Pobrecita Quotes

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Uno es una trayectoria que erra tratando de recoger las migajas de lo que un día fueron nuestras fuerzas, dejadas por allí de la manera más vil, quién sabe en dónde, o recomendadas (y nunca volver por ellas) a quien no merecía tenerlas. La música es la labor de un espíritu generoso que (con esfuerzo o no) reúne nuestras fuerzas primitivas y nos las ofrece, no para que las recobremos: para dejarnos constancia de que allí todavía andan, las pobrecitas, y que yo les hago falta. Yo soy la fragmentación. La música es cada uno de esos pedacitos que antes tuve en mí y los fui desprendiendo al azar. Yo estoy ante una cosa y pienso en miles. La música es la solución a lo que yo no enfrento, mientras pierdo el tiempo mirando la cosa: un libro (en los que ya no puedo avanzar dos páginas), el sesgo de una falda, de una reja. La música es también, recobrado, el tiempo que yo pierdo. Me lo señalan ellos, los músicos: cuánto tiempo y cómo y dónde. Yo, inocente y desnuda, soy simple y amable escucha. Ellos llevan las riendas del universo. A mí, con gentileza. Una canción que no envejece es la decisión universal de que mis errores han sido perdonados.
Andrés Caicedo (¡Que viva la música!)
Pobrecita niña. ¿Tu padre te mintió cuando eras un retoño de bruja? ¿Te aseguró que tenías un buen corazón y que, si querías cuando crecieras podrías llegar a ser tan buena, estúpida y aburrida como él.
Shannon Hale (The Storybook of Legends (Ever After High, #1))
Pero las ranas son ranas, pobrecitas; no sólo nadie puede cambiar a nadie, sino que es profundamente injusto exigirle a un batracio que se convierta en otra cosa.
Anonymous
Al llegar a este punto se le llenaron los ojos de lágrimas; se sacó de abajo del ala un pañuelo muy grande de lunares y se sonó el pico. —¡Así es! —continuó entre sollozos—. ¿Y qué creis que le pasa a todas las palabras que no se usan? —¿Qué les pasa?— preguntó Penelopé, con los ojos como platos. —Pues que, si no se les cuida y se les permite hacer ejercicio, se desvanecen, y acaban por desaparecer, las pobrecitas —dijo Loro—. En eso consiste mi trabajo. Una vez al año tengo que ponerme a recitar el Diccionario, para garantizar que todas las palabras hagan el ejercicio imprescindible; pero en el transcurso del año procuro utilizar todas las que pueda, porque en realidad las pobrecillas no tienen suficiente con una sola salida anual. ¡Se aburren tanto, ahí sentaditas entre las páginas!
Gerald Durrell
A las muchachitas descalzas hay que empezar por impresionarlas, ¿no lo sabíais? Es preciso que la infeliz se sienta maravillada y confusa al ver que todo un señor se ha enamorado de una pobrecita como ella. Por fortuna, ha habido y habrá siempre señores que se atreven a todo y sirvientes que los obedecen. ¡Esto asegura la felicidad de la existencia!
Fyodor Dostoevsky (Los Hermanos Karamazov (Spanish Edition))
We have a saying in my culture. Dios no le diá, alas a los alacranes: God did not give wings to scorpions. No. They seem a little scary at first, but look how small they are, how bitter and ugly. They just have to crawl around in everybody else's mierda, waiting for the chance to sting someone. Pobrecita... don't it just suck to be a bottom feeder? Don't it just?
Kim Green (Paging Aphrodite)
Pobrecita June, ¡es tan vulnerable! No tengo otra cosa que darle salvo mi amor, que necesita. Invento mi amor por ella, como un regalo. La mantengo viva fingiendo mi amor, que no es sino lástima. Escucho su charla rudimentaria, busco pacientemente relámpagos de verdad, esperando ANAÏS NIN Incesto, Diario Amoroso Escaneado por PRETENDER – Corregido por Juani Página 21 que se encuentre a sí misma, que en mí encuentre fuerzas, aunque, al hacer esto, siento que soy la mayor traidora sobre la Tierra. Confía en mí y soy quien la deja sin Henry.
Anaïs Nin
son nuestros ojos, de acuerdo con nuestros miedos, los que hacen de ella una gigante. Pobrecita
José Saramago (Las intermitencias de la muerte)
La música es la labor de un espíritu generoso que (con esfuerzo o no) reúne nuestras fuerzas primitivas y nos las ofrece, no para que las recobremos: para dejarnos constancia de que allí todavía andan, las pobrecitas, y que yo les hago falta.
Andrés Caicedo (¡Que viva la música! (Spanish Edition))
Las olas, por fin, alcanzaron las rodillas del Recluta. Un escalofrío recorrió sus harapos. Le arrebaté el cuchillo con el que la pobrecita pensaba defenderse (¿de mí? ¡no!) y a partir de ese momento me convertí en una bestia, sollozó el Recluta. ¿Qué están esperando para detenerme? Dije: ¿cómo te van a detener si nadie sospecha nada de ti? El Recluta permaneció en silencio un breve instante, ya teníamos la tormenta sobre nuestras cabezas. Yo la maté, patrón, eso es un hecho, y ahora este pueblo extraño y miserable parece celebrar su luna de miel. Empezó a diluviar. Antes de levantarme y emprender el regreso al hotel le pregunté cómo había sabido que la cantante vivía en el Palacio Benvingut. El Recluta se volvió a mirarme con la inocencia de un niño (entre dos relámpagos vi la cara recién lavada, chorreando agua, de mi hijo): siguiéndola, patrón, siguiéndola por estas calles empinadas sin más intención que velar por ella. Sin más intención que estar cerca del calor humano. ¿Ella estaba sola? El Recluta dibujó unos signos en el aire. Ya no hay nada más que hablar, dijo…
Roberto Bolaño (The Skating Rink)