“
La ciudad me regala una mirada agria, casi sanguinaria,
pareciera que los edificios me vigilan.
Pero para quien se habia olvidado su sabor
el aroma del asfalto produce
una sobredosis de alegria en mis arterias.
disculpen... necesito enjuagar mis ojos
El dia llegó,
vuelvo a ser esclavo de la velocidad del mundo
”
”