Pomelo Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Pomelo. Here they are! All 19 of them:

La clase de chicas guapas que, por más tiempo que las mires, en cuanto apartas los ojos de ellas, ya no te acuerdas de qué cara tenían. En el mundo existe este tipo de belleza. Que es como los pomelos: indistinta.
Haruki Murakami (Hard-Boiled Wonderland and the End of the World)
A great way to avoid useless accuracy, and to dodge the Curse of Knowledge, is to use analogies. Analogies derive their power from schemas: A pomelo is like a grapefruit. A good news story is structured like an inverted pyramid. Skin damage is like aging. Analogies make it possible to understand a compact message because they invoke concepts that you already know.
Chip Heath (Made to Stick: Why some ideas take hold and others come unstuck)
En ese momento supe dos cosas: 1. Que eras un desastre con patas y 2. Que podía enamorarme de ti.
Begoña Oro (Pomelo y limón)
Ya sólo me siento real cuando te escribo o cuando miro tus dibujos. Cuando te cuento, cuando me cuentas. Sólo estoy aquí. Sólo soy yo contigo.
Begoña Oro
Elige las palabras y elegirás la calidad de tus recuerdos. Tú decides si es un buen o mal recuerdo. Mejor aún, tú lo transformas. Porque las cosas te suceden; algunas las provocas tú y otras escapan a tu control. Pero hay algo que solo tú controlas: las palabras que eliges para contarlas.Eres tú quien cuenta la historia, tu historia. ¿Y sabes lo mejor de todo? Siempre, siempre estás a tiempo de cambiarla.
Begoña Oro (Pomelo y limón)
Un perfil es precisamente eso: un lado. Y todo el mundo posa con su lado bueno. No verás a nadie de frente en Facebook.
Begoña Oro (Pomelo y limón)
Los recuerdos están hechos de palabras; la vida está hecha de palabras. No puedes cambiar lo que te ha pasado, pero puedes escoger las palabras para contarlo.
Begoña Oro (Pomelo y limón)
Y mi opinión es… el amor a primera vista existe, igual que existen las bombas de neutrones, los cables de alta tensión y otras cosas que provocan una muerte segura. ¿Qué hacer para evitarlo? ¡Mira para otro lado, bonita! O ponte gafas de sol…
Begoña Oro (Pomelo y limón)
Se estuvieron mirando de ventana a ventana, de cuarto a segundo, durante tres minutos. Prueba ahora a contar hasta ciento ochenta. Uno dos tres cuatro cinco seis siete ocho nueve diez once doce trece catorce quince dieciséis diecisiete dieciocho diecinueve veinte... En tres minutos sobra tiempo para enamorarse.
Begoña Oro (Pomelo y limón)
Anderson has spent enough time poring over ancient pictures that they seldom affect him. He can usually ignore the foolish confidence of the past—the waste, the arrogance, the absurd wealth—but this one irritates him: the fat flesh hanging off the farang, the astonishing abundance of calories that are so obviously secondary to the color and attractiveness of a market that has thirty varieties of fruit: mangosteens, pineapples, coconuts, certainly. . . but there are no oranges, now. None of these. . . these. . . dragon fruits, none of these pomelos, none of these yellow things. . . lemons. None of them. So many of these things are simply gone. But the people in the photo don't know it. These dead men and women have no idea that they stand in front of the treasure of the ages, that they inhabit the Eden of the Grahamite Bible where pure souls go to live at the right hand of God. Where all the flavors of the world reside under the careful attentions of Noah and Saint Francis, and where no one starves. Anderson scans the caption. The fat, self-contented fools have no idea of the genetic gold mine they stand beside. The book doesn't even bother to identify the ngaw. It's just another example of nature's fecundity, taken entirely for granted because they enjoyed so damn much of it.
Paolo Bacigalupi (The Windup Girl)
Se levanta y hace la cama, luego recoge del suelo unos libros de bolsillo (novelas policíacas) y los pone en la librería. Tiene ropa que lavar antes de irse, ropa que guardar, medias que emparejar y meter en los cajones. Envuelve la basura en papel de periódico y baja tres pisos para dejarla en el cubo de la basura. Saca los calcetines de Cal de detrás de la cama y los sacude, dejándolos sobre la mesa de la cocina. Hay trapos que lavar, hollín en el alféizar de las ventanas, cacerolas en remojo por fregar, hay que poner un plato bajo el radiador por si funciona durante la semana (se sale). Oh. Aj. Que se queden las ventanas como están, aunque a Cal no le gusta verlas sucias. Esa espantosa tarea de restregar el retrete, pasarle el plumero a los muebles. Ropa para planchar. Siempre se caen cosas cuando recoges otras. Se agacha una y otra vez. La harina y el azúcar se derraman sobre los estantes que hay encima de la pila y tiene que pasar un paño; hay manchas y salpicaduras, hojas de rábano podridas, incrustaciones de hielo dentro de la vieja nevera (hay que mantener la puerta abierta con una silla, para que se descongele). Pedazos de papel, caramelos, cigarrillos y ceniza por toda la habitación. Tiene que quitarle el polvo a todo. Decide limpiar las ventanas a pesar de todo, porque quedan más bonitas. Estarán asquerosas después de una semana. Por supuesto, nadie la ayuda. Nada tiene la altura adecuada. Añade los calcetines de Cal a la ropa de ambos que tiene que llevar a la lavandería de autoservicio, hace un montón separado con la ropa de él que tiene que coser, y pone la mesa para sí misma. Raspa los restos de comida del plato del gato, y le pone agua limpia y leche. «Mr. Frosty» no parece andar por allí. Debajo de la pila encuentra un paño de cocina, lo recoge y lo cuelga sobre la pila, se recuerda a sí misma que tiene que limpiar allí abajo más tarde, y se sirve cereales, té, tostadas y zumo de naranja. (El zumo de naranja es un paquete del gobierno de naranja y pomelo en polvo y sabe a demonios.) Se levanta de un salto para buscar la fregona debajo de la pila, y el cubo, que también debe estar por allí. Es hora de fregar el suelo del cuarto de baño y el cuadrado de linóleo que hay delante de la pila y la cocina. Primero termina el té, deja la mitad del zumo de naranja y pomelo (haciendo una mueca) y algo del cereal. La leche vuelve a la nevera —no, espera un momento, tírala—, se sienta un minuto a escribir una lista de comestibles para comprarlos en el camino del autobús a casa, cuando vuelva dentro de una semana. Llena el cubo, encuentra el jabón, lo deja, friega sólo con agua. Lo guarda todo. Lava los platos del desayuno. Coge una novela policíaca y la hojea, sentada en el sofá. Se levanta, limpia la mesa, recoge la sal que ha caído en la alfombra y la barre. ¿Eso es todo? No, hay que arreglar la ropa de Cal y la suya. Oh, déjalo. Tiene que hacer la maleta y preparar la comida de Cal y la suya (aunque él no se marcha con ella). Eso significa volver a sacar las cosas de la nevera y volver a limpiar la mesa, dejar pisadas en el linóleo otra vez. Bueno, no importa. Lava el plato y el cuchillo. Ya está. Decide ir por la caja de costura para arreglar la ropa de él, cambia de opinión. Coge la novela policíaca. Cal dirá: «No has cosido mi ropa.» Va a coger la caja de costura del fondo del armario, pisando maletas, cajas, la tabla de plancha, su abrigo y ropa de invierno. Pequeñas manos salen de la espalda de Jeannine y recogen lo que ella tira. Se sienta en el sofá y arregla el desgarrón de la chaqueta de verano de él, cortando el hilo con los dientes. Vas a estropearte el esmalte. Botones. Zurce tres calcetines. (Los otros están bien.) Se frota los riñones. Cose el forro de una falda que está descosido. Limpia zapatos. Hace una pausa y mira sin ver. Luego reacciona y con aire de extraordinaria energía saca la maleta mediana del armario y empieza a meter su ropa para
Joanna Russ (The Female Man)
Qué fecha, a qué hora, nace un amor es algo difícil de precisar. ¿Nace la primera vez que vemos a la persona amada? ¿O la primera vez que, al buscarlo los ojos, nos encontramos correspondidos con la misma mirada, esa que no pretende ver sino entrar a través de las pupilas? ¿Nace la primera vez que pronunciamos su nombre como si invocáramos todo el universo? ¿Nace cuando se dice, cuando se reconoce: «Te quiero»? ¿Nace y crece tan poco a poco que no se sabe cuándo nació? Nadie registra, cronómetro en mano, la fecha de nacimiento de un amor. Pero todo el mundo necesita un número rodeado con rotulador rojo en el calendario. Lo verdaderamente difícil de precisar en el momento de marcarlo es por cuánto tiempo se seguirá celebrando. Del mismo modo en que no se sabe cuál será el futuro de una semilla cuando se planta en el suelo, la incertidumbre también es la esencia de las semillas de los aniversarios.
Begoña Oro (Pomelo y limón)
Pero volvamos al aire y la luz de la primavera, que deberían ser los únicos protagonistas. Se trataba de una luz incomprensible. Siendo así que la adolescencia consiste en ese aire que no es posible explicarse. Podría escribirse en esa luz (ya que no es posible escribir sobre esa luz), conseguir que la suave carne de pomelo de esa luz quedase inscrita, en cierto modo «pensada». Aún está por ver si se puede, si yo puedo.
Eloy Tizón (Velocidad de los jardines)
In the tin-covered porch Mr Chawla had constructed at the rear of the house she had set up her outdoor kitchen, spilling over into a grassy patch of ground. Here rows of pickle jars matured in the sun like an army balanced upon the stone wall; roots lay, tortured and contorted, upon a cot as they dried; and tiny wild fruit, scorned by all but the birds, lay cut open, displaying purple-stained hearts. Ginger was buried underground so as to keep it fresh; lemon and pumpkin dried on the roof; all manner of things fermented in tightly sealed tins; chilli peppers and curry leaves hung from the branches of a tree, and so did buffalo curd, dripping from a cloth on its way to becoming paneer. Newly strong with muscles, wiry and tough despite her slenderness, Kulfi sliced and pounded, ground and smashed, cut and chopped in a chaos of ingredients and dishes. ‘Cumin, quail, mustard seeds, pomelo rind,’ she muttered as she cooked. ‘Fennel, coriander, sour mango. Pandanus flour, lichen and perfumed kewra. Colocassia leaves, custard apple, winter melon, bitter gourd. Khas root, sandalwood, ash gourd, fenugreek greens. Snake-gourd, banana flowers, spider leaf, lotus root …’ She was producing meals so intricate, they were cooked sometimes with a hundred ingredients, balanced precariously within a complicated and delicate mesh of spices – marvellous triumphs of the complex and delicate art of seasoning. A single grain of one thing, a bud of another, a moist fingertip dipped lightly into a small vial and then into the bubbling pot; a thimble full, a matchbox full, a coconut shell full of dark crimson and deep violet, of dusty yellow spice, the entire concoction simmered sometimes for a day or two on coals that emitted only a glimmer of faint heat or that roared like a furnace as she fanned them with a palm leaf. The meats were beaten to silk, so spiced and fragrant they clouded the senses; the sauces were full of strange hints and dark undercurrents, leaving you on firm ground one moment, dragging you under the next. There were dishes with an aftertaste that exploded upon you and left you gasping a whole half-hour after you’d eaten them. Some that were delicate, with a haunting flavour that teased like the memory of something you’d once known but could no longer put your finger on. Pickled limes stuffed with cardamom and cumin, crepuscular creatures simmered upon the wood of a scented tree, small river fish baked in green coconuts, rice steamed with nasturtium flowers in the pale hollow of a bamboo stem, mushrooms red – and yellow-gilled, polka-dotted and striped. Desire filled Sampath as he waited for his meals. Spice-laden clouds billowed forth and the clashing cymbals of pots and pans declared the glory of the meal to come, scaring the birds from the trees about him.
Kiran Desai (Hullabaloo in the Guava Orchard)
A quien cuentas tu secreto, entregas tu liberad, dicen. Hay quien prefiere vivir libre, esclavo solo —no es poco— de su secreto. Otros eligen cuidadosamente la persona a quien entregar su libertad, y permanecen unidos toda su vida a ella. Los hay, por el contrario, que revelan sus secretos a lo loco, a sus más de trescientos amigos en Facebook. Pero aún existe otra posibilidad más terrible: que sea otra persona quien cuente tu secreto. Robada tu libertad, quedas preso para siempre. Contra tu voluntad.
Begoña Oro (Pomelo y limón)
Y ahora ábrete paso, desbroza un camino, crea un claro en ese bosque, tu bosque, donde sentarte cómodamente a descansar. ¿Cómo? Cuenta la historia, desbroza a palabrazos la desordenada realidad. Crea un claro. Ese milagro produces cada vez que te cuentas la historia de tu vida. Y a ese milagro asistes cada vez que escuchas o lees una historia. Como ahora.
Begoña Oro (Pomelo y limón)
La mente es omnipresente, los acontecimientos de la vida no suceden aislados y la historia está siempre aumentando su volumen. El estado natural de la vida y de la mente es la complejidad. En este punto lo que el arte puede ofrecer (si puede ofrecer algo, me parece) es una ausencia de complejidad, un vacío a través del cual uno sea llevado a un estado de completa relajación mental. Después de ellos puede volverse a la complejidad de la vida otra vez, y puede no ser lo mismo, o quizás uno nunca vuelva, pero ése es un problema personal. La riqueza mental debe preocuparnos tanto como la riqueza física. ¿No dijo acaso Cristo que más fácil pasa un camello por el ojo de la aguja, que John Cage al cielo? Creo que es hermoso abandonar lo más posible lo que se tiene, tanto las posesiones mentales como las materiales porque obstruyen la mente. Es hermoso mantener la pobreza del ambiente, del sonido, del pensamiento, de las creencias. Es hermoso mantenerse pequeñita como un grano de arroz en vez de expandirse. Hágase dispensable, como el papel. Ver poco, oír poco, pensar, poco.
Yoko Ono.
tenía tarta, mientras que Dudley sólo tenía pomelo; era un radiante día de verano;
J.K. Rowling (Harry Potter y el cáliz de fuego (Harry Potter, #4))
6 Powerful Fruits To Lose Weight And Burn Belly Fat Instantly These half-dozen superb fruits will definitely assist you lose those additional pounds: 1. Watermelon Because ninety % of a watermelon’s weight is water, it’s one in all the most effective fruits to eat if you’re attempting to slim. A 100-gram serving contains solely thirty calories. It’s conjointly an excellent supply of an organic compound known as essential amino acid, that helps burn fat quickly. Additionally to serving to the body keep hydrous, a watermelon snack can cause you to feel full therefore you won’t have cravings between meals. 2. Guava A powerhouse of nutrients, guavas may facilitate weight loss while not compromising your intake of proteins, vitamins and fibre. This delicious tropical fruit is jam-choked with foodstuff, vitamins, proteins and minerals. It’s a win-win after you think about these edges with its tiny variety of pre-digested carbohydrates and also the undeniable fact that guava contains zero steroid alcohol. Raw guavas have abundant less sugar compared to fruits like apples, oranges and grapes, and that they keep the metabolism regulated. 3. Apple An apple on a daily basis might keep the doctor away, however it may assist you slim additional quickly. the great news is that consumption only one apple on a daily basis — with the skin on — offers the body and average of four.4 grams of fibre, that is concerning simple fraction of our daily would like. Apples area unit a fashionable supply of a strong fibre known as cellulose. Consumption apples or pears before meals resulted in vital weight loss in step with a study printed in Nutrition Journal. 4. Grapefruit This delicious fruit, that was initial created by crossing a pomelo with AN orange within the eighteenth century, is additionally an incredible supply of cellulose. It contains an excellent quantity of vitamin C, vitamin M and K. Pink and red grapefruits area unit jam-choked with anti-ophthalmic factor and carotenoid, a phytochemical that protects blood vessel walls from aerophilic injury. consumption 0.5 a grapefruit a couple of half-hour before daily meals can assist you feel additional sated, which can lead to less consumption of food and calories. 5. Banana Considered the proper pre- or post-workout snack, bananas area unit healthier than most energy bars, which regularly contain various sugar and chemicals. though the typical banana contains twenty seven grams of carbs, the fruit will facilitate stop weight gain as a result of it's solely one hundred and five calories and 3 grams of filling fibre. Bananas are proverbial to fight muscle cramps, keep force per unit area low and stop acidity. simply try to persist with one banana on a daily basis. 6. Tomato Let’s not forget that the tomato could be a fruit and not a vegetable. This powerful red ally is packed with antioxidants and may facilitate cut back water retention's. It conjointly fights leptin resistance. (Leptin could be a style of macromolecule that forestalls our body from losing weight.) Plus, tomatoes area unit terribly low in calories; AN average-sized tomato is simply twenty two calories and an oversized one is thirty three calories. Tomatoes are thought of AN appetite-suppressant “high-volume” food, which suggests they need high amounts of water, air and fibre. It ought to be evident, however you can’t simply burn fat and shed weight by merely consumption these seven fruits alone. you may slim after you burn additional calories than you consume. By physical exercise and work high-calorie food like cheese, meat or rice with low-calorie fruits like tomatoes, you may be able to reach your ideal weight.
Sunrise nutrition hub