Una Dama Quotes

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Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín y confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse; porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma".
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quixote)
La buena reputación es conveniente dejarla caer a los pies de la cama hoy tienes una ocasión de demostrar que eres una mujer además de una dama.
Joaquín Sabina
El chico malo será siempre malo, el mujeriego y frío chico no está esperando a una dulce dama que le brinde calor a su corazón; el bad boy será siempre igual. El amor nos cambia, pero nos cambia cuando queremos ser cambiados
Carla Angelo (Anahí se enamoró del bad boy)
Apoderarse de un corazón que no está acostumbrado a los ataques es entrar en una ciudad abierta y sin guarnición.
Alexandre Dumas (La Dama de las Camelias (Spanish Edition))
Nunca un caballero que se aprecie de serlo desaira a una dama en sus deseos aunque uno vea el engaño en sus ojos, pues todo hombre debe saber antes de comenzar a amar en la vida, que la sonrisa de una mujer hermosa es como una rosa en la punta de una daga.
Ignacio Ramírez "El Nigromante"
Por lo demás, el hecho de que una dama de la aristocracia inglesa se venga a nuestro domicilio y se desnude por completo para hablar con nosotros ocurre todos los días y ya no le extraña a nadie.
Enrique Jardiel Poncela (Amor se escribe sin hache)
Si los hombres supieran lo que se puede conseguir con una lágrima, los querríamos más y los arruinaríamos menos.
Alexandre Dumas (La Dama de las Camelias (Spanish Edition))
no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse; porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote)
La imaginación de una dama va muy rápido y salta de la admiración al amor y del amor al matrimonio en un momento.
Jane Austen (Orgullo y prejuicio)
Ser libertina en la alcoba no exime a una mujer de ser una dama fuera de ella. Si usted opina lo mismo, no dude en visitar nuestro exclusivo y selecto club. Queda reservado el derecho de admisión. LAS DAMAS DE DHEKELIA
Lena Valenti (Panteras)
Una dama novelista me dijo una vez, que escribir novelas era arte de caníbales, pues uno mezcla con frecuencia pequeñas porciones de sus amigos y sus enemigos, los sazona con imaginación y permite que todo eso se cocine en un sabroso guiso
Diana Gabaldon (Voyager (Outlander, #3))
La historia de Marguerite es una excepción, lo repito; pero, si hubiera sido algo habitual, no habría merecido la pena escribirla   FIN
Alexandre Dumas fils (La dama de las camelias)
La vendetta, caro signore, la vendetta, la quale, èur essendo un peccato da gentiluomo come il vino, le orge, con il loro et coetera, è altrettanto poco cristiano , e non altrettanto senza effusione di sangue. E' meglio scavalcare il recinto di un parco per appostare una dama od una donzella, che sparare contro un vecchio.
Walter Scott
Nosotras, criaturas de azar, no tenemos deseos fantásticos ni amores inconcebibles. Nos entregamos igual por una cosa que por otra. Hay individuos que se arruinarían sin obtener de nosotras nada, y hay otros que nos logran por un ramillete. Nuestro corazón tiene caprichos; esa es su única distracción y su única excusa. Yo me he entregado a ti más deprisa que a ningún hombre. ¿Por qué? Porque, al verme escupir sangre, me cogiste la mano; porque lloraste; porque eres la sola persona humana que ha tenido a bien compadecerme.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
Una alegría más triste que la tristeza.
Alexandre Dumas (La dama de las camelias)
La armadura de una dama es su cortesía.
Anonymous
La imaginación de una dama va muy rápido y salta de la admiración al amor y del amor al matrimonio en un momento
Jane Austen (Pride and Prejudice)
Me atrevería a mucho más contra cualquier hombre que levantara la espada contra una dama, no importa cómo se llame.
Melinda Taub (Still Star-Crossed)
Le había quedado, de los tiempos en los que soñaba con dedicarse a la literatura y se juntaba con poetas, una desesperación universal.
Émile Zola (El Paraíso de las Damas)
Soy de opinión que no se puede crear personajes sino cuando se ha estudiado mucho a los hombres, lo mismo que no se puede hablar una lengua sino a condición de haberla aprendido a fondo.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
ABUELO.—Me decía Telva que te andaban rondando no sé qué ideas tristes por la cabeza. ADELA.—Bah, tonterías. Pequeñas cosas, que una misma agranda porque a veces da gusto llorar sin saber por qué.
Alejandro Casona (La dama del alba)
Descubrí que aceptar la verdad de quién era me otorgaba poder. Tal vez no sea una verdad que otros puedan aceptar, pero no puedo vivir de ningún otro modo. ¿Cómo sería vivir una mentira cada minuto de tu vida?" Dama Dela
Alison Goodman (Eon: Dragoneye Reborn (Eon, #1))
Pues desde que la vi, no sé cómo ni por qué, ha ocupado usted un sitio en mi vida; que por más que he intentado arrojar su imagen de mi pensamiento, vuelve una y otra vez; que hoy, cuando he vuelto a encontrarla, después de haber estado dos años sin verla, ha adquirido usted sobre mi corazón y mi cabeza un ascendiente aún mayor; y, en fin, que ahora que me ha recibido, que la conozco, que sé todo lo que de extraño hay en usted, se me ha hecho indispensable, y me volveré loco no ya si no me ama, pero aun si no me deja amarla.
Alexandre Dumas (La dama de las camelias)
Vivimos entre libros, hemos tenido la libertad de elegirlos y la posibilidad de descifrarlos en una era en que la instrucción fue (casi) universal. No ncesitamos ser monjes ni damas de la nobleza y si pertenecemos a una cofradía no es la del poder ni la del dogma, simplemente hemos sido elegidos por los libros a temprana edad. Bendito sea un privilegio desinteresado, no esgrimido para someter a los diferentes,
María Elena Walsh (Fantasmas en el parque)
Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín y confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse; porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
¿Os dais cuenta cabal de la cadena de crímenes tramados por la nena? Crimen número uno: la acusada comete allanamiento de morada. Crimen número dos: el personaje se queda con tres platos de potaje. Crimen número tres: la muy cochina destroza una sillita isabelina. Crimen número cuatro: va la dama y se limpia los zapatos en la cama... Un juez no dudaría ni un instante: «¡Diez años de presidio a esa tunante!». Pero en la historia, tal como se cuenta, la miserable escapa tan contenta mientras los niños gritan, encantados: «¡Qué bien; Ricitos de oro se ha salvado!».
Roald Dahl (Revolting Rhymes)
Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín y confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse; porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma. Decíase él a sí:
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
¿Hay algo más triste de ver que la vejez del vicio, en la mujer sobre todo? No encierra ninguna dignidad y no inspira ningún interés. Una de las más entristecedoras evidencias que cabe comparar es ese arrepentimiento frecuente, no de la mala senda seguida, sino de los cálculos mal urdidos y del dinero mal empleado.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
La vendetta, caro signore, la vendetta, la quale, pur essendo un peccato da gentiluomo come il vino, le orge, con il loro et coetera, è altrettanto poco cristiano , e non altrettanto senza effusione di sangue. E' meglio scavalcare il recinto di un parco per appostare una dama od una donzella, che sparare contro un vecchio.
Walter Scott
Y sin él, yo no entendía para qué me despertaba por las mañanas.
Santiago Roncagliolo
Un día las damas llevarán sus computadores mientras pasean por el parque y se dirán unas a otras: "mi pequeña computadora dijo algo cómico esta mañana".
Eduardo Díaz Cortés (La Naturaleza del Software)
Nosotras, cuando todavía tenemos un poco de corazón, damos a las palabras y a las cosas una extensión y una intensidad desconocidas para las demás mujeres.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
Los detectives eran como el vino, pensó Cayetano, como el vino, el ron, el tequila o la cerveza, hijos de la tierra y su clima, y quien lo olvidaba terminaba cosechando fracasos. ¿Podía alguien imaginarse a Philip Marlowe frente a la catedral de La Habana? Lo achicharraría el sol de las dos de la tarde, y lo despojarían hasta del sombrero y el impermeable sin que ni siquiera lo notara. ¿O a Miss Marple caminando con su paso lento y distinguido, de dama ya mayor, por el centro de Lima? Se intoxicaría con el primer cebiche que probara, los siniestros taxistas limeños la desviarían del aeropuerto a una casucha, donde la estarían esperando un par de facinerosos. No encontrarían ni su placa de bien montados dientes falsos. ¿Y qué decir del amanerado Hercules Poirot cruzando el mercado Cardonal de Valparaíso con el traserito erguido y las manos enguantadas de blanco? Le hurtarían el bastón de caña, el reloj de bolsillo con cadena de oro y hasta el sombrero de hongo. La gente se burlaría de ellos en sus propias narices, los perros vagos los corretearían a dentelladas y los niños de la calle los apedrearían con crueldad.
Roberto Ampuero (The Neruda Case)
Ella sólo quería una fotografía de su vida, como las que tenía de su padre y de su madre en su mesa de noche. Agradable, iluminada de un modo que suavice los ángulos más duros, distinguida.
Santiago Roncagliolo
El Dragón era, como he dicho, una urca, una urca coquetona y elegante; parecía una dama holandesa, blanca y rolliza, vestida de negro, que marchaba contoneándose con gracia por el mar. El Dragón era un buen barco, un barco seguro, en el que uno se podía confiar, con una arboladura gallarda y muchas velas de cuchillo. Era de esas embarcaciones que los franceses llaman ardientes.
Pío Baroja (Las Inquietudes De Shanti Andia)
mientras su madre prometía a las alumnas enseñarles todo lo que una joven dama necesitaba para llevar las riendas de una casa. Como si una casa, pensó Marilyn, fuera algo que pudiera irse galopando si te distraías.
Celeste Ng (Todo lo que no te conté)
Piensa que soy más débil de lo que en realidad soy, lo cual debería irritarme. En lugar de eso, le miro casi con asombro, porque me esta tratando como a una dama y no como a una criada. Alec desea cuidarme, a mí, que siempre he tenido que atender las necesidades de otro. Aunque pequeño, jamás esperé ni siquiera un gesto como ese de un hombre rico. De nadie, en verdad. Inopinadamente, me doy cuenta de lo maravilloso que sería tener a alguien cuidara de mí de vez en cuando.
Claudia Gray (Fateful)
Menester es que hayamos hecho mucho daño antes de nacer, y que vayamos a gozar de una felicidad muy grande después de nuestra muerte, para que permita Dios que tenga esta vida todas las torturas de la expiación y todos los dolores de la prueba.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
Los ojos de Lijuan se clavaron en Elena. —Michaela no entiende qué es lo que ves en tu cazadora, Rafael. —Se situó más cerca.—. Pero yo sí. Elena permaneció donde estaba. En su opinión, Lijuan estaba como una puta cabra. —Si le soy sincera, ni siquiera yo misma lo tengo claro —dijo con voz firme, "Elena… " "Calla. Déjame hablar con la dama chiflada." Una de las alas de Rafael se sacudió un poco, y Elena se preguntó si habría logrado sorprender tanto a su arcángel como para arrancarle una sonrisa. —Vida… —susurró Lijuan.
Nalini Singh (Archangel's Consort (Guild Hunter, #3))
Vayamos dejando por el camino la limosna de nuestro perdón a áquellos a quienes los deseos terrenales han perdido y que una esperanza divina puede salvar; y, como dicen las viejas cuando aconsejan un remedio casero, si no hace bien, daño tampoco va a hacer. Ciertamente
Alexandre Dumas fils (La Dama de las Camelias (Spanish Edition))
Me propuso matrimonio al conducirme al aeropuerto. Le contesté lo que se espera de una respetable dama madura: "De casarse, nada, pero si estás dispuesto a viajar con frecuencia a California, podemos ser amantes, ¿qué te parece?" Pobre hombre... ¿qué me podía contestar? Que sí, claro.
Isabel Allende (El Bosque de los Pigmeos)
Pero me sobran motivos para ser feliz. Sobre todo cuando estoy en los brazos de mis tres misses. Son tres gentiles damas a las que se llega cuando las cosas adquieren una claridad inusitada: Miss Antropía, Miss Oginia y Miss Eria; pero no las comparto, como hago con el resto de mis mujeres.
Eusebio Ruvalcaba (Una mosca devastada y deprimida sobreviviendo en un hilito de sangre)
Todo el mundo descubrió temprano que yo había nacido con la ambigua capacidad de engañar, de convencer a la gente sobre cualquier cosa. Y tenían razón. Yo habría sido un gran abogado. El más hijo de puta de todos. El más respetado, el que más culpables ricos habría salvado de la cárcel, el que más inocentes pobres habría metido en prisión. Un gran abogado, sí señor. Una mierda de persona. Hasta tendría un chalet con pileta, un auto grandote. Pero gracias a Dios, para cada oficio espurio hay uno noble. Incluso si tu talento en la tierra es el de mentir. Yo por ejemplo elegí contar cuentos y decir públicamente barbaridades sin importancia. Si mi talento hubiera consistido en correr atrás de una pelota, también tendría una opción correcta y otra incorrecta: mediocampista o árbitro. Y así podríamos seguir toda la tarde: payaso o político, carpintero o banquero, primera dama o puta.
Hernán Casciari
Eso me parece, Sancho —dijo don Quijote—, a lo que sucedió a un famoso poeta destos tiempos, el cual, habiendo hecho una maliciosa sátira contra todas las damas cortesanas, no puso ni nombró en ella a una dama que se podía dudar si lo era o no; la cual, viendo que no estaba en la lista de las demás, se quejó al poeta, diciéndole que qué había visto en ella para no ponerla en el número de las otras, y que alargase la sátira, y la pusiese en el ensanche; si no, que mirase para lo que había nacido. Hízolo así el poeta, y púsola cual no digan dueñas, y ella quedó satisfecha, por verse con fama, aunque infame.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quixote)
Cuentan que a principios del siglo pasado una dama inglesa que debía viajar a un pueblo indio mandó una carta al maestro de la escuela local para preguntarle si el lugar disponía de un WC. Las autoridades locales no conocían esa palabra y debatieron; tras muchas dudas, decidieron que la dama debía querer decir wayside chapel —una capilla cercana— y le encargaron al maestro que respondiera con toda la amabilidad del vasallo colonial: "Querida señora, tengo el placer de informarle que el WC se encuentra a nueve millas de la casa, en medio de un delicioso bosque de pinos. El WC puede recibir 229 personas sentadas y funciona los domingos y los jueves. Le sugeriría que acudiese temprano, sobre todo en verano, cuando la concurrencia es grande. Puede también quedarse de pie pero sería incómodo, sobre todo si va usted con frecuencia. Sepa usted que mi hija se casó allí, porque fue donde conoció a su futuro esposo (...). Le recomendaría que fuera un jueves, día en que podrá disfrutar del acompañamiento de un órgano. La acústica es excelente y los sonidos más delicados pueden ser apreciados en todos los rincones. Hace poco se instaló una campana, que suena cada vez que entra alguien. Un pequeño comercio ofrece almohadones, muy apreciados por el público. Será un placer acompañarla personalmente y ubicarla en lugar bien visible...
Martín Caparrós (El hambre)
En lugar de satisfacerse con que se les otorgue una buena temporada, lo que a duras penas habrían esperado obtener por una sola vez, los hombres piden a su querida cuenta del presente, del pasado y del porvenir inclusive. A medida que se habitúan a ella, pretenden dominarla y se vuelven más exigentes cuando se les otorga todo lo que piden.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
ROSAURA Soy de Estrella una infelice dama. SEGISMUNDO No digas tal; di el sol, a cuya llama aquella estrella vive, pues de tus rayos resplandor recibe. Yo vi en reino de olores que presidía entre comunes flores la deidad de la rosa; y era su emperatriz por más hermosa. Yo vi entre piedras finas de la docta academia de sus minas preferir el diamante, y ser su emperador por más brillante. Yo en esas cortes bellas de la inquieta república de estrellas vi en el lugar primero por rey de las estrellas el lucero. Yo en esferas perfectas, llamando el sol a cortes los planetas, le vi que presidía como mayor oráculo del día. Pues ¿cómo, si entre flores, entre estrellas, piedras, signos, planetas, las más bellas prefieren, tú has servido la de menos beldad, habiendo sido por más bella y hermosa, sol, lucero, diamante, estrella y rosa?
Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño)
Pero hace mucho que ha disminuido la demanda de este artículo. El hueso tuvo su momento de gloria en tiempos de la reina Ana, cuando el guardainfante estaba en su apogeo. Y así como esas antiguas damas se movían alegres, por así decirlo, entre las fauces de la ballena, en nuestros días corremos con la misma indiferencia hacia las mismas mandíbulas en busca de protección cuando llueve: el paraguas es una tienda sostenida por los mismos huesos.
Herman Melville (Moby Dick)
Por fortuna no me enamoré del Zorro locamente, como le ocurre a la mayoría de las mujeres al conocerlo; siempre he mantenido la cabeza fría con respecto a él. Me di cuenta a tiempo de que nuestro héroe sólo es capaz de amar a aquellas que no le corresponden, y decidí ser una de ellas. Ha pretendido casarse conmigo cada vez que le falla una de sus novias o se queda viudo —eso ha ocurrido un par de veces—, y me he negado. Tal vez por eso sueña conmigo cuando come pesado. Si yo lo aceptara como marido, muy pronto se sentiría atrapado y yo tendría que morirme para dejarle libre, como hicieron sus dos esposas. Prefiero esperar nuestra vejez con paciencia de beduino. Sé que estaremos juntos cuando él sea un anciano de piernas enclenques y mala cabeza, cuando otros zorros más jóvenes le hayan reemplazado, y en el caso improbable de que alguna dama le abriera su balcón y él no fuera capaz de treparlo. ¡Entonces me vengaré de las penurias que el Zorro me ha hecho pasar!
Isabel Allende (Zorro)
Por mucho que se ame a una mujer, cualquiera que sea la confianza puesta en ella, cualquiera que sea la certidumbre que nos dé su pasado, siempre se es más o menos celoso. Si ha estado usted enamorado, seriamente enamorado, ha debido de experimentar esa necesidad de aislar del mundo el ser dentro de quien se quisiera vivir por completo. Parece que, por indiferente que sea a lo que lo rodea, la mujer amada pierde parte de su perfume y de su unidad al contacto de los hombres y de las cosas.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
— Dama, — disse una donna anziana, — credo che sia malato il suo cuore, perché spesso avviene che il cuore soffra d'una malattia per la quale nessuna medicina dei mortali può nulla [...]. E c'è un'altra malattia del cuore: quando è afflitto da una qualche onta arrecata al corpo; se ne guarisce allora vendicandosi del misfatto, vendicando onta per onta. Il cuore è la parte più schietta e più pura dell'uomo, e prende su di sé tutte le onte e tutti i mali, perché il corpo altro non è che la dimora del cuore. Ma ora vi dirò la terza malattia dalla quale un cuore puro viene tormentato: è il male dell'amore che non può essere ricambiato. Amore entra passando dagli occhi e dalle orecchie, e se il cuore viene trafitto attraverso uno di questi varchi, gli tocca soffrire eternamente: poiché, quand'anche ottenga ciò che ha tanto anelato, teme comunque di perderlo. Queste sono le malattie del cuore: si guarisce dalla prima e dalla seconda come ho detto; ma la terza è la più pericolosa perché accade che il cuore non voglia guarire [...].
Jacques Boulenger (Lancillotto del Lago)
Lamento que las mujeres sean sistemáticamente degradadas al recibir atenciones triviales que los hombres creen viril prestar al sexo, cuando, de hecho, mantienen así de forma insultante su propia superioridad. No es condescendiente inclinarse ante un inferior. Tan ridículas, de hecho, me parecen esas ceremonias, que apenas soy capaz de controlar mi reacción cuando veo a un hombre recoger un pañuelo o cerrar una puerta, con entusiasta y seria solicitud, cuando la "dama" podría haberlo hecho sola con sólo dar un paso o dos (p.118).
Mary Wollstonecraft (Vindication of the Rights of Women)
Damas y caballeros. -Una nueva generación crece en nuestro seno, una gene­ración motivada por ideales nuevos y nuevos principios. Es ésta seria y entusiasta de estos nuevos ideales, y su entusiasmo, aun si está mal enderezado, es, creo, eminentemente sincero. Pero vivimos en tiempos escépticos y, si se me permite la frase, en una era acuciada por las ideas: y a veces me temo que esta nueva generación, educada o hipereducada como es, carecerá de aquellas cualidades de humanidad, de hospitalidad, de gene­roso humor que pertenecen a otros tiempos.
James Joyce (The Dead)
Observad cómo se rodea de vigilancia y de baluarte a las doncellas. No tienen los conventos muros bastante altos; las madres, cerraduras bastante seguras; la religión, deberes bastante frecuentes para encerrar a todas esas encantadoras aves en su jaula, a la cual no se toma uno el trabajo de arrojar flores. Por su cuenta, ellas deben de desear ese mundo que se les oculta, deben de creerlo tentador, deben de escuchar la primera voz que a través de los alambres viene a contarle sus secretos y de bendecir la mano primera que levanta una punta del velo misterioso.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
Usted sabe lo que es amar a una mujer, sabe cómo se abrevian entonces los días y con qué amorosa pereza se deja uno llevar al día siguiente. No ignora ese olvido de todo que nace de un amor violento, confiado y compartido. Cualquier ser que no sea la mujer amada parece un ser inútil en la creación. Lamentamos haber cedido ya parcelas de nuestro corazón a otras mujeres, y no entrevemos la posibilidad de oprimir jamás otra mano que la que tenemos entre las nuestras. El cerebro no admite trabajo ni recuerdo, nada, en fin, de lo que pudiese distraerle del único pensamiento que lo asalta sin cesar.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
esos son principios: ocupa, ataca y defiende el centro de tablero; desarrolla las piezas menores; enrócate cuanto antes; no saques la dama tan rápido en el juego; evita mover la misma pieza más de una vez durante la apertura; los alfiles van mejores en juegos abiertos, los caballos en los cerrados; las torres pertenecen a las filas abiertas; no crees isla de peones; adelanta los peones pasados; crea cadenas de peones; intercambia para simplificar la posición; pon las torres detrás de los peones pasados; saca el caballo primero que su alfil; intercambia piezas para aumentar la proporción de la ventaja…
Vorgan Haze (Matando Elefantes (Spanish Edition))
Con frecuencia se me ocurrió pensar en la razón de que sean tan perjudiciales las relaciones demasiado frecuentes entre muchachas; y me parece que esa razón está en que tales relaciones llegan a destruir la ilusión, sin que la expliquen. El más hondo destino de la mujer es ser compañera del hombre: en cambio, si se acostumbra a estar demasiado tiempo con personas del mismo sexo, se convierte en dama de compañía. Si tuviese que imaginarme a la doncella ideal, la colocaría siempre sola en el mundo: ante todo, no debería tener amigas. Es cierto que las Gracias fueron tres, pero jamás se las pinta hablando entre sí; constituyen una trinidad silenciosa, una hermosa unidad femenina.
Søren Kierkegaard (The Seducer's Diary)
En su campo de hombres, Gary veía a detenidos como él convertirse en pobres salvajes, en animales agonizantes. Lo que pensaban era una tragedia todavía más grave que lo que soportaban. Ser conscientes de ello era su peor tormento. Permanentemente humillados por la porción congrua de humanidad a la que se veían reducidos, aspiraban a la muerte. Hasta el día en que uno de ellos tuvo una idea genial: inventó el personaje de la dama. (…) Decidió que en adelante todos vivirían como si entre ellos hubiera una dama, una auténtica dama, con la que conversarían con los honores reservados a una persona de su posición y ante la cual uno temería no estar a la altura. Este invento de la imaginación fue adoptado por todos. Así se hizo. Poco a poco, constataron que estaban salvados: a base de vivir en la elevada compañía de la dama ficticia, habían reconstituido la civilización. En las comidas, en las que los alimentos no valían mucho más que los nuestros, volvieron a conversar entre ellos, a dialogar, a escuchar a los demás con atención. Se dirigían a la dama con consideración para contarle cosas dignas de ella. Incluso cuando no hablaban con ella, se acostumbraban a la idea de vivir bajo su mirada, a tener una actitud que no resultara decepcionante para unos ojos semejantes. Aquel renovado fervor no pasó desapercibido para los kapos, que escucharon rumores respecto a la presencia de una dama e iniciaron una investigación. Registraron hasta el último rincón del campo y no encontraron a nadie. Aquella victoria mental de los prisioneros les permitió resistir hasta el final.
Amélie Nothomb (Acide sulfurique)
Ser amado de veras por una cortesana constituye una victoria difícil bajo otro aspecto muy distinto. En ellas el cuerpo ha gastado el alma, los sentidos han quemado el corazón y el desenfreno ha acorazado los sentimientos. De mucho tiempo atrás se saben de memoria las palabras que se les dicen, conocen los medios que se emplean para lograrlas, han vendido el amor mismo que inspiran. Aman por oficio y no por impulso. Están mejor guardadas por su cálculo que una virgen por su madre o su convento; de modo que han inventado la palabra capricho para definir esos amores sin tráfico que se otorgan de vez en vez como descanso, como excusa o como consuelo, al igual que esos usureros que despluman a mil individuos y creen rescatarlo todo prestando un día veinte francos a cualquier pobre diablo que se muere de hambre, sin exigirle réditos y sin pedirle recibo.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
En un libro de Alfonso Karr, titulado "Am Rauchem", hay un hombre que sigue por la noche a una mujer muy elegante, de quien se ha enamorado a primera vista, tan bella es. Por besar la mano de esta mujer, se halla con fuerzas para emprenderlo todo, con voluntad para conquistarlo todo, con coraje para efectuarlo todo. No se atreve casi a mirar el tobillo coqueto que descubre ella a fin de no manchar su vestido al contacto del polvo. Mientras él sueña en todo lo que haría para poseer a esa mujer, ella le para en la esquina de una calle y le invita a subir con ella. Desvía él la cabeza, cruza la calle y vuelve muy triste a su casa. Recordé este estudio psicológico, y yo, que habría desea sufrir por aquella mujer, temía que me aceptara ella de buenas a primeras y me otorgara demasiado pronto un amor que, por mi parte, habría querido pagar con una larga espera o con un gran sacrificio.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
Vio la senda que había seguido por la pared del palacio, las ramitas rotas de enredadera que había usado para trepar y luego bajar. En algunas partes, las ramas eran gruesas como su muñeca.Vio dónde habían sostenido el peso del ladrón y dónde no y casi se había caído. Salió y siguió el rastro hacia su guarida.Uno podría decir que,en cuanto la joven cruzó el umbral, el ladrón supo lo que sostenía con fuerza en el puño.Uno podría decir que debería haberlo sabido mucho antes. El corazón se estremeció en su fría cajita blanca. Retumbó dentro de su mano. Al muchacho se le ocurrió que la porcelana (sedosa, de tono cremoso, tan delicada que lo enfureció) podría hacerse añicos.Entonces se encontraría con un puñado de fragmentos ensangrentados.Pero no la soltó. Uno podría imaginarse lo que sintió al verla erguirse en la destartalada puerta, plantar los pies en el suelo de la tierra, iluminar la habitación como si fuera una terrible llama.Uno podría hacer todo eso. Pero esta historia no va sobre él.La dama vio al ladrón.Vio lo poco que tenía.Vio sus ojos del color del hierro. Las pestañas oscuras, las cejas negras, más negras que su cabello. La adusta línea de la boca. Entonces, si la dama hubiera sido sincera, habría admitido que antes, mientras yacía en la cama, había despertado durante tres latidos (los había contado mientras resonaban con fuerza en la silenciosa habitación). Había visto la mano del ladrón sobre su corazón cubierto de blanco.Había vuelto a cerrar sus ojos. Se había apoderado de ella una dulce somnolencia.Pero la sinceridad requiere coraje.Mientras acorralaba al ladrón en su guarida, la joven descubrió que no estaba tan segura de si misma.Solo estaba segura de una cosa.Algo que la hizo retroceder levemente. Alzó el mentón.Su corazón latía con un ritmo inestable, que ambos podían oír, cuando le dijo al ladrón que podía conservar lo que había robado.
Marie Rutkoski (The Winner's Kiss (The Winner's Trilogy, #3))
Érase una vez una muchacha que estaba demasiado segura de sí misma. No todos la consideraban hermosa, pero admitían que poseía cierta elegancia que intimidaba con más frecuencia de la que cautivaba. La sociedad coincidía en que no era alguien a quien uno quisiera contrariar. "Guarda su corazón en una cajita de porcelana", susurraba la gente, y tenían razón. A la joven no le gusta abrir la cajita. Contemplar su corazónla perturbaba. Siempre le parecía más pequeño y al mismo tiempo más grande de lo que esperaba. Palpitaba contra la porcelana blanca. Parecía un carnoso rudo rojo. A veces, sin embargo, apoyaba la mano sobre la tapa de la cajita y, entonces, el rítmico palpitar se transformaba en una agradable música. Una noche, otra persona oyó esa melodía. Un chico hambriento que se encontraba lejos de casa. Se trataba (por si les interesa) de un ladrón. Trepó por las paredes del palacio de la joven.Introdujo sus dedos fuertes a través de la estrecha abertura de una ventana. La abrió lo suficiente para poder pasar y entró. Mientras la dama dormía (sí, la vio en la cama y apartó rápidamente la mirada) robó la cajita sin ser consciente de lo que contenía. Lo único que sabía era que la quería. Su naturaleza estaba llena de deseos, anhelaba constantemente algo, y los anhelos que comprendía eran tan dolorosos que no le interesaba examinar los que no comprendía.Cualquier miembro de la sociedad de la dama podría haberle advertido que robarle era mala idea. Habían visto lo que les pasaba a sus enemigos. De un modo u otro, la joven siempre les daba su merecido. Pero el muchacho no habría seguido esos consejos. Se hizo con su botín y huyó. La habilidad de la joven casi parecía cosa de magia. Su padre (la gente susurraba que se trataba de un dios,pero su hija,que lo amaba,sabía que era completamente mortal) le había enseñado bien. Cuando una ráfaga de viento procedente de la ventana abierta la despertó, captó el aroma del ladrón. Había impregnado el marco de la ventana,el tocador,incluso una de las cortinas del dosel de la cama, que estaba ligeramente entreabierta. Le dio caza.
Marie Rutkoski (The Winner's Kiss (The Winner's Trilogy, #3))
sapeva infatti che Isabel non aveva il dono di saper produrre impressioni studiate. Gli faceva l’effetto di avere una gran voglia di movimenti, di gaiezza, di ore piccole, di lunghe scarrozzate, di stanchezza; una smania di venire intrattenuta, di venire interessata, di venire persino annoiata, di fare conoscenze, di vedere la gente di cui si parlava, di esplorare i dintorni di Roma, di entrare in relazione con alcune delle più ammuffite reliquie di quella vecchia società. In tutto questo c’era molto meno discriminazione che in quella sua brama di riuscire ad attingere lo svolgersi delle cose, sulla quale egli era stato solito di far dello spirito. C’era una specie di violenza in alcuni degli impulsi di lei, di grossolanità in alcune delle sue esperienze, che riusciva a sorprenderlo; gli sembrava addirittura che parlasse più in fretta, si movesse più in fretta, respirasse più in fretta che prima del matrimonio. Era caduta senz’altro nell’esagerazione, lei che prima amava tanto la pura verità; e mentre una volta trovava grande godimento nel lieto discutere, nel giuoco intellettuale (mai appariva affascinante come quando, nel vivace ardore della discussione, riceveva un colpo schiacciante in pieno viso e se lo toglieva via come una piuma), ora sembrava pensare che non ci fosse niente su cui valesse la pena di dissentire o di trovarsi d’accordo. Una volta era stata curiosa, e adesso era indifferente; pure, nonostante la sua indifferenza, si dava da fare ora come non mai. Ancora snella, ma più bella di prima, non aveva acquistato gran maturità d’aspetto; pure c’era una grandiosità ed uno splendore nel suo modo di abbigliarsi che dava un tocco d’insolenza alla sua bellezza. Povera Isabel dal tenero cuore, da quale perversità era stata morsa? Il suo passo lieve si tirava dietro una massa di drappeggi; la sua testa intelligente sosteneva un’acconciatura maestosa. La ragazza libera, viva, si era fatta tutt’altra persona; ciò che egli vedeva era la bella dama che doveva rappresentare qualcosa. «Che cosa rappresentava Isabel?» si chiedeva Ralph; e non poteva rispondere altrimenti che dicendo che rappresentava Gilbert Osmond. «Santo cielo, che funzione!» esclamava allora costernato. E si smarriva nello stupore di fronte al mistero delle cose.
Henry James (The Portrait of a Lady)
—El miedo no es vergonzoso, sólo lo es la cobardía.
Jo Beverley (Secretos de una dama (Spanish Edition))
Cuando todo estuvo a punto los metió a la sartén y esperó a que estuvieran dorados de un lado para darles la vuelta y freírlos del otro. En el instante en que disponía a realizar esta sencilla operación se abrió una puerta desconocida en una de las paredes de la cocina y apareció una dama ricamente ataviada al uso egipcio. Se acercó a la sartén y, tocando los peces con la varilla, dijo: -Pececitos: ¿Están cumpliendo con su deber? -¡Sí, cumplimos con nuestro deber! -respondieron los peces, levantando la cabeza por encima del aceite hirviendo-. Con nuestra presencia recordamos al mundo lo que se debe hacer. Entonces la dama, con una varita que llevaba en la mano, hizo saltar a los peces de la sartén, y cuando todos estuvieron en el fuego, desapareció.
Anonymous
bebida verde del capitán Kidd 3 hojas verdes como la col rizada, la acelga, el brezo o la lechuga verde oscuro 2 naranjas peladas 1 taza de fresas con las hojas que las coronan Corte la fruta y la verdura para que quepa en el tubo de alimentación de su extractor. Procese todos los ingredientes en su extractor, revuelva y sirva tan pronto como sea posible. Rinde 1 porción. Limonada de acelga 2 manzanas verdes 1 limón (amarillo), pelado si no es orgánico 5 hojas de acelga Corte la fruta y la verdura para que quepa en el tubo de alimentación de su extractor y procéselos. Revuelva y sirva tan pronto como sea posible. Rinde 1 porción. El batido matutino de Cherie En lugar de café, ¿por qué no despierta su cuerpo con un delicioso jugo energizante? 4 a 5 zanahorias, bien fregadas, sin hojas o tallos y con ambos extremos recortados 4 hojas verde oscuro como la acelga, la col rizada o el brezo 2 pencas de apio con hojas 1 pepino grande, pelado si no es orgánico 1 limón (amarillo), pelado si no es orgánico 1 trozo de una pulgada de raíz de jengibre Corte la fruta y la verdura para que quepa en el tubo de alimentación de su extractor. Procese los ingredientes en su extractor y revuelva. Vierta en un vaso y beba tan pronto como sea posible. Rinde 2 porciones.
Cherie Calbom (El Gran libro de jugos y batidos verdes: ¡Más de 400 recetas simples y deliciosas! (La Dama De Los Jugos) (Spanish Edition))
Quién no ha experimentado las diversas sensaciones que produce el contacto con una mano? La mano es índice del temperamento. Algunas son en pleno invierno cálidas y ardientes, otras frías y hasta heladas en plena canícula. Las hay secas y apergaminadas, y otras húmedas y viscosas. Las hay carnosas, esponjosas, musculadas, delgadas, huesudas y descarnadas. La presión de unas es fuerte como un torno, la de otras, blanda como una cifra. Hay manos que son productos artificiales de nuestra civilización moderna, que presentan deformidades similares a las de los pies de las damas chinas, manos continuamente aprisionadas por los guantes durante el día, y a menudo envueltas en cataplasmas durante la noche o al recibir los cuidados de la manicura; manos tan blancas como la nieve, cuando no castas como el mismo hielo? La manecita ociosa que evita el contacto rugoso de la mano morena y manchada del obrero, a la que el duro trabajo ha transformado en callo uniforme! Hay manos discretas, y manos que palpan con toda indecencia; manos cuyo apretón hipócrita expresa las reservas de quien las estrecha; manos aterciopeladas, untuosas, clericales y lánguidas, de un lado está la palma abierta del pródigo, de
Anonymous
–Una dama no lee el periódico. Las páginas de sociedad, tal vez, o las críticas de teatro. No esa porquería. –Pero tú no eres una dama, Jessamine... –comenzó Charlotte. –Vaya –exclamó Will–. Verdades tan crueles a esta hora de la mañana no pueden ser buenas para digestión.
Cassandra Clare
Óscar, tú no sólo has satisfecho los pequeños y grandes deseos de todos aquellos paseantes invernales silenciosos enamorados de algún objeto de sus sueños, sino que has ayudado además a las gentes que se detienen ante los escaparates a conocerse a sí mismas. Más de una de aquellas damas elegantes, más de algún excelente tío, más de una de aquellas señoritas de edad ya avanzada pero frescas todavía en materia de religión jamás habrían sospechado que su naturaleza fuera propensa al robo si tu voz no los hubiera inducido a él, transformando así por añadidura a más de uno de aquellos ciudadanos que anteriormente veían en cualquier pobre ratero inexperto a un bribón peligroso y condenable.
Anonymous
Una dama polaca, cuyo nombre no recuerdo, aunque sería Schnizweg o Wegschinz o algo parecido con muchas zetas y uves dobles, organizó un escándalo superior cierto día en la terraza del Casino, frente a la playa. La mujer, a voz en grito, amenazó con abandonar Biarritz si no se guardaban las mínimas garantías de decoro en la indumentaria de baño. Todo fue porque unas muchachas de París, que actuaban por la noche en un hotel, estaban en la playa ensayando sus bailes... sí, cierto, un tanto subidos de tono, y en bañador une-pièce... Pero tampoco era para tanto, me parece a mí.
José C. Vales (Cabaret Biarritz)
dijo otro- , nos traes a conocer a una dama, y apenas si con mucha dificultad se ven los dedos de la mano.
Gustavo Adolfo Bécquer (El Beso)
Hay que joder para vivir y no vivir para joder". Quien así hablaba, con tan sobria moral era -naturalmente- una prostituta. Sirva de ejemplo a respetables damas, críticos literarios, policías.
Ángel González
En esa foto personal e imaginaria, la dama blanca viste de negro y tiene las facciones duras y a la vez sensuales. Parece una asesina a sueldo, pero en realidad es una emperatriz provista de un puñal. Y resulta que ese puñal vengo a ser yo.
Jorge Fernández Díaz
Mientras nos acercábamos al roble, mi mirada recorrió el sendero que llevaba al pabellón y vi que la luz brillaba en una de las ventanas de Coquelin. Enseguida propuse que lo visitáramos. Mi tía se opuso esgrimiendo que mi tutor, sin dudas, estaría ocupado y que no le agradaría esta interrupción. Yo insistí. Ella añadió que le parecía inconveniente. —¿Inconveniente? —Inconveniente para mí. Una dama no visita a un joven en su domicilio.
Anonymous
Pero vamos a comer primero -dijo. Y así, con batiente de puertas, empezó un exquisito vaivén silencioso de doncellas con delantales y cofias blancas, doncellas no por necesidad sino porque forman parte del misterio o mejor del gran engaño que las damas de Mayfair practican de una y media a dos cuando, con un gesto de la mano, cesa el tráfico y surge en su lugar esta profunda mentira, la comida en primer lugar, que nadie paga; y luego la mesa que parece cubrirse como por voluntad propia de vidrio y de plata, de manteles individuales, de cuencos de fruta roja, de filetes de rodaballo cubiertos de salsa oscura, de pollos troceados nadando en sus cazuelas; el fuego arde todo color y fiesta y con el vino y el café (que nadie ha pagado) nacen visiones alegres en ojos preocupados; ojos ante los que ahora la vida es musical y misteriosa; ojos encendidos ahora para observar animados los claveles rojos que Lady Bruton (cuyos gestos eran siempre duros) había depositado junto a su plato, de forma que Hugh Whitbread, en paz con el universo entero y al mismo tiempo completamente seguro de su categoría, dejó su tenedor y dijo: -¿No crees que resultarían encantadores sobre tu encaje?
Virginia Woolf
Soy una mujer. Pero, ¿cuántas veces en mi vida habré deseado ser un hombre? Tantas que ya ni lo recuerdo. En un mundo especialmente moldeado por y para los hombres, resulta difícil desear ser otra cosa que un hombre. Y sin embargo, soy una mujer y he acabado aceptando mi condición femenina con todos sus pros y todos sus contras. No ha sido fácil. No es fácil aún. Y menos lo era en mis años jóvenes. Entonces leía una y otra vez El libro de la ciudad de las damas de Cristina de Pizán y guardaba ese códice como mi más preciado tesoro. De todos los códices que se apelotonaban en la biblioteca del castillo del Albi, ese era el único que estaba escrito por una mujer. Y eso me daba que pensar. ¿Por qué no había más libros de autoría femenina? ¿No existían, simplemente, o a los sucesivos señores del castillo nunca les había interesado lo que pudieran escribir las mujeres? Por entonces ya comenzaba a sospechar que más bien se trataba de eso último.
Maite Mateos (SINE SPECULO)
encargó, mediante el estipendio de la mitad del dinero recogido en aquel negocio, de enviar lo restante a Roma. Calcúlese, pues, cuántos esfuerzos no haría para que esta venta fuese grandemente provechosa. Envió frailes por todas partes de Alemania para ofrecer las indulgencias, obligándolos bajo juramento, a no cometer con él fraude alguno; y dejándolos, en cambio en entera libertad para engañar a las pobres almas, con tal que le trajesen dinero. Como instrumento principal de este tráfico de indulgencias, eligió a un hombre que en verdad realizó toda clase de esfuerzos para hacer el negocio tan productivo como pudiera desearse. Este hombre fue el nunca bastante censurado Juan Tetzel, nacido en Leipzig, y fraile de la Orden de los Dominicos en el convento de Pirna; hombre atrevido y dado a torpes concupiscencias; el cual ya anteriormente, por adulterio y por su conducta licenciosa, había sido condenado a morir ahogado en un saco; y sólo por la intercesión de una ilustre dama había salvado la vida. Este hombre degradó
Federico Fliedner (Martín Lutero: Su vida y su obra (Biografias historicas))
Victoria Ocampo era por cierto una oligarca, pero no todas las oligarcas eran Victoria Ocampo. Las damas de la alta sociedad, como se decía entonces, no empleaban su dinero y su tiempo en la difusión de las letras ni abrazaban la causa del feminismo ni transgredían costumbres establecidas, ni se animaban a proclamar su agnosticismo; nada tenían en común con Victoria
Juan José Sebreli (Escritos sobre escritos, ciudades bajo ciudades)
Pero en efecto recuerdo que donó su salario para una fundación. TP: El problema es que nadie le dijo que no podía tener legalmente dos salarios y mucho menos que podía donar parte de su salario porque tenía dos familias, dos casas que mantener con cuatro hijos. A partir de allí ya supe que nunca irían a restituir la transparencia perdida en los gobiernos de Leoni y Caldera I. Todos dan por asumido que la Casa de Gobierno debe pagarle todo a los presidentes cuando no es cierto, el presidente es un funcionario público que debe pagar por el mantenimiento de su familia y sus gastos como jefe de hogar y la Primera Dama debe trabajar para costearse sus gastos o ayudar a los gastos de la familia. CE: Eso es muy difícil de entender en Latinoamérica. Pocos saben que el presidente Obama tenía que pagarse las comidas, el jabón y la pasta de dientes como cualquier trabajador estadounidense. Por supuesto que no va al auto mercado a comprarlo, pero eso se le deduce del salario. TP: Y también la primera dama. Para actos oficiales por ejemplo Michelle Obama podía aceptar ropa de diseñadores que les interesaba proyectarse y eran aceptados como donaciones en nombre del gobierno, es decir no se los podía quedar después, tenían que ir al Archivo Nacional. CE: Laura Bush en su biografía explicaba que le impresionó lo meticulosa que era la factura mensual de la Casa Blanca por sus gastos de peluquería y cuanto tenía que pagar de su bolsillo por el servicio de limpieza y camareros en sus reuniones particulares. TP: A Nancy Reagan le criticaron mucho que usaba vestidos que tenían diez años y luego que pidiera prestados vestidos y así se queja en su biografía, mientras que Hillary Clinton causó problemas por haberle pedido a un empresario chino que ayudara a cancelar sus deudas por haber gastado ochenta mil dólares en fiestas de navidad[1] y ese dinero se lo debía a la Casa Blanca, de hecho, Bill Clinton salió endeudado de su presidencia. CE: Eso es lo que había en los primeros tres gobiernos de la era democrática que después se distorsionó, recuerdo que hicimos una entrevista a la familia de Leoni, que no pudo hacerle una fiesta de quince años a su hija como ellos querían porque no le alcanzaba su sueldo, pues su sueldo de presidente tenía que vivir. TP: Lógicamente la ropa del presidente, sus gastos de representación y las comidas para actos públicos, salen del bolsillo de los contribuyentes como ocurre en muchos lugares incluso de Latinoamérica, y se puede discutir mucho sobre los límites y alcances, pero Chávez llegó a donar un salario que no podía donar legalmente, cuando tenía dos familias que mantener.
Thays Peñalver (La Conspiración de los 12 golpes: Cuarta Edición Ampliada (LA CONSPIRACION DE LOS 12 GOLPES nº 1) (Spanish Edition))
Caballero Envíale un mensaje de texto durante el día. Llámala camino a casa y pregúntale si se le ofrece algo. Cuando llegues a casa, pregúntale cómo puedes cuidar de ella. Demuéstrale que necesitas y quieres hacerlo. Interésate por lo que ella te dice y escúchala. Cuando una mujer habla contigo, no necesariamente busca tus soluciones, consejos o enseñanzas, lo que busca es que la escuches. Dama Toma la iniciativa en buscarlo para la intimidad.
Freddy DeAnda (Amor inquebrantable: Los 7 principios para un matrimonio sólido y feliz (Spanish Edition))
Una dama casada ha de prometer sin permitir, ha de sugerir sin entregar.
Chufo Lloréns (Te daré la tierra (Spanish Edition))
Kasparov. En el Campeonato Mundial de Ajedrez de 1990, Kasparov hizo un movimiento terrible y perdió a su reina al comienzo de una partida decisiva. Los grandes maestros del ajedrez alrededor del mundo soltaron un quejido de dolor; el chico malo de los tableros moría atropellado en la carretera (un periodista del New York Times menos elegante dejó ver una sonrisa sarcástica). Pero no había sido un error; Kasparov había sacrificado deliberadamente su pieza más poderosa a cambio de una ventaja psicológica aún más poderosa. Cuando se encontraba acorralado y la situación necesitaba una acción desesperada, Kasparov era letal. Su oponente, Anatoly Karpov, un jugador que seguía el manual al pie de la letra, era demasiado conservador para presionarlo al comienzo de la partida, así que Kasparov se había tirado la presión encima él mismo, abriendo con un Gambito de Dama. Y ganó. Eso era lo que Ann estaba haciendo. En lugar de perseguir a los tarahumaras, decidió apostar por la peligrosa e inspirada estrategia de dejar que los tarahumaras la persiguieran a ella. ¿Quién está más comprometido con la victoria al final: el depredador o la presa? El león puede perder y volver a cazar al día siguiente, pero el antílope solo puede equivocarse una vez. Para vencer a los tarahumaras, Ann sabía que necesitaba más que fuerza de voluntad: necesitaba sentir miedo. Una vez que se colocó delante, cada ramita quebrada la empujaría hasta la meta. «Colocarse al frente implica realizar un maniobra que requiere ferocidad y confianza —anotó una vez Roger Bannister—. Pero el miedo debe jugar una parte… no es posible relajarse y cualquier miramiento debe lanzarse por la ventana.» Ann tenía ferocidad y confianza de sobra. Ahora estaba ahogando los miramientos y dejando que el miedo cumpliera su labor. La ultramaratón estaba por presenciar su primer Gambito de Dama.
Christopher McDougall (Nacidos para correr: La historia de una tribu oculta, un grupo de superatletas y la mayor carrera de la historia)
Pasearon y comentaron la extraña luminosidad del mar; el agua tenía una tonalidad lila, delicada y cálida, y la luna dibujaba sobre ella una banda dorada.
Antón Chéjov (La dama de perrito)
Un tempo, lo dico subito per i puristi, questa frase sarebbe stata considerata scorretta. Lei infatti non era il pronome personale soggetto: avremmo dovuto usare ella. Ma ella oggi fa subito Ottocento: se lo dite, nella mente di chi ascolta Emma viene subito immaginata come una dama in crinolina. Anche il maschile egli non gode di ottima salute. Si preferisce usare lui.
Mariangela Galatea Vaglio (L'italiano è bello: Una passeggiata tra storia, regole e bizzarrie)
«Un descuido es más que suficiente para saber cómo termina una situación»,
Dama Beltrán (El secreto de lord Bestia)
¡Cuando pienso que puede ocurrir que no me muera, que venga usted, que vuelva a ver la primavera, que me ame todavía y que volvamos a empezar nuestra vida del año pasado! ¡Qué loca estoy! Apenas si puedo sostener la pluma con que le escribo este insensato sueño de mi corazón. Pase lo que pase, yo lo quería de verdad, Armand, y habría muerto ya hace mucho tiempo si no me asistiera el recuerdo de ese amor y una especie de vaga esperanza de volver a verlo a mi lado.
Alejandro Dumas (hijo) (La Dama De Las Camelias)
Quando chiese al fratello Carlo Teodoro perché anche lui non approfittasse delle passeggiate per farsi leggere da altri degli scritti in lingua straniera, la risposta fu: «Mi prenderebbero per pazzo». Elisabetta ribatté: «E che importanza ha? Non ti basta essere convinto che non lo sei?» La dama di corte bavarese Maria Redwitz, che riporta questo dialogo, fece il seguente commento: «Questo era il modo con il quale si era spiegata tante cose nella vita. Faceva ciò che le andava a genio e lasciava che gli altri pensassero ciò che volevano. Nonostante tutte le stravaganze era rimasta una persona fondamentalmente semplice e affatto naturale».
Brigitte Hamann (The Reluctant Empress)
Catania rimane ferma negli anni, non sposta di una linea. I chioschi liberty della Villa Bellini come nei giardini di Parigi verso il 1900, i viali, i platani, la fontanina di Cerere, quella del bambino che versa acqua da una brocca umida e gocciolante di licheni, la statua di Mario Rapisardi, quella di Di Bartolo, quella di Tempio, la colonnina vuota dalla quale fu sottratto nottetempo il mezzobusto in bronzo dell’on Milana. Gli anni lontani, angosciosi del liceo sono rimasti sospesi in mezzo a questi alberi, su queste panchine di pietra col gioco della dama disegnato a matita, su questo ponte di lamiere di ferro che trema ad ogni passo. C’è ancora in giro in questi viali il panico assillante delle giornate in cui marinavo la scuola e temevo di incontrare mio padre. I balconi della via Garibaldi hanno gli stessi vasi, gli stessi fili di ferro, le stesse brocche d’acqua di trenta anni fa. E gli odori sotto l’arco della Porta Uzeda mi ritornano in gola identici; odore di mare stagnante e di pesce secco, di catrame, di orina di cavallo sulle lastre di lava calde di sole, di bucce di fichidindia accatastate sotto gli archi della marina. Anni lontani di sgomento infantile, di voglia di fuggire, di morire anche pur di non andare a scuola.
Ercole Patti (Diario Siciliano)
Ser una dama no significa llevar vestidos bonitos ni saber utilizar bien los cubiertos —dijo mi madre como si hubiera leído mis pensamientos—. Ser una dama significa quererse a una misma, respetarse y nunca dejar que nadie ponga en duda tu valor.
Susana López (Flor de sal)
Toda pérdida es una ganancia. Has de saber que vivir es aprender a perder lo que ganaste. Por ello, haz una lista de todo lo que posees en el mundo y, cada inicio de año, tacha lo que hayas perdido. El dolor que sientas se transformará en ganancia si saber hacer el duelo suficiente.' La dama de 94 años
Albert Espinosa (Finales que merecen una historia)
Dama, credo senz'altro a tutto quello che voi dite e sono certa che vi sono molte donne belle, nobili e caste, che si sanno ben proteggere dalle trappole degli ingannatori. Tuttavia mi irrita e mi rende triste che gli uomini dicano che le donne vogliono essere stuprate e che a loro non dispiace essere violentate, anche quando si ribellano e urlano; non riesco a credere che possano gradire una così grave villania". Risposta: "Non dubitare, cara amica, le dame virtuose e oneste non traggono nessun piacere dall'essere violentate, ma un dolore senza paragoni.
Christine de Pizan (The Book of the City of Ladies)
La responsabilidad de gestionar los datos debe ser compartida entre roles del negocio y de tecnología de la información, y las personas en ambas áreas deben ser capaces de colaborar para asegurar que una organización tenga datos de alta calidad que satisfagan sus necesidades estratégicas.
DAMA International (DAMA-DMBOK: Guía Del Conocimiento Para La Gestión De Datos (Spanish Edition))
Porque de cuantas damas vio aquel día, ninguna le pareció a Fortunata tan señora como la de Santa Cruz, ninguna tenía tan impresa en el rostro y en los ademanes la decencia. De modo que si le propusieran a la prójima, en aquel momento, transmigrar al cuerpo de otra persona, sin vacilar y a ojos cerrados habría dicho que quería ser Jacinta. Aquel resentimiento que se inició en su alma iba trocándose poco a poco en lástima, porque Manolita le repitió hasta la saciedad que Jacinta sufría desdenes y horribles desaires de su marido. Llegó a sentar como principio general que todos los maridos quieren más a sus mujeres eventuales que a las fijas, aunque hay excepciones. De modo que Jacinta, al fin y al cabo y a pesar del Sacramento, era tan víctima como Fortunata. Cuando esta idea se cruzó entre una y otra, el rencor de la pecadora fue más débil y su deseo de parecerse a aquella otra víctima más intenso.
Benito Pérez Galdós (Fortunata y Jacinta)
Entremezclados con el pueblo se veían carruajes lujosos, mulas enjaezadas portando matrimonios artesanos y hasta una dama oronda, con sombrero de plumas y rebocinos de oro, que arreaba a su borrico para mantenerse a la altura de los reos y poder insultarlos. Mas a medida que éstos iban llegado al Campo crecían la expectación y el alboroto. El gran broche final de la fiesta se aproximaba. Damas y mujeres del pueblo, hombres con niños de pocos años al hombro, cabalgaduras y hasta carruajes tomaban posiciones, se desplazaban de palo a palo, preguntando quién era su titular, entretenían los minutos de espera en las casetas de baratijas, el tiro al pimpampum o la pesca del barbo. Otros se habían estacionado hacía rato ante los postes y defendían sus puestos con uñas y dientes. En cualquier caso el humo de freír churros y buñuelos se difundía por el quemadero mientras los asnos iban llegando.
Miguel Delibes (El hereje (Spanish Edition) by Miguel Delibes (2001-06-01))
Marisa Lacouture nos enseña, a los varones y damas que andamos dando vueltas por el mundo, una lección no solo maravillosa sino inolvidable: ¿quién ha dicho que el amor por un hijo depende de la cremallera del pantalón? ¿Acaso el semen es el amor? ¿Habita el amor en la entrepierna?
Marisa Lacouture (En tu amor encontre mi hogar: Testimonio de una madre adoptiva (Spanish Edition))
Diminutos insectos son las pulgas. Asombro de mi niñez fue ver algunas en el Museo del Chopo a través de una lupa, vestidas de bailarinas, de cirqueras, de damas de la alta sociedad. Quien se haga preguntas acerca de los hombres, debería preguntarse también acerca de los insectos. En última instancia, no hay gran diferencia entre ellos. Y si la hay, será en muchas ocasiones favorable al insecto. Una de tales preguntas podría bien ser ésta: ¿cómo hacen las pulgas para encontrarse y perpetuar su especie en esa enorme selva enmarañada que es el pelambre del perro donde viven? La respuesta asombrará a muchos y conmoverá a unos pocos: cantan las pulgas igual que las ballenas; cantan como los grillos cantan, estridulan con sus patitas micrométricas y dicen una canción que nadie escucha más que ellas, canción de amor que debe ser lo mismo que para nosotros es una aria de Bellini o una serenata hecha por Schubert. Dios está en el cielo, en la tierra y en todo lugar, nos enseñó Ripalda. Si eso es cierto, también está en las pulgas. Y canta, aunque nosotros no oigamos su canción.
Armando Fuentes Aguirre (Teologías para ateos (Ensayo y sociedad) (Spanish Edition))
Bice non era quel che si dice una bellezza. Molte giovani di Firenze la superavano in avvenenza. La fonte del suo fascino erano gli occhi: verdi, scintillanti, conferivano all’incarnato madreperlaceo una straordinaria luminosità. E il sorriso: fresco, spontaneo, appena velato di tristezza. Non era neppure una dama brillante. Nelle feste e nei conviti, dove compariva quasi sempre senza il marito, per la maggior parte del tempo restava in silenzio ma, interrogata, rispondeva con una voce sottile straordinariamente armoniosa. Sulle labbra le fioriva un dolcissimo sorriso e gli occhi posavano sull’interlocutore uno sguardo di una serenità che ammaliava. Lui, come tutti, ne era soggiogato. Ma quell’incanto poteva essere chiamato amore?
Marco Santagata (Come donna innamorata)
—Pareces risueña —comentó Egwene. —Cuando Moraine y yo emprendimos la tarea de encontrar al muchacho, no tenía ni idea de que el Entramado nos enviaría también a vos —repuso Siuan. —¿Tu sustituta? —Conforme una dirigente va entrando en años, empieza a pensar sobre su legado —explicó Siuan—. Luz, probablemente todas las damas empiezan a pensar lo mismo. ¿Tendrá un heredero que se haga cargo de lo que ha creado? A medida que una mujer gana en sabiduría, se da cuenta de que lo que ella sola puede conseguir es poco comparado con lo que su legado es capaz de lograr. »Bien, pues, supongo que no puedo decir que seáis mía del todo, y no me complació exactamente que alguien me sucediera. Pero es... reconfortante saber que he tenido algo que ver en dar forma a lo que está por llegar. Y, si una mujer fuera a pedir un deseo para su legado, no imaginaría uno mayor que el que sois vos. Gracias.
Robert Jordan (Un Recuerdo de Luz (La Rueda del Tiempo, #14))
ABUELO. Entonces, vete. ¿Qué esperas todavía? PEREGRINA. Ahora ya, nada. Sólo quisiera antes de marchar, que me despidieras sin odio, con una palabra buena. ABUELO. No tengo nada que decirte. Por dura que sea la vida, es lo mejor que conozco. PEREGRINA. ¿Tan distinta me imaginas de la vida? ¿Crees que podríamos existir la una sin la otra? ABUELO. ¡Vete de mi casa, te lo ruego! PEREGRINA. Ya me voy. Pero antes has de escucharme. Soy buena amiga de los pobres y de los hombres de conciencia limpia. ¿Por qué no hemos de hablarnos lealmente? ABUELO. No me fío de ti. Si fueras leal no entrarías disfrazada en las casas, para meterte en las habitaciones tristes a la hora del alba. PEREGRINA. ¿Y quién te ha dicho que necesito entrar? Yo estoy siempre dentro, mirándoos crecer día por día desde detrás de los espejos. ABUELO. No puedes negar tus instintos. Eres traidora y cruel. PEREGRINA. Cuando los hombres me empujáis unos contra otros, sí. Pero cuando me dejáis llegar por mi propio paso... ¡cuánta ternura al desatar los nudos últimos! ¡Y qué sonrisas de paz en el filo de la madru gada! ABUELO. ¡Calla! Tienes dulce la voz, y es peligroso escucharte. PEREGRINA. No os entiendo. Si os oigo quejaros siempre de la vida, ¿por qué os da tanto miedo dejarla? ABUELO. No es por lo que dejamos aquí. Es porque no sabemos lo que hay al otro lado. PEREGRINA-Lo mismo ocurre cuando el viaje es al revés. Por eso lloran los niños al nacer.
Alejandro Casona (La dama del alba)
PEREGRINA. Me extraña de ti. Bien está que me imaginen odiosa los cobardes. Pero tú perteneces a un pueblo que ha sabido siempre mirarme de frente. Vuestros poetas me cantaron como a una novia. Vuestros místicos, como una redención 11. Y el más grande de vuestros sabios me llamó «libertad>>. Yo misma se lo oí decir a sus discípulos, mientras se desangraba en el agua del baño: «¿Quieres saber dónde está la verdadera libertad? ¡Todas las venas de tu cuerpo pueden conducirte a ella!>>> ABUELO.-Yo no he leído libros. Sólo sé de ti lo que saben el perro y el caballo.
Alejandro Casona (La dama del alba)