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En la decisiva influencia española en la guerra de Independencia, merece ser destacada la figura de Bernaldo de Gálvez Gallardo y Madrid (1746-1786), conde de Gálvez y vizconde de Galveston. Gálvez consiguió tener ocupados a los británicos en otras zonas, al tiempo que recuperaba las dos Floridas para la Corona española a partir de la célebre batalla de Pensacola. Allí derrotó a los ingleses con una flota menor, arrojo y elevada estrategia, al grito primero de «el que tenga honor y valor que me siga» y después del «¡yo solo!», pues fue su barco ondeando la bandera de comandante de la flota y habiendo hecho las reglamentarias quince salvas de honor, para que no cupiera duda de quién lo capitaneaba, el que se atrevió a cruzar el fuego enemigo. Bloqueó asimismo el puerto de Nueva Orleans para evitar que utilizaran el río los británicos y facilitó el aprovisionamiento de las tropas norteamericanas —tanto en víveres y armas, como en medicinas y otros pertrechos—, en contacto directo con Thomas Jefferson y George Washington. Destaca su habilidad a este respecto para conseguir financiación de las familias adineradas de Cuba, cuando los fondos franceses no llegaban. Hasta el punto de que sin esta financiación no se habría ganado la decisiva batalla de Yorktown (1781). Además, Gálvez se apoderó de la isla Nueva Providencia en las Bahamas, abortando el último plan británico de resistencia, con lo que mantuvo el dominio español sobre el Caribe y aceleró el triunfo norteamericano. Se disponía a tomar Jamaica, único reducto inglés de importancia en el Caribe, cuando en mitad de los preparativos le sorprendió el fin de la guerra. El 8 de mayo de 1783 el Congreso de los EE. UU. agradeció la ayuda del Reino de España y honró a Bernardo de Gálvez con un retrato en las paredes del Capitolio por su destacada participación en la guerra de Independencia. Este retrato no llegó sin embargo a colgarse y a partir de ahí, silencio…, hasta que hace pocos años cuando se recuperó esta idea por la iniciativa personal de Teresa Valcárcel (una española que ostenta asimismo la nacionalidad norteamericana), logrando esta vez, con el apoyo del gobierno español y otras asociaciones, no sólo que se colgase el cuadro, sino que se nombrase a Gálvez (2014), por resolución conjunta del Congreso y Senado norteamericanos, ciudadano honorario de los Estados Unidos, un honor del que sólo disponen siete personas, entre ellas Lafayette, Madre Teresa y Winston Churchill. ¿Cómo puede ser que un personaje de esta talla no haya recibido el reconocimiento debido en los libros de historia y en todas las escuelas de nuestro país?
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Alberto Gil Ibáñez (La leyenda negra: Historia del odio a España (Spanish Edition))