El Guapo Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to El Guapo. Here they are! All 86 of them:

Él es el responsable de que mi número favorito sea el azul marino y de que mi color de la suerte sea el seis.
Chris Pueyo (El chico de las estrellas)
Las manos de los hombres no saben usar máscaras. Los hombres ponen duras las facciones hasta para sentirse guapos, pero las manos siempre los delatan. Cuando unas manos de hombre no te dicen nada, lo más probable es que el fulano sea un pendejito sin carácter.
Xavier Velasco (Diablo Guardián)
El chico de las Estrellas no era especialmente guapo, ni demasiado alto, ni exageradamente gracioso, pero era la persona con más ganas de ser feliz que he conocido nunca.
Chris Pueyo (El chico de las estrellas)
Siempre me ha parecido ridículo que la gente quiera estar con alguien solo porque es guapo. Es como elegir los cereales del desayuno por el color, no por el sabor.
John Green (Paper Towns)
Que alguien te diga que eres lindo hace que el ego te crezca, pero que alguien guapo te lo diga hace que sientas que eres un dios y que eres demasiado para este mundo.
América Rodas (Una perfecta confusión (Confusiones, #1))
Es curioso ver cómo funciona el mundo, y también lo es ver cómo funcionan las personas. Me resulta extremadamente fascinante su comportamiento porque, aunque puede dar la sensación de que sí, en realidad no hay reglas, ni pautas a seguir, ni nada puede ser determinado. Cada uno somos un universo completamente distinto y podemos intentar generalizar todo lo que queramos, pero siempre habrá excepciones para todo porque nadie es igual. Nadie se salva de nada, aunque sea más guapo, más alto o más brillante... Y precisamente, no serlo no te deja fuera de la rueda de acontecimientos que es la vida.
Clara Cortés (Al final de la calle 118)
Sin un científico no hay futuro. Los guapos y atractivos personajes pueden ganarse la admiración de la sociedad, pero todas las invenciones maravillosas relacionadas con el futuro son consecuencia del trabajo de científicos anónimos que no reciben por ello elogio alguno.
Michio Kaku (La física del futuro)
He llegado a la desgarradora conclusión de que Damien es demasiado bueno para alguien como yo. Él es brillante, guapo e inteligente y va a tener una vida asombrosa, muy, muy lejos de aquí, y muy, muy lejos de mí. Encontrará a una chica encantadora en la universidad. Se casarán. Tendrán una docena de hermosos bebés. Y serán la pareja envidiada que todo el mundo mira cuando imaginan como deben ser el amor y la felicidad. Serán la imagen de la perfección. Damien se merece eso. Se merece toda la maravillosa e incandescente felicidad del mundo. Y hay una sensación de malestar, que gira alrededor de mi interior, que me hace saber que él nunca encontrará ese tipo de felicidad conmigo.
Lauren Hammond (Insanity (Asylum, #1))
Guapo está. Pero es tan tonto. Pone K en vez de q, en vez de c, en vez de todo, ya ni hablemos de la ausencia total de acentos y signos de interrogación. “Kieres k t compre 1 helado”. ¡Me pongo verde cuando manda esas cosas! Una cosa es estar in y otra ser subnormal. Un día le pregunté por qué hacía esa babosada. —Por ahorrar tiempo. —Pero tu teléfono es nuevo, ¿no? —¿Y eso qué? —Que el celular te completa las frases solito. Te apuesto lo que quieras a que tuviste que meterle la nueva palabra. —¿Y? —Que perdiste más tiempo. —Pero se ve padre. —Se ve horrible. Me duelen los ojos cuando veo tus kas bailoteando por todos lados. —¿Por qué eres tan anticuada? Y no sólo eso, ¡pone “jajaja” en los correos después de alguna dizque broma hilarante! ¿Quién pone “jaja- ja”? Sólo un imbécil que cree ser graciosísimo. Caray, empecé con que no me gustaba y ahora hasta imbécil resultó.
Ana Romero (Algunas primeras veces)
Era bastante guapo, se parecía un poco a Justin Bieber, pero con cara de estar menos alelado.
César García Muñoz (Cipriano, el vampiro vegetariano. (Cipriano, el vampiro vegetariano, #1))
Aún el ser más bello tiene algún defecto.
David Cotos (Nicolás, Antonella y Pablo)
La belleza no está en el ojo del espectador, la belleza está en el corazón del espectador.
Abhijit Naskar (Bulldozer on Duty)
Cedric Diggory, un chico muy guapo de unos diecisiete años, era capitán y buscador del equipo de quidditch de la casa Hufflepuff, en Hogwarts.
J.K. Rowling (Harry Potter y el cáliz de fuego (Harry Potter, #4))
Ya en el umbral de la puerta, me dijo sonriendo jovialmente: «Los hijos del amor son siempre los más guapos». Me pareció una frase espantosa.
Annie Ernaux (El acontecimiento)
pero el nunca llegará a saber cuánto le quiero, y no porque sea guapo, sino porque hay más de mi en él que en mí misma
Emily Brontë (Wuthering Heights)
Debería estar prohibido ser tan extraordinariamente guapo.
E.L. James (Cincuenta sombras más oscuras (Cincuenta sombras, #2))
—Los dos no es que hubo motivo para que sacaras a ese chico. Tú no harías daño a nadie que estuviera desprotegido y… —¿Desprotegido? —lo interrumpo, con una carcajada nada divertida—. Saúl es la persona más protegida que conozco. ¿Sabes por qué? Porque es guapo, su familia tiene dinero, es hetero y es hombre. Tiene todos los privilegios de su lado, así que, por favor, no diga que estaba «desprotegido». Los que realmente se encuentran fuera de esa protección somos todas esas personas que no entramos en el sistema, que no tenemos ni la identidad, ni la orientación sexual, ni el color de piel necesario.
Belén Martínez Sánchez (Cuando reescribamos la historia)
En persona, Anubis era si cabe más guapo aún, guapo de caerse muerta. [Ah... ja, ja. No había pillado el chiste, pero gracias, Carter. Dios de los muertos, guapo de caerse muerta. Si, me parto de la risa. ¿Puedo seguir, por favor?]
Rick Riordan (The Red Pyramid (The Kane Chronicles, #1))
La California de Dean… salvaje, sudorosa, importante, el país donde se unen como los pájaros los solitarios, los excéntricos, los exiliados, el país donde en cierto modo todo el mundo tiene aspecto de guapo artista de cine decadente y hundido.
Jack Kerouac
Al margen del paréntesis en el pulso constante que manteníamos desde que nos habíamos conocido, yo creía seguir teniendo claro lo que me convenía. Hubiera firmado en ese mismo instante por una aventura de una noche con algún tipo guapo y amable, algo que devolviera mi corazón a la vida, que me mostrara que los para siempre no existen pero los aquí y ahora no están tan mal. Porque seguir esperando el amor perfecto me resultaba pueril y ya había descubierto que la ingenuidad solo se traduce en dolor y heridas que nunca terminan de cicatrizar.
Victoria Vilchez (Antes de que decidas dejarme (Antes de, #2))
Una voz me pide que me incorpore. Cuando giro la cara, veo que un chico me tiende la mano. Tiene los ojos de color azul brillante y la cara sucia, y lleva puesta una gorra destrozada. Me atraviesa la mente un pensamiento absurdo: es el chico más guapo que he visto en mi vida.
Marie Lu (Champion (Legend, #3))
Por último, los narcisistas son hombres que se han convertido ellos mismos en su propio estándar de perfección. A su lado, los demás no somos más que planetitas oscuros que orbitamos alrededor de él, que es la estrella indiscutible. Nadie es tan guapo como él, ni tan emprendedor como él,
Gabriel J. Martín (El ciclo del amor marica)
Y, por último, la fuerza principal, el cemento que todo lo amalgama, es la vergüenza de tener una opinión propia. ¡Eso sí que es fuerza! Y ¿quién se ha esforzado, quién ha sido el «guapo»234 que ha trabajado para que no le quede a ninguno ni una sola idea propia en la cabeza? ¡Les parece algo vergonzoso!
Fyodor Dostoevsky (Los demonios)
La sensación de volver a tocar a un ex novio es siemple la misma, como descubrir un vestido viejo en el fondo del armanio: esáta ahí olvidado, y un día te lo encuentras y te entra la misma ilusión que la última vez que te lo puiste, aquella noche estrellada en la que te besaste con un chico guapo, alto y moreno.
Enric Pardo (Todas las chicas besan con los ojos cerrados)
Así que desandaría el camino que había recorrido, recorrería hacia atrás todo lo que había avanzado, cruzando marisma resecas y lóbregas, sobrepasando al sargento feroz en el puente, atravesaría el pueblo bombardeado, seguiría a lo largo de la cinta de la carretera los kilómetros de onduladas tierras de labranza, buscando el camino a la izquierda en el lindero del pueblo, enfrente de la zapatería, y tres kilómetros más allá saltaría la alambrada de púas y cruzaría los bosques y los campos hasta la estancia de una noche en la granja de los hermanos, y al día siguiente, a la amarilla luz de la mañana, siguiendo el balanceo de pequeños valles y arroyuelos y enjambres de abejas y tomaría el sendero en cuesta que llevaba a la triste casona junto al ferrocarril. Y el árbol. Recoger del barro los andrajos de ropa quemada y rayada, los jirones del pijama y luego descolgarle, al pobre chico pálido, y hacerle un entierro decente. Un chico guapo.
Ian McEwan (Atonement)
Mientras yo intentaba arreglarme un poco lo observé, era muy guapo, demasiado atractivo, indescriptible a primera vista. Tan perfecto que parecía mentira, era imposible, ¿Me habría golpeado la cabeza y estaba alucinando? No había visto a un hombre así ni siquiera en las revistas... Tragué en seco, mi piel se estremeció y mi corazón comenzó a latir más rápido.
Itxamany Bustillo (El Príncipe de Bórdovar 1)
Porque es instintivo pensar que si te vas corriendo será más fácil no darte la vuelta. Porque te parece que cuanto más lejos estés, más pequeño y distante verás lo que dejas a tu espalda. Pero las leyes de la perspectiva no son válidas en el amor . Puedes alejarte mil kilómetros, meses, años, pero con solo volverte un segundo, con bajar un poco las defensas y dejarte vencer por el recuerdo, allí estarña, guapo como siempre, con sus ojos pegados a los tuyos, con sus manos intentando retenerte (...)
Giulia Carcasi (Ma le stelle quante sono)
Cuando te enamoras —aunque ella se empeña en decir que no está enamorada, que es sólo un amante, otra señal de que sí lo está—, nada de lo que pienses de la persona amada coincide con la realidad, especialmente nada de lo que tiene que ver con su atractivo físico. Estaría bien recordarlo la próxima vez si no fuera porque el amor pone todos los marcadores a cero y, si hay suerte, el siguiente hombre volverá a ser el más guapo, sexy, listo, divertido y asombroso del mundo, aunque sea medio tonto y jorobado.
Milena Busquets (También esto pasará)
—Oye ¿y está guapo el asesor? —Rebecca elevó una ceja con picardía al mismo tiempo que se mordía los labios. —Guapo es poco, es hermoso, un hombre bellísimo, se llama Rick y es una excelente persona —lo describió emocionada—. Me gusta mucho para Minerva, espero se conozcan muy bien y formalicen algo más serio pronto. —¿Tanto así te ganó el cuñado? —estaba sorprendida—. Pues debe de ser una maravilla, para que haya pasado la prueba de escrutinio de la desconfiada Aurora Warren, debe de ser un ejemplar único y divino. —Jura que lo es —sonrió sin poder contenerse.
Itxamany Bustillo (Aurora: Arte, Pasión y Seducción (Arte, Pasión y Seducción (APS)) (Spanish Edition))
El amor es la gran idealización contemporánea. El amor a lo Shakira y Piqué, tan limpios, tan felices, tan guapos, tan todo. El amor nos salvará, el amor es lo mejor del ser humano. Sí, digo sí a todo esto. Pero de lo que estamos hablando en estas páginas no es de amor, sino de otra cosa. Porque confundimos el amor con esa especie de naufragio continuo que ni siquiera es un naufragio compartido, ni siquiera es un naufragio a dos, sino el hundimiento entre varios náufragos que intentan salvar se ahogando al otro con él. Hasta que aparezca un nuevo palo al que agarrarse.
Brigitte Vasallo (Pensamiento monógamo, terror poliamoroso)
Imagine el lector un sistema que, en palabras de la famosa canción de Police, vigile cada bocanada de aire que inhale, cada movimiento que haga y cada lazo que rompa. Un sistema que supervise su cuenta bancaria y su ritmo cardíaco, sus niveles de azúcar y sus aventuras sexuales. Es evidente que conocerá al lector mucho mejor de lo que este se conoce a sí mismo. Los autoengaños y las ilusiones que hacen que la gente quede atrapada en malas compañías, carreras equivocadas y hábitos perniciosos no engañarán a Google. A diferencia del yo narrador que nos controla en la actualidad, Google no tomará decisiones a partir de relatos amañados, no caerá en la trampa de atajos cognitivos ni se guiará por la regla de la «arte culminante-parte final». Google recordará en verdad cada paso que demos y cada mano que estrechemos. Muchas personas estarán encantadas de transferir gran parte de sus procesos de toma de decisiones a manos de un sistema de este tipo, o al menos de consultar con él siempre que se enfrenten a decisiones importantes. Google nos aconsejará qué película ver, adónde ir de vacaciones, qué estudiar en la universidad, qué oferta laboral aceptar e incluso con quién salir y casarse. «Oye, Google —le dirá—, tanto John como Paul me cortejan. Los dos me gustan, pero de una manera diferente, y me está costando mucho decidirme. Considerando todo lo que sabes, ¿qué me aconsejas que haga?» Y Google contestará: «Bueno, te conozco desde el día que naciste. He leído todos tus correos electrónicos y registrado todas tus llamadas telefónicas y conozco tus películas favoritas, tu ADN y el historial completo de tu corazón. Tengo datos exactos acerca de cada cita que has tenido y, si quieres, puedo mostrarte gráficos segundo a segundo de tu ritmo cardíaco, tensión arterial y niveles de azúcar de cada vez que quedaste con John o con Paul. Si es necesario, incluso puedo proporcionarte una puntuación matemática precisa de cada encuentro sexual que tuviste con uno u otro. Y, naturalmente, los conozco tan bien como a ti. Sobre la base de toda esta información, de mis magníficos algoritmos y de estadísticas sobre millones de relaciones que hace décadas que reúno…, te aconsejo que te quedes con John, ya que tienes un 87 por ciento de probabilidades de vivir a la larga más satisfecha con él. »De hecho, te conozco tanto que también sé que no te gusta esta respuesta. Paul es mucho más guapo que John, y puesto que concedes tanto peso a la apariencia externa, querías secretamente que yo te dijera ”Paul”. La apariencia es importante, desde luego, pero no tanto como crees. Tus algoritmos bioquímicos (que evolucionaron hace decenas de miles de años en la sabana africana) conceden a la apariencia un 35 por ciento de la puntuación global de parejas potenciales. Mis algoritmos, que se basan en los estudios y las estadísticas más actualizados, dicen que el aspecto solo tiene un 14 por ciento de impacto en el éxito a largo plazo de las relaciones románticas. Así, aunque he tenido en cuenta la apariencia de Paul, continúo diciéndote que estarás mejor con John».[31] A cambio de estos devotos servicios de asesoramiento, solo tendremos que abandonar la idea de que los humanos son individuos, y de que cada humano tiene un libre albedrío que determina qué es bueno, qué es hermoso y cuál es el sentido de la vida. Los humanos ya no serán entidades autónomas dirigidas por los relatos que inventa su yo narrador. En cambio, serán parte integral de una enorme red global.
Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
Los niños creen en los padres. Cuando les decimos una y otra vez que son encantadores, que son los príncipes o princesas de la casa, que son guapos, listos, inteligentes y divertidos, se convierten en eso que nosotros decimos que son. Por el contrario, cuando les decimos que son tontos, mentirosos, malos, egoístas o distraídos, obviamente responden a los mandatos y actúan como tales. Aquello que los padres -o quienes nos ocupamos de criar- decimos se constituye en lo más sólido de la identidad del niño.5
Rosa Jové (Ni rabietas, ni conflictos)
Lo cierto era que Madrid en verano se convertía a mis ojos en una ciudad distinta que, al haber veraneado siempre fuera, no había conocido hasta entonces. Las calles ardían bajo un sol apocalíptico, vacías de atascos y de prisas, los ciudadanos estaban todos más delgados, más guapos, sin el tono gris verdoso habitual y las calles traían a la vida a las más extraordinarias especies que permanecían ocultas durante el resto del año
Vanessa Montfort (Mujeres que compran flores)
ropa bonita a su hija. Pero María no se daba por satisfecha. Creía que merecía algo mucho mejor. Cuando María ya era mujercita, no quería tener nada que ver con los jóvenes de su pueblo. No eran bastante buenos para ella. Muchas veces cuando se paseaba con su abuelita por las afueras del pueblo, decía: —Abuelita, cuando yo me case, voy a casarme con el hombre más guapo del mundo. La abuela movía la cabeza. Pero María miraba a través de la ladera y decía: —Va a tener el pelo tan negro y reluciente como el cuervo que veo posado en aquel piñón. Y cuando se mueva, va a mostrar la fuerza y la gracia del caballo que mi abuelito tiene en su corral. —María —decía la anciana suspirando—, ¿por qué piensas siempre en cómo se ve un hombre? Si vas a casarte con un hombre hay que asegurarte de que sea un buen hombre, de que tenga buen corazón. No te fijes tanto en lo guapo que es. Pero María se decía: —Estas viejitas. Tienen las ideas tan anticuadas. No entienden nada. Un día llegó al pueblo un hombre que parecía ser el mero hombre de quien María hablaba. Se llamaba Gregorio. Era un vaquero del llano al este de la sierra. Sabía montar cualquier bestia. Si tenía un caballo que se amansaba mucho, lo regalaba y se iba para capturar un caballo salvaje. Pensaba que no era varonil montar un caballo que no fuera medio bronco. Era tan guapo que todas las muchachas andaban enamorándose de él. Tocaba la guitarra y cantaba con buena voz. María decidió que ése era el hombre con quien se iba a casar. Pero disimulaba sus sentimientos. Si se encontraban en la calle y Gregorio la saludaba, María volteaba la cara. Si venía a su casa para tocar su guitarra y cantar, ella ni siquiera se asomaba a la ventana. Al poco tiempo Gregorio también se decidió. Se dijo: —Esa orgullosa de María. Es con ella que me voy a casar. Yo puedo conquistar su corazón. Todo resultó tal y como María lo había planeado. Los padres de María no querían que se casara con Gregorio. Le dijeron: —Él no puede ser buen marido. Está acostumbrado a la vida bárbara del llano. No te cases con él. Por supuesto María no les hizo caso a sus padres. Se casó con Gregorio. Por algún tiempo todo andaba bien. Tuvieron dos hijos. Pero después de varios años, Gregorio volvió a su antigua manera de ser. Se mantenía fuera de casa por meses a la vez. Cuando regresaba a casa le decía a María: —Yo no vine a verte a ti. Quiero pasar un rato con mis hijos nomás. Jugaba con los hijos por un tiempo, y luego se iba para pasar toda la noche jugando a las cartas con sus amigos y tomando vino. Y empezó a decir
Joe Hayes (The Day It Snowed Tortillas / El día que nevó tortilla)
Era un hombre guapo pero no podía permitir que su apariencia fuera una distracción para mí.
Itxamany Bustillo (El Broche (Spanish Edition))
Dirigí mi vista hacia muchas partes pero no lograba ver nada fuera de lo normal hasta que lo vi a través de la distorsionada imagen del agua al caer; era un joven sumamente guapo que estaba parado firmemente al otro lado de la fuente, con sus manos metidas en las bolsas de su pantalón observándome o mejor dicho, estudiándome con insistencia sin despegar sus ojos de mí. Nuestras miradas se habían cruzado deteniendo el tiempo y existiendo sólo él y yo, teniendo de por medio el refrescante chorro de agua que caía de la fuente y con ese instante me bastó para saber que por primera vez —dejando a un lado mis fantasías de niña con un artista— me había sentido real y tremendamente atraída físicamente por un hombre.
Itxamany Bustillo (Nieblas del Pasado (primera parte))
¿Por qué tenía que ser tan guapo? Sentía placer, culpa y confusión, pero trataba de apartar sus emociones. Su enojo se disipó como la niebla bajo el sol de la mañana, y su traje la hizo sentir caliente de nuevo. Cualquier argumento que ella hubiera estado preparando también desapareció. Finalmente, ella apartó la mirada y miró por la ventana.
Kim Richardson (Ladrón de almas (Crónicas del horizonte nº 1))
—Diré, en defensa de Emma, que Cameron es un pesado, pero está bueno. —Julian le lanzó una mirada asesina—. Es decir, si te gustan los tíos que parecen el Capitán América en pelirrojo, que no... es mi caso... —Sin duda, el Capitán América es el más apuesto de los Vengadores —comentó Cristina—. Pero prefiero a la Masa. Me encantaría curarle el corazón roto. —¡Somos nefilim! —exclamó Julian—. Se supone que ni deberíamos saber quiénes son los Vengadores. Además —añadió—, Iron Man es, evidentemente, el más guapo.
Cassandra Clare (Lady Midnight (The Dark Artifices, #1))
Sin duda, de las cosas que hemos ido mencionando antes, todas pueden ser importantes, pero hay una que supera a todas las demás: que sea buena persona. Que la persona a la que nos vinculamos tenga buen corazón es, sin duda, el rasgo más importante con muchísima diferencia. ¿Sabes por qué? Porque va a dar igual lo muy inteligente que sea y la capacidad de resolver problemas que tenga, lo guapo o fuerte y tonificado que esté, que sus aficiones coincidan exactamente con las tuyas o que compartáis aspiraciones profesionales, si esa persona es una mierda.
Elizabeth Clapés (Hasta que te caigas bien: Trabaja en ti para estar orgullosa de quien eres)
Tenía, además de una diversión cósmica, algo que atrapaba, una fragilidad, un desconcierto, un miedo terrible a las cosas. Yo no sabía exactamente lo que era hasta que ella misma lo dijo. Le daban pena los grandullones humillados, los listos que siempre avasallaban y a los que de repente se les callaba la boca, los chulos a los que se les daba una patada en el culo, los guapos cansados de ligar que se quedaban sin la chica que más les gusta porque se la levanta un feo. — Es un tristeza rarísima —dijo—, porque en realidad debería alegrarme. Tiene que ver con la psicología, está claro.
Manuel Jabois (Miss Marte)
Por ejemplo. ¿Por qué fui a esa fiesta? O mejor dicho ¿Por qué mis amigas no me informaron lo que me esperaba? —No seas jodida. ¿Contarte que un tío más guapo que el Clooney sin camiseta quiere mandanga contigo?
Silvana Moreira (Después de Ti: con más de cien mil lectoras en novela romántica (Saga Infidelidades nº 1) (Spanish Edition))
Era guapo de un modo que me dolía, pero era el más dulce de los dolores que había conocido, mejor incluso que el de las cicatrices que había recibido el día de mi designación. Aquel dolor hinchaba mi corazón y me empujaba a acercarme a él, incluso con todo el pueblo mirándonos.
Ann Aguirre (Outpost (Razorland, #2))
He conocido infinidad de familias que consideran la belleza física como un valor, y si algunos de los niños de su grupo no reúnen las características esperadas de lo que se considera “bello” simplemente no logran vincularse afectivamente a ellos. No pueden expulsarlo de la familia (la sangre es la sangre), pero tampoco lo integran totalmente al núcleo emocional/familiar como a los más guapos. Este “alejamiento estético” es sutil y está plagado de consolaciones compensatorias, como decir: “No es tan linda, pero tiene otras cosas buenas”.
Walter Riso (Enamórate de ti: El valor imprescindible de la autoestima (aprendiendo a quererse a sí mismo) (Biblioteca Walter Riso) (Spanish Edition))
Un demonio guapo con un ojo del color de una promesa y el otro del color de un secreto.
Maggie Stiefvater (The Dream Thieves (The Raven Cycle, #2))
Deseo a Cash con una intensidad casi enfermiza, aunque a un nivel físico; es guapo y encantador, lo que lo hace todavía más peligroso. A Nash lo anhelo con la misma fuerza; la diferencia estriba en que es el tipo de hombre que necesito en mi vida.
M. Leighton (Down to You (The Bad Boys, #1))
PORCIA.- Nos verán, Nerissa; pero bajo tal ropaje, que creerán que estamos provistas de lo que nos falta. Te apuesto lo que quieras a que, cuando ambas estemos vestidas de jovenzuelos, seré yo el más lindo muchacho de los dos, y llevaré la daga con gracia más arrogante, y sabré imitar mejor la voz de la edad fluctuante entre la infancia y la virilidad, cambiando ventajosamente nuestro andar menudo por las zancadas varoniles, y hablando de pendencia como un guapo mozo fanfarrón y diciendo mentiras bonitas
Anonymous
Todo eso fue para mí la vida. y así me figuré que era para todos: un terreno donde triunfa el más guapo y el más agresivo; un mundo en el cual sólo era posible sobrevivir por la astucia y la deslealtad. Pegar primero; he ahí la ley. Y, ya vencido, fingir acatamiento y mansedumbre para asestar en seguida el golpe de mansalva.
Óscar Castro (La Vida Simplemente)
Soy demasiado joven, demasiado inteligente y demasiado guapo para morir. Sí, y algo más. El mundo lo necesitaba para mejorar el banco genético. (Nick)
Sherrilyn Kenyon (Invincible (Chronicles of Nick, #2))
Lo preocupante además es que en esta denigración de la libertad sexual femenina participan las propias mujeres que critican a las que se salen de la norma patriarcal. Son esas chicas que se enorgullecen de que sus novios no las dejen llevar faldas cortas, no les permitan hablar con otros chicos, o salir con sus amigas de fiesta. Entienden que la posesividad es una expresión de amor, y se torturan cuando sienten atracción sexual hacia otros machos. Y lo peor, piensan que sus hombres no es que sean infieles, es que son tentados por las perversas mujeres que con sus encantos los obligan a traicionarlas. Es decir, se culpabiliza a las amantes, nunca a la pareja, como si los pobrecitos machos se vieran arrastrados hacia el mal en contra de su voluntad. De este modo, se incentiva la rivalidad femenina, muy útil para que las mujeres sigan compitiendo entre sí por enamorar al macho más guapo, más chulo, más gallito, y luchando contra las demás mujeres, consideradas "enemigas
Anonymous
Maia nunca había confiado en los chicos guapos, motivo por el que odió a Jace Wayland la primera vez que puso los ojos en èl.
Cassandra Clare (City of Ashes (The Mortal Instruments, #2))
La felicidad no era casarse joven con un hombre elegante y guapo. Ni era tener una casa inmensa llena de habitaciones que pocas veces se utilizaban. Ni siquiera era saber que durante toda la vida no tendría que hacer nada salvo vivir, porque el destino le había regalado una familia portentosa y acaudalada. La felicidad, de repente, era saber que en el fondo de un jardín un humilde hombre la dibujaba en silencio. Era beber a morro de una botella tras un baño desnuda en un jardín sombreado. Era dormitar bajo el lilo buceando en las vidas de otros a través de un libro. Era saber que el amor no se captura en una pomposa invitación nupcial, sino en los besos robados en la adolescencia tras un seto de lavandas. Eran todas esas cosas cotidianas y dulces que hacían que la vida siempre pareciese sencilla.
Nacho Montes (Zapatos rojos para saltar en los charcos (Ficción) (Spanish Edition))
¡Ah, Rosellini, el médico guapo y serio que se había enamorado perdidamente de ella y no se atrevía a decir con los labios lo que proclamaban a gritos sus ojos!
Torcuato Luca de Tena
¿Cómo puedo usar la virtud aquí y ahora? «Para cada desafío, recuerda los recursos que tienes dentro de ti para enfrentarte a él. Provocado por la visión de un hombre guapo o de una mujer hermosa, descubrirás en tu interior el poder contrario del autocontrol. Enfrentado al dolor, descubrirás el poder del aguante. Si te insultan, descubrirás la paciencia. A su debido tiempo, crecerás hasta confiar en que no hay una sola impresión para la que no tengas los medios morales para tolerarla.»[9] Me parece que este pasaje es uno de los más fortalecedores de los escritos estoicos. Epicteto, un antiguo esclavo, cojo a causa de una pierna rota, nos dice que utilicemos cada una de las ocasiones, todo desafío, como una manera de ejercer la virtud, de convertirnos en un ser humano mejor mediante su aplicación constante. Notemos cómo empareja cada tentación o dificultad con una virtud que se puede practicar, desplegando el concepto estoico de que cada desafío en la vida es una oportunidad perfecta para mejorar la autosuperación. Cuando ve a una persona atractiva que pasa a su lado, no hará planes para llevarse a esa persona a la cama, excepto que se dé la circunstancia de que ambos estén libres de otras relaciones y satisfacer sus deseos no causará dolor o sufrimiento a otros. Por el contrario, recurrirá a su autocontrol y se concentrará en cómo puede alterar su mentalidad para finalmente no sentir la tentación. El segundo ejemplo es de un tipo diferente, pero aun así evoca la misma respuesta en un estoico, con un resultado similar: no se puede controlar una enfermedad y el dolor, y ocurrirá en un momento u otro de la vida. Pero se los puede controlar no solo con medicamentos (desde luego, no hay nada en la doctrina estoica que descarte el uso de la medicina cuando sea adecuada), sino también con la actitud mental correcta. No es de extrañar que con frecuencia se asocie a Epicteto con la frase «aguante y paciencia»[10] o «soportar y renunciar». Pero debemos recordar que el objetivo no es vivir una vida desgraciada y gris. Al contrario, se trata de alcanzar lo que los estoicos llaman apatheia que, a pesar del eco obvio y poco atractivo que despierta, hemos visto que significa tranquilidad mental, y también ecuanimidad hacia todo lo que la vida nos ponga en el camino.
Massimo Pigliucci (Cómo ser un estoico: Utilizar la filosofía antigua para vivir una vida moderna)
Final del día, estado de luto: Sólo en el patio, aprieto los dientes. Tuve que comprarme un cuchillo Al cumplir los quince años; Me habría gustado ser muy guapo: Naturalmente, naturalmente.
Michel Houellebecq
Él se ríe y cuando se ríe está guapo. Qué misterio el de la carcajada que mejora algunos rostros en vez de deformarlos, cuando más que mueca es una espuma que agita las facciones y las corona.
Enrique Aparicio (La mancha)
Me contó que cuando comprobó que funcionaba con un panel solar que, con dar tan poca leche, daba leche de sobra, se le cayeron los gastos de luz. Cuando notó que ya no quería ir a ningún sitio, se le fugaron los que nunca sufriría ya por coche. Cuando se vio guapo como nunca luciendo el cahquetón que le regalé, se le deprimieron los costes de ropa. Cuando comprobó que para evitar adicciones no debía usar cosméticas, se le evadieron los de aseo. Cuando se percató de que cargar con palos para calentarse quemándolos no era fatigoso sino deportivo, se le murieron los desembolsos que tendría que haber hecho por calefacción.
Santiago Lorenzo (Los asquerosos)
Saúl es elegido por Dios de un modo absolutamente gratuito, y es elevado a una dignidad suprema: fue a buscar a sus burras perdidas y se encuentra con la unción como rey de Israel. Implica un giro total con respecto a su consideración que no debe resultar nada fácil al antiguo arriero: no es sencillo estar a la altura con Dios, cultivar emociones y sentimientos coherentes con el plan vocacional pensado por él, y resistir a la tentación de desconectar a veces para hacerse cargo de la propia vida y hacerla un poco más a la medida de uno. Es difícil creer que estás llamado a hacer lo imposible, no solo amando a Dios sino incluso con su corazón, y al mismo tiempo dejar escapar tantas ocasiones de posible felicidad y de inmediata satisfacción afectiva; no es fácil seguir dejando que Dios, a su modo, cuide tu dignidad y positividad, sin que tú tengas que preocuparte excesivamente por defender tu estima y conseguir puntos ante ti y los demás. Sobre todo, si cerca de ti sobresale alguien que parece mejor que tú, más bueno y sabio, más joven y apuesto, más capaz y competente, más atractivo y fascinante. Aquí es donde comienza la corrupción de Saúl, con una simple emoción de envidia con respecto a David. Una emoción que parece poca cosa, incluso comprensible dado el entusiasmo un tanto insolente de las mujeres que aclamaban al joven extraordinariamente guapo y fuerte, que había matado a Goliat, haciendo comparaciones mezquinas[6]; en definitiva, algo absolutamente leve: ¿quién no se habría sentido envidioso en esa situación o quien no ha experimentado algo de envidia? Y, sin embargo, un demonio puede infiltrarse en tal emoción y lentamente comenzar a ofuscar la mente y el corazón con una presión emocional insistente y tenaz[7]. Esa emoción es como un cáncer, quizá pequeño pero maligno, sutil pero contumaz, capaz incluso de infundir en el corazón del rey pulsiones asesinas. La emoción, que es algo pequeño, se convierte poco a poco en acción, y en acción destructiva; y así la pulsión de un momento se cristaliza en sentimiento. Y la decadencia del rey se hace imparable, cada vez más preso de una vida emocional que nunca ha aprendido a controlar y que ahora corrompe toda su persona. El exarriero de asnas se está convirtiendo también en el exrey de Israel, pues ya ha sido rechazado por Dios. A saber, la emoción que no está en línea con su identidad, una vez traducida en acción, le conduce a extraviar cada vez más su misma identidad, a no ser ya más él mismo, a no experimentar ningún arrepentimiento. Por esto afirma el papa Francisco, «la corrupción espiritual es peor que la caída de un pecador, porque se trata de una ceguera cómoda y autosuficiente en la que al final todo parece lícito: el engaño, la calumnia, el egoísmo y tantas formas sutiles de autorreferancialidad…»[8]. Toda corrupción, por consiguiente, es corrupción principalmente de la sensibilidad.
Amedeo Cencini (DESDE LA AURORA TE BUSCO. Evangelizar la sensibilidad para aprender a discernir (Servidores y Testigos nº 165) (Spanish Edition))
Mark salió del agua y metió los pies en las botas. Ni él ni Cristina estaban totalmente cubiertos por un glamour, y Emma notó las miradas que les dirigían los mundanos que pasaban por allí; porque era alto y guapo y porque sus ojos brillaban con más intensidad que las luces de la noria. Y porque uno de sus ojos era azul y el otro dorado. Y porque había algo en él, algo indefiniblemente extraño, un rastro asilvestrado de Feéra. Feéra, que siempre hacía pensar a Emma en grandes extensiones abiertas, en la libertad y la anarquía. «Soy un chico perdido —parecían decir sus ojos—. Encuéntrame».
Cassandra Clare (Lord of Shadows (The Dark Artifices, #2))
Algo en sus ojos, sorprendentemente azules —del color de las aguas de los países del sur—, la desarmó. Sus ojos y el contraste de estos con un pelo negro como el carbón. Era increíblemente guapo y no debía de tener más de veinte años. «Se supone que los príncipes no tienen que ser atractivos. ¡Son criaturas quejicosas, estúpidas y repugnantes! Pero este..., este... Qué injusto por su parte pertenecer a la realeza y ser guapo al mismo tiempo».
Sarah J. Maas (Throne of Glass (Throne of Glass, #1))
—¿Por qué está todo el mundo tan desanimado con George hoy? —exigió Simón—. ¿Qué pasa con George? No hay nada malo con George. No es posible encontrar la avería con George. Él es un ángel escocés perfecto. Siempre comparte los bocadillos que su madre le envía, y es más guapo que Jace. Listo, lo dije. No voy a retirar lo dicho.
Cassandra Clare (Tales from the Shadowhunter Academy)
Entonces le toca aprender que la venganza nunca da, que siempre quita, y a medida que va pasando el tiempo, el rencor desdibujándose en la monótona grisura de los días sin emoción, los celos dejarán de morderla para tumbarse a sus pies como un perro saciado de su rabia, y empezará a soñar con él, dormida y sobre todo despierta, tal y como era cuando le conoció, tan joven, tan guapo, tan digno de su amor.
Almudena Grandes (Inés y la alegría)
Siento tener que decirte estas cosas. Eres un buen hombre, y muy guapo. Pero no dejas de ser un hombre. Tu ira es lo único que puedes ofrecerle al mundo.
Patrick Rothfuss (El temor de un hombre sabio (Crónica del asesino de reyes, #2))
Era un guapo de esos que si tus padres veían en su foto en el anuario del colegio, enseguida decían «¿Quién es ese chico?». Quiero decir que era sobre todo un guapo de anuario.
Holden Caulfield
Aunque seguiría buscando el silencio de la capilla, dejé de creer definitivamente antes de cumplir doce años. Jesús pasó de ser el hombre guapo de los altares para convertirse en un tiránico hijo de patrón.
Catalina Navas (Correr la tierra (Biblioteca Breve) (Spanish Edition))
ELENA ARNAO: "En 'Aquí no hay quien viva' no había guapos y fue un exitazo. Porque el público no se fija en los guapos, se fija en que los personajes le atraigan, y se vean identificados de alguna manera, o que vea reflejado a su vecino. A mí mucha gente me decía que le gustaba mucho 'Aquí no hay quien viva' porque las reuniones de vecinos eran así. Eso gustaba al público, se identificaba con sus vidas.
Javier P. Martín (Aquí no hay quien viva: Detrás de las cámaras: la delirante historia de esta nuestra comunidad)
Filóstrato: «El río [de vino] hace a los hombres ricos, dominantes en la asamblea, dadivosos con los amigos, guapos y [...] altos; porque, cuando un hombre ha bebido hasta hartarse, pueden juntar estas cualidades y apropiárselas en su cabeza».81 Como veremos en el siguiente capítulo, la mezcla de
Edward Slingerland (Borrachos: Cómo bebimos, bailamos y tropezamos en nuestro camino hacia la civilización)
*No necesitas ser una luciérnaga para brillar. Hay ciertas personas que brillan por sí mismas, es solo que no somos capaces de ver su luz.* Si con esta frase no te convenzo de leer este libro, entonces no sé qué más decirte. No, uno de los mejores libros que he leído. Eso sí, debo admitir que así como casi me muero de la risa, me pegué unas lloradas. Como me gustaría vivir la historia que cuenta este libro, es magnífica. Amo la definición y el carácter de cada personaje, sin duda está muy bien pensado, y uy no la comedia que manejan es otro nivel. O sea, no esperaba reírme tanto como lo hice con el Coach y con Kansas jajaja. Y por favor, un hombre como Malcom Beasley es todo lo que necesito en mi vida. Alto, guapo, inteligente, disciplinado. Simplemente, amo este libro!
Ludmila Ramis (Touchdown (GoodBoys #1))
Al creernos guapos y sentirnos atractivos lo proyectamos. Este es el secreto de belleza a los ojos de los demás. Se refleja en la forma de caminar, hablar y dirigirnos a la gente. El atractivo empieza por tenernos confianza y respeto. La belleza interna siempre se proyecta al exterior.
Alejandro Llantada (El libro negro de la persuasión)
Llegó Simoncito, tan guapo –escribe Esteban Palacios–. Aunque no tiene instrucción ninguna, tiene disposición para adquirirla; gastó en su viaje no poco; llegó derrotado y ha sido preciso equiparlo nuevamente; le tengo un amor indecible". A lo que responde el tío Carlos: "El Simón ha gastado infinito en su viaje superfluamente, y así es necesario contenerlo, porque no tiene tanto caudal como se imagina él y aun tú mismo que no tienes conocimiento de ello". Y añade, con bajeza: "Creo no habrás olvidado el asunto de la casa en que vivo, para que le tomes a Simón un papel firmado por si se variasen las cosas y también para en el caso que fallezca, para que me redima la dación de cuentas...".
Alfonso Rumazo González (Simón Bolívar (Spanish Edition))
Un muchacho guapo y lleno de bríos en plena resolución de su adolescencia. Una mañana, mientras se encontraba sentado en el inodoro, una rata emergió desde la profundidad cloacal y mordió su recién desarrollado sexo.
Erik Del Bufalo (Polifemo (Spanish Edition))
— He oído que tu Campanilla está aquí. —Dijo Dmitri. Una pausa llena de significado. —¿Qué? —Ten cuidado con Illium , Elena. Es vulnerable a la humanidad de tu interior. —Dicho esto se marchó. No reaccionó hasta que percibió el susurro de unas alas angelicales. —Quédate ahí. —Permanecía de espaldas a Illium mientras hablaba—. Quiero inspeccionar el lugar primero. —Tus deseos son órdenes para mí. Lo miró por encima del hombro y vio que Illium pasaba una daga de plata repujada entre sus dedos con asombrosa velocidad. Su amigo, pensó. Era su amigo. Y no enturbiaría aquella amistad con falsas preocupaciones. —¿Por qué me miras así, Ellie? —preguntó Illium sin apartar la vista de la daga que bailoteaba entre sus dedos. Su respuesta fue instintiva. —Eres tan guapo que resulta difícil resistirse. Una sonrisa deslumbrante, un deje de aquel acento británico aristocrático en su respuesta. —Resulta muy duro ser yo mismo, eso es cierto.
Nalini Singh (Archangel's Consort (Guild Hunter, #3))
Él es el mejor de todos en todo. Y, bueno, por alguna alocada razón, él se ha enamorado de ti, que ni eres tan guapo, ni tan emprendedor, ni tan inteligente ni tan buen follador… pero te quiere.
Gabriel J. Martín (El ciclo del amor marica)
El mundo es mucho más amable con los guapos. Hasta el racismo más recalcitrante se disipa ante la belleza.
Carlos Montero (El desorden que dejas)
—¡Qué sorpresa!, cuando el hombre… ya le dije que era un guapo mozo, cayó como una res después de satisfacerse. Lo primero que se me ocurrió fue que estaba enfermo… nunca me imaginaba eso. Mas cuando el otro me explicó que aquello era natural en todos los hombres, no pude contener las ganas de reír. Así que el hombre, cuya fortaleza parecía inmensa como la de un toro… en fin, ¿usted nunca vio a un ladrón en una pieza llena de oro? En ese momento yo, la sirvienta, era el ladrón en la pieza llena de oro. Y comprendí que el mundo era mío… Después, antes de lanzarme a la prostitución, resolví estudiar… sí, no me mire asombrado, leía de todo… había llegado a la conclusión leyendo novelas, que el hombre admitía extraordinarias facultades de amor en la mujer culta… no sé si me explico bien… quiero decirle que la cultura era un disfraz que avaloraba a la mercadería.
Roberto Arlt (Los siete locos (Los siete locos, #1))
La teología de Borges es el juego de un descreído y es motivo de una hermosa literatura. ¿Cómo explicar, entonces, su admiración por Léon Bloy? ¿No admirará en él, nostálgicamente, la fe y la fuerza? Siempre me ha llamado la atención que admire a compadres y a guapos de facón en la cintura. Por eso planteo estas cuestiones: ¿Le falta una fe a Borges? ¿No estarán condenados a algún Infierno los que descreen? ¿No será Borges ese Infierno? A usted, Borges, heresiarca del arrabal porteño, latinista del lunfardo, suma de infinitos bibliotecarios hipostáticos, mezcla rara de Asia Menor y Palermo, de Chesterton y Carriego, de Kafka y Martín Fierro; a usted, Borges, lo veo ante todo como un Gran Poeta. Y luego, así: arbitrario, genial, tierno, relojero, débil, grande, triunfante, arriesgado, temeroso, fracasado, magnífico, infeliz, limitado, infantil e inmortal.
Ernesto Sabato (Uno y el Universo)
Las dos niñas se rieron pero porque mis hermanas y yo compartimos el defecto de reírles las gracias a los chicos guapos.
Elísabet Benavent (La magia de ser Sofía (La magia de ser... #1))
El común denominador universal del atractivo es la confianza en nosotros mismos. Al creernos guapos y sentirnos atractivos lo proyectamos. Este es el secreto de belleza a los ojos de los demás. Se refleja en la forma de caminar, hablar y dirigirnos a la gente. El atractivo empieza por tenernos confianza y respeto. La belleza interna siempre se proyecta al exterior.
Alejandro Llantada (El libro negro de la persuasión)
Vale que ya tenía costeado el comestible y lo de limpiar. Pero le harían falta más cosas. ¿O no? Pues no. Me contó que cuando comprobó que funcionaba con un panel solar que, con dar tan poca leche, daba leche de sobra, se le cayeron los gastos de luz. Cuando notó que ya no quería ir a ningún sitio, se le fugaron los que nunca sufriría ya por coche. Cuando se vio guapo como nunca luciendo el chaquetón que le regalé, se le deprimieron los costes de ropa. Cuando comprobó que para evitar adicciones no debía usar cosméticas, se le evadieron los de aseo. Cuando se percató de que cargar con palos para calentarse quemándolos no era fatigoso sino deportivo, se le murieron los desembolsos que tendría que haber hecho por calefacción. Lo mismo con los de sanidad, botiquín y en general con casi todos. El ascetismo ese suyo era divertido, saludable, activador y benefactor.
Santiago Lorenzo (Los asquerosos)
Como la mayoría de los hombres que no son realmente guapos pero sí seductores, Laurent no es para nada consciente de su encanto. La mujer se ha marchado sin echar ni una pizca de azúcar en el café.
Antoine Laurain (The Red Notebook)
Jóvenes, guapos, famosos, deseados por todas las mujeres y envidiados por todos los hombres, las estrellas del rock constituían la cima absoluta de la jerarquía social. No había nada en la historia de la humanidad, desde la divinización de los faraones en el antiguo Egipto, que pudiera compararse al culto de la juventud europea y norteamericana por las estrellas de rock
Michel Houellebecq (The Elementary Particles)
—Veo que ya está listo doctor Wallace. —Randolph se dirigió a él. —Así es. —Le dijo mientras no dejaba de verme. —Ah… —Continuó Randolph—. Señorita Constanza le presento al doctor Jonathan Wallace, médico privado de su excelencia. Doctor, le presento a la señorita Constanza Norman, tutora de artes e invitada de su alteza. —Es un placer conoceros. —Me miraba sin poder parpadear mientras hacía una reverencia y besaba mi mano. —Mucho gusto doctor Wallace. —Lo saludé impresionada por su acento. Era un hombre muy guapo, alto, de cabello rubio, ojos verdes y piel blanca. Se notaba que era muy fino y su perfume de hombre… Era muy delicioso y embriagador. —Por favor, llamadme Jonathan. —Con un suave tono de voz me dijo, mientras clavaba aún más sus ojos en mí y no soltaba mi mano.
Itxamany Bustillo (El Príncipe de Bórdovar 1)
Pero él desbloqueaba algo…, no sé el qué. Y me sentía cómoda cuando rascaba hasta traspasar la contención que me envolvía. Pablo, con sus greñas, con sus anillos y sus camisas como recién sacadas del armario de una celebrity inglesa. Tan guapo, tan seguro de sí mismo, tan sexual y encendido. ¿Y si él era la mecha que me faltaba para encenderme y hacerme cálida?
Elísabet Benavent (Martina con vistas al mar)
Y ahora os diré algo, y podéis creéroslo o no: nunca me había parado a pensar en el aspecto que tengo. Ni tampoco en el de los demás animales, si son guapos o feos. Salvo en el caso de Pushnelka Ronrolenko, porque no es de este mundo. Naturalmente, algunos animales son tontos del culo. Por ejemplo, los mapaches. Pero ahora vosotros no podéis decir si son feos. Solo que son gilipollas. ¿Entendéis? En ese sentido, los humanos son distintos. Siempre están diciendo cómo es alguien o qué es alguien. Y eso desempeña un papel muy importante. Eh, Frankie, eres feo. Eh, Frankie, eres mestizo. Eh, Frankie, estás impedido. Y también los años que tiene alguien, eso es algo que a los humanos siempre les gusta saber y de lo que hablan un montón. Y es que da lo mismo la edad que tenga uno. Lo principal es que ese uno está ahí. ¿Queréis un consejo de un gato que ha visto algunas cosas en la vida? Sed un poco listos por una vez y creedme cuando os digo que en el mundo hay gilipollas y no gilipollas. Y sanseacabó. Sin embargo, cómo distinguir a los gilipollas de los no gilipollas... a menudo es difícil. Sobre eso sería mejor que reflexionarais vosotros, humanos superlistos.
Maxim Leo / J.M. Gutsch (Frankie)
Em vaig mirar el Mark, a l'altra banda de la taula. Encara t'estimo, vaig pensar. Encara em miro aquesta cara d'encantat que tens, amb aquesta barba tan graciosa, i penso que ets l'home més guapo que he conegut mai. Encara et trobo interessant, fins i tot ara que m'estàs avorrint més que el programa de Martin Agronsky. Però algun dia ja no serà així. I mentrestant, vaig fugint d'aquí. No soc cap bellesa, i vaig sumant anys, i tinc els diners justos perquè em durin seixanta dies, i em fa terror estar sola, i no puc ni suportar la idea d'un divorci, però m'estimaria més morir-me que estar-me aquí asseguda fent veure que tot va bé, m'estimaria més morir-me que estar-me aquí asseguda buscant la manera que em tornis a estimar, m'estimaria més morir-me que passar-me cinc minuts més regirant-te els calaixos i demanant-me on ets i anticipar el següent engany i preocupant-me per si el meu pobre cos masegat i carregat d'anys, amb les cicatrius de les cesàries, et tornarà a posar mai calent. No suporto compadir-me de mi mateixa. No suporto haver d'esperar contra tota esperança. No suporto estar aquí asseguda amb tota aquesta ràbia transformant-se en dolor i després en llàgrimes. NO SUPORTO NO DIR RES!
Nora Ephron (Heartburn)
Y lo odiaba porque era guapo, era amado y perdonado, hiciera lo que hiciera. Siempre sería deseado. El mundo entero lo deseaba.
Cassandra Clare (Sword Catcher (The Chronicles of Castellane, #1))
Chantefleurie se había abalanzado sobre el zapatito, lo único que le quedaba de todo lo que había amado. Estuvo tanto tiempo inmóvil, muda, sin aliento, que creíamos que se había muerto. De pronto todo su cuerpo tembló, cubrió su reliquia con besos furiosos y se desbordó en llanto como si se le hubiese roto el corazón. Le aseguro que todas llorábamos. Ella decía: «¡Ay, mi niña, mi niña bonita! ¿Dónde estás?», y al oírla se te retorcían las entrañas. Aún lloro cuando lo pienso. Nuestros hijos, ya ve, son el tuétano de nuestros huesos. ¡Mi pobre Eustache! ¡Qué guapo eres! ¡Si supiera usted lo bueno que es! Ayer me decía: «Yo quiero ser guardia». ¡Ay, Eustache mío, si te perdiera!
Carlos González (Hablando de niños: Un apasionado recorrido por la crianza en la literatura)