Nuevo Amor Quotes

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Lanzarme con otro libro es tan grave como enamorarme, un impulso alocado que exige dedicación fanática. Con cada uno, como ante un nuevo amor, me pregunto si me alcanzarán las fuerzas para escribirlo y si acaso semejante proyecto vale la pena: hay demasiadas páginas inútiles y demasiados amoríos frustrados.
Isabel Allende (The Sum of Our Days: A Memoir)
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no escucha música, quien no halla encanto en si mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar. Muere lentamente quien se transforma en esclavo del habito, repitiendo todos los días los mismos senderos, quien no cambia de rutina, no se arriesga a vestir un nuevo color o no conversa con desconocidos. Muere lentamente quien evita una pasión Y su remolino de emociones, Aquellas que rescatan el brillo en los ojos y los corazones decaidos. Muere lentamente quien no cambia de vida cuando está insatisfecho con su trabajo o su amor, Quien no arriesga lo seguro por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite al menos una vez en la vida huir de los consejos sensatos… ¡Vive hoy! - ¡Haz hoy! ¡Ariesga hoy! ¡No te dejes morir lentamente! ¡No te olvides de ser feliz!
Martha Medeiros
Decían que el tiempo lo curaba todo. Y era cierto. Y era falso. Los vivos no se curan. Los vivos no olvidan. Solo se recolocan. Aprenden a vivir de otra forma, aceptando el dolor como parte del nuevo presente y el nuevo futuro.
Jordi Sierra i Fabra (Quizás mañana la palabra amor...)
Quiero un amor que sea como un sueño, como dormir, como nacer de nuevo, vulnerable como un niño en el instante de llegar al mundo".
D.H. Lawrence (Women in Love)
No importa el tiempo que emos sido atrapados pensando que hemos llegado a nuestras limitaciones en la vida. Si entramos en un cuarto oscuro y encendemos la luz, no importa si el cuarto ha estado oscuro por un día, una semana o cien años - se enciende la luz y es brillante de nuevo, al momento que tomamos el control de nuestra propia capacidad para amor...
José N. Harris (MI VIDA: A Story of Faith, Hope and Love)
El amor es algo que muere. Y cuando muere se pudre, pero puede servir de humus para un nuevo amor. De modo que aquel amor ya muerto continúa viviendo una vida secreta en el nuevo amor, y así nos hallamos con que el amor es inmortal.
Pär Lagerkvist
Dejé de ser la intermediaria entre el capataz y los peones, la responsable de todo. La mujer que acababa el día hecha jirones y que era remendada durante la noche con el único propósito de poder ser despedazada de nuevo a la mañana siguiente.
Jane Smiley (Un amor cualquiera)
Pero ahora él no está y tú no eres feliz, ni se te ocurra negármelo. Te conozco incluso mejor de lo que me conozco a mí. Te quiero conmigo y punto, y no me voy a quedar esperando que aparezca otro y te alejes de nuevo.
Paulina V. Olguín (A tercera vista también es Amor (A tercera vista, #1))
No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque te quiero. Porque existe el vino y el amor, es cierto, porque no hay heridas que no cure el tiempo, abrir las puertas, quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron. Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos, No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo, porque esta es la hora y el mejor momento, porque no estas sola, porque yo te quiero.
Mario Benedetti
La magia de cada día no está en vivirlo como si fuera el último, sino en disfrutarlo sintiendo que la magia de la vida surgirá en cada nuevo amanecer.
Martín Balarezo García
Y como Ovidio escribe en su Epistolio, que no me acuerdo el folio, estas heridas del amor protervas no se curan con yerbas; que no hay, para olvidar amor, remedio, como otro nuevo amor o tierra enmedio.
Lope de Vega (La Gatomaquia)
El amor es siempre nuevo. No importa que amemos una, dos, diez veces en la vida: siempre estamos ante una situación que no conocemos. El amor puede llevarnos al infierno o al paraíso, pero siempre nos lleva a algún sitio. Es necesario aceptarlo, pues es el alimento de nuestra existencia. Si nos nega-mos, moriremos de hambre viendo las ramas del árbol de la vida cargadas, sin coraje para estirar la mano y coger los frutos. Es necesario buscar el amor donde esté, aunque eso signifique horas, días, semanas de decepción y tristeza. Porque en el momento en que salimos en busca del amor, el amor también sale a nuestro encuentro. Y nos salva.
Paulo Coelho (By the River Piedra I Sat Down and Wept)
Alguien elogió la locura Yo elogiaré tu alegría: la humildad de no pretender arreglar el mundo (el mundo empieza y termina contigo) que te levantes cantando (¿cómo puedes cantar?) que te acuestes cantando que no conozcas el rencor que no tengas miedo a la muerte Que te haga ilusión un teléfono un vestido nuevo una receta de cocina la visita de una lejana desconocida Que todo lo olvides todo Que te rías —un año después— de tus amores absolutos Que jamás te preguntes el sentido de la existencia Allí donde solo los verdaderamente humildes pueden ser alegres.
Cristina Peri Rossi (Aquella noche)
DESPEDIDA DE UN PAISAJE No le reprocho a la primavera que llegue de nuevo. No me quejo de que cumpla como todos los años con sus obligaciones. Comprendo que mi tristeza no frenara la hierba. Si los tallos vacilan será sólo por el viento. No me causa dolor que los sotos de alisos recuperen su murmullo. Me doy por enterada de que, como si vivieras, la orilla de cierto lago es tan bella como era. No le guardo rencor a la vista por la vista de una bahía deslumbrante. Puedo incluso imaginarme que otros, no nosotros, están sentados ahora mismo sobre el abedul derribado. Respeto su derecho a reír, a susurrar y a quedarse felices en silencio. Supongo incluso que los une el amor y que él la abraza a ella con brazos llenos de vida. Algo nuevo, como un trino, comienza a gorgotear entre los juncos. De veras los deseo que lo oigan. No exijo ningún cambio de las olas a la orilla, ligeras o perezosas, pero no obedientes. Nada le pido a las aguas junto al bosque, a veces esmeralda, a veces zafiro, a veces negras. Una cosa no acepto. Volver a ese lugar. Renuncio al privilegio de la presencia.
Wisława Szymborska (El gran número, Fin y principio y otros poemas)
Cuando un pueblo está decidido a ser esclavo y se halla degradado, es una locura tratar de animar de nuevo en él el espíritu de orgullo y honor, de libertad y amor a las leyes, pues abraza con entusiasmo sus cadenas con tal que lo alimenten sin ningún esfuerzo por su parte.
Marcus Tullius Cicero
Me perdi en un mar de frio y despues al renacer me vi en un mundo calido. Recuerdo una cosa: sus ojos amarillos! "No podia tenerle pero le tendria..." "Como debia vernos grace: fantasmas que vagaban magicos y silenciosos por el bosque. Los lobos normales no suponian una amenaza. Pero nosotros no eramos lobos normales" "Porque no consigo que me quieran mas?" "Una y otra vez aunque conozcamos los paisajes del amor su pequeño cementerio lleno de nombres tristes y el abismo terrorificamente silencioso en el que caen los otros... (Pag. 280)" "La vida se mide en momentos como este" "Caigo en el abismo tremulo Tendiendo la mano hacia ti Perdiendome en una pena helada Es este amor fragil Un modo De decir Adios" "El viento me golpeo de nuevo pero ya no tenia poder sobre mi. El frio me entumecia los dedos, pero no los transformaba en otra cosa
Maggie Stiefvater (Shiver (The Wolves of Mercy Falls, #1))
Simultáneamente con esta sensación de bienestar y el sonido creciente de los acordes, me sobrecogió un hálito de sorprendente felicidad, porque repentinamente supe lo que era el amor. No era un sentimiento nuevo, sino el esclarecimiento, la confirmación de una antigua sospecha, un regreso a la tierra natal...
Hermann Hesse (Gertrude)
Los recuerdos son como flechas. Silenciosos. Rápidos. Su efecto es fulminante. Devastador. Puedes mantenerlos alejados, olvidados en un rincón de tu mente, pero un día algo los activa de nuevo, las compuertas cerradas a cal y canto se abren y caen sobre ti, como un tsunami del pasado, capaces de arrastrarlo todo a tu paso.
Andrea Longarela (El faro de los amores dormidos)
«…Que futuro más bello que plan más perfecto presiento, no tendremos que estar batallando buscando siempre el momento, por dar pasos de cero y un camino certero de sueños, liberamos el llanto vacío que tanto provocan los miedos... Bésame no dudes ni un segundo de mi Alma, alteras mis sentidos liberas mis alas, no cabe tanto amor en esta cama... Si me dejaras... Que bueno es sentir que suspiro de nuevo que tu roce y mi roce juntos forman fuego delicada llama que nunca se apaga…»   —Superas
Rachel Bels (Bella al desnudo)
No te vendas, no te alquiles. Sé un alma libre y vela por lo justo. Es mucho mejor pasar hambre que ser un esclavo. Sigue tus corazonadas. Apela al sentido común. Nunca pierdas el sueño por aquello que no tiene solución. Nunca pierdas el sueño por aquello que tiene solución. Nunca pierdas los sueños. La familia que te tocó en suerte es importante, la familia que construirás es más importante… Los amigos son la familia que elegiste; a ellos, respeto, amor a raudales, palabras de oro, lealtad absoluta, confianza. Si das tu palabra es como si dieras tu vida, es más importante que cualquier contrato. Ya lo sabes, pero va de nuevo: el dinero sólo sirve para lo que sirve, ni más ni menos. Si con dinero puedes cambiar la vida de una persona, cámbiala sin dudar. Si con dinero no puedes cambiar tu propia vida, deshazte de él. Nadie es más ni menos que tú, mira a los demás a los ojos, escúchalos, intenta entenderlos. Si no entiendes sus razonamientos o sus motivaciones guíate por el corazón y no por la cabeza.
Benito Taibo (Persona normal)
Chico, ¿a quién ofendo con eso, si son mis plumas?
Senel Paz (El lobo, el bosque y el hombre nuevo)
Las estrellas tintineaban de nuevo; el mundo recuperaba su ritmo y en algún lugar un amante pronunciaba un “te quiero
Popautor N. Muda (La embarazada-espía)
Estaban juntos de nuevo y esta vez no iba a perderla aunque... -Tienes que contarle la verdad -reconoció para sí mismo.
Aileen Diolch (Fuego Rojo)
Nada coincide siendo igual, todo nace de nuevo siendo inmortal, el amor juega a inventarse, huye de sí mismo para volver en su espiral sobrecogedora.
Julio Cortázar
Y su escena de amor se prolongó, con el inestimable añadido de un nuevo lenguaje.
E.M. Forster (Maurice)
ahora me importunas; me retienes; el amor que he encarecido para ti me ocupa demasiado.
André Gide (Los Alimentos Terrenales y Los Nuevos Alimentos: André Gide (Prêmio Nobel) (Spanish Edition))
La sabiduría no está en la razón, sino en el amor.
André Gide (Los Alimentos Terrenales y Los Nuevos Alimentos: André Gide (Prêmio Nobel) (Spanish Edition))
A lo mejor lo único que hay que hacer para vencer los recuerdos que duelen es crear nuevos recuerdos que curen.
Alina Not (En susurros (Cómo llamarte amor, #2))
¡Oh, estar enamorado ha hecho de mí un hombre nuevo! ¡La fuerza del amor es algo tremendo! El amor es algo que... transforma el mundo entero
Tennessee Williams (The Glass Menagerie)
El sujeto que te gusta siempre tendrá cierta ventaja. Él es el desorden actual de emociones. El que amas es sólo al que cuesta dejar atrás para empezar de nuevo.
Carolina Pineda (El pasillo)
Nuevo canal interoceánico Te propongo construir un nuevo canal sin esclusas ni excusas que comunique por fin tu mirada atlántica con mi natural pacífico.
Mario Benedetti (El amor, las mujeres y la vida)
Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y, cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Este es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores».
Pope Francis (Evangelii gaudium. Exhortación apostólica La alegría del Evangelio)
Tú me echabas una mirada con un gris signo de interrogación en tus ojos. "Oh, no, no empecemos de nuevo" (incredulidad, exasperación). Pues nunca te dignabas a creer que yo pudiera sentir el deseo -sin intenciones específicas- de hundir mi cara en tu falda tableada, amor mío. La fragilidad de tus brazos desnudos... Cómo anhelaba envolver esos brazos, y tus cuatro miembros límpidos, encantadores -un potrillo acurrucado-, y tomar tu cabeza entre mis manos indignas y estirar hacia atrás la piel de tus sienes y besar tus ojos achinados y... "Por favor, déjame en paz, ¿quieres?", decías. "Dios mío, déjame tranquila". Y yo me levantaba del suelo, mientras tú me mirabas crispando el rostro en una imitación deliberada de mi tic nerveux. Pero no importa, no importa, soy un miserable, no importa, sigamos con mi desgraciada historia.
Vladimir Nabokov (Lolita)
Pero hubo un cambio en Gatsby que era simplemente incomprensible. Literalmente resplandecía; sin necesidad de palabra o gesto alguno de emoción, un nuevo bienestar irradiaba de él y llenaba la pequeña habitación.
F. Scott Fitzgerald (The Great Gatsby)
Estoy mirando a sus ojos aterrorizados y, por primera vez desde que nos conocimos... creo que realmente lo entiendo. Todo de él. No reacciona de la manera que lo hace porque hay cinco diferentes lados de su personalidad. Reacciona como lo hace porque sólo hay un lado en Dean Holder. Apasionado. Es un apasionado sobre la vida, sobre el amor, sobre sus palabras, sobre Les. Y seré condenada si no estoy agregada a su lista. La intensidad que transmite no es desconcertante... es hermosa. He pasado tanto tiempo tratando de encontrar maneras de sentirme entumecida en cualquier oportunidad que tenga, pero al ver el entusiasmo detrás de sus ojos ahora mismo... me dan ganas de sentir cada cosa de la vida. Lo bueno, lo malo, lo bello, lo feo, el placer, el dolor. Quiero eso. Quiero empezar a sentir la vida de la misma manera en que él lo hace. Y mi primer paso para hacerlo, se inicia con este muchacho sin esperanza delante de mí, que está vertiendo su corazón, en busca de la palabra perfecta, deseando desesperadamente ayudarme a agregar el sentimiento de nuevo en la vida.
Colleen Hoover (Hopeless (Hopeless, #1))
Me resultaría muy difícil dar detalle de nuestra nueva vida, que consistía en una serie de chiquilladas que a nosotros nos parecían maravillosas, pero que serían insignificantes para las personas a las que se las contara. Tú sabes que es amor cuando los días se hacen cortos y que con una hermosa pereza nos dejamos arrastrar al día siguiente. Tú conoces ese olvidarlo todo que surge del amor impetuoso, confiado y compartido. Todo ser menos el ser amado, nos parece inútil en la creación. Lamentamos haber entregado ya parcelas del corazón a otros, y jamás vislumbramos la posibilidad de apretar otra mano que la que tenemos entre las nuestras. El cerebro no admite ni el trabajo ni el recuerdo, nada que pudiera distraerlo del único pensamiento que no dejamos de ofrecerle. Cada día descubrimos en el ser amado un nuevo encanto, una voluptuosidad que no conocíamos.
Alexandre Dumas fils (La Dame aux Camélias)
A Oliveira le gustaba hacer el amor con la Maga porque nada podía ser más importante para ella y al mismo tiempo, de una manera difícilmente comprensible, estaba como por debajo de su placer, se alcanzaba en él un momento y por eso se adhería desesperadamente y lo prolongaba, era como un despertarse y conocer su verdadero nombre, y después recaía en una zona siempre un poco crepuscular que encantaba a Oliveira temeroso de perfecciones, pero que la Maga sufría de verdad cuando regresaba a sus recuerdos y a todo lo que oscuramente necesitaba pensar y no podía pensar, entonces había que besarla profundamente, incitarla a nuevos juegos, y la otra, la reconciliada, crecía debajo de él y lo arrebataba, se daba entonces como una bestia frenética, los ojos perdidos y las manos torcidas hacia adentro, mítica y atroz como una estatua rodando por una montaña, arrancando el tiempo con las uñas.
Julio Cortázar (Hopscotch)
Se casaría y tendría nuevos derechos en su ternura, y, cumpliéndolos, no sabría nunca el amor que por ella había crecido en su corazón. Era justo que pagase con mi tristeza mi temeraria pasión. Recogía lo que había sembrado.
Charles Dickens (Obras Completas de Charles Dickens (Cuento de Navidad, David Copperfield, El Guardavías, El Misterio de Edwin Drood, Grandes Esperanzas, Historia de Dos...Tiempos Difíciles))
Creía Anselmo que una de las grandes confusiones de su tiempo era la de entender el amor de pareja como el suceso pedestre de una persona que se une a otra para curar la apabullante soledad y el vacío del nuevo siglo que, de otra forma, resultarían intolerables.
Tryno Maldonado (Teoría de las catástrofes)
—En realidad no. Sigo pensando que ella lo haría todo de nuevo si hubiera una posibilidad... una posibilidad de que pudiera salir bien. Aunque 99 veces de cada 100 la historia termina mal, pero merece la pena, aunque sólo sea una vez, que consiga un final feliz. —Escucha, Garrick, mientras que este paralelo que estás dibujando es adorable, sobre todo con ese acento, estoy un poco cansada de las metáforas, y ser comparada con las historias de amor condenadas. Sólo di lo que quieres decir. He estado descifrando un texto antiguo toda la noche. No quiero tener que descifrarte a ti, también. —Estoy diciendo que me equivoqué. —Dio un paso más cerca, y mi cansancio huyó, sustituido por la electricidad bajo mi piel—. Estoy diciendo que me gustas. Estoy diciendo que no me importa una mierda ser tu maestro. Entonces, me besó.
Cora Carmack (Losing It (Losing It, #1))
Se lo había pedido. Le había suplicado que le dejara retenerme con él contra su cuerpo, le había dicho que debía comprenderle, que también él debía haber vivido al menos una vez una pasión como ésa en el transcurso de su larga vida, que era imposible que hubiera sido de otro modo, le había rogado que le permitiera vivir, a su vez, una vez, una pasión semejante, esa locura, ese amor loco de la chiquilla blanca, le había pedido que le dejara el tiempo de seguir amándola antes de volver a mandarlo a Francia, de dejársela aún, aún un año quizá, porque no le era posible dejar ya ese amor, era demasiado nuevo, demasiado fuerte todavía,todavía demasiado en su violencia naciente, que todavía era demasiado terrible separarse de su cuerpo, y más teniendo en cuenta, el padre lo sabía perfectamente, que eso nunca más volvería a producirse
Marguerite Duras (The Lover)
Esto no es lujuria. La lujuria desea, hace lo obvio y se agazapa de nuevo en el bosque. El amor es más glotón. El amor quiere atención a todas horas; protección; anillos, votos, cuentas compartidas; velas perfumadas en los cumpleaños; seguros de vida. Bebés. El amor es un dictador.
David Mitchell (The Bone Clocks)
Tú eres la luz de mi vida y cuando no estás cerca, mi mundo es oscuro. Nunca voy a hacer nada para poner en peligro nuestra relación de nuevo. Te hago esta promesa a ti, Ellery Black, que a partir de este día en adelante, nunca voy a ocultarte nada. Te doy mi palabra, amor. Te lo prometo para siempre.
Sandi Lynn (Forever Us (Forever, #3))
A ratos, cuando se volvía para sacudir la ceniza del cigarrillo en un platito, yo aprovechaba para mirar de soslayo las uñas rojas de sus pies, el brillo dorado de las pantorrillas afeitadas, el pronunciado empeine y, siempre, los senos turgentes y perfectamente redondeados. Me maravillaba que en este mundo hubiese hombres que habían tocado y besado aquellos senos mientras le hacían el amor. ¿Qué más se le podía pedir a la vida después de algo así? ¿Adónde se iba un hombre después de haber alcanzado la cima del mundo? Sólo con gran esfuerzo lograba apartar los ojos y posarlos en algún lugar seguro cuando ella se volvía de nuevo hacia mí.
Khaled Hosseini (And the Mountains Echoed)
A base de tropezar, espero, aprenderé a caminar de nuevo, y cuanto más camine más me alejaré de ti, hasta llegar a un momento en que tu recuerdo no sea más que una pequeña mota en el horizonte, a punto de fundirse con el amanecer de un sol radiante que me lleve a entornar los ojos en la última mirada que, al fin, te concederé.
Alejandro Ordóñez Perales
Ese insensato amor que le profeso sigue siendo para mí un insondable misterio. No sé por qué le quería hasta ese extremo de querir morir de su muerte. Hacía diez años que nos habíamos separado y cuando eso sucedió raramente pensaba en él, le quería, parece, para siempre y nada nuevo podía alcanzar ese amor. Yo había olvidado la muerte.
Marguerite Duras (The Lover)
¿Adónde había ido su dulzura? Toda la belleza, toda la bondad, toda la delicadeza que conformaban aquella personita ..., ¿adónde habían ido? ¿Seguían todavía ahora corriendo bajo las brillantes estrellas como un tren que circulaba de noche por un campo nevado? Sin determinar su destino. Siguiendo un rumbo que no puede medirse con los patrones de este mundo. ¿O es posible que vuelva alguna vez? Sucede a veces que una mañana, de improviso, encuentras, en el sitio donde lo dejaste, algo que perdiste mucho tiempo atrás. Bonito, con idéntica forma a la que tenía. Y aún parece más nuevo que cuando lo perdiste. Como si alguien desconocido te lo hubiera estado guardando con amor. ¿Volvería, de la misma forma, su corazón a aquel lugar?.
Kyōichi Katayama (Socrates In Love)
el amor verdadero, es ser visto. Ser conocido. Saber la parte más horrible de alguien, y amarlo de todas maneras. Y… supongo que creo que dos personas enamoradas se convierten en algo más, algo más que la suma de sus partes, ¿sabes? Que debe de ser como si estuvieras creando un mundo nuevo que existe solo para vosotros dos. Sois dioses de vuestro propio universo en miniatura.
Cassandra Clare (Tales from the Shadowhunter Academy)
En ocasiones, me sentía descontento y atormentado de deseos. Creía no poder soportar ya por más tiempo tenerla a mi lado sin estrecharla entre mis brazos. También esto lo adivinó ella en seguida, y al verme llegar una tarde a su casa, agitado y confuso, después de varios días de retraimiento, me llevó aparte y me dijo: “No debe usted entregarse a deseos en los que no cree. Sé lo que usted desea. Tiene usted que abandonarlos o desearlos de verdad y por entero. Cuando llegue usted a pedir llevando en sí la plena seguridad de lograr su deseo, la demanda y la satisfacción coincidirán en un solo instante. Pero usted desea y se reprocha, temeroso, sus deseos. Tiene usted que dominar todo eso. Voy a contarle una conseja. Y me contó de un adolescente que estaba enamorado de una estrella. A la orilla del mar extendía los brazos hacia ella, la adoraba, soñaba con ella y le dedicaba todos sus pensamientos. Pero sabía, o creía saber, que un hombre no puede enlazar con sus brazos una estrella. Imaginaba que su destino era amarla siempre sin esperanza y construyó sobre esta idea toda una vida de renunciamiento y de dolor, callado y fiel, que habría de purificarle y ennoblecerle. Una noche se hallaba sentado de nuevo junto al mar, sobre un acantilado, contemplando a su amada y ardiendo en amor por ella. Y en un instante de profundo anhelo saltó al vacía, hacia la estrella. Pero todavía entonces pensó en la imposibilidad de alcanzarla y cayó, destrozándose contra las rocas. No sabía amar. Si en el momento de saltar hubiese tenido fuerza de alma suficiente para creer fija y seguramente en el logro de su deseo, hubiese volado cielo arriba a reunirse con su estrella. - El amor no debe pedir – continuó -, ni exigir tampoco. Ha de tener la fuerza de llegar en sí mismo a la certeza, y entonces atrae ya en lugar de ser atraído. Sinclair, su amor es ahora atraído por mí. Cuando llegue a atraerme, entonces acudiré. No quiero hacer un regalo, quiero ser ganada.
Hermann Hesse (Demian)
—Sigues mordiéndote los labios cuando estás nerviosa —señaló. Em, viéndose pillada in fraganti, dejó lo que hacía y se enfrentó a su captor. —No estoy nerviosa, yo… Pero no pudo terminar lo que iba a decir. La boca masculina se cernió sobre la de ella. Atrapó el labio inferior, dejó que su lengua sanara los pequeños arañazos que se había infringido y la deslizó con suavidad por la boca hasta que consiguió, con una dulce caricia, que Emily le permitiera adentrarse en su húmeda cavidad, arrancándole un gemido de bienvenida. El beso fue lento y suave, todo lo contrario de lo que podría esperar después de la discusión que habían mantenido. Las manos de él se asentaron en su cintura. Las manos de ella se enredaron en el cabello moreno. Un nuevo beso. Una nueva caricia. Un nuevo suspiro…
Aileen Diolch (¿Por qué no?)
Alfa puede referirse a lo primero de algo— dijo Kai, —O el principio de todo. Se puede atribuir a una persona particularmente poderosa o carismática, o puede significar ser el líder dominante en una manada de animales, sobre todo, por supuesto en los lobos—. Su expresión seria se convirtió brevemente en una sonrisa burlona. —Tiene significados en química, física, e incluso en la astronomía, donde se la describe como la estrella más brillante de una constelación. Pero parece claro que Zeev y Scarlet han creado su propia definición de la palabra, y su relación ha dado a esta palabra un nuevo significado para todos nosotros. Ser un Alfa significa que le harás frente a todas las adversidades para estar con tu pareja. Significa aceptarse entre sí, tanto con las virtudes como con los defectos. Esto significa forjar su propio camino a la felicidad y al amor.
Marissa Meyer (Winter (The Lunar Chronicles, #4))
En efecto, aquellas mujeres, que acudían a la vez a su pensamiento, se estorbaban las unas a las otras y se empequeñecían, como bajo un mismo nivel de amor que las igualaba. Cogiendo, pues, a puñados las cartas mezcladas, se divirtió durante unos minutos dejándolas caer en cascadas, de la mano derecha a la mano izquierda. Finalmente, aburrido, cansado, Rodolfo fue a colocar de nuevo la caja en el armario diciéndose: —¡Qué cantidad de cuentos!
Gustave Flaubert (Madame Bovary)
Había una vez, Una vez, cuando fuistes mía. Me acuerdo de cielos, Reflejada en tus ojos. Me pregunto dónde te encuentras? Me pregunto si Piensas en mí? Había una vez En tus sueños más distantes? Por una vez, el mundo era nuevo. Nuestros cuerpos se sentía el rocío de la mañana, Que da la bienvenida al nuevo día. Y no nos podíamos separar. Me pregunto si a ti te importa? Me pregunto si ay aún recuerdo de mi? Había una vez, En tus sueños más distantes? Y cuando suena Enrique... Y cuando las palabras son Conmovido por el dolor... Cuando suena la música, Oigo el sonido. Tuvia que seguirlo, Había una vez. Una vez bajo las estrellas, El universo era de nosotros. El amor era todo lo que yo sabía Y todo lo que sabía eras tu. Me pregunto si usted sabe? Me pregunto si te piensas en eso? Había una vez En tus sueños más distantes? Había una vez En tus sueños más distantes, que te recuerdas de mi?
José N. Harris
—¿Oyes la nieve golpeando sobre los cristales de la ventana, gatito? ¡Qué sonido más agradable y más suave! Es como si estuvieran dándole besos al cristal por fuera. Me pregunto si será por amor por lo que la nieve besa tan delicadamente a los árboles y a los campos, cubriéndolos luego, por decirlo así, con su manto blanco; y quizá les diga también 'duerman ahora, queridos, hasta que vuelva de nuevo el verano'; y cuando se despiertan al llegar el verano, gatito, se visten todos de verde y danzan ligeros..., siempre al vaivén del viento.
Lewis Carroll (Through Looking-Glass,And What Alice Found There: Unique annotations)
Algunos seres viven hasta los setenta o incluso los ochenta años pensando que siempre hay algo nuevo, que la aventura está, como suele decirse, a la vuelta de la esquina; prácticamente hay que matarlos o por lo menos reducirlos a un estado de invalidez muy avanzado para que entren en razón. No era el caso de Michel Djerzinski. Había vivido su vida humana solo, en un vacío sideral. Había contribuido al progreso del conocimiento; era su vocación, era la manera que había encontrado para expresar sus dones naturales; pero no había conocido el amor
Michel Houellebecq (The Elementary Particles)
El amor es la gran idealización contemporánea. El amor a lo Shakira y Piqué, tan limpios, tan felices, tan guapos, tan todo. El amor nos salvará, el amor es lo mejor del ser humano. Sí, digo sí a todo esto. Pero de lo que estamos hablando en estas páginas no es de amor, sino de otra cosa. Porque confundimos el amor con esa especie de naufragio continuo que ni siquiera es un naufragio compartido, ni siquiera es un naufragio a dos, sino el hundimiento entre varios náufragos que intentan salvar se ahogando al otro con él. Hasta que aparezca un nuevo palo al que agarrarse.
Brigitte Vasallo (Pensamiento monógamo, terror poliamoroso)
¿Cómo se podía odiar lo que hacía un hombre y no odiar al hombre? Pero años más tarde se me ocurrió que había un hombre con el que yo había puesto esto en práctica durante toda mi vida. Ese hombre era yo mismo. Por mucho que me disgustase mi cobardía o mi vanidad o mi codicia, seguía queriéndome a mí mismo. El cristianismo quiere que las odiemos del mismo modo en que odiamos esas cosas en nosotros mismos: lamentando que ese hombre haya hecho esas cosas y esperando, si es posible, que de algún modo, en algún momento, en algún lugar, el hombre puede ser curado y humanizado de nuevo.
C.S. Lewis (Mere Christianity)
—El día que conocí a tu madre, sabía que estaría en mi vida para siempre. Había algo sobre ella y supe que me estaba enamorando ese primer día. Te hacía querer ser mejor, tratar de ser digno de su amor. Lamentablemente, tu padre pensaba lo mismo, nadie entendía por qué cambió drásticamente, excepto yo. A pesar de que ella estaba conmigo, dejó de beber, dejó de dormir con otras chicas, es como si lo hubiera hecho madurar al instante y convertido en el tipo que finalmente quería ser para que pudiera tener una oportunidad con ella. Siempre tuve miedo de perderla por él algún día, es como si me diera cuenta de que era una cuestión de cuándo, no de sí. Pero tu madre era diferente, yo había salido con muchas chicas, pero realmente no me importaba si estaban allí o no. Eran sólo alguien para tratar de llenar el dolor de perder a mi padre. Así que cuando me reuní con ella y se dio cuenta de mis sentimientos, luché por mantenerla tanto tiempo como pude. No se lo digas a tu mamá, pero Chase y yo constantemente peleábamos por ella cuando no estaba cerca. Infierno, incluso peleábamos por ella cuando estaba cerca. Sabíamos que cualquiera de nosotros podría tener a cualquier chica que quisiéramos, pero sólo queríamos a Harper. Así que, por supuesto, siendo nosotros, las palabras se utilizaron en puños y volaban cuando nos quedábamos solos. No le dije esto, pero ya sabía lo que había pasado con tu padre antes de que ella me lo dijera. Cuando llegué a casa de la rotura, y Chase no me molestó de nuevo, sabía que algo había pasado. Sólo no sabía qué todavía. Pero ¿sabes qué pequeño hombrecito? No puedo ni siquiera estar loco sobre eso más, porque si no hubiera pasado, no estarías aquí ahora. Besó suavemente a nuestro hijo de tres meses quien estaba completamente cautivado en sus historias y señaló la última foto en el libro. —Y él te amaba y a tu mamá, muchísimo. Siempre voy a recordarte eso, pero desearía que hubieras podido reunirte con él.
Molly McAdams (Taking Chances (Taking Chances, #1))
EL BALCÓN DE JULIETA" ¡Qué larga es ya mi espera!... En la noche sombría De mi sed infinita, sobre el camino oteo, Por ver si antes que alumbre su luz el nuevo día En mi balcón florece tu escala, mi Romeo. Pero ¡nada!... no llegas, y en mi melancolía Sangrando entre las sombras, tu sombra es lo que veo. ¿Qué Teobaldo te ha herido?... ¿Quién cortó la alegría De tus alas abiertas, amor de mi Romeo? Ya la Luna, la sabia, con su advertencia fría, Me ha dicho compasiva: «¡No esperes a los muertos!»... Pero no he de cerrar mi balcón todavía. Te aguardaré hasta el alba, y ya el alba encendida Buscaré tu cadáver, y entre sus labios yertos con mi boca en tu boca, encenderé tu vida...
Teresa de la Parra (Ifigenia)
—¿Que si creo en un anciano de barba blanca que vive en las nubes y juzga a los mortales con un código moral de diez mandamientos? ¡Cielo santo, querida Elly, claro que no! Me habría expulsado de esta vida hace años por mi alocada historia. ¿Que si creo en un misterio, en el inexplicable fenómeno que constituye la vida misma? ¿Que si creo en algo más grande que nosotros y que ilumina la inconsecuencia de nuestras vidas? ¿En algo que nos da una razón por la que luchar y la humildad para purificarnos y empezar de nuevo? Entonces sí, sí que creo en él. Es la fuente del arte, de la belleza, del amor, y ofrece la bondad suprema a la humanidad. Esto es Dios para mí. Esto es la vida, y es en esto en lo que creo.
Sarah Winman (When God Was a Rabbit)
Me dejé llevar por todo lo que experimentaba. Nos besamos muy lentamente. Su piel fría no me molestaba. Por el contrario, me reconfortaba. Bajó suavemente su mano derecha hasta llegar a mi cintura. Levantó la orilla de mi blusa y con el dedo índice rozó gentilmente mi cadera. Después, su mano izquierda se postró en mi hombro, haciendo a un lado el tirante de mi blusa y besándolo. Olisqueó mi cabello castaño y luego acarició mi mejilla. Yo besé su cuello, pero estaba atemorizada. No quería ser lastimada de nuevo, sin embargo dejé que las cosas siguieran su curso. Dijo que me amaba más que a nada en este mundo y le respondí con un simple, pero sincero: “Yo también. Tal vez no tanto como esperes, pero te amo.
Mariela Villegas Rivero ("Luna Llena")
Meche no podía formular de un modo coherente y lógico, ni con palabras ni con pensamientos, lo que le pasaba, el género de este acontecer enrarecido y el lenguaje nuevo, secreto y de peculiaridades únicas, privativas, de que se servían las cosas para expresarse, aunque más bien no eran las cosas en general ni en su conjunto, sino cada una de ellas por separado, cada cosa aparte, específica, con sus palabras, su emoción y la red subterránea de comunicaciones y significaciones, que al margen del tiempo y del espacio, las ligaba a unas con otras, por mas distantes que estuviesen entre sí y las convertía en símbolos y claves imposibles de ser comprendidas por nadie que no perteneciera, y en la forma mas concreta, a la conjura biográfica en que las cosas mismas se autoconstruían en su propio y hermético disfraz. Arqueología de las pasiones, los sentimientos y el pecado, donde las armas, las herramientas, los órganos abstractos del deseo, la tendencia de cada hecho imperfecto a buscar su consanguinidad y su realización, por mas incestuoso que parezca, en su propio gemelo, se aproximan a su objeto a través de una larga, insistente e incansable aventura de superposiciones, que son cada vez la imagen más semejante a eso de que la forma es un anhelo, pero que nunca logra consumar, y quedan como subyacencias sin nombre de una cercanía siempre incompleta, de inquietos y apremiantes signos que aguardan, febriles, el instante en que puedan encontrarse con esa otra parte de su intención, al contacto de cuya sola presencia se descifren. Así un rostro, una mirada, una actitud, que constituyen el rasgo propio del objeto, se depuran, se complementan en otra persona, en otro amor, en otras situaciones, como los horizontes arqueológicos donde los datos de cada orden, un friso, una gárgola, un ábside, una cenefa, no son sino la parte móvil de cierta desesperanzada eternidad, con la que se condensa el tiempo, y donde las manos, los pies, las rodillas, la forma en que se mira, o un beso, una piedra, un paisaje, al repetirse, se perciben por otros sentidos que ya no son los mismos de entonces, aunque el Pasado apenas pertenezca al minuto anterior.
José Revueltas (El apando)
Hay dos tipos de aflicción: una, que ha perdido la esperanza, que ya no confía en el amor y la verdad, y por ello abate y destruye al hombre por dentro; pero también existe la aflicción provocada por la conmoción ante la verdad y que lleva al hombre a la conversión, a oponerse al mal. Esta tristeza regenera, porque enseña a los hombres a esperar y amar de nuevo. Un ejemplo de la primera aflicción es Judas, quien —profundamente abatido por su caída— pierde la esperanza y lleno de desesperación se ahorca. Un ejemplo del segundo tipo de aflicción es Pedro que, conmovido ante la mirada del Señor, prorrumpe en un llanto salvador: las lágrimas labran la tierra de su alma. Comienza de nuevo y se transforma en un hombre nuevo.
Pope Benedict XVI (Jesus of Nazareth: From the Baptism in the Jordan to the Transfiguration)
Una vez le preguntaron a una madre a cuál de sus hijos amaba más. Con sencillez, la madre respondió: «Al que está más lejos, hasta que regrese; al más triste, hasta que sonría; al más pequeño, hasta que crezca: al que se encuentra más enfermo, hasta que se recupere». Este proverbio oriental tiene que ver no solo con el amor maternal, sino también con la misericordia de Dios. Es decir, el amor se extiende a todos y a todas, pero dedica un cariño y una especial atención a aquellos que, por las más diversas circunstancias, se encuentran frágiles y vulnerables. El amor de Dios, en el nivel general, se centra en la vida en todas sus formas (biodiversidad) y, de manera particular, en la dignidad de la persona humana. De ahí su presencia amorosa donde la vida esté más amenazada.
Emilia (coord.) Robles (Aparecida: Por un nuevo tiempo de alegría y esperanza en la vida eclesial)
3. Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor»[1]. Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y, cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Este es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores».
Pope Francis (Evangelii gaudium. Exhortación apostólica La alegría del Evangelio)
¿Qué me inclina también a mí hacia la fe en la resurrección de Cristo? Juego, por así decirlo con el pensamiento. Si no resucitó, se pudrió en el sepulcro como cualquier hombre. Está muerto y podrido. Es, pues, un maestro como cualquier otro y ya no puede ayudar; estamos de nuevo desterrados y solos. Y debemos conformarnos con la sabiduría y la especulación. Estamos como en un infierno, donde sólo podemos soñar, separados del cielo por una cubierta. Pero si REALMENTE debo ser redimido, necesito certeza —y no sabiduría, sueños, especulación— y esta certeza es la fe. Y la fe es fe en aquello que necesita mi corazón, mi alma, no mi entendimiento especulativo. Pues mi alma, con sus pasiones, por así decirlo, con su carne y su sangre, debe ser redimida, no mi espíritu abstracto. Quizá pueda decirse: sólo el amor puede creer en la resurrección.
Ludwig Wittgenstein (Culture and Value)
—Rojo… Fuego… Sus miradas chocaron de nuevo mientras sus resuellos se entrelazaron. Con lentitud, ella se deshizo de los guantes, atrapó la cremallera de su chaqueta de cuero consiguiendo que el ruido metálico, al bajar poco a poco, resonara entre las cuatro paredes de espejo. Sus ojos verdes descendieron hasta la férrea boca para a continuación posarse sobre la mirada eléctrica. Una de las manos del hombre se colocó en la nuca de ella y la otra, con suavidad, se asentó sobre la cadera dejando que sus experimentados dedos acariciaran la nívea piel, visible entre la camiseta y la cinturilla del vaquero. Las uñas moradas tiraron de la corbata negra, acercando más a su dueño, consiguiendo que sus cuerpos se amoldaran. Su osada cadera se arqueó levemente atrayendo el miembro ya erecto que se acomodó sin ningún problema a la curva sinuosa. Él tiró de la roja cabellera y levantó su rostro. —Fuego… —susurró mientras su boca se posaba hambrienta sobre la de su pareja.
Aileen Diolch (Fuego Rojo)
ahora piensa con afecto en ese período, porque en muchos sentidos fue una época maravillosa. En diciembre nominaron a Willem para un premio importante por su papel en La manzana envenenada, y en enero se lo concedieron. Luego lo nominaron para un premio aún más importante y prestigioso, y de nuevo lo consiguió. Él estaba en Londres por motivos de trabajo la noche que Willem lo recogió, pero puso el despertador a las dos de la madrugada para ver la ceremonia por internet; cuando pronunciaron el nombre de Willem gritó fuerte, y vio cómo sonreía radiante, besaba a Julia -a quien había llevado de acompañante- y subía los escalones del escenario, donde dio las gracias a los cineastas, al estudio,a Emil, a Kit, al mismísimo Alan Turing, a Roman, a Cressy, a Richard, a Malcom, a JB, y «a mis suegros, Julia Altman y Harold Stein, por haber hecho que me sintiera siempre como un hijo y, de un modo especial, a Jude St. Francis, mi mejor amigo y el amor de mi vida, por todo».
Hanya Yanagihara (A Little Life)
-Sé qué quieres decir […], pero tal vez fueron realmente años felices para él. Era libre; tenía un trabajo que le gustaba, promocionaba a jóvenes bailarines, había dado un nuevo rumbo a la compañía y estaba preparando una de sus coreografías más importantes. Él y el bailarín danés… -Erik Bruhn. -Exacto. Él y Bruhn seguían juntos, o al menos lo estuvieron un tiempo más. Tenía lo que probablemente jamás había soñado: dinero, fama, libertad de creación, amor, amistad, y todavía era lo bastante joven para disfrutar de ello. […] A mí me parece una vida feliz. Los dos se quedaron callados un rato. -Pero estaba enfermo -dijo Willem al fin. -Entonces no -le recordó Jude.- Al menos no de forma manifiesta. -No, tal vez no. Pero se estaba muriendo. Jude le sonrió. -Oh, morir -dijo restándole importancia-. Todos moriremos algún día. Él solo supo que la muerte le llegaría antes de lo previsto. Pero eso no significa que no fueran unos años felices para él o que no tuviera una vida feliz.
Hanya Yanagihara (A Little Life)
Jesús dio a sus apóstoles un mandamiento nuevo, SU PROPIO MANDAMIENTO, como lo dice más adelante, ya no habla de amar al prójimo como a sí mismo sino de amarlo como él, Jesús, lo ha amado. Jesús, Tú conoces mejor que yo mi debilidad, mi imperfección, sabes muy bien que jamás podría amar a mis hermanas como Tú las amas, si tú mismo, Jesús mío, no las amaras también en mí. Tu voluntad es amar en mí a todos aquellos a quienes me ordenas amar. Estoy convencida de que cuando ejercito la caridad, es Jesús sólo quien obra en mí: cuanto más unida a Él estoy, tanto más amo a todas mis hermanas. Cuando quiero aumentar en mí el amor, y sobre todo, cuando el demonio intenta poner ante los ojos de mi alma los defectos de tal o cual hermana que me resulta menos simpática, me apresuro a descubrir sus virtudes, sus buenos deseos, me digo que si la he visto caer una vez quizá ha ganado [13rº] muchas victorias que oculta por humildad, y que esa aparente falta sea tal vez, a causa de la intención, un acto de virtud.
Thérèse of Lisieux (Story of a Soul: The Autobiography of St. Thérèse of Lisieux)
Te digo: estoy intentando captar la cuarta dimensión del instante-ya, que de tan fugitivo ya no existe porque se ha convertido en un nuevo instante-ya que ahora tampoco existe. Quiero apoderarme del es de la cosa. Esos instantes que transcurren en el aire que respiro, como fuegos artificiales estallan mudos en el espacio. Quiero poseer los átomos del tiempo. Y quiero capturar el presente que, por su propia naturaleza, me está prohibido; el presente se me escapa, la actualidad huye, la actualidad soy yo siempre en presente. Sólo en el acto del amor –por la nítida abstracción de estrella de lo que se siente– se capta la incógnita del instante, que es duramente cristalina y vibra en el aire, y la vida es ese instante incontable, más grande que el acontecimiento en sí; en el amor el instante de júbilo impersonal refulge en el aire, gloria extraña del cuerpo, materia sensibilizada por el escalofrío de los instantes, y lo que se siente es al mismo tiempo inmaterial y tan objetivo que sucede como fuera del cuerpo, brillando en lo alto; alegría, la alegría es la materia del tiempo y es por excelencia el instante. Y en el instante está el es de sí mismo.
Clarice Lispector (The Stream of Life)
—Dejadme en paz —vocifera, pero su energía se evapora y se siente débil y hambriento—. Dejadme en paz —dice de nuevo, pero sus palabras son flojas e inútiles, tan inútiles como sus brazos y sus piernas, y enseguida deja de intentarlo. —Jude, mi pobre Jude —susurra Harold—. Cariño. Y al oír esa palabra él se echa a llorar, porque nadie lo ha llamado nunca «cariño», no desde el hermano Luke. Willem lo intentaba a veces —«cariño», lo llamaba, o «mi amor»— y él lo detenía; esas expresiones de afecto son palabras degradantes, depravadas, para él. —Cariño dice de nuevo Harold, y él quiere que pare y no pare nunca—. Hijo mío. Y él llora, llora por todo lo que ha sido, por lo que podría haber sido, por todas las viejas heridas, por las viejas dichas, llora por la vergüenza y la alegría de acabar siendo un niño, con todos los caprichos, las necesidades y las inseguridades de un niño, por el privilegio de portarse tan mal y ser perdonado, por el lujo de recibir ternura, de recibir afecto, de que le sirvan una comida y le obliguen a comérsela, por ser capaz, ¡por fin!, de creer en las palabras de consuelo de un padre, de creer que es especial para alguien, pese a todos sus errores y su odio, por culpa de todos sus errores y su odio.
Hanya Yanagihara (A Little Life)
Es muy fea. ¡Y sin embargo, es deliciosa! El Tiempo y el Amor la han señalado con sus garras y la han enseñado cruelmente lo que cada minuto y cada beso se llevan de juventud y de frescura. Es verdaderamente fea; es hormiga, araña, si queréis hasta esqueleto: ¡pero también es brebaje, magisterio, hechizo! En suma, es exquisita. No pudo el Tiempo romper la armonía chispeante de su andar y la elegancia indestructible de su armazón. El Amor no pudo alterar la suavidad de su hálito infantil, y el tiempo nada arrancó de su abundante crin que exhala en leonados perfumes toda la vitalidad endiablada del Mediodía francés: Nimes, Aix, Arles, Aviñón, Narbona, Tolosa, ¡ciudades benditas del sol, enamoradas y encantadoras! En vano la mordieron con buenos dientes el Tiempo y el Amor; en nada amenguaron el encanto vago, pero eterno, de su pecho de doncel. Gastada quizá, pero no fatigada, y siempre heroica, hace pensar en esos caballos de raza fina que los ojos del verdadero aficionado distinguen aunque vayan enganchados a un coche de alquiler o a un lento carromato. ¡Y es, además, tan dulce y ferviente! Quiere como se quiere en otoño; diríase que la proximidad del invierno prende en su corazón un fuego nuevo, y nada de fatigoso hubo jamás en lo servil de su ternura.
Charles Baudelaire (Paris Spleen)
ASIGNATURAS OBLIGATORIAS: Astronomia: Centrado en planetas o derivados: El principito. El principito sale de su planeta huyendo de su Rosa, descubriendo y aprendiendo de los demas planetas. Historia de la magia: Sombra y Hueso. Alina Starkov no espera mucho de la vid hasta que un dìa descubre que es una grisha y su mundo cambia completamente. Defensa contra las artes oscuras: Wolfsong. Ox es un chico timido e introvertido que pierde a su padre pero crea un lazo particular con sus nuevos vecinos, los Bennet pero no todo es lo que parece y con ello vienen los problemas. Herbologìa: El dìa que el oceano te mire a los ojos. Aurora tenìa la vida perfecta junto al mar, hasta que descubre que su marido le es infiel y ella tiene una enfermedad que va a acabar con su vida en poco tiempo. Vuelo: De la tierra a la luna. Despues de que el gun-club se quedara sin guerras belicas en el horizonte, se someten al aburrimiento absoluto; por eso, un dia se les ocurre la maravillosa idea de crear un cohete a la luna. Pociones: Y el mundo gira. La amistad de dos amigos se complica cuando el amor y la muerte se cruza en el medio. transformaciones: ravensong. Nos encontramos con la continuacion de la manada Bennet. Encantamientos: looking for Alaska. Miles decide ir a un internado para buscar su Gran Quiza.
John Green (Looking for Alaska)
El júbilo de ver de nuevo su rostro, de volver a abrazarla, de escuchar su risa, de verla comer, de mirar sus manos otra vez, la dicha de contemplar su cuerpo desnudo, de besar su cuerpo desnudo, de ver cómo frunce el ceño, cómo se cepilla el pelo, se pinta las uñas, la alegría de estar otra vez con ella en la ducha, de hablar de libros con ella otra vez, de ver cómo se le llenan los ojos de lágrimas, de ver cómo camina, de oír cómo insulta a Ángela, el regocijo de leerle en voz alta, de oírla eructar, de ver cómo se cepilla los dientes, el gozo de desnudarla de nuevo, de juntar otra vez la boca con la suya, de mirarle la nuca, el placer de andar por la calle con ella, de ponerle el brazo sobre los hombros, de lamerle los pechos de nuevo, de penetrar en su cuerpo, de volver a despertarse a su lado, de hablar de matemáticas con ella, de comprarle ropa, de darle y recibir masajes en la espalda, de volver a hablar de su porvenir, la alegría de vivir otra vez con ella en el presente, de oírla decir que lo quiere, de decirle que la quiere, de volver a sentir la mirada de sus intensos ojos negros, y luego la tortura de verla abordar el autobús en la terminal de Port Authority en la tarde del 3 de enero con la plena conciencia de que hasta abril, dentro de más de tres meses, no tendrá ocasión de volver a estar con ella.
Paul Auster (Sunset Park)
Tú buscas la felicidad en el corazón humano, y para eso le destrozas, hozando en él, como quien remueve la tierra en busca de un tesoro. Yo nada busco, y el desengaño no me espera a la vuelta de la esperanza. Tú eres literato y escritor, y ¡qué tormentos no te hace pasar tu amor propio, ajado diariamente por la indiferencia de unos, por la envidia de otros, por el rencor de muchos! Preciado de gracioso, harías reír a costa de un amigo, si amigos hubiera, y no quieres tener remordimiento. Hombre de partido, haces la guerra a otro partido; a cada vencimiento es una humillación, o compras la victoria demasiado cara para gozar de ella. Ofendes y no quieres tener enemigos. ¿A mí quién me calumnia? ¿Quién me conoce? Tú me pagas un salario bastante a cubrir mis necesidades; a ti te paga el mundo como paga a los demás que le sirven. Te llamas liberal y despreocupado, y el día que te apoderes del látigo azotarás como te han azotado. Los hombres de mundo os llamáis hombres de honor y de carácter, y a cada suceso nuevo cambiáis de opinión, apostatáis de vuestros principios. Despedazado siempre por la sed de gloria, inconsecuencia rara, despreciarás acaso a aquellos para quienes escribes y reclamas con el incensario en la mano su adulación; adulas a tus lectores para ser de ellos adulado; y eres también despedazado por el temor, y no sabes si mañana irás a coger tus laureles a las Baleares o a un calabozo.
Mariano José de Larra (Artículos)
Os acercáis de nuevo, figuras vacilantes, las que otrora pronto a la turbia mirada se mostraron. ¿Pretendo acaso reteneros esta vez? ¿Siento mi corazón todavía a aquella hora inclinado? ¡Os agolpáis! Pues bien, reinad entonces, así como vais subiendo por mí entre vapores y nieblas; Mi pecho se siente juvenilmente estremecido ante ese hálito mágico que a vuestro séquito anima. Con vosotras traéis las imágenes de felices días pasados, y algunas queridas sombras se levantan; como una vieja leyenda, ya casi extinguida reaparecen el primer amor y la amistad primera. El dolor se renueva; se repite la queja del alocado y laberíntico curso de la vida, evocando a los buenos, que por hermosos instantes de felicidad embaucados, desaparecieron, yéndose lejos de mí. No escucharán los cánticos que siguen aquellas almas a quienes canté los primeros. Disperso está el amistoso corro, acallado, ¡ay!, el primitivo eco. Mi canción resuena en la desconocida masa, su aplauso mismo el corazón me oprime, y quien se alegrara con mi canción antaño, si vive aún hoy, por el mundo anda errando. Me invade una nostalgia largamente olvidada de aquel apacible y grave reino del espíritu; y flota entonces con imprecisas notas mi canción susurrante, como arpa eolia; un escalofrío me sacude la lágrima va en pos de las lágrimas, el severo corazón se siente dulce y blando.. veo lejano aquello que poseo, y lo perdido se me hace realidad.
Johann Wolfgang von Goethe
Sé a qué huele. Esta pequeña peca en su cuello cuando se recoge el cabello. Su labio superior es un poco más carnoso que el inferior. La curva de su muñeca, cuando sostiene un bolígrafo. Está mal, muy mal, pero conozco su forma. Me voy a dormir pensando en eso, y luego me despierto, voy a trabajar, y ella está allí, y es imposible. Le digo cosas que sé que ella aceptará, solo para escucharla tararear en respuesta. Es como agua caliente bajando por mi jodida espina dorsal. Está casada. Es brillante. Ella confía en mí, y yo solo pienso en llevarla a mi oficina, desnudarla, hacerle cosas indescriptibles. Y quiero decirle. Quiero decirle que es luminosa, es tan brillante en mi mente, que a veces no puedo concentrarme. A veces olvido por qué entré en la habitación. Estoy distraído. Quiero empujarla contra una pared, y quiero que ella me empuje a la vez. Quiero retroceder en el tiempo y golpear a su estúpido esposo el día que lo conocí y luego viajar al futuro y golpearlo de nuevo. Quiero comprarle flores, comida, libros. Quiero tomar su mano y quiero encerrarla en mi dormitorio. Ella es todo lo que siempre quise y quiero inyectarla en mis venas y también no volver a verla nunca más. No hay nada como ella y estos sentimientos son jodidamente intolerables. Estaban medio dormidos mientras ella no estaba, pero ahora está aquí y mi cuerpo piensa que es un jodido adolescente y no sé qué hacer. No sé qué hacer. No hay nada que pueda hacer, así que solo… no haré nada.
Ali Hazelwood (Love on the Brain)
El dolor, cuando se instala en nuestro cuerpo, no quiere irse. Sobretodo si fue forjado en una relación. Cada foto, cada rincón de la casa, el barrio o la ciudad está impregnada por aquella persona que ya no está a nuestro lado. Y como si fuera a propósito, el recuerdo nos trae a la memoria los momentos más felices, las situaciones más divertidas, la complicidad, las sonrisas compartidas, el dolor soportado juntos. ¿Y ahora qué necesito esa mano? ¿Cómo soporto el dolor? Esa unión que antes alimentaba mi amor, se ha desgarrado, se rompió y ya no hay vínculo que lo reemplace. Como un muñón, ahora debo aprender a vivir sin esa parte de mi, que se ha ido. Una herida infectada es mejor cortarla, limpiarla aunque duela, coserla y esperar a que cicatrice. No hay manera de hacerlo más fácil. No hay trampa posible que le hagamos a nuestro corazón. Pero sanará. Pero sabemos que el dolor a cuenta gotas sería muchísimo peor a la larga, drenaría nuestra vida, nos haría infelices para siempre. Y es mortal. Y cuando reconocemos que hay otras conexiones que salen de nosotros, que tenemos espacio para abrir un nuevo canal, cuando vemos que hay otros que necesitan también sanar sus heridas, entonces aceptamos recorrer un nuevo camino. Solo debemos tener un solo cuidado: el desierto que cruzamos en el dolor nos permite saber quiénes somos, qué queremos, qué hicimos mal, que nos dejamos hacer y no debimos, qué tanto nos rebajamos o que tan inflexibles somos. No es necesario sufrir, pero es imprescindible aprender. En el camino nos habremos recuperado y estaremos caminando hacia otro horizonte.
Leo Batic (Heredera de dragones (El último reino, #2))
Joan era dura en el exterior, pero tenía una verdadera vulnerabilidad cuando llegabas a conocerla. Casi desde el momento en que me uní a The Runaways, había habido un lazo especial entre nosotras. La gente nos había comenzado a llamar “Sal y Pimienta”, no sólo por los contrastantes colores de cabello, sino porque siempre parecíamos estar juntas. En Joan, encontré una amistad mucho más intensa, y mucho más profunda, de lo que había conocido hasta ese punto en mi vida. Éramos niñas: Joan sólo era un año mayor que yo, y me aferraba más a ella que a cualquiera en la banda, y ella hacía lo mismo conmigo. Cuando pienso en Joan y nuestra relación, todavía puedo sentir un distante temblor por dentro. Nuestra amistad fue un regalo de Dios para mí. Era profunda, y por momentos ella era la única que me mantenía cuerda. Joan era perceptiva. Casi como si pudiera leer mi mente. Dios, cómo necesitaba esa clase de conexión. Especialmente cuando me sentía tan desconectada. Creía en ella, y en el sueño que la había conducido tan lejos. Me sentía segura cuando me quedaba cerca de ella, como si fuera arrastrada por la red de seguridad de su resuelta visión de lo que estábamos haciendo. A veces nos mirábamos y yo sentía un cosquilleo en mi estómago. Su sonrisa era tibia y su actitud de amor a la diversión me hacía olvidar cuán extraño y bizarro este mundo nuevo y loco realmente era. Ella era mi ancla. ¿Cómo explico a una persona que era mi mejor amiga, alguien en quien podía confiar como una hermana, alguien que para mí se volvió una fuerte atracción sexual? Bueno, es fácil. Tan fácil como era estar con ella. Podría dejarlo en que tuve momentos con una amiga que aún hoy me hacen temblar. Y fueron algunos de los momentos más satisfactorios de mi joven vida.
Cherie Currie (Neon Angel: A Memoir of a Runaway)
Boris Souvarine, hombre clave en el gran éxito del bolchevismo, que ha sido y es la conquista de París como centro de la propaganda comunista, fundador del PCF y que conoció personalmente a Lenin antes de convertirse en uno de los grandes anticomunistas de la historia, expresó así su propia experiencia: Los bolcheviques han heredado esta concepción (la del terrorismo del «hombre nuevo» que teorizaron Netchaev, Bakunin y Chernichevski, retrató Dostoievski en Los demonios y asumió Lenin), adaptándola a sus necesidades y a su época. Para ellos, el mundo se divide en dos: el partido y los demás. Ser expulsado del partido equivale a ser arrojado del planeta. Para permanecer en su seno están dispuestos a todas las bajezas, de acuerdo con su moral amoral; dispuestos a envilecerse, a darse golpes de pecho en público con reservas mentales, a delatarse mutuamente, a jurar obediencia y sumisión perinde ac cadaver, sin perjuicio de reanudar sus maquinaciones tan pronto como les sea posible. El «hombre nuevo» del comunismo está tomado, evidentemente, del «hombre nuevo» del cristianismo. Por eso tantos cristianos y judíos, cuya conciencia de culpa proviene de un airado Jehová o del Pecado Original —que es el origen de clase, burgués o pequeñoburgués, de sus militantes—, se sienten teológicamente en casa al avistar el paraíso social, el comunismo. Hay que sacrificarse, hacer penitencia para merecerlo. Pero el partido tiene una ventaja sobre el Evangelio: obliga a hacer penitencia a los demás. Este aspecto, a la vez expiatorio y coercitivo, masoquista y sádico, otorga un aura especial al militante: la de los inquisidores y los monjes guerreros, que pueden ser también procesados por herejes o caer víctimas de los infieles, pero cuya salvación personal está asegurada por la lucha para la e
Federico Jiménez Losantos (Memoria del comunismo: De Lenin a Podemos)
Se vieron el sábado siguiente y todos los demás sábados de otoño, con Ferguson desplazándose en autobús desde Nueva Jersey hasta la terminal de Port Authority y cogiendo luego la línea IRT del metro hasta la calle Setenta y dos Oeste, donde se apeaba para luego caminar tres manzanas en dirección norte y otras dos en dirección oeste hasta el piso de los Schneiderman en Riverside Drive esquina con la Setenta y cinco, apartamento 4B, que se había convertido en la dirección más importante de la ciudad de Nueva York. Salidas a diversos sitios, casi siempre los dos solos, de vez en cuando con amigos de Amy, cine extranjero en el Thalia de Broadway esquina con la calle Noventa y cinco, Godard, Kurosawa, Fellini, visitas al Met, al Frick, al Museo de Arte Moderno, los Knicks en el Garden, Bach en el Carnegie Hall, Beckett, Pinter y Ionesco en pequeños teatros del Village, todo muy cerca y a mano, y Amy siempre sabía adónde ir y qué hacer, la princesa guerrera de Manhattan le enseñaba cómo orientarse por la ciudad, que rápidamente llegó a convertirse en su ciudad también. No obstante, pese a todas las cosas que hacían y todo lo que veían, lo mejor de aquellos sábados era sentarse a charlar en las cafeterías, la primera serie de incesantes diálogos que continuarían durante años, conversaciones que a veces se convertían en feroces discusiones cuando sus puntos de vista diferían, la buena o mala película que acababan de ver, la acertada o desacertada idea política que uno de ellos acababa de expresar, pero a Ferguson no le importaba discutir con ella, no le interesaban las chicas facilonas, las pánfilas llenas de mohínes que sólo perseguían imaginarios ritos amorosos, eso era amor de verdad, complejo, hondo y lo bastante flexible para albergar la discordia apasionada, y cómo no podría amar a aquella chica, con su implacable y penetrante mirada y su risa inmensa, retumbante, la excitable e intrépida Amy Schneiderman, que un día iba a ser corresponsal de guerra, revolucionaria o doctora entregada a los pobres. Tenía dieciséis años, casi diecisiete. La pizarra vacía ya no lo estaba tanto, pero aún era lo bastante joven para saber que podía borrar las palabras ya escritas, suprimirlas y empezar de nuevo siempre que su espíritu la impulsara a ello.
Paul Auster (4 3 2 1 (Biblioteca Formentor) (Spanish Edition))
Las letanías de Satán Oh, tú, el más sabio y bello de los ángeles, Dios traicionado por el destino y de alabanzas privado, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Oh, Príncipe del exilio, a quien se ha agraviado, y que, vencido, siempre más poderoso vuelves a levantarte, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Tú que todo lo sabes, gran Rey de las cosas subterráneas, tú, familiar sanador de las angustias humanas, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Tú que, hasta a los leprosos y los parias malditos, enseñas mediante el amor el sabor del Paraíso, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Oh tú que de la Muerte, esa amante vieja y poderosa, engendras la Esperanza, esa adorable loca, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Tú que das al condenado esa mirada en torno al cadalso que, arrogante y serena, a todo un pueblo condena, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Tú que sabes en qué rincón de las tierras ansiosas el celosos Dios ocultó sus piedras preciosas, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Tú cuya clara mirada conoce los profundos arsenales en donde duerme amortajado el pueblo de los metales, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Tú cuya extendida mano oculta los precipicios al sonámbulo que vaga al borde de los edificios, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Tú que, mágicamente, haces flexibles los viejos huesos del borracho rezagado al que los caballos atropellaron, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Tú que, para consolar al frágil que sufre, nos enseñas a mezclar el salitre y el azufre, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Tú que pones tu marca, oh cómplice sutil, en la frente del Creso despiadado y vil, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Tú que pones en el corazón de las muchachas el culto a las heridas y el amor a los harapos, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Báculo del desterrado, lámpara del inventor, confesor del ahorcado y del conspirador, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Padre adoptivo de aquellos a quienes, en su negra cólera, Dios padre del Paraíso terrenal expulsó, ¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria! Oración ¡Gloria y alabanza a ti, Satán, en las alturas del Cielo, donde reinas, y en las profundidades del Infierno, donde, vencido, en silencio sueñas! ¡Haz que mi alma un día, bajo el árbol de la Ciencia, cerca de ti descanse, en la hora en que sobre tu frente como un Templo nuevo sus ramas se extiendan!
Charles Baudelaire (Les Fleurs du Mal)
La tradición del islam místico comparte esta misma convicción. Me gustaría relatarle algo tomado de la leyenda dorada de los santos musulmanes. Un día, Suturá, una buena mujer, fue a visitar a Tierno Bokar, el sabio de Bandiagara: esta aldea de Mali está situada en la meseta del mismo nombre, rodeada de altos acantilados al pie de los cuales viven los dogon, pueblo famoso por su arte austero, su compleja cosmogonía y su hondo sentido de la trascendencia. «Tierno –le dijo Suturá–, estoy muy irritable. Me molesta hasta lo más insignificante. Querría recibir de ti una bendición o una oración que me haga dulce, amable y paciente». No había acabado de hablar cuando su hijo, un niño de tres años que estaba esperándola en el patio, agarró una tabla y le dio un golpe en la espalda. Ella miró al niño, sonrió y, atrayéndolo hacia ella, dijo dándole un cachete cariñoso: «¡Qué niño más malo! Mira cómo trata a su madre…». «Si tan irritable estás, ¿por qué no te enfadas con tu hijo?», le preguntó Tierno Bokar. «Si no es más que un niño –contestó Suturá–. No sabe lo que hace. Con un niño de esta edad no hay quien se enfade». «Vete a casa, querida Suturá –le dijo Tierno– y, cuando alguien te irrite, acuérdate de la tabla y piensa: “Tenga los años que tenga, esta persona está actuando como un niño de tres años”. Sé indulgente: puedes hacerlo, ya que acabas de serlo con tu hijo cuando te ha dado ese golpe. Obra así y no volverás a enfadarte. Vivirás feliz y te sentirás mejor. Las bendiciones que desciendan sobre ti serán mucho mayores que las que puedas recibir de mí: serán las bendiciones de Dios y del propio Profeta. Quien soporta y perdona una ofensa –continuó– se parece a una de esas grandes ceibas que ensucian los buitres al posarse en sus ramas. El aspecto repugnante del árbol solo dura una parte del año. Todos los inviernos Dios envía unos cuantos chaparrones que lo limpian de la copa a las raíces y lo revisten de un nuevo follaje. Procura prodigar el amor que sientes por tu hijo a todas las criaturas de Dios. Porque Dios quiere a sus criaturas como un padre a sus hijos. Entonces llegarás a lo más alto de la escala, allí donde, gracias al amor y la caridad, el alma solo ve y valora la ofensa para perdonarla mejor». Las palabras de Tierno supusieron tanto para Suturá que, a partir de ese día, consideró hijos suyos a todos los que la ofendían y no les respondió más que con dulzura, amor y una paciencia silenciosa y sonriente. Tanto cambió que, al final de su vida, la gente decía: «Paciente como Suturá». Nunca más hubo nada capaz de enfadarla. Cuando murió, se la consideraba prácticamente una santa.
Robert Sarah (La fuerza del silencio)
La contradicción es ésta: quieren a Dios y quieren a la humanidad. Se obstinan en poner juntos esos dos términos, que, una vez separados, no pueden encontrarse de nuevo más que para destruirse recíprocamente. Dicen de un tirón: “Dios y la libertad del hombre”; “Dios y la dignidad, la justicia, la igualdad, la fraternidad y la prosperidad de los hombres”, sin preocuparse de la lógica fatal conforme a la cual, si Dios existe todo queda condenado a la no-existencia. Porque si Dios existe es necesariamente el amo eterno, supremo, absoluto, y si amo existe el hombre es esclavo; pero si es esclavo, no hay para él ni justicia ni igualdad ni fraternidad ni prosperidad posibles. Podrán, contrariamente al buen sentido y a todas las experiencias de la historia, reventarse a su Dios animado del más tierno amor por la libertad humana: un amo, haga lo que quiera y por liberal que quiera mostrarse, no deja de ser un amo y su existencia implica necesariamente la esclavitud de todo lo que se encuentra por debajo de él. Por consiguiente, si Dios existiese, no habría para él más que un solo medio de servir a la libertad humana: dejar de existir. Como celoso amante de la libertad humana y considerándolo como la condición absoluta de todo lo que adoramos y respetamos en la humanidad, doy vuelta a la frase de Voltaire y digo: si Dios existiese realmente, habría que hacerlo desaparecer.
Mikhail Bakunin (God and the State)
Al día siguiente invitó a almorzar al nuevo alcalde, que como ella había bajado de los páramos, y le pidió que estableciera una guardia nocturna en el traspatio, porque tenía la impresión de que se estaban robando las gallinas. Esa noche, la guardia derribó a Mauricio Babilonia cuando levantaba las tejas para entrar en el baño donde Meme lo esperaba, desnuda y temblando de amor entre los alacranes y las mariposas, como lo había hecho casi todas las noches de los últimos meses. Un proyectil incrustado en la columna vertebral lo redujo a cama por el resto de su vida. Murió de viejo en la soledad, sin un quejido, sin una protesta, sin una sola tentativa de infidencia, atormentado por los recuerdos y por las mariposas amarillas que no le concedieron un instante de paz, y públicamente repudiado como ladrón de gallinas.
Anonymous
No importa cuántas veces se experimente: el amor siempre será infinito y misterioso. Como Dios, el amor va por delante de nosotros y, justo cuando creemos que lo hemos alcanzado, da un nuevo paso.
Anonymous
No te aferres a nadie. Deja que la vida suceda. Llegarán más amigos, más amores, nuevos compañeros de aventuras, más emociones... Tu vida no acaba cuando alguien se va, solo empieza otro capítulo.
Ignacio Novo
Me contó la historia de cómo ella y su esposo Juan se habían ido apartando poco a poco de Dios. Ambos habían crecido en hogares cristianos. Se conocieron en la escuela bíblica. Él se licenció en teología. Ella, en educación cristiana. Al graduarse, ambos se aseguraron un puesto en una iglesia del medio-oeste. Sus corazones estaban llenos de amor hacia Dios y de esperanza y posibilidad para el futuro. Sin embargo, unos años después, estaban desilusionados por la presión diaria, la rutina de la vida y la política de la iglesia. Decidieron hacer una pausa; dimitieron, encontraron empleos seculares y se mudaron a la costa oriental. Una vez allí, no parecían encontrar una iglesia que les gustara. Acabaron no asistiendo a ninguna. Leer la Biblia y otras disciplinas espirituales quedaron también por el camino. Aunque se consideraban cristianos, rara vez conversaban sobre su fe y tampoco hacían nada por crecer espiritualmente. No había amigos cristianos cerca de ellos. Su círculo de amistades estaba formado por inconversos, conocidos del trabajo y de la comunidad. Un viernes por la noche, un nuevo matrimonio del barrio invitó a Juan y Julia a tomar algo y jugar a las cartas. Ella se sintió algo incómoda con la idea, pero lo razonó y decidió que no era nada malo. Las dos parejas congeniaron y se convirtieron en buenos amigos. Sus juegos de naipes de los viernes por la noche llegaron a ser lo más destacado de la semana. Julia no acertaba a recordar con exactitud cuándo fue, pero en un momento dado sus corazones viraron hacia el póquer que acabó convirtiéndose en strip póquer. Y, entonces, cuando ya se habían acostumbrado a despojarse de toda su ropa, el listón se puso más alto. Apostaban favores y atrevimientos sexuales. Para cuando Julia vino a mí para que orara por ella, los juegos de póquer de los viernes por la noche habían alcanzado tal intensidad que eran verdaderas orgías, y una conducta sexual cada vez más depravada. Ella se había convertido en una adicta al sexo, una esclava de la pornografía y de la perversión sexual. Oré por ella, pero al día de hoy desconozco si llegó a liberarse de aquello.
Mary A. Kassian (Chicas sabias en un mundo salvaje (Spanish Edition))
presente. Cada vez que saco prendas de mi placard y se las doy a quien pueda darle un mejor uso, sé muy bien que algo nuevo está por llegar a mi vida. Soltar y dejar ir lo viejo simplemente cede espacio para que eso suceda. “Cuando
Laura Di Marco (Los cuadernos de Laura: Historias verdaderas sobre el amor, la vida y la resiliencia (Spanish Edition))
El amor es algo que muere. Y cuando muere se pudre, pero puede servir de humus para un nuevo amor. De modo que aquel amor ya muerto continúa viviendo una vida secreta en el nuevo amor, y así nos hallamos con que el amor es inmortal.
Pär Lagerkvist (Barrabás - El verdugo - El enano)
No descendiste de la cruz cuando se burlaban de ti y te gritaban entre risas: '¡Baja de la cruz y creeremos en ti!' No lo hiciste porque de nuevo te negaste a subyugar al hombre por medio de un milagro. Deseabas una fe libre y no inspirada por lo maravilloso; querías un amor libre y no los serviles transportes de unos esclavos aterrorizados. Otra vez te forjaste una idea demasiado elevada del hombre, pues los hombres son esclavos aunque hayan nacido rebeldes. Examino los hechos y juzga. Después de quince siglos largos, ¿a quién has elevado hasta ti? Te aseguro que el hombre es más débil y más vil de lo que creías. En modo alguno puede hacer lo que tú hiciste. El gran aprecio en que le tenías ha sido un perjuicio para la piedad. Has exigido demasiado de él, a pesar de que le amabas más que a ti mismo. Si le hubieses querido menos, le habrías impuesto una carga más ligera, más en consonancia con tu amor. El hombre es débil y cobarde. No importa que ahora se levante en todas partes contra nuestra autoridad y se sienta orgulloso de su rebeldía. Es el orgullo de los escolares amotinados que han apresado al profesor. La alegría de estos rapaces se extinguirá y la pagarán cara.
Fyodor Dostoevsky (Los Hermanos Karamazov (Spanish Edition))
Cuando volví a verlo, cuando iniciamos esta segunda amistad que espero no terminará ya nunca, dejé de pensar en toda forma de ataque. Quedó resuelto que no le hablaría jamás de Inés ni del pasado y que, en silencio, yo mantendría todo aquello viviente dentro de mí. Nada más que esto hago, casi todas las tardes, frente a Roberto y las caras familiares del café. Mi odio se conservará cálido y nuevo mientras pueda seguir viviendo y escuchando a Roberto; nadie sabe de mi venganza, pero la vivo, gozosa y enfurecida, un día y otro. Hablo con él, sonrío, fumo, tomo café. Todo el tiempo pensando en Bob, en su pureza, su fe, en la audacia de sus pasados sueños. Pensando en el Bob que amaba la música, en el Bob que planeaba ennoblecer la vida de los hombres construyendo una ciudad de enceguecedora belleza para cinco millones de habitantes, a lo largo de la costa del río; el Bob que no podía mentir nunca; el Bob que proclamaba la lucha de los jóvenes contra los viejos, el Bob dueño del futuro y del mundo. Pensando minucioso y plácido en todo eso frente al hombre de dedos sucios de tabaco llamado Roberto, que lleva una vida grotesca, trabajando en cualquier hedionda oficina, casado con una mujer a quien nombra “mi señora”; el hombre que se pasa estos largos domingos hundido en el asiento del café, examinando diarios y jugando a las carreras por teléfono. Nadie amó a mujer alguna con la fuerza con que yo amo su ruindad, su definitiva manera de estar hundido en la sucia vida de los hombres. Nadie se arrobó de amor como yo lo hago ante sus fugaces sobresaltos, los proyectos sin convicción que un destruido y lejano Bob le dicta algunas veces y que sólo sirven para que mida con exactitud hasta donde está emporcado para siempre. No sé si nunca en el pasado he dado la bienvenida a Inés con tanta alegría y amor como diariamente le doy la bienvenida a Bob al tenebroso y maloliente mundo de los adultos. Es todavía un recién llegado y de vez en cuando sufre sus crisis de nostalgia. Lo he visto lloroso y borracho, insultándose y jurando el inminente regreso a los días de Bob. Puedo asegurar que entonces mi corazón desborda de amor y se hace sensible y cariñoso como el de una madre. En el fondo sé que no se irá nunca porque no tiene sitio donde ir; pero me hago delicado y paciente y trato de conformarlo. Como ese puñado de tierra natal, o esas fotografías de calles y monumentos, o las canciones que gustan traer consigo los inmigrantes, voy construyendo para él planes, creencias y mañanas distintos que tienen luz y el sabor del país de juventud de donde él llegó hace un tiempo. Y él acepta; protesta siempre para que yo redoble mis promesas, pero termina por decir que sí, acaba por muequear una sonrisa creyendo que algún día habrá de regresar al mundo de las horas de Bob y queda en paz en medio de sus treinta años, moviéndose sin disgusto ni tropiezo entre los cadáveres pavorosos de las antiguas ambiciones, las formas repulsivas de los sueños que se fueron gastando bajo la presión distraída y constante de tantos miles de pies inevitables.
Juan Carlos Onetti (Cuentos completos)
Sí, esto es el amor. Es lo que hace a la caza transformarse en halcón, el halcón en hombre y al hombre de nuevo en desierto. Es esto lo que hace al plomo transformarse en oro; y al oro volver a esconderse bajo la tierra.
Paulo Coelho (El Alquimista)
Los problemas son una constante en la vida. Cuando resuelves tu problema de salud al comprar la membresía de un gimnasio, creas nuevos problemas como tener que levantarte temprano para ir a ejercitarte, sudar como drogadicto en rehabilitación durante 30 minutos en la escaladora elíptica y luego ducharte para no dejar malos olores en la oficina. Cuando resuelves el problema de no pasar suficiente tiempo con tu pareja y se te ocurren los “Miércoles de cita”, generas nuevos problemas como pensar qué hacer (que ninguno de los dos odie) cada miércoles, asegurarte de contar con suficiente dinero para cenar en lugares bonitos, redescubrir la química y la chispa que ambos sienten que han perdido y resolver la logística de hacer el amor en una pequeña tina con demasiadas burbujas.
Mark Manson (El sutil arte de que te importe un caraj*: Un enfoque disruptivo para vivir una buena vida)
Estaba pensando...sé que te parecerá una cursilada, pero...si algo bueno he obtenido de todo esto, es haberte conocido. Volvería a pasar de nuevo por todo... - Se me llenaron los ojos de lágrimas-. Lo haría, siempre que gracias a ello hubiera podido conocerte.
Alexandra Bracken (Rébellion (Darkest Minds, #1))
uno no puede pensar en repetir y repetirse en su ideal de vida. Mucho menos en una perspectiva creyente, porque si es Dios quien llama, él ciertamente no se repite ni repite hoy lo que me pidió (o donó) ayer. Por tanto, mi respuesta tampoco podrá ser la misma, sino que será cada día un modo diverso, más rico y original, de vivir mi vocación y la fidelidad a ella. De lo que se sigue que no podemos contentarnos con ser perseverantes: el perseverante, en efecto, es un hombre de palabra… consigo mismo, esencialmente se repite (a veces también con una cierta rigidez), se mantiene en la institución, pero sin necesariamente renovar (= hacer nueva) la propia elección y sus motivaciones. La fidelidad, en cambio, es relacional, es la respuesta de cada día a Aquel que es fiel, fiel al darme y pedirme cada día algo más, fiel en la llamada y en sostener mi respuesta, fiel en comprender mi fragilidad, pero también en no contentarse con mi mediocridad, fiel en revelarme rasgos nuevos de su rostro y también del mío, fiel en un amor que es siempre nuevo, fiel –pese a todo– al continuar confiando en mí[10].
Amedeo Cencini (DESDE LA AURORA TE BUSCO. Evangelizar la sensibilidad para aprender a discernir (Servidores y Testigos nº 165) (Spanish Edition))
El teatro de la realidad era siempre la misma función cotidiana y el sueño de la realidad era más hermoso que la propia vida. Nada más cierto que cuando comenzaba la mañana y la radio sonaba al despertar, sentía como de alguna manera no era sino la tarea de Sísifo, de vivir el paraíso de los sueños, sino para repetir en la realidad la condena cada nuevo día. Entonces este hombre, nunca sabré si en un sueño o en un espacio entre la realidad y los sueños encontró a su Penélope, que cada día vivía en un mar de infinitas posibilidades para olvidar y destejer el ovillo de la realidad en un mismo sueño cada noche, para despertar en un cama de hotel diferente, en una ensoñación, en un viaje alrededor del mundo de lo imposible. Sucedió que la divina casualidad, el más puro azar o algo inexplicable, hizo que ambos despertaran en el mismo sueño, en la misma cama, en un mismo día. A ella le gustaba irse de cuarto en cuarto, como en una galería de espejos paralelos hasta que él le tocaba el hombro. Entonces regresaba de cuarto en cuarto despertando hacia atrás. Era un amor verdadero, que vivía algo así como el día infinito, la realidad de la costumbre, que tejía su amor entre la realidad y los sueños. Sin saber qué parte era ficción, qué parte realidad, qué día era o en qué lugar estaban, tan solo un amor hacia el infinito de lo posible o de lo imposible. Era amor y lo demás, qué importa.
Alejandro Mos Riera (La Gran Mentira (Spanish Edition))
El mejoramiento ha llevado siglos y nada ha pasado. No necesitamos un mejor hombre, ¡basta de eso! Ahora queremos un hombre totalmente nuevo, discontinuo del pasado. Queremos empezar de nuevo, como si fuéramos Adán y Eva recién expulsados del Edén. Quiero un nuevo principio, porque siempre es más fácil hacer una casa nueva que renovar una vieja. Esta casa vieja ha sido renovada muchas veces, y ustedes siguen renovándola, apuntalándola de este lado y de este otro, y se sigue cayendo. Sigue y sigue, una y otra vez. Y, sin embargo, no se hartan de ella. Quieren seguir viviendo en ella, aun si su vida está en peligro… y así es como es. La humanidad ha llegado a una etapa en la que, si continuamos con los viejos moldes, el hombre está terminado. Sólo hay una esperanza: si comenzamos
Osho (Moral, inmoral y amoral: ¿Qué está bien y qué está mal? (Spanish Edition))
Cuando peques, arrepiéntete por completo. Vuelve a odiar el pecado. Conságrate de nuevo al Espíritu Santo y Sus caminos puros. Pero rechaza el susurro del diablo de que el corazón tierno de Dios por ti se ha vuelto un poco más frío, un poco más rígido. Él no se inquieta por tu pecaminosidad, sino que Su mayor decepción son tus tibios pensamientos sobre Su corazón. Cristo murió para mostrarte el amor de Dios.
Dane C. Ortlund (Manso y humilde: El corazón de Cristo para los pecadores y heridos (Spanish Edition))