Madre Y Hija Quotes

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A muchas hijas nos ha tocado vivir la vida que nuestras madres no pudieron vivir.
Isabel Allende (Mujeres del alma mía: Sobre el amor impaciente, la vida larga y las brujas buenas (Spanish Edition))
yo pienso que llega un punto donde todas las madres nos damos cuenta de esto: tenemos a los hijos que tenemos, no a los que nos imaginábamos o a los que nos hubiera gustado tener, y es con ellos con quienes nos toca lidiar.
Guadalupe Nettel (La hija única)
Una bala que sale y luego regresa para darte en el corazón: eso es una hija.
Mónica Ojeda (Mandíbula)
No es que no me preocupe por ella. Es solo que nuestra relación es más complicada que las relaciones habituales entre madre-hija. El amor rosa, que se supone que siento por ella, ha sido acuchillado con negro y salpicado con distintos tonos de gris.
Susan Ee (Angelfall (Penryn & the End of Days, #1))
De pronto la miro y ya no está. Vuelvo a mirarla, la define su ausencia. Ha ido a unirse a lago que le da fuerza y no sé lo que es. No puedo seguirla, no entiendo hacia qué espacio invisible se ha dirigido, qué aire inefable la resguarda y la aísla; desde luego ya no está en el mundo y por más que manoteo no me ve, permanece siempre fuera de mi alcance. Sé que mi amor la sustenta, claro, pero su ausencia es sólo suya y en ella no tengo cabida.
Elena Poniatowska (LA Flor De Lis (Spanish Edition))
Ambos siguieron atentos a los rumores crecientes sobre la gravedad de la peste, y aun contra sus deseos tuvieron que conversar otra vez sobre asuntos que les eran comunes, como en los tiempos en que se odiaban menos. Para él era claro. Siempre creyó que amaba a la hija, pero el miedo al mal de rabia lo obligaba a confesarse que se engañaba a sí mismo por comodidad. Bernarda, en cambio, no se lo preguntó siquiera, pues tenía plena conciencia de no amarla ni de ser amada por ella, y ambas cosas le parecían justas. Mucho del odio que ambos sentían por la niña era por lo que ella tenía del uno y del otro. Sin embargo, Bernarda estaba dispuesta a hacer la farsa de las lágrimas y a guardar un luto de madre.
Gabriel García Márquez
No creo que tu vida no tenga sentido. He cambiado de opinión. Los milagros termodinámicos… son unos sucesos con unas probabilidades tan remotas de que lleguen a producirse que prácticamente resulta imposible que acaben dándose. Por ejemplo: que el oxígeno se transforme de manera espontánea en oro. Tengo muchas ganas de ver algo así. Y aún así, en cada apareamiento humano, mil millones de espermatozoides compiten para llegar a un solo óvulo. Multiplica esas posibilidades por las innumerables generaciones que ha habido de seres humanos, por las posibilidades de que tus antepasados vivieran, se conocieran, engendraran a ese hijo en concreto, a esa hija exactamente… hasta llegar a tu madre, que se enamorará de un hombre al que tiene todas las razones del mundo para odiar y de esa unión, de los miles de millones de niños que compiten para lograr fecundar el óvulo, fuiste tú, sólo tú, la que surgió. Destilar una forma tan específica a partir de tal caos de improbabilidades resulta tan difícil como que el aire se transforme en oro… El cenit de lo imposible. Un milagro termodinámico. Se podría decir eso de cualquier persona del mundo. Pero el planeta está tan lleno de gente, tan repleto de milagros, que acabamos considerándolos algo normal y olvidamos lo que son… Yo lo olvidé. Contemplamos la Tierra día tras día hasta que acaba convirtiéndose en un lugar al que consideramos monótono. Pero visto desde otro punto de vista, como si fuera algo nuevo, aún es capaz de asombrarnos. Ven, seca tus lágrimas, porque eres vida, algo más excepcional que un quark y más impredecible que lo que Heisenberg soñó jamás: la arcilla en la que las fuerzas que dan forma a todas las cosas dejan sus huellas de un modo más claro. Seca tus lágrimas… y volvamos a casa." Dr. Manhattan, WATCHMEN, Alan Moore
Alan Moore (Watchmen)
Esa tendencia que tenemos las hijas a ver en los errores de nuestras madres el origen de todos nuestros problemas, y esa tendencia que tienen las madres a considerar nuestros defectos como la prueba de un posible fracaso.
Guadalupe Nettel (La hija única)
Canta, hija, canta y trina, si ese es tu camino. Buscate por dentro, hurgate hasta que descubras, sin miedos, quien habita en tu interior. Hablame de tus dudas, de tus fantasias, de tu curiosidad justificada por la reproduccion humana y animal, de tu preocupacion por la politica, de tu interes por las artes: la vida es un abanico de posibilidades de realizacion personal. Encuentra las tuyas, para eso tienes a tu madre, un faro en tu camino, una referencia nocturna de la cual careci yo en mis noches de miedo. No seras un objeto de adorno. Pensaras, construiras, haras, propondras, no callaras, aportaras, disfrutaras la cama y a tu pareja, te reiras con un par de tequilas y sin ellos, seras plena, intensa, exitosa, risueña y enormemente productiva para que el dia que te mueras, espero que sea muy tarde y sobre todo mucho despues de que yo haya partido para siempre, lo puedas hacer con una sonrisa en el rostro.
Francisco Martín Moreno (México ante Dios)
Acomodando todas las cosas en su debido compartimiento, descubrí que todavía la amaba, quizás ese día más que nunca; quizás nunca había dejado de hacerlo, quizás siempre la amaría. Y esa era precisamente la fuerza que potenciaba mi odio: amarla mal para odiarla mejor, amarla retorcidamente para entregarle un odio más puro.
Ahtziri Lagarde (Las Cenizas de Ícaro)
Iza se volvió frente a la gente que presenciaba la ceremonia. La adopción de Ayla había resultado una sorpresa tan grande para ella como para el resto del clan, y la niña podía sentir cómo el corazón le palpitaba rápidamente. «Eso tiene que significar que es mi hija, mi primera hija, pensó. Sólo una madre sostiene a la criatura cuando le ponen nombre y la reconocen como miembro del clan. ¿Hace siete días que me la encontré? Tendré que preguntárselo a Creb, pero creo que sí. Tiene que ser mi
Jean M. Auel (El clan del oso cavernario (Los Hijos de la Tierra, #1))
Tú, querida Jo, puedes decírselo todo a tu madre, porque mi mayor orgullo y dicha consisten en saber que mis hijas confían en mí y saben que las quiero.
Louisa May Alcott (Mujercitas (Mujercitas, #1))
Creo que algunas mujeres no están hechas para ser madres, simplemente. Y algunas no están hechas para ser hijas
Gillian Flynn (Sharp Objects)
La ignorancia y la superstición son hermanas gemelas, hijas del miedo y madres de la incomprensión.
Isabel San Sebastián (La visigoda)
A veces imagino las relaciones humanas como algo blando, agua o arena, y que al verterlas en un recipiente concreto les damos forma. Así, la relación entre una madre y su hija se vierte en un recipiente etiquetado como 'madre e hija' y adquiere los contornos del envase, y ahí dentro se queda, para bien o para mal. Puede que unas amigas enemistadas hubiesen sido perfectamente felices como hermanas, o algunas parejas casadas como padres e hijos, quién sabe. Pero ¿cómo sería forjar una relación sin ninguna clave de forma preestablecida? Verter el agua y dejar que caiga, ya está. Supongo que no adoptaría ninguna forma, que se escurriría en todas direcciones.
Sally Rooney (Beautiful World, Where Are You)
Eso no es tu problema,” he says. “¡Todos tus problemas son mis problemas!” “Puedo cuidarme solo, Carolina. Sos mi hija, no mi madre.” “¡Sí, y como tu hija, si te mueres, yo soy la que sufre, papá!” “No quiero pelear con vos. Ahora no.
Taylor Jenkins Reid (Carrie Soto Is Back)
—Es que las mujeres, Floreana, —dice Elena mientras caminan hacia el pueblo— ya no quieren ser madres de sus hombres… y tampoco quieren ser sus hijas. —¿Y qué quieren ser? —Pares. Aspiran a construir relaciones de igualdad que sean compatibles con el afecto.
Marcela Serrano (El albergue de las mujeres tristes)
Todos tenemos un padre blanco. Quiero decir, Dios es blanco. O eso nos han hecho creer. El colono es blanco. La historia es blanca y masculina. Mi abuela, la madre de mi madre, llamaba a mi padre, al marido de su hija, «don» porque ella no era blanca sino chola.
Gabriela Wiener (Huaco retrato)
Los varones controlan el poder político y económico, la cultura y las costumbres, proclaman las leyes y las aplican a su antojo y cuando las presiones sociales y el aparato legal no bastan para someter a las mujeres más alzadas, interviene la religión con su innegable sello patriarcal. Lo imperdonable es que son las madres quienes se encargan de perpetuar y reforzar el sistema, criando hijos arrogantes e hijas serviciales; si se pusieran de acuerdo para hacerlo de otro modo podrían terminar con el machismo en una generación
Isabel Allende (Paula)
Voy a comenzar con una franca presentación. La verdad es que me resulta difícil hablar de mí, al menos si quiero contar algo interesante, diferente o extraordinario como ya dije. Tal vez deba comenzar diciendo que no hay nada de eso y que soy una mujer común, madre, esposa, hija, hermana... nada que no sea alguna de las tantas mujeres que me cruzo por la vida. Quizás la diferencia está en que una vez quise cambiar la rutina y comencé a pensar en escribir mis propias fantasías para matar el tiempo y entretenerme con algo diferente. Y lo hice.
Ivonne Vivier
Hija mía, tus problemas y tentaciones no han hecho más que empezar y pueden ser muchos, pero lograrás superarlos y vencerlos si aprendes a sentir la fuerza y el amor de tu Padre Celestial como sientes los de tu padre terrenal. Cuanto más le ames y confíes en Él, más unida te sentirás a Él y menos dependerás del poder y la sabiduría humanos. Él nunca se cansa de amarnos y cuidarnos, nada le aleja de nosotros y nos proporciona la paz, la felicidad y la fuerza que necesitamos en nuestra vida. Has de creer en esto y confiar a Dios todas tus cuitas y esperanzas, tus errores y penas, del mismo modo que los compartes con tu madre.
Louisa May Alcott (Mujercitas)
La libertad, hija y madre de la racionalidad y del espíritu crítico, pone sobre los hombros del ser humano una pesada carga: tener que decidir por sí mismo qué le conviene y qué lo perjudica, cómo hacer frente a los innumerables retos de la existencia, si la sociedad funciona como debería ser o si es preciso transformarla.
Mario Vargas Llosa (La llamada de la tribu)
«¡Virgen y madre, la hija de tu hijo, alta y humilde como no hay criatura, del acuerdo eternal término fijo! »Tú ennobleciste la humanal natura, tanto, que en su grandeza el hacedor no desdeñó encarnar su propia hechura. »Se reanimó en tu vientre el santo amor, y a su calor, en paz eternamente, ha germinado esta divina flor.
Dante Alighieri (La Divina Comedia : el infierno, el purgatorio y el paraíso)
La parentela. Somos familia de todo lo que brota, crece, madura, se cansa, muere y renace. Cada niño tiene muchos padres, tíos, hermanos, abuelos. Abuelos son los muertos y los cerros. Hijos de la tierra y del sol, regados por las lluvias hembras y las lluvias machos, somos todos parientes de las semillas, de los maíces, de los ríos y de los zorros que aúllan anunciando como viene el año. Las piedras son parientes de las culebras y de las lagartijas. El maíz y el frijol, hermanos entre sí, crecen juntos sin pegarse. Las papas son hijas y madres de quien las planta, porque quien crea es creado. Todo es sagrado, y nosotros también. A veces nosotros somos dioses y los dioses son, a veces, personitas nomás. Así dicen, así saben, los indígenas de los Andes.
Eduardo Galeano
«¡Virgen y madre, la hija de tu hijo, alta y humilde como no hay criatura, del acuerdo eternal término fijo! »Tú ennobleciste la humanal natura, tanto, que en su grandeza el hacedor no desdeñó encarnar su propia hechura. »Se reanimó en tu vientre el santo amor, y a su calor, en paz eternamente, ha germinado esta divina flor. »Tú eres la meridiana refulgente de caridad aquí, y allá en el suelo
Dante Alighieri (La Divina Comedia : el infierno, el purgatorio y el paraíso)
Mary, la hija, pasó la infancia viendo su nombre escrito sobre ua tumba. Una madre desconocida - que llevaba su mismo nombre- había muerto al darla a luz, y eso la llevó a cavilar la vida entera sobre los misterios del naiemiento, y sobre la asombrosa proximidad que hay entre la vida y la muerte. Se sentía parida por la tumba, una tumba ella misma, y su nombre y su epitafio tallados sobre una piedra gris la persiguieron en la luz y en la sombra.
William Ospina (El año del verano que nunca llegó)
Vos, hermano, idos a ser gobierno o ínsulo, y entonaos a vuestro gusto; que mi hija ni yo, por el siglo de mi madre, que no nos hemos de mudar un paso de nuestra aldea: la mujer honrada, la pierna quebrada, y en casa; y la doncella honesta, el hacer algo es su fiesta. Idos con vuestro don Quijote a vuestras aventuras, y dejadnos a nosotras con nuestras malas venturas, que Dios nos las mejorará como seamos buenas; y yo no sé, por cierto, quién le puso a él don, que no tuvieron sus padres ni sus agüelos.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
-¿No tenéis acaso otra hija? -No-dijo el hombre-, sólo tenemos una Cenicienta, pequeña e ingenua, de mi difunta esposa, pero es imposible que ella sea la novia. El hijo del rey dijo que fueran a buscarla, pero la madre respondió: -Ay, no, está demasiado sucia, no puede dejarse ver. Pero él insistió en verla a toda costa y tuvieron que llamar a Cenicienta. Ella se lavó primero las manos y la cara, fue luego hasta allí y se inclinó ante el hijo del rey, que le tendió el zapato de oro. Después se sentó en un escabel, sacó el pie del pesado zueco de madera y lo metió en la chinela: le quedaba como hecha a medida. Y cuando se enderezó y el rey la miró a la cara, reconoció a la hermosa joven que había bailado con él y dijo: -¡Ésta es la verdadera novia! La madrastra y las dos hermanas se asustaron y empalidecieron de rabia, pero él subió a Cenicienta al caballo y se marchó de allí. Al pasar por el pequeño avellano, las dos palomitas blancas dijeron: -Vuélvete y mira, vuélvete y mira, ya no hay sangre en la zapatilla: la zapatilla bien ya le encaja, a la novia de verdad llevas a casa.
Jacob Grimm (Cuentos de los hermanos Grimm)
Mientras redactaba la inscripción para su tumba, entendí que la primera muerte ocurre en el lenguaje, en ese acto de arrancar a los sujetos del presente para plantarlos en el pasado. Convertirlos en acciones acabadas. Cosas que comenzaron y terminaron en un tiempo extinto. Aquello que fue y no será más. La verdad era esa: mi madre ya solo existiría conjugada de otra forma. Sepultándola a ella cerraba mi infancia de hija sin hijos. En aquella ciudad en trance de morir, nosotras lo habíamos perdido todo, incluso las palabras en tiempo presente.
Karina Sainz Borgo
-¿No tenéis acaso otra hija? -No-dijo el hombre-, sólo tenemos una Cenicienta, pequeña e ingenua, de mi difunta esposa, pero es imposible que ella sea la novia. El hijo del rey dijo que fueran a buscarla, pero la madre respondió: -Ay, no, está demasiado sucia, no puede dejarse ver. Pero él insistió en verla a toda costa y tuvieron que llamar a Cenicienta. Ella se lavó primero las manos y la cara, fue luego hasta allí y se inclinó ante el hijo del rey, que le tendió el zapato de oro. Después se sentó en un escabel, sacó el pie del pesado zueco de madera y lo metió en la chinela: le quedaba como hecha a medida. Y cuando se enderezó y el rey la miró a la cara, reconoció a la hermosa joven que había bailado con él y dijo: -¡Ésta es la verdadera novia! La madrastra y las dos hermanas se asustaron y empalidecieron de rabia, pero él subió a Cenicienta al caballo y se marchó de allí. Al pasar por el pequeño avellano, las dos palomitas blancas dijeron: -Vuélvete y mira, vuélvete y mira, ya no hay sangre en la zapatilla: la zapatilla bien ya le encaja, a la novia de verdad llevas a casa. (Fragmento perteneciente al cuento de Cenicienta)
Jacob Grimm (Cuentos de los hermanos Grimm)
Un día, yo tengo diez años, alguien llama a mi casa y le dice a mi madre: «Su hija es un marimacho», y cuelga. Desde entonces mi madre lee todos mis cuadernos, escruta todos mis bolsillos, me hace todos los días la cartera para asegurarse de que no llevo o traigo nada raro. Mi madre se convierte en un detective privado contratado por el régimen heteropatriarcal para desactivar mi incipiente terrorismo de género: vigilancia e inspección doméstica, interrogatorio, prohibición, reclusión, censura..., estos son los sofisticados métodos que el sistema pone a disposición de una simple ama de casa del período español inmediatamente postfranquista para extirpar el deseo masculino que habita mi cuerpo de niña.
Paul B. Preciado (Testo Junkie: Sex, Drugs, and Biopolitics in the Pharmacopornographic Era)
El afecto, ya lo dije, no se da importancia. La caridad —decía san Pablo— no es engreída. El afecto puede amar lo que no es atractivo: Dios y sus santos aman lo que no es amable. El afecto «no espera demasiado», hace la vista gorda ante los errores ajenos, se rehace fácilmente después de una pelea, como la caridad sufre pacientemente, y es bondadoso y perdona. El afecto nos descubre el bien que podríamos no haber visto o que, sin él, podríamos no haber apreciado. Lo mismo hace la santa humildad. Pero si nos detuviéramos sólo en estas semejanzas, podríamos llegar a creer que este afecto no es simplemente uno de los amores naturales sino el Amor en sí mismo, obrando en nuestros corazones humanos y cumpliendo su ley. ¿Tendrían razón entonces los novelistas ingleses de la época victoriana, al decir que es suficiente este tipo de amor? ¿Son «los afectos caseros», cuando están en su mejor momento y en su desarrollo más pleno, lo mismo que la vida cristiana? La respuesta a estas preguntas, lo sé con seguridad, es decididamente No. No digo solamente que esos novelistas escribieron a veces como si nunca hubieran conocido ese texto evangélico sobre el «odiar» a la esposa y a la madre y aun la propia vida —aunque, por supuesto, sea así—, sino que la enemistad entre los amores naturales y el amor de Dios es algo que un cristiano procura no olvidar. Dios es el gran Rival, que en cualquier momento me puede robar —al menos a mí me parece un robo— el corazón de mi esposa, de mi marido o de mi hija.
C.S. Lewis (The Four Loves)
El último chiste de Van Daan: A raíz de la clase de religión y de la historia de Adán y Eva, un niño de trece años le pregunta a su padre: —Papá, ¿me podrías decir cómo nací? —Pues... —le contesta el padre—. La cigüeña te cogió de un charco grande, te dejó en la cama de mamá y le dio un picotazo en la pierna que la hizo sangrar, y tuvo que guardar cama una semana. Para enterarse de más detalles, el niño fue a preguntarle lo mismo a su madre: —Mamá, ¿me podrías decir cómo naciste tú y cómo nací yo? La madre le contó exactamente la misma historia, tras lo cual el niño, para saberlo todo con pelos y señales, acudió igualmente al abuelo: —Abuelo, ¿me podrías decir cómo naciste tú y cómo nació tu hija? Y por tercera vez consecutiva, oyó la misma historia. Por la noche escribió en su diario: «Después de haber recabado informes muy precisos, cabe concluir que en nuestra familia no ha habido relaciones sexuales durante tres generaciones».
Anne Frank (Diario de una adolescente)
La luz del sol entra en mi estudio por cuatro ventanas. Año tras año, la seda turquesa se ha desvaído en un suave azul acuoso, los bordados brillantes se han matizado y cada vez es más hermoso. 'Amamos las cosas que amamos por lo que son', nos recuerda Robert Frost. Y quiere decir, creo, que cuando las amamos a medida que cambian —dice en el poema de un arroyo que se ha secado—, las amamos por lo que una vez fueron. La cara de mi madre cambió desde una belleza inglesa a la de una anciana arrugada y nunca perdió su dulzura. Y sus ojos tampoco cambiaron, esos ojos grises graves que de repente podían brillar de alegría, que de pronto con un intenso dolor y ternura miraban al ratón salvado de las fauces de un gato, al pajarillo con su columpio roto, hacia todos los seres vivos, incluidas las flores, su marido y su hija. Exactamente como sus creaciones, el escritorio taraceado y el paño bordado: aunque cambiaron, envejecieron haciéndose más hermosos.
May Sarton (Plant Dreaming Deep)
CAPITULO UNO: —¡No llores! La mano abierta voló hasta chocar contra la mejilla de la pequeña Rura, que cayó al suelo de rodillas y se mordió los labios con fuerza para acallar los sollozos que hasta aquel momento salían desgarradores por su boca. El pequeño cuerpecito tembló cuando vio que su padre volvía a moverse con la mano levantada, yendo hacia ella. Al final el príncipe Nikui se detuvo muy cerca, pero no volvió a pegarla. Se quedó allí mirándola, resollando enfurecido, hasta que habló. —Nunca debiste haber nacido. No sirves para nada. Salió de allí, dejando a la pequeña Rura, de seis años, temblando en el suelo de su habitación. Rura sabía que su padre tenía razón. Estaba maldita. Su nacimiento fue un error, y con su llegada causó la muerte de su madre Surebu, la concubina favorita del príncipe heredero. Nunca permitían que lo olvidase. Ninguno de ellos. Se levantó y arrastró sus pequeños piececitos hasta el camastro que le hacía de cama. Su habitación era diminuta, comparada con las de sus hermanas. Claro que ella era una bastarda e hija de una esclava, y sus hermanas, princesas imperiales. Rura no tenía muy claro qué significaba ser una bastarda, pero sabía que era algo malo porque cuando la llamaban así, lo hacían en un tono de desprecio que la hacía temblar y le provocaba ganas de llorar. Pero una princesa no debía llorar, se lo había oído decir a su padre muchas veces. Nadie la llamaba así, princesa, excepto ella misma. Al fin y al cabo era hija de un príncipe, ¿no? así que por fuerza tenía que ser una princesa. Se metió dentro del camastro y se acurrucó, tapada con la manta. ¿Por qué su padre no la quería? Lo había visto con sus hermanas, y con ellas era hasta cariñoso. Las hacía reír y las acariciaba. Pero nunca a Rura. Su pequeña cabecita dio vueltas y más vueltas. Había muchas cosas que no comprendía aún, pero se haría mayor y las entendería. Estaba tan segura de eso como de que cada día salía el sol, y que en invierno, nevaba. Encontraría la manera de que su padre la amase, se dijo cerrando los ojitos.
Alaine Scott (La princesa sometida (Cuentos eróticos de Kargul #3))
Nunca vi la habitación que Keiko tenía en Manchester, la habitación en que murió. Viniendo de una madre, estas ideas pueden resultar macabras, pero al enterarme de que se había suicidado, lo primero que me vino a la mente, antes incluso de asumir el disgusto, fue pensar cuánto tiempo había permanecido en ese estado antes de que la encontraran. Viviendo con su propia familia, pasaban días y días sin que nadie la viese, de modo que en una ciudad extraña donde nadie la conocía, era aún menos probable que la descubriesen inmediatamente. Más tarde, el juez dijo que había estado allí ‘durante varios días’. Fue la casera la que abrió la puerta, pensando que Keiko se había ido sin pagar el alquiler. La imagen de mi hija ahorcada en su habitación durante días y días, me ha obsesionado continuamente. El horror que me produce esa imagen no ha disminuido, pero hace tiempo que ha perdido su carácter macabro. Del mismo modo que soportamos una herida en nuestro propio cuerpo, es posible llegar a hacer nuestras las cosas más perturbadoras.
Kazuo Ishiguro (A Pale View of Hills)
¡Papás, tengan cuidado! Cuando se tiene a un hijo sensible y talentoso, asegúrense de unirse a su mundo y después traerlos al de ustedes. Como lo describí en el Capítulo Dos, la primera vez en donde la vinculación afectiva es crítica para un desarrollo sano del sentido de masculinidad del muchacho es desde el año y medio a los tres años. Durante este periodo, el niño aprende a caminar y a hablar. Después aprende a diferenciarse e individuarse de su madre y debe identificarse con el rol del modelo de su propio género, su padre, o una figura que sustituya al padre. Si esto no sucede, el muchacho seguirá identificando su género con el de su madre. Algunos investigadores y terapeutas de la AMS, creen que este factor es la razón por la que hay más homosexuales hombres que homosexuales mujeres, porque las niñas, aun cuando también ellas se diferenciarán e individuarán de sus madres, seguirán teniendo una identidad de género con ellas. Los muchachos tienen esta tarea adicional en el desarrollo, lo que explica por qué los padres son tan importantes para sus hijos en esta y otras etapas del desarrollo. La buena noticia para los padres de hijos con AMS es que pueden restaurar la relación con su hijo adolescente o adulto en cualquier momento (desde luego esto es cierto también para las madres de hijas con AMS). ¡Nunca es demasiado tarde para sanar! (Por
Richard A. Cohen (Abriendo las puertas del armario (Spanish Edition))
Lesbos Madre de los juegos latinos y los deleites griegos, Lesbos, donde los besos, lánguidos o gozosos, cálidos como soles, frescos como las sandías, son el adorno de noches y días gloriosos; madre de los juegos latinos y los deleites griegos. Lesbos, donde los besos son como cascadas que se arrojan sin miedo en las simas sin fondo, y fluyen, entrecortados de sollozos y risas, tormentosos y secretos, hormigueantes y profundos; ¡Lesbos, donde los besos son como las cascadas! Lesbos, donde las Frinés se atraen entre sí, donde nunca un suspiro dejó de hallar un eco, las estrellas te admiran tanto como a Pafos, ¡y Venus con razón puede envidiar a Safo! Lesbos, donde las Frinés se atraen entre sí, Lesbos, tierra de noches cálidas y lánguidas, que hacen que en sus espejos, ¡infecundo deleite! las niñas de ojos hundidos, enamoradas de sus cuerpos, acaricien los frutos ya maduros de su nubilidad; Lesbos, tierra de noches cálidas y lánguidas, deja al viejo Platón fruncir su ceño austero; obtienes tu perdón del exceso de besos, reina del dulce imperio, tierra noble y amable, y de refinamientos siempre sin agotar, deja al viejo Platón fruncir su ceño austero. Obtienes tu perdón del eterno martirio, infligido sin tregua a los corazones ambiciosos, que atrae lejos de nosotros la radiante sonrisa, ¡vagamente entrevista al borde de otros cielos! ¡Obtienes tu perdón del eterno martirio! ¿Qué Dios se atreverá a ser tu juez, oh Lesbos?, y a condenar tu frente pálida por penosas labores, si sus balanzas de oro no han pesado el diluvio, de lágrimas que en el mar vertieron tus arroyos? ¿Qué Dios se atreverá a ser tu juez, oh Lesbos? ¿Qué quieren de nosotros las leyes de lo justo y lo injusto? Vírgenes de corazón sublime, honra del Archipiélago, vuestra religión es augusta como cualquiera, ¡y el amor se reirá del Infierno y del Cielo! ¿Qué quieren de nosotros las leyes de lo justo y lo injusto? Pues Lesbos me ha elegido en la tierra entre todos, para cantar el secreto de sus floridas vírgenes, y desde la infancia que inicié en el negro misterio, de las risas sin freno mezcladas con los llantos sombríos; pues Lesbos me ha elegido en la tierra entre todos y desde entonces velo en la cumbre del Léucato, igual que un centinela de mirada segura y penetrante, que vigila noche y día, brick, tartana o fragata, cuyas formas a lo lejos se agitan en el azul; y desde entonces velo en la cumbre del Léucato, para saber si el mar es indulgente y bueno, y si entre los sollozos que en la roca resuenan, un día llevará a Lesbos, que perdona, el cadáver adorado de Safo, que partió, ¡para saber si el mar es indulgente y bueno! De Safo la viril, la amante y la poetisa, ¡por su palidez triste más hermosa que Venus! —Al ojo azul venció el negro que mancilla el tenebroso círculo trazado por las penas ¡de Safo la viril, la amante y la poetisa! Presentándose al mundo más hermosa que Venus y vertiendo el tesoro de su serenidad y el brillo de su rubia juventud, sobre el viejo Océano prendado de su hija; ¡presentándose al mundo más hermosa que Venus! —De Safo, que murió el día de su blasfemia, cuando, insultando el rito y el culto establecido, convirtió su hermoso cuerpo en pasto supremo de un bruto cuyo el orgullo castigó la impiedad de aquella que murió el día de su blasfemia, y desde entonces Lesbos lanza lamentaciones, y, pese a los honores que le tributa el mundo, cada noche le embriaga la voz de la tormenta, ¡que elevan hacia el cielo sus orillas desiertas! ¡y desde entonces Lesbos lanza lamentaciones!
Charles Baudelaire (Les Fleurs du Mal)
Una fuente de paz sin explotar Una fuente de paz sin explotar, pues la única esperanza real es recurrir a la sabiduría colectiva de las mujeres, aquellas que tienen experiencia directa del precio de una guerra: la vida de un niño, de un nieto, un hermano, un esposo; la pérdida de un miembro o de la cordura de alguien cercano y querido; la pérdida de la risa, la dominación del miedo; la pérdida de esperanza para el futuro.   Una fuente de paz sin explotar, aquellas que han vivido la violencia doméstica: que han visto en sus hijos los efectos de la intimidación, que han visto enmudecer a sus hijas, que han visto apagarse la luz en sus ojos; aquellas que saben que cuando cada niña y cada niño importen, cuando ninguno de ellos pase hambre, soporte abusos o quede excluido, el mundo será un lugar más amable para todos nosotros.   Una fuente de paz sin explotar, las mujeres con empatía que viven en un mundo aparte, que se sienten seguras, queridas, afortunadas y, no obstante, son capaces de imaginar lo que es verse impotente, golpeada, violada, forzada luego a dar a luz a esa criatura concebida en la violencia; mujeres que saben en lo hondo de sus corazones que lo que le sucede a cualquier mujer en cualquier parte podría sucederles a ellas.   Una fuente de paz sin explotar, las mujeres que ven a sus seres queridos sedientos de venganza, llenos de odio, constantemente en guardia, devorados por el miedo o temerosos de dormirse a causa de las pesadillas; maridos, hermanos, hijos, y ahora hijas que vuelven de la guerra y se parecen poco a lo que hubieran podido ser en un mundo de paz.   Una fuente de paz sin explotar, las mujeres reunidas en círculos, las mujeres conectadas, las mujeres unidas que traen la feminidad sagrada, el instinto maternal, el arquetipo de la hermana, el poder de la Madre al mundo.   JEAN SHINODA BOLEN
Jean Shinoda Bolen (Mensaje urgente a las mujeres)
El segundo grupo son las diosas vulnerables: Hera, diosa del matrimonio, Deméter, diosa de las cosechas, y Perséfone, su hermana. Este grupo de diosas influye en las mujeres más dependientes y que necesitan tener relaciones significativas, como esposas, madres o hijas. Expresan sus necesidades de afiliación o vinculación y al estar armonizadas con otras personas son vulnerables; «cada una de ellas puede proporcionar a las mujeres una comprensión interna de la naturaleza y una pauta de las propias reacciones que deben abandonarse y el potencial para el crecimiento interno».
Anonymous
Bah! Simplemente estás tan habituada al mundo que te ha dejado de asombrar —dijo. —¿Qué dices? —Digo que estás demasiado habituada al mundo. Completamente atrofiada, vamos. —Sofía, no te permito que me hables así. —Entonces, lo diré de otra manera. Te has acomodado bien dentro de la piel de ese conejo que acaba de ser sacado del negro sombrero de copa del universo. Y ahora pondrás las patatas a cocer, y luego leerás el periódico, y después de media hora de siesta verás el telediario. El rostro de la madre adquirió un aire de preocupación. Como estaba previsto, se fue a la cocina a poner las patatas a hervir. Al cabo de un rato, volvió a la sala de estar y ahora fue ella la que empujó a Sofía hacia un sillón. —Tengo que hablar contigo sobre un asunto —empezó a decir. Por el tono de su voz, Sofía entendió que se trataba de algo serio. —¿No te habrás metido en algo de drogas, hija mía? Sofía se echó a reír, pero entendió por qué esta pregunta había surgido exactamente en esta situación. —¿Estás loca? —dijo—. Las drogas te atrofian aún más. Y no se dijo nada más aquella tarde, ni sobre drogas, ni sobre el conejo blanco.
Jostein Gaarder (El mundo de Sofía)
Mamá, ¿quieres que te grabe con el móvil y luego, antes de irte a dormir, te escuchas un rato para que entiendas por qué a veces es tan difícil ser tu hija y no puedas dormir en dos semanas?
Alejandro Palomas (Una madre)
Ya sé: nuestro mundo es un mundo fabricado por los hombres para los hombres; la dictadura de ellos es tan antigua que hasta se extiende al lenguaje. Se dice hombres para decir hombres y mujeres; se dice niño para decir niño y niña; se dice hijos para decir hijo e hija; se dice homicidio para designar el asesinato de un hombre o de una mujer. En las leyendas que los hombres han inventado para explicar la vida, la primera criatura no es una mujer, sino un hombre llamado Adán. Eva llega después, para divertirlo y armar líos. En las pinturas con que adornan sus iglesias, Dios es un viejo con barba, nunca una anciana de blanca melena. Y todos sus héroes son varones, desde aquel Prometeo que descubrió el fuego hasta ese Icaro que intentó volar, e incluso aquel Jesús que declaran hijo del Padre y del Espíritu Santo, como si la madre que lo dio a luz fuera una incubadora o una nodriza.
Oriana Fallaci (Letter to a Child Never Born)
My baby is taking in the world, taking in me in front of her. I look into her eyes and feel myself absorbed by her like one liquid poured into another. Her eyes search mine under the frail porous muslin, which turns the harsh mountain sunlight to soft heat. Mother and daughter. Madre y hija.
Sarah Menkedick (Homing Instincts: Early Motherhood on a Midwestern Farm)
—Madre, hija, niño de tres años —insistí, empezando otra vez a enfadarme—. A nadie les importan una mierda. —¿Y qué? Nadie se preocupaba por ellos cuando estaban vivos. ¿Por qué esperas que se preocupen ahora que han muerto?
James Patterson (Along Came a Spider (Alex Cross, #1))
-[...] Pero el cielo... El cielo está desierto, madre –gemía la muchacha, con la frente perlada de sudor. –¿Y los pájaros, las mariposas? ¿El sol no cuenta? ¿La luna, las estrellas? Ámbar se encogió de hombros y se limpió la nariz con la manga. –Está vacío de su habitante. Hablar de los pájaros es como decir que las hormigas ocupan esta casa. Que las polillas son las dueñas. El dragón pensaba, hablaba. No me preguntes por qué, pues no sabría decírtelo, pero lo amé desde que lo vi . Al encontrar el colmillo sentí que se abría una puerta que ahora se cierra. Era un cometa viviente, una llama que respiraba. Ahora hay menos magia en nuestra vida. El mundo es un lugar más triste sin él . –Hija, ¿qué locuras dices? El dragón era malo. –También los hombres son malos, madre. Y él no era solamente malo. Era una estrella viva. Todos en el mundo somos más pobres sin él –respondió la muchacha. Cerró los ojos y volvió el rostro a la pared.
Verónica Murguía (Loba)
—¡ Pueblo!... ¿Y qué vas a hacer tú en un pueblo?— dijo Mauricia con expresión de desconsuelo, como una madre que se ocupa del porvenir de su hija—. Mira tú, y créelo porque yo te lo digo: más difícil es ser honrada en un pueblo chico que en estas ciudades grandes donde hay mucho personal, porque en los pueblos se aburre una; y como no hay más que dos o tres sujetos finos y siempre les estás viendo, ¡qué peine!, acabas por encapricharte con alguno de ellos. Yo conozco bien lo que son los pueblos de corto personal. Resulta que el alcalde, y si no el alcalde el médico y si no el juez, si lo hay, te hacen tilín, y no quiero decirte nada. En último caso, tanto te aburres, que te da un toque y caes con el señor cura…
Benito Pérez Galdós
Recordemos el cuento del Príncipe y el Dragón. Un matrimonio anciano que desea tener un hijo consulta a una comadrona que les aconseja que antes de dormir arrojen bajo la cama el agua con el que han lavado los platos. A la mañana siguiente descubren bajo la cama una flor con dos capullos, uno blanco y otro negro, y los recogen a ambos. Al cabo de unos meses la comadrona vuelve a ser llama da para asistir al parto. Lo primero que aparece es una lagartija viscosa que la comadrona, con el beneplácito semiconsciente de la madre, arroja por la ventana. Unos instantes después nace un hijo robusto y hermoso al que todos aman. Tanta admiración despierta que llega a prometerse en matrimonio con la hija del rey. Mientras tanto, el Dragón también va creciendo en secreto añorando a su hermano y a su familia, a quienes roba para poder seguir vivo y mantenerse caliente. De este modo, el Dragón termina desarrollando un carácter agrio, malhumorado y rencoroso. Cuando, el día de la boda el príncipe sale del castillo, su carruaje debe detenerse súbitamente porque un gigantesco Dragón le corta el paso revelándole que es su hermano perdido hace tiempo y le pide que le encuentre una novia o, en caso contrario, jamás volverá a ver a su prometida. Entonces, comienza el difícil proceso -que durará varios años- de encontrar una mujer que esté dispuesta a pasar toda una noche con el Dragón en una habitación. El punto crítico del relato reside en la escena en la que el Dragón sale de la oscuridad, declara su procedencia y reclama una muchacha que sea capaz de «amarle» tal como es. Hasta ese momento el Dragón se ha visto condenado a vivir como un criminal y un descastado. Ahora no quiere renunciar a ser como es.
Connie Zweig (Meeting the Shadow: The Hidden Power of the Dark Side of Human Nature)
Recordemos el cuento del Príncipe y el Dragón. Un matrimonio anciano que desea tener un hijo consulta a una comadrona que les aconseja que antes de dormir arrojen bajo la cama el agua con la que han lavado los platos. A la mañana siguiente descubren bajo la cama una flor con dos capullos, uno blanco y otro negro, y los recogen a ambos. Al cabo de unos meses la comadrona vuelve a ser llamada para asistir al parto. Lo primero que aparece es una lagartija viscosa que la comadrona, con el beneplácito semiconsciente de la madre, arroja por la ventana. Unos instantes después nace un hijo robusto y hermoso al que todos aman. Tanta admiración despierta que llega a prometerse en matrimonio con la hija del rey. Mientras tanto, el Dragón también va creciendo en secreto añorando a su hermano y a su familia, a quienes roba para poder seguir vivo y mantenerse caliente. De este modo, el Dragón termina desarrollando un carácter agrio, malhumorado y rencoroso. Cuando, el día de la boda el príncipe sale del castillo, su carruaje debe detenerse súbitamente porque un gigantesco Dragón le corta el paso revelándole que es su hermano perdido hace tiempo y le pide que le encuentre una novia o, en caso contrario, jamás volverá a ver a su prometida. Entonces, comienza el difícil proceso -que durará varios años- de encontrar una mujer que esté dispuesta a pasar toda una noche con el Dragón en una habitación. El punto crítico del relato reside en la escena en la que el Dragón sale de la oscuridad, declara su procedencia y reclama una muchacha que sea capaz de «amarle» tal como es. Hasta ese momento el Dragón se ha visto condenado a vivir como un criminal y un descastado. Ahora no quiere renunciar a ser como es.
Connie Zweig (Meeting the Shadow: The Hidden Power of the Dark Side of Human Nature)
Como su hija, que ni me conocía, su hija que no se atrevió a ser madre pero dispuso de mi cuerpo como si fuera de ella, así como hoy usted, que no vino a saldar una deuda sino a cometer el mismo delito, veinte años después. La mira y repite, usted vino a usar mi cuerpo.
Claudia Piñeiro (Elena sabe (Kindle Edition))
Cualquier creación artística es hija de su tiempo y, la mayoría de las veces, madre de nuestros propios sentimientos. Igualmente, cada periodo cultural produce un arte que le es propio y que no puede repetirse. Pretender revivir principios artísticos del pasado puede dar como resultado, en el mejor de los casos, obras de arte que sean como un niño muerto antes de nacer. Por ejemplo, es totalmente imposible sentir y vivir interiormente como lo hacían los antiguos griegos.
Wassily Kandinsky (De lo espiritual en el arte (Spanish Edition))
Las travestis son un sinsentido. Se arrancaron de la hombría y escaparon de la hembritud. No se convirtieron en madres ni en hijas. Son peligro erótico. Son pecado. Sienten envidia. Desean al hombre de la prójima. De su cuidado huyen como la tía Encarna nos advirtió.
Daría #LaMaracx (Pasivas: Bitácora sexual)
El padre, el primer amor de las hijas, el primer superhéroe de los hijos, el que espanta los fantasmas por las noches y simula ser caballo por el día, cabalgando con el crío sobre los hombros, la figura que se utiliza como amenaza cuando la autoridad de la madre se vuelve débil. El que atemoriza y protege a la vez, el que se convierte en el ideal del hombre para la niña que cuando crece se enamora y busca en otro varón las características del progenitor.
Rayo Guzmán (Cuando papá lastima: Reconstruyendo la capa del superhéroe (Spanish Edition))
Latinoamérica: hija del buen salvaje, esposa del buen revolucionario y madre del nuevo hombre
Carlos Rangel
Madre e hija se saludaron a través de la ventana, de lejos, sin tocarse, porque Hortence no podía dejar la cama a causa de la pierna enferma. Aprecié la suerte de haber sido deportada sola, si parientes. Vi en el rostro de ambas, de la madre y de la hija, una máscara de sufrimiento nueva, rara en el campo, la máscara del dolor por sufrimiento ajeno. No volví a envidiar a Hortence, ni siquiera cuando acababa los guisantes o el pan. Era más desgraciada que yo.
Lidia Beccaria Rolfi (Le donne di Ravensbrück: Testimonianze di deportate politiche italiane)
En la mesa vecina a la mía se había instalado una familia tipo (padre, madre, hijo, hija) argentina (el señor mirando el Rodin, la señora diciéndole algo en voz baja, la hija tratando de escuchar lo que decía la madre, y el hijo con cara de culo).
Sergio Bizzio (Era el cielo (Spanish Edition))
El pecado actual refleja el pecado original de la misma forma como lo hace una hija con su madre.
William Ames (La Medula De La Sagrada Teologia: La Mente y el Corazón de un Puritano (Spanish Edition))
Dije que los libros transtornan, especialmente a las mujeres, y conté de la madre de Susana que leyó unas cuantas páginas en su vida pero eso bastó para que lo abandonara todo, de Susana que siempre soñó con escribir aunque fuera sólo uno, de mi madre que me crió obedeciendo al pie de la letra las instrucciones de varios, de mí que partí a un país lejano y desconocido en busca de lo que ellos ofrecen y de mi hija que ni los mira.
Sara Sefchovich (Vivir la vida)
Era lento el asunto. No solo les tocaba despejar el peso de la presencia real de los hombres, sino la del juez interiorizado, el hombrecito menudo, que con el índice siempre enrostrado y cara de padre, o cura, o tío o hermano estaba plantado como un busto augusto y austero en medio de los parques umbrosos de los cerebros femeninos, recordándoles o que eran hijas de Eva: pecadoras; hijas de mala madre: putas; hijas de la Barbie: idiotas; hijas de la Virgen María: niñas decentes; hijas de madres mejores que ellas que no se creían las divinas garzas: mujeres calladas y bien portadas... La ristra de modelos femeninos santificados o despreciados eran retratos planos, de una sola dimensión; o esto o lo otro; por norma general negaban la totalidad de lo que significaba ser mujer.
Gioconda Belli
(...) conscientemente revisó la historia de Nikita y se dio cuenta de que, aunque a su madre siempre le había gustado el poder, lo había buscado con híper-impulso hace veintinueve años y medio. Después del nacimiento de una hija cardinal E que necesitaba toda la protección que su madre pudiera proporcionarle.
Nalini Singh (Shards of Hope (Psy-Changeling, #14))
Desde la época del pontífice Sergio III, hasta la muerte del papa Juan XII, transcurre un periodo triste y muy convulso. Un periodo donde había dos rameras, por ejemplo, que influyeron en las decisiones substanciales de los papas. Sus nombres eran Teodora y Marozia, madre e hija respectivamente. Este periodo se le llegó a denominar con el patronímico de pornocracia. Un término que fue acuñado en el siglo XVI por el cardenal Caesar Baronius.
Emanuel Tomas (El burdel del papa)
Luego Dios le dio al pueblo las siguientes instrucciones:* 2 «Yo soy el SEÑOR tu Dios, quien te rescató de la tierra de Egipto, donde eras esclavo. 3 »No tengas ningún otro dios aparte de mí. 4 »No te hagas ninguna clase de ídolo ni imagen de ninguna cosa que está en los cielos, en la tierra o en el mar. 5 No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación. 6 Pero derramo amor inagotable por mil generaciones sobre los* que me aman y obedecen mis mandatos. 7 »No hagas mal uso del nombre del SEÑOR tu Dios. El SEÑOR no te dejará sin castigo si usas mal su nombre. 8 »Acuérdate de guardar el día de descanso al mantenerlo santo. 9 Tienes seis días en la semana para hacer tu trabajo habitual, 10 pero el séptimo día es un día de descanso y está dedicado al SEÑOR tu Dios. Ese día, ningún miembro de tu casa hará trabajo alguno. Esto se refiere a ti, a tus hijos e hijas, a tus siervos y siervas, a tus animales y también incluye a los extranjeros que vivan entre ustedes. 11 Pues en seis días el SEÑOR hizo los cielos, la tierra, el mar, y todo lo que hay en ellos; pero el séptimo día descansó. Por eso el SEÑOR bendijo el día de descanso y lo apartó como un día santo. 12 »Honra a tu padre y a tu madre. Entonces tendrás una vida larga y plena en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da. 13 »No cometas asesinato. 14 »No cometas adulterio. 15 »No robes. 16 »No des falso testimonio contra tu prójimo. 17 »No codicies la casa de tu prójimo. No codicies la esposa de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su burro, ni ninguna otra cosa que le pertenezca».
Anonymous (La Biblia en un año NTV (Spanish Edition))
...ya no pensó en lamentarse, sino que se sintió invadida por una sensación de paz completa. Recordó las circunstancias de su nacimiento, como hija harami de una vulgar aldeana... Sin embargo abandonaba este mundo como una mujer que había amado y había sido correspondida. Lo abandonaba como amiga, compañera y protectora. Como madre... era el fin legitimo para una vida de origen ilegitimo...
Khaled Hosseini (A Thousand Splendid Suns)
Los dos monarcas eran primos, pues la madre del káiser y la suegra del zar habían sido hermanas, ambas hijas de la reina Victoria.
Ken Follett (La caída de los gigantes)
No hace mucho una madre, preocupada, me preguntaba cuándo dejaría su hija de año y medio de ser tan egoísta; cuándo aprendería a compartir. ¿Por qué el aprender a compartir obsesiona tanto a algunos padres y educado- res? ¿De qué les va a servir a los niños aprender una cosa así? Los adultos no compartimos casi nada. Un ejemplo. Isabel, no llega a dos añitos, juega en el parque con su cubo, su palita y su pelota, bajo la atenta y cariñosa mirada de mamá. Claro, como le faltan manos, en ese momento solo la pala está bajo su posesión directa, y el cubo y la pelota yacen a cierta distancia. Se acerca un niño desconocido, más o menos del mismo tamaño, se sienta al lado de Isabel y sin mediar palabra agarra la pelota. Isabel llevaba diez minutos sin hacer ningún caso de la pelota, y en un principio sigue tan tranquila dando golpes en el suelo con su pala. ¿Tan tranquila? Un observador atento habrá notado que los golpes son un poco más fuertes, y que Isabel vigila la pelota por el rabillo del ojo. El recién llegado, por su parte, parece plenamente consciente de que pisa terreno resbaladizo; apar- ta la pelota, observa el efecto, la vuelve a acercar... Para que no haya lugar a malentendidos, Isabel advierte: «¡É mía!»; y al poco se cree obligada a especi- ficar: «¡Pelota é mía!». El intruso, que aparentemente todavía no domina las frases de tres palabras (o tal vez, simplemente, prefiere no comprometerse), se limita a repetir: «¡Pelota, peloooota, pota!». Temerosa sin duda de que estas palabras equivalgan a una reclamación de propiedad, Isabel decide recuperar la plena posesión de su pelotita verde. El intruso no ofrece demasiada resis- tencia, pero en un descuido logra hacerse con el cubo. Isabel juega unos minu- tos, satisfecha con la pelota recién recuperada, pero de pronto parece inquieta. ¿Y el cubo? ¡Pero adónde vamos a llegar! Y así podemos pasar media tarde. Unas veces, Isabel cederá de buen grado, durante unos minutos, el disfrute de alguna de sus posesiones. Otras veces lo tolerará de mal grado. Otras no lo tolerará en absoluto. En ocasiones, ella misma ofrecerá al otro niño su propia pala a cambio de su propio cubo. Puede haber algunos llantos y gritos por ambas partes; pero, en todo caso, es proba- ble que su nuevo «amigo» consiga bastantes minutos de juego relativamente pacífico. Es muy posible también que ambas madres intervengan. Y aquí se produce un hecho que nunca deja de sorprenderme: en vez de defender como una leona a su cría, cada madre se pone de parte del otro niño. «Venga, Isabel, déjale la pala a este niño.» «Vamos, Pedrito, devuélvele a esta niña su pala.» En el me- jor de los casos, la cosa quedará en suaves exhortaciones; pero no pocas ve- ces las madres compiten en una loca carrera de generosidad (¡qué fácil es ser generoso con la pala de otro!): «¡Ya está bien, Isabel, si te vas a portar así, mamá se enfada!». «¡Pedrito, pide perdón ahora mismo, o nos vamos!» «¡Dé- jelo, señora, que juegue, que juegue con la pala! Es que esta niña es una egoísta...» «¡Huy, pues el mío es tremendo! Tengo que estar todo el día detrás, porque siempre está chinchando a otros niños y quitándoles las cosas...» Y así acaban los dos castigados, como pequeños países en conflicto que podrían haber llegado fácilmente a un acuerdo amistoso si no hubieran intervenido las dos superpotencias. Escenas como esta, mil veces repetidas, hacen que a veces consideremos egoístas a nuestros hijos. Nosotros compartiríamos sin dudarlo una pala de plástico y una pelota de goma. Pero ¿realmente somos más generosos que ellos, o es que los juguetes nos traen sin cuidado? Es preciso poner las cosas en perspectiva. Imagine que es usted la que está sentada en un banco del parque escuchando música. A su lado, sobre el ban- co, su bolso sobre un periódico doblado. En esto se acerca un desconocido, se sienta a su lado y sin mediar palabra se pone a
Anonymous
Acuérdate, hijo, del Señor todos los días y no quieras pecar ni transgredir sus mandamientos; practica la justicia todos los días de tu vida y no andes por caminos de injusticia, 6 pues si te portas según verdad, tendrás éxito en todas tus cosas, 7 como todos los que practican la justicia. "Haz limosma con tus bienes; y al hacerlo, que tu ojo no tenga rencilla. No vuelvas la cara ante ningún pobre y Dios no apartará de ti su cara. 8 Regula tu limosma según la abundancia de tus bienes. Si tienes poco, da conforme a ese poco, pero nunca temas dar limosna, 9 porque así te atesoras una buena reserva para el día de la necesidad. 10 Porque la limosna libra de la muerte e impide caer en las tinieblas. 11 Don valioso es la limosma para cuantos la practican en presencia del Altísimo. 12 "Guárdate, hijo, de toda impureza y, sobre todo, toma mujer del linaje de tus padres; no tomes mujer extraña que no pertenezca a la tribu de tu padre, porque somos descendientes de profetas. Recuerda, hijo, que desde siempre nuestros padres Noé, Abraham, Isaac y Jacob tomaron mujeres de entre sus hermanos y fueron bendecidos en sus hijos, de modo que su estirpe poseerá la tierra en herencia. 13 Así pues, hijo, ama a tus hermanos; no tengas con tus hermanos, ni con los hijos y las hijas de tu pueblo, corazón soberbio, en orden a tomar para ti mujer de entre ellos; pues la soberbia acarrea la ruina y prolija inquietud; y la ociosidad, bajeza y extrema penuria; porque la ociosidad es madre de la indigencia. 14 "No retengas el salario de los que trabajan para ti; dáselo al momento. Si sirves a Dios serás recompensado. Pon cuidado, hijo, en todas tus acciones y muéstrate educado en toda tu conducta. 15 No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan. No bebas vino hasta emborracharte y no hagas de la embriaguez tu compañera de camino. 16 "Da de tu pan al hambriento y de tus vestidos al desnudo. Haz limosna de todo cuanto te sobra; y no tenga rencilla tu ojo cuando hagas limosna. 17 Esparce tu pan sobre la tumba de los justos, pero no lo des a los pecadores. 18 "Busca el consejo de los prudentes y no desprecies ningún aviso saludable. 19 Bendice al Señor Dios en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus caminos y que llegen a buen fin todas tus sendas y proyectos. Pues no todas las gentes tienen consejo; es el Señor quien da todos los bienes y, cuando quiere, eleva o abata hasta lo profundo del Hades. Así, pues, hijo, recuerda estos mandamientos y no permitas que se borren de tu corazón. 20 "También quiero decirte que dejé en depósito a Gabael, hijo de Gabrí, en Ragués de Media, diez talentos de plata. 21 No debes preocuparte, hijo, porque seamos pobres. Muchos bienes posees si temes a Dios, huyes de todo pecado y haces lo que es bueno ante el Señor tu Dios.
Isaac Meany (Biblia Católica (Spanish Edition))
Cuán cierto es que la osadía es hija de la inocencia y madre de la sátira.
Fernando García Pañeda (Gentes del club)
Alguien que a toda hora se queja con amargura de tener que soportar su cruz (esposo, esposa, padre, madre, abuelo, abuela, tío, tía, hermano, hermana, hijo, hija, padrastro, madrastra, hijastro, hijastra, suegro, suegra, yerno, nuera) es a la vez la cruz del otro, que amargamente se queja de tener que sobrellevar a toda hora la cruz (nuera, yerno, suegra, suegro, hijastra, hijastro, madrastra, padrastro, hija, hijo, hermana, hermano, tía, tío, abuela, abuelo, madre, padre, esposa, esposo) que le ha tocado cargar en esta vida, y así, de cada quien según su capacidad y a cada quien según sus necesidades. AUGUSTO MONTERROSO, "La vida en común
David Trueba (Abierto toda la noche)
¡Oh, señora condesa, parece que ha adivinado usted mi pensamiento! Como usted, yo he observado la corrupción de las costumbres, hija de la desenvoltura francesa; como usted, he observado el descuido de las madres, la ceguera de los padres, la malicia de las tías, la complicidad de las primas y la debilidad de las abuelas; y he dicho: «orden, rigor, cautela, reclusión, tiranía, o si no dentro de poco la sociedad se precipitará en los abismos del pecado».
Benito Pérez Galdós (Cádiz)
Las niñas deberían tener un montón de ropa vieja y resistente para que no les preocupara ensuciarse cuando pintan o juegan con agua o pegamento; de ese modo no se asustarían al mancharse la ropa o la piel. En realidad, las niñas pequeñas no necesitan ropa fina ni prendas de moda. De hecho, a estas niñas pequeñas, las prendas excesivamente ornadas y vistosas solo les fomentan una preocupación por su aspecto. La moda de los pequeños es para satisfacer el gusto de los padres; si crees que tu hija no está lo bastante mona con una camiseta y un pantalón de peto, lo que tienes que hacer es mirar menos revistas. (No hay nada más triste que ver a una cría vestida con un trajecito cursi y muy «femenino», pues que lo único que puede hacer con esa ropa es sentarse y poner carita de niña «buena».) Hace poco una madre me dijo: «Antes solía decirle a mi niña de dos años: “Este vestido te queda precioso”, o “Qué mona estás”. Pero ahora le digo: “Ponte estas bambas (o estas botas de agua), así podrás correr y jugar”».
Steve Biddulph (Educar niñas)
—[...] Tiene unas manos maravillosas; mi madre las habría llamado manos de mago. Mi padre sonrió. —Las ha heredado de su madre: delicadas pero fuertes. Perfectas para fregar cacharros, ¿verdad, mujer? Mi madre le dio un manotazo; luego le cogió una mano a su esposo y se la abrió para enseñársela a Ben. —Mi hijo tiene las mismas manos que su padre: elegantes y suaves. Perfectas para seducir a las hijas de los nobles. —Mi padre quiso protestar, pero ella no le hizo caso—. Con esos ojos y esas manos, no habrá ni una sola mujer a salvo en el mundo cuando mi hijo empiece a correr detrás de las faldas. —Cuando empiece a cortejar doncellas, querida —la corrigió mi padre.
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
Hay tres cosas que andan danzando en una misma cuerda: la dispersión, la angustia y la obsesión. Ellas tres actúan entre sí como madres e hijas, como causa y efecto. Pero, muchas veces, no se sabe quién engendra a quién, quién es la madre y quién es la hija.
Ignacio Larrañaga (El arte de ser feliz)
—No importa. Es necesario que conozca ese nuevo género de esclavitud, que en nuestro ambiente de hombres sin carácter impone a la hembra joven, sutil, voluptuosa, asesorada por la anciana técnica en las flaquezas del sexo masculino.  ¿No estaba yo en camino de ello? ¿No comenzaba a impregnarme de esa complicidad de tres, que eslabona una turbia junta, en la cual la madre termina por sonreír con un esguince sonrojado, al novio y a la hija, que a ella misma le consta que han estado, unos minutos antes, ayuntándose incompletamente sobre los almohadones de la sala?
Roberto Arlt (EL AMOR BRUJO: Novela (Spanish Edition))
Mucho de lo que escribió hace décadas y no ha vuelto a leer ahora lo anima. Estos apuntes son sus años guardados. Va extrayendo años de los bolsillos y los va recorriendo. Nunca se confunden, se mantienen separados y le muestran nuevos significados para los cincuenta años siguientes. ¿Con qué se confrontarán entonces? ¿Con qué criaturas? ¿Torcidas, distorsionadas, dispersas, estiradas? ¿Pasarán sus frases miedo entre tales criaturas? ¿Se ahogarán, se ahorcarán, se asfixiarán? ¿Qué frase posee la fuerza suficiente para mirarle a ese futuro a los ojos? Marx está fuera de lugar. Freud le sigue. Hay miles y miles de ordenadores. ¿Millones? Las estrellas se desintegran ante mis ojos. Ni una sola imagen se sostiene. Lo que Hera restauró está ahora guardado en algún lugar recóndito de Japón. Allí irá a parar a la hoguera de su comprador, que también arderá. Maravillas de Van Gogh, ¿quién os recomprará antes de que esto ocurra? Lo más odiado ha prevalecido. Mucho dinero lo compra todo. Las almas del pasado que dan voces tienen un precio antes de pegarse un tiro en la sien. Ahora espero la llamada de Johanna por la mañana como antes esperaba la de Hera. Como si la madre se ocultara en la hija y escuchara secretamente cuando ella me habla. Algún día no podrá contenerse y dirá dos palabras en medio de la conversación, y yo me desplomaré muerto de felicidad.
Elias Canetti (Il libro contro la morte)
Eres demasiado seria -Le decía su madre, como luego me dirían a mi-. Intenta divertirte, hija, los dias luminosos pasan pronto, y luego lamentamos no haberlos disfrutado.
Espido Freire (Llamadme Alejandra)
Soy tu madre, hijo mío. Y también seré tu esposa, tu hija, y tu hermana. La mujer de tu amigo y la amante de tu enemigo. Soy la pregunta que busca formularse y la respuesta que teme encontrarse, el agua que hace tambalear las ciudades cuando al fin da con el camino hacia la superficie. Soy el hambre, pero tambien la comida y la saciedad. Te dirán que soy maldita y lo creerás, pero aún así me amarás. Soy, y porque soy, ustedes son, pero eso no me lo perdonarán, y me desharán en ecos y sombras hasta que yo encuentre mi propia voz.
Cecilia Solá (Cartas para la manada)
De pastor a evangelista de tiempo completo Cuando el avivamiento comenzó a disminuir en Dallas, el único hijo varón de Fred y Estella, Vernon, de 4 años, se enfermó y murió de forma repentina. Unos meses después de la pérdida, Fred renunció a la iglesia que había pastoreado y amado. Después de años de estudiar la Palabra, él había llegado a la conclusión de que hablar en lenguas no era la única evidencia inicial del bautismo en el Espíritu Santo. Los otros miembros del consejo fundador de las Asambleas de Dios no estaban de acuerdo con Bosworth; creían unánimemente que las lenguas eran la evidencia inicial del bautismo y que ese debía ser uno de los principios irrefutables de la denominación. Un compañero ministro en el área de Dallas comenzó a difundir rumores sobre él, acusándolo de herejía entre las iglesias pentecostales. Silenciosamente y sin protestar, Bosworth entregó sus documentos de ordenación a las Asambleas de Dios en julio de 1918. Fue invitado a presentar sus creencias ante el Concilio General una vez más acerca de por qué el hablar en lenguas no tiene por qué ser la evidencia inicial del bautismo en el Espíritu Santo. Él lo hizo con un corazón humilde, presentando sus creencias apasionadamente. El consejo lo escuchó pero votó en contra de sus propuestas y se separaron. Con poco tiempo para recuperarse de estas tremendas decepciones, Fred se enfrentó a otra gran tragedia. Estella había sido una gran ayuda durante dieciocho años, pero en su gran pasión por el ministerio, a menudo se esforzaba demasiado. Cuando su salud se declinó, ella continuó ignorando el reposo en cama que necesitaba. A principios de 1919, desarrolló una tos que rápidamente se convirtió en neumonía y luego en tuberculosis. A pesar de que las oraciones por su sanidad aumentaron en gran escala, Estella Bosworth murió el 16 de noviembre de 1919, dejando a dos hijas sin madre. Fred había visto innumerables sanidades como resultado de la oración respondida, lo que hacía que la muerte de su esposa pareciera una tragedia aún mayor, pero nunca abandonó su fe en un Dios fiel y vivo.
Roberts Liardon (Los generales de Dios 4: Los evangelistas de sanidad (Spanish Edition))
Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedida hija de Adaía de Boscat.
Anonymous (Las Sagradas Escrituras (Jubilee Bible 2000))
La Madre piensa que su hija tiene un trabajo , una vida . No sabe que todos sus días son días libres , y , al mismo tiempo , imposibles de vivir .
Sabina Urraca (El celo)
lo que se oculta es eso que saben las madres del Once: que a una hija hay que casarla no porque no pueda ser feliz sola, sino porque alguien la tiene que mantener. Parte del trabajo de deconstrucción que hay que hacer sobre el amor romántico implica visibilizar que esta disociación entre amor y economía, y amor y política.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger)
Pero no dejes que la impaciencia te defina —le dijo Violet, con dulzura—. Porque eres mucho más que eso. Eres mucho más que eso y a veces tengo la sensación de que lo olvidas —sonrió; la sonrisa afable de una madre que se despide de su hija—. Dale tiempo, Eloise. Sé paciente. No presiones demasiado.
Julia Quinn (A Sir Phillip, con amor (Bridgerton, #5))
¿Me peleaba mucho con Thalia, dado que era hija de Zeus? (Ésa no la respondí.) Si la madre de Annabeth era Atenea, la diosa de la sabiduría, ¿cómo no se le había ocurrido nada mejor que tirarse por el acantilado? (Tuve que contenerme para no estrangularlo.) ¿Annabeth era mi novia? (A esas alturas ya estaba a punto de meterlo en un saco y arrojárselo a los lobos.)
Rick Riordan (La maldición del Titán (Percy Jackson y los dioses del Olimpo 3))
A la media noche del 8 de octubre del 2017, el teléfono sonó en su casa ubicada en las colinas de Santa Rosa en California. Jan despertó y contestó el teléfono; era su hija Zoe, quién vivía en San Francisco. “¡Ustedes tienen que salir!” le suplicaba Zoe a su madre. Jan miró por la ventana y vio un resplandor rojizo. Alimentado por fuertes vientos, el incendio de Tubbs –el más destructivo incendio forestal en la historia de California- se acercaba rápidamente.
Steve Wohlberg (La Advertencia Final de Dios: El Mensaje De Los Tres Angeles (Spanish Edition))
«Sois un poco demasiado severa con  esa pobre joven. No hay necesidad de reprenderla tanto, pues tiene buenos deseos. Decidle que por mucho que tropiece no se asombre ni se impaciente consigo misma; que vuelva su mirada hacia nuestro Señor, que desde el Cielo la ve como un padre a una hija que, todavía débil, está empezando a dar los primeros pasos, y le dice: «Despacio, hija mía». Y si cae la anima: «Te has caído, pero no importa, no llores», se acerca y le   tiende la mano. Si esa joven es una niña en humildad, y sabe que es una niña, no se asombrará de caer y no caerá de tan alto» (Carta a la Madre Angélica Arnaud, 534). El
Claude-Joseph Tissot (El arte de aprovechar nuestras faltas)
Bingo Octubre- Noviembre- Diciembre" Albus Dumbledore: Memorias del subsuelo. Pone en cuestionamiento la personalidad de las personas y cuestiona al formalismo ruso. Minerva Mcgonagall: Monologos de la vagina. Diferentes discurso de mujeres sobre sus experiencias con la vagina. Alastor Moody: El manifiesto Comunista. Marx critica al capitalismo y da sus pensamientos comunistas. Potter & Longbottom: Almendra. Yunjae, pierde a su abuela en un raro accidente y su madre cae en coma; asi èl tiene que enfrentarse solo a las dificultades de la vida. Sirius Black: Tres espejo; espada. Jin es un campesino que por las vueltas de la vida se convierte en un desertor y en consecuencia en el mejor pirata de la historia. Bemys & Nymphadora: Tres espejos: luna. Yue, es una jovencita de un pueblo de la antigua china, que se enamora de u granjero llamado Jian. Ella siendo de una clase mas alta. Familia Weasley: Mansfield Park. Fanny es una niña cuando sus tios con mejor posiciòn economica se la llevan a Mansfield park para darle una mejor educacion. Kingsley Shacklebolt: Sombra y Hueso. Alina Starkow no espera mucho de la vida hasta que un dia descubre que es una grisha y tiene que luchar contra el señor oscuro. Severus Snape: Quien sabe si mañana seguiremos aqui: Un asesino en serie, que sufre de alzheimer, esta seguro de que su hija esta de novia con otro asesino en serie y hace todo lo posible para salvarla.
Jane Austen
El narcisismo ha encontrado una nueva vida en las redes sociales, donde la autopromoción es tan frecuente y donde los insultos son tan comunes. La gente se vende a sí misma de una forma u otra, o degrada los esfuerzos de otra persona por hacer lo mismo. Los algoritmos alimentan las noticias en función de las preferencias de los usuarios, creando un ciber mundo que refleja la imagen idealizada del usuario. Facebook y Twitter están plagados de narcisistas, aunque Facebook ofrece más oportunidades para el exhibicionismo, que el narcisista ansía.
James Hoskins (Madres Narcisistas Y La Recuperación Del Abuso: Libro De Trabajo De Sanación Para Hijos E Hijas: Cómo Recuperarse Del Abuso Emocional Encubierto, Superar ... Futuras Relaciones Tóxicas (Spanish Edition))
España levantó, edificó universidades, difundió la cultura, formó hombres, e hizo mucho más; fundió y confundió su sangre con América y signó a sus hijas con un sello que las hace, si bien distintas a la madre en su forma y apariencias, iguales a ella en su esencia y naturaleza. Incorporó a la suya la expresión de un aporte fuerte y desbordante de vida que remozaba a la cultura occidental con el ímpetu de una energía nueva. Y si bien hubo yerros, no olvidemos que esa empresa, cuyo cometido la Antigüedad clásica hubiera discernido a los dioses, fue aquí cumplida por hombres, por un puñado de hombres que no eran dioses aunque los impulsara, es cierto, el soplo divino de una fe que los hacía creados a la imagen y semejanza de Dios
Marcelo Gullo (Madre patria)
LA DIOSA SABE Lo que es, en las profundidades de nuestras Almas, como un río fluirá Nuestras direcciones demasiado desplegadas. La Diosa conoce tanto el nacimiento como la muerte Abre nuestras Almas a la divinidad dentro de nuestra sagrada Totalidad Las Almas saben. El amor sabe. La Diosa sabe. Dentro de la Tierra a 108 pies de profundidad Todo va lo que no Nos Bendice. Bendice a tu Madre Hija Amante Esposa Pues la Diosa así se deleita cuando tu nacimiento engendra revelación. 108 pies de profundidad La Diosa conoce dentro de eso lo que nosotros lloramos Nuestra Alma cosecha. Ámate Ama a los demás Sé Honesto Amable Amoroso – Quédate en la luz pues es tan brillante. La Diosa sabe y bendice nuestra Alma.
Ulonda Faye
Hasta los hijos de un mismo padre y madre, que viven en un mismo hogar familiar y que han tenido una formación similar, tienden a heredar traumas distintos y a vivir destinos diferentes. Por ejemplo, el primer hijo tiende a portar consigo lo que no está resuelto en el padre, y la primera hija tiende a portar lo que no está resuelto en la madre; aunque no siempre sucede así. También puede darse el caso inverso. Los hijos posteriores de la familia tienden a portar diversos aspectos de los traumas de sus padres, o elementos de los traumas de los abuelos.
Mark Wolynn (Este dolor no es mío (Spanish Edition))
Y don Raúl, doblegado y aturdido y herido de muerte por un revoltijo de enfermedades, sólo atinó a contestarle «ustedes lo que están es metiéndome venenos e infectándome con sus virus a mí porque saben muy bien que si yo sigo vivo voy a seguir denunciando que a mi hijo me lo mataron porque él un día me llamó a contarme que acababa de tener a una hija que ya no quieren dejarnos ver y no sabemos dónde está y también a decirme “papá: yo me voy a salir del ejército porque esto se está poniendo muy feo” y “papá: aquí quieren que yo mate a unos muchachos que no han hecho nada para hacerlos pasar por guerrilleros y yo eso sí no lo voy a hacer”, y yo le contesté “mijo: usted es el que sabe bien qué hacer”, y entonces, como él se negó a matar a los hijos de las madres de Soacha, a él lo empezaron a envenenar como ustedes me están envenenando a mí y se lo llevaron a El Tarra maniatado y atontado con drogas para pegarle un tiro en la cabeza que le destrozó el cráneo, y luego el puntero de la cuadrilla le pegó un tiro al puntero que me lo mató para echarle tierra al asunto, y todo era para que mi hijo no saliera a la calle ni a la justicia a decirle a la gente, que la gente cree lo que quiere creerse, que los soldados de Colombia, por órdenes de los altos mandos militares en colaboración con los presidentes de la república que hemos tenido en los últimos años, han estado asesinando muchachos inocentes con el objetivo de decirle al mundo que están ganando esta guerra pero esta guerra son ellos matando inocentes nada más para que esto no se acabe nunca y se nos vaya la vejez a las unas y a los otros pidiéndole a Dios por las almas de todos y para que se me vaya a mí la eternidad diciéndoles a todos que he denunciado el crimen del Mono en El Ubérrimo y en la Plaza de Bolívar y en el Capitolio y en la Casa de Nariño y en la Fiscalía y en la Procuraduría y en la Defensoría y en la Personería y en las organizaciones de derechos humanos y en la ONU y en la Corte Penal Internacional, que en ninguna parte del Estado han querido investigar nada de nada porque todos son vendidos y todos son cómplices callados con plata detrás de este derramamiento de sangre como yo digo con mis volantes y con las pancartas —que yo puse en mi camión que me compré después de vender todo lo que trabajé yo en la vida y lo tuve que parquear en Bogotá porque ya me había ido por todo el país—, y siempre han querido callarme a mí, a Raúl Carvajal Pérez, con platas y con calabozos y con amenazas de muerte, pero ya están es matándome porque están convencidos de que lo único que les queda es mi muerte».
Ricardo Silva Romero (El libro del duelo (Spanish Edition))
La distancia son las sorpresas y los detalles. Son las notas de voz eternas, la diferencia horaria, los cumpleaños por Skype y los mil «te echo de menos» por WhatsApp. Es acordarse de otra persona al ver o escuchar cualquier cosa, y no poder evitar enviárselo. La distancia es asumir que eres la amiga que nunca está y que tu madre tenga que asumir que eres su hija invisible, que eso cuesta un poquito más… La distancia es aprender a vivir por uno mismo, a simplemente ser. Es pasar días muy malos y días muy buenos. Días de querer dejarlo todo y días de querer quedarse ahí para siempre. Es sentirse completamente solo y de golpe darse cuenta de que tu gente está ahí, aunque sea lejos. Y aprender que eso significa que NUNCA estarás solo, porque a veces el corazón va donde la voz no llega. Porque la distancia separa cuerpos, no corazones.
Irene del Valle (Ni de aquí ni de allá (Spanish Edition))
Había sido fugitivo sin hogar, separado de su madre a quien nunca volvió a ver; trabajó siete años por la que amó, solamente para ser vilmente defraudado; trabajó veinte años al servicio de un pariente codicioso y rapaz; vio aumentar su riqueza y crecer a sus hijos en su derredor, pero halló poco regocijo en su contenciosa y dividida familia; se sintió dolorido por la vergüenza de su hija, por la venganza de los hermanos de esta, por la muerte de Raquel, por el monstruoso delito de Rubén, por el pecado de Judá, por el cruel engaño y la malicia perpetrada contra José.
Ellen Gould White (Patriarcas y Profetas (El Gran Conflicto nº 1) (Spanish Edition))
Un cuerpo que se cree era el de Rhaenys Targaryen fue encontrado más tarde junto al cadáver de su dragón, pero estaba tan calcinado que nadie pudo asegurarlo. La amada hija de Lady Jocelyn Baratheon y el Príncipe Aemon Targaryen, fiel esposa de Lord Corlys Velaryon, madre y abuela, la Reina Que Nunca Fue, vivió sin miedo, y murió en medio de sangre y fuego. Tenía cincuenta y cinco años.
George R.R. Martin (Fuego y sangre (Canción de hielo y fuego): 300 años antes de Juego de tronos. Historia de los Targaryen)
Ningún niño debería jamás crecer sin una familia o en un entorno violento, en una casa de adopción u orfanato. Nadie que quiera formar una familia debería renunciar a ella por no poder concebir naturalmente. Nadie que quiera adoptar debería dejar de cumplir ese deseo por falta de información o por temor a lo desconocido. Y si una madre o padre biológicos no pueden ofrecerle a su hijo o hija la vida que merecen y necesitan, deberían poder considerar siempre la adopción.
Marisa Lacouture (En tu amor encontre mi hogar: Testimonio de una madre adoptiva (Spanish Edition))
No me olvidaré jamás de la angustia de una madre que me dijo que la obligaban a desnudar a su hija y a observar cómo la violaban los perros a los que habían adiestrado para aquel deporte de manera especial los nazis.
Olga Lengyel (Los hornos de Hitler (Spanish Edition) by Olga Lengyel (2013-02-28))
—Mi madre me decía que no tomara nada parecido —dijo Emmeline. —¡Te lo decía tu madre!—dijo Cassy, poniendo amargo y conmovedor énfasis en la palabra «madre»—. ¿De qué sirve que las madres nos digan nada? A todos nos venden y pagan por nosotros con dinero, y nuestras almas pertenecen al que nos compra. Así son las cosas. Conque yo te digo que bebas brandy; bebe todo lo que puedas, y te hará más fáciles las cosas. —¡Ay, Cassy, compadécete de mí! —¡Compadecerme de ti! ¿Acaso no te compadezco? ¿No tengo una hija... Dios sabe dónde está y de quién es ahora... que irá por el mismo camino que fue su madre antes que ella, supongo, y por el que irán sus hijas después? ¡No acabará la maldición, jamás! —¡Ojalá no hubiera nacido! —dijo Emmeline, retorciéndose las manos. —Ése es un viejo deseo mío —dijo Cassy
Beecher-Stowe Harriet (La cabaña del tío Tom (Classic bestseller) (Spanish Edition))
Sabe usted, querido amigo, que en nuestra sociedad existen tres hombres, el Sacerdote, el Médico y el Hombre de justicia, que no pueden estimar el mundo? Tienen vestimentas negras, quizá porque llevan el duelo de todas las virtudes, de todas las ilusiones. El más desgraciado de los tres es el abogado’. Cuando la gente acude al sacerdote, le explica, lo hace con remordimiento, con arrepentimiento, con creencias que la engrandecen y le confieren interés, y que en cierto modo consuelan el alma del mediador. ‘Pero nosotros los abogados’ —y aquí Díaz-Varela me leyó en español de la última página de la novela, traduciendo sobre la marcha sin duda, no es que se hubiera preparado una versión—, ‘nosotros vemos repetirse los mismos sentimientos malvados, nada los corrige, nuestros bufetes son cloacas que no se pueden limpiar. ¡De cuántas cosas no me he enterado al desempeñar mi cargo! ¡He visto morir a un padre en un granero, sin blanca, abandonado por dos hijas a las que había donado cuarenta mil libras de renta! He visto arder testamentos; he visto a madres despojar a sus hijos, a maridos robar a sus mujeres, a mujeres matar a sus maridos valiéndose del amor que les inspiraban para volverlos locos o imbéciles, a fin de vivir en paz con un amante. He visto a mujeres darle al niño de un primer lecho gotas que debían traerle la muerte, a fin de enriquecer al hijo del amor. No puedo decirle todo lo que he visto, porque he visto crímenes contra los que la justicia es impotente. En fin, todos los horrores que los novelistas creen inventar se quedan siempre por debajo de la verdad. Va usted a conocer todas estas cosas tan bonitas, a usted se las dejo; yo me voy a vivir al campo con mi mujer, París me produce horror.
Javier Marías (Los enamoramientos)
Cuando llegó a su casa no fue necesario que su padre le anticipara que había hablado con Amina. Las lágrimas y el abrazo que su madre le tendió se lo confirmaron. Melisa intentó dar algunas explicaciones a las que Amina sólo asintió y en silencio lloró porque, desde ese momento y hasta su partida, no emitió ni una sola recriminación. No perdería las últimas horas que pasaría con su hija diciendo palabras feas o frases dolorosas, sino que se dedicaría a mimarla como sólo sabe hacerlo el amor entrañable de una madre: elaboró las comidas que le gustaban, la arropó de noche, le dio consejos sobre la vida, las mujeres y los hombres, y hasta rio con sus chistes aunque por dentro su corazón se desangraba.
Viviana Rivero (Sí (Escritores argentinos Emecé) (Spanish Edition))
yo no creo ni en la santísima trinidad ni en su legítima esposa, madre, hermana e hija dilecta, pero vivo con Cleopatra, mi esposa, madre de mi hija, la amo y asumo esta trinidad
Gabriela Cabezón Cámara (La virgen cabeza)
Yo soy el pincelito que Jesús eligió para pintar su imagen en las almas que usted me ha confiado. Un artista no usa un solo pincel: necesita al menos, dos. El primero es el más útil, con él da los tonos generales, [20vº] cubre completamente la tela en muy poco tiempo. El otro, el más pequeño, le sirve para los detalles. Madre, a mi modo de ver, usted es el precioso pincel que la mano de Jesús toma con amor cuando quiere hacer un gran trabajo en el alma de sus hijas, y yo soy el pequeñito que él se digna usar luego para los detalles menores.
Thérèse of Lisieux (Story of a Soul: The Autobiography of St. Thérèse of Lisieux)