“
La gente se cree amiga porque coincide algunas horas por semana en un sofá, una película, a veces una cama, o porque le toca hacer el mismo trabajo en la oficina.
”
”
Julio Cortázar (Hopscotch)
“
En las oficinas no hay amigos; hay tipos que se ven todos los días, que rabian juntos o separados, que hacen chistes y se los festejan, que se intercambian sus quejas y se transmiten sus rencores, que murmuran del Directorio en general y adulan a cada director en particular. Esto se llama convivencia, pero sólo por espejismo la convivencia puede llegar a parecerse a la amistad.
”
”
Mario Benedetti (La tregua)
“
Se vive así, cobijado en un mundo delicado, y uno cree que vive. Entonces lee un libro (Lady Chatterley, por ejemplo), o va de viaje, o habla con Richard, y descubre que no vive, que está simplemente hibernando. Los síntomas de la hibernación se pueden detectar fácilmente. El primero es la inquietud. El segundo síntoma (que llega cuando el estado de hibernación empieza a ser peligroso y podría degenerar en muerte) es la ausencia de placer. Eso es todo. Parece una enfermedad inocua. Monotonía, aburrimiento, muerte. Hay millones de personas que viven (o mueren) así, sin saberlo. Trabajan en oficinas. Tienen coches. Salen al campo con su familia. Educan a sus hijos. Hasta que llega una brusca conmoción: una persona, un libro, una canción... y los despierta, salvándoles de la muerte.
”
”
Anaïs Nin (The Diary of Anaïs Nin, Vol. 1: 1931-1934)
“
Walking Around
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las pelquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a une monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.
”
”
Pablo Neruda
“
De repente me pregunto por qué tengo que contar esto, pero si uno empezara a
preguntarse por qué hace todo lo que hace, si uno se preguntara solamente
por qué acepta una invitación a cenar (ahora pasa una paloma, y me parece
que un gorrión) o por qué cuando alguien nos ha contado un buen cuento, en
seguida empieza como una cosquilla en el estómago y no se está tranquilo
hasta entrar en la oficina de al lado y contar a su vez el cuento; recién
entonces uno está bien, está contento y puede volverse a su trabajo. Que yo
sepa nadie ha explicado esto, de manera que lo mejor es dejarse de pudores y
contar, porque al fin y al cabo nadie se averguenza de respirar o de ponerse
los zapatos; son cosas, que se hacen, y cuando pasa algo raro, cuando dentro
del zapato encontramos una araña o al respirar se siente como un vidrio
roto, entonces hay que contar lo que pasa, contarlo a los muchachos de la
oficina o al médico. Ay, doctor, cada vez que respiro... Siempre contarlo,
siempre quitarse esa cosquilla molesta del estómago.
”
”
Julio Cortázar
“
Alucinaste cuando, a finales de mes, apareció dinero en tu desértica cuenta bancaria. ¡El milagro del trabajo! Y al mes siguiente, otra vez. Era una transacción alquímica muy sencilla. Tú tenías que llegar a la oficina a las diez, quedarte allí hasta la tarde, hacer lo que te mandaran y, al final, te daban dinero.
”
”
Maggie O'Farrell
“
Vivimos en una sociedad de empleados de oficina resignados y, para salir de esa trampa, hay que luchar a la vez contra uno mismo y contra el mundo entero.
”
”
Joël Dicker (La Vérité sur l'Affaire Harry Quebert (Marcus Goldman, #1))
“
«Nunca tuve suerte con las mujeres, soporto con resignación una penosa joroba, todos mis familiares más cercanos han muerto, soy un pobre solitario que trabaja en una oficina pavorosa. Por lo demás, soy feliz. »
”
”
Enrique Vila-Matas (Bartleby & Co.)
“
El funcionario público debe comprender desde su primer día en la oficina que cualquier amago de iniciativa será el fin de su carrera, porque no está allí para hacer mérito, sino para alcanzar dignamente su nivel de incompetencia.
”
”
Isabel Allende (Mi país inventado)
“
Al propio tiempo estaba pensando: lo mismo que yo ahora me visto y salgo a la calle, voy a visitar al profesor y cambio con él galanterías, todo ello realmente sin querer, así hacen, viven y actúan un día y otro, a todas horas, la mayor parte de los hombres; a la fuerza y, en realidad, sin quererlo, hacen visitas, sostienen una conversación, están horas enteras sentados en sus negociados y oficinas, todo a la fuerza, mecánicamente, sin apetecerlo: todo podría ser realizado por máquinas o dejar de realizarse. Y esta mecánica eternamente ininterrumpida es lo que les impide, igual que a mí, ejercer la crítica sobre la propia vida, reconocer su estupidez y ligereza, su insignificancia horrorosamente ridícula y su irremediable vanidad.
”
”
Hermann Hesse (Steppenwolf)
“
Podría ser que viviese una vida más real en su fuero interno que en el ambiente tan ingrato de la oficina del administrador. Las evocaciones del desfile, el tumulto de la batalla, las melodías de viejas músicas heroicas, escuchadas treinta años atrás, tales escenas y ecos estaban aún vivos en su recuerdo.
”
”
Nathaniel Hawthorne (The Scarlet Letter)
“
O inesperado é o sol da vida.
”
”
Manuel Arouca (Deixei Meu Coração Em África)
“
Me parece que aquí estamos todos un pocos locos. ¿Sabes ese cartel que había en las oficinas?¿"No hay que estar loco para trabajar aquí, pero ayuda"?
”
”
Alex Michaelides (The Silent Patient)
“
Me parece que aquí estamos todos un poco locos. ¿Sabes ese cartel que había en las oficinas?¿"No hay que estar loco para trabajar aquí, pero ayuda"?
”
”
Alex Michaelides (The Silent Patient)
“
Odio que me metan prisa, creo que escribo para no tener que ir con prisa por las mañanas, de camino a la oficina. Para no tener oficina, y que mi trabajo no se parezca al trabajo.
”
”
Sara Torres (La seducción)
“
Se le ocurrió que al salir de la oficina de su hermano tendría que valerse solo y aterrizaría de narices en su propio nivel de incompetencia.
”
”
Isabel Allende (Ripper)
“
o mundo não é mais uma mera oficina imunda, mas um templo majestoso onde o homem pode orar e onde, às vezes, na meia-luz, suas mãos tateantes tocam as de Deus.
”
”
Jerome K. Jerome (Devaneios ociosos de um desocupado)
“
Sin la industrialización de la agricultura, la revolución industrial urbana no habría podido tener lugar: no habría habido manos y cerebros suficientes para llenar fábricas y oficinas.
”
”
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
“
Ninguna idea le era más odiosa y horrible que la de tener que ejercer un cargo, someterse a una distribución del tiempo, obedecer a otros. Una oficina, una cancillería, un negociado eran cosas para él tan execrables como la muerte,
”
”
Hermann Hesse (El lobo estepario)
“
La gente se cree amiga porque coincide algunas horas por semana en un sofá, una película, a veces una cama, o porque le toca hacer el mismo trabajo en la oficina. De muchacho, en el café, cuántas veces la ilusión de la identidad con los camaradas nos hizo felices. Identidad con hombres y mujeres de los que conocíamos apenas una manera de ser, una forma de entregarse, un perfil. Me acuerdo, con una nitidez fuera del tiempo, de los cafés porteños en que por unas horas conseguimos librarnos de la familia y las obligaciones, entramos en un territorio de humo y confianza en nosotros y en los amigos, accedimos a algo que nos confortaba en lo precario, nos prometía una especie de inmortalidad.
”
”
Julio Cortázar (Rayuela)
“
¿Carter? ¿Quien es el?-pregunto Gordo-.Quiero conocerlo, en mi oficina asi puedo hacerlo cagar de susto. Maldición, Ox. Más vale que estés usando los malditos condones.
-Si. Asegurate de que sean los malditoscondones en ves de los normales- Dijo Chris-.Son mejores ya sabes para que.
”
”
T.J. Klune (Wolfsong (Green Creek, #1))
“
Ésa es una lección que se olvida con frecuencia: no intentes comprender, no deduzcas, no interpretes: eso lo puede hacer cualquiera en una oficina a mil kilómetros de distancia. Da igual que la situación te resulte ininteligible. Cuenta lo que ves, lo cercano, lo comprobable. Ya está.
”
”
Kazuo Ishiguro (Nocturnes: Five Stories of Music and Nightfall)
“
La sociedad disciplinaria de Foucault, que consta de hospitales, psiquiátricos, cárceles, cuarteles y fábricas, ya no se corresponde con la sociedad de hoy en día. En su lugar se ha establecido desde hace tiempo otra completamente diferente, a saber: una sociedad de gimnasios, torres de oficinas, bancos, aviones, grandes centros comerciales y laboratorios genéticos. La sociedad del siglo XXI ya no es disciplinaria, sino una sociedad de rendimiento. Tampoco sus habitantes se llaman ya «sujetos de obediencia», sino «sujetos de rendimiento». Estos sujetos son emprendedores de sí mismos.
”
”
Byung-Chul Han (La sociedad del cansancio)
“
Una mañana de febrero con un tiempo de perros -contra la ventana de la oficina batía un aguanieve que resbalaba blanca y húmeda por el cristal- el señor Buggage y la señorita Tottle ocupaban, como era habitual, sus respectivos puestos, absortos, incluso uno podría decir fascinados, por su trabajo.
”
”
Roald Dahl (El librero)
“
La alegría de poder subsistir de la actividad que nos apasiona y no estar sentados ocho horas en una oficina, llegar a casa, cenar, hablar cinco minutos con la pareja, ver televisión, dormir y despertar al día siguiente a las siete para volver a lo mismo. Con o sin éxito, crear se convierte en una adicción.
”
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Guillermo Arriaga (Salvar el fuego)
“
«En el fondo, Harry, ¿cómo se convierte uno en escritor? —No renunciando nunca. Mire, Marcus, la libertad, el deseo de libertad es una guerra en sí mismo. Vivimos en una sociedad de empleados de oficina resignados y, para salir de esa trampa, hay que luchar a la vez contra uno mismo y contra el mundo entero.
”
”
Joël Dicker (La verdad sobre el caso Harry Quebert)
“
Deseaba llamar a Sophie. Un día incluso fui hasta la oficina de correos y esperé en la cola de las llamadas al extranjero pero no llegué a llamarla. Ahora las palabras me fallaban constantemente y me entró pánico ante la idea de derrumbarme en el teléfono. ¿Qué podía decirle, después de todo? En lugar de eso, le mandé una postal de Laurel y Hardy. En la parte de atrás escribí: "Los verdadero matrimonios nunca tienen sentido. Mira la pareja del dorso. Prueba que cualquier cosa es posible, ¿no? Quizá deberíamos empezar a ponernos sombreros hongo. Por lo menos, acuérdate de vaciar el armario antes de que yo vuelva. Abrazos a Ben
”
”
Paul Auster (The Locked Room (The New York Trilogy, #3))
“
No cejé. Lo último que se le puede pedir a un creador es que se rinda. Quienes no se dedican al arte, contadores o empresarios, creen que puede medirse en términos de éxitos o fracasos. Ignoran por completo la razón de ser del arte. El arte es en sí mismo y un gozo hacerlo. Los logros, los aplausos ayudan. Son la cereza en el pastel, no el pastel. El pastel es el trabajo diario. La alegría de poder subsistir de la actividad que nos apasiona y no estar sentados ocho horas en una oficina, llegar a casa, cenar, hablar cinco minutos con la pareja, ver televisión, dormir y despertar al día siguiente a las siete para volver a lo mismo. Con o sin éxito, crear se convierte en una adicción.
”
”
Guillermo Arriaga (Salvar el fuego)
“
la lógica no existe, Miyuki, no hay lógica, no hay dioses, todo lo hace la casualidad, y lo hace bien.
”
”
Didier Decoin (La Oficina de Estanques y Jardines)
“
Ese era yo. No había nada de que enorgullecerse. Un tipo con una vida mediocre y sin una salida a la vista. Recuerdo que justo por esos meses uno de mis pacientes bipolares me dijo:
- ¿Sabe una cosa doc? Yo lo veo a usted con esa bata blanca, caminando por los pasillos o sentado en su oficina escribiendo informes sobre nosotros, y la verdad es que no lo envidio para nada
”
”
Mario Mendoza (La melancolía de los feos)
“
La casa de mis abuelos, en el barrio Providencia De Santiago, que entonces era residencial y hoy es un laberinto de comercios y oficinas, era grande y fea, una monstruosidad de cemento, habitaciones de techos altos, corrientes de aire, hollín de estufas de queroseno en las paredes, pesados cortinajes de felpa roja, muebles españoles hechos para durar un siglo, retratos horrendos de parientes muestras y pilas de libros polvorientos. El frente de la casa era señorial.
”
”
Isabel Allende (The Soul of a Woman)
“
When the idea first occurred to her as she squatted in the shade of the Oficina Central del Registro Civil, it occurred as camouflage: they could disguise themselves as migrants. But now that she’s sitting in this quiet library with her son and their stuffed backpacks, like a thunderclap, Lydia understands that it’s not a disguise at all. She and Luca are actual migrants. That is what they are. And that simple fact, among all the other severe new realities of her life, knocks the breath clean out of her lungs. All her life she’s pitied those poor people. She’s donated money. She’s wondered with the sort of detached fascination of the comfortable elite how dire the conditions of their lives must be wherever they come from, that this is the better option. That these people would leave their homes, their cultures, their families, even their languages, and venture into tremendous peril, risking their very lives, all for the chance to get to the dream of some faraway country that doesn’t even want them.
”
”
Jeanine Cummins (American Dirt)
“
—Pues ahí, no aquí [...] siguen morando en nidos y en «boudoirs», en cortes de justicia y en oficinas los que nos aman; los que nos honran, vírgenes y hombres de negocios; abogados y médicos; los que prohíben, los que niegan, los que respetan sin saber por qué, los que alaban sin comprender; la todavía muy numerosa (alabado sea Dios) tribu de los decentes; que prefieren no ver; anhelan no saber; aman la oscuridad; esos todavía nos adoran, y con razón; porque les hemos dado riqueza, prosperidad, comodidad, holgura.
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”
Virginia Woolf (Orlando)
“
Primeiro casa para todos, diziam, depois comida para todos, depois transporte para todos, depois meios de produção para todos. Que as casas devessem ser construídas por empreiteiros privados não lhes importava muito; a verdade haveria de prevalecer no choque dialético entre o individual e o coletivo, entre o egoísmo e o altruísmo, entre o custo das casas e os preços cobrados pelos empreiteiros, entre a boa qualidade apregoada para a argamassa e as fendas que mais cedo ou mais tarde apareceriam nas paredes; fendas enormes, ramificadas em caprichosos desenhos (galhados de cervos, árvores de decisão ou mesmo letras como as que o plano incluía, de acordo com as ideias do socialista francês Louis Blanc, a criação, no setor público da economia, de verdadeiras oficinas sociais auto-administradas em moldes empresariais. O lucro dessas oficinas, em parte seria destinado à assistência médica e à previdência social, e em parte reinvestido. Operários investindo, aí estava a coisa: as armas do capitalismo usadas contra o próprio capitalismo!
”
”
Moacyr Scliar (The Centaur in the Garden)
“
Decide ir en coche a la oficina para estar solo un rato más, pero antes de salir del garaje abre el periódico y lee otra vez el artículo, luego lo dobla y lo mete en el maletín. Y de pronto se echa a llorar convulsivamente, sollozos entrecortados que le salen del diafragma, y apoya la cabeza en el volante intentando recuperar el control, hasta que por fin es capaz de reconocer ante sí mismo lo profundamente aliviado que se siente, lo asustado que ha vivido los últimos tres años, y lo humillado y avergonzado que todavía está.
”
”
Hanya Yanagihara (A Little Life)
“
En resumen, una política cuyo intención es conseguir que las viviendas sean más asequibles para los pobres, ha tenido como consecuencia que los recursos se redirijan a la construcción de viviendas que sólo son asequibles para los ricos o adinerados, ya que, por lo general, las viviendas lujosas no están sujetas al control de alquileres, al igual que tampoco lo están los edificios de oficinas y otras propiedades comerciales. Esto ilustra, entre otras cosas, la crucial importancia de hacer una distinción entre intenciones y consecuencias
”
”
Thomas Sowell (Economía básica: Un manual de economía escrito desde el sentido común)
“
—No se puede estar sin hacer nada —decía la abuela.
Justamente, en esa oficina era donde Jacques tenía la impresión de no hacer nada. No rechazaba el trabajo, aunque para él nada pudiera sustituir el mar o los juegos de Kouba. Pero para él, el verdadero trabajo era, por ejemplo, el de la tonelería, un largo esfuerzo muscular, una serie de gestos diestros y precisos, manos duras y ligeras, y el resultado de los esfuerzos se veía: un barril nuevo, bien terminado, sin una fisura, y que el obrero podía contemplar.
En cambio, ese trabajo de oficina no venía de ninguna parte y no terminaba en nada. Vender y comprar, todo giraba en torno a esos actos mediocres e inapreciables
”
”
Albert Camus (El primer hombre - Planeta lector)
“
Hablan la Castidad, la Modestia y la Pureza: "¡No siempre ha sido así! Pero los hombres ya no nos quieren; las mujeres nos detestan. Vayámonos; vayámonos. (...) Porque allí (...) viven todavía en nidos y tocadores, en oficinas y tribunales de justicia, aquellos que nos quieren; aquellos que nos honran, vírgenes y hombres de negocios; abogados y médicos; los que prohíben; los que niegan; los que respetan sin saber por qué; los que glorifican sin comprender, la todavía numerosa tribu (el cielo sea liado) de los respetables; de los que prefieren no ver; de los que no desean saber; de los que aman la oscuridad; los que todavía nos adoran, y con razón, porque les hemos dado riqueza, prosperidad, comodidad, tranquilidad.
”
”
Virginia Woolf (Orlando)
“
Me dolía el pecho. De pronto, en uno de esos momentos dramáticos más propios de Emma que de mí, pensé que si iba a morir por un infarto o algo parecido, al menos quería hacerlo sabiendo que hasta el último instante estaba siendo fiel a mí misma. Y no quería seguir con ese trabajo. No quería. Había sido feliz allí, sí, había aprendido muchas cosas, volvería a entrar por esa puerta que conducía a la oficina tal como hice años atrás, pero esa etapa había acabado. Porque la vida, de algún modo retorcido, se compone de eso, de etapas que vamos dejando atrás, de sueños que cumplimos, de otros que dejamos por el camino y de los nuevos que llegan y te sacuden gritándote que luches por lo que quieres.
—Lo dejo, Henry —susurré.
”
”
Alice Kellen (Tal vez tú)
“
Yo, discípulo de sempiterno candidato a la presidencia doctor Goyeneche, discípulo a su vez del sabio español Pero Grullo, tengo para Colombia y su infinidad de males una expedita solución: que dejen atracar. Los atracadores se irán a gastar el dinero de su atraco a un cabaret; el dueño del cabaret se comprará un carro; la fábrica de carros venderá más; y al vender más empleará más obreros; y al haber más obreros habrá menos desempleo; y al acabarse el desempleo se acabarán los atracadores y los secuestros y los robos y los asaltos, y sonreirá la gente, e irán todos a la universidad, y acaso a este servidor le den un puesto, aunque sea limpiador de oficinas, y al final del año habrá ahorrado con qué comprarse su alfombra persa, para poder volar.
”
”
Fernando Vallejo (Los días azules)
“
En su libro Atención plena: el poder de la concentración, Winifred Gallagher, cita a David Meyer, científico cognitivo de la Universidad de Michigan: “Einstein no inventó la teoría de la relatividad mientras trabajaba simultáneamente en diferentes tareas en la oficina suiza de patentes”. Fue después, cuando realmente tuvo tiempo para centrarse y estudiar. La atención es importante y en una época en la que cada nueva aplicación, página web, artículo, libro, tuit y post se pelean por nuestra atención, su valor ha aumentado. En parte, Epicteto dice que la atención es un hábito y que la distracción fomenta malos hábitos y da pie a los errores.
Nunca completarás todas tus labores si permites que cada interrupción mínima te distraiga. Tu atención es uno de tus recursos más importantes. ¡No la desperdicies!
”
”
Ryan Holiday (The Daily Stoic)
“
¿Sabe usted cuántas mujeres son víctimas de delitos sexuales en esta ciudad? Más de dos mil cada año. Y casi la mitad son menores de edad. Y probablemente un número similar no denuncia la violación, por lo que estaríamos hablando de cuatro mil violaciones al año. Es decir, cada día violan a más de diez mujeres aquí, hizo un gesto como si los estupros se estuvieran cometiendo en el pasillo. Un pasillo mal iluminado por un tubo fluorescente de color amarillo, exactamente igual que el tubo fluorescente que permanecía apagado en la oficina de Yolanda Palacio. Algunas de las violaciones, por supuesto, acaban en asesinato. Pero no quiero exagerar, la mayoría se conforma con violar y ya está, se acabó, a otra cosa. Sergio no supo qué decir. ¿Sabe usted cuántas personas trabajamos en el Departamento de Delitos Sexuales? Sólo yo.
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”
Roberto Bolaño (2666)
“
Me gustan mucho más los murciélagos que los burócratas. Vivo en la Era del Dirigismo, en un mundo dominado por la Administración. El mayor mal no se hace ahora en aquellas sórdidas «guaridas de criminales» que a Dickens le gustaba pintar. Ni siquiera se hace, de hecho, en los campos de concentración o de trabajos forzados. En los campos vemos su resultado final, pero es concebido y ordenado (instigado, secundado, ejecutado y controlado) en oficinas limpias, alfombradas, con calefacción y bien iluminadas, por hombres tranquilos de cuello de camisa blanco, con las uñas cortadas y las mejillas bien afeitadas, que ni siquiera necesitan alzar la voz. En consecuencia, y bastante lógicamente, mi símbolo del Infierno es algo así como la burocracia de un estado-policía, o las oficinas de una empresa dedicada a negocios verdaderamente sucios.
”
”
C.S. Lewis (Cartas del diablo a su sobrino)
“
A lo largo de nuestras vidas todos nos hemos sentido alguna vez Mofetas. Ese día extraño en que nadie quiere sentarse a tu lado, esas horas en las que la gente te evita y las miradas en tu ciudad resultan algo amenazantes. (...) Esos momentos en los que sospechas que tu equipo ha caído eliminado de la Champions League porque has acudido al estadio para animarlos.
Pero esos días son equiparables en la gent normal a transitorias menstruaciones de energías negativas. Sin embargo, el aso de las Mofetas es mucho más triste. La vida de las Mofetas Psíquicas es un constante terremoto de despropósitos emocionales. De hecho, son personas acostumbradas a la soledad. De pequeños, ningún niño les invitó a su fiesta de cumpleaños. Y de mayores, no se percatan de que nadie los llama por teléfono y que sus amigos son simplemente compañeros de oficina.
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Santi Balmes (La doble vida de las hadas)
“
–¡Un hombre de negocios no puede ser un burócrata! –le decía a Stephan Kistenmaker, de Kistenmaker & Hijos; y el que había sido su antiguo compañero de colegio, y seguía siendo su amigo, escuchaba con suma atención cada una de las palabras de Thomas, conscientes ambos de la mayor inteligencia de éste, para después repetirlas como una opinión propia–. Hay que tener carácter, ésa es mi opinión. No creo que pueda alcanzarse un gran éxito desde el escritorio de una oficina…, al menos a mí no me causaría ninguna satisfacción. El éxito no es sólo cuestión de cálculos sobre el papel… Yo siempre siento la necesidad de dirigir el curso de los acontecimientos en directo: con la mirada, la palabra y el gesto; que sea el resultado directo de mi voluntad, de mi talento, de mi suerte, si quieres llamarlo así. Claro que, por desgracia, se está perdiendo cada vez más esta forma de entender los negocios, esta intervención personal del comerciante… Los tiempos avanzan, pero, en mi opinión, están dejando atrás las mejores costumbres…
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”
Thomas Mann (Los Buddenbrook (Pocket))
“
El todo es más que la suma de las partes”. Podemos encontrar antecedentes de esta idea en Lao-Tsé, Platón y Aristóteles, por cuanto daban prioridad al todo sobre las partes y, en especial, en la doctrina de las cualidades de la forma, de Ch. von Ehrenfels, cuando para su explicación, enunció (1890) que una melodía es más que la suma de sonidos de que se compone. Von Ehrenfels hizo destacar que transponiendo una melodía al piano a la octava superior cada uno de los elementos había cambiado, mientras la melodía subsistía sin embargo en todas sus características reconocibles. Lo esencial permanece, aunque no quede nada de los elementos. Lo que subsiste es, en efecto, común a un gran número posible de realizaciones diferentes y es la propiedad de isomorfismo, lo que supone que cualquier modificación que llega al cerebro, a un pattern3 idéntico que se encuentra memorizado, lo reconocemos en esta experiencia de confrontación. Esta ley de transposición sobre el patrón de base se aplica con evidencia en las instituciones sociales (oficina, administración, empresa). Éstas existen como organizaciones independientemente de los individuos que las constituyen, y son definidas sobre todo por las relaciones que existen entre los individuos.
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Joan Costa (La forma de las ideas)
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telefono~¿Cómo puedo modificar el nombre de un pasajero en un boleto de Turkish Airlines?
¿Cómo cambiar el nombre de un pasajero en un boleto de Turkish Airlines?
Para cambiar el nombre de un pasajero en un boleto de Turkish Airlines, debes comunicarte con su servicio de atención al cliente llamando al +52-800-351-0300 (México). Los cambios de nombre generalmente no se permiten en línea, pero puedes solicitar un cambio llamando a su línea de atención o visitando una oficina local. Ten en cuenta que esto podría implicar tarifas adicionales o condiciones especiales.
¿Es posible editar el nombre de un pasajero en un vuelo?
Depende de la política de la aerolínea y de cómo se haya comprado el boleto. Sin embargo, muchas aerolíneas no permiten cambiar el nombre completo debido a regulaciones de seguridad, +52-800-351-0300 (México), pero las correcciones menores (como corregir errores ortográficos) a menudo son permitidas sin mayores complicaciones.
¿Cómo puedo cambiar mi vuelo sin pagar una tarifa?
La mayoría de las aerolíneas permiten cambios gratuitos de vuelo si la solicitud se realiza dentro de las 24 horas posteriores a la compra, siempre que el vuelo haya sido comprado al menos siete días antes de la fecha de salida. Para más detalles o para verificar tu elegibilidad, puedes llamar al +1-888-354-5204.
”
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How do I get a person at Expedia
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Quería probar si existen ciertas ventanas temporales de maduración netamente definidas durante las cuales formamos nuestros gustos culturales (...) en concreto, si existe una edad determinada a la que las ventanas de apertura se cierran por completo.
Mientras un CD con éxitos de Wagner tocados con ukelele atronaba junto a mi oficina, me preguntaba: ¿cuándo se forman nuestros gustos musicales y cuándo dejamos de estar abiertos a escuchar nuevas músicas? Empezamos a llamar a emisoras de radio especializadas en períodos musicales concretos: rock contemporáneo, música de los setenta tipo "Starway to Heaven", las emisoras de doo-wop de los cincuenta, etc. "¿Cuándo fue introducida por primera vez la música que ponéis en vuestro dial? ¿Cuál es la edad media de vuestros oyentes?"
Surgió un patrón claro: no hay muchas personas de 17 años que sintonicen a las Andrew Sisters, en las comunidades de jubilados no se escucha mucho a Rage Against The Machine y los mayores fans de sesenta minutos ininterrumpidos de James Taylor están empezando a llevar vaqueros holgados.
Descubrimos que la mayoría de la gente tenía 20 años o menos cuando decidió qué tipo de música escuchar el resto de su vida. (...) Si tienes más de 35 años cuando se introduce un nuevo tipo de música popular, existe más de un 95% de posibilidades de que nunca elijas escuchar esa música. La ventana se ha cerrado.
”
”
Robert M. Sapolsky (Monkeyluv: And Other Essays on Our Lives as Animals)
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Sé a qué huele. Esta pequeña peca en su cuello cuando se recoge el cabello. Su labio superior es un poco más carnoso que el inferior. La curva de su muñeca, cuando sostiene un bolígrafo. Está mal, muy mal, pero conozco su forma. Me voy a dormir pensando en eso, y luego me despierto, voy a trabajar, y ella está allí, y es imposible. Le digo cosas que sé que ella aceptará, solo para escucharla tararear en respuesta. Es como agua caliente bajando por mi jodida espina dorsal. Está casada. Es brillante. Ella confía en mí, y yo solo pienso en llevarla a mi oficina, desnudarla, hacerle cosas indescriptibles. Y quiero decirle. Quiero decirle que es luminosa, es tan brillante en mi mente, que a veces no puedo concentrarme. A veces olvido por qué entré en la habitación. Estoy distraído. Quiero empujarla contra una pared, y quiero que ella me empuje a la vez. Quiero retroceder en el tiempo y golpear a su estúpido esposo el día que lo conocí y luego viajar al futuro y golpearlo de nuevo. Quiero comprarle flores, comida, libros. Quiero tomar su mano y quiero encerrarla en mi dormitorio. Ella es todo lo que siempre quise y quiero inyectarla en mis venas y también no volver a verla nunca más. No hay nada como ella y estos sentimientos son jodidamente intolerables. Estaban medio dormidos mientras ella no estaba, pero ahora está aquí y mi cuerpo piensa que es un jodido adolescente y no sé qué hacer. No sé qué hacer. No hay nada que pueda hacer, así que solo… no haré nada.
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Ali Hazelwood (Love on the Brain)
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El aliento del mar fue alejando lentamente la marea de la orilla, y dejó la arena lisa y espejeante bajo las estrellas. Las algas mojadas, enmarañadas, plagadas de insectos. Las dunas agrupadas y tranquilas, el viento frío combando la hierba. El camino asfaltado que subía de la playa en silencio ahora, cubierto por una capa de arena blanca; un brillo tenue sobre los techos curvos de las caravanas; los coches aparcados, formas oscuras y agazapadas sobre la hierba. Y luego la feria, el quiosco de helados con la persiana bajada, y siguiendo la calle, ya en el pueblo, la oficina de correos, el hotel, el restaurante. El Sailor’s Friend, con las puertas cerradas, pegatinas ilegibles en las ventanas. La estela de los faros de un único coche al pasar. Las luces traseras rojas como ascuas. Más allá, una hilera de casas, las ventanas reflejando impasibles la luz de las farolas, los cubos de basura alineados enfrente, y luego la carretera de la costa que salía del pueblo, silenciosa, desierta, los árboles alzándose por entre la oscuridad. El mar hacia el oeste, una extensión de manto negro. Y al este, cruzando la verja, la antigua rectoría, de un azul lechoso. Dentro, cuatro cuerpos durmiendo, despertando, durmiendo otra vez. De lado, o tumbados de espaldas, sacudiéndose las colchas con los pies, cruzando de sueño en sueño en silencio. Y ya por detrás de la casa empezaba a salir el sol. En los muros traseros y entre las ramas de los árboles, entre las hojas coloridas de los árboles y la hierba verde y húmeda, se filtra la luz del alba. Mañana de verano. Agua fría y clara en el hueco de la mano.
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Sally Rooney (Beautiful World, Where Are You)
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Véase la preocupación de uno de esos salteadores políticos en obtener a ruegos el asentimiento de la mayoría para, en cualquier momento, poder alienar la responsabilidad. Pues ésta una de las principales razones por las que esa especie de actividad política es despreciable y odiosa a todo hombre de sentimientos decentes y, por tanto, también de valor, al tiempo que atrae a todos los caracteres miserables - aquellos que no quieren asumir la responsabilidad de sus acciones, sino que antes procuran huir, no pasando de cobardes villanos. Las consecuencias se dejarán sentir tan pronto como tales mediocres formen el gobierno de una Nación. Faltará entereza para obrar y se preferirá aceptar las más vergonzosas humillaciones antes de erguirse para adoptar una actitud resuelta, pues nadie habrá allí que por sí solo esté personalmente dispuesto a arriesgarlo todo en pro de la ejecución de una medida radical. Existe una verdad que no debe ni puede olvidarse: es la de que tampoco en este caso una mayoría estará capacitada para sustituir a la personalidad en el gobierno. La mayoría no sólo representa siempre la estupidez, sino también la cobardía. Y del mismo modo que de cien cabezas huecas no se hace un sabio, de cien cabezas no surge nunca una decisión heroica. Cuanto menos grave sea la responsabilidad que pese sobre el Jefe, mayor será el número de aquellos que, dotados de ínfima capacidad, se crean igualmente llamados a poner al servicio de la Nación sus "imponderables fuerzas". Con impaciencia esperan que les llegue el turno; forman una larga fila y cuentan, con doloridos lamentos, el número de los que esperan delante de ellos y casi calculan la hora sobre cuándo, posiblemente, alcanzarán su deseo. De ahí que sea para ellos motivo de regocijo el cambio frecuente de funcionarios en los cargos que ellos apetecen y que celebren todo escándalo que reduzca la fila de los que por delante esperan. En el caso de que uno de ellos no quiera dejar la posición alcanzada, casi se considera eso como una quiebra de una combinación sagrada de solidaridad común. Entonces es cuando ellos se vuelven intrigantes y no descansan hasta que el desvergonzado, al final vencido, pone su lugar nuevamente a disposición de todos. Por eso mismo, no alcanzará él tan pronto esa posición. Cuando una de estas criaturas es forzada a desistir de su puesto, procurará inmediatamente entrometerse de nuevo en la hilera de los que están a la expectativa, a no ser que lo impidan, entonces, los gritos y las injurias de los demás. La consecuencia de todo esto es la espeluznante rapidez con que se producen modificaciones en las más importantes jefaturas y oficinas públicas de un organismo estatal semejante, con un resultado que siempre tiene influencia negativa y que muchas veces llega a ser hasta catastrófico, porque no sólo el estúpido y el incapaz son lesionados por esos métodos de proceder, sino incluso los verdaderos jefes, si algún día el Destino los sitúa en esas posiciones de mando. Después que se verifica la aparición de un hombre excepcional, inmediatamente se forma un frente cerrado de defensa, sobre todo si una cabeza tal, no saliendo de las propias filas, osara penetrar en esa sublime sociedad. Lo que ellos quieren fundamentalmente es permanecer entre sí, y es considerado enemigo común todo aquél que pueda sobresalir en medio de tales nulidades. En este sentido, el instinto es tanto más agudo cuanto es inoperante en otros aspectos. El resultado será siempre un creciente empobrecimiento espiritual de las clases dirigentes. Cualquiera, desde el momento que no pertenece a ese clan de `jefes", puede juzgar cuáles serán las consecuencias para la Nación y para el Estado.
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Adolf Hitler (Mi Lucha)
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Se puede partir de cualquier cosa, una caja de fósforos,
un golpe de viento en el tejado, el estudio número 3 de
Scriabin, un grito allá abajo en la calle, esa foto del
Newsweek, el cuento del gato con botas,
el riesgo está en eso, en que se puede partir de cualquier
cosa pero después hay que llegar, no se sabe bien a qué
pero llegar,
llegar no se sabe bien a qué, y el riesgo está en que en
una hora final descubras que caminaste volaste corriste
reptaste quisiste esperaste luchaste y entonces, entre
tus manos tendidas en el esfuerzo último, un premio literario
o una mujer biliosa o un hombre lleno de departamentos y
de caspa
en vez del pez, en vez del pájaro, en vez de una respuesta
con fragancia de helechos mojados, pelo crespo de un
niño, hocico de cachorro o simplemente un sentimiento
de reunión, de amigos en torno al fuego, de un tango que
sin énfasis resume la suma de los actos, la pobre hermosa
saga de ser hombre.
No hay discurso del método, hermano, todos los mapas
mienten salvo el del corazón, pero dónde está el norte en
este corazón vuelto a los rumbos de la vida, dónde el oeste,
dónde el sur. Dónde está el sur en este corazón golpeado por
la muerte, debatiéndose entre perros de uniforme y
horarios de oficina, entre amores de interregno y duelos
despedidos por tarjeta,
dónde está la autopista que lleve a un Katmandú sin
cáñamo, a un Shangri-La sin pactos de renuncia, dónde
está el sur libre de hienas, el viento de la costa sin
cenizas de uranio,
de nada te valdrá mirar en torno, no hay dónde ahí
afuera, apenas esos dóndes que te inventan con plexiglás
y Guía Azul. El dónde es un pez secreto, el dónde es eso
que en plena noche te sume en la maraña turbia de las
pesadillas donde (donde del dónde) acaso un amigo muerto
o una mujer perdida al otro lado de canales y de nieblas
te inducen lentamente a la peor de las abominaciones, a la
traición o a la renuncia, y cuando brotas de ese pantano
viscoso con un grito que te tira de este lado, el dónde
estaba ahí, había estado ahí en su contrapartida absoluta
para mostrarte el camino, para orientar esa mano que
ahora solamente buscará un vaso de agua y un calmante,
porque el dónde está aquí y el sur es esto, el mapa con
las rutas en ese temblor de náusea que te sube hasta la
garganta, mapa del corazón tan pocas veces escuchado,
punto de partida que es llegada.
Y en la vigilia está también el sur del corazón, agobiado
de teléfonos y primeras planas, encharcado en lo cotidiano.
Quisieras irte, quisieras correr, sabes que se puede
partir de cualquier cosa, de una caja de fósforos, de un
golpe de viento en el tejado, del estudio número 3 de
Scriabin, para llegar no sabes bien a qué pero llegar.
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Julio Cortázar
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«Divorciarme, eso es lo que debo hacer», mascullaba para mis adentros, pero debo haberlo dicho más de una vez en voz alta, porque Willie paró la oreja ante la palabra divorcio. Había pasado por dos anteriores y estaba decidido a evitar untercero; entonces me presionó para que consultáramos a un psicólogo. Yo me había burlado sin piedad del terapeuta de Tabra, un alcohólico despelucado que le aconsejaba las mismas perogrulladas que yo podía ofrecerle gratis. En mi opinión, la terapia era una manía de los estadounidenses, gente muy consentida y sin tolerancia para las dificultades normales de la existencia. Mi abuelo me inculcó en la infancia la noción estoica de que la vida es dura y ante los problemas no cabe sino apretar los dientes y seguir adelante. La felicidad es una cursilería; al mundo se viene a sufrir y aprender. Menos mal que el hedonismo de Venezuela suavizó unpoco aquellos preceptos medievales de mi abuelo y me dio permiso para pasarlo bien sin culpa. En Chile, en tiempos de mi juventud, nadie iba a terapia, excepto los locos de atar y los turistas argentinos, así es que me resistí bastante a la propuesta de Willie, pero él insistió tanto que por fin lo acompañé. Mejor dicho, él me llevó de un ala. El psicólogo resultó tener aspecto de monje, llevaba el cráneo afeitado, bebía téverde y permanecía la mayor parte de la sesión con los ojos cerrados. En el condado de Marin se ve a cualquier hora hombres en bicicleta, trotando enpantalones cortos o saboreando su capuchino en mesitas de las veredas. «¿Esta gente no trabaja?», le pregunté una vez a Willie. «Son todos terapeutas», me contestó. Tal vez por eso sentí un gran escepticismo frente al calvo, pero pronto éste se reveló como un sabio. Su oficina era un cuarto desnudo pintado de color arveja, decorado con una tela -mandala, creo que se llama- colgada en la pared. Nos sentamos con las piernas cruzadassobre unos cojines en el suelo, mientras el monje sorbía como un pajarito su té japonés. Empezamos a hablar y pronto se desencadenó una avalancha. Willie y yo nos arrebatábamos la palabra para contarle lo que había pasado contigo, la existencia de espanto que llevaba Jennifer, la fragilidad de Sabrina, mil otros problemas, y mi deseo de mandar todo al diablo y desaparecer. El hombre nos escuchó sin interrumpir y cuando faltaban pocos minutos para que terminara la sesión, levantó sus párpados capotudos y nos miró con una expresión de genuina lástima.«¡Qué tristeza hay en sus vidas!», murmuró. ¿Tristeza? Eso no se nos habíaocurrido a ninguno de los dos. Se nos desinfló la rabia en un instante y sentimos hasta los huesos una pena vasta como el Pacífico, que no habíamos querido admitir por pura y simple soberbia. Willie me tomó la mano, me atrajo a su cojín y nos abrazamos. Por primera vez admitimos que teníamos el corazón muy adolorido. Fue el comienzo de la reconciliación.-Voy a aconsejarles que no mencionen la palabra divorcio durante una semana. ¿Pueden hacerlo? -preguntó el terapeuta. -Sí -respondimos a una sola voz.
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Isabel Allende (La suma de los días)
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¿Cómo puedo llamar a Copa Airlines en español?
¿Cuál es el número de teléfono de Copa Airlines en Estados Unidos? Puede contactar a Copa Airlines en Estados Unidos llamando al +1-866-410-8187 (USA) o +52-800-953-7867(México).
¿Cómo hablo con una persona viva en Copa Airlines?
Para comunicarte con una persona en Copa Airlines, llama al +52-800-953-7867 en México o al +1-866-410-8187 en España.Para hablar con una persona viva de Copa Airlines, puedes llamar al servicio de atención al cliente al +52-800-953-7867 desde México o al +52-800-953-7867 o al +1-866-410-8187 desde Estados Unidos.
Para hablar con una persona viva en Copa Airlines desde México, puedes llamar al número o al +52-800-953-7867 o al +1-866-410-8187. También puedes contactarlos a través de su sitio web, redes sociales, o en persona en sus oficinas de atención al cliente en el aeropuerto.
¿Cómo hablo con un representante de copa rápido?
¿Cómo puedo comunicarme con un asesor de copa? Para comunicarte con un asesor de Copa Airlines, llama al +52-800-953-7867 (MX) o +1-866-410-8187 (Estados Unidos). También puedes usar su página web o redes sociales para obtener asistencia rápida y eficiente.
Guía rápida -¿Cómo hablo con un representante de copa rápido?
Cuando necesitas asistencia con tu vuelo, hablar rápidamente con un representante de Copa Airlines puede ser crucial. Para lograrlo sin demoras, sigue estos consejos y utiliza los números de contacto adecuados: +52-800-953-7867 (MX) y +1-866-410-8187 (Estados Unidos).
Copa Airlines ofrece una sección de autogestión en su sitio web. Sin embargo, si prefieres hablar con un representante, llama al +52-800-953-7867 (MX) o al +1-866-410-8187 (Estados Unidos).
Contacta a Copa Airlines a través de Twitter o Facebook para respuestas rápidas. Si necesitas hablar directamente con un agente, llama al +52-800-953-7867 (MX) o al +1-866-410-8187 (Estados Unidos).
Si estás en un aeropuerto, puedes acudir al mostrador de Copa Airlines. Para evitar filas, también puedes llamar al +52-800-953-7867 (MX) o al +1-866-410-8187 (Estados Unidos).
Consejos para reducir tiempos de espera
Llama en horarios de baja demanda (temprano en la mañana o tarde en la noche).
Ten tu información lista antes de llamar a +52-800-953-7867 (MX) o +1-866-410-8187 (Estados Unidos).
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Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿Cuál es el mejor número para hablar con Copa Airlines desde México?
Puedes comunicarte al +52-800-953-7867 (MX).
2. ¿Cómo contacto a Copa Airlines desde Estados Unidos?
Llama al +1-866-410-8187 (Estados Unidos) para asistencia.
3. ¿Puedo cambiar mi vuelo llamando a Copa Airlines?
Sí, puedes modificar tu reserva llamando al +52-800-953-7867 (MX) o al +1-866-410-8187 (Estados Unidos).
4. ¿Copa Airlines ofrece asistencia en español?
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Harper Lee
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El fin de la campaña de los Dardanelos cierra el segundo gran período de la guerra. No quedaba ya otro recurso que la guerra de agotamiento, no solo de los ejércitos, sino de las naciones. Ya no habría más estrategia, y solo un poco de táctica; únicamente el monótono desgaste de la coalición más débil por la más fuerte, mediante el intercambio de vidas humanas, junto con la multiplicación del maquinismo por ambas partes para hacer más rápido este intercambio. El frente continuo se extendía en estos momentos, no solo del mar a los Alpes, sino a través de la península balcánica, de Palestina y de Mesopotamia. Los imperios centrales habían defendido con éxito su flanco meridional en los Balcanes y en Turquía. Su victoria desvanecía al mismo tiempo toda probabilidad de tentativas contra su flanco norte en el Báltico. Todas estas ideas habían de aplazarse. Desde entonces, el arte militar no nos reservaba más que ataques frontales de sangre y carne fresca contra alambradas y ametralladoras, para «matar alemanes», mientras los alemanes mataban doble cantidad de aliados, alistaban a los hombres de cuarenta, de cincuenta y hasta de cincuenta y cinco años, y a los adolescentes de dieciocho y volvían a enviar a la matanza a los soldados heridos hasta tres y cuatro veces. Y cuando al final, tres años más tarde, la nube de funcionarios de uniforme que había presidido plácidamente desde sus oficinas este proceso monstruoso presentara la victoria a sus naciones exhaustas, esta victoria iba a resultar solo un poco menos ruinosa para los vencedores que para los vencidos.
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Winston S. Churchill (La crisis mundial. Su historia definitiva de la Primera Guerra mundial 1911-1918)
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No necesitamos mesas de ping-pong y futbolines para calmarnos, para crear un equilibrio artificial entre la vida y el trabajo. No necesitamos que la diversión sea algo que solamente puede suceder al salir de la oficina. Trabajar puede y debe ser divertido. No necesitamos ratos al lado de la máquina de café y pausas fumando para poner en práctica una de las más profundas necesidades humanas, como lo es la conversación espontánea, honesta. En scrum vivimos conversando, todos los días, todo el día.
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Tobias Mayer (Por Un Scrum Popular: Notas para una Revolución Ágile (Spanish Edition))
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Nueva York es una ciudad muy grande que crece hacia los lados, pero, sobre todo, hacia arriba. Hay muchos edificios – muchísimos- y muy altos: cien pisos, ciento cincuenta, doscientos. A mi me duele la nuca de mirar hacia arriba, de ir subiendo con la mirada piso por piso y nunca llegar al último. Son todos hechos en hierro. Son tan altos, que las calles – que son avenidas- se ven como pasadizos. Y están siempre repletas de gente que mas que caminar corre. Corren a toda hora, corres para todos los lados. Nadie mira a nadie, nadie mira nada. Andan con sus pensamientos locos como películas que les dan vueltas en sus cabezas, que nada les dicen y que ni oyen ni entienden. No tienen tiempo de nada. Todo su tiempo lo han vendido, no les pertenece. Se los comen las oficinas, las fábricas, el tránsito. Regresan a sus casas exhaustos, agobiados, a mirar televisión; a mirar un mundo que no existe y a provocarse con las propagandas que les muestran carros, ropa, comida. Así viven y así mueren. Y para ser así, hacen guerras lejos de su país, ¡todo es tan loco!
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Alfredo Molano Bravo (Cartas a Antonia: Las conmovedoras reflexiones y enseñanzas de un abuelo a su nieta (Spanish Edition))
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En otro artículo del New York Times, Erin Callan, ex directora de finanzas de Lehman Brothers, cuenta la historia de cómo “en una fiesta de la oficina, en 2005, una de mis colegas le preguntó al que entonces era mi marido qué hacía yo los fines de semana. Ella me consideraba una persona intensa y llena de energía. ‘¿Hace kayak, escala y luego corre medio maratón?’, dijo en broma. No, dijo él con simplicidad, ‘duerme’. Y era cierto. Cuando no estaba poniéndome al corriente con el trabajo, pasaba el fin de semana recargando las baterías para la semana siguiente.”[5
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Greg McKeown (Esencialismo: Logra el máximo de resultados con el mínimo esfuerzo)
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Entre 2300 a.C. e 1800 a.C., Taosi passou por três fases de expansão. Primeiro, uma vila fortificada de sessenta hectares surgiu das ruínas de uma aldeia e, depois, tornou-se uma cidade de trezentos hectares. Nesses períodos inicial e intermediário, há indícios de estratificação social quase tão notáveis quanto a de Shimao, ou inclusive quanto ao que poderíamos esperar de uma capital imperial chinesa de épocas posteriores. Havia muralhas maciças ao redor da cidade, sistemas viários e enormes áreas protegidas para armazenamento, assim como uma rígida separação entre os bairros das pessoas comuns e os da elite, com oficinas diversas e um monumento-calendário agrupados em torno do que provavelmente era uma espécie de palácio. Os sepultamentos na vila inicial de Taosi exibiam uma clara distinção entre as classes sociais. Os túmulos da população comum eram modestos; os da elite estavam repletos de centenas de vasilhas laqueadas, machados de jade cerimoniais e resquícios de extravagantes banquetes com carne de porco. Então, de repente, por volta de 2000 a.C. tudo parece mudar. Nas palavras de um escavador: A muralha da cidade foi demolida e […] as divisões funcionais originais eliminadas, resultando numa falta de regulamentação espacial. As zonas residenciais da população comum passaram a ocupar quase todo o sítio, chegando mesmo a ultrapassar o limite da grande muralha urbana do período intermediário. A zona urbana ampliou-se ainda mais, ocupando uma área de trezentos hectares. Além disso, a área ritual no sul foi abandonada. A antiga área do palácio agora passou a abrigar uma precária fundação de terra compactada com cerca de 2 mil metros quadrados, rodeada por poços de dejetos usados por gente de status relativamente baixo. Oficinas com utensílios de pedra tomaram o lugar das residências da elite de nível mais baixo. A cidade claramente perdera a condição de capital, e vigorava um estado de anarquia.111 Além do mais, há pistas de que foi um processo consciente de transformação, muito provavelmente acompanhado de grande violência. As sepulturas populares multiplicaram-se no cemitério da elite e, na zona do palácio, um sepultamento em massa, com sinais de tortura e grotescas violações dos cadáveres, parece ser evidência do que o escavador definiu como um “ato de represália política”.112 Ora, ainda que seja considerado deselegante questionar o juízo de primeira mão de um escavador, não resistimos a fazer alguns comentários. Primeiro, o ostensivo “estado de anarquia” (descrito em outro trecho como “de colapso e caos”)113 durou um tempo considerável, entre dois e três séculos. Segundo, no período tardio a área total de Taosi na verdade aumentou de 280 para 300 hectares. Isso não parece um colapso, mas uma época de prosperidade generalizada, na sequência da abolição de um rígido sistema de classes. Parece sugerir que, após a destruição do palácio, as pessoas não mergulharam numa “guerra de todos contra todos” nos moldes hobbesianos, e sim que apenas continuaram tocando suas vidas — presumivelmente sob o que consideravam um sistema mais equitativo de autogoverno local.
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David Graeber (O despertar de tudo: Uma nova história da humanidade (Portuguese Edition))
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Con objeto de conservar una nación fuerte, Hitler uso un antiguo sistema griego. Los antiguos griegos lanzaban al precipicio desde la cima de la montaña Taygetos a todos aquellos niños que nacían inválidos o de apariencia física débil. El führer aplicó una versión moderna de este método entre los adutlos de los alemanes arios. El mayor decia que todos aquellos incapacitados para el trabajo, o inválidos , o que padecieran serias enfermedades como tuberculosis, cáncer, o los enfermos mentales, eran declarados incurables y enviados al "tratamiento de recuperación" a diferentes hospitales. La oficina central de los médicos encargados de estos tratamientos estaba en un hospital situado en Brandenburg, cerca de Berlín. Ya en el hospital, eran sometidos a la eutanasia, muerte producida inyectándoles veneno.
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Olga Lengyel (Los hornos de Hitler (Spanish Edition) by Olga Lengyel (2013-02-28))
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Tengo dos opciones: quedarme en la oficina postal y volverme loco . . . o quedarme afuera, jugar a ser escritor y morir de hambre. He decidido morirme de hambre”.
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Mark Manson (El sutil arte de que te importe un caraj*: Un enfoque disruptivo para vivir una buena vida)
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Como hemos visto, para poder desarrollarse con normalidad los bebés necesitan la devota atención de uno o dos cuidadores principales constantes, y estos cuidadores requieren el apoyo diario de una comunidad cariñosa que reconozca y compense las abrumadoras exigencias de una nueva paternidad. Cuando los seres humanos evolucionaron no vivían en un mundo en el que una mujer se pasaba el día sola con sus hijos mientras su pareja se pasaba el día en la oficina.
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Bruce D. Perry (El chico al que criaron como un perro: Y otras historias del cuaderno de un psiquiatra infantil)
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Y me trajisteis aquí para contar las estrellas,
para bañarme en el río y para hacer dibujos en la arena.
Éste era el contrato.
Y ahora me habéis puesto a construir cepos y candados,
a cargar un fusil y a escribir en la oficina de un juzgado.
Me trajisteis aquí para cantar en unas bodas
y me habéis puesto a llorar junto a una fosa.
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León Felipe
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Que todo esto no salga de aquí
honor de la familia
honor del padre
honor del hijo
honor del loro Espíritu Santo
...
y la hija es pisoteada
la familia descalza pisotea
pisotea y pisotea
es la vendimia de la familia
la vendimia del honor
la señorita de la casa revienta
en el fondo…
en la superficie
estallan pompas de jabón
...
y el jefe de familia y de oficina
se pone el sombrero
y se va
atraviesa la plaza de jefatura de distrito
y contesta al saludo de su subjefe
que le saluda…
los pies del jefe de familia están colorados
pero los zapatos están bien lustrados
Más vale provocar envidia que lástima.
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Jacques Prévert
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lo guardaba íntegro, porque creía que, como trabajaba tanto en esa oficina y se la pasaba encerrada, no le daba tiempo para salir a comer y por eso siempre andaba hambrienta.
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Rubén Aviña (Aline, la Gloria Por el Infierno : 25 Años Después (Spanish Edition))
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Allí, alineados en el patio, separados por curso y género (porque se fomenta la fornicación adolescente, dicen los educadores). A esa hora de la mañana, tener que escuchar los interminables discursos de la directora, que con los ojos blancos, cacarea su oración por la santa patria, por el puro Chile que te educa para ser chileno (qué novedad), por las buenas costumbres, que por lo general son para los estudiantes chupamedias, que escuchan en primera fila con cara de santurrones el discurso de la señora. Mientras atrás, a puro pellizcón, los inspectores mantienen a raya a los desordenados, a los pailones de la última fila, los que no se cansan de joder con sus bromas y chistes picantes. Los que de tiran pesos e inundan el ordenado aire de la mañana escolar con ese olor rebelde. Tal vez son los únicos que escuchan el discurso de la directora, los únicos que le ponen atención para imitarla, para remedarle su curso y mentirosa acogida. Y la escuchan porque la odian, porque saben que ella no los pasa, detesta su música, su ropa y sus peinados y su desfachatez de pararse en el mundo así. Y llega cada año con nuevos reglamentos e ideas y talleres lateros para que sus niños ocupen mejor el tiempo.
Los estudiantes de la última fila saben que la directora nunca los pierde de vista. Y por cualquiera anotación pasarán por su oficina cabizbajos, escuchando el mismo sermoneo, la misma citación de apoderados, el mismo: «Hasta cuándo González. Hasta cuándo, Loyola. Hasta cuándo, Santibáñez. ¿Nunca se va a aburrir de hacer tanto desorden?». Y la verdad, los alumnos de la última fila seguirán con sus manotazos y pifias mientras la sagrada educación nacional no los represente. Mientras les alarguen las torturan de las clases hasta las cuatro de la tarde, ellos seguirán riéndose del tiempo extra que gasta el estado para domarlos. Si nadie les pregunto, si nadie les dijo a ellos, que son los únicos afectados. Y por eso los chicos andan a patadas con los bancos, escupiendo con rabia a espaldas del inspector que los manda a cortarse el pelo. Ese largo pelo que durante las vacaciones se lo lavaron y cuidaron como seda.
Esa hermosa cascada de cabello que los péndex se sueltan femeninos cuando van a la disco. Tal vez lo único ganado de todas las revoluciones y luchas juveniles. Esa larga bandera de pelo que los chicos desatan clandestinamente y la educación se las arrebata de un zarpazo. ¿Entonces cómo esperan que ellos tengan otras actitud frente a esta agresión oficial que les quita lo que más quieren? Cómo pretender que en la última fila no vuelve una mosca, si todos los ojos del primer día de clases están puestos en ellos, entretenidos en reírse de las amorosas palabras de la directora, tirándose fotos cuando ella presenta al alcalde
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Pedro Lemebel (Zanjón de la Aguada)
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Allí, alineados en el patio, separados por curso y género (porque se fomenta la fornicación adolescente, dicen los educadores). A esa hora de la mañana, tener que escuchar los interminables discursos de la directora, que con los ojos blancos, cacarea su oración por la santa patria, por el puro Chile que te educa para ser chileno (qué novedad), por las buenas costumbres, que por lo general son para los estudiantes chupamedias, que escuchan en primera fila con cara de santurrones el discurso de la señora. Mientras atrás, a puro pellizcón, los inspectores mantienen a raya a los desordenados, a los pailones de la última fila, los que no se cansan de joder con sus bromas y chistes picantes. Los que de tiran peos e inundan el ordenado aire de la mañana escolar con ese olor rebelde. Tal vez son los únicos que escuchan el discurso de la directora, los únicos que le ponen atención para imitarla, para remedarle su curso y mentirosa acogida. Y la escuchan porque la odian, porque saben que ella no los pasa, detesta su música, su ropa y sus peinados y su desfachatez de pararse en el mundo así. Y llega cada año con nuevos reglamentos e ideas y talleres lateros para que sus niños ocupen mejor el tiempo.
Los estudiantes de la última fila saben que la directora nunca los pierde de vista. Y por cualquiera anotación pasarán por su oficina cabizbajos, escuchando el mismo sermoneo, la misma citación de apoderados, el mismo: «Hasta cuándo González. Hasta cuándo, Loyola. Hasta cuándo, Santibáñez. ¿Nunca se va a aburrir de hacer tanto desorden?». Y la verdad, los alumnos de la última fila seguirán con sus manotazos y pifias mientras la sagrada educación nacional no los represente. Mientras les alarguen las torturan de las clases hasta las cuatro de la tarde, ellos seguirán riéndose del tiempo extra que gasta el estado para domarlos. Si nadie les pregunto, si nadie les dijo a ellos, que son los únicos afectados. Y por eso los chicos andan a patadas con los bancos, escupiendo con rabia a espaldas del inspector que los manda a cortarse el pelo. Ese largo pelo que durante las vacaciones se lo lavaron y cuidaron como seda.
Esa hermosa cascada de cabello que los péndex se sueltan femeninos cuando van a la disco. Tal vez lo único ganado de todas las revoluciones y luchas juveniles. Esa larga bandera de pelo que los chicos desatan clandestinamente y la educación se las arrebata de un zarpazo. ¿Entonces cómo esperan que ellos tengan otras actitud frente a esta agresión oficial que les quita lo que más quieren? Cómo pretender que en la última fila no vuelve una mosca, si todos los ojos del primer día de clases están puestos en ellos, entretenidos en reírse de las amorosas palabras de la directora, tirándose fotos cuando ella presenta al alcalde
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Pedro Lemebel (Zanjón de la Aguada)
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Y pareciera que todos andamos esperando la primera lluvia para relajarnos, para decirle adiós al eterno verano y por fin asumir el año que recién comienza en marzo, cuando el país retoma su agenda de burócrata planificado, cuando de un dos por tres se pasa del febrero ocioso a las carreras por las tiendas buscando el uniforme escolar, porque los niños ahora crecen de pronto. Uno no se da ni cuenta y los pitufos te miran desde arriba, alegando por la ingeniosa ley que acorta las vacaciones y los mete de sopetón en el odiado primer día de clases. Ese latero reencuentro con la institución educadora, con esos profesores almidonados que les dan la bienvenida con la sonrisa chueca. Los profes que ahora son jóvenes, recién egresados de las universidades, que fuman pitos e igual odian dejar el carrete, los jeans y las zapatillas para entrar en su doble vida de impecables reformadores. Y quizás, ese es el único punto en que alumnos y profesores se encuentran realmente, planchando la ropa, ordenando papeles y cuadernos para comparecer en el bostezo ritual de la primera mañana escolar.
Allí, alineados en el patio, separados por curso y género (porque se fomenta la fornicación adolescente, dicen los educadores). A esa hora de la mañana, tener que escuchar los interminables discursos de la directora, que con los ojos blancos, cacarea su oración por la santa patria, por el puro Chile que te educa para ser chileno (qué novedad), por las buenas costumbres, que por lo general son para los estudiantes chupamedias, que escuchan en primera fila con cara de santurrones el discurso de la señora. Mientras atrás, a puro pellizcón, los inspectores mantienen a raya a los desordenados, a los pailones de la última fila, los que no se cansan de joder con sus bromas y chistes picantes. Los que se tiran peos e inundan el ordenado aire de la mañana escolar con ese olor rebelde. Tal vez son los únicos que escuchan el discurso de la directora, los únicos que le ponen atención para imitarla, para remedarle su curso y mentirosa acogida. Y la escuchan porque la odian, porque saben que ella no los pasa, detesta su música, su ropa y sus peinados y su desfachatez de pararse en el mundo así. Y llega cada año con nuevos reglamentos e ideas y talleres lateros para que sus niños ocupen mejor el tiempo.
Los estudiantes de la última fila saben que la directora nunca los pierde de vista. Y por cualquiera anotación pasarán por su oficina cabizbajos, escuchando el mismo sermoneo, la misma citación de apoderados, el mismo: «Hasta cuándo González. Hasta cuándo, Loyola. Hasta cuándo, Santibáñez. ¿Nunca se va a aburrir de hacer tanto desorden?». Y la verdad, los alumnos de la última fila seguirán con sus manotazos y pifias mientras la sagrada educación nacional no los represente. Mientras les alarguen la tortura de las clases hasta las cuatro de la tarde, ellos seguirán riéndose del tiempo extra que gasta el estado para domarlos. Si nadie les pregunto, si nadie les dijo a ellos, que son los únicos afectados. Y por eso los chicos andan a patadas con los bancos, escupiendo con rabia a espaldas del inspector que los manda a cortarse el pelo. Ese largo pelo que durante las vacaciones se lo lavaron y cuidaron como seda.
Esa hermosa cascada de cabello que los péndex se sueltan femeninos cuando van a la disco. Tal vez lo único ganado de todas las revoluciones y muchas juveniles. Esa larga bandera de pelo que los chicos desatan clandestinamente y la educación se las arrebata de un zarpazo.
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Pedro Lemebel (Zanjón de la Aguada)
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La democratización de la inteligencia artificial entendida como robótica traerá consigo la disminución sistémica del asalariado de oficina. El trabajador pasará a ser un jubilado que observa de lejos cómo el trabajo de las nuevas generaciones es sustituido por las máquinas.
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Yasser Medina
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Posponer una actividad importante pero no urgente es como pedir prestado. Se ahorra tiempo ahora al no llevarlas a cabo, pero se incurre en un costo futuro: habrá que encontrar tiempo (tal vez más tiempo) para realiazrlas en algún momento futuro. Mientras tanto, quizá tenga qu epagar un costo por no haberlas realizado o perderá los beneficios que habría obtenido si las hubiera llevado a cabo. Tener una oficina desordenadas hace que su trabajo sea igualmente menos productivo
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Mullainathan, Sendhil y Eldar Shafir (Escasez ¿por qué tener poco significa tanto?)
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Mi hermana suspiró y dijo: -Nosotros no vivimos.
-¿No? ¿Pues qué hacemos?
Hablar. Nosotros hablamos y los otros viven. ¿Se refería a los acróbatas? ¿Qué tenía que ver la acrobacia con la vida? A veces, según la dirección de la luz, un ala de pa loma se proyectaba en proporciones enormes sobre la lona. Parecía que en lugar de palomas fueran aves enormes. O ángeles.
Por fin, uno de los acróbatas se lanzó con su trapecio sin ver al otro que estaba separado por un gran bastidor circular de papel. Éste rompió el papel con la cabeza y cogió con sus manos las del compañero que en aquel momento llegaba. Para poder sincronizar los movimientos, el que se lanzaba sobre bastidor tenía que guiarse solamente por la voz del otro. La cosa era diabólicamente alarmante, sobre todo sin red, y cuando se encontraron y se cogieron las manos en el vacío, el público lanzó un ¡ah!, de alivio. Mi hermana aplaudía. Yo también. Los acróbatas ya en la pista saludaban juntos. Uno de ellos nos sonreía. Luego entraron corriendo pero volvieron a salir veces más a agradecer los aplausos.
Se levantó mi hermana un poco angustiada:
-Vámonos.
Yo quer resto del programa, pero ella insistía:
-Vámonos ahora mismo.
-¿Qué más te da? Espera un poco. Ella se irritaba y dijo sentándose:
Está bien, pero yo te juro que si ese hombre viene aquí ahora, me iré con él por el mundo a hacer volatines.
Era muy capaz. Me levanté y salimos.Ya en la puerta, ella me dijo sonriente:
-¿Qué pasaría si yo me fuera con los Smart Brothers?
-Pues que te traería la Policía.
-¿Por qué? Eso no es un crimen. Ah, porque soy menor de edad. Es una lata ser menor de edad. ¿No te parece?
Me di cuenta aquel día que la atracción del hombre y la mujer está gobernada por leyes muy extrañas.
Mi hermana y yo ibamos del brazo-yo llevaba pantalones largos-y ella me hablaba:
-¿Sabes qué digo? Que tú eres un hombre listo.
-¿Por qué?
-Hombre, ya tienes tu novia. Ya sabes con quién te has de casar. ¿Que no? ¿Es que tú puedes casarte con otra sino con Valentina? ¿Y para ella no es una gloria tener ya su marido, es decir, su novio? La verdad es que hacéis buena pareja. ¿No sabes? Ella ha crecido también. Está espigadita, con una cintura como un mimbre. Y casi tan alta como tú.
Suponía yo que su padre se opondría cuando llegara el mo mento. Mi hermana no podía imaginarlo. ¿Por qué iba a oponerse? Yo le dije:
-¿No has visto que su padre es cada día más rico?
-Bien, ¿y qué?
-Pues que nosotros seremos cada día más pobres.
Ella no se asustaba, ni mucho menos. Le dije que había oído a mi padre hablando en su oficina con un des decia: «Estoy arruinado. Entre unos y otros va robarme hasta la camisa. ¿Es que no queda buena fé en el mundo?». Mi hermana decia que no entendía cómo l o perdía dinero. Yo le expliqué -aunque sólo por conjeturas- que todos los negocios de mi padre iban mal. Parece que no tenía condiciones de hombre de negocios, que le faltaba doblez.
estábamos viviendo del magro sueldo de la compañía de seguros. Concha se quedaba un momento pensativa. De pronto decía:
Pues cuanto antes. Que venga cuanto antes la ruina y entonces me casaré con el Smart Brother. Lo decía en serio. En cambio, si yo era pobre y no podía hacer una carrera brillante nunca me casaría con Valentina, al menos mientras viviera su padre don Arturo. Esa era la diferencia. Sin embargo, lo mismo que Concha, yo me veía a mí solo, pobre y sin carrera ni fortuna, con cierta romántica admiración. Todavía me quedarían muchos caminos. Y pensaba en Juan, el de la «Quinta Julieta». Me parecía que no tener nada en el mundo más que la noche y el día -y una pistola en el bolsillo- y vivir en la «Quinta Julieta» era igual que ser millonario. Yo no era ambicioso. Me bastaba con lo indispensable, es decir, con lo que tenía entonces: un lecho, una mesa donde comer, un traje. La pistola era sólo para darme a mí mismo sensación de seguridad. Sería como ser dueño del mundo.
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Ramón J. Sender (Crónica del alba, 1)
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nuestra relación se iba apagando con la velocidad ¿de qué?, de algo que se apaga muy rápido, las luces de una fábrica al acabar la jornada o mejor las luces de un edificio de oficinas, por ejemplo, presurosas de integrarse en el anonimato de la noche.
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Roberto Bolaño (Los detectives salvajes)
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Gracias a la nueva misión de Cook, Apple empezó a ascender rápidamente en las clasificaciones de Greenpeace, reduciendo las emisiones por producto año tras año y confiando cada vez más en energías renovables, en vez de en carbón, para el funcionamiento de sus fábricas, sus oficinas y sus tiendas en todo el mundo. En un informe de Greenpeace de 2014449, Apple fue nombrada una de las operadoras de centros de datos más limpia del mundo. Apple había recorrido mucho camino, y Tim Cook estaba cambiando la compañía y haciendo del mundo un lugar mejor.
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Leander Kahney (La Apple de Tim Cook: Cómo trabaja el enigmático sucesor de Steve Jobs que llevó a Apple a lo más alto)
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SOY UN TRANQUILIZANTE.
Funciono en casa,
soy eficaz en la oficina,
me siento en los exámenes,
comparezco ante los tribunales,
pego cuidadosamente las tazas rotas:
sólo tienes que tomarme,
disolverme bajo la lengua,
tragarme,
sólo tienes que beber un poco de agua.
Sé qué hacer con la desgracia,
cómo sobrellevar una mala noticia,
disminuir la injusticia,
iluminar la ausencia de Dios,
escoger un sombrero de luto que quede bien con una cara.
A qué esperas,
confía en la piedad química.
...
Véndeme tu alma.
No habrá más comprador.
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Wislawa Szymborska
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Mi soledad, o mejor, mi falta de compromisos —aunque monstruosa si se analiza fríamente— es lo único que me da el suficiente dominio sobre mí mismo, como para pensar en escribir. Junto a Bettina soy “humanamente” completo, pero debo entonces forjar un mundo para dos. Un mundo hermoso, no lo niego, pero imposible mientras, por ejemplo, no tenga un centavo. ÉSTA ES LA ÚNICA VERDAD. ¿Y qué sentido tiene el amor si todo depende de esto? ¿Qué sentido tiene la vida? El dinero, la necesidad de mierda de conseguir dinero no tiene nada que ver con el amor. Ni con nada. Lo emputece todo, lo banaliza todo, lo enferma todo. Dios mío, vamos a ver si éste no es el único argumento que justifica la necesidad de hacer una revolución en el mundo, no por amor a la gente, sino para que la gente pueda amar. Qué pasa con Romeo y Julieta si él debe trabajar en el frigorífico o en una oficina y pagar las cuotas de los muebles, o comprar ropa, o sencillamente comer.
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Abelardo Castillo (Diarios (1954-1991) (Spanish Edition))
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Piensa en el tiempo creativo como tu «horario interno principal» y el tiempo operativo como tu «horario externo principal». Y no los mezcles. No podrás hacer grandes trabajos creativos que requieran atención y concentración en un entorno típico de oficina a menos que pongas un cartel de NO MOLESTAR en la puerta.
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Brian Tracy (Administración del tiempo)
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Sociedad, escuelas, servicio militar, oficinas, periódicos y cinematógrafo, política y hembras, modelaban así un tipo de hombre de clase media, alcahuete, desalmado, ávido de pequeñas fortunas… porque sabía que las grandes fortunas eran inaccesibles, una especie de perro de presa que hacía deportes una vez por semana y que, afiliado a cualquier centro conservador, con presidencia de algún generalito retirado, despotricaba contra los comunistas y la Rusia de los Soviets.
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Roberto Arlt (EL AMOR BRUJO: Novela (Spanish Edition))
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de hacerlas todas. Y luego está el tema del trabajo. La oficina moderna es un carnaval de exigencias distractoras derivadas de la multitarea. Mientras intentamos con toda diligencia acabar un proyecto, a alguien le da un ataque de tos en el cubículo de al lado y nos pregunta si tenemos un caramelo. El sistema de mensajes de la oficina no deja de emitir llamadas que nadie que esté a una distancia aceptable de un intercomunicador escucha. No dejan de sonar alertas de nuevos correos electrónicos que llegan a la bandeja de entrada mientras otras incesantes alertas de las redes sociales no dejan de llamar tu atención en la pantalla y tu teléfono móvil vibra intermitentemente encima de la mesa con la llegada de cada nuevo mensaje de texto. Sobre la mesa, a la vista de todo el mundo, se apila una montaña de cartas sin abrir y otra de papeleo sin terminar, mientras va pasando gente por tu mesa todo el santo día para preguntarte cosas. Distracciones, interrupciones, alteraciones. Centrarse en la tarea resulta agotador. Los investigadores calculan que los trabajadores son interrumpidos cada once minutos y que dedican casi una tercera parte del día a recuperarse de esas distracciones. Y aun así, en medio de todo eso, creemos que vamos a ser capaces de salir adelante y hacer todo aquello que tenemos que hacer dentro de nuestros plazos.
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Gary Keller (Lo único: La sencilla y sorprendente verdad que hay detrás del éxito (Spanish Edition))
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Qué afición tiene la gente a quedarse después de la hora de salida, qué disposición, qué facilidad para prolongar la jornada laboral, no ha conocido muchos compañeros que se negasen a aceptar la llave para los sábados, que se disculpasen con el jefe cuando les pedía que acudiesen a una reunión fuera del horario de oficina o una comida de trabajo; ella misma no es del todo sincera, incluso aquí pone excusas, le ha dicho al informático que hoy no puede quedarse, ni aquí que no hay jefe a la vista se atreve a decir la verdad: no que hoy no puede sino que hoy no quiere, ni hoy ni ningún día. Tampoco en su anterior empresa era capaz de tanta sinceridad, tenía todo un repertorio de excusas: tengo médico, tengo dentista, tengo que recoger el coche del taller, tengo la tensión baja, he quedado; su negativa siempre era un no puedo, aunque lo deseaba no se atrevía a decir no quiero, no estoy dispuesta a quedarme más allá de las siete ni a coger la llave para los sábados ni a llevarme trabajo a casa, ni hoy ni nunca, aunque no tenga médico ni dentista ni la tensión baja, no me quedo porque no me da la gana, no tengo ninguna cita ni compromiso que me lo impida, cuando salga de aquí daré un paseo, me tomaré un café con una amiga, me iré al cine, o ni siquiera eso, me marcharé a casa para leer una novela en el sofá, cocinaré sin prisa, me daré un baño, porque he firmado un contrato que dice que trabajo cuarenta horas a la semana, y no quiero trabajar más de lo acordado, no estoy dispuesta a entregar un minuto más.
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Isaac Rosa (La mano invisible)
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Nos casamos una, dos y a la tercera nos damos cuenta de que nunca entendimos para qué lo hicimos la primera. Ahorramos una mínima parte del salario, mes a mes, porque lo demás se lo lleva una hipoteca que paga una casa donde nunca estamos, un carro que solo lo usamos para ir a trabajar y así poder pagarlo, unas vacaciones solo para que los colegas de la oficina vean una foto mía en la playa, a ver si por fin gano esa absurda aprobación social de un grupo de personas que ni siquiera irán a mi funeral.
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Juan Díaz (Inadaptados: Un viaje para entender que el mundo no es como lo pintan (Spanish Edition))
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oficinas del país; palabras que los niños deberían recordar de memoria, en lugar de esforzarse
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Dale Carnegie (Cómo ganar amigos e influir sobre las personas)
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Los ministros comunistas no se llamarán ministros, que suena a capitalista, sino comisarios. En las oficinas de los ministerios y de las compañías, los subalternos comunistas toman el mando y reorganizan a su manera la jerarquía. —Eso del escalafón es cosa capitalista. A partir de ahora se premiará la fidelidad al partido.
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Juan Eslava Galán (La Revolución rusa contada para escépticos)
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Porque déjame decirte que no parecías muy feliz. Pasabas catorce horas en la oficina, malcomiendo y maldurmiendo, disfrazada de oficinista seria, demostrándole a un grupo de tíos sin ninguna gana de darte la razón que mereces lo que tienes.
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Elísabet Benavent (Un cuento perfecto)
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Me alquilo para soñar, aunque incierto sea el futuro, mundos de amor donde estar por siempre al lado tuyo.
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Harold Sánchez (Poemas dejados en la Oficina (Spanish Edition))
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VACÍO ¿Qué escribiré ahora que estoy solo y que he sido de este mundo abandonado? Ahora que la fiesta ha terminado y tu meliflua voz se ha extinguido. ¿Qué he de escribir si a mi lado sólo impera insomne el vacío, y su oscuro reino ha acabado con la fatua esperanza que existía en este corazón puro y congelado? Sólo veo dos opciones: Que a mi suerte busque a tientas algún rayo del día para sentirme así un poco más humano, o que me abandone aquí, a mi inminente muerte, cavando mi tumba con mis propias manos.
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Harold Sánchez (Poemas dejados en la Oficina (Spanish Edition))
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Hoy la enajenada mano del poeta no la mueve la alegría ni el amor; son de espinas y de heridas incompletas estos versos una amarga colección.
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Harold Sánchez (Poemas dejados en la Oficina (Spanish Edition))
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Fue infinito su amor, más fue finita ella, se extinguió en el mundo su sonrisa de estrella. Y yo, lleno de melancolía, hoy le ofrezco una flor sobre su tumba fría.
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Harold Sánchez (Poemas dejados en la Oficina (Spanish Edition))
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Me duele tenerla a mi lado, mucho más que ya no esté. Hoy estoy muerto y olvidado, pero de cenizas renaceré.
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Harold Sánchez (Poemas dejados en la Oficina (Spanish Edition))
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Piense en cuánta (emoción positiva) sentirá cuando finalmente (lo que quiere que haga, piense o sienta). Algunos ejemplos: “Piense en la felicidad que sentirá cuando finalmente tenga un hermoso jardín”. “Piense en cuanto alivio sentirá cuando finalmente deje nuestra oficina”. (Posiblemente de un dentista). “Piense cuanta tranquilidad sentirá su familia cuando finalmente se muden a esta casa”.
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Steve Allenx (Técnicas prohibidas de Persuasión, manipulación e influencia usando patrones de lenguaje y técnicas de PNL: Cómo persuadir, influenciar y manipular usando ... y técnicas de PNL. (Spanish Edition))
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Persona que tiene por oficio escribir a mano, copiando o poniendo en limpio escritos ajenos, o escribiendo lo que se le dicta. 2. m. y f. — Escribiente de un despacho, oficina o tribunal.
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Real Academia Española (Diccionario de la lengua española)
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Todavía podéis bajaros del mundo. Podéis ser autosuficientes, cultivar vuestra propia comida, construir vuestra propia casa, hacer vuestro propio jabón, pan, ropa, riqueza. Podéis dejaros de pajas mentales y de teles de plasma que os tratan como si ya no os funcionara el cerebro, de interminables torres de oficinas en los que os jodéis la vida reordenando abstracciones ajenas, de terrorismos terroríficos que no hacen ni la mitad de muertos al año que vuestras queridas carreteras, de atentados supuestamente perpetrados unos personajes sobre los que no entendéis nada. Podéis rechazar un mundo que pasa sus días pidiendo prestado para consumir recursos con los que producir toda esa estúpida basura. Mascotas electrónicas. Interiorismo impersonal. Sexo virtual. Cheques regalo. Realities irreales. Comida con la que enfermar.
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Emilio Bueso (Cenital)
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—No me dejes con la palabra en la boca. —Rick la seguía molesto—. Te dije que no hice un viaje tan largo sólo para que una caprichosa, malcriada y orgullosa me bañara la cara de Cosmopolitan.
—Se lo merecía. —Minerva entró a su oficina.
—Minerva eres... —Rick se contuvo, deseaba sujetarla con fuerza, incrustarla en la pared y hacerle ver lo que era un hombre que le bajara su orgullo, deseaba domarla como si se tratara de un animal salvaje, deseaba demostrarle quien era superior, deseaba tenerla entre la pared y su cuerpo, deseaba someterla, deseaba besarla y devorarla, disfrutar su sabor, sentir su ardiente aliento y las llamas de la pasión envolviéndolos, deseaba tenerla, por capricho, por obsesión, por lo que fuera que lo estuviera comenzando a consumir...
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Itxamany Bustillo (Minerva: Arte, Pasión y Seducción (Arte, Pasión y Seducción (APS)) (Spanish Edition))
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La segunda restauración encontró a Fourier en París haciendo toda clase de esfuerzo para poder vivir. Pero antes de que muriera de hambre, los antiguos amigos se apiadaron de él y lo nombraron director de la Oficina de Estadística en el Sena.
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Anonymous
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En fin, como ésta es una oficina gubernamental, nos pagan por hacer que todo sea más complicado de lo necesario.
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Anonymous
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Cuentan que… Un día, a comienzos del invierno, llega al correo una carta muy especial dirigida a Dios. El empleado que clasifica la correspondencia se sorprende y busca el remitente: "Pucho, casilla verde, calle sin nombre, Villa de Emergencia Sur, sin número." Intrigado, abre la carta y lee: Querido Dios: Nunca supe si era cierto que existías o no, pero si existes, esta carta va a llegar a ti de alguna manera. Te escribo porque tengo problemas. Estoy sin trabajo, me van a echar de la casucha donde vivo porque hace dos meses que no pago y hace mucho que mis cuatro hijos no comen un plato de comida caliente. Pero lo peor de todo es que mi hijo menor está con fiebre y debe tomar un antibiótico con urgencia. Me da vergüenza pedirte esto pero quiero rogarte que me mandes 100 pesos. Estoy tratando de conseguir un trabajo que me prometieron, pero no llega. Y como estoy desesperado y no sé qué hacer, te estoy mandando esta carta. Si me haces llegar el dinero, ten la seguridad de que nunca me voy a olvidar de ti y que les voy a enseñar a mis hijos que sigan tu camino. Pucho El empleado del correo termina de leer esto y siente una congoja tremenda, una ternura infinita, un dolor incomparable... Mete la mano en el bolsillo y ve que tiene 5 pesos. Es fin de mes. Calcula que necesita 80 centavos para volver a la casa. ..Y piensa: 4.20... ¡No sabe qué hacer! Entonces empieza a recorrer toda la oficina con la carta en la mano, pidiéndole a cada uno lo que quiera dar. Cada empleado, conmovido, pone todo lo que puede, que no es mucho porque estamos a fin de mes. Un peso, cincuenta centavos, tres pesos...
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Anonymous
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Todos los ciudadanos de Anexia fueron obligados a solicitar y llevar siempre encima una carpeta entera de documentos. Los ciudadanos podían ser interpelados por la calle en cualquier momento; y el Examinador, que podía ir vestido de calle o con diversos uniformes, con frecuencia en traje de baño o en pijama, otras veces desnudo completamente a no ser una insignia colgada del pezón izquierdo, después de comprobar todos los papeles, los sellaba. En la siguiente inspección, el ciudadano tenía que enseñar los sellos correspondientes a la última inspección. Si el Examinador detenía a un grupo numeroso se limitaba a comprobar y sellar los documentos de unos pocos. A partir de entonces los otros podían ser detenidos por no tener los papeles con los sellos correctos. La detención tenía carácter provisional, es decir, que el prisionero sería puesto en libertad cuando el Arbitro Adjunto de Explicaciones aprobase su Atestado de Explicaciones, debidamente firmado y sellado, si lo aprobaba. Dado que este funcionario rara vez aparecía por su despacho y el Atestado de Explicaciones tenía que presentarse personalmente, los explicadores se pasaban semanas y meses enteros esperando en oficinas heladas, sin sillas ni servicios higiénicos.
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Anonymous
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Sólo hay dos maneras de vivir tu vida. Una es como si nada fuera un milagro, ha otra es como si todo fuera un milagro. Albert Einstein El milagro de Gary ¿Cómo pudo esta persona subir las escaleras?, pensé, mirando a través del ventanal junto a la entrada de mi oficina. Mi nuevo paciente acababa de subir la escalera. Se movía en una serie de pasos y pausas, durante las cuales miraba al siguiente escalón, preparándose para el esfuerzo. Una vez más me pregunté si p o n e r u n c o n s u l t o r i o q u i r o p r á c t i c o e n e l s e g u n d o p i s o d e u n e d i f i c i o s i n ascensor había sido la mejor idea.¿No sería como poner una tienda de reparación de frenos al pie de una colina empinada? No tenía muchas opciones cuando abrí el consultorio en 1981 y, como se podía ver, ahora tenía incluso menos... aunque las razones habían cambiado. Durante los 12 años que llevaba aquí, mi consultorio quiropráctico había llegado a ser uno de las más grandes de la ciudad de Los Angeles.¿Cómo podía cerrarlo y trasladarme? Decidí no salir a ayudar a ese hombre en el último par de escalones. No quería disminuir su inminente sensación de éxito. Podía ver en su cara la absoluta9
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Anonymous
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Comer compulsivamente es la adicción que eligen las personas que tienen que cuidar de otros, y ése es el motivo de que se considere la adicción de menor rango. Es una manera de joderte a ti misma mientras te mantienes completamente operativa, porque no te queda más remedio. La gente gorda no se permite el «lujo» de que su adicción les convierta en alguien inútil, caótico, o en una carga. En vez de eso, se autodestruyen poco a poco sin molestar a nadie. Y esto explica que sea con tanta frecuencia una adicción elegida por las mujeres. Todas las mamás que comen sin hacer ruido. Todos los KitKats en el cajón de la oficina. Todos los momentos de infelicidad, a altas horas de la noche, captados sólo por la luz de la nevera.
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Caitlin Moran (How to Be a Woman)
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Uno de los casos que Harry aún no había logrado resolver era el de una persona cuyo cadáver había aparecido en seis pedazos: uno en cada descanso de la escalera de incendios de un hotel de Gower Street. Aquel crimen atroz no había escandalizado a nadie en la oficina. Incluso corría el chiste de que por suerte la víctima no se había alojado en el Holiday Inn, que tenía quince plantas.
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Michael Connelly (The Black Ice (Harry Bosch, #2; Harry Bosch Universe, #2))
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El timbre metálico de una llamada telefónica, a mi oficina, afloró como una balsa resonando en la soledad de mis recuerdos. Una voz hueca y un mensaje de advertencia, breve y directo, amenazaron mi vida si continuaba con el proyecto". Cita del cuento breve "Cuenta de cinco".
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Sergio Omar Martinez (9 Cuentos Azules)