Padres Que Odian Quotes

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De ahí aquella burla graciosa de cierto bufón. Promete en el teatro revelar en juegos sucesivos el pensamiento y querer de todos. El día convenido, una apiñada multitud, en medio de profundo silencio, contenido el aliento y con ansiedad expectante, oye clamar desde las tablas al mimo gracioso: “Vosotros queréis comprar barato y vender caro”. En esta sentencia del liviano bufón encontraron sus conciencias os espectadores y se manifestó la verdad a sus ojos; sin embargo, sorprendidos por la imprevista salida, todos con entusiasmo aplaudieron. ¿Por qué aquella gran expectación ante la promesa de adivinar los deseos de todos, sino porque es para el hombre secreto recóndito la voluntad de los otros mortales? ¿Acaso ignoraba esto el histrión? ¿Lo desconoce por ventura alguien? ¿Y cuál es la razón, sino porque es dable, sin inconveniente, conjeturar ciertos quereres ajenos, apoyados en nuestra propia experiencia, gracias a la mancomunidad (le instintos o de naturaleza? Pero una cosa es ver la voluntad propia, y otra, aun siendo la conjetura fundada, averiguar conjeturalmente la del prójimo. En las realidades humanas, tan cierto estoy de la fundación de Roma como de la fundación de Constantinopla; Roma la he visto con mis ojos, mientras Constantinopla sólo la conozco por testimonio ajeno. Nuestro bufón, ya se haya visto a sí mismo, ya sea por experiencia adquirida de los hombres, creyó que el deseo de comprar a vil precio y vender caro era a todos común. Pero, siendo en realidad un vicio, puede uno adquirir en este punto la justicia o incurrir en otro extremo vicioso, contrario al anterior, de suerte que le resista y supere. Sé de un hombre que, al serle ofrecido un códice en venta, el propietario, ignorante del precio, le pidió una suma irrisoria; no obstante, el comprador pagó un precio justo, bastante más elevado. ¿Qué decir del mortal sumido en tan profunda insipiencia que vende la heredad de sus padres a precio vil para comprar a precio alzado lo que ha de consumir la libido? Este exceso, a mi ver, nada tiene de increíble. Si los buscamos, no faltarán ejemplos, y aun sin buscarlos es posible se encuentren viciosos mucho más corrompidos que los libertinos fingidos del teatro, que, condenando la declamación o representación escénicas, compran a precio de oro sus estupros y venden sus campos por una nonada. Pródigos he también conocido que compraron más caro de lo usual el trigo para venderlo luego más barato a sus conciudadanos. Aquel dicho del viejo poeta Ennio: “Todos los mortales desean ser alabados”, se basa en la experiencia personal del autor; en los demás lo conjetura, y así parece expresar el deseo de todos los hombres. Si el bululú de marras hubiera dicho: “Todos amáis la alabanza y nadie el vituperio”, parecería expresar el querer de todos los hombres. Pero hay quienes odian los vicios, están descontentos de sí mismos, no aman la lisonja y dan incluso las gracias cuando, con benévola urbanidad, se les reprende, si es la enmienda el fin de la corrección. Si el gracioso actor cómico hubiese dicho: “Todos amáis la felicidad y nadie ansía ser desgraciado”, habría proclamado esta vez una verdad que nadie deja de reconocer en el fondo de su querer, porque, cualquiera que sea su voluntad secreta, no puede declinar de este anhelo, conocido de todos los hombres.
Anonymous
9 de noviembre A Yegórov le quemaron la casa y asesinaron a su hijo. A Wrede le mataron a su padre. A Fedia, a su madre. Entiendo por qué odian a los Rojos. Pero yo, ¿por qué los odio? No tengo casa ni familia. No tengo pérdidas porque no tengo bienes. A muchas cosas soy indiferente. Qué me importa a mí quién frecuenta el Yar: si un gran príncipe borracho o un marinero ebrio con pendiente. Me da igual quién se «enriquezca» —es decir, quién robe—, si un funcionario zarista o un comunista con «conciencia de clase»: a fin de cuentas, no solo de pan vive el hombre. No me importa quién ostente el poder en el país: si la Cheká bolchevique o la Ojrana zarista. Después de todo, se recoge lo que se siembra. ¿Qué ha cambiado? Nada, salvo los nombres. ¿Hay que blandir la espada por tanta vanidad? Pero los odio. Descamisados, con un emboquillado en los labios, traicionaron a Rusia en el frente. Y descamisados, con un emboquillado en los labios, ahora la profanan. Profanan la vida cotidiana. Profanan la lengua. Profanan incluso la palabra «ruso». Se jactan de no tener linaje. Para ellos, la patria es un prejuicio. En nombre de su bienestar, venden por unos pocos kopeks una herencia que no les pertenece, que no es suya, sino de nuestros padres. ¡Y son estas bestias las que dictan las leyes en Moscú…! Si un piojo de tu camisa te grita que eres una pulga sal a la calle y ¡mátalo! Savínkov, Borís. El caballo negro (Impedimenta) (Spanish Edition) (Posición en Kindle433-447). Impedimenta. Edición de Kindle.
Boris Savinkov (El caballo negro)
morir. «El miedo, desde este momento, es cosa del pasado.» Si el Padre regala, ¿por qué temer? Los que odian sólo tienen miedo. ¿Y qué es el odio?: amnesia. El que odia no «recuerda» que fue imaginado por el Áhab, por el Amor. Miedo y odio —dijo— no tienen posibilidad en su «reino». Hay que hacerse a la idea…
J.J. Benítez (Jordán. Caballo de Troya 8 (Spanish Edition))
—Porque a algunas personas les asusta el conocimiento. Tu padre es un hombre instruido, sabe cosas que los demás no pueden entender. Por tanto, esas cosas deben ser oscuras y misteriosas. —No les dan miedo los mercaderes de suerte y las glifoguardas. —Pero esas cosas pueden comprenderlas —dijo su madre tranquilamente—. Quemas una glifoguarda delante de tu casa, y espantará el mal. Tu padre no le dará a nadie una guarda para curarlos. Insistirá en que se queden en cama, bebiendo agua y tomando alguna medicina apestosa, y limpiando sus heridas cada día. Es duro. Prefieren dejarlo todo en manos del destino. Kal reflexionó al respecto. —Creo que lo odian porque falla demasiado a menudo. —Eso también. Si una glifoguarda falla, puedes echar la culpa a la voluntad del Todopoderoso. Si tu padre falla, es culpa suya. O esa es la percepción. Su madre continuó trabajando, mientras los copos de piedra caían a su alrededor. —Nunca odiarán de verdad a tu padre: es demasiado útil. Pero nunca será uno de ellos. Es el precio de ser cirujano. Tener poder sobre las vidas de los hombres es una responsabilidad incómoda. El camino de los reyes Brandon Sanderson
Brandon Sanderson
—Madre, ¿por qué odia la gente a padre? —No lo odian —respondió ella. Sin embargo, su pregunta, formulada con calma, la hizo continuar—. Pero los hace sentirse incómodos. —¿Por qué? —Porque a algunas personas les asusta el conocimiento. Tu padre es un hombre instruido, sabe cosas que los demás no pueden entender. Por tanto, esas cosas deben ser oscuras y misteriosas.
Brandon Sanderson (The Way of Kings (The Stormlight Archive, #1))