Muerta Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Muerta. Here they are! All 100 of them:

Que no me vean caída. Muerta por dentro, pero de pie. Como un árbol.
Alejandro Casona (Los árboles mueren de pie)
Yo soy carne muerta. Translation: I am dead meat.
Kiersten White (Paranormalcy (Paranormalcy, #1))
Y así la encontraron, muerta entre sus raíces, una gélida mañana de invierno.
Laura Gallego (Donde los árboles cantan)
Yo soy carne muerta.
Kiersten White (Paranormalcy (Paranormalcy, #1))
No hay lenguas muertas, sino cerebros aletargados.
Carlos Ruiz Zafón (The Shadow of the Wind (The Cemetery of Forgotten Books, #1))
No me preguntes por qué, porque ni muerta te lo voy a decir. Nunca te voy a decir que te quiero aunque te quiera.
Mario Vargas Llosa (Travesuras de la niña mala)
El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta.
Federico García Lorca
Porque no lloras Vic? -le preguntó- Acaso no le echas de menos? Ella tardó un poco en responder. Cuando lo hizo, Shail deseó no haber preguntado nunca. -Los muertos no pueden llorar- Dijo Victoria con suavidad. -Vic tu no estas muerta-replico el mago con un escalofrío -No-concedio ella-pero tampoco estoy viva del todo, dime Shail, se puede vivir con medio corazon?
Laura Gallego (Tríada (Memorias de Idhún, #2))
Mr. Sparrow, you will accompany these fine men to the helm and provide us with the bearing to Isla de Muerta. You will then spend the remainder of the voyage contemplating all possible meanings of the phrase 'silent as the grave'. Do I make myself clear?
Rob Kidd (The Coming Storm (Pirates of the Caribbean: Jack Sparrow, #1))
Que no me vean caida. Muerta por dentro, pero de pie. Como un árbol.
Alejandro Casona (Los árboles mueren de pie)
Quién soy en esta ciudad muerta?...No entiendo sino las cenizas.
Pablo Neruda
- No quería matarte- dijo ella-. No quería hacerte daño. pero sentía que no tenía opción, ¿entiendes? Christian sacudió la cabeza. - Me clavaste una espada en el vientre- dijo-. Yo te clavé una espada en el corazón. teniendo eso en cuenta , creo que no he salido muy mal parado. - Habría muerto antes que matarte- susurró ella-. pero ya estaba muerta, de alguna manera. Victoria y Christian
Laura Gallego (Tríada (Memorias de Idhún, #2))
Mamá, mamá llévame a casa. Estoy medio muerta y lejos de casa. Me encontré un invalido y me cantó una canción, me mostró su sonrisa y me arrancó el corazón.
Lauren Oliver (Delirium (Delirium, #1))
Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en plan de prometerlo todo. «No dejes de ir a visitarlo -me recomendó-. Se llama de otro modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte.» Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.
Juan Rulfo (Pedro Páramo)
Sí, pero nosotros estamos vivos, Rose. No podemos dejar de vivir porque otras personas estén muertas
Richelle Mead (Frostbite (Vampire Academy, #2))
Y los gestos del amor, ese dulce museo, esa galería de figuras de humo. Consuélese tu vanidad: la mano de Antonio buscó lo que busca tu mano, y ni aquélla ni la tuya buscaban nada que ya no hubiera sido encontrado desde la eternidad. Pero las cosas invisibles necesitan encarnarse, las ideas caen a la tierra como palomas muertas.
Julio Cortázar (Historias de cronopios y de famas)
—Las almas muertas solo sueñan con la muerte —dijo el resucitador al emperador—. Los sueños insignificantes son para los hombres insginificantes. La vida es la que se expande para llenar los mundos.
Laini Taylor (Days of Blood & Starlight (Daughter of Smoke & Bone, #2))
Vale: Universo y su enfermo sentido del humor, uno; rubia gordi que siempre termina muerta en la bañera, cero.
Blair Holden (The Bad Boy's Girl (The Bad Boy's Girl #1))
Pero las cosas invisibles necesitan encarnarse, las ideas caen a la tierra como palomas muertas.
Julio Cortázar (Historias de cronopios y de famas)
Para entonces ya estaba muerta. En realidad, puede que llevara muerta mucho tiempo. Físicamente, solo unos segundos; mentalmente toda una vida.
Koushun Takami (Battle Royale)
Mi madre era eterna como la luna. Viva o muerta, la madre o la ausencia de la madre siempre determina la vida de una persona".
Alice Sebold (The Almost Moon)
Para entonces ya estaba muerta. En realidad, puede que llevara muerta mucho tiempo. Físicamente, solo unos segundo; mentalmente toda una vida.
Koushun Takami (Battle Royale)
Un día te verás rodeada de atardeceres y viajes. Te darás cuenta de que tus amigos ríen contigo y que los días pasan tranquilos, entre libros y películas y paisajes y momentos que parecerán milagros. Y ese día escribirás cómo hubo un tiempo en el que te sentías muerta. Y cómo decidiste vivir.
Beatriz Esteban (Seré frágil)
Y yo caminaría por todos los desiertos de este mundo y aun muerta te seguiría buscando, a ti, que fuiste el lugar del amor.
Alejandra Pizarnik (Alejandra Pizarnik. Poesía completa.)
Hay palabras que antes de ser escritas ya están muertas. Hay palabras que antes de ser pronunciadas ya están gastadas. Hay palabras que antes de ser oídas ya son mentiras. Palabras.
Jordi Sierra i Fabra (Rabia)
Habrá otras crisis en el porvenir, cuando el poder del dinero se haya convertido en una fuerza muerta como es ahora la religión.
Isaac Asimov (Trilogía de la fundación)
Tienes tanto encanto como una babosa muerta.
Suzanne Collins (The Hunger Games (The Hunger Games, #1))
ARTE MAGNÉTICA DE tanto amar y andar salen los libros. Y si no tienen besos o regiones y si no tienen hombre a manos llenas, si no tienen mujer en cada gota, hambre, deseo, cólera, caminos, no sirven para escudo ni campana: están sin ojos y no podrán abrirlos, tendrán la boca muerta del precepto. Amé las genitales enramadas y entre sangre y amor cavé mis versos, en tierra dura establecí una rosa disputada entre el fuego y el rocío. Por eso pude caminar cantando.
Pablo Neruda
Lo tocó murmurando la letra, con el violín bañado en lágrimas, y con una inspiración tan intensa que a los primeros compases empezaron a ladrar los perros de la calle, y luego los de la ciudad, pero después se fueron callando poco a poco por el hechizo de la música, y el valse terminó con un silencio sobrenatural. El balcón no se abrió, ni nadie se asomó a la calle, ni siquiera el sereno que casi siempre acudía con su candil tratando de medrar con las migajas de las serenatas. El acto fue un conjuro de alivio para Florentino Ariza, pues cuando guardó el violin en el estuche y se alejó por las calles muertas sin mirar hacia atrás, no sentía ya que iba la mañana siguinte, sino que se había ido desde hacía muchos años con la disposición irrevocable de no volver jamás.
Gabriel García Márquez
I wanted to yell at the television like Mama and Papa, but I had to learn how to properly do it. I gathered that being a mouse was better than being a mosquita muerta, and being a snake was better than being a man, because flies pretending to be dead could be crushed, mice were shy, and men were persecuted; but everybody always avoided snakes.
Ingrid Rojas Contreras (Fruit of the Drunken Tree)
...la muerte acaba siempre por imponer su silencio en los que la contemplan.
Jorge Ibargüengoitia (Las muertas)
Amor. Amar. Amor. De la boñiga con el sol, del sol con la vaca muerta y el escarabajo con el sol.
Federico García Lorca (El público)
Aquí hay algo más que recordar: la esperanza te mantiene viva. Incluso cuando estás muerta, es lo único que te mantiene viva.
Lauren Oliver (Before I Fall)
Hay siete mil millones de personas vivas, y alrededor de noventa y ocho mil millones muertas.
John Green (Bajo la misma estrella)
Aunque me quisiera con toda su alma, sería igualmente un amor de muerta.
Jean-Paul Sartre (Nausea)
La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos.
Karl Marx
No sabía que a una mujer podían matarla por el solo hecho de ser mujer, pero había escuchado historias que, con el tiempo, fui hilvanando. Anécdotas que no habían terminado en la muerte de la mujer, pero que sí habían hecho de ella objeto de la misoginia, del abuso, del desprecio.
Selva Almada (Chicas muertas)
Quiero que sepas que, cuando este muerta, suspirare desde el cielo cada vez que pidas a alguien que comparta sus sentimientos.
John Green (The Fault in Our Stars)
¿qué pasaría con la fortuna del padre de Leila, en caso de que ella no estuviera ni viva ni muerta?
Carla Medina (Soñando Despierta)
Si nada me duele, es que amanecí muerta
Isabel Allende (The Japanese Lover)
¿Morirás? No será la primera vez. Habrás vivido tanta vida muerta, tantos momentos de mera gesticulación
Carlos Fuentes (The Death of Artemio Cruz)
¡Alegría infantil en los rincones de las ciudades muertas!... ¡Y algo nuestro de ayer, que todavía vemos vagar por estas calles viejas!
Antonio Machado (Poesía completa (Spanish Edition))
- ¿Sabe que es lo peor de todo? Lo miré. No supe qué decir. - Que la voy olvidando. Le temblaba la voz. No cometí el desatino de interrumpirlo. - La pienso, y la pienso todo el día. Me despierto por la noche y me desvelo recordándola. Pero me pasa que tiendo a recordar siempre las mismas cosas. Las mismas imágenes. ¿Qué es lo que recuerdo, entonces? ¿A ella o al recuerdo que he construido en este año y pico que lleva muerta?
Eduardo Sacheri (The Secret in Their Eyes)
La muerte es incomprensible, injusta, y el dolor que ocasiona a los que sufren la pérdida de un ser querido es, siempre, tan grande y tan profundo que la propia vida parece haberse ido con la persona muerta.
Gabriel Rolón (Historias de diván: Ocho relatos de vida)
¡Es tan fácil desear la muerte cuando se está sano! Es muy sencillo enamorarse de la muerte, como lo he estado yo toda mi vida, igual que he visto a sus adoradores más fieles venirse abajo en los últimos instantes, gritar porque deseaban seguir viviendo, como si los velos oscuros, los lirios, el olor de las velas y las grandiosas promesas de la tumba no significaran nada. Ya lo sabía, pero siempre deseé estar muerta. Era una forma de seguir viviendo.
Anne Rice (Violin)
Y ahora, en serio: ¿te sorprende que no me diera cuenta antes? ¿Te sorprende que me llevara tanto tiempo pensar en esa palabra? Muerte. Morirse. Muerta. ¿Crees que fui tonta? ¿Ingenua? Trata de no prejuzgarme. Recuerda que tú y yo somos iguales. Yo también creía que mi vida iba a durar eternamente.
Lauren Oliver (Before I Fall)
Que la vida es inmortal mientras se vive, mientras se está con vida. Que la inmortalidad no es una cuestión de más o menos tiempo, que no es una cuestión de inmortalidad, que es una cuestión de otra cosa que permanece ignorada. Que es tan falso decir que carece de principio y de fin como decir que empieza y termina en la vida del alma desde el momento en que participa del alma y de la prosecución del viento. Mirad las arenas muertas del desierto, el cuerpo muerto de los niños: la inmortalidad no pasa por ahí, se detiene y los esquiva.
Marguerite Duras (The Lover)
Crecemos leyendo cosas de piratas, de vaqueros, de naves espaciales y cosas así, y cuando te crees que el mundo está lleno de todo eso, van y te dicen que en verdad son todo ballenas muertas, bosques talados y residuos nucleares por ahí sueltos durante un millón de años. Pues para eso no vale la pena crecer, mira tú por dónde.
Terry Pratchett (Good Omens: The Nice and Accurate Prophecies of Agnes Nutter, Witch)
Miedo de que no sea capaz de dar nada a cambio por mi vida. Si no vives una vida de servicio del bien mayor, tienes al menos que morir una muerta al servicio de un bien mayor, ¿sabes? Y temo que no tenga ni una vida o una muerte que signifique algo.
John Green (The Fault in Our Stars)
La guardiana que entró a prepararla para la sexta sesión de exorcismos la encontró muerta de amor en la cama con los ojos radiantes y la piel de recién nacida. Los troncos de los cabellos le brotaban como burbujas en el cráneo rapado, y se les veía crecer.
Gabriel García Márquez (Del amor y otros demonios)
Vamos a ver. Ya sabes cómo, al final de Romeo y Julieta, Julieta se despierta en la cripta y Romeo ya está muerto? Él pensó que ella estaba muerta por lo que se quitó la vida a su lado?... Bueno, imagina que ella se despierta y él todavía estaba vivo, pero.. Pero él hubiera matado toda su familia. Y quemado su ciudad. Y matado y esclavizado su pueblo".
Laini Taylor
¿Sabes lo que es sagrado para Dios? Todo lo que se pudre, Lucas. Las plantas, los animales, el hombre, la mierda.
Natalia García Freire (Nuestra piel muerta)
El petróleo era estridencia de máquinas, comida de potes, dinero, aguardiente, otra cosa. A unos los movía la esperanza, a otros la codicia, a los más la necesidad.
Miguel Otero Silva (Casas muertas (Casas muertas #1))
La mosca que debía estar muerta y el perro que debía estar muerto en la casa que debía estar muerta y la novia que moriría pronto.
Guillermo del Toro (La cumbre escarlata)
Hay muchas personas caminando por las calles que en realidad están muertas; hay muchas en sus tumbas que están en realidad vivas.
Idries Shah (Learning How to Learn: Psychology and Spirituality in the Sufi Way)
Pero ¡Ella está muerta! ¡Su cuerpo está muerto...! ¿Y el alma? ¿Acaso el alma no es inmortal...? ¿Acaso ella necesita de sus órganos terrenales para hacer valer su poderío?
Ivan Turgenev (Clara Militch)
Alguien me está gestando indefiniblemente. Sé que naceré muerta.
Alejandra Pizarnik (Diarios (nueva edición de Ana Becciu))
¡Pasión! ¡Embriaguez!¡Demencia! ¡Todo esto es letra muerta para vosotros, impasibles moralistas!
Johann Wolfgang von Goethe (The Sorrows of Young Werther)
La crueldad del destino es que debo viajar con las personas que odio, mientras que las que amo yacen muertas detrás de mí.
Veronica Roth (Divergent (Divergent, #1))
Y, juntando su boca con la mía, habiendo cerrado los labios para darme el primero y ultimo beso, al abrillos se le salió el alma y quedo muerta en mis brazos
Miguel de Cervantes Saavedra (Complete Works of Miguel de Cervantes)
Su aversión a los libros tenía un fundamento moral, ya que había oído decir que muchos de ellos estaban escritos por gente muerta.
Terry Pratchett (Equal Rites (Discworld, #3; Witches, #1))
Si las estrellas brillan aunque esten muertas... Como distinguir cual esta viva? Como saber si tiene sentido seguirla? Y si es un fantasma?
Dulce María
Todas las cosas mueren, pero no siempre quedan muertas.
Richelle Mead (Frostbite (Vampire Academy, #2))
La primera vez que me vi en realidad, fue el día que amanecí muerta.
Sandra Becerril (La soledad de los pájaros)
La hermosa casa de mi abuela no está, ni va a volver, y mi abuela, con sus ojos de agua, tampoco, porque está muerta. Pero yo guardo sus cosas. Su ropa —sus faldas, sus abrigos con olor a butaca de cine—, envuelta en papel azul, en cajas de cartón, con bolsitas repletas de lavanda. ¿Para qué? No sé. O sí. Para algo horrible: para decir —¿decirle?— que yo —su nieta, su atea, su blasfema atroz— tenía razón, y que después no hay nada, pero que igual lo guardé todo. Para decir —¿decirle?—: "Aquí está lo que alguna vez fue tuyo: tus cosas, yo".
Leila Guerriero (Teoría de la gravedad)
¿Crees que ella estará de acuerdo? - Ay, mi sabio triste, está bien que estés viejo, pero no pendejo –Dijo Rosa Cabarcas muerta de risa-. Esa pobre criatura está lela de amor por ti.
Gabriel García Márquez (Memories of My Melancholy Whores)
Desde chicas nos enseñaban que no debíamos hablar con extraños y que debíamos cuidarnos del Sátiro. El Sátiro era una entidad tan mágica como, en los primeros años de la infancia, la Solapa o el Viejo de la Bolsa. Era el que podía violarte si andabas sola a deshora o si te aventurabas por sitios desolados. El que podía aparecer de golpe y arrastrarte hasta alguna obra en construcción. Nunca nos dijeron que podía violarte tu marido, tu papá, tu hermano, tu primo, tu vecino, tu abuelo, tu maestro. Un varón en el que depositaras toda tu confianza.
Selva Almada (Chicas muertas)
No quería saber cómo se hacen las cosas sino por qué. Esto puede resultar embarazoso. Uno empieza con los porqués y termina siendo realmente desgraciado. La pobre chica está mejor muerta.
Ray Bradbury (Fahrenheit 451)
los sueños son como capullos de polilla vacíos o como abiertas vainas de algodón, cáscaras muertas en cuyo interior la vida aleteó fugazmente, animada por un furioso pero frágil vendaval de energía.
Stephen King (Gerald's Game)
Recuerdo que alguien me dijo que las estrellas que vemos llevan mucho tiempo muertas y pienso que ojalá así refulgieran las desaparecidas, con esa misma luz cegadora, para que sea fácil encontrarlas.
María Fernanda Ampuero (Sacrificios humanos)
La memoria, cuando no puede recordar, deforma.
Natalia García Freire (Nuestra piel muerta)
Los pájaros nacidos en jaula creen que volar es una enfermedad”,
G.G. Melies (ALGOCRACIA CUÁNTICA: Las conciencias muertas de Sagitario A* (Novela de Ciencia Ficción en español))
Me dolía especialmente el desmoronamiento de la ternura. Vienen a mi cabeza frases que ella decía, llenas de bondad. Entonces supe que la muerte de una relación es en realidad la muerte de un lenguaje secreto. Una relación que muere da origen a una lengua muerta. Lo dijo el escritor Jordi Carrión en un estado de Facebook: «Cada pareja, cuando se enamora y se frecuenta y convive y se ama, crea un idioma que solo pertenece a ellos dos. Ese idioma privado, lleno de neologismos, inflexiones, campos semánticos y sobrentendidos, tiene solamente dos hablantes. Empieza a morir cuando se separan. Muere del todo cuando los dos encuentran nuevas parejas, inventan nuevos lenguajes, superan el duelo que sobrevive a toda muerte. Son millones, las lenguas muertas».
Manuel Vilas (Ordesa)
Aparte de un marido e hijos, necesito otra cosa a la que dedicarme. No quiero haber vivido para nada, como la mayoría de las personas. Quiero ser de utilidad y alegría para los que viven a mi alrededor, aún sin conocerme. ¡Quiero seguir viviendo, aun después de muerta!
Anne Frank (Diario de Anne Frank (Spanish Edition))
Se encontró con el cuadro de su mujer -a la que un día él llevara una rosa entre los dientes- tendida en medio del pasillo, muerta. Louis se acercó a ella. "Hola, amor mío -pensó-, has vuelto a casa". De pronto, la vio, la vio realmente, y Louis Creed se puso a gritar.
Stephen King (Pet Sematary)
Tú dices que todo esto es culpa de mi boca. Porque tenía hambre, porque era callada. pero ¿y la boca tuya? Cómo tus labios son grapas que me perforan rápido y fuerte. Y las palabras que nunca dije quedan mejor muertas en mi lengua porque solamente hubieran chocado contra la puerta cerrada de tu espalda. Tu silencio amuebla una casa oscura. Pero aun a riesgo de quemarse, la mariposa nocturna siempre busca la luz
Elizabeth Acevedo (The Poet X)
Existen lugares que, aun compuestos de materia muerta, destilan el embrujo de lo vivo. Son solo piedras, cemento, madera, pequeños edificios. Sin embargo, parecen llevar consigo una parte de las personas que los visitaron en el pasado. ¿Qué será lo que se posa sobre algunos tejados? ¿Será solo el encanto del desgaste del tiempo? ¿Será que se cuela algo de nosotros mismos entre las rendijas de todo aquello que tocamos, miramos, amamos?
María Oruña (Un lugar a donde ir)
Hogwarts, Hogwarts, Hogwarts, enséñanos algo, por favor. Aunque seamos viejos y calvos o jóvenes con rodillas sucias, nuestras mentes pueden ser llenadas con algunas materias interesantes. Porque ahora están vacías y llenas de aire, pulgas muertas y un poco de pelusa. Así que enséñanos cosas que valga la pena saber, haz que recordemos lo que olvidamos, hazlo lo mejor que puedas, nosotros haremos el resto, y aprenderemos hasta que nuestros cerebros se consuman.
J.K. Rowling
No, calladita no estás más guapa. Tú eres preciosa cuando luchas, cuando peleas por lo tuyo, cuando no te callas y tus palabras muerden, cuando abres la boca y todo arde a tu alrededor. No, calladita no estás más guapa, sino un poco más muerta, y si algo sé sobre ti es que no he visto a nadie, jamás, con tantas ganas de vivir. Gritando. MIGUEL GANE, «Arde»
Isabel Allende (Mujeres del alma mía: Sobre el amor impaciente, la vida larga y las brujas buenas (Spanish Edition))
La gente siempre es buena en esta tierra. Los malos no son gente.
Miguel Otero Silva (Casas muertas (Casas muertas #1))
Todos protegen el honor de su apellido, salvo delincuentes y políticos
G.G. Melies (ALGOCRACIA CUÁNTICA: Las conciencias muertas de Sagitario A* (Novela de Ciencia Ficción en español))
—Me voy a morir de amor —dije riendo una tarde que caminábamos mojando los pies en el agua tibia. En mi miedo de siempre la muerta era yo y hasta me parecía romántico dejarlo con la ausencia, inventando mis cualidades, sintiendo un hueco en el cuerpo, buscándome en las cosas que tuvimos juntos. Muchas veces imaginé a Carlos llorándome, matando a Andrés, enloquecido. Nunca muerto. Horas pasaba en Acapulco mirando al mar, con la mano de Alonso sobre una de mis piernas y recordando a Vives: —Nadie se muere de amor, Catalina, ni aunque quisiéramos —había dicho.
Ángeles Mastretta (Arráncame la vida)
–La polarización genera bandos, los bandos requieren recursos, los recursos se le quitan a otro bando por medio de la guerra, y la guerra nos aleja de la civilización. Es matemática de homínidos.
G.G. Melies (ALGOCRACIA CUÁNTICA: Las conciencias muertas de Sagitario A* (Novela de Ciencia Ficción en español))
—¿Saben cual es mi historia de amor favorita? —Interrumpió la Señora Bobot. —Gone with the wind. Ahora es si que es una historia de amor. —Pero esa tampoco tiene un final feliz, —dije. —Rhett Bulter deja a Scarlett O’Hara. —Ella estaba mejor sin él, —dijo Realm. —Era un idiota. —No, no lo era, —dijo la Señora Bobot. —Scarlett estaba demasiado ciega para ver que Rhett era perfecto para ella. —Bella y Edward tuvieron un final feliz, —dije. El Reverendo frunció el ceño. —No me es familiar esa historia. —Bella acaba siendo una mama adolescente no muerta. Si eso te parece un final feliz tienes problemas, —dijo Realm.
Suzanne Selfors (Mad Love)
En la agenda escribí que era como estar muerta, pero ¿esto? Esto es peor. Tengo la sensación de morir cada día. Necesito sentir que estoy progresando. No puedo imaginarme continuando así mucho más tiempo. Sé que esta noche me dormiré y mañana me despertaré de nuevo sin saber nada, y pasado mañana, y al otro, todos los días de mi vida. No me lo puedo imaginar. No puedo afrontarlo. Esto no es vida, es solo una existencia, saltar de un momento al siguiente ignorando el pasado y sin planes para el futuro. Lo peor de todo es que ni siquiera sé qué no sé. Puede que haya muchas cosas esperando a hacerme daño. Cosas que ni siquiera soy capaz de imaginar.
S.J. Watson (Before I Go to Sleep)
Si alguien me hubiera dicho hace un par de semanas que iba a estar en México con Alex y que él iba a estar caminando a través de la playa con una sonrisa en su cara, habiéndonos reservado una habitación, me habría caído muerta de la emoción. Habría necesitado desfribiladores para traerme de vuelta. Pero aquí estaba él, caminando a través de la arena hacía mí, y era mío. Y no había caído muerta. Al contrario, me sentía muy, muy viva.
Sarah Alderson (Losing Lila (Lila, #2))
...yo no soy partidario de la guerra civil como sistema, pero en el momento presente Venezuela no tiene otra salida sino echar plomo. El civilismo de los estudiantes termino en la cárcel. Los hombres dignos que han osado escribir, protestar, pensar, también están en la cárcel, o en el destierro, o en el cementerio. Se tortura, se roba, se mata, se exprime hasta la última gota de sangre del país. Esto es peor que la guerra civil. Y es también una guerra civil en la cual uno solo pega, mientras el otro, que somos casi todos los venezolanos, recibe los golpes.
Miguel Otero Silva (Casas muertas (Casas muertas #1))
—Los que mandan son cuatro, veinte, cien, diez mil. Pero los otros, los que soportamos los planazos y bajamos la cabeza, somos tres millones. Yo sí creo que se puede hacer algo. Yo no soy un iluso, ni un poeta de pueblo, sino un llanero que se gana la vida con sus manos, que ha criado becerros, que ha domado caballos. Y sé que se puede hacer algo.
Miguel Otero Silva (Casas muertas (Casas muertas #1))
Vi a mi vida desarrollar ramas que se extendían ante mí como el árbol de higos del cuento. De la punta de cada rama, como un higo gordo y morado, me llamaba y guiñaba un hermoso futuro. Un higo era un esposo y un hogar feliz con hijos, otro higo era ser una poetisa famosa. Otro higo era ser una brillante profesora. Otro higo era Ee Gee (la maravillosa editora). Otro higo era Europa y África y América del Sur. Otro higo era Constantin y Sócrates y Attila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesiones poco convencionales. Otro higo era un campeonato olímpico y debajo de éste y encima de los otros se extendían más higos que no alcancé a descifrar. Me vi a mí misma sentada al pie del árbol de higo, muerta de hambre porque no podía decidirme por uno de los higos. Los quería todos pero elegir uno significaba perder todos los demás y mientras me sentaba ahí sin poderme decidir, los higos comenzaron a arrugarse y a volverse negros para ir cayendo uno a uno ante mis pies.
Sylvia Plath (La campana de cristal)
—Vete, hija, a los campos petroleros, a la selva, a la Sierra Nevada de Mérida, a la séptima paila del infierno, pero no te quedes aquí de sepulturera que ese no es oficio para ti. No importa que en ese lugar donde tú quieres irte los hombres digan malas palabras, que delante de ti no las dirán. Ni que haya mujeres perdidas, que dejarán de serlo cuando tú las estés mirando.
Miguel Otero Silva (Casas muertas (Casas muertas #1))
Y mañana, cuando tu primavera se derrumbe como la arquitectura de una flor, cuando te huyan todas las miradas y se te nieguen todas las sonrisas; cuando las noches alegres te vuelvan sus espaldas, y a puntapiés la música te arroje de su loco reinado; entonces volverás al suburbio, y será en una tarde con olor de aguas muertas, y el eco de tus pasos en la calle despertará recuerdos y exaltará fantasmas. Y cuando al fin descienda la lluvia de tus ojos una voz de muchacha cantará en algún patio: Cascabel, cascabelito, ríe, ríe y no llores
Leopoldo Marechal
Solo aquí, qué bien, me parece que estoy encima de todo. No me puede pasar nada. Yo soy el que paso. Vivo. Vivo. Fuera de tantas preocupaciones, fuera del dinero que tenía que ganar, fuera de la mujer con la que me tenía que casar, fuera de la clientela que tenía que conquistar, fuera de los amigos que me tenían que estimar, fuera del placer que tenía que perseguir, fuera del alcohol que tenía que beber. Si estuvieras así. Manténte ahí. Ahí tienes que estar. Tengo que estar aquí, en esta altura, viendo cómo estoy solo, pero así, en lo alto, mejor que antes, más tranquilo, mucho más tranquilo. No caigas. No tengo que caer. Estoy así bien, tranquilo, no me puede pasar nada, porque lo más que me puede para es seguir así, estando donde quiero estar, tranquilo, viendo todo, tranquilo, estoy bien, estoy bien, estoy muy bien así, no tengo nada que desear. Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no fui. No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada. Es cuestión de aprender a no pensar en nada, de fijar la mirada en la pared, de hacer que tú quieras hacer porque tu libertad sigue existiendo también ahora. Eres un ser libre para dibujar cualquier dibujo o bien para hacer una raya cada día que vaya pasando como han hecho otros, y cada siete días una raya más larga, porque eres libre de hacer las rayas todo lo largas que quieras y nadie te lo puede impedir.
Luis Martín-Santos (Tiempo de silencio)
La imagen que nos ofrece México al finalizar el siglo XIX es la de la discordia. Una discordia más profunda que la querella política o la guerra civil, pues consistía en la superposición de formas jurídicas y culturales que no solamente no expresaban a nuestra realidad, sino que la asfixiaban e inmovilizaban. […] Cortados los lazos con el pasado, imposible el diálogo con los Estados Unidos –que sólo hablaban con nosotros el lenguaje de la fuerza o el de los negocios–, inútil la relación con los pueblos de lengua española, encerrados en formas muertas, estábamos reducidos a una imitación unilateral de Francia –que siempre nos ignoró–. ¿Qué nos quedaba? Asfixia y soledad.
Octavio Paz (The Labyrinth of Solitude and Other Writings)
Me pregunto en qué momento un niño se convierte en un adulto. ¿Pasa de repente o es más bien poco a poco, como por etapas? ¿Hay una edad, una semana, un momento, en el que se revelan todos los secretos del universo y la madurez desciende del cielo en una nube, cambiando el cerebro para siempre? ¿Se escabullirá un día la niña que hay en mí para no volver jamás? No me puedo imaginar viviendo una vida real, o que alguna vez seré adulta. Me parece una transformación tan increíble... Puede que algún día sea la pareja de alguien o la madre de alguien o el patólogo forense de alguien. Puede que algún día beba demasiado o tenga un hijo del que no le hable a nadie. Puede que algún día huya de todo y tenga mis razones. Ese yo es imposible de imaginar por mi yo actual. No me puedo imaginar mayor. No me puedo imaginar diferente de la persona que soy ahora. No me puedo imaginar vieja ni casada ni muerta.
Meg Rosoff (Picture Me Gone)
Pienso en todas las cosas que se han escrito sobre mí: que soy un demonio inhumano, que soy una víctima inocente de un sinvergüenza que me forzó en contra de mi voluntad y con riesgo de mi propia vida, que era demasiado ignorante para saber comportarme y que el hecho de ahorcarme sería un asesinato judicial, que me gustan los animales, que soy muy guapa y tengo una tez preciosa, que tengo los ojos azules, que tengo los ojos verdes, que tengo el cabello cobrizo y que lo tengo también castaño, que soy alta y que no supero la talla media, que visto bien y con modestia, que robé a una muerta para vestir así, que soy enérgica y diligente en el trabajo, que soy de talante arisco y temperamento pendenciero, que mi aspecto es mejor que el que correspondería a una persona de mi humilde condición, que soy una buena chica de naturaleza dócil y nada malo se ha dicho de mí, que soy astuta y taimada, que tengo el cerebro reblandecido y soy poco más que una idiota. Y yo me pregunto cómo puedo ser todas esas cosas tan distintas al mismo tiempo.
Margaret Atwood (alias Grace)
Por esta floristería pasan hombres y mujeres que necesitan comunicar una emoción o enviar un mensaje para el que no encuentran las palabras: respeto, agradecimiento, admiración, desamor, pérdida, amor, celebración... Unos compran flores para un nacimiento y otros por una muerte. Unos las encargan para restar sobriedad a sus despachos, otros para dar vida a sus casas. Algunos las prefieren vivas, aún prendidas de la tierra, otros muertas o disecadas. En unos casos las prefieren a punto de abrirse para que duren más, a otros en cambio les gustan perecederas como las margaritas que empiezan a deshojarse. De una en una o de cien en cien... a veces las enviamos al camerino del teatro español, otras forman coronas en la iglesia de San Sebastián, las compras madres a sus madres, infieles a sus mujeres, amantes a sus amantes, el Palace para su retretes, las ancianas para sus balcones... Yo tengo la teoría de que a cada persona le corresponde una flor. Y a cada etapa de su vida, también. Hay mujeres que compran flores y otras que no. Eso es todo
Vanessa Montfort (Mujeres que compran flores)
—Lo siento —dije. Alex abrió la boca para hablar y yo negué con la cabeza para detenerlo—. Alex, sólo escúchame. Necesito que entiendas. Cuando pensé que mi madre estaba muerta… su funeral… y los días posteriores, sólo conseguí lograrlo gracias a ti, porque estuviste justo a mi lado cuidándome. Y cuando mi padre me llevó a Londres, lo único que conseguía sacarme de la cama en la mañana, y a través de cada día en esa maldita escuela, era el pensamiento de que un día llegaría a verte de nuevo. Sólo saber que estabas por ahí, era suficiente. Así que, incluso antes de esto, incluso antes de que realmente comenzaras a rescatarme de los hombres malos con armas grandes, te necesitaba. He sido impulsiva y loca y aprovechado oportunidades toda mi vida porque siempre he sabido que estarías allí cuando las cosas fueran mal. Lo que pasa. Mucho.¿Recuerdas el lago? ¿El incidente del trineo? ¿El árbol en el patio trasero? Y ni siquiera hemos llegado a casi ser capturada por La Unidad en un Seven Eleven o recibir un disparo en Joshua Tree. Y en cada uno de esos momentos me has rescatado. Cada vez has estado allí. Eres como mi red de seguridad.
Sarah Alderson (Losing Lila (Lila, #2))
—Vi a mi madre en su ataúd—dijo por fin—. Las mujeres le habían trenzado el pelo para que tuviera un aspecto decoroso, pero mi padre no lo permitió. Quería verla por última vez tal como era para él. Fue personalmente al ataúd, le deshizo las trenzas y extendió la cabellera con las manos, cubriendo la almohada. Hizo una pausa; su pulgar quedó inmóvil. —Yo estaba allí, quieto en el rincón. Cuando todos salieron para recibir al cura me acerqué sigilosamente. Era la primera vez que veía a una persona muerta.—Dejé que mis dedos se cerraran sobre su antebrazo.— Una mañana mi madre me dio un beso en la frente; luego volvió a colocarme la horquilla que se me había desprendido de mi pelo ensortijado y salió. Jamás volví a verla. La velaron con el ataúd cerrado. —¿Era…ella? —No.—Contemplaba el fuego con los ojos entornados—. No del todo. Se le parecía, pero nada más. Como si alguien la hubiera tallado en madera de abedul. Pero su pelo… eso aún tenía vida. Eso todavía era…ella. Lo oí tragar saliva y carraspear un poco. —La cabellera le cruzaba el pecho, cubriendo al niño que yacía con ella. Pensé que a él no le gustaría sofocarse de ese modo. Y retiré las guedejas rojas para dejarlo a la vista. Mi hermanito, acurrucado en sus brazos, con la cabeza en su seno, abrigado y en sombras bajo la cortina de pelo. Y enseguida pensé que no, que estaría más contento si lo dejaba así. Y volví a alisar la cabellera de mi madre para cubrirle la cabeza. Su pecho se elevó bajo mi mejilla. Deslizó lentamente las manos por mi pelo. —No tenía una sola cana, Sassenach. Ni una. Ellen Fraser había muerto de parto a los treinta y ocho años. Mi madre, a los treinta y dos. Y yo… yo tenía la riqueza de todos esos años largos que ellas habían perdido. Y más aún. —Para mí es un gozo ver cómo te tocan los años, Sassenach—susurró—, pues significa que vives.
Diana Gabaldon (The Fiery Cross (Outlander, #5))
La gente no acepta que se le diga sus verdades. Quieren que se crea sus lindas palabras o por lo menos que uno haga como si. Yo soy lúcida soy franca arranco las caretas. La tipeja que susurra: '¿Así que quiere mucho a su hermanito?' y yo con mi vocecita serena 'Lo detesto'. He seguido siendo esa adolescente que dice lo que piensa no hace trampas. Se me partía el corazón escucharlo pontificar y todos esos infelices de rodillas delante de él. Yo aparecía con mis grandes zuecos sus palabras solemnes quedaban desinfladas: el progreso la prosperidad el porvenir del hombre la felicidad de la humanidad la ayuda a los países subdesarrollados la paz del mundo. No soy racista pero me importan un pito los árabes los judíos los negros exactamente como me importan un pito los chinos los rusos los yanquis los franchutes. Me importa un pito la humanidad qué es lo que ella ha hecho por mí me gustaría saberlo. Si son lo bastante estúpidos como para degollarse bombardearse tirarse napalm exterminarse no gastaré mis ojos llorando. Un millón de niños degollados ¿y qué? Los niños nunca son otra cosa que semilla de canallas y así se descongestiona un poco el planeta reconocen que está superpoblado ¿y entonces qué? Si yo fuera la tierra me daría asco toda esa gusanada en mi espalda me la sacudiría. Si todos revientan yo quiero reventar. Los niños no son nada para mí no voy a enternecer por ellos. Mi hija está muerta y me han robado a mi hijo.
Simone de Beauvoir (The Woman Destroyed)
He aquí algo sobre el honor de los poetas. Yo tenía diecisiete años y unos deseos irrefrenables de ser escritor. Me preparé. Pero no me quedé quieto mientras me preparaba, pues comprendí que si así lo hacía no triunfaría jamás. Disciplina y un cierto encanto dúctil, ésas son las claves para llegar a donde uno se proponga. Disciplina: escribir cada mañana no menos de seis horas. Escribir cada mañana y corregir por las tardes y leer como un poseso por las noches. Encanto, o encanto dúctil: visitar a los escritores en sus residencias o abordarlos en las presentaciones de libros y decirles a cada uno justo aquello que quiere oír. Aquello que quiere oír desesperadamente. Y tener paciencia, pues no siempre funciona. Hay cabrones que te dan una palmadita en la espalda y luego si te he visto no me acuerdo. Hay cabrones duros y crueles y mezquinos. Pero no todos son así. Es necesario tener paciencia y buscar. Los mejores son los homosexuales, pero, ojo, es necesario saber en qué momento detenerse, es necesario saber con precisión qué es lo que no uno quiere, de lo contrario puedes acabar enculado de balde por cualquier viejo maricón de izquierda. Con las mujeres ocurre tres cuartas partes de lo mismo: las escritoras españolas que pueden echarte un cable suelen ser mayores y feas y el sacrificio a veces no vale la pena. Los mejores son los heterosexuales ya entrados en la cincuentena o en el umbral de la ancianidad. En cualquier caso: es ineludible acercarse a ellos. Es ineludible cultivar un huerto a la sombra de sus rencores y resentimientos. Por supuesto, hay que empollar sus obras completas. Hay que citarlos dos o tres veces en cada conversación. ¡Hay que citarlos sin descanso! Un consejo: no criticar nunca a los amigos del maestro. Los amigos del maestro son sagrados y una observación a destiempo puede torcer el rumbo del destino. Un consejo: es preceptivo abominar y despacharse a gusto contra los novelistas extranjeros, sobre todo si son norteamericanos, franceses o ingleses. Los escritores españoles odian a sus contemporáneos de otras lenguas y publicar una reseña negativa de uno de ellos será siempre bien recibida. Y callar y estar al acecho. Y delimitar las áreas de trabajo. Por la mañana escribir, por la tarde corregir, por las noches leer y en las horas muertas ejercer la diplomacia, el disimulo, el encanto dúctil. A los diecisiete años quería ser escritor. A los veinte publiqué mi primer libro. Ahora tengo veinticuatro y en ocasiones, cuando miro hacia atrás, algo semejante al vértigo se instala en mi cerebro. He recorrido un largo camino, he publicado cuatro libros y vivo holgadamente de la literatura (aunque si he de ser sincero, nunca necesité mucho para vivir, sólo una mesa, un ordenador y libros). Tengo una colaboración semanal con un periódico de derechas de Madrid. Ahora pontifico y suelto tacos y le enmiendo la plana (pero sin pasarme) a algunos políticos. Los jóvenes que quieren hacer una carrera como escritor ven en mí un ejemplo a seguir. Algunos dicen que soy la versión mejorada de Aurelio Baca. No lo sé. (A los dos nos duele España, aunque creo que por el momento a él le duele más que a mí). Puede que lo digan sinceramente, pero puede que lo digan para que me confíe y afloje. Si es por esto último no les voy a dar el gusto: sigo trabajando con el mismo tesón que antes, sigo produciendo, sigo cuidando con mimo mis amistades. Aún no he cumplido los treinta y el futuro se abre como una rosa, una rosa perfecta, perfumada, única. Lo que empieza como comedia acaba como marcha triunfal, ¿no?
Roberto Bolaño (The Savage Detectives)