Lo Siento Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Lo Siento. Here they are! All 100 of them:

A mí me cuesta ser cariñoso, inclusive en la vida amorosa. Siempre doy menos de lo que tengo. Mi estilo de querer es ése, un poco reticente, reservando, el máximo sólo para las grandes ocasiones. De modo que si siempre estuviera expresando el máximo ¿qué dejaría para esos momentos (siempre hay cuatro o cinco en cada vida, en cada individuo) en que uno debe apelar el corazón en pleno? También siento un leve resquemor frente a lo cursi, y a mí lo cursi me parece justamente eso: andar siempre con el corazón en la mano.
Mario Benedetti (La tregua)
No puedo resistirme a ti —dijo Alex con suavidad. —¿Lo sabes, no? Y ya me he cansado de fingir lo contrario —adoptó una expresión de profunda preocupación. —Pero no te amo, Daisy, y no puedes hacerte una idea de cuánto lo siento, porque si tuviera que amar a alguien, sería a ti.
Susan Elizabeth Phillips (Kiss an Angel)
A veces me siento desdichada, nada más que de no saber qué es lo que estoy echando de menos.
Mario Benedetti (La tregua)
No hay pecas suficientes para todos los «te quiero» que siento cada vez que te miro. Treinta y tres sería solo un prólogo; voy a tener que contar las pecas de todo tu cuerpo y así al menos tendremos el principio, el comienzo de todo lo que está por llegar. De todos los infinitos que no voy a poder contar.
Alice Kellen (33 razones para volver a verte (Volver a ti, #1))
Puedes equivocarte y cometer mil errores, los humanos somos así, metemos la pata, pero para eso existe también el arrepentimiento, saber decir «lo siento» cuando uno debe hacerlo. Pero, cielo, escúchame, ¿sabes qué es lo más triste de no hacer algo por cobardía? Que, con el paso del tiempo, cuando pienses en ello solo podrás pedirte perdón a ti misma por no haberte atrevido a ser valiente. Y reconciliarse con uno mismo a veces es más complicado que hacerlo con los demás.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
―Se supone que debes decir: “Todo lo que quiero es tu felicidad. Voy a hacer lo que sea, incluso si eso significa estar sin ti” ―Lo siento ―dijo Noah―. No soy tan buena persona.
Michelle Hodkin (The Unbecoming of Mara Dyer (Mara Dyer, #1))
Yo no estudio para escribir, ni menos para enseñar (que fuera en mí desmedida soberbia), sino sólo por ver si con estudiar ignoro menos. Así lo respondo y así lo siento.
Juana Inés de la Cruz (The Answer / La Respuesta)
—¿No le digo que no sé lo que pienso? Si pudiera decir con palabras claras lo que siento, sería casi como pensar claro.
Ernesto Sabato (El túnel)
Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas, y una voz cariñosa le susurró al oído: —¿Por qué lloras, si todo en este libro es de mentira? Y él respondió: —Lo sé; pero lo que yo siento es de verdad.
Ángel González (Nada grave)
—Supongo que irás al baile, ¿no es así? —No... no lo sé. Es decir, no. No, lo siento, no voy a ir al baile. Kai retrocedió, desconcertado. —Ah. Bien... Pero... puede que ahora quieras pensártelo, porque soy... Bueno, ya sabes. —El príncipe.
Marissa Meyer (Cinder (The Lunar Chronicles, #1))
Todas las palabras se ponen nerviosas cuando tengo que ordenarlas para decirte lo mucho que me importas. Pero, es que mi corazón no había latido así antes y siento que te debo él te quiero. Siento que hay que quererte, y que estaría loco si no lo hiciese.
J. Porcupine (La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda)
Eres como yo. Dices las cosas que pienso pero nunca digo en voz alta. Lees los libros que leo. Amas la poesía que yo amo. Me haces reír con tus canciones ridículas y la forma en que lo ves todo. Siento como si pudieras mirar dentro de mí y ver todos los lugares en los que soy extraña o inusual y adaptas tu corazón alrededor de ellos porque eres extraño e inusual de la misma forma. Somos lo mismo.
Cassandra Clare (The Infernal Devices: Clockwork Princess (The Infernal Devices: Manga, #3))
Yo no soy el chico bueno y perfecto de la peli. Lo siento, es lo que hay y creí que lo sabías. Hago apuestas, soy capaz de darle una paliza a un tío si creo que la merece o romperle el brazo al que se atreva a tocarte. No suelo poner la otra mejilla, y quien me la juega lo paga caro. Lo que ves es lo que hay.
Maria Martinez (El encanto del cuervo)
No sé si se puede echar de menos algo que nunca has tenido, pero a veces lo siento así. Echo de menos cosas que no llegamos a vivir, momentos que solo han estado en mi cabeza. Y en casi todos esos momentos estás tú,
Alice Kellen (33 Razones para volver a verte)
Lo siento, Mervin. Aquí, el señor Gangnam Style quiere hacerse un abrigo con tu piel. Róta
Lena Valenti (El libro de Ardan (Saga Vanir, #7))
-Pues...siento no besarte todas las veces que pienso hacerlo. Lamento mucho no decirte cada día todo lo que se me pasa por la cabeza al verte.Siento no poder hacer que cumplas todo lo que quieres hacer,pero aún más que te digas a ti misma que no puedes. Siento no dormir contigo cada noche ,no despertarme a tu lado cada mañana,no reírme siempre que te ríes y no ser capaz de imaginarme la vida sin ti.
Elísabet Benavent (Alguien como tú (Mi elección #2))
Yo no vivía, y ahora vivo; pero ahora que vivo es cuando siento lo que es morir
Miguel de Unamuno (Niebla)
—¿Que recuerde que te quiero? Te quiero —pronunció, como saboreando la palabra—. Te quiero es poco. Te quiero no es nada. Si un te quiero explicara lo que yo siento por ti, ahora mismo no estaría aquí. Te quiero —dijo escupiendo la palabra, agitando la cabeza—. Qué tontería, yo a ti no te quiero.
Wendy Davies (Recuerda que me quieres)
«Lo que siento por ti es importante, lo sé. Nunca he sentido nada así por nadie. Creo que... no solo me gustas, es más que eso. Tenerte cerca se está convirtiendo en una necesidad.» -Caleb.
Maria Martinez (Cruzando los límites (Cruzando los límites, #1))
En definitiva, ¿importa algo la memoria? "A veces me siento desdichada, nada más que de no saber qué es lo que estoy echando de menos", murmuró Blanca, mientras repartía los duraznos en almíbar. Nos tocaron tres y medio a cada uno.
Mario Benedetti
Amar significa nunca tener que decir lo siento
Erich Segal (Love Story (Love Story, #1))
Si te odiara significaría que aun siento algo por ti, Noah, así que no te preocupes por eso, no es odio lo que siento,si no indiferencia.
Mercedes Ron (Culpa nuestra (Culpables, #3))
No puedo ganar contigo. ¡Nunca hago nada bien contigo! Me dices que lo has superado… ¡Me siento malditamente miserable con esto! Tuve que romper mi teléfono en mil pedazos para evitar llamarte a cada minuto de cada maldito día. He tenido que aparentar que todo está bien en la escuela para que puedas ser feliz… y ¿estás jodidamente enojada conmigo? Me rompiste el jodido corazón.
Jamie McGuire (Walking Disaster (Beautiful, #2))
Sin hacerle caso, acaricié cariñosamente el cabello de su yo inconsciente. —¡Te has dejado K.O. A ti mismo! ¿Aún recuerdas lo cruel que fuiste conmigo por eso? Gideon sonrió débilmente. —Sí, lo recuerdo —dijo—. Y lo siento de verdad. Pero ¿quién puede contar con que pase algo así? ¡Ahora ven de una vez! Antes de que ese tonto se despierte. Hace rato que ha entregado la carta. —Y, a continuación, soltó unas cuantas palabras francesas tras las que supuse que se ocultaban otras tantas maldiciones jugosas, porque recurrió varias veces, igual que su hermano antes, a la palabra merde.
Kerstin Gier
Pero no te amo, Daisy, y no puedes hacerte una idea de cuánto lo siento, porque si tuviera que amar a alguien, sería a ti.
Susan Elizabeth Phillips (Kiss an Angel)
Lo siento, el Servicio Nacional de Inteligencia no puede ponerse en acción porque su novio comió berenjenas.
Chung Serang (지구에서 한아뿐)
Ahora yo no sé si vas a poder leer esta carta, pero igual siento como una necesidad de decirte que yo contigo he sido más feliz de lo que los libros dicen que se puede. Perdóname si tantas veces me anduve quejando por bobadas. Un día me dijiste que yo tenía cara de mujer a la que siempre se vuelve y yo te espero ahora o cuando sea y donde sea y como sea. Quiero que sepas.
Eduardo Galeano (La canción de nosotros)
Nunca dejaría de creer en ti -dijo-. Jamás. Lo que siento por ti...-Se atracó-. Es lo más grande que he sentido en mi vida.
Cassandra Clare (City of Fallen Angels (The Mortal Instruments, #4))
En este momento, me siento como si ella ni siquiera necesitara un héroe. ¿Por qué iba a hacerlo? Tiene a alguien mucho más fuerte de lo que nunca seré para ella. Se tiene a sí misma.
Colleen Hoover (Maybe Someday (Maybe, #1))
No es posible que todavía dudes de lo que siento por ti. ¿Quieres más pruebas?¿Acaso quieres que deje morir a Christian solo para demostrarte que me importas?¿Es eso lo que me estas pidiendo?¿Era eso lo que esperabas que hiciera cuando Asrhan me exigió que eligiese entre los dos?¿Es eso lo que aun no me has perdonado?
Laura Gallego (Panteón (Memorias de Idhún, #3))
[…] Había una vez, hace mucho tiempo, un mundo donde los humanos tenían cuatro piernas, cuatro brazos, dos caras. ¿Te lo imaginas, Peter? Eran felices, poderosos. Los Dioses empezaron a tener miedo, pavor de que se unieran y acabaran con ellos. Y envidia, mucha envidia de esa felicidad. Tenían que hacer algo. Entonces se les ocurrió partirlos por la mitad, separarlos, condenarlos a buscarse eternamente y así distraerlos de la rebelión. De ese modo, pasaron a tener solo dos piernas, dos brazos, una cara… Se sintieron rotos. Y en realidad era cierto, estaban rotos. Aún podían sentir su otra parte, perdida en la inmensidad del universo. Si te amputan una pierna o un brazo, aunque no esté, sigues sintiéndolo; puedes notar cómo te cosquillea, está ahí aunque nadie pueda verlo. Pero tú lo sientes como si no hubiera desaparecido y, si no miras, si no te fijas, para ti sigue ahí. Miembro fantasma lo llaman. Tú eres mi mitad Peter, mi miembro fantasma. Te siento aunque no estés y me niego a que desaparezcas, a pasarme toda la vida buscándote. No quiero buscarte, no quiero sentirte si no estás. No puedes hacerme eso, no puedes.
Wendy Davies (Recuerda que me quieres)
Si te quedas, haré lo que quieras. Dejaré la banda, me iré contigo a Nueva York. Pero si necesitas que me aleje de ti, lo haré. Quizá volver a tu antigua vida sea demasiado doloroso para ti, quizá te resultaría más fácil borrarnos a todos. Y eso sería una mierda, pero lo aceptaría. Me siento capacitado para perderte de esa manera, si no te pierdo hoy. Prometo que te dejaré marchar, pero has de quedarte.»
Gayle Forman (If I Stay (If I Stay, #1))
Tambien siento un leve resquemor frente a lo cursi, y a mi lo cursi me parece justamente eso: andar simpre con el corazon en la mano
Mario Benedetti (La tregua)
Soy yo la que está fuera de lugar. Y lo peor es que siento que hay algún lugar al que pertenezco, solo que no logro encontrarlo.
L.J. Smith (Vampire Diaries Collection: The Awakening/The Struggle / The Fury/The Reunion / The Return: Nightfall / The Return: Shadow Souls)
—No puedes tratar de encerrar en una única palabra lo que siento por ti, Casie —admitió él—. El fuego de mil infiernos no alcanzaría al castigo que supondría perderte.
Victoria Vilchez (La portadora de almas)
Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí. Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño. Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?
Jaime Sabines (Los amorosos: Cartas a Chepita)
Lo sé. Lo siento. Creo que podría estar en lo cierto, sin embargo. Tal vez no hay tal cosa como el destino. Tal vez son sólo las oportunidades que nos dan, y lo que hacemos con ellas. Estoy empezando a pensar que tal vez los grandes y épicos romances no ocurren por casualidad. Tenemos que hacerlos nosotros mismos.
Marissa Meyer (Cress (The Lunar Chronicles, #3))
Es mucho más fácil no saber las cosas algunas veces. Las cosas cambian. Los amigos se van. Y la vida no se detiene por nadie. Quería reírme. O quizás enojarme. O quizás sentir indiferencia por lo extraño que todos eran, especialmente yo. Creo que la idea es que cada persona tiene que vivir su propia vida y después decidir compartirla con otras personas. No puedes sentarte ahí y poner la vida de todos por encima de la tuya y creer que eso cuenta como amor. No puedes. Tienes que hacer cosas. Voy a hacer lo que quiera hacer. Voy a ser quien realmente soy. Y voy a saber quién es ese. Y todos podríamos sentarnos y preguntarnos y sentirnos mal unos por otros y culpar a muchas personas por lo que hicieron o por lo que no hicieron o por lo que no sabían. No lo sé. Supongo que siempre hay alguien a quien culpar. Es diferente. Quizás es bueno poner las cosas en perspectiva, pero algunas veces, creo que la única perspectiva es realmente estar ahí. Porque está bien sentir. Yo estaba realmente allí. Y eso era suficiente para hacerme sentir infinito. Me siento infinito.
Stephen Chbosky (The Perks of Being a Wallflower)
Él traga duro y, con ello, un olor delicioso llega hasta los agujeros de mi hocico. Lo aspiro y siento un enorme gusto que me hace gruñir de deseo. Es un olor frío, a carne y sangre helada... es el olor del miedo.
Mariana Palova (El Señor del Sabbath (La Nación de las Bestias, #1))
-Echo, ¿cómo crees que te dejaría? ¿Cómo puedes dudar de lo que siento? —Porque me viste enloquecer. Me viste casi volverme loca. — Te vi luchar contra el peor recuerdo de tu vida y te vi ganar. No te equivoques, Echo. Luché a tu lado. Necesitas encontrar la confianza en mí...en nosotros.
Katie McGarry (Pushing the Limits (Pushing the Limits, #1))
Bueno, hay una especie de cruz torcida... —dijo consultando Disipar las nieblas del futuro—. Eso significa que vas a pasar penalidades y sufrimientos... Lo siento... Pero hay algo que podría ser el sol. Espera, eso significa mucha felicidad... Así que vas a sufrir, pero vas a ser muy feliz...
J.K. Rowling
—¿Y qué ocurre cuando uno muere? —Tampoco yo lo sé. —Entonces, ¿por qué tener miedo? —dice Oswald—. Yo creo que no ocurre nada. Y si ocurre algo que es mejor que nada, pues mejor que mejor. —¿Y si lo que ocurre es peor que nada? —le digo. —No existe nada peor que nada. Pero si no es nada, no podré saberlo porque yo no seré nada. Oyéndolo hablar así, siento que Oswald es un genio. —Pero, y si no existes, ¿qué? —le pregunto—. El mundo entero seguirá viviendo sin ti. Como si nunca hubieras pasado por aquí. Y el día en que todas las personas que has conocido también hayan muerto, será como si nunca, nunca hubieras existido. ¿No te parece una pena que pase eso? —Si salvo a Max, no. Si lo salvo, existiré para siempre.
Matthew Dicks (Memoirs of an Imaginary Friend)
No obstante, la vida también se resume en sentir; lo bueno, lo malo, lo que te toque. Sentir mucho, intensamente, hasta que te desgarre por dentro. Y en ese aspecto, yo con mis veinticuatro años, me siento como si ya hubiera vivido demasiado.
Neïra (Valiente Vera, pequeña Sara)
Como se que estoy haciendo algo mal y me siento culpable, pero ninguna de estas cosas importa lo suficiente como para hacer que me detenga.
Abbi Glines (The Vincent Boys (The Vincent Boys, #1))
Cuando un libro me dice lo que yo quería decir, siento el derecho a apropiarme de sus palabras, como si alguna vez hubieran sido mías y estuviera recuperándolas
Andrés Neuman (Talking to Ourselves)
A veces me siento como el portero de un museo. Un museo vacío, desierto, que ya nadie visita. Y yo lo custodio exclusivamente para mí.»
Haruki Murakami (Tokio blues. Norwegian Wood)
Porque hacer cosas no es suficiente, lo que hace falta es conquistar el mundo. Yo no sé. Siento que la pasa mejor Pinky que Cerebro. Quiero
Catalina Aguilar Mastretta (Todos los días son nuestros (El día siguiente) (Spanish Edition))
Tú me diste botas espaciales para que pudiera caminar por otros planetas. Sin ti me siento perdido. No sé si tirar a la derecha o la izquierda. No veo el mañana, sólo kilómetros y kilómetros de ayeres. Ahora que te he encontrado, ya no me importa lo que ocurra. Por eso he venido hasta aquí. Por ti. Porque te quiero.
Sally Gardner (Maggot Moon)
Cada vez que espero una respuesta me horroriza la idea de que no la haya y también de que llegue. Todo resulta luego un desastre, pero mientras está todo por suceder tengo la impresión de la absoluta limpieza y la infinita posibilidad. Me siento como con quince años, no me cabe el escepticismo, es raro. No puedo evitar hacerme ilusiones. (...) Por eso el estado perfecto es el de la espera y el de la ignorancia, lo malo es que si supiera que ese estado iba a durar indefinidamente entonces ya no me gustaría tampoco.
Javier Marías (A Heart So White)
Después de todo, amamos como nos han amado en la infancia, y los amores posteriores suelen ser sólo una réplica del primer amor. Te debo, pues, todos mis amores posteriores, incluido el amor salvaje y ciego que siento por mis hijos. Ya no puedo abrir un libro sin desear ver tu cara de calma y de concentración, sin saber que no la veré más y, lo que tal vez sea incluso más grave, que no me verá más. Nunca volveré a ser mirada por tus ojos. Cuando el mundo empieza a despoblarse de la gente que nos quiere, nos convertimos, poco a poco, al ritmo de las muertes, en desconocidos. Mi lugar en el mundo estaba en tu mirada y me parecía tan incontestable y perpetuo que nunca me molesté en averiguar cuál era. No está mal, he conseguido ser una niña hasta los cuarenta años, dos hijos, dos matrimonios, varias relaciones, varios pisos, varios trabajos, esperemos que sepa hacer la transición a adulto y que no me convierta directamente en una anciana. No me gusta ser huérfana, no estoy hecha para la tristeza.
Milena Busquets (También esto pasará)
—¿Hope? ¿Me prometes algo? —Sí —le digo. —¿Sabes a veces, cuando tu papa te hace llorar? —¿Me prometes que cuando él te haga sentir triste, siempre pensaras en el cielo? —Pero, ¿por qué? —Porque sí. —Vuelve su rostro hacia las estrellas—. El cielo siempre es hermoso. Incluso cuando está oscuro, o lluvioso, o lleno de nubes, aún así es precioso. Es mi favorito, porque sé que si alguna vez me siento perdido, o solo, o asustado, sólo tengo que subir la mirada y el cielo estará allí, sin importar qué… y sé que siempre será hermoso. Es en lo que puedes pensar cuando tu papi te haga sentir triste, para que así no tengas que pensar en él. —Lo prometo —susurro. —Bien —dice él. Luego estira su mano sobre el concreto entre nosotros y envuelve su meñique alrededor del mío.
Colleen Hoover (Hopeless (Hopeless, #1))
Solo quería decir que no siempre tienes que estar bien. Te pedí que fueras mi parabatai porque te necesitaba, pero tú también puedes necesitarme, también. Esto… —indicó su propia runa de parabatai—, significa que eres mi otra mejor mitad, y que me preocupo por ti más de lo que me preocupo por mí mismo. Recuerda eso. Lo siento, no me di cuenta de lo mucho que estabas sufriendo. No lo vi entonces, pero ahora lo veo.
Cassandra Clare (City of Heavenly Fire (The Mortal Instruments, #6))
Nada que temer, nada que cambiar Por ti me olvide de quien yo era en realidad Contigo me quede, como un diamante sin brillar No quiero ser así, espejo de tu vanidad Prefiero ser de mí Sin nada que temer, nada que cambiar Na na na Yo me siento así Bella y auténtica Na na na No seré por ti Una fuerte mental, no no [Chorus] Dices, que soy imperfecta, Que tu eres mi dueño, Quien no te madura todo el tiempo. Dices que hablo cosas tontas, Que no te merezco, Quien te crees que eres, dime quien. Te pido por favor, Que no me quieras controlar, Entregame tu amor, Sin condiciones nada mas. Permíteme vivir, soñando ésta realidad No ves que soy asi, distinta sin igual Na na na Yo me siento así Bella y auténtica Na na na No seré por ti Una fuerte mental, no no [Chorus] Dices, que soy imperfecta, Que tu eres mi dueño, Quien no te madura todo el tiempo. Dices que hablo cosas tontas, Que no te merezco, Quien te crees que eres, dime quien. [Bridge] Dices que soy una niña, Que me tienen consentida. Dices que soy diferente, Ciertamente, ciertamente. Soy lo que me gusta ser, No me intentes detener. Mírame bien, no estoy hecha de papel. Dices! [Chorus] Dices, que soy imperfecta, Que tu eres mi dueño, Quien no te madura todo el tiempo. Dices que hablo cosas tontas, Que no te merezco, Quien te crees que eres, dime quien. Eue soy imperfecta, Que tu eres mi dueño, Quien no te madura todo el tiempo. Dices que hablo cosas tontas, Que no te merezco, Quien te crees que eres, dime quien.
Selena Gómez
... porque a pesar de haber logrado vencer la oscuridad de mi propio ser cada vez que cae el crepúsculo a lo largo de los años, y a pesar del vacío que invade mi alma, jamás he podido deshacerme del amor que siento por ti.
Carolina Andújar (Vampyr (Carmina Nocturna #1))
—Él es mi alma gemela, es mi mejor amigo. La única persona que realmente me conoce, cuando estoy con él, ya no pienso en todas esas cosas vacías, ya no pienso en el dinero, ni lo que piensen los demás. —Mis padres me miraron como si estuviera loca. —Desde que él entro a mi vida, siento que me he vuelto mejor persona, y yo sé que pase lo que pase él siempre va a aceptarme y no importa lo que pase, siempre voy a amarlo. Nada puede cambiar eso, no importa si me quitan todo lo que poseo, no lo voy a dejar.
Lolo Mayaya (Play With Me)
—Lo siento —murmuró ella—. Estoy bien si sé de antemano que van a haber alimentos que no puedo comer, pero cuando se me toma por sorpresa... —Decayó, porque nadie realmente entendía que la comida no era sólo el combustible o que no había nada de malo en un poco de lo que imaginaba; cada comida, cada bocado era una batalla, una guerra de nunca acabar.
Sarra Manning (You Don't Have to Say You Love Me)
No te traiciono al marcharme. Huir también puede ser un acto de amor. Para amar, necesito ser libre. Me marcho para preservar la belleza de lo que siento por ti.
Amélie Nothomb (Ni d'Ève ni d'Adam)
Inspiró profunda, temblorosamente. “Tengo miedo de nunca poder sentir lo que siento”.
Jennifer L. Armentrout (Deity (Covenant, #3))
-Lo siento, señorita MacCorkle. ¿Y cuál es su problema? -Los dolores de cabeza. [...] -¿Por encima de su cabeza? -Oh, sí. A unos buenos cinco centímetros. [...] O´Reilly se inclinó por encima de Barry y cogió de la mesa un frasco de plástico con grageas de vitaminas. -Éstas te servirán. Luego el hombretón fue empujándola suavemente hacia la puerta. -Éstas son especiales Maggie. Ella asintió. -Deberás tomarlas exactamente como te diga. -Sí, doctor. ¿Y cómo será eso? -Media hora.- Sus siguientes palabras fueron enunciadas con gran solemnidad-: Exactamente media hora antes de que el dolor comience.
Patrick Taylor
—Hagamos un pacto —le pidió—. Si tu amiga loca intenta desnudarme me defenderás. No puedes dejarme solo. —¿Y qué recibo yo a cambio de protegerte? —¿Es que no puedes conformarte con mi cara bonita? —le reprochó James, señalándose el rostro. —El trato no me convence, lo siento. —Se encogió de hombros. El inglés se inclinó hacia ella peligrosamente. —Tu madre dijo que teníamos que ser como uña y carne —le recordó—. Yo seré la carne, obviamente es más suave. Tú serás la uña sucia. Tenemos que obedecer a la señora Graham. —¡Ni en tus mejores sueños! Me da absolutamente igual lo que mi madre diga.
Silvia Hervás
Dejó que sus labios expresaran todo aquello que, por incapacidad o tozudez, se sentía incapaz de decir. Le mordió con suavidad el labio inferior. Lo siento. Deslizó la boca por su mentón. Me he portado como un idiota. La besó en el hueco de la clavícula. Te deseo. La respiración de Clarke se estaba tornando agitada, y cada vez que los labios de él cambiaban de lugar, se estremecía. Bellamy le acercó los labios al oído. Te quiero. No bastaba. Tenía que pronunciarlo en voz alta. Quería oírse a sí mismo diciéndolo.
Kass Morgan (Día 21 (Los 100 2): ¿Sacrificarías tu libertad para sobrevivir? (Spanish Edition))
En mí persiste la sensación de que esta es una situación provisoria, circunstancial. Siento que algo está por suceder, que algo tiene que pasar. Y de pronto comprendo: lloro y nada pasa. Leo y nada pasa. Escribo y nada pasa. No, eso que espero no va a pasar.
Piedad Bonnett (Lo que no tiene nombre)
A veces me gustas tanto que no puedo soportarlo. Me llena internamente, todo el camino hasta el borde, y siento como si pudiera desbordarme. Me gustas tanto que no sé qué hacer. Mi corazón late muy rápido cuando sé que voy a verte de nuevo. Y luego, cuando me miras como lo haces, me siento como la chica más afortunada del mundo.
Jenny Han (P.S. I Still Love You (To All the Boys I've Loved Before, #2))
[...]Entonces alguien me puso una mano en el hombro. Di un salto levantándome dos palmos del suelo, y estuve a punto de caer sobre Simmon convertido en el torbellino de gritos, arañazos y mordiscos que en Tarbean había sido mi único método de defensa. Simmon dio un paso hacia atrás, asustado por la expresión de mi cara. Traté de controlar los latidos de mi corazón. - Lo siento, Simmon. Es que... Procura hacer un poco de ruido cuando te acerques a mí. Me asusto fácilmente. - Yo también -murmuró él, tembloroso, pasándose una mano por la frente-. Pero no te lo reprocho. A todos nos pasa cuando nos ponen ante las astas del toro. ¿Cómo te ha ido? - Me van a azotar y me han admitido en el Arcano. Sim me miró con curiosidad, tratando de discernir si estaba bromeando. - ¿Lo siento? ¿Felicidades? -Me miró con una tímida sonrisa en los labios-. ¿Te regalo unas vendas o te invito a una cerveza? Le devolví la sonrisa. - Las dos cosas.
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
—Y hay más. Tan pronto no van a cortar tu planta de naranja-lima. Cuando la corten estarás lejos y no sentirás nada. Sollozando me abracé a sus rodillas. —Ya no me interesa, papá. No me interesa… Y mirando su rostro, que también se encontraba lleno de lágrimas, murmuré como un muerto: —Ya la cortaron, papá, hace más de una semana que cortaron mi planta de naranja-lima. Los años pasaron, mi querido Manuel Valadares. Hoy tengo cuarenta y ocho años y, a veces, en mi nostalgia, siento la impresión de que continúo siendo una criatura. Que en cualquier momento vas a aparecer trayéndome fotos de artistas de cine o más bolitas. Tú fuiste quien me enseñó la ternura de la vida, mi Portuga querido. Hoy soy yo el que tiene que distribuir las bolitas y las figuritas, porque la vida sin ternura no vale gran cosa. A veces soy feliz en mi ternura, a veces me engaño, lo que es más común. En aquel tiempo… En el tiempo de nuestro tiempo no sabía que muchos años antes un Príncipe Idiota, arrodillado frente a un altar, preguntaba a los iconos, con los ojos llenos de lágrimas: “¿POR QUÉ LES CUENTAN LAS COSAS A LAS CRIATURITAS?” Y la verdad es, mi querido Portuga, que a mí me contaron las cosas demasiado pronto. ¡Adiós!
José Mauro de Vasconcelos (Mi planta de naranja-lima)
Conoces ese sentimiento, cuando estás leyendo un libro, y sabes que va a haber una tragedia; puedes sentir que viene el frío y la oscuridad, ver como se dibuja una red apretadamente al rededor de los personajes que viven y respiran en las páginas. Pero estas amarrado a la historia, como si estuvieras siendo arrastrado detrás de un carruaje y no puedes dejarlo ir o alterar el curso hacia algún lado.Siento ahora, como que está sucediendo lo mismo, solo que no con personajes de las páginas sino con mis queridos amigos y compañeros. No quiero quedarme sentada mientras la tragedia viene por nosotros. Lo haré a un lado, solo yo lucharé para descubrir la forma en que ha de hacerse.
Cassandra Clare (Clockwork Princess (The Infernal Devices, #3))
En sus brazos, se sentía pequeña aunque no lo era. Le costaba creer que Patrick se sintiese tan protegido en sus brazos, como le ocurría a ella.—¿Qué sientes? —preguntó abrazándolo con más fuerza.—Que me haces falta y aquí estás. Eso siento —susurró apoyando la barbilla en su cabeza.
Olivia Ardey (Regálame París)
Todo se me evapora. Mi vida entera, mis recuerdos, mi imaginación y lo que contiene, mi personalidad, todo se me evapora. Continuamente siento que he sido otro, que he sentido otro, que he pensado otro. Aquello a lo que asisto es un espectáculo con otro escenario. Y aquello a lo que asisto soy yo
Fernando Pessoa (The Book of Disquiet)
Eres una chica con mucha suerte. Nada sucedió. No pasó nada. Pensé que él era agradable. Vamos. Amigo. Salgamos de aquí. ¿Qué hiciste? Eres un imbécil. Nada. No pasó nada. No hice nada. Juro que ella quería esto. Espera. Por favor. No me dejes aquí. Lo siento. Lo siento tanto… no puedo desatar el nudo… No es su culpa. Jess, nada de esto es tu culpa. Pero lo es. Le creí cuando me llamó hermosa. Nada sucedió. No realmente. Lo siento tanto. Eres una chica con mucha, mucha suerte.
Anne Eliot (Almost)
—Hay tres preguntas que toda mujer debe ser capaz de responder afirmativamente antes de comprometerse con un hombre. Si tu respuesta es no a alguna de las tres preguntas, corre como el infierno. —Es sólo una cita —me río—. Dudo que vayamos a hacer algún compromiso. —Sé que no lo harás, Lake. Hablo en serio. Si no puedes responder sí a estas tres preguntas, ni siquiera pierdas el tiempo en una relación. Cuando abro mi boca, siento como que estoy reforzando el hecho de que soy su niña. No la interrumpo de nuevo. —¿Él te trata con respeto en todo momento? Esa es la primera pregunta. La segunda pregunta es, si es exactamente la misma persona dentro de veinte años que es hoy, ¿todavía querrías casarte con él? Y por último, ¿hace que quieras ser una mejor persona? Si encuentras a alguien que te haga responder afirmativamente a las tres, entonces has encontrado un buen hombre.
Colleen Hoover (Slammed (Slammed, #1))
Nada ha cambiado y, sin embargo, todo existe de otra manera. No puedo describirlo; es como la Náusea y, sin embargo, es precisamente lo contrario: al fin me sucede otra aventura, y cuando me interrogo veo que me sucedo que yo soy yo y que estoy aquí; soy yo quien hiende la noche; me siento feliz como un héroe de novela.
Jean-Paul Sartre
—Algunas veces me siento sobrepasado. Intentar entender lo que dice la gente, tratar de recordar todo lo que se supone que debo hacer para parecer normal, es difícil para mí. A veces las reglas son demasiado duras. Así que me voy por un tiempo.
Jennifer Ashley (The Madness of Lord Ian Mackenzie (Mackenzies & McBrides, #1))
— Ya no estas enfermo. Tú lo dijiste. Sin separar nuestros labios, tomó mis manos y las posicionó en su espalda, sujetando cariñosamente mis muñecas. —Claro que sí, estoy enfermo por ti. Siento que agonizo y la cura para mi mal son tus labios, ¿ves? —Inquirió mordiendo suavemente mi labio inferior, tirándolo con cuidado—, ya comienzo a sentirme mejor. Apuesto que mis mejillas están tan rosadas como las tuyas...
Belen Cereceda (Me inclino ante ti)
-No voy a dejar que hagas esto –dije. -No me vas a detener.-Su voz era baja, ahora. Indescriptiblemente sexy. Mis ojos revolotearon cerrándose. –Como el infierno que no lo haré –le susurre-.Podría matarte. - Entonces moriría feliz. - No es gracioso. - No estoy bromeando. Abrí los ojos y me centre en los suyos. –Sería más feliz sin ti –le mentí tan convincentemente como pude. -Es una lastima. –La boca de Noah se curvó en la media sonrisa que yo amaba y odiaba tanto, a pocos centímetros de mi ombligo. Mi cabeza estaba nublada. –Se supone que debes decir. “Todo lo que quiero es tu felicidad. Voy a hacer lo que sea, incluso si eso significa estar sin ti.” - Lo siento –dijo Noah-. No soy tan buena persona. –Sus manos subieron por el costado de los vaqueros, a mi cintura. Las yemas de sus dedos razonaron la piel justo debajo de la tela de mi camisa. Traté de calmar mi pulso y fallé. - Me quieres –dijo Noah simplemente, en definitiva-. No me mientas. Lo puedo escuchar. - Irrelevante –suspiré.
Michelle Hodkin (The Unbecoming of Mara Dyer (Mara Dyer, #1))
—Sky, no te voy a besar esta noche, pero créeme cuando te digo, nunca he querido besar más a una chica. Así que deja de pensar que no me siento atraído por ti porque no tienes ni idea de cuánto lo estoy. Puedes sostener mi mano, puedes correr tus dedos a través de mi cabello, puedes sentarte a horcajadas sobre mí mientras te doy de comer espagueti, pero no vas a conseguir ser besada esta noche. Y probablemente mañana, tampoco. Necesito esto. Necesito saber con seguridad que estas sintiendo cada una de las cosas que estoy sintiendo en el momento en que mis labios toquen los tuyos. Porque quiero que tu primer beso sea el mejor primer beso en la historia de los primeros besos.
Colleen Hoover (Hopeless (Hopeless, #1))
Sueño con él casi todas las noches y es extraño, porque en esos sueños siempre siento que me inunda una inefable paz, una dulce melancolía que envuelve todo mí ser. Quizás sea un signo innegable de que en el fondo de mí corazón lo echo profundamente de menos... a él".
Sandra Andrés Belenguer (El violín negro)
Te amo. Amo cada parte de ti, cada pensamiento y cada palabra ... todo el complicado y fascinante manojo de cosas que eres. Te quiero con diez tipos diferentes de necesidad a la vez. Amo todos tus estados, la forma en que eres ahora, la idea de cuánto mas bella serás en las próximas décadas. Te amo por ser la respuesta a cada pregunta que mi corazón pueda formular. Todos los fuegos de infierno podrían arder durante mil años y eso no igualaría lo que siento por ti en un minuto del día. Te amo tanto que no hay ningún placer en ello. Nada más que tormento. Porque si pudiera diluir lo que siento por ti a una millonésima parte, todavía sería lo suficiente como para matarte. E incluso si esto me vuelve loco, preferiría verte vivir en los brazos de ese bastardo frío y sin alma antes que morir en lo míos. Kev Merripen
Lisa Kleypas (Seduce Me at Sunrise (The Hathaways, #2))
Lo que más me hastía es esta maltrecha prisión. Ya estoy harta de mi encierro. Siento ansia de poder escaparme a aquel mundo espléndido, y de estar siempre allí. No quiero vislumbrarlo vagamente entre un velo de lágrimas, y suspirar por él tras los muros de un corazón lacerado; quiero estar realmente con él y en él.
Emily Brontë (Wuthering Heights)
Por eso, cuando me sumerjo y sigo la luz, mientras siento que el mar opone su frágil resistencia y mis pulmones se debaten por aguantar un segundo más, mientras mis brazos y mis piernas se esfuerzan por elevarme —porque estoy sobre lo que hubo antes—, me siento parte de algo más grande, mucho más grande que yo, que todos nosotros juntos. El mar ha estado siempre en el mar. Me siento una partícula en movimiento dentro de lo eterno.
Patricia García-Rojo
Todo lo que hace tiene un sentido. No me siento incómoda mirando. Él también me mira. Tenemos un acuerdo silencioso. Lo dejo mirarme, me deja mirarlo. Nunca lo dijimos. Es un regalo que nos dimos mutuamente. Sin obligaciones, sin expectativas, sin leer entre las líneas. Somos como un misterio el uno para el otro. Quizás si puedo resolverlo y él puede resolverme, podemos explicarnos mutuamente. Quizás eso necesito. Alguien que me explique.
Katja Millay (The Sea of Tranquility)
Llevara el nombre de su padre: Anthony Alexander Barrington. ¡Soldado! Deja que acune tu cabeza y acaricie tu rostro, déjame que bese tus queridos y dulces labios, que llore a través de los mares y que susurre a través de la helada tierra rusa lo que siento por ti... Luga, Ladoga, Leningrado, Lazarevo... Alexander, una vez me llevaste a mí, y ahora yo te cargo a mi eternidad. A través de Finlandia, a través de Suecia, a Estados Unidos, con la mano extendida, me levanto y avanzo, con el corcel negro al galope y sin jinete en mi estela. Tu corazón, tu fusil, me consolarán, serán mi cuna y mi tumba. Lazarevo te trae a mi alma, en los amaneceres y en las noches de luna junto al Kama. Cuando me busques, búscame allí, porque es allí donde estaré todos los días de mi vida.
Paullina Simons (The Bronze Horseman (The Bronze Horseman, #1))
Al no poder expresar con palabras el dolor que siento por dentro, mi cuerpo se convierte en las páginas que demuestran mis penas, probando al máximo sus límites y mi resistencia. Ese ardor en la piel, ver la sangre correr por mi piel, me permite manifestar lo que realmente es mi vida. Es algo que no puedo controlar, necesito cortarme cada vez más.
Giuliana Caleca (F.I.L.O.S.)
Me siento igual a él; pese a la distancia en rango y riqueza que nos separa, comprendo el lenguaje de su semblante y de sus gestos: hay algo en mi corazón y en mi cerebro, en mi sangre y en mis nervios, que me conecta mentalmente con él. [...] Lo único que eso significa es que tenemos ciertos gustos y sentimientos comunes. Debo, pues, repetirme hasta la saciedad que nunca estaremos juntos. Y reconocer que, mientras sea capaz de pensar y de respirar, no dejaré de amarle.
Charlotte Brontë (Jane Eyre)
-¿Estáis listas? ¿Empiezo? Había una vez cuatro chicas. Una era guapa. Otra era lista. Otra encantadora y la cuarta... [...] misteriosa. Pero estaban heridas. Había algo en ellas que les faltaba. Algo en la sangre. Grandes sueños. Ah, lo olvidaba. Lo siento, tenía que haberlo dicho antes: eran todas soñadoras, las cuatro [...]. Noche tras noche, las chicas se reunían. Y pecaban [...] Su pecado consistía en que creían. Creían que podían ser diferentes. Especiales. Creían que podían cambiar lo que eran: chicas heridas a quienes nadie quería. Marginadas. Estarían vivas, las adorarían, las necesitarían. Serían necesarias. Pero se equivocaban. [...] Fueron por mal camino. Las traicionaron sus propias esperanzas estúpidas. Las cosas no podían cambiar para ellas, porque en realidad no tenían nada de especial. Así que la vida las arrastró, las condujo y ellas se dejaron llevar, ¿entendéis? Se fueron apagando hasta quedar reducidas a fantasmas vivientes, persiguiéndose entre sí.
Libba Bray (A Great and Terrible Beauty (Gemma Doyle, #1))
Lo que siento por ti es tan difícil. No es de rosas abriéndose en el aire, es de rosas abriéndose en el agua. Lo que siento por ti. Esto que rueda o se quiebra con tantos gestos tuyos o que con tus palabras despedazadas y que luego incorporas en un gesto y me invade en las horas amarillas y me deja una dulce sed doblada. Lo que siento por ti, tan doloroso como la pobre luz de las estrellas que llega dolorida y fatigada. Lo que siento por ti, y que sin embargo anda tanto que a veces no te llega. (1942)
Idea Vilariño (Poesía completa (Spanish Edition))
Mientras recogía las bolsas de la compra, un familiar Lexus berlina color coñac se detuvo a su lado. La ventanilla del conductor bajó apareció el rostro del Duque del Infierno en persona, sonrisa burlona incluida. _ Pareces una vagabunda. Sugar Beth supuso que lo decía por las bolsas, no por sus tejanos o su cazadora de motera. _ Gracias, que tengas un buen día tú también. Él la contempló a través de unas gafas sin montura. _ ¿Quieres que te lleve? _ ¿Dejas subir plebeyos a tu carruaje? _ Hoy me siento benevolente. _ Es mi día de suerte.
Susan Elizabeth Phillips (Ain't She Sweet?)
Porque posee usted la más maravillosa juventud, y la juventud es lo más precioso que se puede poseer. –No lo siento yo así, lord Henry. –No; no lo siente ahora. Pero algún día, cuando sea viejo y feo y esté lleno de arrugas, cuando los pensamientos le hayan marcado la frente con sus pliegues y la pasión le haya quemado los labios con sus odiosas brasas, lo sentirá, y lo sentirá terriblemente. Ahora, dondequiera que vaya, seduce a todo el mundo. ¿Será siempre así?… Posee usted un rostro extraordinariamente agraciado, señor Gray. No frunza el ceño. Es cierto. Y la belleza es una manifestación de genio; está incluso por encima del genio, puesto que no necesita explicación. Es uno de los grandes dones de la naturaleza, como la luz del sol, o la primavera, o el reflejo en aguas oscuras de esa concha de plata a la que llamamos luna. No admite discusión. Tiene un derecho divino de soberanía. Convierte en príncipes a quienes la poseen. ¿Se sonríe? ¡Ah! Cuando la haya perdido no sonreirá… La gente dice a veces que la belleza es sólo superficial. Tal vez. Pero, al menos, no es tan superficial como el pensamiento. Para mí la belleza es la maravilla de las maravillas. Tan sólo las personas superficiales no juzgan por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo que no se ve… Sí, señor Gray, los dioses han sido buenos con usted. Pero lo que los dioses dan, también lo quitan, y muy pronto. Sólo dispone de unos pocos años en los que vivir de verdad, perfectamente y con plenitud. Cuando se le acabe la juventud desaparecerá la belleza, y entonces descubrirá de repente que ya no le quedan más triunfos, o habrá de contentarse con unos triunfos insignificantes que el recuerdo de su pasado esplendor hará más amargos que las derrotas. Cada mes que expira lo acerca un poco más a algo terrible. El tiempo tiene celos de usted, y lucha contra sus lirios y sus rosas. Se volverá cetrino, se le hundirán las mejillas y sus ojos perderán el brillo. Sufrirá horriblemente… ¡Ah! Disfrute plenamente de la juventud mientras la posee. No despilfarre el oro de sus días escuchando a gente aburrida, tratando de redimir a los fracasados sin esperanza, ni entregando su vida a los ignorantes, los anodinos y los vulgares. Ésos son los objetivos enfermizos, las falsas ideas de nuestra época. ¡Viva! ¡Viva la vida maravillosa que le pertenece! No deje que nada se pierda. Esté siempre a la busca de nuevas sensaciones. No tenga miedo de nada… Un nuevo hedonismo: eso es lo que nuestro siglo necesita. Usted puede ser su símbolo visible. Dada su personalidad, no hay nada que no pueda hacer. El mundo le pertenece durante una temporada… En el momento en que lo he visto he comprendido que no se daba usted cuenta en absoluto de lo que realmente es, de lo que realmente puede ser. Había en usted tantas cosas que me encantaban que he sentido la necesidad de hablarle un poco de usted. He pensado en la tragedia que sería malgastar lo que posee. Porque su juventud no durará mucho, demasiado poco, a decir verdad. Las flores sencillas del campo se marchitan, pero florecen de nuevo. Las flores del codeso serán tan amarillas el próximo junio como ahora. Dentro de un mes habrá estrellas moradas en las clemátides y, año tras año, la verde noche de sus hojas sostendrá sus flores moradas. Pero nosotros nunca recuperamos nuestra juventud. El pulso alegre que late en nosotros cuando tenemos veinte años se vuelve perezoso con el paso del tiempo. Nos fallan las extremidades, nuestros sentidos se deterioran. Nos convertimos en espantosas marionetas, obsesionados por el recuerdo de las pasiones que nos asustaron en demasía, y el de las exquisitas tentaciones a las que no tuvimos el valor de sucumbir. ¡Juventud! ¡Juventud! ¡No hay absolutamente nada en el mundo excepto la juventud!
Oscar Wilde (The Picture of Dorian Gray)
En las películas, la ropa simplemente desaparece cuando la pareja está lista para hacer el amor. Están completamente resplandecientes e iluminados con la banda sonora en alza. En la vida real, no es así. Jase tiene que quitarse la camisa y manosear torpemente la hebilla de su cinturón, y yo salto con un pie por la habitación quitándome los calcetines, preguntándome cuán poco sexy es eso. La gente en las películas ni siquiera tiene calcetines. Cuando Jase se quita sus jeans, el cambio que tiene en su bolsillo se sale, suena con estrépito y rueda por el piso. —¡Lo siento! —dice, y los dos nos congelamos, a pesar de que no hay nadie en casa para oír el ruido. En las películas, nadie es auto consciente en este punto, pensando que deberían haberse cepillado los dientes. En las películas, todo está hermosamente coreografiado, montado con una banda sonora cada vez más dramática. En las películas, cuando el chico atrae a la chica hacia él, cuando ambos están finalmente desnudos, nunca chocan sus dientes entre sí, se avergüenzan, necesitan reír y volver a intentarlo. Pero aquí está la verdad: En las películas, nunca es ni la mitad de lo maravilloso de lo que es aquí y ahora con Jase.
Huntley Fitzpatrick (My Life Next Door)
—¿Por qué estás intentando con tanta fuerza el hacerme pensar que eres una mala persona? —pregunté. —Porque sería mejor para ti tener un sano temor hacia mí de modo que no puedas decir que no fuiste advertida. No soy como los chicos de tu escuela. Piensa en la atracción que sientes hacia las drogas. Así me siento respecto al sexo. Oh. —¿Comienzas a comprenderlo ya? Déjame ser aún más claro. —Su voz bajó mientras me guiaba a través de su trabajo—. Puedo entender a alguien en solo cinco minutos de conversación para saber qué tendría que decir o hacer para atraerlas a la cama. Eso te incluye, aunque admito que estaba fuera de juego anoche. Con alguna personas basta con simple adulación y atención. Con otras toma más tiempo y energía. Hago lo que se necesite para quitarles la ropa, y luego intento hacerlo de modo que nunca estén con otra persona sin pensar en mí. Sé secretos del cuerpo humano que la mayoría de las personas ni siquiera sabe de ellos mismos. Y cuando me voy, sé que están arruinadas cuando comienzan a suplicarme que me quede.
Wendy Higgins (Sweet Evil (Sweet, #1))
Si quieres pregúntame por qué te necesito -susurró. Ni siquiera tuvo que decirlo. Por teléfono, en la oscuridad, le bastaba con mover los labios y respirar-. Pero no lo sé. Sólo sé que es así... Te echo de menos Eleanor. Quiero estar contigo todo el tiempo. Eres la chica más inteligente que he conocido jamás, la más divertida, y todo lo que haces me sorprende. Y me gustaría poder decir que ésas son las razones de que me gustes, porque eso me haría sentir como un ser humano mínimamente evolucionado... Pero creo que lo que siento por ti se debe también al color rojo de tu pelo y a la suavidad de tus manos... y a tu aroma, como a pastel de cumpleaños casero.
Rainbow Rowell (Eleanor & Park)
Ahora, señor Harris, estará usted probablemente esperando que le diga que le di patadas al arbusto o que me eché a llorar o que corrí al aparcamiento y monté una escena. Pues siento decepcionarle y todo eso, pero me quedé con la cara completamente tranquila y el cuerpo completamente inmóvil. Lo único que hice fue romper una telaraña, partiéndola en dos con el canto de la mano. Una mitad se quedó en el muro y la otra mitad balanceándose de una rama, y esa es la única prueba que hay en el mundo de que sentí que algo se me rompía por dentro.
Annabel Pitcher (Ketchup Clouds)
No puedo hablar de nuestra historia de amor, así que hablaré de matemáticas. No soy matemática, pero de algo estoy segura: entre el 0 y el 1 hay infinitos números. Están el 0,1, el 0,12, el 0,112 y toda una infinita colección de otros números. Por supuesto, entre el 0 y el 2 también hay una serie de números infinita, pero mayor, y entre el 0 y un millón. Hay infinitos más grandes que otros. Nos lo enseñó un escritor que nos gustaba. En estos días, a menudo siento que me fastidia que mi serie infinita sea tan breve. Quiero más números de los que seguramente obtendré, y quiero más números para Augustus de los que obtuvo. Pero, Gus, amor mío, no puedo expresar lo mucho que te agradezco nuestro pequeño infinito. No lo cambiaría por el mundo entero. Me has dado una eternidad en esos días contados, y te doy las gracias.
John Green (The Fault in Our Stars)
Oh, yo todavía me siento culpable, créeme. Después de que Robert me cambió... —Había veneno cuando pronunció su nombre—. Bueno, yo no quería salir de mi casa, mi cama. Me odiaba por lo que había hecho. Deseaba estacarme hasta la muerte. Entonces Dimitri me habló... me dijo que la culpa era inevitable. El hecho de que pudiera sentirla demostraba que no era un Strigoi. Pero él me dijo que yo no podía dejar de abrazar la vida nuevamente. Nosotros teníamos una segunda oportunidad, él y yo. No podíamos echarla a perder. También dijo que le llevó un tiempo el descubrirlo y que él no quería que yo cometiera los mismos errores. Me dijo que abrazara la vida y su belleza y la gente que quería antes de que fuera demasiado tarde, incluso, aunque resultara difícil. Sacudir ese pasado Strigoi... es como un peso, siempre presionando sobre mí. Él juró que no iba a dejar que lo controlara más —lo cual créeme, suena noble pero es muy difícil de hacer— y que él no iba a dejar que su vida careciera de sentido. Él había perdido ya algunas cosas para siempre, pero se negaba a dejar de lado el resto.
Richelle Mead (Spirit Bound (Vampire Academy, #5))
Haz de cuenta que estoy en la ruleta. No paro de apostar, ni de perder. Apuesto con las ganas de perderlo todo, y cuando estoy a punto de lograrlo se me ocurre algo para hacer más dinero y volver a apostarlo. El día que mis papás tuvieron lana la guardaron, la cuidaron, la agarraron cariño, y ya ves: su hija se las bajó, enterita. Tengo una relación muy rara con el cash. Lo amo y lo desprecio. Puedo atreverme a cualquier cosa por tenerlo, puedo pasarme noches enteras contándolo, y a la primera oportunidad acabo con él. Finalmente, si no se va a quedar conmigo, no voy a darle el gusto de que sea él quien me abandone. El dinero sólo abandona a los jodidos. Y eso sí no lo aguanto. Ya sé que es muy injusta, muy triste la pobreza, pero si me preguntan me siento más a gusto diciendo que ni la conozco, aunque eso sea nada más porque en cuanto la siento que se acerca le volteo la espalda.
Xavier Velasco (Diablo Guardián)
Si tengo que definir la poesía y no las tengo todas conmigo, si no me siento demasiado seguro, digo algo como: «poesía es la expresión de la belleza por medio de palabras artísticamente entretejidas». Esta definición podría valer para un diccionario o para un libro de texto, pero a nosotros nos parece poco convincente. Hay algo mucho más importante: algo que nos animaría no sólo a seguir ensayando la poesía, sino a disfrutarla y a sentir que lo sabemos todo sobre ella. Esto significa que sabemos qué es la poesía. Lo sabemos tan bien que no podemos definirla con otras palabras, como somos incapaces de definir el sabor del café, el color rojo o amarillo o el significado de la ira, el amor, el odio, el amanecer, el atardecer o el amor por nuestro país. Estas cosas están tan arraigadas en nosotros que sólo pueden ser expresadas por esos símbolos comunes que compartimos. ¿Y por qué habríamos de necesitar más palabras?
Jorge Luis Borges (Arte poética: Seis conferencias en Harvard)
Mijail me agarra del pelo, y es tal el dolor que me saltan las lágrimas. Me arrastra por el pasillo mientras yo trato en vano de aferrarme a algo, lo que sea. Llegamos a una puerta la abre, y justo antes de empujarme dentro, reparo en el letrero: es el baño turco. Tropiezo por entre la oscuridad y el calor, y caigo de rodillas y manos contra un suelo de baldosas blancas y verdes. El vapor del baño todavía empaña el aire, y siento como si me hubieran arrojado a una nube de niebla. No puedo ver, no puedo respirar. La luz principal proviene del pasillo, y el cuerpo de Mijail se recorta contra ella cuando entra y cierra la puerta tras sí. Espero que me pegue, o me viole, o me mate. No espero el lobo.
Claudia Gray (Fateful)
–A veces yo también deseo devorarte para que formes parte de mí, para tenerte en mi interior y protegerte de todo, para sentirte más cerca, para que seamos uno. Yo…; yo sé que lo que sentimos no es corriente, no es el sentimiento de amor que sienten los demás por sus parejas; es diferente, más fuerte, más caótico, más intenso; casi sobrenatural. Cuando me miras se me encoge el estómago, cuando me tocas siento explotar algo dentro de mí; cuando me besas, es como si flotara hacia las estrellas, pero cuando estoy dentro de ti… Por Odín y todas las divinidades del Valhalla siento que muero un poco. Ni siquiera sé expresar esa sensación, es como si me dejara arrastrar a un pozo oscuro, como si me arrancaras el alma para luego recuperarla más brillante y vibrante que nunca. Estamos unidos, amor mío, por toda la eternidad, de eso estoy seguro. Porque, de alguna forma, sé que, si uno de nosotros muriera, el otro lo buscaría hasta dar con él…
Lola P. Nieva (Los tres nombres del lobo (Lobo, #1))
Entonces empezó a hablar atropelladamente, impulsada por un deseo repentino de franqueza: Tengo la horrible sensación de que pasa el tiempo y no hago nada y nada acontece, y nada me conmueve hasta la raíz. Miro a Esteban y miro a Jaime y estoy segura de que ellos también se sienten desgraciados. A veces (no te enojes, papá) también te miro a vos y pienso que no quisiera llegar a los cincuenta años y tener tu temple, tu equilibrio, sencillamente porque los encuentro chatos, gastados. Me siento con una gran disponibilidad de energía, y no sé en qué emplearla, no sé qué hacer con ella. Creo que vos te resignaste a ser opaco, y eso me parece horrible, porque yo sé que no sos opaco. Por lo menos, que no lo eras. Le contesté (¿qué otra cosa podía decirle?) que tenía razón, que hiciera lo posible por salir de nosotros, de nuestra órbita, que me gustaba mucho oírla gritar esa inconformidad, que me parecía estar escuchando un grito mío, de hace muchos años
Mario Benedetti (La tregua)
Mátenme al alba. Con cuchillos [ilegible] y con cuchillas oxidadas. Estaré en cuclillas esperando. Salva tu amor. No lo salves. Desafección y mierda violenta que aprendió a expresarse en nuestros días mediante fórmulas atroces como «hacer el amor» y «asumir la responsabilidad» y «negar el pasado» y «el hombre es lo que se hace». No hay más que la memoria, maravilla sin igual, horror sin semejanza. Hace mucho que me entregué a las sombras. Y no me contenta mi destino sombrío, mi destino asombrado. Me han asolado, me han agostado. Libérame de ti pues te amo y no estás. No me hables. No te apostes en mis rincones preferidos. Estás aquí. Me deliras. Me cortas las cintas de colores que me aliaban a las niñas que fui. Me abandonas loca furiosa, comiendo sombras furiosamente, girando convulsa con las manos espantadas, revolcándome en tu huida hasta los atroces orgasmos y gritos de bestia asesinada. Pero te amo. A ti te asumo, ante ti sin pasado ni relojes ni sonidos. Sucia y susurrante, leve, ingrávida, llena de sangre y de sustancias sexuales, húmeda, mojada, reventando de calor, de sangre que pide. Me dañas la columna vertebral, tantos días despeñada sobre tu cuerpo imaginado. Me dañas la cabeza que di contra las paredes porque no sabía qué hacer salvo esto: que debía golpearme y castigarme ya que tú no venías. Con tu sonrisa de paraíso exactamente situado en el tiempo y en el espacio. Con tus ojos que sonríen antes que tus labios. En tus ojos encuentro mi persona súbitamente reconstruida. En tus ojos se acumulan mis fragmentos que se unen apenas me miras. En tus ojos vivo una vida de aire puro, de respiración fiel. En tus ojos no necesito del conocimiento, no necesito del lenguaje. En tus ojos me siento y sonrío y hay una niña azul en el jardín de un castillo. Ahora que no estás me atrae la caída, la mierda, lo abyecto, lo denigrante. Salgo a la calle y siento la suciedad, la ruina. Entro en los bares más siniestros y tomo un vino como sangre coagulada, como menstruación, y me rodean brujas negras, perros sarnosos, viejos mutilados y jóvenes putos de ambos sexos. Yo bebo y me miro en el espejo lleno de mierda de moscas. Después no me veo más. Después hablo en no sé cuál idioma. Hablo con estos desechos que no me echan, ellos me aceptan, me incorporan, me reconocen. Recito poemas. Discuto cuestiones inverosímiles. Acaricio a los perros y me chupo las manos. Sonrío a los mutilados. Me dejo tocar, palpar, manos en mi cuerpo adolescente que tanto te gustaba por ser ceñido y firme y suave. («La lisura de tu vientre, tus caderas de efebo solar, tu cintura hecha a la medida de mis manos cerrándose, tus pechos de niña salvaje que los deja desnudos aun cuando llueve, tu sexo y tus gritos rítmicos, que deshacían la ciudad y me llevaban a una selva musical en donde todo confabulaba para que los cuerpos se reconozcan y se amen con sonidos de leves tambores incesantes. Esas noches en que hacíamos el amor debajo de las grandes palabras que perdían su sentido, porque no había más que nuestros cuerpos rítmicos y esenciales… Y ahora llueve y tengo náuseas y vomito casi todo el día y siempre que hay un olor espantoso en la calle, un olor a paquete olvidado, a muerto olvidado. Y tengo miedo. Eso quería decir: que no estás y tengo miedo.»)
Alejandra Pizarnik (Diarios: edición definitiva)
¿PARADOJAS DEL DESTINO? Sentí un silencio frío y absoluto. ¡Dani! ¡Hijito! ¿Estás bien? ¿Dónde estás? ¿Te hiciste daño?¡¿Daniiiii?! ¿Por qué no me contestás hijo? Qué oscuro y frío está todo. No puedo ver nada. Qué silencio. ¿Dani? ¿Me escuchás? ¿Estás bien hijito? No tendría que haber mirado ese mensaje mientras manejaba. ¡Qué estúpido que soy a veces! Hijito, ¿estás bien? ¡Volcamos y nos hicimos pelota! No veo ni escucho nada, no sé dónde estoy. ¿Estaré internado? ¿Estaré muerto? ¿Dani? Me mata tu silencio. ¡¿Estás bien?! Pará, ya puedo ver un leve resplandor. Me siento atrapado. Dani, ¿estás ahí? Carajo, no puedo moverme. Estoy como envuelto en un plástico. Tengo que salir de acá. Hay una luz ¿la ves Dani? Es cada vez más intensa. A ver, sí, creo que puedo romper esta envoltura. Ya estoy casi afuera. La luz me enceguece. Qué lugar más extraño. Nunca había visto algo así ¿y vos? No se parece a la Tierra. ¿Estaré muerto? ¿En otro planeta? ¡Uy, por Dios, y esos monstruos espantosos! ¡Qué asquerosos y espeluznantes que son! Parecen extraterrestres. ¡Son Aliens! ¡Estoy en otro planeta, claramente! No puedo creerlo. Necesito escapar urgente o estos monstruos seguro que me devoran. Tengo que alejarme. Tengo mucho miedo. ¿Estoy flotando? ¿Estoy volando? Sí, vuelo. ¿A ver? Voy a subir más alto para tratar de escapar. Ya no veo a los Aliens y el paisaje parece menos aterrador. Creo que lo logré. Hay mucho viento. ¿Es eso una carretera? Se ven como unos vehículos allá abajo. ¿Serán los transportes de los extraterrestres? Voy a descender un poco. ¡Veo personas! ¿Estoy en la Tierra? ¿Será esto un universo paralelo? ¿Dónde estará Dani? ¡Daniiiiii! No tendría que haber mirado ese mensaje mientras manejaba. Esa torre que está allá abajo se parece mucho al tanque de agua de mi pueblo. Es idéntica; pero la torre de mi pueblo no tiene ese inmenso edificio al lado. Todo esto es muy semejante a mi barrio, pero no es exactamente igual: hay muchos más edificios acá. Ahí está el río. Ah, y la fábrica. Definitivamente es mi barrio, pero luce algo diferente. Debo estar en un universo paralelo nomás. Es increíble que pueda flotar. La gente parece no advertir mi presencia. ¿Seré un fantasma? Tengo que volver a mi casa para ver si está Dani. Dios quiera que esté sano y salvo. Gabriela debe estar preocupadísima por el choque. ¡Ahí está mi casa! ¿Y esos autos de quiénes serán? La fachada está pintada de otro color. ¡Qué extraño todo! Hay alguien en el jardín. ¡Qué crecidos están los árboles que planté en primavera! Es…es… ¡¿Dani?! Sí, ¡sí! ¡Es Dani! Pero qué cambiado está, parece más grande, parece… ¡todo un muchacho! Lo importante es que está bien por suerte. Necesito abrazarlo bien fuerte y decirle cuánto lo quiero. ¿Podrá verme si soy un fantasma? Me voy a acercar despacito para no asustarlo. Necesito tocarlo, acariciarlo. ¿No me ve? Me voy a acercar más. Ahora sí, al menos movió la cabeza, creo que ya notó mi presencia. ¡Qué hambre me agarró de golpe! ¡No puedo detenerme! ¡¿Qué haces hijito?! ¡Soy yo! ¡Tu papá! ¿Hijito querido? ¡No puedo frenarme! ¡Tengo demasiada hambre! ¡Ahhhh qué ricoooo! ¡Qué placeeeer! ¡Nooo Daniii! ¡Noooooo!... ¡Soy tu papá!... ¡Pafffff! –Mamá, trae repelente que está lleno de mosquitos en el jardín –gruñó Daniel, mientras limpiaba en su pantalón la sangre que tenía en la palma de su mano derecha. Gabriela, que justo salía, frenó con brusquedad su marcha, se dio vuelta hacia la casa, y gritó: -¡Querido, trae por favor el repelente que está arriba de la chimenea! De nuevo el silencio frío y absoluto. FIN
Gonzalo Guma (Equinoccio. Susurros del destino)