Toque Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Toque. Here they are! All 100 of them:

O toque de alguém, dizia ele, é o verdadeiro lado de cá da pele. Quem não é tocado não se cobre nunca, anda como nu. De ossos à mostra.
Valter Hugo Mãe (O Filho de Mil Homens)
- ¿Cómo sabe una si está realmente enamorada de un hombre? - Eso es fácil. Sólo querés estar con él, sentir su presencia, mirarlo, olerlo. Querés que te toque y tocarlo. Cuando lo ves aparecer, te emocionás tanto que te duele la boca del estómago. Pensás en ese hombre día y noche. Te dormís pensando en él y te levantás pensando en él.
Florencia Bonelli (París (Caballo de Fuego #1))
No me hables, si quieres, no me toques, no me conozcas más, yo ya no existo. Yo soy sólo la vida que te acosa y tú eres la muerte que resisto
Jaime Sabines (Recuento De Poemas, 1950-93 (Spanish Edition))
Primero no toques las agujas de tu corazón. Segundo domina tu cólera. Tercero y más importantes, no te enamores jamás de los jamases. Si no cumples estas normas, la gran aguja del reloj de tu corazón traspasará tu piel, tus huesos se fracturarán y la mecánica del corazón se estropeará de nuevo.
Mathias Malzieu (La Mécanique du cœur)
Ao toque adormecido da morfina Perco-me em transparências latejantes E numa noite cheia de brilhantes, Ergue-se a lua como a minha Sina.
Fernando Pessoa
Ni su mantra, ni su cordura y desde luego no su suerte, pudieron ayudarlo contra el suave toque de ese angelito demoníaco.
Lissa D'Angelo
Abrázame como si fuera el objeto más frágil que un toque de pluma pudiera romper.
Tatjana Ostojic
El Top Ten de Razones Porqué Virgen Val Apesta” 10. Me llamó hombre—de—un—solo—éxito. 9. No aprecia el encantador sobrenombre que le di. 8. Me hace escribir blogs estúpidos sobre ella a las cuatro de la mañana. 7. Alienta a la gente a que no tenga sexo. 6. Me mandó a volar cuando le pedí salir. 5. Está enamorada de un idiota. 4. No responde ninguna de mis llamadas. 3. Le gusta coquetear con esa política de mira—pero—no—toques. 2. Toqué un maldito concierto sólo para ella y ni siquiera vino cuando dijo que lo haría. (¡Eres una mentirosa!) ¿Y la razón #1 de por qué la Virgen Val apesta? Porque la deseo de todos modos.
Kelly Oram (V is for Virgin (V is for Virgin, #1))
No te voy a decir que todo irá bien porque seguramente sea mentira. Pero ahí estaré para abrazarte cuando toque los días malos
Defreds (Sempiterno)
—Los humanos no hablan humano, Marco—explicó Lord Loring—. Tienen tantos idiomas que ni siquiera se entienden entre ellos —comentó con un toque de reproche en su voz.
P.C. Cuéllar (El Cristal de la Guardiana (Meridia #1))
No obstante, la vida también se resume en sentir; lo bueno, lo malo, lo que te toque. Sentir mucho, intensamente, hasta que te desgarre por dentro. Y en ese aspecto, yo con mis veinticuatro años, me siento como si ya hubiera vivido demasiado.
Neïra (Valiente Vera, pequeña Sara)
Nunca está de más un toque de fantasía en la realidad.
Martín Balarezo García
O toque de alguém, dizia ele, é o verdadeiro lado de cá da pele. Quem não é tocado não se cobre nunca, anda como nu. De ossos à mostra. E amar uma pessoa é o destino do mundo.
Valter Hugo Mãe (O Filho de Mil Homens)
Eres mía ahora. Mientras camines en la Tierra me perteneces. Nada puede hacerte daño. —Oí un toque de humor en su voz. —Es prácticamente imposible hacer daño a lo que la Muerte protege.
Abbi Glines (Existence (Existence, #1))
Y a lo mejor esto constituye la más grande virtud del hombre, su toque divino. El último de los atorrantes de Flores es más interesante que una estrella, solamente porque su comportamiento no es predecible.
Alejandro Dolina (Crónicas del Ángel Gris)
-¡Te amo, Sandokan; te amo como nunca mujer alguna amó sobre la tierra! Sandokan la acarició dulcemente y sus labios besaron los dorados cabellos y la nívea frente de la joven. -¡Ay de quien te toque ahora, que ya eres mía!
Emilio Salgari (Sandokan: Le tigre de Malaisie)
Não há nada que toque menos uma obra de arte do que palavras de crítica: elas não passam de mal-entendidos mais ou menos afortunados.
Rainer Maria Rilke
Me ofrece una sonrisa de una dulzura tan genuina, con el toque justo de timidez, que hace que me sienta muy cerca de él.
Suzanne Collins
He'd shoved his toque and mitts into the sleeve of his parka when he'd come in the night before, and now, thrusting his right arm into the armhole, he hit the blockage. At a practiced shove the pompom of the toque crowned the cuff followed by his mitts, like a tiny birth.
Louise Penny (A Fatal Grace (Chief Inspector Armand Gamache, #2))
A bondade é um rico manancial, que brota lágrimas ao toque da menor comoção.
Júlio Dinis (A Morgadinha dos Canaviais)
Puede que Park la hubiera paralizado con su magia ninja, con su toque vulcano y estuviera a punto de engullirla. Seria alucinante.
Rainbow Rowell (Eleanor & Park)
Todo aquel a quien toque Eros se convierte en poeta, aunque antes fuera extraño a las musas.
Platón (The Symposium)
At a small table, sitting very upright, was one of the ugliest old ladies he had ever seen. It was an ugliness of distinction- it fascinated rather than repelled. She sat very upright. Round her neck was a collar of very large pearls which, improbable though it seemed, were real. Her hands were covered with rings. Her sable coat was pushed back on her shoulders. A very small and expensive black toque was hideously unbecoming to the yellow, toad-like face beneath it.
Agatha Christie (Murder on the Orient Express (Hercule Poirot, #10))
Suzanne trabaja media jornada. Odia a su padre. Y se odia a sí misma por no plantarle cara. Se lamenta de todo. —Pero adoro a Melinda —dice—. Es el toque de belleza en medio de tanta fealdad.
Markus Zusak (I Am the Messenger)
Ni todos los que se llaman caballeros lo son de todo en todo: que unos son de oro, otros de alquimia, y todos parecen caballeros, pero no todos pueden estar al toque de la piedra de la verdad.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote)
Porque é que vos é tão fácil acreditar que é possível o vosso corpo precisar de uma alma para sobreviver, mas não o contrário!? Porque é que também não é óbvio que a vossa alma precisa do vosso corpo? Que são os vossos sentidos que a alimentam? As imagens que os vossos olhos vêem; os cheiros cativados pelo vosso nariz; os sons vibrantes concedidos pelos ouvidos; a magia do toque… sem eles, individualmente e no seu conjunto, a vossa alma definha como nós definharíamos sem a vossa fé.
L.C. Lavado (O Diabo dos Anjos (Ed. Beta))
Usted sabe que si tenemos en nosotros cualquier cosa que nos duele, tratamos de evitar que nadie se acerque y la toque. Creo que esta explicación funciona también con el alma, no solo con nuestros cuerpos.
Louisa May Alcott
O Antonino disse à Isaura que amasse. Que amasse, pelos dois, o pescador, que dele cuidasse como quem cuidava do importante destino do mundo. O toque de alguém, dizia ele, é o verdadeiro lado de cá da pele. Quem não é tocado não se cobre nunca, anda como nu. De ossos à mostra. E amar uma pessoa é o destino do mundo
Valter Hugo Mãe (O Filho de Mil Homens)
Quiero que me toque otra vez. Quiero sentir sus manos, suaves como nubes, pero temo que al tocarme haga estallar los siete mil billones de billones de átomos que componen mi cuerpo y me disperse por el universo.
Rick Yancey (The 5th Wave (The 5th Wave, #1))
No era posible que su deseo hubiera sido escuchado. Cosas así no sucedían, eran imposibles. Parecía monstruoso incluso pensar en ello. Y, sin embargo, allí estaba el retrato, con un toque de crueldad en la boca.
Oscar Wilde (El Retrato de Dorian Gray)
Y quizá, aunque eso nunca lo sabremos, vuelva a ser visible para todos nosotros, para todos los que alguna vez hemos mirado pero no hemos querido ver, para los que hemos preferido girar la cabeza hacia otro lado, para los que hemos hecho del MIENTRAS NO ME TOQUE A MÍ, ESO NO ES PROBLEMA MÍO nuestra filosofía de vida.
Eloy Moreno (Invisible (Spanish Edition))
Ciertos toques aquí y allá eran vagos indicios de símbolos y estímulos latentes que, si hubiésemos tenido otro trasfondo mental y emocional y un sistema sensorial totalmente diferente, habrían tenido un profundo significado para nosotros.
H.P. Lovecraft
De partida, un cuerno. Menuda partida. Si te toca en el lado de los peces gordos, desde luego es una partida, lo reconozco. Pero como te toque en el otro lado, donde no hay ningún pez gordo, ¿qué tiene eso de partida? Nada. De partida, nada.
J.D. Salinger (The Catcher in the Rye)
É a primeira vez que lhe toca na pele nua. A reacção no ar é imediata. Uma corrente súbita de energia tonificante e luminosa ondula através da sala. O candelabro começa a tremer. A sensação que passa vertiginosamente pela pele de Marco é intensa e profunda, iniciando-se no ponto onde a palma da mão se encontra com a dela, mas alastrando-se a partir daí, numa distância maior e mais profunda
Erin Morgenstern (The Night Circus)
Uno de los primeros recursos propios del escritor profesional que Isabella había aprendido de mí era el arte y la práctica de procrastinar. Todo veterano del oficio sabe que cualquier ocupación, desde afilar el lápiz hasta catalogar musarañas, tiene prioridad al acto de sentarse a la mesa y exprimir el cerebro. Isabella había absorbido por ósmosis esta lección fundamental y al llegar a casa, en vez de encontrarla en su escritorio, la sorprendí en la cocina afinando los últimos toques a una cena que olía y lucía como si su elaboración hubiera sido cuestión de varias horas.
Carlos Ruiz Zafón (The Angel's Game (The Cemetery of Forgotten Books, #2))
- Acho que a conheço de algum lado. Tenho essa sensação. - Claro - disse ela, farta de ouvir aquilo. Mas quando olhou para ele, sentiu a mesma coisa. - Vou tocar agora - informou Korda, apontando para o palco com o polegar. - É músico? - Sou. Quer que toque alguma coisa especial? - Poderia tocar uma música chamada Tears? - Do Django? Claro. Gosta dessa música? - Para ser sincera, não a conheço. Mas sinto que devo forçar o destino.
Afonso Cruz (A Boneca de Kokoschka)
Eres increíble y hermoso, y a veces, quiero poner mis dientes en ti, sólo para verte sangrar. Quiero saber a lo que sabes. Quiero dejar mis marcas en tu piel. Quiero cubrirte con mi olor hasta que huelas como yo. No quiero que nadie te toque alguna vez de nuevo. Te quiero. Cada parte de ti.
T.J. Klune (Wolfsong (Green Creek, #1))
La mesa se interponía entre ellos. Tatiana pasó al otro lado. —Shura —dijo en voz baja—, por favor, deja que te toque. —No. —El capitán se apartó. Naira volvió a asomar la cabeza. —¿Está la cena preparada? —Casi, Naira Mijailovna. —Miró a Alexandr—. Dijiste que no te marcharías hasta arreglarme —señaló—. Arréglame, Shura. —Tú misma me dijiste que nada de lo que hiciera arreglaría lo que está mal dentro de ti. Bueno, me has convencido. ¿Dónde están mis cosas? —Shura...
Paullina Simons (The Bronze Horseman (The Bronze Horseman, #1))
Yo creo que saltaste, Maga. Y ahora estás en el aire. No te va a tranquilizar que te diga que abajo no hay piedras, porque la sensación de saltar al vacío es insoportable. Solamente cuando toques algo de agua vas a estar más tranquila. Vos tomaste una decisión. Y te felicito por eso, porque ya no estás cómoda en el puente. Bancá el vacío ahora.
Magalí Tajes (Arde la vida: ¿Hasta cuándo vas a tener miedo? (Spanish Edition))
La plegaria del hombre moderno es: que no me toque a mí. Pero claro. La vida es muy perra, oigan. Tarde o temprano, siempre toca.
Anonymous
— El orgullo — dijo el ermitaño a sus huéspedes — ha perdido a un ángel nacido para el bien. Es la piedra de toque en que se quiebran todos los destinos humanos.
Jules Verne (El maestro Zacarías)
una locura con un inconfundible toque de inteligencia, porque provocará que me sume a ella.»
John Katzenbach (El psicoanalista)
Mas eu sobrevivi; agora não passo de uma carcaça de cinzas onde até o toque mais gentil, atencioso e amável me desmancharia num borrão sutilmente tóxico.
Filipe Russo (Caro Jovem Adulto)
De olhos fechados me jogo no mundo esfregando minha pele nua no que existe, o que se incrusta através de meu toque magnético passa a compor meu exoesqueleto cosmogeopsicológico.
Filipe Russo (Caro Jovem Adulto)
Ao teu toque eu incandesço.
Filipe Russo (Caro Jovem Adulto)
Porque siempre debe haber un pico diferenciador, el toque que rompe lo monótono. En cualquier aspecto de la vida.
Alice Kellen (El día que dejó de nevar en Alaska)
Necesitamos ese toque de la persona que amamos, casi tanto como necesitamos aire para respirar. Nunca entendí la importancia del tacto, de un toque... Hasta que no pude tenerlo.
Rachael Lippincott (Five Feet Apart)
al igual que cambia el desierto según el astro que lo rija, cambia un corazón según la mano que lo toque.
Lola P. Nieva (La perla de agua)
Está gastada, es suave y desprende un olor a algodón limpio y a suavizante, con un ligero toque a champú de coco, un aroma que ella acabará asociando a Henry.
Victoria Schwab (La vida invisible de Addie LaRue)
Las máquinas pueden hacerlo casi todo. Lo que no significa que deban hacerlo. A veces es más importante el toque humano que la automatización. Más importante para el humano, me refiero.
Neal Shusterman (Gleanings (Arc of a Scythe, #3.5))
El control de las mujeres y sus descendientes ha sido la piedra de toque de todo régimen represivo de este planeta. Napoleón y su «carne de cañón», la esclavitud y la mercancía humana, una práctica eternamente renovada: ambas encajan aquí. A quienes promueven la maternidad forzosa habría que preguntarles: Cui bono? ¿A quién beneficia? A veces a un sector, a veces a otro. Nunca a nadie.
Margaret Atwood (El cuento de la criada)
Sempre nos rimos do modo como namoraram os meus pais, verdadeiro estilo romântico, cheio de pudor e meninice, sem muitos toques, mais a brincar aos cucos na janela do que encarados sem equívoco.
Valter Hugo Mãe (Contra mim)
El lunes encajaremos con todos los moldes que nos proponen. Los haremos compatibles aunque parezcan contradictorios. Así como nosotras: flexibles y adaptables. Dejaremos de pelear, dejaremos de rebelarnos. Seremos como hay que ser, como Dios manda o como mandan el cine y la televisión, las canciones de amor y las revistas de moda, los libros feministas y los manuales de autoayuda. Y así...así nos querrán. ¿Cuántos años pasamos con el redoble de ese régimen marcial repicando en nuestras cabezas? ¿Cómo empezaron nuestros anhelos de perfección, la sumisión expresa a todos los dictados? No sé como funcionabas tu entonces, pero no había más que ver tu incesante actividad para saber que también vivías a toque de silbato, el silbato de "tengo que hacer más, tengo que ser más
Najat El Hachmi (El lunes nos querrán)
Usted sabe que si tenemos en nosotros cualquier cosa que nos duele, tratamos de evitar que nadie se acerque y la toque. Creo que esta explicación funciona también con el alma, no solo con nuestros cuerpos
L.M. Montgomery (Ana y la Casa de sus Sueños (Clásicos juveniles nº 5))
Creyeron que los militares iban a «limpiar» el país. «Se terminó la delincuencia, no hay muros pintarrajeados con graffiti, todo está limpio y gracias al toque de queda los maridos llegan temprano a la casa», me dijo una amiga.
Isabel Allende (Mi país inventado)
Es un secreto a voces que los intelectuales de biblioteca y los hombres que se pasan la vida rodeados de palabras, de textos, pueden experimentar con especial intensidad las seducciones de las propuestas políticas violentas, particularmente cuando tal violencia no toca a su propia persona. En la sensibilidad y la visión del maestro carismático, del absolutista de la filosofía, puede haber más que un simple toque de sadismo vicario (La lección, de Ionesco, es una macabra parábola de esto).
George Steiner (Heidegger (Fontana Modern Masters))
Ses lèvres convulsives, ses cheveux pâles tirés sous sa toque, son nez dressé comme une épine, le pli gravé entre ses sourcils, chaque détail de sa physionomie dénotait un perpétuel mécontentement, une insatisfaction profondément enracinée en elle.
Christelle Dabos (A Winter's Promise (The Mirror Visitor, #1))
Last Night’s Moon," “When will we next walk together under last night’s moon?” - Tu Fu March aspens, mist forest. Green rain pins down the sea, early evening cyanotype. Silver saltlines, weedy toques of low tide, pillow lava’s black spill indelible in the sand. Unbroken broken sea. — Rain sharpens marsh-hair birth-green of the spring firs. In the bog where the dead never disappear, where river birch drown, the surface strewn with reflection. This is the acid-soaked moss that eats bones, keeps flesh; the fermented ground where time stops and doesn’t; dissolves the skull, preserves the brain, wrinkled pearl in black mud. — In the autumn that made love necessary, we stood in rubber boots on the sphagnum raft and learned love is soil–stronger than peat or sea– melting what it holds. The past is not our own. Mole’s ribbon of earth, termite house, soaked sponge. It rises, keloids of rain on wood; spreads, milkweed galaxy, broken pod scattering the debris of attention. Where you are while your body is here, remembering in the cold spring afternoon. The past is a long bone. — Time is like the painter’s lie, no line around apple or along thigh, though the apple aches to its sweet edge, strains to its skin, the seam of density. Invisible line closest to touch. Lines of wet grass on my arm, your tongue’s wet line across my back. All the history in the bone-embedded hills of your body. Everything your mouth remembers. Your hands manipullate in the darkness, silver bromide of desire darkening skin with light. — Disoriented at great depths, confused by the noise of shipping routes, whales hover, small eyes squinting as they consult the magnetic map of the ocean floor. They strain, a thousand miles through cold channels; clicking thrums of distant loneliness bounce off seamounts and abyssal plains. They look up from perpetual dusk to rods of sunlight, a solar forest at the surface. Transfixed in the dark summer kitchen: feet bare on humid linoleum, cilia listening. Feral as the infrared aura of the snake’s prey, the bees’ pointillism, the infrasonic hum of the desert heard by the birds. The nighthawk spans the ceiling; swoops. Hot kitchen air vibrates. I look up to the pattern of stars under its wings.
Anne Michaels
Ciertas grietas sobre su frente hacen pensar que la naturaleza dispuesta a darle un toque final de sensibilidad y refinamiento, hubiera arrojado bruscamente el cincel diciendo: "No vale la pena acabar de esculpir a este hombre. Dejémoslo ir como está.
Charles Dickens (El misterio de Edwin Drood)
-No necesitas gastar cada momento del día protegiéndome ahora. Se supone que debo ser tu compañera, no tu carga, y si eso es todo lo que voy a ser para ti, entonces no quiero estar aquí nunca más. Quiero que me ames. Quiero ansiar venir aquí cada otoño. Quiero que el invierno sea mi estación favorita porque puedo pasarla contigo. Así que dime si eso va a suceder, Henry. Dime que las cosas van a mejorar, que no vas a pensar en Perséfone cada vez que me toques. Dime que vas a amarme tanto como la amas a ella, y que no voy a pasar el resto de mi eternidad estancada en la comparaciónde los recuerdos de mi hermana.- Silencio. -Por favor,-le susurré.-Te lo ruego. Si tú no lo haces...Si tú no lo haces, me voy a ir. Y no quiero decir solo por el verano. Voy a dejar el Inframundo, y no voy a volver.-
Aimee Carter (Goddess Interrupted (Goddess Test, #2))
—Quiero besarte, quiero follarte, y deseo que me toques con tal intensidad que duela físicamente. No voy a conseguir los dos primeros, así que solo sube a la parte trasera de mi moto. Rodéame con tus brazos y demos un paseo. Es todo lo que puedes darme, así que dámelo.
Amanda Heath (Sleepless Nights (Wrath MC, #1))
Se ha dicho que en literatura lo bello es verdadero pero lo verdadero en literatura es solo verosímil, y entre lo verosímil y lo verdadero hay una distancia enorme. Esto por no hablar de lo bello, que es algo de lo que nunca se debería hablar: lo bello debería ser la reserva natural de la literatura, el sitio donde lo bello prosperara sin que la mano de la literatura lo toque jamás, y debería servir de recreo y consuelo a los escritores, puesto que la literatura y lo bello son cosas completamente diferentes o tal vez la misma, como dos guantes para la mano derecha
Patricio Pron (El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan)
- Es evidente que la razón de que hayas perdido el juicio de esa manera es habernos visto bailar juntos a lady Calpurnia y a mí. - ¿No estás exagerando un poco? - No lo creo, Gabriel. Has aterrorizado al pianista, has despedido al profesor de baile y has conseguido que nuestra hermana saliera huyendo a su habitación, sin mencionar esa insinuación de que no me estaba comportando como un caballero. - ¿Pretendes hacerme creer que no coqueteabas con ella de una manera impropia? -el tono de Ralston tenía un toque de testarudez. - ¿Coqueteando? Si. ¿De manera impropia? No.
Sarah MacLean (Nine Rules to Break When Romancing a Rake (Love By Numbers, #1))
Sus besos apasionados y sedientos limitaban mi respiración y el toque fuerte de sus manos sobre mi cuerpo, me estaban haciendo perder los sentidos, (...) todo lo que miraba y tocaba de él era sólo mío y me saboreaba con placer, al ver y sentir tan exquisita tentación que era sólo para mí.
Itxamany Bustillo (Nieblas del Pasado (primera parte))
Quiero arena e historias y un cielo nocturno despejado. Quiero mirar fijamente a unos ojos grises y pálidos llenos de amor y con ese toque de maldad que tanto ansío. Quiero saber lo que me dijo en sadhese, hace año y medio, cuando bailamos en el Festival de la Luna en Serra. Quiero que Elías Veturius vuelva.
Sabaa Tahir (A ​Sky Beyond the Storm (An Ember in the Ashes, #4))
— El orgullo — dijo el ermitaño a sus huéspedes — ha perdido a un ángel nacido para el bien. Es la piedra de toque en que se quiebran todos los destinos humanos. Al orgullo, principio de todos los vicios, no es posible oponer ningún raciocinio, puesto que, por su misma naturaleza, el orgullo se niega a escucharlo.
Jules Verne (El maestro Zacarías)
Genya se había quitado las botas y se había recogido el cabello caoba en un moño. Tenía una manzana a medio comer en una mano y un libro en el regazo; el símbolo solar de su parche refulgía. Parecía una bella gallarda pirata sacada de las páginas de un libro, un toque de caos en el ordenado y minucioso mundo de David.
Leigh Bardugo (Rule of Wolves (King of Scars, #2))
A quarta-feira amanhecia quando olhei pela janela. Nas pontes, as luzes cintilantes já haviam empalidecido. O sol nascente parecia um pântano de fogo no horizonte. O rio, ainda escuro e misterioso, cortado pelas pontes que tomavam uma coloração cinza e gélida, com um toque cálido do sol que ardia no céu. Ao percorrer com o olhar a multidão de telhados, com as torres e os campanários das igrejas que se elevavam sobre Londres em um céu invulgarmente claro, o sol nasceu e foi como se tivessem retirado um véu do rio, e milhões de fagulhas explodiram na superfície das águas. Também foi como se tivessem tirado o véu que me encobria, e me senti forte e bem-disposto.
Charles Dickens (Great Expectations)
and well-informed insights into their insular world. We all took our seats as a picture of a smiling Paul Verdun in toque was projected up onto screens. White jackets streamed from the kitchen: the amuse-bouche, a shot glass filled with a bite-sized baby octopus cooked in its “natural essence,” extra virgin olive oil from Puglia, and a single
Richard C. Morais (The Hundred-Foot Journey)
Aura vestida de verde, con esa bata de tafeta por donde asoman, al avanzar hacia ti la mujer, los muslos color de luna: la mujer, repetirás al tenerla cerca, la mujer, no la muchacha de ayer: la muchacha de ayer - cuando toques sus dedos, su talle - no podía tener mas de veinte anos; la mujer de hoy - y acaricies su pelo negro, suelto, su mejilla pálida - parece de cuarenta: algo se ha endurecido, entre ayer y hoy, alrededor de los ojos verdes; el rojo de los labios se ha oscurecida fuera de su forma antigua, como si quisiera fijarse en una mueca alegre, en una sonrisa turbia: como si alternara, a semejanza de esa plata del patio, el sabor de la miel y el de la amargura. No tienes tiempo de pensar mas: (47)
Carlos Fuentes (Aura)
—Y cuando me enamore —empecé a decir— levantaré una montaña que toque el cielo, y entonces mi amante y yo tendremos lo mejor de los dos mundos: la realidad, bien firme bajo nuestros pies, y, al tiempo, la cabeza en las nubes, con todas nuestras ilusiones aún intactas. Y la hierba purpúrea creará todo en torno a nosotros, y tan alta que nos llegue a los ojos.
V.C. Andrews (Flores en el ático (Dollanganger, #1))
Que la divinidad que está en ti sea guía de un ser varonil, respetable, social, romano, de un jefe que se coloca en su puesto como alguien que, liberado, esperara el toque de retreta para escapar de la vida, sin necesidad de un juramento ni de ningún hombre como testigo[213]. Por dentro, radiante[214] sin necesidad de servidumbre o tranquilidad exteriores. Hay que ser recto, no corregido.
Marcus Aurelius (Meditaciones)
Amo la seguridad en Isaiah y amo su calma. Amo su voz y su risa. Amo su constante y firme presencia. Pero si el mundo estuviera llegando a su fin, él no es la persona que querría a mi lado. Lo amo. Lo amo tanto que sé que se merece a una chica quien se derrumbe ante su toque. Merece a una chica a quien el corazón se le detenga cada vez que la mira. Merece a alguien que “esté” enamorada de él.
Katie McGarry
No me quitaba de encima aquellos ojos suyos, verdes con algún toque dorado. Se alzó en mi interior una certeza que terminó alojándose en mi garganta: «Jamás voy a dejarle. Será así siempre, hasta que él me abandone». Habría expresado esa idea en voz alta de haber habido palabras para expresar aquello, pero no parecía haber ninguna con capacidad suficiente para abarcar aquella verdad cada vez más grande.
Madeline Miller (The Song of Achilles)
—No creo que Dios nos haya dado esto, como tampoco creo que les provoque el cáncer a los niños, ni que haga que les toque la lotería a los pobres —digo—. Como mucho, nos dará el valor para tratar con esto. —¿Y qué me dices de aquellos que no tienen ese valor? —pregunta Raoul. —Es fácil —respondo con ojos abiertos, conmovedores, y la cara totalmente seria—: esas son las personas a las que Dios de verdad, de verdad, odia.
Neal Shusterman (Challenger Deep)
Amigo, alguien necesita su abrazo el día de hoy. Alguien necesita su amor, alguien necesita sentir su toque. Aunque usted no se haya percatado de ello, hay sanidad en sus manos, hay sanidad en su voz y Dios quiere usarle para traer esperanza, sanidad, amor y victoria a las personas que le rodean. Si se atreve a quitar su mente de sus propios problemas, de sus propias necesidades y a buscar cómo ser de bendición para otras personas,
Joel Osteen (Su mejor vida ahora: Siete pasos para vivir a su máximo potencial)
A clever, blond-haired fourth-grader named Damen McDermott got Sidney as his shopping pal. They picked out boots, a coat, ski gloves, and a Pittsburgh Steelers jersey. Crosby suggested he also pick up a toque. McDermott didn’t know what he was talking about. “What the heck’s a too-k?” he asked. “You know, a toque, a winter hat,” Sidney said, dangling the wool cap in front of the puzzled nine-year-old. “That’s a tossle cap,” Damen said matter-of-factly, lecturing Crosby on the Pennsylvania word for toque.
Shawna Richer (The Kid: A Season with Sidney Crosby and the New NHL)
También siento un leve resquemor frente a lo cursi, y a mí lo cursi me parece justamente eso: andar siempre con el corazón en la mano. Al que llora todos los días, ¿qué le queda por hacer cuando le toque un gran dolor, un dolor para el cual sean necesarias las máximas defensas? Siempre puede matarse, pero eso, después de todo, no deja de ser una pobre solución. Quiero decir que es más bien imposible vivir en crisis permanente, fabricándose una impresionabilidad que lo sumerja a uno (una especie de baño diario) en pequeñas agonías.
Mario Benedetti (La tregua)
Tu figura grácil envuelta en ese vestido celeste como el cielo límpido, tus cabellos negros ondeando contra el viento, el brillo violáceo que desprenden tus ojos... nada de eso puede quedar opacado, ni siquiera por ese oscuro averno que se eleva en torno a ti. Sigues presentándote bella y majestuosa, perfecta ante mis ojos. Imagino tu temor ante semejante escena, yo mismo estoy aterrado, rogando porque esa cortina de tragedia no te toque. Mas continuas acercándote a mí, cada vez más, y con cada paso tuyo una nueva gota de sosiego alimenta mi alma.
Juani Hernández (Mi corazón en tus manos (Saga de Los Lagos, #1))
«Albrecht discorre sobre este jogo popular [petanca]. [...] Devíamos ser capazes, todos de aprender algo com este desporto antigo dos povo do Mediterrâneo" diz a dado passo. "Estar disposto a tudo para triunfar, afastando com violência, se for caso disso, quem se nos interponha no caminho, mas não tocar nunca na bola que cobiçamos, não macular com o toque das mãos o objectivo, rodeando-o apenas em aproximações sucessivas como um cavaleiro medieval cortejando a inacessível dama, ou como um beija-flor colhendo o néctar das plantas sem nelas poisar."»
Manuel Jorge Marmelo
La moral, pues, parece ocuparse de tres cosas. La primera, de la justicia y la armonía entre los individuos. La segunda, de lo que podríamos llamar ordenar o armonizar lo que acontece en el interior de cada individuo. Y la tercera, del fin general de la vida humana como un todo: aquello para lo que el hombre ha sido creado; el rumbo que debería seguir toda la flota; la canción que el director de la orquesta quiere que ésta toque. Tal vez os hayáis dado cuenta de que las personas modernas están casi siempre pensando en la primera cosa y olvidándose de las otras dos.
C.S. Lewis (Mero Cristianismo (Spanish Edition))
En palabras de Benny Hinn: «Él [Jesús] que es justo por elección, dijo: “La única manera en que puedo detener el pecado es volviéndome pecado. No puedo pararlo solo por dejar que me toque; el pecado y yo debemos convertirnos en una sola cosa”. ¡Escuchen esto! Él, que es de la naturaleza de Dios, se hizo de la naturaleza de Satanás cuando se volvió pecado» (Benny Hinn, This Is Your Day, TBN, 1 diciembre 1990). De manera similar, Kenneth Copeland enseñó: «La justicia de Dios se hizo pecado. Él aceptó la naturaleza de pecado de Satanás en su propio espíritu. Y en el momento en que lo hizo, clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Usted no sabe lo que pasó en la cruz. ¿Por qué cree que Moisés, instruido por Dios, levantó la serpiente en ese palo en lugar de un cordero? Eso solía molestarme. Le pregunté: “¿Por qué querrías poner allí una serpiente, la señal de Satanás? ¿Por qué no pusiste un cordero en ese palo?” Y el Señor me dijo: “Debido a que era una señal de Satanás que estaba colgada en la cruz”. Y agregó: “Yo acepté, en mi propio espíritu, la muerte espiritual; y la luz se apagó”» (Kenneth Copeland, «What Happened from the Cross
John F. MacArthur Jr. (Fuego extraño: El peligro de ofender al Espíritu Santo con adoración falsa (Spanish Edition))
Harper se acercó a mí con un propósito en la mirada, y con un último vistazo hacia Art, cruzó. No vi el dolor y el miedo que había sufrido durante todos esos años. No la vi aterrorizada, y tampoco vi la pesadilla que había sido su estancia en el hospital psiquiátrico. Lo que vi fue cómo su padre la cogía y se la subía a los hombros mientras ella le señalaba la ruta a seguir a través de los árboles que había en la parte trasera de la propiedad. Vi a su perro, un golden retriever llamado Sport, que le lamió los dedos hasta que ella no pudo soportar las cosquillas. Y vi el primer beso que le dio Art. Ella estaba en el instituto, viendo uno de los partidos de baloncesto en los que él participaba. Art se había lesionado y estaba en el vestuario. Harper corrió a ver cómo estaba. Estuvo a punto de desmayarse al ver el enorme bulto del brazo que tenía sujeto al costado, donde el hueso casi atravesaba la piel. Art se había tapado los ojos con el otro brazo para ocultar su angustia. Harper se acercó y, antes de que se diera cuenta de lo que ocurría, él le rodeó la cabeza con la mano y tiró de ella hasta que sus labios se unieron. Y luego cruzó. Ese toque romántico, la agonía del amor perdido, fue mi perdición.
Darynda Jones (Fourth Grave Beneath My Feet (Charley Davidson, #4))
españoles de entonces, a impulsos de su natural carácter, adoptaron la actitud que siempre adoptarían en el futuro: no hacer nada por cambiar una situación; pero, cuando alguien la cambia por ellos y la nueva se pone de moda, apuntarse en masa. Lo mismo da que sea el islam, Napoleón, la plaza de Oriente, la democracia, no fumar en los bares, no llamar moros a los moros, o lo que toque. Y siempre, con la estúpida, acrítica, hipócrita, fanática y acomplejada fe del converso. Así que, como era de prever, después de La Janda las conversiones al islam fueron multitudinarias, y en pocos meses España se despertó más musulmana que nadie. Como se veía venir.
Arturo Pérez-Reverte (Una historia de España (Spanish Edition))
A veces es necesario que un amor solo nos toque a quienes lo vivimos. Es algo que aprendí de los fracasos. Eso y que no quiero amores grandes, pasiones desmedidas y emociones por encima de lo humano. Quiero amar pequeñito, bien, bonito. Quiero que la pasión solo me desborde la boca de tanto beso, mordisco y gemido, y que las emociones sean siempre manejables para entender lo que siento y, así, sentirlo más. A veces creo que nos engañan. El amor no tiene que ser duro ni doler; el amor tiene que mecernos, hacernos reír y ser hogar. De quienes me digan que eso es aburrido, me rio yo en su cara. Aprenderlo me hizo madurar y entender los errores que había cometido.
Elísabet Benavent (Seremos recuerdos (Canciones y recuerdos, #2))
No estaré nunca más dispuesto que ahora. »El cura le bendijo mientras hablaba y le bendijo de nuevo cuando se levantó, sin dejar de rezar, y le tendió un crucifijo para que lo besara, y don Ricardo lo besó y luego se volvió y le dijo a Pablo: “No estaré nunca tan bien dispuesto como ahora. Tú, cabrón de mala leche, vamos”. »Don Ricardo era un hombre pequeño, de cabellos grises y de cuello recio, y llevaba la camisa abierta. Tenía las piernas arqueadas de tanto montar a caballo. “Adiós —dijo a los que estaban de rodillas—; no estéis tristes. Morir no es nada. Lo único malo es morir en manos de esta canalla. No me toques —dijo a Pablo—. No me toques con tu fusil.
Ernest Hemingway (Por quién doblan las campanas (Spanish Edition))
Alguém deve deixar alguma coisa para trás quando morre, dizia o meu avô. Um filho, ou um livro, ou um quadro, ou uma casa, ou uma parede construída ou um par de sapatos feitos à mão. Ou um jardim plantado. Alguma coisa em que a nossa alma tenha para onde ir quando morremos e, quando as pessoas olharem para essa árvore ou flor que plantámos, nós estamos lá. Não interessa aquilo que fazemos, dizia ele, desde que mudemos alguma coisa antes de lhe tocarmos e a transformarmos numa coisa que seja semelhante a nós depois de afastarmos as mãos. A diferença entre o homem que apenas apara relvados e um verdadeiro jardineiro está no toque, dizia ele. O cortador de relva pode não ter lá estado; o jardineiro ficará lá uma vida inteira.
Ray Bradbury (Fahrenheit 451)
Pois a mulher é bela... para o homem. Ela é doce ao paladar do homem, ela é perfume em suas narinas. Ela é fogo em seu sangue, é o toque das trombetas. Sua voz é a mais pura música em seus ouvidos. E ela pode abalar a alma do homem, que, de outro modo, mantém-se inabalável diante da terrível presença dos Titãs da Luz e das Trevas. E além de suas estrelas, nos distantes paraísos de sua imaginação, valkíria ou houri, o homem faz, de bom grado, um lugar para a mulher; pois ele não poderia ver um paraíso sem ela. E a espada cantando na batalha não canta canção tão doce como aquela que a mulher canta ao homem só com seu riso ao luar, seu gemido de amor na escuridão ou seu andar ondulante ao sol, enquanto ele cai, tonto de desejo, na grama.
Jack London (The Star Rover (Modern Library Classics))
Pousei a mão de leve em seu peito, não como um convite, mas apenas porque queria senti-lo. Sua pele estava fria de suor, mas ele havia ajudado a cavar a sepultura; o calor do trabalho irradiava-se pelo músculo sob a pele. - Você era um dos meus fantasmas - eu disse. - Durante muito tempo. E durante muito tempo eu tentei esquecê-lo. - É mesmo? - Sua própria mão pousou de leve em minhas costas, movendo-se inconscientemente. Eu conhecia aquele toque, a necessidade de tocar apenas para se certificar de que o outro estava realmente ali, presente em carne e osso. - Eu achava que não poderia viver olhando para trás, não suportaria. - Minha garganta se fechava com a lembrança. - Eu sei - ele disse, brandamente, a mão se erguendo para tocar meus cabelos.
Diana Gabaldon (A Breath of Snow and Ashes (Outlander, #6))
—Vives en un estado ilusorio. La conciencia humana común es un velo ilusorio. Nuestra ilusión principal es el concepto que tenemos de nosotros mismos, de nuestra importancia que no ha de ser violada, de nuestra dignidad que no debe ser escarnecida. De esta ilusión mana todo nuestro resentimiento, todo nuestro deseo de violencia, de vengar las ofensas, de afirmarnos a nosotros mismos. Todos somos escarnecidos, Cristo fue escarnecido, nada puede haber más importante que eso. Somos un absurdo, caracteres cómicos en una vida de sueño, y esto es verdad aunque nos toque morir en un campo de concentración, aunque nos toque morir en la cruz. Pero en realidad no hay ofensas porque no hay nadie a quien ofender. Y cuando dices «ahí no hay nadie» tal vez te encuentres al borde de una verdad importante.
Iris Murdoch (Henry and Cato)
La gente cree que un alma gemela es la pieza de puzzle que mejor encaja contigo, y eso es lo que todo el mundo quiere. Pero una verdadera alma gemela es probablemente la persona que te hace ver todo lo que te está frenando, la persona que te da un toque de atención para que puedas cambiar tu vida. Una verdadera alma gemela es probablemente la persona más importante que conocerás, porque derrumbará tus muros y te despertará de un bofetón. ¿Pero vivir para siempre con tu alma gemela? No, es demasiado doloroso. Las almas gemelas llegan a tu vida solo para revelarte otra capa de ti mismo, y luego se van. El propósito de un alma gemela es cambiar algo en ti, destrozar un poquito tu ego, enseñarte tus obstáculos y adicciones, abrir tu corazón de un golpe para que pueda entrarle la luz, hacerte estar tan desesperado y fuera de control que tengas que transformar tu vida.
Elizabeth Gilbert (Eat, Pray, Love)
Lembro-me de estar destroçada, de te ter arrancado de dentro de mim a ferros e, ainda assim, um braço teu ficou para trás. Lembro-me de abrir o meu diário em papel, furiosa porque tinha jurado que não escreveria nem mais uma linha a teu propósito, e escrever «durante o dia, bano-te do meu pensamento, mas todas as noites, é a teu lado que me deito, e nos teus braços que adormeço, e é a minha mão que agarro, fingindo que é a tua». (… ) Mas não é de ontem, quando abro a cama, peço-te que te chegues para lá. Deito-me e imagino que estás lá, cansado, extenuado de um dia de trabalho, quase sinto a tua respiração na minha nuca. Imagino que me dizes tudo aquilo que eu queria ouvir, mas não me alongo nisso, é mais íntimo ainda, o que queres ouvir de alguém é mais do que o que esperas dessa pessoa: é o segredo de quem és, de como és e do que queres da vida, na sua voz (…) Encho o peito de ar, subo, subo, subo, amo-te amo-te amo-te, sei-o tão bem, sei até que é para sempre, embora faça figas para que não seja (…) Não posso não posso não posso imaginar que o ar me vai fugir outra vez, que a qualquer momento os meios de informação vão trazer até mim aquele género de notícia que quase me mata - foram ao cinema, saíram juntos, comeram-se, foderam-se, falaram-se - eu disse quase, porque não matou. É verdade que foram muitas lágrimas, muitas reformulações de planos de vida e castelos de cartas a vir por aí abaixo, o jogo virou, e eu perdi. Uma vez mais, e os escritos pararam: o meu diário ficou a branco, o espaço virtual onde nos escrevia acabou com uma nota lúgubre na qual anunciei a minha morte. Estive de luto por mim mesma, estive sim. Doía-me o peito como me dói agora, ao recordar, a falta de ar, o choro compulsivo, os pensamentos sombrios, desesperados, como se nunca mais o sol nascesse no oriente e eu nunca mais o provasse, o sentisse nas costas, como se o mundo tivesse acabado ali, pelo menos o meu tinha, o assombro, os sentimentos, todos baralhados, como se me devesses alguma coisa quando não devias, como se me tivesses dado motivos para te amar tanto quando não me deste, como se quisesses o meu amor e depois o tivesses rejeitado, quando nunca o quiseste. E eu fechei as portas do meu recinto, pus panos negros nas janelas, anunciei que não estava. As pessoas bateram-me à porta, esconderam-me verdades que teriam acabado comigo naquele momento, compraram-me chocolates, secaram-me lágrimas com rosas. morri ali, é a verdade. (…) Mas a fé, a minha maldita fé de quem não acredita em deus e canalizou toda a sua crença nas causas impossíveis, deu-me ar, e mais ar, e subi a montanha, talvez nunca a tivesse subido tanto, julguei que via tudo lá de cima, tudo: falavam em auras, ao nosso redor, falavam na nossa perfeição, enquanto dupla, diziam que «não podia ser de outra forma», que «não se pode estar assim tão enganado», que me amas, imagina só a dimensão da loucura geral, que me amas mas que não tens espaço para mim, e eu, com o peito de cheio de ar, cheguei ao topo e comecei a voar (…) Já sonhaste alguma vez que caías? Eu já, é uma dor na boca do estômago, como se tudo te fugisse, como se o teu corpo se desmantelasse, como se o mundo inteiro implodisse para dentro de ti e soubesses que ias rebentar, ao mínimo toque de um objecto, de um elemento que não o ar, vais rebentar. Estou à espera que venham as abelhas, as orquídeas, os pés descalços na terra húmida, um livro, uns óculos, um copo vazio na mesa-de-cabeceira, e me faça explodir. Entretanto (…) vou imaginar que não estou a cair, que tal? Ao invés (…) vou deitar-me na minha caminha quentinha e imaginar que as tuas pernas se entrelaçam nas minhas e me aquecem os pés gelados e a tua voz, sonolenta, diz: “boa noite, dorme bem”, para eu poder responder-te também – “dorme bem, meu amor”.»
Célia Correia Loureiro
Cuando yo muera No quiero verte triste por mi ausencia. No quiero escuchar palabras de tristeza. Ni de tu rostro ver caer lágrima alguna.   Cuando yo muera Respeta mi silencio Que solo caí dormido y despertaré Cuando grites mi nombre y esté en tu recuerdo   Cuando yo muera Búscame en esos lugares, donde fuimos felices  En aquella banca del parque, o en el viento de tu calle Que yo estaré ahí, cuando escuche mi nombre    Cuando yo muera No llores por mi ausencia, ni pienses que he muerto Toma esta carta, que te dejo como recuerdo  En ellas recordaras mi alegría, y mi sonrisa que dejo grabada  Cuando yo muera Y tapen mi cuerpo con sábana blanca No llores, cuando ya me vaya  Vete y corre hacia donde puedas gritar mi nombre Que yo estaré ahí contigo, cuando el aire toque tu cuerpo    Cuando yo muera No intentes nunca extrañarme Búscame en aquellos lugares, o en tu corazón Que yo estaré ahí, para nunca más dejarte    Cuando yo muera No lleves flores a mi tumba tan fría Por que no estoy ahí y se marchitaran como un corazón olvidado No pronuncies nunca la palabra muerte  Porque mientras tú me recuerdes Yo estaré siempre a tu lado .
YIDER ARAQUE (ME LLAMO DALILA: HISTORIA DE LA VIDA REAL (Spanish Edition))
Fallait-il, se demanda-t-elle [...] voyager dans les pays qu’on avait aimés en lisant? Ces pays existaient-ils, d’ailleurs? L’Angleterre de Virginia Woolf avait disparu aussi sûrement que l’Orient de Mille et Une Nuits ou la Norvège de Sigrid Undset. À Venise, l’hôtel où séjournaient les personnages du roman de Thomas Mann ne subsistait plus qu’à travers les somptueuses images de Luchino Visconti. Et la Russie... De la tröika des contes, qui glissait inlassablement dans la steppe, on voyait des loups, des cabanes montées sur des pattes de poule, d’immenses étendues enneigées, des bois noirs pleins de périls, des palais féeriques. On dansait devant le tsar sous les lustres de cristal, on buvait le thé dans des bols d’or, on se coiffait de toques de fourrure (quelle horreur!) faits avec la peau d’un renard argenté. Que retrouverait-elle de tout cela, si elle prenait l’avion pour visiter l’une de ces parties du monde - contrées confuses, aux frontières mouvantes, où elle avait couvert, en un éclair, des distances presque inconcevables, où elle avait lassé les siècles glisser sur elle, virevolté parmi les constellations, parlé aux animaux et aux dieux, pris le thé avec un lapin, goûté la ciguë et l’ambroisie?
Christine Féret-Fleury (The Girl Who Reads on the Métro)
E eu entrava no sono, o qual é como um segundo apartamento que possuíssemos e onde, abandonando o nosso, tivéssemos ido dormir. Tem campainhas próprias e ali somos algumas vezes violentamente despertados por um toque de campainha, perfeitamente ouvido por nossos ouvidos, quando no entanto ninguém tocou. Tem seus criados, seus visitantes particulares que nos vêm procurar para sairmos, de maneira que estamos prontos para levantar-nos, quando nos é forçoso verificar, com a nossa quase imediata transmigração para o outro apartamento, o da véspera, que o quarto está vazio, que ninguém chegou. A raça que o habita, como a dos primeiros humanos, é andrógina. Um homem aparece ao cabo de um instante sob o aspecto de uma mulher. As coisas têm tendência a tornar-se homens, os homens amigos e inimigos. O tempo que decorre para o adormecido, durante esse sono, é absolutamente diferente do tempo em que transcorre a vida do homem acordado. Ora o seu curso é muito mais rápido, um quarto de hora parece um dia, ora muito mais longo e julga-se haver apenas dormido um ligeiro sono quando se dormiu o dia inteiro. Então, sobre o carro do sono, desce às profundezas onde a recordação não mais pode alcançá-lo, e para aquém das quais foi o espírito obrigado a desandar caminho.
Marcel Proust (Sodom and Gomorrah)
A arte é o produto da acção do homem, quando ele tenta transcender a sua condição animal e passar de criatura a criador. Ao pintar uma cena na floresta, o homem torna-se Deus porque cria numa tela a natureza, ao contar uma história num romance o homem torna-se Deus porque cria no papel a vida das pessoas. Deus é um artista, pelo que a arte é um acto divino. ... a arte tem sido sobretudo uma incessante busca pelo sentido da vida. A experiência da beleza é o que nos faz acreditar que o mundo tem um propósito, que as coisas desempenham uma função e ocupam um lugar próprio. Quando contemplamos a miríade de diamantes estrelares que mancham o céu nocturno, ou o pissitar melodioso do estorninho entre as folhas de um plátano... o espanto maravilhado que sentimos confirma-nos que o mundo é um lugar especial e que, enquanto elementos desse mundo, também nós somos especiais, abençoados pelo toque divino como se nós próprios fossemos divinos. O universo que abraça estas maravilhas também nos abraça a nós e nós fundimo-nos nele como se todos fôssemos um. A beleza confirma-nos subtilmente que a vida tem um sentido. Podemos não saber que sentido é esse mas intuímos pela tangibilidade da beleza que ele existe... Quando procuramos a beleza, estamos na verdade a procurar o propósito da nossa existência.
José Rodrigues dos Santos (O Homem de Constantinopla (Kaloust Sarkisian, #1))
Mientras tanto, el señor Brocklehurst, de pie ante la chimenea con las manos a la espalda, observaba majestuosamente a la concurrencia. De pronto, parpadeó como su algo lo hubiera deslumbrado o escandalizado, y dijo con palabras más atropelladas que de costumbre: - Señorita Temple, ¿qué...qué le ocurre a esa muchacha de cabello rizado? ¿Pelirroja, señorita, y cubierta de rizos? - y señaló con mano temblorosa el objeto de su ultraje con el bastón. - Es Julia Severn - respondió con voz queda la señorita Temple. -Julia Severn, señorita. ¿Y por qué motivo tiene ella, o cualquier otra, el cabello rizado? ¿Por qué, desafiando a todas las leyes y principios de esta casa evangélica y benéfica, se muestra tan abiertamente mundana como para llevar el cabello hecho una maraña de rizos? - Los rizos de Julia son naturales - contestó la señorita Temple, con voz aún más baja. - ¡Naturales! Sí, pero no nos conformamos con lo natural. Quiero que estas muchachas sean hijas de Dios. ¿Por qué semejante exceso? He dado a entender una y otra vez que quiero que se recojan el cabello de manera recatada y sencilla. Señorita Temple, a esta muchacha hay que raparle del todo; haré venir al barbero mañana. Y veo a otras con un exceso parecido. Que se dé la vuelta esa chica alta. Diga que se levanten todas las de la primera clase y se vuelvan hacia la pared. --- Estudió el envés de estas medallas humanas durante unos cinco minutos y después dictó sentencia. Sus palabras cayeron como un toque de difuntos: - ¡Que se recorten todos los moños! - Señorita - prosiguió él - he de servir a un Amo cuyo reino no es de este mundo. Es mi misión mortificar los deseos carnales de estas muchachas, enseñarles a vestirse con recato y sobriedad, y no con ropas caras y tocados complicados. Cada una de las jóvenes que tenemos delante lleva un mechón de cabello que la misma vanidad hubiera podido trenzar....
Charlotte Brontë (Jane Eyre)
—Nunca mantengo una relación cercana con la gente con la que he salido. A casi nadie le gusta quemar las naves. En mi caso es como si las volara, seguramente porque no habría mucha nave, para empezar. A veces lo abandono todo en casa de ellos y desaparezco sin más. Odio el proceso eterno de recogerlo todo y mudarse y todas esas conversaciones post mortem que se convierten en súplicas llorosas para seguir juntos; sobre todo, odio fingir prolongar una relación cuando ya ni siquiera queremos que nos toque la persona con la que ni recordamos haber querido acostarnos. Tienes razón: no sé por qué empiezo con nadie. Una relación nueva es pura molestia. Además de las pequeñas costumbres domésticas que tengo que aguantar. El olor de la jaula del pájaro. La forma en que le gusta apilar los CD. El ruido del radiador antiguo en mitad de la noche, que me despierta siempre a mí y nunca a él. Él quiere cerrar las ventanas. A mí me gustan abiertas. Yo dejo la ropa por cualquier parte. Él quiere las toallas dobladas y guardadas. Le gusta apretar el tubo de la pasta de dientes con cuidado, de abajo arriba; yo lo aprieto como sea y siempre pierdo el tapón, que él encuentra luego en el suelo detrás del inodoro. El mando tiene su lugar, la leche tiene que estar a mano, pero no demasiado cerca del congelador, la ropa interior y los calcetines van en este cajón, no en ese otro. Y sin embargo, no soy complicada. En realidad soy buena persona, solo que un poco terca, aunque es solo fachada. Soporto a todo el mundo y lo soporto todo. Por lo menos un tiempo. Luego, un día, el impacto: no quiero estar con este tipo, no lo quiero tener cerca, necesito irme. Combato ese sentimiento, pero en cuanto un hombre lo nota te acosa con ojos desesperados de cachorrito. Una vez que veo esa mirada, uf, me voy y encuentro a otro inmediatamente. ¡Hombres! —dijo por último, como si aquella palabra resumiera todos los defectos que la mayoría de las mujeres está dispuesta a pasar por alto y aprender a soportar, y en última instancia a perdonar en los hombres a quienes esperan amar el resto de su vida, hasta que saben que no lo harán—. Odio que la gente salga herida.
André Aciman (Find Me (Call Me By Your Name, #2))
No es tarea del teorizante establecer el grado posible de realización de una idea, sino el saber exponerla; es decir, que el teorizante tiene que preocuparse menos del camino a seguir que de la finalidad perseguida. Lo decisivo es, pues, la exactitud de una idea en principio y no la dificultad que ofrezca su realización. Así, cuando el teorizante busca, en lugar de la verdad absoluta, tomar en consideración las llamadas "oportunidad" y "realidad", dejará éste de ser una estrella polar para transformarse en un recetador cotidiano. El teorizante de un Movimiento ideológico puntualiza la finalidad de éste; el político aspira a realizarla. El primero se subordina en su modo de pensar a la verdad eterna, en tanto que el segundo somete su manera de obrar a la realidad práctica. La grandeza de uno reside en la verdad absoluta y abstracta de su idea, la del otro en el punto de vista cierto en que se coloca con relación a los hechos y al aprovechamiento útil de los mismos, debiendo servir de guía a éste el objetivo del teorizante. En cuanto al éxito de los planes, esto es, la realización de esas acciones, pueden ser consideradas como piedra de toque en la importancia de un político, ya que nunca se podrá realizar la última intención del teorizante sin éste, pues al pensamiento humano le es dado comprender las verdades, adornar ideales claros como el cristal, sin embargo la realización de los mismos es demolida por la imperfección e insuficiencia humanas. Cuanto más abstractamente cierta, y, por tanto, más formidable fuera una idea, tanto más imposible se vuelve su realización, una vez que ésta depende de criaturas humanas. Es por eso que no se debe medir la importancia de los teorizantes por la realización de sus fines, y sí por la verdad de los mismos y por la influencia que ellos tuvieron en el desarrollo de la Humanidad. Si así no fuese, los fundadores de religiones no podrían ser considerados entre los mayores hombres de este mundo, por cuanto la realización de sus intenciones éticas nunca será, ni aproximadamente, íntegra. Incluso la religión del amor, en su acción, no es más que un reflejo débil de la voluntad de su sublime fundador; su importancia por consiguiente reside en las directrices que ella procuró imprimir en el desarrollo general de la cultura y de la moralidad entre los hombres.
Adolf Hitler (Mi Lucha)
Coleman passara quase toda a sua carreira acadêmica na Athena; homem extrovertido, arguto, urbano, terrivelmente sedutor, com um toque de guerreiro e charlatão, em nada se parecia com a figura pedante do professor de latim e grego (assim, por exemplo, quando ainda era um jovem instrutor, cometeu a heresia de criar um clube de conversação em grego e latim). Seu venerável curso introdutório de literatura grega clássica em tradução — conhecido pela sigla DHM, ou seja, deuses, heróis e mitos — era popular entre os alunos precisamente por tudo o que havia nele de direito, franco, enfático e pouco acadêmico. "Vocês sabem como começa a literatura europeia?", perguntava ele, após fazer a chamada na primeira aula. "Com uma briga. Toda a literatura europeia nasce de uma briga." Então pegava sua Ilíada e lia para os alunos os primeiros versos. "'Musa divina, canta a cólera desastrosa de Aquiles... Começa com o motivo do conflito entre os dois, Agamenon, rei dos homens, e o grande Aquiles', E por que é que eles estão brigando, esses dois grandes espíritos violentos e poderosos? Por um motivo tão simples quanto qualquer briga de botequim. Estão brigando por causa de uma mulher. Uma menina, na verdade. Uma menina roubada do pai. Capturada numa guerra. Ora, Agamenon gosta muito mais dessa menina do que de sua esposa, Clitemnestra. 'Clitemnestra não é tão boa quanto ela', diz ele, 'nem de rosto, nem de corpo'. É uma explicação bastante direta do motivo pelo qual ele não quer abrir mão da tal moça, não é? Quando Aquiles exige que Agamenon a devolva ao pai a fim de apaziguar Apolo, o deus cuja ira assassina foi despertada pelas circunstâncias em que a moça fora raptada, Agamenon se recusa: diz que só abre mão da namorada se Aquiles lhe der a dele em troca. Com isso, Aquiles fica ainda mais enfurecido. Aquiles, o adrenalina: o sujeito mais inflamável e explosivo de todos os que já foram imaginados pelos escritores; especialmente quando seu prestígio e seu apetite estão em jogo, ele é a máquina de matar mais hipersensível da história da guerra. Aquiles, o célebre: apartado e alijado por causa de uma ofensa à sua honra. Aquiles, o grande herói, tão enraivecido por um insulto — o insulto de não poder ficar com a garota — acaba se isolando e se excluindo, numa atitude desafiadora, da sociedade que precisa muitíssimo dele, pois ele é justamente seu glorioso protetor. Assim, uma briga, uma briga brutal por causa de uma menina, de seu corpo jovem e das delícias da rapacidade sexual: é assim, nessa ofensa ao direito fálico, à *dignidade* fálica, de um poderosíssimo príncipe guerreiro, que tem início, bem ou mal, a grande literatura de ficção europeia, e é por isso que, quase três mil anos depois, vamos começar nosso estudo aqui...
Philip Roth (The Human Stain (The American Trilogy, #3))