Si Perfume Quotes

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Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
Julio Cortázar (Rayuela)
Porque los hombres podían cerrar los ojos ante la grandeza, ante el horror, ante la belleza, y cerrar los oídos a las melodías o las palabras seductoras, pero no podían sustraerse al perfume. Porque el perfume era hermano del aliento. Con él se introducía en los hombres y si éstos querían vivir, tenían que respirarlo. Y una vez en su interior, el perfume iba directo al corazón y allí decidía de modo categórico entre inclinación y desprecio, aversión y atracción, amor y odio. Quien dominaba los olores, dominaba el corazón de los hombres.
Patrick Süskind (Perfume: The Story of a Murderer)
...se decidió contra el amor y a favor de la vida. Dadas las circunstancias, ésta solo era posible sin aquél, y si él hubiera exigido ambas cosas, no cabe duda que habría parecido sin tardanza.
Patrick Süskind (Perfume: The Story of a Murderer)
Siempre había creído que era del mundo en general de lo que tenia que apartarse, pero ahora lo veía claro no se trataba del mundo, si no de los seres humanos. Al parecer, en el mundo, en el mundo sin hombres, la vida era soportable
Patrick Süskind (Perfume: The Story of a Murderer)
El grito derrumbó las paredes,…, salió del corazón, cruzó tumbas, pantanos y desiertos, pasó a gran velocidad por el paisaje nocturno de su alma, como un voraz incendio,… e irrumpió en el mundo, resonando mucho más allá de la altiplanicie… Si el grito no hubiese rasgado la niebla, se habría asfixiado así mismo: una muerte espantosa.
Patrick Süskind (Perfume: The Story of a Murderer)
- Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre si, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos cómo si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura.
Julio Cortázar
Grenouille se asustó¿Y si esta fragancia que voy a poseer...---se dijo--- desaparece? No es como en el recuerdo donde todos los perfumes son imperecederos. El perfume real se desvanece en el mundo; es volátil. Y cuando se gaste, desaparecerá el manantial de donde lo he capturado y yo estaré desnudo como antes y tendré que conformarme con mis sucedáneos. ¡No será peor que antes! Porque ahora entretanto habré conocido y poseído mi propia magnífica fragancia y jamás podré olvidarla, ya que jamás olvido un aroma, y durante toda la vida me consumirá su recuerdo como me consume ahora, en este mismo momento, la idea de que llegaré a poseerlo... ¿Para qué lo necesito,entonces?
Patrick Süskind (O perfume: História de um assassino (Portuguese Edition))
Non si è mai completamente vestiti senza profumo!
C. JoyBell C.
Instruções para dar corda ao relógio Lá no fundo está a morte, mas não tenha medo. Segure o relógio com uma mão, pegue com dois dedos o pino da corda, puxe-o suavemente. Agora abre-se outro prazo, as árvores soltam suas folhas, os barcos correm regata, o tempo como um leque vai-se enchendo de si mesmo e dele brotam o ar, as brisas da terra, a sombra de uma mulher, o perfume do pão. Que mais quer, que mais quer? Amarre-o depressa ao seu pulso, deixe-o bater em liberdade, imite-o anelante. O medo enferruja as âncoras, cada coisa que pôde ser alcançada e foi esquecida começa a corroer as veias do relógio, gangrenando o frio sangue de seus pequenos rubis. E lá no fundo está a morte se não corremos, e chegamos antes e compreendemos que já não tem importância.
Julio Cortázar (Historias de cronopios y de famas / Un tal Lucas)
Entro Kriztina y aquel salon oscuro se inundo de luz. No solamente irradiaba juventud, no. Irradiaba pasion y orgullo, la conciencia soberana de unos sentimientos incondicionales. No he conocido a ninguna otra persona que fuera capaz de responder asi, de una manera tan plena, a todo lo que el mundo y la vida le daban: a la musica, a un paseo matutino por el bosque, al color y al perfume de una flor, a la palabra justa y sabia de otra persona. Nadie sabia tocar como ella una tela exquisita o un animal, de esa manera suya que lo abarcaba todo. No he conocido a nadie que fuera capaz de alegrarse como ella de las cosas sencillas de la vida: personas y animales, estrellas y libros, todo le interesaba, y su interes no se basaba en la altivez, en la pretension de convertirse en experta, sino que se aproximaba a todo lo que la vida le daba con la alegria incondicional de una criatura que ha nacido al mundo para disfrutarlo todo. Como si estuviera en conexion intima con cada criatura, con cada fenomenos del universo... comprendes lo que quiero decir? Claro, seguramente lo comprendes. Era directa, espontanea y ecuanime, y tambien habia en ella humildad, como si sintiera constantemente que la vida es un regalo lleno de gracia.
Sándor Márai
Imita a la rosa y vive en silencio: si has de hablar, pronuncia sólo el perfume.
Adonis
Era una casa viva la que me vio nacer. Si a veces despedía perfume de azahares en invierno o se oían algunas risillas sin dueño en medio de la noche, nadie se espantaba: eran parte de su personalidad, de su esencia. En esta casa no hay fantasmas, me decía mi papá: lo que oyes son los ecos que ha guardado para que recordemos a cuantos han pasado por aquí. Yo lo entendía. Me imaginaba a los veintidós hermanos de mi abuelo y el ruido que deben de haber creado, y me parecía lógico que todavía, años después, se oyeran evocaciones de sus risas reverberando en algunos rincones.
Sofía Segovia (El murmullo de las abejas)
E poi? Che cosa avrebbe fatto poi? Non lo sapeva. Forse avrebbe ripreso la sua solita vita, forse si sarebbe sposato, forse avrebbe generato un figlio, forse non avrebbe fatto nulla, forse sarebbe morto. Gli era del tutto indifferente. Pensarci gli sembrava assurdo come pensare a quello che avrebbe fatto dopo la propria morte: naturalmente nulla. Nulla che già fin d'ora potesse sapere.
Patrick Süskind (Perfume: The Story of a Murderer)
Setenta balcones hay en esta casa, setenta balcones y ninguna flor. ¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa? ¿Odian el perfume, odian el color? La piedra desnuda de tristeza agobia, ¡Dan una tristeza los negros balcones! ¿No hay en esta casa una niña novia? ¿No hay algún poeta bobo de ilusiones? ¿Ninguno desea ver tras los cristales una diminuta copia de jardín? ¿En la piedra blanca trepar los rosales, en los hierros negros abrirse un jazmín? Si no aman las plantas no amarán el ave, no sabrán de música, de rimas, de amor. Nunca se oirá un beso, jamás se oirá una clave... ¡Setenta balcones y ninguna flor!
Baldomero Fernández Moreno
—Lindo perro mío, buen perro, chucho querido, acércate y ven a respirar un excelente perfume, comprado en la mejor perfumería de la ciudad. Y el perro, meneando la cola, signo, según creo, que en esos mezquinos seres corresponde a la risa y a la sonrisa, se acerca y pone curioso la húmeda nariz en el frasco destapado; luego, echándose atrás con súbito temor, me ladra, como si me reconviniera. —¡Ah miserable can! Si te hubiera ofrecido un montón de excrementos los hubieras husmeado con delicia, devorándolos tal vez. Así tú, indigno compañero de mi triste vida, te pareces al público, a quien nunca se ha de ofrecer perfumes delicados que le exasperen, sino basura cuidadosamente elegida.
Charles Baudelaire (Paris Spleen)
Cambio de perfumes constantemente. Si he llevado uno tres meses, me obligo a dejarlo aun cuando todavía me guste seguir llevándolo; así, siempre que lo huelo de nuevo recuerdo aquellos tres meses. Nunca vuelvo a usarlo; se convierte en parte de mi colección permanente de olores.
Andy Warhol
La intimidad entre dos personas está hecha de estos silencios, pensé. Hay otras cosas hechas de silencio: la confianza, los perfumes, la literatura. Me gusta el silencio, pero no tiene mucha gracia si se practica de a uno. Entre dos, en cambio, significa plenitud. También significa ilusión de perdurabilidad.
Margarita García Robayo (La encomienda)
¡Si la condenación es eterna! Un hombre que desea mutilarse está bien condenado ¿no es así? Yo me creo en el infierno, por lo tanto estoy en él. Es el cumplimiento del catecismo. Soy esclavo de mi bautismo. Padres míos, habéis hecho mi desgracia y la vuestra. ¡Pobre inocente! —El infierno no puede atacar a los paganos. —¡Aún es la vida! Las delicias de la condenación resultarán después profundas. Un crimen, y pronto, que yo caiga en la nada, en virtud de la ley humana. ¡Calla, pero calla!… Es la vergüenza, el reproche, aquí: Satán proclamando que el fuego es innoble y que mi cólera es horriblemente estúpida. —¡Basta!… Errores que me soplan al oído, magias, perfumes falsos, músicas pueriles.
Arthur Rimbaud (A Season in Hell)
Nel sole di marzo, mentre era seduto su una catasta di ceppi di faggio che scricchiolavano per il caldo, avvenne che egli pronunciasse per la prima volta la parola «legno». Aveva già visto il legno centinaia di volte, aveva sentito la parola centinaia di volte. La capiva anche, infatti d'inverno era stato mandato fuori spesso a prendere legna. Ma il legno come oggetto non gli era mai sembrato così interessante da darsi la pena di pronunciarne il nome. Ciò avvenne soltanto quel giorno di marzo, mentre era seduto sulla catasta. La catasta era ammucchiata a strati, come una panca, sul lato sud del capannone di Madame Gaillard, sotto un tetto sporgente. I ceppi più alti emanavano un odore dolce di bruciaticcio, dal fondo della catasta saliva un profumo di muschio, e dalla parete d'abete del capannone si diffondeva nel tepore un profumo di resina sbriciolata. Grenouille era seduto sulla catasta con le gambe allungate, la schiena appoggiata contro la parete del capannone, aveva chiuso gli occhi e non si muoveva. Non vedeva nulla, non sentiva e non provava nulla. Si limitava soltanto ad annusare il profumo del legno che saliva attorno a lui e stagnava sotto il tetto come sotto una cappa. Bevve questo profumo, vi annegò dentro, se ne impregnò fino all'ultimo e al più interno dei pori, divenne legno lui stesso, giacque sulla catasta come un pupazzo di legno, come un Pinocchio, come morto, finché dopo lungo tempo, forse non prima di una mezz’ora, pronunciò a fatica la parola «legno». Come se si fosse riempito di legno fin sopra le orecchie, come se il legno gli arrivasse già fino al collo, come se avesse il ventre, la gola, il naso traboccanti di legno, così vomitò fuori la parola. E questa lo riportò in sé, lo salvò, poco prima che la presenza schiacciante del legno, con il suo profumo, potesse soffocarlo. Si alzò a fatica, scivolò giù dalla catasta, e si allontanò vacillando come su gambe di legno. Per giorni e giorni fu preso totalmente dall'intensa esperienza olfattiva, e quando il ricordo saliva in lui con troppa prepotenza, borbottava fra sé e sé «legno, legno», a mo' di scongiuro.
Patrick Süskind (Perfume: The Story of a Murderer)
—Odiar..., ¡pero si todavía no has comenzado siquiera a saber lo que es el odio, y antes de que te acuestes a descansar fíjate bien en lo que te digo, que nos vamos de este lugar pase lo que pase. Nos vamos a Florida, como habíamos pensado. Viviremos nuestras vidas lo mejor que podamos. No vamos a sentirnos avergonzados de lo que somos ni de lo que hemos hecho, porque lo que hemos hecho es poca cosa en comparación con lo que ha hecho nuestra madre. Incluso si mueres antes que yo, recordaré nuestra vida aquí arriba, y en el ático. Nos veré, bailando bajo las flores de papel, y tú tan grácil y yo tan torpe. Oleré el polvo y la madera podrida, y lo recordaré como si fuera el perfume dulce de las rosas, porque sin ti todo habría sido tan triste y tan vacío... Me has dado la primera revelación de lo que puede ser el amor.
V.C. Andrews (Flores en el ático (Dollanganger, #1))
Por mucho que se ame a una mujer, cualquiera que sea la confianza puesta en ella, cualquiera que sea la certidumbre que nos dé su pasado, siempre se es más o menos celoso. Si ha estado usted enamorado, seriamente enamorado, ha debido de experimentar esa necesidad de aislar del mundo el ser dentro de quien se quisiera vivir por completo. Parece que, por indiferente que sea a lo que lo rodea, la mujer amada pierde parte de su perfume y de su unidad al contacto de los hombres y de las cosas.
Alexandre Dumas fils (La Dama de Las Camelias)
Déjame respirar mucho tiempo, mucho tiempo, el olor de tus cabellos; sumergir en ellos el rostro, como hombre sediento en agua de manantial, y agitarlos con mi mano, como pañuelo odorífero, para sacudir recuerdos al aire. ¡Si pudieras saber todo lo que veo! ¡Todo lo que siento! ¡Todo lo que oigo en tus cabellos! Mi alma viaja en el perfume como el alma de los demás hombres en la música. Tus cabellos contienen todo un ensueño, lleno de velámenes y de mástiles; contienen vastos mares, cuyos monzones me llevan a climas de encanto, en que el espacio es más azul y más profundo, en que la atmósfera está perfumada por los frutos, por las hojas y por la piel humana. En el océano de tu cabellera entreveo un puerto en que pululan cantares melancólicos, hombres vigorosos de toda nación y navíos de toda forma, que recortan sus arquitecturas finas y complicadas en un cielo inmenso en que se repantiga el eterno calor. En las caricias de tu cabellera vuelvo a encontrar las languideces de las largas horas pasadas en un diván, en la cámara de un hermoso navío, mecidas por el balanceo imperceptible del puerto, entre macetas y jarros refrescantes. En el ardiente hogar de tu cabellera respiro el olor del tabaco mezclado con opio y azúcar; en la noche de tu cabellera veo resplandecer lo infinito del azul tropical; en las orillas vellosas de tu cabellera me emborracho con los olores combinados del algodón, del almizcle y del aceite de coco. Déjame morder mucho tiempo tus trenzas, pesadas y negras. Cuando mordisqueo tus cabellos elásticos y rebeldes, me parece que como recuerdos.
Charles Baudelaire (Paris Spleen)
-¿Quieres un chicle? Retiré el envoltorio plateado de un par de turbias láminas. Y mientras lo hacía sentí algo contiguo al amor, al lado de Tamar, con los muslos resbalando en el asiento de vinilo. Sólo las chicas pueden prestarse unas a otras verdadera atención, la clase de atención que equiparamos con ser amadas. Se fijan en lo que queremos que se fijen. Eso es lo que hice por Tamar: respondí a sus símbolos, al estilo de su pelo y de su ropa y al olor de su perfume, L'Air du Temps, como si ésos fueran datos importantes, señales que reflejan algo de su ser interior. Me tomé su belleza como algo personal.
Emma Cline (The Girls)
Quem, como ele, tinha sobrevivido ao próprio nascimento no lixo não se deixava expulsar tão facilmente do mundo. Era capaz de comer sopa aguada dias e dias, sobrevivia com o leite mais diluído, suportava os legumes e as carnes mais podres. Ao longo da infância, sobreviveu ao sarampo, disenteria, varicela, cólera, a uma queda de seis metros num poço e a queimadura no peito com água fervente. É verdade que trazia disso cicatrizes, arranhões, feridas e um pé meio aleijado que o fazia capengar, mas sobreviveu. Era duro como uma bactéria resistente e auto-suficiente como um carrapato colado numa árvore, que vive de uma gotinha de sangue sugada ano passado. Precisava de um mínimo de alimentação e vestimenta para o corpo. Para a alma, não precisava de nada. Calor humano, dedicação, delicadeza, amor — ou seja lá como se chamam todas as coisas que dizem que uma criança precisa — eram completamente dispensáveis para o menino Grenouille. Ou então, assim nos parece, ele as tinha tornado dispensáveis simplesmente para poder sobreviver. O grito depois do seu nascimento, o grito sob a mesa de limpar peixe, o grito com que ele se tinha feito notar e levado a mãe ao cadafalso, não fora um grito instintivo de compaixão e amor. Fora bem pesado, quase se poderia dizer um grito maduramente pensado e pesado, com que o recém-nascido se decidira contra o amor e, mesmo assim, a favor da vida. Nas circunstâncias, isto era possível sem aquilo, e, se a criança tivesse exigido ambos, então teria, sem dúvida, fenecido miseramente. Também teria podido, no entanto, escolher naquela ocasião a segunda possibilidade que lhe estava aberta, calando e legando o caminho do nascimento para a morte sem esse desvio pela vida, e assim teria poupado a si e ao mundo uma porção de desgraças. Mas, para se omitir tão humildemente, teria sido necessário um mínimo de gentileza inata, e isto Grenouille não possuía. Foi um monstro desde o começo. Ele se decidiu em favor da vida por pura teimosia e maldade.
Patrick Süskind (Perfume: The Story of a Murderer)
¿SABES QUÉ ES UN "HOT BUTTON"? TEN CUIDADO QUE SABER UTILIZARLOS PUEDE DARTE UN PODER PELIGROSAMENTE PODEROSO... ESTO NO ES FICCIÓN... son generalmente palabras, pero pueden ser también imágenes e incluso aromas o situaciones, que se encuentran asociados con sentimientos y recuerdos muy profundos y fuertes, ya sean buenos o malos. Al activarse el Hot Button, la persona evoca casi involuntariamente estos sentimientos, provocando muchas veces una desestabilización emocional o cambios abruptos de actitud –explicó Augustus mientras Nicolás lo escuchaba atentamente. Todos tenemos en nuestro interior Hot Buttons, algunos evidentes, otros, ocultos en la profundidad de nuestro inconsciente. Al ser “presionados”, disparan automáticamente fuertes emociones. Como dije anteriormente, los Hot Buttons pueden ser a veces positivos y en otras, negativos. Por ejemplo, en el amor solemos encontrar abundantemente de los dos tipos. Un lugar, una foto, un perfume, una canción, una persona, una palabra, un texto, hasta cosas aparentemente insignificantes, a veces te hacen transportar casi inevitablemente a fuertes recuerdos y sensaciones. Uno va caminando por la calle, concentrado en temas laborales y justo escucha sin querer “aquella” canción del primer beso de un GRAN AMOR. Si esta canción te hace acordar a un amor frustrado, posiblemente estemos hablando de un Hot Button negativo; si -en cambio- te recuerda al actual amor, probablemente sea positivo. En ambos casos, es muy probable que a causa del mismo nos cambie el humor del momento, la concentración y hasta incluso actuemos diferente respecto a si no hubiésemos escuchado “esa” canción. Más de uno en estos casos, habrá llegado casi desesperado a su trabajo, y rastreado ese viejo número telefónico que estaba guardado en algún lugar recóndito… Negativos, hay miles también. Muchos se relacionan con complejos y malas experiencias sufridas. El que se quema con leche, ve una vaca y llora, dicen con sabiduría. Los complejos de inferioridad, en todas sus variantes, contienen muchísimos Hot Buttons. Ni que hablar de aquellas personas que tienen problemas con su ego y autoestima. ¡Qué tema el EGO!… Muchas veces, en peleas entre personas cercanas, se suelen decir “verdades” espantosas y crueles, ya que embargadas por su ira, no se contienen, no filtran y no miden entonces sus palabras, ni sus consecuencias. En estas ocasiones, se suele meter el dedo en la llaga y esto suele provocar un aumento estrepitoso de la riña, que muchas veces incluso deriva en secuelas no deseadas… Meter el dedo en la llaga, es sin duda haber apretado un Hot Buttons muy concreto... La cuestión es que si alguien logra identificar tus Hot Buttons, se imaginan lo que pueden provocar en vos si sabe utilizarlos… qué miedo… ¿no?... ¿Vos tenes identificados cuáles son tus Hot Buttons? Contanos… Gonzalo GUMA
Gonzalo Guma (Equinoccio. Susurros del destino)
Dans la cour attenant au triclinium, des musiciens assemblés accordaient des lyres et des flûtes pour accompagner en sourdine les conversations. Des parfums intenses, nés de la nuit chaude, arrivaient par bouffées. Brigitte, assise au pied du lit de l’impératrice Eutropie, s’étonna : — Quel est cet arôme étrange, à la fois si lourd et si doux ? Les narines de Niké palpitèrent pour mieux humer l’air parvenant du jardin : — Je sais ! Il provient d’une fleur en forme d’étoile et que l’on dirait sculptée dans la cire. C’est la fleur d’un arbre fruitier. Elle fleurit sans cesse, d’une lune à l’autre. Sévérien aime beaucoup cet arbre, qu’il a rapporté d’Afrique. Il l’appelle oranger. — La nuit est tout embaumée de son parfum. Il est…, il est inoubliable !
L.N. Lavolle (L'Otage de Rome)
No es exactamente asi. Hubo un tiempo en que las palabras eran tan pocas que ni siquiera las teniamos para expresar algo tan simple como Esta boca es mia, o Esa boca es tuya, y mucho menos para preguntar Por que tenemos las bocas juntas. A las personas de ahora ni les pasa por la cabeza el trabajo que costo crear estos vocablos, en primer lugar , y quien sabe si no habra sido, de todo, lo mas dificil, fue necesario comprender que se necesitaban, despues, hubo que legar a un consenso sobre el significado de sus efectos inmediatos, y finalmente, tarea que nunca acabara de completarse, imaginar las consecuencias que podrian advenir, a medio y a largo plazo, de los dichos efectos y de los dichos vocablos. Comparado con esto, y al contrario de lo que de forma tan concluyente el sentido comun afirmo ayer noche, la invencion de la rueda fue mera bambarria, como acabaria siendolo el descubrimiento de la ley de la gravitacion universal simplemente porque se le ocurrio a una manzana caer sobre la cabeza de Newton. La rueda se invento y ahi sigue inventada para siempre jamas, en cuanto las palabras, esas y todas las demas, vinieron al mundo con un destino brumoso, difuso, el de ser organizaciones foneticas y morfologicas de caracter eminentemente provisional, aunque, gracias, quiza, a la aureola heredada de su auroral creacion, se empenian en pasar, no tanto por si mismas, sino por lo que de modo variable van significando y representando, por inmortales, imperecederas o eternas, segun los gustos del clasificador. Esta tendencia congenita a la que no sabrian ni podrian resistirse, se torno, con el transcurrir del tiempo, en gravisimo y tal vez insoluble problema de comunicacion, ya sea la colectiva de todos, ya sea la particular de tu a tu, como se ha podido confundir galgos y podencos, ovillos y madejas, usurpando las palabras el lugar de aquello que antes, mejor o peor, pretendian expresar, lo que acabo resultando, finalmente, te conozco mascarita, esta atronadora algazara de latas vacias, este cortejo carnavalesco de latones con rotulo pero sin nada dentro, o solo, ya desvaneciendose, el perfume evocador de los alimentos para el cuerpo y para el espiritu que algun dia contuvieron y guardaban. A tan lejos de nuestros asuntos nos condujo esta frondosa reflexion sobre los origenes y los destinos de las palabras, que ahora no tenemos otro remedio que volver al principio.
José Saramago
Desde el interior de la casa oyó los ruidos de los dos ancianos que se preparaban para acostarse. Miklós imaginó las habitaciones miserables, en cuyos rincones se había amontonado el sufrimiento como si se tratara de basura sin barrer, toda la mugre de sus vidas, las aflicciones acumuladas durante años. Cerró los ojos para percibir el perfume amargo del jardín. Así “trabajaba” él. Permaneció largo tiempo ante el portón, desplegando la paciencia del enamorado que aguarda a su amada. Sin embargo, no aguardaba a nadie, ni siquiera estaba enamorado. El único amor que conocía no era terrenal, sino que procedía de tomar una vida entera en sus brazos, despojarla de la carne, del cuerpo, y aceptarla como si fuera suya. Ese dolor, el mayor de todos, había de generar algún día la mayor de las dichas, la de ser comprendido, la alegría de que otras personas reciban nuestra vida, nuestras palabras, como si fuesen suyas.
Dezső Kosztolányi (Skylark)
Niké, après quelques minutes d’escalade, abandonna la compétition pour admirer les fleurs sauvages qui diapraient la montagne comme une mosaïque. …Si elle tressait une guirlande ? Elle leva vers Nicias, qui continuait l’ascension, son visage lisse comme une olive, ou brillait un regard malicieux : — Quand tu seras en haut, ne t’envole pas ! Le garçon s’arrêta : — Tu ne joues plus ? — Je préfère cueillir des fleurs pour Artémis. — La statue de la déesse ? — Oui. Sur le mont Mangone, giroflées, asphodèles, mauves, géraniums, œillets, marjolaines, absinthes, croissaient à plaisir. L’air surchauffé entêtait comme une cassolette. Niké, les bras surchargés, pensa : « Ce n’est pas étonnant que les chiens perdent la trace du gibier quand ils sont en montagne… » Elle hésita à cueillir les ombelles du sélinon en pensant que la plante sécrétait un suc qui était un poison pour les oiseaux. Or, Artémis trônait dans un bois où chardonnerets, pinsons et serins étaient nombreux. S’ils allaient picorer la guirlande ? La fillette renonça au léger nuage des ombelles pour lui préférer une touffe de silènes d’un rose d’aurore. La guirlande devenait ravissante.
L.N. Lavolle (L'Otage de Rome)
Es muy fea. ¡Y sin embargo, es deliciosa! El Tiempo y el Amor la han señalado con sus garras y la han enseñado cruelmente lo que cada minuto y cada beso se llevan de juventud y de frescura. Es verdaderamente fea; es hormiga, araña, si queréis hasta esqueleto: ¡pero también es brebaje, magisterio, hechizo! En suma, es exquisita. No pudo el Tiempo romper la armonía chispeante de su andar y la elegancia indestructible de su armazón. El Amor no pudo alterar la suavidad de su hálito infantil, y el tiempo nada arrancó de su abundante crin que exhala en leonados perfumes toda la vitalidad endiablada del Mediodía francés: Nimes, Aix, Arles, Aviñón, Narbona, Tolosa, ¡ciudades benditas del sol, enamoradas y encantadoras! En vano la mordieron con buenos dientes el Tiempo y el Amor; en nada amenguaron el encanto vago, pero eterno, de su pecho de doncel. Gastada quizá, pero no fatigada, y siempre heroica, hace pensar en esos caballos de raza fina que los ojos del verdadero aficionado distinguen aunque vayan enganchados a un coche de alquiler o a un lento carromato. ¡Y es, además, tan dulce y ferviente! Quiere como se quiere en otoño; diríase que la proximidad del invierno prende en su corazón un fuego nuevo, y nada de fatigoso hubo jamás en lo servil de su ternura.
Charles Baudelaire (Paris Spleen)
Instintivamente acaricia o velo de cedro penumbroso, bosque arruivado a ensombrar-lhe o cimo das coxas; curva-se de novo e, admirada, vai tão longe quanto pode na abordagem tímida dos lábios de anil da molhada boca do seu ventre. A separá-los: penetrando, afagando-os, a sentir os dedos numa humidade lenta, um orvalho dolente, uma resina turva. Ali, onde há sucos e gosto sem ferida. Ali, onde há fenda, há céu, há mar. Mato de se perder na busca da vertigem no assombro da ousadia do acto; gosto e travo a rosa insatisfeita, odor de chuva, de cardo, de almíscar. Perfume de nardo a desatar-lhe os nervos, enquanto persegue o improvável mapa do delírio: mais acima a mina, e logo abaixo o poço. Modorra de papoila a florescer no alto, a entumescer ao tacto. Prazer diverso e gozo que a muda, e ela transgride, voa, cresce. E tanto no clítoris como na vulva, o bordado a cheio vai-se enredando, matizando, demorando nas caprochosas cores, nos desenhos, nas misteriosas linhas de agulha onde se enleia. Veia que o fogo entorna, toma e incendeia. Na procura do êxtase. E Leonor ondeia. Rola enovelada em cima do leito onde se distende, roda e cede a galgar o parapeito de si própria, deixando a razão apagada à cabeceira. Rodopia. Resvala. Mãos descendo e subindo, indo e vindo, na descoberta dos desvãos, do topo, dos secretos recantos de segredo, em todos os lugares e tempos que o orgasmo guarda. Entorna. Derrama. Grita e explode. Gemendo sob o pulso que lhe amordaça a fala pelo próprio avesso. Assim leve, assim solta, assim livre. Leonor corre, voa, nada, desvenda. E finalmente foge. Consigo mesma.
Maria Teresa Horta (As Luzes de Leonor)
Todo labora en todo. El álgebra se aplica a las nubes; la irradiación del astro se aprovecha la rosa; ningún pensador se atrevería a decir que el perfume del espino albar no les es de utilidad a las constelaciones. ¿Quién puede calcular el trayecto de la molécula? ¿Sabemos acaso si unos granos de arena al caer no determinan la creación de mundos? ¿Quién sabe de los flujos y reflujos recíprocos de lo infinitamente grande y de lo infinitamente pequeño, ni de la repercusión de las causas en los precipicios del ser, ni de las avalanchas de la creación? Una cresa tiene importancia; lo pequeño es grande, lo grande es pequeño; todo está en equilibrio en la necesidad; visión que alarma a la mente. Hay entre los seres y las cosas relaciones prodigiosas; en este conjunto inagotable que va del sol al pulgón nadie se desprecia; se necesitan todos entre sí. La luz no se lleva hasta el azul del cielo los perfumes terrenales sin saber qué va a hacer con ellos; la noche reparte esencia de estrellas entre las flores dormidas. Todas la aves que vuelan llevan atado a la pata el hilo de lo infinito. Un meteoro que nace y un picotazo de golondrina para romper el huevo se suman a las complicaciones de la germinación, y ésta hace frente al mismo tiempo al nacimiento de una lombriz y a la llegada de Sócrates. Cuando se acaba con el telescopio, empieza el microscopio. ¿Cuál de los dos tiene mejor vista? Escoged. Un moho es una pléyade de flores; una nebulosa es un hormiguero de estrellas. La misma promiscuidad, y aún más inaudita, de las cosas de la inteligencia y los hechos de la sustancia. Los elementos y los principios se mezclan, se combinan, se acoplan, se multiplican entre sí, y hasta tal punto que consiguen que el mundo material y el mundo moral desemboquen en la misma claridad. El fenómeno se repliego continuamente sobre sí. En los enormes intercambios cósmicos, la vida universa va y viene en cantidades desconocidas y lo arrastra y lo revuelve todo en el invisible misterio de los efluvios, dándole uso a todo, no perdiendo ni uno de los sueños de todos los que duermen, sembrando un animálculo acá y desmigajando un astro allá, oscilando y serpenteando, convirtiendo la luz en fuerza y pensamiento en elemento, diseminada e invisible, disolviéndolo todo con la excepción de este punto geométrico, el ego; volviendo a llevarlo todo al alma átomo; haciendo florecer todo en Dios; enredando entre sí, desde la más alta hasta la más baja, todas las actividades en la oscuridad de un mecanismo vertiginoso, relacionando el vuelo de un insecto con el movimiento de la tierra, subordinando, aunque no sea más que mediante la identidad de la ley, ¿quién sabe?, la evolución del cometa en el firmamento y los giros del infusorio en la gota de agua. Máquina cuya materia es el espíritu. Engranaje gigantesco cuyo primer motor es una mosquita y la última rueda es el zodiaco.
Victor Hugo (Les Misérables)
Blanca, en cambio, se había acostumbrado a vivir sola. Terminó por encontrar paz en sus quehaceres de la gran casa, en su taller de cerámica y en sus Nacimientos de animales inventados, donde lo único que correspondía a las leyes de la biología era la Sagrada Familia perdida en una multitud de monstruos. El único hombre de su vida era Pedro Tercero, pues tenía vocación para un solo amor. La fuerza de ese inconmovible sentimiento la salvó de la mediocridad y de la tristeza de su destino. Permanecía fiel aun en los momentos en que él se perdía detrás de algunas ninfas de pelo lacio y huesos largos, sin amarlo menos por ello. Al principio creía morir cada vez que se alejaba, pero pronto se dio cuenta de que sus ausencias duraban lo que un suspiro y que invariablemente regresaba más enamorado y más dulce. Blanca prefería esos encuentros furtivos con su amante en hoteles de cita, a la rutina de una vida en común, al cansancio de un matrimonio y a la pesadumbre de envejecer juntos compartiendo las penurias de fin de mes, el mal olor en la boca al despertar, el tedio de los domingos y los achaques de la edad. Era una romántica incurable. Alguna vez tuvo la tentación de tomar su maleta de payaso y lo que quedaba de las joyas del calcetín, e irse con su hija a vivir con él, pero siempre se acobardaba. Tal vez temía que ese grandioso amor, que había resistido tantas pruebas, no pudiera sobrevivir a la más terrible de todas: la convivencia. Alba estaba creciendo muy rápido y comprendía que no le iba a durar mucho el buen pretexto de velar por su hija para postergar las exigencias de su amante, pero prefería siempre dejar la decisión para más adelante. En realidad, tanto como temía la rutina, la horrorizaba el estilo de vida de Pedro Tercero, su modesta casita de tablas y calaminas en una población obrera, entre cientos de otras tan pobres como la suya, con piso de tierra apisonada, sin agua y con un solo bombillo colgando del techo. Por ella, él salió de la población y se mudó a un departamento en el centro, ascendiendo así, sin proponérselo, a una clase media a la cual nunca tuvo aspiración de pertenecer. Pero tampoco eso fue suficiente para Blanca. El departamento le pareció sórdido, oscuro, estrecho y el edificio promiscuo. Decía que no podía permitir que Alba creciera allí, jugando con otros niños en la calle y en las escaleras, educándose en una escuela pública. Así se le pasó la juventud y entró en la madurez, resignada a que los únicos momentos de placer eran cuando salía disimuladamente con su mejor ropa, su perfume y las enaguas de mujerzuela que a Pedro Tercero cautivaban y que ella escondía, arrebolada de vergüenza, en lo más secreto de su ropero, pensando en las explicaciones que tendría que dar si alguien las descubría. Esa mujer práctica y terrenal para todos los aspectos de la existencia, sublimó su pasión de infancia, viviéndola trágicamente. La alimentó de fantasías, la idealizó, la defendió con fiereza, la depuró de las verdades prosaicas y pudo convertirla en un amor de novela.
Isabel Allende (The House of the Spirits)
O amor que se nutre no coração do homem generoso é puro e nobre, leal e santo, profundo e imenso, e capaz de quanta virtude o mundo pode conhecer, de quanta dedicação se possa conceber. Ele o eleva acima de si próprio, e as suas ações são o perfume embriagador desse sentimento, que o anima: mas o amor no peito do homem feroz e concupiscente é uma paixão funesta, que conduz ao crime, que lhe mata a alma e a despenha no inferno.
Maria Firmina dos Reis (Úrsula)
El clima era implacable. Durante las horas de sol, el calor resultaba opresivo, y el aire era denso y húmedo si no se estaba al amparo de las brisas de río. Vados hediondos subían día y noche de las cloacas, olores intensos a putrefacción que emanaban de las aguas estancadas como un perfume nauseabundo. No le parecía de extrañar que la fiebre amarilla asolara Nueva Orleans tan a menudo. (…) Me da mala espina. Esta ciudad, con el calor, los colores vivos, los olores los esclavos…Todo está muy vivo en Nueva Orleans, pero creo que por dentro hay enfermedad y podredumbre. En apariencia, todo es opulento y hermoso: la gastronomía, las costumbres, la arquitectura. Pero por debajo… Cada uno de esos patios tan hermosos tiene un pozo de aspecto exquisito, pero luego pasa las carretas que venden barriles de agua del río, y es que resulta que el agua de los pozos no se puede beber. Las salsas y las especias son deliciosas, hasta que se sabe que su objetivo es disimular que la carne se está pudriendo. Paséese por el mercado de San Luis y admire todo ese mármol, la hermosa cúpula, la luz que entra en la rotonda, para después enterarse de que es un famoso mercado de esclavos, donde se venden seres humanos como si fuera ganado. Aquí hasta los cementerios son bonitos: nada de tumbas sencillas y cruces de madera, sino grandiosos mausoleos de mármol, a cuál más altivo, con estatuas y bellos pensamientos poéticos grabados en la piedra. Pero dentro de cada uno hay un cadáver que se pudre, infestado de larvas y gusanos. Hay que encerrarlos en piedra porque la tierra no sirve ni para enterrar y las tumbas se llenas de agua. Y la pestilencia cubre como un rosario esta hermosa ciudad.
George R.R. Martin (Sueño del Fevre)
La verdad es que nunca he sido niño y por eso estoy convencido de que en mi quedará siempre un componente infantil. He crecido en edad y estatura, pero la esencia no ha variado. Hacer mataperradas me produce exactamente el mismo placer que hace años, aunque en realidad nunca llegué a hacer mataperradas. Una vez, de pequeño, le hice a mi hermano un agujero en la cabeza, pero aquello fue un incidente, no una mataperrada. Cierto es que he cometido miles de diabluras y chiquilladas, pero la idea me interesaba siempre más que la cosa en sí. Desde muy temprano fui descubriendo en todo, incluso en las mataperradas, un sentido profundo. No me he desarrollado. Esto, naturalmente, es sólo una idea mía. Tal vez nunca llegue a echar ramas ni hojas. De mi esencia y mis orígenes emanará algún día quién sabe qué perfume, me convertiré en flor y exhalaré un ligero aroma, como para mi propio placer, y luego inclinaré la cabeza, esa que Kraus denomina cabezota necia y presuntuosa. Mis brazos y mis piernas se irán debilitando extrañamente, mi espíritu, mi orgullo, mi carácter, todo, todo se quebrará y marchitará, y yo estaré muerto; bueno, no exactamente, muerto sólo en cierto modo, y ta}l vez siga viviendo y vegetando así durante sesenta años. Me haré viejo. Pero no me tengo ni me infundo miedo a mí mismo. Tampoco siento el menor respeto por mi Yo, me limito a mirarlo y él me deja totalmente frío. ¡Oh, entrar en calor! ¡Qué maravilla! Siempre seré capaz de entrar en calor, pues nada personal ni egoísta me impedirá jamás interesarme, apasionarme o ser partícipe. ¡Qué feliz soy de no poder descubrir nada digno de consideración o estima en mi persona! Ser humilde y seguir siéndolo. Y si alguna mano, una circunstancia, una ola me levantasen y llevasen hasta las alturas donde imperan el poder y la influencia, yo mismo destrozaría las circunstancias que me hubieran favorecido y me arrojaría a las tinieblas de lo bajo e insignificante. Sólo puedo respirar en las regiones inferiores.
Robert Walser (Jakob von Gunten)
También para los recuerdos es demasiado tarde. Ahora ya no les quiero. No sé si los quise. Los abandoné. Ya no guardo en mi mente el perfume de su piel ni en mis ojos el color de sus ojos. Ya no me acuerdo de la voz, salvo a veces la de la dulzura con la fatiga de la noche. Ya no oigo la risa, ni la risa ni los gritos. Se acabó, ya no lo recuerdo. [...] se ha convertido en escritura corriente.
Marguerite Duras (L'Amour)
Clark: Cuando leas esto, habrán pasado algunas semanas. Si seguiste las instrucciones, estarás en París en una de esas sillas que nunca se apoyan bien en la vereda. Espero que aún esté soleado. Del otro lado del puente, a tu derecha verás L'Artisan Parfumeur. Prueba el perfume Papillons Extréme. Siempre pensé que iría bien contigo. Hay algunas cosas que quería decir y no pude porque te ponías muy emocional y no me dejabas terminar. Así que, aquí van. Cuando regreses a casa Michael Lawler te dará acceso a una cuenta con fondos suficientes para que comiences de nuevo. No entres en pánico. No alcanza para que no hagas nada por el resto de tu vida pero te dará libertad. Al menos para salir de ese pueblito que ambos llamamos hogar. Vive al máximo, Clark. Exígete. No te conformes. Lleva esas piernas rayadas con orgullo. Saber que tienes posibilidades es un lujo. Saber que quizá yo te las di me ha hecho las cosas más fáciles a mí. Así que esto es todo. Dejaste una marca en mi corazón, Clark. Desde el primer día que llegaste con tu dulce sonrisa y tu ropa ridícula. Tus chistes malos y tu incapacidad para ocultar tus sentimientos. No pienses mucho en mí. No quiero que te pongas triste. Vive bien. Solo vive. Yo caminaré a tu lado en todo momento. Con amor, Will.
Jojo Moyes (Me Before You (Me Before You, #1))
Por un momento, me sentí satisfecho, y yo mismo me eché a reír, como uno más, y volví a pedirle a mi madre que me dejara oler las flores, y esta vez sí que olí a violeta, aunque también a aquel perfume que se ponía mi madre, que venía en unas botellas preciosas y se llamaba Maderas de Oriente, y que yo pensaba que, si era un perfume metido en una botella, cómo podía llamarse "maderas", e imaginaba extrañas relaciones entre lo sólido y lo líquido.
Rafael Chirbes
Epitafio «Tuvo el orgullo de no mandar jamás, de no disponer de nada ni de nadie. Sin subalternos, sin amos, no dio ni recibió órdenes. Excluido del imperio de las leyes, y como si fuera anterior al bien y al mal, no hizo padecer nunca a nadie. En su memoria se borraron los nombres de las cosas; miraba sin percibir, escuchaba sin oír: los perfumes y aromas se desvanecían al aproximarse a los orificios de su nariz y a su paladar. Sus sentidos y sus deseos fueron sus únicos esclavos: de tal modo que apenas sintieron, apenas desearon. Olvidó dicha y desdicha, sed y temores; y si en alguna ocasión volvía a acordarse de ellos, desdeñaba nombrarlos y rebajarse así a la esperanza o la nostalgia. El gesto más ínfimo le costaba más esfuerzos que los que cuestan a otros fundar o derribar un imperio. Pues nació cansado de nacer, se quiso sombra: ¿cuándo vivió entonces?
CIORAN E.M.
El odio 10. Amáos unos a otros y seréis felices. Procurad, sobre todo, amar a los que os inspiran indiferencia, odio o desprecio. Cristo, vuestro modelo, os dio ese ejemplo de abnegación; misionero de amor, amó hasta dar su sangre y su vida. El sacrificio que os obliga a amar a los que os ultrajan y os persiguen, es penoso; pero esto es precisamente lo que os hace superiores; si los aborreciéseis como ellos os aborrecen, no valdríais más que ellos; es la hostia sin mancha ofrecida a Dios en el altar de vuestros corazones, hostia de agradable aroma cuyos perfumes suben hasta El. Aunque la ley de amor quiera que indistintamente se ame a todos los hermanos, no endurece el corazón contra los malos procederes; por el contrario, la prueba es más penosa, lo sé, puesto que durante mí última existencia terrestre, experimenté ese tormento; pero Dios existe y castiga en esta vida y en la otra a los que faltan a la ley de amor. No olvidéis, queridos hijos, que el amor os aproxima a Dios y que el odio os aleja de El. (Fenelón, Bordeaux, 1861).
Allan Kardec (El Evangelio segun los Espiritus (Spanish Edition))
Las palabras pueden ser como los rayos X si se emplean adecuadamente: pasan a través de todo. Las lees y te traspasan. Ésta es una de las cosas que intento enseñar a mis alumnos: a escribir de manera penetrante. Pero ¿de qué sirve que te penetre un articulo sobre un canto de comunidad o la última mejora en los órganos de perfume? Además, ¿es posible hacer que las palabras sean penetrantes como los rayos X, más potentes cuando se escribe acerca de cosas como éstas?
Aldous Huxley (Brave New World)
Face the facts. Your life is too perfect. You probably lie awake at night, fantasizing about spicin’ up all that lily whiteness you live in.” But damn it, I get a whiff of vanilla from her perfume or lotion. It reminds me of cookies. I love cookies, so this is not good at all. “Gettin’ near the fire, chica, doesn’t necessarily mean you’ll get burned.” “You touch her and you’ll regret it, Fuentes,” Colin’s voice rings out. He resembles a burro, with his big white teeth and ears sticking out from his buzz cut. “Get the hell away from her.” “Colin,” Brittany says. “It’s okay. I can handle this.” Burro Face brought reinforcements: three other pasty white dudes, standing behind him for backup. I size up Burro Face and his friends to see if I can take them all on, and decide I could give all four a run for their money. “When you’re strong enough to play in the big leagues, jock boy, then I’ll listen to the mierda flyin’ out of your mouth,” I say. Other students are gathering around us, leaving room for a fight that is sure to be fast, furious, and bloody. Little do they know Burro Face is a runner. This time he’s got backup, though, so maybe he’ll stay to duke it out. I’m always prepared for a fight, been in more of ‘em than I can count on my fingers and toes. I’ve got the scars to prove it. “Colin, he’s not worth it,” Brittany says. Thanks, mamacita. Right back at ya. “You threatening me, Fuentes?” Colin barks, ignoring his girlfriend. “No, asshole,” I say, staring him down. “Little dicks like you make threats.” Brittany parks her body in front of Colin and puts her hand on his chest. “Don’t listen to him,” she says. “I’m not afraid of you. My dad’s a lawyer,” Colin brags, then puts his arm around Brittany. “She’s mine. Don’t ever forget that.” “Then keep a leash on her,” I advise. “Or she might be tempted to find a new owner.” My friend Paco comes up beside me. “Andas bien, Alex?” “Yeah, Paco,” I tell him, then watch as two teachers walk down the hall escorted by a guy in a police uniform. This is what Adams wants, perfectly planned to get my ass kicked out of school. I’m not falling into his trap only to end up on Aguirre’s hit list. “Si, everything’s bien.” I turn to Brittany. “Catch ya later, mamacita. I’m looking forward to researching our chemistry.” Before I leave and save myself from suspension on top of my detention, Brittany sticks that perky nose of hers in the air as if I’m the scum of the earth.
Simone Elkeles (Perfect Chemistry (Perfect Chemistry, #1))
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
Anonymous
La verdad es que nunca he sido niño y por eso estoy convencido de que en mi quedará siempre un componente infantil. He crecido en edad y estatura, pero la esencia no ha variado. Hacer mataperradas me produce exactamente el mismo placer que hace años, aunque en realidad nunca llegué a hacer mataperradas. Una vez, de pequeño, le hice a mi hermano un agujero en la cabeza, pero aquello fue un incidente, no una mataperrada. Cierto es que he cometido miles de diabluras y chiquilladas, pero la idea me interesaba siempre más que la cosa en sí. Desde muy temprano fui descubriendo en todo, incluso en las mataperradas, un sentido profundo. No me he desarrollado. Esto, naturalmente, es sólo una idea mía. Tal vez nunca llegue a echar ramas ni hojas. De mi esencia y mis orígenes emanará algún día quién sabe qué perfume, me convertiré en flor y exhalaré un ligero aroma, como para mi propio placer, y luego inclinaré la cabeza, esa que Kraus denomina cabezota necia y presuntuosa. Mis brazos y mis piernas se irán debilitando extrañamente, mi espíritu, mi orgullo, mi carácter, todo, todo se quebrará y marchitará, y yo estaré muerto; bueno, no exactamente, muerto sólo en cierto modo, y tal vez siga viviendo y vegetando así durante sesenta años. Me haré viejo. Pero no me tengo ni me infundo miedo a mí mismo. Tampoco siento el menor respeto por mi Yo, me limito a mirarlo y él me deja totalmente frío. ¡Oh, entrar en calor! ¡Qué maravilla! Siempre seré capaz de entrar en calor, pues nada personal ni egoísta me impedirá jamás interesarme, apasionarme o ser partícipe. ¡Qué feliz soy de no poder descubrir nada digno de consideración o estima en mi persona! Ser humilde y seguir siéndolo. Y si alguna mano, una circunstancia, una ola me levantasen y llevasen hasta las alturas donde imperan el poder y la influencia, yo mismo destrozaría las circunstancias que me hubieran favorecido y me arrojaría a las tinieblas de lo bajo e insignificante. Sólo puedo respirar en las regiones inferiores.
Robert Walser (Jakob von Gunten)
7 Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar os ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirado confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose los labios, apoyado apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una soa saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
Julio Cortázar
Mantenha o perfume das flores em sua memória. Esqueça os espinhos, faça-os se tornarem tão pequenos, tão minúsculos, que desaparecerão nos porões de suas lembranças. Fortaleça as boas emoções e as boas recordações. Bons momentos se avizinham com a chegada de Susi novamente para junto de você. Pense nisso. Ela vem para trazer alegria e forças para sua vida. Mas você precisa acreditar, Sofia. Precisa confiar no que aprendeu, confiar em si e na vida. Precisa confiar em Deus. Mesmo quando tudo parece nebuloso ao seu redor, mesmo quando se sente em meio a uma tempestade, lembre-se de que Deus está com você, está dentro de você. Você é a expressão do Criador, portanto, um pouquinho dEle mesmo é parte de sua natureza espiritual. Você tem essa força dentro de si. Confie nela e use-a. Você é capaz de ultrapassar todos os obstáculos, mas tem de acreditar.
Sandra Carneiro (Todas as flores que eu ganhei (Portuguese Edition))
Un día, después de hacer el amor, se sintió generoso, lo que no le ocurría casi nunca, y preguntó a Tránsito Soto si le gustaría que le hiciera un regalo. -¡Préstame cincuenta pesos, patrón! -pidió ella al punto. -Es mucha plata. ¿Para qué la quieres? -Para un pasaje en tren, un vestido rojo, unos zapatos con tacón, un frasco de perfume y para hacerme la permanente. Es todo lo que necesito para empezar. Se los voy a devolver algún día, patrón. Con intereses. Esteban le dio los cincuenta pesos porque ese día había vendido cinco novillos y andaba con los bolsillos repletos de billetes, y también porque la fatiga del placer satisfecho lo ponía algo sentimental. -Lo único que siento es que no te voy a volver a ver, Tránsito. Me había acostumbrado a ti. - Si nos vamos a ver, patrón. La vida es larga y tiene muchas vueltas.
Isabel Allende (The House of the Spirits)
[The curve of your eyes] La courbe de tes yeux fait le tour de mon coeur, Un rond de danse et de douceur, Auréole du temps, berceau nocturne et sûr, Et si je ne sais plus tout ce que j’ai vécu C’est que tes yeux ne m’ont pas toujours vu. Feuilles de jour et mousse de rosée, Roseaux du vent, sourires parfumés, Ailes couvrant le monde de lumière, Bateaux chargés du ciel et de la mer, Chasseurs des bruits et sources des couleurs, Parfums éclos d’une couvée d’aurores Qui gît toujours sur la paille des astres, Comme le jour dépend de l’innocence Le monde entier dépend de tes yeux purs Et tout mon sang coule dans leurs regards. *** The curve of your eyes goes around my heart, A round of dance and sweetness, Halo of time, nocturnal and safe cradle, And if I don’t know any more all that I’ve lived through It’s because I haven’t always been seen by you. Leaves of day and scum of dew, Reeds of the wind, perfumed smiles, Wings covering the world with light, Ships filled with the sky and the sea, Hunters of noises and sources of colours, Perfumes bloomed from a brood of dawns That always lies on the straw of the stars, As the day depends on innocence The whole world depends on your pure eyes And all my blood flows in their looks. Paul Éluard , L’Amour la poésie (1929) Translated by Anne-Charlotte Husson
Paul Éluard
Seguramente que deseas a salvación, pero temes la crudeza del tratamiento, consciente como eres de tu sensibilidad y de tu enfermedad. No te preocupes. Cristo es muy delicado, compasivo y rico en misericordia, ungido con perfume de fiesta en favor de los que están con él. Y si no recae sobre ellos la totalidad de la unción, al menos participan. Si te han dicho que el Salvador es delicado, no pienses por ello que sea ineficaz, pues se dice también que es Hijo de Dios. Como es el Padre, es también el Hijo, que tiene el querer y el poder.
Bernardo de Claraval (Sermones sobre el Adviento y la Navidad (Spanish Edition))
¿Què passaria si el meu cos pogués explicar-se? ¿Què diria? Crec que parlaria de sang. Del seu vaivé fascinant. Sobre final i renovació. Crec que parlaria sobre el tacte dels dits, de les meves mans i d’altres llavis. De la sensació de pell amb pell. Moll i lent. Tou i dur. De l’impacte del fred i el plaer de l’escalfor. Crec que parlaria del goig de l’orgasme, del goig del riure i del goig de satisfer la gana. Del gust àcid i picant, suau i cremós. Crec que parlaria de parar i tirar endavant. Crec que parlaria de perfum i de pudor. De net i brut. Crec que parlaria de malaltia i convalescència, de fortalesa i creixement. Crec que parlaria de pèrdua i de dol. D’estar sol i de fer pinya. De longevitat i transformació. De satisfacció. De felicitat. D’alegria. Crec que sonaria poderós. Crec que sonaria fort. Crec que sonaria orgullós. I l’estic escoltant.
Emilie Pine (Notes To Self)
¿Cómo supiste? —Mi tono suena francamente indignado, pero me da igual. Si me va a matar, no me voy a ir como una llorona asustada—. Déjame adivinar: oliste mi perfume. ¿No es eso lo que siempre delata a la heroína en los libros? Él suelta un resoplido burlón. —Manejo las sombras, pero claro, fue tu perfume lo que te delató. —Baja el cuchillo y da un paso atrás.
Rebecca Yarros (Alas de sangre)
Os nomes, como pétalas desabrochando no jardim da existência, carregam em si o perfume da identidade, desvelando a poesia única que cada ser traz consigo, uma melodia ancestral que ecoa através das eras.
Stephany Moyano (Nossos Nomes Africanos: Cada nome, uma pequena história. Cada história, uma jornada mágica de significados! (Portuguese Edition))
¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y Tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que Tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti. ¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí! Contienden también mis tristezas malas con mis gozos buenos, y no sé a quién se ha de inclinar el triunfo. ¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí! Yo no te oculto mis llagas. Tú eres médico, y yo estoy enfermo; Tú eres misericordioso, y yo soy miserable. Toda mi esperanza estriba sólo en tu muy grande misericordia. ¡Dame lo que me pides y pídeme lo que quieras!
Guillermo Serra (Sal de tu Cielo: Camino hacia la intimidad con Dios (Spanish Edition))
+ Hay que elegir entre la felicidad y lo que la gente llamaba arte puro. Nosotros hemos sacrificado el arte puro y en su lugar hemos puesto el sensorama y el órgano de perfumes. - Pero no tienen ningún mensaje. + Si, el mensaje consiste en emitir una gran cantidad de sensaciones agradables para el público.
Aldous Huxley (Brave New World)
«El SEÑOR es mi pastor — ¡qué relación! Nada me falta —¡qué provisión! En verdes pastos me hace descansar —¡qué placidez! Junto a tranquilas aguas me conduce —¡qué frescura! Me infunde nuevas fuerzas —¡qué restauración! Me guía por sendas de justicia —¡qué dirección! Por amor a su nombre —¡qué propósito! Aun si voy por valles tenebrosos —¡qué prueba! No temo peligro alguno —¡qué protección! Porque tú estás a mi lado —¡qué fidelidad! Tu vara de pastor me reconforta —¡qué disciplina! Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos —¡qué esperanza! Has ungido con perfume mi cabeza —¡qué consagración! Has llenado mi copa a rebosar —¡qué abundancia! La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida —¡qué bendición! Y en la casa del SEÑOR habitaré —¡qué seguridad! Para siempre —¡por la eternidad!»
Ravi Zacharias (El Gran Tejedor de Vidas)
Las ideologías existen únicamente donde no hay conocimiento absoluto. Si sabes algo, no tienes que creerlo o dejar de creerlo…
Idries Shah (A Perfumed Scorpion: A Way to the Way)
Lo que sí importaba era salvaguardar su amistad, por encima del dinero, salvaguardarla para toda la vida. Konrád envejecía con rapidez. A los veinticinco años ya necesitaba gafas para leer. Cuando su amigo llegaba a casa, por las noches, tras sus andanzas por Viena y por el mundo, olía a tabaco y a perfume, y traía un aspecto un tanto descuidado, el aspecto de un adolescente embriagado por los aires mundanos; y era entonces cuando charlaban, en voz baja, durante horas, como dos cómplices, como si Konrád fuera un mago que permanece siempre en casa, reflexionando sobre el significado del destino de las personas y de los efímeros fenómenos humanos, mientras su criado anda por el mundo recogiendo las noticias secretas de la vida de los hombres. Konrád leía preferentemente libros ingleses sobre la historia de la convivencia humana, sobre el desarrollo social. El hijo del guardia imperial solamente leía libros sobre caballos y sobre viajes. Como se amaban, se perdonaban mutuamente su pecado original: Konrád perdonaba la fortuna de su amigo y el hijo del guardia imperial perdonaba la pobreza de Konrád.
Sándor Márai (El último encuentro)