Todos Queremos A Alguien Quotes

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Todos necesitamos que alguien nos mire. Sería posible dividirnos en cuatro categorías, según el tipo de mirada bajo la cual queremos vivir: La primera categoría anhela la mirada de una cantidad infinita de ojos anónimos, o dicho de otro modo, la mirada del público. La segunda categoría la forman los que necesitan para vivir la mirada de muchos ojos conocidos. Estos son los incansables organizadores de cócteles y cenas. Luego está la tercera categoría, los que necesitan de la mirada de la persona amada. Y hay también una cuarta categoría, la más preciada, la de quienes viven bajo la mirada imaginaria de personas ausentes. Son los soñadores.
Milan Kundera (The Unbearable Lightness of Being)
No queremos grandes palabras de amor, sino pequeños actos. Un beso antes de irnos a trabajar o un pastelito de crema porque nos ha bajado la regla. Y, poco a poco, los discursos empiezan a sobrarnos y aprendemos a vivir sin ponerle letras a lo que sentimos. Preguntamos a veces: «¿me quieres?». Y con un sí nos basta. Y nosotras también concentramos en esas dos palabras todo lo que significa el otro. Pero nos olvidamos de que también es agradable escuchar el porqué de esa respuesta.
Elísabet Benavent (Alguien como tú (Mi elección #2))
Ponerse en los “zapatos del otro” Ponerse en los “zapatos del otro”, es un buen sistema para poder leer la mente. A menudo nos cruzamos con personas que no entendemos, y que no podemos llegar a comprender la coherencia de sus palabras, actos y reacciones. ¿No les pasó?… Seguramente pensaron en estos casos: ¡qué ganas de poder leerle la mente para entender por qué actúa de esta forma!!!… Creo que la principal razón por la cual no llegamos a comprender del todo en estos casos, es que tratamos de hacerlo utilizando nuestros propios esquemas mentales; en otras palabras, tratamos de entender a esta persona de acuerdo a nuestra forma de pensar, sentir, actuar y -en definitiva- vivir… Y ese es un error, si es que queremos entender realmente qué le está pasando por su cabeza. Si bien hay esquemas mentales similares y que se repinten, cada ser humano es diferente a otro. Sus vivencias, experiencias, familia, educación, valores, todo, absolutamente todo, influye en cómo actúa alguien, en incluso -a veces- hasta casi lo determina. Probemos entonces ponernos realmente en sus zapatos. Analicen, averigüen, piensen y observen… Traten de colocarse en su pellejo. Esto no significa qué harían ustedes en su lugar (si bien este es también un parámetro valido, a veces confunde en estos casos), sino, tratar de entender cómo funciona su mente, quién es y de dónde viene, cómo es su personalidad, cómo actúo anteriormente en casos similares, qué necesidades tiene, cuáles son sus objetivos, inquietudes e intereses, tiene condicionantes externos que lo están afectando, etc., etc., etc… Sé que suena algo de Perogrullo y sabido, pero les aseguro que un una herramienta ¡I M P R E S I O N A N T E M E N T E PODEROSA! Al fin y al cabo, los mayores secretos para lograr algo con éxito generalmente son sonsos y de conocimiento público, lo difícil es tener la conciencia real de lo importante que son y saber aplicarlos adecuadamente. La importancia de “ponerse en los zapatos del otro” se estudia en el Mundo, hay ejercicios bien concretos que demuestran su potencialidad. De hecho, yo tuve real dimensión de todo esto, con ejercicios que hice en Harvard cuando estudié Negociación. Uno, cuando logra comprender verdaderamente a alguien, se le abre un mundo nuevo de posibilidades respecto de esta persona. Es una herramienta con una potencialidad impresionante, así que úsenla con cuidado y prudencia… ¡Pruebelo y me cuentan! Espero respuestas… Gonzalo GUMA
Gonzalo Guma (Índigo Mentes en Juego)
Todos queremos que alguien sostenga el espejo en el que nos queremos mirar.
Taylor Jenkins Reid (Daisy Jones & The Six)
Yo si creo que el amor existe y que es para siempre, porque si queremos mucho a alguien, por más que se acabe , siempre seguiremos queriéndolo un poco. Por lo que fuimos. El amor existe y es bonito, pero...sobre todo es libre.
Elísabet Benavent (Toda la verdad de mis mentiras)
No hacía falta saberlo todo de alguien para creer o para confiar. Que a veces hay que escuchar y mirar lo que hay alrededor porque son esas pequeñas cosas en las que no reparamos las que nos cuentan grandes secretos de la gente que queremos.
María Martínez Ovejero (Recuérdame)
No estoy seguro de que, llegados a este punto, sigamos siendo realmente humanos, al menos aquellos de nosotros que somos como la mayoría de nosotros: los que crecimos con la televisión y el cine y ahora internet. Si alguien nos traiciona, sabemos qué palabras decir; cuando muere un ser amado, sabemos qué palabras decir; si queremos hacernos el machote o el listillo o el loco, sabemos qué palabras decir. Todos seguimos el mismo guión manoseado.
Gillian Flynn (Perdida)
Mirad: somos punks y skins, somos los chicos con botas, somos las ratas con botas, somos feos y pajeros y tiñosos, buscabullas y culoapretados, espitados y bocazas y chulos, botas sucias y caras brutas, los paquetes estrujados y las cabezas rapadas, rotos y descosidos en la ropa y en el alma, malas dentaduras y mal cutis, los peores empleos y barrios, somos la gente que no quieres conocer y venimos de los sitios adonde no quieres ir, nacidos para ser carn d’olla, nacidos para fracasar, el eslabón más bajo de la cadena alimenticia, pisando charcos en la ciudad podrida, carnaza de descampado y bóbila y calimocho, comiéndonos las consonantes y comiéndonos los mocos, expulsados y castigados, sin recreo pero también sin clase, sin clase de ningún tipo, esta noche hay un destroy, tienes-tienes-tienes y nosotros no tenemos nada, pero si tienes una lista negra ya nos puedes ir apuntando, si tienes una lista negra nosotros queremos estar en ella, meando por las calles, rompiendo los cristales, cantando las canciones que no salen en los libros. Los chicos con botas, bolsillos vacíos y cojones llenos, esas canciones son lo único que tenemos. Eso, y a nosotros mismos. Porque somos los chicos con botas, somos las ratas con botas, duros como clavos, a veces hay que agachar la cabeza para no romperse, y somos los irrompibles, somos la arrogancia original, borrachos y orgullosos, pisando cascos rotos, los culos contra la pared, sin futuro y sin modales, carne de cañón, Cornellà, Santako, L’Hospi, Bellvitge, Castefa, Viladecans, Gavà, Sant Boi, La Cope, feas las esquinas y más dura será la caída, cayendo, cayendo, siempre cayendo, cayendo y riendo, haciendo la conga en la cola del INEM, de aquellos polvos vinieron estos lodos, sólo que aquí polvos hemos visto pocos y el lodo nos llega ya hasta el cuello, de cara a la pared pero sin libros en las manos, no nos dio tiempo a querer ser alguien, nadie te cuenta nunca cómo se sale de aquí, ¿hay alguna manera de salir de aquí?, primero deletrea u-n-i-v-e-r-s-i-d-a-d si tienes huevos, oportunidades para estudiar una carrera es lo que no te van a dar (cantaban los Clash), esto es Todos Contra Todos pero nosotros estamos juntos, es lo único que tenemos. Las canciones, y a nosotros mismos. Caemos como piedras pero, mientras tanto, ¿echamos unas risas? Cayendo y riendo, es todo lo que nos queda. Nos vemos en la Casa de la Bomba a las diez en punto, como cada sábado, que esta noche hay un destroy. No tardes, no me jodas.
Kiko Amat (Rompepistas)
–Todos soñamos con volver. Es difícil de explicar. Yo no volvería ni loco. Pero sueño con volver –hice una pausa–. Ustedes también. –¿Nosotros? –Los que nunca estuvieron. ¿Para qué nos buscan, si no? Nos buscan y nos tienen miedo. Suponen que sabemos algo, que no les queremos decir, y que ustedes no quieren saber; nos envidian porque conocemos el camino y temen que se los revelemos. Dejamos un espacio preciso cuando nos fuimos, pero allá cambiamos de forma, y al volver ya no encajábamos, por más vueltas que nos dieran, en el rompecabezas; volvimos diez mil iluminados, locos, profetas malditos, y ahí andamos, sueltos por las cuatro puntas del país, hablando un idioma que nadie entiende, haciendo como que trabajamos, jugamos al fútbol, cogemos, pero nunca del todo, en algún lugar sabiendo siempre que algo nuestro valioso e indefinible quedó enterrado allá. En sueños, al menos, todos volvemos a buscarlo. ¿Entendés? No es el criminal el que vuelve al lugar del crimen. Es la víctima, bajo la tiránica esperanza de cambiar ese resultado injusto que la dañó. Andá a preguntarle a los ingleses. ¿Cuántos te crees que quieren volver? Somos nosotros, los perdedores, los triturados, los que gritamos “volveremos volveremos” cada vez que hay alguien que quiera escuchar. ¿Qué puede interesarle la revancha al ganador? El infierno nos marcó de tal manera que creemos que volviendo lo haremos paraíso, y a la noche nos despertamos llamando papá a los demonios que nos clavaban arpones riendo. ¿Sabés por qué todavía, diez años después, seguimos disfrazándonos de esta manera, reuniéndonos para organizar expediciones imposibles, reconstruyendo hasta el segundo cada uno de aquellos días que lo mejor sería olvidar? Estamos infectados, entendés, las llevamos en la sangre y nos morimos de a poco, como los chagásicos. ¿No las viste, que son iguales a pólipos? Cada año que pasa, se extienden un poco más, como esas manchas en la pared. Trauma de guerra, trauma de guerra, no es tan fácil. Estamos enamorados hasta la médula, y las odiamos. Fetichistas, adoramos una foto, una silueta, una bota vieja. No es verdad que hubo sobrevivientes. En el corazón de cada uno hay dos pedazos arrancados, y cada mordisco tiene la forma exacta de Las Islas. Tratamos de llenarlos con las cosas de acá, pero es como taparlos con estopa. ¿Sabés cuántos de nosotros nos suicidamos por ese amor?
Carlos Gamerro (Las islas)
Éramos la primera generación de seres humanos que jamás podría ver nada por primera vez. Contemplamos las maravillas del mundo con ojos mortecinos, de vuelta de todo. Mona Lisa, las pirámides, el Empire State Building. El ataque de un animal selvático, el colapso de antiquísimos glaciares, las erupciones volcánicas. No consigo recordar ni una sola cosa asombrosa que haya visto en persona que no me recordase de inmediato a una película o a un programa de televisión. A un puto anuncio. ¿Conocen el espantoso sonsonete del indiferente?: Ya lo he viiistooo. Bien, pues yo lo he visto literalmente todo. Y lo peor, lo que de verdad provoca que me entren ganas de saltarme la tapa de los sesos, es que la experiencia de segunda mano siempre es mejor. La imagen es más nítida, la visión más intensa, el ángulo de la cámara y la banda sonora manipulan mis emociones de un modo que ha dejado de estar al alcance de la realidad. No estoy seguro de que, llegados a este punto, sigamos siendo realmente humanos, al menos aquellos de nosotros que somos como la mayoría de nosotros: los que crecimos con la televisión y el cine y ahora internet. Si alguien nos traiciona, sabemos qué palabras decir; cuando muere un ser amado, sabemos qué palabras decir; si queremos hacernos el machote o el listillo o el loco, sabemos qué palabras decir. Todos seguimos el mismo guión manoseado. Es una era muy difícil en la que ser persona. Simplemente una persona real, auténtica, en vez de una colección de rasgos seleccionados a partir de una interminable galería de personajes. Y si todos interpretamos un papel, es imposible que exista nada semejante a un compañero del alma, porque lo que tenemos no son almas de verdad. Había llegado hasta tal extremo que ya nada parecía tener importancia, porque yo no era una persona real y tampoco nadie más lo era. Habría hecho cualquier cosa por volver a sentirme real.
Gillian Flynn (Gone Girl)
NO TRATES DE GANAR! Esta no es una guerra en la cual queremos derrotar y someter al otro. En los problemas de pareja, generalmente ambos somos responsables de que haya un conflicto. Si hay algo del vínculo que afecta a una de las partes de la pareja, es por definición un problema de los dos. Siempre ambos colaboramos de alguna manera para que haya un conflicto, ya sea por promoverlo o callarlo. Es un tema que a los dos nos incumbe, razón por la cual, ambos deberíamos estar en la mejor disposición para resolverlo y no convertirlo en una guerra. Y para ello tienes que tener tus objetivos bien claritos. ¿Qué quieres?, ¿reivindicarte, tomar revancha o resolver un problema? En una discusión de pareja, no hay vencedores y vencidos. Si alguien pierde, pierden ambos. Si alguien gana, ganan los dos. Ve a la discusión con la mente abierta, con la disposición a admitir tus errores. Nadie lo hace todo bien. ¡Tampoco tú!
Alessandra Rampolla (Juntos y revueltos, ¿para siempre?: Cómo crecer y divertirnos en pareja (Spanish Edition))
La temática de estos relatos es sobre todo doméstica. Tratan de la gente y de sus relaciones en momentos determinados, de niveles sociales específicos y de lugares determinados. La cara más salvaje de mi escritura no está representada aquí. No hay guerras, salvo entre bastidores; no existen los asesinatos como tales; no hay hombres lobo ni insectos hablantes. No hay futuros distópicos. Pero sí hay personas, y al fin y al cabo de eso hablan todas mis historias: de seres humanos que hacen cosas que hacen los seres humanos. Todos pertenecemos a algún lugar, todos queremos a alguien. Y con el tiempo, quizá, amemos a otra persona. Y todos tenemos guardadas distintas versiones de nuestras vidas, aunque nos las contemos solo a nosotros mismos, en silencio. Y las corregimos a medida que avanzamos.
Margaret Atwood (Un día es un día)
La ironía de nuestra época es que si bien a nivel material nunca antes hemos sido tan ricos, a nivel espiritual nunca antes hemos sido tan pobres. Al estar tan poco desarrollados espiritualmente, seguimos enfermizamente obsesionados con el crecimiento económico. Y como antídoto contra la monotonía, el hastío y el aburrimiento que provoca llevar una existencia sin sentido, el culto al ego se ha convertido en la nueva religión. De ahí que inconscientemente creamos que para ser felices debemos satisfacer nuestras necesidades, hacer realidad nuestros deseos y cumplir nuestras expectativas egoicas. Parece que tengamos que llegar a ser alguien, en vez de ser simplemente quienes somos. A su vez, cuanto más infelices somos, mayor es también nuestro consumo de bienes materiales. Así, en vez de resolver la raíz del problema interno —la identificación con el ego—, seguimos mirando y buscando fuera, creando nuevos conflictos cada vez más sofisticados. Movidos por un hedonismo frívolo y trivial nos estamos perdiendo en el laberinto del materialismo, comprando todo tipo de cosas que no necesitamos con la intención de tapar el dolor que nos causa vivir tan desconectados de nosotros mismos, de los demás y de la vida. Y como consecuencia nos estamos ahogando en el hiperconsumismo, convirtiendo el planeta en un gran vertedero. No en vano, nuestro malestar y nuestra voracidad existencial es cómplice de la destrucción de la naturaleza que posibilita nuestra supervivencia como especie. De hecho, ya estamos en deuda con la madre Tierra y pronto empezará a pasarnos factura. Sea como fuere, la realidad es que nada nunca es suficiente. Siempre necesitamos, queremos y esperamos algo más. El ego es insaciable por naturaleza. No importa lo que tengamos o consigamos: siempre va a sentirse insatisfecho.
Borja Vilaseca (Las casualidades no existen: Espiritualidad para escépticos)
«Queremos la fachada de una relación, pero no queremos el esfuerzo que implica tenerla. Queremos cogernos de las manos, pero no mantener contacto visual; queremos coquetear, pero no tener conversaciones serias; queremos promesas, pero no compromiso real; queremos celebrar aniversarios, pero sin los 365 días de esfuerzo que implican. Queremos un felices para siempre, pero no queremos esforzarnos aquí y ahora. Queremos tener relaciones profundas, pero sin ir muy en serio. Queremos un amor de campeonato, pero no estamos dispuestos a entrenar. Queremos alguien que nos dé la mano, pero no queremos darle a alguien el poder para hacernos daño. Queremos oír frases cutres de ligoteo, pero no queremos que nos conquisten... porque eso implica que nos pueden dejar. Queremos que nos barran los pies, pero, al mismo tiempo, seguir siendo independientes y vivir con seguridad y a nuestro aire. Queremos seguir persiguiendo a la idea del amor, pero no queremos caer en ella. No queremos relaciones: queremos amigos con derecho a roce, “mantita y peli” y fotos sin ropa por Snapchat. Queremos todo aquello que nos haga vivir la ilusión de que tenemos una relación, pero sin tener una relación de verdad. Queremos todas las recompensas sin asumir ningún riesgo, queremos todos los beneficios sin ningún coste. Queremos sentir que conectamos con alguien lo suficiente, pero no demasiado. Queremos comprometernos un poco, pero no al cien por cien. Nos lo tomamos con calma: vamos viendo a dónde van las cosas, no nos gusta poner etiquetas, simplemente salimos con alguien. Cuando parece que la cosa empieza a ir en serio, huimos. Nos escondemos. Nos vamos. Hay muchos peces en el mar. Siempre hay más oportunidades de encontrar el amor. Pero hay muy pocas de mantenerlo hoy en día…»[15
José María Rodríguez Olaizola (Bailar con la soledad)
Cuando el caos te sobreviene y te fagocita, cuando la naturaleza te maldice a ti o alguien que amas con la enfermedad, o cuando la tiranía hace pedazos algo valioso que has erigido, es saludable conocer el resto de la historia. Todo ese infortunio no es más que la mitad triste del relato de la existencia, y no tiene en cuenta el elemento heroico de la redención o de la nobleza del espíritu humano que exige cargar con cierta responsabilidad. Nosotros mismos nos arriesgamos a ignorar ese apéndice de la historia, porque la vida es tan complicada que perder de vista esa parte heroica de la existencia podría tener un coste inasumible. No queremos que pase algo así. Lo que necesitamos es hacer de tripas corazón y ver las cosas con atención y lucidez, y vivir de la mejor manera posible.
Jordan B. Peterson (Beyond Order: 12 More Rules For Life)
Cuanto más queremos, más cuesta perdonar, porque el miedo al dolor repetido es también mayor y porque cuando alguien muy querido nos falla, la vida se derrumba entera, el niño que hay dentro se queda desnudo y todo duele más.
Alejandro Palomas
Todos necesitamos que alguien nos mire. Sería posible dividirnos en cuatro categorías, según el tipo de mirada bajo la cual queremos vivir. La primera categoría anhela la mirada de una cantidad infinita de ojos anónimos, o dicho de otro modo, la mirada del público. La segunda categoría la forman los que necesitan para vivir la mirada de muchos ojos conocidos. Estos son los incansables organizadores de cócteles y cenas. Son más felices que las personas de la primera categoría quienes, cuando pierden a su público, tienen la sensación de que en el salón de su vida se ha apagado la luz. A casi todos ellos les sucede esto alguna vez. En cambio, las personas de la segunda categoría siempre consiguen alguna de esas miradas. Luego está la tercera categoría, los que necesitan de la mirada de la persona amada. Su situación es igual de peligrosa que la de los de la primera categoría. Alguna vez se cerrarán los ojos de la persona amada y en el salón se hará la oscuridad. Y hay también una cuarta categoría, la más preciada, la de quienes viven bajo la mirada imaginaria de personas ausentes. Son los soñadores.
Milan Kundera (The Unbearable Lightness of Being)
Las nueve lecciones de Albert Einstein   Qué legado nos ha dejado Albert Einstein en forma de reflexiones que son aplicables a la vida personal y profesional?. A través de algunas de sus citas, tratamos de sacar conclusiones que puedan ser aplicadas en forma de valores en el presente. Algunas de estas ideas son : 1. - Tu curiosidad es importante. “No tengo ningún talento especial. Yo sólo soy apasionadamente curioso”. A través de esta cita, recordamos la necesidad de seguir nuestro interior. En el proceso de toma de decisiones, podemos hacer multitud de análisis, pero al final, la intuición es importante y debe ser considerada como factor fundamental. 2. - La perseverancia es la clave del éxito.    “No es que yo soy tan inteligente, es sólo que me quedo más tiempo con los problemas”. En el artículo “Hoy es el día. Tu éxito te está esperando” recogíamos la teoría de las 10.000 horas de Malcolm Gladwell. Cualquier objetivo que nos planteemos es alcanzable tras 10.000 horas de dedicación. Al final, una de las claves del éxito y la realización personal, como bien se deduce de la frase de Einstein, son la perseverancia, el espíritu de sacrificio y la dedicación. 3. - La importancia del presente. “Cualquier hombre que puede conducir de forma segura mientras besa a una chica guapa, no está dando al beso la atención que se merece.” Debemos disfrutar cada instante del momento presente con la intensidad y la importancia que ello requiere. Pensar en el pasado podría condicionar el modo en que vivimos nuestro presente. Pensar en el futuro podría trasladarnos incertidumbres y restar  intensidad al momento actual. Debemos planificar nuestro futuro y determinar qué es lo que queremos en nuestras vidas. Sin embargo, ahora mismo, lo más importante que podemos hacer es precisamente vivir intensamente este momento. 4. - El poder de la imaginación. “La imaginación lo es todo. Es la vista previa de las próximas atracciones de la vida. La imaginación es más importante que el conocimiento”. La visualización de las metas es fundamental como proceso para la consecución de las mismas. Genera confianza y fe. Cualquier cosa que vemos o disfrutamos en la actualidad, en algún momento estuvo en la mente de alguien en forma de imaginación. Con el paso del tiempo, esa imaginación se tradujo en algo tangible. 5. - La importancia del error. Es una clave en la carrera del éxito. “Una persona que nunca ha cometido un error nunca intentó nada nuevo.” El error es un estadio en el proceso del éxito. No existe éxito sin error como no existe el día sin la noche. Es una parte importante del proceso de aprendizaje. 6. - Generar Valor. “Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor.” Determinar y conocer nuestros valores, y vivir la vida a partir de éstos es fundamental. En caso de duda, siempre podemos recurrir a los valores. En ellos encontraremos la clave de la respuesta. 7. - En el cambio está la clave. “Locura: hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”. John Maxwell, decía “nunca cambiarás tu vida a menos que cambies lo que haces diariamente”. Es otra forma de entender el mismo mensaje de Einstein. 8. - El conocimiento proviene de la experiencia. “La información no es conocimiento. La única fuente de conocimiento es la experiencia.” Estamos en la “era de la información”. La información fluye, pero por sí misma no constituye conocimiento. Cuando la sintetizamos y aprendemos, podremos aplicarla en forma de acción a nuestros proyectos cotidianos, transformando así información en conocimiento. 9. - Aprende las reglas y juega lo mejor que puedas. “Tienes que aprender las reglas del juego. Y luego tienes que jugar mejor que nadie.
José María Vicedo (Ahora Sí : 101 dosis de inspiración y superación personal (Spanish Edition))
Este país va a la democracia como sea. El problema no es si va a llegar la democracia, sino cómo se va a llegar. Nosotros no queremos que nos metan en un frente popular ni ir a unas elecciones plebiscitarias ni para rellenar un hueco en las Cortes. Nosotros vamos con un programa y la voluntad de gobernar. Si el poder elige el terreno de juego, nos está forzando a ir con el puño en alto y «La Internacional», porque no deja hueco para expresarse con normalidad, y entonces se forman bloques, como el que quiere Fraga y su Alianza Impopular, donde se van a juntar todos los que quieren mantener sus privilegios. Y no rechazo eso porque me suponga un peligro electoral: Fraga no resiste la televisión, que va a ser importantísima en las elecciones. Cada minuto de televisión es un millón de votos, y Fraga no resiste un minuto contrapesado con alguien que sepa mantener la sonrisa y la calma.
Sergio del Molino (Un tal González (Spanish Edition))
a los occidentales ya no les interesa la política. Si queremos atraer su atención, tenemos que hablar de todo salvo de política. ¡No necesitamos a Anton para eso! Lo que necesitamos son chicas que den consejos de belleza, apasionados de los videojuegos, astrólogos, gente de ese estilo, ¿comprendes? —Pero habrá un momento en que tendremos que transmitir vuestros mensajes, ¿no? Daréis consignas y tal... —¿Pero por quién nos tomas, por el Komintern? Siento darte una mala noticia: que sepas que la Unión Soviética ya no existe y que no hay ningún paraíso de la clase obrera en el horizonte. Esos tiempos se acabaron para siempre. Ya no hay línea que seguir, Yevgueni, tan solo alambres de hierro. Su mirada confusa me invitaba a proseguir. —¿Qué haces tú cuando quieres cortar un alambre? Primero, lo retuerces en un sentido, luego en otro. Eso es lo que vamos a hacer, Yevgueni. A medida que vayáis creando vuestra red de internet, os daréis cuenta de que hay asuntos que atrapan a la gente más que otros. No sé cuáles. Los sabremos a medida que cliqueemos, Yevgueni. Puede que unos estén contra las vacunas, otros contra los cazadores o contra los ecologistas, o contra los negros o contra los blancos. Qué más da. La clave es que cada quien tenga algo que lo apasione y alguien a quien odiar. No debemos convertir a nadie, Yevgueni, solo hemos de descubrir en qué creen y hacer que crean en eso todavía con más fe, ¿comprendes? Dar noticias, argumentos verdaderos o falsos, eso carece de importancia. Hay que enfurecerlos a todos. Todavía más. Los que están en defensa de los animales a un lado y los partidarios de la caza al otro. Los del Black Power contra los supremacistas blancos. Los activistas gais contra los neonazis. No tenemos preferencias, Yevgueni. Nuestra única línea es el alambre de hierro. Lo retorceremos en un sentido y en otro, hasta que se rompa.
Giuliano da Empoli (El mago del Kremlin)
Cuando el caos te sobreviene y te fagocita, cuando la naturaleza te maldice a ti o alguien que amas con la enfermand o cuando la tiranía hace pedazos algo valioso que has erigido, es saludable conocer el resto de la historia. Todo ese infortunio no es más que la mitad triste del relato de la existencia, y no tiene en cuenta el elemento heroico de la redención o de la nobleza del espíritu humano que exige cargar con cierta responsabilidad. Nosotros mismos nos arriesgamos a ignorar ese apéndice de la historia, porque la vida es tan complicada que perder de vista esa parte heroica de la existencia podría tener un coste inasumible. No queremos que pase algo así. Lo que necesitamos es hacer de tripas corazón y ver las cosas con atención y lucidez, y vivir de la mejor manera posible.
Jordan B. Peterson (Beyond Order: 12 More Rules For Life)
A veces las preguntas, como la curiosidad, tienen algo de mala fama. Las personas que preguntamos mucho todo el tiempo desde pequeñas debemos aprender a moderarnos. Porque alguien se cansa de responder, alguien no sabe la respuesta y busca excusas para ignorarnos, o alguien no se toma el tiempo de siquiera entender qué es lo que queremos saber. Pero a veces, si tenemos suerte, nos encontramos con alguien que se toma la molestia de escuchar, quien en vez de poner en palabras lo primero que se le cruza por la cabeza, hace algo mucho más hermoso: nos acompaña a pensar.
Valentín Muro (Qué preguntas... Léase en caso de dudas)
3 FORMAS DE CAMBIAR 1. Las salidas. En este se encuentra la mayoría de los objetivos que ponemos 2. El proceso En este nos quedamos en como cambiar los hábitos y los sistemas. Al fin y al cabo es la rutina que tendremos 3. Identidad Este se deberá tener en cuanta que son tus creencias. Tenemos que tener en cuehta que para una mejor forma de implementar la rutina es intentando implementar la rutina es que sea asociada a NUESTRA identidad ------------------------------------------------------------------------------ - Tenemos que tener en cuenta que es complicado cambiar los hábitos si nunca cambiamos nuestra identidad además - En el caso que un hábito se convierta en parte de la identidad este adquiere una mayor fuerza de realización - También a más orgulloso en lo que hagas más importancia le darás - En el caso de buscar algo para implementar deberemos buscar el CONVERTIRNOS EN... Eso sería lo que de verdad importa - Tenemos que tener en cuenta que usualmente ponemos una cantidad de excusas tales como asociarlas a problemas de tipos cognitivos que no tienen mucho sentido: Soy malo en matemáticas; Siempre llego tarde; Soy malo recordando nombres - Al final al repetirse una historia durante una gran cantidad de tiempo esta se mete en tu identidad y más dificit es poder cambiar... (MIS EXCUSAS" ------------------------------------------------------------------------------ - Siempre hay dos tipos de procedimientos 1. Decidir el tipo de persona que quiero ser 2. Desafiarte a ti mismo con pequeñas victorias - Tenemos que intentar buscar ver que haría la persona a la que queremos llegar en ese momento - Recuerda que tienes el poder de cambiar tus pensamientos sobre ti, ya que la identidad es algo flexible - Recuerda que los hábitos serán con el fin de SER ALGUIEN no la búsqueda de tener algo ------------------------------------------------------------------------------ - Tenemos que saber que la mente consciente será el cuello de botella del cerebro. Además que este no se podrá atender a un problema de manera correcta al mismo tiempo - Tenemos que tener en cuenta que los HABITOS que creamos serán creados con DISCIPLINA y todo lo que esto nos proporciona sereá LA LIBERTAD QUE BUSCAMOS -FUNCIONES DE LOS HÁBITOS- 1. CUE Esto provoca la salida de la acción, no hay que olvidar que en ella se buscará la información requerida para la recompensa (Usualmente esta se refiere a los OBJETIVOS) 2. CRAVING Esta será parte de la motivación que nos llevará a hacer el hábito sin este nivel de motivación o de deseo no buscaremos el CAMBIO 3. RESPONSE Este será la primera parte del hábito que estés haciendo. En ella tenemos quie tener en cuenta que hay un periodo de frustración en donde no veremos la recompensa (4.) pero no hay que desfallecer 4. REWARD Este será el premio el cual es el objetivo final de todos los hábitos que tenemos ------------------------------------------------------------------------------ - No hay que olvidar que este proceso necesita de las 4 partes del mismo, sin ellas no podremos tener en cuenta y llegar a algo - HABIT LOOP- Al fin y al cabo cada parte de los pasos provocarán la aparición del siguiente paso a su vez. Por ello se debe separar los cuatro pasos en dos fases bien diferenciadas. 1. Problema phase: Cue, Carving 2. Fase de solución: Response, rewards - Todos los comportamientos son parte del problema. Tenemos que tenerlo en cuenta ------------------------------------------------------------------------------ PASOS DE GRAN IMPORTANCIA 1. MAKE IT OBVIOUS - Muchas veces no necesitas la oportunidad para tomar la acción, por ello tenemos que tener en cuenta que muchos de los hábitos que podemos hacer se pueden poner encima de los previos que tenemos y hacerlos de una manera inconsciente y automática. POINTING AND CALLING Este se empleará con el fin de momento enorme, no hay que olvidarlo
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¿Sabéis qué pasa cuando se para el metro entre una estación y otra y nadie sabe por qué? La mayoría de las veces es porque alguien se ha tirado a las vías, pero no lo dicen. Porque no queda bien, porque da mal rollo, porque a nadie le importa. Lo único que quieres es llegar a tiempo al trabajo y que se dejen de mierdas. Y cuando te enteras de que alguien se ha suicidado y te ha jodido el tren de las 7.40, piensas: «Joder, ¿no se podía haber suicidado mañana? Mi jefe me va a matar». ¿Hasta dónde hemos llegado? ¿Alguna vez le importó a alguien o lo disimularon mejor? ¿Nos hemos convertido en monstruos sin sentimientos que solo saben preocuparse de su propio ego? Pues sí. ¿Y qué? Si no miras por ti te quedas ciego. Cuando vas por la calle nadie se mira. Cuando vas en el metro todos miran sus móviles. No queremos conocer a nadie, tener cinco amigos ya es un esfuerzo titánico.
Esty Quesada (Las cosas que me salvaron la vida)
Nunca dejará de temer y al a vez admirar la fragilidad de los vínculos humanos. Si le tenemos miedo a todo lo fugaz porque nos recuerda que no somos eternos ni estaremos aquí siempre, como la enfermedad o la misma muerte, ¿por qué parece tan extraño asustarse cuando empiezas a caminar hacia el futuro de la mano de alguien? ¿ Acaso una relación no corre con el mismo riesgo de marchitarse? ¿O es que no morimos un poco cuando alguien que queremos nos abandona?
Eleanor Rigby (Desde mi ventana (Juntos y revueltos, # 2))
—Cuando somos jóvenes, queremos respuestas simples. No hay tal vez mayor indicación de la juventud que el deseo de que todo sea como debería ser. Como ha sido siempre. Shallan frunció el ceño, todavía observando por encima del hombro a los tipos de la taberna. —Cuanto mayores nos hacemos, más nos cuestionamos —dijo Jasnah—. Empezamos a preguntar por qué. Y sin embargo, seguimos queriendo que las respuestas sean simples. Asumimos que la gente que nos rodea (los adultos, los líderes) tiene esas respuestas. Lo que nos dan, a menudo nos satisface. —Yo nunca quedé satisfecha —dijo Shallan en voz baja—. Quería más. —Eras madura. Lo que describes nos sucede a la mayoría. De hecho, me parece que la edad, la sabiduría y el asombro son sinónimos. Cuanto mayores nos hacemos, más probable es que rechacemos las respuestas sencillas. A menos que alguien se interponga en nuestro camino y exija ser aceptado por la fuerza. —Los ojos de Jasnah se estrecharon—.” Pasaje de El camino de los reyes Brandon Sanderson
Brandon Sanderson (The Stormlight Archive, Books 1-3: The Way of Kings, Words of Radiance, Oathbringer)
Por mucho que vayamos de independientes, por mucho que vayamos de "tú haz lo que quieras que para eso eres libre", en el fondo deseamos una pareja que nos cuide, que nos haga sentir que somos lo primero para ella, alguien con quien podamos tener un proyecto de vida. Queremos a nuestro lado a alguien que nos diga que todo lo demás importa menos. Y yo creo que tú todavía no eres así porque tienes miedo, tienes miedo a que se acabe la parte bonita, a que llegue la cotidianidad, porque te parece aburrida y crees que no va a llenarte.
Mara Torres (La vida imaginaria)
Creo que no quiero esa fase intermedia, como tampoco, probablemente, saber demasiado bien cuáles son sus defectos, ni estar al tanto obligatoriamente de los que le vayan surgiendo al pasar de los meses y de los años, que ignorarán las otras personas que la vean, nos vean. Creo que tampoco quiero hablar de nosotros, decir hemos ido o vamos a comprar un piano o vamos a tener un hijo o tenemos un gato. Puede que tengamos hijos y no sé si quiero, aunque no me opondría. Sé que me interesa, en cambio, verla dormir, ver su rostro cuando esté sin conciencia o esté en letargo, conocer su expresión dulce o dura, atormentada o plácida, aniñada o envejecida mientras no piensa en nada o no sabe que piensa, mientras no actúa, mientras no se comporta de manera estudiada, como hacemos todos en uno u otro grado ante cualquier testigo, aunque el testigo no nos importe y sea nuestro propio padre o nuestra mujer o marido. La he visto dormir ya algunas noches, pero no las bastantes para reconocerla en su sueño, en el que por fin a veces dejamos de parecernos a nosotros mismos. Por eso me caso mañana seguramente, el día a día es la causa, también porque es lógico y porque nunca lo he hecho, las cosas más decisivas se hacen por lógica y para probarlas, o lo que es lo mismo, porque resultan irremediables. Los pasos que uno da una noche al azar y sin consecuencia acaban llevando a una situación irremediable al cabo del tiempo o del futuro abstracto, y ante esa situación llegada nos preguntamos a veces con ilusión incrédula: "¿Y si no hubiera entrado en ese bar? ¿Y si no hubiera acudido a esa fiesta? ¿Y si no hubiera respondido al teléfono un martes? ¿Y si no hubiera aceptado el trabajo aquel lunes?". Nos lo preguntamos ingenuamente, creyendo por un instante (pero sólo un instante) que en ese caso no habríamos conocido a Luisa y no estaríamos al borde de una situación irremediable y lógica, que justamente por serlo ya no podemos saber si queremos o nos aterra, no podemos saber si queremos lo que nos pareció que queríamos hasta hoy mismo. Pero siempre conocernos a Luisa, es ingenuo preguntarse nada porque todo es así, nacer depende de un movimiento azaroso, una frase pronunciada, por un desconocido en el otro extremo del mundo, un interpretado gesto, una mano en el hombro y un susurro que pudo no ser susurrado. Cada paso dado y cada palabra dicha por cualquier persona en cualquier circunstancia (en la vacilación o el convencimiento, en la sinceridad o el engaño) tienen repercusiones inimaginables que afectan a quien no nos conoce ni lo pretende, a quien no ha nacido o ignora que podrá padecernos, y se convierten literalmente en asunto de vida o muerte, tantas vidas y muertes tienen su enigmático origen en lo que nadie advierte ni nadie recuerda, en la cerveza que decidimos tomarnos tras haber dudado si nos daba tiempo, en el buen humor que nos hizo mostrarnos simpáticos con quien acababan de presentarnos sin saber que venía de gritar o de hacer daño a alguien, en la tarta que nos detuvimos a comprar camino de un almuerzo en casa de nuestros padres y por fin no compramos, en el afán de escuchar una voz aunque no nos importara mucho lo que dijera, en la aventurada llamada que hicimos por tanto, en nuestro deseo de permanecer en casa que no cumplimos. Salir, y hablar, y hacer, moverse, mirar y oír y ser percibidos nos pone en constante riesgo, ni siquiera encerrarse y callar y quedarse quieto nos salva de sus consecuencias, de las situaciones lógicas e irremediables, de lo que es hoy inminente y era tan inesperado hace ya casi un año, o hace cuatro, o diez, o cien, o incluso ayer mismo.
Javier Marías
Creo que no quiero esa fase intermedia, como tampoco, probablemente, saber demasiado bien cuáles son sus defectos, ni estar al tanto obligatoriamente de los que le vayan surgiendo al pasar de los meses y de los años, que ignorarán las otras personas que la vean, nos vean. Creo que tampoco quiero hablar de nosotros, decir hemos ido o vamos a comprar un piano o vamos a tener un hijo o tenemos un gato. Puede que tengamos hijos y no sé si quiero, aunque no me opondría. Sé que me interesa, en cambio, verla dormir, ver su rostro cuando esté sin conciencia o esté en letargo, conocer su expresión dulce o dura, atormentada o plácida, aniñada o envejecida mientras no piensa en nada o no sabe que piensa, mientras no actúa, mientras no se comporta de manera estudiada, como hacemos todos en uno u otro grado ante cualquier testigo, aunque el testigo no nos importe y sea nuestro propio padre o nuestra mujer o marido. La he visto dormir ya algunas noches, pero no las bastantes para reconocerla en su sueño, en el que por fin a veces dejamos de parecernos a nosotros mismos. Por eso me caso mañana seguramente, el día a día es la causa, también porque es lógico y porque nunca lo he hecho, las cosas más decisivas se hacen por lógica y para probarlas, o lo que es lo mismo, porque resultan irremediables. Los pasos que uno da una noche al azar y sin consecuencia acaban llevando a una situación irremediable al cabo del tiempo o del futuro abstracto, y ante esa situación llegada nos preguntamos a veces con ilusión incrédula: "¿Y si no hubiera entrado en ese bar? ¿Y si no hubiera acudido a esa fiesta? ¿Y si no hubiera respondido al teléfono un martes? ¿Y si no hubiera aceptado el trabajo aquel lunes?". Nos lo preguntamos ingenuamente, creyendo por un instante (pero sólo un instante) que en ese caso no habríamos conocido a Luisa y no estaríamos al borde de una situación irremediable y lógica, que justamente por serlo ya no podemos saber si queremos o nos aterra, no podemos saber si queremos lo que nos pareció que queríamos hasta hoy mismo. Pero siempre conocernos a Luisa, es ingenuo preguntarse nada porque todo es así, nacer depende de un movimiento azaroso, una frase pronunciada, por un desconocido en el otro extremo del mundo, un interpretado gesto, una mano en el hombro y un susurro que pudo no ser susurrado. Cada paso dado y cada palabra dicha por cualquier persona en cualquier circunstancia (en la vacilación o el convencimiento, en la sinceridad o el engaño) tienen repercusiones inimaginables que afectan a quien no nos conoce ni lo pretende, a quien no ha nacido o ignora que podrá padecernos, y se convierten literalmente en asunto de vida o muerte, tantas vidas y muertes tienen su enigmático origen en lo que nadie advierte ni nadie recuerda, en la cerveza que decidimos tomarnos tras haber dudado si nos daba tiempo, en el buen humor que nos hizo mostrarnos simpáticos con quien acababan de presentarnos sin saber que venía de gritar o de hacer daño a alguien, en la tarta que nos detuvimos a comprar camino de un almuerzo en casa de nuestros padres y por fin no compramos, en el afán de escuchar una voz aunque no nos importara mucho lo que dijera, en la aventurada llamada que hicimos por tanto, en nuestro deseo de permanecer en casa que no cumplimos. Salir, y hablar, y hacer, moverse, mirar y oír y ser percibidos nos pone en constante riesgo, ni siquiera encerrarse y callar y quedarse quieto nos salva de sus consecuencias, de las situaciones lógicas e irremediables, de lo que es hoy inminente y era tan inesperado hace ya casi un año, o hace cuatro, o diez, o cien, o incluso ayer mismo.
Elide Pittarello (A Heart So White)
Nuestros pensamientos y sentimientos, que son en su mayoría limitadores, nos hacen volver a los problemas, las condiciones, los factores estresantes y las malas decisiones que desencadenaron la reacción de lucha o huida. Seguimos rodeados de todos estos estímulos negativos para poder activar la respuesta de estrés, porque esta adicción refuerza nuestra idea de quien somos, reafirma nuestra identidad personal. Es decir, la mayoría nos hemos vuelto adictos a los problemas y las condiciones de nuestra vida que nos producen estrés. Tanto si es por un trabajo mal remunerado o una relación sentimental insatisfactoria, no queremos resolver nuestros problemas porque reafirman nuestra imagen de ser alguien, alimentan nuestra adicción a las emociones de baja frecuencia. Y lo peor de todo es que vivimos temiendo que si estos problemas desaparecieran no sabríamos qué pensar ni qué sentir, ni experimentaríamos el torrente de energía que nos hace recordar quien somos. A la mayoría de personas nos aterra la posibilidad de no ser alguien. ¡Qué horrible nos parece ser «nadie», carecer de identidad!
Joe Dispenza (Deja de ser tú: La mente crea la realidad)