“
-[...] Pero el cielo... El cielo está desierto, madre –gemía la muchacha, con la frente perlada de sudor.
–¿Y los pájaros, las mariposas? ¿El sol no cuenta? ¿La luna, las estrellas?
Ámbar se encogió de hombros y se limpió la nariz con la manga.
–Está vacío de su habitante. Hablar de los pájaros es como decir que las hormigas ocupan esta casa. Que las polillas son las dueñas. El dragón pensaba, hablaba. No me preguntes por qué, pues no sabría decírtelo, pero lo amé desde que lo vi . Al encontrar el colmillo sentí que se abría una puerta que ahora se cierra. Era un cometa viviente, una llama que respiraba. Ahora hay menos magia en nuestra vida. El mundo es un lugar más triste sin él .
–Hija, ¿qué locuras dices? El dragón era malo.
–También los hombres son malos, madre. Y él no era solamente malo. Era una estrella viva. Todos en el mundo somos más pobres sin él –respondió la muchacha.
Cerró los ojos y volvió el rostro a la pared.
”
”