Una Mujer Segura Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Una Mujer Segura. Here they are! All 39 of them:

No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe… No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma. No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música. No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y vertigue un inmenso horror por las injusticias.Una a la que le gusten los juegos de fútbol y de pelota y no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. No te enamores de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, JAMAS se regresa.
Martha Rivera-Garrido
Una mujer sabe si ama a un hombre", decía. "Si no está segura, es que no lo ama
Vivian Gornick (Fierce Attachments)
Yo soy mi adivinanza. Señor, no pretende usted bondadosamente aliviar ni secuestrar mi soledad. Es una cosa que a las mujeres se nos enseña a temer: oh la torre terrible, oh las zarzas que las circundan; no un nido sociable, sino un calabazo. Pero nos han mentido, sabe usted, en esto como en otras tantas cosas. El calabozo podrá ser severo y amenazador, pero dentro de él estamos muy seguras, dentro de sus confines somos libres de una manera que ustedes, que tienen libertad para correr el mundo, no necesitan imaginar. Ni yo recomiendo imaginarla; pero hágame la justicia de creer que mi soledad es mi tesoro, lo mejor que poseo. No me decido a salir. Si abriera usted la puertecilla, no escaparía; pero ay, cómo canto en mi jaula de oro...
A.S. Byatt (Possession)
Lo que hoy le falta a la mujer para hacer grandes cosas es olvidarse de si mesma,pero para olvidarse de una mesma primero es necesario estar segura de que una se ha encontrado a si mesmo de una vez para siempre.
Simone de Beauvoir
—Me dijeron que recogería a una hermosa mujer con vestido rojo —respondió el conductor—. Pero estoy seguro que el Sr. Silva no se quejará si tengo a la mujer equivocada. Le di una sonrisa mientras me deslizaba al interior del automóvil. —Estoy segura de que no lo haría. Antes de que el conductor cerrara la puerta, se detuvo. —Así que, ¿cuál es usted? ¿La mujer correcta o la incorrecta? Lo miré a los ojos y le dije—: Ambas.
Nicole Williams (Mischief in Miami (Great Exploitations, #1))
- Para mi eres un regalo. (...) Y quiero que veas en ti lo mismo que yo ya veo. No quiero que cambies nada de ti, solo que descubras nuevas facetas, en aquello en lo que puedes convertirte cuando te liberes. Quiero que te descubras como una inmensa mujer, unica y especial. Dueña de su sexualidad, y segura de quien es en la vida. El unico espejo en el que te debes mirar es en el de Cleo Connelly. Cleo tenia los ojos humedos por la emocion. ¡Habia que joderse! Eran las palabras mas bonitas y apasionadas que le habian dicho jamás! Capitulo 6. Lion Romano y Cleo Connelly.
Lena Valenti (Amos y mazmorras: Primera parte (Amos y mazmorras, #1))
Entre las ramas acecha una presencia maligna y depredadora: lo sabe o lo recuerda, no está segura, pero exhala un aire helado entre los troncos de los árboles que le lame con insistencia los brazos desnudos. La conciencia de que no puede bajar la guardia, de que tiene que evitar a ese ser cueste lo que cueste, le da vueltas en la cabeza como el humo. Tal vez sea un semidiós, o la personificación de un elemento, o un espíritu de los árboles empeñado en vengarse o en cobrarse una presa. Busca a las mujeres de las túnicas claras, o tal vez ha venido por ella. Es imposible saberlo. ¿Las mujeres pueden salvarla? Tampoco lo sabe. Despeja el camino de hiedra y ramas con las manos heladas y sigue andando con la esperanza de que no suceda nada malo. Es importante no pisar las flores y no tocar la fruta que cuelga, baja, por encima de su cabeza: esto es lo único que sabe.
Maggie O'Farrell
Tengo, sí, los correos amorosos dirigidos a mi mamá, que enviaba siempre con copia a mi hermana y a mí. ¿Por qué lo hacía? ¿Quería demostrarnos que aún amaba a nuestra madre? Cuánto amor debió sentir mi papá por mi madre para no intentar una vida con la otra mujer que amaba. Cuánto por su amante para no dejarla y quedarse solamente con su compañera de toda la vida. Y, también, cuánto desamor podemos dar mientras creemos estar amando. Me gusta pensar que en su corazón ambos amores no se excluían, pero cómo estar segura.
Gabriela Wiener (Huaco retrato)
Mientras tanto empecé a ver mi cuerpo desde una nueva luz. Por primera vez concebía los montecillos de mi pecho como tetas para que los pequeños chuparan, y su semejanza física con las ubres de las vacas o las colgantes distensiones de piel a las que se asían los cachorrillos lactantes pronto resultó algo inevitable. Es curioso ver que hasta las mujeres olvidan para qué son los pechos. También se transformó la raja entre mis piernas. Perdió parte de su carácter vergonzoso, de su obscenidad, o adquirió una obscenidad de otra clase. Sus labios no se abrían ya a un angosto y oscuro callejón, sino a una especie de profundo abismo. El propio pasadizo pasó a ser un camino hacia algún otro lugar, un lugar real, y no meramente un lugar sombrío en mi mente. El colgante de carne de su frente asumió un aspecto equívoco, y empezó a parecerme un tentador anzuelo, una píldora para endulzar la pesada carga de la especie, como las piruletas que me daban de niña en el dentista. En suma, que todo cuanto me hacía bella era algo intrínseco a la maternidad, y hasta mi deseo de que los hombres me encontraran atractiva era la estratagema de un cuerpo diseñado para expulsar a su propio recambio. No voy a presumir de ser la primera mujer que descubrió que los niños no vienen de París. Pero todo aquello era nuevo para mí. Y, francamente, no estaba muy segura al respecto. Me sentía prescindible, desechable tragada por un gran proyecto biológico que no había iniciado ni elegido, que me daba presencia pública, pero que también me marcaba y me escupía. Me sentía utilizada.
Lionel Shriver (We Need to Talk About Kevin)
De todas las criaturas que tienen mente y alma no hay especie más mísera que la de las mujeres. Primero han de acopiar dinero con que compren un marido que en amo se torne de sus cuerpos, lo cual es ya la cosa más dolorosa que hay. Y en ello es capital el hecho de que sea buena o mala la compra, porque honroso el divorcio no es para las mujeres ni el rehuir al cónyuge. Llega una, pues, a nuevas leyes y usos y debe trocarse en adivina, pues nada de soltera aprendió sobre cómo con su esposo portarse. Si, tras tantos esfuerzos, se aviene el hombre y no protesta contra el yugo, vida envidiable es ésta; pero, si tal no ocurre, morirse vale más. El varón, si se aburre de estar con la familia, en la calle al hastío de su humor pone fin; nosotras nadie más a quien mirar tenemos. Y dicen que vivimos en casa una existencia segura mientras ellos con la lanza combaten, mas sin razón: tres veces formar con el escudo preferiría yo antes que parir una sola. Pero el mismo lenguaje no me cuadra que a ti: tienes esta ciudad, la casa de tus padres, los goces de la vida, trato con los amigos, y en cambio yo el ultraje padezco de mi esposo, que de mi tierra bárbara me raptó, abandonada, sin patria, madre, hermanos, parientes en los cuales pudiera echar el ancla frente a tal infortunio.
Euripides (Medea)
León gruñó y atrapó su boca en un beso voraz. No podía resistirse a ella. Sabía que tenía que hablarle de sus sentimientos (...), pero al igual que ella, también necesitaba sentirla, estar en su interior, rodeado de su calor. (...) Volvió a ponerse encima de Alex y le dió un dulce beso. - ¿Estas segura? Alejandra enrolló las piernas en la cintura de él y asintió. - Te necesito - suplicó. Y sin mas, León introdujo en su interior su pene ya erecto, arrancándole un gemido natural. Las manos de Alex se agarraron a sus hombros. Sus uñas se hincaron en su piel. Sus caderas se arquearon recibiendo el pene que entraba y salía de su interior y que conseguía (...) que las sensaciones (...) se arremolinaran en su estómago y su corazón latiera cada vez más veloz. (...) Leon atrapó su boca, alimentándose de sus gemidos. Lamió sus labios. Jugó con la lengua de ella. Besó su cuello, lo mordió, lo acarició, y descendió hasta sus pechos donde los pezones enhiestos reclamaban mayor atención. (...) Las manos de Álex descendieron con lentitud por la musculosa espalda delineando el tatuaje de León hasta sus nalgas, donde en una muda súplica le imploró que aumentara el ritmo. Su cuerpo sin control, obedeció a la que era dueña de su corazón y comenzó a embestir cada vez con mayor velocidad, (...) hasta que sus gemidos se entrelazaron y sus respiraciones se convirtieron en una. (...) León estaba enamorado de esa mujer y tenía que confesárselo, fueran cuales fueran las consecuencias. [Capítulo 13. León y Álex].
Aileen Diolch (Fuego Rojo)
Una fuente de paz sin explotar Una fuente de paz sin explotar, pues la única esperanza real es recurrir a la sabiduría colectiva de las mujeres, aquellas que tienen experiencia directa del precio de una guerra: la vida de un niño, de un nieto, un hermano, un esposo; la pérdida de un miembro o de la cordura de alguien cercano y querido; la pérdida de la risa, la dominación del miedo; la pérdida de esperanza para el futuro.   Una fuente de paz sin explotar, aquellas que han vivido la violencia doméstica: que han visto en sus hijos los efectos de la intimidación, que han visto enmudecer a sus hijas, que han visto apagarse la luz en sus ojos; aquellas que saben que cuando cada niña y cada niño importen, cuando ninguno de ellos pase hambre, soporte abusos o quede excluido, el mundo será un lugar más amable para todos nosotros.   Una fuente de paz sin explotar, las mujeres con empatía que viven en un mundo aparte, que se sienten seguras, queridas, afortunadas y, no obstante, son capaces de imaginar lo que es verse impotente, golpeada, violada, forzada luego a dar a luz a esa criatura concebida en la violencia; mujeres que saben en lo hondo de sus corazones que lo que le sucede a cualquier mujer en cualquier parte podría sucederles a ellas.   Una fuente de paz sin explotar, las mujeres que ven a sus seres queridos sedientos de venganza, llenos de odio, constantemente en guardia, devorados por el miedo o temerosos de dormirse a causa de las pesadillas; maridos, hermanos, hijos, y ahora hijas que vuelven de la guerra y se parecen poco a lo que hubieran podido ser en un mundo de paz.   Una fuente de paz sin explotar, las mujeres reunidas en círculos, las mujeres conectadas, las mujeres unidas que traen la feminidad sagrada, el instinto maternal, el arquetipo de la hermana, el poder de la Madre al mundo.   JEAN SHINODA BOLEN
Jean Shinoda Bolen (Mensaje urgente a las mujeres)
Por ejemplo, muchos estudios sobre felicidad matrimonial se realizaban simplemente sometiendo a los cónyuges a diversos cuestionarios. Esto se conoce como el método del autoinforme y, aunque tiene su utilidad, es bastante limitado. ¿Cómo sabemos si una esposa es feliz simplemente porque marca la casilla de «felicidad» en el cuestionario? Las mujeres sometidas en su relación a abusos físicos suelen obtener una calificación muy alta en los cuestionarios sobre satisfacción matrimonial. Sólo cuando una mujer se siente segura y es entrevistada a solas, revela sus sufrimientos. Para remediar estas lagunas en la investigación, mis colegas y yo hemos mejorado los métodos tradicionales estudiando el matrimonio con otros métodos más innovadores y exhaustivos. Actualmente seguimos a setecientas parejas en siete estudios distintos. No sólo observamos a recién casados, sino también parejas más veteranas, con cónyuges de cuarenta a sesenta años de edad. También hemos estudiado matrimonios que acaban de tener su primer hijo, y parejas interactuando con hijos recién nacidos, en edad preescolar o adolescentes. Como parte de esta investigación he entrevistado a parejas sobre la historia de su matrimonio, su filosofía sobre el matrimonio, sus puntos de vista sobre el matrimonio de sus padres. Las he filmado mientras hablaban sobre cómo habían pasado el día, sobre las áreas de continuo desacuerdo en su relación o sobre temas más alegres. Y para obtener una lectura psicológica de su estado de tensión o de relajación, he medido su ritmo cardíaco, su presión sanguínea, su sudoración o la función inmunológica. En todos los casos he permitido que la pareja viera las cintas de vídeo para que expresaran su propio punto de vista sobre lo que pensaban o sentían al ver, por ejemplo, que su ritmo cardíaco o su presión sanguínea subía bruscamente durante una discusión matrimonial. Y he mantenido el contacto con las parejas, estudiándolas al menos una vez al año para ver cómo seguía su relación. De momento mis colegas y yo somos los únicos investigadores que realizamos esta observación y análisis exhaustivo de las parejas casadas. Nuestros datos ofrecen la primera visión real del funcionamiento interno, de la anatomía de un matrimonio. Los resultados de estos estudios, y no mis opiniones, forman la base de mis siete principios para el buen funcionamiento del matrimonio.
John M. Gottman (Siete reglas de oro para vivir en pareja)
—Y yo supongo que, en cierto modo, me gustas porque eres como eres. Me gusta acostarme contigo porque no hay malos rollos ni complicaciones y me siento segura. Pero todo esto empezó porque cedí a un impulso loco. No me ocurre muy a menudo y no lo tenía planeado. Y ahora hemos llegado a esa fase en la que yo soy una de las mujeres a las que traes aquí.
Stieg Larsson (The Girl Who Kicked the Hornet’s Nest (Millennium, #3))
No había amor, pero estaba enganchada a él de un modo que no consigo explicar. Tampoco puedo explicar cómo, el muy cabrón, consiguió que pasara de sentirme la mujer más hermosa del mundo a creer que era la mayor mierda del universo. Yo, tan segura de mí misma, tan autosuficiente, tan... yo. Pasé a verme única y exclusivamente a través de sus ojos.
Clara Peñalver (Cómo matar a una ninfa)
La dieta de las montañas antioqueñas era, en efecto, sencilla y frugal, pero completa y balanceada: todas las noches, en todas las casas, igual en las de las mujeres de pañolón que en las de ruana, se servían frisoles, una fuente segura de proteína, que cuida las neuronas, Nunca faltaba la mazamorra de sobremesa, a veces con bocadillo de guayaba o al menos con panela en trocitos, que daban la energía del azúcar. La carne de res y de cerdo, con las nuevas fincas abiertas, empezó a abundar, y no toda se exportaba a las minas del sur. Lo difícil era conservarla, pero para eso se usaba la sal traída de El Retiro en mulas, y se la secaba al sol en forma de tasajo que luego se molía entre dos piedras. La carne molida, o carne en polvo como siempre le hemos dicho, espolvoreada sobre los frisoles, a veces coronada por un huevo frito en manteca de cerdo, era el playo más apetitoso del mundo, sobre todo si se complementaba con plátano maduro, asado o en tajadas, que le daban un toque dulce a toda la comida. Al medio día podía agregarse esa misma carne en polvo a la sopa de arroz, que llevaba algo de papa picada, y en un platico aparte tomates maduros en cuadritos, con repollo rallado, cebolla roja, cilantro y jugo de limón, y aguacates maduros si estaban en cosecha. Y siempre una arepa blanca o amarilla al lado, al estilo del pan en el viejo mundo, porque, como decía un viajero alemán, “donde no se da el maíz, tampoco se da el antioqueño
Héctor Abad Faciolince (La oculta)
«Diría que el origen de la corrupción es el pecado original que cada uno lleva en sí… El tema es pecadores sí, corruptos no. Todos somos pecadores. El pecado no me da miedo, pero la corrupción sí, la corrupción vicia el alma y el cuerpo. Una persona corrupta está tan segura de sí que no pueda retroceder. También el empresario que paga la mitad a sus trabajadores es un corrupto. Y un ama de casa que trata a la sirviente de un cierto modo es una corrupta… ¿Hay corrupción en la Iglesia? Sí, hay corruptos. Siempre los ha habido en la historia de la Iglesia. Mujeres y hombres de Iglesia han jugado con la corrupción» (página Im Terris, 22 de enero de 2018). Cf. también J. M. BERGOGLIO, Guarire dalla corruzione, EMI, Bologna 2013.
Amedeo Cencini (DESDE LA AURORA TE BUSCO. Evangelizar la sensibilidad para aprender a discernir (Servidores y Testigos nº 165) (Spanish Edition))
La cosa se puso peor cuando llegó la época de los tacones. ¡Qué masoquismo! Encaramarse en esos dos palitos es un acto cercano al malabarismo y aprender a manejarlos todo un suplicio. Otro invento que, estoy segura, se lo debemos a los hombres porque con el tiempo descubrí el poder que puede tener un par de piernas balanceándose en estos pequeños simulacros de zancos. Y me monté en ellos, como se montaron las demás mujeres mientras ellos caminan felices por la vida sin problemas de callos, ni de deformaciones creadas por la altura de los tacones. Y después tienen el descaro de quejarse de lo mucho que demoramos las mujeres para arreglarnos. Como si lograr que el pelo luzca maravilloso [...] como les gusta a ellos, maquillarse sin que se nos pase la mano, elegir el vestido adecuado para la ocasión y montarse en los dos palitos fuera igual que afeitarse, bañarse y ponerse lo mismo de siempre: una camisa y un pantalón. Pero ¡ay que uno salga con la cara lavada y sin ningún tipo de arreglo!
Rosaura Rodríguez (No hay mal que dure 100 años ni mujer que lo resista)
A veces oigo una música… O una canción… Una voz de mujer… Y allí encuentro lo que he sentido. Algo semejante… En cambio, veo una película de guerra y sabe a mentira, leo un libro y lo mismo, mentira. No es… No es correcto. Comienzo a hablar y tampoco me sale. No es tan espantoso, ni tan bonito. ¿Sabe lo preciosos que resultan los amaneceres en la guerra? Antes de un combate… Los observas y estás segura: ese podría ser el último. La tierra es tan bella… Y el aire… Y el sol…
Svetlana Alexievich (War's Unwomanly Face)
su clase se llamaba proletariado pero le aumentó a decir clase media de cariño
Yolanda Segura (serie de circunstancias posibles en torno a una mujer mexicana de clase trabajadora)
la clase es un mecanismo de control ideológico que consiste en decirle privilegiados a los trabajadores menos oprimidos y decirles que si se quejan van a perder sus privilegios que son en realidad una opresión menor y una clasificación que les dice que no son pobres porque si lo resultará que no tendrán lo que tienen: tendrán hambre
Yolanda Segura (serie de circunstancias posibles en torno a una mujer mexicana de clase trabajadora)
la clase es un mecanismo de control ideológico que consiste en decirle privilegiados a los trabajadores menos oprimidos y decirles que si se quejan van a perder sus privilegios que son en realidad una opresión menor y una clasificación que les dice que no son pobres porque si lo resultará que no tendrán lo que tienen: tendrían hambre
Yolanda Segura (serie de circunstancias posibles en torno a una mujer mexicana de clase trabajadora)
9. Necesita con desesperación controlar a sus hombres y sus relaciones, debido a la poca seguridad que experimentó en la niñez. Disimula sus esfuerzos por controlar a la gente y las situaciones bajo la apariencia de "ser útil". es inevitable que una niña sienta pánico por la falta de control de la familia. No puede contar con las personas de las que depende porque están demasiado enfermas para protegerla. Al ser fuertes y útiles para los demás nos protegemos del pánico que surge al estar a merced de otro. Necesitamos estar con gente a quien podamos ayudar, a fin de sentirnos seguras y bajo control.
Robin Norwood (Las mujeres que aman demasiado: El best seller que ha ayudado a millones de mujeres (Spanish Edition))
La tecnología ya está ahí: una sustancia alucinógena segura de grado farmacéutico y un protocolo bien afinado que maximiza el avance espiritual al mismo tiempo que minimiza el riesgo. Estos son los «descubrimientos bioquímicos» que, como Huxley predijo, «harán posible que un gran número de hombres y mujeres logren una autotrascendencia radical y una comprensión más profunda de la naturaleza de las cosas».
Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
Si la intención de la señorita Ivonne Helderg es mantenerme en suspenso lo está logrando y sólo espero poder dormir al menos ya que me aconsejó hacerlo porque según ella, no estaba segura de que yo lograra dormir mi siguiente noche aquí, la verdad eso me asustó. La apariencia de esta mujer a simple vista es angelical pero me aterra pensar que detrás de eso se esconde otra persona, una que no soy capaz de imaginar o tal vez pero no quiero hacerlo.
Itxamany Bustillo (El Broche (Spanish Edition))
Lo cierto es que no hay forma fácil de ser una mujer en este mundo. Si te expresas, si dices que no, si te mantienes firme, entonces eres una bruja y una arpía y todo lo que te pase es merecido. «Te lo has ganado a pulso». Pero si sonríes, dices que sí, sobrevives a base de buenos modales, eres débil y estás desesperada. Un blanco fácil. Una presa en un mundo de depredadores. No hay opciones seguras para las mujeres, no hay decisiones que no terminen volviéndosenos en contra.
Amy Engel (The Familiar Dark)
[ 3-8 ] 1º Muertes que no se prohíben por este mandamiento. — No está prohibido: • matar a los animales irracionales, pues Dios dio al hombre el derecho de alimentarse de ellos; • imponer la muerte, conforme a las leyes, a los hombres criminales para defender a los inocentes (Sal. 100 8.); pues los jueces son en la sociedad los vengadores legítimos de los crímenes, para que, reprimiendo con castigos la audacia y la maldad, esté segura la vida humana, que es el fin de este mandamiento; • quitar la vida al enemigo en guerra justa (Gen. 14 15; Ex. 17 9-10; I Rey. 14 15; Lc. 3 14.), pues entonces no se obra movido por pasión injusta, sino únicamente por el deseo del bien común; • quitar la vida por orden expresa de Dios (Ex. 32 28-29.); • no es culpable de crimen quien mata casualmente a un hombre, no voluntariamente y con premeditación, sino por casualidad (Deut. 19 4-5.), salvo en dos casos: cuando la acción que da casualmente la muerte a otro es injusta, vgr. causar un aborto por golpear a una mujer embarazada (Ex. 21 y 22 .); y cuando esta muerte casual procede de la negligencia y descuido de uno mismo; • finalmente, tampoco es culpable de crimen quien mata a otro por defender su propia vida. [
Alfonso María Gubianas (Catecismo Romano: Promulgado Por El Concilio De Trento)
Muchas veces, a la orilla del río y entre árboles, nos encontrábamos una casita de las llamadas de recreo, aislada, perdida, sin ver otra cosa del mundo más que la corriente que bañaba sus pies. Una mujer joven, de rostro pensativo y velos elegantes, raros en aquellas tierras, y que indudablemente había ido allí a.enterrarse., según la expresión popular, a saborear el amargo placer de que allí nadie supiera su nombre, y sobre todo el nombre de aquel ser cuyo corazón perdió, se asomaba a la ventana cuyo horizonte acababa en la barca amarrada a la puerta. Alzaba, distraída, sus ojos al oír por detrás de los árboles de la orilla voces de paseantes, que, aun antes de verlos, estaba ella segura de que nunca conocieron ni conocerían al infiel, de que nada tuvieron que ver con él en el pasado ni tendrían que ver en el porvenir. Sentíase que en su gran renunciar había cambiado voluntariamente unos lugares donde al menos hubiera podido ver de lejos al amado, por éstos que nunca pisara él. Y yo la veía, al volver de un paseo, en caminos por los que sabía ella muy bien que nunca habría de pasar el ausente, quitarse de las manos resignadas unos guantes muy largos de desaprovechada gracia.
Anonymous
Laura: ¿Qué valoras más en una mujer? Víctor: Su valentía para enfrentar los problemas, su capacidad de emocionarse ante el dolor ajeno, su inteligencia, carácter. Que no se subestime, honesta, segura, de esas que le brillan los ojos en la intimidad.
David Cotos (El secreto del amor está en el limón)
Viendo la desenvoltura y la seguridad en que vivían aquellas gentes, comprendí que aquel estrecho parecido de los sexos era, después de todo, lo que podía esperarse; pues la fuerza de un hombre y la delicadeza de una mujer, la institución de la familia y la diferencia de ocupaciones son simples necesidades militantes de una edad de fuerza física. Allí donde la población es equilibrada y abundante, muchos nacimientos llegan a ser un mal más que un beneficio para el Estado; allí donde la violencia es rara y la prole es segura, hay menos necesidad -realmente no existe la necesidad- de una familia eficaz, y la especialización de los sexos con referencia a las necesidades de sus hijos desaparece (p.49).
H.G. Wells (The Time Machine)
A veces oigo una música... O una canción... Una voz de mujer... Y allí encuentro lo que he sentido. Algo semejante... En cambio, veo una película de guerra y sabe a mentira, leo un libro y lo mismo, mentira. No es... No es correcto. Comienzo a hablar y tampoco me sale. No es tan espantoso, ni tan bonito. ¿Sabe lo preciosos que resultan los amaneceres en la guerra? Antes de un combate... Los observas y estás segura: ese podría ser el último. La tierra es tan bella... Y el aire... Y el sol...
Svetlana Alexievich
a medio pitillo me miró de una forma extraña, como si estuviera a punto de tomar una decisión. Luego dijo—: Quiero darte una cosa. —Su voz era natural, afable, como de costumbre, pero sus ojos no. En conjunto, parecía asustado. Se quitó la pulsera de plata de la muñeca. Siempre la había llevado, y yo sabía lo que había escrito en ella: «Buddy», grabado con letra florida. Era una imitación de la pulsera de identificación militar; muchos chicos las usaban—. Mi pulsera de identidad —dijo. —Oh —dije cuando la colocó en mi mano, que ahora, estaba segura, olía a cebolla. Recorrí el nombre plateado de Buddy con los dedos como si lo admirara. Ni se me ocurrió rechazarla; era imposible, porque nunca habría sabido explicar qué había de malo en aceptarla. También me di cuenta de que Buddy poseía cierto poder sobre mí, de que, ahora que había presenciado accidentalmente algo de mí que era real, sabía demasiado acerca de mis desviaciones de la norma. Pensé que yo tenía que corregirlo de algún modo. Años más tarde se me ocurrió que muchas mujeres se habrían comprometido, e incluso casado, en circunstancias similares. También me di cuenta años más tarde de que Buddy se había equivocado de palabra: no era una pulsera de identidad; sino una pulsera de identificación. La diferencia se me escapó en aquel momento, aunque quizá, después de todo, era la palabra adecuada y lo que Buddy me ofrecía era su identidad, una parte fundamental de su persona que yo debía guardar por él y vigilar. Otra interpretación se ha abierto camino desde entonces: que Buddy me estaba grabando su nombre, como un letrero de «Reservado» o un distintivo de propiedad, un tatuaje en la oreja de una vaca o una marca al rojo vivo. Nadie lo vio así en aquel momento. Todo el mundo sabía que llevar la pulsera de identificación de un chico era un privilegio, no una degradación, y por eso Trish me felicitó cuando volvió de pasear con Charlie. Percibió el cambio al instante.
Margaret Atwood (Un día es un día)
Comencé por intentar crear cosas imposibles: una ciudad líquida, donde las aves se mojaban contra las torres, donde los gatos se evaporaban del suelo (La ciudad líquida); o una sala muy blanca donde estaba encerrada una mujer: Eva (A inexistência de Eva). Después, viví el dolor, el luto, sentí los primeros grandes disgustos, y creo que fue en ese momento que dejé de tener ganas de mirar solo hacia adentro, en busca de cosas que no existían. Creo que fue eso, pero no estoy segura: una voluntad de mirar hacia afuera, de ir al balcón a respirar.
Filipa Leal
Toleramos aquello que nos incomoda pero que no nos hace daño, no nos quita derechos. Si algo nos violenta o nos vulnera como ciudadanos, eso es sencillamente intolerable. La violencia, o la difusión de ideas o argumentos que marginan o deshumanizan a otras personas, no son simples “puntos de vista”, son el comienzo de formas de discriminación. Entonces no es lo mismo decir públicamente que “no me gusta la lluvia”, porque los derechos de nadie se ven afectados por mis preferencias sobre el clima. Pero si uso mi espacio en un periódico para decir que “no me gusta” un grupo vulnerable que sufre discriminación, ese “no me gusta” tiene consecuencias. Imaginemos por un momento que digo en mi columna de El Espectador: “No me gustan los judíos”; si yo dijera algo así, estoy segura de que el periódico, con toda la razón, no publicaría mi columna. Sería mi opinión (obviamente no lo es), pero es una opinión inaceptable que genera estigmas y violencia. Igualmente grave es decir que “no me gustan los gais”, primero porque quién me creo yo para pensar que mis gustos se pueden extender a las preferencias sexo-afectivas de otras personas, y segundo porque la repetición constante de ese “no me gusta su estilo de vida” ha hecho que en Colombia, y el mundo, las personas de la comunidad LGBTIQ tengan menos derechos, sean ciudadanas de segunda categoría.
Catalina Ruiz-Navarro (Las mujeres que luchan se encuentran: Manual de feminismo pop latinoamericano)
un recorrido por emociones como el miedo (que nos lleva a ceder derechos con tal de sentirnos seguras), el asco (que es el sustento de la discriminación y la exclusión), la vergüenza (que sirve para fiscalizar nuestros comportamientos –para bien y para mal–) y el amor por el otro, por la comunidad, que para Nussbaum es la motivación clave para que en una sociedad haya justicia,
Catalina Ruiz-Navarro (Las mujeres que luchan se encuentran: Manual de feminismo pop latinoamericano)
un recorrido por emociones como el miedo (que nos lleva a ceder derechos con tal de sentirnos seguras), el asco (que es el sustento de la discriminación y la exclusión), la vergüenza (que sirve para fiscalizar nuestros comportamientos –para bien y para mal–) y el amor por el otro, por la comunidad, que para Nussbaum es la motivación clave para que en una sociedad haya justicia, de la misma manera que la amistad es la motivación necesaria para poder tener un interés genuino en las otras.
Catalina Ruiz-Navarro (Las mujeres que luchan se encuentran: Manual de feminismo pop latinoamericano)
Según la International Women’s Health Coalition: “Dado que la mifepristona es un fármaco registrado para el aborto, su venta y uso no se permiten en la mayoría de países que cuentan con una legislación restrictiva en materia de interrupción del embarazo. En contraste, el misoprostol es una medicación contra las úlceras que está registrada con varios nombres comerciales a nivel global. Las investigaciones han evidenciado que, por sí solo, el misoprostol tiene una efectividad de entre el 75 y 85% para la inducción de un aborto en el primer trimestre del embarazo, siempre que se use según las recomendaciones. A pesar de ser menos efectivo cuando no se combina con la mifepristona, el misoprostol ofrece una alternativa segura y accesible a las mujeres. Normalmente, el misoprostol se vende en farmacias, en tabletas de 200 mcg. Se recomiendan cuatro tabletas para iniciar un aborto temprano. Se pueden requerir cuatro más (o, en casos poco frecuentes, ocho) para completarlo. Es mejor utilizar el misoprostol dentro de las nueve semanas contadas a partir de la última menstruación –es decir, antes de 63 días contados desde el primer día del último periodo regular–. Cuanto más temprana la etapa del embarazo en la que se administre el misoprostol, mejor, porque es más seguro, más efectivo y menos doloroso”301. En el portal de la International Women’s Health Coalition y en la página de la Organización Mundial de la Salud se pueden encontrar las instrucciones detalladas para el uso del Misoprostol302. Un aborto ilegal puede ser seguro,
Catalina Ruiz-Navarro (Las mujeres que luchan se encuentran: Manual de feminismo pop latinoamericano)
De camino a casa no quiero ser valiente, quiero ser libre. Quiero dejar de tener miedo, quiero sentirme segura. Quiero poder volver a la hora que sea, con la ropa que sea, borracha, y saber que llegaré a casa sana y salva. Quiero que las calles no sean peligrosas para nosotras por el hecho de ser mujeres.
Towanda Rebels (Hola guerrera: Alegatos feministas para una revolución)
Sé que crees que él te quiere, y estoy segura de que es así, pero no lo hace como debería. No te quiere como te mereces que te quieran. Si Ryle te quisiera bien, no permitiría que tú lo perdonaras. Tomaría él mismo la decisión. Te dejaría él, porque sería la única manera de estar seguro de no volver a hacerte daño. Ese es el tipo de amor que una mujer merece,
Colleen Hoover (Romper el círculo)