Punta Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Punta. Here they are! All 100 of them:

I love you.. Kahit na san ako mag punta, ikaw lang mamahalin ko. I love you.. Kahit na ilang beses mo akong saktan, ikaw parin ang mamahalin ko. I love you.. Kahit na pagod na pagod na ko, ikaw parin ang mamahalin ko. I love you.. Kahit sa kabilang buhay.. ikaw parin ang mamahalin ko. I love you.. kahit na sobra sobra na yung pagmamahal ko sayo, patuloy parin yung pagmamahal ko sayo. I love you.. Kahit na sandali lang yung pagsasama natin, masaya ako dahil nakasama parin kita kahit papaano.. I love you, Kenji.. I love you.. I love you.. I love you.. UhnJaeNa,YoungWonHee..
Bianca B. Bernardino (She's Dating the Gangster)
Una corriente viajó desde la punta de mis dedos a través del hueco donde mi estómago solía estar. Y así nada más, yo fui completa, total y enteramente suya. -Mara
Michelle Hodkin (The Unbecoming of Mara Dyer (Mara Dyer, #1))
La rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza, preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para salvar las diferentes casillas (rayuela caracol, rayuela rectangular, rayuela de fantasía, poco usada) y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo, (Et tous nos amours, sollozó Emmanuèle boca abajo), lo malo es que justamente a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la angustia al divino cohete, en la especulación de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar. Y porque se ha salido de la infancia (Je n'oublierai pas le temps des cérises, pataleó Emmanuèle en el suelo) se olvida que para llegar al Cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta de un zapato.
Julio Cortázar (Hopscotch)
Vi mi vida extendiendo sus ramas frente a mí como la higuera verde del cuento. De la punta de cada rama, como si de un grueso higo morado se tratara, pendía un maravilloso futuro, señalado y rutilante. Un higo era un marido y un hogar feliz e hijos y otro higo era un famoso poeta, y otro higo era un brillante profesor, y otro higo era Europa y África y Sudamérica y otro higo era Constantino y Sócrates y Atila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesionales poco usuales, y otro higo era una campeona de equipo olímpico de atletismo, y más allá y por encima de aquellos higos había muchos más higos que no podía identificar claramente. Me vi a mí misma sentada en la bifurcación de ese árbol de higos, muriéndome de hambre sólo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y, mientras yo estaba allí sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies.
Sylvia Plath (The Bell Jar)
El problema de las palabras es que, una vez echadas, no pueden volverse solas a su dueño. De modo que a veces te las vuelven en la punta de un acero.
Arturo Pérez-Reverte (Purity of Blood (Adventures of Captain Alatriste, #2))
Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta. Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, cuando estaba derecha, con su metro cuarenta y ocho de estatura, sobre un pie enfundado en un calcetín. Era Lola cuando llevaba puestos los pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita. ¿Tuvo Lolita una precursora? Naturalmente que sí. En realidad, Lolita no hubiera podido existir para mí si un verano no hubiese amado a otra niña iniciática. En un principado junto al mar. ¿Cuándo? Aquel verano faltaban para que naciera Lolita casi tantos como los que yo tenía entonces. Pueden contar en que la prosa de los asesinos sea siempre elegante, vaya que lo sé. Señoras y señores del jurado, la prueba número uno es lo que los serafines, los mal informados e ingenuos ángeles de majestuosas alas, envidiaron. Contemplen esta maraña de espinas.
Vladimir Nabokov
El ardor de ese beso no los abandonó en muchos días y llenó de fantasmas delicados sus noches, dejando su recuerdo en la piel, como una quemadura. La alegría de ese encuentro los transportaba levitando por la calle, los impulsaba a reír sin causa aparente, los despertaba sobresaltados en la mitad de un sueño. Se tocaban los labios con las puntas de los dedos y evocaban exactamente la forma de la boca del otro.
Isabel Allende (Of Love and Shadows)
Fiducia. È come mettere una spada in mano a qualcuno e appoggiarsi la punta contro il cuore.
Cassandra Clare (The Midnight Heir (The Bane Chronicles, #4))
Lolita, luce della mia vita, fuoco dei miei lombi. Mio peccato, anima mia. Lo-li-ta: la punta della lingua compie un percorso di tre passi sul palato per battere, al terzo, contro i denti. Lo. Li. Ta.
Vladimir Nabokov (Lolita)
El campo de batalla es mi templo. La punta de la espada es mi sacerdote. El baile de la muerte es mi plegaria. El golpe de gracia es mi liberación.
Sabaa Tahir (An Ember in the Ashes (An Ember in the Ashes, #1))
Es más fácil ocultar una espinilla en la punta de la nariz, que el amor.
María Fernanda Heredia (Hay palabras que los peces no entienden)
Nunca un caballero que se aprecie de serlo desaira a una dama en sus deseos aunque uno vea el engaño en sus ojos, pues todo hombre debe saber antes de comenzar a amar en la vida, que la sonrisa de una mujer hermosa es como una rosa en la punta de una daga.
Ignacio Ramírez "El Nigromante"
Había sido besada unas pocas veces con anterioridad, pero nada como esto. Me sentí electrificada desde la parte superior de mi cabeza hasta la punta de los pies, y en algún lugar en el fondo de mi mente escuché a Alice diciendo que el amor tenía un poder propio. Ella tenía razón: esto era mágico.
Rachel Hawkins (Hex Hall (Hex Hall, #1))
Ma è commovente, Severus» osservò Silente, serio.«Ti sei affezionato al ragazzo, dopotutto?» «A lui?» Urlò Piton «Expecto Patronum!» Dalla punta della sua bacchetta affiorò la cerva d'argento: atterrò sul pavimento dell'ufficio, fece un balzo e si tuffò fuori dalla finestra. Silente la guardò volar via e quando il suo bagliore argenteo svanì si rivolse a Piton, con gli occhi pieni di lacrime. «Dopo tutto questo tempo?» «Sempre» rispose Piton.
J.K. Rowling (Harry Potter and the Deathly Hallows (Harry Potter, #7))
El amor es una quimera de un solo sentido como la flecha, que sólo tiene una punta, no dos. ¿Cuándo ha visto usted una flecha que vaya y venga? El amor es para darlo, no para pedirlo. No pida amor. Delo, si tiene. Y si no, pues no.
Fernando Vallejo (El don de la vida)
¿Todo esto es tuyo, abuelo? - Todo, desde la carretera panamericana hasta la punta de esos cerros. ¿Los ves? - ¿Por qué, abuelo? - ¡Cómo que por qué! ¡Porque soy el dueño, claro! - Sí, ¿pero por qué eres el dueño? - Porque era de mi familia. - ¿Por qué? - Porque se la compararon a los indios. - Y los inquilinos, los que también han vivido aquí siempre, ¿por qué no son ellos los dueños?
Isabel Allende (The House of the Spirits)
Lotti contro la tua superficialità, la tua faciloneria, per cercare di accostarti alla gente senza aspettative illusorie, senza un carico eccessivo di pregiudizi, di speranze o di arroganza, nel modo meno simile a quello di un carro armato, senza cannoni, mitragliatrici e corazze d'acciaio spesse quindici centimetri; offri alla gente il tuo volto più bonario, camminando in punta di piedi invece di sconvolgere il terreno con i cingoli, e l'affronti con larghezza di vedute, da pari a pari, da uomo a uomo, come si diceva una volta, e tuttavia non manchi mai di capirla male. Tanto varrebbe avere il cervello di un carro armato. La capisci male prima d'incontrarla, mentre pregusti il momento in cui l'incontrerai; la capisci male mentre sei con lei; e poi vai a casa, parli con qualcun altro dell'incontro, e scopri ancora una volta di aver travisato. Poiché la stessa cosa capita, in genere, anche ai tuoi interlocutori, tutta la faccenda è, veramente, una colossale illusione priva di fondamento, una sbalorditiva commedia degli equivoci. Eppure, come dobbiamo regolarci con questa storia, questa storia così importante, la storia degli altri, che si rivela priva del significato che secondo noi dovrebbe avere e che assume invece un significato grottesco, tanto siamo male attrezzati per discernere l'intimo lavorio e gli scopi invisibili degli altri? Devono, tutti, andarsene e chiudere la porta e vivere isolati come fanno gli scrittori solitari, in una cella insonorizzata, creando i loro personaggi con le parole e poi suggerendo che questi personaggi di parole siano più vicini alla realtà delle persone vere che ogni giorno noi mutiliamo con la nostra ignoranza? Rimane il fatto che, in ogni modo, capire bene la gente non è vivere. Vivere è capirla male, capirla male e male e male e poi male e, dopo un attento riesame, ancora male. Ecco come sappiamo di essere vivi: sbagliando. Forse la cosa migliore sarebbe dimenticare di aver ragione o torto sulla gente e godersi semplicemente la gita. Ma se ci riuscite… Beh, siete fortunati.
Philip Roth (American Pastoral)
El discurso es un acero que sirve por ambos cabos: de dar muerte, por la punta; por el pomo, de resguardo.
Juana Inés de la Cruz (Obras escogidas (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes) (Spanish Edition))
Los sinsabores del pasado están doblados y empolvados, con puntas filosas que a veces molestaban dentro de su corazón.
Gaby Aqua
Decir de alguien que es un veleta prueba poca imaginación: se ven las vueltas pero no la intención, la punta de la flecha que busca hincarse y permanecer en el río del viento.
Julio Cortázar
No sé como lidiar con esta nostalgia y esta falta de algo que decir, así que escribo para recordarme que una vez tuve todas las palabras en la punta de tu lengua.
Elvira Sastre (Aquella orilla nuestra)
Le parole sono anche molto democratiche; pensano che una parola sia buona come un’altra; che le parole rozze valgano quanto quelle educate; che quelle incolte siano uguali a quelle colte, non esistono classi o titoli di merito nella loro società. E non amano essere sollevate in punta di penna ed esaminate una per una. Restano sempre unite in frasi, in paragrafi, e a volte per intere pagine di fila. Odiano essere utili; odiano dover far soldi; odiano andare in giro a tenere conferenze. In breve, odiano qualsiasi cosa che imponga loro un unico significato, o che le immobilizzi in un’unica posa, perché cambiare fa parte della loro natura.
Virginia Woolf
¿Por eso lees Celebrity Living? Lindsey asintió. Sí, exacto. En alemán hay una palabra para eso. La tengo en la punta de Schadenfreude dijo Collin. «Encontrar placer en la desgracia ajena».
John Green (An Abundance of Katherines)
mai avevano comunicato così profondamente, di quando lei sfiorò le labbra silenziose contro la sua spalla o di quando lui le sfiorò la punta delle dita, delicatamente, come se lei dormisse.
Francis Scott Fitzgerald (The Great Gatsby)
Lo tocó como nunca antes se había atrevido a hacerlo, acariciando su cuerpo con la punta de los dedos muy, muy suavemente, recorriendo la piel levantada como una mujer ciega leyendo braille.
Clive Barker (Books of Blood: Volume One (Books of Blood, #1))
Non eravamo vicini. Eravamo una cosa sola. I palmi delle mie mani sul suo petto. I suoi pugni tra le mie scapole. Le mie gambe legate dietro la sua schiena. Il suo viso padrone del mio. Il suo fiato corto fuso con il mio. La punta del mio naso premuta sulla sua. I suoi occhi sovrani dei miei.
Chiara Cilli (L'ultima alba (La guerra degli Dei, #2))
Se un uomo viene colpito da una freccia avvelenata e non vuole che gli sia tolta prima di sapere chi l'abbia lanciata, a quale casta appartenga, quale sia il suo nome, quale sia la sua famiglia, quale sia la sua statura, quale sia la sua carnagione, da quale paese provenga, il tipo di arco che usa, il tipo di corda, il tipo di freccia, il tipo di penne, il tipo di punta, ecc., costui morirà prima di conoscere tutte queste cose.
Gautama Buddha
Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío alma mía . Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.
Vladimir Nabokov
Las hadas no vuelan cuando nacen. Los dragones no dominan el fuego. Las brujas como nosotras ni si quiera saben que son brujas. Todo se aprende. Solo necesitas una pizca de paciencia, un puñado de tenacidad y comerte la punta de una estrella fugaz.
Alice Kellen (Donde todo brilla)
Yo tengo miedo de todo. Y estoy loca. Como si tal vez piensas que estoy un poco loca, pero la gente sólo ve la punta del iceberg de la locura. Por debajo de esta apariencia de ligeramente loca y socialmente inepta, soy un completo desastre. - Cath, Fangirl.
Rainbow Rowell (Fangirl)
Decimos a los confusos, Conócete a ti mismo, como si conocerse a uno mismo no fuese la quinta y más dificultosa operación de las aritméticas humanas, decimos a los abúlicos, Querer es poder, como si las realidades atroces del mundo no se divirtiesen invirtiendo todos los días la posición relativa de los verbos, decimos a los indecisos, Empezar por el principio, como si ese principio fuese la punta siempre visible de un hilo mal enrollado del que basta tirar y seguir tirando para llegar a la otra punta, la del final,
José Saramago (La caverna)
Un bel libro, Marcus, non si valuta solo per le sue ultime parole, bensì sull'effetto cumulativo di tutte le parole che le hanno precedute. All'incirca mezzo secondo dopo aver finito il tuo libro, dopo averne letto l'ultima parola, il lettore deve sentirsi pervaso da un'emozione potente; per un istante, deve pensare soltanto a tutte le cose che ha appena letto, riguardare la copertina e sorridere con una punta di tristezza, perché sente che quei personaggi gli mancheranno. Un bel libro, Marcus, è un libro che dispiace aver finito.
Joël Dicker
Siamo mutanti, tutti, alcuni piu' evoluti, altri meno, c'e' chi e' un po' in ritardo, c'e' chi non si e' accorto di niente, chi fa tutto per istinto e chi e' consapevole, chi fa finta di non capire e chi non capira' mai, chi punta i piedi e chi corre all'impazzata in avanti.
Alessandro Baricco
It was another of Nostromo's triumphs, the greatest, the most enviable, the most sinister of all. In that true cry of undying passion that seemed to ring aloud from Punta Mala to Azuera and away to the bright line of the horizon, overhung by a big white cloud shining like a mass of solid silver, the genius of the magnificent Capataz de Cargadores dominated the dark gulf containing his conquests of treasure and love.
Joseph Conrad (Nostromo)
Él tocó mi mejilla de nuevo, sólo con la punta de los dedos, enviando vibraciones a través de mí. Él estaba mirando mi herida muy seriamente, y entonces sus ojos se encontraron con los míos, oscuros y maravillosos. Fue en ese momento que supe que estaba oficialmente enamorada de él.
Amanda Hocking (Switched (Trylle, #1))
Lolita, luce della mia vita, fuoco dei miei lombi. Mio peccato, anima mia. Lo-li-ta: la punta della lingua compie un percorso di tre passi sul palato per battere, al terzo, contro i denti. Lo. Li. Ta. Era Lo, semplicemente Lo al mattino, ritta nel suo metro e quarantasette con un calzino solo. Era Lola in pantaloni. Era Dolly a scuola. Era Dolores sulla linea tratteggiata dei documenti. Ma tra le mie braccia era sempre Lolita.
Vladimir Nabokov (Lolita)
—¿Addy? —Hay un tono ronco en su voz y cierro mis ojos con él. Juro que puedo ver la profundidad de su alma. —¿Si? —Quiero que sepas algo. —Está bien. Él ladea su cabeza, me da un suave beso en los labios. —Solo quiero que sepas que eres mi sol, mi luna y mis estrellas. Mi cielo, mi infierno y mi tierra. Haría cualquier cosa por ti. Iría a cualquier sitio por ti. Si alguna vez me dejas, te seguiré. —Nunca tendrás que seguirme porque nunca te voy a dejar. El amor por él quema dentro de mí como una vela romana. Las llamas son vibrantes, ardientes, y el humo que despliega de la punta es sofocante. Y a pesar de que siento que no puedo respirar, si esta es la forma en que Damien me hace sentir, espero no volver a respirar.
Lauren Hammond (Insanity (Asylum, #1))
Te pinto suave. —Colocó la punta sobre mi pectoral y trazó una línea recta. Y, desde entonces, supe que el verbo pintar era mi favorito, para nosotros significaba amar—. Te pinto fuerte. —Lo hizo con más potencia—. Te pinto con todos los colores. —Abrió los botes y metió los dedos para recorrer mi torso con las yemas—. Te pinto con todo mi ser. —Se quitó la sudadera y la camiseta y se embadurnó de pintura antes de impactar contra mí—. Te pinto porque soy tuya. —Deslizó sus dedos desde el tatuaje con los pájaros que volaban hasta mi corazón, anclándolos a él—. Y te pintaré siempre. Siempre, ¿me has entendido? Porque tú eres mi color favorito.
Alexandra Roma (El club de los eternos 27)
Ce ne stiamo in silenzio sotto quel cielo che ci guarda e chissà che pensa di noi. Ci sono sere in cui si vede a malapena una stella ma, se t'innamori, ne vedi tantissime, è come quando sei ubriaco e vedi doppio... stasera se ne vedono a g rappoli. "Carlo, ma le stelle quante sono?" Mi prende il dito e lo punta verso il cielo. "Una, due, tre, quattro"... Quando trovi l'amore puoi fare tutto, puoi anche contare le stelle. E quel cielo non è poi tanto distante e tanto nemico... Sono 351.
Giulia Carcasi (Ma le stelle quante sono)
La lengua de la mariposa es una trompa enroscada como un muelle de reloj. Si hay una flor que la atrae, la desenrolla y la mete en el cáliz para chupar. Cuando lleváis el dedo humedecido a un tarro de azúcar, ¿a qué sentís ya el dulce en la boca como si la yema fuese la punta de la lengua? Pues así es la lengua de la mariposa.
Manuel Rivas (Butterfly's Tongue)
«Non ti libererai così facilmente di me». Il suo sguardo. Oh mio Dio. Divenne puro, letale ghiaccio. Ne percepii la potenza scorrermi sulla pelle come una lama desiderosa di incidere, sporcarsi di rosso. Come un’entità maligna che mi permeava pian piano per risucchiarmi. Ora fu lui ad osservarmi la bocca, in un modo che mi tolse il fiato. Poi mi si avvicinò. Si chinò fino a sfiorarmi la punta del naso con la sua, e il suo respiro si fuse con il mio. «Suona come una minaccia, Nadyia», mormorò.
Chiara Cilli (Per Addestrarti (Blood Bonds, #4))
A lui?» Urlò Piton «Expecto Patronum!» Dalla punta della sua bacchetta affiorò la cerva d'argento: atterrò sul pavimento dell'ufficio, fece un balzo e si tuffò fuori dalla finestra. Silente la guardò volar via e quando il suo bagliore argenteo svanì si rivolse a Piton, con gli occhi pieni di lacrime. «Dopo tutto questo tempo?» «Sempre» rispose Piton.
J.K. Rowling (Harry Potter and the Deathly Hallows (Harry Potter, #7))
Punta Arenas,
Isabel Allende (My Invented Country: A Nostalgic Journey Through Chile)
Los tiranos creen que el poder se conserva a punta de bayoneta. En México no es así: basta con repartir a la masa un puñado de cohetes y unos barriles de pulque.
Enrique Serna (El seductor de la patria)
Me duele hasta la punta de las venas.
Federico García Lorca
para llegar al Cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta de un zapato.
Julio Cortázar (Rayuela)
...los mapas sólo tienen dos puntas: el origen y el destino. Si sabemos ubicar en dónde estamos ahora, tendremos la mitad del éxito asegurado.
Héctor Domingo (Ficciones de domingo)
Avvicinai la punta delle dita alle sue labbra, osservando corrucciato il taglietto su cui si era rappresa una goccia di sangue. «Questa è una storia in cui gli eroi non esistono».
Chiara Cilli (Soffocami (Blood Bonds, #1))
No callaría nunca. Pasan los meses y la desesperación me pica en los ojos y hasta en las puntas del pelo.
Federico García Lorca (Bodas de Sangre)
y Rema que tocaba un caracol con la punta del dedo, tan delicadamente que también su dedo tenía algo de caracol.
Julio Cortázar (Bestiario)
Una vez que me fueron leídos, se me propuso que jurase su cumplimiento, primero a la usanza de mi propio país y luego según el procedimiento descrito por las leyes de allá, y que consistió en sostenerme en alto el pie derecho con la mano izquierda, al tiempo que me colocaba el dedo medio de la mano derecha en la coronilla y el pulgar en la punta de la oreja derecha.
Jonathan Swift (Los viajes de Gulliver)
ver y oídos para oír se convencerá de que ningún mortal es capaz de guardar un secreto. Si sus labios callan, habla por las puntas de los dedos; hasta el último de sus poros lo delata.
Alex Michaelides (La paciente silenciosa)
— Hemos enterrado a Cercamón en la punta del cabo, junto a la ermita. Allí donde la tierra se acaba. El juglar más viajero del gremio no podía descansar en otro lugar. Mattius nomrespondió.
Laura Gallego
Le storie che si scriveranno, i quadri che dipingeranno, le musiche che si comporranno, le stolte pazze e incomprensibili cose che tu dici, saranno pur sempre la punta massima dell'uomo, la sua autentica bandiera [...] quelle idiozie che tu dici saranno ancora la cosa che più ci distingue dalle bestie, non importa se supremamente inutili, forse anzi proprio per questo. Più ancora dell'atomica, dello sputnik, dei razzi intersiderali. E il giorno in cui quelle idiozie non si faranno più, gli uomini saranno diventati dei nudi miserabili vermi come ai tempi delle caverne.
Dino Buzzati (Le K)
Alzò una mano e l’accostò al suo viso, chiedendogli tacitamente il permesso. Lui irrigidì le spalle e rimase immobile, nello sguardo aveva la stessa sfida e la stessa supplica. Gli toccò il livido a lato dello zigomo, piano, con la punta di un dito e lui serrò le palpebre cosicché temette di avergli fatto male ed esitò a un soffio dalla sua pelle. Gabriel aprì gli occhi incontrando i suoi e allora lei sentì la mano muoversi per volontà propria, posarsi con delicatezza sulla sua guancia, le dita sfiorargli i capelli morbidi dietro l’orecchio. Aveva l’altra mano stretta a pugno talmente forte che le giunture le dolevano, il cuore sembrava sul punto di schiantarsi da un momento all'altro. Gabriel con un sospirò distolse il capo, gli occhi di nuovo chiusi, un’esitazione nella piega delle labbra che lo rese, per un momento, molto vulnerabile. «Per favore», le disse, turbato. «Allontanati». Sophia si posò una mano sulla bocca per reprimere una parola disperata e si ritrasse. «Perdonami, non sarei dovuta venire». Lui si alzò. «Perché sei qui? Se non è per compiacerti del tuo potere o per goderti le percosse dei tuoi amici, perché sei venuta?» Sophia scosse il capo. «Ho detto che mi dispiace». Chinò il capo, ma lui le posò sue dita sotto il mento e la indusse a guardarlo di nuovo. «È così, Sophia?», sussurrò. «Sei rimasta impigliata nella tua stessa rete?»
Virginia De Winter (L'ordine della penna (Black Friars, #2))
A veces, sin embargo, la soledad me punzaba el corazón. El agua que bebía, incluso el aire que respiraba, venían cargados de largas agujas de punta afilada. Las esquinas de las páginas del libro que sostenía en la mano me amenazaban con un destello blanco como filos de una navaja de afeitar. A las cuatro de la madrugada, cuando todo estaba en silencio, podía oír cómo crecían las raíces de mi soledad.
Haruki Murakami (Crónica del pájaro que da cuerda al mundo)
Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.
Vladimir Nabokov (Lolita)
«Cambierò.» Sam quasi non riuscì a sentirlo, tanto era bassa la sua voce. «Mi comporterò meglio. Te lo prometto.» A Sam si strinse il cuore. Era quello il ragazzo che le piaceva, che l'aveva baciata fra le farfalle, che l'aveva protetta in una casa stregata. Gli si avvicinò, prendendo la mano di Mason fra le sue. Regolò il getto d'acqua per i fiori e si allontanò di un passo, sfiorando con la punta delle dita la pelle di Mason. «Ti prego »
Susan Moretto (Anormale)
«Non sono qui perché sono a pezzi, sono qui perché mi sento completo. Problematico, probabilmente immeritevole, ma completo. Non ho bisogno di te, ma ti voglio. Ti voglio.» La mia voce si era fatta roca in modo imbarazzante. «Da morire. E…» Un altro respiro, un altro respiro. «Forse ti amo. O potrei amarti. O potrei arrivare ad amarti.» Avvertii un brusco capogiro, come se fossi sul punto di svenire o se stessi perdendo sangue dal naso. «Occhessoio.» «Oh, bambi,» disse Darian sorridendo, «sei un sacco romanico.» Rimasi a fissarlo, stordito e terrorizzato. «Oh, Dio. Allora è vero. Mi sa che ti amo. Ti amo sul serio.» Risi, non senza una punta di isteria. «Ti amo.» «Già.» Darian annuì con espressione saggia. «Io l’avevo pensato che eri innamorato di me. E poi ho pensato di no. E poi ho pensato che non lo eri per niente. E poi ho pensato di nuovo che lo eri. È tutt’apposto, bambi.»
Alexis Hall (Glitterland (Spires, #1))
Ahora me entregaré. Ahora me soltaré. Ahora por fin liberaré el retenido, el violentamente rechazado deseo de ser consumida. Juntos galoparemos por desiertas colinas, en las que la golondrina hunde las puntas de las alas en oscuras lagunas y las columnas erectas se conservan enteras. A la ola que se estrella en la playa, a la ola que lanza su blanca espuma hasta los más lejanos confines de la tierra, arrojo mis violetas, mi ofrenda a Percival
Virginia Woolf (The Waves)
Tutto quello che ci siamo confidati, tutte le notti insieme… Non siamo nemmeno amici per te?”. Una lacrima scivolò lungo il viso di Penny. Era molto peggio di quanto aveva temuto. “Io ti amo”. Valo raccolse la lacrima con la punta di un dito, stupito. “Non sapevo di poter provare un sentimento del genere, figurarsi per un essere umano! Volevo conoscerti, ma quello che hai dentro…”. “Estia”. Aveva sempre temuto che l’attrazione di Valo derivasse dal ricordo di sua madre. “No, tu, Penelope”. La fece tacere appoggiandole un dito sulle labbra. “Quello che sei tu. Non m’importa dell’energia che sei in grado di darmi. Mi sono innamorato di te”. Abbassò il dito ed intrecciò la mano alla sua.
Aurora R. Corsini (Bacio immortale (Bacio immortale, #1))
Si fuera un dios griego los condenaría a pasar el resto de sus vidas en una sala de reuniones con una vista hermosa, resolviendo un problema urgentísimo que se complica eternamente a punta de detalles insignificantes, fáciles de resolver.
Camilo Pino (Valle Zamuro)
Vi a mi vida desarrollar ramas que se extendían ante mí como el árbol de higos del cuento. De la punta de cada rama, como un higo gordo y morado, me llamaba y guiñaba un hermoso futuro. Un higo era un esposo y un hogar feliz con hijos, otro higo era ser una poetisa famosa. Otro higo era ser una brillante profesora. Otro higo era Ee Gee (la maravillosa editora). Otro higo era Europa y África y América del Sur. Otro higo era Constantin y Sócrates y Attila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesiones poco convencionales. Otro higo era un campeonato olímpico y debajo de éste y encima de los otros se extendían más higos que no alcancé a descifrar. Me vi a mí misma sentada al pie del árbol de higo, muerta de hambre porque no podía decidirme por uno de los higos. Los quería todos pero elegir uno significaba perder todos los demás y mientras me sentaba ahí sin poderme decidir, los higos comenzaron a arrugarse y a volverse negros para ir cayendo uno a uno ante mis pies.
Sylvia Plath (La campana de cristal)
n tutto quel fragore io sentii il suono della punta di bronzo che cadeva sul legno della tolda. E Aiace capì. Che quello era il mio giorno, e che gli dei erano con me. Indietreggiò, finalmente, lo fece, indietreggiò. E io salii su quella nave. E le diedi fuoco. E' in quelle fiamme che mi dovete ricordare. Ettore, lo sconfitto, lo dovete ricordare in piedi, sulla poppa di quella nave, circondato dal fuoco. Ettore, il morto trascinato da Achille per tre volte intorno alle mura della sua città, lo dovete ricordare vivo, e vittorioso, e splendente nelle sue armi d'argento e di bronzo. Ho imparato da una regina le parole che adesso mi sono rimaste e che voglio dire a voi: ricordatevi di me, ricordatevi di me, e dimenticate il mio destino. (Ettore, "Omero, Iliade")
Alessandro Baricco
-Estoy tratando de mantener el misterio - le dije. Él se rió entre dientes, y el sonido profundo recorrió mi cuerpo. Me moví más cerca de él, que besó la punta de mi nariz. - El misterio está sobrevalorado. Yo quiero conocer cada peca y cada curva tuya personalmente.
Jennifer L. Armentrout (Origin (Lux, #4))
I don’t believe in God,” Kevin said. “I believe in the Great Punta. And the ways of the Great Punta are mysterious. No one knows why he does what he does, or doesn’t do.” “Are you kidding me?” “No,” Kevin said. “Where did the Great Punta come from?” “Only the Great Punta knows.
Philip K. Dick (The Valis Trilogy)
«Io non mi sposo, se mi dici che mi ami e vuoi stare con me» azzardai, con il respiro strozzato in gola e le mani gelide per la tensione. Lui si volse verso di me. «Qui non si tratta di me, Serena» iniziò lui, ed ebbi un brivido di paura: non mi chiamava mai con il mio nome completo. «Non si tratta di Christian o di quello che provo per te. Se ti dicessi che ti amo e tu lo lasciassi e poi tra noi non funzionasse? La colpa sarebbe mia che ti ho portato via da lui.» «Non capisco» tentai di stimolarlo a spiegarsi meglio. «Tu devi lasciarlo perché vuoi farlo, non perché ci sono io di mezzo.» Il silenzio si fece pesante e denso. «Tu vuoi un figlio e vuoi sposarti, io questo non posso farlo» aggiunse lui dopo, distogliendo lo sguardo dal mio che si stava riempiendo di lacrime. «Ho paura di restare sola» bisbigliai. «Tutti abbiamo paura di restare soli, ma non si sposano solo per quel timore.» Pensai che avevo avuto ragione. Nico non sarebbe mai stato mio marito e forse non avremmo avuto dei bei bimbi cicciotti che correvano per casa, ero disposta a rinunciare a quello per lui? «Io sono innamorata di te, anche se non volevo accadesse. Ma tu cosa provi davvero per me?» Nico tornò a fissarmi. Era strano, sembrava assente e lontano, freddo come il ghiaccio e pericoloso come la punta di un coltello, e con quello sguardo mi colpì al cuore, dritto, affondando la lama sino all’impugnatura. «Sei importante per me». Tutto qui? Pensai subito. Solo quello, io ero importante, come poteva esserlo un cane o un animale domestico. Con le lacrime agli occhi guardai le fiamme spietate nei suoi occhi, fiamme che mi stavano divorando l’anima e tutti i sentimenti che avevo dentro. «Anche se provassi qualcosa per te, non te lo direi mai. Io sono così e sarò sempre così» aggiunse lui, poco dopo, scostandosi dal mio contatto, non solo da quello visivo. «Se devi piangere vai a farlo da un’altra parte, per favore» commentò lui, la voce fredda, priva di inflessioni che mi fece così male da farmi sentire i polmoni collassare. Tutto lì. Niente Addio, Serena, niente Chiamami quando starai meglio, niente Scusami, sono un cretino. Mi asciugai le lacrime dal viso, gli girai intorno, raccogliendo i miei vestiti che infilai velocemente e uscii dalla porta come ero entrata: sola.
Eilan Moon (Il mio lieto fine)
Los manifestantes miraron hacia arriba e irrumpieron en aplausos y vítores. Kenneth alzó la vista; Phillip y Stella parecieron percatarse entonces de que se habían convertido en el espectáculo romántico de la noche. Y el feliz protagonista, animado por el griterío, le dio a Stella un beso de película a la vez que alzaba al público dos dedos abiertos emulando el símbolo de la victoria. Aquello provocó un coro de silbidos. Kenneth sacudió la cabeza con desesperación. —Está claro que nunca seremos una empresa seria —dijo pateando una punta de cigarro que vio junto a su zapato.
Olivia Ardey (Delicias y secretos en Manhattan (Delicias y secretos en Manhattan, #1))
A Lucrezia nunca le han cortado el pelo desde el día en que nació: suelto, le llega a los tobillos, un bruñido río cobrizo que cae desde la cabeza hasta el suelo. Puede envolverse en él como si de un sudario se tratara. Puede esconder muchas cosas: suelto, a toda ella; recogido, flores, semillas e incluso pequeños animalillos. Cepillado, cobra vida, se transforma, se separa en zarcillos sinuosos cuyas puntas se levantan en el aire semejantes a hilos sueltos de telaraña. Cuando se lo peinan manos expertas, como ahora, se puede entretejer y sujetar en forma de corona o de halo.
Maggie O'Farrell (The Marriage Portrait)
Emma mordía sus labios pálidos, y dando vueltas entre sus dedos a una ramita del polípero que había roto, clavaba sobre Carlos la punta ardiente de sus pupilas, como dos flechas de fuego dispuestas para disparar. Todo —en él le irritaba ahora, su cara, su traje, lo que no decía, su persona entera, en fin, su existencia.
Gustave Flaubert (Madame Bovary)
Kane si mosse lentamente, senza perdere il contatto visivo, e gli prese una mano tra le sue, portandosela al volto e strusciando piano la guancia contro di essa. «Ho capito che non ho paura di essere toccato da te,» percorse con il naso una delle linee che solcavano il palmo ruvido, inspirando il suo odore, «che mi piace quando lo fai.» Mathias aprì la bocca, come se faticasse a respirare, nonostante non ne avesse bisogno. Poi, quando Kane schiuse le labbra e lambì l’interno del suo pollice con la punta della lingua, una sorta di gemito gli uscì dalla gola. «Sai cosa stai facendo?» gli chiese con un sussurro. Kane sorrise. «Ti sto chiedendo di toccarmi,» leccò anche l’indice, «di farmi sentire vivo di nuovo,» il medio, «di avere cura di me,» l’anulare, «di non farmi male,» si fermò con le labbra a un soffio dal mignolo, «ti prego, non farmi male,» baciò la punta del dito a occhi chiusi. «Sono così stanco di soffrire.» «Mai.» Se un ringhio poteva essere dolce, quello di Mathias lo fu. «Non ti farei mai del male.»
Aurora R. Corsini (Pardus (Le luci dell'Eos, #1))
Cuando dos personas se casan jóvenes, Jeffers, todo nace de la raíz compartida de su juventud y es imposible decir qué parte es de uno y cuál de la otra persona. Por eso, cuando esas dos personas intentan separarse, el corte afecta desde la raíz hasta la punta de las ramas, y el proceso se convierte en una carnicería que parece dejar a la persona reducida a la mitad de lo que era antes. Pero cuando uno se casa más tarde, la relación es más parecida al encuentro de dos cosas distintas ya formadas, a una especie de choque de la una con la otra, parecido a dos masas de tierra que chocan y se fusionan la una con la otra a o largo del tiempo geológico, dejando la dramática costura de las cordilleras como prueba de su fusión.
Rachel Cusk (Second Place)
Desde el amanecer grupos de curiosos, impulsados por el rumor, se acercaron al montón de piedras que marcaban el lugar del asesinato de Madero y Pino Suárez en el exterior de la Penitenciaría para retratarse frente a él (...) Probablemente ni ellos ni los asesinos sabían que Madero era de familia de ricos hacendados pero curaba a los peones de su hacienda con homeopatía;vestía frac en las recepciones oficiales, pero se mordía la punta de los dedos sobre los guantes blancos; que su máxima pasión como presidente eran las largas cabalgatas por el bosque de Chapultepec; que se comunicaba con los espíritus aunque no le contestaran y que casi todos los mexicanos, o al menos muchos de ellos, sabían que era más bueno que el pan.
Paco Ignacio Taibo II
Todos conocemos al menos una historia de miedo, una leyenda que suena ridícula pero que nos pone los pelos de punta. Conocemos al monstruo que la protagoniza y la vivimos en otras carnes. Cerramos el libro o apagamos el televisor cuando termina, nos reímos con nuestros amigos en la puerta del cementerio. Y entonces termina, y con la historia termina el terror. Hoy no, claro.
Paula Peralta Pozanco (Sobre dioses y gula)
Sin quitarme los ojos de encima, acercó aún más su pupitre. - ¿Sabes una cosa? - ¿Qué? - Que he entrado en tu blog. Ay, Dios. ¿Cómo lo había encontrado? Un momento; la pregunta que debía hacerme era la siguiente: ¿por qué lo había encontrado? Mi blog no podía buscarse a través de Google...Estaba flipando en colores. - Ya estás acosándome otra vez, ¿no? ¿Tengo que llamar a la poli para que te ponga una orden de alejamiento? - Ni en sueños, gatita - Sonrió - Ah, espera, que ya salgo en ellos, ¿verdad? Puse los ojos en blanco. - Más bien apareces en mis pesadillas, Daemon. (pág.154) - ¿Me estás preguntando si me atraen las humanas? - dijo. El pelo le caía hacia delante en ondas. Unas gotitas de agua le recorrían los mechones y acababan salpicándome la mejilla - ¿O si eres tú la que me atrae? Con las manos apoyadas en la roca, fue acercándose a mí lentamente. Muy pronto nos separaban sólo unos milímetros...Sentía su respiración como si fuera la mía, y cuando movió las caderas abrí los ojos y ahogué un grito. Vaya que si funcionaba la cosa...Me despejó la duda de un plumazo. (pág. 240) - Sí que es importante el helado - dije. - Es mi vida entera.- Dee tiró el monedero a Daemon, pero erró el objetivo - ¡Y tú me lo has quitado! (pág. 258 NUNCA TE METAS ENTRE DEE Y SU COMIDA, Y MENOS SI SE TRATA DE HELADO) - ¿Lo estás pasando bien con...Ash? - ¿Y tú con tu amiguito el pulpo? Me mordí el larbio. - Qué simpático eres, como siempre. ... - Estás...muy guapa, por cierto. Demasiado guapa para estar con ese idiota. Me sonrojé y bajé la vista. - ¿Te has tomado algo? - Pues no, la verdad. ¿Por qué me lo preguntas, si puede saberse? - Porque nunca me dices nada agradable. - Touché. (pág. 303) - Recuérdame...que no te haga enfadar nunca más ¡La leche! ¿Eres agente secreto en tus ratos libres? ... Me recorrió la espalda con sus brazos y hundió una mano en los rizos que se me habían soltado del moño. - No me has hecho caso - susurró contra mi hombro. - Nunca te hago caso. (pág. 327) Daemon murmuró algo en un idioma desconocido. Era una lengua dulce y bonita. Mágica. De otro planeta. Podría haberlo despertado, pero no lo hice sin saber demasiado bien por qué. La emoción que sentía por el contacto con su piel era más fuerte que todo lo demás. Daemon tenía una mano en el borde de mi camiseta, y los dedos encima del pedazo de piel que había entre el borde de la camiseta y la cinturilla de los pantalones de pijama. La mano empezaba a abrirse paso por debajo de la camiseta, a través de mi estómago, en la parte en que este empieza a descender. El pulso se me desbocó. Me rozó las costillas con la punta de los dedos. Su cuerpo se movió y sentí su rodilla contra mí. (pág. 338) O.O o_O OMG - Gatita - Ni aunque fueras el último ser con aspecto humano sobre la faz de la Tierra ¿Ahora lo entiendes? ¿Capiche? ... - Ademñas, no me atraes nada - Mentira podrida - Pero vamos, nada de nada. Eres... De repente Daemon estaba delante de mí, a apenas un centímetro de mi rostro. - ¿Qué soy? - Ignorante -¿Y qué más? - Prepotente, controlador...-...- Y un...cretino. - Venga ya, gatita, seguro que puedes hacerlo mejor - ... - Todavía no me creo que no te sientas atraída por mí. (pág. 360) - Seguro que hasta sueñas conmigo - Bajó la vista hacia mis labios y sentí que se despegaban - Seguro que escribes mi nombre en tus libretas, una y otra vez, rodeado por un corazoncito. Me reí. - En tus sueños, Daemon. Eres la última persona a la que... Daemon me besó (pág.361) Una sonrisa pícara se le asomó a los labios. - ¿Te das cuenta de que me encantan los retos? Me reí entre dientes y me volví hacia la puerta mientras le dedicaba un gesto grosero con el dedo corazón. - Y a mí, Daemon; y a mí. (pág. 414)
Jennifer L. Armentrout (Obsidian (Lux, #1))
E’ difficile parlare dell’importanza di un eroe immaginario. Ma gli eroi sono importanti. Gli eroi ci dicono qualcosa di noi stessi. I libri di storia ci dicono cosa siamo soliti essere, i documentari ci dicono chi siamo ora, ma gli eroi ci dicono chi vogliamo essere. E molti dei nostri eroi mi deprimono. Quando hanno creato questo particolare eroe, non gli hanno dato una pistola, gli hanno dato un cacciavite per sistemare le cose. Non gli hanno dato un carro armato o una nave da guerra o un X-Wing, gli hanno dato una cabina telefonica per poterlo chiamare in caso di pericolo. E non gli hanno dato un superpotere o delle orecchie a punta o un raggio laser, gli hanno dato un cuore in più. Gli hanno dato due cuori. E questa è una cosa straordinaria. Non ci sarà mai un tempo in cui non avremo bisogno di un eroe come il Dottore.
Steven Moffat
Dai, vieni mio albero in fiore, stasera spegneremo la luce e sui tuoi boccioli poserò gli occhiali. Con la punta dei rami segnerai la volta celeste e scuoterai il tronco invisibile che sostiene la luna. Nuovi sogni cadranno ai nostri piedi come neve tiepida. Pianterai a terra le tue radici a forma di tacchi a spillo, che faranno saldamente presa. Lascia che mi arrampichi sul tuo cuore di bambù, voglio dormire accanto a te.
Mathias Malzieu (La Mécanique du cœur)
Luisa, es peligroso pasar días enteros con la cabeza abatida sobre el pecho, las manos inertes, la mirada vaga; es peligroso buscar las avenidas sombrías y no participar de las diversiones que regocijan los corazones de las las jóvenes; es peligroso, Luisa, escribir con a punta del pie; como sueles hacer, sobre la arena, letras que, por más que te apresures a borrarlas; siempre aparecen por debajo del talón, principalmente cuando esas letras se asemejan más a una L que a una B; es peligroso, en fin, forjarse allá en la mente mil extrañas ilusiones, fruto de la soledad y de los dolores de cabeza; esas ilusiones socavan las mejillas de una pobre muchacha al mismo tiempo que su cerebro, y no es cosa rara ver en esas ocasiones a una persona de amable y risueño trato volverse taciturna y fastidiosa, y a la de más talento convertida en una imbécil.
Alexandre Dumas (Le Vicomte de Bragelonne I)
Questo ti assomiglia veramente tanto — disse a Noah, appoggiandosi a lui con tutto il peso del corpo.— La mia ragazza ha molto talento — replicò Noah. Il mio cuore smise di battere.Il cuore di Anna smise di battere E venne da me. — Andiamo — mi ordinò dolcemente quando fu al mio fianco. Il suo corpo mi sfiorò la spalla e un braccio in modo protettivo. E poi mi tese la mano.Volevo prenderla, e volevo sputare in faccia ad Anna, e volevo baciarlo, e volevo dare un calcio nelle parti basse a Aiden Davis. Ma gli sforzi compiuti da mamma e papà per fare di me una persona civile dimostrarono di essere andati a buon fine, così mi limitai a sfidare Anna solo con il pensiero, e tutti gli altri a rispondere a questo gesto: intrecciai le mie dita a quelle di Noah. Sentii una scarica elettrica andare dalla punta delle dita alla cavità in cui in teoria, fino a un attimo prima, c’era il mio stomaco.E fu così che divenni completamente, totalmente, interamente Sua
Michelle Hodkin (The Unbecoming of Mara Dyer (Mara Dyer, #1))
Perché ti rendo noto, Sancio, che vi sono due tipi di lignaggi nel mondo: il primo, di quelli che traggono e derivano la loro discendenza da principi e monarchi, che il tempo a poco a poco ha disfatto, e son terminati a punta, come una piramide capovolta; il secondo, di quelli che ebbero il loro principio da gente bassa, e che vanno salendo di gradino in gradino, fino ad arrivare a essere gran signori; cosicché, la differenza è che gli uni furono ciò che non sono, e gli altri sono ciò che non furono.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quixote)
Fuori della porta si sentivano chiaramente dei passi pesanti. – I dentrassi? – sussurrò Arthur. – No, questi sono stivali dalla punta d’acciaio – disse Ford. Si sentì bussare con prepotenza alla porta. – E allora chi è? – disse Arthur – Be’ – disse Ford – se siamo fortunati sono solo i vogon che vengono a prenderci per buttarci nello spazio. – E se siamo sfortunati? – Se siamo sfortunati – disse cupo Ford – il comandante potrebbe avere fatto le sue minacce seriamente, e avere intenzione di leggerci prima qualcuna delle sue poesie…
Douglas Adams (The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy (The Hitchhiker's Guide to the Galaxy, #1))
Amanece en México. Millones de ciudadanos se preparan para otra ardua jornada laboral. Un controlados aéreo de la torre del Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México entrega su turno después de una noche más de eficaz trabajo cumplido. Un agricultor del valle de Culiacán, granero de México, prepara su sistema de riego con tecnología de punta. Una ingeniera atómica controla impolutamente los desechos de uranio altamente enriquecidos de la central nuclear de Laguna Verde. Un empresario de Monterrey termina una conference call con sus socios del Lejano Oriente. En un hotel del Caribe, la recepcionista despierta puntualmente a los turistas de las habitaciones que así se lo han pedido. Los hospitales trabajan. Las escuelas inician labores. La basura se recoge. El agua corre por las cañerías. La luz se enciende. Los teatros dan la tercera llamada. En el campo, millones de manos ya están sobre el surco y los empleados de la periferia de las grandes ciudades se desplazan hacia sus centros de trabajo. Una monumental energía humana echa a andar un día más la undécima potencia económica del planeta.
Ricardo Cayuela Gally
Una niña pequeña estaba en un barco de crucero, y ella y su padre estaban parados en la cubierta del barco. Era un día muy hermoso y muy claro, y el aire estaba fresco, soplando suavemente. La pequeña niña, parándose de puntas, le dijo a su papá, “No puedo ver nada”. El padre la levantó y la puso sobre sus hombros, de tal manera que ella pudiera estar por encima de todas las demás personas que se encontraban en la cubierta, y que pudiera ver todo lo que pasaba alrededor de ella. “¡Papi!” ella exclamó. “¡Yo puedo ver mucho más lejos de lo que mis ojos pueden mirar!
Myles Munroe (Los Principios Y El Poder De La Visión)
—Ella no significa nada para mí. —La voz de Dank envió un hormigueo por mi cuello y en mi pecho—. Nunca te mentiría, Pagan. —dijo, con urgencia, contra mi oreja. Abrí los ojos para mirar hacia él, con ganas de ver el azul de sus ojos. Sus labios rozaron la punta de mi oreja e hizo un sendero hasta mi cara. Ambas manos se apoderaron de mi cintura tirando de mí con fuerza, contra su cuerpo—. Tú me tientas. No puedo caer en la tentación.No estoy hecho para ser tentado pero, Pagan Moore, me tientas. Desde el momento en que vine por ti me atrajiste. Todo acerca de ti... —Una de sus manos que se posaba en la parte izquierda de mi cintura, se trasladó hasta acariciar suavemente mi brazo—. Tú me vuelves loco de necesidad. De deseo. No lo entendía al principio. Pero ahora lo sé. Es tu alma llamándome. Las almas no significan nada para mí. No se supone que deban. Pero la tuya se ha convertido en mi obsesión. —Bajó la cabeza a mi hombro y me besó en la curva de mi cuello. Su mano se movió por debajo de mi camisa y el calor de la palma de su mano descansaba sobre mi vientre desnudo. Un pulso de calor se apoderó de mí y me apretó fuertemente contra él para que no me cayera—. Quiero matar a ese chico cada vez que veo sus manos sobre ti. —Besó el camino hasta mi cuello y arqueé mi cuello en respuesta a darle un mejor acceso. Nada se había sentido así. Su tacto era como una droga—. Quiero arrancar los brazos de su cuerpo para que no te pueda tocar de nuevo. —Un gruñido bajo, familiar vibraba en mi espalda—. Pero no puedo tenerte, Pagan. No estás hecha para mí. —Su voz sonaba torturada. Quería consolarlo. Él me reclamó también. De alguna manera, había entrado en mi mundo y se había convertido en el centro del mismo.
Abbi Glines (Existence (Existence, #1))
Nadie que haya vivido en Nueva York más de unos cuantos meses comprenderá por qué una chica podría decir en serio que le gusta el metro. Han olvidado la novedad de caminar por pasillos subterráneos y aparecer de pronto en la otra punta de la ciudad, el consuelo de saber que, incluso si te toca tragarte una hora de retraso o te topas con un exhibicionista, has resuelto el mayor enigma lógico de la ciudad. Formar parte del ajetreo, intercambiar una mirada con otro pasajero horrorizado cuando una banda de mariachis se monta en tu vagón. En el metro, August es una neoyorquina más, así de sencillo.
Casey McQuiston (One Last Stop)
Recordó la vez que pescó a la hembra de una pareja de peces espada. El macho siempre deja que la hembra coma primero, y ella, al morder el anzuelo, se debatió en una batalla salvaje, desesperada y llena de pánico que pronto la agotó. Todo el tiempo el macho se quedó con ella, cruzando el sedal y haciendo círculos en torno de su pareja en la superficie. Se hallaba tan próximo que el viejo había tenido temor de que cortara la cuerda con la cola, que era afilada como guadaña y casi de esa forma y tamaño. El viejo le metió el garfio, le dio golpes, la prendió de la espada, de borde como lija y la aporreó en la punta de la cabeza hasta que su color se volvió casi como el del respaldo de un espejo, y entonces, con la ayuda del muchacho, la elevó para ponerla a bordo. El macho se quedó a un costado del bote. Después, cuando el viejo limpiaba los cordeles y preparaba el arpón, el macho saltó muy alto en el aire, junto al bote, para ver dónde había quedado su pareja, y finalmente se sumergió en lo más profundo, con las alas azul-rojizas, que eran sus aletas pectorales, desplegadas a lo ancho y con todas las franjas del mismo color a la vista. "Era hermoso-recordó el viejo- y se quedó hasta el final".
Ernest Hemingway (The Old Man and the Sea)
Algo. En estos días, tienes que ser "algo" con alguien si no quieres ser "nada" con alguien. Por lo mismo, nuestra "relación", si es que puede llamársele "relación" a lo que teníamos, bueh, podía decirse que era clandestina. Poco nos importaba, sin embargo, lo que dijeran los demás. Porque nos teníamos. Nos teníamos y no nos íbamos a dejar ir (...) El consenso entre las diferentes voces que opinaban en mi cabeza había sido atribuir su conducta a las hormonas, pero yo le concedía todas las razones a la voluntad. Veloe era quien era porque así quería ser. Lo que comenzó como una inocente comida de vengan-a-conocer-a-mi-nuevo-novio, se transformó en un "cándido afecto" que, con el paso de los meses, se convirtió en un "frondoso encanto", el cual terminaría en una "loca infatuación". Un año después de subirme a aquel elevador, Veloe y yo nos amábamos hasta las lágrimas. Dicen que a las mujeres no hay que entenderlas sino amarlas, y en verdad que su amable y atento servidor no podría estar en desacuerdo con esa sagrada afirmación; pero yo no sólo amaba a Veloe, sino que la leía. Aprendí a leer a Veloe como a nadie; podía leerla con la tibia luz de la lámpara de la mesa de noche o con el sol quemante de las playas de Oaxaca, tirado en un camastro, cavando surcos en la arena con los pies. Podía leerla en el tren subterráneo, rodeado de parroquianos, o en la paz de la santa capilla, tirado en la alfombra, de pie o sentado, de cabeza o sobre las puntas de los dedos, exhausto o recién levantado, en ayunas, después de una pesada comida, lejos, en braille o con letra script. Entendí que es cosa complicada aprender a leer a una mujer, y que es tarea que puede extenderse por años. Por vidas enteras. Algunas mujeres son libros pequeños, de bolsillo, fácilmente manejables. Otras son pesados, de pasta dura, con el gramaje grueso y poco amable con los dedos. Algunas tienen prólogo y otras epílogo, y unas cuantas ambos. Algunas carecen de forros o están deshojadas. Nadie puede leer a todas las mujeres del mundo así como nadie puede leer todos los libros del mundo. Y del mismo modo que, dicen los románticos, ciertos libros nos escogen, algunas mujeres nos eligen, en silencio, y esperan a que las leamos... -Pixie (3) de Ruy Xoconostle W. (fragmento)
Ruy Xoconostle W. (Pixie 3)
–Todos soñamos con volver. Es difícil de explicar. Yo no volvería ni loco. Pero sueño con volver –hice una pausa–. Ustedes también. –¿Nosotros? –Los que nunca estuvieron. ¿Para qué nos buscan, si no? Nos buscan y nos tienen miedo. Suponen que sabemos algo, que no les queremos decir, y que ustedes no quieren saber; nos envidian porque conocemos el camino y temen que se los revelemos. Dejamos un espacio preciso cuando nos fuimos, pero allá cambiamos de forma, y al volver ya no encajábamos, por más vueltas que nos dieran, en el rompecabezas; volvimos diez mil iluminados, locos, profetas malditos, y ahí andamos, sueltos por las cuatro puntas del país, hablando un idioma que nadie entiende, haciendo como que trabajamos, jugamos al fútbol, cogemos, pero nunca del todo, en algún lugar sabiendo siempre que algo nuestro valioso e indefinible quedó enterrado allá. En sueños, al menos, todos volvemos a buscarlo. ¿Entendés? No es el criminal el que vuelve al lugar del crimen. Es la víctima, bajo la tiránica esperanza de cambiar ese resultado injusto que la dañó. Andá a preguntarle a los ingleses. ¿Cuántos te crees que quieren volver? Somos nosotros, los perdedores, los triturados, los que gritamos “volveremos volveremos” cada vez que hay alguien que quiera escuchar. ¿Qué puede interesarle la revancha al ganador? El infierno nos marcó de tal manera que creemos que volviendo lo haremos paraíso, y a la noche nos despertamos llamando papá a los demonios que nos clavaban arpones riendo. ¿Sabés por qué todavía, diez años después, seguimos disfrazándonos de esta manera, reuniéndonos para organizar expediciones imposibles, reconstruyendo hasta el segundo cada uno de aquellos días que lo mejor sería olvidar? Estamos infectados, entendés, las llevamos en la sangre y nos morimos de a poco, como los chagásicos. ¿No las viste, que son iguales a pólipos? Cada año que pasa, se extienden un poco más, como esas manchas en la pared. Trauma de guerra, trauma de guerra, no es tan fácil. Estamos enamorados hasta la médula, y las odiamos. Fetichistas, adoramos una foto, una silueta, una bota vieja. No es verdad que hubo sobrevivientes. En el corazón de cada uno hay dos pedazos arrancados, y cada mordisco tiene la forma exacta de Las Islas. Tratamos de llenarlos con las cosas de acá, pero es como taparlos con estopa. ¿Sabés cuántos de nosotros nos suicidamos por ese amor?
Carlos Gamerro (Las islas)
A decir verdad, Jackson nunca había compartido totalmente el culto fálico de sus pares. Cuando tenía más o menos ocho años, una niña lo sorprendió mientras él meaba entre los arbustos, y chilló casi con el mismo espíritu de horror reflexivo con que lo acababa de hacer Carol. Es de suponer que aquella niña nunca había visto un pene, y que no le causó buena impresión. «Puaj, qué basto eres. ¿Qué es esa cosa? ¡Es repugnante!», gritó al salir corriendo. Y después aquella otra vez, en el gimnasio del colegio donde cursó los primeros años de secundaria. Jackson apenas había entrado en la pubertad; todavía mojado tras pasar por la ducha, sintió frío. No obstante, un chico mucho más corpulento que él se burló: Parece que estés envolviendo una zanahoria baby y un par de habichuelas. A partir de ese día los chicos lo apodaron «el Vegetariano», mote tan inocente a oídos de los profesores que protegía a sus compañeros de un posible castigo por acoso escolar. En realidad, la palabra «pene» siempre había sonado algo tonta y banal, y a poca cosa. Desde que tenía memoria, su quinto apéndice le había parecido algo sutilmente ajeno a él, algo aparte y capaz de traicionarlo. Y fue la sensación de que eso que le sobresalía no era del todo parte de su cuerpo lo que pudo permitirle experimentar con ella. El experimento había fallado. Es posible que Jackson nunca hubiera comprendido muy bien por qué a las mujeres un pene podía resultarles atractivo, con su piel como apergaminada y demasiado fina, los testículos colgantes y esas matas de vello, el sombrerete en la punta, como si fuese un hongo… Podía decirse que, en cierto modo, no era una forma que la carne humana debiera asumir. Cuando estaba en posición de descanso parecía asustado y deprimido; en estado de alerta, impertinente, aunque inseguro, moviéndose de un lado para el otro e intentando llamar la atención como un fanfarrón que quisiera hacer una demostración de sus habilidades.
Lionel Shriver (So Much for That)
Vi la vida ramificándose ante mí igual que la higuera verde del cuento. De la punta de cada rama, como un suculento higo morado, un futuro maravilloso me atraía y me tentaba. Un higo era un marido y un hogar feliz y niños, y otro higo era una poeta famosa, y otro higo una profesora brillante, y otro higo era E.G., la fantástica editora, y otro higo era Europa y África y Sudamérica, y otro higo era Constantin y Socrates y Attila y un pelotón de otros amantes con nombres curiosos y profesiones estrafalarias, y otro higo era una campeona olímpica de remo, y más allá y por encima de esos higos había muchos más que no acertaba a distinguir. Me vi sentada en la horcadura de esa higuera, muriendo de hambre solo porque no podía decidir cuál de los higos deseaba. Los quería todos, pero elegir uno significaba perder los demás, y mientras permanecía allí sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaban a arrugarse y a ponerse negros, y uno por uno caían en el suelo a mis pies.
Sylvia Plath (The Bell Jar)
È dolce o amara? – È amara, ma ti farà bene. – Se è amara, non la voglio. – Da' retta a me: bevila. – A me l'amaro non mi piace. – Bevila: e quando l'avrai bevuta, ti darò una pallina di zucchero, per rifarti la bocca. – Dov'è la pallina di zucchero? – Eccola qui – disse la Fata, tirandola fuori da una zuccheriera d'oro. – Prima voglio la pallina di zucchero, e poi beverò quell'acquaccia amara.. – Me lo prometti? – Sì... La Fata gli dette la pallina, e Pinocchio, dopo averla sgranocchiata e ingoiata in un attimo, disse leccandosi i labbri: – Bella cosa se anche lo zucchero fosse una medicina!... Mi purgherei tutti i giorni. – Ora mantieni la promessa e bevi queste poche gocciole d'acqua, che ti renderanno la salute. Pinocchio prese di mala voglia il bicchiere in mano e vi ficcò dentro la punta del naso: poi se l'accostò alla bocca: poi tornò a ficcarci la punta del naso: finalmente disse: – È troppo amara! troppo amara! Io non la posso bere. – Come fai a dirlo, se non l'hai nemmeno assaggiata? – Me lo figuro! L'ho sentita all'odore. Voglio prima un'altra pallina di zucchero... e poi la beverò!...
Carlo Collodi (Le avventure di Pinocchio)
Il ruolo del logoterapeuta consiste nell’ampliare ed estendere il campo visivo del paziente così che possa vedere l’intero spettro di significato potenziale. Dichiarando che l’uomo è responsabile e deve realizzare il significato potenziale della sua vita, voglio però sottolineare anche che il vero significato della vita deve essere cercato nel mondo piuttosto che all’interno dell’uomo o nella sua psiche, anche se è un sistema chiuso. Ho denominato questa caratteristica costitutiva “l’autotrascendenza dell’esistenza umana”. L’essere umano punta sempre verso qualcosa o qualcuno, piuttosto che verso se stesso – sia questo un significato da raggiungere o un altro essere umano da incontrare. Più uno si dimentica di se stesso – dedicandosi a una causa da seguire o ad un’altra persona da amare – più è umano e più realizza se stesso. Ciò che viene chiamata autorealizzazione non è in assoluto un obiettivo raggiungibile, per la semplice ragione che più uno si sforza di raggiungerlo più non ci riesce. In altre parole, l’autorealizzazione è possibile solo come effetto collaterale della trascendenza di se stessi.
Viktor E. Frankl (L'uomo in cerca di senso: Uno psicologo nei lager e altri scritti inediti)
Lo cierto es que al volverse nuestra mente más estrecha de miras, menos permeable a la novedad, y al glorificar la repetición, nos estamos empobreciendo. Qué impactante descubrir que al llegar a los 40 ya te han bañado en bronce y colocado en la repisa de la chimenea, que ya existen instituciones sociales como las emisoras de radio de melodías ya pasadas de moda, cuya mera existencia te confirma que ya no estás donde está la cultura. Si ahí fuera hay un mundo rico, vibrante, nuevo, no debería ser solo para que los veinteañeros lo exploren únicamente por el placer de explorarlo. Sea lo que sea lo que nos hace rechazar lo novedoso, creo que tal vez valga la pena luchar un poco, aunque signifique renunciar a Bob Marley de vez en cuando. Pero existe una consecuencia en última instancia más importante de esta cerrazón. Cuando veo a alguno de mis mejores estudiantes excitarse por una causa, cuando los veo dispuestos a irse a la otra punta del planeta para asistir a leprosos en el Congo, o irse a la otra punta de la ciudad para enseñar a leer a algún chaval de barrio, recuerdo: hubo un tiempo en que era mucho más fácil ser así. Tener una mente abierta es un requisito para tener un corazón abierto.
Robert M. Sapolsky (Monkeyluv: And Other Essays on Our Lives as Animals)
Las metamorfosis del vampiro La mujer, entre tanto, retorciéndose igual que una serpiente en las brasas, y amasándose los pechos por encima de las ballenas del corsé dejaba deslizar de su boca de fresa estas palabras impregnadas de almizcle: —«Tengo los labios húmedos y conozco la ciencia de perder en una cama la antigua conciencia. Seco todas las lágrimas en mis pechos triunfantes y hago que los viejos se rían con risas infantiles. ¡Para quien me ve desnuda y sin velos, sustituyo a la luna, al sol, al cielo y a las estrellas! Cuando aprisiono a un hombre en mis temidos brazos, o cuando abandono mi busto a los mordiscos, tímida y libertina, frágil y robusta, soy, mi querido sabio, tan experta en deleites que sobre ese colchón que se desmaya de emoción, ¡los ángeles importantes se condenarían por mí!» Cuando me hubo chupado toda la médula de los huesos, y me volví hacia ella con languidez para darle un beso de amor, ¡no vi más que un odre de flancos viscosos, rebosante de pus! En mi helado terror, cerré los ojos, y cuando volví a abrirlos a la viva claridad, a mi lado, en lugar del fuerte maniquí que parecía haber hecho provisión de sangre entrechocaban en confusión unos restos de esqueleto, que producían un grito como el de una veleta o el de un cartel que, en la punta de una vara de hierro, el viento balancea en las noches de invierno.
Charles Baudelaire (Les Fleurs du Mal)
Continuo a chiedermi come paragonare questa prigione dove vivo al resto del mondo, e siccome il mondo è pieno di gente e qui non c'è anima viva, fuori che me, non posso farlo. Pure, continuo a battere su quel chiodo. La mia immaginazione farà da femmina al mio spirito, il mio spirito è il maschio, e fra tutti e due concepiranno una generazione di pensieri prolifici, e saranno essi a popolare questo microcosmo di personaggi irrequieti quanto la gente di questo mondo: poiché nessun pensiero è mai contento. I migliori, come i pensieri del divino, sono frammisti ai dubbi: tali da mettere il Verbo stesso in conflitto col Verbo. Come "Venite, pargoli"; oppure ancora "È difficile per un cammello passare per la cruna d'un ago". I pensieri che spronano all'ambizione, progettano imprese irrealizzabili: come queste vane, fragili unghie possano aprirsi una breccia tra le strutture granitiche di questo duro universo - le mura scabre della mia prigione. E poiché non possono, si annullano nella loro superbia. I pensieri che aspirano alla rassegnazione si consolano di non essere i primi, fra gli schiavi della Fortuna, e neppure gli ultimi: come stolti mendichi che, inchiodati alla gogna, si sentono meno umiliati perché è toccato a tanti, e toccherà a tanti altri. E in questo pensiero trovano una sorta di sollievo, caricando le proprie sventure sul dosso di quelli che prima di loro ebbero simile sorte. Così io recito in un sol personaggio la parte di molti: e nessuno contento. Qualche volta faccio il re: allora il tradimento mi fa sospirare di essere un poveraccio - ed io tale divento. Poi però l'opprimente miseria mi convince che me la passavo meglio da re. Ed eccomi rimesso sul trono: solo che di lì a poco mi vedo bello e detronizzato da Bolingbroke, e subito non sono più nulla. Ma chiunque io sia, né io né alcun uomo che possa dirsi uomo sarà contento di nulla finché non avrà il sollievo di non esser più nulla. Suono di musica. Sento della musica. Ah, ah! Andate a tempo! Come è aspra la dolce musica quando non tiene il ritmo e non rispetta il tempo. Così è per la musica delle umane vite: e qui io ho un orecchio talmente affinato da avvertire la stonatura in una corda non bene accordata. Ma per accordare il mio regno ai bisogni del tempo, non ebbi orecchio da avvertire le mie stonature. Ho fatto pessimo uso del tempo, e il tempo fa pessimo uso di me, ché ora il tempo ha fatto di me il suo orologio. I miei pensieri sono minuti, che i miei sospiri vanno ritmando sul quadrante dei miei occhi; mentre il mio dito, come la punta della lancetta, continua a segnare il tempo, nettandoli delle lacrime. Ora, signore, il suono che indica lo scadere dell'ora è il clamore dei gemiti che mi squassano il cuore - che è la campana. Così sospiri, e lacrime, e gemiti, scandiscono i minuti, i quarti e le ore; mentre il tempo mio va galoppando a portare la gioia del superbo Bolingbroke, e io me ne sto qui a fare il pupazzo, a guardia del suo orologio. Questa musica mi fa uscir di senno. Fatela smettere! Può darsi abbia ricondotto dei folli a rinsavire, ma io dico che può portare chi è savio alla follia. Pure, benedetta l'anima buona che me la infligge, poiché essa è segno d'affetto, e l'affetto per Riccardo è un ben raro gioiello, in un mondo così saturo d'odio.
William Shakespeare (Richard II)
—Dios mío, qué guapa eres. Y qué valiente. Es un crimen no poder tocarte. Levanto el taco de billar, y deseo más que nunca que fueran las yemas de sus dedos las que tocaran mi piel. Con suavidad resigo su brazo con la punta, por encima del ángulo puntiagudo de su hombro, y lo acerco lentamente hacia su cuerpo. Ella tiembla ante mi «contacto», sin dejar de mirarme, y a medida que el taco de billar va subiendo, un ligero rubor le tiñe las mejillas. —Tu pelo —digo, tocando el punto donde cae sobre sus hombros—. Tu cuello —digo, y la luz de la piscina le ilumina la piel—. Tus labios —continúo, y noto que la gravedad se desploma peligrosamente entre nosotros, instándome a besarla. Ella desvía la mirada, tímida de pronto. —El día en que nos conocimos te mentí. Nunca he hecho el amor con nadie. —Respira con dificultad y se toca el costado mientras habla—. No quiero que nadie me vea. Las cicatrices. El tubo. No hay nada de sexi en… —Todo en ti es sexi —la interrumpo. Ella me mira y quiero que lo vea en mi rostro. Qué guapa es—. Eres perfecta. La observo cuando retira el taco de billar y se pone de pie, temblando. Lentamente, con los ojos fijos en los míos, se quita la camiseta sin mangas y deja al descubierto un sujetador negro de encaje. Tira la camiseta al suelo, y mi mandíbula se derrumba también. Luego se baja los shorts, los pasa por debajo de los pies y se endereza. Me invita a mirarla. Me ha dejado sin aliento. Intento tomármelo con calma, pero contemplo su cuerpo con ansiedad, miro sus piernas, su pecho y sus caderas. La luz baila sobre las cicatrices de guerra que le cruzan el pecho y el vientre. —Dios mío —consigo musitar apenas. Nunca creí que podría sentir celos de un taco de billar, pero deseo desesperadamente notar su piel contra la mía.
Rachael Lippincott (Five Feet Apart)
Ralph dichiarò che per lui l’aristocrazia non lasciava un vuoto che la signorina Stackpole stessa non riuscisse a colmare, e che in quel momento non si poteva trovare un uomo più contento di lui. In questo diceva la verità, perché quei frusti giorni di settembre, nell’enorme città semivuota, portavano un fascino avvolto in sé, così come in uno straccio polveroso può essere ravvolta una gemma dai mille colori. Quando a sera rientrava nella casa vuota di Winchester Square, dopo una serie di ore trascorse con le sue relativamente ardenti compagne, s’aggirava per la gran sala da pranzo oscura, dove la candela che egli entrando prendeva dal tavolo nell’atrio costituiva tutta l’illuminazione. La piazza era silenziosa, la casa era silenziosa; se apriva una delle finestre della sala da pranzo per far entrare un po’ d’aria, udiva il lento scricchiolio degli stivali di una solitaria guardia di città. Il suo stesso passo, nella casa vuota, sembrava alto e sonoro; alcuni tappeti erano stati avvolti, e dovunque andasse egli risvegliava una eco malinconica. Si sedeva in una delle poltrone; la grande tavola da pranzo scura luccicava qua e là alla debole luce della candela; i quadri sulle pareti, tutti molto scuri, apparivano vaghi e indistinti. C’era un’aria spettrale, come di pranzi da lungo tempo digeriti, di discorsi conviviali che avevano perduto la loro attualità. Questa punta di soprannaturale forse aveva qualcosa a che vedere con il fatto che la sua fantasia prendeva il volo e che egli rimaneva nella sua poltrona molto più in là dell’ora alla quale avrebbe dovuto essere a letto; senza far niente, senza nemmeno leggere il giornale della sera. Dico che non faceva niente, e confermo l’espressione, proprio perché in quei momenti egli pensava a Isabel. Per lui pensare a Isabel non poteva essere che un ozioso passatempo, che non portava a niente e giovava ben poco ad alcuno. La cugina non gli era mai sembrata così affascinante come in questi giorni trascorsi a scandagliare, alla maniera dei turisti, gli abissi e la superficie dell’elemento metropolitano. Isabel era piena di premesse, di conclusioni, di emozioni; se era venuta in cerca di colore locale, lo trovava dappertutto. Faceva troppe domande perché lui potesse darvi risposta, e varava audaci teorie, su cause storiche ed effetti sociali, che egli era incapace nella stessa misura di accettare o di confutare.
Henry James (The Portrait of a Lady)
Me había convertido en el orgulloso poseedor de un Morris Oxford cerrado, modelo 1932, de nueve años de antigüedad, un vehículo cuya carrocería había sido rociada con una pestilente pintura marrón, del color de las heces de un perro, y cuya máxima velocidad en una carretera recta y lisa era treinta y cinco millas por hora. El Mando de Cazas accedió a regañadientes a mi solicitud. Había un ferry que cruzaba el Canal de Suez por Ismailía. Era una balsa de madera, que se arrastraba de una orilla a otra por medio de unos cables, y conduje el coche hasta allí, de donde lo pasaron a la orilla del Sinaí. Pero, antes de que me autorizaran a iniciar el largo y solitario viaje a través del desierto de Sinaí, tuve que mostrarle a las autoridades que llevaba conmigo cinco galones de más de petróleo y un depósito de cinco galones de agua para beber. Luego emprendí el camino. Me encantó el viaje. Creo que me encantó porque era la primera vez en mi vida que había estado un día entero y una noche sin ver ningún ser humano. Poca gente lo ha hecho. Había una carretera estrecha de suelo duro que se extendía sobre las blandas arenas del desierto, desde el Canal hasta Beersheba, en la frontera de Palestina. La distancia total a través del desierto era de doscientas millas y no había ningún pueblo, ninguna cabaña, ningún puesto, ni ningún signo de vida humana en todo el trayecto. Mientras recorría aquella tierra estéril y despoblada, me pregunté cuántas horas o días tendría que aguardar para que pasara otro viajero que pudiera ayudarme en el caso de que se estropeara mi viejo coche. Pronto lo iba a descubrir. Llevaba viajando unas cinco horas cuando el radiador se puso a hervir por el terrible calor de las primeras horas de la tarde. Me detuve, abrí el capó y esperé a que se enfriara el radiador. Al cabo de una hora o así pude quitar el tapón del radiador y echarle un poco de agua, pero comprendí que sería inútil volver a conducir con el calor que hacía a pleno sol, porque el agua empezaría a hervir de nuevo. «Tengo que esperar», me dije, «hasta que se oculte el sol». Pero también sabía que no debía conducir de noche, porque las luces no funcionaban y, ciertamente, no quería correr el riesgo de salirme de la estrecha y dura carretera de noche y quedar atascado en la arena. Era un problema y la única forma de salir de él que se me ocurría consistía en esperar hasta el amanecer y hacer un esfuerzo para llegar a Beersheba antes de que el sol empezara a asar de nuevo el motor. Había llevado conmigo una gran sandía, para casos de emergencia, y corté una raja; separé de ella las pepitas negras con la punta de un cuchillo y me comí la rosada y fresca fruta, de pie junto al coche, al sol.
Roald Dahl (Volando solo)
Anche Isabel era sconvolta, ma non colpita quanto si sarebbe immaginata. Ciò che sentiva non era una grande responsabilità, una grande difficoltà di scelta; le appariva chiaro che nella questione non c’era stato da scegliere. Non poteva sposare Lord Warburton; questa idea non poteva andar d’accordo con nessuno degli illuminati pregiudizi a favore della libera esplorazione della vita che ella aveva finora professati o che era attualmente capace di professare. Doveva scrivergli questo, doveva convincerlo, ed era un compito relativamente facile. Ma ciò che la turbava, nel senso che la riempiva di meraviglia, era proprio il fatto che le costasse così poco rifiutare una magnifica «occasione». Quali che ne fossero i limiti, Lord Warburton le aveva offerto una grande possibilità; la situazione poteva avere i suoi lati negativi, poteva contenere elementi oppressivi, elementi meschini, poteva addirittura dimostrarsi nient’altro che un farmaco a base di stupefacenti, ma lei non faceva ingiuria al suo sesso ritenendo cosa certa che, su venti donne, diciannove vi si sarebbero adattate senza un lamento. Perché dunque non doveva imporsi irresistibilmente anche a lei? Chi era, che cosa era lei, per ritenersi superiore? Che modo di vedere la vita, che progetti per la sua sorte, che concetto della felicità aveva lei, tali che pretendevano di essere più vasti di queste vaste, di queste favolose prospettive? Se non avesse fatto una cosa come questa, allora avrebbe dovuto fare grandi cose, avrebbe dovuto fare qualcosa di più grande. La povera Isabel trovava modo di ricordare ogni tanto a se stessa che non doveva essere troppo orgogliosa, e non c’era niente di più sincero della sua preghiera di essere immune da tale pericolo: l’isolamento e la solitudine dell’orgoglio assumevano nella sua mente l’orrore di un luogo deserto. Se era stato l’orgoglio ad impedirle di accettare Lord Warburton, tale bêtise era singolarmente fuori luogo; ed era tanto cosciente che egli le piaceva, da giungere a dire a se stessa che si trattava proprio della delicatezza, e della fine intesa, di una comunione di spiriti. Le piaceva troppo per sposarlo, ecco la verità; qualcosa le diceva che c’era un punto debole nella brillante logica della proposta - così come la vedeva lui - anche se non riusciva a metterci sopra nemmeno la piccolissima punta del suo dito; e infliggere ad un uomo che offriva tanto una moglie con tali tendenze critiche, sarebbe stata un’azione particolarmente disonesta. Gli aveva promesso di pensare alla sua proposta, e mentre, dopo che egli l’aveva lasciata, se ne tornava, sperduta nella meditazione, alla panchina dove lui l’aveva trovata, poteva sembrare che stesse mantenendo la promessa. Ma non era così; ella si domandava se non era per caso una creatura fredda, dura, vanitosa, e, mentre infine si alzava e si dirigeva piuttosto svelta verso casa, sentiva, come aveva detto prima al suo amico, davvero terrore di se stessa.
Henry James (The Portrait of a Lady)
Vitruvio describió con todo detalle las proporciones de este «cuerpo de un hombre bien formado» que debía determinar la composición de los templos. La distancia de la barbilla a la parte superior de la frente tenía que ser la décima parte de su altura total, comenzaba, y seguía con numerosas precisiones más: «Si nos referimos al pie, equivale a una sexta parte de la altura del cuerpo; el codo, una cuarta parte, y el pecho equivale igualmente a una cuarta parte. Los restantes miembros guardan también una proporción de simetría, de la que se sirvieron los antiguos pintores y escultores famosos, alcanzando una extraordinaria consideración y fama». Las descripciones de Vitruvio de las proporciones humanas llevarían a Leonardo, como parte de los estudios de anatomía que acababa de comenzar en 1489, a compilar un conjunto similar de medidas. En términos más generales, la convicción de Vitruvio de que las proporciones del hombre resultan análogas a las de un templo bien concebido —y al macrocosmos del mundo— se convirtió en el centro de la cosmovisión de Leonardo. Después de detallar las proporciones humanas, Vitruvio pasaba a describir, en una célebre representación, la forma de inscribir a un hombre en un círculo y un cuadrado para determinar la proporción ideal de un templo: Exactamente de igual manera, las partes de los templos deben guardar una proporción de simetría perfectamente apropiada de cada una de ellas respecto al conjunto total en su completa dimensión. El ombligo es el punto central natural del cuerpo humano. En efecto, si se coloca un hombre boca arriba, con sus manos y sus pies estirados, situando el centro del compás en su ombligo y trazando una circunferencia, esta tocaría la punta de ambas manos y los dedos de los pies. La figura circular trazada sobre el cuerpo humano nos posibilita el lograr también un cuadrado: si se mide desde la planta de los pies hasta la coronilla, la medida resultante será la misma que la que se da entre las puntas de los dedos con los brazos extendidos; exactamente su anchura mide lo mismo que su altura, como los cuadrados que trazamos con la escuadra.[18] Era una imagen muy potente. Sin embargo, hasta donde sabemos, nadie relevante había hecho un dibujo serio y preciso a partir de esta en los quince siglos transcurridos desde que Vitruvio redactara su descripción hasta que, de pronto, alrededor de 1490, Leonardo y sus amigos procedieron a abordar esta figura del hombre abierto de brazos y piernas en el centro de una iglesia y del universo. Francesco dibujó por lo menos tres versiones para acompañar su tratado y su traducción de Vitruvio. Una de ellas es una imagen agradable y risueña de un hombre inserto en un círculo y un cuadrado (figura 43). Constituye un dibujo más sugerente que exacto. El círculo, el cuadrado y el cuerpo no pretenden indicar las proporciones, sino que se muestran con cierta despreocupación. En otros dos dibujos de Francesco (figuras 44 y 45) se ve a un hombre de proporciones más cuidadas dentro de un trazado de círculos y cuadrados en forma de planta de iglesia. De ninguno de estos dibujos puede decirse que sea una obra de arte imperecedera, pero demuestran que tanto Francesco como Leonardo, en el momento de su viaje a Pavía en 1490, se hallaban hechizados con la imagen que Vitruvio había concebido.
Walter Isaacson (Leonardo da Vinci: La biografía (Spanish Edition))