Pez Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Pez. Here they are! All 100 of them:

The horse grunted softly. He had huge teeth, Clary noticed uneasily; each one the size of a Pez dispenser. She imagined those teeth sinking into her leg and thought of all the girls she'd known in middle school who'd wanted ponies of their own. She wondered if they were insane.
Cassandra Clare (City of Glass (The Mortal Instruments, #3))
Oh! This'll impress you - I'm actually in the Abnormal Psychology textbook. Obviously my family is so proud. Keep in mind though, I'm a PEZ dispenser and I'm in the abnormal Psychology textbook. Who says you can't have it all?
Carrie Fisher (Wishful Drinking)
She doesn't quite chop his head off. She makes a Pez dispenser out of him.
Frank Miller (Sin City, Vol. 3: The Big Fat Kill (Sin City, #3))
It's a really crappy feeling to realize that your entire outook on your life can be controlled by some little pill that looks like a Pez, and that some weird combination of drugs can make your brain think it's on a holiday somewhere really sweet when you're standing naked in the middle of the school cafeteria while everyone takes pictures of you. Metaphorically. Or whatever.
Michael Thomas Ford (Suicide Notes)
You're not really famous until youre a Pez dispenser.
Carrie Fisher
The truth is, I'd give it all up, the sentience, the endowments, and I'd go back to Scranton and work in that damned store and stock fucking Pez dispensers for the rest of my life if it meant that I could still be with you until I die.
Jennifer DeLucy (Seers of Light (Light, #1))
Gordie: Alright, alright, Mickey's a mouse, Donald's a duck, Pluto's a dog. What's Goofy? Vern: If I could only have one food for the rest of my life? That's easy-Pez. Cherry-flavored Pez. No question about it. Teddy: Goofy's a dog. He's definitely a dog. Gordie: I knew the $64,000 question was fixed. There's no way anybody could know that much about opera! Chris: He can't be a dog. He drives a car and wears a hat. Gordie: Wagon Train's a really cool show, but did you notice they never get anywhere? They just keep wagon training. Vern: Oh, God. That's weird. What the hell is Goofy?
Stephen King (The Body)
Una de las ventajas de ser un pez pequeño es que nunca se esperan que vayas a devolver el mordisco.
Laura Gallego García (El libro de los portales)
Un pájaro y un pez puede que quieran estar juntos, pero ¿dónde vivirían?
Jackson Pearce (As You Wish (Genies #1))
Nostalgia de lo que no conoces, ¿cómo puedes extrañar vivir suspendida en el aire si siempre has vivido anclada a la tierra? Tal vez en tu otra vida serás pájaro. O pez.
Martha Riva Palacio Obón (Orfeo)
Como pez fuera del agua, arrojado a terreno seco, este espíritu brinca intentando escapar del reino de la aflicción.
Gautama Buddha (Dhammapada)
el padre Latour juzgó que, así como los blancos se imponían a cualquier paisaje, lo cambiaban y rehacían (para acabar dejando alguna señal o recuerdo de su estancia), en cambio la costumbre india era cruzar un lugar sin dejar rastro, como el pez en el agua o los pájaros en el cielo
Willa Cather (A Death in the Desert)
Podía transformar a un pez en pájaro, pelear con mi leona y luego echarme sobre su vientre con la melena suelta. Quería esuchar sus gritos y resuellos. ¡Me ha mirado! ¡Me voy a convertir en rana!
Madeline Miller (Circe)
Esas milésimas de segundo donde se encontraban la línea de nuestras miradas eran el único momento de mi jornada en que yo sentía algo: el súbito vuelco en el estómago, el flujo de la ira. Era como un pez mirando desde el anzuelo.
Madeline Miller (La canción de Aquiles)
SAUDADE SAUDADE...-Que será...yo no sé...lo he buscado en unos diccionarios empolvados y antiguos y en otros libros que no han dado el significado de esta dulce palabra de perfiles ambiguos. Dicen que azules son las montañas como ella, que en ella se obscurecen los amores lejanos, y un nobre y buen amigo mío(y de las estrellas) la nombra en un temblor de trenzas y de manos. Y hoy en Eça de Queiroz sin mirar la adivino, su secreto se evade, su dulzura me obsede como una mariposa de cuerpo extraño y fino siempre lejos - tan lejos! - de mis tranquilas redes. Saudade...Oiga, vencido, sabe el significado de esta palabra blanca que como un pez se evade? No...Y me tiembla en la boca su temblor delicado... Saudade...
Pablo Neruda (Crepusculario)
De partida, un cuerno. Menuda partida. Si te toca en el lado de los peces gordos, desde luego es una partida, lo reconozco. Pero como te toque en el otro lado, donde no hay ningún pez gordo, ¿qué tiene eso de partida? Nada. De partida, nada.
J.D. Salinger (The Catcher in the Rye)
One of the most damaging myths of our time is that poor countries live in poverty because of a conspiracy of the rich countries, who arrange things so as to keep them underdeveloped, in order to exploit them.
Mario Vargas Llosa (El pez en el agua)
La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero. Ningún hombre ha llegado a ser él mismo por completo; sin embargo, cada cual aspira a llegar, los unos a ciegas, los otros con más luz, cada cual como puede. Todos llevan consigo, hasta el fin, los restos de su nacimiento, viscosidades y cáscaras de un mundo primario. Unos no llegan nunca a ser hombres; se quedan en rana, lagartija u hormiga. Otros son mitad hombre y mitad pez. Pero todos son una proyección de la naturaleza hacia el hombre. Todos tenemos en común nuestros orígenes, nuestras madres; todos procedemos del mismo abismo; pero cada uno tiende a su propia meta, como un intento y una proyección desde las profundidades. Podemos entendernos los unos a los otros; pero interpretar es algo que sólo puede hacer cada uno consigo mismo.
Hermann Hesse (Demian)
Bastaba con creer que ya no necesitaba tender mis manos desnudas, con saber que ver el pez bajo la superficie era suficiente. Que lo era todo. Era mi vida: como todas las vidas, misteriosa e irrevocable y sagrada. Tan cercana, tan presente, tan mía. Y qué extraordinario era dejarlo estar.
Cheryl Strayed (Salvaje)
SEGISMUNDO: ¡Ay mísero de mí, y ay infelice! Apurar, cielos, pretendo, ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo. Aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido; bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor, pues el delito mayor del hombre es haber nacido. Sólo quisiera saber para apurar mis desvelos -dejando a una parte, cielos, el delito del nacer-, ¿qué más os pude ofender, para castigarme más? ¿No nacieron los demás? Pues si los demás nacieron, ¿qué privilegios tuvieron que no yo gocé jamás? Nace el ave, y con las galas que le dan belleza suma, apenas es flor de pluma, o ramillete con alas, cuando las etéreas salas corta con velocidad, negándose a la piedad del nido que dejan en calma; ¿y teniendo yo más alma, tengo menos libertad? Nace el bruto, y con la piel que dibujan manchas bellas, apenas signo es de estrellas -gracias al docto pincel-, cuando, atrevido y cruel, la humana necesidad le enseña a tener crueldad, monstruo de su laberinto; ¿y yo, con mejor instinto, tengo menos libertad? Nace el pez, que no respira, aborto de ovas y lamas, y apenas bajel de escamas sobre las ondas se mira, cuando a todas partes gira, midiendo la inmensidad de tanta capacidad como le da el centro frío; ¿y yo, con más albedrío, tengo menos libertad? Nace el arroyo, culebra que entre flores se desata, y apenas sierpe de plata, entre las flores se quiebra, cuando músico celebra de las flores la piedad que le dan la majestad del campo abierto a su huída; ¿y teniendo yo más vida, tengo menos libertad? En llegando a esta pasión, un volcán, un Etna hecho, quisiera sacar del pecho pedazos del corazón. ¿Qué ley, justicia o razón negar a los hombres sabe privilegios tan süave excepción tan principal, que Dios le ha dado a un cristal, a un pez, a un bruto y a un ave?
Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño)
Aquiles solloza. Me acuna, no come ni pronuncia otra palabra que no sea mi nombre. Contemplo su rostro como si lo viera a través del agua, igual que un pez observa el sol. Vierte una catarata de lágrimas, pero yo no puedo enjugárselas. Este es mi elemento ahora: la media vida de un espíritu insepulto.
Madeline Miller (The Song of Achilles)
Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojala, estas cenizas no juegan con fuego, este ciego no mira para atrás. Este notario firma lo que escribo, esta letra no la protestaré, ahórrate el acuse de recibo, estas vísperas son las de después. A este ruido tan huérfano de padre no voy a permitirle que taladre un corazón podrido de latir. Este pez ya no muere por tu boca, este loco se va con otra loca, estos ojos no lloran más por ti.
Joaquín Sabina
I hate to sound like an old man, but why are these people famous? What qualities do they possess that endear them to the wider world? We may at once eliminate talent, intelligence, attractiveness, and charm from the equation, so what does that leave? Dainty feet? Fresh, minty breath? I am at a loss to say. Anatomically, many of them don’t even seem quite human. Many have names that suggest they have reached us from a distant galaxy: Ri-Ri, Tulisa, Naya, Jai, K-Pez, Chlamydia, Mo-Ron. (I may be imagining some of these.) As I read the magazine, I kept hearing a voice in my head, like the voice from a 1950s B-movie trailer, saying: “They came from Planet Imbecile!
Bill Bryson (The Road to Little Dribbling: More Notes from a Small Island)
(mi superyó dice que si cometo esa estupidez se mudará a otra mente)
Efraim Medina Reyes (Lo que todavía no sabes del pez hielo)
¿Que no era libre? Ah, gracias a Dios, no lo era. Pero se sentía ligera, una diosa sobre las nubes, un pez en el agua, colmada de felicidad.
Pauline Réage (Histoire d'O | Story of O (Story of O, #1))
El amor entra por el estómago y el pez por la boca muere.
Elia Martínez-Rodarte (Ivaginaria)
–Pez –dijo en voz alta pero suavemente–, seguiré contigo hasta la muerte.
Ernest Hemingway (El viejo y el mar. El invicto)
Yo dando consejos sentimentales a mi madre es como un pez dando consejos a un caracol sobre cómo volar
John Green (Will Grayson, Will Grayson)
Sus ojos verdes mar fueron el fondo de un lago de lágrimas amargas sin un mísero pez, y yo no podía hacer otra cosa que cogerle la mano y mirarme en ellos.
Paula Bonet (Qué hacer cuando en la pantalla aparece THE END)
Solo cuando la última hoja ha caído, el último árbol ha muerto y el último pez ha sido pescado nos damos cuenta de que el dinero no se come”.
E.L. James (Grey (Fifty Shades, #4))
1.-Un pez atado pertenece a quien lo ató. 2.-Un pez suelto es presa para cualquiera que lo atrape.
Herman Melville (Moby-Dick or, The Whale)
No dirías eso si hubieras visto algún pez del Wyld profundo, Goodfellow. Pero más importante, ¿verás alguna vez el Fin del Mundo si te arranco la cabeza?-El Lobo
Julie Kagawa (The Iron Knight (The Iron Fey, #4))
Él contempló la puesta de sol. Ella encontró un pez muerto y le meó encima. Los dos volvieron a casa satisfechos.
Stephen King (Laurie)
Había olvidado lo enorme que es el mundo exterior. Al principio, su vastedad me paraliza, como un pez de pecera arrojado repentinamente en medio del océano.
M.L. Rio (If We Were Villains)
Peeps are eight and under, pez are nine to eleven, and marshmallows are twelve to fourteen.
Jen Calonita (Sleepaway Girls (Whispering Pines #1))
Quisiera ser el pez - pensó - con todo lo que tiene frente a mi voluntad y mi inteligencia solamente.
Ernest Hemingway (The Old Man and the Sea)
Sometimes I imagine moving to New York to take over launching Pez’s youth shelter there. Just leaving. Not coming back. Maybe burning something down on the way out. It would be nice.
Casey McQuiston (Red, White & Royal Blue)
-Tómate tu tiempo-dije con ligereza, cabreada y nerviosa a la vez. -Jenks y yo vamos a recurrir al plan B. -¿El plan B?-dijo Ivy-. ¿Cuál es el plan B? Jenks se puso rojo. -Coge el pez y sal pitando.
Kim Harrison (A Fistful of Charms (The Hollows, #4))
-Acostumbramos a trazar límites demasiado estrechos a nuestra personalidad. Consideramos que sólamente pertenece a nuestra persona lo que reconocemos como individual y diferenciador. Pero cada uno de nosotros está constituido por la totalidad del mundo; y así como llevamos en nuestro cuerpo la trayectoria de la evolución hasta el pez y aun más allá, así llevamos en el alma todo lo que desde un principio ha vivido en las almas humanas.
Hermann Hesse (Demian)
Ser discípulo significa dejarse capturar por Cristo, que es el pez misterioso que ha descendido hasta el agua del mundo, el agua de la muerte; que se ha hecho pez para dejarse primero capturar por nosotros, para ser nuestro pan de vida.
Pope Benedict XVI (Servidor de vuestra alegría: Reflexiones sobre la espiritualidad sacerdotal (Spanish Edition))
de dirección, como un pez en un agua transparente. La belleza no es una especie de superlativo de lo que imaginamos, como un tipo abstracto que tenemos ante los ojos, sino al contrario, un tipo nuevo, imposible de imaginar, y que la realidad nos presenta.
Marcel Proust (La muerte de las catedrales)
Trent senses I’m tense and says, “What do you want me to do? You wanna lude, is that it?” He pulls out a Pez dispenser and pulls Daffy Duck’s head back. I don’t say anything, just keep staring at the Pez dispenser and then he puts it away and cranes his neck.
Bret Easton Ellis (Less Than Zero (Vintage Contemporaries))
Escribo para el pueblo, aunque no pueda leer mi poesía con sus ojos rurales. Vendrá el instante en que una línea, el aire que removió mi vida, llegará a sus orejas, y entonces el labriego levantará los ojos, el minero sonreirá rompiendo piedras, el palanquero se limpiará la frente, el pescador verá mejor el brillo de un pez que palpitando le quemará las manos, el mecánico, limpio, recién lavado, lleno de aroma de jabón mirará mis poemas, y ellos dirán tal vez: «Fue un camarada». Eso es bastante; ésa es la corona que quiero.
Pablo Neruda (Antología poética (AUSTRAL EDICIONES ESPECIALES) (Spanish Edition))
una buena comida no es más que el cadáver de un cerdo o de un pez. Asimismo, un aparato caro o un coche lujoso no son más que un amasijo de metal y plástico. Todo el valor que este tipo de cosas parecen tener solo es el que les atribuimos con nuestros juicios. En sí mismas no valen nada.
John Sellars (Lecciones de estoicismo (Spanish Edition))
He honestly meant to save the Pez for watching TV that night—he liked to load them into the little plastic Pez-Gun’s handgrip one by one, liked to hear the accepting click of the small spring inside, and liked most of all to shoot them into his mouth one by one, like a kid committing suicide by sugar.
Stephen King (It)
El amaru es la serpiente alada, cabeza de llama y cola de pez, un animal mitológico. También es el rayo en una de sus metamorfosis, la luz que fertiliza antes del ruido y la lluvia. En sus escamas está escrito el absoluto, grabado todo lo que existe. Es la deidad de los ríos serpenteantes y un puente entre el cielo, la tierra y el agua. Es un viajero entre mundos.
Gabriela Wiener (Huaco retrato)
Es decir, Jesús, no se metía con el “pez gordo”, y en su defecto se descargaba en contra de las víctimas de ese “pez gordo”. Jesús rompía la cuerda por el lado más delgado: El pueblo judío, había sido, durante siglos, víctima del brutal adoctrinamiento de un ser siniestro y despiadado, y cuando ya el pueblo había automatizado todos aquellos defectos, que resultaron producto de aquel cruel adoctrinamiento, aparece este pseudo salvador, y en lugar de decirles “Muchachos, ustedes actúan mal, pero yo los comprendo, y no los culpo, porque su forma de actuar y de pensar, es responsabilidad de aquel impostor, que se hacía llamar Yahvé, y que haciéndose pasar por DIOS, corrompió a sus antepasados imponiéndoles leyes crueles” no, al contrario, les dijo “No es que las leyes sean malas, sino que ustedes son los torpes que no las entendieron
David Canga Corozo (LA CONSPIRACIÓN DEL ÁNGEL GABRIEL (Spanish Edition))
Otro habitante de esos mares atrajo mi atención y me hizo rememorar la Antigüedad. Era la rémora, que viaja adherida al vientre de los tiburones. Al decir de los antiguos, este pequeño pez, adosado por su ventosa a la quilla de un navío, podía detener su marcha, y uno de ellos, al retener así la nave de Antonio durante la batalla de Actium, facilitó la victoria de Augusto. ¡De lo que depende el destino de las naciones!
Jules Verne (Colección de Julio Verne: Clásicos de la literatura (Spanish Edition))
Así podemos creer que el antepasado de la foca no poseyó aletas, sino patas con cinco dedos adecuados para andar o coger, y podemos además aventurarnos a creer que los diversos huesos en las extremidades del mono, caballo y murciélago se desarrollaron primitivamente, según el principio de utilidad, probablemente por reducción de huesos, más numerosos en la aleta de algún remoto antepasado, común a toda la clase, semejante a un pez.
Miguel de Cervantes Saavedra (50 obras maestras que debes leer antes de morir: vol. 1)
Si quieres empequeñecer una cosa, procura que antes se dilate. Si quieres debilitar algo, procura que cobre fuerza primero. Antes de aniquilar algo, espera a que florezca plenamente. Si quieres privar de algo a alguien, primero habrás de darle lo bastante. Esto es percibir la naturaleza de las cosas. Lo flexible vence a lo rígido. Lo débil triunfa sobre lo fuerte. El pez no debe abandonar las aguas profundas. Las armas del reino no deben ser exhibidas.
Lao Tzu (Tao Te Ching)
En el tren le hablé sobre el día en que pensamos que se había ahogado y cómo estaba dispuesto a pedirle a mi padre que reclutara a todos los marineros posibles para buscarle, y que cuando le encontrasen encenderíamos una pira en la orilla mientras que yo cogería un cuchillo de Mafalda para arrancarle el corazón, pues aquel corazón y aquella camisa eran todo lo que enseñaría durante toda mi vida. Un corazón y una camisa. Su corazón envuelto en una camisa húmeda, como el pez que trajo aquel día Anchise.
André Aciman (Call Me By Your Name (Call Me By Your Name, #1))
Los que no están siendo arrastrados a la muerte no pueden comprender que el corazón se te endurece y afila hasta convertirse en un nido de rocas con un huevo huero y solitario en el interior. Estoy yerma; nada crecerá ya nunca de mí. Soy el pez muerto puesto a secar en el aire frío. Soy el pájaro muerto en la orilla. Estoy seca, no sé si sangraré cuando me arrastren al encuentro del hacha. No, sigo caliente, la sangre aún aúlla en mis venas igual que el viento, y sacude el nido vacío y pregunta dónde han ido todas las aves, ¿dónde han ido?
Hannah Kent (Burial Rites)
La multitud es su ámbito, como el aire es el del pájaro, el agua el del pez. Su pasión y su profesión es fundirse con la multitud. El paseante perfecto, el observador apasionado, halla un goce inmenso en lo numeroso, en lo ondulante, en el movimiento, en lo fugitivo y en lo infinito. Estar fuera de casa y, no obstante, sentirse en casa en todas partes; ver el mundo, ser el centro del mundo y permanecer oculto al mundo, tales son algunos de los ínfimos placeres de estos espíritus independientes, apasionados, imparciales, que la lengua solo puede definir con torpeza
Charles Baudelaire (El pintor de la vida moderna (Serie Great Ideas 28))
Y mi paraguas, lo extravié aquel día, ¿dónde está? Sé que lo llevaba por la mañana. Si lo tienes tú, Ed, devuélvemelo, porque me siento perdida sin él en los días lluviosos, aunque ahora estamos en diciembre, así que toca nieve, eso dicen, y un paraguas en una tormenta de nieve es ridículo, como un cinturón de seguridad si no estás en un coche, o un casco si no vas en bicicleta. Lo necesito igual que un pez, una bicicleta o comoquiera que sea el dicho, igual que el café tiene que tomarse solo, igual que a una virgen le hace falta un novio. Hay tantas cosas que nunca recuperaré...
Daniel Handler (Why We Broke Up)
ROSAURA: Hipogrifo violento que corriste parejas con el viento, ¿dónde, rayo sin llama, pájaro sin matiz, pez sin escama, y bruto sin instinto natural, al confuso laberinto de esas desnudas peñas te desbocas, te arrastras y despeñas? Quédate en este monte, donde tengan los brutos su Faetonte; que yo, sin más camino que el que me dan las leyes del destino, ciega y desesperada bajaré la cabeza enmarañada de este monte eminente, que arruga al sol el ceño de su frente. Mal, Polonia, recibes a un extranjero, pues con sangre escribes su entrada en tus arenas, y apenas llega, cuando llega a penas; bien mi suerte lo dice; mas ¿dónde halló piedad un infelice?  
Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño)
Al caer se dio un golpe sordo contra una roca. Vi la sorpresa en sus ojos abiertos con desmesura. El terreno circundante empezó a encharcarse de sangre. Yo le miraba fijamente mientras se me hacía un nudo en la garganta, horrorizado por las consecuencias de mis actos. Con anterioridad, jamás había presenciado la agonía de un ser humano. Había visto morir a algunos toros, y a las cabras, y también había visto dar boqueadas a un pez hasta quedar inerte. Había contemplado la muerte en las pinturas y en los tapices, y también en las figuras negras de las hidrias, pero jamás había visto esto: la vibración del desertor, el ahogo, la desesperación, el olor de la sangre. Salí por pies.
Madeline Miller (The Song of Achilles)
Venían del muelle Morland, sin corbatas, sin sombreros, sofocados, mojados por la lluvia, con los ojos brillantes. Gavroche les abordó con calma. - ¿Adónde vamos? - preguntó. - Ven - contestó Courfeyrac. Detrás de Feuilly marchaba, o más bien saltada Bahorel, como un pez en el agua del motín. Llevaba un chaleco carmesí y profería palabras de esas que lo rompen todo. Su chaleco impresionó a un transeúnte, que gritó asustado: - ¡Aquí están los rojos! - ¡El rojo, los rojos! - replicó Bahorel -. ¡Vaya un temor gracioso, burgués! Por lo que a mí respecta, no tiemblo ante una amapola, la caperucita roja no me inspira pavor alguno. Créame, burgués, dejemos el miedo al rojo para los animales con cuernos.
Victor Hugo (Les Misérables)
Venían del muelle Morland, sin corbatas, sin sombreros, sofocados, mojados por la lluvia, con los ojos brillantes. Gavroche les abordó con calma. - ¿Adónde vamos? - preguntó. - Ven - contestó Courfeyrac. Detrás de Feuilly marchaba, o más bien saltada Bahorel, como un pez en el agua del motín. Llevaba un chaleco carmesí y profería palabras de esas que lo rompen todo. Su chaleco impresionó a un transeúnte, que gritó asustado: - ¡Aquí están los rojos! - ¡El rojo, los rojos! - replicó Bahorel -. ¡Vaya un temor gracioso, burgués! Por lo que a mí respecta, no tiemblo ante una amapola, la caperucita roja no me inspira pavor alguno. Créame, burgués, dejemos el miedo al rojo para los animales con cuernos. a
Victor Hugo (Les Misérables)
Comenzaba a hablar del pasado o a narrar sus cuentos y el cuarto se llenaba de luz, desaparecían los muros para dar paso a increíbles paisajes, palacio abarrotados de objetos nunca vistos, países lejanos inventados por ella o sacados de la biblioteca del patrón; colocaba a mis pies todos los tesoros de Oriente, la luna y más allá, me reducía al tamaño de una hormiga para sentir el universo desde la pequeñez, me ponía alas para verlo desde el firmamento, me daba una cola de pez para conocer el fondo del mar. Cuando ella contaba, el mundo se problaba de personajes, algunos de los cuales llegaron a ser tan familiares, que todavía hoy, tantos açnos después, puedo describir sus ropas y el tono de sus voces.
Isabel Allende (Eva Luna)
La sirenita viene a visitarme de vez en cuando. Me cuenta historias que cree inventar, sin saber que son recuerdos. Sé que es una sirena, aunque camina sobre dos piernas. Lo sé porque dentro de sus ojos hay un camino de dunas que conduce al mar. Ella no sabe que es una sirena, cosa que me divierte bastante. Cuando ella habla yo simulo escucharla con atención pero, al mínimo descuido, me voy por el camino de las dunas, entro al agua y llego a un pueblo sumergido donde hay una casa, donde también está ella, sólo que con escamada cola de oro y una diadema de pequeñas flores marinas en el pelo. Sé que mucha gente se ha preguntado cuál es la edad real de las sirenas, si es lícito llamarlas monstruos, en qué lugar de su cuerpo termina la mujer y empieza el pez, cómo es eso de la cola. Sólo diré que las cosas no son exactamente como cuenta la tradición y que mis encuentros con la sirena, allá en el mar, no son del todo inocentes. La de acá, naturalmente, ignora todo esto. Me trata con respeto, como corresponde hacerlo con los escritores de cierta edad. Me pide consejos, libros, cuenta historias de balandras y prepara licuados de zanahoria y jugo de tomate. La otra está un poco más cerca del animal. Grita cuando hace el amor. Come pequeños pulpos, anémonas de mar y pececitos crudos. No le importa en absoluto la literatura. Las dos, en el fondo, sospechan que en ellas hay algo raro. No sé si debo decirles cómo son las cosas.
Abelardo Castillo
Rebusco a ciegas en mi bolso y me meto otro Orfidal bajo la lengua. No entiendo por qué mis compañeros están emocionados, si es que todo ese aluvión de emojis y signos de exclamación significa de verdad un aluvión de emociones y no que alguno de ellos, al otro lado del teclado, está sufriendo un derrame cerebral. No comprendo que deseen pasar más tiempo con otros compañeros de trabajo antes que con sus familias, sus amigos, sus ligues o consigo mismos. Quizás les aterra demasiado esta última opción. O tal vez ellos también estén fingiendo, quién sabe por qué. Por la posibilidad de un ascenso o por la cálida sensación de esa palmadita en la espalda o por la expectativa de acercarse a un pez gordo de la compañía y demostrar, por fin, el valor que creen tener dentro de la empresa.
Beatriz Serrano (El descontento)
Como si se tratara de un pez fuera del agua, un pez de grandes dimensiones, claro, el bailarín corpulento permanece con el pecho pegado a la tierra, moviendo una imaginaria aleta en la que se han transformado sus piernas. Dos compases, cuatro compases, deja de agitarse. Alza la cara, pone rígida la espalda. Hay una mutación. ahora es de madera, de fibra de vidrio. Su compañero avanza con la máscara puesta. Pasos suaves, porque puede que la tabla todavía sienta. La siniestra por delante. La diestra en el área donde solía terminar el rosario de vértebras. El de la máscara del santo flexiona las rodillas, mantiene el equilibrio doblando los codos a la altura de las costillas. Ya despegan. Frente a ellos la mar. La mar de gente. Aquí viene la ola. Se deslizan por el túnel de su imaginación
Julio Martinez Ríos (¡Arde la calle! (Spanish Edition))
Pero si la doctrina del Pez Amarrado es casi siempre aplicable, lo es más la doctrina gemela del Pez Suelto: se la aplica internacional y universalmente. ¿Qué era América en 1492, sino un Pez Suelto en el cual Colón plantó la bandera española como marca de sus reales amos? ¿Qué era Polonia para el zar? ¿Y Grecia para los turcos? ¿O India para los ingleses? ¿Qué será un día México para Estados Unidos? Todos son Peces Sueltos. ¿Qué son los Derechos del Hombre y las Libertades del Mundo, sino Pez Suelto? ¿Qué son las mentes y las opiniones humanas sino Pez Suelto? ¿Qué es el principio de la fe religiosa, sino Pez Suelto? ¿Qué son los pensamientos de los filósofos para los pomposos plagiarios, sino Pez Suelto? ¿Qué es este enorme globo, sino Pez Suelto? ¿Y qué eres tú, lector, sino un Pez Suelto y también un Pez Amarrado?
Herman Melville (Moby Dick)
El mayor misterio que presenta el universo no es la vida, sino el Tamaño. El Tamaño abarca la vida, y la Torre abarca el Tamaño. El niño, que se siente a gusto con lo maravilloso, pregunta: ¿Qué hay más allá del cielo, papá? Y el padre contesta: La oscuridad del espacio. El niño: ¿Qué hay más allá del espacio? El padre: La galaxia. El niño: ¿Más allá de la galaxia? El padre: Otra galaxia. El niño: ¿Y más allá de las demás galaxias? El padre: Nadie lo sabe. »¿Lo ves? El tamaño nos derrota. Para el pez, el lago en que vive es el universo. ¿Qué piensa el pez cuando es arrastrado por la boca más allá de los plateados límites de la existencia, hacia un nuevo universo donde el aire lo sofoca y la luz es una demencia azul? ¿Donde enormes bípedos sin branquias lo meten en una caja asfixiante y lo cubren de hierbas mojadas para dejarlo morir?
Stephen King (The Gunslinger (The Dark Tower, #1))
He matado nuestra vida juntos, he cortado cada cabeza, con sus tristes ojos azules atrapados en una pelota de playa, rodando por separado afuera del garaje. He matado todas las cosas buenas pero son demasiado tercas. Se cuelgan. Las pequeñas palabras de tu compañía se han arrastrado hasta su tumba, el hilo de la compasión, como una frambuesa querida, los cuerpos entrelazados cargando a nuestras dos hijas, tu recuerdo vistiéndose temprano, toda la ropa limpia, separada y doblada, tú sentándote en el borde de la cama lustrando tus zapatos con un limpiabotas, y yo te amaba entonces, eras tan sabio desde la ducha, y te amé tantas otras veces y he estado por meses, tratando de ahogarlo, presionando, para mantener su gigantesca lengua roja por debajo, como un pez. Pero a donde quiera yo vaya están todos en llamas, el róbalo, el pez dorado, sus ojos amurallados flotando ardiendo entre plancton y algas marinas como tantos otros soles azotando las olas, y mi amor se queda amargamente brillando, como un espasmo que se niega dormir, y estoy indefensa y sedienta y necesito una sombra pero no hay nadie para cubrirme – ni siquiera Dios.
Anne Sexton (Selected Poems)
En medio de un silencio desierto como la calle antes del crimen sin respirar siquiera para que nada turbe mi muerte en esta soledad sin paredes al tiempo que huyeron los ángulos en la tumba del lecho dejo mi estatua sin sangre para salir en un momento tan lento en un interminable descenso sin brazos que tender sin dedos para alcanzar la escala que cae de un piano invisible sin más que una mirada y una voz que no recuerdan haber salido de ojos y labios ¿qué son labios? ¿qué son miradas que son labios? Y mi voz ya no es mía dentro del agua que no moja dentro del aire de vidrio dentro del fuego lívido que corta como el grito Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro cae mi voz y mi voz que madura y mi voz quemadura y mi bosque madura y mi voz quema dura como el hielo de vidrio como el grito de hielo aquí en el caracol de la oreja el latido de un mar en el que no sé nada en el que no se nada porque he dejado pies y brazos en la orilla siento caer fuera de mí la red de mis nervios mas huye todo como el pez que se da cuenta hasta ciento en el pulso de mis sienes muda telegrafía a la que nadie responde porque el sueño y la muerte nada tienen ya que decirse.
Xavier Villaurrutia (Nocturnos)
SAN RAFAEL I COCHES cerrados llegaban a las orillas de juncos donde las ondas alisan romano torso desnudo. Coches, que el Guadalquivir tiende en su cristal maduro, entre láminas de flores y resonancias de nublos. Los niños tejen y cantan el desengaño del mundo cerca de los viejos coches perdidos en el nocturno. Pero Córdoba no tiembla bajo el misterio confuso, pues si la sombra levanta la arquitectura del humo, un pie de mármol afirma su casto fulgor enjuto. Pétalos de lata débil recaman los grises puros de la brisa, desplegada sobre los arcos de triunfo. Y mientras el puente sopla diez rumores de Neptuno, vendedores de tabaco huyen por el roto muro. II Un solo pez en el agua que a las dos Córdobas junta. Blanda Córdoba de juncos. Córdoba de arquitectura. Niños de cara impasible en la orilla se desnudan, aprendices de Tobías y Merlines de cintura, para fastidiar al pez en irónica pregunta si quiere flores de vino o saltos de media luna. Pero el pez que dora el agua y los mármoles enluta, les da lección y equilibrio de solitaria columna. El Arcángel aljamiado de lentejuelas oscuras, en el mitin de las ondas buscaba rumor y cuna. * Un solo pez en el agua. Dos Córdobas de hermosura. Córdoba quebrada en chorros. Celeste Córdoba enjuta.
Federico García Lorca (Romancero gitano)
En algún tomo de las Cartas Edificantes y Curiosas que aparecieron en París durante la primera mitad del siglo XVIII, el P. Zallinger, de la Compañía de Jesús, proyectó un examen de las ilusiones y errores del vulgo de Cantón; en un censo preliminar anotó que el pez era un ser fugitivo y resplandeciente que nadie había tocado, pero que muchos pretendían haber visto en el fondo de los espejos. El P. Zallinger murió en 1736 y el trabajo iniciado por su pluma quedó inconcluso; ciento cincuenta años después, Herbert Allen Giles tomó la tarea interrumpida. Según Giles, la creencia del pez es parte de un mito más amplio, que se refiere a la época legendaria del Emperador Amarillo. En aquel tiempo, el mundo de los espejos y el mundo de los hombres no estaban, como ahora, incomunicados. Eran, además, muy diversos; no coincidían ni los seres ni los colores ni las formas. Ambos reinos, el especular y el humano, vivían en paz; se entraba y se salía por los espejos. Una noche, la gente del espejo invadió la Tierra. Su fuerza era grande, pero al cabo de sangrientas batallas las artes mágicas del Emperador Amarillo prevalecieron. Éste rechazó a los invasores, los encarceló en los espejos y les impuso la tarea de repetir, como en una especie de sueño, todos los actos de los hombres. Los privó de su fuerza y de su figura y los redujo a simples reflejos serviles. Un día, sin embargo, sacudirán ese letargo mágico. El primero que despertará será el pez. En el fondo del espejo percibiremos una línea muy tenue y el color de esa línea será un color no parecido a ningún otro. Después, irán despertando las otras formas. Gradualmente diferirán de nosotros, gradualmente no nos imitarán. Romperán las barreras de vidrio o de metal y esta vez no serán vencidas. Junto a las criaturas de los espejos combatirán las criaturas del agua. En el Yunnan no se habla del pez sino del tigre del espejo. Otros entienden que antes de la invasión oiremos desde el fondo de los espejos el rumor de las armas.
Jorge Luis Borges (The Book of Imaginary Beings)
Hay un pequeño diálogo encantador entre los dichos y parábolas del sabio taoísta Chuang-tzu, que vivió alrededor de 300 a.C. Se titula La alegría del pez: Un día, Chuang-tzu se paseaba con su amigo Hui-tzu por el puente sobre el río Hao. Chuang-tzu dijo: - Cuán alegremente saltan y juegan los ágiles peces! Esta es la alegría del pez. Hui-tzu comentó: - No eres un pez, así que ¿cómo puedes saber acerca de la alegría del pez? Hui-tzu contestó: - No soy tú, por lo que no puedo conocerte del todo. Pero sigue siendo cierto que no eres un pez; por tanto, está perfectamente claro que no puedes saber acerca de la alegría del pez. Chuang-tzu dijo: - Volvamos al punto de partida, por favor. Tú dijiste "¿Cómo puedes saber acerca de la alegría del pez?" Pero tú ya lo sabías y aún así preguntaste. Conozco la alegría del pez por mi propia alegría al contemplarlos desde el puente. La conversación debe de haber sido proverbial en China, pues unos mil años más tarde, el gran poeta Po Chü-i (772-846) escribió dos breves estrofas de un comentario escéptico titulado Reflexiones junto al estanque: En vano Chuan y Hui discutieron en el puente sobre el Hao: Las mentes humanas no conocen necesariamente las mentes de otras criaturas Una nutria viene atrapando peces, el pez salta: ¡Esto no es placer de peces, es sobresalto de peces! El agua es poco profunda, los peces escasos, la garceta blanca está hambrienta: Concentrada, los ojos muy abiertos, espera a los peces. Desde fuera parece tranquila, pero por dentro está tensa: Las cosas no son lo que parece, pero ¿quién lo sabría? Lo que dice el poeta es que si él hubiera estado en el puente, habría advertido al sabio que no se fiase demasiado de su intuición. La fuerza de las convicciones subjetivas no es un salvavidas contra los errores. nunca sabemos realmente si tenemos razón, pero a veces sabemos que estábamos equivocados. Extraído de: E. H. GOMBRICH. Temas de nuestro tiempo. Propuestas del siglo XX. Acerca del saber y del Arte. Debate, 1997. p. 56 - 57 (Topics of our Time)
E.H. Gombrich (Topics of our Time: Twentieth-century issues in learning and in art)
Supongamos que un ictiólogo está explorando la vida del océano. Introduce una red en el agua y pesca todo un surtido en pescados. Inspeccionando sus presas, procede en la forma usual de un científico, con el objeto de sistematizar sus descubrimientos. Llega a dos generalizaciones: a)      Ninguna criatura del mar es más chica de dos pulgadas; b) todas las criaturas del mar tienen agallas. Ambas son ciertas para su cosecha, y él asume tentativamente que seguirán siendo ciertas cuantas veces repita la pesca. Aplicando esta analogía, la pesca es el cuerpo de conocimientos que constituyen la ciencia física, y la red, el equipo sensorial e intelectual que usamos para obtenerlo. El lanzamiento de la red corresponde a la observación: ya que conocimiento que no haya sido o que no pueda ser obtenido por observación no se admite en la ciencia física. Un espectador podría objetar diciendo que la primera generalización es falsa: “existen muchas criaturas del mar con un tamaño menor a las dos pulgadas, lo que sucede es que tu red no se adapta para pescarlos”. El ictiólogo desprecia la objeción desdeñosamente: -Lo que sea impescable por la red queda ipso facto fuera del alcance del conocimiento ictiológico, y no es parte del reino de peces que se han definido como tema del conocimiento ictiológico. En otras palabras, lo que mi red no puede pescar no es un pez-; O -para traducir la analogía-: -Si tú no estás simplemente inventando, estás considerando un conocimiento del universo físico descubierto en una forma distinta a la usada por las ciencias físicas y claramente no verificable por esos métodos, tú eres metafísico, ¡Bah! Cuando el ictiólogo rechazó la sugerencia del espectador acerca de un reino objetivo de los peces, por considerarla metafísica, y explicó que su propósito era descubrir leyes, es decir, generalizaciones que fueran verdaderas para todos los peces pescables, yo esperaría que el espectador se fuera refunfuñando: “Apuesto que él no llega muy lejos con su ictiología de los peces pescables; me pregunto cómo será su teoría acerca de la reproducción de los peces pescables. Está muy bien el descartar los peces bebé como especulación metafísica; pero a mí me parece que son parte del problema”. Sir Arthur Eddington.
Jacobo Grinberg-Zylberbaum (El Yo como Idea (Spanish Edition))
Se puede partir de cualquier cosa, una caja de fósforos, un golpe de viento en el tejado, el estudio número 3 de Scriabin, un grito allá abajo en la calle, esa foto del Newsweek, el cuento del gato con botas, el riesgo está en eso, en que se puede partir de cualquier cosa pero después hay que llegar, no se sabe bien a qué pero llegar, llegar no se sabe bien a qué, y el riesgo está en que en una hora final descubras que caminaste volaste corriste reptaste quisiste esperaste luchaste y entonces, entre tus manos tendidas en el esfuerzo último, un premio literario o una mujer biliosa o un hombre lleno de departamentos y de caspa en vez del pez, en vez del pájaro, en vez de una respuesta con fragancia de helechos mojados, pelo crespo de un niño, hocico de cachorro o simplemente un sentimiento de reunión, de amigos en torno al fuego, de un tango que sin énfasis resume la suma de los actos, la pobre hermosa saga de ser hombre. No hay discurso del método, hermano, todos los mapas mienten salvo el del corazón, pero dónde está el norte en este corazón vuelto a los rumbos de la vida, dónde el oeste, dónde el sur. Dónde está el sur en este corazón golpeado por la muerte, debatiéndose entre perros de uniforme y horarios de oficina, entre amores de interregno y duelos despedidos por tarjeta, dónde está la autopista que lleve a un Katmandú sin cáñamo, a un Shangri-La sin pactos de renuncia, dónde está el sur libre de hienas, el viento de la costa sin cenizas de uranio, de nada te valdrá mirar en torno, no hay dónde ahí afuera, apenas esos dóndes que te inventan con plexiglás y Guía Azul. El dónde es un pez secreto, el dónde es eso que en plena noche te sume en la maraña turbia de las pesadillas donde (donde del dónde) acaso un amigo muerto o una mujer perdida al otro lado de canales y de nieblas te inducen lentamente a la peor de las abominaciones, a la traición o a la renuncia, y cuando brotas de ese pantano viscoso con un grito que te tira de este lado, el dónde estaba ahí, había estado ahí en su contrapartida absoluta para mostrarte el camino, para orientar esa mano que ahora solamente buscará un vaso de agua y un calmante, porque el dónde está aquí y el sur es esto, el mapa con las rutas en ese temblor de náusea que te sube hasta la garganta, mapa del corazón tan pocas veces escuchado, punto de partida que es llegada. Y en la vigilia está también el sur del corazón, agobiado de teléfonos y primeras planas, encharcado en lo cotidiano. Quisieras irte, quisieras correr, sabes que se puede partir de cualquier cosa, de una caja de fósforos, de un golpe de viento en el tejado, del estudio número 3 de Scriabin, para llegar no sabes bien a qué pero llegar.
Julio Cortázar
ROSAURA: Hipogrifo violento que corriste parejas con el viento, ¿dónde, rayo sin llama, pájaro sin matiz, pez sin escama, y bruto sin instinto natural, al confuso laberinto de esas desnudas peñas te desbocas, te arrastras y despeñas? Quédate en este monte, donde tengan los brutos su Faetonte; que yo, sin más camino que el que me dan las leyes del destino, ciega y desesperada bajaré la cabeza enmarañada de este monte eminente, que arruga al sol el ceño de su frente.
Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño)
ROSAURA: Hipogrifo violento que corriste parejas con el viento, ¿dónde, rayo sin llama, pájaro sin matiz, pez sin escama, y bruto sin instinto natural, al confuso laberinto de esas desnudas peñas te desbocas, te arrastras y despeñas? Quédate en este monte, donde tengan los brutos su Faetonte; que yo, sin más camino que el que me dan las leyes del destino, ciega y desesperada bajaré la cabeza enmarañada de este monte eminente, que arruga al sol el ceño de su frente. Mal, Polonia, recibes a un extranjero, pues con sangre escribes su entrada en tus arenas, y apenas llega, cuando llega a penas; bien mi suerte lo dice; mas ¿dónde halló piedad un infelice?   Sale CLARÍN, gracioso  
Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño)
  ROSAURA: Hipogrifo violento que corriste parejas con el viento, ¿dónde, rayo sin llama, pájaro sin matiz, pez sin escama, y bruto sin instinto natural, al confuso laberinto de esas desnudas peñas te desbocas, te arrastras y despeñas? Quédate en este monte, donde tengan los brutos su Faetonte; que yo, sin más camino que el que me dan las leyes del destino, ciega y desesperada bajaré la cabeza enmarañada de este monte eminente, que arruga al sol el ceño de su frente.
Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño)
ROSAURA: Hipogrifo violento que corriste parejas con el viento, ¿dónde, rayo sin llama, pájaro sin matiz, pez sin escama, y bruto sin instinto natural, al confuso laberinto de esas desnudas peñas te desbocas, te arrastras y despeñas? Quédate en este monte, donde tengan los brutos su Faetonte; que yo, sin más camino que el que me dan las leyes del destino, ciega y desesperada bajaré la cabeza enmarañada de este monte eminente,
Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño)
a PEZ dispenser, do it. And my daughter loves it because like I told you, she’s a teenager, and they love to humiliate the parent for sport, so all she has to do is flip my head back and pull a wafer out of my neck. But ultimately, I really don’t mind. Even though, among George’s many possessions, he owns my likeness, so that every time I look in the mirror I have to send him a couple of bucks! That’s partly why he’s so rich! Because I’m vain. So, I look in the mirror a lot, and it adds up. You know I saw yet another
Carrie Fisher (Wishful Drinking)
Toda la noche estuve pensando en que hoy volveríamos a salir de la escuela y que iríamos al río, pero no con Gilberto y Tobías. Quiero ir solo con Abraham, para verle el brillo del vientre cuando se zambulle y vuelve a surgir como un pez metálico. Toda la noche he deseado regresar con él, solo por la oscuridad del túnel verde, para rozarle el muslo cuando caminemos. Siempre que lo hago siento como si alguien me mordiera con unos mordiscos suaves, que me erizan la piel.
Gabriel García Márquez (La hojarasca)
El tiempo es un pez en aceite
Gerardo Rodríguez Salas (Hijas de un Sueño)
Feliz año nuevo (31 dic 2017) Treinta y uno de diciembre. Un pez de vino se perdió en tus largas mejillas de golondrinas. Levanté la vista y descubri que la noche poblada de estrellas, nunca estuvo tan sola. Si! La noche poblada de estrellas nunca estuvo tan sola! De que otro modo se puede estar solo sino es rodeado de mi alma? Sino es poblado de ella?
Daniel Wamba
Ocurre a veces que las nubes se acumulan desordenadamente en el horizonte, y el sol, escondiéndose tras ellas, las pinta con todos los colores posibles: purpúreo anaranjado, dorado lila, rosado sucio; una nubecilla se parece a un monje, otra a un pez, otra más a un turco tocado con un turbante.
Anton Chekhov (Cuentos de Chejóv (Spanish Edition))
Some days I just did not want to be an adult. Give me a coloring book and some Pez candy. I’ll let someone else make the decisions for a while.
CeeCee James (Cherry Pie or Die (Baker Street Mysteries #1))
Si Deterlino tuviera que escoger un solo momento con su hija para guardarlo en la memoria como único recuerdo de su vida con ella, escogería este, el de la pesca, no solo por el silencio, sino por la sincronía de los movimientos que los asemejaba a un espejo sobre todo cuando sacaban la redecilla del agua y arrojaban el pez a la superficie, era un breve momento en que ambos eran uno solo.
Rodrigo Urquiola Flores (Reconstrucción)
—A ver si no se me muere —afirmó—. Mato a las plantas con solo mirarlas. —Sospecho que a mí me pasaría lo mismo —repuso Mark mirando el pez—. Es una pena... Iba a llamarlo Magnus, porque en él relucen las escamas. Al oír eso, Cristina soltó una risita. Magnus Bane era el Brujo Supremo de Brooklyn, y tenía debilidad por las cosas brillantes. —Supongo que lo mejor será que lo deje libre —decidió Mark. Y antes de que alguien pudiera decirle nada, fue hasta la barandilla del muelle y vació la bolsa, con pez incluido, en el mar. —¿Alguien le ha dicho que ese pez era de agua dulce? —preguntó Julian a media voz. —La verdad es que no —contestó Cristina. —¿Acaba de matar a Magnus?
Cassandra Clare (Lord of Shadows (The Dark Artifices, #2))
Luego, llevando a Jonás, lo tiraron al mar, y el mar calmó su furia. Aquellos hombres temieron a Yavé y con gran respeto le ofrecieron un sacrificio y le hicieron votos. Yavé ordenó a un gran pez que tragara a Jonás, y Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez
Anonimus
ojos profundos y de luz vivísima y se movía en el agua como un pez.
Mario Vargas Llosa (El sueño del celta)
«A base de preparar batallas he descubierto que la planificación es esencial, pero que los planes no sirven para nada».
Neil Shubin (Tu pez interior: 3.500 millones de años de historia del cuerpo humano (Ensayo))
Todos somos genios, cada cual a su manera. Pero si juzgad a un pez por su habilidad para trepar un árbol, vivirá toda la vida pensando que es estúpido.
Lynda Mullaly Caza
Turning 60 hadn't sent me into a tailspin or whipped up an existential crisis. Aging in our business was a luxury most never got. But it straight up pissed me off when I came up against something I couldn't do as easily as I used to. Everyday I walked 10 miles and two hours of yoga; I spent 12 hours a week pounding my fists into a heavy bag and lifting weights. I popped supplements like they were Pez. But once in a while, some little shit like Brad Fogerty crossed my path and I felt every damned year.” ― , Killers of a Certain Age
Deanna Raybourn (Killers of a Certain Age (Killers of a Certain Age, #1))
Así que revuelva las aguas, obligue al pez a salir a la superficie y fuerce a actuar a sus adversarios antes de que estén preparados; róbeles la iniciativa.
Robert Greene (Las 48 leyes del poder)
«Es una lástima que habiendo podido ser el Felipe González del Perú te empeñes en ser nuestro Salvador Allende, o, peor aún, nuestro Fidel Castro. ¿No va el mundo por otros rumbos?». Naturalmente,
Mario Vargas Llosa (El pez en el agua)
En sus templados tendones gorjeaban impacientes los charangos. Las ñustas gorjeaban impacientes; impacientes gorjeaban los pukaras; impacientes el sueño y el vientecillo de las chullpas le gorjeaban; los berros, mis bombos y phusiris, gorjeaban impacientes. Y como todo era impaciencias de luz en el Alba; el Tawantinsuyu impaciente melodía en las arboledas, y del lago partían impacientes, flamígeras pinceladas que rompían la niebla; cuando ya el impaciente sueño le enredaba, agité mi sarmiento de trinos impacientes en los bronquios del Alba.
Gamaliel Churata (El pez de oro)
...Dicen que sus muecas son herencia de madre. Porque el cuerpo de la mujer-pez fue feliz para siempre. Pero su corazón se le quedo en el llanto. Y su entendimiento, entre uno y otro, perdió todas las certezas.
Liliana Bodoc (Los días de la sombra (La saga de los confines, #2))
Si el pez supiera lo bien que se siente llegar por las noches a casa, abrazar a la bicicleta y contarle lo hermoso y lo difícil del día, tal vez se daría cuenta de que su vida, con todo y que se divierte de lo lindo en su pecera, está un tanto vacía.
Juana Inés Dehesa (Treintona, soltera y fantástica: Manual de supervivencia (Educación Sentimental))
She sank back into the rich leather chair, fishing in her purse for her Pez dispenser.
Kathleen Long (Get Bunny Love)
Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez por su capacidad de trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil”. Albert Einstein.                 Finalmente,
Jota M. Norte (Las 7 Llaves de la Felicidad: Las fuentes de bienestar y su orden natural)
Las cosas y los seres de la realidad que me han conmovido más han sido los que más se acercaban a la literatura.
Mario Vargas Llosa (El pez en el agua)
Desde el manglar me preguntaron las iguanas por ti Los bagres del estero también me preguntaron El viento y sus gaviotas Tu canoa Tu atarraya Mamá me preguntó por ti. Y yo tuve que hacer este recado Y ponerlo en el pico de la garza más blanca A ver si en la blancura te encontraba Y lo amarré a la tristeza del pez más profundo A ver en que rincón del agua te encontraba Y se lo dije a la lluvia En su gota más secreta Y al salitre en su yodo más recóndito Y al más fino pliegue del vestido negro De mamá y las hermanas Padre Que estamos esperando Alguna brisa tuya entre las ramas de los mangos Algún indicio de tu nombre en el polvo del patio Algo que nos diga cómo te va Don Emeterio Cómo la vas pasando allá En esa oscuridad que brilla Al otro lado de nuestras lágrimas.
Joaquin Vasquez Aguilar
No era inquietud propiamente dicha, sino una extraña tristeza que tenía poco de humano, porque no comportaba ni valentía ni esperanza. Así es como los animales esperan la muerte. Así es como el pez atrapado en la red ve pasar una y otra vez la sombra del pescador.
Irène Némirovsky
I’m embarrassed to admit that I giggled slightly. The resemblance of his neck to a Pez dispenser was uncanny.
Pete Kahle (The Specimen: A Novel of Horror (Specimen Saga Book 1))
—No tengo ni la menor idea —manifestó encogiéndose de hombros—. Yo conozco ocho, tal vez diez colores. Los típicos. Rojo, azul, amarillo… ¡El salmón es un pez, maldita sea!
Fernando Trujillo Sanz (El secreto de Tedd y Todd (La prisión de Black Rock, #0.5))