de nadie que sobrevenga la semejanza transparente del rapto de mi flor ideal.
Stéphane Mallarmé (Poésies)
Aquí abajo, no podemos fiamos de nadie; los mortales no acarician nunca con dicha sincera; incluso del olor de la flor brota un algo amargo; y los corazones agitados sólo gozan de alegrías tristes; nunca la alegría reconforta sin nubes y una lágrima luce en la risa que duda. ¿Acaso tu frente pura tiene que ajarse en esta vida amarga, las preocupaciones turbar los llantos de tus ojos color cielo y la sombra del ciprés dispersar las rosas de tu cara? ¡No ocurrirá! te llevaré conmigo a las tierras celestes, para que unas tu voz al concierto de los habitantes del cielo. Velarás por los hombres que se han quedado aquí abajo. ¡Vamos! Una Divinidad rompe los lazos que te atan a la vida.
Arthur Rimbaud
Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a donde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que tú plantaste, tú estarás allí. «No importa lo que hagas ―decía ―, en tanto que cambies algo respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de que separes de ello tus manos. La diferencia entre el hombre que se limita a cortar el césped y un auténtico jardinero está en el tacto. El cortador de césped igual podría no haber estado allí, el jardinero estará allí para siempre».
Ray Bradbury (Fahrenheit 451)
Sí, com començo a pensar que és possible, mai arribo a tenir fills ni a escriure cap llibre, suposo que no deixaré res al món per ser recordada. I potser és millor així. Em fa pensar que, abans que preocupar-me i teoritzar sobre l'estat del planeta, cosa que no ajuda a ningú, hauria de posar les meves energies a viure i ser feliç. Quan intento imaginar-me com podria ser una vida feliç, la imatge que em ve al cap no ha canviat gaire des que era petita: una casa amb flors i arbres al voltant, amb riuet a la vora, i una habitació plena de llibres, i algú que m'estimi, res més. Només per tenir casa meva allà, i cuidar els meus pares quan es facin grans. Sense moure'm mai més, sense agafar cap avió, senzillament per viure tranquil·la i al final acabar enterrada en la terra. Per a què més serveix la vida? Però fins i tot això em sembla tan lluny de mi que és com un somni, completament aliè a la realitat.
Sally Rooney (Beautiful World, Where Are You)
Londres se ha tragado muchos millones de jóvenes llamados Smith; no ha concedido ninguna importancia a nombres tan raros como Septimus, con los que sus padres habían pensado singularizarlos. Vivir en una pensión, en una bocacalle de Euston Road, comportaba experiencias - experiencias otra vez - como la de transformar una cara en dos años: una inocente cara ovalada y rosa en otra contraída y enjuta. Pero de todo lo dicho, qué hubieran podido decir los amigos más observadores, salvo lo que dice un jardinero cuando abre la puerta del invernadero y se encuentra una nueva flor en la planta: Ha florecido; florecido por vanidad, ambición, idealismo, pasión, soledad, valor, pereza, las semillas habituales que, revueltas todas ellas (en una habitación junto a Euston Road), hicieron de él un hombre tímido y tartamudo, ansioso de superarse a sí mismo, le hicieron enamorarse de la señorita Isabel Pole que daba lecciones sobre Shakespeare en Waterloo Road.
Virginia Woolf (Mrs. Dalloway)
Fossin com fossin les nostres formes i els nostres trets físics, ho volguéssim o no, representaven un parany, una temptació; per culpa de la nostra naturalesa, que feia els homes embogir de luxúria, érem la causa innocent i irreprensible que ells trontollessin, ensopeguessin, caiguessin pel caire—¿el caire de què?, ens preguntàvem, ¿d'un penya-segat?—i es precipitessin cap avall en flames, com una allau de sofre ardent llançada per la mà furiosa de Déu. Érem les zeladores d'un tresor inestimable que s'amagava a dintre nostre; érem flors precioses que calia guardar dins d'un hivernacle per por que una emboscada no permetés que els predadors, que podien sotjar-nos des de qualsevol cantonada de l'ample món despietat en què regnava el pecat, ens arrenquessin els pètals, ens robessin el nostre tresor, ens estripessin i ens trepitgessin. Aquestes eren la mena de coses que ens deia a escola la Tia Vidala, sempre amb la gota al nas, quan fèiem brodats per a mocadors i tamborets i quadres emmarcats.
Margaret Atwood (The Testaments (The Handmaid's Tale, #2))
Son muy pocos aquellos de entre nosotros que no se han despertado a veces antes del alba, o después de una de esas noches sin sueños que casi nos hacen amar la muerte, o de una de esas noches de horror y de alegría monstruosa, cuando se agitan en las cámaras del cerebro fantasmas más terribles que la misma realidad, rebosantes de esa vida intensa, inseparable de todo lo grotesco, que da al arte gótico su imperecedera vitalidad, puesto que ese arte bien parece pertenecer sobre todo a los espíritus atormentados por la enfermedad del ensueño. Poco a poco, dedos exangües surgen de detrás de las cortinas y parecen temblar. Adoptando fantásticas formas oscuras, sombras silenciosas se apoderan, reptando, de los rincones de la habitación para agazaparse allí. Fuera, se oye el agitarse de pájaros entre las hojas, o los ruidos que hacen los hombres al dirigirse al trabajo, o los suspiros y sollozos del viento que desciende de las montañas y vaga alrededor de la casa silenciosa, como si temiera despertar a los que duermen, aunque está obligado a sacar a toda costa al sueño de su cueva de color morado. Uno tras otro se alzan los velos de delicada gasa negra, las cosas recuperan poco a poco forma y color y vemos cómo la aurora vuelve a dar al mundo su prístino aspecto. Los lívidos espejos recuperan su imitación de la vida. Las velas apagadas siguen estando donde las dejamos, y a su lado descansa el libro a medio abrir que nos proponíamos estudiar, o la flor preparada que hemos lucido en el baile, o la carta que no nos hemos atrevido a leer o que hemos leído demasiadas veces. Nada nos parece que haya cambiado. De las sombras irreales de la noche renace la vida real que conocíamos. Hemos de continuar allí donde nos habíamos visto interrumpidos, y en ese momento nos domina una terrible sensación, la de la necesidad de continuar, enérgicamente, el mismo ciclo agotador de costumbres estereotipadas, o quizá, a veces, el loco deseo de que nuestras pupilas se abran una mañana a un mundo remodelado durante la noche para agradarnos, un mundo en el que las cosas poseerían formas y colores recién inventados, y serían distintas, o esconderían otros secretos, un mundo en el que el pasado tendría muy poco o ningún valor, o sobreviviría, en cualquier caso, sin forma consciente de obligación o de remordimiento, dado que incluso el recuerdo de una alegría tiene su amargura, y la memoria de un placer, su dolor.
Oscar Wilde (El Retrato de Dorian Gray)
Mi pluma, flor de tinta, escupe los lugares comunes como pólenes genéticamente modificados; Nisisen, sin embargo, utilizaba y aún utiliza (sus folletines no serán brillantes pero tampoco son demenciales) la táctica de Cela o de Aira (por algo él es el célebre Nisisen y yo tan sólo un raro excéntrico): evitar los lugares comunes, modificarlos, ponerlos entre comillas o no evitarlos, jugando así como yo con ellos pero de una manera más heterodoxa, rica, completa, con cuatro posibilidades de acción como cuatro estaciones frente a mi estricto invierno o lúdico verano estilístico (según la paráfrasis y el punto de vista). El relato de Bolaño comenzaba diciendo en las primeras frases que él tenía veintitantos años y era más pobre que una rata. Bien, yo hubiese sido incapaz de escribir eso y cambiaría «rata» por «lata», por ejemplo, como Camilo José Cela cambió «romper el hielo» por «romper el fuego» para La familia de Pascual Duarte o César Aira «fumaban como chimeneas» por «fumaban como murciélagos» en El volante. En la escritura de Nisisen, sin embargo, el pobre como una rata de Bolaño resultaría en la juguetona paráfrasis pobre como una lata (o gata, saca, mata...), «pobre como una rata» (así, entrecomillado, incidiendo en el lugar común con clara consciencia de ello), tenía veintitantos años y era muy pobre (evitando la manida analogía del roedor) o mismamente pobre como una rata como en el original. Esta variedad de registros pintaba su prosa o abrillantaba sus colores.
Alexandre Alphonse (Nisisen)
Grito hacia Roma Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino, ni quien cultive hierbas en la boca del muerto, ni quien abra los linos del reposo, ni quien llore por las heridas de los elefantes. No hay más que un millón de herreros forjando cadenas para los niños que han de venir. No hay más que un millón de carpinteros que hacen ataúdes sin cruz. No hay más que un gentío de lamentos que se abren las ropas en espera de la bala. El hombre que desprecia la paloma debía hablar, debía gritar desnudo entre las columnas, y ponerse una inyección para adquirir la lepra y llorar un llanto tan terrible que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante. Pero el hombre vestido de blanco ignora el misterio de la espiga, ignora el gemido de la parturienta, ignora que Cristo puede dar agua todavía, ignora que la moneda quema el beso de prodigio y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán. Los maestros enseñan a los niños una luz maravillosa que viene del monte; pero lo que llega es una reunión de cloacas donde gritan las oscuras ninfas del cólera. Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas; pero debajo de las estatuas no hay amor, no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo. El amor está en las carnes desgarradas por la sed en la choza diminuta que lucha con la inundación; el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre, en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas. Pero el viejo de las manos traslucidas dirá: amor, amor, amor, aclamado por millones de moribundos; dirá: amor, amor, amor, entre el tisú estremecido de ternura; dirá paz, dirá paz, entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita; dirá: amor, amor, amor, hasta que se le pongan de plata los labios, dirá: amor, amor, amor… Porque queremos el pan nuestro de cada día, flor de aliso y perenne ternura desgranada, porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra que da sus frutos para todos.
Federico García Lorca