Weaver Ant Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Weaver Ant. Here they are! All 5 of them:

I'm on the edge, Neblin, I'm off the edge - I'm over the edge and falling into hell on the other side.' 'Calm down, John,' he said. 'We can work through this. Just tell me where you are.' 'I'm down in the cracks of the sidewalks,' I said, 'in the dirt and in the blood, and the ants are looking up and we're damning you all, Neblin. I'm down in the cracks and I can't get out.
Dan Wells (I Am Not a Serial Killer (John Cleaver, #1))
A Draft of Shadows' desire turns us into ghosts. We are vines of air on trees of wind, a cape of flames invented and devoured by flame. The crack in the tree trunk: sex, seal, serpentine passage closed to the sun and to my eyes, open to the ants. That crack was the portico of the furthest reaches of the seen and thought: —there, inside, tides are green, blood is green, fire green, green stars burn in the black grass: the green music of elytra in the fig tree's pristine night; —there, inside, fingertips are eyes, to touch is to see, glances touch, eyes hear smells; —there, inside is outside, it is everywhere and nowhere, things are themselves and others, imprisoned in an icosahedron there is a music weaver beetle and another insect unweaving the syllogisms the spider weaves, hanging from the threads of the moon; —there, inside, space is an open hand, a mind that thinks shapes, not ideas, shapes that breathe, walk, speak, transform and silently evaporate; —there, inside, land of woven echoes, a slow cascade of light drops between the lips of the crannies: light is water; water, diaphanous time where eyes wash their images; —there, inside, cables of desire
Octavio Paz (A Draft of Shadows and Other Poems)
[ ... ] para mí la esperanza es mucho más peligrosa que la desesperación. Me carcome igual que esas heridas enconadas que no se curan nunca con este maldito frío. Tengo que dejar de tener esperanza, dejar de anhelar volver a casa. Es posible que jamás nos dejen salir de este condenado agujero. Me he convertido en un fantasma, en una sombra de la persona que era antes. Ahora, este lugar es lo único que existe.
Eva Weaver (Todo lo que cabe en los bolsillos (Spanish Edition))
Cuando decimos que la filosofía nace del asombro, lo que queremos decir es que el sentimiento se antepone a la razón. Sobre cualquier asunto razonamos únicamente si de antemano hemos sido llevados a su esfera por un interés afectivo. Por esta razón, el factor de primordial importancia en la vida cultural de los hombres es su postura ante el mundo. ¡Con cuánta razón se aduce a menudo que nada bueno puede provenir de un impulso equivocado! Y es que la razón, por sí sola, es incapaz de justificar sus razones. Como tampoco es casual que al diablo haya dado en llamársele príncipe de los abogados ni es fruto del azar que los villanos de Shakespeare sean tan excelsos razonadores. Si la inicial disposición es errada, la razón sólo contribuye a incrementar su maleficencia; si es correcta, entonces la razón se encarga de organizar y fomentar el bien. No está autorizado para elaborar propuestas de índole social o política, por descontado, quien previamente no haya acreditado que es capaz por sí solo al menos de refrendar algún aspecto del mundo real. La arbitrariedad, en este caso, es la lógica consecuencia de unas propuestas que no toman asiento en ninguna realidad previa. Es imposible siquiera afirmar lo que sea sin antes haber declarado categóricamente que la vida y el mundo son realidades apreciadas y deseables.
Richard M. Weaver (Las ideas tienen consecuencias)
Cuando decimos que la filosofía nace del asombro, lo que queremos decir es que el sentimiento se antepone a la razón. Sobre cualquier asunto razonamos únicamente si de antemano hemos sido llevados a su esfera por un interés afectivo. Por esta razón, el factor de primordial importancia en la vida cultural de los hombres es su postura ante el mundo. ¡Con cuánta razón se aduce a menudo que nada bueno puede provenir de un impulso equivocado! Y es que la razón, por sí sola, es incapaz de justificar sus razones. Como tampoco es casual que al diablo haya dado en llamársele príncipe de los abogados ni es fruto del azar que los villanos de Shakespeare sean tan excelsos razonadores. Si la inicial disposición es errada, la razón sólo contribuye a incrementar su maleficencia; si es correcta, entonces la razón se encarga de organizar y fomentar el bien. No está autorizado para elaborar propuestas de índole social o política, por descontado, quien previamente no haya acreditado que es capaz por sí solo al menos de refrendar algún aspecto del mundo real. La arbitrariedad, en este caso, es la lógica consecuencia de unas propuestas que no toman asiento en ninguna realidad previa. Es imposible siquiera afirmar lo que sea sin antes haber declarado categóricamente que la vida y el mundo son realidades apreciadas y deseables. Así, pues, todo indica que la cultura tiene su origen en una rotunda afirmación, razón por la que no ha de sorprender que sus brotes más espléndidos con frecuencia convivan con fases primitivas del desarrollo de los pueblos, caracterizadas por potentes sentimientos de «deber moral», dirigidos hacia el mundo antes de que haya sucumbido a la falta de coraje. El asentimiento es sólo un primer paso. Toda cultura evolucionada es una determinada mirada que proyecta sobre el mundo un conjunto de símbolos, que son los que permiten dotar de significado a los hechos empíricos y a los hombres sentir que sus vidas se inscriben en un drama en el que cada nueva peripecia requiere su interés y aguza su tono vital. Esta es la razón por la que toda cultura auténtica, a través de su encaje en el mundo, no puede conformarse con el cultivo de sentimientos únicamente «sentimentales». Es preciso que disponga de criterios de elucidación, ordenación y jerarquización, y que a ellos apele a la hora de ejercitar la razón. Ahora bien, el primer acto de elucidación de los hombres es la mitología: ya Aristóteles señalaba el estrecho vínculo existente entre la elaboración de mitos y la filosofía. Esa poesía de la representación y descripción del mundo ideal es dueña de una gran fuerza unitiva, y los pueblos la aceptan como designio propio capaz de cohesionar su vida imaginativa. Después vendrá el filósofo a enseñar la necesaria relación entre fenómenos y, asimismo, al otro extremo, a superar este pedestre nivel para instruir sobre los destinos últimos.
Richard M. Weaver (Las ideas tienen consecuencias)