“
Mira, Felipe, yo no sé de letras. Me gustan mucho Gabo y el inglés borrachín, Graham, pero no los entiendo. Mis papás eran maestros de pueblo y me metieron a estudiar, pero cuando llegamos al pretérito pluscuamperfecto dije: alto ahí, alto ahí, alto ahí. Esto no se entiende, yo no valgo, déjenme tranquilo. Y me salí. Pero no soy tonto, carajo. Un poco bruto, tal vez, pero no tonto, y te voy a decir una cosa que no deberías olvidar: no te aflijas jamás. Si te afliges, te aflojan. Que no te vean débil, no dudes, no tiembles. En cuanto te noten el miedo, estás perdido. Recuérdalo, Felipe: si te afliges, te aflojan.
”
”