Para Mis Hijos Quotes

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Nadie te hará daño nunca, hijo. Estoy aquí para protegerte. Por eso nací antes que tú y mis huesos se endurecieron primero que los tuyos.
Juan Rulfo (Cartas a Clara)
Después de todo, amamos como nos han amado en la infancia, y los amores posteriores suelen ser sólo una réplica del primer amor. Te debo, pues, todos mis amores posteriores, incluido el amor salvaje y ciego que siento por mis hijos. Ya no puedo abrir un libro sin desear ver tu cara de calma y de concentración, sin saber que no la veré más y, lo que tal vez sea incluso más grave, que no me verá más. Nunca volveré a ser mirada por tus ojos. Cuando el mundo empieza a despoblarse de la gente que nos quiere, nos convertimos, poco a poco, al ritmo de las muertes, en desconocidos. Mi lugar en el mundo estaba en tu mirada y me parecía tan incontestable y perpetuo que nunca me molesté en averiguar cuál era. No está mal, he conseguido ser una niña hasta los cuarenta años, dos hijos, dos matrimonios, varias relaciones, varios pisos, varios trabajos, esperemos que sepa hacer la transición a adulto y que no me convierta directamente en una anciana. No me gusta ser huérfana, no estoy hecha para la tristeza.
Milena Busquets (También esto pasará)
Yo no sé ni siquiera que el agua está compuesta por oxígeno e hidrógeno, y estas [se refiere a sus hijas, sus mordaces críticos] me echan a la cara que las lunas salen del este. ¿Pero qué me importan si las lunas salen del oeste o del este, si en Marte llueve o no llueve? Yo no proporciono breviarios a los matemáticos y a los físicos. Pero un escritor de ciencia ficción, contestan, tiene que saber ciertas cosas. Bien. Toda la vida llamándome escritor de ciencia ficción, y aún no he entendido lo que significa. Desde hace algún tiempo me llaman escritor de la Era Espacial. Suena algo más respetable, pero tampoco entiendo qué significa. Solamente, el que hace 20 años todos se burlaban de mí. ‘Pero qué ridículo eres’, decían, ‘absurdo’. ‘¿Qué quiere decir astronauta? ¿Qué quiere decir cosmopuerto, ir a la Luna? ¡Eres tonto!’ Luego, de pronto, explota la Era Espacial, y se realiza lo que escribía. Pero no se arrepienten, no piden disculpas, siguen diciendo ‘No es una obra de arte la suya, es cinerama. Bien, ¿qué es el cinerama? ¿Quién inventó el cinerama sino el viejo Mike, Michelangelo en resumen? ¿No la hizo él La Capilla Sixtina? ¿Y qué otra cosa es La Capilla Sixtina sino cinerama en pintura? Y si el viejo Michelangelo pintaba en cinerama, ¿por qué yo no puedo escribir el futuro en ciencia ficción? La ciencia ficción me sirve para interpretar el tiempo en que vivo, en que vivirán los hijos de mis hijos, para describir sus amenazas.
Ray Bradbury
Lo bailado nadie te lo quita. Aunque volvamos a desconocernos, no nos perdemos de nada. De alguien serán mis hijos y los suyos. De alguien será la nueva sonrisa que registre para siempre junto a la de Emiliano, quizá por encima de ella. En algún lado viviremos, haciendo cosas. El pasado latiéndonos en algún rincón, moviéndonos los
Catalina Aguilar Mastretta (Todos los días son nuestros (El día siguiente) (Spanish Edition))
¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
A veces, los hijos te los pone la vida por delante cuando ya han sido gestados por otras mujeres. A veces, a los hijos los encuentras en el camino y basta un verano para crear un lazo que ya nada ni nadie puede romper.
Cherry Chic (Todas mis ilusiones (Dunas, #3))
Los gobiernos civiles no deben tener religión, porque siendo su deber proteger la libertad que los gobernados tienen de practicar la religión que gusten adoptar, no llenarían fielmente ese deber si fueran sectarios de alguna.
Benito Juárez (Apuntes Para Mis Hijos)
—Además —lo interrumpió nuevamente—, mis hijos jamás tendrán que preocuparse por su próxima comida. Nunca tendrán que pagar impuestos, nunca tendrán que preocuparse acerca de cómo permitirse enviar a sus hijos a la escuela. Ellos siempre tendrán la opción de un sólido techo sobre sus cabezas y tres comidas diarias. Siempre habrá personas a su alrededor para cuidarlos y protegerlos. Ellos nunca, nunca estarán solos. Y si hicieran algo mal, tendrían el poder de arreglarlo.
MaryJanice Davidson (The Royal Treatment (Alaskan Royal Family, #1))
Hacía años que mis labios no habían pronunciado una oración. Hacía años que no me acordaba de Dios, pero en aquel momento fue todo lo que se me ocurrió. Pedirle perdón por haberme olvidado de Él y pedirle un favor especial: que me diera tiempo, solo un poco más de tiempo para llegar junto a mis hijos.
Mikel Santiago (La última noche en Tremore Beach)
Me pregunto en qué momento un niño se convierte en un adulto. ¿Pasa de repente o es más bien poco a poco, como por etapas? ¿Hay una edad, una semana, un momento, en el que se revelan todos los secretos del universo y la madurez desciende del cielo en una nube, cambiando el cerebro para siempre? ¿Se escabullirá un día la niña que hay en mí para no volver jamás? No me puedo imaginar viviendo una vida real, o que alguna vez seré adulta. Me parece una transformación tan increíble... Puede que algún día sea la pareja de alguien o la madre de alguien o el patólogo forense de alguien. Puede que algún día beba demasiado o tenga un hijo del que no le hable a nadie. Puede que algún día huya de todo y tenga mis razones. Ese yo es imposible de imaginar por mi yo actual. No me puedo imaginar mayor. No me puedo imaginar diferente de la persona que soy ahora. No me puedo imaginar vieja ni casada ni muerta.
Meg Rosoff (Picture Me Gone)
Vi a mi vida desarrollar ramas que se extendían ante mí como el árbol de higos del cuento. De la punta de cada rama, como un higo gordo y morado, me llamaba y guiñaba un hermoso futuro. Un higo era un esposo y un hogar feliz con hijos, otro higo era ser una poetisa famosa. Otro higo era ser una brillante profesora. Otro higo era Ee Gee (la maravillosa editora). Otro higo era Europa y África y América del Sur. Otro higo era Constantin y Sócrates y Attila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesiones poco convencionales. Otro higo era un campeonato olímpico y debajo de éste y encima de los otros se extendían más higos que no alcancé a descifrar. Me vi a mí misma sentada al pie del árbol de higo, muerta de hambre porque no podía decidirme por uno de los higos. Los quería todos pero elegir uno significaba perder todos los demás y mientras me sentaba ahí sin poderme decidir, los higos comenzaron a arrugarse y a volverse negros para ir cayendo uno a uno ante mis pies.
Sylvia Plath (La campana de cristal)
Mi Vida es un exquisito secreto […] No concebiré hijos de la carne –pero conozco un sagrado Consuelo. Dios me ha dispuesto para la Concepción de una especie diferente. Mis hijos son de la Mente –mi Gestación es perpetua–, mi Éxtasis es del alma. Doy la bienvenida a las jubilosas labores que separan al poema de su creador; como Partera, ¡sólo lo divino! Que las épocas tomen la medida de la Fecundidad, y que el Futuro juzgue si esta elección –si lo es– fue acertada. Yo le explicaría estas Cosas a mi Padre –si pudiera– pidiéndole paciencia por la Cosecha”.
Emily Dickinson (Cartas de Emily Dickinson: un campo minado (Pequeños Grandes Ensayos) (Spanish Edition))
—El día que conocí a tu madre, sabía que estaría en mi vida para siempre. Había algo sobre ella y supe que me estaba enamorando ese primer día. Te hacía querer ser mejor, tratar de ser digno de su amor. Lamentablemente, tu padre pensaba lo mismo, nadie entendía por qué cambió drásticamente, excepto yo. A pesar de que ella estaba conmigo, dejó de beber, dejó de dormir con otras chicas, es como si lo hubiera hecho madurar al instante y convertido en el tipo que finalmente quería ser para que pudiera tener una oportunidad con ella. Siempre tuve miedo de perderla por él algún día, es como si me diera cuenta de que era una cuestión de cuándo, no de sí. Pero tu madre era diferente, yo había salido con muchas chicas, pero realmente no me importaba si estaban allí o no. Eran sólo alguien para tratar de llenar el dolor de perder a mi padre. Así que cuando me reuní con ella y se dio cuenta de mis sentimientos, luché por mantenerla tanto tiempo como pude. No se lo digas a tu mamá, pero Chase y yo constantemente peleábamos por ella cuando no estaba cerca. Infierno, incluso peleábamos por ella cuando estaba cerca. Sabíamos que cualquiera de nosotros podría tener a cualquier chica que quisiéramos, pero sólo queríamos a Harper. Así que, por supuesto, siendo nosotros, las palabras se utilizaron en puños y volaban cuando nos quedábamos solos. No le dije esto, pero ya sabía lo que había pasado con tu padre antes de que ella me lo dijera. Cuando llegué a casa de la rotura, y Chase no me molestó de nuevo, sabía que algo había pasado. Sólo no sabía qué todavía. Pero ¿sabes qué pequeño hombrecito? No puedo ni siquiera estar loco sobre eso más, porque si no hubiera pasado, no estarías aquí ahora. Besó suavemente a nuestro hijo de tres meses quien estaba completamente cautivado en sus historias y señaló la última foto en el libro. —Y él te amaba y a tu mamá, muchísimo. Siempre voy a recordarte eso, pero desearía que hubieras podido reunirte con él.
Molly McAdams (Taking Chances (Taking Chances, #1))
La gente no acepta que se le diga sus verdades. Quieren que se crea sus lindas palabras o por lo menos que uno haga como si. Yo soy lúcida soy franca arranco las caretas. La tipeja que susurra: '¿Así que quiere mucho a su hermanito?' y yo con mi vocecita serena 'Lo detesto'. He seguido siendo esa adolescente que dice lo que piensa no hace trampas. Se me partía el corazón escucharlo pontificar y todos esos infelices de rodillas delante de él. Yo aparecía con mis grandes zuecos sus palabras solemnes quedaban desinfladas: el progreso la prosperidad el porvenir del hombre la felicidad de la humanidad la ayuda a los países subdesarrollados la paz del mundo. No soy racista pero me importan un pito los árabes los judíos los negros exactamente como me importan un pito los chinos los rusos los yanquis los franchutes. Me importa un pito la humanidad qué es lo que ella ha hecho por mí me gustaría saberlo. Si son lo bastante estúpidos como para degollarse bombardearse tirarse napalm exterminarse no gastaré mis ojos llorando. Un millón de niños degollados ¿y qué? Los niños nunca son otra cosa que semilla de canallas y así se descongestiona un poco el planeta reconocen que está superpoblado ¿y entonces qué? Si yo fuera la tierra me daría asco toda esa gusanada en mi espalda me la sacudiría. Si todos revientan yo quiero reventar. Los niños no son nada para mí no voy a enternecer por ellos. Mi hija está muerta y me han robado a mi hijo.
Simone de Beauvoir (The Woman Destroyed)
Quedaban sus palabras, adiós, que tengáis suerte, adiós, te quiero más que nunca, adiós, me voy con la alegría de haberte conocido, adiós, habla a mis hijos de mí, de las ideas por las que voy a morir, adiós, busca a un buen hombre, cásate con éñ y sé feliz, pero no me olvides, adiós, mi amor, cuánto te he querido y qué poco tiempo hemos tenido para estar juntos, adiós, hijos míos, sed muy buenos y ayudad mucho a vuestra madre, adiós, cariño, adiós, vida mía, adiós, adiós, adiós, y todas las despedidas eran parecidas, pero todas distintas, distintas as mujeres que no podían terminar de leer en vox alta el papel que temblaba entre sus manos, idéntico el hueco que cada nueva carta abría en mi cuerpo agujereado, incapaz de abrigar tanto adioses
Almudena Grandes (Las tres bodas de Manolita (Episodios de una guerra interminable, #3))
Un pobre campesino que sacrifica un buey inestimable en honor a Júpiter se convencerá de que Júpiter existe; de otro modo, ¿cómo iba a excusar su estupidez? El campesino sacrificará otro buey, y otro, y otro más, solo para no tener que admitir que todos los bueyes previos no fueron un desperdicio. Exactamente por la misma razón, si he sacrificado un hijo por la gloria de la nación italiana o mis piernas por la revolución comunista, bastará con que me convierta en un nacionalista italiano fanático o en un comunista entusiasta. Porque si los mitos nacionales italianos o la propaganda comunista son mentira, entonces me veré obligado a admitir que la muerte de mi hijo o mi propia parálisis no han tenido sentido alguno. Pocas personas tienen estómago para admitir algo así.
Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
Entrañado en la oscuridad pecaminosa estuve yo también, concebido no engendrado. Por ellos, el hombre con mi voz y mis ojos y una mujer fantasmal de aliento a cenizas. Se ayuntaron y desjuntaron, cumplieron la voluntad del apareador. Desde antes de los tiempos Él me dispuso y ahora no puede disponer lo contrario ni nunca. Una lex eterna Le atenaza. ¿Es ésa pues la divina sustancia en la que el Padre y el Hijo son con-sustanciales? ¿Dónde está el pobre de Arrio para meterse dentro y ver qué pasa? Guerreando de por vida por la contransmagnificandjudeogolpancialidad. ¡Aciago heresiarca malogrado! En un excusado griego exhaló su último suspiro: euthanasia. Con mitra de abalorios y con báculo, instalado en su trono, viudo de una sede viuda, con omophonon envarado, con posaderas aglutinadas.
James Joyce (Ulises (Spanish Edition))
¡Oh, olas del Adriático! ¡Oh Brento! Tal vez no vuelva a veros ni a oír vuestra mágica voz, sagrada para los hijos de Apolo, que me hizo familiar la lira altanera de Albión. En libertad gozaré con indolencia de las noches de la dorada Italia, bogando en una góndola secreta en compañía de una joven veneciana, a veces charlatana, otras silenciosa; con ella mis labios aprenderán el lenguaje de Petrarca y del amor. ¿Llegará la hora de mi libertad? ¡Ya es tiempo, ya es tiempo! La imploro; voy errante por el piélago y la espero; invoco los vientos favorables a la fiera tempestad que empuje mi barco entre las olas por los caminos abiertos del mar. ¿Cuándo empezaré mi libre carrera? Ya es hora de dejar la orilla aburrida; no es hostil el ambiente, y entre las playas del Sur, bajo el cielo de mi África, podré suspirar por la sombría Rusia, en la que sufrí, amé y enterré mi corazón.
Alexander Pushkin (Eugene Onegin)
ahora piensa con afecto en ese período, porque en muchos sentidos fue una época maravillosa. En diciembre nominaron a Willem para un premio importante por su papel en La manzana envenenada, y en enero se lo concedieron. Luego lo nominaron para un premio aún más importante y prestigioso, y de nuevo lo consiguió. Él estaba en Londres por motivos de trabajo la noche que Willem lo recogió, pero puso el despertador a las dos de la madrugada para ver la ceremonia por internet; cuando pronunciaron el nombre de Willem gritó fuerte, y vio cómo sonreía radiante, besaba a Julia -a quien había llevado de acompañante- y subía los escalones del escenario, donde dio las gracias a los cineastas, al estudio,a Emil, a Kit, al mismísimo Alan Turing, a Roman, a Cressy, a Richard, a Malcom, a JB, y «a mis suegros, Julia Altman y Harold Stein, por haber hecho que me sintiera siempre como un hijo y, de un modo especial, a Jude St. Francis, mi mejor amigo y el amor de mi vida, por todo».
Hanya Yanagihara (A Little Life)
—¿Te imaginas? —murmuró en algún momento de la madrugada—. ¿Sabes lo duro que es estar así con alguien y no encontrar jamás su secreto? —Sí —respondí pensando en Frank—. Lo sé. —Lo suponía. —Me tocó el pelo—. Y de pronto... recuperar la seguridad. Decir y hacer lo que quieras, sabiendo que es lo correcto. —Decir «te amo» y decirlo con todo el corazón —añadí suavemente. Sin saber cómo, me descubrí acurrucada contra él, con la cabeza en el hueco de su hombro. —Durante tantos años he sido tantas cosas, tantos hombres diferentes... —Tragó saliva y cambió de posición—. Era tío para los hijos de Jenny, hermano para ella y su marido, «milord» para Fergus, «señor» para mis arrendatarios. «Mac Dubh» para los hombres de Ardsmuir y «MacKenzie» para los otros sirvientes de Helwater. Después, Malcolm en la imprenta y Jamie Roy en los muelles. Me acarició lentamente la cabellera. —Pero aquí —concluyó en voz tan baja que apenas pude oírle—, aquí, contigo en la oscuridad... no tengo nombre. —Te quiero— le dije.
Diana Gabaldon (Voyager (Outlander, #3))
— Anda, hijo —replicó don Quijote—, y no te turbes cuando te vieres ante la luz del sol de hermosura que vas a buscar. ¡Dichoso tú sobre todos los escuderos del mundo! Ten memoria, y no se te pase della cómo te recibe: si muda las colores el tiempo que la estuvieres dando mi embajada; si se desasosiega y turba oyendo mi nombre; si no cabe en la almohada, si acaso la hallas sentada en el estrado rico de su autoridad; y si está en pie, mírala si se pone ahora sobre el uno, ahora sobre el otro pie; si te repite la respuesta que te diere dos o tres veces; si la muda de blanda en áspera, de aceda en amorosa; si levanta la mano al cabello para componerle, aunque no esté desordenado; finalmente, hijo, mira todas sus acciones y movimientos; porque si tú me los relatares como ellos fueron, sacaré yo lo que ella tiene escondido en lo secreto de su corazón acerca de lo que al fecho de mis amores toca; que has de saber, Sancho, si no lo sabes, que entre los amantes, las acciones y movimientos exteriores que muestran, cuando de sus amores se trata, son certísimos correos que traen las nuevas de lo que allá en lo interior del alma pasa. Ve, amigo, y guíete otra mejor ventura que la mía, y vuélvate otro mejor suceso del que yo quedo temiendo y esperando en esta amarga soledad en que me dejas.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
Ya no, ya no, ya no me sirves, zapato negro, en el cual he vivido como un pie durante treinta años, pobre y blanca, sin atreverme apenas a respirar o hacer achís. Papi: he tenido que matarte. Te moriste antes de que me diera tiempo… Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios, lívida estatua con un dedo del pie gris, del tamaño de una foca de San Francisco. Y la cabeza en el Atlántico extravagante en que se vierte el verde legumbre sobre el azul en aguas del hermoso Nauset. Solía rezar para recuperarte. Ach, du. En la lengua alemana, en la localidad polaca apisonada por el rodillo de guerras y más guerras. Pero el nombre del pueblo es corriente. Mi amigo polaco dice que hay una o dos docenas. De modo que nunca supe distinguir dónde pusiste tu pie, tus raíces: nunca me pude dirigir a ti. La lengua se me pegaba a la mandíbula. Se me pegaba a un cepo de alambre de púas. Ich, ich, ich, ich, apenas lograba hablar: Creía verte en todos los alemanes. Y el lenguaje obsceno, una locomotora, una locomotora que me apartaba con desdén, como a un judío. Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen. Empecé a hablar como los judíos. Creo que podría ser judía yo misma. Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena, no son ni muy puras ni muy auténticas. Con mi abuela gitana y mi suerte rara y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot, podría ser algo judía. Siempre te tuve miedo, con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa y tu recortado bigote y tus ojos arios, azul brillante. Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú... No Dios, sino un esvástica tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso. Cada mujer adora a un fascista, con la bota en la cara; el bruto, el bruto corazón de un bruto como tú. Estás de pie junto a la pizarra, papi, en el retrato tuyo que tengo, un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie, pero no por ello menos diablo, no menos el hombre negro que me partió de un mordisco el bonito corazón en dos. Tenía yo diez años cuando te enterraron. A los veinte traté de morir para volver, volver, volver a ti. Supuse que con los huesos bastaría. Pero me sacaron de la tumba, y me recompusieron con pegamento. Y entonces supe lo que había que hacer. Saqué de ti un modelo, un hombre de negro con aire de Meinkampf, e inclinación al potro y al garrote. Y dije sí quiero, sí quiero. De modo, papi, que por fin he terminado. El teléfono negro está desconectado de raíz, las voces no logran que críe lombrices. Si ya he matado a un hombre, que sean dos: el vampiro que dijo ser tú y me estuvo bebiendo la sangre durante un año, siete años, si quieres saberlo. Ya puedes descansar, papi. Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón, y a la gente del pueblo nunca le gustaste. Bailan y patalean encima de ti. Siempre supieron que eras tú. Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.
Sylvia Plath (Ariel)
Lo había conocido años atrás cuando asistió a una de mis cruzadas, donde lloró arrepentido y oró pidiendo ser salvo. Aquella noche salió de la sala de oración con verdadero gozo en su corazón. Pero ahora se veía completamente desolado; nunca en mi vida había visto un rostro joven tan triste. Me dijo: —Señor Wilkerson, no sé hacia dónde encaminarme. No tengo gozo, y Dios parece estar muy lejos. Me siento tentado, y temo que voy a caer en el pecado y perder mi contacto con Dios. ¡No siento nada más que temor y temblor! Le puse la mano en el hombro y le dije: — Hijo, esta es tu hora de prueba. Dios te está probando para ver qué hay en tu corazón. ¿Estás dispuesto a arrepentirte, aceptar su perdón y seguir acercándote a la Luz? Dios no te ha abandonado. De repente empezaron a correrle lágrimas por las mejillas: — ¿Quiere decir que en realidad Dios no está enojado conmigo? — No — respondí. — Y este desasosiego y desesperanza que tengo, ¿será resultado de algún hábito terrible en mi vida? — me preguntó. Le dije que eso sólo él podía contestarlo. — Pues no, no lo creo — replicó él. Entonces, de pronto, comenzó a ver la luz: ¡después de todo no era culpa de Dios! Era su descuido de la oración y del hambre por la Palabra, durante su temporada de sufrimiento, lo que le había hecho temer y tropezar. En ese momento el Espíritu del Señor comenzó a dispensarle esperanza; levantó sus manos y alabó al Señor: “Ayúdame a salir de esto, Señor. ¡Restaura mi fe!” Cuando me despedí de él, le estaba dando gracias a Dios por hacerlo retornar a un compromiso sólido. El Espíritu Santo estaba comenzando a resplandecer de nuevo en él.
David Wilkerson (Tenemos hambre de Cristo: Experimentando su presciencia en tiempos difíciles)
Por ejemplo, muchos estudios sobre felicidad matrimonial se realizaban simplemente sometiendo a los cónyuges a diversos cuestionarios. Esto se conoce como el método del autoinforme y, aunque tiene su utilidad, es bastante limitado. ¿Cómo sabemos si una esposa es feliz simplemente porque marca la casilla de «felicidad» en el cuestionario? Las mujeres sometidas en su relación a abusos físicos suelen obtener una calificación muy alta en los cuestionarios sobre satisfacción matrimonial. Sólo cuando una mujer se siente segura y es entrevistada a solas, revela sus sufrimientos. Para remediar estas lagunas en la investigación, mis colegas y yo hemos mejorado los métodos tradicionales estudiando el matrimonio con otros métodos más innovadores y exhaustivos. Actualmente seguimos a setecientas parejas en siete estudios distintos. No sólo observamos a recién casados, sino también parejas más veteranas, con cónyuges de cuarenta a sesenta años de edad. También hemos estudiado matrimonios que acaban de tener su primer hijo, y parejas interactuando con hijos recién nacidos, en edad preescolar o adolescentes. Como parte de esta investigación he entrevistado a parejas sobre la historia de su matrimonio, su filosofía sobre el matrimonio, sus puntos de vista sobre el matrimonio de sus padres. Las he filmado mientras hablaban sobre cómo habían pasado el día, sobre las áreas de continuo desacuerdo en su relación o sobre temas más alegres. Y para obtener una lectura psicológica de su estado de tensión o de relajación, he medido su ritmo cardíaco, su presión sanguínea, su sudoración o la función inmunológica. En todos los casos he permitido que la pareja viera las cintas de vídeo para que expresaran su propio punto de vista sobre lo que pensaban o sentían al ver, por ejemplo, que su ritmo cardíaco o su presión sanguínea subía bruscamente durante una discusión matrimonial. Y he mantenido el contacto con las parejas, estudiándolas al menos una vez al año para ver cómo seguía su relación. De momento mis colegas y yo somos los únicos investigadores que realizamos esta observación y análisis exhaustivo de las parejas casadas. Nuestros datos ofrecen la primera visión real del funcionamiento interno, de la anatomía de un matrimonio. Los resultados de estos estudios, y no mis opiniones, forman la base de mis siete principios para el buen funcionamiento del matrimonio.
John M. Gottman (Siete reglas de oro para vivir en pareja)
— ¡Oh Caballero de la Triste Figura!, no te dé afincamiento la prisión en que vas, porque así conviene para acabar más presto la aventura en que tu gran esfuerzo te puso; la cual se acabará cuando el furibundo león manchado con la blanca paloma tobosina yoguieren en uno, ya después de humilladas las altas cervices al blando yugo matrimoñesco; de cuyo inaudito consorcio saldrán a la luz del orbe los bravos cachorros, que imitarán las rumpantes garras del valeroso padre. Y esto será antes que el seguidor de la fugitiva ninfa faga dos vegadas la visita de las lucientes imágines con su rápido y natural curso. Y tú, ¡oh, el más noble y obediente escudero que tuvo espada en cinta, barbas en rostro y olfato en las narices!, no te desmaye ni descontente ver llevar ansí delante de tus ojos mesmos a la flor de la caballería andante; que presto, si al plasmador del mundo le place, te verás tan alto y tan sublimado que no te conozcas, y no saldrán defraudadas las promesas que te ha fecho tu buen señor. Y asegúrote, de parte de la sabia Mentironiana, que tu salario te sea pagado, como lo verás por la obra; y sigue las pisadas del valeroso y encantado caballero, que conviene que vayas donde paréis entrambos. Y, porque no me es lícito decir otra cosa, a Dios quedad, que yo me vuelvo adonde yo me sé. Y, al acabar de la profecía, alzó la voz de punto, y diminuyóla después, con tan tierno acento, que aun los sabidores de la burla estuvieron por creer que era verdad lo que oían. Quedó don Quijote consolado con la escuchada profecía, porque luego coligió de todo en todo la significación de ella; y vio que le prometían el verse ayuntados en santo y debido matrimonio con su querida Dulcinea del Toboso, de cuyo felice vientre saldrían los cachorros, que eran sus hijos, para gloria perpetua de la Mancha. Y, creyendo esto bien y firmemente, alzó la voz, y, dando un gran suspiro, dijo: — ¡Oh tú, quienquiera que seas, que tanto bien me has pronosticado!, ruégote que pidas de mi parte al sabio encantador que mis cosas tiene a cargo, que no me deje perecer en esta prisión donde agora me llevan, hasta ver cumplidas tan alegres e incomparables promesas como son las que aquí se me han hecho; que, como esto sea, tendré por gloria las penas de mi cárcel, y por alivio estas cadenas que me ciñen, y no por duro campo de batalla este lecho en que me acuestan, sino por cama blanda y tálamo dichoso. Y, en lo que toca a la consolación de Sancho Panza, mi escudero, yo confío de su bondad y buen proceder que no me dejará en buena ni en mala suerte; porque, cuando no suceda, por la suya o por mi corta ventura, el poderle yo dar la ínsula, o otra cosa equivalente que le tengo prometida, por lo menos su salario no podrá perderse; que en mi testamento, que ya está hecho, dejo declarado lo que se le ha de dar, no conforme a sus muchos y buenos servicios, sino a la posibilidad mía. Sancho Panza se le inclinó con mucho comedimiento, y le besó entrambas las manos, porque la una no pudiera, por estar atadas entrambas. Luego tomaron la jaula en hombros aquellas visiones, y la acomodaron en el carro de los bueyes.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
Escucha, hijo: voy a decirte esto mientras duermes, una manecita metida bajo la mejilla y los rubios rizos pegados a tu frente humedecida. He entrado solo a tu cuarto. Hace unos minutos, mientras leía mi diario en la biblioteca, sentí una ola de remordimiento que me ahogaba. Culpable, vine junto a tu cama. Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo. Te regañé cuando te vestías para ir a la escuela, porque apenas te mojaste la cara con una toalla. Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te grité porque dejaste caer algo al suelo. Durante el desayuno te regañé también. Volcaste las cosas. Tragaste la comida sin cuidado. Pusiste los codos sobre la mesa. Untaste demasiado el pan con mantequilla. Y cuando te ibas a jugar y yo salía a tomar el tren, te volviste y me saludaste con la mano y dijiste: " ¡Adiós, papito!" y yo fruncí el entrecejo y te respondí: "¡Ten erguidos los hombros!" Al caer la tarde todo empezó de nuevo. Al acercarme a casa te vi, de rodillas, jugando en la calle. Tenías agujeros en las medias. Te humillé ante tus amiguitos al hacerte marchar a casa delante de mí. Las medias son caras, y si tuvieras que comprarlas tú, serías más cuidadoso. Pensar, hijo, que un padre diga eso. ¿Recuerdas, más tarde, cuando yo leía en la biblioteca y entraste tímidamente, con una mirada de perseguido? Cuando levanté la vista del diario, impaciente por la interrupción, vacilaste en la puerta. "¿Qué quieres ahora?" te dije bruscamente. Nada respondiste, pero te lanzaste en tempestuosa carrera y me echaste los brazos al cuello y me besaste, y tus bracitos me apretaron con un cariño que Dios había hecho florecer en tu corazón y que ni aun el descuido ajeno puede agotar. Y luego te fuiste a dormir, con breves pasitos ruidosos por la escalera. Bien, hijo; poco después fue cuando se me cayó el diario de las manos y entró en mí un terrible temor. ¿Qué estaba haciendo de mí la costumbre? La costumbre de encontrar defectos, de reprender; esta era mi recompensa a ti por ser un niño. No era que yo no te amara; era que esperaba demasiado de ti. Y medía según la vara de mis años maduros. Y hay tanto de bueno y de bello y de recto en tu carácter. Ese corazoncito tuyo es grande como el sol que nace entre las colinas. Así lo demostraste con tu espontáneo impulso de correr a besarme esta noche. Nada más que eso importa esta noche, hijo. He llegado hasta tu camita en la oscuridad, y me he arrodillado, lleno de vergüenza. Es una pobre explicación; sé que no comprenderías estas cosas si te las dijera cuando estás despierto. Pero mañana seré un verdadero papito. Seré tu compañero, y sufriré cuando sufras, y reiré cuando rías. Me morderé la lengua cuando esté por pronunciar palabras impacientes. No haré más que decirme, como si fuera un ritual: "No es más que un niño, un niño pequeñito". Temo haberte imaginado hombre. Pero al verte ahora, hijo, acurrucado, fatigado en tu camita, veo que eres un bebé todavía. Ayer estabas en los brazos de tu madre, con la cabeza en su hombro. He pedido demasiado, demasiado. ==========
Anonymous
La ley prohibe que en tu testamento dispongas: con el solomillo de mi cadaver se hara roast-beef para mis hijos y nietos debera quedar dorado por fuera y sangrante por dentro y servirse con patatas hervidas al vapor.
Camilo José Cela (Oficio de tinieblas 5)
Los soldados me llevaron afuera. El traductor me siguió y me comunicó oficialmente mi sentencia. Cadena perpetua, reducida a treinta años. Mi liberación se fijaba para el año 2000. Con la reducción del tiempo por buena conducta, estaría libre el 7 de octubre de 1990. En diecisiete años yo tendría cuarenta y tres. Lillian tendría cuarenta y dos. El 1984 de George Orwell habría llegado y partido. El cometa Halley habría vuelto y también se habría marchado. Me perdería cuatro elecciones presidenciales más y cuatro olimpíadas. Papá se habría retirado, mamá estaría encanecida. Mis hermanos quizá se habrían casado y tendrían hijos adolescentes que saludarían al tío maduro a su regreso de Turquía. La juventud de mi vida se evaporaría en una cárcel turca. -Getchmis Olsun -me deseó uno de los soldados que me llevaban a la cárcel. "Que pase pronto.
Billy Hayes (Midnight Express)
Cuentan que… Un día, a comienzos del invierno, llega al correo una carta muy especial dirigida a Dios. El empleado que clasifica la correspondencia se sorprende y busca el remitente: "Pucho, casilla verde, calle sin nombre, Villa de Emergencia Sur, sin número." Intrigado, abre la carta y lee: Querido Dios: Nunca supe si era cierto que existías o no, pero si existes, esta carta va a llegar a ti de alguna manera. Te escribo porque tengo problemas. Estoy sin trabajo, me van a echar de la casucha donde vivo porque hace dos meses que no pago y hace mucho que mis cuatro hijos no comen un plato de comida caliente. Pero lo peor de todo es que mi hijo menor está con fiebre y debe tomar un antibiótico con urgencia. Me da vergüenza pedirte esto pero quiero rogarte que me mandes 100 pesos. Estoy tratando de conseguir un trabajo que me prometieron, pero no llega. Y como estoy desesperado y no sé qué hacer, te estoy mandando esta carta. Si me haces llegar el dinero, ten la seguridad de que nunca me voy a olvidar de ti y que les voy a enseñar a mis hijos que sigan tu camino. Pucho El empleado del correo termina de leer esto y siente una congoja tremenda, una ternura infinita, un dolor incomparable... Mete la mano en el bolsillo y ve que tiene 5 pesos. Es fin de mes. Calcula que necesita 80 centavos para volver a la casa. ..Y piensa: 4.20... ¡No sabe qué hacer! Entonces empieza a recorrer toda la oficina con la carta en la mano, pidiéndole a cada uno lo que quiera dar. Cada empleado, conmovido, pone todo lo que puede, que no es mucho porque estamos a fin de mes. Un peso, cincuenta centavos, tres pesos...
Anonymous
Hasta que, al final del día, el empleado cuenta el dinero reunido: ¡75 pesos! El hombre piensa:"¿Qué hacer? ¿Espero a la semana que viene hasta conseguir los otros 25 pesos? ¿Le mando esto? No... el niño está mal... le mando lo que tengo, será mejor...". Mete los 75 pesos en un sobre, anota el domicilio y se lo da al cartero, que también está al tanto de la situación. Dos días más tarde, llega al correo una nueva carta dirigida a Dios. Querido Dios: Sabía que no podías fallarme. Yo no sé cómo te llegó mi carta, pero quiero que sepas que apenas recibí el dinero compré los antibióticos y Cachito está fuera de peligro. Les di una buena comida caliente a mis hijos, pagué parte de la deuda de la casucha, y el trabajo que me iba a salir ya me lo confirmaron, la semana que viene empiezo a trabajar. Te agradezco mucho lo que hiciste por nosotros, nunca me olvidaré de ti y creo que si me acompañas mandándome trabajo no necesitaré volver a pedirte dinero jamás. Posdata: Aprovecho para decirte algo. Yo no soy quién para darle consejos a Dios, pero si vas a mandar dinero a alguien más: no lo mandes por carta porque los del correo se quedaron con 25 pesos.
Anonymous
Mujer negra Todavía huelo la espuma del mar que me hicieron atravesar. La noche, no puedo recordarla. Ni el mismo océano podría recordarla. Pero no olvido el primer alcatraz que divisé. Altas, las nubes, como inocentes testigos presenciales. Acaso no he olvidado ni mi costa perdida, ni mi lengua ancestral Me dejaron aquí y aquí he vivido. Y porque trabajé como una bestia, aquí volví a nacer. A cuanta epopeya mandinga intenté recurrir. Me rebelé. Su Merced me compró en una plaza. Bordé la casaca de su Merced y un hijo macho le parí. Mi hijo no tuvo nombre. Y su Merced murió a manos de un impecable lord inglés. Anduve. Esta es la tierra donde padecí bocabajos y azotes. Bogué a lo largo de todos sus ríos. Bajo su sol sembré, recolecté y las cosechas no comí. Por casa tuve un barracón. Yo misma traje piedras para edificarlo, pero canté al natural compás de los pájaros nacionales. Me sublevé. En esta tierra toqué la sangre húmeda y los huesos podridos de muchos otros, traídos a ella, o no, igual que yo. Ya nunca más imaginé el camin a Guinea. ¿Era a Guinea? ¿A Benín? ¿Era a Madagascar? ¿O a Cabo Verde? Trabajé mucho más. Fundé mejor mi canto milenario y mi esperanza. Aquí construí mi mundo. Me fui al monte. Mi real independencia fue el palenque y cabalgué entre las tropas de Maceo. Sólo un siglo más tarde, junto a mis descendientes, desde una azul montaña. Bajé de la Sierra Para acabar con capitales y usureros, con generales y burgueses. Ahora soy: sólo hoy tenemos y creamos. Nada nos es ajeno. Nuestra la tierra. Nuestros el mar y el cielo. Nuestras la magia y la quimera. Iguales míos, aquí los veo bailar alrededor del árbol que plantamos para el comunismo. Su pródiga madera ya resuena.
Nancy Morejón
PAPÁ OLVIDA W. Livingston Larned. Escucha, hijo: voy a decirte esto mientras duermes, una manecita metida bajo la mejilla y los rubios rizos pegados a tu frente humedecida. He entrado solo a tu cuarto. Hace unos minutos, mientras leía mi diario en la biblioteca, sentí una ola de remordimiento que me ahogaba. Culpable, vine junto a tu cama. Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo. Te regañé cuando te vestías para ir a la escuela, porque apenas te mojaste la cara con una toalla. Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te grité porque dejaste caer algo al suelo. Durante el desayuno te regañé también. Volcaste las cosas. Tragaste la comida sin cuidado. Pusiste los codos sobre la mesa. Untaste demasiado el pan con mantequilla. Y cuando te ibas a jugar y yo salía a tomar el tren, te volviste y me saludaste con la mano y dijiste: «¡Adiós, papito!» y yo fruncí el entrecejo y te respondí: «¡Ten erguidos los hombros!» Al caer la tarde todo empezó de nuevo. Al acercarme a casa te vi, de rodillas, jugando en la calle. Tenías agujeros en las medias. Te humillé ante tus amiguitos al hacerte marchar a casa delante de mí. Las medias son caras, y si tuvieras que comprarlas tú, serías más cuidadoso. Pensar, hijo, que un padre diga eso. ¿Recuerdas, más tarde, cuando yo leía en la biblioteca y entraste tímidamente, con una mirada de perseguido? Cuando levanté la vista del diario, impaciente por la interrupción, vacilaste en la puerta. «¿Qué quieres ahora?» te dije bruscamente. Nada respondiste, pero te lanzaste en tempestuosa carrera y me echaste los brazos al cuello y me besaste, y tus bracitos me apretaron con un cariño que Dios había hecho florecer en tu corazón y que ni aun el descuido ajeno puede agotar. Y luego te fuiste a dormir, con breves pasitos ruidosos por la escalera. Bien, hijo; poco después fue cuando se me cayó el diario de las manos y entró en mí un terrible temor. ¿Qué estaba haciendo de mí la costumbre? La costumbre de encontrar defectos, de reprender; esta era mi recompensa a ti por ser un niño. No era que yo no te amara; era que esperaba demasiado de ti. Y medía según la vara de mis años maduros. Y hay tanto de bueno y de bello y de recto en tu carácter. Ese corazoncito tuyo es grande como el sol que nace entre las colinas. Así lo demostraste con tu espontáneo impulso de correr a besarme esta noche. Nada más que eso importa esta noche, hijo. He llegado hasta tu camita en la oscuridad, y me he arrodillado, lleno de vergüenza. Es una pobre explicación; sé que no comprenderías estas cosas si te las dijera cuando estás despierto. Pero mañana seré un verdadero papito. Seré tu compañero, y sufriré cuando sufras, y reiré cuando rías. Me morderé la lengua cuando esté por pronunciar palabras impacientes. No haré más que decirme, como si fuera un ritual: «No es más que un niño, un niño pequeñito». Temo haberte imaginado hombre. Pero al verte ahora, hijo, acurrucado, fatigado en tu camita, veo que eres un bebé todavía. Ayer estabas en los brazos de tu madre, con la cabeza en su hombro.
Anonymous
crié en un entorno «hostil» que me hizo ser como soy. No cumplí muchas de las pretensiones de mis adorados padres (los adoro, de verdad) y tuve que demostrarles que se puede ser mujer y tener ideas o sueños diferentes a los de la seguridad de la pareja, la casa y los hijos. Sé que a mi madre le inquieta, de verdad, que me quede sola o que no tenga hijos. Y, sin
Diana López Varela (No es país para coños: Sobre la necesidad de una sociedad feminista (ATALAYA) (Spanish Edition))
Oración de ruptura de ruina económica En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, por el poder de su Preciosa Sangre y de su Santa Cruz, rompo, desato y disuelvo toda envidia, maldición o maleficio que haya recaído sobre mi economía a causa de la maldad de mis enemigos, de mis propias infidelidades al no cumplir con el diezmo para la Iglesia o por los pecados e injusticias de mis antepasados que puedan estar impidiendo las bendiciones económicas que Dios tenga para mí. Lavo con la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo toda contaminación espiritual que haya recaído sobre mis bienes económicos a causa de los pecados que con ellos hayan cometido las personas que me los dieron o los que yo he cometido con ellos. Invoco la Providencia de Dios sobre mi patrimonio, para que la bendición de Dios lo multiplique y lo haga rendir y me comprometo desde este mismo instante a separar el 10% de todos mis ingresos para darlos a la Iglesia. Por último, nombro a la Santísima Virgen María administradora de todas mis pertenencias para que con ellas me alcance la riqueza eterna del Reino de su Hijo. Amén.
Juan Gonzalo Callejas (Contra la brujeria: Manual para prevenir, diagnosticar y contrarrestar los efectos de la hechicería (Spanish Edition))
El arrepentimiento es perpetuo Debo recalcar también otra verdad: el arrepentimiento bíblico es perpetuo—el hijo de Dios se arrepentirá hasta que Dios lo lleve a su morada. El arrepentimiento es un modo de pensar permanente, un aborrecimiento continuo del mal. ¡Oh, cuántas almas preciosas han sido condenadas aquí mismo! Parecen arrepentirse por un tiempo. Dejan sus antiguas compañías y dejan los lugares donde cometían sus pecados: el bar, el salón de baile, la casa de la prostituta. Parecen aceptar a Cristo. Aun predican, enseñan y testifican de él. Pero porque son “oidores pedregales” (Mar. 4:5, 6, 16, 17), sólo duran un tiempo. Empiezan a enfriarse, volviendo gradualmente a sus costumbres de antes. Vuelven al pecado, vuelven a aquello a lo que habían renunciado. Uno a uno vuelven a sus antiguos pecados y compañeros, y vuelven al mundo. Eso es porque su arrepentimiento no era perpetuo: no surgió del nuevo nacimiento sino de la carne. La Palabra de Dios los describe: “Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y el Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno” (2Pe. 2:20-22). En muchos casos, ese volver es lento. ¡Pocos vuelven de una sola vez! Primero, anhelan la “libertad”; escudriñan la Palabra de Dios para averiguar cuánta libertad tienen, para poder vivir lo más cerca posible al pecado. Luego, poco a poco vuelven a este pecado y a aquel otro. Por último, ya no tienen un testimonio para Cristo, sino sólo una confesión de fe externa. El pecado ya no los molesta. No lo aborrecen ni están en contra de él. Se dicen a sí mismos que Dios ya no quiere que se arrepientan y aborrezcan al pecado. Piensan que están en el camino de vida, no obstante, ¡el pecado ya no los molesta! Entonces se vuelven a esos pecados de los cuales una vez se habían arrepentido, diciendo: “¡Ahora tenemos libertad para andar en estos caminos!” Pero, ¡oh, mis amigos, esto no es libertad, sino un permiso para hacer lo que siempre has querido hacer, permiso para andar en el pecado sin restricciones! ¡Has jugado con fuego y tu corazón está ahora endurecido por el engaño del pecado! (Heb. 3:12). También te advierto: ¡cuídate del arrepentimiento que no continúa! No es un arrepentimiento bíblico auténtico, tu corazón volverá a estar satisfecho con la basura del mundo: “De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?” (Isa. 44:20). Por lo tanto, nunca lo olvides: el verdadero arrepentimiento es perpetuo. Si te has convertido de verdad, aborrecerás y dejaras tus pecados por el resto de tu vida[7]. Y anhelarás ser santo, ser como Cristo y agradar a Dios. Yo te pregunto: “¿Alguna vez has poseído tú el arrepentimiento bíblico auténtico que Dios ordena de todos los hombres?
L.R. Shelton Jr. (Arrepentimiento Biblico: La necesidad de esta hora (Spanish Edition))
Me moría por terminar el bachillerato y empezar la universidad. Luego, moría por terminar la universidad y empezar a trabajar. Después, me moría por casarme y tener hijos. Más adelante, me moría por que mis hijos crecieran lo suficiente como para ir a la escuela, a fin de que yo pudiera volver a mi trabajo. Luego me moría por retirarme. Y ahora que estoy muriéndome, me doy cuenta, de pronto, ¡que me olvidé de vivir! [Autor anónimo]
Josefina Vázquez Mota (Dios mío, hazme viuda por favor: El desafío de ser tú misma (Spanish Edition))
Con desgano tomó el libro que le había dado para leer: un tratado sobre el origen de los encajes. Ella no era muy lectora, pero quería conformar a la anciana, que siempre la instaba a leer. Armada de paciencia, abrió la página señalada con una ramita de madreselva. “Los encajes —leyó— son maravillosos tejidos; el primer paso fue el llamado ‘cortado’, que se trabajaba cortando la tela entre los bordados. Luego vinieron los calados, que se trabajaban sacando de la trama ciertos hilos, sin conservar más que los precisos para sostener y unir entre sí los puntos del bordado...”. El encaje que tejía su tía era como la historia de los Osorio: los caprichosos calados le daban significado y el diseño más complejo se formaba con los hilos eliminados de la trama; cada tanto, el nudo con que se sostenía un punto suelto dejaba una cicatriz en el diseño. Cicatrices, pensó; cada pérdida familiar, por muerte o por ausencia, marcaba en la trama una cicatriz perdurable. Esta reflexión le despertó una fuerte nostalgia por la familia desmembrada: tíos, primos, hermanos... Recordó con un nudo en la garganta: ¡todos tan lejos! Muchos irrecuperables, algunos con el futuro enajenado. “Mi destino, en cambio, será corriente: me casaré, tendré hijos, cuidaré de mi padre y de mis tías. Seré de aquellos hilos que sostienen la malla”, pensó y un momento después, al emerger del sueño en que había caído, comprendió que la encajera, una vez desaparecida tía Francisca, sería Luz: depositaria de ambiguos misterios, guardiana de tragedias sin nombre. Cómo podría su prima mantener el encaje de la familia, si vivía a tanta distancia —cuando no en otro país—, fue algo que Laura no llegó a preguntarse. El libro se le escurrió de las manos, así que sopló la candela y se cubrió con las sábanas, feliz de descansar de sus obligaciones. Se durmió en la certeza de que siempre habría una mujer señalada para unir los puntos y sujetar la lazada que ========== 02 - El Tiempo De Laura Osorio (Cristina Bajo) - Tu nota en la página 22 | posición 336 | Añadido el viernes, 15 de mayo de 2015 14:15:32 En el proximo libro, tan esperado, es cuando Luz seguirá con el encaje a tanta distancia. Spoiler En Tiempos de Laura Osorio ==========
Anonymous
La ortodoxia bíblica abarca la ortopraxia. Tanto la doctrina recta como la vida recta son absolutamente esenciales y totalmente inseparables para el verdadero hijo de Dios. Esa es la enseñanza consecuente de Cristo mismo. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Juan 8.31–32). Más allá de esto, la Escritura enseña clara y coherentemente la primacía de la creencia correcta como la base de la conducta correcta. En otras palabras, la vida recta se ve propiamente como el fruto de la fe auténtica, y nunca al revés. Los actos piadosos carentes de todo amor real por la verdad no constituyen en ninguna medida la ortopraxia genuina. Por el contrario, esa es la peor clase de hipocresía santurrona. Por lo tanto vale la pena pelear por la verdad. Como vimos, es la única cosa en el mundo por la cual la iglesia debería pelear. Si pierde esa pelea, todo lo demás está perdido.
John F. MacArthur Jr. (Las lecturas diarias de MacArthur: Desatando la verdad de Dios un día a la vez (Spanish Edition))
Fijémonos entonces que nos rodean muchísimas personas que demostraron su fe. Corramos sin fallar la carrera que tenemos por delante. Quitemos de nuestra vida cualquier cosa que nos impida avanzar, especialmente el pecado que nos hace caer tan fácilmente.” – Hebreos 12:1   “Por lo tanto, Cristo en verdad nos ha liberado. Ahora asegúrense de permanecer libres y no se esclavicen de nuevo a la ley.” - Gálatas 5:1   “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él:—Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.” – Juan 8:31-32   “Así que, si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres.” – Juan 8:36   “El Señor DIOS ha puesto su Espíritu en mí porque el SEÑOR me ungió con aceite para anunciar las buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a sanar a los afligidos, a anunciar liberación a los prisioneros y libertad a los presos.” - Isaías 61:1
Shelley Hitz (21 Oraciones de Gratitud: La Superación de la Negatividad por Medio del Poder de la Oración y la Palabra de Dios)
Este libro se lo dedico a mis hijos Melanie y Nicolas por darme la felicidad de tenerlos en mi vida! Hijos míos, nunca se den por vencidos! La vida es un camino hermoso para recorrer, busquen sus sueños y háganlos realidad, nunca es tarde y no hay límites para alcanzar la felicidad! Trabajen con pasión en cada cosa que emprendan en sus vidas y les aseguro que lograrán llegar a la cima del éxito con alegría y satisfacción!   Clarisa Maman Orfali
Clarisa Maman Orfali (Integración Sin Costo de JasperReports en Oracle APEX 5.0 (Spanish Edition))
¿POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS SON MÁS EXITOSAS QUE OTRAS? Cuando yo era joven, siempre sentí curiosidad por los comportamientos que conducen al éxito: éxito en los deportes, éxito en la salud, éxito en la manera en que nos vemos y sentimos. ¿Por qué algunas personas eran capaces de tener un gran tono muscular, una energía y un entusiasmo constantes, mientras que otras parecían cansadas y tristes, y tenían un sobrepeso evidente? ¿Por qué algunos de mis compañeros atletas ganaban campeonatos, mientras que otros forcejeaban y renunciaban? ¿Por qué algunas personas pueden cambiar completamente sus vidas mientras que otras luchan con los mismos problemas una y otra vez? Empecé a notar un comportamiento común en consonancia con el éxito, y era la presencia de hábitos positivos. Tomar decisiones positivas conduce a resultados positivos. Curiosamente, las personas exitosas a menudo eran conscientes de cuáles eran sus hábitos, mientras que las no exitosas parecían conscientes de que sus hábitos las controlaban. Los triunfadores parecían tener la conciencia de que los actos tienen consecuencias, y que al elegir actos específicos, podían cosechar los frutos que querían. Eran capaces de elegir conscientemente un objetivo, determinar qué medidas podrían conducirlos a su meta, y luego seguir adelante. Las personas fracasadas parecían estar pensando que el éxito “simplemente” sucede, o que algunas personas nacen con una capacidad de tener éxito y que las demás no. Me di cuenta de que ser exitoso no consistía en quién eras o en dónde habías nacido, sino en ser consciente y estar al tanto de que las decisiones que tomas a diario realmente te afectan a largo plazo. Te conducen a los campeonatos o te mantienen al margen. A medida que fui creciendo, mi curiosidad e interés aumentaron, así que estudié para obtener un grado en fisiología del ejercicio, y elegí lo que llamo un enfoque proactivo para la salud y el bienestar al convertirme en un entrenador personal y, posteriormente, en un entrenador de estilo de vida, ¡y lo que aprendí a lo largo del camino hizo que mi visión fuera más clara! Nuestros hábitos son la base de nuestro éxito, o de nuestro fracaso. Si quieres ser el mejor en cualquier cosa (incluyendo la mejor versión de ti mismo), tienes que tener sistemas establecidos para el éxito. ¡Estos sistemas son los hábitos saludables! La verdad es que no importa quién seas, qué tanto dinero o que tan poco tengas, si tienes cinco hijos o ninguno, si eres hombre o mujer, si eres joven o viejo, lo cierto es que tienes hábitos; esas pequeñas cosas que haces todos los días, y todo el tiempo, ya sea que pienses en ellas o no. Son las actos que te llevaron adonde estás.
Marco Borges (La revolución de 22 días: El programa a base de plantas que TRANSFORMA tu cuerpo, REAJUSTA tu hábitos y CA MBIA tu vida)
Queridos hijos, denme sus inquietudes y problemas. Así su corazón quedará libre para la oración, y entonces oren por mis intenciones”. (A Ivan, verano de 1990).
Emmanuel Maillard (La Paz tendra la ultima palabra (Spanish Edition))
Me dijo que las mujeres valemos para infinidad de cosas, no sólo para traer hijos al mundo, y que fuera lista y espabilada, porque la vida y mis experiencias me iban a enseñar a aprovechar el tiempo, y el tiempo me enseñaría a valorar la vida.
Megan Maxwell (Tampoco pido tanto (Erótica) (Spanish Edition))
«Me siento feliz de anunciar que, después de haberlo hablado con mis hijos, mi familia y mis amigos más íntimos, he decidido volver al ciclismo profesional para tratar de incrementar la atención de la gente en la lucha contra el cáncer a través de mi fundación Livestrong».
Laura Meseguer (Metiendo codos: Voces y confidencias de la mejor generación del ciclismo español (Deportes) (Spanish Edition))
Queridos hijos, denme sus inquietudes y problemas. Así su corazón quedará libre para la oración, y entonces oren por mis intenciones”.
Emmanuel Maillard (La Paz tendra la ultima palabra (Spanish Edition))
Y si lo relacionamos con sus deseos reales lo más seguro es que diga: - Lo deseo porque quiero ser un buen padre/madre para mis hijos. - Lo deseo porque quiero estar delgado o en forma y sentirme aceptado. - Lo deseo porque implica estatus y quiero sentirme parte de ese grupo. - Lo deseo porque quiero mejorar mi calidad de vida.
Rosa Morel (Neurocopywriting: La ciencia detrás de los textos persuasivos)
Cuando un hijo no toma de sus padres, los rechaza o juzga, les dice: “Tal como son no los tomo, quiero que sean diferentes”, está atacando el orden. Este hijo no reconoce la realidad: que recibió la vida justo de estos padres y que de ninguna manera puede tener otros padres. En este sentido, todos los padres siempre son los correctos (no los ideales) porque sin ellos no habríamos nacido. Al no tomarlos, el hijo se cierra y se siente vacío y podría llegar a la falta de éxito y plenitud en la vida. Por el contrario, cuando un hijo reconoce: “Ustedes son mis padres y son los correctos para mí, tal como son, y yo soy correcto porque tengo justo estos padres”, entonces un hijo abre su corazón y se siente rico, independientemente de cómo sean sus padres.
Ingala Robl (Secretos de familia (Spanish Edition))
Intento hacer sentir a cada uno de mis hijos que son personas realmente valiosas. Ya sé que lo son y ya sé que tú sabes que tus hijos también lo son, pero ¿realmente se lo haces sentir? Para lograrlo sigo una receta muy sencilla. Los miro como si fueran un verdadero tesoro. Les sonrío. Paso todo el tiempo que puedo con ellos. Los incluyo en mis planes, para que sepan que es un privilegio estar con ellos.
Álvaro Bilbao (El cerebro del niño explicado a los padres)
Tu sueño realista es difícil de destruir, una encarnación que no quieres dejar, es lo que te pertenece, casi no es un sueño, eres naturalmente la pareja de Romualdo y lo sabes y no quieres dejarme destruir ese sueño para iniciarte en otro. El sueño de Romualdo lo comprendes entero, el que te propongo, no, te queda grande, pero yo lo puedo rebajar a tu medida, te puedo ir encajando poco a poco dentro de él. Estás urgida, no puedes más, salir, salir ahora es lo que quieres, no puedes postergar tu deseo de salir. - Te vas a perder. - No me importa. - No vas a tener dónde dormir ni qué comer. Te encoges de hombros con un gesto que desprecia mi temor de la intemperie que no quiero que desprecies porque necesito que lo hagas tuyo, por lo menos ahora, esta noche: te hablo, me escuchas, te explico que todo lo del Gigante fue una farsa porque el verdadero padre se escondía dentro de Romualdo, que no ere más que otra máscara como la del Gigante que ella vio que destruyeron, ahora hay que destruir la máscara de cartonpiedra de Romualdo para encontrar al otro adentro, al verdadero padre de tu hijo, vive en su palacio de fierro y cristal, lo puedes ver desde tu ventana, uno de esos palacios que despiden haces de luz que tratas de atrapar con tus manos para encaramarte a ellos, no tendrás para qué encaramarte a un haz de luces, Iris, yo destruiré la máscara de Romualdo y te traeré al verdadero padre, espérame aquí, las calles son terribles, hay hombres barbudos que acechan y médicos que hacen sufrir al extirparte órganos con sus bisturís finísimos, y los perros de los doctores persiguen a la gente que anda por la calle de noche y no tiene identificación ni domicilio conocido, la oscuridad de afuera no es como la oscuridad de esta Casa, Iris, esa oscuridad de allá es la de la gente que no tiene ni dónde caerse muerta como dicen y no tienen dónde caerse muerta porque esa oscuridad es el vacío que traga y uno cae gritando y nunca deja de caer gritando y gritando y cayendo y cayendo porque no hay fondo, hasta que la voz se pierde pero uno sigue y sigue cayendo en esa infinidad de calles vertiginosas con nombres que tú no conoces, llenas de caras de gentes que se reirán de ti, que viven en casas donde no te van a dejar entrar y hacen cosas que tú no entiendes, no te acerques más, Iris, no me toques así, no Humberto, no permitas que la Iris siga tocándote porque va a romper tus disfraces, si no huyese tendrás que volver a ser un tú mismo que ya no recuerdas dónde está ni quién es, acercas tus labios gordos a mi boca y tus muslos hurgan entre mis pobres piernas flacas que tiemblan, no le permitas que te transforme en Humberto Peñaloza con su carga de nostalgia intolerable, huye para que tu sexo no despierte con la presión de esas palmas carnosas, que no responda a su lengua que explora tu boca y tu lengua, mantenerte yerto en el rincón donde sus tetas y sus caderas te aprietan, Humberto no existe, el Mudito no existe, existe sólo la séptima vieja. Tu mano no encuentra nada.
José Donoso (El obsceno pájaro de la noche)
No, Andrea, yo no deseaba entonces ningún hijo de mi marido. Y, sin embargo, vino. Cada tormento físico que sentía me parecía una nueva brutalidad de la vida añadida a las muchas que había tenido que soportar. Cuando me dijeron que era una niña, a mi desgana se unió una extraña congoja. No la quería ver. Me tendí en la cama volviendo la cara... Me acuerdo que era otoño y que detrás de mi ventana aparecía una tristísima mañana gris. Contra los cristales se empujaban, casi crujiendo, las ramas color de oro seco de un gran árbol. La criatura, cerca de mis oídos, empezó a gritar. Yo sentía remordimientos por haberla hecho nacer de mí, por haberla condenado a llevar mi herencia. Así, empecé a llorar con una debilitada tristeza de que por mi culpa aquella cosa gimiente pudiese llegar a ser una mujer algún día. Y así, movida por un impulso compasivo —casi tan vergonzoso como el que se siente al poner una limosna en las manos de cualquier ser desgraciado con quien nos tropezamos en la calle—, arrimé aquel pedazo de carne mía a mi cuerpo y dejé que para alimentarse chupara de mí y así me devorara y me venciera, por primera vez, físicamente...
Carmen Laforet (Nada)
Luego Dios le dio al pueblo las siguientes instrucciones:* 2 «Yo soy el SEÑOR tu Dios, quien te rescató de la tierra de Egipto, donde eras esclavo. 3 »No tengas ningún otro dios aparte de mí. 4 »No te hagas ninguna clase de ídolo ni imagen de ninguna cosa que está en los cielos, en la tierra o en el mar. 5 No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación. 6 Pero derramo amor inagotable por mil generaciones sobre los* que me aman y obedecen mis mandatos. 7 »No hagas mal uso del nombre del SEÑOR tu Dios. El SEÑOR no te dejará sin castigo si usas mal su nombre. 8 »Acuérdate de guardar el día de descanso al mantenerlo santo. 9 Tienes seis días en la semana para hacer tu trabajo habitual, 10 pero el séptimo día es un día de descanso y está dedicado al SEÑOR tu Dios. Ese día, ningún miembro de tu casa hará trabajo alguno. Esto se refiere a ti, a tus hijos e hijas, a tus siervos y siervas, a tus animales y también incluye a los extranjeros que vivan entre ustedes. 11 Pues en seis días el SEÑOR hizo los cielos, la tierra, el mar, y todo lo que hay en ellos; pero el séptimo día descansó. Por eso el SEÑOR bendijo el día de descanso y lo apartó como un día santo. 12 »Honra a tu padre y a tu madre. Entonces tendrás una vida larga y plena en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da. 13 »No cometas asesinato. 14 »No cometas adulterio. 15 »No robes. 16 »No des falso testimonio contra tu prójimo. 17 »No codicies la casa de tu prójimo. No codicies la esposa de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su burro, ni ninguna otra cosa que le pertenezca».
Anonymous (La Biblia en un año NTV (Spanish Edition))
Tengo que estudiar la política y la guerra para que mis hijos tengan la libertad de estudiar matemáticas y filosofía. –John Adams
Bill Johnson (MOMENTUM: El poder de la herencia generacional (Spanish Edition))
15 Acabada la comida, dice Jesús a Simón Pedro: Simón hijo de Juan, ¿me amas tú más que éstos? Le dice: Sí, Señor, tú sabes que te amo. Le dice: Apacienta mis corderos. 16 Segunda vez le dice: Simón hijo de Juan, ¿me amas? Le responde: Sí, Señor, tú sabes que te amo. Le dice: Apacienta mis corderos. 17 Le dice tercera vez: Simón hijo de Juan, ¿me amas? Pedro se contristó de que por tercera vez le preguntase si lo amaba, y así respondió: Señor, tú lo sabes todo: tú conoces bien que yo te amo. Le dijo Jesús: Apacienta mis ovejas. 18 En verdad, en verdad te digo, que cuando eras más mozo, tú mismo te ceñías el vestido, e ibas a donde querías; mas en siendo viejo, extenderás tus manos en una cruz, y otro te ceñirá, y te conducirá a donde tú no gustes. 19 Esto lo dijo para indicar con qué género de muerte había Pedro de glorificar a Dios. Y después de esto, añadió: Sígueme. 20
Félix Torres Amat (La Sagrada Biblia (Spanish Edition))
¿Qué puedo hacer para satisfacer mis necesidades económicas, mejorar mi calidad de vida y ser más feliz? Otra forma de cambiar el lente con que vemos las cosas, sugerida por Luke Williams en su libro Disrupt, es remplazar nuestra hipótesis de trabajo por una afirmación intencionalmente disparatada. Para lograrlo, Williams sugiere poner patas para arriba o negar de plano la hipótesis con la que estamos trabajando. Por ejemplo, en el caso de la pregunta sobre cómo mejorar nuestras escuelas, con edificios de ladrillo, aulas, pizarrones y pupitres, Williams sugiere que nos preguntemos: ¿Qué pasaría si tratáramos de educar a nuestros hijos sin ninguno de estos elementos?
Andrés Oppenheimer (Crear o morir: (Create or Die) (Spanish Edition))
estaba apostando por ella, por su valor, sus capacidades, su idea brillante, su convicción de que podía ayudar a los vendedores, fuera lo que fuese que vendieran, a vender más y mejor sus productos en sus tiendas. Por encima de todo, aposté por mi compañera, mi amante, la madre de mis hijos, y quien siempre ha estado a mi lado en mis momentos malos, de igual manera que en todos los buenos que he tenido.
Alex López (Cliente digital, vendedor digital: Conoce las claves del social selling - 2ª edición actualizada con los cambios de LinkedIn para 2017 (Spanish Edition))
Soy una mujer, lo que significa que siento, amo, pero también que pienso y actúo. Ya no me importa tanto mi profesión, ahora quiero hacer el oficio más difícil del mundo, mal pagado y menos reconocido: ser la tutora, consejera, paño de lágrimas y modelo para mis hijos. Mi ambición es ayudar a que se conviertan en buenas personas, no personas importantes, excelentes profesionales, exitosos y ricos.
Mario Escobar (El club de los martes)
Creo que ya intuí entonces algo que confirmo cada vez que voy a buscar a mis hijos a la escuela: que es una representación a escala y superfiel de la sociedad. Muy mal o muy bien lo tienen que hacer en la vida los niños para no llegar a adultos con el rol que ya adoptan o que se les atribuye en educación infantil.
Desirée de Fez (Reina del grito: Un viaje por los miedos femeninos)
Tengo tres hijos minusválidos en casa. Vine a Medjugorje para pedir a Dios que los curara y quería saber por qué Él me ha enviado esta cruz. ¡Pero ahora lo entiendo! Lo entendí cuando estaba rezando. ¿Por qué no debería haberme enviado Dios esta cruz? ¡Significa que puedo llevarla! Él confía en mí y yo tengo que confiar en Él. Él me ayudará cuando sea demasiado pesada. Tengo muchas ganas de volver a casa y besar a mis hijos. Soy tan bienaventurada por tenerlos».
Mirjana Soldo (My Heart Will Triumph)
—Que yo sea pequeño no significa que mis sueños también tengan que serlo. Lo quiero todo. Y para conseguirlo, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa. Incluso compartir.
Pierce Brown (Hijo dorado (Amanecer rojo, #2))
»Nunca había oído decirlo de esa manera, pero se me quedó. Tanto que ahora se lo digo a mi hijo: “¿Es un sueño o es una meta?”. Porque un sueño es algo con lo que fantaseas y que probablemente nunca llegará a ocurrir. Una meta es algo que planificas, en lo que trabajas y que alcanzas. Siempre he visto así mis cosas. Mis modelos de éxito eran personas con metas bien estructuradas y que después se fijaron un plan para alcanzar esas cosas. Creo que eso es lo que impresionó de Arnold [Schwarzenegger]. Es lo que me impresionó de mi suegro [Vince McMahon].» Preocuparse ahora no va a cambiar nada «Soy amigo de Floyd Mayweather, y una vez lo acompañé al cuadrilátero, creo que cuando luchó contra Marquez. Yo quería ver algunas de las peleas preliminares y llegamos temprano. Al poco, algunos de los suyos se acercaron a mí y me dijeron: “Floyd quiere saludarte antes de empezar a prepararse, charlar contigo unos minutos”. Así que Steph, mi mujer, y yo fuimos a su vestuario y lo encontramos tumbado en el sofá viendo un partido de baloncesto. Dijo: “Hola, sentaos”. Así que nos ponemos a charlar un poco,
Timothy Ferriss (Armas de titanes: Los secretos, trucos y costumbres de aquellos que han alcanzado el éxito (Deusto) (Spanish Edition))
Oración para que las madres recen por sus hijos Mi Señor Padre eterno, Fuente de todo consuelo, Te ruego por los hijos Que me has regalado. Tú que ya pensaste en ellos Antes de la creación del mundo Y que les quieres mucho más que yo, Bendícelos siempre, Envía a tus ángeles Para que sus pies no tropiecen Y no les dejes caer en la tentación. Mi Señor Jesucristo, Que quisiste nacer en una familia, Por tu bendita Madre, Que tanto sufrió al verte en la Cruz, Apiádate de mis lágrimas Y concede a mis hijos La fe que vale más que el oro Y la vida eterna. Mi Señor Espíritu Santo, Sé para ellos Brisa suave que alivie sus penas, Fuego que arda en sus corazones Y Maestro que les enseñe a orar, Para que nunca se desvíen Del camino que lleva al cielo Y un día podamos sentarnos juntos En el banquete del Reino Que dura para siempre. Amén.
F.A. Forbes (5 vidas de santos inolvidables (Spanish Edition))
El Crecimiento Espiritual es importante para poder dar mejores frutos y lograr el objetivo del matrimonio espiritual. En la etapa unitiva, El Señor es nuestro amigo, nos revela sus secretos. Juan 15,15. se aumenta el gozo, la humildad, se vencen los temores del sufrimiento o las pruebas, gran anhelo de servir a Dios, y muchos frutos. Don de conocimiento, sabiduría infusa, se está más en la presencia de Dios. San Padre Pio nos dice que la conversión de una persona es más grande milagro que la sanación del cuerpo físico. Si fuera posible querría conseguir del Señor, solamente esto: “No me dejes ir al paraíso mientras el último de mis hijos, la última persona encomendada a mis cuidados sacerdotales, no haya ido delante de mí…y me coloque a la puerta y no pase hasta que no haya visto entrar al último de mis hijos e hijas espirituales
Cristian Diaz (Porque es importante crecer espiritualmente San Padre Pio)
Que no se olviden de mi hijo. Él vivió y fue importante. Estuvo con nosotros físicamente por cuatro años, pero seguirá vivo eternamente en los corazones de quienes lo recordemos. —Que pronuncien el nombre de mi hijo cada vez que puedan; a mí me encanta hacerlo y me encanta también escucharlo: Gabriel. —Que no se alejen de mí cuando estoy triste, quizás no sea buena compañía, pero si estoy así es porque extraño a mi hijo con todas mis fuerzas, no porque no quiera estar con ustedes. —Que se dieran cuenta de que la muerte de un hijo es diferente a cualquier otra pérdida. Es la tragedia más grande y no me gusta que la comparen con la muerte de una madre, un padre, un abuelo o una mascota. —Que si me ven sonriendo, disfrutando un momento, no quiere decir que el dolor se haya ido y que ya estoy bien; y si estoy triste, llorando y no me provoca salir de mi cama, no quiere decir que estoy deprimida y que necesito tratamiento psiquiátrico. —Que sepan que las fechas especiales como los cumpleaños, aniversarios o Navidad, son fechas sumamente dolorosas para nosotros. Desearía que me dijeran que están con nosotros y que tienen a mi hijo presente.
Úrsula Barboza (Me gané el cielo: La muerte de mi hijo, el inicio de una transformación (Spanish Edition))
«Recuerde, Jorge, no se debe mentir. Los pobres lo único que tenemos de valor es la palabra. Cuídela».
Jorge Parra (De mis hijos aprendí: 212 historias para enamorarte de la paternidad (Spanish Edition))
¿Qué es lo más importante que puedo hacer por mis hijos para ayudarlos a salir adelante y a sentirse a gusto en el mundo?
Daniel J. Siegel (El poder de la presencia: Cómo la presencia de los padres moldea el cerebro de los hijos y configura las personas que llegarán a ser (Psicología) (Spanish Edition))
«Mis hijos me pesan tanto que algunos días, a escondidas, siento deseos de huir. Si me quedo no es para cumplir con mi deber sino porque sé que una vez que me haya ido no aprovecharé mi libertad, no encontraré esa indiferencia que tanto deseo. Sé, por experiencia,
Martha Alicia Chavez (Tu hijo, tu espejo (Nueva edición) (Spanish Edition))
ISMAELILLO Hijo: Espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti. Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así. Tal como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos. Con esos arreos de gala te me has aparecido. Cuando he cesado de verte en esa forma, he cesado de pintarte. Esos riachuelos han pasado por mi corazón. ¡Lleguen al tuyo!
José Martín (Antología José Martí Final (Spanish Edition))
Copyright José Naval Todos los derechos reservados A MIS HIJOS Mónica, Arturo, Patricia
Jose Naval (Las Aventuras de Pitu y Guille. Volumen 4: Cuentos muy entretenidos para leer a los niños antes de dormir.)
Sólo sé que eres mi esposa, que quiero que seas la madre de mis hijos, mi compañera y mi amiga hasta que seamos tan viejos que tengamos que apoyarnos el uno en el otro para poder seguir caminando.
Yolanda Díaz de Tuesta (Grados de pasión)
Nadie ha seguido a un hombre muerto como fue seguido Jesús. Pero nadie ha tenido la fortaleza ni la santidad de vida que tuvo el Maestro para inspirar gente hasta 2000 años después. Napoleón reflexionó sobre esta realidad y un día conversando con el general francés Charles Tristan, marqués de Montholon le hizo esta pregunta: «¿Quién fue Jesucristo?». El marqués no quiso responder; entonces Napoleón procedió: Te lo diré. Alejandro, César, Carlomagno y yo hemos fundado grandes imperios. Pero nuestros imperios fueron fundados a la fuerza. Solo Jesús fundó su imperio basado en el amor, y hasta este día millones morirían por él. Creo que entiendo algo de la naturaleza humana, y yo te digo que todos estos fueron hombres y yo soy un hombre. Jesucristo era más que un hombre. Yo he inspirado multitudes con una devoción tan entusiasta que habrían muerto por mí. Pero para esto, era necesario que yo estuviera visiblemente presente con la influencia eléctrica de mis miradas, mis palabras, mi voz. ¿Quién se preocupa por mí ahora que estoy retirado de las escenas activas de la vida y de la presencia de los hombres? ¿Quién moriría por mí ahora? Solo Cristo a través del abismo de 18 siglos hace una demanda que está más allá de todas. Pide más que lo que un padre puede exigir de su hijo, o una esposa de su cónyuge, o un hombre de su hermano. Él pide el corazón humano. Lo tendrá por completo para Él. Él exige sin condiciones, y al instante se concede Su demanda. ¡Maravilloso! Desafiando el tiempo y el espacio, el alma del hombre con todos sus poderes y facultades se convierte en una anexión al imperio de Cristo. Este fenómeno es inexplicable; está totalmente fuera del alcance de los poderes creativos del hombre. El tiempo, el gran destructor, es impotente para extinguir esta llama sagrada. Esto es lo que más me choca. Esto es lo que me demuestra de manera convincente que Jesucristo es Dios.74
Miguel Núñez (Vivir con integridad y sabiduría: Persigue los valores que la sociedad ha perdido (Spanish Edition))
Vendrán por Carlitos, pero también vendrán por mí y averiguarán que no solo permití a los profesores sumarse a las huelgas, sino que también cobraba comisiones por las ventas del recreo, que durante mucho tiempo vendí parte de las donaciones de la Alianza para el Progreso y que mi vida privada no me permite ser director de ninguna escuela, porque tengo hijos y sexo con una madre y con su hija, al mismo tiempo. ¡Yo estoy más que jodido! ¿Qué comerán mis niños, si pierdo el trabajo por inmoral o me encierran por ladrón? ¿Quién cuidará de mis dos mujeres? ¡Ay, Dios mío, ayúdame! ¡Pobre Iván, muchachito tan maravilloso!, se decía internamente Molina. Vendrán
Luchy Placencia (La niñez de Vega: Finalista del Premio Literario Amazon 2019)
Para lograrlo necesitaba rebasar los límites, empujar a mis bailarines no al extremo del trabajo físico, sino a los bordes de sus abismos emocionales. Incitar, forzar. Héctor sabía que con el arte no se transige. Que es necesario ser un hijo de puta para alcanzar las cuotas más altas. Que el arte no es un concurso de simpatía, sino de resultados. No retroceder, no retractarse, no ceder. Aunque, ¿no tendría razón Orson Welles? ¿No debe estar la vida por encima del arte, el bibliotecario antes que los inéditos de Shakespeare?
Guillermo Arriaga (Salvar el fuego)
Pero, ¿para qué leer mi nombre? ¿Quién no sabría que descansaba allí? Algún desconocido admirador de mis versos plantaría un laurel que, descollando altivo entre los otros árboles, hablase a todos de mi gloria; y ya una mujer enamorada que halló en mis cantares un rasgo de esos extraños fenómenos del amor que solo las mujeres saben sentir y Ios poetas descifrar, ya un joven que se sintió inflamado con el sacro fuego que hervía en mi mente, y a quien mis palabras revelaron nuevos mundos de la inteligencia, hasta entonces para él ignotos, o un extranjero que vino a Sevilla llamado por la fama de su belleza y los recuerdos que en ella dejaron sus hijos echaría una flor sobre mi tumba, contemplándola un instante con tierna emoción, con noble envidia o respetuosa curiosidad: a la mañana, las gotas del rocío resbalarían como lagrimas sobre su superficie.
Gustavo Adolfo Bécquer (Cartas literarias a una mujer / Desde mi celda)
«La Creación es luz y sombra a la vez; de otra manera, la película no sería posible. El bien y el mal de maya deben siempre alternarse en su supremacía. Si el gozo fuese continuo en este mundo, ¿buscaría el hombre algún otro? Sin sufrimiento, difícilmente trata de recordar que ha abandonado su eterno hogar. El dolor es un aguijón al recuerdo. El medio de escape es la sabiduría. La tragedia de la muerte es irreal; aquellos que tiemblan ante ella son como un actor ignorante que muere de miedo en el escenario, cuando solamente le ha sido disparado un cartucho vacío. Mis hijos son los hijos de la luz; ellos no dormirán para siempre en la ilusión».
Paramahansa Yogananda (Autobiografia de un Yogui (Self-Realization Fellowship) (Spanish Edition))
Ése es el gran desafío,” dije, “cambiar nuestro pensamiento de ‘cómo arreglo las cosas yo’ a ‘cómo capacito a mis hijos para arreglar las cosas por sí mismos.
Adele Faber (Cómo Hablar para que los Adolescentes Escuchen y Cómo Escuchar (Spanish Edition))
Casandra siempre dice que en las decisiones más importantes de tu vida estás sola y que por eso su padre la había educado a no depender de ningún hombre. Pero, claro, yo crecí en un entorno tradicional: me llevaron a un colegio de monjas cuando ya estaban de moda los colegios mixtos, y me pasaron un mensaje en una botella: el capitán era siempre el hombre. Sin embargo, en la misma botella también colaron mis padres otro mensaje que iba más con los tiempos: debía estudiar una carrera, llevar un sueldo más a casa, es decir, tener la capacidad de navegar el barco, «por si acaso». Pero sólo por si acaso. Si había que sacrificar tiempo o profesión para seguir al otro, se hacía. Sobre todo al llegar los hijos, convirtiéndote en su tripulación.
Vanessa Montfort (Mujeres que compran flores)
Existe un bello cuento sufí. Un gran emperador iba al pueblo todos los días en su caballo, en la mañana, cuando estaba saliendo el sol. Era un hermoso ejercicio para él y también una manera de constatar cuánto había crecido su ciudad, cuán bella se estaba volviendo su capital. Había soñado con convertirla en el lugar más bello de la Tierra. Pero algo lo dejaba perplejo… detenía su caballo y observaba a un anciano, que debía tener unos ciento veinte años. El anciano siempre estaba trabajando en su jardín, sembrando semillas, regando los árboles, árboles que durarían cientos de años en llegar a la juventud, árboles que vivirían cuatro mil años. El emperador se sentía perplejo, pensaba: «Este hombre ya casi está en la tumba; ¿para quién está sembrando esas semillas? Nunca verá las flores ni los frutos. Es imposible que el hombre llegue a ver los resultados de su labor». Un día no pudo resistir la tentación. Se bajó de su caballo y se dirigió al anciano: —He estado pasando por aquí todos los días y la misma pregunta me surge cada vez. Pero ahora se me ha hecho imposible no interrumpir su trabajo por sólo un momento. Quiero saber: ¿para quién está sembrando esas semillas? Los árboles madurarán cuando usted ya no se encuentre aquí. El anciano miró al emperador y se rio. Dijo: —Si ésa hubiera sido la lógica de mis ancestros, yo no hubiera podido disfrutar las flores y los frutos de este bello jardín. Yo soy jardinero por tradición, mi padre y mi abuelo sembraban semillas y yo he comido los frutos. ¿Y qué de mis hijos? ¿Y qué de los hijos de mis hijos? Si mi padre y mi abuelo hubieran pensado como usted, no existiría este jardín. La gente viene desde muy lejos a ver este lugar porque tengo árboles que tienen miles de años. Simplemente hago lo que puedo por agradecimiento. Y en cuanto a sembrar semillas… ver brotar las hojas verdes al llegar la primavera es un gozo tal que se me olvida completamente cuántos años tengo. Estoy más joven que nunca. He permanecido joven porque he seguido siendo creativo. La muerte se lleva a las personas que se han vuelto inútiles. Tal vez por eso he vivido tanto tiempo y sigo siendo joven. La muerte es compasiva conmigo porque sigo el ritmo de la vida. La existencia me extrañará; la existencia no es capaz de reemplazar a nadie. Tal vez es por eso que sigo vivo. Pero tú eres joven y haces las preguntas de un hombre que se está muriendo. Y la razón es que no eres creativo. La única manera de amar la vida es creando más vida, volviendo la vida más hermosa, más fructífera, más jugosa. No abandones esta Tierra hasta que no la hayas dejado un poquito mejor que de lo que era cuando naciste. Ésa es la única religión que yo conozco. Todas las otras religiones son falsas.
Osho (Háblanos del amor. Reflexiones sobre la poesía de Kahlil Gibran: El Profeta)
La Identificación Al igual que nuestros hijos, nosotros también hemos librado grandes batallas en nuestra mente y el corazón. Lamentablemente, en la medida en que recibimos luz de parte de Dios, parece que olvidamos la oscuridad de la cual Él nos sacó y cómo fue Él quien nos ayudó a tener el balance en los diferentes aspectos de nuestras vidas. Muchos de nosotros hemos luchado con la inseguridad, la timidez, la falta de carácter, la negligencia, la pereza y tantas otras debilidades de las cuales muchas veces ni siquiera somos conscientes. Reconocerlo, debería producir en nosotros un sentimiento de misericordia hacia nuestros hijos, ya que ellos no son ajenos a estas debilidades. Nuestra tendencia general es a esperar que ellos no manifiesten dichas debilidades, y demandamos de ellos perfección, que debemos reconocer, nosotros mismos no tuvimos a su edad, ni siquiera tenemos en el tiempo presente. La frustración, en muchas ocasiones es manifestada a modo de rebeldía, aislamiento, tristeza o amargura. Es por eso que debemos procurar identificar el origen de las reacciones negativas de nuestros hijos, quienes pueden estar tratando infructuosamente de complacernos, cumpliendo con un estándar inalcanzable aún para nosotros. Pretender que nuestros hijos sean perfectos, solo los aleja de nosotros, pues ellos al ser incapaces de alcanzar nuestras expectativas, se sienten acusados y recriminados por no ser como desearíamos que fueran. Padres, especialmente los creyentes que hoy vivimos bajo un estándar moral distinto, vemos con dolor que ellos no vivan, ni piensen de la misma manera como hoy lo hacemos. Lo anterior describe con claridad cómo fue mi relación con mi hijo mayor por algunos años; el resultado; enemistad, separación, rebeldía e inclinación hacia lo malo. Un día mientras alababa a Dios por medio de canciones que no había escuchado antes, me sentí redargüido por una de ellas en la que reconocía mis propias debilidades; en ese momento me sentí tan identificado con mi hijo adolescente, quien ahora estaba cruzando por todos los conflictos internos que se suelen atravesar en esa edad. Recordaba que a esa misma edad yo había tenido las mismas luchas, los mismos temores y los mismos deseos de ser un buen muchacho, pero los resultados rara vez fueron coherentes con los deseos. Mi corazón se dolió y lloré mucho por él, y desde entonces empecé a experimentar misericordia en lugar de juicio. Ya mi mirada no se centró en sus errores sino en ayudarle a hallar el camino que lo libraría de ellos. Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido *tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. 16 Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos. Hebreos 4:15-16 (RVR 1960)
Anonymous
Un hombre hace una declaración poderosa cuando dice: «Señor, dedico mi familia y todo lo que tengo a ti. Te doy la plena autoridad sobre mi matrimonio, mis hijos y mis posesiones, y te pido que nos uses para tu honra».
Stephen Kendrick (La Resolución para Hombres)
-¡Ja, ja! ¡Un libro! Haz hijos, Manuel; no libros. Después, el escribiente, con tono respetuoso, persuadido de lo que afirmaba, dijo: -Yo quiero realizarme en mí mismo. Y no sé cómo serán mis hijos- El gobernador vaciló un tanto antes de replicarle. Cuando lo hizo, eligió la salida ofensiva: -¿Y los libros?...¡Ja, ja! Peores que los hijos. Fernández erojecía, de vergüenza y de rabia. Casi estallando, se animó a decir: -Los hijos se realizan, pero no se sabe si para el bien o para el mal. Los libros se hacen sólo para la verdad y la belleza.
Antonio di Benedetto
Otro concepto importante a la hora de establecer tus expectativas es, frente a los diferentes desafíos que se te presentan, focalizar en las soluciones. Focalizar en el problema te lleva al pasado, a tratar de cambiar aquello que no pudiste cambiar, a culpar, responsabilizar, justificarte o buscar excusas. Si querés analizar o cambiar algún proceso, por ejemplo, cómo funciona el motor de un auto o por qué dejó de funcionar, el método de “foco en el problema” puede ser muy útil, pero cuando se trata de cambiar, necesitás focalizar en soluciones. En efecto, cuando focalizás en soluciones inmediatamente se crea energía en tu mente. Te abrís a posibilidades e ideas. Esto no significa que no haya que ocuparse de los problemas, pero podés tratar de pensarlos hacia adelante, en lugar de qué los causó. Por ejemplo, en lugar de preguntarte “¿Por qué no cumplí con mis objetivos?”, podés preguntarte: “¿Qué necesito hacer la próxima vez para lograrlos?”. En lugar de “¿Por qué hice eso?”, preguntate “¿Qué es lo que quiero hacer ahora?”, o reemplazá “¿Por qué sucedió?” por “¿Qué es lo que quiero lograr con esto?”. El solo hecho de remover el “por qué” de las preguntas te hará focalizarte más en las soluciones. Esto último es un primer paso en la creación de nuevos cables, mapas y circuitos cerebrales que cambian tu verdadera forma de pensar. Te cuento un ejemplo personal: era un sábado de Semana Santa en Nueva York. Yo esperaba un taxi en una concurrida esquina para que me llevara al aeropuerto JFK para volver a Buenos Aires. Al día siguiente, era el primer cumpleaños de mi hijo Valentín. Luego de veinte minutos, seguía en la misma situación. Empecé a rumiar, a hablarme con mis pensamientos. (Veremos a continuación cómo se relacionan estas explicaciones que te das a vos mismo sobre lo que te sucede con las posibilidades reales de cambio.) “Cómo no me di cuenta de que era Sábado Santo, debería haber salido una hora antes, debería haber pedido un taxi la noche anterior en el hotel. Ahora ya estoy lejos para volver, no voy a llegar al aeropuerto, ni loco llego con la cantidad de gente que debe de haber en la ruta, por qué no me avivé antes”, etcétera, etcétera, etcétera. Seguía haciendo foco en el pasado. El problema ya había acontecido, eso no podía cambiarlo. Entonces, apreté pausa: puse mi espalda derecha, respiré profundo, cerré los ojos —quizá al cerrarlos haya pasado un taxi vacío…— y recordé que yo enseñaba a la gente
Estanislao Bachrach (EnCambio: Aprendé a modificar tu cerebro para cambiar tu vida y sentirte mejor (Caballo de fuego) (Spanish Edition))
Lvov - Ahora me doy cuenta de mi escasa cultura. Hasta para enseñar a mis niños tengo que refrescar frecuentemente mi memoria y aún a veces repasar mis estudios. Porque, para educar a los hijos, no basta procurarles maestros: hay que ponerles también observadores. Eso sí: quisiera que fuesen mejores que yo. Es todo lo que deseo. Levin – Lo principal es la educación moral. Lvov – La educación moral…es imposible imaginar hasta qué punto es difícil eso. Apenas ha salvado usted una parte, se enfrenta con otra y otra vez comienza la lucha. Si no fuera por el apoyo de la religión, ningún padre podría, con sus medios solamente, llevar adelante la educación de sus hijos.
Leo Tolstoy
Evidentemente, por encima de todo, me arrepiento de no haber pasado más tiempo con mis hijos. Si lo hubiera hecho, tal vez habría resuelto el código encriptado de Matthew Knight. Y, aun así, sé que estos chocan con otro remordimiento secreto: que no puedo empezar otra vez. Dios, cómo me gustaría revivirlo todo. A falta de eso, me gustaría compartir la experiencia, los altibajos, para que algún joven que, en algún lugar, esté pasando por las mismas tribulaciones pueda sentirse inspirado o reconfortado. O reciba una advertencia. Algún joven emprendedor, quizá, algún deportista, pintor o novelista podría continuar. Es el mismo impulso. El mismo sueño. Sería bonito ayudarles a evitar el desaliento. Les diría que pulsaran el botón de pausa y pensaran largo y tendido cómo quieren pasar el tiempo y con quién durante los próximos cuarenta años. Diría a los hombres y las mujeres de veinticinco años que no se conformaran con un trabajo o una profesión. Que buscaran algo que les llame. Aunque no sepáis lo que significa eso, buscadla.
Phil Knight (Nunca te pares)
orgullo es para cuando se tienen veinte o treinta años. Salir adelante con mis hijos era una obligación, el único escape para que la sociedad no se encarara conmigo y me dedicara la mirada inexorable que se reserva a los padres desalmados. No cabía otra solución y salí adelante. Pero todo fue siempre demasiado obligatorio como para que pudiera sentirme feliz.
Mario Benedetti (La tregua)
Mi padre tuvo un trabajo en su vida, yo tendré seis trabajos durante mi vida, y mis hijos tendrán seis trabajos al mismo tiempo. —ROBIN CHASE, FUNDADOR DE ZIPCAR
Diane Mulcahy (La economía gig: La guía completa para obtener un mejor trabajo, tener más tiempo libre y ¡financiar la vida que usted quiere! (Spanish Edition))
En las decisiones más importantes de tu vida estás sola y que por eso su padre la había educado a no depender de ningún hombre. Pero, claro, yo crecí en un entorno tradicional: me llevaron a un colegio de monjas cuando ya estaban de moda los colegios mixtos y me pasaron un mensaje en una botella: el capitán era siempre el hombre. Sin embargo, en la misma botella también colaron mis padres otro mensaje que iba más con los tiempos: debía estudiar una carrera, llevar un sueldo más a casa, es decir, tener la capacidad de navegar el barco, "por si acaso". Pero sólo por si acaso. Si había que sacrificar tiempo o profesión para seguir al otro, se hacía. Sobre todo al llegar los hijos, convirtiéndote en su tripulación
Vanessa Montfort (Mujeres que compran flores)
Ateísmo burgués del siglo XIX, llamó Hugo Hiriart a la religiosidad en la que imagino vivir. No sé cómo apareció esta terminante descripción en el espléndido discurso en torno a la Ilíada, con el que entró a formar parte de la Academia Mexicana de la Lengua. Pero me sentí cómoda arropándome en semejante categoría. Hasta cuando me creo moderna soy anticuada. Esto de ser ateo viene del siglo XIX. Hasta del tardío XVIII. Mi bisabuelo liberal ya era obsoleto. Con todo, yo tengo mi fe. Creo en la madre naturaleza y en los seres humanos que son generosos y buenos. Ahí está el dios de esta atea. Creo en Elizabeth Bennet, en Úrsula Iguarán, en Isaac Dinesen. Creo en la Maga y en la valentía de Leonor. Creo que tiene razón Mateo cuando lo aflige que haya guerra en Ucrania, cuando dilucida que si aletea una mariposa en África, tiembla en México. Creo en Verónica cuando se niega a heredarles a nuestros hijos la mugre del río Atoyac. Creo en los trabajadores obsesivos, como Roberto, Kathya, Héctor y Catalina. Creo en los misterios del fondo del mar, en el cine, en la poesía del Siglo de Oro y en la del siglo XX. Creo en la memoria, en la escuela primaria, en el amor de los quince años y en el sexo de los cincuenta. Creo en las comedias musicales, las jacarandas y los rascacielos. Creo en el caldo de frijoles y el arroz blanco, creo en el horizonte y en que un día tendré más nietos. Creo en la música de Rosario, en las películas de Catalina, en el libro que me cuenta Mateo. Creo en las historias que Virginia trae del Metro, creo que tenemos remedio, creo en los lápices del número tres, en la punta de las plumas Mont Blanc, en la ciencia del doctor Goldberg, en la incredulidad del doctor Estañol, en los barcos con que soñaba una mujer frente a la bahía de Cozumel, en el perro volando que vió doña Emma en un ciclón, en la frente lúcida y la nariz perfecta de la antropóloga Guzmán, en la Sierra Negra cuando la recorre Daniela, en las mujeres que han llamado a su grupo “Los varitas de nardo” y son diez gordas reunidas para cambiar sus hornos de leña por unos que contaminen menos. Creo en el hipo con que mi perro anuncia que está soñando un vuelo alrededor del mundo, creo en el diccionario de la RAE y en las cartas que mandan mis amigos. Creo que aún camina bien mi camioneta vieja y que mis hermanos hicieron una empresa en donde había un sueño. Creo, ingenua yo, en que les irá mal a los malos. Creo en la luz de mi iPhone, en la cocina de mi abuela, en la esperanza de quienes, a pesar del miedo, siguen viviendo en Michoacán. Bendigo el correo electrónico, las orquídeas y los zapatos cómodos. Les rezo a las puestas de sol, a la vitamina B12, a mis rodillas y a las fotos de mis antepasados. Comulgo con quienes saben conversar, oigo misa en las sobremesas de mi casa. Soy una atea con varios dioses. Tantos y de tan buen grado que ahora, presa de la aflicción que es la desmemoria, voy a acudir al único dios de la trilogía de mi madre que me sigue pareciendo confiable: Espíritu Santo, fuente de luz: ilumíname. ¿A qué horas tiré el trébol y cómo es que olvidé tan memorable catástrofe?
Ángeles Mastretta (El viento de las horas)
¿Quiénes son o eran el señor Montané y sus hijos? ¿A qué se dedicaban? El local está alquilado a una agencia, pero hasta donde sé el propietario no se apellida Montané. A veces, por decir algo, le digo a Álex que en aquel local debió funcionar un negocio de pompas fúnebres o de antigüedades, o una tienda dedicada a la caza deportiva, ocupaciones, todas, que disgustan profundamente a mi ayudante. Son poco sociales, dice. Traen mala suerte. Tal vez tenga razón. Si Montané e Hijos fue una tienda de cazadores, es posible que haya atraído sobre mí un poco de la mala suerte de la que antes me vi libre… La sangre… El asesinato… El miedo de la víctima… Recuerdo un poema, hace tiempo… El asesino duerme mientras la víctima lo fotografía… ¿Lo leí en algún libro o lo escribí yo mismo…? Francamente, lo he olvidado, aunque creo que lo escribí yo, en México D. F., cuando mis amigos eran los poetas de hierro y Gasparín aparecía en los bares de la Colonia Guerrero o de la calle Bucareli después de caminar de una punta de la ciudad a la otra, ¿buscando qué?, ¿buscando a quién…? Los ojos negros de Gasparín en medio de la niebla mexicana, ¿por qué será que al pensar en él el paisaje adquiere contornos antediluvianos? Enorme y lento; dentro y fuera de las miasmas… Pero tal vez no lo escribí yo… El asesino duerme mientras la víctima le toma fotografías, ¿qué les parece? En el lugar más idóneo para el crimen, el Palacio Benvingut, claro…
Roberto Bolaño (The Skating Rink)
ropa bonita a su hija. Pero María no se daba por satisfecha. Creía que merecía algo mucho mejor. Cuando María ya era mujercita, no quería tener nada que ver con los jóvenes de su pueblo. No eran bastante buenos para ella. Muchas veces cuando se paseaba con su abuelita por las afueras del pueblo, decía: —Abuelita, cuando yo me case, voy a casarme con el hombre más guapo del mundo. La abuela movía la cabeza. Pero María miraba a través de la ladera y decía: —Va a tener el pelo tan negro y reluciente como el cuervo que veo posado en aquel piñón. Y cuando se mueva, va a mostrar la fuerza y la gracia del caballo que mi abuelito tiene en su corral. —María —decía la anciana suspirando—, ¿por qué piensas siempre en cómo se ve un hombre? Si vas a casarte con un hombre hay que asegurarte de que sea un buen hombre, de que tenga buen corazón. No te fijes tanto en lo guapo que es. Pero María se decía: —Estas viejitas. Tienen las ideas tan anticuadas. No entienden nada. Un día llegó al pueblo un hombre que parecía ser el mero hombre de quien María hablaba. Se llamaba Gregorio. Era un vaquero del llano al este de la sierra. Sabía montar cualquier bestia. Si tenía un caballo que se amansaba mucho, lo regalaba y se iba para capturar un caballo salvaje. Pensaba que no era varonil montar un caballo que no fuera medio bronco. Era tan guapo que todas las muchachas andaban enamorándose de él. Tocaba la guitarra y cantaba con buena voz. María decidió que ése era el hombre con quien se iba a casar. Pero disimulaba sus sentimientos. Si se encontraban en la calle y Gregorio la saludaba, María volteaba la cara. Si venía a su casa para tocar su guitarra y cantar, ella ni siquiera se asomaba a la ventana. Al poco tiempo Gregorio también se decidió. Se dijo: —Esa orgullosa de María. Es con ella que me voy a casar. Yo puedo conquistar su corazón. Todo resultó tal y como María lo había planeado. Los padres de María no querían que se casara con Gregorio. Le dijeron: —Él no puede ser buen marido. Está acostumbrado a la vida bárbara del llano. No te cases con él. Por supuesto María no les hizo caso a sus padres. Se casó con Gregorio. Por algún tiempo todo andaba bien. Tuvieron dos hijos. Pero después de varios años, Gregorio volvió a su antigua manera de ser. Se mantenía fuera de casa por meses a la vez. Cuando regresaba a casa le decía a María: —Yo no vine a verte a ti. Quiero pasar un rato con mis hijos nomás. Jugaba con los hijos por un tiempo, y luego se iba para pasar toda la noche jugando a las cartas con sus amigos y tomando vino. Y empezó a decir
Joe Hayes (The Day It Snowed Tortillas / El día que nevó tortilla)
Mis hijos me dieron el poder exclusivo de soplar en una herida para hacer desaparecer el dolor, de comprender palabras no pronunciadas, de poseer la verdad universal, de ser un hada. Un hada prendada de sus olores.
Kim Thúy (Ru)
te lo suplico, déjame que me quede en cada hostia para ser vida de cada uno de ellos! Para poner en fuga a sus enemigos y ser para ellos luz, fuerza y ayuda en todo. De lo contrario, ¿a dónde irán?, ¿quién los ayudará? Nuestras obras son eternas, mi amor es irresistible, no puedo ni quiero dejar a mis hijos ».
Luisa Piccarreta (Las Horas de la Pasión: Reparación en Divina Voluntad (Spanish Edition))
Y don Raúl, doblegado y aturdido y herido de muerte por un revoltijo de enfermedades, sólo atinó a contestarle «ustedes lo que están es metiéndome venenos e infectándome con sus virus a mí porque saben muy bien que si yo sigo vivo voy a seguir denunciando que a mi hijo me lo mataron porque él un día me llamó a contarme que acababa de tener a una hija que ya no quieren dejarnos ver y no sabemos dónde está y también a decirme “papá: yo me voy a salir del ejército porque esto se está poniendo muy feo” y “papá: aquí quieren que yo mate a unos muchachos que no han hecho nada para hacerlos pasar por guerrilleros y yo eso sí no lo voy a hacer”, y yo le contesté “mijo: usted es el que sabe bien qué hacer”, y entonces, como él se negó a matar a los hijos de las madres de Soacha, a él lo empezaron a envenenar como ustedes me están envenenando a mí y se lo llevaron a El Tarra maniatado y atontado con drogas para pegarle un tiro en la cabeza que le destrozó el cráneo, y luego el puntero de la cuadrilla le pegó un tiro al puntero que me lo mató para echarle tierra al asunto, y todo era para que mi hijo no saliera a la calle ni a la justicia a decirle a la gente, que la gente cree lo que quiere creerse, que los soldados de Colombia, por órdenes de los altos mandos militares en colaboración con los presidentes de la república que hemos tenido en los últimos años, han estado asesinando muchachos inocentes con el objetivo de decirle al mundo que están ganando esta guerra pero esta guerra son ellos matando inocentes nada más para que esto no se acabe nunca y se nos vaya la vejez a las unas y a los otros pidiéndole a Dios por las almas de todos y para que se me vaya a mí la eternidad diciéndoles a todos que he denunciado el crimen del Mono en El Ubérrimo y en la Plaza de Bolívar y en el Capitolio y en la Casa de Nariño y en la Fiscalía y en la Procuraduría y en la Defensoría y en la Personería y en las organizaciones de derechos humanos y en la ONU y en la Corte Penal Internacional, que en ninguna parte del Estado han querido investigar nada de nada porque todos son vendidos y todos son cómplices callados con plata detrás de este derramamiento de sangre como yo digo con mis volantes y con las pancartas —que yo puse en mi camión que me compré después de vender todo lo que trabajé yo en la vida y lo tuve que parquear en Bogotá porque ya me había ido por todo el país—, y siempre han querido callarme a mí, a Raúl Carvajal Pérez, con platas y con calabozos y con amenazas de muerte, pero ya están es matándome porque están convencidos de que lo único que les queda es mi muerte».
Ricardo Silva Romero (El libro del duelo (Spanish Edition))