Perdida De Peso Quotes

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oficios, como escribió Julio Camba: «Yo sé de una señora que, deseando recobrar su perdida esbeltez, se sometió durante varios meses a un tra-tamiento intensivo de masaje, con el siguiente resultado: que ella se quedó como estaba, pero su masajista perdió cinco kilos de peso. Desde entonces, la buena señora le niega al masaje toda virtud terapéutica y, si nos coloca-mos en su punto de vista no tendremos más remedio 21/ Lodge, David. 2002. Op. cit. , p.52. que darle la razón; pero también tiene razón el masajista cuando afirma que el masaje es el mejor sistema de adel-gazamiento que existe en el mundo.»22
Doménico Chiappe (Tan real como la ficción: Herramientas narrativas en periodismo)
Quien quisiera hacer un catálogo de monstruos no tendría más que fotografiar con palabras esas cosas que la noche trae a las almas somnolientas que no consiguen dormir. Planean como murciélagos sobre la pasividad del alma, o vampiros que chupasen la sangre de la sumisión. Son larvas del declive y del desperdicio, sombras que llenan el valle, vestigios que quedan del destino. Unas veces son gusanos, nauseabundos para la propia alma que los alimenta y cría; otras veces son espectros, y rondan siniestramente a nada; otras veces, también, emergen, culebras, de los antros absurdos de las emociones perdidas. Lastre de lo falso, no sirven sino para que no sirvamos. Son dudas del abismo, echadas en el alma, que arrastran arrugas somnolientas y frías. Duran humos, pasan rastros, y no hay más que el haberlo sido en la substancia estéril de haber tenido conciencia de ellos. Uno u otro es como pieza íntima de fuego artificial: chisporrotea un rato entre sueños, y el resto es la inconsciencia de la conciencia con que lo vivimos. Cinta desatada, el alma no existe en sí misma. Los grandes paisajes son para mañana, y nosotros ya hemos vivido. Ha fracasado la conversación interrumpida ¿Quién diría que la vida había de ser así? Me pierdo si me encuentro, dudo si opino, no tengo si obtuve. Como si me pasease, duermo, pero estoy despierto. Como si durmiese, despierto, y no me pertenezco. La vida, al final, es, en sí misma, un gran insomnio, y hay un aletargamiento lúcido en todo cuanto pensamos y hacemos. Sería feliz si pudiese dormir. Esta opinión es de este momento, porque no duermo. La noche es un peso inmenso por detrás del ahogarme con el cobertor mudo de lo que sueño. Tengo una indigestión en el alma, Siempre, después de después, llegará el día, pero será tarde, como siempre. Todo duerme y es feliz, menos yo. Descanso un poco, sin osar dormir. Y grandes cabezas de monstruos sin ser emergen confusas del fondo de lo que soy. Son dragones del Oriente del abismo, con lenguas encarnadas al margen de la lógica, con ojos que miran sin vida mi vida muerta que no los mira. ¡La tapa, por el amor de Dios, la tapa! ¡Conclúyanme la inconsciencia y la vida! Afortunadamente, por la ventana fría, con los postigos abiertos hacia atrás, un hilo triste de luz pálida empieza a sacar sombra del horizonte. Afortunadamente, lo que va a rayar es el día. Sosiego, casi, del cansancio del desasosiego. Un gallo canta, absurdo, en plena ciudad. El día lívido comienza en mi vago sueño. Alguna vez dormiré. Un ruido de ruedas hace carro. Mis párpados duermen, pero no yo. Todo, en fin, es el Destino. 4-11-1931.
Anonymous
En contra de lo que opina la sabiduría popular, incluido tu amigo dietista del vecindario, no se desarrolla ninguna deficiencia por la eliminación del trigo, siempre que las calorías perdidas sean reemplazadas por los alimentos adecuados.
William Davis (Sin trigo, gracias: Dile adiós al trigo, pierde peso y come de forma saludable (Spanish Edition))
• Al final ya no le quedan fuerzas. No le queda espíritu de lucha. Su vida se reduce a una serie de fragmentos que nunca podrá volver a juntar. Su mente se derrumba bajo su peso, y sus pensamientos descienden por un pozo negro y profundo, donde la vergüenza, la perdida y el miedo empiezan a ahogarla.
M.L. Stedman (The Light Between Oceans)
es entonces cuando debemos detenernos y ser capaces también de vernos por fuera. Comprender que es de necios vivir pensando que solo es posible alcanzar la plenitud a través del amor de pareja. Entender que a la felicidad se llega por muchos caminos distintos y que podemos encontrar nuestras ilusiones perdidas en soledad, compartiendo espacios con amigos y simplemente abriéndonos a recibir, sin más, sin expectativas, sin proyectos, sin inventar historias de príncipes ni sepultar sin argumentos de peso la soledad. Creemos que un día encontraremos ese amor tan soñado, ese alguien lejano y con rostro inventado que cure nuestras heridas y nos sume felicidad. Y tal vez sucederá, pero no podemos jugarnos nuestra vida a una sola partida. Y sí. Debemos detenernos y ser capaces de vernos en silencio, de observarnos, sin más. De acariciar nuestras propias cicatrices, de besarnos sin camino de vuelta, sabiendo que nos quedamos, que ya no importa quién siga a nuestro lado, que nunca más nos volveremos a olvidar.
Silvia Congost (A solas: descubre el placer de estar contigo mismo)
Me parecía que ambos éramos almas perdidas que se aferraban la una a la otra, buscando a tientas la sensación de peso y de piel entre las manos, tratando de convencernos de que no éramos simplemente dos fantasmas que se evaporarían para integrarse con la fría neutralidad de nuestras sábanas.
Alyson Richman (The Lost Wife)