Por Que Yo Quotes

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Rompí a llorar. Me encanta esa expresión. No se dice rompí a comer o rompí a caminar. Rompes a llorar o a reír. Creo que vale la pena hacerse añicos por esos sentimientos".
Albert Espinosa
...Y mirá que apenas nos conocíamos y ya la vida urdía lo necesario para desencontrarnos minuciosamente. Como no sabías disimular me di cuenta en seguida de que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos...
Julio Cortázar
Todos estos libros, lo noto, me están cambiando por dentro. Yo no podía imaginarme que esto de leer era como vivir.
Rosa Montero (Historia del rey transparente)
Vive muchos años... Vive intensamente, vivelo todo... Vive por mi la vida que yo no pude vivir. Kai
Laura Gallego (The Valley of the Wolves (Crónicas de la Torre, #1))
Tú ni siquiera sabrás que existo, en cambio yo te recordaré por siempre.
Lissa D'Angelo (Sin Historial)
Muchacha, te contaré algo: el mundo está lleno de historias. Todas las personas y todas las cosas tienen historias que contar. A algunas de ellas se llega a través de gente como yo, que las relata para que no se olviden. Otras, en cmbio... se viven. ¿Entiendes? (...) Ahora tú debes decidir (...) si seguirás siendo una oyente o, por el contrario, saldrás en busca de tu propia historia
Laura Gallego (Donde los árboles cantan)
Yo creo que nada sucede por casualidad, ¿sabes? Que, en el fondo, las cosas tienen su plan secreto, aunque nosotros no lo entendamos.
Carlos Ruiz Zafón (La sombra del viento)
Dime algo que yo no sepa: por ejemplo (...)que llegas tarde a todos los sitios porque vives en el pasado.
Elvira Sastre
Me parece que de nada vale correr si siempre ha de irse por el mismo camino, cerrado, de nuestra personalidad. Unos seres nacen para vivir, otros para trabajar, y otros para mirar la vida. Yo tenia un pequeño y ruin papel de espectadora. Imposible salirme de él. Imposible libertarme. Una tremenda congoja fue para mí lo único real en aquellos momentos.
Carmen Laforet (Nada)
Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas, y una voz cariñosa le susurró al oído: —¿Por qué lloras, si todo en este libro es de mentira? Y él respondió: —Lo sé; pero lo que yo siento es de verdad.
Ángel González (Nada grave)
Como no sabías disimular me dí cuenta enseguida de que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos.
Julio Cortázar
Mira... Tú y yo somos iguales. Lo único es que tú te decoras de forma aterradora por fuera y yo me decoro de forma aterradora por dentro.
Dennis Cooper (Guide)
Un punto por cada instante importante. Una estrella, una marca que sólo tú y yo sepamos descifrar. Será el álbum de nuestras vidas.
Alice Kellen (El chico que dibujaba constelaciones)
-Yo quiero estar contigo toda una eternidad. -Pero… yo no. ¿Es que acaso no entiendes que no quiero estar contigo por “siempre”? -Bueno, “nunca” también es una eternidad.
J. Porcupine (La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda)
—Solo unas horas… —murmura al tiempo que alza la mano y la desliza por mi cuello. Tiene los ojos acuosos y no sé qué hacer, no tengo ni idea de cómo demonios debería actuar—. Finjamos durante unas horas que seguimos siendo tú y yo. —No me hace falta fingir. —A mí sí. —Lo sé.
Alice Kellen (Sigue lloviendo)
hay algo que me muero por hacer.” Bipa puso los ojos en blanco. -¿Otra de tus geniales ideas? pues mira, yo ya he tenido bastante. Si quieres hacer experimentos, te las tendrás que arreglar solo, porque yo no pienso volver a meterme en líos por tu culpa. Aer hizo una mueca de decepción. -pues es una lástima-aseguró-,porque sin ti no será la mitad de interesante. Y la besó sin previo aviso.
Laura Gallego (La emperatriz de los etéreos)
Pero yo creo en el amor verdadero, ¿sabes? No creo que todos deben tener vista o no enfermarse de lo que sea, pero todo el mundo debería tener su amor verdadero, y por lo menos debería durar tanto como su vida
John Green (The Fault in Our Stars)
Yo, por ejemplo, me caracterizo por recordar los hechos malos y, así, casi podría decir que ''todo tiempo pasado fue peor'', si no fuera porque el presente me parece tan horrible como el pasado; recuerdo tantas calamidades, tantos rostros cínicos y crueles, tantas malas acciones, que la memoria es para mí como la temerosa luz que alumbra un sórdido museo de la vergüenza
Ernesto Sabato (El túnel)
Yo ya era así antes de que tú llegaras, caminaba por las mismas calles y comía las mismas cosas. Incluso antes de que llegaras yo ya vivía enamorado de tí y a veces, no pocas, te extrañaba como si supiera que me hacías falta.
Edel Juárez
Pero sólo por la noche, después de que el mundo se ha oscurecido, aparece nuestro yo real.
John Katzenbach (The Madman's Tale)
...Tal vez por esa experiencia en que la dicha se teñía de repente de dolor, yo ya debía haber entendido, repito, que nuestra felicidad está siempre en un equilibrio peligroso, inestable, a punto de resbalar por un precipicio de desolación.
Héctor Abad Faciolince (El olvido que seremos)
—Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada, el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente... Pero una mente necesita de los libros igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. Por eso leo tanto, Jon Nieve.
George R.R. Martin (A Game of Thrones (A Song of Ice and Fire, #1))
Yo no estudio para escribir, ni menos para enseñar (que fuera en mí desmedida soberbia), sino sólo por ver si con estudiar ignoro menos. Así lo respondo y así lo siento.
Juana Inés de la Cruz (The Answer / La Respuesta)
Espero ser juzgado por lo que he escrito, no por lo que he dicho o me han hecho decir. Yo soy sincero en este momento, pero quizás dentro de media hora ya no esté de acuerdo con lo que he dicho.
Jorge Luis Borges
¿Y para qué leer? ¿Y para qué escribir? Después de leer cien, mil, diez mil libros en la vida, ¿qué se ha leído? Nada. Decir: yo sólo sé que no he leído nada, después de leer miles de libros, no es un acto de fingida modestia: es rigurosamente exacto, hasta la primera decimal de cero por ciento. Pero ¿no es quizá eso, exactamente, socráticamente, lo que los muchos libros deberían enseñarnos? Ser ignorantes a sabiendas, con plena aceptación. Dejar de ser ignorantes, para llegar a ser ignorantes inteligentes. [...] Quizá, por eso, la medida de la lectura no debe ser el número de libros leídos, sino el estado en que nos dejan. ¿Qué demonios importa si uno es culto, está al día o ha leído todos los libros? Lo que importa es cómo se anda, cómo se ve, cómo se actúa, después de leer. Si la calle y las nubes y la existencia de los otros tienen algo que decirnos. Si leer nos hace, físicamente, más reales.
Gabriel Zaid (So Many Books: Reading and Publishing in an Age of Abundance)
Yo te he nombrado reina. Hay más altas que tú, más altas. Hay más puras que tú, más puras. Hay más bellas que tú, hay más bellas. Pero tú eres la reina. Cuando vas por las calles nadie te reconoce. Nadie ve tú corona de cristal, nadie mira la alfombra de oro rojo que pisas cuando pasas, la alfombra que no existe. Y cuando asomas suenan todos los ríos en mi cuerpo, sacuden el cielo las campanas, y un himno llena el mundo Sóló tú y yo, sóló tú y yo, amor mío, lo escuchamos.
Pablo Neruda (The Captain's Verses)
-¿Por qué la gente no logra sus sueños? -le pregunté a la chica mas Hermione que conozco. -Yo creo que es un poco porque cedemos a los sueños.
Chris Pueyo (El chico de las estrellas)
Por más que lo intente no me puedo llenar con nada. Yo de verdad lo intento pero no sirve. No es por falta de ganas que no te quiero. Soy un vaso roto. Vacío y roto.
J. Porcupine (La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda)
- Te quiero... y te querré por siempre. - Hasta que la última estrella estalle. Ella siguió mirando las estrellas con ojos soñadores, podía verla flotar en el espacio con los brazos abiertos, dando vueltas lentamente. Yo vigilaba las estrellas, tratando de asegurarme que ninguna de ellas se apagara.
Alberto Villarreal (Ocho lugares que me recuerdan a ti)
Creo que si alguna vez tengo hijos y están disgustados, no les diré que la gente se muere de hambre en China ni nada parecido porque no cambiaría el hecho de que estén disgustados. E incluso si otra persona lo tiene mucho peor, eso realmente no cambia el hecho de que tú tienes lo que tienes. Bueno y malo. Como lo que mi hermana dijo cuando yo llevaba ya una temporada en el hospital. Dijo que estaba muy preocupada por ir a la universidad, y en comparación con lo que yo estaba pasando, se sentía muy tonta. Pero no sé por qué se iba a sentir tonta. Yo también estaría preocupado. Y en serio, no creo que yo lo tenga mejor ni peor que ella. No sé. Es diferente. Quizá sea bueno poner las cosas en perspectiva, pero, a veces, creo que la única perspectiva es estar allí de verdad. Como dijo Sam. Porque está bien sentir cosas. Y ser tú mismo al respecto.
Stephen Chbosky (The Perks of Being a Wallflower)
Pero como aprendí varios años más tarde, las equidistancias nunca duran mucho, y tenía que decidirme por una u otra orilla. Y estaba claro que yo pertenecía sólo a una de ellas.
Mario Benedetti (Primavera con una esquina rota)
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
Julio Cortázar (Rayuela)
Y yo me dije si «amor» no sería una palabra demasiado débil para lo que él sentía, para lo que había hecho por mí. Para lo que yo sentía. –Capítulo 54, pág. 495
Sarah J. Maas (A Court of Mist and Fury (A Court of Thorns and Roses, #2))
Todo puede ser tan hermoso, todo puede ser tan fértil, tan imprevisible, cuesta creer que sea obra de algún dios. El lenguaje es mío. Es mi derecho, me corresponde una parte de él. Vino a mí, yo no lo busqué, por lo tanto, es mío. Me lo heredó mi madre, lo despilfarró mi padre. Voy a destruirlo, a enfermarlo, a confundirlo, a incomodarlo, voy a desplazarlo y a hacerlo renacer tantas veces como sean necesarias, un renacimiento por cada cosa bien hecha en este mundo.
Camila Sosa Villada (Las malas)
Yo no puedo ser la razón por la que pierdas todo.
Jennifer L. Armentrout (Half-Blood (Covenant, #1))
Y si, estás lejos. No es que no te tenga porque nada es realmente mío. Yo soy de apreciar las cosas, de encontrarle sentido o dárselo si no lo tienen. Ahora que estás lejos, sólo me queda contemplarte. Verte ser feliz con quién quieras, con lo que quieras. Agradecer que alguna vez esa sonrisa fue para mí, que esas manos han tocado las mías y que esos labios una vez hicieron el amor conmigo. Así sea en palabras. Y si, estás lejos, ¿qué importa si lo estás? De esa manera, rodeas también mi vida, a una órbita mayor por supuesto, ¿pero qué importa? Pues de esa manera te conviertes en mi paisaje. Y es así como llego amar a tu ausencia.
J. Porcupine (La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda)
- ¿Estás enojado conmigo? (Joséphine) - ¿Debería estarlo? (Alamán) - Si. Te traté muy fríamente cuando llegué. - Muy fríamente. - Discúlpame. - ¿Por qué lo hiciste? - Ya te lo dije ayer, en casa. Porque tengo miedo de que me lastimes. - Ya te lo dije ayer, en tu casa: jamás te lastimaría. - Eso dicen todos. - Yo no soy todos.
Florencia Bonelli (Congo)
Cada palabra que has escrito. Tú y yo, Tess, somos parecidos. Nosotros vivimos y respiramos palabras. Fueron los libros los que me impidieron quitarme la vida después de que pensé que nunca podría amar a alguien, que nunca sería amado por alguien. Fueron los libros los que me hicieron sentir que, quizás, no estaba completamente solo. Ellos podían ser completamente honestos conmigo y yo con ellos. Leyendo tus palabras, lo que tú escribiste, cómo te sentías sola en ocasiones y temerosa, pero siempre valiente. Por la forma en que veías el mundo, sus colores, texturas y sonidos, sentí… sentí la forma en que tú pensabas, esperabas, sentías, soñabas. Sentí que estaba soñando, pensando y sintiendo contigo. Soñé lo que tú has soñado, quise lo que tú has querido… y entonces me di cuenta de que, lo que realmente quería, eras tú. La chica detrás de las palabras garabateadas. Te amo desde el momento en que las leí. Aún te amo.
Cassandra Clare (Clockwork Prince (The Infernal Devices, #2))
Supe entonces, con humildad, con perplejidad, en un arranque de mexicanidad absoluta, que estábamos gobernados por el azar y que en esa tormenta todos nos ahogaríamos, y supe que sólo los más astutos, no yo ciertamente, iban a mantenerse a flote un poco más de tiempo.
Roberto Bolaño (The Savage Detectives)
que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad, o le había intrigado el lenguaje mudo, la clave de mi cuadro. Y entonces, mientras yo avanzaba siempre por mi pasadizo, ella vivía afuera su vida normal, la vida agitada que llevan esas gentes que viven afuera, esa vida curiosa y absurda donde en que hay bailes y fiestas y alegría y frivolidad.
Ernesto Sabato (El túnel)
Tranquila. Si quieres irte, no pasa nada. Todo el mundo quiere que te quedes. Y yo, más de lo que he deseado ninguna otra cosa en mi vida. Pero ése es mi deseo, y comprendo que quizá tú tengas tus motivos para querer otra cosa. Entenderé que decidas irte. No pasa nada si tienes que dejarnos y decides dejar de luchar. No te preocupes por nosotros.
Gayle Forman (If I Stay (If I Stay, #1))
−Di el nombre de un héroe que fuera feliz. No eres Capaz. −No −Lo sé. Nunca te dejan ser famoso y feliz. Voy a contarte un secreto. −Dime. −Yo voy a ser el primero. Júralo. −¿Por qué yo? −Porque tu eres la razón. Júralo.
Madeline Miller (The Song of Achilles)
Vi mi vida extendiendo sus ramas frente a mí como la higuera verde del cuento. De la punta de cada rama, como si de un grueso higo morado se tratara, pendía un maravilloso futuro, señalado y rutilante. Un higo era un marido y un hogar feliz e hijos y otro higo era un famoso poeta, y otro higo era un brillante profesor, y otro higo era Europa y África y Sudamérica y otro higo era Constantino y Sócrates y Atila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesionales poco usuales, y otro higo era una campeona de equipo olímpico de atletismo, y más allá y por encima de aquellos higos había muchos más higos que no podía identificar claramente. Me vi a mí misma sentada en la bifurcación de ese árbol de higos, muriéndome de hambre sólo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y, mientras yo estaba allí sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies.
Sylvia Plath (The Bell Jar)
—¿Que recuerde que te quiero? Te quiero —pronunció, como saboreando la palabra—. Te quiero es poco. Te quiero no es nada. Si un te quiero explicara lo que yo siento por ti, ahora mismo no estaría aquí. Te quiero —dijo escupiendo la palabra, agitando la cabeza—. Qué tontería, yo a ti no te quiero.
Wendy Davies (Recuerda que me quieres)
¿Te has enamorado ya de la persona equivocada? Por desgracias, Señora del Refugio, mi único amor verdadero sigo siendo yo mismo. Dorothea rió estrepitosamente ante aquello. Al menos -dijo-, no tienes que preocuparte por el rechazo, Jace Wayland. No necesariamente. Me rechazo a mí mismo de vez en cuando solo para mantener el interés.
Cassandra Clare (City of Bones (The Mortal Instruments, #1))
Fuimos perfectamente imperfectos, pero a la vez fuimos ambos negativos. Las leyes de la física dicen que dos polos iguales se repelen, pero las reglas de las matemáticas dicen que negativo por negativo igualaba a positivo. Entonces, ¿qué fuimos Luke y yo?
Flor M. Salvador (Boulevard)
—¿Por qué sigues creyendo en Dios? ¿No estás enfadada con Él por todas las cosas malas que te han pasado? Ella interrumpió lo que estaba haciendo y se volvió hacia él. Gabriel parecía muy infeliz. —A todo el mundo le pasan cosas malas. ¿Por qué iba a ser yo distinta a los demás? —Porque eres buena. Ella se miró las manos. —El universo no se basa en la magia. No hay unas reglas para las personas buenas y otras para las personas malas. Todo el mundo sufre en un momento u otro. Lo importante es lo que haces con tu dolor, ¿no crees?
Sylvain Reynard (Gabriel's Rapture (Gabriel's Inferno, #2))
Algún día, es posible que tengas que pagar un precio muy alto por todo el placer y la alegría que el amor provoca. Y cuanto más intensamente ames, más intenso será el dolor futuro. Conocerás la angustia de los celos, la incomprensión, la sensación de rechazo y de injusticia. Sentirás el frío hasta en tus huesos, y tu sangre formará cubitos de hielo que notarás comer bajo tu piel. La mecánica de tu corazón explotará. Yo misma te instalé éste reloj, conozco perfectamente los límites de su funcionamiento. Como mucho es posible que resista la intensidad del placer, pero no es lo bastante sólido para aguantar los pesares del amor.
Mathias Malzieu (La Mécanique du cœur)
Soy como. Como. Soy como una granada, mamá. Soy una granada y en algún momento voy a estallar y me gustaría reducir al mínimo las víctimas, ¿de acuerdo?" Mi padre ladeó un poco la cabeza hacia un lado, como un perrito regañado. "Soy una granada," le dije de nuevo. "Sólo quiero mantenerme alejada de la gente y leer libros, pensar y estar con ustedes porque no hay nada que yo pueda hacer sobre dañarlos; están demasiado involucrados, así que por favor, déjenme hacer eso, ¿está bien? No estoy deprimida. No necesito salir más. Y no puedo ser una adolescente normal, porque soy un granada.
John Green (The Fault in Our Stars)
Yo me comprometo a vivir con intensidad y regocijo, a no dejarme vencer por los abismos del amor, ni por el miedo ni por el olvido, ni siquiera por el tormento de una pasión contrariada. Me comprometo a recordar, a conocer mis yerros, a bendecir mis arrebatos. Me comprometo a perdonar los abandonos, a no desdeñar nada de todo lo que me conmueva, me deslumbre, me quebrante, me alegre. Larga vida prometo, larga paciencia, historias largas. Y nada abreviaré que deba sucederme: ni la pena ni el éxtasis para que cuando sea viejo tenga como deleite la detallada historia de mis días.
Ángeles Mastretta (La emoción de las cosas)
Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en plan de prometerlo todo. «No dejes de ir a visitarlo -me recomendó-. Se llama de otro modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte.» Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.
Juan Rulfo (Pedro Páramo)
Lo que quiero decir es que, cuando llega, llega por sorpresa. No te levantas con una sensación extraña en el cuerpo. No ves sombras donde no deberías haberlas. no se te ocurre decir a tus padres que les quieres, e incluso puede que salgas sin despedirte de ellos, como hice yo.
Lauren Oliver (Before I Fall)
La televisión es el Anticristo y le digo yo que bastarán tres o cuatro generaciones para que la gente ya no sepa ni tirarse pedos por su cuenta y el ser humano vuelva a la caverna, a la barbarie medieval, y a estados de imbecilidad que ya superó la babosa allá por el pleistoceno. Este mundo no se morirá de una bomba atómica como dicen en los diarios, se morirá de risa, de banalidad, haciendo un chiste de todo, y además un chiste malo.
Carlos Ruiz Zafón (The Shadow of the Wind (The Cemetery of Forgotten Books, #1))
—Si yo bajara en busca de tu alma, ni todos los querubines negros juntos podrían apartarme de ti. Un escalofrío recorrió la espalda de Julia. —Haría lo que fuera necesario por salvarte —añadió él y, en ese momento, su expresión y el tono de su voz no admitían discusión—. Incluso aunque tuviera que pasar la eternidad en el infierno con tal de lograrlo.
Sylvain Reynard (Gabriel's Rapture (Gabriel's Inferno, #2))
Heredé de mis antepasados las ansias de huir. Dicen que mi sangre es europea. Yo siento que cada glóbulo procede de un punto distinto. De cada nación, de cada provincia, de cada isla, golfo, accidente, archipiélago, oasis. De cada trozo de tierra o de mar han usurpado algo y así me formaron, condenándome a la eterna búsqueda de un lugar de origen. Con los labios expresamente dibujados para exhalar quejas. Con la frente estrujada por todas las dudas. Con la malicia instintiva de la prohibición. Heredé el paso vacilante con objeto de no estatizarme nunca con firmeza en lugar alguno. ¡En todo y en nada! ¡En nada y en todo!
Alejandra Pizarnik (Diarios)
Aquí estabas tú, dejándome, apareciendo para luego desaparecer. Te pusiste más bonita que de costumbre, como para hacerme notar que perdía lo más valioso de mi vida. Lo que yo nunca te expliqué, fue que tú hacías de lo más valioso de mi vida, porque me dabas amor, me dabas cariño, me compartías la vida, me dabas tiempo y me hacías ser más yo que nadie. Y supongo que por eso no supliqué mucho cuando te fuiste, ni me volví un desesperado, ¿y sabes por qué más? Porque antes de que te fueras, ya se había marchado el tiempo, el amor, el cariño, mi vida, yo. Todo se fue, que luego siguieras tú ya no importaba.
J. Porcupine (La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda)
—No me gustas, Park —dijo ella, sonando por un segundo como si lo dijera realmente en serio—. Yo… —Su voz casi desapareció—, a veces creo que vivo por ti. Él cerró los ojos y arqueó la cabeza en su almohada. —No creo que siquiera pueda respirar si no estamos juntos —susurró—. Lo que quiere decir, que cuando te vea el lunes a la mañana, habrán pasado como sesenta horas desde que he respirado. Esa es probablemente la razón por la que estoy tan gruñona, y por qué te grito. Todo lo que hago cuando estamos separados es pensar en ti, y todo lo que hago cuando estamos juntos es entrar en pánico. Porque cada segundo se siente tan importante. Y porque estoy tan fuera de control, no puedo evitarlo. Ni siquiera me pertenezco, soy tuya, ¿y qué si decides que no me quieres? ¿Cómo podrías quererme como te quiero?
Rainbow Rowell (Eleanor & Park)
El absurdo es que no parezca un absurdo -dijo sibilinamente Oliveira-. El absurdo es que salgas por la mañana a la puerta y encuentres la botella de leche en el umbral y te quedes tan tranquilo porque ayer te pasó lo mismo y mañana te volverá a pasar. Es ese estancamiento, ese así sea, esa sospechosa carencia de excepciones. Yo no sé, che, habría que intentar otro camino.
Julio Cortázar
Ahora yo no sé si vas a poder leer esta carta, pero igual siento como una necesidad de decirte que yo contigo he sido más feliz de lo que los libros dicen que se puede. Perdóname si tantas veces me anduve quejando por bobadas. Un día me dijiste que yo tenía cara de mujer a la que siempre se vuelve y yo te espero ahora o cuando sea y donde sea y como sea. Quiero que sepas.
Eduardo Galeano (La canción de nosotros)
-Yo te gusto- continuó ella-, por el motivo que ya te he dicho; he roto tu soledad, te he recogido precisamente ante la puerta del infierno y te he despertado de nuevo. Pero quiero de ti más, mucho más. Quiero hacer que te enamores de mí. No, no me contradigas, déjame hablar. Te gusto mucho, de eso me doy cuenta, y tú me estas agradecido, pero enamorado de mí no lo estás. Yo voy a hacer que lo estés, esto pertenece a mi profesión; como que vivo de eso, de poder hacer que los hombres se enamoren de mí. Pero entérate bien: no hago esto porque te encuentre francamente encantador. No estoy enamorada como tú de mí. Pero te necesito, como tú me necesitas. Tú me necesitas actualmente, de momento, porque estás desesperado y te hace falta un impulso que te eche el agua y te vuelva a reanimar. Me necesitas para aprender a bailar, para aprender a reír, para aprender a vivir. Yo, en cambio, también te necesito a ti, no hoy, más adelante, para algo muy importante y hermoso. Te daré mi última orden cuando estés enamorado de mí, y tú obedecerás, y ello será bueno para ti y para mi. No te ha de ser cosa fácil, pero lo harás, cumplirás mi mandato y me matarás. Eso es todo. No preguntes más nada.
Hermann Hesse
Han pasado los años, y a la larga he terminado por asumir mi identidad: yo no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo sombrero en mano, y en los estadios suplico: una linda jugadita, por amor de Dios. Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece.
Eduardo Galeano (Soccer in Sun and Shadow)
Ayer de tarde estábamos sentados junto a la mesa. No hacíamos nada, ni siquiera hablábamos. Yo tenía apoyada mi mano sobre un cenicero sin ceniza. Estábamos tristes: eso era lo que estábamos, tristes. Pero era una tristeza dulce, casi una paz. Ella me estaba mirando y de pronto movió los labios para decir dos palabras. Dijo: Te quiero. Entonces me di cuenta de que era la primera vez que me lo decía, más aún, que era la primera vez que lo decía a alguien. Isabel me lo hubiera repetido veinte veces por noche. Para Isabel, repetirlo era como otro beso, era un simple resorte del juego amoroso. Avellaneda, en cambio, lo había dicho una vez, la necesaria. Quizá ya no precise decirlo más, porque no es juego: es una esencia.
Mario Benedetti (La tregua)
Ven, Wilkilén, siéntate a mi lado... Voy a contarte de una que a partir de esta noche será mi hermana y compañera eterna. No te asustes cuando escuches su nombre ni la culpes por hacer lo necesario. ¿Conoces a alguien a quien le agrade comer manzanas que pendan años y años de los árboles? Tampoco lo conozco yo. Y, dime, ¿cómo nacerían manzanas nuevas si las que ya cumplieron con lo suyo no dejaran sitio en las ramas? ¿Quién le enseñaría a quién? La hermana muerte carga con una tarea que todos comprendes pero pocos perdonan. Sin ella, los hombres no mirarían al cielo en las noches claras. Tampoco cantarían. Sin ella no existirían el suspiro ni el deseo. Sin ella nadie en este mundo se ocuparía de ser feliz. —Vieja Kush.
Liliana Bodoc (Los días de la sombra (La saga de los confines, #2))
en algún lugar al que nunca he viajado, gozosamente más allá de cualquier experiencia, tus ojos tienen su silencio: en tu gesto más frágil hay cosas que me abarcan, o que no puedo tocar porque están demasiado cerca tu mirada más leve me abrirá fácilmente aunque me haya cerrado como dedos, siempre me abres pétalo tras pétalo como la Primavera abre (tocando hábilmente, misteriosamente) su primera rosa o si tu deseo fuera cerrarme, yo y mi vida nos cerraremos muy bellamente, súbitamente, como cuando el corazón de esta flor imagina la nieve cayendo cuidadosa por doquier; nada que hayamos de percibir en este mundo iguala la fuerza de tu intensa fragilidad: cuya textura me domina con el color de sus campos, trayendo muerte y eternidad con cada respiro (yo no sé qué hay en ti que puede cerrar y abrir; apenas algo en mí comprende que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas) nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas
E.E. Cummings
Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta. Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, cuando estaba derecha, con su metro cuarenta y ocho de estatura, sobre un pie enfundado en un calcetín. Era Lola cuando llevaba puestos los pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita. ¿Tuvo Lolita una precursora? Naturalmente que sí. En realidad, Lolita no hubiera podido existir para mí si un verano no hubiese amado a otra niña iniciática. En un principado junto al mar. ¿Cuándo? Aquel verano faltaban para que naciera Lolita casi tantos como los que yo tenía entonces. Pueden contar en que la prosa de los asesinos sea siempre elegante, vaya que lo sé. Señoras y señores del jurado, la prueba número uno es lo que los serafines, los mal informados e ingenuos ángeles de majestuosas alas, envidiaron. Contemplen esta maraña de espinas.
Vladimir Nabokov
—Te quiero. Y Tatiana llora. —Lo sabes, ¿verdad?—le susurra él—. Te quiero. Estoy ciego por ti, loco por ti. Estoy enfermo de amor por ti. Enfermo de amor por ti. Te lo dije la primera noche que estuvimos juntos, cuando te pedí que te casaras conmigo, y te lo digo ahora. Todo lo que nos ha pasado, absolutamente todo, es porque crucé aquella calle por ti. Te adoro. Lo sabes muy bien. Por cómo te abrazo, por cómo te toco, mis manos en tu cuerpo, Dios, dentro de ti, todo lo que no puedo decirte durante el día, Tatiana, Tania, Tatiasha, amor mío, ¿me sientes? ¿Por qué lloras? —A eso lo llamo yo susurrar... Alexander sigue susurrándole, ella llora, ella se entrega en una rendición incondicional y llora y llora. La entrega no resulta fácil, ni para ella ni para él, pero sí hay entrega en el refugio de la noche.
Paullina Simons (The Summer Garden (The Bronze Horseman, #3))
Yo no sé si os habréis dado cuenta, pero a menudo las primeras impresiones son absolutamente equivocadas. Por ejemplo, puedes mirar un cuadro por primera vez y que no te guste nada, pero, después de mirarlo un rato, te puede parecer muy agradable. La primera vez que pruebas el queso gorgonzola te puede parecer demasiado fuerte, pero, cuando eres mayor, es posible que no quieras comer otra cosa que queso gorgonzola.
Lemony Snicket (The Bad Beginning (A Series of Unfortunate Events, #1))
Cuando volvíamos al hospital le pregunté: "¿Por qué te gusta tanto mirar coches, Marc?". Me miró y contestó: "¿Por qué os gusta tanto mirar el sol?". Yo le dije que no mirábamos al sol sino que el sol era lo que nos proporcionaba... que nos bronceábamos... que era agradable... que... La verdad es que no sabíamos por qué mirábamos el sol. No juzgar; ésa fue la gran lección que aprendí ese día de aquel niño. (...) Encuentra lo que te gusta mirar y míralo.
Albert Espinosa (El mundo amarillo)
Niña que duermes bajo la mirada de Dios, te deseo que no la pierdas jamás, que vayas por la vida con la paciencia como tu mejor aliada, que conozcas el placer de la generosidad y la paz de los que no esperan nada, que entiendas tus pesares y sepas acompañar los ajenos. Te deseo una mirada limpia, una boca prudente, una nariz comprensiva, unos oídos incapaces de recordar la intriga, unas lágrimas precisas y atemperadas. Te deseo la fe en una vida eterna, y el sosiego que tal fe concede. Niña, yo te deseo la locura, el valor, los anhelos, la impaciencia. Te deseo la fortuna de los amores y el delirio de la soledad. Te deseo la inteligencia y el ingenio. Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria, una boca que sonría y maldiga con precisión divina, unas piernas que no envejezcan, un llanto que te devuelva la entereza. Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas, el temple de las hormigas, la duda de los templos. Te deseo la fe en los augurios, en la voz de los muertos, en la boca de los aventureros, en la paz de los hombres que olvidan su destino, en la fuerza de tus recuerdos y en el fururo como la promesa, donde cabe todo lo que aún no te sucede.
Ángeles Mastretta (Mal de amores)
Tómame y destrúyeme, corazón resiste, solo una vez más será. Metafóricamente Weigel se volvió mi adicción. Y demonios. Tantas adicciones habiendo en este jodido mundo, sustituí la droga por una persona. Por ella. Por alguien que tarde o temprano se iría, se alejaría, desaparecería de mi vida con murmullos. Creí encontrar la felicidad, y así fue. La encontré, porque a su lado mis sonrisas se pintaban de sinceridad, de honestidad y aclamaban el amor puro que nunca quise sentir, aunque tener los pies sobre la tierra era algo que no me olvidaba de tener en cuenta. Siempre estuvo presente, y así sería. Líneas paralelas. Eso somos Weigel y yo. Tan juntos en una misma dirección y tan separadas que nunca se encuentran, sin embargo, a un punto de vista diferente se pueden visualizar juntas. En un infinito, pero juntas, y sí, aun así, el mismo infinito pueda ser un corto tiempo en segundos, está bien. Honestamente lo estaba. .
Flor M. Salvador (Boulevard)
NOVIA. ¡Porque yo me fui con el otro, me fui! (Con angustia.) Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera,y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua, frío, y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!, yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado, pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre, aun que hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos.
Federico García Lorca (Bodas de sangre)
Es mucho más fácil no saber las cosas algunas veces. Las cosas cambian. Los amigos se van. Y la vida no se detiene por nadie. Quería reírme. O quizás enojarme. O quizás sentir indiferencia por lo extraño que todos eran, especialmente yo. Creo que la idea es que cada persona tiene que vivir su propia vida y después decidir compartirla con otras personas. No puedes sentarte ahí y poner la vida de todos por encima de la tuya y creer que eso cuenta como amor. No puedes. Tienes que hacer cosas. Voy a hacer lo que quiera hacer. Voy a ser quien realmente soy. Y voy a saber quién es ese. Y todos podríamos sentarnos y preguntarnos y sentirnos mal unos por otros y culpar a muchas personas por lo que hicieron o por lo que no hicieron o por lo que no sabían. No lo sé. Supongo que siempre hay alguien a quien culpar. Es diferente. Quizás es bueno poner las cosas en perspectiva, pero algunas veces, creo que la única perspectiva es realmente estar ahí. Porque está bien sentir. Yo estaba realmente allí. Y eso era suficiente para hacerme sentir infinito. Me siento infinito.
Stephen Chbosky (The Perks of Being a Wallflower)
Recuerdo muy bien la emoción, la alegría que sentí al pisar el acelerador. Si ha habido alguna vez una mujer enamorada, ésa era yo. Si alguna vez he estado enamorada, fue entonces, el día que viajé desde la provincia de Cuenca hasta la de Castellón, conduciendo por carreteras secundarias con un Ford Fiesta rojo que se ahogaba en todas las cuestas y un corazón tan grande que no me cabía en el cuerpo. Era demasiado amor. Demasiado grande, demasiado complicado, demasiado confuso, y arriesgado, y fecundo, y doloroso. Tanto como yo podía dar, más del que me convenía. Por eso se rompió. No se agotó, no se acabó, no se murió, sólo se rompió, se vino abajo como una torre demasiado alta, como una apuesta demasiado alta, como una esperanza demasiado alta.
Almudena Grandes (Castillos de cartón)
Antes de saber leer, los libros eran para mí como bosques misteriosos. Me acuciaba una pregunta: ¿cómo era posible que de aquellas páginas de papel, de aquellas hormiguitas negras que la surcaban se levantara un mundo ante mis ojos, mis oídos y mi corazón de niña? ¿Qué clase de magia, de sortilegio era aquel que sobrepasaba cuanto yo vivía y cuanto vivía a mi alrededor? Después, cuando ya había aprendido a descifrar esos signos misteriosos, la primera vez que leí la palabra "bosque" en un libro de cuentos, supe que siempre me movería dentro de ese ámbito. Toda la vida de un bosque -misterioso, atractivo, terrorífico, lejano y próximo, oscuro y transparente- encontraba su lugar sobre el papel, en el arte combinatoria de las palabras. Jamás había experimentado, ni volvería a experimentar en toda mi vida, una realidad más cercana, más viva y que me revelara la existencia de otras realidades tan vivas y tan cercanas como aquella que me reveló el bosque, el real y el creado por las palabras.
Ana María Matute
Halloween es la festividad más misteriosa, carnal y diabólica que existe. Yo me reía de aquellos que celebraban Halloween cambiando su identidad por una noche, y de los que se llamaban brujos por bailar delante de una fogata en un campo o un bosque bajo la luna llena. Para mí eran tontos, como niños jugando con fósforos, sin darse cuenta de que aquello con lo que jugaban tenía poder para matar. Yo conocía el verdadero significado de esa negra festividad: Halloween es la noche en que uno puede contar con el mayor número de poderes demoníacos para matar y destruir a las personas que odia. La
John Ramirez (FUERA DEL CALDERO DEL DIABLO (Spanish Edition))
Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un <>. [pp. 16]
Jack Kerouac (On the Road)
—¿Y qué ocurre cuando uno muere? —Tampoco yo lo sé. —Entonces, ¿por qué tener miedo? —dice Oswald—. Yo creo que no ocurre nada. Y si ocurre algo que es mejor que nada, pues mejor que mejor. —¿Y si lo que ocurre es peor que nada? —le digo. —No existe nada peor que nada. Pero si no es nada, no podré saberlo porque yo no seré nada. Oyéndolo hablar así, siento que Oswald es un genio. —Pero, y si no existes, ¿qué? —le pregunto—. El mundo entero seguirá viviendo sin ti. Como si nunca hubieras pasado por aquí. Y el día en que todas las personas que has conocido también hayan muerto, será como si nunca, nunca hubieras existido. ¿No te parece una pena que pase eso? —Si salvo a Max, no. Si lo salvo, existiré para siempre.
Matthew Dicks (Memoirs of an Imaginary Friend)
Jesús, alguna vez quise decir las palabras, pero apenas podía admitirlo ante mí mismo, y mucho menos a ella. En el fondo yo sabía que era un pedazo de mierda, y ella se merecía algo mejor. Una parte de mí quería que la llevara a la habitación y mostrarle por qué ella era diferente, pero también fue lo único que me detuvo. Ella era mi opuesto: Inocente en la superficie, y dañada profundamente en su interior. Había algo en ella que necesitaba en mi vida, y aunque no estaba seguro de lo que era, no podía dar a mis malos hábitos y joderla. Ella era el tipo de las que perdona, yo podía ver, pero tenía líneas dibujadas que yo sabía que no debía cruzarlas.
Jamie McGuire (Walking Disaster (Beautiful, #2))
Me llamo Kvothe, que se pronuncia «cuouz». Los nombres son importantes porque dicen mucho sobre la persona. He tenido más nombres de los que nadie merece. Los Adem me llaman Maedre. Que, según como se pronuncie, puede significar la Llama, el Trueno o el Árbol Partido Mi primer mentor me llamaba E’lir porque yo era listo y lo sabía. Mi primera amante me llamaba Dulator porque le gustaba cómo sonaba. Me han llamado Kvothe el Sin Sangre, Kvothe el Arcano y Kvothe el Asesino de Reyes. Todos esos nombres me los he ganado. Los he comprado y he pagado por ellos. Pero crecí siendo Kvothe. Una vez mi padre me dijo que significaba «saber». He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos. Quizá hayas oído hablar de mí.
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
Mi amigo Óscar es uno de estos príncipes sin reino que corren por ahí esperando que los beses para transformarse en sapo. Lo entiende todo al revés y por eso me gusta tanto. La gente que piensa que lo entiende todo a derechas hace las cosas a izquierdas,y eso, viniendo de una zurda,lo dice todo. Me mira y se cree que no lo veo. Imagina que me evaporaré si me toca y que,si no lo hace,se va a evaporar él. Me tiene en un pedestal tan alto que no sabe cómo subirse. Piensa que mis labios son la puerta del paraíso,pero no sabe que están envenenados. Yo soy tan cobarde que,por no perderle,no se lo digo. Finjo que no le veo y que sí,que me voy a evaporar... Mi amigo Óscar es uno de estos príncipes que harían bien manteniéndose alejados de los cuentos y de las princesas que lo habitan. No sabe que es el príncipe azul quien tiene que besar a la bella durmiente para que despierte de su sueño eterno,pero eso es porque Óscar ignora que todos los cuentos son mentiras,aunque no todas las mentiras son cuentos.Los príncipes no son azules y las durmientes, aunque sean bellas, nunca despiertan de su sueño. Es el mejor amigo que nunca he tenido y, si algún día me tropiezo con Merlín,le daré las gracias por haberlo cruzado en mi camino.
Carlos Ruiz Zafón
Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero.
Julio Cortázar (Hopscotch)
Rezonga que no has rezongado, perverso estropicio achacoso. Cuánto tiempo en ti he gastado, ¡oh, soliloquio tedioso! Ronquido de mi quimera, rey de linaje mohoso. Entre bostezos te halagas, ¡bufón de atavío pomposo! Fuiste antaño tan amable, tan zalamero y meloso, que así lograste engañarme, ¡gusarapo pegajoso! Yo hubiera bien apostado, sopa de trapo verdoso, que eras un troll reencarnado… ¡gorro de duende leproso! ¡Que no, que no te quiero! ¿Por qué el mohín vanidoso? ¿O juzgas digno de amores un catarro contagioso? ¡Truenos, rayos y centellas! ¡Otro grito aspaventoso! Pareces una doncella sin trovador ojeroso. Cierto es que no te olvido, nigromante verrugoso. De mis recuerdos surtidos tuyos son los más penosos. Si a donde vienes, siempre torpe y sospechosos, ¿Cómo borrar tus desfiles afectados y engorrosos? Si mi verso te acongoja por sacrilegio pringoso, si con el dedo te apuntan en un lugar tumultuoso… Enhorabuena, querido, ¡mira tu halo brilloso! Era justo y merecido: has logrado ser famoso.
Carolina Andújar (Vampyr (Carmina Nocturna, #1))
Fue en la cocina donde empecé a comprender el significado de la palabra "esposa”. Ahí estábamos, una pareja de 24 años: un día éramos una estudiante de doctorado y un artista, y al día siguiente éramos marido y mujer. Antes siempre habíamos puesto juntos sobre la mesa las rudimentarias comidas que tomábamos. Ahora, de pronto, Stefan estaba cada noche en su taller, dibujando o leyendo y yo estaba en la cocina, esforzándome por preparar y servir una comida que ambos pensábamos que debía ser adecuada. Recuerdo pasar me cobra y media preparando algún espantoso plato de cuchara sacado de una revista femenina para terminar engulléndolo los dos en 10 minutos, pasarme después una hora limpiando los cacharros y quedarme mirando el fregadero, pensando: "¿Será esto así durante los siguientes cuarenta años?”.
Vivian Gornick (Fierce Attachments)
Nada que temer, nada que cambiar Por ti me olvide de quien yo era en realidad Contigo me quede, como un diamante sin brillar No quiero ser así, espejo de tu vanidad Prefiero ser de mí Sin nada que temer, nada que cambiar Na na na Yo me siento así Bella y auténtica Na na na No seré por ti Una fuerte mental, no no [Chorus] Dices, que soy imperfecta, Que tu eres mi dueño, Quien no te madura todo el tiempo. Dices que hablo cosas tontas, Que no te merezco, Quien te crees que eres, dime quien. Te pido por favor, Que no me quieras controlar, Entregame tu amor, Sin condiciones nada mas. Permíteme vivir, soñando ésta realidad No ves que soy asi, distinta sin igual Na na na Yo me siento así Bella y auténtica Na na na No seré por ti Una fuerte mental, no no [Chorus] Dices, que soy imperfecta, Que tu eres mi dueño, Quien no te madura todo el tiempo. Dices que hablo cosas tontas, Que no te merezco, Quien te crees que eres, dime quien. [Bridge] Dices que soy una niña, Que me tienen consentida. Dices que soy diferente, Ciertamente, ciertamente. Soy lo que me gusta ser, No me intentes detener. Mírame bien, no estoy hecha de papel. Dices! [Chorus] Dices, que soy imperfecta, Que tu eres mi dueño, Quien no te madura todo el tiempo. Dices que hablo cosas tontas, Que no te merezco, Quien te crees que eres, dime quien. Eue soy imperfecta, Que tu eres mi dueño, Quien no te madura todo el tiempo. Dices que hablo cosas tontas, Que no te merezco, Quien te crees que eres, dime quien.
Selena Gómez
Que significa 'amar'? Durante anios he pensado que significa conocer a la otra persona..., conocerla perfectamente, con todos sus secretos; conocer cada rincon de su cuerpo, cada reflejo; conocer a fondo su alma, cada una de sus emociones... Quizas sea eso, quizas conocer sea lo mismo que amar. Pero eso solo es una teoria. Despues de todo, que quiere decir conocer? Cuanto se puede conocer a un ser humano? Hasta donde se puede seguir a un alma desconocida? Hasta sus suenios? Y luego adonde? No se puede acompaniar a nadie a su inconsciente. Ni siquiera es necesario esperar a que ella cierre los ojos, se despida de mi y se retire a ese otro mundo, al mundo que llamamos de la noche... Porque existen dos mundos y uno esta mas alla del espacio conocido en el que vivimos, y quizas en ese otro mundo vivamos de manera mas real que en el espacio y en el tiempo...Ahora ya se con certeza que hay otro lugar que es solo nuestro, la propiedad privada de cada uno. (...) Aunque todavia sigo sin saber lo que significa amar... Acaso se puede saber? Y de que sirve saberlo? No tiene nada que ver con la razon. Seguramente el amor es algo mas que el conocimiento. Conocer a alguien no es mucho, tiene unos limites... Amar debe ser algo parecido a seguir el mismo ritmo, una casualidad tan maravillosa como si en el universo hubiese dos meteoros con la misma trayectoria, la misma orbita y la misma materia. Una casualidad tal que no se puede ni calcular ni prever. Tal vez ni exista siquiera (...) Dos personas a las que les gustan las mismas comidas y la misma musica, que caminan al mismo ritmo por la calley que se buscan al mismo ritmo en la cama: quizas sea eso el amor. Que cosa mas rara debe de ser! Como un milagro... Yo imagino que los encuentros de ese tipo deben de ser misticos. La vida real no se basa en tales probabilidades. Creo que las personas que siguen el mismo ritmo, que segregan sus hormonas al mismo tiempo, que piensan lo mismo de las cosas y lo expresan con palabras identicas... bueno, creo que eso no existe. Una de las dos sera mas lenta y la otra mas rapida, una es timida, la otra osada, una ardiente, la otra tibia. Asi es como hay que tomar la vida, los encuentros... Hay que aceptar la felicidad asi, en su estado imperfecto.
Sándor Márai (Divorce à Buda)
Creo que la verdad está bien en las matemáticas, en la química, en la filosofía. No en la vida. En la vida es más importante la ilusión, la imaginación, el deseo, la esperanza. Además, ¿sabemos acaso lo que es la verdad? Si yo lo digo que aquel trozo de ventana azul, digo una verdad. Pero es una verdad parcial, y por lo tanto una especie de mentira. Porque el trozo de ventana no está solo, está en una casa, en una cuidad, en un paisaje. Está rodeado del gris de ese muro de cemento, del azul claro del cielo, de aquellas nubes alargadas, de infinitas cosas más. Y si no digo todo absolutamente todo, estoy mintiendo. Pero decir todo es imposible, aun en este caso de la ventana, de un siempre trozo de la realidad física. La realidad es infinita y además infinitamente matizada, y si me olvido de un solo matiz, ya estoy mintiendo. Ahora imagínese lo que es la realidad de los seres humano con sus complicaciones y recovecos, contradicciones y además cambiantes. Porque cambia a cada instante que pasa, y lo que éramos hace un momento no lo somos más. ¿Somos, acaso, siempre la misma persona? ¿Tenemos acaso siempre los mismos sentimientos? Se puede querer a alguien y de pronto desestimarlo y hasta detestarlo. Y si cuando lo desestimamos cometemos el error de decírselo, eso es una verdad, pero una verdad momentánea, que no será más verdad dentro de una hora o al otro día, o en otras circunstancias. Y en cambio el ser a quien se la decimos creerá que ésa es la verdad, la verdad para siempre y desde siempre. Y se hundirá en la desesperación.
Ernesto Sabato (Sobre héroes y tumbas)
Habían llegado a un arroyo que serpenteaba y saltaba entre rocas. Christopher Robin comprendió inmediatamente lo peligroso que era. - Es el mejor sitio para una Emboscada -explicó. - ¿Es algo de comer? -preguntó Puh a Porquete en un susurro. - Mi querido Puh -dijo Búho con tono de superioridad-. ¿No sabes lo que es una Emboscada? - Búho -dijo Porquete mirándole con gran severidad-, el susurro de Puh era absolutamente privado y no tienes por qué... - Una Emboscada -dijo Búho-, es una especie de Sorpresa. - Hay cosas de comer que también lo son -dijo Puh. - Una Emboscada, tal y como yo estaba explicándole a Puh -dijo Porquete-, es una especie de Sorpresa. - Cuando alguien se te echa encima de repente, eso es una Emboscada -dijo Búho. - Una Emboscada es cuando alguien se te cae encima de repente, Puh - explicó Porquete. Puh, que ahora ya sabía lo que era una Emboscada, les contó cómo un tarro entero de miel se le había caído encima una mañana y cómo había necesitado seis días para chuparse toda la miel de encima y lo que le fastidió tener que desperdiciar la que le cayó en los sitios donde no llegaba para chupar. - No estaba hablando de comida -dijo Búho un poco molesto. - Yo sí -dijo Puh.
A.A. Milne (Winnie-the-Pooh (Winnie-the-Pooh, #1))
—Y hay más. Tan pronto no van a cortar tu planta de naranja-lima. Cuando la corten estarás lejos y no sentirás nada. Sollozando me abracé a sus rodillas. —Ya no me interesa, papá. No me interesa… Y mirando su rostro, que también se encontraba lleno de lágrimas, murmuré como un muerto: —Ya la cortaron, papá, hace más de una semana que cortaron mi planta de naranja-lima. Los años pasaron, mi querido Manuel Valadares. Hoy tengo cuarenta y ocho años y, a veces, en mi nostalgia, siento la impresión de que continúo siendo una criatura. Que en cualquier momento vas a aparecer trayéndome fotos de artistas de cine o más bolitas. Tú fuiste quien me enseñó la ternura de la vida, mi Portuga querido. Hoy soy yo el que tiene que distribuir las bolitas y las figuritas, porque la vida sin ternura no vale gran cosa. A veces soy feliz en mi ternura, a veces me engaño, lo que es más común. En aquel tiempo… En el tiempo de nuestro tiempo no sabía que muchos años antes un Príncipe Idiota, arrodillado frente a un altar, preguntaba a los iconos, con los ojos llenos de lágrimas: “¿POR QUÉ LES CUENTAN LAS COSAS A LAS CRIATURITAS?” Y la verdad es, mi querido Portuga, que a mí me contaron las cosas demasiado pronto. ¡Adiós!
José Mauro de Vasconcelos (Mi planta de naranja-lima)
Y ahora me quedo aquí, con todas las cosas que nunca te llegué a contar. Pensando en todos los lugares que no te toqué. En cómo pude haber llegado por tu espalda, taparte los ojos, preguntarte quién soy y besarte el cuello para delatarme. Ahora estoy aquí, en el lugar donde se durmió todo, por no decir otra cosa. Justo aquí suena cuando me acuesto a dormir el eco de nuestras conversaciones. Ahora sólo hay viento y una verdad que duele reconocer. Y es verdad, yo una vez me sentí así, mucho antes de que llegaras tú, pero justo cuando llegaste tú yo me dije: ¡Nunca voy a volver a sentirme así! Pero ahora estoy aquí, en el mismo lugar, como no quería estar y sintiéndome como no me quería sentir más nunca. Rodeado de gente conocida y que me conoce y va diciendo mi nombre, pero soy indiferente porque me importa más que me rodees tú. Porque quiero escuchar de ti mi nombre, el tono de tu voz hace que suene perfecto. Es como si mi nombre lo llevara por ti. Y quizá si.
J. Porcupine
Walking Around Sucede que me canso de ser hombre. Sucede que entro en las sastrerías y en los cines marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro navegando en un agua de origen y ceniza. El olor de las pelquerías me hace llorar a gritos. Sólo quiero un descanso de piedras o de lana, sólo quiero no ver establecimientos ni jardines, ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores. Sucede que me canso de mis pies y mis uñas y mi pelo y mi sombra. Sucede que me canso de ser hombre. Sin embargo sería delicioso asustar a un notario con un lirio cortado o dar muerte a une monja con un golpe de oreja. Sería bello ir por las calles con un cuchillo verde y dando gritos hasta morir de frío. No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas, vacilante, extendido, tiritando de sueño, hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra, absorbiendo y pensando, comiendo cada día. No quiero para mí tantas desgracias. No quiero continuar de raíz y de tumba, de subterráneo solo, de bodega con muertos ateridos, muriéndome de pena. Por eso el día lunes arde como el petróleo cuando me ve llegar con mi cara de cárcel, y aúlla en su transcurso como una rueda herida, y da pasos de sangre caliente hacia la noche. Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas, a hospitales donde los huesos salen por la ventana, a ciertas zapaterías con olor a vinagre, a calles espantosas como grietas. Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos colgando de las puertas de las casas que odio, hay dentaduras olvidadas en una cafetera, hay espejos que debieran haber llorado de vergüenza y espanto, hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos. Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos, con furia, con olvido, paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia, y patios donde hay ropas colgadas de un alambre: calzoncillos, toallas y camisas que lloran lentas lágrimas sucias.
Pablo Neruda
No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque te quiero. Porque existe el vino y el amor, es cierto, porque no hay heridas que no cure el tiempo, abrir las puertas, quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron. Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos, No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo, porque esta es la hora y el mejor momento, porque no estas sola, porque yo te quiero.
Mario Benedetti
Uno es una trayectoria que erra tratando de recoger las migajas de lo que un día fueron nuestras fuerzas, dejadas por allí de la manera más vil, quién sabe en dónde, o recomendadas (y nunca volver por ellas) a quien no merecía tenerlas. La música es la labor de un espíritu generoso que (con esfuerzo o no) reúne nuestras fuerzas primitivas y nos las ofrece, no para que las recobremos: para dejarnos constancia de que allí todavía andan, las pobrecitas, y que yo les hago falta. Yo soy la fragmentación. La música es cada uno de esos pedacitos que antes tuve en mí y los fui desprendiendo al azar. Yo estoy ante una cosa y pienso en miles. La música es la solución a lo que yo no enfrento, mientras pierdo el tiempo mirando la cosa: un libro (en los que ya no puedo avanzar dos páginas), el sesgo de una falda, de una reja. La música es también, recobrado, el tiempo que yo pierdo. Me lo señalan ellos, los músicos: cuánto tiempo y cómo y dónde. Yo, inocente y desnuda, soy simple y amable escucha. Ellos llevan las riendas del universo. A mí, con gentileza. Una canción que no envejece es la decisión universal de que mis errores han sido perdonados.
Andrés Caicedo (¡Que viva la música!)
Amigo mío... yo no soy lo que parezco. Mi aspecto exterior no es sino un traje que llevo puesto; un traje hecho cuidadosamente, que me protege de tus preguntas, y a ti, de mi negligencia. El "yo" que hay en mí, amigo mío, mora en la casa del silencio, y allí permanecerá para siempre, inadvertido, secreto. No quisiera que creyeras en lo que digo ni que confiaras en lo que hago, pues mis palabras no son otra cosa que tus propios pensamientos, hechos sonido, y mis hechos son tus propias esperanzas en acto. Cuando dices: "El viento sopla hacia el Este", digo: "Sí, siempre sopla hacia el Este"; pues no quiero que sepas entonces que mi mente no mora en el viento, sino en el mar. No puedes comprender mis navegantes pensamientos, ni me interesa que los comprendas. Prefiero estar a solas en el mar. Cuando es de día para tí, amigo mío, es de noche para mí; sin embargo, todavía entonces hablo de la luz del día que danza en las montañas, y de la sombra purpúrea que se abre paso por el valle; pues no puedes oír las canciones de mi oscuridad, ni puedes ver mis alas que se agitan contra las estrellas, y no me interesa que oigas ni que veas lo que pasa en mí; prefiero estar a solas con la noche. Cuando tú subes a tu Cielo yo desciendo a mi Infierno. Y aún entonces me llamas a través del golfo infranqueable que nos separa: " ¡Compañero! ¡Camarada!" Y te contesto: "¡Compañero! ¡Camarada!, porque no quiero que veas mi Infierno. Las llamas te cegarían, y el humo te ahogaría. Y me gusta mi Infierno; lo amo al grado de no dejar que lo visites. Prefiero estar solo en mi Infierno. Tu amas la Verdad, la Belleza y lo Justo, y yo, por complacerte, digo que está bien, y finjo amar estas cosas. Pero en el fondo de mi corazón me río de tu amor por estas entidades. Sin embargo, no te dejo ver mi risa: prefiero reír a solas. Amigo mío, eres bueno, discreto y sensato; es más: eres perfecto. Y yo, a mi vez, hablo contigo con sensatez y discreción, pero... estoy loco. Sólo que enmascaro mi locura. Prefiero estar loco, a solas. Amigo mío, tú no eres mi amigo. Pero, ¿cómo hacer que lo comprendas? Mi senda no es tu senda y, sin embargo, caminamos juntos, tomados de la mano.
Kahlil Gibran (El loco / Lágrimas y sonrisas)
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Pablo Neruda (Veinte poemas de amor y una canción desesperada)
Yo no sé ni siquiera que el agua está compuesta por oxígeno e hidrógeno, y estas [se refiere a sus hijas, sus mordaces críticos] me echan a la cara que las lunas salen del este. ¿Pero qué me importan si las lunas salen del oeste o del este, si en Marte llueve o no llueve? Yo no proporciono breviarios a los matemáticos y a los físicos. Pero un escritor de ciencia ficción, contestan, tiene que saber ciertas cosas. Bien. Toda la vida llamándome escritor de ciencia ficción, y aún no he entendido lo que significa. Desde hace algún tiempo me llaman escritor de la Era Espacial. Suena algo más respetable, pero tampoco entiendo qué significa. Solamente, el que hace 20 años todos se burlaban de mí. ‘Pero qué ridículo eres’, decían, ‘absurdo’. ‘¿Qué quiere decir astronauta? ¿Qué quiere decir cosmopuerto, ir a la Luna? ¡Eres tonto!’ Luego, de pronto, explota la Era Espacial, y se realiza lo que escribía. Pero no se arrepienten, no piden disculpas, siguen diciendo ‘No es una obra de arte la suya, es cinerama. Bien, ¿qué es el cinerama? ¿Quién inventó el cinerama sino el viejo Mike, Michelangelo en resumen? ¿No la hizo él La Capilla Sixtina? ¿Y qué otra cosa es La Capilla Sixtina sino cinerama en pintura? Y si el viejo Michelangelo pintaba en cinerama, ¿por qué yo no puedo escribir el futuro en ciencia ficción? La ciencia ficción me sirve para interpretar el tiempo en que vivo, en que vivirán los hijos de mis hijos, para describir sus amenazas.
Ray Bradbury
No creo que tu vida no tenga sentido. He cambiado de opinión. Los milagros termodinámicos… son unos sucesos con unas probabilidades tan remotas de que lleguen a producirse que prácticamente resulta imposible que acaben dándose. Por ejemplo: que el oxígeno se transforme de manera espontánea en oro. Tengo muchas ganas de ver algo así. Y aún así, en cada apareamiento humano, mil millones de espermatozoides compiten para llegar a un solo óvulo. Multiplica esas posibilidades por las innumerables generaciones que ha habido de seres humanos, por las posibilidades de que tus antepasados vivieran, se conocieran, engendraran a ese hijo en concreto, a esa hija exactamente… hasta llegar a tu madre, que se enamorará de un hombre al que tiene todas las razones del mundo para odiar y de esa unión, de los miles de millones de niños que compiten para lograr fecundar el óvulo, fuiste tú, sólo tú, la que surgió. Destilar una forma tan específica a partir de tal caos de improbabilidades resulta tan difícil como que el aire se transforme en oro… El cenit de lo imposible. Un milagro termodinámico. Se podría decir eso de cualquier persona del mundo. Pero el planeta está tan lleno de gente, tan repleto de milagros, que acabamos considerándolos algo normal y olvidamos lo que son… Yo lo olvidé. Contemplamos la Tierra día tras día hasta que acaba convirtiéndose en un lugar al que consideramos monótono. Pero visto desde otro punto de vista, como si fuera algo nuevo, aún es capaz de asombrarnos. Ven, seca tus lágrimas, porque eres vida, algo más excepcional que un quark y más impredecible que lo que Heisenberg soñó jamás: la arcilla en la que las fuerzas que dan forma a todas las cosas dejan sus huellas de un modo más claro. Seca tus lágrimas… y volvamos a casa." Dr. Manhattan, WATCHMEN, Alan Moore
Alan Moore (Watchmen)
Usted tiene todas las condiciones para concurrir a mi felicidad, pero yo tengo muy pocas para concurrir a la suya. Y no crea que me estoy mandando la parte. En otra posición (quiero decir, más bien, en otras edades) lo más correcto sería que yo le ofreciese un noviazgo serio, muy serio, quizá demasiado serio, con una clara perspectiva de casamiento al alcance de la mano. Pero si yo ahora le ofreciese algo semejante, calculo que sería muy egoísta, porque sólo pensaría en mí, y lo que yo más quiero ahora no es pensar en mí sino pensar en usted. Yo no puedo olvidar usted tampoco que dentro de diez años yo tendré sesenta. Escasamente un viejo, podrá decir un optimista o un adulón, pero el adverbio importa muy poco. Quiero que quede a salvo mi honestidad al decirle que ni ahora ni dentro de unos meses, podré juntar fuerzas como para hablar de matrimonio. Pero siempre hay un pero ¿de qué hablar entonces? Yo sé que, por más que usted entienda esto, es difícil, sin embargo, que admita otro planteo. Porque es evidente que existe otro planteo. En ese otro planteo hay cabida para el amor, pero no la hay en cambio para el matrimonio. Levantó los ojos, pero no interrogaba. Es probable que sólo haya querido ver mi cara al decir eso. Pero, a esta altura, yo ya estaba decidido a no detenerme. A ese otro planteo, la imaginación popular, que suele ser pobre en denominaciones, lo llama una Aventura o un Programa, y es bastante lógico que usted se asuste un poco. A decir verdad, yo también estoy asustado, nada más que porque tengo miedo de que usted crea que le estoy proponiendo una aventura. Tal vez no me apartaría ni un milímetro de mi centro de sinceridad, si le dijera que lo que estoy buscando denodadamente es un acuerdo, una especie de convenio entre mi amor y su libertad. Ya sé, ya sé. Usted está pensando que la realidad es precisamente la inversa; que lo que yo estoy buscando es justamente su amor y mi libertad. Tiene todo el derecho de pensarlo, pero reconozca que a mi vez tengo todo el derecho de jugármelo todo a una sola carta. Y esa sola carta es la confianza que usted pueda tener en mí.
Mario Benedetti (La tregua)
Ponerse en los “zapatos del otro” Ponerse en los “zapatos del otro”, es un buen sistema para poder leer la mente. A menudo nos cruzamos con personas que no entendemos, y que no podemos llegar a comprender la coherencia de sus palabras, actos y reacciones. ¿No les pasó?… Seguramente pensaron en estos casos: ¡qué ganas de poder leerle la mente para entender por qué actúa de esta forma!!!… Creo que la principal razón por la cual no llegamos a comprender del todo en estos casos, es que tratamos de hacerlo utilizando nuestros propios esquemas mentales; en otras palabras, tratamos de entender a esta persona de acuerdo a nuestra forma de pensar, sentir, actuar y -en definitiva- vivir… Y ese es un error, si es que queremos entender realmente qué le está pasando por su cabeza. Si bien hay esquemas mentales similares y que se repinten, cada ser humano es diferente a otro. Sus vivencias, experiencias, familia, educación, valores, todo, absolutamente todo, influye en cómo actúa alguien, en incluso -a veces- hasta casi lo determina. Probemos entonces ponernos realmente en sus zapatos. Analicen, averigüen, piensen y observen… Traten de colocarse en su pellejo. Esto no significa qué harían ustedes en su lugar (si bien este es también un parámetro valido, a veces confunde en estos casos), sino, tratar de entender cómo funciona su mente, quién es y de dónde viene, cómo es su personalidad, cómo actúo anteriormente en casos similares, qué necesidades tiene, cuáles son sus objetivos, inquietudes e intereses, tiene condicionantes externos que lo están afectando, etc., etc., etc… Sé que suena algo de Perogrullo y sabido, pero les aseguro que un una herramienta ¡I M P R E S I O N A N T E M E N T E PODEROSA! Al fin y al cabo, los mayores secretos para lograr algo con éxito generalmente son sonsos y de conocimiento público, lo difícil es tener la conciencia real de lo importante que son y saber aplicarlos adecuadamente. La importancia de “ponerse en los zapatos del otro” se estudia en el Mundo, hay ejercicios bien concretos que demuestran su potencialidad. De hecho, yo tuve real dimensión de todo esto, con ejercicios que hice en Harvard cuando estudié Negociación. Uno, cuando logra comprender verdaderamente a alguien, se le abre un mundo nuevo de posibilidades respecto de esta persona. Es una herramienta con una potencialidad impresionante, así que úsenla con cuidado y prudencia… ¡Pruebelo y me cuentan! Espero respuestas… Gonzalo GUMA
Gonzalo Guma (Índigo Mentes en Juego)
Pero el amor, esa palabra… Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fijate. Pero fijate bien, porque no es gratuito. ¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.
Julio Cortázar
Porque posee usted la más maravillosa juventud, y la juventud es lo más precioso que se puede poseer. –No lo siento yo así, lord Henry. –No; no lo siente ahora. Pero algún día, cuando sea viejo y feo y esté lleno de arrugas, cuando los pensamientos le hayan marcado la frente con sus pliegues y la pasión le haya quemado los labios con sus odiosas brasas, lo sentirá, y lo sentirá terriblemente. Ahora, dondequiera que vaya, seduce a todo el mundo. ¿Será siempre así?… Posee usted un rostro extraordinariamente agraciado, señor Gray. No frunza el ceño. Es cierto. Y la belleza es una manifestación de genio; está incluso por encima del genio, puesto que no necesita explicación. Es uno de los grandes dones de la naturaleza, como la luz del sol, o la primavera, o el reflejo en aguas oscuras de esa concha de plata a la que llamamos luna. No admite discusión. Tiene un derecho divino de soberanía. Convierte en príncipes a quienes la poseen. ¿Se sonríe? ¡Ah! Cuando la haya perdido no sonreirá… La gente dice a veces que la belleza es sólo superficial. Tal vez. Pero, al menos, no es tan superficial como el pensamiento. Para mí la belleza es la maravilla de las maravillas. Tan sólo las personas superficiales no juzgan por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo que no se ve… Sí, señor Gray, los dioses han sido buenos con usted. Pero lo que los dioses dan, también lo quitan, y muy pronto. Sólo dispone de unos pocos años en los que vivir de verdad, perfectamente y con plenitud. Cuando se le acabe la juventud desaparecerá la belleza, y entonces descubrirá de repente que ya no le quedan más triunfos, o habrá de contentarse con unos triunfos insignificantes que el recuerdo de su pasado esplendor hará más amargos que las derrotas. Cada mes que expira lo acerca un poco más a algo terrible. El tiempo tiene celos de usted, y lucha contra sus lirios y sus rosas. Se volverá cetrino, se le hundirán las mejillas y sus ojos perderán el brillo. Sufrirá horriblemente… ¡Ah! Disfrute plenamente de la juventud mientras la posee. No despilfarre el oro de sus días escuchando a gente aburrida, tratando de redimir a los fracasados sin esperanza, ni entregando su vida a los ignorantes, los anodinos y los vulgares. Ésos son los objetivos enfermizos, las falsas ideas de nuestra época. ¡Viva! ¡Viva la vida maravillosa que le pertenece! No deje que nada se pierda. Esté siempre a la busca de nuevas sensaciones. No tenga miedo de nada… Un nuevo hedonismo: eso es lo que nuestro siglo necesita. Usted puede ser su símbolo visible. Dada su personalidad, no hay nada que no pueda hacer. El mundo le pertenece durante una temporada… En el momento en que lo he visto he comprendido que no se daba usted cuenta en absoluto de lo que realmente es, de lo que realmente puede ser. Había en usted tantas cosas que me encantaban que he sentido la necesidad de hablarle un poco de usted. He pensado en la tragedia que sería malgastar lo que posee. Porque su juventud no durará mucho, demasiado poco, a decir verdad. Las flores sencillas del campo se marchitan, pero florecen de nuevo. Las flores del codeso serán tan amarillas el próximo junio como ahora. Dentro de un mes habrá estrellas moradas en las clemátides y, año tras año, la verde noche de sus hojas sostendrá sus flores moradas. Pero nosotros nunca recuperamos nuestra juventud. El pulso alegre que late en nosotros cuando tenemos veinte años se vuelve perezoso con el paso del tiempo. Nos fallan las extremidades, nuestros sentidos se deterioran. Nos convertimos en espantosas marionetas, obsesionados por el recuerdo de las pasiones que nos asustaron en demasía, y el de las exquisitas tentaciones a las que no tuvimos el valor de sucumbir. ¡Juventud! ¡Juventud! ¡No hay absolutamente nada en el mundo excepto la juventud!
Oscar Wilde (The Picture of Dorian Gray)