El Nido Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to El Nido. Here they are! All 69 of them:

Finalmente, te quedas atrapado en tu precioso nido y los objetos que poseías ahora te poseen a ti.
Chuck Palahniuk (El club de la lucha)
SEGISMUNDO: ¡Ay mísero de mí, y ay infelice! Apurar, cielos, pretendo, ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo. Aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido; bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor, pues el delito mayor del hombre es haber nacido. Sólo quisiera saber para apurar mis desvelos -dejando a una parte, cielos, el delito del nacer-, ¿qué más os pude ofender, para castigarme más? ¿No nacieron los demás? Pues si los demás nacieron, ¿qué privilegios tuvieron que no yo gocé jamás? Nace el ave, y con las galas que le dan belleza suma, apenas es flor de pluma, o ramillete con alas, cuando las etéreas salas corta con velocidad, negándose a la piedad del nido que dejan en calma; ¿y teniendo yo más alma, tengo menos libertad? Nace el bruto, y con la piel que dibujan manchas bellas, apenas signo es de estrellas -gracias al docto pincel-, cuando, atrevido y cruel, la humana necesidad le enseña a tener crueldad, monstruo de su laberinto; ¿y yo, con mejor instinto, tengo menos libertad? Nace el pez, que no respira, aborto de ovas y lamas, y apenas bajel de escamas sobre las ondas se mira, cuando a todas partes gira, midiendo la inmensidad de tanta capacidad como le da el centro frío; ¿y yo, con más albedrío, tengo menos libertad? Nace el arroyo, culebra que entre flores se desata, y apenas sierpe de plata, entre las flores se quiebra, cuando músico celebra de las flores la piedad que le dan la majestad del campo abierto a su huída; ¿y teniendo yo más vida, tengo menos libertad? En llegando a esta pasión, un volcán, un Etna hecho, quisiera sacar del pecho pedazos del corazón. ¿Qué ley, justicia o razón negar a los hombres sabe privilegios tan süave excepción tan principal, que Dios le ha dado a un cristal, a un pez, a un bruto y a un ave?
Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño)
Hoy no hecho nada. pero muchas cosas se hicieron en mi. Pájaros que no existen encontraron su nido. Sombras que tal vez existan hallaron sus cuerpos. Palabras que existen recobraron su silencio. No hacer nada salva a veces el equilibrio del mundo, al lograr que también algo pese en el platillo vacio de la balanza.
Roberto Juarroz (Vertical Poetry: Recent Poems)
Pero Aiden era un maldito pura-sangre. Un maldito pura-sangre con unos dedos maravillosamente fuertes y una sonrisa que… bueno, me hacía sentir como si tuviese un nido de mariposas en el estómago. Y la forma en que me miraba —cómo sus ojos cambiaban de gris a plateado en un segundo— me seguía emocionando todavía. Mi estúpido corazón me saltaba en el pecho.
Jennifer L. Armentrout (Half-Blood (Covenant, #1))
«Todo el mal que puede desplegarse en el mundo se esconde en un nido de traidores». FRANCESCO PETRARCA
Paco Ignacio Taibo II (Temporada de zopilotes: Una historia narrativa de la Decena Trágica (Spanish Edition))
And Clark clearly knew and disapproved of El Nido. (A nido could be a nest, a den, a hole, a haunt.)
John Irving (Avenue of Mysteries)
Visto desde el espacio exterior, Tokio debe parecer una gran burbuja brillante en la que no hay lugar de donde esconderse de esa luz que parece atravesar todas las barreras; el cristal más ahumado y la más gruesa de las membranas, colándose hasta la última esquina de todas las habitaciones, al último escondrijo y la última grieta, a todos los nidos de los pájaros y a toda las colmenas. No había donde correr, ningún sitio en el que no pudieran encontrarte junto a tu sombra
Ryū Murakami (Coin Locker Babies)
Si pudiera impedir que un corazón se rompa no habré vivido en vano. Si pudiera calmar el dolor de una vida, o hacer más llevadera una tristeza. o ayudar a algún débil petirrojo a que vuelva a su nido, no habré vivido en vano.
Emily Dickinson (Morí por la belleza)
Tienes todo lo que necesitas -dijo el Cañón. Atrévete a vencer el vértigo que te provoca la vida y ¡aviéntate! Aviéntate como el águila que se avienta de su nido por primera vez para descubrir que puede volar. Aprende de ella, aprende de su confianza en la vida. Eres un ser perfecto como todo lo que te rodea, y entiende que tienes, como todo en la naturaleza, una misión específica búscala, encuéntrala y descubre en ti la razón de ser y de existir.
Odin Dupeyron (Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado)
Desde que se le había caído el nido al agua había aprendido a usar las alas para navegar, y gobernaba su extraña nave con bastante habilidad, pero cuando Peter Pan la reconoció por fin, estaba absolutamente agotada. Había venido a salvarlo, a cederle su nido, a pesar de que había huevos dentro.
J.M. Barrie (Peter and Wendy)
Yo soy mi adivinanza. Señor, no pretende usted bondadosamente aliviar ni secuestrar mi soledad. Es una cosa que a las mujeres se nos enseña a temer: oh la torre terrible, oh las zarzas que las circundan; no un nido sociable, sino un calabazo. Pero nos han mentido, sabe usted, en esto como en otras tantas cosas. El calabozo podrá ser severo y amenazador, pero dentro de él estamos muy seguras, dentro de sus confines somos libres de una manera que ustedes, que tienen libertad para correr el mundo, no necesitan imaginar. Ni yo recomiendo imaginarla; pero hágame la justicia de creer que mi soledad es mi tesoro, lo mejor que poseo. No me decido a salir. Si abriera usted la puertecilla, no escaparía; pero ay, cómo canto en mi jaula de oro...
A.S. Byatt (Possession)
Cuando el círculo de la sangre se completa la eternidad fragua la piedra filosofal. Vestida de juventud surge una nueva fuerza que al elegido otorga un poder inmortal Mas cuando ascienda la duodécima estrella, reanudará el destino su curso fatal. Perderá su lozanía el roble con ella, sometido al yugo del tiempo terrenal. Hasta que el lucero palidezca y muera, no tendrá el águila su nido eternal. Y solo por amor se extingue una estrella, si ha elegido libremente su final. De los Escritos secretos del conde de Saint Germain
Kerstin Gier (Smaragdgrün (Edelstein-Trilogie, #3))
El bohío de la loma, bajo sus alas de paja, siente el frescor mañanero y abre sus ojos al alba. Vuela el pájara del nido. Brinca el gallo de la rama. A los becerros, aislados de las tetas de las vacas, les corre por el hocico leche de la madrugada. Las mariposas pululan —rubí, zafir, oro, plata...—: flores huérfanas que rondan buscando a las madres ramas...
Esmeralda Santiago (When I Was Puerto Rican: A Memoir (A Merloyd Lawrence Book))
Dicho del Profeta Opresión Cuando existe la opresión, incluso el pájaro muere en su nido
Idries Shah
Cúpoles la ración de dos copas por estómago: a la segunda quedó abierto el apetito del copeo, y las botellas fueron llegando una tras otra a pedimento de don Sebastián.
Clorinda Matto de Turner (Aves sin nido (Spanish Edition))
Pero... ¿Habría amor en un mundo semejante, Simón? ¿Existirían la belleza y el encanto, sin nada feo con que compararlos? ¿Qué sería un mundo sin sorpresas?
Tad Williams
—Me salvaste la vida en el nido. Por definición, eres mi heroína. —Te dejé muriendo en un sótano. —Me sacaste de las garras del horror absoluto cuando pensé que ya no me quedaba ninguna esperanza. Me diste la oportunidad de volver a la vida cuando nadie más podía hacerlo —Clara me mira con los ojos brillando en la oscuridad—. Eres una heroína, Penryn, te guste o no.
Susan Ee (El mundo del mañana (El fin de los tiempos))
Era aquello un nido, una hechura de políticos, de periodistas, de tribunos, de agitadores, de ministros, y daba gusto ver con cuánto donaire rompían el cascarón los traviesos polluelos.
Benito Pérez Galdós (Cádiz)
No es fácil ser ornitólogo y cruzar un bosque cuando por todas partes el mundo grita: «¡Largo, joder, este es mi matorral! ¡Aargh, maldito ladrón de nidos! ¡Mantén relaciones sexuales conmigo, puedo inflar el pecho y ponerlo rojo!».
Terry Pratchett (Regimiento Monstruoso (Mundodisco 31) (Spanish Edition))
¿No falta algo, miss Price, en nuestro idioma... algo entre recuerdos y... y cariño..., que se adapte a la especie de relación amistosa que hemos mante­nido? ¡Son tantos meses de trato! Pero los recuerdos son suficientes para el caso.
Jane Austen (Mansfield Park (Spanish Edition))
La angustia me trepaba por el cogote como una criatura negra, helada, crujiente, con aguijón. ¿Conocen a ese animal? Es difícil explicar cómo hace su nido en tu espalda. Es como morir y quedar viva. Como intentar respirar debajo del agua. Como estar maldita.
María Fernanda Ampuero (Sacrificios humanos)
Los que no están siendo arrastrados a la muerte no pueden comprender que el corazón se te endurece y afila hasta convertirse en un nido de rocas con un huevo huero y solitario en el interior. Estoy yerma; nada crecerá ya nunca de mí. Soy el pez muerto puesto a secar en el aire frío. Soy el pájaro muerto en la orilla. Estoy seca, no sé si sangraré cuando me arrastren al encuentro del hacha. No, sigo caliente, la sangre aún aúlla en mis venas igual que el viento, y sacude el nido vacío y pregunta dónde han ido todas las aves, ¿dónde han ido?
Hannah Kent (Burial Rites)
Matar una rata es sencillo: solo hace falta un trozo de queso rancio y una trampa de resorte. Pero matar mil ratas, un millón de ratas, mil millones de ratas (o siete mil millones) es un poco más complicado. Para eso hace falta un cebo. Veneno. No tienes por qué envenenar a los siete mil millones, solo a un porcentaje que se lleve el veneno a su nido
Rick Yancey (The Infinite Sea (The 5th Wave, #2))
Como una gran diosa que preside de lejos los juegos de las divinidades inferiores, la princesa se había quedado voluntariamente un poco al fondo, en un canapé lateral, rojo como una roca de coral, al lado de una ancha reverberación vidriosa que era probablemente una luna y que hacía pensar en una sección que un rayo de luz hubiera practicado, perpendicular, oscura y líquida, en el cristal deslumbrado de las aguas. Pluma y corola a un tiempo, como ciertas floraciones marinas, una gran flor blanca, aterciopelada como un ala, descendía desde la frente de la princesa a lo largo de una de sus mejillas cuya inflexión seguía con flexibilidad coqueta, amorosa y viva, y parecía encerrarla a medias como un huevo rosa en la blandura de un nido de martinete.
Marcel Proust (À la recherche du temps perdu, Tome III)
tus soldados dorados, miles de maleantes, tus bastardos de dios[63], como pavos reales: han vertido en tu nido el olor de las mozas y edictos condenándonos a vivir en Bastillas[64]; gritaremos: ¡Muy bien: de rodillas, los pobres! ¡Doraremos tu Louvre[65] dándote nuestros reales! y te emborracharás, armando la gran juerga. —Mientras ríen los Amos pisando nuestras frentes. »¡Pues no; tales guarradas son de épocas pretéritas! El pueblo ya no es una puta.
Arthur Rimbaud
habiendo algunos fanáticos en el valle de Shah-i-Kot, en la provincia de Paktia. Una vez más la información era inexacta: no eran un puñado, sino centenares. Al ser afganos los talibanes derrotados, tenían a donde ir: sus aldeas y pueblos natales. Allí podían escabullirse sin dejar rastro. Pero los miembros de Al Qaeda eran árabes, uzbekos y, los más feroces de todos, chechenos. No hablaban pastún y la gente del pueblo afgano los odiaba, de manera que solo podían rendirse o morir peleando. Casi todos eligieron esto último. El mando estadounidense reaccionó al chivatazo con un plan a pequeña escala, la operación Anaconda, que fue asignada a los SEAL de la Armada. Tres enormes Chinook repletos de efectivos despegaron rumbo al valle, que se suponía vacío de combatientes. El helicóptero que iba en cabeza se disponía a tomar tierra, con el morro levantado y la cola baja, la rampa abierta por detrás y a solo un par de metros del suelo, cuando los emboscados de Al Qaeda dieron el primer aviso. Un lanzagranadas hizo fuego. Estaba tan cerca que el proyectil atravesó el fuselaje del helicóptero sin explotar. No había tenido tiempo de cargarse, así que lo único que hizo fue entrar por un costado y salir por el otro sin tocar a nadie, dejando un par de boquetes simétricos. Pero lo que sí hizo daño fue el incesante fuego de ametralladora desde el nido situado entre las rocas salpicadas de nieve. Tampoco hirió a nadie de a bordo, pero destrozó los controles del aparato al horadar la cubierta de vuelo. Gracias a la habilidad y la genialidad del piloto, pocos minutos después el moribundo Chinook ganaba altura y recorría cuatro kilómetros hasta encontrar un sitio más seguro donde proceder a un aterrizaje forzoso. Los otros dos helicópteros se retiraron también. Pero un SEAL, el suboficial Neil Roberts, que se había desenganchado de su cable de amarre, resbaló en un charquito de fluido hidráulico y cayó a tierra. Resultó ileso, pero inmediatamente fue rodeado por miembros de Al Qaeda. Los SEAL jamás abandonan a uno de los suyos, esté vivo o muerto. Poco después de aterrizar regresaron en busca de Roberts, al tiempo que pedían refuerzos por radio. Había empezado la batalla de Shah-i-Kot. Duró cuatro días, y se saldó con la muerte del suboficial Neil Roberts y otros seis estadounidenses. Había tres unidades lo bastante cerca como para acudir a la llamada: un pelotón de SBS británicos por un lado y la unidad de la SAD por el otro; pero el grupo más numeroso era un batallón del 75 Regimiento de Rangers. Hacía un frío endemoniado, estaban a muchos grados bajo cero. La nieve, empujada por el viento incesante, se clavaba en los ojos. Nadie entendía cómo los árabes habían podido sobrevivir en aquellas montañas; pero el caso era que allí estaban, y dispuestos a morir hasta el último hombre. Ellos no hacían prisioneros ni esperaban serlo tampoco. Según testigos presenciales, salieron de hendiduras en las rocas, de grutas invisibles y nidos de ametralladoras ocultos. Cualquier veterano puede confirmar que toda batalla degenera rápidamente en un caos, y en Shah-i-Kot eso sucedió más rápido que nunca. Las unidades se separaron de su contingente, los soldados de sus unidades. Kit Carson se encontró de repente a solas en medio de la ventisca. Vio a otro estadounidense (pudo identificarlo por lo que llevaba en la cabeza: casco, no turbante) también solo, a unos cuarenta metros. Un hombre vestido con túnica surgió del suelo y disparó contra el soldado con su lanzagranadas. Esa vez la granada sí estalló; no dio en el blanco sino que explotó a los pies del soldado.
Frederick Forsyth (La lista)
VERSO DECORATIVO La niña vio a la luna en el azul estanque Que en medio de los pinos servía de pecera. (Piernas de cazadora, suelta la cabellera, Y el fino seno blanco celoso de su arranque). De un elástico salto llegó junto a la fuente, Hundió las blancas manos, tomó el disco de oro, Y al cargar junto al cuello el redondo tesoro, La cabellera negra se le tornó luciente. Y huyó bajo las selvas. Su grito de alegría Hasta los dulces nidos de las aves subía, E, iluminando el bosque perfumado, la vieron, Cargada de la luna, pasar los abedules, Y siguiendo en el aire la curva de sus tules Ejércitos de pájaros cantando la siguieron.
Alfonsina Storni (Selección de poesías)
Hablan la Castidad, la Modestia y la Pureza: "¡No siempre ha sido así! Pero los hombres ya no nos quieren; las mujeres nos detestan. Vayámonos; vayámonos. (...) Porque allí (...) viven todavía en nidos y tocadores, en oficinas y tribunales de justicia, aquellos que nos quieren; aquellos que nos honran, vírgenes y hombres de negocios; abogados y médicos; los que prohíben; los que niegan; los que respetan sin saber por qué; los que glorifican sin comprender, la todavía numerosa tribu (el cielo sea liado) de los respetables; de los que prefieren no ver; de los que no desean saber; de los que aman la oscuridad; los que todavía nos adoran, y con razón, porque les hemos dado riqueza, prosperidad, comodidad, tranquilidad.
Virginia Woolf (Orlando)
— ¿Qué piensa usted de las artes? — El arte es la ciencia de lo inútil. El médico frunció la frente sorprendido. Aquella respuesta no cuadraba con la personalidad que había creído adivinar en su paciente. — ¿Quiere decir que desprecia usted las artes; que las considera algo trivial, y a quienes las practican gentes desocupadas que no tienen otra cosa mejor que hacer? — ¡Nada de eso doctor! ¡Considero que el arte es tanto más sublime cuanto mayor es su inutilidad! — Explíquese mejor. — El hombre es el único animal que se crea necesidades que nada tienen que ver con la subsistencia del individuo y con la reproducción de la especie. No le basta comer para alimentarse, sino que condimenta los alimentos, de modo que añadan placer a la satisfacción de su necesidad. No le basta vestirse para abrigarse, sino que añade, a esta función tan elemental, la exigencia de confeccionar su ropa con determinadas forma y colores. No se contenta con cobijarse, sino que construye edificios con líneas armoniosas y caprichosas que exceden de su necesidad: lo cual no ocurre con la guarida del zorro, la madriguera del conejo o el nido de la cigüeña. ¿Hay algo más inútil que la corbata que lleva usted puesta? ¿De qué le sirve al estómago una salsa cumberland o un chateaubriand a la Périgord? ¿Qué añade al cobijo del hombre el friso de una escayola o las orlas en forma de signos de interrogación de los hierros que sostienen el pasamanos de una escalera? Pues bien: todo eso que está inútilmente «añadido a la pura necesidad»… ¡ya es arte! La gastronomía, la hoy llamada alta costura y la decoración son las primeras artes creadas por nuestra especie, porque representan los excesos inútiles añadidos a las necesidades primarias de comer, abrigarse y guarecerse. — Dígame, señora de Almenara, ¿dónde ha leído ese ensayo sobre la inutilidad? ¡Me gustaría conocerlo! — ¡No necesito leer a los demás para formarme una opinión, doctor! — Prosiga, señora: me tiene usted absolutamente fascinado. — Pues bien — continuó Alicia —. En el momento mismo en que el espíritu creador del hombre se despegó incluso de la necesidad primaria para producir sus lucubraciones, nacieron las grandes Artes: la Poesía, la Danza, la Música y la Pintura. — Olvida la Arquitectura. — Considero a la Arquitectura, como a la Gastronomía, un añadido inútil a una necesidad «primaria». La Danza en cierto modo, también tiene este lastre, pero se aleja más de la necesidad. Es… ¿cómo explicarme?, una… una… ¡una mímica sublimada! ¡eso es lo que quería decir! Tal vez la Danza sea anterior al lenguaje y tuviera en sus orígenes una intencionalidad práctica: con carga erótica, reverencial o religiosa. ¡Yo no estaba allí, y no se qué «intencionalidad» tenía! Pero no hay duda de que encerraba «un propósito», encaminado a la consecución de un fin. No sé si me explico, pero la intencionalidad es algo muy superior a la «necesidad primaria». Está ya directamente relacionada con el juicio y la voluntad. «Quiero esto y voy a demostrarlo con gestos y ademanes rítmicos.» ¡Y la Humanidad se puso a danzar! ¡De ahí a la Paulova o a Nureyev no había más que un paso! La Pintura pertenece a un género superior. ¡Es más inútil todavía! Tiene un lejanísimo parentesco con la escritura ideográfica, mas una vez añadida su carga de inutilidad, la distancia entre lo necesario y lo que no sirve para nada, se hace tan grande, que la considero entre las primeras de las Artes Mayores. ¿No opina lo mismo, doctor?
Torcuato Luca de Tena (Los renglones torcidos de Dios)
Y pienso si no será siempre así, que el arte de nuestro tiempo, ese arte tenso y desgarrado, nazca invariablemente de nuestro desajuste, de nuestra ansiedad y nuestro descontento. Una especie de intento de reconciliación con el universo de esa raza de frágiles, inquietas y anhelantes criaturas que son los seres humanos. Puesto que los animales no lo necesitan: les basta vivir. Porque su existencia se desliza armoniosamente con las necesidades atávicas. Y al pájaro le basta con algunas semillitas o gusanos, un árbol donde construir su nido, grandes espacios para volar; y su vida transcurre desde su nacimiento hasta su muerte en un venturoso ritmo que no es desgarrado jamás ni por la desesperación metafísica ni por la locura. Mientras que el hombre, al levantarse sobre las dos patas traseras y al convertir en un hacha la primera piedra filosa, instituyó las bases de su grandeza pero también los orígenes de su angustia; porque con sus manos y con los instrumentos hechos con sus manos iba a erigir esa construcción tan potente y extraña que se llama cultura e iba a iniciar así su gran desgarramiento, ya que habrá dejado de ser un simple animal pero no habrá llegado a ser el dios que su espíritu le sugiera. Será ese ser dual y desgraciado que se mueve y vive entre la tierra de los animales y el cielo de sus dioses, que habrá perdido el paraíso terrenal de su inocencia y no habrá ganado el paraíso celeste de su redención. Ese ser dolorido y enfermo del espíritu que se preguntará, por primera vez, sobre el porqué de su existencia. Y así las manos, y luego aquella hacha, aquel fuego, y luego la ciencia y la técnica habrán ido cavando cada día más el abismo que lo separa de su raza originaria y de su felicidad zoológica. Y la ciudad será finalmente la última etapa de su loca carrera, la expresión máxima de su orgullo y la máxima forma de su alienación. Y entonces seres descontentos, un poco ciegos y un poco como enloquecidos, intentan recuperar a tientas aquella armonía perdida con el misterio y la sangre, pintando o escribiendo una realidad distinta a la que desdichadamente los rodea, una realidad a menudo de apariencia fantástica y demencial, pero que, cosa curiosa, resulta ser finalmente más profunda y verdadera que la cotidiana. Y así, soñando un poco por todos, esos seres frágiles logran levantarse sobre su desventura individual y se convierten en intérpretes y hasta en salvadores (dolorosos) del destino colectivo.
Ernesto Sabato (Sobre héroes y tumbas)
Cual de todas soy…! Soy una mujer, una niña interna, una abuela sabionda. El mar embravecido pidiendo amor a gritos. La lengua que no tiene descanso en su andar diario guiando a sus hijos. Aquella que con el tiempo aprendió que la prudencia es necesaria para sobrevivir en estos campos. Soy esa mujer que no deja de soñar, ni de sentir. Soy el Tocororo enamorado que aunque pasen muchos años sigue allí sin perder su raíz. Soy una mujer que se equivoca. Que se ha caído mil veces y aun alza su frente con orgullo. Haciendo más fuerte su andar. Sirviendo de ejemplo a los hijos que supo engendrar. Soy una mujer que ha llorado hasta derramar su alma en un canto. Que ha perdido su nido en un torbellino y lo ha vuelto a armar porque ha tenido fuerzas para luchar. Soy un vientre de mujer, soy el ovulo fecundado. El esperma que ha llegado para engendrar lo más bello que existe y que se crea dentro de mí. Soy un pujo en el ocaso dando al mundo un nuevo ser. Soy una mujer, un papalote de sueños. El mes de marzo lleno de amor. Una barca en alta mar luchando con las olas en su vaivén peculiar. Hasta podría ser una princesa, un hada encantada, una gaviota extraviada. Soy una mujer en un beso una luciérnaga que vuela sobre mares y montañas buscando el amor entre tanta soledad. Y me preguntas tú, cual de todas soy….? Soy una mujer, una niña interna, una abuela sabionda. Soy la mujer, la amiga, la hermana, la madre, una fragancia empedernida. Unos pechos que amantan el sabor del nuevo día.
Melba Merced Almeida
To get to El Nido, I had flown from Sorong in Papua to Jakarta, via Sulawesi, then on to Bangkok, taken a train down to Kuala Lumpur, caught another flight to Manila, then one more to Puerto Princesa, where we caught a bus to somewhere near Taytay, from which we had walked to a place where we found a rickshaw to take us all the way to Taytay, and finally hopped on one more bus from Taytay to El Nido. A total journey time of about five days. Now that we had arrived in El Nido, our mission was simple: get out.
Jamie Alexander (Nowhere Like Home: Misadventures in a Changing World)
Nidoterapia (terapia del nido, cuyo nombre deriva del latín nidus, nido), que es una nueva estrategia terapéutica que se debe utilizar en trastornos de personalidad persistentes y que significa el intento de modificar el entorno, el medio sociofamiliar de un sujeto para intentar reducir al mínimo influencias negativas sobre él.
Enrique Rojas (¿Quién eres?)
1. Piensa en un lugar que ya conoces muy bien. Te recomiendo que utilices una ruta al interior de tu propia casa. 2. Ahora identifica ubicaciones especificas a lo largo de la ruta. Para nuestro primer ejercicio necesitaremos 10 ubicaciones y una ruta lógica para caminar por ellas. Ten en cuenta que debes tomar siempre la misma ruta, de lo contrario probablemente sólo conseguirás un bloqueo mental cuando quieras recordar. Por ejemplo, piensa en tu casa y en la ruta que sigues desde la puerta de acceso hasta llegar a tu habitación, e identifica 10 objetos o ubicaciones en esa ruta. Practiquemos. Memoriza una lista de compras Aquí tienes una lista de compras sencilla para recordar: Tomates Té Bombilla Leche Huevos Vino Jabón Tijeras Pasta dental Helado Trata de memorizar esta lista colocando cada elemento en una de las ubicaciones de tu ruta mental. Este es un ejemplo sobre la colocación de los artículos en tu ruta mental: 1. Tomates Al visualizar la puerta de tu casa, imagina a alguien lanzando tomates en ella. Necesitas crear imágenes vívidas, así que no sólo visualices una imagen, sino que trata de usar todos tus sentidos. Puedes incluso imaginar que algo del jugo se ha salpicado en tu ropa. 2. Té A medida que entras en tu casa, imagina que accidentalmente has derramado té en el sillón. 3. Bombilla Imagina una bombilla enorme en una lámpara que cuelga sobre el sillón. Las imágenes más absurdas son más fáciles de recordar. 4. Leche Imagina una gorda vaca lechera obstaculizando el pasillo que conduce a tu habitación. 5. Huevos Imagina que entras en tu habitación y ves tu cama totalmente cubierta por huevos, como si fuera un nido gigante. 6. Vino Imagina que entras al baño, y de la ducha cae vino tibio. Trata de sentir el fuerte olor o el sabor del mismo. 7. Jabón Imagina una enorme barra de jabón en el lavamanos del baño. 8. Tijeras Imagina unas tijeras gigantes que se usaron para hacer picadillos las toallas del baño y aún flotan en el aire trozos de tela. 9. Pasta de dientes Imagina que abres el inodoro, y ves que alguien ha apretado varios tubos de dentífrico en su inodoro. 10. Helado Imagina que miras la bañera, y está llena de helado. Siente el frío y el olor del helado que contrasta con el vino tibio que cae de la ducha. Una vez que hayas terminado de colocar todos los artículos de tu lista alrededor de la casa, simplemente empieza de nuevo el recorrido desde la puerta principal. Verás instantáneamente tomates en la puerta, té en el sillón y así sucesivamente. Ten en cuenta que cuanto más inusuales sean las imágenes, más fácil será recordarlas. Después de familiarizarte con el sistema, puedes construir palacios mucho más grandes y más poderosos, como una calle de tu vecindario, tu escuela, tu lugar de trabajo, o incluso un centro comercial.
Steve Allen (Aprende como Einstein: Las mejores técnicas de aprendizaje acelerado y lectura efectiva para pensar como un genio)
un pájaro y un pez pueden enamorarse y hasta casarse, pero ¿dónde harían el nido?
Jorge Bucay (Seguir sin ti)
LI LORD No sé si tú, Platero, sabrás ver una fotografía. Yo se las he enseñado a algunos hombres del campo y no veían nada en ella. Pues éste es Lord, Platero, el perrillo foxterrier de que a veces te he hablado. Míralo. Está ¿lo ves? en un cojín de los del patio de mármol, tomando, entre las macetas de geranios, el sol de invierno. ¡Pobre Lord! Vino de Sevilla cuando yo estaba allí pintando. Era blanco, casi incoloro de tanta luz, pleno como un muslo de dama, redondo e impetuoso como el agua en la boca de la caño. Aquí y allá, mariposas posadas, unos toques negros. Sus ojos brillantes eran dos breves inmensidades de sentimientos de nobleza. Tenían vena de loco. A veces, sin razón, se ponía a dar vueltas vertiginosas entre las azucenas del patio de mármol, que en mayo lo adornan todo, hojas, azules, amarillas de los cristales traspasados del sol de la montera, como los palomos que pinta don Camilo... Otras se subía a los tejados y promovía un alboroto piador en los nidos de los aviones... La Macaria lo enjabonaba cada mañana y estaba tan radiante siempre como las almenas de la azotea sobre el cielo azul, Platero. Cuando se murió mi padre, pasó toda la noche velándolo junto a la caja. Una vez que mi madre se puso mala, se echó a los pies de su cama y allí se pasó un mes sin comer ni beber... Vinieron a decir un día mi casa que un perro rabioso lo había mordido... Hubo que llevarlo a la bodega del Castillo y atarlo allí al naranjo, fuera de la gente. La mirada que dejó atrás por la callejilla cuando se lo llevaban sigue agujereando mi corazón como entonces, Platero, igual que la luz de una estrella muerta, viva siempre, sobre pasando su nada con la exaltada intensidad de su doloroso sentimiento... Cada vez que un sufrimiento material me punza el corazón, surge ante mí, larga como la vereda de la vida a la eternidad, digo, del arroyo al pino de la Corona, la mirada que Lord dejó en él para siempre cual una huella macerada.
Juan Ramón Jiménez (Platero y yo: Elegía Andaluza (Spanish Edition))
No la cambiaría ni un capullo a mi lado ni un nido de amor ruinoso en el que refugiarme. No, mi vida la transformaría la alegría o, mejor dicho, la ironía, que desde entonces me acompaña todos los días y se burla de mí y de ella. Lo que viene a ser la vida, vamos.
Lorenzo Marone (Magari domani resto)
Pero volví a pensar en lo inútil que resultaba conceptuar el destino del hombre como el producto diamantino de su voluntad, pues estaba allí la guerra, hermana milenaria de la peste, capaz de sacudirlo como el terremoto la corteza de la tierra, poco podían ante ella las mejores voluntades, desgonzadas como un pelele ante su dictamen implacable, al diablo con el destino humano, ramificación de posibilidades inciertas y nefastas, y así se navegaban los mares, así se sufrían los climas, así se perseguían los mirajes del viento y del sol, así se odiaba, así se amaba, todo para terminar haciendo el nido final en la tumba, eso era el hombre, un ser a imagen y semejanza de un Creador sin imagen ni semejanza, el fruto de cuya vida ni siquiera aprovecharía como manjar a criaturas superiores, sino que iría a pudrirse en boquerones húmedos, por él mismo cavados, cuánta idiotez el mundo bello, irisado de ambiciones y congojas, qué sueño de sombras, qué luchar para subsistir y subsistir para poder luchar, y todo para bien o mal morir, en una irónica petición de principio, en un maloliente círculo vicioso contra el cual se estrellaban filosofías, escuelas, ciencias, modas, astrologías, porque era insuperable su idiotez, y mucha la ominosa limitación de nuestras fantasías hipnotizadas por el señuelo de la sabiduría como animal que iniciara el sueño de la razón en momentos de ser conducido al matadero, así que para qué el hilo frágil de la razón, por qué no mejor el instinto ciego del bruto, que conoce y acepta resignadamente el universo, sin preocuparse por el término irreparable de su tránsito infecundo.
Germán Espinosa (La tejedora de coronas)
Se encontraban en algún lugar del campo, en casas abandonadas cerca de Mirasol, o en los bajos de nuestro edificio o en nuestra propia casa. Un encuentro rabioso, casi animal, en el límite de algún camino, contando con la protección de un muro resguardado; o, cuando no había mucho tiempo, en los bajos de nuestra casa, debiendo sortear las bolsas de basura que los vecinos abandonaban en las entradas; con cuidado para no tropezar con los charcos formados por el gotear de alguna tubería agujereada, obligados a aceptar la presencia intermitente de los enormes ratones que habían hecho sus nidos allí y cruzaban pegados a las paredes lanzando chillidos. Durante todo el tiempo de su cita estaban atentos a cualquier rumor que les alertara de la llegada imprevista de alguien, chaval o adulto, vecino o merodeador. " La mentira, p. 115
María-José Furió
Los primeros divorcios siempre se producían rápidamente; un par de años de matrimonio mal pensado y se acabó. La segunda oleada se producía una década más tarde, cuando los hijos eran pequeños y problemáticos. Ese era el que más temían los psicólogos infantiles y las madres que frecuentaban los parques, el tipo de divorcio que más daños causaba. Lo que Jim no había visto venir era la tercera oleada, la crisis de fe vinculada al síndrome del nido vacío.
Emma Straub (The Vacationers)
Le despescuezo el pato, me le como los huevos y le incendio el nido.
Andrés Caicedo (¡Que viva la música!)
Lo que me llamaba la atención era que en la cara no se les veían los ojos, sino solamente una luz sin brillo en medio de un nido de arrugas.
Albert Camus (El extranjero)
Mis amigos de entonces, aquellos que leíais mis versos y escuchabais mi música: Luis, Jorge, Rafael, Manuel, Gustavo… ¡Y tantos otros ya perdidos! Enrique, Pedro, Juan, Emilio, Federico…, ¿por qué este hueco entre las dos mitades? Vosotros ayudasteis a la blandura del que fue mi nido. Yo me formé al calor que con vuestras palabras me envolvía. Me hicisteis importante. Con vuestro ejemplo, me inventé una ambición y tuve vuelos insospechados de gaviota. Gaviota, sí, porque fue el mar mi espejo y reflejó mi infancia, mis setiembres. ¡Amigos que de mí hicisteis nombre! A la mitad vertiente de mi vida hoy os llamo. ¡Tendedme vuestras manos! Yo me sentí nacer, para luego rozar de los cimientos la certera caricia. Pero de pronto, un día me cubrió lo indefendible, algo sin cuerpo, sin olor, sin música…, y me sentí empujada, cubierta de ceniza, borrada con olvido. ¿Dónde estabais vosotros, compañeros, vuestras letras de molde, vuestro ingenio, vuestra defensa contra el desconocido ataque? ¡Oh, amigos! Enrique, Pedro, Juan, Emilio, Federico…, nombres que no responderán mi voz. Manuel, Gustavo, lejos… Luis, Jorge, Rafael… Que aunque el afán vientos nos dé para encontrarnos, ignoro en qué ciudad y si llegará el día en que vuelva a sentirme descubierta.
Josefina de la Torre
PASCUA DE RESURRECCIÓN Mirad: el arco de la vida traza el iris sobre el campo que verdea. Buscad vuestros amores, doncellitas, donde brota la fuente de la piedra. En donde el agua ríe y sueña y pasa, allí el romance del amor se cuenta. ¿No han de mirar un día, en vuestros brazos, atónitos, el sol de primavera, ojos que vienen a la luz cerrados, y que al partirse de la vida ciegan? ¿No beberán un día en vuestros senos los que mañana labrarán la tierra? ¡Oh, celebrad este domingo claro, madrecitas en flor, vuestras entrañas nuevas!. Gozad esta sonrisa de vuestra ruda madre. Ya sus hermosos nidos habitan las cigüeñas, y escriben en las torres sus blancos garabatos. Como esmeraldas lucen los musgos de las peñas. Entre los robles muerden los negros toros la menuda hierba, y el pastor que apacienta los merinos su pardo sayo en la montaña deja.
Antonio Machado (Campos de Castilla)
Te sientes así; con ganas de dejar que tus neumáticos se desinflen, de dejar a los ratones construír un nido en tu silenciador, como si fuera no más que un camión en la maleza, cacareando con pollos o pegajoso con miel o sosteniendo a un frágil anciano en tu regazo mientras contempla el camino, esperando a alguien para saludarlo.
Ted Kooser (Sure Signs: New and Selected Poems)
The buzz about the ball has risen to such a fever pitch that two weeks before the event those who had not received an invitation booked themselves a last-minute flight out of town—to Balesin or to Amanpulo or to Pangulasian in El Nido—or out of the country, Hong Kong or Singapore or as far as Tokyo.
A.A. Patawaran (Manila Was A Long Time Ago - Official)
Es más fácil ser cauto cuando se percibe a lo que debe temerse, y –ante un adversario manifiesto– el alma se prepara al combate. Más peligroso y alarmante es el enemigo que avanza sin ruido y que, bajo las apariencias de una falsa paz, repta con ocultos designios; por tal proceder ha merecido el nombre de Serpiente”. San Cipriano.
Juan Bosco Abascal Carranza (Desde El Nido De La Serpiente (Spanish Edition))
Todo Cambia" by Mercedes Sosa. I became obsessed the first time I heard it. Everything in the sound is true - everything changes, for better or worse, whether we like it or not, sometimes it's beautiful, and sometimes it fills us with terror. Sometimes both. Cambia el más fino brillante De mano en mano su brillo Cambia el nido el pajarillo Cambia el sentir un amante Cambia el rumbo el caminante Aunque esto le cause daño Y así como todo cambia Qué yo cambie no es extraño
Erika L. Sánchez (I Am Not Your Perfect Mexican Daughter)
BARREIRO.—Sí, señor; muy natural. Y los viejos que se sacrificaron toda la vida por nosotros, uno murió sin vernos, y la vieja está sola, sin una mano que le haga una caricia, ni una boca que le dé un beso, ni quien la cuide en sus achaques de anciana. También muy natural, ¿Verdad, señora? ELOISA.—(Dudando.) Y... claro que... Pero... así es la vida. BARREIRO.— Ahí está la cosa, señora: ¡la vida! La vida no entiende de cariños ni de sacrificios; la vida es una cosa que marcha sobre los afectos, sobre los recuerdos, sin detenerse ni un segundo, sin importarle nada todo el dolor que va dejando atrás, ni el que produce al marchar sobre todas esas cosas. Los hijos, mientras son pichones, todo va bien; pero crecen, se hacen grandes... y cada uno busca su camino, aunque le duela dejar el nido donde no queda más que la tristeza de los viejos al verlos marchar. ¡No, no...! Casarme. Tener hijos, no. Eso no. (Pequeña pausa en la que todos quedan un poco tristes. ELOISA se ha levantado y mira con angustia la sala donde se supone están los hijos.) ERNESTO.—(Pasandose la mano por la frente, como queriendo quitar una preocupación.) Bueno, che, hijos, no...; pero ¿una copita? BARREIRO.—(Transición.) ¡Hombre, eso ni se pregunta!
Arnaldo Malfatti (Así es la vida)
charming, inspiring
Claudio de Castro (Cuando los HIJOS se van / Cómo Sobreviví al Nido Vacío: Vence el miedo, la soledad y reinventa el resto de tu vida. (Libro de autoayuda nº 1) (Spanish Edition))
¿No son espléndidas esas gaviotas? ¿Le gustaría ser una gaviota? Yo creo que a mí sí; eso es, si no pudiera ser un ser humano. ¿No cree que sería bonito despertarse con los rallos del sol y zambullirse dentro del agua y salir otra vez, y así durante todo el día? ¿Y luego, por la noche, volar de vuelta al nido? Puedo imaginarme haciéndolo.
L.M. Montgomery (Anne, la de Tejados Verdes)
El hombre es el único animal que se crea, necesidades que nada tienen que ver con la subsistencia del individuo y con la reproducción de la especie. No le basta comer para alimentarse, sino que condimenta los alimentos, de modo que añadan placer a la satisfacción de su necesidad. No le basta vestirse para abrigarse, sino que añade, a esta función tan elemental, la exigencia de confeccionar su ropa con determinadas formas y colores. No se contenta con cobijarse, sino que construye edificios con líneas armoniosas y caprichosas que exceden de su necesidad: Lo cual no ocurre con la guarida del zorro, la madriguera del conejo o el nido de la cigüeña. ¿Hay algo más inútil que la corbata que lleva usted puesta? ¿De qué le sirve el estómago una salsa cumberland o un chateaubriand a la Périgord? ¿Qué añade al cobijo del hombre el friso de una escayola o las orlas en forma de signos de interrogación de los hierros que sostienen el pasamanos de una escalera? Pues bien: todo eso que está inútilmente << añadido a la pura necesidad >>... ¡Ya es arte!
Torcuato Luca de Tena (Los renglones torcidos de Dios)
las lanzas fulguraron al sol / y estalló el día de odio / de cólera / de furia / los hombres procuraban los premios de la muerte / el día fue una oscura niebla / el sol nocturno / así mi corazón / la tierra se tambaleó como un borracho / los caballos saltaban como víboras súbitas del nido / ese viento mortal de jabalinas / golpeteaban las flechas como lluvia contra nuestros escudos / las espadas contrarias encendían diamantes en la noche /
Juan Gelman
Le sommeil, de Gustave Courbet. Si el amor fuera una obra de arte yaceríamos todavía desnudas y dormidas la pierna sobre el muslo la cabeza sobre le hombro -nido- resplandecientes y sensuales como en Le sommeil de Courbet cuya belleza contemplamos extasiadas una tarde, en Barcelona ("Salimos de una cama para entrar en otra", dijiste). No hubiéramos despertado nunca ajenas al paso del tiempo al transcurso de los días y de las noches en un presente permanente de tiempo paralizado y espacio cristalizado. Quise vivir en el cuadro quise vivir en el arte donde no hay fugacidad ni tránsito. Pero se trataba sólo del amor no del cuadro de Courbet de modo que despertamos y era el ruido de la ciudad y era el reclamo de la realidad los crueles menesteres -las pequeñeces de las que habló Darío-. Se trataba sólo de amor no del cuadro de Courbet de modo que despertamos y eran los teléfonos las facturas los recibos de la luz la lista del mercado especialmente era lo fútil, lo frágil, transitorio, lo banal, lo cotidiano eran los miedos las enfermedades las cuentas de los bancos los aniversarios de los parientes. Dejamos solas abandonadas a las bellas durmientes de Courbet solas abandonadas en el museo en las reproducciones de los libros. Se trataba sólo de amor es decir, de lo efímero, eso que el arte siempre excluye.
Cristina Peri Rossi (Estrategias del deseo)
Omar Hernández lo confiesa, se dejó tentar por esas prácticas ocultas: «Bebí sangre de paloma mezclada con brandy. Me di baños con infusiones de plantas que supuestamente traían suerte según un rito indígena de hace un siglo. También corrí con un nido de macuá, una especie de pájaro poco común que vive en la selva, escondido en el bolsillo de la camiseta. Todos esos sortilegios son irracionales, ahora lo sé. La
Guy ROGER (Egan Bernal y los hijos de la cordillera: Viaje al país de los escarabajos)
Hay quienes creen que la erosión de instituciones gubernamentales es el fruto de una intención revolucionaria de López Obrador, encaminada a dificultar un retorno a la situación anterior. Supuestamente se trataría de alterar el orden político para siempre con el pretexto de destruir con ello las causas de la desigualdad. La lógica del presidente radica en su errónea y obsesiva idea de que las causas de la desigualdad social se encuentran en la corrupción. Al eliminar la corrupción desaparecería la fuente de la desigualdad. Y si la corrupción se encuentra alojada principalmente en las estructuras gubernamentales, es necesario desmantelarlas. Esta idea ha propiciado que sean eliminados más de cien fideicomisos, supuestamente nidos de corrupción, con lo que ha afectado seriamente la investigación científica y el apoyo a la cultura. Con esta política se está extendiendo en vastas áreas gubernamentales una especie de necrosis que corroe a la administración, víctima de un peculiar proceso de autodestrucción.
Roger Bartra (Regreso a la jaula: El fracaso de López Obrador (Spanish Edition))
Es curioso cómo la gente piensa que nuestra vida depende de una opción. Cortázar decía que no se puede elegir en el amor, «vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto». Yo me atrevo a parafrasearlo: nosotros no elegimos de quién enamorarnos, tampoco elegimos la lluvia de heridas cuando salimos del clóset. La aguantamos para vivir una vida digna y no falsa. Qué fácil sería tener una familia ficticia, sin amor, por convención, por apariencia. Un nido sostenido sobre la mentira.
Karen Luy de Aliaga (Compórtense como señoritas)
Cuando el sol asoma sobre las lomas, la hora celeste llega a su fin. La niebla se ha disuelto, las beatas están sumidas en éxtasis, los noctámbulos duermen, los canillitas han repartido los diarios, los obreros trepan a los andamios. La luz desvanece el mundo mágico del alba. Los gallinazos sin plumas han regresado a su nido.
Julio Ramón Ribeyro (Los gallinazos sin plumas)
la cultura es a la vez algo necesario y casual, como el lecho de un nido, un refugio frente al mundo, un pequeño contra-mundo aceptado tácitamente por el grande de una forma relativamente indiferente, pues no contiene ninguna respuesta a las preguntas sobre el bien y el mal, la belleza y la fealdad, las reglas y las costumbres.
Stanisław Lem (La Voz del Amo)
la cultura es a la vez algo necesario y casual, como el lecho de un nido, un refugio frente al mundo, un pequeño contra-mundo aceptado tácitamente por el grande de una forma relativamente indiferente, pues no contiene ninguna respuesta a las preguntas sobre el bien y el mal, la belleza y la fealdad, las reglas y las costumbres. La lengua, producto de esa cultura, es como el esqueleto del nido que reúne todos los elementos del lecho y los une de una forma que a los habitantes de ese nido les parece necesaria.
Stanisław Lem (La Voz del Amo)
Para ser sincera, excepto los masajes, las películas de Bollywood y el ayurveda, no me gusta nada Nueva Delhi y la India en general, sus habitantes y todo lo relacionado con este país cansino, irritable, sudoroso, corrupto, mentiroso, gansteril y, ahora, nido de terroristas. No es el mejor destino que quisiera tener siendo madre. Tras mi baja de maternidad seguramente ocupe un puesto en Europa.
ALFREDO DE BRAGANZA (Código Criminal (David Ribas nº 7))
Nace el ave, y con las galas que le dan belleza suma, apenas es flor de pluma, o ramillete con alas, cuando las etéreas salas corta con velocidad, negándose a la piedad del nido que dejan en calma; ¿y teniendo yo más alma, tengo menos libertad?
Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño)
La Ciudadela, junto con el resto de la primera esfera, era la puerta de entrada al Nido.
Fernando Trujillo Sanz (La Guerra de los Cielos. Volumen 2 (Spanish Edition))
Algunas mañanas salía de pesca y regresaba con dos o tres surubíes resplandecientes que su hermana preparaba sobre piedras, envueltos en hojas de plátano. Otras veces, Violeta lo acompañaba a recoger huevos de codorniz entre las matas, y siempre dejaban alguno en el nido, por respeto a la madre que con tanto esfuerzo los empollaba. Esos días solían terminar con un chapuzón, mientras el ocaso encendía de rojo la ribera y las aves alborotaban. Al anochecer, Bautista tomaba la guitarra y tocaba polkas y valsecitos aprendidos en los fogones de las estancias. Si existía la felicidad sobre la tierra se hallaba allí, en la costa dulce del Paraná.
Gloria V. Casañas (Yporá: Amor y guerra bajo el sol guaraní (Spanish Edition))
Otra hipótesis podría considerar la colmena, el hor­miguero y el termitero como un individuo único, pero todavía diseminado. O de antemano como un solo ser vivo que no estaría aún, o que no lo estará ya nunca, coagulado o solidi­ficado, y cuyos diversos órganos, formados de miles de células exteriorizadas y aparentemente independientes, permanecerían siempre sometidas a la misma ley central. Nuestro cuerpo también es una asociación, un conglomerado, una colonia de sesenta trillones de células, pero de células que no pueden ale­jarse de su nido o de su núcleo y permanecen hasta la destrucción de este nido o de este núcleo sedentarias y cautivas. Tan terrible, tan inhumana como parezca la organización del termitero, la que llevamos en no­sotros está calcada sobre el mismo modelo. La misma personalidad colectiva, el mismo sacrificio incesante de innumerables partes al todo, al bien común; el mismo sistema defensivo, el mismo canibalismo de los fagocitos para con las células muertas o inútiles; el mismo trabajo oscuro, encarnizado, ciego, para un fin ignorado; la mis­ma ferocidad, las mismas especializaciones para la nu­trición, la reproducción, la respiración, la circulación de la sangre, etc.; las mismas complicaciones, la misma so­lidaridad, los mismos llamamientos en caso de peligro, los mismos equilibrios y la misma organización interior.   MAETERLINCK, “LA VIDA DE LAS TERMITAS
William Morton Wheeler (Cinco Ensayos de Mirmecología (Spanish Edition))
Las agresiones individuales son habituales entre los animales, pero la guerra —grupos luchando entre sí— es mucho menos frecuente. Las hormigas se encuentran entre las criaturas más belicosas. Su política exterior se ha descrito como una «agresión incansable, conquista territorial y aniquilación genocida de las colonias vecinas siempre que sea posible. Si las hormigas tuvieran armas nucleares, probablemente acabarían con el mundo en una semana».[6] Como la guerra de las hormigas está dirigida por soldados especializados sin capacidad reproductiva, la población de la colonia no se ve amenazada por las bajas en la batalla. La guerra entre las hormigas tiene un propósito claro: la lucha por la comida y el territorio. Cuando una colonia vence a otra, el grano almacenado se traslada a los nidos de los vencedores y la otra colonia es arrasada o expulsada. La guerra entre las hormigas no se puede denominar estratégica en ningún sentido. Se basa en la incontenible y violenta agresión utilizando la fuerza bruta. Las hormigas son un solo cuerpo, constituyen una masa más numerosa, y acaban con las defensas enemigas gracias a ataques constantes, pertinaces y sin medida. No hay espacio ninguno para los acuerdos y la negociación.
Lawrence Freedman (Estrategia (Historia) (Spanish Edition))
Después de excavar un nido y antes de añadir un huevo, la avispa lobo presiona sus antenas contra el suelo y exprime una pasta blanca parecida a la pasta de dientes que sale de un tubo. Luego sacude la cabeza de un lado a otro para extender esta secreción sobre el techo del nido. Esa pasta es una señal de salida: le dice a la larva dónde empezar a cavar cuando esté lista para salir del nido. Pero, cuando Kaltenpoth la examinó bajo el microscopio, vio con asombro que estaba repleta de bacterias. ¿Una avispa que secreta microbios de sus antenas? Nadie había oído tal cosa. Y aún más extraño era que todas las bacterias eran idénticas. Cada avispa tenía la misma cepa de Streptomyces en sus antenas. Se trataba de una buena pista. Los microbios del género Streptomyces se distinguen por matar a otros microbios; este grupo es la fuente de dos tercios de nuestros antibióticos. Y una larva de avispa lobo sin duda necesita antibióticos. Una vez termina de devorar su provisión de abejas, se encierra en un capullo y pasa allí el invierno. Durante nueve largos meses vive en una cámara cálida y húmeda que es perfecta para criar hongos y bacterias patógenos. Kaltenpoth pensó que la pasta antibiótica de la madre impedía que la larva pudiera contraer alguna infección letal. Y, efectivamente, cuando examinó en detalle las larvas, observó que estas incorporaban las bacterias de la pasta a los hilos de sus capullos, y que las bacterias se alojaban en una especie de tejidos fabricados por ellas mismas, cual centros de microbios productores de antibióticos. Cuando Kaltenpoth privó a las larvas de la pasta blanca, casi todas murieron al cabo de un mes por infecciones de hongos.[7] Si les daba acceso a la pasta, por lo general sobrevivían. Y llegada la primavera, cuando nuevas avispas adultas salían de sus capullos, recogían en sus antenas el mismo Streptomyces que las protegía durante el invierno. Fuera ya de ellos, excavaban sus propios nidos, capturaban sus propias abejas y pasaban sus microbios salvadores a sus larvas.
Ed Yong (Yo contengo multitudes: Los microbios que nos habitan y una mayor visión de la vida)
Los recuerdos se erguían para morderlo, como si hubiera pisado un nido de serpientes dormidas.
Robert Galbraith (El oficio del mal (Cormoran Strike, #3))
Tomo y obligo No renunciaré, no, a nombrar esta belleza cuando esté sostenida con el corazón, cuando tenga la certeza de que no es un ornamento o instrumento para hablar sólo de lo humano o de mí. El camino que interseca, cruz de amor donde se encuentra lo viviente. Por lo que es y sé, y no sé y no sólo aquello que le otorgo Lo singular de mi conciencia no me arroga privilegios de saber, dictamen sobre el otro y disponer como si acaso no existiera tanto, tanto como yo con el concierto. Enigma transparente, retablo del Edén. Francisco y Juan lo hicieron, tomo y obligo. Fe al impulso sostenido que en los versos hace un nido, decirle no, ah error consumado de la artista Estar atenta, ser más fina cuando el rostro del otro humano en su belleza y su desdicha se perfila aquí, en desamparo, es ese su poder, como lo es la trémula voz que en verso teje la bienvenida, entre vos y yo.
Diana Bellessi