Se Humilde Quotes

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O saber a gente aprende com os mestres e os livros. A sabedoria, se aprende é com a vida e com os humildes.
Cora Coralina
Se dice que nadie conoce realmente un país hasta haber pasado por sus cárceles. No se debe juzgar a una nación por cómo trata a sus miembros más encumbrados, sino por cómo trata a los más humildes.
Nelson Mandela (El largo camino hacia la libertad)
Sé que no sé lo que no sé; envidio a aquellos que sabrán más que yo, pero también sé que tendrán que medir, pesar, deducir y desconfiar de sus deducciones exactamente igual que yo, y ver en lo falso parte de lo verdadero, y tener en cuenta en lo verdadero la eterna mixtión de lo falso. Jamás me agarré a una idea por temor al desamparo en que caería sin ella. Nunca aliñé un hecho verdadero con la salsa de la mentira, para hacerme su digestión más fácil. He soñado mis sueños; no pretendo que sean más que sueños. Me guardé muy bien de hacer de la verdad un ídolo, prefiriendo dejarle su nombre más humilde de exactitud. Mis triunfos y mis riesgos no son los que se cree; existen glorias distintas de la gloria y hogueras distintas de la hoguera. He llegado casi a desconfiar de las palabras. Moriré un poco menos necio de lo que nací.
Marguerite Yourcenar (L'Œuvre au noir)
proteger nossa sobriedade, evitar a ganância e a paranoia, manter-se humilde, conservar nosso senso de propósito, conectarmo-nos com o mundo ao nosso redor.
Ryan Holiday (O ego é seu inimigo)
Había una vez un pobre granjero escocés que escuchó un lamento en un pantano. Al aproximarse descubrió a un joven que poco a poco se ahogaba en el lodo y en el estiércol, así que sin pensarlo salvó al muchacho de una muerte espantosa. Al otro día, un acaudalado noble llegó a su humilde vivienda (era el padre del muchacho que había salvado). En señal de gratitud, este noble le ofreció al granjero pagar los estudios de su hijo en las mejores universidades. Muchos años después, el hijo del noble enfermó de pulmonía, pero Alexander Fleming le salvó la vida, era el hijo del granjero que se había graduado en la escuela médica del St. Mary´s Hospital en Londres y había inventado la penicilina. Por cierto, el hijo del noble era Winston Churchill. Favor con favor se paga.
Alejandro Llantada (El libro negro de la persuasión)
Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores; porque viendo que no te corres, ninguno se pondrá a correrte; y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio.
Miguel de Cervantes Saavedra (El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Parte 2)
«El cuento trata de un rey sabio, generoso y humilde. Un día pide a su corte de filósofos que busquen una de las frases más sabias del mundo, una tan sabia que se pueda aplicar en cualquier situación de la vida para que te alegre cuando estás triste y te entristezca un poco cuando te sientas demasiado feliz. El rey se la quería grabar en su anillo. Después de cavilar la petición del rey durante tres días y tres noches, los sabios regresaron y le ofrecieron esta percepción tan profunda y exacta: Esto también pasará. El rey se la hizo grabar en su anillo.» Fuente: Lo que de verdad importa (Haim Shapira)
Haim Shapira (Lo que de verdad importa)
Algumas sepulturas como se olhavam com afeto e se queriam aproximar; em outras, transparecia repugnância por estarem perto. Havia ali, naquele mudo laboratório de decomposições, solicitações incompreensíveis, repulsões, simpatias e antipatias; havia túmulos arrogantes, vaidosos, orgulhosos, humildes, alegres e tristes; e de muito, ressumava o esforço, um esforço extraordinário, para escapar ao nivelamento da morte, ao apagamento que ela traz às condições e às fortunas.
Lima Barreto (O Triste Fim de Policarpo Quaresma)
Lo importante no es tanto la moral de las masas, cuya actitud resulta irrelevante con tal de que sigan trabajando, sino la moral del propio Partido. Hasta del miembro más humilde se espera que sea competente, trabajador e incluso inteligente dentro de unos límites, pero también es necesario que sea un fanático crédulo e ignorante...
George Orwell (1984)
Não exagero ao afirmar que o primeiro problema com que me defrontei na vida foi a questão da beleza. Meu pai não passava de um humilde monge provinciano com conhecimentos deficientes de vocabulário. Tudo que ele pôde me ensinar foi que "nada nesse mundo era mais belo que o Pavilhão Dourado". O simples pensamento de que a beleza já existia em algum lugar desconhecido causava-me descontentamento e ansiedade. Porque se de fato ela existisse nesse lugar, então minha própria existência seria algo alheio a ela.
Yukio Mishima
Todo lo que se hace bien es noble, por humilde que sea.
Ryan Holiday (El obstáculo es el camino: El arte inmemorial de convertir las pruebas en triunfo (Para estar bien) (Spanish Edition))
Las miserias de la enfermedad nos igualan, no hay ricos ni pobres, al cruzar este umbral los privilegios se hacen humo y nos volvemos humildes. Mi
Isabel Allende (Paula)
LA lluvia tiene un vago secreto de ternura, Algo de soñolencia resignada y amable. Una música humilde se despierta con ella Que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
Federico García Lorca (Libro de poemas (Spanish Edition))
Si no eres humilde, la vida se encargará de presentarte a la humildad”.
Ryan Holiday (El obstáculo es el camino: El arte inmemorial de convertir las pruebas en triunfo (Para estar bien) (Spanish Edition))
en más se ha de estimar y tener un humilde virtuoso que un vicioso levantado;
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha)
Mercaderes y charlatanes se hicieron con el control de Europa, llamando a su insidioso evangelio "La Ilustración". El día de la plaga estaba próximo; pero de las cenizas de la humanidad no surgió ningún fénix. El campesino humilde y piadoso, Pedro Labrador, se fue a la ciudad a vender a sus hijos a los señores del Nuevo Sistema para empresas que podemos calificar, en el mejor de los casos, de dudosas. (...) El giroscopio se había ampliado. La Gran Cadena del Sur se había roto como si fuera una serie de clips unidos por algún pobre imbécil; el nuevo destino de Pedro Labrador sería muerte, destrucción, anarquía, progreso, ambición y autosuperación. Iba a ser un destino malévolo: ahora se enfrentaba a la perversión de tener que IR A TRABAJAR.
John Kennedy Toole (A Confederacy of Dunces)
Las cicatrices, de pelo retinto y más corto, quedaron para siempre. Y la arrogancia también. ¿Que por qué no hablo del bayo? Porque ya se sabe que los buenos y los humildes no tienen historia.
Sara Gallardo (Los galgos, los galgos)
¿En que círculo del infierno te estarás quemando, Pío Nono, cura bellaco? ¿Me alcanzarás a oír desde abajo? En las vacas acuchilladas en los mataderos de este mundo se revive día a día la pasión de tu Cristo. El mismo dolor, la misma angustia, el mismo miedo que él sintió colgado de una cruz lo sienten ellas cuando las acuchillan, así las pobres, las humildes, no se digan hijas de Dios.
Fernando Vallejo (Peroratas)
Con Ichimei descubrió las múltiples sutilezas del amor y del placer, desde la pasión desenfrenada y urgente, hasta esos momentos sagrados en que la emoción los elevaba y se quedaban inmóviles, tendidos frente a frente en la cama, mirándose a los ojos largamente, agradecidos de su suerte, humildes por haber tocado lo más hondo de sus almas, purificados por haberse desprendido de todo artificio y yacer juntos totalmente
Isabel Allende (El amante japonés)
nunca o homem sábio recorrerá a um nome tão humilde, nunca será meio prisioneiro aquele que sempre possuiu uma liberdade inalterada e estável, sendo livre e senhor de si mesmo, elevando-se sobre todos os outros.
Seneca (Sobre a Brevidade da Vida: Edição especial com prefácio de Lúcia Helena Galvão Maya (Portuguese Edition))
¡Oh, quién se viera en tus brazos, o si no, junto a tu cama, rascándote la cabeza y matándote la caspa! Mucho pido, y no soy digna de merced tan señalada: los pies quisiera traerte, que a una humilde esto le basta.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote)
- ¡Es de... lo más... irritante... -dijo al fin- que una persona no sepa distinguir una corbata de un cinturón! - Sé que es una terrible ignorancia por mi parte - dijo Alicia en un tono tan humilde que Tentetieso se aplacó.
Lewis Carroll
Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores; porque, viendo que no te corres, ninguno se pondrá a correrte; y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote)
É melhor", pensou, "portar as vestes da pobreza e da ignorância, que são os trajes humildes do sexo feminino; melhor deixar o governo e a disciplina do mundo para outros; melhor estar livre da ambição marcial, da ânsia de poder e de todos os demais desejos masculinos se assim for possível desfrutar inteiramente dos mais elevados prazeres que conhece o espírito humano e que são", falando então em voz alta, como de hábito quanto muito emocionada, "a contemplação, a solidão e o amor.
Virginia Woolf (Orlando)
Hay cuatro tipos de personas que jamás encontrarás en Latinoamérica me había dicho una vez un amigo puertorriqueño: Un brasileño que no juegue fútbol Un argentino humilde. Un colombiano que no se meta cocaína. Y un chileno que hable como hombre.
Jaime Atria Rosselot (Jubilé (Spanish Edition))
El incompetente siempre se presenta a sí mismo como experto, el cruel como piadoso, el pecador como santurrón, el usurero como benefactor, el mezquino como patriota, el arrogante como humilde, el vulgar como elegante y el bobalicón como intelectual
Carlos Ruiz Zafón (El juego del ángel (El cementerio de los libros olvidados, #2))
En las cuales (si se permitiesen) han de tornarse a hacer, pues de sí mismas (hechas contra aquellas indianas gentes, pacíficas, humildes y mansas que a nadie ofenden) son inicuas, tiránicas, y por toda ley natural, divina y humana condenadas, detestadas
Bartolomé de las Casas (Brevísima relación de la destrucción de las Indias)
Nada mas natural que el insensato que ignora su locura pretenda realizar cosas superiores a su poder. El débil habla de los grandes pesos que levanta; el tímido, de los gigantes que ha vencido; el pobre, de los tesoros que maneja; el más humilde campesino se llama Júpiter.
Alexandre Dumas (El conde de Montecristo)
A humanidade - pelo menos em sua maioria - detesta refletir, mesmo em benefício próprio. Magoa-se, como se fora um insulto, ao mais humilde convite para sair por um momento das velhas e batidas veredas e, a seu critério, ingressar num novo caminho para seguir alguma outra direção.
Helena Petrovna Blavatsky (The Secret Doctrine)
partir de ese punto, desarrollé mis principales conclusiones morales. Apunta hacia arriba. Presta atención. Arregla lo que puedas arreglar. No seas arrogante. Esfuérzate por ser humilde, porque el orgullo totalitario se manifiesta en la intolerancia, la opresión, la tortura y la muerte.
Jordan B. Peterson (12 reglas para vivir: Un antídoto al caos)
«El entendimiento humano no es una luz pura, exenta de sofisticación. Influencias procedentes de la voluntad y la concupiscencia lo enturbian. De este modo se hace de las ciencias lo que se quiere. Lo que se desea creer, esto lo creemos fácilmente. »Y, así desechamos: lo difícil, porque al investigarlo perdemos la paciencia; lo humilde y sobrio, porque no se aviene con nuestras esperanzas de grandeza; las ocultas fuerzas que mueven la naturaleza, porque somos supersticiosos; la luz de la experiencia, porque somos arrogantes y orgullosos y no queremos dar la impresión de que nuestro espíritu se ocupe en cosas viles y mutables; las opiniones nuevas y extraordinarias, porque somos afectos a las que están de moda. »En resumen: nuestras propensiones afectivas impregnan y envenenan al entendimiento de incontables modos y, a menudo, de una manera imperceptible»
Francis Bacon (Novum Organum / Nova Atlântida)
Los fundadores, ya se sabe, eran campesinos: gentecita humilde que traía del campo sus costumbres, como rezar el rosario, beber aguardiente, robarle al vecino y matarse por chichiguas con el prójimo en peleas a machete. ¿Qué podía nacer de semejante esplendor humano? Más. Y más y más y más.
Fernando Vallejo (La virgen de los sicarios)
Hay un geocentrismo práctico en nuestra vida diaria. Todavía hablamos del Sol que sale y se pone, en lugar de hablar de una Tierra que gira. Todavía pensamos en un universo organizado para nuestro beneficio y poblado tan sólo por nosotros. La exploración del espacio, en este sentido, nos hará ser un poco más humildes.
Carl Sagan (Carl Sagan's Cosmic Connection: An Extraterrestrial Perspective)
«¡Virgen y madre, la hija de tu hijo, alta y humilde como no hay criatura, del acuerdo eternal término fijo! »Tú ennobleciste la humanal natura, tanto, que en su grandeza el hacedor no desdeñó encarnar su propia hechura. »Se reanimó en tu vientre el santo amor, y a su calor, en paz eternamente, ha germinado esta divina flor.
Dante Alighieri (La Divina Comedia)
Hace falta un valor puramente humano para renunciar a la temporalidad en todas sus manifestaciones, y así obtener la eternidad, pero una vez conseguida no puedo renunciar a ella, ya que sería una contradicción. Pero se requiere un valor humilde y paradójico para hacerse, a continuación, con la temporalidad en virtud del absurdo; ese valor es el de la fe.
Søren Kierkegaard (Temor y temblor)
Cuando el cristianismo abandonó su primitivo terreno, es decir, los estratos sociales más humildes, el subsuelo del mundo antiguo; cuando alcanzó poderío entre los pueblos bárbaros, no contó ya, como condición preliminar en su nuevo terreno, con hombres fatigados, sino con hombres interiormente salvajes que se destrozaban recíprocamente: el hombre fuerte, pero mal constituido.
Friedrich Nietzsche (El Anticristo)
Sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 1 PEDRO 5.5 Un día Jesús llamó a un niño, lo sentó en medio de sus discípulos y dijo: «De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe» (Mateo 18.3–5). Jesús tenía gran respeto por la condición del niño. Vio en un niño el modelo de la dependencia y la confianza, la mente inocente y la humildad. Vio a una persona con ganas de agradar y dar gracias, y rápido para expresar el amor y rápido de aceptar y obedecer lo que se le ordenaba y enseñaba. Así que Él usó a un niño como una analogía para enseñar a sus discípulos la dependencia, la confianza, la humildad, el afecto y la obediencia. Quizá usted diga: «Pero Jesús solo estaba utilizando a los niños como una analogía de la forma en que los adultos se convierten y forman parte del reino de Dios». Permítame señalarle que una analogía solo funciona si está arraigada en la verdad. Si los niños no son fácil y totalmente recibidos en el reino de los cielos, la analogía de la conversión espiritual sería una muy pobre. Como es, la analogía es una grande. Los niños son aceptados en el reino y por eso, seamos sabios para llegar a ser como niños en nuestra dependencia espiritual del Señor para que nosotros, también, podamos ser fácilmente aceptados.
John F. MacArthur Jr. (Las lecturas diarias de MacArthur: Desatando la verdad de Dios un día a la vez (Spanish Edition))
Pero éramos demasiado jóvenes y no entendíamos nada de lo que es en realidad el amor. El amor no tiene que ver con manos deslizándose por piel desnuda y sudada, celos, discusiones que terminan con un beso apasionado, portazos, amenazas, soledades, reencuentros, cerrar los ojos al besar o seguir sintiendo que el cuerpo se convierte en algo efervescente si ella se recoge el pelo otra vez así, como te gusta. El amor no tiene que ver con nada de esto y a la vez está compuesto por todas estas pequeñas cosas y un millón de teselas más, un entramado de pequeños momentos, gestos, olores, sabores. Pero el amor, en mi humilde experiencia, es tenacidad, honestidad, compartir y un trabajo diario a jornada completa. Y ahí, en lo fundamental, Macarena y yo no funcionábamos
Elísabet Benavent (Fuimos canciones (Canciones y recuerdos, #1))
«¡Virgen y madre, la hija de tu hijo, alta y humilde como no hay criatura, del acuerdo eternal término fijo! »Tú ennobleciste la humanal natura, tanto, que en su grandeza el hacedor no desdeñó encarnar su propia hechura. »Se reanimó en tu vientre el santo amor, y a su calor, en paz eternamente, ha germinado esta divina flor. »Tú eres la meridiana refulgente de caridad aquí, y allá en el suelo
Dante Alighieri (La Divina Comedia)
Hablar de extrarradio y de periferia significa hablar de clase obrera, de barrios humildes, bloques de ladrillo y hormigón, toldos verdes comidos por el sol, pisos sin ascensor y un porcentaje considerable de población migrante en edad de trabajar. Aunque se conocen como barrios de clase trabajadora, los habitan las personas sin empleo que se arriesgan a perder una muela por no poder empastarla.
Aida Dos Santos (Hijas del hormigón: Historias de clasismo, sexismo y violencia en las periferias españolas)
Os declaráis bajo el mal tan postrados y tan yertos, que habláis lo mismo que muertos a los que todo da igual. Y ante seres tan pasivos, en mi corazón se entabla la cuestión de ver si habla con los muertos o los vivos. Tan resignado, tan manso vuestro triste cuerpo va, que a mí me parecéis ya cadáveres sin descanso. Basta de resignación, de pies y de manos presos. ¿No tenéis alma en los huesos ni sangre en el corazón? ¿Campará el pájaro malo, y tendréis siempre a su antojo sonrisas para su ojo y espaldas para su palo? Cuerpo de hombre que se deja pisar, morir o matar, al cuello debe llevar el balido de la oveja. Nadie se deje morir mansa y silenciosamente, para que la humilde frente no le vengan a escupir. ¿Por qué no lleváis dispuesta contra cada villanía una hoz de rebeldía y un martillo de protesta?
Miguel Hernández (El labrador de más aire)
Con Ichimei descubrió las múltiples sutilezas del amor y del placer, desde la pasión desenfrenada y urgente, hasta esos momentos sagrados en que la emoción los elevaba y se quedaban inmóviles, tendidos frente a frente en la cama, mirándose a los ojos largamente, agradecidos de su suerte, humildes por haber tocado lo más hondo de sus almas, purificados por haberse desprendido de todo artificio y yacer juntos totalmente.
Isabel Allende (The Japanese Lover)
¿Existirá otra vida, en un mundo distinto, cuando esta acabe?”...», recuerda en Mi juventud. «Todos coincidíamos, en general, en que si uno trataba de dar lo mejor de sí mismo, de llevar una vida honorable, de cumplir con su deber, de ser leal con los amigos y amable con los débiles y los humildes, tendría poca importancia lo que creyera o no creyera. Supongo que esto es lo que hoy se denominaría “La religión de la mentalidad sana”.»
Andrew Roberts (Churchill: La biografía)
Cambiando de postura en el sillín, Adam pensó que la forma en que su humilde vida seguía los moldes de la literatura tenía algo como de metempsicosis. ¿O quizá -se preguntó, hurgándose la nariz- era consecuencia de estudiar tan detenidamente las estructuras de las frases de los novelistas ingleses? Uno se había resignado a no tener ya un lenguaje privado, pero se aferraba melancólicamente a la ilusión de poseer los hechos de su vida.
David Lodge (The British Museum Is Falling Down (King Penguin))
Arte poética Mirar el río hecho de tiempo y agua y recordar que el tiempo es otro río, saber que nos perdemos como el río y que los rostros pasan como el agua. Sentir que la vigilia es otro sueño que sueña no soñar y que la muerte que teme nuestra carne es esa muerte de cada noche, que se llama sueño. Ver en el día o en el año un símbolo de los días del hombre y de sus años, convertir el ultraje de los años en una música, un rumor y un símbolo, ver en la muerte el sueño, en el ocaso un triste oro, tal es la poesía que es inmortal y pobre. La poesía vuelve como la aurora y el ocaso. A veces en las tardes una cara nos mira desde el fondo de un espejo; el arte debe ser como ese espejo que nos revela nuestra propia cara. Cuentan que Ulises, harto de prodigios, lloró de amor al divisar su Itaca verde y humilde. El arte es esa Itaca de verde eternidad, no de prodigios. También es como el río interminable que pasa y queda y es cristal de un mismo Heráclito inconstante, que es el mismo y es otro, como el río interminable.
Jorge Luis Borges
Pienso en todas las cosas que se han escrito sobre mí: que soy un demonio inhumano, que soy una víctima inocente de un sinvergüenza que me forzó en contra de mi voluntad y con riesgo de mi propia vida, que era demasiado ignorante para saber comportarme y que el hecho de ahorcarme sería un asesinato judicial, que me gustan los animales, que soy muy guapa y tengo una tez preciosa, que tengo los ojos azules, que tengo los ojos verdes, que tengo el cabello cobrizo y que lo tengo también castaño, que soy alta y que no supero la talla media, que visto bien y con modestia, que robé a una muerta para vestir así, que soy enérgica y diligente en el trabajo, que soy de talante arisco y temperamento pendenciero, que mi aspecto es mejor que el que correspondería a una persona de mi humilde condición, que soy una buena chica de naturaleza dócil y nada malo se ha dicho de mí, que soy astuta y taimada, que tengo el cerebro reblandecido y soy poco más que una idiota. Y yo me pregunto cómo puedo ser todas esas cosas tan distintas al mismo tiempo.
Margaret Atwood (alias Grace)
Uma noite, cedo, fui experimentar se o céu escutara tão valiosas preces. Cheguei à porta da Adélia; e bati, tremendo todo, uma argoladinha humilde. O Senhor Adelino assomou à janela, em mangas de camisa. - Sou eu, Senhor Adelino - murmurei abjetamente e tirando o chapéu. - Queria falar à Adeliazinha. Ele rosnou para dentro, para a alcova, o meu nome. Creio mesmo que disse o carola. E lá do fundo, dentre os cortinados, onde eu a pressentia toda desalinhada e formosa, a minha Adélia gritou com furor: - Atira-lhe para cima dos lombos o balde da água suja! Fugi.
Eça de Queirós (A Relíquia)
No imaginéis que si conocéis a un hombre realmente, humilde será lo que la mayoría de la gente llama «humilde» hoy en día. No será la clase de persona untuosa y reverente que cesa de decir que él, naturalmente, no es nadie. Seguramente lo que pensaréis de él es que se trata de un hombre alegre e inteligente que pareció interesarse realmente en lo que vosotros le decíais a él. Si os cae mal será porque sentís una cierta envidia de alguien que parece disfrutar con tanta facilidad de la vida. Ese nombre no estará pensando en la humildad: no estará pensando en sí mismo en absoluto. Si
C.S. Lewis (Mero Cristianismo (Spanish Edition))
Para todo el que tiene miedo, está solo o se siente desdichado, el mejor remedio es salir al aire libre, a algún sitio en donde poder estar totalmente solo, solo con el cielo, con la naturaleza y con Dios. Porque solo entonces, solo así se siente que todo es como debe ser y que Dios quiere que los hombres sean felices en la humilde pero hermosa naturaleza. Mientras todo esto exista, y creo que existirá siempre, sé que toda pena tiene consuelo, en cualquier circunstancia que sea. Y estoy convencida de que la naturaleza es capaz de paliar muchas cosas terribles, pese a todo el horror.
Anne Frank (Diario de Anne Frank)
La mayoría de las personas son otras personas. Sus pensamientos son las opiniones de otro, su vida un remedo, sus pasiones una cita. Cristo no fue sólo el Individualista supremo, sino el primero de la Historia. Se ha querido hacer de él un vulgar Filántropo, como los espantosos filántropos del siglo diecinueve, o se le ha colocado como Altruista al lado de los acientíficos y los sentimentales. Pero en realidad no fue ni lo uno ni lo otro. Tiene compasión, naturalmente, de los pobres, de los que están encerrados en las cárceles, de los humildes, de los desdichados, pero tiene mucha más compasión de los ricos, de los hedonistas duros, de los que dilapidan su libertad en hacerse esclavos de las cosas, de los que visten telas suaves y viven en las casas de los reyes. La Riqueza y el Placer le parecían tragedias realmente mayores que la Pobreza y el Dolor. Y en cuanto al Altruismo, ¿quién supo mejor que él que es la vocación y no la volición lo que nos determina, y que no se pueden recoger uvas de los espinos ni higos de los cardos? Vivir para los demás como objetivo concreto y deliberado no fue su credo. No fue la base de su credo. Cuando dice: « Perdonad a vuestros enemigos», no lo dice por el bien del enemigo sino por el bien de uno mismo, y porque el Amor es más bello que el Odio. Cuando ruega al joven al que amó con verle: «Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres », no es en el estado de los pobres en lo que está pensando, sino en el alma del joven, el alma gentil que la riqueza estaba desfigurando. En su visión de la vida coincide con el artista que sabe que por la ley inevitable del propio perfeccionamiento el poeta ha de cantar, y el escultor pensar en bronce, y el pintor hacer del mundo espejo de sus estados de ánimo, tan seguro y tan cierto como que el majuelo ha de florecer en primavera, y el trigo llamear de oro al tiempo de la siega, y la Luna en sus ordenadas andanzas cambiar de escudo en hoz y de hoz en escudo.
Oscar Wilde (Obras - Coleccion de Oscar Wilde (Spanish Edition))
«Mientras exista este sol y este cielo tan despejado, y pueda yo verlo —pensé—, no podré estar triste.» Para todo el que tiene miedo, está solo o se siente desdichado, el mejor remedio es salir al aire libre, a algún sitio en donde poder estar totalmente solo, solo con el cielo, con la naturaleza y con Dios. Porque solo entonces, solo así se siente que todo es como debe ser y que Dios quiere que los hombres sean felices en la humilde pero hermosa naturaleza. Mientras todo esto exista, y creo que existirá siempre, sé que toda pena tiene consuelo, en cualquier circunstancia que sea. Y estoy convencida de que la naturaleza es capaz de paliar muchas cosas terribles, pese a todo el horror.
Anne Frank (Diario de Anne Frank)
Estes homens compunham-se de dois sentimentos muito simples e relativamente bons, mas que ele tornava quase maus de tanto os exagerar: o respeito pela autoridade e o ódio contra a rebelião;(...) Cobria de desprezo, de aversão e de asco todos os que tivessem transposto, mesmo que fosse só uma vez, o limite legal do mal. As suas opiniões eram absolutas e não admitia exceções. Partilhava inteiramente a opinião desses espíritos eextremistas que atribuem à lei humana um certo pdoer de fabricar demónios ou, se preferirem, de provar que eles existem, e que põem um infernal Estige no fundo da sociedade. Era estóico, sério, austero; tristemente ensismesmado e humilde e altivo como são os fanáticos.
Victor Hugo (Les Misérables)
Por isso ficou evidente que se alguém quisesse ampliar seu mundo, precisaria estar sempre diminuindo a si mesmo. Mesmo visões altivas, cidades altaneiras e pináculos vacilantes são criações da humildade. Os gigantes que pisam florestas como se pisassem relva são criações da humildade. Torres que desaparecem nas alturas acima da estrela mais solitária são criações da humildade. Pois nenhuma torre é altaneira se não olharmos para elas nas alturas; e nenhum gigante é gigante se não for maior do que nós. Todavia, toda essa gigantesca imaginação, que talvez seja o mais poderoso prazer do ser humano, é no fundo inteiramente humilde. É impossível, sem a humildade, desfrutar qualquer coisa que seja —mesmo o orgulho.
G.K. Chesterton (Ortodoxia (Clássicos MC) (Portuguese Edition))
Las palabras suaves alejan la ira, así como las palabras bruscas excitan la cólera incluso en un espíritu amable. El perdón hará que se ablande el corazón más arrogante, del mismo modo que el castigo endurecerá aun el más humilde… No quiero decir con esto que debamos perdonar a todos los criminales sin distinción, porque existe también la maldad incurable y persistente, que no entiende rasgo alguno de bondad. Un hombre que delinque de este modo tiene que ser eliminado en el acto como un cáncer del cuerpo político. Pero en el caso de los demás, cuyos errores, cometidos voluntariamente o no, se deben a la juventud o a la ignorancia o al error, creo que sólo debemos censurarlos, o castigarlos de la forma más leve posible”.
Robert Graves (I, Claudius (Armed Services edition))
Duas mães pedem a Deus, com devoção extrema, que livre seus filhos da dor, do sofrimento, do desaparecimento, da morte. Pedem todos os dias saúde e proteção para eles, como se pedissem, sufocadas, um pouco de ar para elas. Suplicam, sem coragem de duvidar que serão atendidas. Confiam. Entregam a Deus seus corações apertados e reconhecem humildes que amor demais é um despreparo para a dor. O flho de uma delas morre de maneira cruel e covarde. O filho da outra prossegue forte e abençoado. Uma conquista atrás da outra. A boa mãe do filho vivo agradece todos os dias. Não se cansa de dar graças: Deus é tão bom pra mim, ouve as minhas preces em seu coração generoso. Que testemunho sobre Deus a outra boa mãe, que sofre a perda brutal de um filho, deveria dar?
Carla Madeira (Tudo é Rio)
Pero estoy seguro de que, al llegar esta época del año, y dejando aparte la veneración debida a su nombre y origen sagrados (si es que se puede dejar aparte algo que le es tan propio), siempre he pensado que la Navidad era una buena época: una época amable, benévola, caritativa, placentera; la única época, que yo sepa, del largo calendario del año en la que hombres y mujeres parecen abrir de común acuerdo sus corazones cerrados y considerar a las gentes humildes como verdaderos compañeros de viaje hacia la tumba, y no como criaturas de otra raza que viajan hacia destinos diferentes. Y por eso, tío, aunque la Navidad nunca me ha metido una migaja de oro o de plata en el bolsillo, creo que me ha hecho bien y que seguirá haciéndomelo, y digo: ¡Bendita sea!
Charles Dickens (A Christmas Carol)
La novelista Anna Lamott describe muy bien esa historia del ego. “Si no tenemos cuidado —les advierte a los escritores jóvenes—, la emisora ‘Estamos jodidos’ sonará en nuestra cabeza las veinticuatro horas del día, sin descanso y en estéreo”. Del parlante derecho del oído interno saldrá la infinita retahíla de la autoexaltación, la explicación de por qué uno es tan especial, abierto, talentoso, brillante, conocedor, incomprendido y humilde. Del parlante izquierdo saldrán las canciones de rap del autoaborrecimiento, las listas de todas las cosas que uno hace mal, de todos los errores que ha cometido en el día y a lo largo de toda la vida, las dudas, la afirmación de que todo lo que uno toca se daña, de que no es bueno para las relaciones interpersonales, que uno es un
Ryan Holiday (El ego es el enemigo)
— A buena fe, señor —respondió Sancho—, que no hay que fiar en la descarnada, digo, en la muerte, la cual también come cordero como carnero; y a nuestro cura he oído decir que con igual pie pisaba las altas torres de los reyes como las humildes chozas de los pobres. Tiene esta señora más de poder que de melindre: no es nada asquerosa, de todo come y a todo hace, y de toda suerte de gentes, edades y preeminencias hinche sus alforjas. No es segador que duerme las siestas, que a todas horas siega, y corta así la seca como la verde yerba; y no parece que masca, sino que engulle y traga cuanto se le pone delante, porque tiene hambre canina, que nunca se harta; y, aunque no tiene barriga, da a entender que está hidrópica y sedienta de beber solas las vidas de cuantos viven, como quien se bebe un jarro de agua fría.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha)
O tempo é o maior tesouro de que um homem pode dispor; embora inconsumível, o tempo é o nosso melhor alimento; sem medida que o conheça, o tempo é contudo nosso bem de maior grandeza: não tem começo, não tem fim; é um pomo exótico que não pode ser repartido, podendo entretanto prover igualmente a todo mundo; onipresente, o tempo está em tudo; existe tempo, por exemplo, nesta mesa antiga: existiu primeiro uma terra propícia, existiu depois uma árvore secular feita de anos sossegados, e existiu finalmente uma prancha nodosa e dura trabalhada pelas mãos de um artesão dia após dia; existe tempo nas cadeiras onde nos sentamos, nos outros móveis da família, nas paredes da nossa casa, na água que bebemos, na terra que fecunda, na semente que germina, nos frutos que colhemos, no pão em cima da mesa, na massa fértil dos nossos corpos, na luz que nos ilumina, nas coisas que nos passam pela cabeça, no pó que dissemina, assim como em tudo que nos rodeia; rico não é o homem que coleciona e se pesa no amontoado de moedas, e nem aquele, devasso, que se estende, mãos e braços, em terras largas; rico só é o homem que aprendeu, piedoso e humilde, a conviver com o tempo, aproximando-se dele com ternura, não contrariando suas disposições, não se rebelando contra o seu curso, não irritando sua corrente, estando atento para o seu fluxo, brindando-o antes com sabedoria para receber dele os favores e não a sua ira; o equilíbrio da vida depende essencialmente deste bem supremo, e quem souber com acerto a quantidade de vagar ou a de espera, que se deve pôr nas coisas, não corre nunca o risco, ao buscar por elas, de defrontar-se com o que não é.
Raduan Nassar (Lavoura Arcaica)
«La tristeza que causa un arrepentimiento saludable es propia del hombre obediente, afable, humilde, dulce, suave y paciente, porque deriva del amor de Dios. Sufre infatigable el dolor físico y la contrición del espíritu, gracias al vivo deseo que le anima de perfección. Es también alegre y en cierto modo se siente como robustecido por la esperanza de su aprovechamiento; conserva de continuo el hechizo y el encanto de la afabilidad y de la longanimidad, y posee en sí todos los frutos del Espíritu Santo... La tristeza diabólica es diametralmente opuesta. Es áspera, impaciente, dura, llena de amargor y disgusto, y le caracteriza también una especie de penosa desesperación. Cuando se apodera de un alma, la priva y aparta de cualquier trabajo y dolor saludable. Ello obedece a que es una pasión irracional, y no sólo impide y frustra por completo la eficacia de la oración, sino que malogra los frutos espirituales que dijimos causaba la tristeza santa o de Dios» (Juan Casiano, Inst. cenob. IX, 11).
Fernando Rivas Rebaque (Terapia de las enfermedades espirituales en los padres de la Iglesia (colección Betel) (Spanish Edition))
Antonieta y Luis XVI representan, en todas sus facultades y cualidades, una antítesis de manual. Él pesado, ella ligera, él torpe, ella flexible, él congestivo, ella burbujeante, él obtuso, ella llameante. Y yendo más a lo intelectual: él indeciso, ella decidida con demasiada rapidez, él de lenta reflexión, ella espontánea en el sí y el no, él mojigato y estrictamente creyente, ella dichosamente enamorada del mundo, él humilde y modesto, ella coqueta y segura de sí, él puntilloso, ella distraída, él ahorrador, ella derrochadora, él excesivamente serio, ella desmedidamente juguetona, él fondo de pesada marea, ella espuma y baile de las olas. Como mejor se siente él es solo, ella en ruidosa compañía; él gusta de comer mucho y beber vino espeso, con placer obtuso y animal, ella nunca toca el vino, come poco y con presteza. El elemento de él es el sueño, el de ella la danza, su mundo el día, el de ella la noche. Así van las agujas de los relojes de su vida, constantemente enfrentadas como el sol y la luna.
Stefan Zweig (María Antonieta)
15 de agosto de 1343 Misa solemne de campaña El ejercito entero, concentrado en la playa, rendia culto a la Virgen de la Mar. Pedro III habia cedido a las presiones del Santo Padre y pactado una tregua con Jaime de Mallorca. El rumor corrio entre el ejercito. Arnau no escuchaba al sacerdote; pocos lo hacian, la mayoria tenia el rostro contrito. La Virgen no consolaba a Arnau. Habia matado. Habia talado arboles. Habia arrasado vinas y campos de cultivo ante los asustados ojos de los campesinos y de sus hijos. Habia destruido villas enteras y con ellas los hogares de gentes de bien. El rey Jaime habia conseguido su tregua y el rey Pedro habia cedido.Arnau recordo las arengas de Santa Maria de la Mar: "Cataluna os necesita! El rey Pedro os necesita! Partid a la guerra!". Que guerra? Solo habian sido matanzas. Escaramuzas en las que los unicos que perdieron fueron las gentes humildes, los soldados leales… y los ninos, que pasarian hambre el proximo invierno por falta de grano. Que guerra? La que habian librado obispos y cardenales, correveidiles de reyes arteros? El sacerdote proseguia con su homilia pero Arnau no escuchaba sus palabras. Para que habia tenido que matar? De que servian sus muertos? La misa finalizo. Los soldados se disolvieron formando pequenos grupos. - Y el botin prometido? - Perpiñan es rica, muy rica -oyo Arnau. - Como pagara el rey a sus soldados si ya antes no podia hacerlo? Arnau deambulaba entre los grupos de soldados. Que le importaba a el el botin? Era la mirada de los niños lo que le importaba; la de aquel pequeño que, agarrado a la mano de su hermana, presencio como Arnau y un grupo de soldados arrasaban su huerto y esparcian el grano que debia sustentarles durante el invierno. Por que?, le preguntaron sus ojos inocentes. Que mal os hemos hecho nosotros? Probablemente los niños fueran los encargados del huerto, y permanecieron alli, con las lagrimas cayendo por sus mejillas, hasta que el gran ejercito catalan termino de destruir sus escasas posesiones. Cuando terminaron, Arnau ni siquiera fue capaz de volver la mirada hacia ellos.
Ildefonso Falcones (La catedral del mar (La catedral del mar, #1))
Assim, pois, meu velho confidente, num espírito de congraçamento, antes que nos juntemos aos demais - os que estão encalhados aí por toda parte, inclusive, estou certo, os loucos do volante de meia-idade que insistem em nos mandar para a Lua, os vagabundos que se crêem iluminados por Buda, os fabricantes de cigarros com filtros para homens que sabem escolher o melhor, os beatniks, os mal-ajambrados e os petulantes, os adeptos de cultos obscuros, todos os imponentes peritos que tão bem sabem o que devemos ou não fazer com nossos humildes órgãos sexuais, todos os jovens barbudos, orgulhosos e iletrados, bem como os guitarristas sem talento, os assassinos do budismo zen e os delinquentes juvenis de roupas padronizadas, todos esses que, do alto da sua infinita ignorância, olham para este esplêndido planeta onde (por favor, não me interrompa agora) passaram o Biriba, Cristo e Shakespeare -, antes de nos juntarmos a todos eles, eu muito particularmente lhe peço, velho amigo (para dizer a verdade, quase imploro), que aceite de mim este despretensioso buquê de recém-desabrochados parênteses: ((((())))).
J.D. Salinger (Raise High the Roof Beam, Carpenters & Seymour: An Introduction)
Tengo que ser yo mismo. No puedo quebrantarme más por ti. Si podéis amarme por lo que soy, seremos más felices. Si no podéis, trataré sin embargo de merecer que me améis. No ocultaré mis gustos y mis aversiones. Confío tanto en que todo lo que es profundo es santo, que ejecutaré sin vacilar cuanto me alegra íntimamente, y el corazón me manda. Si sois nobles, os amaré; si no lo sois, no os deshonraré ni me deshonraré a mí mismo con hipócritas atenciones. Si sois sinceros, pero no interpretáis la verdad como yo, uníos a vuestros compañeros; yo buscaré los míos; no obro de este modo por egoísmo, sino humilde y sinceramente. Es vuestro interés y el mío y el de todos los hombres vivir en la verdad, aunque hayamos sido mucho tiempo esclavos de la mentira. ¿Os suena esto duramente hoy? Pronto amaréis lo que prescribe vuestra naturaleza, lo mismo que la mía, y si seguimos a la verdad, ella nos llevara a lugar seguro. Pero de ese modo podéis causar dolor a estos amigos. Sí; pero yo no puedo vender mi libertad y mi poder para ahorrarles ese dolor. Además, todas las personas tienen horas de lucidez cuando se elevan a la región de la verdad absoluta; entonces me darán la razón y me imitarán.
Ralph Waldo Emerson (Self Reliance)
Todos tenemos derecho a beber sake, pero si nos convencemos de que no nos concierne en absoluto, podremos entrar en una bodega sin pensar siquiera en beber. Quizá lo único que evita que nos convirtamos en ladrones es que logremos aclimatarnos desde pequeños al estado de las cosas. Un estado, por otro lado, que es consecuencia directa de anestesiar una parte de nuestra condición humana. De manera que si seguimos adelante, complacidos con nosotros mismos, terminaremos por transformarnos en idiotas. Nadie pretende que los demás acaben robando, obviamente, pero en mi humilde opinión lo más virtuoso que se puede hacer por otra persona es ayudarla a desarrollar al máximo sus capacidades. Si mi yo de entonces hubiera sobrevivido hasta el momento presente sin cambios, ahora sería obediente, y trabajador, pero también un perfecto idiota. Probablemente peor que eso. Resulta obvio para cualquiera que se tome la molestia de analizarlo un poco. Se supone que los seres humanos tienen que enfadarse, se supone que deben rebelarse. Es su naturaleza. Obligarse a convertirse en una criatura que no se irrita por nada, que nunca se revuelve, equivale a ser un idiota. Como mínimo, arruinaremos nuestra salud. Si a alguien no le gusta lo que digo, debería organizar su vida para no enfadarse ni rebelarse nunca.
Natsume Sōseki (The Miner (English and Japanese Edition))
- "...Intelectual marginal que no negociaba principios ni cedía terreno ante las presiones de una sociedad mediocre y deshonesta..." - "Si hay algo que nos ha enseñado el Maestro es que todo esto es un sueño, una ilusión, ilusión sobre ilusión, y que la única realidad, el único sustrato que vale la pena defender, es la potencia espiritual de la vida, esa fuerza avasalladora que trasciendo toda materialidad" - "¿Y qué era Cristo?¿Un revolucionario, un profeta que deseaba liberar al pueblo judío en contra del imperio romano? No, era un pensador que anhelaba, de manera radical, que nadie estuviera por debajo de otro, que nadie se arrogara el derecho de sentirse superior a otros y que terminara oprimiéndolos, explotándolos, esclavizándolos. ¿se rodeó Jesús de prestamistas, comerciantes y aristócratas? No, estuvo rodeado de pescadores humildes, carpinteros y prostitutas. ¿y no dijo acaso, que era más fácil que un camello pasara por el ojo de una aguja a que un rico entrara al reino de los cielos? ¿A qué se refería con esa frase tan dura y excluyente? A que su mensaje liberador no lo podían entender quienes aplastaban y oprimían a los demás, sino los del bando contrario: los que no tenían con qué comerciar, los que carecían de techo seguro para dormir. Por eso, un auténtico cristiano está muy cerca del anarquismo y encuentra en él quizás el último humanismo posible.
Mario Mendoza (Buda Blues)
Acabada la comida, el notario se fue a su estudio a dormitar en un diván, la madre salió a regar las flores. Pilar se puso a leer una revista y Valentina y yo discutimos sobre materias graves. Una de ellas —nada menos— la iglesia donde nos casaríamos un día. Estábamos de acuerdo en que el amor libre no estaba bien y era necesario el matrimonio. Así, pues, nos casaría mosén Joaquín y, puestos a elegir la iglesia, después de nombrar todas las del pueblo, propuse yo la ermita de San Cosme y San Damián, antigua y de bastante fama, que estaba precisamente cerca de la Herradura. Valentina aprobó mi idea con entusiasmo. —Estando tan lejos la ermita —decía razonable como siempre— sólo se molestarán en venir a la boda los amigos verdaderos. No gustaba ella de la gente hipócrita, como Pilar, por ejemplo. Yo tampoco. La cocinera, al oír lo de San Cosme y San Damián soltó a reír con un fondo maligno que yo no sabía cómo entender. Se asomaba a la puerta y me miraba con sorna. Yo despreciaba en todo caso el mundo de las cocineras. Pero ella volvía con sus risas. Más tarde supe que aquella ermita era la que preferían para casarse las campesinas que no habían tenido paciencia para esperar o no habían podido resistir la impaciencia del novio. Es decir, que las mujeres que se casaban allí estaban visiblemente encintas. Solía suceder entre campesinos y gente humilde. La cocinera representaba, una vez más, la procaz realidad interfiriendo en nuestro sentido angélico de las cosas.
Ramón J. Sender (Crónica del alba, 2)
Ahora tengo sueño, digo yo, como si fuera el eco del doctor Pasavento. Y tengo la impresión de que, con mi posición de escribiente, iluminado por la luz de una imaginaria luna menguante, recuerdo las humildes posiciones de aquellos personajes de Walser de los que Walter Benjamin decía que parecían provenir de la noche más oscura, personajes que venían del sueño de una noche veneciana y que lo que lloraban era prosa. “Pues el sollozo”, decía Benjamin, “es la melodía del parloteo de Walser”. Son personajes que no han renunciado a su componente infantil, seguramente porque nunca fueron niños. Les horroriza la idea de que, por cualquier circunstancia ajena a sus deseos, puedan llegar a tener éxito en la vida. ¿Y por qué les horroriza tanto? Desde luego no por sentimientos como el desprecio o el rencor, sino, como dice Benjamin, en sus líneas dedicadas a Walser, por motivos del todo epicúreos. Quieren vivir con ellos mismos. No necesitan a nadie. Son seres a los que su propia naturaleza aleja de la sociedad y que, en contra de lo que pueda pensarse, no necesitan ninguna ayuda, pues si quieren seguir siendo de verdad sólo pueden alimentarse de sí mismos. Proceden, o aparentan proceder, de las praderas de Appenzell y su vida empieza donde acaban los cuentos. “Y si no han muerto, entonces es que hoy viven todavía”, dice Walser de los personajes de esos cuentos. Y nos muestra a continuación cómo viven y a qué se dedican, nos explica qué es lo suyo. Hay días en que lo suyo es ser como coches fúnebres que van a todas partes menos al cementerio. Y otros en los que lo suyo son textos, ensayos errantes, microgramas, furtivas conversaciones con un botón, ilusorios papelillos, pequeña prosa, tentativas de escribir para ausentarse, cigarrillos efímeros y cosas por el estilo.
Enrique Vila-Matas (Doctor Pasavento)
Es indudable y evidente que no son cristianos si creemos lo que ha dicho el Señor: los cristianos viven en santidad, ellos viven en iniquidad; los cristianos aman a Dios, ellos aman al mundo; los cristianos son humildes, ellos son orgullosos; los cristianos son amables, ellos son impulsivos; los cristianos tienen el sentir que hubo también en Cristo Jesús,19 ellos están muy lejos de alcanzarlo. Por lo tanto son tan cristianos como son arcángeles. Sin embargo, creen que lo son y pueden presentar numerosas razones para probarlo. En primer lugar, durante toda su vida los han llamado así, y fueron bautizados hace muchos años; han adoptado «las ideas cristianas», comúnmente llamadas fe cristiana o católica; usan «formas de culto cristianas», como lo hicieron sus padres antes que ellos, y, finalmente, viven una «buena vida cristiana» al igual que el resto de sus vecinos. ¿Quién, entonces, se atreverá a pensar o decir que estas personas no son cristianas? Sin embargo, no tienen un ápice de auténtica fe en Cristo o de verdadera santidad interior. ¡Jamás han experimentado el amor de Dios o fueron hechos partícipes del Espíritu Santo!20 17. ¡Pobre gente! No hacen otra cosa que engañarse a sí mismos. Ustedes no son cristianos; son entusiastas en grado sumo. Me podrán decir: «Médico, cúrate a ti mismo».21 De acuerdo, pero primero deben conocer qué enfermedad tienen. Toda su vida se reduce al entusiasmo, en el sentido de que viven imaginando que recibieron la gracia de Dios cuando no es así. Como consecuencia de este tremendo error, continúan equivocándose día tras día, hablando y actuando bajo una apariencia que en verdad no les pertenece. De aquí surge esa incoherencia tan palpable y visible que atraviesa todas sus acciones, y que es una extraña mezcla de paganismo real y cristianismo imaginario. Sin embargo, como tienen a la gran mayoría de su lado, guiándose por los números siempre podrán argumentar que son las únicas personas en su sano juicio, y que son dementes quienes no compartan sus ideas. Pero esto no altera la verdadera naturaleza de las cosas. Ante los ojos de Dios y de sus ángeles, y aun ante los hijos de Dios en la tierra, ustedes no son otra cosa que dementes, entusiastas nada más.
Justo L. González (Obras de Wesley, Tomo I-II)
Nunca podré dejar de maravillarme de que esta carne sostenida por sus vértebras, este tronco unido a la cabeza por el istmo del cuello y que dispone simétricamente sus miembros en torno a él, contengan y quizá produzcan un espíritu que saca partido de mis ojos para ver y de mis movimientos para palpar... Conozco sus límites y sé que le faltará tiempo para llegar más allá, y asimismo fuerza, si por casualidad le fuera concedido el tiempo. Pero existe y, en estos momentos, él es Aquel que Es. Sé que se equivoca y yerra, que a menudo interpreta torcidamente las lecciones que el mundo le dispensa, pero también sé que hay en él algo que le permite conocer y en ocasiones rectificar sus propios errores. He recorrido al menos una parte de la bola del mundo en que nos hallamos; estudié el punto de fusión de los metales y la generación de las plantas; he observado los astros y examiné el interior de los cuerpos. Soy capaz de extraer de este tizón que ahora levanto la noción de peso, y de esas llamas la noción de calor. Sé que no sé lo que no sé; envidio a aquellos que sabrán más que yo, pero también sé que tendrán que medir, pesar, deducir y desconfiar de sus deducciones exactamente igual que yo, y ver en lo falso parte de lo verdadero, y tener en cuenta en lo verdadero la eterna mixtión de lo falso. Jamás me agarré a una idea por temor al desamparo en que caería sin ella. Nunca aliñé un hecho verdadero con la salsa de la mentira, para hacerme su digestión más fácil. Nunca deformé el parecer del adversario para llevar la razón más fácilmente, ni siquiera, durante el debate sobre el antimonio, el de Bombast, que no me lo agradeció. O más bien sí: me sorprendí haciéndolo y cada vez que esto ocurrió, me reñí a mí mismo como se riñe a un criado poco honrado, y no me devolví mi confianza hasta obtener de mí mismo la promesa de hacer las cosas mejor. He soñado mis sueños; no pretendo que sean más que sueños. Me guardé muy bien de hacer de la verdad un ídolo, prefiriendo dejarle su nombre más humilde de exactitud. Mis triunfos y mis riesgos no son los que se cree; existen glorias distintas de la gloria y hogueras distintas de la hoguera. He llegado casi a desconfiar de las palabras. Moriré un poco menos necio de lo que nací.
Marguerite Yourcenar (Opus nigrum)
A Isto chamam a vida. A este vazio. A este não saber que fazer das mãos quando, enfim, da máquina (da prostituição) as mãos se libertaram. A esta mesquinha oscilação entre nada e coisa nenhuma chamam vida. Enquanto nos comem a carne. A vida, no meu caso, António Almeida, de um funcionário exemplar. Dias cautelosos, anos silenciosos de obediência, cursivo distinto, camisa no fio mas limpa, como tem passado Vossa Excelêncía, etc. E a boca seca. E um cordão de císco na garganta, a palavra sempre adiada. A isto, ao meu barro domesticado, a esta voz dócil, ajoelhada, chamam vida; dócil, e na terra derramada. Aqui estou pois sentado na vida. Impotente. Como quem se senta num túmulo. Os braços, as pernas paralisadas. A cabeça cheia de fórmulas sem sentido — cheia de pedras. Pedras de cenário. O sangue parado nas veias, apodrecido por um dique (o Chefe impera do alto da sua própria solidão e sussurra entre dentes, içando lentamente os olhos por cima dos óculos: «um bom funcionário jamais se apaixona, rapazes; lembrai a eficiência das máquinas; das formigas»); o sangue gelado, contido em seus vasos e controlado pelas conveniências — que palavra (de vidro mas não transparente): conveniências. E que dizer do sexo? Dos rios logo ressequidos que um dia iluminaram o meu sexo? Minha mulher que o diga, ela também apodrecida. Se ao menos eu pudesse correr, blasfemar, trepar às montanhas — eu que tenho medo e não sei fazer revoluções, nem falar delas; correr durante cinco anos e durante outros tantos esconder-me numa toca. Mas de que serve queixar-me? Comigo falo. De que te serve, companheiro, ranger os dentes? E nada resolve correr ou ser dócil ou sentar-me junto ao fogo. E da violência? Que dizer dessa cabra? A morte continua do ventre ao túmulo — e chamam-lhe (sem ironia!) vida. Através deste caminho obscuro tomo nas mãos as contradições da vida, essa que, ao mesmo tempo, é, deveria ser, truculenta festa da carne, tumultuosa festa do espírito. É, deveria ser, uma cerimónia da qual sempre saíssemos feridos, amputados, refeitos — e mais velhos, e mais cansados, e mais humildes — mas sem este sabor na boca, este sabor que posso apenas situar entre nada e coisa nenhuma. Nem cúmplices da terra somos; nem quase já linguagem tem o nosso corpo… As Férias ou o Tema do Funcionário Cansado, 1967, incluído na recolha Contos da Morte Eufórica, (Dom Quixote, 1984)
Casimiro de Brito (Contos da Morte Eufórica)
evitad al principio las formas demasiado comunes y habituales: son las más difíciles, ya que es necesario contar con una gran fuerza y madurez para ofrecer algo propio allí donde se cuenta con una tradición amplia y de calidad, además de con numerosos ejemplos brillantes. Así os liberaréis de los motivos comunes y podréis decantaros por aquellos que constituyen vuestro propio día a día; describid vuestras tristezas y deseos, los pensamientos pasajeros y la creencia en alguna belleza. Describidlo todo con franqueza íntima, tranquila y humilde y emplead para describirla las cosas de vuestro entorno, las imágenes de vuestros sueños y los objetos de vuestros recuerdos. Si vuestra vida diaria os parece pobre, no le echéis la culpa; culpaos a vos, decíos que no sois lo suficientemente poeta como para invocar sus riquezas, ya que para el creador no existe la pobreza ni ningún lugar pobre o indiferente. Y si os encontrarais en una prisión cuyas paredes no os permitieran percibir ninguno de los sonidos del mundo, ¿acaso no tendríais aún vuestra infancia, las deliciosas riquezas dignas de un rey que descansan en la cámara del tesoro de la memoria? Dirigid allí vuestra atención. Intentad sacar a la luz las sensaciones sumergidas en ese pasado tan amplio; vuestra personalidad se verá reforzada, vuestra soledad se ampliará y se convertirá en una vivienda en penumbras ante la que no se detiene el lejano ruido de los otros. Y cuando surjan versos a partir de este giro hacia el interior, de esta profundización en el propio mundo, entonces no se os ocurrirá preguntarle a nadie si son buenos versos. Tampoco intentaréis conseguir que las revistas se interesen por estos trabajos, pues veréis en ellos una posesión querida y natural, una parte y una voz de vuestra propia vida. Una obra de arte es buena si surgió de la necesidad. En la forma en la que se originó se haya su valoración, no hay otro juicio. Por eso, estimado señor, no sabría daros otro consejo que no fuera este: adentraos en vos mismo e inspeccionad las profundidades de donde surge la vida; en su manantial encontraréis la respuesta a la pregunta de si tenéis que crear. Tomadla tal y como suena, sin interpretaciones. Quizá resulte que estáis llamado a ser artista. Entonces aceptad vuestro destino y cargad con él, con su peso y su grandeza, sin preguntar por la recompensa que pudiera venir del exterior. El creador debe ser un mundo en sí mismo y tiene que poder encontrar todo en él y en la naturaleza a la que se ha unido.
Rainer Maria Rilke (Cartas a un joven poeta / Elegías de Duino)
El coche se había ido, pero había dejado tras él una tenue onda que fluía por las tiendas de guantes, las sombrererías y sastrerías a ambos lados de Bond Street. Durante treinta segundos todas las cabezas apuntaron en la misma dirección - la ventanilla. Mientras escogían un par de guantes - ¿hasta el codo o más arriba, color limón o gris pálido? - las señoras se interrumpieron; al terminar la frase algo había ocurrido. En algunos casos algo tan nimio que su vibración no la podía registrar ningún instrumento matemático, por muy capaz que éste fuera de transmitir sacudidas y terremotos hasta China; y eso que era impresionantemente rotundo y a la vez emotivo por cuanto que su efecto se dejaba sentir en todo el mundo; porque en todas las sombrererías y sastrerías los clientes, extraños entre sí, se miraron y pensaron en los muertos; en la bandera; en el Imperio. En la taberna de una callejuela un alguien de las colonias profirió insultos contra la Casa de Windsor, lo cual derivó en improperios, jarras de cerveza rotas y una algarabía general que, singularmente, resonó como un eco al otro lado de la calle, hasta llegar a los oídos de las chicas que estaban comprando lencería blanca, de lazos de seda pura, para sus bodas. Porque la agitación superficial que el coche provocaba a su paso, tocaba y rasgaba algo muy profundo. Deslizándose por Piccadilly el coche dobló por St. James's Street. Unos hombres altos, de físico robusto, hombres trajeados, con sus chaqués y levitas, sus pañuelos blancos y pelo peinado hacia atrás, que por razones difíciles de dilucidar, estaban de pie en el mirador de White, las manos tras la cola del chaqué, vigilando, percibieron instintivamente que la grandeza pasaba ante ellos, y la pálida luz de la presencia inmortal descendió sobre ellos, como había descendido sobre Clarissa Dalloway. Inmediatamente se irguieron más si cabe, retiraron sus manos de la espalda, y parecía que estuviesen en disposición de acatar las órdenes de su Soberano, hasta la misma boca del cañón, si fuera necesario, igual que sus antepasados lo hicieran en otros tiempos. Parecía que los bustos blancos y las mesitas, en segundo plano, con algunas botellas de soda encima y cubiertas de ejemplares del 'Tatler', asentían; parecía que señalaban la abundancia del trigo y las casas de campo de Inglaterra; y que devolvían el tenue murmullo de las ruedas de coche, como los muros de una galería humilde devuelven el eco de un susurro convertido en voz sonora debido a la fuerza de toda una catedral.
Virginia Woolf (Mrs. Dalloway)
Instintivamente nos sentimos inclinados a amar lo que nos causa placer y ¿hay algo que más gozo pueda proporcionarnos que un rostro hermoso, por lo menos cuando no sabemos nada en desdoro de su poseedor? Una niña ama a su pajarito... ¿Por qué? Porque vive y siente; porque es tan incapaz de defenderse como de causar daño. Sin embargo, el sapo también vive y siente, y es igualmente indefenso e inofensivo, pero, aunque ella no se sienta inclinada a causar al animal ningún mal, tampoco lo ama como al pájaro, de graciosa figura, suave plumaje y ojos brillantes y parlanchines. La mujer amable y bella es elogiada por ambas cualidades, pero en especial por la segunda; si, por el contrario, es desagradable de rostro y carácter, su fealdad será considerada poco menos que un crimen, ya que para el observador común esta es la peor ofensa, mientras que si es de aspecto vulgar y bondadoso corazón, nadie se entera de estas cualidades, excepto los que la tratan íntimamente. Otros, en cambio, se formarán encontradas opiniones sobre su ineligencia y su carácter, aunque sea tan solo por disculpar la instintiva repulsión que experimentan por quien tan poco tiene que agradecer a la naturaleza, sucediendo el caso opuesto cuando el exterior hermoso oculta un corazón perverso, pues la así dotada consigue que se le toleren defectos y flaquezas que a otra no se le consentirían. Las que poseen belleza, que se sientan agradecidas de tal don y hagan buen uso de él, como si se tratara de una cualidad intelectual; las que no la poseen, que se consuelen y hagan cuanto puedan sin ella. La belleza, aunque susceptible de ser sobrevalorada, es un don divino, que no debe despreciarse. Esto lo comprenderán bien todos aquellos que han experimentado la sensación de amar y cuyos corazones les dicen que son dignos de ser amados nuevamente; mientras que la falta de esta o cualquier otra condición superficial, puede hacerlos absolutamente incapaces de dar y recibir esa felicidad que parecen destinados a sentir y comunicar a los demás. Mal obraría la humilde luciérnaga despreciando esa facultad de producir luz sin la cual la mosca pasaría volando un y mil veces por su lado, sin detenerse jamás a descansar junto a ella. La luciérnaga oiría el rumor de las alas de la mosca, por encima, a su alrededor, y en vano trataría de dar a conocer su presencia, careciendo de los medios para que aquella fuese advertida, sin voz para llamarla, sin alas para perseguirla... Y finalmente, cansada de aletear, la mosca buscaría otro compañero, dejando a la luciérnaga vivir y morir sola.
Anne Brontë (Agnes Grey)
Quanto mais alta é a posição de um homem, tanto mais é instável; e quanto mais terrível sua queda pode ser, tanto mais ele tem fé na duração ilimitada da organização existente, que lhe permite cometer violências e crueldades com a maior e a mais perfeita tranquilidade de espírito, como se não agisse por interesse próprio, mas somente por interesse do regime. Tal é a situação de todos os funcionários que ocupam posições mais lucrativas do que as que poderiam ocupar com outra organização; dos mais humildes policiais à mais alta autoridade.
Leo Tolstoy
Hay un dicho tibetano que afirma que la sabiduría, al igual que el agua de la lluvia, se recoge en lugares bajos. Y hay otro que se pregunta dónde empieza antes la floración primaveral, ¿en las cumbres o abajo, en los valles? El crecimiento siempre comienza en los sitios más bajos. Lo mismo sucede si eres humilde, pues existe la posibilidad de seguir aprendiendo. Por eso suelo decir a la gente que, a pesar de mis ochenta años, sigo considerándome un aprendiz.
Dalai Lama XIV (El libro de la alegría: Alcanza la felicidad duradera en un mundo en cambio constante)
Meu Deus, me dê a coragem de viver trezentos e sessenta e cinco dias e noites, todos vazios de Tua presença. Me dê a coragem de considerar esse vazio como uma plenitude. Faça com que eu seja a Tua amante humilde, entrelaçada a Ti em êxtase. Faça com que eu possa falar com este vazio tremendo e receber como resposta o amor materno que nutre e embala. Faça com que eu tenha a coragem de Te amar, sem odiar as Tuas ofensas à minha alma e ao meu corpo. Faça com que a solidão não me destrua. Faça com que minha solidão me sirva de companhia. Faça com que eu tenha a coragem de me enfrentar. Faça com que eu saiba ficar com o nada e mesmo assim me sentir como se estivesse plena de tudo. Receba em teus braços meu pecado de pensar.
Clarice Lispector (Um Sopro de Vida)
Almorzó con fruición su almuerzo de todos los días: un par de huevos fritos, un bisteque con patatas y un trozo de queso Gruyere. Tomó luego su café y se tendió en la mecedora. Encendió un habano, se lo llevó a la boca, y diciéndose: «¡Ay, mi Eugenia!» se dispuso a pensar en ella. «¡Mi Eugenia, sí, la mía —iba diciéndose—, esta que me estoy forjando a solas, y no la otra, no la de carne y hueso, no la que vi cruzar por la puerta de mi casa, aparición fortuita, no la de la portera! ¿Aparición fortuita? ¿Y qué aparición no lo es? ¿Cuál es la lógica de las apariciones? La de la sucesión de estas figuras que forman las nubes de humo del cigarro. ¡El azar! El azar es el íntimo ritmo del mundo, el azar es el alma de la poesía. ¡Ah, mi azarosa Eugenia! Esta mi vida mansa, rutinaria, humilde, es una oda pindárica tejida con las mil pequeñeces de lo cotidiano. ¡Lo cotidiano! ¡El pan nuestro de cada día, dánosle hoy! Dame, Señor, las mil menudencias de cada día. Los hombres no sucumbimos a las grandes penas ni a las grandes alegrías, y es porque esas penas y esas alegrías vienen embozadas en una inmensa niebla de pequeños incidentes, y la vida es esto, la niebla. La vida es una nebulosa. Ahora surge de ella Eugenia. ¿Y quién es Eugenia? Ah, caigo en la cuenta de que hace tiempo la andaba buscando. Y mientras yo la buscaba ella me ha salido al paso. ¿No es esto acaso encontrar algo? Cuando uno descubre una aparición que buscaba, ¿no es que la aparición, compadecida de su busca, se le viene al encuentro? ¿No salió la América a buscar a Colón? ¿No ha venido Eugenia a buscarme a mí? ¡Eugenia! ¡Eugenia! ¡Eugenia!
Miguel de Unamuno (Niebla)
El papa emérito contrapone la contemplación y la oración a las pequeñas ambiciones terrenales. Es un testigo humilde del absoluto divino: ¡solo Dios basta!
Robert Sarah (Se hace tarde y anochece (Spanish Edition))
eligen ser más grandes que humildes, por eso se hacen vanos en sus pensamientos.
Thomas à Kempis (Imitacion de Cristo)
clérigo, muy relacionado con la familia real, escuchó durante horas la confesión y reconfortó al reo. Luego Luis cenó, tomando como postre vino dulce de Málaga, y se acostó por última vez, para despertarse a las cinco de la mañana. Ya era el día. Le iban a matar. Se vistió, escuchó la misa oficiada por Edgeworth y poco después salió al patio para encaramarse a un carro que iba a hacer las veces de transporte hasta el cadalso. Su último vehículo, y probablemente el más humilde que jamás utilizó. Finalmente llegaron a la actual plaza de la
Íñigo Bolinaga (Breve historia de la Revolución Francesa (Spanish Edition))
En estos días yo pienso mucho en San José. Fue padre putativo de Jesús, es decir, figuró como su padre sin serlo verdaderamente. (Eso explica por qué a los que se llaman José les dicen Pepe. En las antiguas imágenes de San José aparecía su título Pater Putativus expresado con sus iniciales mayúsculas: P. P. De ahí, el Pepe). San José –como San Pedro– dudó, y eso lo hace muy humano. Pero cuando supo la verdad, se rindió a ella. También él dijo –a su manera–: «He aquí el esclavo del Señor, hágase en mí según su palabra». Es San José un santo de humildad: en los retablos flamencos donde se pinta la escena de la Natividad siempre aparece en un segundo plano, inadvertido, casi. Tal se diría que se juzga indigno de estar al lado de la magnificencia del Dios Niño y de la Virgen, en cuyo seno se hizo hombre el Redentor. Yo amo a este amable santo que se sacrificó al prodigio. Su santidad estriba en haberse librado de esa pesada carga que es el yo. En esta Navidad, le voy a pedir una viruta de su carpintería para acordarme de ser humilde, de no pensar en mí. Es decir, para acordarme de olvidarme.
Armando Fuentes Aguirre (Teologías para ateos (Ensayo y sociedad) (Spanish Edition))
una nueva sabiduría, alejada del estricto código de honor que movía a Aquiles. Esa sabiduría nos susurra que la humilde, imperfecta y efímera vida humana merece la pena, a pesar de sus limitaciones y sus desgracias, aunque la juventud se esfume, la carne se vuelva flácida y acabemos arrastrando los pies. El
Irene Vallejo (El infinito en un junco)
El astuto Ulises no fantasea, como Aquiles, con un destino grandioso y único. Podría haber sido un dios, pero opta por volver a Ítaca, la pequeña isla rocosa donde vive, a encontrarse con la decrepitud de su padre, con la adolescencia de su hijo, con la menopausia de Penélope. Ulises es una criatura luchadora y zarandeada que prefiere las tristezas auténticas a una felicidad artificial. El regalo que le ofrece Calipso es demasiado parecido a un espejismo, a una huida, al sueño de una droga alucinógena, a una realidad paralela. La decisión del héroe expresa una nueva sabiduría, alejada del estricto código de honor que movía a Aquiles. Esa sabiduría nos susurra que la humilde, imperfecta y efímera vida humana merece la pena, a pesar de sus limitaciones y sus desgracias, aunque la juventud se esfume, la carne se vuelva flácida y acabemos arrastrando los pies. El
Irene Vallejo (El infinito en un junco)
«¿Cómo es que aquel padre tan importante podía ser, al mismo tiempo, tan impresionante y tan humilde, tan mfumu (“jefe”) y tan cercano a todos?», se preguntaba sorprendido un cocinero africano durante una de sus visitas al continente africano. Sin lugar a dudas, la respuesta es sencilla: ¡porque tenía un corazón lleno de amor y capaz de conmoverse ante lo humano, ante todo lo humano![
Pedro Miguel Lamet (ARRUPE. Testigo del siglo XX, profeta del XXI (Jesuitas) (Spanish Edition))
¿Cuál fue la causa de tanta conmoción repentina? El emperador Caracalla había decretado que todos los habitantes libres del imperio, dondequiera que viviesen, desde Britania hasta Siria, desde Capadocia a Mauritania, adquirían a partir de ese momento la ciudadanía romana. Fue una decisión revolucionaria que borró de un plumazo la distinción entre autóctonos y extranjeros. Un largo proceso integrador culminó en el instante de la aprobación del decreto. Fue una de las mayores concesiones de ciudadanía documentadas en la historia, si no la mayor: decenas de millones de provincianos se convirtieron legalmente en romanos de la noche a la mañana. Ese repentino regalo todavía desconcierta a los historiadores, porque rompió con la política antiquísima —y tan contemporánea— de convertir en ciudadanos plenos solo a un pequeño porcentaje de los aspirantes, de forma gradual y restrictiva. El político y cronista antiguo Dion Casio sospechaba que bajo la aparente generosidad de Caracalla se ocultaba la necesidad de recaudar dinero, puesto que los nuevos romanos contraían ipso facto la obligación de pagar el impuesto de sucesiones y el gravamen por la manumisión de esclavos. Como afirma Mary Beard, si ese fue el motivo, resultó una manera harto engorrosa de abordar el asunto. No creo que ningún estado actual se plantee legalizar a treinta millones de individuos de golpe, por muy suculenta que resulte la perspectiva de cobrarles impuestos. Sin duda, la decisión del emperador tuvo una importante carga simbólica. En tiempos de crisis, dar a más gente razones personales para identificarse con Roma podía ser una medida inteligente. Como es lógico, la extensión de la ciudadanía devaluó su importancia. Al caer una barrera de privilegio, rápidamente se alzó otra en su lugar. A lo largo del siglo III, ganó importancia la distinción entre los honestiores —la élite enriquecida y los veteranos del Ejército— y los humiliores —los más humildes, concepto intemporal que no necesita traducción—
Irene Vallejo (El infinito en un junco)
Hasta del miembro más humilde se espera que sea competente, trabajador e incluso inteligente dentro de unos límites, pero también es necesario que sea un fanático crédulo e ignorante cuyos estados de ánimo predominantes sean el miedo, el odio, la adulación y el triunfo orgiástico.
George Orwell (1984)
Y cuando llegaba a ese punto y cuando parecía que ya nada tenía sentido, se tropezaba acaso con uno de esos perritos callejeros, hambrientos y ansiosos de cariño, con su pequeño destino (tan pequeño como su cuerpo y su pequeño corazón que valientemente resistirá hasta el final, defendiendo aquella vida chiquita y humilde como desde una fortaleza diminuta) , y entonces, recogiéndolo, llevándolo hasta una cucha improvisada donde al menos no pasase frío, dándole algo de comer, convirtiéndose en el sentido de la existencia de aquel pobre bicho, algo más enigmático pero más poderoso que la filosofía parecía volver a dar sentido a su propia existencia. Como dos desamparados en medio de la soledad que se acuestan juntos para darse mutuamente calor.
Ernesto Sabato (Sobre héroes y tumbas)
A quienes les gustan, por ejemplo, los banquetes y los autos de lujo, y así otras cosas, no se metan en los movimientos populares ni en política (y, por favor, tampoco en el seminario). Un estilo de vida sobrio, humilde, dedicado al servicio vale mucho más que miles de seguidores en las redes sociales.
Papa Francisco (Soñemos juntos (Let Us Dream Spanish Edition): El camino a un futuro mejor)
Numa época em que se dá tanta ênfase à posição social, à educação e ao poder, como seria importante se todo cristão mantivesse o espírito humilde de uma criança!
Various (Meditações Diárias 2021 - Até que Ele volte (Portuguese Edition))
SEÑOR JESUCRISTO, EN LA OSCURIDAD DE LA MUERTE TÚ HAS DADO LUZ, EN EL ABISMO DE LA SOLEDAD MÁS PROFUNDA HABITA YA PARA SIEMPRE LA PROTECCIÓN PODEROSA DE TU AMOR; EN MEDIO DE TU OCULTACIÓN PODEMOS YA CANTAR EL ALELUYA DE LOS SALVADOS. CONCÉDENOS LA SENCILLEZ HUMILDE DE LA FE, QUE NO SE DEJE DESVIAR CUANDO TÚ NOS LLAMES EN LAS HORAS DE OSCURIDAD, DE ABANDONO, CUANDO TODO PAREZCA SER PROBLEMÁTICO: CONCÉDENOS, EN ESTE TIEMPO EN EL QUE SE COMBATE EN UNA LUCHA FEROZ EN TORNO A TI, LUZ SUFICIENTE PARA NO PERDERTE; LUZ SUFICIENTE PARA QUE PODAMOS DARLA A CUANTOS TIENEN AÚN NECESIDAD DE ELLA. HAZ BRILLAR EL MISTERIO DE TU ALEGRÍA PASCUAL, COMO AURORA DE LA MAÑANA, EN NUESTROS DÍAS; CONCÉDENOS PODER SER VERDADERAMENTE HOMBRES PASCUALES EN MEDIO DEL SÁBADO SANTO DE LA HISTORIA. CONCÉDENOS QUE A TRAVÉS DE LOS DÍAS LUMINOSOS Y OSCUROS DE ESTE TIEMPO PODAMOS ENCONTRARNOS SIEMPRE CON ÁNIMO ALEGRE EN CAMINO HACIA TU GLORIA FUTURA.
Pope Benedict XVI (La muerte de Cristo (Spanish Edition))
Tener los pies en la tierra, el estómago vacío, fuego en el corazón, hielo en la cabeza y la mirada en el cielo. ¿Cuántos no ganan algo y se caen o enloquecen o no volvemos a saber de ellos? Eso no es leyenda; una leyenda gana y sigue ganando, y, aun así, es todos los días más humilde.
Juan Diego Gómez Gómez (El día que Dios entró al banco (Empresa) (Spanish Edition))
olhos de Sofia estavam rasos de lágrimas. Ela não desejava nada daquilo, seu impulso era procurar atender a suas vontades, seus desejos, como reencontrar Acabe, e descansar, se refazer bem devagar. Mas Emílio conhecia bem os impulsos negativos dela, e ponderou: ​– Você vai aprender a controlar seus impulsos negativos, renovar seus valores, reconstruir suas crenças em bases verdadeiras. Vai descobrir como as leis divinas regem o universo em imenso amor e passará a amá-las, confiar e se submeter a elas, para que seja realmente feliz. Você é forte, tem muita intensidade em tudo o que faz e a que se dedica. É inteligente, já desenvolveu muito seu intelecto, mas precisa aprender a amar e a ser humilde. – Ele abriu um sorriso iluminado e finalizou: – Você vai aprender a ser feliz de verdade, Sofia. Prometo. ​Ao toque da energia serena e amorosa de Emílio, ela sorriu e concordou. ​– Está certo. O que devo fazer? ​– Entregue-se. ​– O que isso significa? ​– Desista de tentar controlar a tudo e a todos. Aprenda a confiar em
Sandra Carneiro (Todas as flores que eu ganhei (Portuguese Edition))
De pastor a evangelista de tiempo completo Cuando el avivamiento comenzó a disminuir en Dallas, el único hijo varón de Fred y Estella, Vernon, de 4 años, se enfermó y murió de forma repentina. Unos meses después de la pérdida, Fred renunció a la iglesia que había pastoreado y amado. Después de años de estudiar la Palabra, él había llegado a la conclusión de que hablar en lenguas no era la única evidencia inicial del bautismo en el Espíritu Santo. Los otros miembros del consejo fundador de las Asambleas de Dios no estaban de acuerdo con Bosworth; creían unánimemente que las lenguas eran la evidencia inicial del bautismo y que ese debía ser uno de los principios irrefutables de la denominación. Un compañero ministro en el área de Dallas comenzó a difundir rumores sobre él, acusándolo de herejía entre las iglesias pentecostales. Silenciosamente y sin protestar, Bosworth entregó sus documentos de ordenación a las Asambleas de Dios en julio de 1918. Fue invitado a presentar sus creencias ante el Concilio General una vez más acerca de por qué el hablar en lenguas no tiene por qué ser la evidencia inicial del bautismo en el Espíritu Santo. Él lo hizo con un corazón humilde, presentando sus creencias apasionadamente. El consejo lo escuchó pero votó en contra de sus propuestas y se separaron. Con poco tiempo para recuperarse de estas tremendas decepciones, Fred se enfrentó a otra gran tragedia. Estella había sido una gran ayuda durante dieciocho años, pero en su gran pasión por el ministerio, a menudo se esforzaba demasiado. Cuando su salud se declinó, ella continuó ignorando el reposo en cama que necesitaba. A principios de 1919, desarrolló una tos que rápidamente se convirtió en neumonía y luego en tuberculosis. A pesar de que las oraciones por su sanidad aumentaron en gran escala, Estella Bosworth murió el 16 de noviembre de 1919, dejando a dos hijas sin madre. Fred había visto innumerables sanidades como resultado de la oración respondida, lo que hacía que la muerte de su esposa pareciera una tragedia aún mayor, pero nunca abandonó su fe en un Dios fiel y vivo.
Roberts Liardon (Los generales de Dios 4: Los evangelistas de sanidad (Spanish Edition))
la humilde, imperfecta y efímera vida humana merece la pena, a pesar de sus limitaciones y sus desgracias, aunque la juventud se esfume, la carne se vuelva flácida y acabemos arrastrando los pies.
Irene Vallejo (El infinito en un junco)
Los republicanos, una vez en el poder, actuaban con la misma firmeza, en ocasiones bajo la misma legalidad que los gobiernos monárquicos, en cuyas leyes obsoletas se apoyaron para tratar con dureza a los humildes, en otras dictando leyes todavía más represoras de las que ya existían, para desesperación de cuantos habían luchado para conseguir la República.
Ildefonso Falcones (El pintor de almas)
Não é que as pessoas já não acreditem nela [publicidade] ou a tenham aceitado como rotina. É que, se ela fascinava por este poder de simplificação de todas as linguagens, este poder é-lhe hoje subtraído por um outro tipo de linguagem ainda mais simplificado e, logo, mais operacional: as linguagens informáticas. O modelo de sequência, de banda sonora e de banda-imagem que a publicidade nos oferece, a par com os outros grandes media, o modelo de perequação combinatória de todos os discursos que ela propõe, este contínuum ainda retórico de sons, de signos, de sinais, de slogans que ela domina como ambiente total, está largamente ultrapassado, justamente na sua função de estímulo, pela banda magnética, pelo continuum electrónico que está a perfilar-se no horizonte deste fim de século. O microprocesso, a digitalidade, as linguagens cibernéticas vão muito mais longe no mesmo sentido da simplificação absoluta dos processos do que a publicidade fazia ao seu humilde nível, ainda imaginário e espectacular. E é porque estes sistemas vão mais longe, que polarizam hoje o fascínio outrora concedido à publicidade. E a informação, no sentido informático do termo, que porá fim, que já põe fim, ao reino da publicidade. É isto que assusta e é isto que apaixona. A «paixão» publicitária deslocou-se para os computadores e para a miniaturização informática da vida quotidiana. A ilustração antecipadora desta transformação era o papoula de K. Ph. Dick, este implante publicitário transistorizado, espécie de ventosa emissora, de parasita electrónico que se fixa ao corpo e de que este tem muita dificuldade em libertar-se. Mas o papoula é ainda uma forma intermediária: é já uma espécie de prótese incorporada, mas recita ainda mensagens publicitárias. Um híbrido, pois, mas prefiguração das redes psicotrópicas e informáticas de pilotagem automática dos indivíduos, ao lado do qual o «condicionamento» publicitário parece uma deliciosa peripécia.
Jean Baudrillard (Simulacra and Simulation)
Vem, Noite antiquíssima e idêntica, Noite Rainha nascida destronada, Noite igual por dentro ao silêncio. Noite Com as estrelas lantejoulas rápidas No teu vestido franjado de Infinito. Vem, vagamente, Vem, levemente, Vem sozinha, solene, com as mãos caídas Ao teu lado, vem E traz os montes longínquos para o pé das árvores próximas. Funde num campo teu todos os campos que vejo, Faze da montanha um bloco só do teu corpo, Apaga-lhe todas as diferenças que de longe vejo. Todas as estradas que a sobem, Todas as várias árvores que a fazem verde-escuro ao longe. Todas as casas brancas e com fumo entre as árvores, E deixa só uma luz e outra luz e mais outra, Na distância imprecisa e vagamente perturbadora. Na distância subitamente impossível de percorrer. Nossa Senhora Das coisas impossíveis que procuramos em vão, Dos sonhos que vêm ter connosco ao crepúsculo, à janela. Dos propósitos que nos acariciam Nos grandes terraços dos hotéis cosmopolitas Ao som europeu das músicas e das vozes longe e perto. E que doem por sabermos que nunca os realizaremos... Vem, e embala-nos, Vem e afaga-nos. Beija-nos silenciosamente na fronte, Tão levemente na fronte que não saibamos que nos beijam Senão por uma diferença na alma. E um vago soluço partindo melodiosamente Do antiquíssimo de nós Onde têm raiz todas essas árvores de maravilha Cujos frutos são os sonhos que afagamos e amamos Porque os sabemos fora de relação com o que há na vida. Vem soleníssima, Soleníssima e cheia De uma oculta vontade de soluçar, Talvez porque a alma é grande e a vida pequena. E todos os gestos não saem do nosso corpo E só alcançamos onde o nosso braço chega, E só vemos até onde chega o nosso olhar. Vem, dolorosa, Mater-Dolorosa das Angústias dos Tímidos, Turris-Eburnea das Tristezas dos Desprezados, Mão fresca sobre a testa em febre dos humildes. Sabor de água sobre os lábios secos dos Cansados. Vem, lá do fundo Do horizonte lívido, Vem e arranca-me Do solo de angústia e de inutilidade Onde vicejo. Apanha-me do meu solo, malmequer esquecido, Folha a folha lê em mim não sei que sina E desfolha-me para teu agrado, Para teu agrado silencioso e fresco. Uma folha de mim lança para o Norte, Onde estão as cidades de Hoje que eu tanto amei; Outra folha de mim lança para o Sul, Onde estão os mares que os Navegadores abriram; Outra folha minha atira ao Ocidente, Onde arde ao rubro tudo o que talvez seja o Futuro, Que eu sem conhecer adoro; E a outra, as outras, o resto de mim Atira ao Oriente, Ao Oriente donde vem tudo, o dia e a fé, Ao Oriente pomposo e fanático e quente, Ao Oriente excessivo que eu nunca verei, Ao Oriente budista, bramânico, sintoísta, Ao Oriente que tudo o que nós não temos. Que tudo o que nós não somos, Ao Oriente onde — quem sabe? — Cristo talvez ainda hoje viva, Onde Deus talvez exista realmente e mandando tudo... Vem sobre os mares, Sobre os mares maiores, Sobre os mares sem horizontes precisos, Vem e passa a mão pelo dorso da fera, E acalma-o misteriosamente, Ó domadora hipnótica das coisas que se agitam muito! Vem, cuidadosa, Vem, maternal, Pé antepé enfermeira antiquíssima, que te sentaste À cabeceira dos deuses das fés já perdidas, E que viste nascer Jeová e Júpiter, E sorriste porque tudo te é falso e inútil. Vem, Noite silenciosa e extática, Vem envolver na noite manto branco O meu coração... Serenamente como uma brisa na tarde leve, Tranquilamente com um gesto materno afagando. Com as estrelas luzindo nas tuas mãos E a lua máscara misteriosa sobre a tua face. Todos os sons soam de outra maneira Quando tu vens. Quando tu entras baixam todas as vozes, Ninguém te vê entrar. Ninguém sabe quando entraste, Senão de repente, vendo que tudo se recolhe, Que tudo perde as arestas e as cores, E que no alto céu ainda claramente azul Já crescente nítido, ou círculo branco, ou mera luz nova que vem, A lua começa a ser real.
Fernando Pessoa (Poemas de Álvaro de Campos (Obra Poética IV))
Cuando peques, arrepiéntete por completo. Vuelve a odiar el pecado. Conságrate de nuevo al Espíritu Santo y Sus caminos puros. Pero rechaza el susurro del diablo de que el corazón tierno de Dios por ti se ha vuelto un poco más frío, un poco más rígido. Él no se inquieta por tu pecaminosidad, sino que Su mayor decepción son tus tibios pensamientos sobre Su corazón. Cristo murió para mostrarte el amor de Dios.
Dane C. Ortlund (Manso y humilde: El corazón de Cristo para los pecadores y heridos (Spanish Edition))
Sólo en la antigua tradición occidental y, sobre todo, en la cristiandad católica, el hombre se convierte en algo grande. Debe ser personalmente humilde; pero también debe recordar, y poner en práctica, el principio de que es un ser inmortal. hecho a imagen y semejanza de Dios y rescatado con el precio de la sangre de Dios, ciudadano de una ciudad eterna, con un destino de esplendor sin límites.
Christopher Derrick (Huid del escepticismo: Una educación liberal como si la verdad contara para algo (Spanish Edition))