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El camino es la clave 11 Enero 2011 / Diario Sport Hay un camino que empieza en La Masia y termina en el Camp Nou. Es el camino que los canteranos del Barça recorren desde hace treinta años. No es un camino fácil ni está trazado con tiralíneas, ni los chicos tienen dibujada una hoja de ruta desde la cuna hasta el cielo. No es así porque jamás hubo un ser superior que dijo: “¡Hágase!” La Masia es fruto de centenares de voluntades y miles de incertidumbres. Ese camino que empieza en la venerable casona de piedra y alcanza su meta en el gran estadio de los sueños es un recorrido tortuoso. Sería necio negar que hubo dudas a su alrededor. Es necesario recordarlo en estos días de exaltación sublime del modelo, cuando tres de sus hijos copan el podio del Balón de Oro. Reconozcámoslo: el barcelonismo ha dudado de su cantera en épocas de zozobra. Pero en esos momentos tormentosos hubo mucha gente que se mantuvo fiel a la idea y evitó que el club se apartara del camino. Esta ha sido su verdadera fuerza: persistir en los malos tiempos. Hacerlo cuando sopla el viento a favor es sencillo. Hoy, el mundo entero está rendido al encanto de La Masia y se deleita con las historias de sus pioneros, la excelencia del método y la exquisitez de sus alumnos más destacados. Aplaudir el sistema cuando tienes a Messi, Iniesta y Xavi y cien mil más por detrás tiene escaso mérito. Lo valiente fue hacerlo en los días de rayos y truenos. En esas tardes de ventisca y tempestad, el Barça se hizo grande. Gente con profundas convicciones mantuvo al club dentro del mismo camino que hace treinta años recorrió Ángel Pedraza, el primer hijo de La Masia en tomar el ascensor al Camp Nou. Esta gente terca, sabia y persistente, entrenadores, directores técnicos, educadores, aspirantes a futbolistas, directivos, es la auténtica ganadora del Balón de Oro. Supieron permanecer en el camino cuando la jauría pedía a gritos salirse por otra vía. El éxito actual, reflejado en el rostro feliz del mejor jugador mundial acompañado por los dos mejores repartidores de caramelos del universo, nace en esa tenacidad de pioneros y continuadores. Al éxito le salen padres por todas partes, pero los únicos verdaderos de La Masia son el camino elegido y la persistencia en el modelo: la capacidad del club para capear temporales y seguir la línea marcada. El esfuerzo de maestros y alumnos por llegar arriba y vencer a partir de un estilo de juego concreto. El camino elegido siempre es decisivo: el Barça busca ganar todos los partidos, por supuesto, pero otorgándole trascendencia a la forma de hacerlo, al camino a recorrer. No es una cuestión estética, sino muy profunda: vencer a partir de una idea, sin apartarse del camino. De esta perseverancia nacen hijos de la luz como Messi, Xavi e Iniesta.
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