Mujeres Bonitas Quotes

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El hombre que se ríe de todo es que todo lo desprecia. La mujer que se ríe de todo es que sabe que tiene una dentadura bonita
Enrique Jardiel Poncela
Meditaba sobre el inmenso placer que pueden producir dos ojos bonitos en el rostro de una mujer bonita
Jane Austen (Pride And Prejudice)
Y los meses fueron pasando, tranquilos, entre harina y literatura, a la vez que se forjaba una bonita amistad entre esas tres mujeres solitarias perdidas en las montañas de la Tramontana.
Cristina Campos (Pan de limón con semillas de amapola)
Muy bonita para llorarle, muy inteligente para insistirle y muy valiosa para rogarle.
Joice Peel (Ojalá te puedas morir de amor (Spanish Edition))
No hay tantos hombres acaudalados en el mundo como mujeres bonitas dignas de ellos.
Jane Austen (Mansfield Park)
Comer solo, dormir solo, morir solo. Contar con una compañera, como Lucía había sugerido, ¿cómo sería? Cocinar para ella, esperarla por las tardes, andar con ella de la mano, dormir abrazados, contarle sus pensamientos, escribirle poemas… Alguien como Lucía. Era una mujer madura, sólida, inteligente, de risa fácil, sabia porque había sufrido, pero no se aferraba al sufrimiento, como él, y además, bonita. Pero era atrevida y mandona. Una mujer así ocupaba mucho espacio, sería como lidiar con un harén, demasiado trabajo, muy mala idea.
Isabel Allende (Más allá del invierno)
Hasta ahora había reparado en la belleza de las mujeres pensando que las envidiaba, pero no es así. Reparo en la belleza de las mujeres porque las mujeres son bonitas, y no puedo evitar sentirme atraída hacia ellas incluso cuando parece no estar bien.
Andrea Tomé (Desayuno en Júpiter)
Sus modales eran refinados y su comportamiento ni excesivamente tímido ni afectadamente franco, con lo cual resultaba alegre, bonita y atractiva, sin llamar la atención de cuantos hombres la miraban y (mi parte favorita) sin hacer vehementes demostraciones de contrariedad o de placer cada vez que se presentaba la ocasión de manifestar cualquiera de estos sentimientos". Porque qué lindo es cuando una mujer no es sobreactuada.
Jane Austen (Northanger Abbey)
Pensaba en el placer que le proporcionaban un par de ojos hermosos en el rostro de una mujer bonita
Jane Austen (Pride and Prejudice)
Margarita era bonita; pero, lo mismo que suena mucho la ida rebuscada de esas mujeres, suena su muerte poco. Son soles que se ponen como se levantan, sin ruido.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
Las mujeres son soldados mucho más valientes y heroicos, que combaten y padecen dolores para preservar la humanidad, mucho más que tantos libertadores con todas sus bonitas historias.
Anne Frank (The Diary of a Young Girl)
Trasladada a París, una mujer que en provincias pasa por ser bonita no llama la menor atención, porque solo es bella según el refrán que reza que «en el país de los ciegos, el tuerto es rey».
Honoré de Balzac (Lost Illusions)
Unas medias finas y blancas, un vestido de seda, un bordado de encaje, una bonita zapatilla en el pie, una cinta nueva en la cabeza, no hacen bonita a una mujer fea, pero hacen bella a una mujer bonita,
Miguel de Cervantes Saavedra (50 obras maestras que debes leer antes de morir: vol. 1)
- Para mi eres un regalo. (...) Y quiero que veas en ti lo mismo que yo ya veo. No quiero que cambies nada de ti, solo que descubras nuevas facetas, en aquello en lo que puedes convertirte cuando te liberes. Quiero que te descubras como una inmensa mujer, unica y especial. Dueña de su sexualidad, y segura de quien es en la vida. El unico espejo en el que te debes mirar es en el de Cleo Connelly. Cleo tenia los ojos humedos por la emocion. ¡Habia que joderse! Eran las palabras mas bonitas y apasionadas que le habian dicho jamás! Capitulo 6. Lion Romano y Cleo Connelly.
Lena Valenti (Amos y mazmorras: Primera parte (Amos y mazmorras, #1))
me gusta que me lean en voz alta —me dijo izumi—. sentarme en algún rincón soleado y que, a mi lado, alguien me vaya leyendo algo… cualquier cosa, no importa qué. (…) éste ha sido mi sueño desde que era pequeña. pero jamás había encontrado a nadie que lo hiciera realidad. así que tú, ¿cómo te lo diría?, tú has subsanado esa carencia. además, tienes una voz muy bonita.
Haruki Murakami (Sauce ciego, mujer dormida)
La viuda sonrio, sus ojos brillaron y el pudo observar lo bonita que era... Elias lleno otra vez la copa. Su corazon empezaba a alarmarse; le gustaba estar al lado de aquella mujer. El amor podia ser una experienncia mas temible que estar ante un soldado de Ajab con una flecha apuntandole al corazon. Si la flecha lo alcanzase, el estaria muerto, y el resto quedaria a cargo de Dios; pero si el amor lo hiriera, el mismo tendria que asumir las consecuencias.
Paulo Coelho (The Fifth Mountain)
Porque si una lleva una falda o un escote de un tiempo a esta parte lo lleva para sí misma o en nombre del em­­poderamiento, una de dos, y que no me mire nadie porque machete al machote y madre mía qué fuerte e inde­­pen­­diente con mi falda, que era a lo que me reducían antes, a ser dos piernas y poca tela y me quejaba y con razón y ahora como por arte de magia resulta que eso es signo de empoderamiento, pero no puede mirarlo nadie. Nos he­­mos encerrado tanto en nosotros mismos, nos hemos individuado tanto y hemos hecho tantos esfuerzos por acabar con lo de las dinámicas de poder —y, nos guste o no, la belleza siempre ha implicado y siempre implicará poder— que hemos terminado creyendo que no pro­­vocamos ningún efecto, ninguna reacción en el otro y que lo contrario sería inaceptable, aunque las mujeres nos lo hemos creído a medias, como todas las mentiras que nos contamos a nosotras mismas. Por eso rara vez nos ponemos escote y los labios rojos para estar solas en casa, de la misma forma que el pavo real no desplegaría su cola si no hubiera una pava a la vista, porque gilipollas no es y por lo del ahorro energético, y negar que un escote bonito es enseñado de cuando en cuando para ser visto, solo cuando quiere ser visto, cuando quiere ser mirado, además de ridículo niega parte de nuestro poder como mujeres, un poder que no se reduce a lo bello y a lo sexual pero del que lo bello y lo sexual forman parte y no pasa nada y por eso toda mujer ama a un fascista: porque todo el que mira nuestros escotes lo es, a no ser que sea un trapero en un videoclip, entonces es un trapero al uso, entonces se le permite. Y porque mal que bien y según el nuevo canon, nuestros abuelos lo fueron y nuestros padres lo son. No solo porque se les fueran los ojos con las mujeres bonitas que cruzaban los pasos de cebra cuando pensaban, inocentes, que no nos dábamos cuenta.
Ana Iris Simón (Feria)
Bebió el café recordándolas a todas y pensando que de todo lo creado por Dios en el mundo no hay nada que se compare a una mujer bonita, es el misterio y la atracción más grande de todos, lo que no se parece a nada, pues por más que las mujeres sean tan humanas como cualquier hombre, tienen algo más, algo que nunca tendremos nosotros, una atracción hecha de belleza, peligro, tentación, ternura, formas irrepetibles, suavidad, fuerza, tacto, caricia, respiración, todo ello incomparable. No lo tiene ningún hombre. Y ninguna mujer, teniéndolo todo, lo repite nunca; la combinación es siempre distinta. Dio gracias, bebiéndose su café, de haber amado a las mujeres. No iba a tener un premio mejor por haber nacido. Lo repitió: ése era su premio. Nacer para amar a una mujer.
Carlos Fuentes
Cuando a una le atraviesan el corazón con una rama pero no la matan. Una quiere dejar de vivir. Pero entonces la obligan a vivir. Los niños gritan y la obligan a vivir. El viejo tiene hambre y reclama. Los del pueblo le llevan judías y calabacines solo para obligarla a vivir. Y una deja de ser mujer y se convierte en viuda, en madre. Una deja de ser el centro de su vida, deja de ser la savia y la sangre, porque la han obligado a renunciar a cuanto quería. Tíralas aquí, tira las cosas que deseabas,aquí, en medio del camino, en esta cuneta, todo lo que pensabas. Las cosas que amabas. Ya ves, con lo poquita cosa que eran. Le hacen a una desear una vida pequeña. Este hombre y esta montaña. Una vida raquítica como una piedrecilla bonita. Una vida que quepa en un bolstillo. Una vida como un anillo, como una avellana. A una no le dicen que se pueden elegir cosas que no sean pequeñas. No le dicen que las piedras pequeñas se pierden. Se escapan por el agujero de un bolsillo. Ni que si se pierden ya no se puede elegir otra, que piedra perdida, perdida está. Tira el corazón también aquí, en medio del camino, entre el barro y las zarzas. Tira la alegría. Tira el alma y los abrazos, los besos y la cama de matrimonio. A la fuerza. Y ahora levántate y mira esta mañana tan delgada y tan azul. Y baja a la cocina, métete la comida en la boca y después métela en la boca de los niños, y luego del viejo, y luego en la boca de las vacas y de los terneros, en la de la cerda, en la de las gallinas y en la de la perra. A la fuerza, a la fuerza. Hasta que se olvida una de todo, con tanta fuerza bruta.
Irene Solà (Canto jo i la muntanya balla)
Más de una vez, una de las preguntas que no me deja en paz por dentro es por qué en el pasado, y a menudo aún ahora, los pueblos conceden a la mujer un lugar tan inferior al que ocupa un hombre. Todos dicen que es innjusto, pero con eso no me doy por contenta: lo que quisiera conocer es la causa de semejante injusticia. Es de suponer que el hombre, dada su mayor fuerza física, ha dominado a la mujer desde el principio; el hombre, que tiene ingresos, el hombre, que procrea, el hombre, al que todo le está permitido... Ha sido una gran equivocación por parte de tantas mujeres tolerar, hasta hace poco tiempo, que todo siguiera así sin más, porque cuánto más siglos perdura esta norma, tanto más se arraiga. Por suerte, la enseñanza, el trabajo y el desarrollo le han abierto un poco los ojos a la mujer. En muchos países las mujeres han obtenido la igualdad de derechos; mucha gente, sobretodo mujeres, pero también hombres, ven ahora lo mal que ha estado dividido el mundo durante tanto tiempo, y las mujeres modernas exigen su derecho a la independencia total. Pero no se trata de eso: ¡también hay que conseguir la valoración de la mujer! En todos los continentes el hombre goza de una alta estima generalizada. ¿Por qué la mujer no habría de compartir esa estima antes que nada? A los soldados y héroes de guerra se les honra y rinde homenaje, a los descubridores se les concede fama eterna, se venera a los mártires, pero ¿qué parte de la humanidad en su conjunto también considera soldados a las mujeres? En el libro "Combatientes para toda la vida" pone algo que me ha conmovido bastante, y es algo así como que por lo general las mujeres, tan solo por el hecho de tener hijos, padecen más dolores, enfermedades y desgracias que cualquier héroe de guerra. ¿Y cuál es la recompensa por aguantar tantos dolores? La echan en un rincón si ha quedado mutilada por el parto, sus hijos al poco tiempo ya no son suyos, y su belleza se ha perdido. Las mujeres son soldados mucho más valientes y heroicos, que combaten y padecen dolores para preservar a la humanidad, mucho más que tantos libertadores con todas sus bonitas historias... (...) Paul de Kruif, el autor del libro mencionado, cuenta con toda mi aprobación cuando dice que los hombres tienen que aprender que en las partes del mundo llamadas civilizadas, un parto ha dejado de ser algo natural y corriente. Los hombres lo tienen fácil, nunca han tenido que soportar los pesares de una mujer, ni tendrán que soportarlos nunca.
Anne Frank (The Diary of Anne Frank)
Gabi era bonita. Y eso era algo que ciertas mujeres deben tener claro, en especial cuando su subsistencia depende enteramente de ello".
Sara Jaramillo Klinkert (Donde cantan las ballenas)
a Winston le molestaban casi todas las mujeres y especialmente las jóvenes y bonitas porque eran siempre las mujeres, y sobre todo las jóvenes, lo más fanático del Partido, las que se tragaban todos los slogans de propaganda y abundaban entre ellas las espías aficionadas
George Orwell (1984 (Spanish Edition))
No me acordaba: las interacciones efímeras son imposibles con los hombres. Todo es romántico. Todo cobra el cariz de lo sexual. Me escribirá una canción. Seré su Musa porque «qué voz más linda tenés». Se contará a sí mismo la historia de que a mí me gustan los hombres, que nos vamos a tomar algo, que nos emborrachamos. Me despoja de mí misma. Me despoja de ser persona y me convierte en mujer. Porque esta es la cualidad de ser mujer: la desaparición de la belleza, la conversión en objeto de consumo, la caza disfrazada de ternura. Y porque en mi indiferencia también hay algo de orgullo: qué bien sentirse deseada, qué bien sentirse validada, qué bien que el sistema te diga «Qué voz más bonita tenés. Qué voz más bonita tenés». Bienvenida. Bienvenida. Estás dentro. Sé que no lo va a hacer, pero me quedo en el punto ciego de la parada de bus hasta que una señora me pregunta con desdén si puedo fumar algo más lejos. Sé que no me va a seguir, que no va a entrar en mi mismo autobús, que no va a perseguirme hasta mi casa. Pero también sé que, por ridículo que resulte, este miedo puede ser universal: que no se puede saber qué surgirá a partir de tres frases. «Qué voz más bonita tenés» es la letra escarlata, la marca de hierro ardiente en la espalda de una bruja: es el recuerdo constante de que eso (tú) es ser mujer, y esto (yo, el hombre, el sujeto) es poseer, es tener, es ser, es todos los verbos que permanecen en primer plano. Qué bonito es sentirse erotizada.
Elizabeth Duval (Reina)
También debía adentrarme en el mundo del maquillaje.Comprar innumerables productos de belleza [...] ya que esta era una de mis mejores armas de la conquista del ideal femenino y, por supuesto, de los hombres. Tenía que aprender que mucho maquillaje daba mala impresión, que había que usar estrictamente lo necesario para verme bonita sin estar enviando señales equivocadas. [...] me tocó a su debido tiempo [...] teñirme el pelo para que no se notaran esas canas tan envejecedoras en una mujer y tan sexis en un hombre.
Rosaura Rodríguez (No hay mal que dure 100 años ni mujer que lo resista)
Por supuesto, los jóvenes tontos nunca se fijaban en cosas importantes. Buscaban una cara bonita y nada más. Androl tenía suficiente edad para saber que un rostro atractivo no era nada comparado con la clase de seguridad que transmitía una mujer como Pevara. Control, estabilidad, determinación. Ésas eran cosas que sólo podían llegar con el punto justo de madurez.
Robert Jordan (La Rueda del Tiempo nº 14/14 Un recuerdo de luz (Spanish Edition))
Cuando a la Mujer Salvaje se le ocurre una idea, el amigo o amante jamás le dirá: «Pues no sé... me parece una auténtica bobada [una exageración, una cosa imposible, muy cara, etc.].» Un verdadero amigo jamás dirá eso. Puede que diga: «No sé si lo entiendo. Dime cómo lo ves. Explícame cómo piensas hacerlo.» Un amante/amigo que la considere una criatura viva que está creciendo como el árbol crece en la tierra o una planta de ficus en la casa o una rosaleda en el patio de atrás, un amante y unos amigos que la miren como un auténtico ser vivo que respira y que es humano, pero está hecho, además, de otras muchas cosas bonitas, húmedas y mágicas, un amante y unos amigos que presten su apoyo a la criatura que hay en ella, éstas son las personas que le convienen a la mujer, pues serán sus amigos del alma toda la vida. La esmerada elección de los amigos y amantes y también de los profesores es esencial para conservar la conciencia, la intuición y la ardiente luz que ve y sabe. Para conservar su conexión con lo salvaje la mujer tiene que preguntarse qué es lo que quiere. Es la separación de las semillas mezcladas con la tierra. Una de las más importantes distinciones que podemos hacer es la que corresponde a las cosas que nos atraen y las cosas que necesita nuestra alma.
Clarissa Pinkola Estés (Mujeres que corren con los Lobos / Women Who Run with the Wolves (Spanish Edition))
Es muy difícil de creer que una mujer bonita sea reconocida como tal por una persona de su propio sexo, a no ser que la persona sea su enemiga o su reconocida aduladora. ¡Cuánto más amables son las mujeres en ese particular!
Jane Austen (Love and Friendship)
El duque lo sintió mucho por su mujer. Lo sintió con toda el alma. No la había querido, por supuesto, ni ella a él, pero habían mantenido una bonita amistad desde la distancia. ” 2%
Julia Quinn (The Duke and I (Bridgertons, #1))
El duque lo sintió mucho por su mujer. Lo sintió con toda el alma. No la había querido, por supuesto, ni ella a él, pero habían mantenido una bonita amistad desde la distancia. ” 2%
Julia Quinn (Bridgerton Collection, Volume 1 (Bridgertons #1-3))
No se sentía capaz de decir si la encontraba bonita. Para él era una chica blanca más. ¿Bonitas o simplemente mujeres de otra raza?
E.M. Nathanson (Los doce del patíbulo I)
Aquel no era amor, en el sentido elevado de la palabra, era el deseo espoleado por la impaciencia y halagado por la vanidad, por que, efectivamente, el bandido debía creerse afortunado con merecer la preferencia de la mujer más bonita de la comarca.
Ignacio Manuel Altamirano (La Navidad en las montañas y El Zarco)
Si a una mujer bonita le dices que lo es, ¿qué le has dado? No has hecho más que expresar algo cierto que nada te costó. Pero si a una mujer fea le dices que es bonita, le ofreces el inmenso homenaje de corromper el concepto de la belleza. Amar a una mujer por sus virtudes carece de significado, se lo merece y es un pago y no un regalo; pero amarla por sus defectos es un auténtico presente que ella no merece ni se ha ganado. Amarla por sus defectos es maltratar la virtud por su causa, y ello sí que significa un tributo real de amor, porque sacrificas tu conciencia, tu razón, tu integridad y tu valiosa estimación particular.
Ayn Rand (Atlas Shrugged)
Hay mujeres que son tan bonitas que ya no sé si son reales o producto de mi imaginación.
David Cotos
Sabe usted, querido amigo, que en nuestra sociedad existen tres hombres, el Sacerdote, el Médico y el Hombre de justicia, que no pueden estimar el mundo? Tienen vestimentas negras, quizá porque llevan el duelo de todas las virtudes, de todas las ilusiones. El más desgraciado de los tres es el abogado’. Cuando la gente acude al sacerdote, le explica, lo hace con remordimiento, con arrepentimiento, con creencias que la engrandecen y le confieren interés, y que en cierto modo consuelan el alma del mediador. ‘Pero nosotros los abogados’ —y aquí Díaz-Varela me leyó en español de la última página de la novela, traduciendo sobre la marcha sin duda, no es que se hubiera preparado una versión—, ‘nosotros vemos repetirse los mismos sentimientos malvados, nada los corrige, nuestros bufetes son cloacas que no se pueden limpiar. ¡De cuántas cosas no me he enterado al desempeñar mi cargo! ¡He visto morir a un padre en un granero, sin blanca, abandonado por dos hijas a las que había donado cuarenta mil libras de renta! He visto arder testamentos; he visto a madres despojar a sus hijos, a maridos robar a sus mujeres, a mujeres matar a sus maridos valiéndose del amor que les inspiraban para volverlos locos o imbéciles, a fin de vivir en paz con un amante. He visto a mujeres darle al niño de un primer lecho gotas que debían traerle la muerte, a fin de enriquecer al hijo del amor. No puedo decirle todo lo que he visto, porque he visto crímenes contra los que la justicia es impotente. En fin, todos los horrores que los novelistas creen inventar se quedan siempre por debajo de la verdad. Va usted a conocer todas estas cosas tan bonitas, a usted se las dejo; yo me voy a vivir al campo con mi mujer, París me produce horror.
Javier Marías (Los enamoramientos)
Hay días en que las mujeres se ponen más bonitas que de costumbre, hoy es uno de esos días.
David Cotos
Hay mujeres que son tan bonitas que ya no se si son reales o producto de mi imaginación.
David Cotos
las palabras bonitas como las mujeres bonitas se arrugan y mueren.
Charles Bukowski (The Roominghouse Madrigals: Early Selected Poems, 1946-1966)
La primera vez que impartí una clase de posgrado de escritura estaba preocupada. No por el temario, porque lo tenía bien preparado y estaba enseñando lo que me gustaba. Lo que me preocupaba era qué ropa ponerme. Quería que me tomaran en serio. Yo era consciente de que, por el hecho de ser mujer, automáticamente tendría que demostrar mi valía. Y me preocupaba el hecho de resultar demasiado femenina. Tenía muchas ganas de ponerme brillo de labios y una falda bonita, pero decidí no hacerlo. Llevé un conjunto muy serio, muy masculino y muy feo. La triste verdad del asunto es que, en lo tocante a la apariencia, seguimos teniendo al hombre como estándar, como norma. Muchos pensamos que cuanto menos femenina se vea una mujer, más probable es que la tomen en serio. Un hombre que va a una reunión de trabajo no se pregunta si se lo van a tomar en serio en base a la ropa que lleva puesta, pero una mujer sí. [...] He decidido no volver a avergonzarme de mi feminidad. Y quiero que me respeten siendo tan femenina como soy. Porque lo merezco. Me gusta la política y la Historia, y cuando más feliz soy es cuando estoy teniendo una buena discusión intelectual. Soy femenina. Felizmente femenina. Me gustan los tacones altos y probar pintalabios. Es agradable que te hagan cumplidos, tanto los hombres como las mujeres (aunque si tengo que ser sincera, prefiero los cumplidos que vienen de mujeres elegantes), pero a menudo llevo ropa que a los hombres no les gusta, o bien no la "entienden". La llevo porque me gusta y porque me siento bien con ella. La "mirada masculina", a la hora de dar forma a mis decisiones vitales, es bastante anecdótica.
Chimamanda Ngozi Adichie (We Should All Be Feminists)
Antes de quedarse dormido Pelletier había sacado algunas conclusiones: Vanessa estaba perfectamente preparada, tanto anímica como físicamente, para vivir en la Edad Media. Para ella el concepto «vida moderna» no tenía sentido. Confiaba mucho más en lo que veía que en los medios de comunicación. Era desconfiada y valiente, aunque su valor, contradictoriamente, la hacía confiar, por ejemplo, en un camarero, un revisor de tren, una colega en apuros, los cuales casi siempre traicionaban o defraudaban la confianza depositada n ellos. Estas traiciones la ponían fuera de sí y podían llevarla a situaciones de violencia impensables. También era rencorosa y se jactaba de decir las cosas a la cara, sin tapujos. Se consideraba a sí misma una mujer libre y tenía respuestas para todo. Lo que no entendía no le interesaba. No pensaba en el futuro, ni siquiera en el futuro de su hijo, sino en el presente, un presente perpetuo. Era bonita pero no se consideraba bonita. Más de la mitad de sus amigos eran inmigrantes magrebíes pero ella, que no llegó a votar jamás a Le Pen, veía en la inmigración un peligro para Francia.
Roberto Bolaño (2666)
Yo siento que la amistad entre hombres y mujeres no solo es posible, sino que además es una de las relaciones más bonitas que existen porque desafía las normas del patriarcado, que nos quieren en relaciones desiguales y batallando en la guerra del amor.
Coral Herrera Gómez (Hombres que ya no hacen sufrir por amor: Transformando las masculinidades (Mayor nº 707) (Spanish Edition))
Todas las mañanas aparecía la Nana con el desayuno a sacudirle la modorra y vigilarle el uniforme, estirarle los calcetines, ponerle el sombrero, los guantes y el pañuelo, ordenar los libros en el bolsón, mientras intercalaba oraciones murmuradas por el alma de los muertos, con recomendaciones en voz alta para que Blanca no se dejara embaucar por las monjas. —Esas mujeres son todas unas depravadas —le advertía— que eligen a las alumnas más bonitas, más inteligentes y de buena familia, para meterlas al convento, afeitan la cabeza a las novicias, pobrecitas, y las destinan a perder su vida haciendo tortas para vender y cuidando viejitos ajenos.
Isabel Allende
Mimi era una mujer encantadora y con un carácter que entonaba muy bien en las aficiones plásticas y poéticas de Rodolphe. Tenía veintidós años, era baja de estatura, menuda, mimosa. El rostro parecía el apunte de una cara aristocrática, pero los rasgos, bastante delicados y a los que parecía prestar un dulce resplandor el fulgor de los ojos azules y límpidos, tenían, en algunos momentos de contrariedad o de mal humor, un aspecto brutal, casi feroz, en el que un fisiólogo habría descubierto quizá el indicio de un hondo egoísmo o de una gran insensibilidad. Pero se le veía casi siempre un rostro adorable, de sonrisa joven y lozana, de mirada tierna o rebosante de imperiosa coquetería. La sangre joven le corría, cálida y rápida, por las venas y le teñía de tonos sonrosados la piel translúcida, blanca como las camelias. Aquella belleza enfermiza seducía a Rodolphe y, por las noches, pasaba con frecuencia muchas horas coronando de besos la frente pálida de su amante dormida, cuyos ojos húmedos y cansados brillaban, entornados, bajo la cortina de la espléndida cabellera morena. Pero lo que contribuyó a que Rodolphe se enamorase locamente de la señorita Mimi fueron sus manos, que, pese a los trabajos del hogar, sabía conservar más blancas que las de la diosa Ociosidad. Pero aquellas manos tan frágiles y tan bonitas, tan suaves bajo los labios que las acariciaban, aquellas manos de niña entre las que había depositado Rodolphe el corazón, otra vez en flor, aquellas manos blancas de la señorita Mimi no iban a tardar en mutilarle el corazón al poeta con sus uñas de color de rosa.
Henri Murger (Escenas de la vida bohemia)
A Diseño… no se le daba muy bien hacerse pasar por humana. No me echéis la culpa a mí, porque rechazó una y otra vez mis consejos al respecto. Pero al menos su disfraz aguantaba, aunque la gente se preguntara a menudo por qué la larga melena de la mujer del restaurante era blanca, a pesar de que parecía tener veintipocos años. Se ponía vestidos ajustados y traía de cabeza a buena parte del gremio de Pintor. Que conste que era ella quien se empeñaba en que le hiciera el disfraz cuanto más despampanante, mejor. Bueno, o en sus propias palabras: «Hazme bonita para que se queden más impactados si alguna vez se me desenreda la cara. Y ponme curvas voluptuosas, porque me recuerdan a la gráfica de un coseno. Y también porque las tetas parecen divertidas».
Brandon Sanderson (Yumi y el pintor de pesadillas)