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Es tal su desconfianza en el sector privado, tal su determinación en no apoyarlo, en no subsidiarlo, dice él, que muchas inversiones de infraestructura, incluso las que él más desea, no las apoya, como la propuesta de un grupo de inversionistas de ampliar la carretera Cancún-Tulum y ahí poner las vías de su Tren Maya. Todo ingreso de un privado que él considere excesivo no tendrá el visto bueno de su gobierno. Como el gobierno de AMLO tendrá una permanente escasez de recursos fiscales, la inversión pública no podrá compensar la menor inversión privada. Será, además, una inversión mal asignada y peor ejecutada, por lo que el impacto positivo sobre la economía será pequeño.
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