Buena Noche Quotes

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Buenas noches. Don't mind the roaches.
Joseph Brodsky
Me debes tu alma, dos besos a las puertas de la muerte y una noche de masacre. Me los he ganado en buena lid.
José Antonio Cotrina (La sombra de la luna (El ciclo de la luna roja, #3))
—Buenas noches, Liam. Él mira las estrellas del techo antes de responder. —Buenas noches, supernova.
Inma Rubiales (Hasta que nos quedemos sin estrellas)
Yo no quería darte un beso de despedida ese era el problema . Quería darte un beso de buenas noches. Hay una gran diferencia
Ernest Hemingway
La discusión se prolongaba y ambos se perdían en una oratoria confusa que los dejaba agotados, acusándose mutuamente de ser más testarudos que una mula, pero al final se daban las buenas noches con un beso y quedaban ambos con la sensación de que el otro era un ser maravilloso.
Isabel Allende (The House of the Spirits)
—Buenas noches, Ross —le dije yendo a la puerta. —Buenas noches, pequeño saltamontes.
Joana Marcús (Antes de diciembre (Meses a tu lado, #1))
Había sido una buena noche. Extrañaba los encuentros así, y por ese instante recordé la tristeza. La tristeza de la lejanía de casa y esa nostalgia por mis viejos amigos.
Jean Paul Vizuete (Nombres en el Silencio)
La gente viola con sus sueños: viola la intimidad, viola el lenguaje con el que se expresa, viola esa imagen como mejor le parece. Cuántas veces he tenido sexo con gente en sueños y al día siguiente no me he atrevido ni a saludarla, pensando que en el “buenos días” se notará las “buenas noches que hemos pasado”. Quizá el mundo iría mejor si contásemos nuestros sueños eróticos a los que han sido protagonistas de ellos
Albert Espinosa (Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo)
No lo creo todavía estás llegando a mi lado y la noche es un puñado de estrellas y de alegría palpo gusto escucho y veo tu rostro tu paso largo tus manos y sin embargo todavía no lo creo tu regreso tiene tanto que ver contigo y conmigo que por cábala lo digo y por las dudas lo canto nadie nunca te reemplaza y las cosas más triviales se vuelven fundamentales porque estás llegando a casa sin embargo todavía dudo de esta buena suerte porque el cielo de tenerte me parece fantasía pero venís y es seguro y venís con tu mirada y por eso tu llegada hace mágico el futuro y aunque no siempre he entendido mis culpa y mis fracasos en cambio sé que en tus brazos el mundo tiene sentido y si beso la osadía y el misterio de tus labios no habrá dudas ni resabios te querré más todavía.
Mario Benedetti
Porque te tengo y no porque te pienso porque la noche está de ojos abiertos porque la noche pasa y digo amor porque has venido a recoger tu imagen y eres mejor que todas tus imágenes porque eres linda desde el pie hasta el alma porque eres buena desde el alma a mí porque te escondes dulce en el orgullo pequeña y dulce corazón coraza porque eres mía porque no eres mía porque te miro y muero y peor que muero si no te miro amor si no te miro porque tú siempre existes dondequiera pero existes mejor donde te quiero porque tu boca es sangre y tienes frío tengo que amarte amor tengo que amarte aunque esta herida duela como dos aunque te busque y no te encuentre y aunque la noche pase y yo te tenga y no.
Mario Benedetti
-No puedo cambiar mi pasado, Ángel, créeme que lo haría si pudiera. Nunca he sentido nada por nadie más, lo juro. Nunca le he dicho a nadie que era hermosa, sólo a ti. Nada más se compara a ti -dijo, mirándome intensamente, deseando que entendiera.- Buenas noches, Ángel -susurró.
Kirsty Moseley (The Boy Who Sneaks in My Bedroom Window (The Boy Who Sneaks in My Bedroom Window, #1))
Puedo volver a verte? me preguntó. Su voz sonó nerviosa, y me pareció entrañable. Claro le contesté sonriendo. ¿Mañana? me preguntó. Paciencia, saltamontes le aconsejé. No querrás parecer ansioso No, por eso te he dicho mañana me contestó. Quisiera volver a verte hoy mismo, pero estoy dispuesto a esperar toda la noche y buena parte de mañana.
John Green (The Fault in Our Stars)
Quisiera volver a verte hoy mismo, pero estoy dispuesto a esperar toda la noche y buena parte de mañana.
John Green (The Fault in Our Stars)
Quisiera volver a verte hoy mismo, pero estoy dispuesto a esperar toda la noche y buena parte de mañana
John Green (The Fault in Our Stars)
Yo soy aquella mujer que escaló la montaña de la vida . Removiendo piedras y plantando flores . Cora Coralina
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Aplaudo hasta que mis manos arden. Aplaudo como si haciéndolo pudiera alargar la noche, como si pudiera transformar la Noche de Reyes en una noche de veinticuatro horas. Aplaudo para poder aferrarme a este sentimiento. Aplaudo porque sé lo que sucederá cuando me detenga. Es lo mismo que pasa cuando apago una muy buena película —una en la que me he sumergido— que es ser lanzada de regreso a mi propia realidad y un vacío se instalará en mi pecho. Algunas veces, miraré una película una y otra vez para recuperar esa sensación de estar dentro de algo real. Lo cual, lo sé, no tiene sentido.
Gayle Forman (Just One Day (Just One Day, #1))
Los hijos de puta no saben que son hijos de puta. Mejor dicho: se creen que no. Que son buena gente. O gente común, por lo menos. El hijo de puta tiene siempre cincuenta razones que lo justifican. Cincuenta motivos que lo cubren, que lo escudan, que lo limpian. Vas a ver. Preguntale. A Manzi o a cualquier otro hijo de puta. Te van a decir que no. Que ellos no son malos. Que los hijos de puta son los otros. Los que los consideran hijos de puta. Para Manzi los hijos de puta somos nosotros, Fontana. Ni siquiera. Para pensar que somos hijos de puta tendría que saber que existimos, Fontanita. Y ni siquiera sabe.
Eduardo Sacheri (La noche de la Usina)
Cuánto anhelé poder convertirme por unos instantes en cualquiera de las personas que tuviesen la buena fortuna de seguir una sola de tus órdenes; cuánto hubiese querido ser yo quien pudiese sostener tu mano, y robar tu atención unos segundos para recibir la bendición de la noche de tus ojos.
Carolina Andújar (Vampyr (Carmina Nocturna, #1))
Por eso te he dicho mañana. Quisiera volver a verte hoy mismo, pero estoy dispuesto a esperar toda la noche y buena parte de la mañana.
John Green (The Fault in Our Stars)
15. La buena gente brilla de lejos, como las montañas nevadas; los que no son buenos no se ven aquí, a semejanza de las flechas disparadas en la noche.
Gautama Buddha (Dhammapada)
En la vida encontraremos cosas increíbles, divertidas y fantásticas...otras aburridas, menos gratas y hasta dolorosas, pero al fin y al cabo experiencias.
Sue Zurita (Buenas noches, desolación)
Hay algunas cosas que no pueden volverse realidad sólo con tus sueños.
Inio Asano (おやすみプンプン 8 [Oyasumi Punpun 8])
A veces hay que pelear las batallas más de una vez para ganarlas. Margaret Thatcher*
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Nunca temas ser una amapola en un campo de Narcisos
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Ante la duda recuerden esto: Lo están haciendo bien
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Cuando la belleza brilla desde el interior , no hay forma de negarla. Alek Wek
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Nadie tiene el derecho a decirme qué puedo lograr o qué no puedo lograr" Amna al Haddad
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
No puedes cambiar las condiciones simplemente hay que lidiar con ellas. Jessica Watson
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Sobretodo, no le temas a los momentos difíciles, pues de ellos salen las mejores cosas. Rita Lévy
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Una mente fatigada tiende a tomar derroteros infructuosos; no hay nada que una buena noche de sueño no pueda reparar.
Diane Setterfield (The Thirteenth Tale)
... Sin importar cuáles sean los desafíos , nunca te lejes de tus sueños . Entre más persistas , más te acercarás a tus metas. Cuando las cosas se pongan duras , vuélvete más duras que ellas
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Yo conocí desde el primer instante en que la vi a usted que sería mi mejor ángel, que tendría algo que agradecerle: lo leí en sus ojos y en su sonrisa. Se habla de simpatías naturales, he oído hablar de los genios benéficos y creo que hay algo de verdad en las fábulas. ¡Mi Genio Protector, buenas noches!
Charlotte Brontë (Jane Eyre)
¿Puedo volver a verte? —me preguntó. Su voz sonó nerviosa, y me pareció entrañable. Claro le contesté sonriendo. ¿Mañana? me preguntó. Paciencia, saltamontes le aconsejé. No querrás parecer ansioso No, por eso te he dicho mañana me contestó. Quisiera volver a verte hoy mismo, pero estoy dispuesto a esperar toda la noche y buena parte de mañana.
John Green
La pregunta es esta, mi amigo: ¿hay tantos hijos de puta como uno cree, o la influencia de los hijos de puta sobre sus semejantes es mayor que la de la gente buena, y es por eso que uno cree que son más que los que en realidad son?
Eduardo Sacheri (La noche de la Usina)
Algún día encontrarás una versión de ti misma que hará que te besen, o que te granjeará amistades, o que te inspirará, y tú tomarás buena nota: te quedarás toda la noche, afinando, y luego improvisarás a partir de un breve fragmento de melodía que funcionó.
Caitlin Moran (How to Build a Girl (How to Build a Girl, #1))
Con la moneda en mi mano, aplaudo. Aplaudo hasta que mis manos arden. Aplaudo como si haciéndolo pudiera alargar la noche, como si pudiera transformar la Noche de Reyes en una noche de veinticuatro horas. Aplaudo para poder aferrarme a este sentimiento. Aplaudo porque sé lo que sucedería cuando me detuviera. Es lo mismo que pasa cuando apago una muy buena película una en la que me he sumergido que es ser lanzada de regreso a mi propia realidad y un vacío se instalará en mi pecho. Algunas veces, miraría una película una y otra vez para recuperar esa sensación de estar dentro de algo real. Lo cual, lo sé, no tiene sentido.
Gayle Forman (Just One Day (Just One Day, #1))
No hay que juntarse con malas compañías, no hay que juntarse con compañías despreciables. Júntate con buenas compañías, júntate con compañías nobles.   Guishan, el maestro zen clásico, escribió en sus famosas Admoniciones: «La compañía de los buenos es como caminar entre el rocío y la niebla; aunque a uno no le mojen la ropa, ésta termina por empaparse de humedad. La familiaridad con el mal aumenta el conocimiento y los puntos de vista erróneos, creando mal día y noche.»
Gautama Buddha (Dhammapada)
—Si has de parir iguanas, criaremos iguanas —dijo—. Pero no habrá más muertos en este pueblo por culpa tuya. Era una buena noche de junio, fresca y con luna, y estuvieron despiertos y retozando en la cama hasta el amanecer, indiferentes al viento que pasaba por el dormitorio, cargado con el llanto de los parientes de Prudencio Aguilar.
Gabriel García Márquez (Cien años de soledad)
SIGUIÓ LLORANDO durante buena parte de la noche y el día siguiente.
Laura Gallego García (Donde los árboles cantan)
Buenas noches, señores! ¿Cómo estás?
Betty G. Birney (Surprises According to Humphrey (Humphrey, #4))
Una buena moraleja, milord: no basta con hablar, hay que hablar con discreción.
William Shakespeare (Sueño de una noche de verano)
Somos polvo de estrellas, brillando con luz propia, con la capacidad de desafiar adversidades, con la cualidad de gozar la vida.
Sue Zurita (Buenas noches, desolación)
Basta con estar vivo para producir luz" Ann Makosinski
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
No soy un ángel ni lo seré hasta que muera ; seré yo misma ." Charlotte Bronte
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Soy una de esas personas que adora el porqué de las cosas . Catalina la grande
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Cuando una mujer decide cambiar , todo a su alrededor también cambia. Eufrosina Cruz
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Tienes todas las posibilidades del mundo en las palmas de tus manos. Fadumo Dayib
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Si es una buena idea no te dentengas, empréndela
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Defiende tu derecho a pensar , porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar .Hipatia
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Lo mejor y mas hermoso de nuestra vida no puede verse ni tocarse ; debe sentirse con el corazón
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
Solo si entendemos nos puede importar, solo si nos importa , podemos ayudar. Solo si ayudamos, ellos se salvarán . Jane Goodall
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
—Buenas noches. —Sonrió, y de pronto pareció que el estar entre los últimos que se iban tenía un significado entrañable, como si eso fuera lo que Gatsby había deseado desde el principio.
F. Scott Fitzgerald (El Gran Gastby)
Si eso es así, hubiera preferido pasar esta última noche de una manera distinta. Pero las últimas noches nunca son buenas. No son nunca buenas las últimas nadas. Sí, las últimas palabras son buenas a veces.
Ernest Hemingway (For Whom the Bell Tolls)
A veces pienso que hay gente buena y gente mala. Otras veces pienso que todos tenemos una mitad oscura y que solo las circunstancias de cada uno permiten o impiden que esta mitad salga a la luz el día menos esperado.
Raúl Garbantes (Noche Criminal)
¡Ese vocabulario, queridos! Qué os parece esto: uno de vosotros ha guardado un secreto toda su vida, y lo sigue haciendo en estos momentos. Uno de vosotros es un asesino; y no estoy hablando de un vampiro, ni de eutanasia ni nada por el estilo. Y luego está la cuestión de la verdadera identidad de Sage... ¡Buena suerte con vuestra investigación ahí! A uno de vosotros ya le han borrado la memoria... y no me refiero a Damon o a Stefan. ¿Y qué hay del misterioso beso robado? Y luego está la cuestión de lo sucedido en la noche del motel, que parece que nadie excepto Elena puede recordar. Podríais preguntarle algo sobre sus teorías respecto a Camelot.
L.J. Smith (Shadow Souls (The Vampire Diaries: The Return, #2))
A las diez de la noche, finalmente, apareció en televisión el primer ministro. Venía con el rostro demudado, con ojeras profundas, efecto de una semana entera de noches mal dormidas, pálido a pesar del maquillaje tipo buena salud.
José Saramago (Ensayo sobre la lucidez)
—¿Cómo han podido hacerlo; cómo han podido? —No lo sé, pero lo han hecho. Lo hicieron en otras ocasiones anteriores, lo han hecho esta noche y lo harán de nuevo, y cuando lo hacen... parece que sólo lloran los niños. Buenas noches.
Harper Lee (To Kill a Mockingbird)
«—Tienes razón – dijo sin mirarla –. Soy venenoso... Pero te amo. Soy el hombre equivocado, pero te amo. Es muy pronto, sólo unas horas, pero te amo. Odio demasiado, lastimo demasiado porque soy venenoso... y te amo. Es mejor que me vaya. Buenas noches»
Alfred Bester (The Rat Race)
Un día perfecto, para mí, es así -Morales se permitió una mínima gesticulación con las manos, como si bosquejara la acción de una película que pensase dirigir-: Una mañana cargada de nubarrones, unos cuantos truenos, y una buena lluvia de todo el día. No digo un aguacero, porque los imbéciles solares se quejan el doble si la ciudad se llena de agua. No, alcanza con una lluvia pareja que dure hasta la noche. Hasta la noche tarde, eso sí. Para que uno pueda dormirse con el ruido de las gotas. Y si podemos agregarle de nuevo unos truenos, mejor.
Eduardo Sacheri (The Secret in Their Eyes)
Una mes y medio sin sus sonrisas, sin escuchar su voz calmada, sin sentir el roce de su barba contra mi mejilla. Ya nadie canta en la ducha ni hace café de buena mañana dejando que el aroma flote por toda la casa. No hay libros aquí y allá, espaciados por todas partes. Tampoco noto cada noche el colchón hundirse a mi lado por culpa del peso de su cuerpo. Ya no he vuelto a jugar a «Imagina que». Y cada vez que me levanto y miro a mi alrededor tengo la sensación de que un ladrón ha entrado en mi casa y se ha llevado el corazón de este apartamento
Alice Kellen (Las alas de Sophie)
Te caíste, Marina", pensaba mientras me moría de risa. Porque en realidad, ante una catástrofe nunca vamos a reaccionar como esperamos. Si llorar era lo que nos volvía humanos, entonces esa tarde quedó confirmado más que nunca que yo pertenecía a esta especie sólo por casualidad.
Martha Riva Palacio Obón (Buenas noches, Laika)
La noche buena se viene, La noche buena se va, Y nosotros nos iremos Y no volveremos mas." ~ Old Villancico. Sweet evenings come and go, love, They came and went of yore: This evening of our life, love, Shall go and come no more. When we have passed away, love, All things will keep their name; But yet no life on earth, love, With ours will be the same. The daisies will be there, love, The stars in heaven will shine: I shall not feel thy wish, love, Nor thou my hand in thine. A better time will come, love, And better souls be born: I would not be the best, love, To leave thee now forlorn.
George Eliot
Querer bien va de la mano del querer mal, y yo no consigo, no consigo concentrarme alrededor de ninguna buena voluntad. La maestra Oliviero tenía razón, soy mala. Ni siquiera sé mantener viva la amistad. Tú eres amable, Lenù, has tenido mucha paciencia conmigo. Pero esta noche lo he comprendido de un modo definitivo: siempre hay un solvente que actuando despacio, con un calor dulce, lo deshace todo, incluso cuando no hay terremoto. Por eso, por favor, si te ofendo, si te digo cosas feas, tú tápate los oídos, no quiero hacerlo y pese a todo lo hago. Por favor, por favor, ahora no me dejes, que, si no, me vengo abajo.
Elena Ferrante (The Story of the Lost Child (Neapolitan Novels, #4))
—Bájalo de la cama, Lucía —dijo, acercándose con la intención de hacerlo. —Ni se te ocurra, Richard. Marcelo es muy sentimental, se ofendería. —Dormir con animales es peligroso. —¿Para qué? —La salud, para empezar. Quién sabe qué enfermedades puede… —Lo malo para la salud es lavarse las manos a cada rato, como haces tú. Buenas noches, Richard. —Como quieras. Buenas noches. Hora y
Isabel Allende (Más allá del invierno)
Tan buen pan hacen aquí como en Francia; y de noche todos los gatos son pardos, y asaz de desdichada es la persona que a las dos de la tarde no se ha desayunado; y no hay estómago que sea un palmo mayor que otro, el cual se puede llenar, como suele decirse, de paja y de heno; y las avecitas del campo tienen a Dios por su proveedor y despensero; y más calientan cuatro varas de paño de Cuenca que otras cuatro de límiste de Segovia; y al dejar este mundo y meternos la tierra adentro, por tan estrecha senda va el príncipe como el jornalero, y no ocupa más pies de tierra el cuerpo del Papa que el del sacristán, aunque sea más alto el uno que el otro; que al entrar en el hoyo todos nos ajustamos y encogemos, o nos hacen ajustar y encoger, mal que nos pese y a buenas noches.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote)
Porque mi padre nunca llegaría a acabarse ese libro, nunca llegaría a empezar o acabar ningún libro más, nunca me vería graduarme de la universidad, nunca conocería al amor de mi vida, nunca me llevaría de la mano al altar, nunca me esperaría con un cigarro en el porche, nunca volvería a teclear sobre su vieja máquina de escribir, no dejaría los zapatos llenos de polvo y hollín en el recibidor, nunca volvería a reírse de mis cactus, nunca más dejaría las tazas de café acumuladas en la pila, nunca volveríamos a compartir esas historias de buenas noches que me contaba cuando era niña en cada viaje en coche, nunca cambiaría la emisora de la radio, nunca volvería a darme un beso demasiado sonoro delante de demasiada gente, nunca volvería a oírle decir «estoy orgulloso de ti», nunca volvería a escuchar mi nombre de de sus labios. Nunca volvería. Nunca.
Beatriz Esteban (Las voces del lago)
Otra que me parece muy bonita: estábamos en Rumanía, Karin y yo, y haciendo autostop conocimos a dos chicos que eran del Cáucaso. Pasamos la noche juntos, hicimos una hoguera, los chicos tuvieron que currar un montón, y nosotras nos encargamos de lo bonito, de la música y de leer en voz alta y así. Mucho, mucho, mucho tiempo. En casa también era así, papá hacía lo bonito, él era el polo tranquilo, como suelen serlo los hombres, y mamá la que se ocupaba de todo. A la mañana siguiente los chicos se levantaron pronto, recogieron el maíz, lo cocieron, le pusieron hojas encima para que se mantuviera caliente. De algún modo, no sé, teníamos ganas de acostarnos con ellos, pero nadie lo echó de menos, fue realmente bonito. Si te acuestas con alguien y no lo conoces bien, tiene que ser muy buena gente. Disfrutar la belleza del cuerpo, ay, eso es precioso. [Bárbara, 23 años, grafista, soltera]
Maxie Wander (Guten Morgen, du Schöne. Frauen in der DDR. Protokolle)
Ursúa y Castellanos hablaron hasta que la noche azul llena de estrellas cubrió las tierras bajas de la sierra. Todavía a medianoche, cuando en el campamento buena parte de los soldados dormían y sólo los guardias vigilaban en los pasos altos, seguía junto a la fogata el rumor inacabable de ese diálogo, como de dos náufragos que acabaran de llegar otra vez al mundo, porque no hay gran amistad que no comience por un largo intercambio de historias.
William Ospina (Ursúa)
Siempre he estado convencido de que el primer mordisco de la enfermedad de mi madre se llevó lo que yo más quería: el beso de buenas noches. Yo pensé que, como el rezo juntos antes de dormir, era otra pérdida de la edad. Una más de las catástrofes de hacerte mayor. Como que dejara de ordenarme la ropa, de removerme el Cola-Cao o de preguntarme al volver del colegio si tenía muchos deberes. Un día las madres dejan de darte el beso de buenas noches, se fue el beso de buenas noches y vinieron la hipoteca del piso y las letras del coche, en mi caso una noche no llegó el beso y aguardé silencioso. La oscuridad se transformó en hostil, lúgubre, inhóspita. Puede que otras noches yo mismo la llamara, pero llega la noche en que no te sientes autorizado para gritarle mamá, ¿vienes? Y no viene nadie. Puede que cuando despiertas a la mañana siguiente seas más adulto, más independiente, pero esa noche tan sólo eres más infeliz. La segunda noche consecutiva sin beso, lloré en silencio. Sentí algo amputado adentro. Si te arrancan un brazo, dudo que duela como perder ese beso.
David Trueba (Tierra de campos)
El cigarro se consumió, casi hasta la yema de mis dedos, y lo tiré a la calle. Ella captó el gesto; dio un respingo, amusgó los ojos para verme y se puso rígida. Su confusión –no obstante la oscuridad, vi cómo se le enrojecían las puntas de las orejas– me desconcertó hasta que me acordé de mi ropa masculina. ¡Me tomó por un voyeur insolente! La idea me produjo una extraña mezcla de vergüenza y turbación no exentas, lo confieso, de placer. Toqué mi sombrero de paja y lo levanté, cortésmente. –Buenas noches, mi amor –dije, en voz baja y perezosa.
Sarah Waters (El lustre de la perla)
En sus orígenes, la industria de las películas se limitaba a contar historias tan simples que rozaban la idiocia: jardineros que se mojaban con sus propias mangueras, obreros que se caían de los andamios… Pero entonces llegó el sonido. De la noche a la mañana los personajes tenían que hablar, y aquello fue un verdadero contratiempo porque nadie tenía la menor idea de qué podían decirse. —Buenas tardes, cariño, ¿qué tal en el trabajo? —Normal, ¿y tú? —Normal, ya sabes. —Genial. —Sí… ¿Quién demonios pagaría por algo así? La realidad no le interesa a nadie, todo el mundo tiene demasiado de eso, es lo único que a todos nos sobra. No, los personajes de las películas tenían que decirse cosas que la gente no escuchase a diario, algo original, diferente, raro pero no excéntrico, llamativo pero creíble. Algo hermoso. Así fue como nació la combinación de palabras que más beneficios generaría a la industria del entretenimiento durante el siglo XX y XXI. Una frase que acabaría convirtiéndose en la más repetida de la historia del cine y quién sabe si también de la historia de la humanidad: I love you.
José A. Pérez Ledo (Esto no es una historia de amor)
Enfermera jefe del cuartel número 2: Sin novedades en Rappahannock. Tropas en excelente estado. Cuerpo de Guardia a las órdenes del coronel Teddy siempre en su puesto. Comandante en jefe general Laurence pasa revista diaria. El capitán Mullet mantiene el orden en el campamento y el mayor León hace por la noche el servicio de guardia. Al llegar las buenas noticias de Washington se hizo una salva de veinticuatro cañonazos y hubo revista en el cuartel general. Comandante en jefe envía sus mejores deseos y saludos, a los que se une de corazón el Coronel Teddy.
Louisa May Alcott (Little Women (Little Women, #1))
En una palabra, todas las cosas buenas son salvajes y libres. Hay algo en unos acordes musicales, sean producidos por un instrumento o por la voz humana —por ejemplo, el sonido de una corneta en una noche de verano— que por su salvajismo, hablando sin ánimo de ironizar, me recuerda a las voces que profieren los animales salvajes en sus bosques originarios. Puedo entender mucha de su naturalidad. Dadme por amigos y vecinos hombres salvajes, no hombres domesticados. La naturaleza de un salvaje no es sino un pálido símbolo de la terrible ferocidad que conocen los hombres buenos y los amantes.” Pasaje de: Henry David Thoreau. “Caminar”.
Henry David Thoreau (Walking)
(...) Sí, por las tardes, hacia las siete, le gusta encontrarse en un vagón de segunda mano del metro. La mayoría de los pasajeros son personas que regresan de sus trabajos. Se sienta entre ellos, trata de sorprender en sus caras el motivo de sus preocupaciones. Naturalmente, están pensando en lo que acaban de abandonar hasta mañana, sólo hasta mañana, y también en lo que les espera esta noche, lo cual les alegra o les preocupa aún más. Nadja se queda mirando fijamente algo definido: «Hay buenas personas». Más alterado de lo que quisiera mostrarme, ahora sí me enojo: «Pues no. Además tampoco se trata de eso. El hecho de que soporten el trabajo, con o sin las demás miserias, impide que esas personas sean interesantes. Si la rebeldía no es lo más fuerte que sienten, ¿cómo podrían aumentar su dignidad sólo con eso? En esos momentos, por lo demás, usted les ve; ellos ni siquiera la ven a usted. Por lo que a mí se refiere, yo odio, con todas mis fuerzas, esa esclavitud que pretenden que considere encomiable. Compadezco al hombre por estar condenado a ella, porque por lo general no puede evitarla, pero si me pongo de su parte no es por la dureza de su condena, es y no podría ser más que por la energía de su protesta. Yo sé que en el horno de la fábrica, o delante de esas máquinas inexorables que durante todo el día imponen la repetición del mismo gesto, con intervalos de algunos segundos, o en cualquier otro lugar bajo las órdenes más inaceptables, o en una celda, o ante un pelotón de ejecución, todavía puede uno sentirse libre, pero no es el martirio que se padece lo que crea esa libertad. Admito que esa libertad sea un perpetuo librarse de las cadenas: será preciso, por añadidura, para que ese desencadenarse sea posible, constantemente posible, que las cadenas no nos aplasten, como les ocurre a muchos de los que usted me habla. Pero también es, y quizá mucho más desde el punto de vista humano, la mayor o menor pero, en cualquier caso, la maravillosa sucesión de pasos que le es dado al hombre hacer sin cadenas. Esos pasos, ¿les considera usted capaces de darlos? ¿Tienen tiempo de darlos, al menos? ¿Tienen el valor de darlos? Buenas personas, decía usted, sí, tan buenas como las que se dejaron matar en la guerra, ¿verdad? Digamos claro lo que son los héroes: un montón de desgraciados y algunos pobres imbéciles. Para mí, debo confesarlo, esos pasos lo son todo. Hacia dónde se encaminan, ésa es la verdadera pregunta. De algún modo, acabarán trazando un camino y, en ese camino, ¿quién sabe si no surgirá la manera de quitar las cadenas o de ayudar a desencadenarse a los que se han quedado en el camino? Sólo entonces será conveniente detenerse un poco, sin que ello suponga desandar lo andado». (Bastante a las claras se ve lo que puedo decir al respecto, sobre todo a poco que decida tratarlo de manera concreta.) Nadja me escucha y no intenta contradecirme. Tal vez lo último que ella haya querido hacer sea la apología del trabajo.
André Breton (Nadja)
P.D. MAYORITARIA QUE SE DISFRAZA DE MINORÍA INTOLERADA. A todo esto de que si Marcos es homosexual: Marcos es gay en San Francisco, negro en Sudáfrica, asiático en Europa, chicano en San Isidro, anarquista en España, palestino en Israel, indígena en las calles de San Cristóbal, chavo banda en Neza, rockero en cu, judío en Alemania, ombusdman en la Sedena, feminista en los partidos políticos, comunista en la post guerra fría, preso en Cintalapa, pacifista en Bosnia, mapuche en los Andes, maestro en la CNTE, artista sin galería ni portafolios, ama de casa un sábado por la noche en cualquier colonia de cualquier ciudad de cualquier México, guerrillero en el México de fin del siglo XX, huelguista en la CTM, reportero de nota de relleno en interiores, machista en el movimiento feminista, mujer sola en el metro a las 10 p.m., jubilado en plantón en el Zócalo, campesino sin tierra, editor marginal, obrero desempleado, médico sin plaza, estudiante inconforme, disidente en el neoliberalismo, escritor sin libros ni lectores, y, es seguro, zapatista en el sureste mexicano. En fin, Marcos es un ser humano, cualquiera, en este mundo. Marcos es todas las minorías intoleradas, oprimidas, resistiendo, explotando, diciendo "¡Ya basta!". Todas las minorías a la hora de hablar y mayorías a la hora de callar y aguantar. Todos los intolerados buscando una palabra, su palabra, lo que devuelva la mayoría a los eternos fragmentados, nosotros. Todo lo que incomoda al poder y a las buenas conciencias, eso es Marcos.
Subcomandante Marcos
¿Debía contarle a aquel nuevo imperfecto que, esa misma tarde, iban a abrirle el cuerpo, a limarle los huesos para darles la forma adecuada, a estirar o rellenar algunos, a quitarle el cartílago nasal y los pómulos y a sustituirlos por plástico programable, a lijarle la piel y volver a sembrarla como a un campo de fútbol en primavera? ¿Que le tallarían los ojos con láser para toda una vida de visión perfecta, que le colocarían implantes reflectantes bajo el iris para añadir motas doradas a su mediocre castaño? ¿Que le arreglarían todos los músculos con una noche de electrócisis y le succionarían toda la grasa infantil para siempre? ¿Que le sustituirían los dientes por cerámicas fuertes como el ala de una aeronave suborbital y blancas como la porcelana buena de la residencia?
Scott Westerfeld (Uglies (Uglies, #1))
Le había dicho que se paseaba por el patio como si estuviera en una fiesta. Yo no lo habría expresado así, pero entiendo lo que quería decir. Tiene relación con lo que dije de que Andy llevaba su libertad como un abrigo invisible y con lo que dije de que nunca llegó a tener en realidad una mentalidad carcelaria. Nunca llegó a tener esa mirada obtusa. Nunca llegó a caminar como caminan los hombres cuando termina la jornada y han de volver a sus celdas para otra noche interminable... encorvados, aturdidos. Andy caminaba erguido y con paso vivo siempre, como quien se dirige a casa, donde le aguardan una buena cena hogareña y una buena mujer, y no la bazofia insípida de verduras pastosas, puré de patatas grumoso y una o dos tajadas de ese material cartilaginoso y grasiento que casi todos los presos llaman «carne de enigma»... eso y una foto de Raquel Welch en la pared.
Stephen King (Rita Hayworth and Shawshank Redemption)
En un libro de Alfonso Karr, titulado "Am Rauchem", hay un hombre que sigue por la noche a una mujer muy elegante, de quien se ha enamorado a primera vista, tan bella es. Por besar la mano de esta mujer, se halla con fuerzas para emprenderlo todo, con voluntad para conquistarlo todo, con coraje para efectuarlo todo. No se atreve casi a mirar el tobillo coqueto que descubre ella a fin de no manchar su vestido al contacto del polvo. Mientras él sueña en todo lo que haría para poseer a esa mujer, ella le para en la esquina de una calle y le invita a subir con ella. Desvía él la cabeza, cruza la calle y vuelve muy triste a su casa. Recordé este estudio psicológico, y yo, que habría desea sufrir por aquella mujer, temía que me aceptara ella de buenas a primeras y me otorgara demasiado pronto un amor que, por mi parte, habría querido pagar con una larga espera o con un gran sacrificio.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
que no conmovieran, especialmente entre las enviadas a casa de los padres. En esta carta se decía poco de las molestias sufridas, de los peligros afrontados o de la nostalgia a la cual había que sobreponerse; era una carta alegre, llena de descripciones de la vida del soldado, de las marchas y de noticias militares; y sólo hacia el final el autor de la carta dejó brotar el amor paternal de su corazón y su deseo de ver a las niñas que había dejado en casa. "Mi cariño y un beso a cada una. Diles que pienso en ellas durante el día, y por la noche oro por ellas, y siempre encuentro en su cariño el mejor consuelo. Un año de espera para verlas parece interminable, pero recuérdales que, mientras esperamos, podemos todos trabajar, de manera que estos días tan duros no se desperdicien. Sé que ellas recordarán todo lo que les dije, que serán niñas cariñosas para ti, que cuando vuelva podré enorgullecerme de mis mujercitas más que nunca.” Todas se conmovían algo al llegar a esta parte, Jo no se avergonzó de la gruesa lágrima que caía sobre el papel blanco, y Amy no se preocupó de que iba a desarreglar sus bucles al esconder la cara en el seno de su madre y dijo sollozando: -¡Soy egoísta! Pero trataré de ser mejor para que no se lleve un chasco conmigo. - ¡Trataremos todas! -exclamó Meg -. Pienso demasiado en mi apariencia y detesto trabajar, pero no lo haré más si puedo remediarlo. -Trataré de ser lo que le gusta a él llamarme "una mujercita", y no ser brusca y atolondrada; cumpliré aquí con mi deber en vez de desear estar en otra parte -dijo Jo, pensando que dominarse a sí misma era obra más difícil que hacer frente a unos rebeldes. Beth no dijo nada, pero secó sus lágrimas con el calcetín del ejército y se puso a trabajar con todas sus fuerzas, no perdiendo tiempo en hacer lo que tenía más cerca de ella, mientras decidía en su corazón ser como su padre lo deseaba cuando al cabo de un
Louisa May Alcott (Mujercitas / Buenas esposas / Hombrecitos / Los muchachos de Joe)
Yo no busco en las personas ni la bondad ni la buena educación siqiera... aunqe creo qe esto último es imprescindible para vivir con ellas. Me gustan las gentes qe ven la vida con ojos distintos qe los demás, qe consideran las cosas de otro modo qe la mayoría... Qizá me ocurra esto pqe he vivido siempre con seres demasiado normales y satisfechos de ellos mismos...Estoy segura de qe mis hermanos o mi padre tienen la certeza de su utilidad indiscutible en este mundo, qe saben en todo momento lo qe qieren, lo qe les parece mal y lo qe les parece bien… Y qe hansufrido muy poca angustia ante ningún hecho. (…) Toda mi vida he estado huyendo de mis simples y respetables parientes… Simples pero inteligentes a la vez en su género, qe es lo qe les hace tan insoportables… Me gusta la gente con ese átomo de locura qe hace qe la existencia no sea monótona, aunqe sean personas desgraciadas y estén siempre en las nubes, como tú… Personas qe, según mi familia, son calamidades indeseables… (…) ¿qé crees qe dirían mi padre o mi abuelo de ti misma si supieran tu modo real de ser? Si supieran, como yo sé, qe te qedas sin comer y qe no te compras la ropa qe necesitas por el placer de tener con tus amigos delicadezas de millonaria durante tres días… Si supieran qe te gusta vagabundear sola por la noche. Qe nunca has sabido lo qe qieres y qe siempre estás qeriendo algo…
Carmen Laforet (Nada)
Quien sea el sustento de los suyos con su trabajo no tiene ya derecho a sacrificarse. Eso es desertar de la familia. ¡Y los que tienen hijas y los que tienen hermanas! ¿Lo habéis pensado? Dejáis que os maten, ya estáis muertos, muy bien. ¿Y mañana? Unas muchachas sin pan, ¡qué cosa tan terrible! El hombre pide limosna, la mujer se vende. (...) Pensad en vuestras hermanas, los que las tengáis. La miseria, la prostitución, los guardias, Saint-Lazare, a eso es a lo que van a ir a parar esas jóvenes delicadas y hermosas, esos frágiles prodigios de pudor, de encanto y de hermosura, más lozanos que las lilas del mes de mayo. ¡Ah, que habéis querido que os matasen! ¡Ah, que ya no estáis ahí! Muy bien; por querer sacar al pueblo de las manos de la monarquía, entregáis a vuestras hijas a la policía. Amigos, cuidado, tened compasión. Hay poca costumbre de acordarse de las mujeres, de las desdichadas mujeres. Nos fiamos de que a las mujeres no las educaron como a los hombres, les impedimos leer, les impedimos pensar, les impedimos meterse en política. Pero ¿vais a poder impedirles que vayan a la morgue esta noche para identificar vuestros cuerpos? Vamos, que quienes tengan familia se porten como buenas personas y nos den un apretón de manos y se vayan y nos dejen rematar solos este asunto. Ya sé que se necesita mucho valor para irse, es difícil; pero más que difícil es meritorio.
Victor Hugo (Les Misérables)
Tengo que confesarle que no siempre le tuve cariño; le pido perdón. Ahora ella y usted ya no son para mí sino una única persona. Le estoy muy agradecido. Noto que hace feliz a Cosette. Si usted supiera, señor Pontmercy, aquellas mejillas sonrosadas que tenía eran mi alegría; cuando la veía un poco pálida me ponía triste. (...) Cosette, ¿ves ese vestidito que está encima de la cama? ¿Te acuerdas de él? Es de hace sólo diez años. ¡Cómo pasa el tiempo! Fuimos muy felices. Se acabó. No lloréis, hijos míos, que no me voy muy lejos. Os veré desde allí. Bastará con que miréis cuando sea de noche y me veréis sonreír. Cosette, ¿te acuerdas de Montfermeil? Estabas en el bosque; tenías mucho miedo; ¿te acuerdas de cuando te cogí el asa del cubo de agua? Fue la primera vez que toqué esa pobre manita. ¡La tenías tan fría! ¡Ah, por entonces tenía usted las manos encarnadas, señorita, y ahora las tiene bien blancas! Y la muñeca grande, ¿te acuerdas? La llamabas Catherine. ¡La echabas de menos porque no te la llevaste al convento! ¡Cuánto me hiciste reír a veces, ángel mío! Cuando había llovido, echabas a los arroyos briznas de paja y mirabas cómo se iban. Un día te di una raqueta de mimbre y un volante con plumas amarillas, azules y verdes. A ti se te ha olvidado ya. ¡Eras tan traviesa de pequeñita! Jugabas. Te ponías pendientes de cerezas. Son cosas del pasado. Los bosques por los que ha pasado uno con su niña, los árboles por los que nos paseamos, los conventos donde nos escondimos, los juegos, las risas tan buenas de la infancia, ahora son sombra. Me había imaginado que todo eso me pertenecía. En eso era un necio.
Victor Hugo (Les Misérables)
Digo, pues, que los trabajos del estudiante son éstos: principalmente pobreza (no porque todos sean pobres, sino por poner este caso en todo el estremo que pueda ser); y, en haber dicho que padece pobreza, me parece que no había que decir más de su mala ventura, porque quien es pobre no tiene cosa buena. Esta pobreza la padece por sus partes, ya en hambre, ya en frío, ya en desnudez, ya en todo junto; pero, con todo eso, no es tanta que no coma, aunque sea un poco más tarde de lo que se usa, aunque sea de las sobras de los ricos; que es la mayor miseria del estudiante éste que entre ellos llaman andar a la sopa; y no les falta algún ajeno brasero o chimenea, que, si no callenta, a lo menos entibie su frío, y, en fin, la noche duermen debajo de cubierta. No quiero llegar a otras menudencias, conviene a saber, de la falta de camisas y no sobra de zapatos, la raridad y poco pelo del vestido, ni aquel ahitarse con tanto gusto, cuando la buena suerte les depara algún banquete. Por este camino que he pintado, áspero y dificultoso, tropezando aquí, cayendo allí, levantándose acullá, tornando a caer acá, llegan al grado que desean; el cual alcanzado, a muchos hemos visto que, habiendo pasado por estas Sirtes y por estas Scilas y Caribdis, como llevados en vuelo de la favorable fortuna, digo que los hemos visto mandar y gobernar el mundo desde una silla, trocada su hambre en hartura, su frío en refrigerio, su desnudez en galas, y su dormir en una estera en reposar en holandas y damascos: premio justamente merecido de su virtud. Pero, contrapuestos y comparados sus trabajos con los del mílite guerrero, se quedan muy atrás en todo,
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha)
Nadie mejor para espiar las acciones de los demás que aquellos a quienes nada les importan esas acciones. ¿Por qué este señor nunca viene antes de que oscurezca?; ¿por qué este otro no cuelga la llave en su respectivo clavo de la portería, los jueves?; ¿por qué camina siempre por callejuelas?; ¿por qué la señora desciende siempre del coche de alquiler antes de llegar a su casa?; ¿por qué mandará a comprar un cuadernillo de papel de cartas, cuando tiene repleto de papel su escritorio?, etcétera, etcétera. Hay personas que, con tal de saber el secreto de tales enigmas, que les son por completo indiferentes, gastan más dinero, consumen más tiempo y se toman más trabajo de lo que se necesitaría para ejecutar diez buenas acciones; y lo hacen gratuitamente, por placer, sin que su curiosidad reciba otro premio que la propia curiosidad. Seguirán a éste o aquél durante días enteros, se quedarán como centinelas largas horas en las esquinas, bajo los portales, de noche, con frío y con lluvia, corromperán a los criados, emborracharán a los cocheros y a los lacayos, comprarán a la doncella, sobornarán a un portero... ¿Y todo eso para qué? Para nada. Por el solo afán de ver, de saber y de penetrar en vidas ajenas. Pura comezón de murmurar. Y, con frecuencia, una vez conocidos estos secretos, publicados estos misterios, descifrados estos enigmas, acarrean catástrofes, duelos, quiebras, ruinas de familias, existencias amargadas, con gran placer de aquellos que lo han "descubierto todo", sin interés, por puro instinto. Es algo realmente triste. Ciertas personas son malas únicamente por necesidad de hablar. Su conversación, charla en el salón, diálogo en la antecámara, es como esas chimeneas que consumen rápidamente la leña, necesitan mucho combustible, y el combustible es el prójimo.
Victor Hugo (Les Misérables)
La vida empezó a hacerse dura para Marius. Comerse la ropa y el reloj no significaba nada. Se vio reducido a esa situación inexplicable que se llama comerse los codos, algo terrible que se traduce en días sin pan, noches sin sueños y sin luz, hogar sin fuego, semanas sin trabajo, porvenir sin esperanza; la levita rota en los codos, el sombrero viejo y raído, que hace reír a las jóvenes; la puerta cerrada de noche, porque no se paga a la patrona; la insolencia del portero y del bodegonero, la burla de los vecinos, las humillaciones, la dignidad ultrajada; el trabajo de cualquier clase, aceptado; los disgustos, la amargura, el abatimiento. Marius aprendió a devorarlo todo, y a no tener para devorar más que estas cosas. En ese momento de la existencia en que el hombre tiene necesidad de orgullo, porque tiene necesidad de amor, se vio despreciado, porque iba mal vestido, y se sintió ridículo, porque era pobre. A la edad en que la juventud hincha el corazón con imperial altivez, posó más de una vez los ojos en las botas agujereadas y conoció las injustas afrentas, el punzante bochorno de la miseria. Admirable y terrible prueba, de la cual los débiles salen infames y los fuertes, sublimes. Crisol donde el destino arroja a un hombre muchas veces, cuando quiere hacer de él un ser despreciable o un semidiós. Porque hay muchas acciones grandes en estas pequeñas luchas. El valor tenaz e ignorado, que se defiende palmo a palmo en la sombra, contra la fatal invasión de las necesidades y de la ignominia. Nobles y misteriosos triunfos que ninguna mirada ve, que ninguna fama recompensa, que ningún aplauso saluda. La vida, la desgracia, el aislamiento, el abandono, y la pobreza son campos de batalla que tienen sus héroes, héroes oscuros, es verdad, pero a veces más grandes que los héroes ilustres. Hay naturalezas firmes y raras, que han sido creadas así; la miseria, casi siempre madrastra, es algunas veces madre, la desnudez engendra en ocasiones el vigor del alma y del corazón; la miseria suele ser nodriza de la grandeza; la desgracia es una buena leche para los magnánimos.
Victor Hugo (Les Misérables)
—Nunca mantengo una relación cercana con la gente con la que he salido. A casi nadie le gusta quemar las naves. En mi caso es como si las volara, seguramente porque no habría mucha nave, para empezar. A veces lo abandono todo en casa de ellos y desaparezco sin más. Odio el proceso eterno de recogerlo todo y mudarse y todas esas conversaciones post mortem que se convierten en súplicas llorosas para seguir juntos; sobre todo, odio fingir prolongar una relación cuando ya ni siquiera queremos que nos toque la persona con la que ni recordamos haber querido acostarnos. Tienes razón: no sé por qué empiezo con nadie. Una relación nueva es pura molestia. Además de las pequeñas costumbres domésticas que tengo que aguantar. El olor de la jaula del pájaro. La forma en que le gusta apilar los CD. El ruido del radiador antiguo en mitad de la noche, que me despierta siempre a mí y nunca a él. Él quiere cerrar las ventanas. A mí me gustan abiertas. Yo dejo la ropa por cualquier parte. Él quiere las toallas dobladas y guardadas. Le gusta apretar el tubo de la pasta de dientes con cuidado, de abajo arriba; yo lo aprieto como sea y siempre pierdo el tapón, que él encuentra luego en el suelo detrás del inodoro. El mando tiene su lugar, la leche tiene que estar a mano, pero no demasiado cerca del congelador, la ropa interior y los calcetines van en este cajón, no en ese otro. Y sin embargo, no soy complicada. En realidad soy buena persona, solo que un poco terca, aunque es solo fachada. Soporto a todo el mundo y lo soporto todo. Por lo menos un tiempo. Luego, un día, el impacto: no quiero estar con este tipo, no lo quiero tener cerca, necesito irme. Combato ese sentimiento, pero en cuanto un hombre lo nota te acosa con ojos desesperados de cachorrito. Una vez que veo esa mirada, uf, me voy y encuentro a otro inmediatamente. ¡Hombres! —dijo por último, como si aquella palabra resumiera todos los defectos que la mayoría de las mujeres está dispuesta a pasar por alto y aprender a soportar, y en última instancia a perdonar en los hombres a quienes esperan amar el resto de su vida, hasta que saben que no lo harán—. Odio que la gente salga herida.
André Aciman (Find Me (Call Me By Your Name, #2))
Nuestros ojos, como nuestro corazón, tienen sus odios y sus ternuras, de los que con frecuencia no nos informan, y que imponen secreta, furtivamente, a nuestro temperamento.
Lucy Mangan (Cuentos de buenas noches para adultos estresados (Spanish Edition))
La voz de ciertas personas tiene gracias sensuales, irresistibles, el sabor de cosas exquisitas cuando se comen. Sentimos hambre de oírlas, y el sonido de sus palabras penetra en nosotros como una golosina.
Lucy Mangan (Cuentos de buenas noches para adultos estresados (Spanish Edition))
Ameenah consideraba que las plantas eran laboratorios biológicos vivos, llenos de información vital para los humanos y para cualquier otra especie. -Cada vez que arrasan con un bosque, perdemos un laboratorio extenso, uno que nunca jamás recuperaremos
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
El cielo está a la vista durante buena parte del día, y, en la noche, las estrellas, con la cercanía familiar que las distingue en la zona ecuatorial, despiden esa aura protectora, vigilante, que nos llena de sosiego al darnos la certeza, fugaz, si se quiere, pero presente en el reparador trecho nocturno, de que las cosas siguen su curso con la fatal regularidad que sostiene a los hijos del tiempo, a las criaturas sumisas al destino, a nosotros los hombres.
Álvaro Mutis (La Nieve del Almirante / Ilona llega con la lluvia / Un bel morir / La última escala del tramp steamer (Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero, #1-4))
De niño, solía ponerme nervioso por todas las cosas que mamá no hacía, a diferencia de las otras madres. Cogerme de la mano para ir por la calle. Darme un beso de buenas noches, sentarme en su regazo, leerme cuentos antes de dormir. Todo eso es verdad. Pero a lo largo de todos estos años no he sabido ver una verdad más grande aún, que ha pasado inadvertida, sin el menor reconocimiento, enterrada bajo una pila de agravios: mi madre jamás me abandonaría.
Khaled Hosseini (Y las montañas hablaron)
Heráclito pensaba que la realidad se explica como tensión permanente. Él lo llamaba «guerra» o lucha entre contrarios. Día y noche; vigilia y sueño; vida y muerte se transforman uno en otro y solo existen en su oposición; son en el fondo las dos caras de la misma moneda («La enfermedad hizo buena y amable la salud; el hambre, la saciedad; el esfuerzo, el descanso… Inmortales mortales, mortales inmortales, viviendo la muerte de otros y la vida de otros muriendo»). A Heráclito le correspondía por herencia el rango de rey de su ciudad. Cedió a su hermano menor el cargo, que, desde la llegada de la democracia, era en realidad un sacerdocio. Al parecer, consideraba meros «traficantes de misterios» a los magos, predicadores y adivinos. Cuentan que se negó a hacer leyes para los efesios, prefiriendo jugar con los niños en el templo. Dicen también que llegó a hacerse muy altanero y desdeñoso. No le importaban los honores ni el poder, estaba obsesionado por encontrar el logos del universo, que significaba «palabra» y también «sentido». En la primera frase del cuarto evangelio —«en el principio era el logos»—, habla Heráclito.
Irene Vallejo (El infinito en un junco)
es cierto que los libros pueden cambiar con los años igual que la personas cambian con el tiempo, pero que la diferencia está en que casi todas las personas al final te abandonan a tu suerte, cuando llega un día en que no obtienen de ti ningún provecho o ningún placer o ningún interés o al menos una buena sensación, mientras que los libros jamás te abandonan. Tú los abandonas a ellos a veces, y a algunos incluso los abandonas durante muchos años, o para siempre. Pero ellos, los libros, aunque los hayas traicionado, jamás te dan la espalda: en completo silencio y con humildad te esperan en la estantería. Te esperan incluso decenas de años. No se quejan. Hasta que una noche, cuando de pronto necesitas uno, aunque sea a las tres de la madrugada, aunque sea un libro que has rechazado y casi has borrado de tu mente durante muchos años, no te decepciona y baja de la estantería para estar contigo en ese duro momento. No echa cuentas, no inventa excusas, no se pregunta si le conviene, si te lo mereces y si aún tienes algo que ver con él, sencillamente acude de inmediato cuando se lo pides. Jamás te traiciona.
Amos Oz (Una historia de amor y oscuridad)
La noche del crimen, en su memoria, se ha fundido a una larga historia de homicidios e injusticias. Su historia está hilada a través de un verso heroico, cíclico, que quienes asombrados la escuchan entienden que en parte es su historia, la historia de la ciudadana Amalia Maluenda, antigua empleada de las Garmendia, y en parte la historia de Chile. Una historia de terror. Así, cuando habla de Wieder, el teniente parece ser muchas personas a la vez: un intruso, un enamorado, un guerrero, un demonio. Cuando habla de las hermanas Garmendia las compara con el aire, con las buenas plantas, con cachorros de perro. Cuando recuerda la noche del crimen dice que escuchó música de españoles. Al ser requerida a especificar la frase "música de españoles", contesta: la pura rabia, señor, la pura inutilidad. Ninguno de los juicios prospera. Muchos son los problemas del país como para interesarse en la figura cada vez más borrosa de un asesino múltiple desaparecido hace mucho tiempo. Chile lo olvida.
Roberto Bolaño (Roberto Bolaño. Estrella distante (novela gráfica))
Dios es un gran conejo que habita por encima de la tierra muy alto allá en los cielos en su grande y nubosa madriguera. El diablo es una gran liebre roja con un fusil todo gris para disparar en la sombra nocturna pero Dios es un gran conejo tiene el oído del mundo entiende de música cierta vez tuvo un gran hijo un jovial conejo y lo envió a la tierra para salvar a los conejos de abajo y su hijo fue rápidamente liquidado y ahora se le llama civet. Evidentemente pasó malos momentos pero después recobró sus fuerzas se puso los huesos en orden los riñones el lomo la cabeza y todo y dio un salto prodigioso y helo aquí hecho un rudo conejo brincando por los cielos a diestra y siniestra del gran conejo todopoderoso. Y el diablo dispara en la sombra y regresa farfullando cada noche nada en su morral nada para llenar las tripas y se agarra sus buenas rabietas
Jacques Prévert
—Madre, a veces me das miedo. Ella volvió a hablarle al oído: —A mi edad, hijo, es mucho mejor dar miedo que dar pena. —Y le dio un beso de buenas noches.
Santiago Posteguillo (Maldita Roma: La conquista del poder de Julio César (Julio César, #2))
Buenas noches, anémonas, caballitos y estrellas de mar».
Shelby Van Pelt (Criaturas luminosas)
Mi hermana suspiró y dijo: -Nosotros no vivimos. -¿No? ¿Pues qué hacemos? Hablar. Nosotros hablamos y los otros viven. ¿Se refería a los acróbatas? ¿Qué tenía que ver la acrobacia con la vida? A veces, según la dirección de la luz, un ala de pa loma se proyectaba en proporciones enormes sobre la lona. Parecía que en lugar de palomas fueran aves enormes. O ángeles. Por fin, uno de los acróbatas se lanzó con su trapecio sin ver al otro que estaba separado por un gran bastidor circular de papel. Éste rompió el papel con la cabeza y cogió con sus manos las del compañero que en aquel momento llegaba. Para poder sincronizar los movimientos, el que se lanzaba sobre bastidor tenía que guiarse solamente por la voz del otro. La cosa era diabólicamente alarmante, sobre todo sin red, y cuando se encontraron y se cogieron las manos en el vacío, el público lanzó un ¡ah!, de alivio. Mi hermana aplaudía. Yo también. Los acróbatas ya en la pista saludaban juntos. Uno de ellos nos sonreía. Luego entraron corriendo pero volvieron a salir veces más a agradecer los aplausos. Se levantó mi hermana un poco angustiada: -Vámonos. Yo quer resto del programa, pero ella insistía: -Vámonos ahora mismo. -¿Qué más te da? Espera un poco. Ella se irritaba y dijo sentándose: Está bien, pero yo te juro que si ese hombre viene aquí ahora, me iré con él por el mundo a hacer volatines. Era muy capaz. Me levanté y salimos.Ya en la puerta, ella me dijo sonriente: -¿Qué pasaría si yo me fuera con los Smart Brothers? -Pues que te traería la Policía. -¿Por qué? Eso no es un crimen. Ah, porque soy menor de edad. Es una lata ser menor de edad. ¿No te parece? Me di cuenta aquel día que la atracción del hombre y la mujer está gobernada por leyes muy extrañas. Mi hermana y yo ibamos del brazo-yo llevaba pantalones largos-y ella me hablaba: -¿Sabes qué digo? Que tú eres un hombre listo. -¿Por qué? -Hombre, ya tienes tu novia. Ya sabes con quién te has de casar. ¿Que no? ¿Es que tú puedes casarte con otra sino con Valentina? ¿Y para ella no es una gloria tener ya su marido, es decir, su novio? La verdad es que hacéis buena pareja. ¿No sabes? Ella ha crecido también. Está espigadita, con una cintura como un mimbre. Y casi tan alta como tú. Suponía yo que su padre se opondría cuando llegara el mo mento. Mi hermana no podía imaginarlo. ¿Por qué iba a oponerse? Yo le dije: -¿No has visto que su padre es cada día más rico? -Bien, ¿y qué? -Pues que nosotros seremos cada día más pobres. Ella no se asustaba, ni mucho menos. Le dije que había oído a mi padre hablando en su oficina con un des decia: «Estoy arruinado. Entre unos y otros va robarme hasta la camisa. ¿Es que no queda buena fé en el mundo?». Mi hermana decia que no entendía cómo l o perdía dinero. Yo le expliqué -aunque sólo por conjeturas- que todos los negocios de mi padre iban mal. Parece que no tenía condiciones de hombre de negocios, que le faltaba doblez. estábamos viviendo del magro sueldo de la compañía de seguros. Concha se quedaba un momento pensativa. De pronto decía: Pues cuanto antes. Que venga cuanto antes la ruina y entonces me casaré con el Smart Brother. Lo decía en serio. En cambio, si yo era pobre y no podía hacer una carrera brillante nunca me casaría con Valentina, al menos mientras viviera su padre don Arturo. Esa era la diferencia. Sin embargo, lo mismo que Concha, yo me veía a mí solo, pobre y sin carrera ni fortuna, con cierta romántica admiración. Todavía me quedarían muchos caminos. Y pensaba en Juan, el de la «Quinta Julieta». Me parecía que no tener nada en el mundo más que la noche y el día -y una pistola en el bolsillo- y vivir en la «Quinta Julieta» era igual que ser millonario. Yo no era ambicioso. Me bastaba con lo indispensable, es decir, con lo que tenía entonces: un lecho, una mesa donde comer, un traje. La pistola era sólo para darme a mí mismo sensación de seguridad. Sería como ser dueño del mundo.
Ramón J. Sender (Crónica del alba, 1)
Afuera, en el mundo real, la gente está atrapada en aislamientos preventivos, cuarentenas y toques de queda. La verdad es que ya nada me importa. Le he dicho a esa presencia que se los llevó que venga por mí también, que me mate, que termine su trabajo. No respeto las normas, salgo a la hora que me da la gana sin tapabocas, no me desinfecto, no me lavo las manos. He visitado a unos vecinos enfermos de coronavirus con la secreta ilusión de que me contagien. Los ayudo, les llevo comida, los abrazo. Nada, sino sano. Recorro la ciudad en las horas de la noche y grito como un alucinado hasta que me duela la garganta: - ¡Aquí estoy! ¡Vamos! ¡No me asusta la muerte! Dos veces me han detenido y los vecinos les explican a los agentes que hace poco me quedé viudo y que me estoy enloqueciendo. Tal vez sí. Tal vez ya no distingo qué es real y qué no. Morir me parece una buena solución. Es como salir por la puerta de emergencia en medio de un incendio. Si no logro contagiarme buscaré la forma de irme por mano propia. Eso es. Si la presencia quiere dejarme atrás, los alcanzaré a mi manera
Mario Mendoza (Bitácora del Naufragio)
El síndrome de la metida de pata no es algo que uno hace; es una manera de ser. Palabras y acciones están teñidas por el conocimiento urgente de que nuestro futuro depende de que hagamos las cosas como es debido ahora, en este mismo momento. Si cometemos un error, lo estropearemos todo. En el mundo todo es bueno o malo, verdadero o erróneo, blanco o negro. No hay grises ni tonos intermedios, no hay lugar para la paradoja; no hay pasado, no hay misericordia. Si pides ayuda para los deberes la noche inadecuada, si contestas el teléfono cuando no corresponde, no tienes perdón. Si no eres buena, eres mala. Y si eres mala, eres terrible. Los juicios son implacables. Cuando has crecido creyendo que te aman por lo que haces, no por quién eres, tu supervivencia depende de hacer lo que corresponde. Cada vez que te equivocas, quieres morirte.
Geneen Roth (Cuando la comida sustituye al amor: La relación entre las carencias afectivas y nuestra actitud ante la comida)