Nos Vemos Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Nos Vemos. Here they are! All 100 of them:

Las palabras finales que escuché de su boca fueron las que en México disimulan la eterna despedida: 'A ver cuándo nos vemos'.
José Emilio Pacheco
É necessário sair da ilha para ver a ilha, que não nos vemos se não nos saímos de nós.
José Saramago
Nuestro corazón necesita un espejo. Nos vemos mejor en los ojos de aquellos que nos aman. Y existe una belleza que sólo proporciona la brevedad.
Cassandra Clare (Clockwork Princess (The Infernal Devices, #3))
La mayoría de los mortales nunca llegamos a conocer nuestro verdadero destino; simplemente somos atropellados por él. Para cuando levantamos la cabeza y lo vemos alejarse por la carretera ya es tarde, y el resto del camino lo tenemos que hacer por la cuneta de aquello que los soñadores llaman la madurez. La esperanza no es más que la fe de que ese momento no haya llegado todavía, de que acertemos a ver nuestro verdadero destino cuando se acerque y podamos saltar a bordo antes de que la oportunidad de ser nosotros mismos se desvanezca para siempre y nos condene a vivir de vacío, añorando lo que debió ser y nunca fue.   Alicia
Carlos Ruiz Zafón (El laberinto de los espíritus)
Vivimos en un mundo donde día a día nos vemos obligados a ocultar lo mejor de nosotros mismos. Si te detienes a pensarlo, es muy triste.
Mike Lightwood (El fuego en el que ardo (Fuego y hielo, #1))
La apreciación por parte de gente a la que admiramos cambia la forma en la que nos vemos a nosotros mismos.
Taylor Jenkins Reid (Daisy Jones & The Six)
—Cuando uno decide que ama a otro tanto que renuncia a todos los demás no se queda ciego ni se vuelve invisible, sigue viendo y le siguen viendo. No tiene ningún mérito ser fiel cuando lo que vemos no nos tienta o cuando nadie nos mira. La verdadera prueba se presenta cuando aparece alguien de quien nos enamoraríamos de no tener pareja, alguien que sí da la talla, que nos gusta y nos atrae. Alguien que sería la persona perfecta de no ser porque ya hemos elegido a otra persona perfecta. Ésa es la fidelidad, inspectora.
Dolores Redondo (Legado en los huesos (Trilogía del Baztán, #2))
Cuando el curso de la civilización toma un giro insospechado, cuando, en lugar del progreso continuo que esperábamos, nos vemos amenazados por males que asociábamos con las pasadas edades de barbarie, culpamos, naturalmente, a cualquiera menos a nosotros mismos.
Friedrich A. Hayek (Camino de servidumbre. Textos de documentos. Edición definitiva (Obras Completas de F.A. Hayek nº 2) (Spanish Edition))
Fuimos amigos la vida entera, y el momento de llegar a algo más, no recuerdo bien como, se nos pasó (cuando pasa no vuelve,lo explicó ella misma). Hoy nos vemos tarde y nunca, pues no vivimos en el mismo continente.
Adolfo Bioy Casares
El problema no está en el mundo que nos rodea, sino en cómo lo vemos nosotros. La perspectiva, Leah, creo que todo depende de la perspectiva" - Axel
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Vivimos en un mundo donde día a día nos vemos obligados a ocultar lo mejor de nosotros mismos.
Mike Lightwood (El fuego en el que ardo (Spanish Edition))
Vale. Se te ha acabado el tiempo. Nos vemos la semana que viene. Son x euros.
Ángel Martín (Por si las voces vuelven)
Que es necesario salir de la isla para ver la isla, que no nos vemos si no nos salimos de nosotros.
José Saramago (The Tale of the Unknown Island)
Mas o mau humor não seria antes uma irritação íntima em razão do sentimento de nossa própria insuficiência, um descontentamento em relação a nós mesmos, ao qual se junta sempre a inveja em razão de uma vaidade idiota? Quando vemos algumas pessoas felizes, sem que para isso tenhamos contribuído, essa felicidade nos é insuportável.
Johann Wolfgang von Goethe (The Sorrows of Young Werther)
Todos vemos cosas distintas, todos vemos siempre lo mismo, y lo que vemos nos define absolutamente. Y amamos instintivamente a los que ven lo mismo que nosotros, y les reconocemos al instante. Coloca a un hombre en medio de una calle y pregúntale «¿Qué ves?» Y en su respuesta estará todo, como en un cuento de hadas. Lo que pensamos no es tan importante, es lo que vemos lo que cuenta.
Milena Busquets (También esto pasará)
Ya saben: se puede estar solo en una fiesta de declarados amigos, en un asado familiar, en una mesa ruidosa de ex compañeras del secundario; se puede estar sola en la ciudad -a todas nos ha pasado-aunque todos los flacos te miren y te murmuren cosas cuando pasás. Pero, ¿saben que? también estamos solas cuando al amor lo encontramos online: lo leemos, lo sentimos, pero no lo vemos. Cuando las pruebas sólo son escritas, duele.
Cielo Latini (Chubasco)
A maior parte de nós, os mortais, nunca chega a conhecer o seu verdadeiro destino. Somos apenas atropelados por ele. Quando erguemos a cabeça e o vemos afastar - se pela estrada já é tarde, e o resto do caminho temos de fazê -lo pela valeta daquilo a que os sonhadores chamam a maturidade. A esperança não é mais do que a fé em que esse momento não tenha ainda chegado, que consigamos ver o nosso verdadeiro destino quando se aproximar de nós e saltar para o bordo antes que a oportunidade de sermos nós mesmos se desvaneça para sempre e nos condene a viver de vazio, com saudades do que deveria ter sido e nunca foi.
Carlos Ruiz Zafón (El laberinto de los espíritus (El cementerio de los libros olvidados, #4))
Creen estar en una posición de fuerza porque nos ven y nosotros no les vemos a ustedes. Se equivocan, ¡les veo! Miren mi ojo, leerán en él tanto desprecio que tendrán la prueba de ello; ¡les veo! Veo a aquellos que nos miran estúpidamente, también veo a los que creen mirarnos inteligentemente, a los que dicen: "Miro para ver hasta dónde pueden llegar los que se rebajan", y que, al hacerlo, se rebajan todavía más que ellos. ¡El ojo estaba dentro de la televisión y les miraba! ¡Van a verme morir sabiendo que les estoy viendo!
Amélie Nothomb (Acide sulfurique)
Qué complejo es eso que llaman identidad. Un día nos vemos al espejo y no tenemos ni idea quién es esa persona que está ahí, mirándonos como si acabáramos de llegar de otro planeta. ¿Quién es yo? ¿Cómo harán esas personas que toda la vida se identifican consigo mismas y que están seguras de sus gustos, de sus ideas, de sus afectos? Qué miedo ser el mismo o la misma a lo largo de cincuenta o setenta años que pobreza
Mario Mendoza (Bitácora del naufragio (Spanish Edition))
¿Por qué sonreímos? ¿Por qué reímos? ¿Por qué nos sentimos solos? ¿Por qué estamos tristes y confundidos? ¿Por qué leemos poesía? ¿Por qué lloramos cuando vemos una pintura? ¿Por qué se alborota nuestro corazón cuando amamos? ¿Por qué sentimos vergüenza? ¿Qué es esa cosa en las entrañas llamada "deseo"?
Benjamin Alire Sáenz (Aristotle and Dante Discover the Secrets of the Universe (Aristotle and Dante, #1))
Todo lo que vemos o nos parece, no es sino un ensueño en un ensueño!
Rubén Darío (Poemas (Spanish Edition))
Nos alegramos cuando vemos al sol alzarse cada mañana y cuando se pone durante la tarde, sin comprender que con él se van también nuestras vidas.
Vālmīki (Ramayana)
Ahora nos vemos recompensados por nuestra fe sublime en el amor de una madre.
J.M. Barrie (J. M. Barrie : Peter Pan)
No nos damos cuenta de lo bello que somos, no nos vemos con buenos ojos y buscamos fuera de nosotros. Quién nos ha dejado ciegos, quién nos llama feos, y no nos deja ver la riqueza que hay en nuestro ser.
David Coloma García (Fragmentos de vida)
Cada vez que pensemos que nuestra vida religiosa nos está haciendo sentir que somos buenos —y sobre todo que somos mejores que los demás— creo que podemos estar seguros de que es el diablo, y no Dios, quien está obrando en nosotros. La auténtica prueba de que estamos en presencia de Dios es que, o nos olvidamos por completo de nosotros mismos, o nos vemos como objetos pequeños y despreciables. Y es mejor olvidarnos por completo de nosotros mismos.
C.S. Lewis (Mero Cristianismo (Spanish Edition))
Debido a una creencia humanista intransigente en la sacralidad de la vida humana, mantenemos a personas con vida hasta que llegan a un estado tan lamentable que nos vemos obligados a preguntar: «¿Qué es exactamente tan sagrado aquí?».
Yuval Noah Harari (Obra completa: Pack con: Sapiens | Homo Deus | 21 lecciones para el siglo XXI (Spanish Edition))
Diz a sabedoria popular que nunca se pode ter tudo, e não lhe falta razão, o balanço das vidas humanas joga constantemente sobre o ganho e o perdido, o problema está na impossibilidade, igualmente humana, de nos pormos de acordo sobre os méritos relativos do que se deveria perder e do que se deveria ganhar, por isso o mundo está no estado em que o vemos.
José Saramago
¿No es más bien [el mal humor] un despecho oculto, hijo de nuestra pequeñez; un descontento de nosotros mismos, mezclado siempre con alguna envidia, excitada por alguna loca vanidad? Vemos gente feliz que no nos debe su felicidad, y esto nos es insoportable.
Johann Wolfgang von Goethe (The Sorrows of Young Werther)
Tendemos a desejar que ninguém morra e nada termine daquilo que nos acompanha e é nosso amado costume, e não vemos que a única coisa que mantém os costumes intactos é que eles nos sejam suprimidos de repente, sem desvio nem evolução possíveis, sem que nos abandonem nem nós os abandonemos. O que dura deteriora-se e acaba por apodrecer, aborrece-nos, vira-se contra nós, satura-nos, cansa-nos.
Javier Marías (Los enamoramientos)
Cuando el curso de la civilización toma un giro insospechado, cuando, en lugar del progreso continuo que esperábamos, nos vemos amenazados por males que asociábamos con las pasadas edades de barbarie, culpamos, naturalmente, a cualquiera menos a nosotros mismos. ¿No
Friedrich A. Hayek (Camino de servidumbre. Textos de documentos. Edición definitiva (Obras Completas de F.A. Hayek nº 2) (Spanish Edition))
Al final la vida nos da la oportunidad de mirarnos en el espejo y vernos de verdad. Sucede pocas veces. En algunos casos se trata de situaciones grandilocuentes en las que uno supera la adversidad. Otras, solamente nos vemos, como me vi yo en aquel momento. Era una persona fuerte; mis padres me habían educado para serlo. «Sé independiente», «sé tú misma». Y lo era, con las cosas buenas y las cosas malas, pero incluso en las malas había aprendido. El último año me había servido para quitarme del todo ese cascarón que me impedía llegar a ser quien realmente soy. Ni mejor ni peor. Menos autoexigente porque, ¿qué problema había en no ser perfecta? Nadie puede serlo y correr detrás de ese objetivo la hace a una sumamente infeliz. A pesar de ello, me empeñaba en verme a mí misma a través de un cristal distorsionado, porque creo que era mucho más fácil creerme a pies juntillas que necesitaba desesperadamente ciertas cosas para regir mi vida que ver que a nuestro alrededor (por norma general) solo tenemos lo que elegimos. Y hay que elegir siempre por uno mismo.
Elísabet Benavent (Alguien como yo (Mi elección #3))
Pasaron por delante de la casa de las Delgado. Rolando levantó la vista y vio a Susan sentada junto a su ventana, una clara visión en medio de la grisácea luz de aquella mañana otoñal. El corazón le dio un vuelco en el pecho y, aunque entonces aún no lo sabía, así la recordaría siempre, la encantadora Susan, la chica de la ventana. Así pasamos por delante de los fantasmas que más adelante nos persiguen en la vida; los vemos, si es que llegamos a verlos por el rabillo del ojo, sentados sin el menor dramatismo al borde del camino como pobres pordioseros. Raras veces se nos pasa por la cabeza la idea de que nos hayan estado esperando allí. Pero ellos esperan y, cuando ya hemos pasado, recogen sus fardos de recuerdos y siguen nuestros pasos, acortando poco a poco la distancia que los separa de nosotros.
Stephen King (Wizard and Glass (The Dark Tower, #4))
Pasamos la noche hablando y bebiendo hasta que en un momento me dijo: "Joder, ¿pero el amor no es lo que nos salva, tía? ¿El amor no es lo único que nos salva?!" Y sí, claro. Pero el amor no es eso: el amor somos nosotras. El amor éramos ella y yo pasando la noche en vela para acompañarla en su tristeza como ella me ha acompañado en todas las mías. El amor es esa incondicionalidad, ese apoyo, ese cariño en lo mejor y en lo peor, ese poder reírnos de ese follón, esa certeza íntima de que dos semanas más tarde yo estaría llorando en el suelo de su cocina y ella iba a estar allí. Y estuvo. Ese es el amor que nos salva y ese es el amor que no vemos, el que consideramos menos amor que otros, al que no damos la importancia que merece y sin el que no podríamos salir adelante en este mundo de mierda. Ese amor.
Brigitte Vasallo (Pensamiento monógamo, terror poliamoroso)
El arte es una herida hecha luz, decía Georges Braque. Necesitamos esa luz, no sólo los que escribimos o pintamos o componemos música, sino también los que leemos y vemos cuadros y escuchamos un concierto. Todos necesitamos la belleza para que la vida nos sea soportable.
Rosa Montero (La ridícula idea de no volver a verte)
Como psicóloga, sabía que los bebés cobran conciencia de sí mismos a través de la mirada de los padres. Nacemos bajo la atención de otros, y las expresiones de nuestros progenitores, lo que vemos reflejado en el espejo de sus ojos, determinan cómo nos vemos a nosotros mismos
Alex Michaelides (La paciente silenciosa)
Aqui estão os loucos. Os desajustados. Os rebeldes. Os criadores de caso. Os pinos redondos nos buracos quadrados. Aqueles que vêem as coisas de forma diferente. Eles não curtem regras. E não respeitam o status quo. Você pode citá-los, discordar deles, glorificá-los ou caluniá-los. Mas a única coisa que você não pode fazer é ignorá-los. Porque eles mudam as coisas. Empurram a raça humana para a frente. E, enquanto alguns os vêem como loucos, nós os vemos como geniais. Porque as pessoas loucas o bastante para acreditar que podem mudar o mundo, são as que o mudam.
Jack Kerouac
Agora, cada vez que nos vemos, depois que deixo você, vou para casa com um sentimento miserável de que sou lenta e estúpida sobre tudo. Repenso coisas que disse e arranjo respostas brilhantes e espirituosas que deveria ter dito e tenho vontade de me chutar porque não as mencionei quando estávamos juntos.
Daniel Keyes (Flowers for Algernon)
Vemos lo que nos interesa, lo que queremos ver, y luego recordamos sólo parte de lo que vimos, en función también de nuestros intereses y de nuestras creencias y preconcepciones.
Anastasio Ovejero Bernal (Psicología social: Algunas claves para entender la conducta humana)
a veces el problema no está en el mundo que nos rodea, sino en cómo lo vemos nosotros.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos)
Não é tudo um acaso. Se fosse, o universo nos abandonaria à própria sorte. E o universo não faz isso. Ele cuida das suas criações mais frágeis de formas que não vemos.
R.J. Palacio (Wonder (Wonder, #1))
Quando vemos uma mulher perfeita, não pensamos nos seus atributos - estamos simplesmente conscientes da sua presença.
George Eliot (Middlemarch)
A veces nos ocurre que personas a las que no conocemos nos inspiran un interés súbito cuando las vemos por primera vez, incluso antes de cruzar una palabra con ellas.
Fyodor Dostoevsky (Crimen y castigo)
Entretanto, si la esperanza se ha ido, en una noche o en un día, en una visión o en un sueño, ¿se ha ido menos por eso? Todo lo que vemos o nos parece, no es sino un ensueño en un ensueño!
Edgar Allan Poe (Poemas (Spanish Edition))
Finalmente, los monstruos, con sus extrañas y extraordinarias apariencias, niegan la perfección del mundo y del orden establecido. En definitiva, los monstruos proyectan lo que los individuos y las sociedades niegan y temen de ellos mismos y, por lo tanto, mirando al monstruo, nos vemos a nosotros mismos y los defectos individuales y sociales que consideramos despreciables".
Isabel Santaularia Capdevila (El Monstruo Humanouna Introducción A La Ficción De Los Asesinos En Serie)
Todos vemos cosas distintas, todos vemos siempre lo mismo, y lo que vemos nos define absolutamente. Y amamos instintivamente a los que ven lo mismo que nosotros, y les reconocemos al instante.
Milena Busquets
El conflicto más simple es el conflicto entre la forma en que nos vemos nosotros mismos y la forma en que nos ven los demás. Por ejemplo, si estamos discutiendo y tú me gritas, vería la causa en tu incapacidad de controlar tu temperamento. En cambio, si yo te grito a ti, no veré la causa en mi temperamento, sino en tu provocación, algo en ti frente a lo cual mi grito es una respuesta apropiada.
John Verdon (Think of a Number (Dave Gurney, #1))
Si yo quisiera sacudir este árbol con mis manos, no podría. Pero el viento, que nosotros no vemos, lo maltrata y lo dobla hacia donde quiere. Manos invisibles son las que peor nos doblan y maltratan69.
Friedrich Nietzsche (Obras - Colección de Friedrich Nietzsche: Biblioteca de Grandes Escritores (Spanish Edition))
¡Oh Muerte, capitana, ya es tiempo, el ancla alcemos! Nos hastía esta tierra, ¡oh Muerte!, ¡hay que zarpar! Si son de tinta negros cielo y mar cual los vemos, nuestros pechos, que ahondaste, sólo saben brillar. ¡Vierte en nosotros el veneno que conforta! Mientras arda este fuego que en el cerebro llevo, sondeemos el abismo, Cielo, Infierno: ¿qué importa? ¡Al fondo de lo Ignoto para encontrar lo nuevo!
Charles Baudelaire (Les Fleurs du Mal)
Compruebo también, a través de nuestras conversaciones, que estamos libres de fetichismos, de supersticiones, de falsos sentimentalismos, y que, para bien y para mal, vemos la muerte no como una culminación y un tránsito hacia otro lugar, sino de esa forma a la vez descarnada y sin consuelo a la que la ha reducido la historia moderna: un hecho simple, natural, tan aleatorio como la vida misma. Lo único que podemos hacer ahora para sacarla de su condición de acto animal es recurrir a un ritual de despedida suficientemente hermoso que tenga que ver con el mismo Daniel y con aquello en lo que nosotros creemos. Y a eso nos disponemos.
Piedad Bonnett (Lo que no tiene nombre)
El mundo sería un lugar mucho mejor si dejáramos de atarnos tanto a la lógica y nos permitiéramos creer un poco más en lo que no vemos. Quizás el mundo nos esconde sus maravillas simplemente porque no creemos en él.
Laia Soler Conangla
»Como ve la historia de la humanidad está llena de este tipo de anécdotas. Negamos lo que no vemos, lo que no comprendemos. Lo negamos hasta tal punto que nos ponemos en contra. Solo para mantener nuestras creencias.
Eloy Moreno (Diferente (Spanish Edition))
nuestra alma es de naturaleza enteramente independiente del cuerpo, y, por consiguiente, que no está sujeta a morir con él; y puesto que no vemos otras causas que la destruyan, nos inclinaremos naturalmente a juzgar que es inmortal.
Miguel de Cervantes Saavedra (50 obras maestras que debes leer antes de morir: vol. 1)
Yo recordaba que muchas veces mi papá me había dicho que todo ser humano, la personalidad de cada uno, es como un cubo puesto sobre una mesa. Hay una cara que podemos ver todos (la de encima); caras que pueden ver algunos y otros no, y si nos esforzamos podemos verlas también nosotros mismos (las de los lados); una cara que sólo vemos nosotros (la que está al frente de nuestros ojos); otra cara que sólo ven los demás (la que está frente a ellos); y una cara oculta a todo el mundo, a los demás y a nosotros mismos (la cara en la que el cubo está apoyado). Abrir el cajón de un muerto es como hundirnos en esa cara que sólo era visible para él y que sólo él quería ver, la cara que protegía de los otros: la de su intimidad.
Héctor Abad Faciolince (El olvido que seremos)
Tomemos el ejemplo de una diapositiva proyectada en la pared o en una pantalla. Sabemos perfectamente que, aunque vemos la imagen proyectada en la pared o la pantalla, la misma no está ahí sino adentro de la máquina. Lo mismo ocurre con nuestros problemas. Cuando estos aparecen, son sólo una proyección de lo que está pasando adentro nuestro y no afuera. Sin embargo, nos pasamos la vida tratando de cambiar la pantalla. Ahí no está el problema. Buscamos la solución en el lugar equivocado.
Mabel Katz (El Camino Mas Facil Edicion Especial)
Os sentimentos que mais doem, as emoções que mais pungem, são os que são absurdos — a ânsia de coisas impossíveis, precisamente porque são impossíveis, a saudade do que nunca houve, o desejo do que poderia ter sido, a mágoa de não ser outro, a insatisfação da existência do mundo. Todos estes meios-tons da consciência da alma criam em nós uma paisagem dolorida, um eterno sol-pôr do que somos. O sentirmo-nos é então um campo deserto a escurecer, triste de juncos ao pé de um rio sem barcos, négrejando claramente entre margens afastadas. Não sei se estes sentimentos são uma loucura lenta do desconsolo, se são reminiscência de qualquer outro mundo em que houvéssemos estado — reminiscências cruzadas e misturadas, como coisas vistas em sonhos, absurdas na figura que vemos mas não na origem se a soubéssemos. Não sei se houve outros seres que fomos, cuja maior completidão sentimos hoje, na sombra que deles somos, de uma maneira incompleta — perdida a solidez e nós figurando-no-la mal nas só duas dimensões da sombra que vivemos. Fernando Pessoa : Livro do Desassossego...p. 190
Fernando Pessoa
- Eso no debería parecer un cumplido - susurra. Pero ambos sabemos que lo ha sido. Porque sigue pareciéndome fascinante. Con sus defectos, sus errores, su capacidad de escoger la peor decisión de todas y llevarla con la cabeza bien alta. Su modo de ver la vida, tan retorcida como solo comprendemos los que la vemos igual. Alba como sinónimo de "desastre", sin darse cuenta de que a los que vivimos por y para el mar nos parecen alucinantes. Un tsunami. Una tormenta eléctrica. Las mareas rojas. Una pared de agua. Una chica que choca contra sí misma una y otra vez.
Andrea Longarela (El faro de los amores dormidos)
Estamos tan familiarizados con las normas de género que ni siquiera las vemos, son invisibles, las consideramos naturales. y si las vemos, no las sabemos interpretar. Pero nos marcan, y mucho. Estas marcas van a determinar, en buena medida, nuestras elecciones (libres) y nuestras vidas.
Ana de Miguel (Neoliberalismo sexual: El mito de la libre elección)
Somos cinco hermanos. Vivimos en distintas ciudades y algunos en el extranjero, pero no solemos escribirnos. Cuando nos vemos, podemos estar indiferentes y distraídos unos de los otros, pero basta que uno de nosotros diga una palabra, una frase, una de aquellas antiguas frases que hemos oído y repetido infinidad de veces en nuestra infancia, nos basta con decir: "No hemos venido a Bérgamo a hacer campamento" o "¿A qué apesta el ácido sulfhídrico?", para volver a recuperar de pronto nuestra antigua relación y nuestra infancia y juventud, unidas indisolublemente a aquellas frases, a aquellas palabras. Una de aquellas frases o palabras nos haría reconocernos los unos a los otros en la oscuridad de una gruta o entre millones de personas. Esas frases son nuestro latín, el vocabulario de nuestros días pasados, son como jeroglíficos de los egipcios o de los asiriobabilonios: el testimonio de un núcleo vital que ya no existe, pero que sobrevive en sus textos, salvados de la furia de las aguas, de la corrosión del tiempo. Esas frases son la base de nuestra unidad familiar, que subsistirá mientras permanezcamos en el mundo recreándose y resucitando en los puntos más diversos de la tierra.
Natalia Ginzburg, Léxico familiar
Nos sentimos tentados a creerlos caprichos nuestros, creaciones propias, vemos vacilar y disolverse la frontera entre nosotros y la naturaleza, y adquirimos conciencia de un estado de ánimo en el que no sabemos si las imágenes en nuestra retina provienen de impresiones exteriores o interiores. En ningún otro momento descubrimos con tanta facilidad la medida en que somos creadores, en que nuestra alma participa constantemente en la recreación de la vida. Una misma divinidad invisible actúa en nosotros y en la naturaleza, y si el mundo exterior desapareciera, cualquiera de nosotros sería capaz de reconstruirlo, porque los montes y los ríos, los árboles y las hojas, las raíces y las flores, todo lo creado en la naturaleza, está ya prefigurado en nosotros: proviene del alma, cuya esencia es eterna, y escapa a nuestro conocimiento, pero que se nos hace patente como fuerza amorosa y creadora.
Hermann Hesse (Demian. Die Geschichte von Emil Sinclairs Jugend)
Se uma pintura realmente se nos entranha no coração e muda a maneira como vemos e pensamos e sentimos, não dizemos para connosco: "Oh, adoro esta pintura porque é universal." " Adoro esta pintura porque diz algo a toda a humanidade." Não é essa a razão por que quem quer que seja adora uma peça de arte.
Donna Tartt
Cada uno de nosotros empieza siendo un recipiente hermético. Y pasan cosas. Personas que nos dejan, o que no nos quieren, o que no nos entienden, o que no las entendemos, y nos perdemos, nos fallamos y nos hacemos daño. Y el recipiente empieza a agrietarse por algunos sitios. Y, sí, en cuanto el recipiente se agrieta, el final es inevitable[...]. Pero está todo ese tiempo desde que las grietas empiezan a abrirse hasta que por fin nos desmoronamos. Y solo en ese tiempo podemos vernos unos a otros, porque vemos lo que hay fuera a través de nuestras grietas, y lo que hay dentro se nos ve también a través de ellas.
John Green (Paper Towns)
Poco desviados de allí hicieron alto estos tres carros, y cesó el enfadoso ruido de sus ruedas, y luego se oyó otro, no ruidoXVIII, sino un son de una suave y concertada música formado, con que Sancho se alegró, y lo tuvo a buena señal, y, así, dijo a la duquesa, de quien un punto ni un paso se apartaba: —Señora, donde hay música no puede haber cosa mala. —Tampoco donde hay luces y claridad —respondió la duquesa. A lo que replicó Sancho: —Luz da el fuego, y claridad las hogueras, como lo vemos en las que nos cercan y bien podría ser que nos abrasasen; pero la música siempre es indicio de regocijos y de fiestas.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quixote de La Mancha II (Don Quijote de la Mancha, #2))
La mayoría de los mortales nunca llegamos a conocer nuestro verdadero destino; simplemente somos atropellados por él. Para cuando levantamos la cabeza y lo vemos alejarse por la carretera ya es tarde, y el resto del camino lo tenemos que hacer por la cuneta de aquello que los soñadores llaman la madurez. La esperanza no es más que la fe de que ese momento no haya llegado todavía, de que acertemos a ver nuestro verdadero destino cuando se acerque y podamos saltar a bordo antes de que la oportunidad de ser nosotros mismos se desvanezca para siempre y nos condene a vivir de vacío, añorando lo que debió ser y nunca fue.
Carlos Ruiz Zafón (El laberinto de los espíritus (El cementerio de los libros olvidados #4))
Mirad: somos punks y skins, somos los chicos con botas, somos las ratas con botas, somos feos y pajeros y tiñosos, buscabullas y culoapretados, espitados y bocazas y chulos, botas sucias y caras brutas, los paquetes estrujados y las cabezas rapadas, rotos y descosidos en la ropa y en el alma, malas dentaduras y mal cutis, los peores empleos y barrios, somos la gente que no quieres conocer y venimos de los sitios adonde no quieres ir, nacidos para ser carn d’olla, nacidos para fracasar, el eslabón más bajo de la cadena alimenticia, pisando charcos en la ciudad podrida, carnaza de descampado y bóbila y calimocho, comiéndonos las consonantes y comiéndonos los mocos, expulsados y castigados, sin recreo pero también sin clase, sin clase de ningún tipo, esta noche hay un destroy, tienes-tienes-tienes y nosotros no tenemos nada, pero si tienes una lista negra ya nos puedes ir apuntando, si tienes una lista negra nosotros queremos estar en ella, meando por las calles, rompiendo los cristales, cantando las canciones que no salen en los libros. Los chicos con botas, bolsillos vacíos y cojones llenos, esas canciones son lo único que tenemos. Eso, y a nosotros mismos. Porque somos los chicos con botas, somos las ratas con botas, duros como clavos, a veces hay que agachar la cabeza para no romperse, y somos los irrompibles, somos la arrogancia original, borrachos y orgullosos, pisando cascos rotos, los culos contra la pared, sin futuro y sin modales, carne de cañón, Cornellà, Santako, L’Hospi, Bellvitge, Castefa, Viladecans, Gavà, Sant Boi, La Cope, feas las esquinas y más dura será la caída, cayendo, cayendo, siempre cayendo, cayendo y riendo, haciendo la conga en la cola del INEM, de aquellos polvos vinieron estos lodos, sólo que aquí polvos hemos visto pocos y el lodo nos llega ya hasta el cuello, de cara a la pared pero sin libros en las manos, no nos dio tiempo a querer ser alguien, nadie te cuenta nunca cómo se sale de aquí, ¿hay alguna manera de salir de aquí?, primero deletrea u-n-i-v-e-r-s-i-d-a-d si tienes huevos, oportunidades para estudiar una carrera es lo que no te van a dar (cantaban los Clash), esto es Todos Contra Todos pero nosotros estamos juntos, es lo único que tenemos. Las canciones, y a nosotros mismos. Caemos como piedras pero, mientras tanto, ¿echamos unas risas? Cayendo y riendo, es todo lo que nos queda. Nos vemos en la Casa de la Bomba a las diez en punto, como cada sábado, que esta noche hay un destroy. No tardes, no me jodas.
Kiko Amat (Rompepistas)
Hay una edad en la que el hombre ya no se encuentra con la vida, sino con el tiempo. Ya no vemos vivir la vida. Vemos el tiempo que devora la vida cruda. Entonces se encoge el corazón. Y nos aferramos a un pedazo de madera para ver durante un poco más de tiempo el espectáculo que sangra del uno al otro confín del mundo y para no caer en él.
Pascal Quignard (Terrasse à Rome)
Tal como George Orwell imaginó en 1984, la televisión nos estará observando mientras la vemos. Una vez hayamos visto toda la filmografía de Tarantino, quizá podamos olvidar la mayor parte de ella. Pero Netflix o Amazon o quienquiera que posea el algoritmo de la televisión conocerá nuestro tipo de personalidad y cómo pulsar nuestros botones emocionales.
Yuval Noah Harari (21 lecciones para el siglo XXI (Spanish Edition))
Cuando lo que sucede es mejor de lo que esperamos, es literalmente un error en nuestras predicciones de futuro: a lo mejor conseguimos salir antes del trabajo, o vemos que hay cien dólares más de lo esperado. Este error feliz es lo que pone en marcha la dopamina. No es ni el tiempo ni el dinero de más en sí. Es la emoción ante la buena noticia inesperada.
Daniel Z. Lieberman (Dopamina: Cómo una molécula condiciona de quién nos enamoramos, con quién nos acostamos, a quién votamos y qué nos depara el futuro (PENINSULA) (Spanish Edition))
Si hubiera consciencia como la nuestra en el seguro animal que viene a nuestro encuentro en otra dirección, nos cogería violentamente y nos haría dar la vuelta con su cambio. Pero su ser es para él infinito, suelto y no mira a su estado, puro como su mirada hacia adelante. Y donde nosotros vemos futuro, allí ve él Todo y a sí mismo en Todo y a salvo para siempre.
Rainer Maria Rilke (Duino Elegies)
Otra es que los hallazgos demuestran que la felicidad no es un exceso de momentos agradables en relación con los desagradables. Más bien, la felicidad consiste en ver que la vida de uno en su totalidad tiene sentido y vale la pena. Hay un importante componente cognitivo y ético de la felicidad. Nuestros valores significan toda la diferencia entre si nos vemos como «miserables esclavos de un bebé dictador» o como «amantes formadores de una nueva vida».2 Tal como lo planteaba Nietzsche, si uno tiene una razón por la que vivir, lo puede soportar casi todo. Una vida con sentido puede ser extremadamente satisfactoria incluso en medio de penalidades, mientras que una vida sin sentido es una experiencia desagradable y terrible, con independencia de lo confortable que sea. Aunque
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
Cuento apenas con este yacimiento, la placenta aún tibia en la memoria de lo único reseñable en la vida de esa mujer, haber sido un eslabón en la cadena del mestizaje. Cuando se sabe tan poco es porque nunca se ha querido saber, porque se ha mirado a otro lado con incomodidad y no mirar es como borrar, invocar la tormenta de arena sobre la huaca sin ceremonia, una erosión progresiva. Hasta que el período de latencia termina. Y nos vemos dispuestas al hallazgo. Aprendemos que los huesos no se lavan con agua. Que hay que soplar dulcemente sobre las grietas y laberintos óseos. Contar los anillos de crecimiento de un árbol seccionado. Lamer la gota brillante de resina roja de todos los ojos cerrados y muertos. Verter algo radiactivo sobre la arcilla y ver aparecer en letras ardientes el Tiempo como un baile de máscaras.
Gabriela Wiener (Huaco retrato)
Oferecer o corpo como objeto agradavável, dar gratuitamente prazer: é isso o que os ocidentais não sabem mais fazer. Perderam totalmente o senso da doação. Podem até se esforçar, mas não conseguem mais sentir o sexo como algo natural. Não apenas têm vergonha dos próprios corpos, que não estão à altura dos que vemos nos filmes pornôs, mas também, pelo mesmo motivo, não sentem nenhuma atração pelo corpo do outro. É impossivel fazer amor sem um certo abandono, sem a aceitação ao mesmo tempo temporária de um certo estado de dependência e fraqueza. A exaltação sentimental e a obsessão sexual têm a mesma origem, as duas nascem de um certo esquecimento de si mesmo; neste terreno, a gente não pode se realizar sem se perder. As pessoas se tornam frias, racionais, extremamente conscientes da sua existência individual e dos seus direitos (...) realmente não são as condições ideais para fazer amor".
Michel Houellebecq (Platform)
O futuro não existe, como todos sabemos. O futuro será sempre uma coisa a provar. A única coisa que todos nós vemos é o presente. O futuro, bem como o passado, não passam de memórias e previsões. Coisas que não têm existência senão dentro de nós. Porém, até os maiores céticos creem no futuro. Como se ele existisse realmente, como se existisse fora de nós. É uma crença coletiva, apesar de apenas vermos o presente. Mas intuimos, o que abre o espectro da nossa percepção. Se podemos crer em algo que nunca vimos, será que não podemos acreditar em várias outras coisas que nunca vimos? Um cético dirá que é muito simples: o dia de amanhã acontecerá porque tem acontecido desde sempre. Mas é o erro, o famoso erro, do indutivismo. Como o provam as galinhas de Russell: imagine-se uma capoeira onde uma das galinhas é mais bem alimentada do que as outras. Ela diz, ufana, que o criador de galinhas gosta mais dela do que das outras. E o facto de isso acontecer todos os dias reforça essa crença. Todas as galinhas estão convencidas da preferência do produtor. Todos os dias ele dá mais comida à sua favorita. E um dia mata-a para fazer um guisado. É preciso muito cuidado com o indutivismo que nos faz crer que o dia de amanhã seguirá o dia de hoje porque tem acontecido assim desde sempre. É que o futuro, entretanto, pode ter-se transformado em areia.
Afonso Cruz (O Pintor Debaixo do Lava-Loiças)
Dios ve el valor que usted tiene, y sabe en lo que le está convirtiendo. A veces nos miramos a nosotros mismos y pensamos: “Tengo muchas imperfecciones. Tengo mal genio. Tengo un problema con mi boca. No soy tan disciplinado”. Vemos el barro, pero Dios ve la hermosa taza. La buena noticia es que usted no es un producto terminado. Dios sigue obrando, y si trabaja usted con Dios y le permite eliminar esas impurezas, Él hará más con su vida de lo que usted nunca soñó.
Joel Osteen (¡Dé el salto!: Cinco Claves para Superar las Barreras y Vivir una Vida Extraordinaria)
Serán nuestros amigos los que en el futuro sepan de nuestro sacrificio. Serán nuestros hermanos, todos aquellos que nos ayuden en nuestra empresa. Con las ruinas de los conventos vamos a construir la ciudad de nuestros hijos, de nuestros nietos, la ciudad de acero y cristal que vemos en sueños, donde la gente crea lo que le dé la gana, donde no haya fueros, donde la iglesia no sea dueña de todas las riquezas, de nuestras vidas, nuestras muertes y nuestras conciencias.
Celia del Palacio (No me alcanzará la vida)
Mas nem mesmo com referência às mais insignificantes coisas da vida somos nós um todo materialmente constituído, idêntico para toda a gente e de que cada qual não tem mais do que tomar conhecimento, como se se tratasse de um livro de contas ou de um testamento; nossa personalidade social é uma criação do pensamento alheio. Até o ato tão simples a que chamamos de "ver uma pessoa conhecida" é em parte um ato intelectual. Enchemos a aparência física do ser que estamos vendo com todas as noções que temos a seu respeito; e, para o aspecto total que dele nos representamos, certamente contribuem essas noções com a maior parte. Acabam elas por arredondar tão perfeitamente as faces, por seguir com tão perfeita aderência a linha do nariz, vêm de tal modo nuançar a sonoridade da voz, como se esta não fosse mais que um transparente invólucro, que, a cada vez que vemos aquele rosto e ouvimos aquela voz, são essas noções o que olhamos e escutamos.
Marcel Proust (Du côté de chez Swann (À la recherche du temps perdu, #1))
há certa uniformidade monótona nos destinos dos homens. nossa existência se desenvolve segundo leis antigas e imutáveis, segundo uma cadência própria, uniforme e antiga. os sonhos nunca se realizam, e assim que os vemos em frangalhos compreendemos subitamente que as alegrias maiores de nossa vida estão fora da realidade. assim que os vemos em pedaços, nos consumimos de saudade pelo tempo em que ferviam em nós. nossa sorte transcorre nessa alternância de esperanças e nostalgias.
Natalia Ginzburg
Quizá los hilos se rompen, o quizá nuestros barcos se hunden, o quizá somos hierba y nuestras raíces son tan interdependientes que nadie está muerto mientras quede alguien vivo. Lo que quiero decir es que no nos faltan las metáforas. Pero debes tener cuidado con la metáfora que eliges, porque es importante. Si eliges los hilos estás imaginándote un mundo en el que puedes romperte irreparablemente. Si eliges la hierba, estás diciendo que todos estamos infinitamente interconectados, que podemos utilizar ese sistema de raíces no solo para entendernos unos a otros. Las metáforas implican cosas. ¿Entiendes lo que te digo? —Me gustan los hilos —sigue diciendo. Siempre me han gustado. Porque así lo siento. Pero creo que los hilos hacen que el dolor parezca más fatal de lo que es. No somos tan frágiles como nos harían creer los hilos. Y también me gusta la hierba. La hierba me ha traído hasta ti, me ha ayudado a imaginarte como una persona real. Pero no somos brotes diferentes de la misma planta. »Quizá es más como has dicho antes, que todos estamos agrietados. Cada uno de nosotros empieza siendo un recipiente hermético. Y pasan cosas. Personas que nos dejan, o que no nos quieren, o que no nos entienden, o que no les entendemos, y nos perdemos, nos fallamos y nos hacemos daño. Y el recipiente empieza a agrietarse por algunos sitios. Y sí, en cuanto el recipiente se agrieta, el final es inevitable [...]. Pero está todo ese tiempo desde que las grietas empiezan a abrirse hasta que por fin nos desmoronamos. Y solo en ese tiempo podemos vernos unos a otros, porque vemos lo que hay fuera a través de nuestras grietas, y lo que hay dentro se nos ve también a través de ellas. ¿Cuándo nos vimos tú y yo cara a cara? No hasta que me viste entre mis grietas, y yo entre las tuyas. Hasta ese momento solo veíamos ideas del otro, como mirar tu persiana, pero sin ver lo que había dentro. Pero cuando el recipiente se rompe, la luz puede entrar. Y puede salir.
John Green (Paper Towns)
«Esto es lo que siempre hicieron nuestros mayores. Ya podíamos nosotros igualar su sabiduría». Al decir esto, zanjan toda discusión y se sienten felices. Les parece mal que alguien sea más sabio que los antepasados. Cierto que todos estamos dispuestos a aceptar todo lo bueno que nos han legado en herencia. Pero con el mismo rigor sostenemos que hay que aceptar y mantener lo que vemos debe mudarse. Con frecuencia me he encontrado en otras partes este tipo de mentes absurdas, soberbias y retrógradas.
Thomas More (Utopia)
Después de reconocer y aceptar a tu niño interior, la tercera función de la atención es aplacar y aliviar nuestras emociones difíciles. Abrazar afectuosamente a ese niño suaviza esas emociones y nos hace sentir aliviados. Cuando reconocemos nuestras emociones intensas con atención y concentración, somos capaces de ver las raíces de esas formaciones mentales. Sabemos de dónde proceden nuestros sufrimientos. Cuando vemos las raíces de las cosas, nuestro sufrimiento disminuye. Así, la atención reconoce, acepta y alivia.
Ryan Holiday (La quietud es la clave)
Quizás es mas como dijiste antes, que todos estamos agrietados. Cada uno de nosotros empieza siendo un recipiente hermético. Y pasan cosas. Personas que nos dejan, o que no nos quieren, o que no nos entienden, o a los que no entendemos, y nos perdemos, nos fallamos y nos hacemos daño. Y el recipiente empieza a agrietarse por algunos sitios. Y, si, en cuanto el recipiente se agrieta, el final es inevitable. En cuanto empieza a entrar la lluvia dentro de Osprey, ya nunca será remodelado. Pero esta todo ese tiempo desde que las grietas empiezan a abrirse hasta que por fin nos desmoronamos. Y solo en ese tiempo podemos vernos unos a otros, porque vemos lo que hay afuera a través de nuestras grietas, y lo que hay adentro se nos ve también a través de ellas. ¿Cuándo nos vimos tu y yo cara a cara? No hasta que me viste entre mis grietas, y yo a ti entre las tuyas. Hasta ese momento solo veíamos ideas del otro, como mirar tu persiana, pero sin ver lo que hay adentro. Pero cuando el recipiente se rompe, la luz puede entrar. Y puede salir.
John Green (Paper Towns)
Llenamos la apariencia física del ser que está ante nosotros con todas las nociones que respecto a él tenemos, y el aspecto total que de una persona nos formamos está integrado en su mayor parte por dichas nociones. Y ellas acaban por inflar tan cabalmente las mejillas, por seguir con tan perfecta adherencia la línea de la nariz, y por matizar tan delicadamente la sonoridad de la voz, como si ésta no fuera más que una transparente envoltura, que cada vez que vemos ese rostro y oímos esa voz, lo que se mira y lo que se oye son aquellas nociones.
Marcel Proust (Du côté de chez Swann (À la recherche du temps perdu, #1))
Tenho observado, com frequência, que somos inclinados a atribuir aos nossos amigos essa estabilidade de tipo que as personagens literárias adquirem na mente do leitor. (...) Qualquer que seja a evolução por que passe esta ou aquela personagem popular entre as capas do livro, seu destino se acha fixado em nossa mente e, do mesmo modo, esperamos que nossos amigos sigam este ou aquele modelo lógico e convencional que lhes fixamos. Assim, X jamais comporá a música imortal que entraria em choque com as sinfonias de segunda classe a que nos habituou. Y jamais se suicidará. Em circunstância alguma Z poderia jamais trair-nos. Temos tudo arranjado em nossa mente, e quanto menos vemos uma determinada pessoa tanto mais satisfatório nos é verificar quão obediente ela se ajusta à ideia que dela fazemos, toda vez que ouvimos falar dela. Qualquer modificação nos destinos que decretamos nos chocaria, não só como coisa anômala, mas contrária à ética. Preferíamos não saber que o nosso vizinho, o vendedor aposentado de "cachorro-quente", acabou por tornar-se autor do maior livro de poesia jamais produzido em sua época.
Vladimir Nabokov (Lolita)
Séneca traza una analogía con un luchador que se beneficia de enfrentarse a rivales duros y que se atrofia y pierde sus habilidades si los desafíos a los que se enfrenta son de poca monta. El luchador solo pone a prueba su habilidad cuando pelea con un verdadero adversario, y un combate difícil no es más que un entrenamiento para desarrollar sus capacidades. Las adversidades de la vida funcionan de un modo parecido; nos permiten desplegar nuestras virtudes y las curten para que mejoremos. Si lo vemos así, estaremos encantados de recibir la adversidad cuando se presente
John Sellars (Lessons in Stoicism: What Ancient Philosophers Teach Us About How to Live)
Poco desviados de allí hicieron alto estos tres carros, y cesó el enfadoso ruido de sus ruedas, y luego se oyó otro, no ruidoXVIII, sino un son de una suave y concertada música formado, con que Sancho se alegró, y lo tuvo a buena señal, y, así, dijo a la duquesa, de quien un punto ni un paso se apartaba: —Señora, donde hay música no puede haber cosa mala44. —Tampoco donde hay luces y claridad —respondió la duquesa. A lo que replicó Sancho: —Luz da el fuego, y claridad las hogueras, como lo vemos en las que nos cercan y bien podría ser que nos abrasasen; pero la música siempre es indicio de regocijos y de fiestas.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quixote de La Mancha II (Don Quijote de la Mancha, #2))
¿Qué nos importa hoy la suerte de nuestra primera novia, cuya llamada o el encuentro con ella esperábamos anhelantemente? ¿Qué nos importa, incluso, la suerte de la penúltima, si hace ya un año que no la vemos? ¿Qué nos importan los amigos del colegio, y los de la Universidad, y los siguientes, pese a que giraran en torno a ellos larguísimos tramos de nuestra existencia que parecían no ir a terminarse nunca? ¿Qué nos importan los que se desgajan, los que se van, los que nos dan la espalda y se apartan, los que dejamos caer y convertimos en invisibles, en meros nombres que sólo recordamos cuando por azar vuelven a alcanzar nuestros oídos, los que se mueren y así nos desertan?
Javier Marías (Los enamoramientos)
Si existiera un gran ser al que no le costase ningún esfuerzo abarcar de una sola mirada el espacio que desde los Alpes se extiende hasta el mar, vería todo aquel trajín como una graciosa batalla de hormigas, como un suave martilleo en una misma obra. Pero nosotros vemos únicamente una parcela minúscula, y por eso nuestro pequeño Destino nos aplasta y la Muerte se nos aparece con una figura terrible. Tan sólo podemos conjeturar que estas cosas que aquí ocurren forman parte de un gran orden, y que en algún lugar se anudan, para formar un sentido cuya unidad se nos escapa, esos hilos de los cuales pendemos y en cuyo extremo realizamos contorsiones aparentemente absurdas e incoherentes.
Ernst Jünger (Copse 125: A Chronicle from the Trench Warfare of 1918)
A maioria dos líderes políticos e dos magnatas do mundo dos negócios está permanentemente com pressa. Porém, se queremos estudar um tema a fundo, precisamos de muito tempo e, em especial, do luxo de poder desperdiçar tempo. (…) Se não podemos dar-nos ao luxo de desperdiçar tempo, nunca encontraremos a verdade. Pior ainda, o poder em grande quantidade distorce a verdade inevitavelmente. O poder prende-se com a mudança da realidade, não com vê-la como ela é. (…) Se temos muito poder, todas as pessoas que vemos tentam lisonjear-nos, agradar-nos ou pedir-nos algo. (…) Se queremos realmente a verdade, então temos de nos afastar do buraco negro do poder e permitir a nós próprios gastar muito tempo a vaguear na periferia. O conhecimento revolucionário raramente chega ao centro, pois o centro está alicerçado no conhecimento já existente.
Yuval Noah Harari (21 lições para o século 21 (Portuguese Edition))
Jamais vemos os entes queridos a não ser no sistema animado, no movimento perpétuo de nossa incessante ternura, a qual, antes de deixar que cheguem até nós as imagens que nos apresentam a sua face, arrebata-as no seu vórtice, lança-as sobre a ideia que fazemos deles desde sempre, fá-las aderir a ela, coincidir com ela. Como, já que eu fazia a fronte, as faces de minha avó representarem o que havia de mais delicado e de mais permanente no seu espírito, como, já que todo olhar habitual é uma necromancia e cada olhar que se ama, o espelho do passado, como não omitiria eu o que nela pudera ter-se tornado pesado e diferente, quando até nos espetáculos mais indiferentes da vida, a nossa vista, carregada de pensamento, despreza, como o faria uma tragédia clássica, todas as imagens que não concorrem para a ação e retém exclusivamente as que lhe podem tornar inteligível o desfecho?
Marcel Proust (The Guermantes Way)
Qué fecha, a qué hora, nace un amor es algo difícil de precisar. ¿Nace la primera vez que vemos a la persona amada? ¿O la primera vez que, al buscarlo los ojos, nos encontramos correspondidos con la misma mirada, esa que no pretende ver sino entrar a través de las pupilas? ¿Nace la primera vez que pronunciamos su nombre como si invocáramos todo el universo? ¿Nace cuando se dice, cuando se reconoce: «Te quiero»? ¿Nace y crece tan poco a poco que no se sabe cuándo nació? Nadie registra, cronómetro en mano, la fecha de nacimiento de un amor. Pero todo el mundo necesita un número rodeado con rotulador rojo en el calendario. Lo verdaderamente difícil de precisar en el momento de marcarlo es por cuánto tiempo se seguirá celebrando. Del mismo modo en que no se sabe cuál será el futuro de una semilla cuando se planta en el suelo, la incertidumbre también es la esencia de las semillas de los aniversarios.
Begoña Oro (Pomelo y limón)
Y así, de feuille en aiguille, pienso en esos estados excepcionales en que por un instante se adivinan las hojas y las lámparas invisibles, se las siente en un aire que está fuera del espacio. Es muy simple, toda exaltación o depresión me empuja a un estado propicio a lo llamaré paravisiones es decir (lo malo es eso, decirlo) una aptitud instantánea para salirme, para de pronto desde fuera aprehenderme, o de dentro pero en otro plano, como si fuera alguien que me está mirando (mejor todavía —porque en realidad, no me veo— : como alguien que me está viviendo). No dura nada, dos pasos a la calle, el tiempo de respirar profundamente (a veces al despertarse dura un poco más, pero entonces es fabuloso) y en ese instante sé lo que soy porque estoy exactamente sabiendo lo que no soy (eso que ignoraré luego astutamente). Pero no hay palabras para una materia palabra y visión pura, como un bloque de evidencia. Imposible objetivar, precisar ese defectividad que aprehendí en el instante y que era clara ausencia o claro error o clara insuficencia pero sin saber de qué, qué. Otra manera de tratar de decirlo: Cuando es eso, ya no estoy mirando hacia el mundo, de mí a lo otro, sino que por un segundo soy el mundo, el plano de fuera, lo demás mirándome. Me veo como pueden verme los otros. Es inapreciable: por eso dura apenas. Mido mi defectividad, advierto todo lo que por ausencia o defecto no nos vemos nunca. Veo lo que no soy. Por ejemplo (esto lo armo de vuelta, pero sale de ahí): hay enormes zonas a las que no he llegado nunca, y lo que no se ha conocido es lo que se es. Ansiedad por echar a correr, entrar en una casa, en esa tienda, saltar a un tren, devorar todo Jouhandeau, saber alemán, conocer Aurangabad... Ejemplos localizados y lamentables pero que pueden dar una idea. (¿una idea?) Otra manera de querer decirlo: Lo defectivo se siente más como una pobreza intuitiva que como una mera falta de experiencia.
Julio Cortázar (Hopscotch)
Vemos un insecto palo gigante y un grupo de mariposas cuyas alas parecen hojas de rosal. Entonces me viene a la memoria un artículo sobre mimetismo que leí de joven en la Enciclopedia Espasa, donde se decía que algunos gusanos adoptaban la forma de un excremento de pájaro para evitar que esos mismos pájaros los devorasen. Me pregunté entonces, y me pregunto ahora, si vale la pena conservar la vida a cambio de parecer una mierda. Mantengo hacia el mimetismo una actitud ambivalente. De un lado, me fascina; de otro, me parece uno de los recursos más humillantes de la naturaleza. Hay otro bicho que cobra, para defenderse de sus depredadores, el aspecto de un cadáver recubierto de moho. Están a salvo, sí, pero a qué precio. «No te signifiques, hijo», decían las madres de mi época cuando nos veían salir de casa con la barba y la trenca. No significarse quería decir pasar inadvertido o ser tomado por una caca o por un cadáver en estado de descomposición. Lo importante era que no se fijaran en ti porque, una vez localizado, podías servir de alimento a especies más violentas que la tuya. Había en el servicio militar un sargento que aconsejaba lo mismo que las madres, aunque de un modo más plástico: «Los que estén gordos que adelgacen y los que estén delgados que engorden». No parezcas árabe, en fin, ni negro, ni chino, ni anarquista, ni siquiera socialdemócrata. No te signifiques. Mimetízate. Adelgaza si estás gordo y engorda si estás flaco. No has elegido el mejor momento para ser distinto, muchacho, qué pretendes. Procura no parecer ni sí ni no, ni carne ni pescado. Disimula las ideas, no disientas, no te signifiques, no destaques. Si a un insecto no le parece mal que lo confundan con una rama seca, por qué ese empeño tuyo en parecer alguien. Haz como que bajas las escaleras cuando las subes y como que las subes cuando las bajas. No levantes la voz, guarda las apariencias, adelgaza, engorda, ven, vete, sal, entra. Sobrevive, en fin, finge ser una caca, un palo, una corteza. Y en casa a las diez
Juan José Millás (La muerte contada por un sapiens a un neandertal)
Compreendi que viver é ser livre… Que ter amigos é necessário… Que lutar é manter-se vivo… Que pra ser feliz basta querer… Aprendi que o tempo cura… Que magoa passa… Que decepção não mata… Que hoje é reflexo de ontem… Compreendi que podemos chorar sem derramar lagrimas… Que os verdadeiros amigos permanecem… Que dor fortalece… Que vencer engrandece… Aprendi que sonhar não é fantasiar… Que pra sorrir tem que fazer alguém sorrir…Que a beleza não está no que vemos, e sim no que sentimos… Que o valor está na força da conquista… Compreendi que as palavras tem força… Que fazer é melhor que falar… Que o olhar não mente… Que viver é aprender com os erros… Aprendi que tudo depende da vontade… Que o melhor é ser nós mesmos… Que o SEGREDO da vida é VIVER !!!” “E umas das coisas que aprendi é que se deve viver apesar de. Apesar de, se deve comer. Apesar de, se deve amar. Apesar de, se deve morrer. Inclusive muitas vezes é o próprio apesar de que nos empurra para frente. Foi o apesar de que me deu uma angústia que insatisfeita foi criadora de minha própria vida.
Pedro Bial
Eres tú, Señor, el que me juzgas. Ningún hombre conoce lo íntimo del hombre sino el espíritu del hombre que está en él. Con todo, todavía hay en el hombre algunas cosas que el mismo espíritu del hombre no entiende. Solo tú, Señor, sabes todas sus cosas, porque le has hecho. Algo sé yo de ti que desconozco de mí, aunque también me desprecie en tu presencia y me tenga por tierra y ceniza. Cierto que en esta vida no te vemos cara a cara sino en un espejo y de forma borrosa. Por lo mismo, mientras peregrino lejos de ti, estoy más cerca de mí que de ti. Pero si sé que no hay alteración en ti, mientras que yo no acierto a saber qué tentaciones podré resistir y cuáles no. Mi esperanza estriba en que eres fiel, que no permitirás que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas, antes bien, con la tentación nos darás modo de poderla resistir con éxito. Confesaré, pues, lo que sé de mí. También confesaré lo que no sé de mí. Porque incluso lo que sé de mí, sólo lo sé porqué tú me iluminas. Y lo que desconozco de mí no lo sabré hasta que mis tinieblas se conviertan en luz de mediodía en tu presencia.
Augustine of Hippo (Confesiones de San Agustín)
Son muy pocos aquellos de entre nosotros que no se han despertado a veces antes del alba, o después de una de esas noches sin sueños que casi nos hacen amar la muerte, o de una de esas noches de horror y de alegría monstruosa, cuando se agitan en las cámaras del cerebro fantasmas más terribles que la misma realidad, rebosantes de esa vida intensa, inseparable de todo lo grotesco, que da al arte gótico su imperecedera vitalidad, puesto que ese arte bien parece pertenecer sobre todo a los espíritus atormentados por la enfermedad del ensueño. Poco a poco, dedos exangües surgen de detrás de las cortinas y parecen temblar. Adoptando fantásticas formas oscuras, sombras silenciosas se apoderan, reptando, de los rincones de la habitación para agazaparse allí. Fuera, se oye el agitarse de pájaros entre las hojas, o los ruidos que hacen los hombres al dirigirse al trabajo, o los suspiros y sollozos del viento que desciende de las montañas y vaga alrededor de la casa silenciosa, como si temiera despertar a los que duermen, aunque está obligado a sacar a toda costa al sueño de su cueva de color morado. Uno tras otro se alzan los velos de delicada gasa negra, las cosas recuperan poco a poco forma y color y vemos cómo la aurora vuelve a dar al mundo su prístino aspecto. Los lívidos espejos recuperan su imitación de la vida. Las velas apagadas siguen estando donde las dejamos, y a su lado descansa el libro a medio abrir que nos proponíamos estudiar, o la flor preparada que hemos lucido en el baile, o la carta que no nos hemos atrevido a leer o que hemos leído demasiadas veces. Nada nos parece que haya cambiado. De las sombras irreales de la noche renace la vida real que conocíamos. Hemos de continuar allí donde nos habíamos visto interrumpidos, y en ese momento nos domina una terrible sensación, la de la necesidad de continuar, enérgicamente, el mismo ciclo agotador de costumbres estereotipadas, o quizá, a veces, el loco deseo de que nuestras pupilas se abran una mañana a un mundo remodelado durante la noche para agradarnos, un mundo en el que las cosas poseerían formas y colores recién inventados, y serían distintas, o esconderían otros secretos, un mundo en el que el pasado tendría muy poco o ningún valor, o sobreviviría, en cualquier caso, sin forma consciente de obligación o de remordimiento, dado que incluso el recuerdo de una alegría tiene su amargura, y la memoria de un placer, su dolor.
Oscar Wilde (El Retrato de Dorian Gray)
Porque de tanto vivir en Westminster - ¿cuántos años ya?... más de veinte - sientes, aun en medio del tráfico, o al despertarte de noche, Clarissa estaba segurísima, una quietud particular, o mejor cierta solemnidad; una pausa indescriptible; un suspense (aunque eso podía ser del corazón, según decían aquejado de gripe) antes de que el Big Ben diese la hora. ¡Ahora! El reloj tronó. Primero un aviso, musical; luego la hora, irrevocable. Los círculos de plomo se disolvieron en el aire. ¡Qué locos estamos!, pensó cruzando Victoria Street. Porque sólo Dios sabe por qué nos gusta tanto, por qué lo vemos así, por qué lo inventamos, por qué construimos todo esto que nos rodea, y lo destrozamos para volverlo a crear de nuevo; pero si hasta los mismísimos mendigos, los miserables más desesperados sentados en los portales (beben su destrucción) hacen lo mismo; y eso no lo pueden solucionar las leyes del Parlamento y por una y misma razón: aman a la vida. En los ojos de la gente, en el vaivén, el caminar y la caminata; en el estruendo y el tumulto; en los coches, automóviles, omnibuses, camiones, hombres-anuncio que van y vienen de un lado a otro; en las bandas de música; organillos; en el triunfo, y en el tintineo y en el extraño canto de algún aeroplano que pasaba volando estaba lo que ella amaba: la vida; Londres; este momento de junio.
Virginia Woolf (Mrs. Dalloway)
El dolor, cuando se instala en nuestro cuerpo, no quiere irse. Sobretodo si fue forjado en una relación. Cada foto, cada rincón de la casa, el barrio o la ciudad está impregnada por aquella persona que ya no está a nuestro lado. Y como si fuera a propósito, el recuerdo nos trae a la memoria los momentos más felices, las situaciones más divertidas, la complicidad, las sonrisas compartidas, el dolor soportado juntos. ¿Y ahora qué necesito esa mano? ¿Cómo soporto el dolor? Esa unión que antes alimentaba mi amor, se ha desgarrado, se rompió y ya no hay vínculo que lo reemplace. Como un muñón, ahora debo aprender a vivir sin esa parte de mi, que se ha ido. Una herida infectada es mejor cortarla, limpiarla aunque duela, coserla y esperar a que cicatrice. No hay manera de hacerlo más fácil. No hay trampa posible que le hagamos a nuestro corazón. Pero sanará. Pero sabemos que el dolor a cuenta gotas sería muchísimo peor a la larga, drenaría nuestra vida, nos haría infelices para siempre. Y es mortal. Y cuando reconocemos que hay otras conexiones que salen de nosotros, que tenemos espacio para abrir un nuevo canal, cuando vemos que hay otros que necesitan también sanar sus heridas, entonces aceptamos recorrer un nuevo camino. Solo debemos tener un solo cuidado: el desierto que cruzamos en el dolor nos permite saber quiénes somos, qué queremos, qué hicimos mal, que nos dejamos hacer y no debimos, qué tanto nos rebajamos o que tan inflexibles somos. No es necesario sufrir, pero es imprescindible aprender. En el camino nos habremos recuperado y estaremos caminando hacia otro horizonte.
Leo Batic (Heredera de dragones (El último reino, #2))
Pero, incluso desde el punto de vista de las cosas más insignificantes de la vida, no somos un todo materialmente construido, idéntico para todo el mundo y sobre el que cada cual pueda informarse como sobre un pliego de condiciones o sobre un testamento; nuestra personalidad social es una creación del pensamiento de los demás. Incluso el acto tan sencillo que denominamos «ver a una persona conocida» es en parte un acto intelectual. Colmamos la apariencia física de la persona que vemos con todas las ideas que tenemos sobre ella y, en el aspecto total que nos imaginamos, dichas ideas ocupan, desde luego, la mayor parte. Acaban hinchando tan perfectamente las mejillas, siguiendo en una adherencia tan exacta la línea de la nariz, matizando la sonoridad de la voz como si no fuera ésta sino una funda transparente, que, siempre que vemos ese rostro y oímos esa voz, recobramos, escuchamos, dichas ideas. Seguramente, en el Swann que habían concebido, mis padres habían omitido, por ignorancia, infinidad de peculiaridades de su vida mundana gracias a las cuales otras personas, cuando estaban delante de él, veían las elegancias reinar en su rostro y detenerse en su aguileña nariz como en su frontera natural, pero también habían podido acumular en ese rostro desprovisto de su prestigio, vacío y espacioso, en el fondo de sus desdeñados ojos, el vago y grato residuo —recuerdo a medias y a medias olvido— de las horas ociosas pasadas juntos, después de nuestras cenas semanales, en torno a la mesa de juegos o en el jardín, durante nuestra vida de buena vecindad campestre. La apariencia corporal de nuestro amigo había quedado tan colmada con
Marcel Proust (Por la parte de Swann (En busca del tiempo perdido, #1))
Caroline Helstone tenía solo dieciocho años, y a los dieciocho años la auténtica historia de la vida no ha comenzado. Antes de ese momento, nos sentamos y escuchamos un cuento, una maravillosa ficción, deliciosa a ratos, a ratos triste, casi siempre irreal. Antes de ese momento, nuestro mundo es heroico, sus habitantes semidioses o semidemonios, sus paisajes son escenarios de ensueño: bosques más oscuros y colinas más extrañas, cielos más fúlgidos, aguas más peligrosas, flores más dulces, frutos más tentadores, llanuras más amplias, desiertos más áridos y campos más soleados que los que se encuentran en la naturaleza se extienden por nuestro mundo encantado. ¡Qué luna contemplamos antes de ese momento! ¡De qué modo el estremecimiento que en nuestro corazón produce su aspecto atestigua su indescriptible belleza! En cuanto a nuestro sol, es un cielo ardiente: el mundo de los dioses. En esa época, a los dieciocho años, acercándonos a los confines de esos sueños ilusorios vacíos, el país de las hadas queda a nuestra espalda, las orillas de la realidad se alzan ante nosotros. Esas orillas están lejos todavía; parecen tan azules, tan suaves y amables, que ansiamos alcanzarlas. A la luz del sol, vemos verdor bajo el azul celeste, como prados primaverales; vislumbramos líneas plateadas e imaginamos el oleaje de las aguas. Si pudiéramos alcanzar esa tierra, no pensaríamos más en la sed y el hambre, cuando lo cierto es que, antes de poder saborear la auténtica dicha, habremos de atravesar muchos desiertos, y a menudo el río, de la Muerte, o algún arroyo de la aflicción tan frío y casi tan negro como la Muerte. Todas las alegrías que da la vida han de ganarse, y solo los que han luchado por grandes premios saben lo mucho que eso cuesta. La sangre del corazón ha de adornar con rojas gemas la frente del combatiente antes de que la ciñan los laureles de la victoria.
Charlotte Brontë (Shirley)
O tempo que nos resta "De súbito sabemos que é já tarde. Quando a luz se faz outra, quando os ramos da árvore que somos soltam folhas e o sangue que tínhamos não arde como ardia, sabemos que viemos e que vamos. Que não será aqui a nossa festa. De súbito chegamos a saber que andávamos sozinhos. De súbito vemos sem sombra alguma que não existe aquilo em que nos apoiávamos. A solidão deixou de ser um nome apenas. Tocamo-la, empurra-nos e agride-nos. Dói. Dói tanto! E parece-nos que há um mundo inteiro a gritar de dor, e que à nossa volta quase todos sofrem e são sós. Temos de ter, necessariamente, uma alma. Se não, onde se alojaria este frio que não está no corpo? Rimos e sabemos que não é verdade. Falamos e sabemos que não somos nós quem fala. Já não acreditamos naquilo que todos dizem. Os jornais caem-nos das mãos. Sabemos que aquilo que todos fazem conduz ao vazio que todos têm. Poderíamos continuar adormecidos, distraídos, entretidos. Como os outros. Mas naquele momento vemos com clareza que tudo terá de ser diferente. Que teremos de fazer qualquer coisa semelhante a levantarmo-nos de um charco. Qualquer coisa como empreender uma viagem até ao castelo distante onde temos uma herança de nobreza a receber. O tempo que nos resta é de aventura. E temos de andar depressa. Não sabemos se esse tempo que ainda temos é bastante. E de súbito descobrimos que temos de escolher aquilo que antes havíamos desprezado. Há uma imensa fome de verdade a gritar sem ruído, uma vontade grande de não mais ter medo, o reconhecimento de que é preciso baixar a fronte e pedir ajuda. E perguntar o caminho. Ficamos a saber que pouco se aproveita de tudo o que fizemos, de tudo o que nos deram, de tudo o que conseguimos. E há um poema, que devíamos ter dito e não dissemos, a morder a recordação dos nossos gestos. As mãos, vazias, tristemente caídas ao longo do corpo. Mãos talvez sujas. Sujas talvez de dores alheias. E o fundo de nós vomita para diante do nosso olhar aquelas coisas que fizemos e tínhamos tentado esquecer. São, algumas delas, figuras monstruosas, muito negras, que se agitam numa dança animalesca. Não as queremos, mas estão cá dentro. São obra nossa. Detestarmo-nos a nós mesmos é bastante mais fácil do que parece, mas sabemos que também isso é um ponto da viagem e que não nos podemos deter aí. Agora o tempo que nos resta deve ser povoado de espingardas. Lutar contra nós mesmos era o que devíamos ter aprendido desde o início. Todo o tempo deve ser agora de coragem. De combate. Os nossos direitos, o conforto e a segurança? Deixem-nos rir... Já não caímos nisso! Doravante o tempo é de buscar deveres dos bons. De complicar a vida. De dar até que comece a doer-nos. E, depois, continuar até que doa mais. Até que doa tudo. Não queremos perder nem mais uma gota de alegria, nem mais um fio de sol na alma, nem mais um instante do tempo que nos resta." Miguel Gonçalves
eu
O Édipo não serve estritamente para nada, a não ser para apertar o inconsciente dos dois lados. Veremos em que sentido é que o Édipo é estritamente "indecidível», como dizem os matemáticos. Estamos fartos dessas histórias em que se está bem de saúde graças ao Édipo, doente do Édipo, e em que há várias doenças dentro do Édipo. Pode até acontecer que um analista se farte desse mito que é a gamela e a cova da psicanálise e que retorne às origens: «Freud nunca chegou a sair nemdo mundo do pai, nem da culpabilidade ... Mas foi o primeiro que, ao criar a possibilidade de construir uma lógica de relação com o pai, abriu o caminho para o homem se libertar do domínio do pai. A possibilidade de viver para!d da lei do pai, para lá de qualquer lei, talvez seja a possibilidade mais essencial que a psicanálise freudiana criou. Mas, paradoxalmente, e talvez por causa do próprio Freud, tudo leva a crer que essa libertação que a psicanálise permite se fará - se faz já - fora dela,>.Todavia, não podemos partilhar nem deste pessimismo nem deste optimismo. Porque é preciso muito optimismo para pensar que, psicanálise permite uma verdadeira solução do Édipo: o Édipo é como Deus; o pai é como Deus; só se resolve o problema quando se suprimir tanto o problema (orno a solução. A esquizo-análise não se propõe resolver o Édipo, não pretende resolvê-Io melhor que a psicanálise edipiana. Propõe-se desedipianizar o inconsciente para poder chegar aos verdadeiros problemas. Propóe-se atingir essas regiões do inconsciente órfão «(para lá de todas as leis», em que o problema deixa de poder ser posto. E por consequência, também não partilhamos do pessimismo de pensar que essa mudança, essa libertação só se pode fazer fora da psicanálise. Pensamos, pelo contrário, que é possível dar-se uma reversão interna que.transforme a máquina analítica numa peça indispensável do aparelho revolucionário. Mais: já há mesmo condições objectivas para isso. Tudo se passa, pois, como se o Édipo tivesse dois pólos: um pólo de figuras Imaginárias de identificação e um pólo de funçóes simbólicas diferenciantes. Mas seja como for estamos edipianizados: se não temos o Édipo como crise, temo-lo como estrutura. Então transmitimos a crise a OUtrOS, e tudo volta a começar. E é esta a disjunção edipiana, o movimento de pêndulo, a razão inversa exclusiva. E é por isso que quando nos convidam a superar uma concepção simplista do Édipo fundada em imagens paternas, por uma concepção em que se definem funções simbólicas numa estrutura, e se substitui o papá-mamá tradicional por uma função-mãe e uma função-pai, não vemos o que é que se ganha com isso, a não ser o fundar a universalidade do Édipo para além da variabilidade das imagens, soldar ainda melhor o desejo à lei e ao interdito, e levar a cabo o processo de edipianização do inconsciente. Estes são os dois extremos do Édipo, o seu mínimo e o seu máximo, consoante o consideremos como tendente para o valor indiferenciado das suas imagens variáveis, ou para a capacidade de diferenciação das suas funções simbólicas. «Quando nos aproximamos da imaginação material, função diferencial diminui e tende-se para equivalências; quando nos aproximamos dos elementos formadores, a função diferencial aumenta e tende-se para valências distintivas ». Depois disto, não nos espantava nada ouvir dizer que o Édipo como estrutura é a trindade cristã, enquanto que o Édipo como crise é a trindade familiar, insuficientemente estruturada pela fé; sempre os dois pólos em razão inversa, Édipo for ever.' Quantas interpretações do lacanismo, oculta ou abertamente piedosas, invocaram um Édipo estrutural para formar e fechar o duplo impasse, para nos reconduzirem à questão do pai, para conseguirem edipianizar o esquizo, e mostrar que uma lacuna no simbólico nos remete para o imaginário e que, inversamente, as insuficiências ou confusões imaginárias nos remetem para a estrutura. Como um célebre precursor dizia aos seus animais: chega de lengalenga...
Gilles Deleuze (Anti-Oedipus: Capitalism and Schizophrenia)