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Las mujeres quieren que te levantes del sofá y te pongas a limpiar. Que dejes de ver pornografía, que pareces tonto por cómo te tienen atrapado cuatro listos y negociantes; que dejes de dedicar tu vida al culebrón de la Liga, la Champions, la Vuelta ciclista y el Roland Garros, el MotoGP y los play-off. Que dejes de mirar y contemplar a hombres jugando a todo tipo de cosas y te dediques a ver lo que sucede a tu alrededor. Que no te empeñes en salvar el mundo mientras no haces nada por salvar a tus hijos. Que dejes de ser un egoísta absoluto en las relaciones sexuales y te apliques a dar placer y no a recibirlo como si fueras uno de esos lelos del porno. Que no se te ocurra engañar ni mentir a nadie que te quiera. Que dejes de hablar del niño que llevas dentro y seas el chico y el mayor que eres. Y que, venga, dejéis de echarle tanto morro colectivo a la vida y vamos a ponernos todos juntos a cambiar este sistema depredador. Las mujeres quieren que te levantes y te pongas en su lugar. En nuestro lugar.
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