Nadie Es Indispensable Quotes

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En este mundo, nadie es indispensable salvo el enemigo
Amélie Nothomb (Le Sabotage amoureux)
Nadie es indispensable en la vida de nadie. Toda persona tiene un tiempo limitado en tu vida y un papel especial en tu historia. Quien se va, que le vaya bien y quien llega, bienvenido sea. Sentimientos mueren, sentimientos nacen, amistades se acaban y otras empiezan.
Lisa Suñé (Loca aventura hacia sus labios)
Crecer es empezar a separarse de los demás, claro, reconocer esa distancia y aceptarla. El entusiasmo de aquellos encuentros juveniles con personas que despertaban nuestro interés se basaba en que dábamos por supuesta una permeabilidad, pero son momentos extraordinarios y fugaces, a los que no se puede pedir continuidad, vigencia permanente. Yo de jovencita- y a ti te pasaba lo mismo- estaba segura de que las gentes que me querían nunca se iban a desentender de mí, que mi vida era indispensable para la suya. Pero, en el fondo, lo que quería es que no me dejaran nunca de necesitar. Pues no. Luego ves que no, y además es mejor que nadie te necesite mucho.
Carmen Martín Gaite (Nubosidad variable)
la santificación es una cualidad indispensable para los que están bajo la dirección de Cristo el Señor para salvación. Él no lleva nadie al cielo que no santifica en la tierra. La Cabeza viviente no admitirá miembros muertos”. No
J.C. Ryle (Santidad (Spanish Edition))
Es necesario aprender a desligarse de las cosas que resultan ataduras con el pasado. Es posible hacerlo, porque nada ni nadie es indispensable. Lo único que realmente necesita es a usted mismo.
Alberto Bustos (Curso de prosperidad y abundancia. Cómo atraer dinero a su vida (Armonía) (Spanish Edition))
La inteligencia, como tal, se ve a sí misma. Este verse a sí misma se dirige inmediatamente a todo lo que ella es, y en esta unión inmediata del ser y del ver consiste la naturaleza de la inteligencia. Lo que en ella es y lo que ella en general es, lo es ella para sí misma. Y sólo en cuanto ella lo es lo es para sí misma, lo es ella, como inteligencia. Pienso éste o aquél objeto. ¿Qué quiere decir esto y cómo me aparezco a mí mismo en este pensar? No de otra manera que esta: produzco en mí ciertas determinaciones, si el objeto es una mera invención, o estas determinaciones están ahí, delante de mí, sin mi intervención, si ha de ser algo real, y yo veo aquel producir, este ser. Ellos son en mí sólo en cuanto los veo. Ver y ser están inseparablemente unidos. Una cosa, por el contrario, puede ser lo que se quiera, pero tan pronto surge esta pregunta: ¿para quién es ella esto?, nadie que entienda estas palabras responderá: para sí misma, sino que es indispensable añadir aún por medio del pensar una inteligencia para la cual ella sea, mientras que, por el contrario, la inteligencia es necesariamente para sí misma lo que ella es y nada ha menester añadirse a ella por medio del pensar.
Anonymous
Allí va Isak atravesando el campo. Sembrando. Un coloso, un tronco. Va vestido con la lana que le proporcionan sus rebaños, y calza zapatos de la piel de sus propios terneros y vacas. Conforme al uso piadoso, va con la cabeza descubierta mientras siembra. Es calvo en la parte superior del cráneo, pero una corona que forman sus cabellos y su barba encuadra su cabeza. Es Isak, el margrave. Rara vez sabía la fecha exacta en que vivía. ¿Para qué? Holgaba el acordarse de plazos ni apremios. En su calendario había unas cruces que señalaban cuándo había de parir una vaca. Sabía que para San Olaf, en el otoño, convenía haber entrado el heno; sabía cuándo tenía lugar, por primavera, la feria de ganados; y que tres semanas después el oso salía de su cueva; y que la semilla había de estar ya en la tierra. Sabía lo indispensable. Es campesino de las tierras solitarias hasta la médula y agricultor de pies a cabeza. Un resucitado de tiempos remotos que señala hacia el futuro, un hombre de los primeros tiempos de la agricultura, un labriego de novecientos años de edad y, pese a ello, el hombre del día. No; ya no le quedaba nada del dinero de la venta del terreno del cobre; el viento se lo había llevado. Y una vez abandonada de nuevo la mina, ¿a quién le quedaba algo? Pero lo que fue un día tierra de nadie subsiste y tiene diez granjas, y espera centenares de ellas. ¿Qué es lo que aquí no crece y prospera? Aquí crece y prospera todo: hombres, y bestias y los frutos de la tierra. Isak estaba sembrando. El sol de la tarde ilumina el grano que la mano desparrama y cae en los surcos como una lluvia de oro. Llega Sivert y se pone a rastrillar, y luego apisona con el cilindro, y luego vuelve a rastrillar. Allí están el bosque y las montañas, contemplando. Todo es potencia y grandeza. Aquí todo se relaciona y encuentra una finalidad. Clin, clin... clin, dicen las esquilas de las vacas en las laderas. Se van acercando los rebaños, camino del establo. Son quince vacas y cuarenta y cinco cabezas de ganado menor: sesenta en total. Andan las mujeres con los ordeñaderos, que llevan colgados sobre los hombros por medio de un yugo; Leopoldine, Jensine y la pequeña Rebecca. Las tres van con los pies desnudos. No se ve entre ellas a la mujer del margrave, Inger; permanece en la casa cuidando de la cena. Alta, augusta, anda por la casa, como una vestal que guarda el fuego sagrado en un sencillo fogón de cocina. Inger hizo un día un viaje por el ancho mar, y estuvo en la ciudad. Ahora está de nuevo en el hogar. Vasto es el mundo y lleno de puntitos inquietos. Inger tomó parte en esa inquietud. Y cuando estuvo entre la multitud humana no fue casi nada; sólo un ser humano entre muchos... Y cae la tarde.
Anonymous