Como El Vino Quotes

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Las religiones también son como el vino: hay gente a la que le sienta mal y gente a la que le sienta bien.
Fernando Savater
Todo puede ser tan hermoso, todo puede ser tan fértil, tan imprevisible, cuesta creer que sea obra de algún dios. El lenguaje es mío. Es mi derecho, me corresponde una parte de él. Vino a mí, yo no lo busqué, por lo tanto, es mío. Me lo heredó mi madre, lo despilfarró mi padre. Voy a destruirlo, a enfermarlo, a confundirlo, a incomodarlo, voy a desplazarlo y a hacerlo renacer tantas veces como sean necesarias, un renacimiento por cada cosa bien hecha en este mundo.
Camila Sosa Villada (Las malas)
...a veces nos preguntamos por qué la felicidad tarda tanto en llegar, por qué no vino antes, pero si nos aparece de repente, como en este caso, cuando ya no la esperábamos, entonces lo más probable es que no sepamos qué hacer con ella, y la cuestión no es tanto elegir entre reír o llorar, es la secreta angustia de pensar que tal vez no consigamos estar a su altura
José Saramago (El hombre duplicado)
Sabía que los pensamientos, como el vino, necesitan tiempo para clarificarse.
Domingo Villar (Ojos de agua (Leo Caldas, #1))
Recuerdo muy bien la emoción, la alegría que sentí al pisar el acelerador. Si ha habido alguna vez una mujer enamorada, ésa era yo. Si alguna vez he estado enamorada, fue entonces, el día que viajé desde la provincia de Cuenca hasta la de Castellón, conduciendo por carreteras secundarias con un Ford Fiesta rojo que se ahogaba en todas las cuestas y un corazón tan grande que no me cabía en el cuerpo. Era demasiado amor. Demasiado grande, demasiado complicado, demasiado confuso, y arriesgado, y fecundo, y doloroso. Tanto como yo podía dar, más del que me convenía. Por eso se rompió. No se agotó, no se acabó, no se murió, sólo se rompió, se vino abajo como una torre demasiado alta, como una apuesta demasiado alta, como una esperanza demasiado alta.
Almudena Grandes (Castillos de cartón)
En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos, como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles, y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quixote)
Corría como si para ella fuera algo natural. Recordó el vuelo de los patos salvajes en otoño. Igual de fluido y uniforme. Le vino a la cabeza la palabra «hermosa» pero la rechazó y apresuró el paso hacia casa.
Katherine Paterson (Bridge to Terabithia)
Al mate le debo mi obra. Si Susuki y Okakura Kazuzo hablan del té como una de las estéticas del zen, no veo porqué sería inoportuno escribir un tratado: El mate como disciplina zen del sudamericano. Pero no como una ironía o como un chiste, sino como algo dicho absolutamente en serio. A cuántos habrá salvado el mate en las épocas del hambre infinita. Es cosa de ver cómo ayuda a resistir, a conservar el equilibrio, la esperanza y a que no se pierda el centro. Sirve al solitario, pero también al ideal que es compartir. No hay cosa más linda que tomar mate con la mujer de uno. Maldito sea el que está compartiendo y no comprende. En su defecto que sea con un amigo. El mate es más compañero que el vino, y digo mucho. El vino traiciona como algunos hombres traicionan a sus mujeres. Como algunas mujeres traicionan a los hombres que viven con ellas. Pero el mate brinda y rodea de escudos. Más de uno no se mató porque todavía no se le había terminado la yerba. La bombilla de plata equivale a la flecha puesta en el arco zen. ‘Un mate, una vida'.
Alberto Laiseca (El jardín de las máquinas parlantes)
Dígame lo que tiene que decirme —le exigió, cerca de los labios. —¿Qué tendría que decirle? —¿Por qué no vino a mí esta noche? 'Tuve esperándola como un zonzo ahí juera. —¿Tengo que ir cada noche?” “Artemio hundió sus dedos en la carne de Rafaela y apretó el ceño. Hizo ademán de hablar y calló. Sus respiraciones agitadas componían el único sonido de la habitación, que crispaba las feroces emociones en que se hallaban envueltos. —Cada noche. Sí, cada noche —repitió, con los dientes apretados—, cada día, cada hora, cada minuto. Usté é mía, Rafaela, y la quiero pa'mí, sempre.
Florencia Bonelli (Me llaman Artemio Furia)
Oh, era suntuoso, y la suntuosidad hecha carne. Los trombones crujían como láminas de oro bajo mi cama, y detrás de mi golová las trompetas lanzaban lenguas de plata, y al lado de la puerta los timbales me asaltaban las tripas y brotaban otra vez como un trueno de caramelo. Oh, era una maravilla de maravillas. Y entonces, como un ave de hilos entretejidos del más raro metal celeste, o un vino de plata que flotaba en una nave del espacio, perdida toda gravedad, llegó el solo de violín imponiéndose a las otras cuerdas, y alzó como una jaula de seda alrededor de mi cama. Aquí entraron la flauta y el oboe, como gusanos platinados, en el espeso tejido de plata y oro. Yo volaba poseído por mi propio éxtasis, oh hermanos.
Anthony Burgess (A Clockwork Orange)
Tengo el corazón roto. Y tener el corazón roto es como andar borracho de dos copas de vino, o sea, desinhibido, medio impertinente, pero no súper atento al hecho de que uno está borracho. Con la sensación de que no hay nada que perder porque si uno sobrevive a esto podrá sobrevivir a lo que sea.
Catalina Aguilar Mastretta
En mi vida, he tenido sueños que han quedado conmigo para siempre y han cambiado mis ideas, han calado muy hondo en mí, y como el vino en el agua, han cambiado el color de mi mente.
Emely Jane Bronte
Hay que estar siempre ebrio. Nada más: ése es todo el asunto. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que os fatiga la espalda y os inclina hacia la tierra, tenéis que embriagaros sin tregua. Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como queráis. Pero embriagaos.
Charles Baudelaire (Paris Spleen)
Los detectives eran como el vino, pensó Cayetano, como el vino, el ron, el tequila o la cerveza, hijos de la tierra y su clima, y quien lo olvidaba terminaba cosechando fracasos. ¿Podía alguien imaginarse a Philip Marlowe frente a la catedral de La Habana? Lo achicharraría el sol de las dos de la tarde, y lo despojarían hasta del sombrero y el impermeable sin que ni siquiera lo notara. ¿O a Miss Marple caminando con su paso lento y distinguido, de dama ya mayor, por el centro de Lima? Se intoxicaría con el primer cebiche que probara, los siniestros taxistas limeños la desviarían del aeropuerto a una casucha, donde la estarían esperando un par de facinerosos. No encontrarían ni su placa de bien montados dientes falsos. ¿Y qué decir del amanerado Hercules Poirot cruzando el mercado Cardonal de Valparaíso con el traserito erguido y las manos enguantadas de blanco? Le hurtarían el bastón de caña, el reloj de bolsillo con cadena de oro y hasta el sombrero de hongo. La gente se burlaría de ellos en sus propias narices, los perros vagos los corretearían a dentelladas y los niños de la calle los apedrearían con crueldad.
Roberto Ampuero (The Neruda Case)
Hemos visto una viña roja, toda roja como el vino rojo. En la lejanía se volvía amarilla y después un cielo verde con un sol, terrenos, después de la lluvia, violetas y centelleantes de amarillo por aquí y por allá, donde se reflejaba el sol poniente.
Vincent van Gogh (Cartas a Theo)
- Antes he preguntado por el baño y he acabado en la piscina climatizada del piso de abajo. ¿Te apetece tomar algo? ¿Refresco, cerveza, champán, una copa de Henry Jayer Cros Parantoux de la cosecha del 85? - añadió, acercándome el vaso de plástico lleno de vino que sujetaba. - Pero si tú no bebes alcohol - comenté, extrañada. - Lo sé. Pero este es uno de los vinos más caros del mundo y lo están utilizando para hacer sangría. ¡Es un crimen! Así que he hecho lo único que estaba en mis manos: salvar una copa y huir de allí como un refugiado de guerra. Creo que voy a regar el jardín con él mientras grito: "¡Sé libre, sé libre!".- Se recolocó las gafas y añadió -: A lo mejor crece una parra.
Javier Ruescas (El (sin)sentido del amor)
Te prometo mi amor y todo lo que poseo. Te prometo el primer bocado de mi carne y el primer sorbo de mi vino. A partir de este día solo tu nombre gritaré en la oscuridad de la noche, y por tus ojos sonreiré cada mañana; Yo seré un escudo para ti como tú eres el mío. No habrá entre nosotros ninguna palabra severa, ni ningún extraño oirá mi queja. Eres sangre de mi sangre y hueso de mi hueso. Te doy mi cuerpo para que podamos ser uno. Te doy mi espíritu para que podamos ser uno. Por encima de todo, te valoraré y te honraré, en esta vida y en la siguiente.
Ross Callum
—Ni me dejaron preparar el entierro. Cogieron a mi hijo y montaron con él un numerito patriótico. Les vino de perlas que se moriría. Para usarlo con intenciones políticas, ¿sabes? Como los usan a todos. Unos borregos, eso es lo que son. Unos ingenuos. Y Joxe Mari lo mismo. Les calientan la cabeza, les dan un arma y, hala, a matar. En casa nunca hemos hablado de política. A mí la política no me interesa. ¿Te interesa a ti? —Ni pizca. —Les meten malas ideas y, como son jóvenes, caen en la trampa. Luego se creen unos héroes porque llevan pistola. Y no se dan cuenta de que, a cambio de nada, porque al final no hay más premio que la cárcel o la tumba, han dejado el trabajo, la familia, los amigos. Lo han dejado todo para hacer lo que les mandan cuatro aprovechados. Y para romperles la vida a otras personas, dejando viudas y huérfanos por todas las esquinas.
Fernando Aramburu (Patria)
Ella siguió hablando, pero yo no la escuchaba ya. Sentí cómo después de decir, "nosotros también" quería estar en ese mismo instance con mi madre, teletransportarme, desaparecer - cualquier cosa -, pero estar junto a ella. Rebobinar ese verano como una cinta y volver al día en que vino - gorda y bajita - a recogerme en la escuela por su cumpleaños. Desodiarla y decirle que tenía unos ojos preciosos antes de que ella me lo preguntara.
Tatiana Țîbuleac (El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes)
Dos gruesos gerontes de las heladas tierras del norte sostienen sus cartas de vinos desde una de las atiborradas terrazas del Sinatra. Están inquietos porque piensan que, como comensales europeos, tienen derecho a decir lo que les dé la gana o bien a guardar silencio. Porque saben que todo lo que coman puede ser cargado en su cuenta y que tienen derecho a una sangría y a un plato de calamares, y que, de no poder pagarla, el hormiguero común pangeico de los soldados de Cristo puede proporcionarles una paella de oficio
Martín Zeke Ochoa (Pídele papeles a Santa Simpa)
Yo bebí un vino fuerte, como sólo el audaz bebe el placer.
Constantinos P. Cavafy
Se conocieron en un chat. Conversaciones, risas, complicidad, la protección que te brinda la pantalla y que da pie a decir ciertas cosas que no nos atreveríamos a soltar cara a cara, el resto del día pensando en encontrarse otra vez por el chat, la complicidad reciente, algunas fotos y finalmente una cita. Ya en la cita, los nervios de antes, el saludo extraño, la sonrisa algo forzada, el tic de él que ella observa con disgusto, los incómodos silencios que él salva con su ingenio, el físico de ella que no es como las fotos anunciaban, la conversación tirante que se va aflojando poco a poco, algunos temas comunes que los van haciendo sentir cómodos, el que supera todo el resto, ella cada vez más guapa, él cada vez más tierno, la tarde que termina en noche, el vino que también ayuda, la noche cada vez más larga y el deseo que toma el volante y un beso y muchos más y ¿en tu casa o en la mía? y la noche que sigue girando hacia ellos y el sudor y la cama desarmada y la misma pregunta en la cabeza de ambos, ¿me estoy enamorando?, y la misma respuesta en la cabeza de los dos dando título a este poema.
Marwán Abu-Tahoun Recio (Todos mis futuros son contigo)
La búsqueda de una vida más fácil trajo muchas privaciones, y no por última vez. En la actualidad nos ocurre a nosotros. ¿Cuántos jóvenes graduados universitarios han accedido a puestos de trabajo exigentes en empresas potentes, y se han comprometido solemnemente a trabajar duro para ganar dinero que les permita retirarse y dedicarse a sus intereses reales cuando lleguen a los treinta y cinco años? Pero cuando llegan a esa edad, tienen hipotecas elevadas, hijos que van a la escuela, casa en las urbanizaciones, dos coches como mínimo por familia y la sensación de que la vida no vale la pena vivirla sin vino realmente bueno y unas vacaciones caras en el extranjero. ¿Qué se supone que tienen que hacer, volver a excavar raíces? No, redoblan sus esfuerzos y siguen trabajando como esclavos.
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
¿Morirse será así, notar que algo se acerca y que no se puede evitar? Este pensamiento surge de la nada y le cae en la cabeza como una gota de vino en el agua, la mancha, oscura y expansiva, le colorea las ideas.
Maggie O'Farrell (Hamnet)
que le dejen pasar libremente, pues siempre es alabado más el hacer bien que mal. Y esto lo diera firmado de mi nombre si supiera firmar, y yo en este caso no he hablado de mío, sino que se me vino a la memoria un precepto, entre otros muchos que me dio mi amo don Quijote la noche antes que viniese a ser gobernador de esta ínsula, que fue que cuando la justicia estuviese en duda me decantase y acogiese a la misericordia, y ha querido Dios que ahora se me acordase, por venir en este caso como de molde.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha: Edición de Francisco Rico)
Si tuviera que resumir mi perfil diría que no sé no escribir. Que soy escritor y que todo cuanto hago tiene que ver con lo que escribo. He sacado un vino… inspirado en una novela mía. He hecho una marca de ropa… inspirada en otra. He dirigido el corto “Cuarenta Días de Mayo”, elongación de otra novela, y he editado bolsos como envoltorio para mis versos. Hago booktrailers, no solo como promo de mis libros sino como piezas audiovisuales que yo guionizo. Y es que escribir es eso, dar forma a las emociones, más allá de contar historias".
Mikel Alvira
Me vino muy bien verlos permanecer allí sentados y no acudir en mi ayuda, porque cuando terminé de gritar por segunda vez y el desollador consiguió entrar, comprendí que estaba totalmente sola y que tendría que apañármelas como pudiera, pues no le importaba a nadie más.
Naomi Novik (Una Educacion Mortal (Escolomancia, #1))
No hay liberación en un puñal o una enfermedad, ni puede haber obra tan magnífica como la que limpie la pizarra sucia del hombre. En tanto puede éste conservar su cuerpo, el vino o el amor lo drogan para dormir, y al despertar agradece al Señor tener aún cuerpo y su estupidez
W.B. Yeats
vino puro, Los santos, para condenarse, necesitaban un cuerpo. Y como en los cerdos de Asia, los demonios, Traicioneros de una dicha que compraron muy caro, Famélicos desmedidos e insaciables, Desde el fondo de su sueño llorando su delirio, Los muertos me asaltaron y habitaron mi carne.
Marguerite Yourcenar (Las caridades de Alcipo y otros poemas)
Extraño como un pato en el Manzanares, torpe como un suicida sin vocación, absurdo como un belga por soleares, vacío como una isla sin Robinson, oscuro como un túnel sin tren expreso, negro como los ángeles de Machín, febril como la carta de amor de un preso…, Así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Perdido como un quinto en día de permiso, como un santo sin paraíso, como el ojo del maniquí, huraño como un dandy con lamparones, como un barco sin polizones…, así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Más triste que un torero al otro lado del telón de acero. Así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Vencido como un viejo que pierde al tute, lascivo como el beso del coronel, furtivo como el Lute cuando era el Lute, inquieto como un párroco en un burdel, errante como un taxi por el desierto, quemado como el cielo de Chernovil, solo como un poeta en el aeropuerto…, así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Inútil como un sello por triplicado, como el semen de los ahorcados, como el libro del porvenir, violento como un niño sin cumpleaños, como el perfume del desengaño…, así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Más triste que un torero al otro lado del telón de acero. Así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Amargo como el vino del exiliado, como el domingo del jubilado, como una boda por lo civil, macabro como el vientre de los misiles, como un pájaro en un desfile…, así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Más triste que un torero al otro lado del telón de acero. Así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Joaquín Sabina
Quisiera recordar - dijo Ylla rompiendo el silencio y mirando a lo lejos, más allá de la figura de su marido, frío, erguido, de mirada amarilla. - ¿Qué quisieras recordar? - preguntó el señor K bebiendo un poco de vino. - Aquella canción - respondió Ylla -, aquella dulce y hermosa canción. Cerró los ojos y tarareó algo, pero no la canción. - La he olvidado y no se por qué. No quisiera olvidarla. Quisiera recordarla siempre. Movió las manos, como si el ritmo pudiera ayudarle a recordar la canción. Luego se recostó en su silla. - No puedo acordarme - dijo, y se echó a llorar. - ¿Por qué lloras? - le preguntó su marido. - No sé, no sé, no puedo contenerme. Estoy triste y no sé por qué. Lloro y no sé por qué. Lloraba con el rostro entre las manos; los hombros sacudidos por los sollozos. - Mañana te sentirás mejor - le dijo su marido. Ylla no lo miró. Miró únicamente el desierto vacío y las brillantísimas estrellas que aparecían ahora en el cielo negro, y a lo lejos se oyó el ruido creciente del viento y de las aguas frías que se agitaban en los largos canales. Cerró los ojos, estremeciéndose. - Sí - dijo -, mañana me sentiré mejor...
Ray Bradbury (The Martian Chronicles)
La fiel mujer nos traía vino y comida a la cama; también preparó una tinaja con agua caliente para que nos laváramos, costumbre peruana que ella me había enseñado. Como todo español de origen, Pedro creía que el baño es peligroso, produce debilitamiento de los pulmones y adelgaza la sangre, pero le aseguré que la gente del Perú se bañaba a diario y nadie tenía los pulmones blandos ni la sangre aguada.
Isabel Allende (Inés del alma mía)
Era una costumbre que te pertenecía, un detalle curioso, una anécdota que te caracterizaba. Sí. Junto a tu nombre se alzaba a modo de una pequeña leyenda tu afición por el té. Ni el vino, ni la cerveza, ni siquiera el pisco. Pero el té no consiguió disminuirte o ridiculizarte, sencillamente se inscribió como un hábito si no respetable, posible, una costumbre que todos aceptaban y que no obstaculizaba.
Diamela Eltit (Jamás el fuego nunca)
Mátenme al alba. Con cuchillos [ilegible] y con cuchillas oxidadas. Estaré en cuclillas esperando. Salva tu amor. No lo salves. Desafección y mierda violenta que aprendió a expresarse en nuestros días mediante fórmulas atroces como «hacer el amor» y «asumir la responsabilidad» y «negar el pasado» y «el hombre es lo que se hace». No hay más que la memoria, maravilla sin igual, horror sin semejanza. Hace mucho que me entregué a las sombras. Y no me contenta mi destino sombrío, mi destino asombrado. Me han asolado, me han agostado. Libérame de ti pues te amo y no estás. No me hables. No te apostes en mis rincones preferidos. Estás aquí. Me deliras. Me cortas las cintas de colores que me aliaban a las niñas que fui. Me abandonas loca furiosa, comiendo sombras furiosamente, girando convulsa con las manos espantadas, revolcándome en tu huida hasta los atroces orgasmos y gritos de bestia asesinada. Pero te amo. A ti te asumo, ante ti sin pasado ni relojes ni sonidos. Sucia y susurrante, leve, ingrávida, llena de sangre y de sustancias sexuales, húmeda, mojada, reventando de calor, de sangre que pide. Me dañas la columna vertebral, tantos días despeñada sobre tu cuerpo imaginado. Me dañas la cabeza que di contra las paredes porque no sabía qué hacer salvo esto: que debía golpearme y castigarme ya que tú no venías. Con tu sonrisa de paraíso exactamente situado en el tiempo y en el espacio. Con tus ojos que sonríen antes que tus labios. En tus ojos encuentro mi persona súbitamente reconstruida. En tus ojos se acumulan mis fragmentos que se unen apenas me miras. En tus ojos vivo una vida de aire puro, de respiración fiel. En tus ojos no necesito del conocimiento, no necesito del lenguaje. En tus ojos me siento y sonrío y hay una niña azul en el jardín de un castillo. Ahora que no estás me atrae la caída, la mierda, lo abyecto, lo denigrante. Salgo a la calle y siento la suciedad, la ruina. Entro en los bares más siniestros y tomo un vino como sangre coagulada, como menstruación, y me rodean brujas negras, perros sarnosos, viejos mutilados y jóvenes putos de ambos sexos. Yo bebo y me miro en el espejo lleno de mierda de moscas. Después no me veo más. Después hablo en no sé cuál idioma. Hablo con estos desechos que no me echan, ellos me aceptan, me incorporan, me reconocen. Recito poemas. Discuto cuestiones inverosímiles. Acaricio a los perros y me chupo las manos. Sonrío a los mutilados. Me dejo tocar, palpar, manos en mi cuerpo adolescente que tanto te gustaba por ser ceñido y firme y suave. («La lisura de tu vientre, tus caderas de efebo solar, tu cintura hecha a la medida de mis manos cerrándose, tus pechos de niña salvaje que los deja desnudos aun cuando llueve, tu sexo y tus gritos rítmicos, que deshacían la ciudad y me llevaban a una selva musical en donde todo confabulaba para que los cuerpos se reconozcan y se amen con sonidos de leves tambores incesantes. Esas noches en que hacíamos el amor debajo de las grandes palabras que perdían su sentido, porque no había más que nuestros cuerpos rítmicos y esenciales… Y ahora llueve y tengo náuseas y vomito casi todo el día y siempre que hay un olor espantoso en la calle, un olor a paquete olvidado, a muerto olvidado. Y tengo miedo. Eso quería decir: que no estás y tengo miedo.»)
Alejandra Pizarnik (Diarios)
Levanté los ojos al cielo, que se ponía de un color más suave y más azul con las primeras estrellas y me vino una impresión de belleza casi mística. Como un deseo de morirme allí, a un lado, mirando hacia arriba, debajo de la gran dulzura de la noche que empezaba a llegar. Y me dolió el pecho de hambre y de deseos inconfesables al respirar. Era como si estuviese oliendo un aroma de muerte y me pareciera bueno por primera vez,
Carmen Laforet (Nada)
Aquellos autorreconocidos revolucionarios se limpiaban el culo con el papel noruego más caro del mercado, se hacían traer el vino de una bodega específica y muy exclusiva de La Rioja, el aceite de oliva de Jaén y solo comían en casa el jamón de bellota Isidro González Revilla, uno de los más caros de la península, sin mencionar detalles tan simples como que La Rioja, Jaén y Salamanca, por no incluir Oslo, no eran territorios catalanes.
Leonardo Padura (Como polvo en el viento (Andanzas) (Spanish Edition))
No morirá la flor de la palabra. Podrá morir el rostro oculto de quien la nombra hoy, pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la tierra ya no podrá ser arrancada por la soberbia del poder. Nosotros nacimos de la noche. En ella vivimos. Moriremos en ella. Pero la luz será mañana para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se niega el día, para quienes es regalo la muerte, para quienes está prohibida la vida. Para todos la luz. Para todos todo. Para nosotros el dolor y la angustia, para nosotros la alegre rebeldía, para nosotros el futuro negado, para nosotros la dignidad insurrecta. Para nosotros nada. Nuestra lucha es por hacernos escuchar, y el mal gobierno grita soberbia y tapa con cañones sus oídos. Nuestra lucha es por el hambre, y el mal gobierno regala plomo y papel a los estómagos de nuestros hijos. Nuestra lucha es por un techo digno, y el mal gobierno destruye nuestra casa y nuestra historia. Nuestra lucha es por el saber, y el mal gobierno reparte ignorancia y desprecio. Nuestra lucha es por la tierra, y el mal gobierno ofrece cementerios. Nuestra lucha es por un trabajo justo y digno, y el mal gobierno compra y vende cuerpos y vergenzas. Nuestra lucha es por la vida, y el mal gobierno oferta muerte como futuro. Nuestra lucha es por el respeto a nuestro derecho a gobernar y gobernarnos, y el mal gobierno impone a los más la ley de los menos. Nuestra lucha es por la libertad para el pensamiento y el caminar, y el mal gobierno pone cárceles y tumbas. Nuestra lucha es por la justicia, y el mal gobierno se llena de criminales y asesinos. Nuestra lucha es por la historia, y el mal gobierno propone olvido. Nuestra lucha es por la Patria, y el mal gobierno sueña con la bandera y la lengua extranjeras. Nuestra lucha es por la paz, y el mal gobierno anuncia guerra y destrucción... (Cuarta Declaración de la Selva Lacandona)
Subcomandante Marcos
Cuando mañana comience sin mí Y no esté ahí para ver, Si el sol fuera a salir y encontrara tus ojos Llenos de lágrimas por mí; Deseo tanto que no llores De la manera que lo hiciste hoy, Mientras pensabas en las muchas cosas, Que no llegamos a decir. Sé lo mucho que me amas, Tanto como te amo a ti, Y cada vez que pienses en mí, Sé que también me extrañarás; Pero cuando mañana comience sin mí, Por favor trata de comprender, Que un ángel vino y dijo mi nombre, Y me tomó de la mano, Y me dijo que mi lugar estaba listo, En el cielo allá arriba Y que tendría que dejar atrás A todos los que tanto amaba. Pero mientras daba la vuelta para marcharme, Derramé una lágrima Porque toda la vida, siempre creí, Que no quería morir. Tenía tanto por lo que vivir, Tanto aún por hacer, Parecía casi imposible, Que te estuviera dejando a ti. Pensé en todos los ayeres, Los buenos y los malos, El pensamiento de todo el amor que compartimos, Y todo lo que nos divertimos. Si pudiera revivir el ayer Aunque fuera por un rato, Te diría adiós y te besaría Y quizá te vería sonreír. Pero entonces comprendí en su totalidad Que esto nunca podría ser, Porque el vacío y los recuerdos, Tomarían mi lugar. Y cuando pensé en cosas terrenales Que mañana podría extrañar, Pensé en ti, y cuando lo hice Mi corazón se llenó de pena. Pero al cruzar las puertas del cielo Me sentí tan en casa Cuando Dios me miró y me sonrió, Desde Su gran trono dorado, Dijo: “Esta es la eternidad
Eben Alexander (La prueba del cielo)
La vez primera nos le volvieron atravesado sobre un jumento, molido a palos. La segunda vino en un carro de bueyes, metido y encerrado en una jaula, adonde él se daba a entender que estaba encantado; y venía tal el triste, que no le conociera la madre que le parió: flaco, amarillo, los ojos hundidos en los últimos camaranchones del celebro, que, para haberle de volver algún tanto en sí, gasté más de seiscientos huevos, como lo sabe Dios y todo el mundo, y mis gallinas, que no me dejaran mentir.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha)
Cuando la bola espejada se me cayó en mi cabeza no sentí ningún dolor. Vi las caras de todos desfigurarse alrededor y la flor que tenía en el pelo tirada en el piso, abierta en una decena de pétalos. Las piernas dejaron de sostenerme. Desde el suelo vi rebotar la bola de espejos y sentí en ese instante cómo todos mis pensamientos se rompían en millones de partes. Lo que vino después fue una oscuridad fresca sin pensamientos, que me arrastró como una ola que retrocede, que vuelve al fondo del océano.
Carla Maliandi (La estirpe)
Oh Dios, el tiempo corre, volando como un pájaro asustado. El pájaro del tiempo está volando y tiene poco camino para revolotear. El vino de la vida se está yendo gota a gota, y las hojas de la vida están cayendo una a una. Pronto, ante el Inefable todo hombre debe aparecer para rendir cuentas por los hechos realizados en el cuerpo. Oh, Padre, mantén en nosotros un sentido de santidad para que no podamos pecar y justificarlo, sino que el arrepentimiento sea profundo en nuestras vidas. Te lo pedimos en el nombre de Cristo. Amén.
A.W. Tozer (Los atributos de Dios - vol. 1 (Incluye guía de estudio): Un viaje al corazón del Padre | Descubre quién es Dios y cómo te transforma conocerlo. (Spanish Edition))
–Cuando la veo –dije–, no sé lo que es. Es como si no hubiese visto nada igual en mi vida. Es como si estuviera llena, como un vaso cuando está lleno de vino. Veo los números de los otros artistas y no me dicen nada..., son como polvo. Luego ella entra en escena y... es tan bonita, y tiene un traje tan bonito y una voz tan dulce... Me entran ganas de sonreír y de llorar al mismo tiempo. Me duele aquí. –Coloqué una mano en mi pecho, encima del esternón–. No he visto nunca una chica igual. No sabía que hubiese chicas como ella...
Sarah Waters (El lustre de la perla)
En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dió loco en el mundo, y fué que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra, como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras, y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros, donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
Noche de verano, mar apacible, silencio infinito sobre el bosque y el mar; seres y cosas parecen dormir o meditar más bien, ninguna voz, ningún grito, ningún paso turba la quietud; sólo mi corazón golpea con jubiloso ritmo, cual si hubiese bebido un vino generoso. Algunos insectos penetran por la ventana, atraídos por la luz y el aroma del asado, y su bordoneo torpe va tan pronto a las vigas del techo como a mi calabaza de pólvora, llenándome los oídos y comunicándome su temblor. Son menudos, ágiles, bulliciosos; parecen pensamientos escapados de una cabeza loca.
Knut Hamsun
Soy de la generación de la bicicleta sin casco. De la pichanga en la calle. De los soldaditos y las cañerías de plomo. De irse al colegio colgando en la micro. De los remedios sin receta. De las cajas de juguetes escritos en chino. De los asados con prietas, chunchules, longanizas y mollejas. De los que se toman un pisco sour antes del almuerzo, un par de copas de vino como acompañamiento de las comidas y uno o dos bajativos. De los que viajaba en aviones con espacio para fumadores. De los que creció con el Superocho, la Fruna, los sandwichs de Turín y el algodón de azúcar a la salida del colegio... Y aquí estoy, vivito y coleando como la mayoría de mis amigos.
Jaime Atria Rosselot (Jubilé (Spanish Edition))
Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. 11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. 12 Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, 13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. 14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
Me senté en el sofá a la manera árabe, y luego ella vino a sentarse de la misma manera delante de mí. Le solté el pelo, como había hecho tantas otras veces, y ella me dio un peine y yo empecé a peinarle los cabellos color caoba despacio de la frente a los hombros; luego le hice una trenza y até los extremos con un cordel que me dio, y le desabroché la ropa y le quité la chaqueta, y luego la blusa y todo lo demás, y se sentó ante mí, desnuda y muy hermosa con la cabeza ladeada. Le dije "te amo" muchas veces, y la besé, y le susurré amor y ternura y recuerdos al oído. Al final se volvió y me acercó su boca y fuimos un solo ser. Dos cuerpos y dos cerebros y dos vidas sujetas la una a la otra, y nada más tenía importancia. Ser amadas y poseer a la persona a quien se ama es la razón por la que nacimos.
Waguih Ghali (Beer in the Snooker Club (Twentieth Century Lives))
En la actualidad nos ocurre a nosotros. ¿Cuántos jóvenes graduados universitarios han accedido a puestos de trabajo exigentes en empresas potentes, y se han comprometido solemnemente a trabajar duro para ganar dinero que les permita retirarse y dedicarse a sus intereses reales cuando lleguen a los treinta y cinco años? Pero cuando llegan a esa edad, tienen hipotecas elevadas, hijos que van a la escuela, casa en las urbanizaciones, dos coches como mínimo por familia y la sensación de que la vida no vale la pena vivirla sin vino realmente bueno y unas vacaciones caras en el extranjero. ¿Qué se supone que tienen que hacer, volver a excavar raíces? No, redoblan sus esfuerzos y siguen trabajando como esclavos. Una de las pocas leyes rigurosas de la historia es que los lujos tienden a convertirse en necesidades y a generar nuevas obligaciones.
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
Entonces, ¿qué es lo que puede escoltamos? Sólo una cosa, la filosofía. Esto es vigilar que el espíritu divino interior esté sin vejación, sin daño, más fuerte que los placeres y los sufrimientos, que no haga nada al azar ni con mentira o fingimiento, que no tenga necesidad de que otro haga o deje de hacer algo. Y además que acepte lo que ocurre y lo que se le ha asignado como algo que viene de allí de donde él vino. Por encima de todo, aguardar la muerte con el pensamiento favorable de que no es otra cosa sino disgregación de los elementos de los que está compuesto cada ser vivo. Si precisamente para los elementos en sí no hay nada terrible en que cada uno se transforme sin interrupción en otro, ¿por qué uno ve con malos ojos la transformación y disgregación de todos? En efecto, se produce según la naturaleza y nada es malo si es según la naturaleza.
Marcus Aurelius (Meditaciones)
La última vez que vi al Hombre de las Cetonias fue un atardecer, estando yo sentado en un altillo que dominaba el camino. Venía evidentemente de alguna fiesta y había tragado cantidad de vino, pues hacía eses de lado a lado del camino, tocando con la flauta una tonada melancólica. Grité un saludo, y sin volverse me hizo una seña estrafalaria. Al doblar el recodo se silueteó un instante sobre el pálido color lavanda de la tarde. Vi su sombrero andrajoso con las plumas al viento, los abultados bolsillos de su abrigo, las jaulas de mimbre llenas de soñolientas palomas a su espalda, y sobre la cabeza, dando vueltas y más vueltas a lo tonto, los puntitos minúsculos de las cetonias. Torció entonces la esquina y no quedó sino el cielo pálido con una luna nueva suspendida como una pluma de plata y el blando gorjeo de su flauta perdiéndose en el crepúsculo lejano.
Gerald Durrell (My Family and Other Animals (Corfu Trilogy, #1))
La búsqueda de una vida más fácil trajo muchas privaciones, y no por última vez. En la actualidad nos ocurre a nosotros. ¿Cuántos jóvenes graduados universitarios han accedido a puestos de trabajo exigentes en empresas potentes, y se han comprometido solemnemente a trabajar duro para ganar dinero que les permita retirarse y dedicarse a sus intereses reales cuando lleguen a los treinta y cinco años? Pero cuando llegan a esa edad, tienen hipotecas elevadas, hijos que van a la escuela, casa en las urbanizaciones, dos coches como mínimo por familia y la sensación de que la vida no vale la pena vivirla sin vino realmente bueno y unas vacaciones caras en el extranjero. ¿Qué se supone que tienen que hacer, volver a excavar raíces? No, redoblan sus esfuerzos y siguen trabajando como esclavos. Una de las pocas leyes rigurosas de la historia es que los lujos tienden a convertirse en necesidades y a generar nuevas obligaciones. Una
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
¿Pero cómo va ese hombre a unirse a Dios? ¿Cómo es posible para nosotros ser absorbidos en la vida tri-Personal? En nuestro estado natural no somos hijos de Dios: sólo somos (por así decirlo) estatuas. No poseemos Zoe o vida espiritual: sólo poseemos Bios o vida biológica que a su tiempo se agotará y morirá. Pues bien, todo lo que ofrece el cristianismo es esto: que podemos, si dejamos que Dios se salga con la Suya, llegar a compartir la vida de Cristo. Si lo hacemos, estaremos compartiendo una vida que fue engendrada, no creada, que siempre ha existido y que siempre existirá. Cristo es el Hijo de Dios. Si compartimos esta clase de vida nosotros también seremos hijos de Dios. Amaremos al Padre como Él le ama y el Espíritu Santo se despertará en nosotros. El vino a este mundo y se hizo hombre para difundir a otros hombres la clase de vida que Él tiene, a través de lo que yo llamo una «buena infección». Cada cristiano debe convertirse en un pequeño Cristo.
C.S. Lewis (Mere Christianity)
Antonieta y Luis XVI representan, en todas sus facultades y cualidades, una antítesis de manual. Él pesado, ella ligera, él torpe, ella flexible, él congestivo, ella burbujeante, él obtuso, ella llameante. Y yendo más a lo intelectual: él indeciso, ella decidida con demasiada rapidez, él de lenta reflexión, ella espontánea en el sí y el no, él mojigato y estrictamente creyente, ella dichosamente enamorada del mundo, él humilde y modesto, ella coqueta y segura de sí, él puntilloso, ella distraída, él ahorrador, ella derrochadora, él excesivamente serio, ella desmedidamente juguetona, él fondo de pesada marea, ella espuma y baile de las olas. Como mejor se siente él es solo, ella en ruidosa compañía; él gusta de comer mucho y beber vino espeso, con placer obtuso y animal, ella nunca toca el vino, come poco y con presteza. El elemento de él es el sueño, el de ella la danza, su mundo el día, el de ella la noche. Así van las agujas de los relojes de su vida, constantemente enfrentadas como el sol y la luna.
Stefan Zweig (María Antonieta)
La respuesta le vino tras cinco largos días de deambular por las calles del Lower East Side, justo cuando estaba a punto de abandonar toda esperanza. Estaba sentado sobre una caja volcada, comiendo a deshora el almuerzo que le había preparado Regina, cuando se le ocurrió: ropa. Por todas partes a su alrededor se estaban abriendo tiendas: trajes, vestidos, monos de trabajo, camisas, faldas, blusas, pantalones, todas ellas prendas hechas y listas para vestir. Viniendo de un mundo donde la ropa se cosía a mano en casa o bien se encargaba a un sastre, esto era una revelación. Lo que más me maravilló no fue la mera cantidad de prendas, aunque esto fuera un milagro en sí mismo —escribiría Borgenicht años más tarde, ya consagrado como próspero fabricante de ropa para mujeres y niños—, sino el hecho que en América hasta los pobres podían ahorrarse la tediosa y laboriosa tarea de hacerse la ropa simplemente entrando en una tienda y saliendo con aquello que necesitaran. Ahí había un sector que prometía, casi emocionaba. Borgenicht
Malcolm Gladwell (Fuera de serie: Por qué unas personas tienen éxito y otras no)
Si alguien les pregunta por él, díganle que quizá no vuelva nunca o que si regresa acaso ya nadie reconozca su rostro; díganle también que no dejó razones para nadie, que tenía un mensaje secreto, algo importante que decirles pero que lo ha olvidado. Díganle que ahora está cayendo, de otro modo y en otra parte del mundo, díganle que todavía no es feliz, si esto hace feliz a alguno de ellos; díganle también que se fue con el corazón vacío y seco y díganle que eso no importa ni siquiera para la lástima o el perdón y que ni él mismo sufre por eso, que ya no cree en nada ni en nadie y mucho menos en él mismo, que tantas cosas que vio apagaron su mirada y ahora, ciego, necesita del tacto, díganle que alguna vez tuvo un leve rescoldo de fe en Dios, en un día de sol, díganle que hubo palabras que le hicieron creer en el amor y luego supo que el amor dura lo que dura una palabra. Díganle que como un globo de aire perforado a tiros, su alma fue cayendo hasta el infierno que lo vive y que ni siquiera está desesperado y díganle que a veces piensa que esa calma inexorable es su castigo; díganle que ignora cuál es su pecado y que la culpa que lo arrastra por el mundo la considera apenas otro dato del problema y díganle que en ciertas noches de insomnio y aun en otras en que cree haberlo soñado, teme que acaso la culpa sea la única parte de sí mismo que le queda y díganle que en ciertas mañanas llenas de luz y en medio de tardes de piadosa lujuria y también borracho de vino en noches de lluvia siente cierta alegría pueril por su inocencia y díganle que en esas ocasiones dichosas habla a solas. Díganle que si alguna vez regresa, volverá con dos cerezas en sus ojos y una planta de moras sembrada en su estómago y una serpiente enroscada en su cuello y tampoco esperará nada de nadie y se ganará la vida honradamente, de adivino, leyendo las cartas y celebrando extrañas ceremonias en las que no creerá y díganle que se llevó consigo algunas supersticiones, tres fetiches, ciertas complicidades mal entendidas y el recuerdo de dos o tres rostros que siempre vuelven a él en la oscuridad y nada.
Darío Jaramillo Agudelo
A finales de 1968 un golpe militar derrocó al presidente Belaúnde Terry. El general Velasco Alvarado encabezó el nuevo gobierno, que se declaró abiertamente marxista. Parecía que el comunismo se empeñaba en seguirme allí donde yo fuese. Yo conocía de memoria la receta del nuevo gobierno, siempre era la misma. Cuando Velasco anunció un proceso de cambios revolucionarios se me erizó la piel. En pocos meses el Perú dejó de ser un país apacible, el miedo y las persecuciones políticas se pusieron a la orden del día. Las multinacionales y las inversiones desaparecieron por temor a la confiscación. MFK empezó a perder gran parte de los contratos de mantenimiento porque las compañías cerraban o reducían gastos. La maquinaria no se vendía y las restricciones en la posesión de dólares hacían imposibles las importaciones. Los recambios no llegaban, las reparaciones no se podían realizar, los puestos de trabajo desaparecían, la productividad se vino abajo y la pobreza se extendió por el país como una mancha de aceite. Se puso en marcha una reforma agraria que a los dos años dejó los mercados vacíos y el país al borde del hambre. La misma receta de siempre y los mismos resultados.
Blanca Miosi (La búsqueda: El niño que se enfrentó a los nazis)
Hacía ya mucho que no pasaba por aquí don Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos y he pensado que merecía una nueva entrada, así que he hecho por buscarla y, tratándose de Quevedo, la verdad es que no hay que escarbar mucho para toparse con ella. Por supuesto, bien podría ser una leyenda, pero sin duda es una gran historia hecha al pelo de Quevedo. Al parece iba el escritor caminando en compañía de otro cuando vieron que se acercaba de frente a ellos un hombre montando en un asno que se mostraba algo perjudicado por el alcohol. Venía de una romería y el hombre había bebido, lo que le llevaba a bailar de un lado al otro del animal rozando a cada momento la caída. ¿Qué os parece este mamarracho? preguntó Quevedo a su acompañante. Que viene como conviene a los que vienen de la romería; le contestaron y entonces el escritor lució su categoría sacándose una coplilla del ingenio al momento: Ese pollino que viene montado en otro pollino no viene como conviene que viene como con vino. Quédense con la copla porque lamentablemente en más de una ocasión podrán recordar a Quevedo y decirle a alguien eso de que no viene como conviene sino que viene como con vino.
Francisco de Quevedo
Estas cosas son fáciles de decir, pues las palabras no sienten vergüenza y nunca se sorprenden (14) Imágenes del pasado remoto se agolpan en mi cabeza, y la mitad de las veces soy incapaz de distinguir si son recuerdos o invenciones. Tampoco es que haya mucha diferencia, si es que hay alguna (14) Hay quien afirma, que sin darnos cuenta, nos lo vamos inventando todo, adornándolo y embelleciéndolo, y me inclino a creerlo, pues Madame Memoria es una gran y sutil fingidora (14) Me la debo de estar inventando (14) En mi opinión, los nombres de las mujeres casadas nunca suenan bien. ¿Es porque todas se casan con los nombres equivocados, o, en cualquier caso, con los apellidos equivocados? (17) …y en mi oído resonaban los tins y los plofs de sus tripas en su incesante labor de transubstanciación (18) Ahora me pregunto si ella también estaba enamorada de mí, y esas muestras de gracioso desdén eran una manera de ocultarlo ¿O todo esto no es más que vanidad por mi parte? (25) …y al presenciar todas aquellas cosas sentí el dolor dulce y agudo de la nostalgia, sin objeto pero definida, como el dolor fantasma de un miembro amputado (27) …permanecimos echados boca arriba durante mucho tiempo, como si practicáramos para ser los cadáveres que seríamos algún día (34) …y yo me quedé en medio de la sala, sin ser gran cosa, a duras penas yo mismo. Había momentos como ése, en los que uno estaba en punto muerto, por así decir, sin preocuparse de nada, a menudo sin fijarse en nada, a menudo sin ser realmente en ningún sentido vital (42) El Tiempo y la Memoria son una quisquillosa empresa de decoradores de interiores, siempre cambiando los muebles y rediseñando y reasignando habitaciones (43) En lugar de los tonos de color rosa y melocotón que había esperado –Rubens es en gran parte responsable de ello-, su cuerpo, de manera desconcertante, mostraba una variedad de tonos apagados que iban del blanco magnesio al plata y al estaño, un matiz mate de amarillo, ocre pálido, e incluso una especie de verde en algunos lugares y, en los recovecos, una sombra de malva musgoso (45) ¿Era eso estar enamorado, me pregunté, ese repentino y plañidero viento que te atravesaba el corazón? (62) …no estaba acostumbrado todavía al abismo que se abre entre la comisión de un hecho y el recuerdo de lo cometido (65) …la noche del último día ella ya me había dejado para siempre (75) No todo significa algo (100) Cómo anhelábamos en aquellos años, pasar aunque sólo fuera un día normal, un día en el que pudiéramos levantarnos por la mañana y desayunar sin preocuparnos por nada, leernos fragmentos del periódico el uno al otro y planear hacer cosas, y luego dar un paseo, y contemplar las vistas con una mirada inocente, y luego compartir un vaso de vino y por la noche irnos juntos a la cama (102) Debe de ser difícil acostumbrarse a que no haya nada que hacer (107) A lo largo de los años, los vagabundos, los auténticos vagabundos, han disminuido constantemente en calidad y cantidad (107) Qué frágil resulta este absurdo oficio en el que me he pasado la vida fingiendo ser otras personas, y sobre todo fingiendo no ser yo mismo (119) …tan sólo vulgarmente humana (123) El quinto de los seis cigarrillos que según ella son su ración diaria (143) …participar en una película es algo extraño, y al mismo tiempo no lo es en absoluto; se trata de una intensificación, una diversificación de lo conocido, una concentración en el yo ramificado; y todo eso es interesante, y confuso, y emocionante y perturbador (143) El hecho es que me echó a perder a otras (157) Era, como ya he dicho, todo un género en sí misma (158) Los cisnes, con su belleza estrafalaria y sucia, siempre me dan la impresión de mantener una fachada de indiferencia tras la cual realmente viven una tortura de timidez y duda (173)
John Banville
Leonardo era un maestro de los gestos, pero también sabía hacerlos enigmáticos, de modo que el espectador participara en la obra. ¿Baja la mano como diciendo: «Lo sabía»? ¿Señala con el pulgar a Judas? Ahora detengámonos en Mateo. Con las palmas de las manos vueltas hacia arriba, ¿apunta a Jesús o a Judas? El espectador no tiene por qué avergonzarse por su confusión; a su manera, Mateo y Tadeo también lo están sobre lo que acaba de ocurrir, intentan aclararse y acuden a Simón el Zelote en busca de respuesta. Jesús tiende la mano derecha hacia un vaso de vidrio lleno una tercera parte de vino tinto. En un detalle deslumbrante, se le ve el meñique a través del vaso, más allá del cual hay un plato y un pedazo de pan. La mano izquierda de Jesús, con la palma hacia arriba, se alarga hacia otro pedazo de pan, al que contempla bajando la mirada. La perspectiva y la composición de la pintura, en especial vista desde la puerta que los monjes usaban para acceder al refectorio, guían la mirada del espectador en la misma dirección que los ojos de Jesús, descendiendo por su brazo izquierdo hasta el pedazo de pan. Ese gesto y esa mirada crean el segundo momento destacado en el relato pictórico: el de la institución de la eucaristía. En el Evangelio según san Mateo, esta ocurre en el momento posterior al anuncio de la traición: «Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: “Tomad, comed, este es mi cuerpo”. Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: “Bebed de ella todos, porque esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados”». Este pasaje del relato parte de Jesús para abarcar tanto la reacción a su revelación de que Judas lo traicionaría como la institución del santísimo sacramento.[11]
Walter Isaacson (Leonardo da Vinci: La biografía)
Control de la mente. Vaya estupidez. Lo cierto era que todo el mundo tenía la mente controlada, y todo el mundo se congratulaba por ello. Los controladores de mente más poderosos del mundo eran los padres, y eran ellos los que causaban más daños. Los teóricos solían olvidar que nadie nacía convencional, neurótico o con prejuicios; estas cualidades requerían ayuda ajena. Naturalmente, los padres no tenían intención de causar daño a sus hijos; se limitaban a inculcarles actitudes que consideraban importantes y útiles para ellos. Los niños recién nacidos eran pequeños computadores en espera de ser programados. Podían aprender todo cuanto les fuera enseñado, desde mala ortografía a actitudes equivocadas. Como los computadores, no sabían discriminar; carecían de elementos para diferenciar las ideas buenas de las malas. La analogía era absolutamente exacta: mucha gente había comentado el infantilismo y la fidelidad literal de los computadores. Por ejemplo, si se ordenaba a un computador <>, el computadores respondería inmediatamente que no podía ponerse los calcetines por encima de los zapatos. Toda la programación importante había terminado a la edad de siete años. Las actitudes raciales, sexuales, éticas, religiosas, nacionales. El giróscopo estaba en marcha, y los niños ya podían empezar su progreso por los cauces señalados de antemano. Control de la mente. ¿Cómo llamar a algo tan sencillo como los convencionalismos sociales? ¿Estrecharse mutuamente las manos al saludarse? ¿No dar nunca la espalda en un ascensor? ¿Servir la comida por la izquierda? ¿Colocar la copa de vino a la derecha? Cientos de pequeños convencionalismos que la gente necesitaba para estereotipar las relaciones sociales; la supresión de una sola de ellas acarrearía una ansiedad insoportable. Las personas necesitaban el control de la mente. Les gustaba sujetarse a él. Sin él se sentían irremediablemente perdidas. Pero si un pequeño grupo de gente intentaba resolver el mayor problema del mundo en la actualidad –la violencia incontrolada-, de todas partes llegaban las exclamaciones: control de la mente, ¡control de la mente! ¿Qué era mejor, control o caos?
Michael Crichton (The Terminal Man)
Control de la mente. Vaya estupidez. Lo cierto era que todo el mundo tenía la mente controlada, y todo el mundo se congratulaba por ello. Los controladores de mente más poderosos del mundo eran los padres, y eran ellos los que causaban más daños. Los teóricos solían olvidar que nadie nacía convencional, neurótico o con prejuicios; estas cualidades requerían ayuda ajena. Naturalmente, los padres no tenían intención de causar daño a sus hijos; se limitaban a inculcarles actitudes que consideraban importantes y útiles para ellos. Los niños recién nacidos eran pequeños computadores en espera de ser programados. Podían aprender todo cuanto les fuera enseñado, desde mala ortografía a actitudes equivocadas. Como los computadores, no sabían discriminar; carecían de elementos para diferenciar las ideas buenas de las malas. La analogía era absolutamente exacta: mucha gente había comentado el infantilismo y la fidelidad literal de los computadores. Por ejemplo, si se ordenaba a un computador "Ponte los zapatos y los calcetines", el computadores respondería inmediatamente que no podía ponerse los calcetines por encima de los zapatos. Toda la programación importante había terminado a la edad de siete años. Las actitudes raciales, sexuales, éticas, religiosas, nacionales. El giróscopo estaba en marcha, y los niños ya podían empezar su progreso por los cauces señalados de antemano. Control de la mente. ¿Cómo llamar a algo tan sencillo como los convencionalismos sociales? ¿Estrecharse mutuamente las manos al saludarse? ¿No dar nunca la espalda en un ascensor? ¿Servir la comida por la izquierda? ¿Colocar la copa de vino a la derecha? Cientos de pequeños convencionalismos que la gente necesitaba para estereotipar las relaciones sociales; la supresión de una sola de ellas acarrearía una ansiedad insoportable. Las personas necesitaban el control de la mente. Les gustaba sujetarse a él. Sin él se sentían irremediablemente perdidas. Pero si un pequeño grupo de gente intentaba resolver el mayor problema del mundo en la actualidad –la violencia incontrolada-, de todas partes llegaban las exclamaciones: control de la mente, ¡control de la mente! ¿Qué era mejor, control o caos?
Michael Crichton (The Terminal Man)
1. Piensa en un lugar que ya conoces muy bien. Te recomiendo que utilices una ruta al interior de tu propia casa. 2. Ahora identifica ubicaciones especificas a lo largo de la ruta. Para nuestro primer ejercicio necesitaremos 10 ubicaciones y una ruta lógica para caminar por ellas. Ten en cuenta que debes tomar siempre la misma ruta, de lo contrario probablemente sólo conseguirás un bloqueo mental cuando quieras recordar. Por ejemplo, piensa en tu casa y en la ruta que sigues desde la puerta de acceso hasta llegar a tu habitación, e identifica 10 objetos o ubicaciones en esa ruta. Practiquemos. Memoriza una lista de compras Aquí tienes una lista de compras sencilla para recordar: Tomates Té Bombilla Leche Huevos Vino Jabón Tijeras Pasta dental Helado Trata de memorizar esta lista colocando cada elemento en una de las ubicaciones de tu ruta mental. Este es un ejemplo sobre la colocación de los artículos en tu ruta mental: 1. Tomates Al visualizar la puerta de tu casa, imagina a alguien lanzando tomates en ella. Necesitas crear imágenes vívidas, así que no sólo visualices una imagen, sino que trata de usar todos tus sentidos. Puedes incluso imaginar que algo del jugo se ha salpicado en tu ropa. 2. Té A medida que entras en tu casa, imagina que accidentalmente has derramado té en el sillón. 3. Bombilla Imagina una bombilla enorme en una lámpara que cuelga sobre el sillón. Las imágenes más absurdas son más fáciles de recordar. 4. Leche Imagina una gorda vaca lechera obstaculizando el pasillo que conduce a tu habitación. 5. Huevos Imagina que entras en tu habitación y ves tu cama totalmente cubierta por huevos, como si fuera un nido gigante. 6. Vino Imagina que entras al baño, y de la ducha cae vino tibio. Trata de sentir el fuerte olor o el sabor del mismo. 7. Jabón Imagina una enorme barra de jabón en el lavamanos del baño. 8. Tijeras Imagina unas tijeras gigantes que se usaron para hacer picadillos las toallas del baño y aún flotan en el aire trozos de tela. 9. Pasta de dientes Imagina que abres el inodoro, y ves que alguien ha apretado varios tubos de dentífrico en su inodoro. 10. Helado Imagina que miras la bañera, y está llena de helado. Siente el frío y el olor del helado que contrasta con el vino tibio que cae de la ducha. Una vez que hayas terminado de colocar todos los artículos de tu lista alrededor de la casa, simplemente empieza de nuevo el recorrido desde la puerta principal. Verás instantáneamente tomates en la puerta, té en el sillón y así sucesivamente. Ten en cuenta que cuanto más inusuales sean las imágenes, más fácil será recordarlas. Después de familiarizarte con el sistema, puedes construir palacios mucho más grandes y más poderosos, como una calle de tu vecindario, tu escuela, tu lugar de trabajo, o incluso un centro comercial.
Steve Allen (Aprende como Einstein: Las mejores técnicas de aprendizaje acelerado y lectura efectiva para pensar como un genio)
Así pues, hombre, quienquiera que seas, mira ese último fin que es tu muerte y el polvo que se adueña de todo hombre que haya nacido de mujer pues así como salió desnudo del vientre de su madre también desnudo volverá a marcharse como vino.
Antonio Machado (50 Obras Maestras que debes leer antes de morir: Vol.1 (Bauer Classics) (Los Más Vendidos en Español) (Spanish Edition))
En el año 1895 tuve el privilegio, como joven oficial, de ser invitado a un lunch con sir William Harcourt. En el curso de una conversación en la que tomé parte, pregunté, temo que no con mucha modestia: «¿Qué sucederá?». El viejo estadista victoriano replicó: «Mi querido Winston, las experiencias de mi larga vida me han convencido de que nunca sucede nada». Desde aquel momento, tal como me parece a mí, nada ha dejado de ocurrir. El aumento por doquier de grandes antagonismos vino acompañado por la agravación progresiva de la contienda política del país. La magnitud que han adquirido por sí mismos los acontecimientos ha empequeñecido los episodios de la época victoriana: sus pequeñas guerras entre grandes naciones, sus disputas de buena fe sobre asuntos superficiales, el alto y agudo intelecto de sus personajes, los límites de acción sobrios, frugales y estrechos, todo esto pertenece a un período desaparecido. Los ríos suaves por los que navegábamos, con sus pequeños remolinos y ondas, parecen inconcebiblemente remotos de la catarata a que hemos sido arrastrados y de las corrientes en cuya turbulencia estamos ahora luchando. Yo cifro el comienzo de estos tiempos violentos en nuestro país desde la incursión de Jameson, en el año 1896. Este fue el heraldo, si no el progenitor, de la guerra sudafricana. De la guerra sudafricana nacieron la elección caqui, el movimiento proteccionista, la campaña sobre la mano de obra china y la consiguiente reacción liberal y su triunfo del 1906. A partir de aquí, se produjeron las violentas incursiones de la Cámara de los Lores sobre el Gobierno popular, que, hacia fines del 1908, había reducido la inmensa mayoría liberal a una virtual impotencia, de cuya condición fue rescatada por la Ley de Presupuestos de Lloyd George en 1909. A su vez, esta medida fue, por ambas partes, la causa de aun mayores provocaciones, y su rechazo por la Cámara de los Lores fue un ultraje constitucional y un desatino político sin parangón. Ello condujo directamente a las elecciones generales de 1910, a la ley o estatuto parlamentario y a la lucha de Irlanda, en la que nuestro país estuvo en el umbral de la guerra civil. De este modo se produjo una sucesión de acciones de partido que continuaron, sin interrupción, cerca de veinte años: cada injuria era devuelta con creces, cada oscilación era más violenta, cada peligro más grave, hasta parecer que tendría que suplicarse la intervención del sable para enfriar la sangre y calmar las pasiones exaltadas.
Winston S. Churchill (La crisis mundial. Su historia definitiva de la Primera Guerra mundial 1911-1918)
4. Este apacible empleo de diversas drogas no significa que los griegos ignoren un «problema de toxicomanía», como hoy decimos. Lo que les diferencia a ellos de nosotros es que la peligrosidad social e individual de las drogas se concentró en el vino. Símbolo de Dioniso, un dios-planta que suspende las fronteras de la identidad personal y llama a periódicas orgías, el vino irrumpió en Grecia –usando las palabras de Nietzsche– como «un extraño terrible, capaz de reducir a ruinas la casa que le ofrecía abrigo».
Antonio Escohotado (Historia elemental de las drogas (Historia General de las Drogas) (Spanish Edition))
Las escuelas filosóficas debatían básicamente dos cuestiones. En general, si el vino había sido otorgado a los humanos para enloquecerles o por su bien y, en particular, si –como afirmaban los estoicos– el sabio podía beber sin límite, hasta caer dormido, antes de verse llevado a alguna necedad
Antonio Escohotado (Historia elemental de las drogas (Historia General de las Drogas) (Spanish Edition))
No, Andrea, yo no deseaba entonces ningún hijo de mi marido. Y, sin embargo, vino. Cada tormento físico que sentía me parecía una nueva brutalidad de la vida añadida a las muchas que había tenido que soportar. Cuando me dijeron que era una niña, a mi desgana se unió una extraña congoja. No la quería ver. Me tendí en la cama volviendo la cara... Me acuerdo que era otoño y que detrás de mi ventana aparecía una tristísima mañana gris. Contra los cristales se empujaban, casi crujiendo, las ramas color de oro seco de un gran árbol. La criatura, cerca de mis oídos, empezó a gritar. Yo sentía remordimientos por haberla hecho nacer de mí, por haberla condenado a llevar mi herencia. Así, empecé a llorar con una debilitada tristeza de que por mi culpa aquella cosa gimiente pudiese llegar a ser una mujer algún día. Y así, movida por un impulso compasivo —casi tan vergonzoso como el que se siente al poner una limosna en las manos de cualquier ser desgraciado con quien nos tropezamos en la calle—, arrimé aquel pedazo de carne mía a mi cuerpo y dejé que para alimentarse chupara de mí y así me devorara y me venciera, por primera vez, físicamente...
Carmen Laforet (Nada)
clérigo, muy relacionado con la familia real, escuchó durante horas la confesión y reconfortó al reo. Luego Luis cenó, tomando como postre vino dulce de Málaga, y se acostó por última vez, para despertarse a las cinco de la mañana. Ya era el día. Le iban a matar. Se vistió, escuchó la misa oficiada por Edgeworth y poco después salió al patio para encaramarse a un carro que iba a hacer las veces de transporte hasta el cadalso. Su último vehículo, y probablemente el más humilde que jamás utilizó. Finalmente llegaron a la actual plaza de la
Íñigo Bolinaga (Breve historia de la Revolución Francesa (Spanish Edition))
Mi vida pareció desbaratarse de repente. Todo lo que hasta entonces había sido una realidad incuestionable se vino abajo como un tigre de papel arrastrado por el viento.
David González Raga (Encuentro con la sombra)
Filóstrato: «El río [de vino] hace a los hombres ricos, dominantes en la asamblea, dadivosos con los amigos, guapos y [...] altos; porque, cuando un hombre ha bebido hasta hartarse, pueden juntar estas cualidades y apropiárselas en su cabeza».81 Como veremos en el siguiente capítulo, la mezcla de
Edward Slingerland (Borrachos: Cómo bebimos, bailamos y tropezamos en nuestro camino hacia la civilización)
Según nuestra dependencia natural de las obras para la salvación, tenemos la tendencia de siempre hablar acerca de nuestra propia bondad y nuestro propio valor. Nos aferramos insistentemente a la idea de que debe haber algo bueno en nosotros para que Dios se fije en nosotros. Pero esto es un engaño, y Dios ve a través de todos los engaños. Él sabe que no hay bondad alguna en nosotros. Él dice No hay justo, ni aun uno (Romanos 3:10), y también sabe que como trapo de inmundicia son todas nuestras obras justas (Isaías 64:6). Por lo tanto, El Señor Jesús no vino al mundo buscando por aquellos que son justos y buenos, sino para otorgar estas virtudes a aquellos que las necesitan. Él vino, no porque nosotros somos justos, sino para hacernos
Charles Haddon Spurgeon (Jesús Vino Para Salvar a los Pecadores: Una conversación sincera con los que anhelan la salvación y la vida eterna [Updated and Annotated] (Spanish Edition))
Milagro Humano (El Soneto) Convertir el agua en vino no es un milagro, Solo significa que estás borracho. Compartir tu última gota de agua con alguien que tiene sed es el verdadero milagro. Sanar y ayudar son el mayor milagro, Incluso si requiere el sacrificio del yo. Un humano que ayuda a otro a sanar, es el verdadero milagro personificado. Así que despierta y trabaja, oh milagro humano, Corre hacia los indefensos como la lluvia monzónica. Lánzate a los pies de los olvidados, No hay mayor nobleza, ni mayor divinidad. Las oraciones no funcionan a menos que tú lo hagas. A todas las oraciones, somos la respuesta.
Abhijit Naskar (Poesía Humanitaria: Cien Sonetos Para Mi Familia Mundial (Spanish Edition))
el esfuerzo humano no tiene la edad de la razón el esfuerzo humano tiene la edad de los cuarteles la edad de los penales y de las prisiones la edad de las iglesias y de las fábricas la edad de los cañones ... se nutre de malos sueños y se emborracha con el mal vino de la resignación y como una gran ardilla borracha da vueltas sin cesar en un universo hostil polvoriento y bajo de techo y forja sin pausa la cadena la terrorífica cadena donde todo se encadena la miseria el beneficio el trabajo la matanza la tristeza la desgracia el insomnio y el aburrimiento La terrorífica cadena de oro de carbón de hierro y de acero de escoria de hierro y de polvo de carbón alrededor del cuello de un mundo desamparado
Jacques Prévert
La perspectiva te la dan los años. Ocurre más o menos como ocurre con los vinos. »—¿A qué te refieres? »—A que si quieres entender el problema, o al menos, ver su magnitud real, y hacia dónde te llevarán sus consecuencias, solo lo podrás hacer con el paso de los años.
Javier Castillo (El día que se perdió la cordura)
Habiéndome levantado con serios proyectos en la mente, estaba convencido de que iba a trabajar toda la mañana. Apenas me había instalado frente a la mesa y el odioso, infame, estribillo «¿Qué has venido a buscar en este mundo?» vino a romper mi impulso. Y volví al lecho, como de costumbre, con la esperanza de encontrar la respuesta, o más bien de volverme a dormir.
CIORAN E.M.
En la década de 1960, el meteorólogo del MIT Edward Lorenz redescubrió por sí mismo lo que Poincaré había deducido, y una vez más, fue un descubrimiento casual. Estaba elaborando un modelo informático de la dinámica del tiempo climático, para lo cual realizó una simulación en que se proyectaba un sistema climático a unos cuantos días por delante. Luego intentó repetir la simulación con el mismo modelo y con lo que creía que eran los mismos parámetros de input, pero obtuvo unos resultados completamente distintos. Inicialmente lo atribuyó a un problema informático o a un error de cálculo. En aquellos días, los ordenadores eran unas máquinas pesadas y lentas que en nada se parecían a las que hoy tenemos, de modo que los usuarios estaban muy limitados por el tiempo. Posteriormente, Lorenz se dio cuenta de que tales divergencias no eran fruto del error, sino de un pequeño redondeo en los parámetros del input. Tal fenómeno vino a conocerse como el efecto mariposa, pues una mariposa que moviera sus alas en la India podría causar un huracán en Nueva York dos años después. Los descubrimientos de Lorenz despertaron el interés por el campo de la teoría del caos. Naturalmente, los investigadores encontraron antecedentes del descubrimiento de Lorenz, no sólo en la obra de Poincaré,
Nassim Nicholas Taleb (El cisne negro: El impacto de lo altamente improbable)
Hay períodos de la vida en los que la tristeza se concentra, como de una flor se dice que sacamos su esencia, para hacer perfume, o de un vino su espíritu, para sacar el alcohol. Así a veces en nuestra existencia el sufrimiento se decanta hasta volverse devastador, insoportable.
Héctor Abad Faciolince (El olvido que seremos)
La valentía es una contradicción en términos. Consiste en un fuerte deseo de vivir que adopta la forma de una especie de disposición a morir. «Quien por mí pierda la vida, la salvará» no es sólo una frase mística para santos y héroes, sino un consejo cotidiano para marinos y montañeros. Podría anotarse en una guía alpina o en un manual de instrucción militar. En esa paradoja se basa el principio de la valentía, incluso de la más brutal y mundana. Un hombre atrapado por la subida de la marea puede salvarse si se arriesga a cruzar por el precipicio. Sólo puede escapar a la muerte pasando a escasos centímetros de ella. Un soldado rodeado de enemigos, si quiere escapar, necesitará combinar un fuerte deseo de vivir con una extraña despreocupación por la muerte. No debe aferrarse sin más a la vida, pues en tal caso actuaría como un cobarde y no conseguiría salir bien librado. Tampoco debe esperar la muerte sin más, pues entonces sería un suicida y tampoco lo conseguiría. Debe buscar la vida con una furiosa independencia; debe desearla como si fuese agua y beber la muerte como si fuera vino.
G.K. Chesterton
Maldita la hora en que vino, porque yo soy un revolucionario pero no soy un asesino. Y tan fácil como resultaría matarlo. Y lo merece. ¿Lo merece? No, ¡qué diablos! Nadie merece que los demás hagan el sacrificio de convertirse en asesinos. ¿Qué se gana con ello? Pues nada. Vienen otros y otros y los primeros matan a los segundos y éstos a los terceros y siguen y siguen hasta que todo es un mar de sangre.
Hernando Téllez (Espuma y nada más)
el vino se presentaba como un «ojo de Horus» para curar al rey de su «ceguera espiritual».9 Una comida ritual después se ingería como parte de los «ritos secretos» diseñados para transformar al representante en la tierra de Osiris en el dios del vino mismo.
Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
la invitación abierta de Jesús a una poción de la inmortalidad como la eucaristía habría sorprendido a los paganos adinerados de Galilea al igual que a las familias judías influyentes de Jerusalén. El vino mágico supuestamente era su prerrogativa, tal como lo había sido durante miles de años.
Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
Pero tal como leímos en Las bacantes allá afuera: su «vino» no es nuestro «vino». Su vino es un pharmakon. El vino antiguo griego se mezclaba de manera ritual con toda clase de cosas: ya fueran toxinas letales o especias y perfumes, o plantas, hierbas y hongos mágicos.
Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
Su vino debía tener el mismo poder inusual para intoxicar, alterar la mente, provocar alucinaciones en ocasiones y ser potencialmente letal, como todo el vino sagrado de Galilea y Grecia. Y un trago de su «verdadera bebida» tenía que transportarlo a uno, al igual que el iniciado del vaso Borghese desplomado por el éxtasis, mientras lo carga un hombre cabra.
Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
Ahí, Dioniso o Baco no era temido como el dios del alcohol, una palabra que no significaba nada para los griegos o los romanos hablantes de griego; era el dios de las drogas, es decir, de cualquiera de las plantas, hierbas u hongos que enriquecían el vino que Eurípides llamaba pharmakon en 405 a.
Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
Y como el toro tú, mi sangre astada, que el cotidiano cáliz de la muerte, edificado con un turbio acero, vierte sobre mi lengua un gusto a espada diluida en un vino espeso y fuerte desde mi corazón donde me muero.
Miguel Hernández
El aire de la noche desordena tus pechos, y desordena y vuelca los cuerpos con su choque. Como una tempestad de enloquecidos lechos, eclipsa las parejas, las hace un solo bloque. La noche se ha encendido como una sorda hoguera de llamas minerales y oscuras embestidas. Y alrededor la sombra late como si fuera las almas de los pozos y el vino difundidas.
Miguel Hernández
Cuando en tu vida pasen cien 11-S de golpe compra algo bonito a tu hermana. Al menos ha actualizado otra persona ya que tu alma ha tocado fondo. […] Es muy humano y es de humanos errar y hacer daño. No quería hacérmelo pero supongo que a veces es inevitable. No pasaba nada. […] Hablamos de tonterías y nos reímos. Nos tumbamos a ver el cielo y él dijo que parecía una escena de peli independiente. Mientras él se daba cuenta de que no me había perdido, yo ahí me di cuenta de que yo le había perdido a él de alguna forma. Toda posibilidad de que me quisiera como yo quería que me quisiese se había ido a la mierda. lo había tenido todo y como vino se fue. Me estaba derrumbando mientras quería que él se volviese a construir de sus pedazos. Durante todos estos meses estaba esa pequeñísima posibilidad de que me quisiese. No era lo obvio ni lo normal, pero mientras no pasase nada que enterrase esa posibilidad seguía ahí parpadeando, luchando por no consumirse del todo. Pero cuando me lo confirmó toda luz que aún brillaba solo dejó una cegadora oscuridad. Mirando al cielo vi hojas muertas y todo en ruinas. Mirando al cielo el veía esperanza y el sol.
Esty Quesada (FREAK)
El cuerpo de Julie se estremeció. Se giró hacia la voz que había pronunciado esas palabras cerca de su oído. No podía evitarlo, ese joven le provocaba un extraño deseo que la arrastraba a entregarse al otro lado de sus propios límites… ¿Qué le estaba ocurriendo? ¿Quién era esa mujer que emergía con descaro? Una parte de ella no se reconocía, pero ora avanzaba despierta como un animal salvaje que buscaba saciar su hambre.
Blanca Holanda (Clandestina: ¿Te atreves? Desearás reinventar tu mundo, Clandestina: novela transformación (Spanish Edition))
No puedo amar a mis enemigos ni tratar bien a los que me maltratan. No puedo ser paciente ante la provocación. No puedo honrar cuando soy deshonrado. No puedo dejarle la venganza al Señor. No puedo gozarme cuando sirvo sacrificialmente ni hablar con amabilidad frente al enojo de otro. No soy amable, compasivo ni perdonador por naturaleza. El estándar es muy alto y el llamado muy grande como para poder cumplirlo. Pero por eso vino Jesús. ¡En Él realmente encontramos todo lo que necesitamos!
Paul David Tripp (Guerra de Palabras: Tratando el corazón de tus problemas con la comunicación (Spanish Edition))
La sociedad sufre un gran vacío espiritual que se intenta suplir con una búsqueda frenética de sensaciones tales como satisfacciones corporales, sexo, comidas, alcohol, etc. Existe una necesidad insaciable de experimentar emociones y sensaciones nuevas cada vez más intensas. No hay nada malo per se en las relaciones sexuales, una gastronomía cuidada o el placer de un buen vino… Hablamos de cuando la búsqueda de esas sensaciones sustituye el verdadero sentido en la vida. En esos casos de
Marian Rojas Estapé (Cómo hacer que te pasen cosas buenas)
—He engordado porque ya estaba demasiado llena de odio. El amor ocupa en el hombre tanto lugar como le deje el odio, igual que en una jarra de vino cabe tanta agua como vino se haya bebido, y cuanto más profundo es el odio, más aflora el amor a la superficie...
Milorad Pavić (Landscape Painted with Tea)
el vino es como un llanto desolado que humedece mi juventud frente a tus besos que otra deglute
Alejandra Pizarnik (Poesía completa)
—A qué vino usted —dijo. Ya he dicho que esperaba la pregunta. Lo que ni yo mismo esperaba fue mi respuesta. —Te voy a contestar —dije—. Esa pregunta y todas las que quieras. No sé a qué vine, pero te puedo decir por qué vine. Vine porque estoy de vacaciones. Vine porque me separé de mi mujer. Vine porque desde hace diez años me da lo mismo cualquier lugar, a condición de no conocer a nadie. No pongas cara de alarmada. Vos hiciste la pregunta y ahora me escuchás. Vine porque mi vida carece de sentido. Siempre imaginé que un tipo como yo estaba destinado a hacer grandes cosas, y un día, como dice tu tío Golo, me desperté de golpe y vi en el espejo la cara de un antiguo señor que había perdido por completo las ganas de vivir.
Abelardo Castillo (El evangelio según Van Hutten)
También hay otra cosa a considerar acerca de estas mujeres, Eva y María, y es algo maravilloso. Eva se convirtió en la causa de muerte para el hombre […] y María en la causa de vida, para que la vida esté en lugar de la muerte, la vida que excluye la muerte que vino por la mujer, y me refiero a Aquel que a través de la mujer se ha convertido en nuestra vida». (Adversus Hæreses (también conocido como Panarion) 78,18)91.
John Henry Newman (Carta a Pusey: La devoción a la Virgen María en la tradición de la Iglesia (100xUNO nº 106) (Spanish Edition))
A continuación, vamos a comentar la historia tal como la cuenta el papiro Bremner-Rhind, que se conserva en el museo británico de Londres, con nuestros comentarios entre paréntesis. Para ser pronunciado: Así habló el señor de todas las cosas, después de que hubiese venido a la existencia. “–Fui yo, quien vino a la existencia como Khepri–”. (el dios primordial Atum fue asociado al Sol como fuente generadora de vida y tendrá tres aspectos: Khepri, el escarabajo sagrado, el amanecer; Ra el mediodía y Atum el atardecer) …– y todos los seres vinieron a la existencia después de que yo viniera a la existencia. Numerosas fueron los seres que surgieron de mi boca antes de que el cielo hubiera venido a la existencia– (recordemos que Atum era andrógino y se generaba a si mismo) –antes de que la tierra y los reptiles hubiesen sido creador en ese lugar, yo creé en Nun– (las aguas primordiales) ….. –hice todas las formas antes de que hubiera escupido a Shu, antes de expectorar a Tefnut, …después de que yo hube venido a la existencia como único dios, hubo tres dioses además de mí. Y Shu y Tefnut se alegraron en el Nun en el que se encontraban…Shu y Tefnut engendradon a Geb y Nut. Geb y Nut engendraron a Osiris, Seth, Isis y Neftis de su útero, uno tras otro, y ellos dieron origen a las multitudes que habitan esta tierra–. (con esto viene a decirnos que somos hijos o descendientes de los dioses)
Daniel Rodes Pascal (La espiritualidad en el antiguo Egipto (Spanish Edition))
Pero, ¿para qué leer mi nombre? ¿Quién no sabría que descansaba allí? Algún desconocido admirador de mis versos plantaría un laurel que, descollando altivo entre los otros árboles, hablase a todos de mi gloria; y ya una mujer enamorada que halló en mis cantares un rasgo de esos extraños fenómenos del amor que solo las mujeres saben sentir y Ios poetas descifrar, ya un joven que se sintió inflamado con el sacro fuego que hervía en mi mente, y a quien mis palabras revelaron nuevos mundos de la inteligencia, hasta entonces para él ignotos, o un extranjero que vino a Sevilla llamado por la fama de su belleza y los recuerdos que en ella dejaron sus hijos echaría una flor sobre mi tumba, contemplándola un instante con tierna emoción, con noble envidia o respetuosa curiosidad: a la mañana, las gotas del rocío resbalarían como lagrimas sobre su superficie.
Gustavo Adolfo Bécquer (Cartas literarias a una mujer / Desde mi celda)
¿Qué ocurre, sin embargo, con el pan y el vino en la celebración de la santa Eucaristía? No se les añade nada temporalmente, sino que el pan y el vino son arrancados de las cosas de este mundo y llevados al mundo nuevo de Jesucristo resucitado. Así como el Resucitado no es simplemente, como Lázaro o alguno de los otros resucitados, devuelto por un tiempo a esta vida, sino que pertenece al mundo nuevo de la Resurrección, lo mismo sucede con las ofrendas del pan y del vino. Por utilizar una imagen, podemos decir que se produce algo parecido a una fisión nuclear por medio de la que el cuerpo de Jesús revive de una forma nueva. Algo parecido a ese acontecimiento se cumple en la transformación eucarística: el pan y el vino ya no son realidades creadas de este mundo que consisten meramente en sí mismas, sino portadores de la forma misteriosamente real del Resucitado.
Papa Benedicto XVI (Qué es el cristianismo (Spanish Edition))
Desde esta perspectiva, hay que volver a intentar comprender qué significa «transformación de la sustancia». Pero incluso dejando de lado posibles nuevas explicaciones conceptuales de este tipo, lo que está fundamentalmente claro es que en la santa Eucaristía no añadimos un poco de carne y un poco de sangre al pan y al vino, sino que las ofrendas son portadoras ahora de la dinámica de Cristo crucificado y resucitado. De hecho, tampoco en la santa Eucaristía se recibe un poco de cuerpo y un poco de sangre de Jesús, sino que se entra en la dinámica del amor de Jesucristo que se concreta en la cruz y en la resurrección y se hace verdaderamente presente. Algo que resulta también muy importante para una devoción eucarística adecuada. A la pregunta: «¿qué recibo?» debemos responder: me dejo absorber por el Señor Jesucristo en la dinámica de su persona hecha carne e insertada en el mundo nuevo de la resurrección. El personalismo de la fe cristiana y la vastedad de su dinámica señalan el camino hacia una adecuada devoción eucarística. Por lo tanto, el sacrificio forma parte de ella, no como algo contrario a Dios o como un intento de actuación y obra del hombre, sino como el modo en que Cristo abre la puerta a Dios y con ello nos redime.
Papa Benedicto XVI (Qué es el cristianismo (Spanish Edition))
Los avatares, la inexplicable arbitrariedad de la vida. Cada día le resulta más incomprensible por qué le ha tocado vivir ahora, y no antes ni después, por qué vino al mundo. Le han dado una vida que él no ha pedido, y se la quitarán sin consultárselo. ¿No es su anhelo de vida especialmente grande siempre que cree, como en este preciso momento, que ha perdido el rumbo? ¿Desea algo más de verdad? ¿No lo tiene ya todo y en exceso? Escucha el ritmo cada vez más acelerado de su corazón. La vida es más intensa que cualquier arte, la vida cotidiana cubre por completo todo lo creado.
Klaus Modick (Concierto sin poeta (Spanish Edition))
En la demencia, como en el vino, está la verdad; en ella la personalidad sé revela, desnudando esos mecanismos mentales que en los individuos normales son celosamente ocultados e inalcanzables.
Revelaciones de la psiquiatría