Que Te Vaya Bien Quotes

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Piénsalo bien y reconoce que no hay amigo como el árbol, adonde quiera que te vuelvas siempre lo encuentras a tu lado, vayas pisando tierra firme o móvil mar alborotado, estés meciéndote en la cuna o bien un día agonizando, más fiel que el vidrio del espejo y más sumiso que un esclavo.
Nicanor Parra (Poesía y antipoesía)
—Desde que la vi el otro día no he podido sacarme esta imagen de la cabeza. —Entonces te pasa como a mí, desde que te vi el otro día no he podido sacarme tu imagen de la cabeza. Ella le había mirado sonriendo. —Vaya, eres ingenioso y hábil con las manos, ¿qué más sabes hacer bien?
Dolores Redondo (El guardián invisible (Trilogía del Baztán #1))
haz lo recto y bueno ante los ojos de Jehová, para que te vaya bien, y entres y poseas la buena tierra que Jehová juró a tus padres;
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
Es muy ruso quejarse continuamente de lo mal que van las cosas. Si la vida te va bien, cállatelo. No vayas a tentar al diablo...
Donna Tartt (The Goldfinch)
Solo aquí, qué bien, me parece que estoy encima de todo. No me puede pasar nada. Yo soy el que paso. Vivo. Vivo. Fuera de tantas preocupaciones, fuera del dinero que tenía que ganar, fuera de la mujer con la que me tenía que casar, fuera de la clientela que tenía que conquistar, fuera de los amigos que me tenían que estimar, fuera del placer que tenía que perseguir, fuera del alcohol que tenía que beber. Si estuvieras así. Manténte ahí. Ahí tienes que estar. Tengo que estar aquí, en esta altura, viendo cómo estoy solo, pero así, en lo alto, mejor que antes, más tranquilo, mucho más tranquilo. No caigas. No tengo que caer. Estoy así bien, tranquilo, no me puede pasar nada, porque lo más que me puede para es seguir así, estando donde quiero estar, tranquilo, viendo todo, tranquilo, estoy bien, estoy bien, estoy muy bien así, no tengo nada que desear. Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no fui. No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada. Es cuestión de aprender a no pensar en nada, de fijar la mirada en la pared, de hacer que tú quieras hacer porque tu libertad sigue existiendo también ahora. Eres un ser libre para dibujar cualquier dibujo o bien para hacer una raya cada día que vaya pasando como han hecho otros, y cada siete días una raya más larga, porque eres libre de hacer las rayas todo lo largas que quieras y nadie te lo puede impedir.
Luis Martín-Santos (Tiempo de silencio)
No imagines las cosas ausentes como ya presentes antes bien, selecciona entre las presentes las más favorables y a la vista de esto, recuerda como las buscarías si no estuvieran presentes. Pero al mismo tiempo ten precaución, no vaya a ser que por complacerte hasta tal punto en su disfrute te habitúes a sobrestimarlas, de manera que, si alguna vez no estuvieran presentes, pudieras sentirte inquieto
Marcus Aurelius (Meditations)
No imagines las cosas ausentes como ya presentes antes bien, selecciona entre las presentes las mas favorables y a la vista de esto, recuerda como las buscarías si no estuvieran presentes. Pero al mismo tiempo ten precaución, no vaya a ser que por complacerte hasta tal punto en su disfrute te habitúes a sobrestimarlas, de manera que, si alguna vez no estuvieran presentes, pudieras sentirte inquieto
Marcus Aurelius (Meditations)
Paranoicos, esquizoides, ciclotímicos, semicatatónicos, hombres que sostenían haber subido al cielo en platillos volantes, mujeres que les habían quemado los genitales a sus hijos con un encendedor, alcohólicos, pirómanos, cleptómanos, maníaco-depresivos, suicidas frustrados. El mundo de siempre, vaya. Si no estás bien atado, te sacudes, te desintegras, te desarmas antes de haber llegado a los treinta.
Stephen King (The Shining (The Shining, #1))
Sin quitarme los ojos de encima, acercó aún más su pupitre. - ¿Sabes una cosa? - ¿Qué? - Que he entrado en tu blog. Ay, Dios. ¿Cómo lo había encontrado? Un momento; la pregunta que debía hacerme era la siguiente: ¿por qué lo había encontrado? Mi blog no podía buscarse a través de Google...Estaba flipando en colores. - Ya estás acosándome otra vez, ¿no? ¿Tengo que llamar a la poli para que te ponga una orden de alejamiento? - Ni en sueños, gatita - Sonrió - Ah, espera, que ya salgo en ellos, ¿verdad? Puse los ojos en blanco. - Más bien apareces en mis pesadillas, Daemon. (pág.154) - ¿Me estás preguntando si me atraen las humanas? - dijo. El pelo le caía hacia delante en ondas. Unas gotitas de agua le recorrían los mechones y acababan salpicándome la mejilla - ¿O si eres tú la que me atrae? Con las manos apoyadas en la roca, fue acercándose a mí lentamente. Muy pronto nos separaban sólo unos milímetros...Sentía su respiración como si fuera la mía, y cuando movió las caderas abrí los ojos y ahogué un grito. Vaya que si funcionaba la cosa...Me despejó la duda de un plumazo. (pág. 240) - Sí que es importante el helado - dije. - Es mi vida entera.- Dee tiró el monedero a Daemon, pero erró el objetivo - ¡Y tú me lo has quitado! (pág. 258 NUNCA TE METAS ENTRE DEE Y SU COMIDA, Y MENOS SI SE TRATA DE HELADO) - ¿Lo estás pasando bien con...Ash? - ¿Y tú con tu amiguito el pulpo? Me mordí el larbio. - Qué simpático eres, como siempre. ... - Estás...muy guapa, por cierto. Demasiado guapa para estar con ese idiota. Me sonrojé y bajé la vista. - ¿Te has tomado algo? - Pues no, la verdad. ¿Por qué me lo preguntas, si puede saberse? - Porque nunca me dices nada agradable. - Touché. (pág. 303) - Recuérdame...que no te haga enfadar nunca más ¡La leche! ¿Eres agente secreto en tus ratos libres? ... Me recorrió la espalda con sus brazos y hundió una mano en los rizos que se me habían soltado del moño. - No me has hecho caso - susurró contra mi hombro. - Nunca te hago caso. (pág. 327) Daemon murmuró algo en un idioma desconocido. Era una lengua dulce y bonita. Mágica. De otro planeta. Podría haberlo despertado, pero no lo hice sin saber demasiado bien por qué. La emoción que sentía por el contacto con su piel era más fuerte que todo lo demás. Daemon tenía una mano en el borde de mi camiseta, y los dedos encima del pedazo de piel que había entre el borde de la camiseta y la cinturilla de los pantalones de pijama. La mano empezaba a abrirse paso por debajo de la camiseta, a través de mi estómago, en la parte en que este empieza a descender. El pulso se me desbocó. Me rozó las costillas con la punta de los dedos. Su cuerpo se movió y sentí su rodilla contra mí. (pág. 338) O.O o_O OMG - Gatita - Ni aunque fueras el último ser con aspecto humano sobre la faz de la Tierra ¿Ahora lo entiendes? ¿Capiche? ... - Ademñas, no me atraes nada - Mentira podrida - Pero vamos, nada de nada. Eres... De repente Daemon estaba delante de mí, a apenas un centímetro de mi rostro. - ¿Qué soy? - Ignorante -¿Y qué más? - Prepotente, controlador...-...- Y un...cretino. - Venga ya, gatita, seguro que puedes hacerlo mejor - ... - Todavía no me creo que no te sientas atraída por mí. (pág. 360) - Seguro que hasta sueñas conmigo - Bajó la vista hacia mis labios y sentí que se despegaban - Seguro que escribes mi nombre en tus libretas, una y otra vez, rodeado por un corazoncito. Me reí. - En tus sueños, Daemon. Eres la última persona a la que... Daemon me besó (pág.361) Una sonrisa pícara se le asomó a los labios. - ¿Te das cuenta de que me encantan los retos? Me reí entre dientes y me volví hacia la puerta mientras le dedicaba un gesto grosero con el dedo corazón. - Y a mí, Daemon; y a mí. (pág. 414)
Jennifer L. Armentrout (Obsidian (Lux, #1))
Vos creés que hay una realidad postulable porque vos y yo estamos hablando en este cuarto y en esta noche, y porque vos y yo sabemos que dentro de una hora o algo así va a suceder aquí una cosa determinada. Todo eso te da una gran seguridad ontológica, me parece; te sentís bien seguro en vos mismo, bien plantado en vos mismo y en esto que te rodea. Pero si al mismo tiempo pudieras asistir a esa realidad desde mí, o desde Babs, si te fuera dada una ubicuidad, entendés, y pudieras estar ahora mismo en esta misma pieza desde donde estoy yo y con todo lo que soy y lo que he sido yo, y con todo lo que es y lo que ha sido Babs, comprenderías tal vez que tu egocentrismo barato ono te da ninguna realidad válida. Te da solamente una creencia fundada en el error, una necesidad de afirmar lo que te rodea para no caerte dentro del embudo y salir por el otro lado vaya a saber adónde.
Julio Cortázar
Mira, sé que eres mujer hermosa; 12en cuanto te vean los egipcios dirán: «Ésa es su mujer»; y me matarán a mí, y a ti te dejarán con vida. 13Por favor, di que eres mi hermana para que me vaya bien gracias a ti, y con tu ayuda conserve la vida. 14En efecto, cuando Abrán entró en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era muy hermosa. 15La vieron los ministros del faraón y la elogiaron ante el faraón; y la mujer fue llevada al palacio del faraón. 16A Abrán le fue bien gracias a ella y obtuvo ovejas y vacas, asnos, esclavos y esclavas, asnas y camellos.
Facultad de Teología (Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (Spanish Edition))
-Mi meta en la vida es llegar a ser un adjetivo -dijo-. Que la gente vaya por ahí diciendo: «Eso era tan bankheadiano», o «Un poco demasiado bankheadiano para mi gusto». -Bankheadiano suena bien -dijo Madeleine. -Es mejor que bankheadesco. -O bankheadino. -La terminación en «ino» es horrible la mires por donde la mires. Hay joyciano, shakesperiano, faulkneriano. Pero en «ino». ¿Quién hay por ahí que sea algo terminado en «ino»? -¿Thoma Mannino? -Kafesco -dijo-. ¡Pynchonesco! Mira, Pynchon es ya un adjetivo. Gaddis. ¿Cómo sería para Gaddis? ¿Gaddiesco? ¿Gaddisio? -No, con Gaddis no se puede hacer —dijo Madeleine. -No -dijo Leonard- Ha tenido mala suerte, Gaddis. ¿Te gusta Gaddis? -Leí un poco de Los reconocimientos -dijo Madeleine. Doblaron Planet Street y subieron por la pendiente. -Belloviano -dijo Leonard-. Es superbonito cuando se cambia alguna letra. Con nabokoviano no pasa: Nabokov ya tiene la «v». Y Chéjov también: chejoviano. Los rusos lo tienen fácil. ¡Tolstoiano! El tal Tolstói era un adjetivo a la espera de formarse. -No te olvides del tolstoianismo -dijo Madeleine. -¡Dios mío! -dijo Leonard-. ¡Un nombre! Jamás había soñado con llegar a ser un nombre. -¿Qué significaría bankheadiano? Leonard se quedó pensativo unos segundos. -De o relativo a Leonard Bankhead (norteamericano, nacido en 1959). Caracterizado por una introspección o inquietud excesiva. Sombrío, depresivo. Véase caso perdido. Madeleine reía. Leonard se detuvo y la cogió del brazo, mirándola con seriedad. -Te estoy llevando a mi casa -dijo. -¿Qué? -Todo este tiempo que llevamos andando. Te he estado llevando hacia mi casa. Eso es lo que hago normalmente, al parecer. Es vergonzoso. Vergonzoso. No quiero que sea así. No contigo. Así que te lo estoy diciendo. -Ya me lo había figurado, que íbamos a tu casa. -¿Sí? -Te lo iba a decir. Cuando estuviéramos más cerca. -Ya estamos cerca. -No puedo subir. -Por favor. -No. Esta noche no. -Hannaesco -dijo Leonard-. Testarudo. Dado a posturas inamovibles. -Hannaesco -dijo Madeleine-. Peligroso. Algo con lo que no se juega. -Quedo advertido. Se quedaron de pie, mirándose, en el frío y la oscuridad de Planet Street. Leonard sacó las manos de los bolsillos para encajarse la melena detrás de las orejas. -Puede que suba sólo un minuto -dijo Madeleine.
Jeffrey Eugenides (The Marriage Plot)
Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. 8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. 9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
- Nunca vuelvas a llamarme así - le espeté. - Es mejor que llarmarle <> a alguien, ¿no? - Salió por la puerta - Qué visita tan estimulante. La recordaré mucho tiempo. Aquello ya era suficiente. - ¿Sabes qué? Tienes toda la razón. Mira que llamarte tarado...Esa es una palabra que no te define bien - le dije sonriendo - <> te pega más. - Conque <>, ¿eh? - repitió - Eres un encanto. Levanté el dedo corazón. (pág.20) Eran más de la una, pero parecía que Daemon acabara de levantarse. Llevaba los tejanos arrugados y el pelo enmarañado. Hablaba con alguien por teléfono mientras se pasaba la mano por la mandíbula. - ¿Tu hermano no tiene camisetas o qué? - le pregunté mientras cogía la pala. - Me temo que no. No las lleva ni en invierno. Siempre va por ahí medio desnudo - refunfuñó - Es bastante incómodo tener que verlo así todo el día, enseñando tanta...carne ¡Qué grima! A ella le daría grima, pero a mí...me alteraba bastante. Me puse a cavar hoyos en lugares estratégicos mientras notaba que se me secaba la garganta. Tenia una cara perfecta, un cuerpo de ensueño y una mala leche espectacular. Las tres reglas de oro de cualquier tío macizo, vaya. (pág. 39) - Tienes una cabecita bastante sucia, gatita. Pestañeé. <> - ¿Qué has dicho? - Que tienes la cabeza sucia - repitió en voz baja. Sabía que Dee no podía oírle -, llena de tierra. ¿Qué creías que quería decir? - Nada -...Tener a Daemon tan cerca no me reconfortaba en absoluto - Es normal ensuciarse cuando plantas. Los labios le temblaron un instante. - Hay muchas maneras de ensuciarse. Aunque no tengo la intención de mostrártelas. (pág.46) - Me da a mí que te has mojado tú más que el coche. Nunca pensé que lavar un coche pudiera ser tan complicado pero, después de observarte durante los últimos quince minutos, creo que deberían convertirlo en deporte olímpico. - ¿Estabas observándome? - Qué grima. Y qué morbo. ¡No! de morboso, nada. (pág.51) - Pues sí ¿Y tú siempre te quedas mirando a los tíos cuando llamas a su puerta para preguntar por una dirección? - ¿Siempre abres la puerta medio desnudo? - Pues sí. Y no has respondido a mi pregunta. ¿Siempre pegas esos repasos? Las mejillas me ardían. (pág.53) - Hasta mañana a medio día, gatita. - Te odio - resoplé. - El sentimiento es mutuo - Me miró por encima del hombro - Me juego veinte pavos a que llevas bañador y no biquini. Era insufrible. (Pág. 62) - ¿Que no confía en mi? ¿Y qué tiene que confiarme, tu virtud? Se le escapó otra carcajada y tardó unos momentos en poder contestar. - Pues claro; no le gustan las chicas guapas que están coladitas por mi. - ¿Qué? - ... - Estás de broma, ¿no? - ¿A qué parte te refieres? - preguntó- - ¡A todas! - Venga ya. No me digas que no sabes que eres guapa. ¿No te lo ha dicho ningún chico antes? (pág.90) - Creo que estás condenada a estar conmigo un rato más. - Seguro que parezco un gato remojado. - Estás bien. La lluvia te favorece. Fruncí el ceño. - Ya me estás mintiendo otra vez. Sentí que su cuerpo se movía junto al mío y, sin mediar palabra, me rozó la barbilla con los dedos y me atrajo hacia él. En sus labios se dibujó una sonrisa torcida. - No te miento; te lo dijo en serio. (pág.101) - Bueno...Ya llegó el innombrable. A Dee le dio un ataque de risa que hizo que toda la cafetería nos mirara. - ¡Me parto! Me hundí en la butaca. Desde la mañana en que Dee y él me habían preparado el desayuno, me había evitado y a mí me daba igual. ... Seguramente Daemon era físicamente el hombre más perfecto que jamás había visto - su cara haría las delicias de cualquier retratista -, pero a la vez tenía bastantes papeletas para ser el cretino más grande sobre la faz de la Tierra. (pág.145)
Jennifer L. Armentrout (Obsidian (Lux, #1))
Cuando las energías internas empiecen a moverse, no debes irte con ellas. Por ejemplo, cuando afloren tus pensamientos, no tienes que acompañarlos. Digamos que estás dando un paseo y pasa un lindo coche por allí. Tus pensamientos dicen: «Vaya, me encantaría tener ese coche». Entonces podrías limitarte a continuar caminando sin más, pero en cambio empiezas a sentirte molesto: quieres un coche como ese, pero tu sueldo no da para tanto. Entonces empiezas a pensar en cómo conseguir un aumento o en buscar otro trabajo. Pues bien, no hace falta que hagas todo eso. El incidente también podría transcurrir así: viene el coche y se va, y viene el pensamiento y se va. Ambos se van porque simplemente tú no te has ido con ellos. A eso se le llama estar centrado.
Michalel A. Singer (La liberación del alma)
A lo largo de esos meses pensé a menudo en lo que yo intentaba hacer, en lo duro que es mantener con vida a alguien que no quiere vivir. Primero pruebas con la lógica («Tienes tantos motivos para vivir»), luego con la culpabilidad («Me lo debes»), con la cólera, las amenazas y los ruegos («Ya tengo una edad. No le hagas esto a un anciano»). Pero una vez que él accede, es necesario que tú, que le has engatusado, sepas bien a qué te enfrentas, porque ves cómo le cuesta, ves cuánto desea irse, ves que el solo acto de existir le resulta agotador, y tienes que repetirte cada día: «Estoy haciendo lo que debo. Permitir que haga lo que quiere hacer es contrario a las leyes de la naturaleza, a las leyes del amor». Y te abalanzas sobre los buenos momentos, te aferras a ellos como si fueran una prueba —«¿Ves? Por eso vale la pena vivir. Por eso quiero que lo intente»—, aunque esos momentos únicos no pueden compensar todos los demás, que son la mayoría. Piensas, como pensé con respecto a Jacob: «¿Para qué está aquí este niño? ¿Para darme consuelo? ¿Para que yo le dé consuelo a él? Y si un niño ya no puede ser consolado, ¿es mi deber darle permiso para que se vaya?». Y entonces vuelves a decirte: «Pero eso es abominable. No puedo».
Hanya Yanagihara (A Little Life)
— ¡Oh Caballero de la Triste Figura!, no te dé afincamiento la prisión en que vas, porque así conviene para acabar más presto la aventura en que tu gran esfuerzo te puso; la cual se acabará cuando el furibundo león manchado con la blanca paloma tobosina yoguieren en uno, ya después de humilladas las altas cervices al blando yugo matrimoñesco; de cuyo inaudito consorcio saldrán a la luz del orbe los bravos cachorros, que imitarán las rumpantes garras del valeroso padre. Y esto será antes que el seguidor de la fugitiva ninfa faga dos vegadas la visita de las lucientes imágines con su rápido y natural curso. Y tú, ¡oh, el más noble y obediente escudero que tuvo espada en cinta, barbas en rostro y olfato en las narices!, no te desmaye ni descontente ver llevar ansí delante de tus ojos mesmos a la flor de la caballería andante; que presto, si al plasmador del mundo le place, te verás tan alto y tan sublimado que no te conozcas, y no saldrán defraudadas las promesas que te ha fecho tu buen señor. Y asegúrote, de parte de la sabia Mentironiana, que tu salario te sea pagado, como lo verás por la obra; y sigue las pisadas del valeroso y encantado caballero, que conviene que vayas donde paréis entrambos. Y, porque no me es lícito decir otra cosa, a Dios quedad, que yo me vuelvo adonde yo me sé. Y, al acabar de la profecía, alzó la voz de punto, y diminuyóla después, con tan tierno acento, que aun los sabidores de la burla estuvieron por creer que era verdad lo que oían. Quedó don Quijote consolado con la escuchada profecía, porque luego coligió de todo en todo la significación de ella; y vio que le prometían el verse ayuntados en santo y debido matrimonio con su querida Dulcinea del Toboso, de cuyo felice vientre saldrían los cachorros, que eran sus hijos, para gloria perpetua de la Mancha. Y, creyendo esto bien y firmemente, alzó la voz, y, dando un gran suspiro, dijo: — ¡Oh tú, quienquiera que seas, que tanto bien me has pronosticado!, ruégote que pidas de mi parte al sabio encantador que mis cosas tiene a cargo, que no me deje perecer en esta prisión donde agora me llevan, hasta ver cumplidas tan alegres e incomparables promesas como son las que aquí se me han hecho; que, como esto sea, tendré por gloria las penas de mi cárcel, y por alivio estas cadenas que me ciñen, y no por duro campo de batalla este lecho en que me acuestan, sino por cama blanda y tálamo dichoso. Y, en lo que toca a la consolación de Sancho Panza, mi escudero, yo confío de su bondad y buen proceder que no me dejará en buena ni en mala suerte; porque, cuando no suceda, por la suya o por mi corta ventura, el poderle yo dar la ínsula, o otra cosa equivalente que le tengo prometida, por lo menos su salario no podrá perderse; que en mi testamento, que ya está hecho, dejo declarado lo que se le ha de dar, no conforme a sus muchos y buenos servicios, sino a la posibilidad mía. Sancho Panza se le inclinó con mucho comedimiento, y le besó entrambas las manos, porque la una no pudiera, por estar atadas entrambas. Luego tomaron la jaula en hombros aquellas visiones, y la acomodaron en el carro de los bueyes.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
No importa a dónde vayas, siempre habrá una montaña de 500 kilos de excremento esperándote. Y está bien. El punto no es alejarse del excremento. El punto es encontrar el tipo de excremento con el que disfrutes lidiar.
Mark Manson (El sutil arte de que te importe un caraj*: Un enfoque disruptivo para vivir una buena vida)
Esos “bárbaros” medievales... Imaginemos que un turista llega a París y decide ver todo lo que se pueda. Solo tiene tres días ya que la exigencia de su “tour” no le permite más. Decide no seguir con el grupo para tener más independencia (y hace bien); abre rápidamente su guía y comienza a ver qué visitará en esa jornada; es tanto lo que tiene para ver que decide cortar por lo sano; se acerca a un parisino que encuentra por la calle y en un aceptable inglés, le pregunta: -  “Buenos días; disculpe por favor... Soy turista y es mi primera vez aquí. Dígame: debo ver París en solo tres días: ¿qué me recomienda Ud.?” El parisino, un joven de apenas 25 años, con barba, boina y un bolso estilo hippie, le dice mientras pita un cigarrillo: -  “No deje de ver ‘La Sainte-Chapelle’, ‘Notre Dame’, el ‘Quartier Latin’, el Museo del Louvre, el de Cluny y la Basílica real de Saint-Denis. ¡Ah...! –agrega– si puede vaya a ver la Tour Eiffel, al menos por afuera”. Y el hippie no se equivoca... sabe que todas aquellas “construcciones medievales” no pueden dejarse de visitar. Es que la “Edad Media” construyó cosas tan horripilantes que incluso hasta el día de hoy existe gente que desea despilfarrar sus ahorros y masacrar sus sentidos con las catedrales góticas y románicas, los manuscritos iluminados, los frescos en las paredes de los claustros o iglesias, la poesía medieval, los cantares de gesta, los vitrales, las esculturas que adornan el interior y el exterior de las casas y edificios, los instrumentos, el canto y la polifonía, etc. Es todo esto lo que un turista que viaje a Europa se obstinará una y otra vez por visitar. ¡Qué masoquistas que somos! Ir a visitar la obra de unos brutos “bárbaros”... Pero... “¿bárbara la Edad Media, que ha construido Sainte-Foy-de-Conques, Cluny y el Thoronet?¿Bárbaros, los tímpanos románicos de Moissac o de Autun?¿Bárbaras las catedrales góticas de Amiens o de Beauvais?¿Bárbaro el Ángel de la sonrisa de Notre-Dame de Reims?¿Bárbaros los vitrales de Chartres o los de la Sainte-Chapelle?¿Bárbaros los manuscritos iluminados, los relicarios, los ostensorios y los vasos litúrgicos, piezas de arte sacro que conmueven todavía hoy a los incrédulos?¿Bárbaros el canto llano gregoriano, la polifonía de Guillermo de Machaut o de Josquin des Prés?¿Bárbaros esos monjes que, concibiendo la gama, el ritmo y la armonía, pusieron las bases de la música occidental? ¿Bárbaros esos clérigos que, en el siglo XIII, fundaron las grandes universidades europeas? ¿Bárbaros esos astrónomos y esos médicos que, a pesar de una técnica limitada, profundizaron el aporte de los griegos y de los árabes, preparando el inicio científico del mundo moderno?”[38]. ¡Qué genios estos bárbaros! –diría Chesterton.
Javier Pablo Olivera Ravasi (Que no te la cuenten 1: La falsificación de la historia (Spanish Edition))
Es preciso que te levantes ahora mismo y vayas a ver a todas las personas que puedan interesarse por tu hermano, que bien ganado se tiene el achuchón, ¡pero qué le hemos de hacer!... Tú verás a D. León Pintado, para que te presente al Doctor Sedeño, el cual te presentará a D. Juan de Lantigua, que aunque es un señor muy neo, tiene influencia por su respetabilidad. Yo pienso ver a Casta Moreno para que interceda con D. Manuel Moreno Isla, y este le hable a Zalamero, que está casado con la chica de Ruiz Ochoa.
Benito Pérez Galdós (Fortunata and Jacinta)
Me has querido bien. No sé cómo lo sé y sé que no era fácil, pero a veces atravieso la tierra de lo real y pienso que también yo, pienso que nos hemos querido bien, que no sé dónde se enseña, que hemos podido querernos y que hay miles de personas a quienes ni tiempo les queda para eso. Que te ha tocado alguien muy torpe pero que así, a tientas, a bandazos, con un cariño que buscaba su desembocadura y casi siempre terminaba encontrándola, me has querido bien y eso no se borra nunca. A ti, más que como una columna de apoyo te imagino como un órgano que va conmigo, un pulmón o un órgano de tubos, un teclado de viento con los únicos sonidos del mundo que nunca hieren, incluso cuando parece que sí, que un poco. El día que yo me vaya ese instrumento quedará, no sé en quién ni cómo pero quedará, porque no es lógico que pueda desparecer.
Belén Gopegui (Existiríamos el mar)
Que estés a salvo. Que tengas paz. Que tengas salud. Que te vaya bien en la vida.
Vicente Simón (Aprender a practicar Mindfulness (Spanish Edition))
Deja que te diga una cosa. El ritmo de las cosas lo marcas tú, querida. Si te asusta que todo vaya rápido, haz que vaya lento. Si te asusta que sea demasiado intenso, haz que sea más suave. Y si por lo que sea eres incapaz de regular lo que hay, es porque tiene que ser así de rápido y así de intenso, para bien o para mal.
Sara Ballarín (El cuaderno de Paula)
Aquí estamos viendo un orden de importancia: si vas a ir a tocar en un concierto, te pido ante todo que lleves tu guitarra, pero si vas a hacer iglesia, es necesario ante todo hacer públicamente rogativas (plegarias), oraciones y peticiones. El manual del aprendiz nos dice que nuestro primer y más grande recurso es Dios, que hizo los cielos y la tierra, y ante todo, antes que ir al médico, está bien que vayas, debes orar; está bien hacer ajustes financieros, pero ante todo te exhorta a que ores. El Señor dice en Zacarías 4.6: «No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu». Deberíamos hacer una nota que diga: ¿Ya oraste? Les exhorto a que como iglesia y creyentes en Jesús, su primer recurso sea Dios.
Hector Hermosillo (El aprendiz: 1 y 2 de Timoteo. Hoy (De lo celestial a lo terrenal) (Spanish Edition))
Así que ahora mismo, Lizzie... si no quieres que te ame, dímelo y me detendré. Voy a caminar lejos y dejaré de amarte. Aléjame, si quieres. Dime que me vaya, y lo haré. Pero, si hay alguna pequeña parte de ti que está de acuerdo con esto, cualquier parte de ti que está bien conmigo accidentalmente enamorándome de ti, entonces empújame más cerca. Llévame a tu casa, guíame a tu dormitorio, y déjame demostrarte lo mucho que me estoy enamorando de ti. Déjame mostrarle a todos y cada uno de los centímetros de tu cuerpo lo loco que estoy por ti.
Brittainy C. Cherry (The Air He Breathes (Elements, #1))
-No voy a dejarlo cuando me acabas de decir que has sacado todas tus cosas de mi apartamento. ¿De verdad esperas que diga "de acuerdo, que te vaya bien?" A la mierda. La única vida que quiero que me vaya bien es contigo.
Maya Banks (Burn (Breathless, #3))
FERNANDO.—(Asombrado.) ¡Tío Ezequiel! FERMÍN.—¡El señor Ojeda! MICAELA.—(Yendo de un lado a otro.) ¡Ya ha caído uno! ¡Ya ha caído uno! CLOTILDE.—¡Calla, Micaela, calla! (A Luisa.) Tú, trae árnica y algodón, que el señor debe de tener mordeduras. LUISA.—Sí, señora. (Se va por la escalera.) EZEQUIEL.—¡Y agua! CLOTILDE.—¡Y agua! Un vaso de agua para el susto. PRÁXEDES.—Agua, hay aquí. ¿Qué dice? ¿Qué no? ¡Ah! Bueno, por eso… (Le sirve un vaso de la mesa a Ezequiel.) EZEQUIEL.—Yo debo de estar malísimo, porque veo la habitación llena de muebles. FERNANDO.—Y lo está realmente, tío Ezequiel. EZEQUIEL.—¡Vaya! Menos mal. Eso me tranquiliza. CLOTILDE.—¡Qué cosa tan desagradable, Dios mío! Tiene usted mordeduras, ¿verdad? EZEQUIEL.—Sí. Tengo de todo. CLOTILDE.—¡Claro! Si Micaela le echó encima a Caín y a Abel… FERNANDO.—¿Te han mordido los perros, tío? EZEQUIEL.—¿Los perros? No. Aquella señora. (Señala a Micaela.). Los perros no hacían más que ladrar los animalitos. Pero aquella señora… Sujetadla bien, que no vuelva.
Enrique Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro)
Si escribes rápido y sin pensar demasiado, verás como no tardas más de quince minutos cada día. Es decir, el primer día, en unos diez minutos, das respuesta a todas las preguntas y haces todas las terminaciones de frases. El segundo día, sin mirar las respuestas del día anterior, vuelves a escribir tantos finales y respuestas como se te ocurran. El día tres, lo mismo. • ¿Qué cosas no van bien en mi vida en general? En mi vida no va bien... • ¿Qué cosas van bien en mi vida? En mi vida va bien... • ¿Qué cosas van bien en mi vida, pero quiero que vayan mejor? En mi vida va bien…, pero quiero que vaya mejor… • ¿Cuáles de mis relaciones más cercanas no van bien? De mis relaciones más cercanas no van bien…
Curro Cañete (El amor comienza en ti: El método más poderoso para aumentar tu autoestima y tu felicidad)
—Es un poco injusto haber mandado a un niño solo a la sierra, ¿no te parece? —No soy mucho menor que tú —contestó Oliver, molesto. —Sí, pero a mí sólo me piden que haga arpas que gritan, y eso en realidad no es peligroso. Oliver suspiró. —No sabían que habría ghules —dijo. No sabía bien por qué estaba defendiendo a los de su aldea, pero no podía darle a entender a Trebastion que eran un puñado de monstruos—. Y en realidad no me mandaron a hacerlo sino que estaban asustados, sólo eso. El armadillo se mantuvo en silencio. —Yo estoy asustado, todo el tiempo con miedo —dijo Trebastion—. Me aterra que el alcalde Stern vaya a aparecerse y a abrirme de arriba abajo y sacarme las vísceras como si yo fuera un pescado. Y no por eso hago que alguien se largue a conseguirme la lluvia. Oliver puso los ojos en blanco. —Sí, pero tú eres sólo una persona. Trebastion dio un traspiés en una raíz. —Seguro que eso tiene mucha lógica —dijo cuando recuperó el equilibrio—, pero creo que no entiendo qué tiene que ver. Oliver hizo una pausa. El armadillo levantó la cabeza y olfateó el aire. —Tú eres sólo una persona —explicó Oliver—, y yo soy sólo una persona. Pero los aldeanos eran treinta o cuarenta —trató de encontrar una buena manera de expresarlo para que Trebastion comprendiera—. Y se reunieron y entre ellos fueron atizándose el enojo y con eso fue más difícil pensar individualmente. Ninguno de ellos lo hubiera hecho por sí solo, a excepción de Harold, tal vez. Continuaron unos minutos en silencio, o al menos en el máximo de silencio posible con Trebastion. —Pero al final lo hicieron —observó Trebastion—. Quiero decir que sucedió. Oliver suspiró. —Sí, pero no lo estoy haciendo por todos ellos en conjunto, sino por cada uno por separado. Por Vezzo y Matty… y por todos. Nuestros vecinos —los podía ver a cada uno en su imaginación. Matty probablemente estaba llorando junto a sus pollos en ese momento. Vezzo podía estar incluso mirando hacia el oeste, con sus grandes manos apretadas a los costados de su cuerpo, pensando si Oliver estaría bien o no. —Suena muy complicado —dijo Trebastion. Oliver se encogió de hombros. Luego de unos momentos preguntó: —¿Conoces alguna vaca? —Me he topado con una o dos en la vida —concedió Trebastion—, cuernos, ubre… esas cosas. —Bien, pues son vacas y sólo eso, ¿cierto? Son importantes para sus dueños, pero son simplemente… vacas. Y cuando reúnes una buena cantidad y de repente se asustan y forman una estampida pueden llegar a derribarte. No es que tengan intención de hacerte daño, sino que están asustadas. Siguen siendo importantes para sus dueños. No porque te hayan hecho eso vas a rechazar a todas las vacas de ahí en adelante. —Sí, pero eso no te quita el hecho de que estés muerto —siguió Trebastion—, luego de que te pisotearon. Oliver suspiró. —Ajá —había pensado que la analogía de las vacas le ayudaría a Trebastion a entender, pero tal vez él comprendía mejor de lo que Oliver se imaginaba—. Sí, eso no te quita lo muerto.
T. Kingfisher (Minor Mage)
Es la única manera que me queda de demostrarles que los quiero, a todos, incluso a los que ya solo viven en mi corazón. Porque los quiero, eso puedo asegurarlo, los quiero mucho. Sí, incluso a mamá y a Micky y a Jen... Puede que ellos ya no me quieran; pero eso no importa, ahora lo sé. Ya veis, todo cuanto he hecho, lo he hecho por amor. Eso es lo horrible... Y lo hermoso. Todo por amor; y yo que pensaba que el amor siempre servía para arreglarlo todo. Pero no es así como funciona, no puedes esperar una recompensa cuando amas a alguien. Papá lo sabía bien, creo, algo que al final acabó con él. Pero como se suele decir, que tú ames a alguien no implica que ese alguien te vaya a querer a ti, no significa que estén en deuda contigo. Uno siente lo que siente, y eso es lo bonito; el amor que uno siente es la propia recompensa
Joolz Denby (Billie Morgan)
el hecho de que te vaya bien en cuestiones de dinero tiene que ver un poco con lo listo que seas y mucho con cómo te comportas.
Morgan Housel (Cómo piensan los ricos: 18 claves imperecederas sobre riqueza y felicidad)
— Ya te lo dije: me encanta tu abuela, me encantan los gatos de la cocina y tu madre, aunque no la conozca muy bien, y me encantan tus plantas y tu cuarto y tú, excepto cuando te pones idiota y te preocupas tanto por que no me vaya a gustar… ¡lo que sea!
Nancy Garden (Annie on My Mind)
Cada uno tiene sus cosas. Cada uno es gente que, vista más de cerca, si estuviera en la cama de la persona correcta, podría quedarse para siempre. Yo no soy la persona correcta. Habrá manuales de psicología pop que digan que es porque ando en plan Perseguido, sin capacidad de abrir las puertas de mi corazón y así. Pero yo creo que más bien estoy comprobando lo difícil que es toparse con alguien que se vaya quedando sin que te des cuenta. No sé. No tengo suficiente experiencia con estas cosas como para saber. Lo claro es que en La Persecución ninguno de los cuerpos que toco se sienten míos, a ninguno lo extraño cuando se va, pero a todos les agradezco el instante de cercanía. Unos son muy simpáticos, unos son muy buenos, unos son unos cabrones, todos andan medio heridos y, como yo ando partida en dos, nos hacemos bien.
Catalina Aguilar Mastretta (Todos los días son nuestros)
Pues eso es, querido Augusto, que tu repuesto de amor dormía inerte en el fondo de tu alma, sin tener donde meterse; llegó Eugenia, la pianista, te sacudió y re- mejió con sus ojos esa charca en que tu amor dormía: se despertó este, brotó de ella, y como es tan grande se extiende a todas partes. Cuando uno como tú se enamora de veras de una mujer se enamora a la vez de todas las demás. —Pues yo creí que sería todo lo contrario... Pero, entre paréntesis, ¡mira qué morena!, ¡es la noche luminosa! ¡Bien dicen que lo negro es lo que más absorbe la luz! ¿No ves qué luz oculta se siente bajo su pelo, bajo el azabache de sus ojos? Vamos a seguirla... —Como quieras... —Pues sí, yo creí que sería todo lo contrario; que cuando uno se enamora de veras es que concentra su amor, antes desparramado entre todas, en una sola, y que todas las demás han de parecerle como si nada fuesen ni valiesen... Pero ¡mira!, ¡mira ese golpe de sol en la negrura de su pelo! —No; verás, verás si logro explicártelo. Tú estabas enamorado, sin saberlo por supuesto, de la mujer, del abstracto, no de esta ni de aquella; al ver a Eugenia, ese abstracto se concretó y la mujer se hizo una mujer y te enamoraste de ella, y ahora vas de ella, sin dejarla, a casi todas las mujeres, y te enamoras de la colectividad, del género. Has pasado, pues, de lo abstracto a lo concreto y de lo concreto a lo genérico, de la mujer a una mujer y de una mujer a las mujeres. —¡Vaya una metafísica! —Y ¿qué es el amor sino metafísica? —¡Hombre! —Sobre todo en ti. Porque todo tu enamoramiento no es sino cerebral, o como suele decirse, de cabeza. —Eso lo creerás tú... —exclamó Augusto un poco picado y de mal humor, pues aquello de que su enamoramiento no era sino de cabeza le había llegado, doliéndole, al fondo del alma. —Y si me apuras mucho te digo que tú mismo no eres sino una pura idea, un ente de ficción... —¿Es que no me crees capaz de enamorarme de veras, como los demás...? —De veras estás enamorado, ya lo creo, pero de cabeza sólo. Crees que estás enamorado... —Y ¿qué es estar uno enamorado sino creer que lo está? —¡Ay, ay, ay, chico, eso es más complicado de lo que te figuras!...
Miguel de Unamuno (Niebla)
No lo hago, claro: porque no puedo cargar con mi propio peso y el peso de mi madre. Supongo que me fui de aquí para no tener que cargar con el peso de nadie que no fuera yo misma. Me he desensibilizado por completo de los asuntos de mi propia casa: la última vez que lloré aquí fue algunas horas antes de irme a París, mientras cenaba, cuando se me formó un nudo en la garganta y era incapaz de tragar. No estaba triste por irme: quería irme; lo necesitaba, más bien. Era otra cosa. Yo siempre estoy bien, mamá. Todo está bien en París, como siempre lo ha estado. No te preocupes. Pregunto, claro, qué tal le va todo, como si fuera ella a contarme algo nuevo. Como no puedo decirle que vaya al psicólogo o que amplíe sus círculos, sé que acabaremos resolviendo la cuestión con un abrazo o dos besos. Claro que no me falta de nada, mamá; fíjate, ya ni siquiera hace frío: el sol empieza a salir, de vez en cuando, y los días son más largos, y te quiero, y no querría nunca volver a casa, y menos aún tener que explicarte por qué esas dos afirmaciones se basan en exactamente lo mismo. Dejemos el tema de la familia.
Elizabeth Duval (Reina)
Cuando te vaya mal, dale duro. Cuando te vaya bien, dale más duro aún. No dejes de bajar a la mina a diario (si puedes, el fin de semana también).
Raimon Samsó (El Poder de la Disciplina: El Hábito que Cambiará tu Vida (El poder de los hábitos #2))
Mi tesoro adorado: Sólo cuando nos alejamos de las personas queridas podemos medir el cariño. Hoy sé cuánto te quiero y que no puedo vivir sin vos. Esta inmensa soledad sólo está llena con tu recuerdo. He escrito a [el presidente] Farrell pidiéndole que me acelere el retiro; en cuanto salga nos casamos y nos vamos a cualquier parte a vivir tranquilos [...] Esta [carta] te la mando por un muchacho porque es probable que me intercepten la correspondencia. De casa me trasladaron a Martín García, y aquí estoy sin saber por qué y sin que me hayan dicho nada. ¿Qué me decís de Farrell y de Ávalos (entonces jefe de la Armada)? Dos sinvergüenzas con el amigo. Así es la vida [...] Debes estar tranquila y cuidar tu salud mientras yo esté lejos, para cuando vuelva. Yo estaría tranquilo si supiera que vos no estás en ningún peligro y te encuentras bien [...] Viejita de mi alma, tengo tus retratos en mi pieza, los miro todo el día con lágrimas en los ojos. Que no te vaya a pasar nada porque entonces habré terminado mi vida. Cuidate mucho y no te preocupes por mí, pero quereme mucho que hoy lo necesito más que nunca”.
Pacho O'Donnell (Breve historia argentina. De la Conquista a los Kirchner (Spanish Edition))
Tuve el impulso de consolarla, de decirle que no era cierto, que ella era la mejor del mundo, pero ese día me había sentado bien llorar en el pecho de mi tía Amelia, saltar por horas en el brinca-brinca, atragantarme de crispetas y gaseosa, y me callé. —Cuando la tristeza se me mete en el cuerpo yo trato de hacer que se vaya, te lo juro.
Pilar Quintana (Los abismos)