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Y el orden no desaparecerá con el verdugo. No lo creáis. La bĂłveda de la sociedad futura no se desplomará por no contar con esa piedra angular. La civilizaciĂłn no es más que una serie de transformaciones sucesivas. ÂżA quĂ© váis a asistir? A la transformaciĂłn de la penalidad. La dulce ley de Cristo penetrará por fin en el cĂłdigo y radiará sobre Ă©l. Se contemplará el crimen como una enfermedad, y esta enfermedad tendrá sus propios medicamentos, que reemplazrán a vuestros jueces, y sus propios hospitales, que reemplazarán a vuestras prisiones. La libertad y la salud se parecerán. Se verterá el bálsamo y el aceite allĂ donde se aplicaba el hierro y el fuego. Trataremos con caridad ese mal que se trataba con cĂłlera. Será sencillo y sublime. La cruz sustituirá al patĂbulo. Eso es todo.
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