Radiant Historia Quotes

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Todas las historias han sido ya contadas antes. Nos las contamos a nosotros mismos, como han hecho todos los hombres que han existido. Y todos los hombres que existirán. Lo único nuevo son los nombres.
Brandon Sanderson (Words of Radiance (4 of 5) (The Stromlight Archive #2, Part 4 of 5))
Vivía en una continua orgía aniquilante, y mis camaradas veían en mí uno de sus más enérgicos cabecillas, un mozo agudo y resuelto, y, mientras tanto, mi alma revoloteaba temblorosa, penetrada en angustiados temores. Todavía recuerdo cómo se me saltaron las lágrimas al salir del café un domingo por la mañana y ver unos niños que jugaban en la calle, radiantes, limpios, recién peinados y con sus galas domingueras. Así, mientras divertía a mis amigos y les asustaba a veces con mi inaudito cinismo, entre risas ebrias, ante las sucias mesas de un café de baja categoría, conservaba en mi corazón un oculto respeto por todo aquello que manchaba con mis burlas, y en mi interior permanecía arrodillado y llorando ante mi alma, ante mi pasado y ante Dios,
Hermann Hesse (Demian: La historia de Emil Sinclair, (Spanish Edition))
No he conocido días más hermosos que éstos: es la culminación de mi existencia. Esto es ciertamente la plenitud. El esplendor de la flor, toda abierta, radiante y temblorosa, justo un instante antes de marchitarse.
Rosa Montero (Historia del Rey Transparente)
Va a darme de verdad un par de zapatos? —dijo el pillastre—. ¿Por nada? —Por nada más que tu historia —respondió Ym, colocando otro zapato de prueba en el pie del niño. Había renunciado a intentar convencer a los pillastres para que usaran calcetines. —¿Por qué? —Porque tú y yo somos Uno. —¿Un qué? —Un ser —dijo Ym. Apartó a un lado ese zapato y sacó otro—. Hace mucho tiempo, solo había Uno. Uno lo sabía todo, pero no había experimentado nada. Y así, Uno se convirtió en muchos: en nosotros, las personas. El Uno, que es a la vez masculino y femenino, lo hizo para experimentar todas las cosas. —Uno. ¿Te refieres a Dios? —Si deseas llamarlo así... Pero no es completamente cierto. No acepto a ningún dios. No deberías aceptar a ninguno. Somos iriali, y parte del Largo Sendero, del cual esta es la Cuarta Tierra. —Hablas como un sacerdote. —Tampoco aceptes a los sacerdotes —dijo Ym—. Son de otras tierras, vienen a predicarnos. Un iriali no necesita prédicas, solo experiencia. Como cada experiencia es única, eso trae plenitud. Con el tiempo, todo volverá a unirse, cuando se consiga la Séptima Tierra, y una vez más nos convertiremos en Uno. —Entonces tú y yo... —dijo el pillastre callejero—. ¿Somos lo mismo? —Sí. Dos mentes de un solo ser experimentando vidas diferentes. —Eso es una estupidez. —Es simplemente una cuestión de perspectiva
Brandon Sanderson (Palabras radiantes (El archivo de las tormentas, #2))
Portadores del Vacío. —¿No sabes nada de Patrones, humana vieja? —dijo Patrón, resoplando. ¿Cuándo había aprendido a resoplar?—. Los Portadores del Vacío no tienen ningún patrón. Además, he leído acerca de ellos en vuestras historias. Hablan de brazos finos como hueso, y caras horribles. Si quieres encontrar uno, yo diría que el espejo es un sitio donde puedes empezar tu búsqueda.
Brandon Sanderson (Palabras radiantes (El archivo de las tormentas, #2))
El idioma imposible era la negación del vulgar dialecto de la vida, añadir más música a la música: invención, una sombra más verdadera que la luz; formas de vigor que, en mi caso, ascendían de Pepito el Yeyé, y su derramar ficciones urgentes sobre mágicas salas de baile en una Nueva York figuración idílica de su barrio. En ese cielo de parquet la muchedumbre alborotada perdía de vista las miserias del mundo hasta el límite, hasta lo radiante. Pepito y Elsa, cada uno a su modo, tendían a que sus historias fueran agradables, pero también importantes, como una revelación, la Idea misma, divinamente inútil. Quisimos ser ingenuos por segunda vez, para perdonar y perdonarnos, y eso nos partió por la mitad, estampados contra la roca de los tiempos, mientras en el aire brillan cristales marinos.
Francisco Casavella (El idioma imposible)
—Son los primeros —dijo el Radiante, volviéndose hacia Dalinar, que reconoció el grave tono de aquella voz. Era la voz que siempre le hablaba en estas visiones—. Fueron los primeros, y también fueron los últimos. —¿Es este el Día de la Traición? —preguntó Dalinar. —Estos acontecimientos pasarán a la historia —dijo el Radiante—. Serán tristemente recordados. Tendréis muchos nombres para lo que ha ocurrido aquí. —¿Pero por qué? —preguntó Dalinar—. Por favor. ¿Por qué abandonaron su deber? La figura pareció estudiarlo. —He dicho que no puedo servirte de mucha ayuda. La Noche de las Penas vendrá, y la Auténtica Desolación. La Tormenta Eterna. —¡Entonces responde a mis preguntas! —Lee el libro. Únelos. —¿El libro? ¿El camino de los reyes?
Brandon Sanderson (El camino de los reyes (El archivo de las tormentas, #1))
«Es lo que quieres creer —pensó Kaladin—. Quieres creer que Dalinar es el hombre que todo el mundo asegura que es. El honorable ojos claros de las historias. Pero también se decía lo mismo sobre Amaram.»
Brandon Sanderson (Palabras radiantes (El archivo de las tormentas, #2))
Creo que estaba por cantar Hugo del Carril cuando advertí con estupor inesperado que alguien se sentaba a mi lado. Miré y descubrí la sonrisa y los ojos más radiantes del mundo. Eva había llegado y desde ese día no se apartó jamás de mi lado [...] Con el tiempo me contó que no había llegado tarde ese día, pasó que ella también confiaba verme y quiso aprovechar el evento para estar todo el tiempo a mi lado. ‘Cuando llegué’, me dijo, ‘lo primero que hice fue buscarte con la mirada, reconocí a varios pero a vos no te veía, mientras tanto me venían a saludar distintos compañeros, al final se acercó Homero Manzi, con una sonrisa y me dijo: Ya sé, lo estás buscando, Eva, mirá allá, en primera fila, ves que hay un grupo de gente parada alrededor de algo, en medio, sentado, está Perón; esperá un poquito a que recomience la función, en ese momento todos vuelven a su sitio, a su lado están las butacas vacías. No hace falta que te explique nada más, ¿no?’”.
Pacho O'Donnell (Breve historia argentina. De la Conquista a los Kirchner (Spanish Edition))