“
O cambiarte el nombre por Neville Brody. Si fueras él, habrías entrado a trabajar en la revista londinense The Face en 1981 y habrías transformado su diseño, asaz predecible, de manera tal que tu estilo reverberaría no solo en otras revistas sino en libros, discos y otros muchos aspectos del diseño comercial de las siguientes décadas.
”
”