Dejar Ir Quotes

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A veces solo hay dos opciones: subir o bajar, avanzar o retroceder, coger o dejar, cerrar o abrir… Los tonos grises están bien, pero no sirven para todo. En ciertas ocasiones hay que ir a por todas, tomar decisiones arriesgadas. Como en el amor.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
El amor no lo justifica todo y querer no siempre es suficiente. No basta para que dos personas puedan estar juntas. A veces, amar de verdad es dejar ir a la otra perosna antes de hacerle más daño. Amar es poner distancia y elegirte a ti mismo por encima de todo lo demás.
NOT A BOOK (Cuando no queden más estrellas que contar (Spanish Edition))
Aprender a dejar ir a los demás es la primera regla de los que se aman a sí mismos. No tiene sentido retener a quien no quiere estar.
Ignacio Novo
Me voy a casa ahora. Necesito que me dejes ir. Deja que me vaya, ¿de acuerdo? El mareo está claro detrás de su voz y la expresión serena y razonable en sus ojos desgarra mi corazón, sacándolo de mi pecho. Se da la vuelta para irse, y lo único que puedo hacer es dejar que se vaya. Sólo la dejo ir.
Colleen Hoover (Point of Retreat (Slammed, #2))
Pero algunos de nosotros hemos estado alrededor el tiempo suficiente para saber cuándo hay que dejar ir, y lo que es más importante. La felicidad de mis dos mejores amigos debe ser más importante que alguna antigua enemistad -Puck
Julie Kagawa (The Iron Queen (The Iron Fey, #3))
La vida a veces nos pide perder, soltar, dejar ir, y es solo cuando nos quedamos con las manos abiertas y vacías que podremos recibir de nuevo. Nadie puede aplaudir o acariciar con los puños cerrados.
Gaby Pérez Islas (Cómo curar un corazón roto (Spanish Edition))
Espero que, si hay otra vida después de ésta, no nos juzguen demasiado severamente por lo que hicimos mal aquí. Que nos perdonen los errores que cometimos por amor. Estoy seguro de que aquello, dejar ir a alguien así, tiene que ser un pecado.
Joe Hill
No es tan fácil dejar algo a la intemperie durante años y luego regresar y buscar los pedazos para ir unieéndolos. Y tú y yo, Gabriel, nos habíamos abandonado demasiado tiempo. No habíamos sabido frenar y buscarnos. Así que ahora teníamos que esforzarnos y trabajar para reconstruirnos.
Alice Kellen (El chico que dibujaba constelaciones)
A veces hay que dejar ir a ciertas personas de tu vida, para que otras mejores entren
Andrea Adrich (El Infierno de Nathan (Un trocito de cielo para Nathan Littman #1))
¿Existe, acaso, mayor prueba de amor que la de dejar marchar a quien amas?
María Oruña (Un lugar a donde ir)
Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a donde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que tú plantaste, tú estarás allí. «No importa lo que hagas -decía-, en tanto que cambies algo respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de que separes de ellos tus manos.
Ray Bradbury (Fahrenheit 451)
El amor no lo justifica todo y querer no siempre es suficiente. No basta para que dos personas puedan estar juntas. A veces, amar de verdad es dejar ir a la otra persona antes de hacerle más daño.
Maria Martinez (Cuando no queden más estrellas que contar)
Hay algo triste y romántico en la idea de dejar ir a alguien por amor. Creo que es una muestra de respeto hacia la otra persona, hacia sus decisiones y el camino que elige tomar. Si uno realmente ama a un pájaro salvaje, nunca intentará encerrarlo en una jaula porque sabe que se morirá de tristeza. Lo dejará libre para que pueda echar el vuelo, aunque con eso se arriesgue a que se vaya para siempre.
Inma Rubiales (El arte de ser nosotros)
Este libro te expresa lo que es el amor en todos sus sentidos, el escrito es tan puro. Si quieren algo para un fin de semana y que los haga feliz, este es el indicado. Es el ideal para aquellos creyentes del amor verdadero y duradero, con problemas pero tambien con soluciones. Y Alice Kellen, escribes de maravilla. Una frase de este libro; No es tan fácil dejar algo a la intemperie durante años y luego regresar y buscar los pedazos para ir unieéndolos. Y tú y yo, Gabriel, nos habíamos abandonado demasiado tiempo. No habíamos sabido frenar y buscarnos. Así que ahora teníamos que esforzarnos y trabajar para reconstruirnos.
Alice Kellen (El chico que dibujaba constelaciones)
Me miró con angustia en sus ojos. Me dijo: ―Déjala quedarse, Julia. Me necesita en este momento —Lake, me rompiste el corazón. Me rompió el corazón que lo necesitaras más a él de lo que me necesitabas a mí. Tan pronto como las palabras salieron de su boca, me di cuenta que ya habías crecido... que yo ya no era toda tu vida. Will pudo verlo. Se dio cuenta de lo mucho que sus palabras me hirieron. Cuando me volví para regresar a casa, me siguió hasta el patio y me abrazó. Me dijo que nunca te arrebataría de mí. Dijo que te iba a dejar ir... te iba permitir concentrarte en mí y en el tiempo que me quedaba. Coloca el regalo envuelto en la cama. Se acerca a mí y vuelve a tomar mis manos. —Lake, no ha seguido adelante. No eligió este nuevo trabajo sobre ti... eligió a su nuevo trabajo sobre nosotros. Él quería que tuvieras más tiempo conmigo.
Colleen Hoover (Slammed (Slammed, #1))
-Simplemente pensé… no lo se. Pensé que me odiarías. La diversión desapareció de su rostro. Se acerco a mí y apoyo las manos en mis hombros, sus ojos color verde oscuro estaban serios. ―Rose, nada en este mundo podría hacer que te odiara. ―¿Ni siquiera intentar traer a mi exnovio de vuelta de la muerte? Adrian me acerco, y incluso en sueños, pude oler su piel y su colonia. ―Si soy honesto. Si Belikov volviera aquí en este momento, ¿vivo como solía estar? Habría algunos problemas. No quiero pensar que pasaría entre nosotros si… bien, no vale la pena perder el tiempo. Él no esta aquí. ―Yo todavía… todavía querría intentarlo - le dije humildemente. ―Todavía lo intentaría, incluso si estuviera de vuelta. Simplemente estoy teniendo un tiempo difícil para dejar ir a alguien que me importa. ―Lo se. Hiciste lo que hiciste por amor. No puedo estar enfadado contigo por esto. Fue una estupidez, pero por amor. ¿Tienes alguna idea de lo que haría por ti? ¿Por mantenerte a salvo?
Richelle Mead (Spirit Bound (Vampire Academy, #5))
la vida también consiste en aprender a querer estar donde uno está y dejar el anhelo en otros lugares. Si uno no es capaz de ir hacia ellos, entonces vendrán hacia él. Yo he aprendido que, cuando uno se deja llevar, se reencuentra. En eso consiste ser libre.
Elvira Sastre (Días sin ti)
-No necesitas gastar cada momento del día protegiéndome ahora. Se supone que debo ser tu compañera, no tu carga, y si eso es todo lo que voy a ser para ti, entonces no quiero estar aquí nunca más. Quiero que me ames. Quiero ansiar venir aquí cada otoño. Quiero que el invierno sea mi estación favorita porque puedo pasarla contigo. Así que dime si eso va a suceder, Henry. Dime que las cosas van a mejorar, que no vas a pensar en Perséfone cada vez que me toques. Dime que vas a amarme tanto como la amas a ella, y que no voy a pasar el resto de mi eternidad estancada en la comparaciónde los recuerdos de mi hermana.- Silencio. -Por favor,-le susurré.-Te lo ruego. Si tú no lo haces...Si tú no lo haces, me voy a ir. Y no quiero decir solo por el verano. Voy a dejar el Inframundo, y no voy a volver.-
Aimee Carter (Goddess Interrupted (Goddess Test, #2))
¡En esta vida no la supe amar! Dame otra vida para reparar, ¡oh Dios! mis omisiones, para amarla con tantos corazones como tuve en mis cuerpos anteriores, para colmar de flores, de risas y de gloria sus instantes; para cuajar su pecho de diamantes y en la red de sus labios dejar presos los enjambres de besos que no le di en las horas ya perdidas... Si es cierto que vivimos muchas vidas Conforme a la creencia teosófica, Señor, otra existencia de limosna te pido para quererla más que la he querido, paran que en ella nuestras alamas sean tan una, que las gentes que nos vean en éxtasis perenne ir hacia Dios, digan: ¡Como se quieren esos dos! A la vez que nosotros murmuramos con un instinto lúcido y profundo (mientras que nos besamos como locos): ¡Quizás ya nos amamos con este mismo amor en otro mundo!
Amado Nervo (La amada inmóvil)
—No vamos a permitir que esa sea tu vida esta noche —dice—. Vamos a volver al coche y vamos a pretender que estamos huyendo porque queremos… no porque tenemos. Podemos pretender que te voy a llevar a un lugar increíble… a algún lugar que siempre has querido ir. Puedes acurrucarte en mí y podemos hablar de lo emocionados que estamos y vamos a hablar de todo lo que vamos a hacer cuando lleguemos. Podemos hablar de las cosas importantes más adelante. Pero esta noche… no vamos a dejar que esa sea tu vida. — Pongo mi boca en la de él y lo beso. Lo beso porque siempre sabe que decir. Lo beso porque siempre está ahí para mí. Lo beso porque siempre apoya las decisiones que tomo. Lo beso por ser paciente conmigo mientras pienso en todo. Lo beso porque no puedo pensar en nada mejor que meterme en el coche con él y hablar de cualquier cosa que haremos cuando lleguemos a Hawaii.
Colleen Hoover (Hopeless (Hopeless, #1))
–Todos deben dejar algo al morir, decía mi abuelo. Un niño o un libro o un cuadro o una casa o una pared o un par de zapatos. O un jardín. Algo que las manos de uno han tocado de algún modo. El alma tendrá entonces adonde ir el día de la muerte, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, allí estará uno. No
Ray Bradbury (Fahrenheit 451)
nos muele la sangre y nos lastima y nos hace gritar y estar despiertos y es bueno y es rojo y tiene prisa. Bienvenido el dolor porque aprendemos; bienvenido porque le pone cuerpo a la esperanza. —ALEJANDRO
Sergio Zurita y Mario Zumaya (Irse o dejar ir)
No es un instinto animal lo que nos hace sentirnos insatisfechos. Les diré lo que es: la aspiración más alta del hombre, la necesidad de crecer y progresar..., de encontrar cosas nuevas..., horizontes nuevos. De extenderse y conquistar nuevos territorios, nuevas experiencias; de comprender y vivir en una evolución permanente. De dejar de lado la rutina y la repetición, de romper la insensata monotonía de la costumbre e ir adelante, y no detenerse...
Philip K. Dick (Solar Lottery)
A veces basta con una mirada o un silencio compartido. Puede que lo único que necesitemos sea aprender a dejar de perder el tiempo ya no sentirnos culpables. ¿Por qué en ocasiones cuesta tanto coger la felicidad cuando la tienes al alcance de tu mano? ¿Por qué damos vueltas, buscamos recovecos, atajos o bifurcaciones si la respuesta la tenemos delante de nuestras narices? ¿Acaso nos da tanto miedo fracasar que nos rendimos incluso antes de ir a por aquello que tanto deseamos? ¿Somos tan irónicamente previsibles?.
Alice Kellen (Las alas de Sophie)
y decía que el ir siempre atenido el entendimiento, la mano y la pluma a escribir de un solo sujeto y hablar por las bocas de pocas personas era un trabajo incomportable, cuyo fruto no redundaba en el de su autor, y que, por huir deste inconveniente, había usado en la primera parte del artificio de algunas novelas, como fueron la del Curioso impertinente y la del Capitán cautivo, que están como separadas de la historia, puesto que las demás que allí se cuentan son casos sucedidos al mismo don Quijote, que no podían dejar de escribirse.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
Yuki mira hacia otro lado, como si lo asimilara. Después de un momento, dice: —Sabes, no creo que puedas dejar ir a Sam. Incluso si realmente quisieras. —¿Qué quieres decir? —Supongo que lo que quiero decir es que Sam sigue formando parte de tu vida, ¿verdad? —dice—. Puede que se haya ido físicamente, pero siempre llevarás un trozo de él contigo. Sé que tu tiempo con Sam fue mucho más corto de lo que querías, pero ese tiempo juntos no es algo que puedas devolver. Dejar ir no es olvidar. Es equilibrar el seguir adelante con la vida, y mirar atrás de vez en cuando, recordando a las personas que hay en ella.
Dustin Thao (You've Reached Sam)
Alguna vez me he preguntado por qué esta gran profesión, desde siempre, ha sido llevada y desempeñada por mujeres. Y creo que tengo la respuesta: porque hace falta ser muy fuerte y muy generoso. Fuerte para soportar la carga de trabajo, pero sobre todo para convivir año tras año con la muerte, con el drama, con la cara menos amable de la vida y no derrumbarse. Y generoso para ser capaz de dejar de lado a tu propia familia para ir a cuidar de gente que no conoces de nada, pero que sabes que necesitan a una enfermera a su lado. Una enfermera llena de marcas por dentro y por fuera, sí, pero ¿quién no las tiene?
Enfermera Saturada (El silencio de los goteros)
—Había una chica —dice Will—. Se mudó a una casa de la calle hace un tiempo. Todavía recuerdo el momento en que la vi detenerse en el camión de mudanzas. Estaba tan segura en esa cosa. Era cien veces más grande que ella, pero lo llevó sin siquiera pedir ayuda. Vi cómo lo puso en el parque y apoyó la pierna arriba del tablero, como si conducir un camión de mudanzas era algo que hacía todos los días. Un pedazo de pastel. —Tenía que ir a trabajar pero Caulder había atravesado ya la calle. Estaba luchando con una espada imaginaria con el niño que había estado en el camión de mudanzas. Estaba a punto de gritarle que viniera a meterse en el coche, pero había algo en esa chica. Solo tenía que conocerla. Crucé la calle, pero ni siquiera se dio cuenta. Estaba mirando a su hermano jugar con Caulder, con esa mirada distante en su rostro. —Me paré al lado del camión de mudanzas y solo la miré. Me quedé mirándola mientras ella observaba con una mirada triste. Quería saber lo que le pasaba, lo que estaba pasando en su cabeza. ¿Qué le había hecho estar tan triste? Quería abrazarla. Cuando por fin salió del camión de mudanzas y me presenté, dejé todo lo que tenía que dejar irse de mis manos. Quería aferrarme a ella para siempre. Quería hacerle saber que no estaba sola. Fuera cual fuera la carga que llevaba a su alrededor, quería llevarla por ella.
Colleen Hoover (Slammed (Slammed, #1))
Lo único que hacen las feministas es quemar sujetadores, las veinticuatro horas del día, siete días a la semana, sin parar para comer, dormir o ir al lavabo. Una feminista que se precie se hace pis encima antes que dejar un sujetador sin quemar. Si leyéramos el currículum de una feminista, veríamos que en el apartado «Ocupación actual» pone «Quemadora de sujetadores». Y en el apartado «Aptitudes» pone «Se le da muy bien quemar sujetadores». Y en el apartado «Otros intereses» pone «Buscar sujetadores y quemarlos». Y en el apartado «Planes de futuro a medio plazo» pone «Quemar toneladas de sujetadores». Y en el apartado «Planes de futuro a largo plazo» pone «Haber quemado todos los sujetadores del mundo».
Bridget Christie (A Book for Her)
Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a donde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que tú plantaste, tú estarás allí. «No importa lo que hagas ―decía ―, en tanto que cambies algo respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de que separes de ello tus manos. La diferencia entre el hombre que se limita a cortar el césped y un auténtico jardinero está en el tacto. El cortador de césped igual podría no haber estado allí, el jardinero estará allí para siempre».
Ray Bradbury (Fahrenheit 451)
Algo. En estos días, tienes que ser "algo" con alguien si no quieres ser "nada" con alguien. Por lo mismo, nuestra "relación", si es que puede llamársele "relación" a lo que teníamos, bueh, podía decirse que era clandestina. Poco nos importaba, sin embargo, lo que dijeran los demás. Porque nos teníamos. Nos teníamos y no nos íbamos a dejar ir (...) El consenso entre las diferentes voces que opinaban en mi cabeza había sido atribuir su conducta a las hormonas, pero yo le concedía todas las razones a la voluntad. Veloe era quien era porque así quería ser. Lo que comenzó como una inocente comida de vengan-a-conocer-a-mi-nuevo-novio, se transformó en un "cándido afecto" que, con el paso de los meses, se convirtió en un "frondoso encanto", el cual terminaría en una "loca infatuación". Un año después de subirme a aquel elevador, Veloe y yo nos amábamos hasta las lágrimas. Dicen que a las mujeres no hay que entenderlas sino amarlas, y en verdad que su amable y atento servidor no podría estar en desacuerdo con esa sagrada afirmación; pero yo no sólo amaba a Veloe, sino que la leía. Aprendí a leer a Veloe como a nadie; podía leerla con la tibia luz de la lámpara de la mesa de noche o con el sol quemante de las playas de Oaxaca, tirado en un camastro, cavando surcos en la arena con los pies. Podía leerla en el tren subterráneo, rodeado de parroquianos, o en la paz de la santa capilla, tirado en la alfombra, de pie o sentado, de cabeza o sobre las puntas de los dedos, exhausto o recién levantado, en ayunas, después de una pesada comida, lejos, en braille o con letra script. Entendí que es cosa complicada aprender a leer a una mujer, y que es tarea que puede extenderse por años. Por vidas enteras. Algunas mujeres son libros pequeños, de bolsillo, fácilmente manejables. Otras son pesados, de pasta dura, con el gramaje grueso y poco amable con los dedos. Algunas tienen prólogo y otras epílogo, y unas cuantas ambos. Algunas carecen de forros o están deshojadas. Nadie puede leer a todas las mujeres del mundo así como nadie puede leer todos los libros del mundo. Y del mismo modo que, dicen los románticos, ciertos libros nos escogen, algunas mujeres nos eligen, en silencio, y esperan a que las leamos... -Pixie (3) de Ruy Xoconostle W. (fragmento)
Ruy Xoconostle W. (Pixie 3)
¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? 7 ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? 8 Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. 9 Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; 10 y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
habiendo algunos fanáticos en el valle de Shah-i-Kot, en la provincia de Paktia. Una vez más la información era inexacta: no eran un puñado, sino centenares. Al ser afganos los talibanes derrotados, tenían a donde ir: sus aldeas y pueblos natales. Allí podían escabullirse sin dejar rastro. Pero los miembros de Al Qaeda eran árabes, uzbekos y, los más feroces de todos, chechenos. No hablaban pastún y la gente del pueblo afgano los odiaba, de manera que solo podían rendirse o morir peleando. Casi todos eligieron esto último. El mando estadounidense reaccionó al chivatazo con un plan a pequeña escala, la operación Anaconda, que fue asignada a los SEAL de la Armada. Tres enormes Chinook repletos de efectivos despegaron rumbo al valle, que se suponía vacío de combatientes. El helicóptero que iba en cabeza se disponía a tomar tierra, con el morro levantado y la cola baja, la rampa abierta por detrás y a solo un par de metros del suelo, cuando los emboscados de Al Qaeda dieron el primer aviso. Un lanzagranadas hizo fuego. Estaba tan cerca que el proyectil atravesó el fuselaje del helicóptero sin explotar. No había tenido tiempo de cargarse, así que lo único que hizo fue entrar por un costado y salir por el otro sin tocar a nadie, dejando un par de boquetes simétricos. Pero lo que sí hizo daño fue el incesante fuego de ametralladora desde el nido situado entre las rocas salpicadas de nieve. Tampoco hirió a nadie de a bordo, pero destrozó los controles del aparato al horadar la cubierta de vuelo. Gracias a la habilidad y la genialidad del piloto, pocos minutos después el moribundo Chinook ganaba altura y recorría cuatro kilómetros hasta encontrar un sitio más seguro donde proceder a un aterrizaje forzoso. Los otros dos helicópteros se retiraron también. Pero un SEAL, el suboficial Neil Roberts, que se había desenganchado de su cable de amarre, resbaló en un charquito de fluido hidráulico y cayó a tierra. Resultó ileso, pero inmediatamente fue rodeado por miembros de Al Qaeda. Los SEAL jamás abandonan a uno de los suyos, esté vivo o muerto. Poco después de aterrizar regresaron en busca de Roberts, al tiempo que pedían refuerzos por radio. Había empezado la batalla de Shah-i-Kot. Duró cuatro días, y se saldó con la muerte del suboficial Neil Roberts y otros seis estadounidenses. Había tres unidades lo bastante cerca como para acudir a la llamada: un pelotón de SBS británicos por un lado y la unidad de la SAD por el otro; pero el grupo más numeroso era un batallón del 75 Regimiento de Rangers. Hacía un frío endemoniado, estaban a muchos grados bajo cero. La nieve, empujada por el viento incesante, se clavaba en los ojos. Nadie entendía cómo los árabes habían podido sobrevivir en aquellas montañas; pero el caso era que allí estaban, y dispuestos a morir hasta el último hombre. Ellos no hacían prisioneros ni esperaban serlo tampoco. Según testigos presenciales, salieron de hendiduras en las rocas, de grutas invisibles y nidos de ametralladoras ocultos. Cualquier veterano puede confirmar que toda batalla degenera rápidamente en un caos, y en Shah-i-Kot eso sucedió más rápido que nunca. Las unidades se separaron de su contingente, los soldados de sus unidades. Kit Carson se encontró de repente a solas en medio de la ventisca. Vio a otro estadounidense (pudo identificarlo por lo que llevaba en la cabeza: casco, no turbante) también solo, a unos cuarenta metros. Un hombre vestido con túnica surgió del suelo y disparó contra el soldado con su lanzagranadas. Esa vez la granada sí estalló; no dio en el blanco sino que explotó a los pies del soldado.
Frederick Forsyth (La lista)
Se levanta y hace la cama, luego recoge del suelo unos libros de bolsillo (novelas policíacas) y los pone en la librería. Tiene ropa que lavar antes de irse, ropa que guardar, medias que emparejar y meter en los cajones. Envuelve la basura en papel de periódico y baja tres pisos para dejarla en el cubo de la basura. Saca los calcetines de Cal de detrás de la cama y los sacude, dejándolos sobre la mesa de la cocina. Hay trapos que lavar, hollín en el alféizar de las ventanas, cacerolas en remojo por fregar, hay que poner un plato bajo el radiador por si funciona durante la semana (se sale). Oh. Aj. Que se queden las ventanas como están, aunque a Cal no le gusta verlas sucias. Esa espantosa tarea de restregar el retrete, pasarle el plumero a los muebles. Ropa para planchar. Siempre se caen cosas cuando recoges otras. Se agacha una y otra vez. La harina y el azúcar se derraman sobre los estantes que hay encima de la pila y tiene que pasar un paño; hay manchas y salpicaduras, hojas de rábano podridas, incrustaciones de hielo dentro de la vieja nevera (hay que mantener la puerta abierta con una silla, para que se descongele). Pedazos de papel, caramelos, cigarrillos y ceniza por toda la habitación. Tiene que quitarle el polvo a todo. Decide limpiar las ventanas a pesar de todo, porque quedan más bonitas. Estarán asquerosas después de una semana. Por supuesto, nadie la ayuda. Nada tiene la altura adecuada. Añade los calcetines de Cal a la ropa de ambos que tiene que llevar a la lavandería de autoservicio, hace un montón separado con la ropa de él que tiene que coser, y pone la mesa para sí misma. Raspa los restos de comida del plato del gato, y le pone agua limpia y leche. «Mr. Frosty» no parece andar por allí. Debajo de la pila encuentra un paño de cocina, lo recoge y lo cuelga sobre la pila, se recuerda a sí misma que tiene que limpiar allí abajo más tarde, y se sirve cereales, té, tostadas y zumo de naranja. (El zumo de naranja es un paquete del gobierno de naranja y pomelo en polvo y sabe a demonios.) Se levanta de un salto para buscar la fregona debajo de la pila, y el cubo, que también debe estar por allí. Es hora de fregar el suelo del cuarto de baño y el cuadrado de linóleo que hay delante de la pila y la cocina. Primero termina el té, deja la mitad del zumo de naranja y pomelo (haciendo una mueca) y algo del cereal. La leche vuelve a la nevera —no, espera un momento, tírala—, se sienta un minuto a escribir una lista de comestibles para comprarlos en el camino del autobús a casa, cuando vuelva dentro de una semana. Llena el cubo, encuentra el jabón, lo deja, friega sólo con agua. Lo guarda todo. Lava los platos del desayuno. Coge una novela policíaca y la hojea, sentada en el sofá. Se levanta, limpia la mesa, recoge la sal que ha caído en la alfombra y la barre. ¿Eso es todo? No, hay que arreglar la ropa de Cal y la suya. Oh, déjalo. Tiene que hacer la maleta y preparar la comida de Cal y la suya (aunque él no se marcha con ella). Eso significa volver a sacar las cosas de la nevera y volver a limpiar la mesa, dejar pisadas en el linóleo otra vez. Bueno, no importa. Lava el plato y el cuchillo. Ya está. Decide ir por la caja de costura para arreglar la ropa de él, cambia de opinión. Coge la novela policíaca. Cal dirá: «No has cosido mi ropa.» Va a coger la caja de costura del fondo del armario, pisando maletas, cajas, la tabla de plancha, su abrigo y ropa de invierno. Pequeñas manos salen de la espalda de Jeannine y recogen lo que ella tira. Se sienta en el sofá y arregla el desgarrón de la chaqueta de verano de él, cortando el hilo con los dientes. Vas a estropearte el esmalte. Botones. Zurce tres calcetines. (Los otros están bien.) Se frota los riñones. Cose el forro de una falda que está descosido. Limpia zapatos. Hace una pausa y mira sin ver. Luego reacciona y con aire de extraordinaria energía saca la maleta mediana del armario y empieza a meter su ropa para
Joanna Russ (The Female Man)
- Mírame, princesa - pidió Ravn, sin dejar de mirarla-. Mira cómo te tomo por completo. Ella obedeció sin rechistar. Clavó sus zafiros ojos en él y sonrió. Sonrió como nunca antes lo había hecho, y Ravn se dio cuenta de ello. Algo caliente y denso cubrió su corazón en ese momento, y sin poder detener todo el alud que iba cerciéndose sobre él, le hizo el amor con desesperación. Movía las caderas cada vez más rápido, con golpes certeros, que hacían temblar sus cuerpos y les provocaba escalofríos. Allie lo sentía tan adentro, que el placer hacía estragos en su cuerpo y en su mente. No sentía nada excepto el miembro de Ravn en su interior, entrando y saliendo, tomándola sin miramientos. A Ravnei la cabeza le daba vueltas, y notaba un cosquilleo en la base de la espalda. Sin embargo, sus cinco sentidos estaban centrados en ella. Únicamente en Allie. Sentía su calor, su humedad, su placer rodeándole, llevándole a la locura. Su cuerpo se volvía loco ante su esencia cítrica y ante su manera de entregarse, y cada vez embestía mucho más profundo. Miró su rostro, y no pudo evitar sonreír de felicidad. Allie volvía a estar con él, por completo, sin excepción. Era demasiado para un bastardo como él, pero no la dejaría ir. Nunca más. Lucharía por ella todo lo que hiciera falta, contra viento y marea, hasta que le perdonase por completo y aceptara pasar el resto de sus días a su lado. Sí, haría eso. Atrapó su labio inferior entre sus dientes y mordisqueó. Allie echó la cabeza hacia atrás, abrazándose más a él. Incapaz de soltarse por miedo a perderse en la oscuridad. Ya no sentía nada que no fuera Ravn y su aplastante presencia. - Eres preciosa, Alyson. Nunca dudes de eso - susurró sobre su oído. - No si tú sigues recordándomelo - contestó acunándolo. - Lo haré, princesa. Nunca te dejaría caer en este oscuro y frío mundo. Ella le acarició las mejillas, encendida por esa forma que tenía de tratarla, tan cercana y cálida. - ¿De verdad? - Sí. Yo te resguardaré cuando llueva, ¿lo recuerdas? Siempre, Alyson. Siempre. Da igual cuántas tormentas vengan, yo seré... - Mi paraguas - terminó por él, y no pudo mas que abrazarlo con fuerza. ♥ [Allie y Ravn. Mi parejita adorable. Pg 174-175]
Hollie Deschanel (Frozen)
–¡Dayan! No se molestó en contestar mientras la acomodaba hasta sentarla sobre su boca. El aroma de su esencia lo rodeó, aumentando su necesidad de probarla. La sangre le hirvió en las venas cuando la sujetó por las caderas y levantó la cabeza, deslizando la lengua por los empapados pliegues de su sexo, buscando el clítoris. Cuando lo succionó entre los labios ella dejó ir un agudo gemido, y tuvo que agarrarse del cabecero de la cama para no caerse. Dayan sonrió y pasó la lengua otra vez por el nudo de terminaciones nerviosas. –¡Oh, dioses! ¡Dayan! ¡Yo no..! –jadeó–. ¡Sí! ¡Oh, sí! Le rozó el clítoris con los dientes con suavidad y ella alcanzó el éxtasis al instante. Erinni gritó de placer y fue el sonido más maravilloso que Dayan hubiera oído nunca. La liberación de la sanadora provocó en él una satisfacción completamente diferente a cualquiera que hubiera experimentado antes. Siempre le había gustado dejar bien satisfechas a sus mujeres, pero ahora era tan gratificante como frustrante. Increíble pero insuficiente. Dayan saboreó los jugos que brotaban del cuerpo de Erinni. Manteniéndola inmóvil con una mano, deslizó la otra por el interior del muslo hasta introducir dos dedos en su vagina. El calor de Erinni lo rodeó de inmediato, con los músculos internos palpitando aún por el clímax. Unos segundos después, encontró aquel suave y sensible lugar que dicen las malas lenguas que no existe, y lo frotó sin misericordia mientras buscaba de nuevo el clítoris con la boca. Erinni se quedó sin respiración, apretó los dedos aún más fuerte en el cabecero, y se arqueó intentando atenuar las increíbles sensaciones que la abrumaban, comenzando a jadear y gemir. –¡Dayan! Oh, Dayan… por favor… es demasiado… yo no… ¡Ooooh! Quería proporcionarle el tipo de placer que la devastaría y la arruinaría para cualquier otro hombre que no fuera él. Capturó el clítoris con la lengua y lo hizo rodar de un lado hacia otro. Ella tenía los músculos tensos y cerró los puños en el cabecero, inmersa en el frenesí mientras sus pliegues se hinchaban más y más. Dayan apartó la boca un momento para mirarle el sexo; la carne palpitaba con un inflamado color carmesí que suplicaba satisfacción. Erinni inspiró durante el momento de tregua, hasta que aquella estremecedora sensación la rodeó, exigiendo su liberación. Gritó. –¡Dayan! –¿Quieres que pare? –¡No! Sonriendo ampliamente, volvió a succionar el clítoris con los labios. La estimuló con dientes y lengua, hasta que el cuerpo de Erinni se tensó por completo y comenzó a correrse de una manera salvaje mientras gritaba. Lleno de satisfacción masculina, no le dio respiro y la deslizó sobre su cuerpo hasta las caderas. Le separó las piernas con la rodilla y se sujetó la anhelante polla con la mano. Penetrarla fue fácil. Estaba tan lubricada que no encontró ningún impedimento. La fricción de su carne le hizo soltar un gemido desgarrador. Cuando Erinni le tiró del pelo, Dayan tensó la mandíbula y apretó los dientes para controlarse y no explotar. Alejar aquella frenética sensación fue aún más difícil cuando ella empezó a contonearse encima de él. El placer le hizo hervir la sangre. La deseaba de una forma aterradora, insaciable, abrumadora. Quería que Erinni volviera a correrse otra vez. Comenzó a embestirla, con dureza y con profundidad, enterrándose completamente, ardiendo, sintiendo que su polla latía de dolor. Un empuje tras otro, cada vez más duro y rápido, intenso e increíble. Contenerse se hizo imposible cuando ella palpitó alrededor de su miembro mientras jadeaba y gemía. –¡Sí! ¡Sí! ¡Dayan, dioses! (Dayan y Erinni. Capítulo 7, parte B.)
Alaine Scott (La hechicera rebelde (Cuentos eróticos de Kargul #2))
¿Cómo puedo dejar de beber? El alcoholismo es una enfermedad desconcertante. Como prueba, solo hay que ver la incapacidad para dejar de beber aún deseándolo honestamente, el estado mental que precede al primer trago y el innegable desequilibrio mental por seguir bebiendo aún después de tener plena conciencia de sus consecuencias negativas, aún habiéndonos propuesto no volver a beber. El cuadro del problema del alcoholismo y su verdadera naturaleza es muy complejo. Llegamos a la ineludible conclusión de que, abandonados a nuestros recursos, con toda seguridad volveremos a beber, y la esperanza de recuperarnos es destruida. No tenemos a donde ir y abandonados a nuestros propios recursos, no podremos liberarnos. Lo único que nos queda para solucionar nuestro problema es encontrar la fuerza de un Poder mayor que nosotros.
Max R. Schmidt (El Libro Grande: Como Funciona el Programa de Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos (Trastorno por consumo de alcohol) (Spanish Edition))
—No, para ser sincero, no estoy bien. —su mirada era tan intensa que me paralizó—. Soy un hombre de más de 30 años, un ejecutivo exitoso, tengo muchas personas a mi cargo y estoy frente a ti nervioso y titubeando, no se supone que me sienta así, no se supone que no te quiera dejar ir, no se supone que tenga estas ganas locas de besarte. No, definitivamente no estoy bien. No supe que decir por un momento. —No entiendo nada y eso es difícil que suceda Nate. —Alana, tengo meses queriendo explicarte cosas, cosas de mi vida y ahora que puedo no me salen las palabras, lo tenía todo planificado, todo estudiado a la perfección. Pero esta noche no la debimos pasar tan bien.
Helena Moran-Hayes (Café y Martinis (Spanish Edition))
El arte y la belleza de dejar ir cuando entiendes que limitas las capacidades de alguien para ser lo más feliz que puede.
Ariana Vasquez B
Dejar Ir las Expectativas Al presionar a otras personas con el fin de conseguir lo que queremos, ellas automáticamente se resisten, ya que estamos tratando de presionarlas.
Anonymous
CAPITULO 16 LOS BENEFICIOS DE DEJAR IR El Crecimiento Emocional El efecto más obvio y visible al dejar ir los sentimientos negativos es la reanudación del crecimiento psicológico y emocional y la resolución de problemas, que a menudo han permanecido durante mucho tiempo. Se da un placer y satisfacción a medida que empezamos a experimentar los poderosos efectos de eliminar los bloqueos hacia el logro y la satisfacción en la vida. Pronto descubrimos que los pensamientos limitantes y las creencias
Anonymous
También está bien tener días buenos. Quizá no tengamos tanto de qué hablar, pero tendremos más qué disfrutar. Dios mío, ayúdame a dejar ir mi necesidad de ser la victima. Ayúdame a dejar ir mi creencia de que para ser amado y captar la atención necesito ser una victima. Rodéame de gente que me ame cuando me
Anonymous
Es hora de dejar de lado esa mentalidad negativa e ir más arriba.
Joel Osteen (Lo mejor de ti: 7 pasos para mejorar tu vida diaria)
todo se trata de dejar el pasado atrás. No puede vivir en el presente añorando lo que ya vivió, ni siquiera preguntándose por qué sucedió todo de una manera u otra. Lo hecho, hecho está. Es importante que aprenda a soltarse, a desprenderse de las ataduras del pasado. ¡Las cosas pasan y hay que dejarlas ir!
Alberto Bustos (Curso de prosperidad y abundancia. Cómo atraer dinero a su vida (Armonía) (Spanish Edition))
Reitero, no es fácil dejar ir lo que crees que te corresponde, pero te aseguro que engancharte a lo que no puedes recuperar te quita la energía y bloquea tu camino a la felicidad y a la prosperidad.
César Lozano (No te enganches #TodoPasa (Spanish Edition))
Dejar ir no significa darse por vencido, sino aceptar que hay cosas que no pueden ser.
Barb Capisce (Una noche en París)
Hay que aprender a dejar ir al que se quiere ir.
José Urriola (Fisuras (Spanish Edition))
El atraco a la realidad que perpetra la magia no carece de paralelos políticos. En vez de contribuir a un mercado abierto o competitivo de todo —que por ahora solo existe como aspiración—, el socialismo lamenta dicho proyecto. Pero entre planificar o dejar parte de la realidad librada a lo que Smith llamó mano invisible la opción no es cordura versus desvarío, o justicia versus explotación, sino delegar o no una gran parte de nuestra existencia en aquello que decida alguna persona, cuyos poderes sobrehumanos le permiten ir legislando con éxito sobre todo. Llamativamente, esos sujetos sobrehumanos desconfían de una iniciativa individual que prohibirían o prohíben por opuesta al interés común, e ignoran aquello sobre lo cual pontifican. Vestidos de futuro y rebeldía, representan a la sociedad de gestas bélicas y vasallos, que es un medio donde progresó muy poco la división del trabajo. Dicho régimen fue desplazado por una sociedad proclive a intercambios voluntarios y a una acelerada especialización, cuyo próspero antidogmatismo ridiculiza a la sociedad previa. En vez del «yo os salvo de vuestros enemigos», divisa del Ancien Régime, las Constituciones comerciales prometen «yo os cubro de injerencias arbitrarias».
Antonio Escohotado (Sesenta semanas en el trópico: Viajes por el planeta exterior)
La mejor manera de decir: «Gracias, Dios», es dejar ir el pasado y vivir el momento presente, aquí y ahora. Sea lo que sea lo que la vida te arrebate, permite que se vaya. Cuando te entregas y dejas ir el pasado, te permites estar plenamente vivo en el momento presente. Dejar ir el pasado significa disfrutar del sueño que acontece ahora mismo.
Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
El miedo nunca cierra la bocota. Si uno tiene miedo debe llenarse de él, pero jamas dejar que lo vean. Es como ir por ahí con la propia cabeza de uno sobre la mano, la gente te mira
Natalia García Freire (Nuestra piel muerta)
Tu sueño realista es difícil de destruir, una encarnación que no quieres dejar, es lo que te pertenece, casi no es un sueño, eres naturalmente la pareja de Romualdo y lo sabes y no quieres dejarme destruir ese sueño para iniciarte en otro. El sueño de Romualdo lo comprendes entero, el que te propongo, no, te queda grande, pero yo lo puedo rebajar a tu medida, te puedo ir encajando poco a poco dentro de él. Estás urgida, no puedes más, salir, salir ahora es lo que quieres, no puedes postergar tu deseo de salir. - Te vas a perder. - No me importa. - No vas a tener dónde dormir ni qué comer. Te encoges de hombros con un gesto que desprecia mi temor de la intemperie que no quiero que desprecies porque necesito que lo hagas tuyo, por lo menos ahora, esta noche: te hablo, me escuchas, te explico que todo lo del Gigante fue una farsa porque el verdadero padre se escondía dentro de Romualdo, que no ere más que otra máscara como la del Gigante que ella vio que destruyeron, ahora hay que destruir la máscara de cartonpiedra de Romualdo para encontrar al otro adentro, al verdadero padre de tu hijo, vive en su palacio de fierro y cristal, lo puedes ver desde tu ventana, uno de esos palacios que despiden haces de luz que tratas de atrapar con tus manos para encaramarte a ellos, no tendrás para qué encaramarte a un haz de luces, Iris, yo destruiré la máscara de Romualdo y te traeré al verdadero padre, espérame aquí, las calles son terribles, hay hombres barbudos que acechan y médicos que hacen sufrir al extirparte órganos con sus bisturís finísimos, y los perros de los doctores persiguen a la gente que anda por la calle de noche y no tiene identificación ni domicilio conocido, la oscuridad de afuera no es como la oscuridad de esta Casa, Iris, esa oscuridad de allá es la de la gente que no tiene ni dónde caerse muerta como dicen y no tienen dónde caerse muerta porque esa oscuridad es el vacío que traga y uno cae gritando y nunca deja de caer gritando y gritando y cayendo y cayendo porque no hay fondo, hasta que la voz se pierde pero uno sigue y sigue cayendo en esa infinidad de calles vertiginosas con nombres que tú no conoces, llenas de caras de gentes que se reirán de ti, que viven en casas donde no te van a dejar entrar y hacen cosas que tú no entiendes, no te acerques más, Iris, no me toques así, no Humberto, no permitas que la Iris siga tocándote porque va a romper tus disfraces, si no huyese tendrás que volver a ser un tú mismo que ya no recuerdas dónde está ni quién es, acercas tus labios gordos a mi boca y tus muslos hurgan entre mis pobres piernas flacas que tiemblan, no le permitas que te transforme en Humberto Peñaloza con su carga de nostalgia intolerable, huye para que tu sexo no despierte con la presión de esas palmas carnosas, que no responda a su lengua que explora tu boca y tu lengua, mantenerte yerto en el rincón donde sus tetas y sus caderas te aprietan, Humberto no existe, el Mudito no existe, existe sólo la séptima vieja. Tu mano no encuentra nada.
José Donoso (El obsceno pájaro de la noche)
El hermoso viaje de hoy sólo puede comenzar cuando aprendemos a dejar ir el ayer. STEVE MARABOLI, INVESTIGADOR
Steve Allen (Pensamientos y reflexiones - Un año de sabiduría diaria de grandes pensadores, empresarios, escritores, humoristas y más: 365 pensamientos y reflexiones ... motivación y felicidad (Spanish Edition))
La distancia a veces te permite saber lo que vale la pena mantener y lo que vale la pena dejar ir. La distancia resuelve grandes dilemas.
Ignacio Novo
Ya sé que mucha gente no se da cuenta de que la vida en este lugar es un juego de sombras. Sólo uno que esta muerto puede dejar la careta en el reposa-caretas. Obvimente el fuego hace que uno deba ir desnudo para no pasar más calor. Dejar el traje en el reposa-trajes. Estoy sucio, sin duchar, en mi habitación. Me siento como Pitágoras en el Hades. Pero no creo que merezca esa distinción, mas tampoco la de simple pajero. Me tomo en serio al de Samos. Ya no voy a ninguna fiesta. Me dirían que buscara a mis amigos. ¿Pero no sería eso violar la regla de que para recuperar la inmortalidad uno crea sus itinerarios de salvación en el interior y no recorriendo como ´Fernando Alonso en la Indycar 200 vueltas? ¡¡PEro es siempre la misma vuelta!! Y todo acaba mal, Fernando. Que no me den esta vida que en realidad es sombra, pues aunque tengo sed de ella, ya he aprendido que no soy muy agradecido. Y supongo que ser consciente de ello es ser un poco agradecido...a Dios, porque está claro que a las criaturas que marcan sus sombras a través de la hoguera NO.
Luis Javier Román
Muchas veces insistimos en tener las mejores cosas porque esa es la única manera en que podemos asegurarnos “una vida de calidad”. Puedo descuidarme en cualquier otro sentido, pero si tengo el mejor reloj, cartera, automóvil o metros cuadrados, puedo decirme a mí mismo que soy el mejor y cuánto merezco tener aún más de las mejores cosas. Lo que he aprendido en la vida es que tener las mejores cosas no es un substituto para tener la mejor vida. Cuando puedes dejar ir el deseo de adquirir, sabes que en verdad estás en el camino
Oprah Winfrey (Lo que he aprendido en la vida (Spanish Edition))
Ya no llamo a mi madre, pero todavía cuento mis respiraciones antes de dormirme. ¿Cuántas veces he respirado desde que nací? Si respiramos ochocientos millones de veces a lo largo de 80 años, como yo tengo doce años debo haber respirado unos ciento veinte millones de veces. Ciento veinte millones de veces que el aire ha entrado y salido de mis pulmones. ¿Cuánto tiempo durará esto? Algún día se parará, como si alguien desconectara un un interruptor. Y entonces ... ¿A dónde iré? Quizá no haya ningún sitio al que ir. A veces intento dejar de respirar. Hundo la cara en la almohada y cuento uno, dos, tres, ... trece, catorce, quince, dieciséis, ... treinta, treinta y uno, treinta y dos, treinta y tres, treinta y cuatro, cierro los ojos con fuerza y veo luces amarillas en la oscuridad. Luego las luces amarillas forman flores, un campo de flores amarillas. Mi cuerpo empieza a flotar y me convierto en un pájaro que lo sobrevuela. Entonces, el campo de flores amarillas se transforma en un campo de fuego. Cada flor es una pequeña llama que se une a las otras y me rodean . Hay alguien mas. Las llamas le cubren los pies y los mueve para saludarme, ¿quién es? peor se acaba allí. No aguanto más y tengo que volver a respirar . Un tío me dijo que hace mucho, mucho tiempo que morirse es dejar de respirar. En aquel entonces le creí. Pero ahora se que no es verdad. Vivir es algo más que respirar, supongo.
Kazumi Yumoto (The Friends)
Mientras buscaba el valor para soportar, encontré la fuerza para dejar ir. Solo fue una cuestión de tiempo y de control de la desesperación.
Ignacio Novo
Cualquier cosa que te cueste tu paz es demasiado costosa. Aprende a dejar ir aquello que no puedes cambiar. Por tu salud mental.
Ignacio Novo
El feminismo tradicional dirá que estos temas no son los importantes, que debemos centrarnos en lo fundamental: la desigualdad salarial, la ablación femenina en el Tercer Mundo y la violencia de género. Y es obvio que éstos son asuntos urgentes, vergonzosos e injustos, y que el mundo no podrá ir con la frente alta hasta que se solucionen. Pero todos esos otros problemas más pequeños, estúpidos y cotidianos son, en muchos sentidos, igual de nocivos para la tranquilidad espiritual de las mujeres. Es la filosofía de la «Ventana Rota» aplicada a la desigualdad femenina. En la teoría de la «Ventana Rota», basta dejar una ventana rota sin reparar en un edificio vacío para que los más vándalos empiecen a romper las demás. Al final se colarán en el edificio, y encenderán fogatas o se convertirán en okupas. De la misma manera, si vivimos en un ambiente donde se considera desagradable el vello púbico femenino, o se ridiculiza constantemente a las mujeres famosas o poderosas por estar demasiado gordas o demasiado flacas, o por ir mal vestidas, la gente empezará a colarse en el interior de las mujeres y encenderá fogatas allí. Las mujeres tendrán okupas. Francamente, no es una situación nada agradable. No me gustaría despertarme una mañana y encontrar a un montón de oportunistas en mi vestíbulo.
Caitlin Moran (How to Be a Woman)
Necesitaba cinco minutos para frenar mi mente. Necesitaba cinco minutos para dejar ir sus gritos y encontrar mi propia voz. Necesitaba cinco minutos para respirar.
Brittainy C. Cherry (The Silent Waters (Elements, #3))
Los resentimientos no son más que repeticiones de emociones que experimentaste antes y que no te has atrevido a dejar ir y aprender de ellas.
Kai . (LEMURIA: ... recuerdo de las memorias ocultas (Spanish Edition))
Amar es también dejar ir, Leonor. Lo primero que hace una madre cuando tiene un hijo es ver que respire bien y luego luego corta el cordón umbilical que une ambas vidas; ése, Leonor, es el acto de amor más grande: dejar ir. Por eso se queda uno con el ombligo puesto, porque es la cicatriz del nacimiento, una que nunca debe cerrar para que siempre recordemos de dónde venimos;
Ana Lucía Guerrero (Y al polvo regresaremos (Spanish Edition))
Vivir plenamente el día a día no es simplemente una actitud sino un principio que debe ir acompañado de nuestras acciones. Dejar las cosas para el día siguiente o arrastrar preocupaciones del día anterior equivale a sembrar pensamientos negativos que debemos eliminar. Cuanto más tiempo dejemos que las impurezas manchen nuestro espíritu, más esfuerzo costará eliminarlas. No dejemos para mañana lo que podamos hacer hoy, y disfrutemos del día a día.
Keisuke Matsumoto (Manual de limpieza de un monje budista (Perimetro (duomo)))
A veces amar no conlleva estar con esa persona. A veces amar conlleva dejar ir.
Lighling Tucker (Conquístame si puedes (Spanish Edition))
Hay ciertas personas que aparecen en tu vida para enseñarte a echar de menos, y esa gente es necesaria, pues al arrebatarte algo, también te dan. A veces uno tiene que buscar un equilibrio, colocar el peso de las decisiones en el sitio justo, aquel que no está en los extremos de la balanza. Así se libra uno de elegir, que no es sino renunciar ¿Sabes qué es lo que hace que un amor funcione? La mano tendida, mi vida. A eso me refiero, Gael. La mano tendida. El equilibrio. Uno, aunque esté cansado, debe tener un ojo siempre abierto para no perder de vista lo que sucede Es así: el amor no es más que comprensión. Al fin y al cabo, entender a alguien es mucho más sencillo que entendernos a nosotros mismos. Basta con abrir los ojos y aguzar la mirada, responder sus preguntas con sus respuestas y no con las nuestras, y dejar la puerta siempre abierta Ella insistió tanto en que quisiera mucho y quisiera bien. Recuerdo que me dijo que hay ocasiones en las que no es el amor el que viene, sino que somos nosotros los que tenemos que buscarlo cuando todo va mal y pedirle que se quede, porque al amor también hay que acostumbrarlo, en el amor también hay que confiar. El amor es algo bueno, es la gente la que no sabe utilizarlo, pensaba a menudo. Es más, si te quieres ir, seré yo el que te abra la puerta. Sé que te faltan cosas, que necesitas otras. Sé que lo fácil es irse corriendo cuando la situación se pone seria porque a nadie le gusta dejar de reír. Lo entiendo, Y a mí tampoco me gusta, pero también sé que la risa viene de la tristeza y que hay que dar oportunidad a que cambie el gesto de las cosas que no nos gustan. Pero yo no te puedo explicar todo eso, no te voy a convencer, no quiero hacerlo. Esto no funciona así Nuestra cama se ha roto y yo no puedo arreglarla solo, así que no pretendas tampoco que eso pase. Tómate el tiempo que necesites, de verdad. Haz lo que sientas, pero no me lleves contigo. No me dejes fuera de la puerta esperando porque no me voy a quedar. Si tú te vas, seré yo el que tenga que cuidar de mí. Es curioso cómo el amor, a veces, cambia las palabras de lugar. Y es que el amor también consiste en coger al pajarito abandonado con las manos aún tibias y abrir la ventana. Yo no era quién para interponerme, aunque a ese lado del mundo ya sólo quedaran paredes desnudas, una oscuridad nada amigable, vasos rotos, trozos de piel esparcidos por la alfombra, imposibles de recoger. No podía decirle nada. Parece que cada uno nos fijamos más en unos detalles que en otros. ¿Cuánto nos estaremos perdiendo de lo que nos rodea? Hemos crecido así, cielo, tú también, en un tiempo en el que nos educan para tomar partido por una cosa u otra, para decir en voz alta lo que pensamos, siempre y cuando sea lo que quiere escuchar el que tienes delante Si no es así, entonces no, entonces cállate, no digas nada, no te atrevas a hablar de eso, pero vendrán los otros a decirte que por qué no dices lo que piensas, que eres un cobarde, que no haces nada por esta sociedad. Es muy complicado mantener el equilibrio en este país. Nos aleccionan. Se olvidan de aquellos a los que nos gusta volar Date cuenta de algo, Gaelito: todos recordamos el peor día de nuestra vida, pero muy pocos sabríamos precisar cuál ha sido el mejor. Le damos más importancia a aquello que nos daña que a lo que nos hace felices. En el amor pasa lo mismo. Cuando una relación termina, no queda espacio para ese día en el que reísteis tanto que os dio dolor de mandíbula o aquella vez que montasteis en tren y fuisteis a la playa y dedicasteis toda la tarde a leer juntos en la arena. Cuando una relación termina, nos agarramos al rencor, al odio incluso, a los reproches y a todo aquello que faltaba y a lo que cuando amábamos, curiosamente, no prestábamos atención. ¡La felicidad es tan frágil, mi vida, y la tristeza, sin embargo, tan poderosa! ¿Y sabes por qué?
Elvira Sastre (Días sin ti)
Las manos de Lucio caían quietas sobre sus piernas; sus brazos también, blandamente. La camisa de manta parecía moverse con la respiración acompasada. Escuchaba, pero pensando en otras cosas. La muerte no era cualquier cosa, finalmente. Había que ponerse de acuerdo en esto. Ella no espera a que uno acabe de hacer. Hay que adelantarse a ella, no morir así nada más. No olvidarlo. No debía dejarse morir. Se incorporó. Fue como si lo sacudiera una súbita prisa por seguir, por no dejar pasar el tiempo. Como si hubiera perdido muchas horas, muchos meses, en darse cuenta de esa prisa. Era una vieja advertencia que sentía hacía muchos años en Cayaco, desde el río inmenso de Cayaco, cuando salía con su abuela Una prisa de hacer algo que no entendía bien, que lo despertaba en las noches de calor, en las calurosas e inmensas noches de lluvia en el verano, cuando se levantaba a mirar por la puerta el suelo mojado, inundado de charcos brillantísimos, recibiendo en la cara el vaho caliente de la tierra. Una prisa que conoció desde niño, que siempre le había servido para dominar sus pensamientos, para no dejarse arrastrar por ellos, obsesionarse. Esa prisa lo ayudaba. Debía quedarse quieto para mirarla ir y venir dentro de él, para mirar todo lo que esa prisa tocaba, llamaba, escondía. Algo siempre llegaba con ella, que él debía mirar. Era como una llamada de atención para que él pudiera alcanzar todo lo que la prisa encubría. Era una luz roja. Una señal par que él se quedase de lado, como si una inmensa bestia fuera a embestirlo y él la eludiera. No obsesionarse con la prisa, no dejarse arrastrar por ella, eso había aprendido desde que caminaba con su abuela, desde que hablaba con Serafín, el esposo de su madre, desde que en Ayotzinapa comenzó a entender lo que ahora sabía.
Carlos Montemayor (Guerra en el Paraíso)
Parte de envejecer significa dejar ir. No puedes avanzar si nunca das esos primeros pasos en un terreno nuevo. Ahora es el momento de ser valiente, hija. Caminar hacia el futuro significa confiar en ti mismo incluso cuando no puedes ver a la vuelta de la esquina. Mientras estés seguro de que esto es lo que quieres, todo estará bien.
Kerri Maniscalco (Capturing the Devil (Stalking Jack the Ripper, #4))
Tenemos que dejar que aprendan que en la vida hay dolor, pero esa lección debe ir acompañada de la profunda conciencia de que nunca tendrán que sufrir solos.
Daniel J. Siegel (El poder de la presencia: Cómo la presencia de los padres moldea el cerebro de los hijos y configura las personas que llegarán a ser (Psicología) (Spanish Edition))
El valor que se necesita para superar las situaciones difíciles. Lo mucho que desgarra a una persona saber que tiene que dejar ir, no porque quiera, sino porque tiene que hacerlo.
Lauren Asher (Throttled (Dirty Air, #1))
Olvidarnos de las personas que conocemos, los problemas, los bienes materiales y los lugares visitados; perder la noción del tiempo e ir más allá del cuerpo y de su necesidad de alimentar sus habituaciones; renunciar al colocón de las experiencias a las que nos hemos acostumbrado emocionalmente que refuerzan nuestra identidad; dejar de intentar prever una situación del futuro o de recordar un episodio del pasado; desprendernos del ego egoísta al que sólo le importan sus propias necesidades; pensar o soñar más allá de lo que sentimos y anhelar lo desconocido, es empezar a ser libres en el presente.
Joe Dispenza (Deja de ser tú: La mente crea la realidad)
Ir a cada persona que conocía y reunirme con ellos personalmente • Compartirles mi visión del ministerio • Pedirles que sean parte del equipo de sustento mensual • Callarme y dejar que respondan
Steve Shadrach (El Pedido Divino)
La paz viene con la total entrega interior a lo que es.
David R. Hawkins (Dejar ir: El Camino de la Liberación)
Y entonces confié en ti Lo suficiente como para ir a donde quisieras Lo suficiente como para dejar que me llevaras a ciegas hacia el atardecer Corriendo por la carretera más cercana a toda velocidad
Avianna Lemonier (Arrullos nocturnos: Una colección de poemas (Poetry by Avianna Lemonier) (Spanish Edition))
«Queremos la fachada de una relación, pero no queremos el esfuerzo que implica tenerla. Queremos cogernos de las manos, pero no mantener contacto visual; queremos coquetear, pero no tener conversaciones serias; queremos promesas, pero no compromiso real; queremos celebrar aniversarios, pero sin los 365 días de esfuerzo que implican. Queremos un felices para siempre, pero no queremos esforzarnos aquí y ahora. Queremos tener relaciones profundas, pero sin ir muy en serio. Queremos un amor de campeonato, pero no estamos dispuestos a entrenar. Queremos alguien que nos dé la mano, pero no queremos darle a alguien el poder para hacernos daño. Queremos oír frases cutres de ligoteo, pero no queremos que nos conquisten... porque eso implica que nos pueden dejar. Queremos que nos barran los pies, pero, al mismo tiempo, seguir siendo independientes y vivir con seguridad y a nuestro aire. Queremos seguir persiguiendo a la idea del amor, pero no queremos caer en ella. No queremos relaciones: queremos amigos con derecho a roce, “mantita y peli” y fotos sin ropa por Snapchat. Queremos todo aquello que nos haga vivir la ilusión de que tenemos una relación, pero sin tener una relación de verdad. Queremos todas las recompensas sin asumir ningún riesgo, queremos todos los beneficios sin ningún coste. Queremos sentir que conectamos con alguien lo suficiente, pero no demasiado. Queremos comprometernos un poco, pero no al cien por cien. Nos lo tomamos con calma: vamos viendo a dónde van las cosas, no nos gusta poner etiquetas, simplemente salimos con alguien. Cuando parece que la cosa empieza a ir en serio, huimos. Nos escondemos. Nos vamos. Hay muchos peces en el mar. Siempre hay más oportunidades de encontrar el amor. Pero hay muy pocas de mantenerlo hoy en día…»[15
José María Rodríguez Olaizola (Bailar con la soledad)
No podemos pretender vivir sin aceptar todo lo nuevo que llega a nosotros (nuevas relaciones, nuevas amistades, nuevas oportunidades laborales, nuevas ideas, nuevos lugares para habitar o conocer), ya que estas cosas nos renuevan y nos mantienen vivos y alertas; pero para recibirlas no podemos seguir aferrándonos a lo viejo, a lo conocido, a lo que ya tenemos y nos brinda seguridad. Si no practicamos, como la respiración, el arte de soltar, de dejar ir y matar el pasado a cada instante, corremos el riesgo de morir (al menos emocional y espiritualmente).
Tuti Furlan (Vivir a Colores: Disfruta la grandeza de las cosas simples de la vida (Spanish Edition))
Somos los días que nos quedan y, a lo largo de esos días, sean pocos o muchos, da igual, debemos aprender a dejar ir y crear espacio para algo nuevo.
Lorena Franco (Los días que nos quedan (Autores Españoles e Iberoamericanos))
Si seguimos este procedimiento constantemente, llegaremos a darnos cuenta de que todo el mundo en nuestra vida actúa como un espejo. Los otros reflejan lo que no hemos podido reconocer en nosotros mismos. Nos obligan a mirar lo que tenemos que abordar. ¿Qué aspecto de nuestro pequeño yo tenemos que abandonar? Esto quiere decir que de forma constante tenemos que soltar nuestro orgullo para deshacer la ira, para poder agradecer las continuas oportunidades de crecimiento que se nos presentan en la vida cotidiana.
David R. Hawkins (Dejar ir: El Camino de la Liberación)
La ruptura con el mundo heterosexual que marca rumbo hacia el lesbianismo como un lugar de llegada limpio de conflicto, libre de daño, reverbera en ciertas aproximaciones a la trayectoria política de la propuesta separatista del lesbofeminismo. [...] Me pregunto ¿por qué recurrimos de manera casi obsesiva a metáforas como la isla de Lesbos, al lesbianismo como un barrio, a las lesbianas como una comunidad ¿Qué efectos políticos tienen esas ficciones en nuestro hacer activista? [...] Quiero ver a mis amigas. Me dice que le avise a dónde voy: no me quiere cruzar. Le aviso. Aparece igual. Me voy. [...] Quiero sacar mis cosas de su casa. Me dice que no: no está preparada. Me dice que espere a que pueda soportarlo. Pero yo no tengo casa y tampoco trabajo. Me enojo. Mis amigas me acompañan a su casa. Me llevo las cosas. Me voy. [...] Quiero volver al activismo. Le escribo a un grupo de lesbianas, quiero salir a la calle. Ella me dice que eso es dar un paso atrás. Que debería dejar la calle y ponerme a escribir. Me quedo en casa y no escribo. [...] Quiero ir a ver a una amiga con la que ella está enojada. Se enoja conmigo por querer verla. Espero al nueves para visitarla: en el horario en que da clases, y vuelvo antes que ella. [...] Quiero un vínculo abierto. Ella dice que es demasiado celosa para eso. Leo teoría sobre anarquía relacional. Llega a la casa. Escondo el libro.
VIto Balski (Cortar cebollas)
La ruptura con el mundo heterosexual que marca rumbo hacia el lesbianismo como un lugar de llegada limpio de conflicto, libre de daño, reverbera en ciertas aproximaciones a la trayectoria política de la propuesta separatista del lesbofeminismo. [...] Me pregunto ¿por qué recurrimos de manera casi obsesiva a metáforas como la isla de Lesbos, al lesbianismo como un barrio, a las lesbianas como una comunidad ¿Qué efectos políticos tienen esas ficciones...? [...] Quiero ver a mis amigas. Me dice que le avise a dónde voy: no me quiere cruzar. Le aviso. Aparece igual. Me voy. [...] Quiero sacar mis cosas de su casa. Me dice que no: no está preparada. Me dice que espere a que pueda soportarlo. Pero yo no tengo casa y tampoco trabajo. Me enojo. Mis amigas me acompañan a su casa. Me llevo las cosas. Me voy. [...] Quiero volver al activismo. Le escribo a un grupo de lesbianas, quiero salir a la calle. Ella me dice que eso es dar un paso atrás. Que debería dejar la calle y ponerme a escribir. Me quedo en casa y no escribo. [...] Quiero ir a ver a una amiga con la que ella está enojada. Se enoja conmigo por querer verla. Espero al nueves para visitarla: en el horario en que da clases, y vuelvo antes que ella. [...] Quiero un vínculo abierto. Ella dice que es demasiado celosa para eso. Leo teoría sobre anarquía relacional. Llega a la casa. Escondo el libro.
VIto Balski (Cortar cebollas)
Dejar ir implica ser consciente de un sentimiento, dejarlo crecer, permanecer en él y permitir que siga su curso sin querer que sea diferente ni hacer nada con relación a él.
David R. Hawkins (Dejar ir: El Camino de la Liberación)
ir a calas sin duchas, querían aclararse con agua dulce para dejar caer todo el Mediterráneo y sentirse frescos, pero yo prefería llevarlo puesto. Esa capa salada que encogía la piel también era casa.
Marta Simonet (Azul salado (Spanish Edition))
Dios es vida. Dios es vida en acción. La mejor manera de decir: «Te amo, Dios», es vivir haciendo lo máximo que puedas. La mejor manera de decir: «Gracias, Dios», es dejar ir el pasado y vivir el momento presente, aquí y ahora. Sea lo que sea lo que la vida te arrebate, permite que se vaya. Cuando te entregas y dejas ir el pasado, te permites estar plenamente vivo en el momento presente. Dejar ir el pasado significa disfrutar del sueño que acontece ahora mismo. Si vives en un sueño del pasado, no disfrutas de lo que sucede en el momento presente, porque siempre deseas que sea distinto. No hay tiempo para que te pierdas nada ni a nadie, porque estás vivo. No disfrutar de lo que sucede ahora mismo es vivir en el pasado, es vivir sólo a medias. Esto conduce a la autocompasión, el sufrimiento y las lágrimas. Naciste con el derecho de ser feliz. Naciste con el derecho de amar, de disfrutar y de compartir tu amor. Estás vivo, así que toma tu vida y disfrútala. No te resistas a que la vida pase por ti, porque es Dios que pasa a través de ti. Tu existencia prueba, por sí sola, la existencia de Dios. Tu existencia prueba la existencia de la vida y la energía. No necesitamos saber ni probar nada. Ser, arriesgarnos a vivir y disfrutar de nuestra vida, es lo único que importa. Di que no cuando quieras decir que no, y di que sí cuando quieras decir que sí. Tienes derecho a ser tú mismo. Y sólo puedes serlo cuando haces lo máximo que puedes. Cuando no lo haces, te niegas el derecho a ser tú mismo. Ésta es una semilla que deberías nutrir en tu mente. No necesitas muchos conocimientos ni grandes conceptos filosóficos. No necesitas que los demás te acepten. Expresas tu propia divinidad mediante tu vida y el amor por ti mismo y por los demás. Decir: «Eh, te amo», es una expresión de Dios.
Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
Maravillosas ocupaciones Qué maravillosa ocupación cortarle una pata a una araña, ponerla en un sobre, escribir Señor Ministro de Relaciones Exteriores, agregar la dirección, bajar a saltos la escalera, despachar la carta en el correo de la esquina. Qué maravillosa ocupación ir andando por el bulevar Arago contando los árboles, y cada cinco castaños detenerse un momento sobre un solo pie y esperar que alguien mire, y entonces soltar un grito seco y breve, y girar como una peonza, con los brazos bien abiertos, idéntico al ave cakuy que se duele en los árboles del norte argentino. Qué maravillosa ocupación entrar en un café y pedir azúcar, otra vez azúcar, tres o cuatro veces azúcar, e ir formando un montón en el centro de la mesa, mientras crece la ira en los mostradores y debajo de los delantales blancos, y exactamente en medio del montón de azúcar escupir suavemente, y seguir el descenso del pequeño glaciar de saliva, oír el ruido de piedras rotas que lo acompaña y que nace en las gargantas contraídas de cinco parroquianos y del patrón, hombre honesto a sus horas. Qué maravillosa ocupación tomar el ómnibus, bajarse delante del Ministerio, abrirse paso a golpes de sobres con sellos, dejar atrás al último secretario y entrar, firme y serio, en el gran despacho de espejos, exactamente en el momento en que un ujier vestido de azul entrega al Ministro una carta, y verlo abrir el sobre con una plegadera de origen histórico, meter dos dedos delicados y retirar la pata de araña, quedarse mirándola, y entonces imitar el zumbido de una mosca y ver cómo el Ministro palidece, quiere tirar la pata pero no puede, está atrapado por la pata, y darle la espalda y salir, silbando, anunciar en los pasillos la renuncia del Ministro, y saber que al día siguiente entrarán las tropas enemigas y todo se irá al diablo y será un jueves de un mes impar de un año bisiesto.
Julio Cortázar (Historias de cronopios y de famas (Spanish Edition))
«Dejar ir implica ser consciente de un sentimiento, dejarlo crecer, permanecer en él, y dejar que siga su curso sin querer que sea diferente ni hacer nada con relación a él».
David R. Hawkins (Dejar ir: El Camino de la Liberación)
Pero para ir a cualquier sitio, para empezar de nuevo, hay que dejar algo atrás. Mi familia. Mi casa.
Patricia Engel (It's Not Love, It's Just Paris)
Uno de mis lectores y su esposa usaron una estrategia similar. Querían dejar de comer en restaurantes y empezar a cocinar juntos en casa. Llamaron a su cuenta de ahorros «Viaje a Europa». Cada vez que no iban a un restaurante y cocinaban en casa, transferían 50 dólares a su cuenta. Al final del año, usaron el dinero ahorrado para ir de vacaciones.
James Clear (Hábitos atómicos: Cambios pequeños, resultados extraordinarios)
Yo pensaba que la vida era bella afuera, y que todavía iba a ser bella, y habría sido verdaderamente una lástima dejarnos hundir ahora. Desperté a los enfermos que estaban adormilados y, cuando estuve seguro de que todos escuchaban, les dije, primero en francés, en mi mejor alemán después, que ahora todos debíamos pensar en volver a casa y que, en lo que de nosotros dependía, era preciso hacer algo y evitar algunas cosas. Que cada uno conservase cuidadosamente su escudilla y su cuchara; que ninguno le ofreciese a otro la sopa que eventualmente le sobrase; que nadie se bajase de la cama más que para ir a la letrina; quien necesitase algún servicio, que no se dirigiese más que a nosotros tres; Arthur estaba especialmente encargado de cuidarse de la disciplina y de la higiene y debía recordar que era mejor dejar las escudillas y las cucharas sucias que lavarlas con el peligro de cambiar la de un diftérico por la de un tifoso.
Primo Levi (Trilogía de Auschwitz (IMPRESCINDIBLES) (Spanish Edition))
El dolor de toda la vida de no conocer realmente a su padre estaba siendo tocado y liberado. Una vez que renunció a él y le ordenó partir, una avalancha de recuerdos maravillosos de su padre llenó su mente y corazón. Recibió una sensación de aprobación, afirmación y amor de su padre, seguida de una sensación de dejar ir a su padre y abrazar su destino. Dios Padre estaba revelándole su corazón a Kevin.
Neal Lozano (Unbound: A Practical Guide to Deliverance (from Evil Spirits))
La única diferencia entre quién quieres ser y quién eres ahora es lo que haces a partir de hoy. Tus acciones te llevarán allí. No será fácil. Habrá dolor, necesitarás fuerza de voluntad, dedicación, paciencia y necesitarás tomar algunas decisiones difíciles. Puede que incluso tengas que dejar ir a algunas personas de tu vida.
Marc Reklau (Quiérete ¡y mucho!: 30 días para aumentar tu autoestima)
Dejarme ir a mí misma, dejarte ir a ti, dejar ir a una casa todavía llena de recuerdos: es duro, pero voy aprendiendo.
Coetzee
Dejarme ir a mí misma, dejarte ir a ti, dejar ir a una casa todavía llena de recuerdos: es duro, pero voy aprendiendo
J.M. Coetzee (Age of Iron)
Quizás esa era la lección más importante sobre dejar ir, aceptar lo que estaba fuera de nuestro control.
Kerri Maniscalco (Escaping from Houdini (Stalking Jack the Ripper, #3))
Hoy, mi inseguridad me hace preguntármelo de nuevo, ¿me he convertido en una de esas personas a las que es fácil dejar ir?
Silvia Ferrasse (Mil primaveras en una casa vacía (Mil Estaciones, #1))
Perdonar no es olvidar, pero sí es dejar ir el dolor del recuerdo. Si puedes recordar un momento en el que te han herido y puedes contarlo sin la emoción negativa atada a ese recuerdo, significa que ya has perdonado.
Sharon M. Koenig (Los Ciclos del Alma, El Proceso de Conexión: Un camino para vivir tu verdadero propósito (Nueva Conciencia) (Spanish Edition))
«Dejar ir significa desprendernos del resultado.  Cuando nos entregamos a la voluntad de Dios,  dejamos ir nuestro apego a cómo las cosas van a desarrollarse  fuera de nosotros, para prestar más atención a cómo las cosas  van a desarrollarse en nuestro interior».
Sharon M. Koenig (Los Ciclos del Alma, El Proceso de Conexión: Un camino para vivir tu verdadero propósito (Nueva Conciencia) (Spanish Edition))
es importante estar dispuesto a dejar ir lo que ya no te conviene. Si lo permites, y como ocurre en invierno cuando las hojas se caen de los árboles, las personas y situaciones que no son parte de ese camino se irán. Suéltalas y déjalas ir sin dolor. Sólo experimentarás sufrimiento aferrándote a lo que ya no funciona.
Sharon M. Koenig (Los Ciclos del Alma, El Proceso de Conexión: Un camino para vivir tu verdadero propósito (Nueva Conciencia) (Spanish Edition))
Cuando me la hubo puesto, sus manos tibias envolvieron mi cuello y acercó mi cara a la suya. Cerré mis ojos para sentir que nuestras narices se tocaron acariciándose y gentilmente, con suavidad nuestros labios se encontraron por primera vez en un mismo sentir, ansiosos y sedientos por beber la dulzura de nuestro ser. Mi cuerpo temblaba y sé que él también estaba nervioso, por un instante ese besó me llevó al cielo y me bajó de nuevo a la tierra. De manera sutil, sus brazos bajaron y envolvieron mi cintura, mientras que los míos se aferraron a su cuello para no dejarlo ir. Nuestras lenguas se encontraron y jugaron entrelazándose, danzando juntas por primera vez, disfrutando con deleite el beber de nuestros sabores. Sentir la suavidad de sus labios estaba enloqueciéndome y no quería dejar de beber de ellos, quería más, mucho más. Las palpitaciones del corazón eran fuertes y aceleradas y una corriente eléctrica que recorrió mi cuerpo había encendido la chispa de la excitación, de pronto, ya estaba envuelta en un excitante e inexplicable revuelo de fantasías y sentía que mi piel ardía de deseo por él. Era delicioso, su sabor me estaba volviendo insaciable. El aire me faltaba, no era suficiente, la fuerza y el ritmo pasional me hacía pensar que Loui deseaba devorarme y yo quería hacer exactamente lo mismo. Un remolino, una tempestad, un huracán me estaban elevando a las alturas, mi cuerpo liviano, nuestros labios juntos y las caricias de sus manos me habían llevado a contemplar el universo.
Itxamany Bustillo (El Príncipe de Bórdovar 1)
Deja ir a quien no quiere quedarse. No retengas a nadie que exprese su deseo de marcharse. No es que quiera irse, es que ya se fue.
Ignacio Novo
De vez en cuando, uno debe liberar la mugre construida dentro de ellos para liberar sus emociones como el océano.
Suzy Kassem (Rise Up and Salute the Sun: The Writings of Suzy Kassem)
Los problemas son una constante en la vida. Cuando resuelves tu problema de salud al comprar la membresía de un gimnasio, creas nuevos problemas como tener que levantarte temprano para ir a ejercitarte, sudar como drogadicto en rehabilitación durante 30 minutos en la escaladora elíptica y luego ducharte para no dejar malos olores en la oficina. Cuando resuelves el problema de no pasar suficiente tiempo con tu pareja y se te ocurren los “Miércoles de cita”, generas nuevos problemas como pensar qué hacer (que ninguno de los dos odie) cada miércoles, asegurarte de contar con suficiente dinero para cenar en lugares bonitos, redescubrir la química y la chispa que ambos sienten que han perdido y resolver la logística de hacer el amor en una pequeña tina con demasiadas burbujas.
Mark Manson (El sutil arte de que te importe un caraj*: Un enfoque disruptivo para vivir una buena vida)