Mil Gracias Quotes

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Mil gracias merece el que encontrándose con uno a quien han asaltado las tribulaciones de esta vida hasta dejarlo desnudo, le ofrece con la fuerza de sus palabras con qué cubrir su miseria.
Søren Kierkegaard (Temor y temblor)
Yo, que siempre trabajo y me desvelo por parecer que tengo de poeta la gracia que no quiso darme el cielo, quisiera despachar a la estafeta mi alma, o por los aires, y ponella sobre las cumbres del nombrado Oeta, pues, descubriendo desde allí la bella corriente de Aganipe, en un saltico pudiera el labio remojar en ella, y quedar del licor süave y rico el pancho lleno, y ser de allí adelante poeta ilustre, o al menos magnifico. Mas mil inconvenientes al instante se me ofrecieron, y quedó el deseo en cierne, desvalido e ignorante. Porque [en] la piedra que en mis hombros veo, que la Fortuna me cargó pesada, mis mal logradas esperanzas leo.
Miguel de Cervantes Saavedra
De pronto una idea que cruzó por su mente la hizo levantarse a mirar al cielo estrellado. Ella conocía, pues lo había sentido en carne propia, lo poderoso que puede ser el fuego de una mirada. Es capaz de encender al mismo sol. Tomando esto en consideración, ¿qué pasaría si Gertrudis miraba una estrella? De seguro que el calor de su cuerpo, inflamado por el amor, viajaría con la mirada a través del espacio infinito sin perder su energía, hasta depositarse en el lucero de su atención. Estos grandes astros han sobrevivido millones de años gracias a que se cuidan mucho de no absorber los rayos ardientes que los amantes de todo el mundo les lanzan noche tras noche. De hacerlo, se generaría tanto calor en su interior que estallarían en mil pedazos. Por lo que al recibir una mirada, la rechazan de inmediato, reflejándola hacia la tierra como en un juego de espejos. Es por eso que brillan tanto en las noches.
Laura Esquivel (Like Water for Chocolate)
Vivimos en una sociedad sombría. Lograr el éxito, ésta es la enseñanza que, gota a gota, cae de la corrupción a plomo sobre nosotros. Digamos, sin embargo, que eso que se llama éxito es algo bastante feo. Su falso parecido con el mérito engaña a los hombres. Para la muchedumbre, el triunfo tiene casi el mismo aspecto que la supremacía. El éxito, este artificio del talento, tiene una víctima a quien engañar: la historia. Juvenal y Tácito son los únicos que protestan. En nuestros días, ha entrado como sirviente en casa del éxito una filosofía casi oficial, que lleva la librea de su amo y le rinde homenaje en la antecámara. Hay que tener éxito: ésa es la teoría. La prosperidad supone capacidad. Ganen la lotería y ya serán capaces. El que triunfa es objeto de veneración. Todo consiste en nacer de pie. Tengan suerte, lo demás ya llegará; sean felices, y los considerarán grandes. Fuera de cinco o seis excepciones importantes, que constituyen la luz de un siglo, la admiración contemporánea no es más que miopía. Lo dorado es considerado oro. No importa ser un cualquiera, si se llega el primero. El vulgo es un viejo Narciso que se adora a sí mismo y que celebra todo lo vulgar. Esa facultad enorme, por la cual el hombre se convierte en Moisés, Esquilo, Dante, Migue Ángel o Napoleón, la multitud la concede por unanimidad y por aclamación a quien logra su objetivo, sea quien fuere. Que un notario se transforme en diputado; que un falso Corneille haga el Tiridate; que un eunuco llegue a poseer un harén; que un militar adocenado gane por casualidad la batalla decisiva de una época; que un boticario invente las suelas de cartón para el ejército del Sambre-et-Meuse y obtenga, con aquel cartón vendido como cuero, una renta de cuatrocientos mil francos; que un buhonero contraiga matrimonio con la usura, y tenga de ella por hijos siete y ocho millones, de los cuales él es el padre y ella, la madre; que un predicador llegue a obispo por la gracia de ser gangoso; que un intendente de buena casa, al dejar el servicio, sea tan rico que lo nombren ministro de Hacienda; no importa: los hombres llaman a eso Genio, tal como Belleza a la figura de Mousqueton, y Majestad al talante de Claudio, confundiendo así con las constelaciones del abismo las huellas estrelladas que dejan en el lodo blando las patas de los gansos.
Victor Hugo (Les Misérables)
Y todos cuantos vagan de ti me van mil gracias refiriendo; y todos más me llagan, y déjame muriendo un no sé qué que quedan balbuciendo.
Juan de la Cruz ("Cántico espiritual". Poesía completa)
Lo escuchaba contarme historias que me había contado mil veces como quien escucha una y otra vez la misma canción o lee una y otra vez las mismas páginas del mismo libro. Esas historias que conocemos tan bien son nuestro hogar. Y yo le hacía trampas a mi padre y le miraba a los ojos como si me sorprendiese lo que me contaba y él miraba a los míos como si me dijese sé lo que estás haciendo, pero gracias. O qué sé yo.
Javier Peña (Tinta invisible: Sobre la pérdida, la escritura y el poder transformador de las historias)
Los que se deleitan en la piedad están a menudo hablando de ella.; “Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a otro,” Mal. 3.16. Donde se infunde la gracia, será efusiva. “Las palabras de la boca del sabio están llenas de gracia,” Ecle. 12.10. David deleitándose con los testimonios de Dios, “hablaría de ellos delante de los reyes”, Salmo 119.46. El cónyuge deleitándose con su amado, no pudo ocultar su amor, sino que prorrumpe en más conmovedoras, y no menos elegantes expresiones: “Mi amado es blanco y rubio, señalado entre diez mil, la cabeza es como la más fina de oro” etcétera. Los discípulos cuyos corazones estaban en Cristo, le hacen el tema de su discurso hacen mientras que iban a Emaús, Lucas 24.19. Los cristianos primitivos que fueron encendidos con el amor a Dios, hablaban mucho de los cielos, y el reino preparado, tanto que el emperador sospechaba que pretendían quitarle su reino! Las palabras son el espejo de la mente-que muestran lo que está en el corazón! Donde hay deleite espiritual, al igual que el vino nuevo, tendrá ventilación.
Thomas Watson (El Deleite Espiritual del Creyente (Spanish Edition))
Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Es indudable, por tanto, que Jesucristo es tan verdaderamente fruto y obra de María para cada hombre en particular, que lo posee, como para todo el mundo en general. De modo que, si algún fiel tiene a Jesucristo formado en su corazón, puede decir con osadía: “¡Gracias mil a María; lo que poseo es obra y fruto suyo, y sin Ella no lo tendría!
Luis María Grignion de Montfort (Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen)
De pronto una idea que cruzó por su mente la hizo levantarse a mirar al cielo estrellado. Ella conocía, pues lo había sentido en carne propia, lo poderoso que puede ser el fuego de una mirada. Es capaz de encender al mismo sol. Tomando esto en consideración, ¿qué pasaría si Gertrudis miraba una estrella? De seguro que el calor de su cuerpo, inflamado por el amor, viajaría con la mirada a través del espacio infinito sin perder su energía, hasta depositarse en el lucero de su atención. Estos grandes astros han sobrevivido millones de años gracias a que se cuidan mucho de no absorber los rayos ardientes que los amantes de todo el mundo les lanzan noche tras noche. De hacerlo, se generaría tanto calor en su interior que estallarían en mil pedazos. Por lo que al recibir una mirada, la rechazan de inmediato, reflejándola hacia la tierra como en un juego de espejos. Es por eso que brillan tanto en las noches. Y es por eso que a Tita le entró la esperanza de que si ella pudriera descubrir entre todas las estrellas del firmamento cuál era la que su hermana veía en ese momento, recibiría por reflejo un poco del calor que a ella le sobraba.
Laura Esquivel (Like Water for Chocolate)
DESPERTARSE POR LA MAÑANA ANTES DE SALTAR DE LA CAMA Al despertarnos por la mañana y antes de levantarnos: coloca tu cuerpo boca arriba, las piernas ligeramente separadas, los brazos a lo largo de cuerpo. Percibe tu cuerpo con señal de agradecimiento, dale las gracias por todo el servicio que te ha dado hasta este momento. Él es el asiento de tu conciencia, y el que te ha llevado a mil lugares. Simplemente percibe que todas sus partes están ahí, y relájate por un instante. A continuación, coloca tus manos sobre el abdomen y realiza varias respiraciones profundas, preguntándote al respirar:       ¿Quién soy yo? ¿Qué hago aquí? ¿Hacia dónde voy? Formulas estas preguntas con sinceridad, con total atención e intención. Plántalas en tu jardín interior, sin buscar una respuesta. Deja que el subconsciente las reciba, y que perciba tu interés genuino en recibir luz y guía. Cada persona tiene su propio jardín, que se nos dio al nacer y que debemos cultivar. Una vez hecho esto, salta de la cama. Esta actividad ha de practicarse a diario. Reflexión: Yo no soy yo. Soy este que va a mi lado sin yo verlo; que, a veces, voy a ver, y que, a veces, olvido. El que calla, sereno, cuando hablo, el que perdona, dulce, cuando odio, el que pasea por donde no estoy, el que quedará en pie cuando yo muera. Juan Ramón Jiménez
Fernando Torrijos (La sabiduría de la edad: …Caminante son tus huellas el camino y nada más… (Mindfulness, meditación, budismo, yoga y otras tradiciones contemplativas) (Spanish Edition))
—¿Has visto los paquetes que te he dejado en el salón? —pregunta. Lo noto tímido. —He abierto el mío —confieso entusiasmada y con una sonrisa de oreja a oreja—. Es precioso, mil gracias por el regalo. —Me pediste un cuadro para decorar la casa y eso fue lo que me salió. —Debo decirte que me siento un poco egocéntrica teniendo esto en mitad del salón. Aunque me gusta cómo me ves. —Ese cuadro tiene solo un veinticinco por ciento de la luz con la que te ven mis ojos.
Silvia Ferrasse (Mil primaveras en una casa vacía (Mil Estaciones, #1))
En un ritual que suena mil veces repetido, pregunta mi nombre, edad, número de embarazos...sin alterar su modulación de voz, empieza a dictarle a la enfermera las dimensiones de los miomas, el útero, los ovarios. Finalmente, me entrega tres servilletas predobladas con la instrucción de secarme, vestirme y salir. Les digo un "Gracias" muy sincero y salgo, mietras a mis espaldas continúa Mecano y su "Aire"... "sin entrar en pormenores, Dios hace cosas mejores".
Mónica Morales Rocha (Historia Clínica (Spanish Edition))
Estoy intentando darles la vuelta a los pensamientos negativos. No quiero pensar que tengo las piernas gordas, sino que gracias a mis piernas camino.
Violeta Reed (Mil razones para quererte (Mis razones, #2))
mil gracias de todo corazón.
Carmen S. Rivera (Kissing the Mango Tree: Puerto Rican Women Rewriting American Literature)
¡No, no, no más, hombre, por Dios! ¿Por qué hacerme usted escribir faltando a mi resolución? Vamos, ¿qué adelanta usted sino hacerme pasar por el dolor de decir a usted mil veces no? Señor, usted es excelente, es inimitable; jamás diré otra cosa sino lo que es usted. Pero, mi amigo, dejar a usted por el general Bolívar es algo; dejar a otro marido sin las cualidades de usted sería nada. ¿Y usted cree que yo, después de ser la predilecta de este general por siete años y con la seguridad de poseer su corazón, prefiera ser la mujer del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, o de la Santísima Trinidad? Si algo siento, es que no haya sido usted mejor para haberlo dejado. Yo sé muy bien que nada puede unirme a él bajo los auspicios de lo que usted llama honor. ¿Me cree usted más honrada por ser él mi amante y no mi esposo? ¡Ah! Yo no vivo de las preocupaciones sociales, inventadas para atormentarse mutuamente. Déjeme usted, mi querido inglés. Hagamos otra cosa: en el cielo nos volveremos a casar, pero no en la tierra. ¿Cree usted malo este convenio? Entonces diría yo a usted que era muy descontento. En la patria celestial pasaremos una vida angelical y toda espiritual (pues, como hombre, usted es pesado); allá todo será a la inglesa, porque la vida monótona está reservada a su nación (en amores digo; pues en lo demás, ¿quiénes más hábiles para el comercio y la marina?). El amor les acomoda sin placeres; la conversación, sin gracia, y el caminar, despacio; el saludar, con reverencia; el levantarse y sentarse, con cuidado; la chanza, sin risa; éstas son formalidades divinas; pero yo, miserable mortal que me río de mí misma, de usted y de otras seriedades inglesas, etc., ¡qué mal me iría en el cielo! Tan malo como si fuera a vivir en Inglaterra o Constantinopla, pues los ingleses me deben el concepto de tiranos con las mujeres, aunque no lo fuese usted conmigo, pero sí más celoso que un portugués. Eso no lo quiero yo. ¿No tengo buen gusto? Basta de chanzas. Formalmente y sin reírme, con toda la seriedad, verdad y pureza de una inglesa digo "que no me juntaré más con usted". Usted anglicano y yo atea, es el más fuerte impedimento religioso; el que estoy amando a otro es mayor y más fuerte. ¿No ve usted con qué formalidad pienso? Su invariable amiga, Manuela.
Alfonso Rumazo González (Simón Bolívar (Spanish Edition))
La testarudez es el puente gracias al cual los idiotas pasan a la Historia transformados en héroes, en símbolos o en genios.
Enrique Jardiel Poncela (Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?)
Le he dicho mil veces que los argumentos más productivos utilizan el tiempo futuro, el lenguaje de las elecciones y las decisiones.
Jay Heinrichs (Gracias por Discutir)
Gracias al Congreso, los mexicanos hemos terminado pagando fraudes, créditos fantasmas, rescates bancarios y carreteros, desfalcos y corrupción de los gobernadores, el IVA en todas su modalidades, lujos y dispendio de diputados y senadores, sus automóviles, su telefonía celular, sus comidas, sus seguros de gastos médicos mayores, sus ocho mil asesores y muchas otras cosas más que permanecen en la opacidad.
Alejandro Rosas (México bizarro)
Pasamos todo el trayecto cantando las canciones que había grabado Rita y recordando cosas de hace mil años que ya hemos recordado cientos de veces pero que cada vez que las contamos nos gustan más y nos hacen más gracia.
Mara Torres (La vida imaginaria)
verdadero poder surge de lo más profundo del alma de cada ser humano: es aquella fuerza que nos hace afrontar los retos, levantarnos después de caer una y mil veces, luchar por una causa justa o necesaria, no perder nunca la esperanza, perseverar, ver de manera constructiva todo cuanto nos sucede, saber que eso que llamamos “yo” es en realidad un “nosotros” y actuar en consecuencia, celebrar y agradecer cada instante de la vida, poner al mal tiempo buena cara, trabajar con el corazón por un futuro mejor para todos, avanzar sin miedo, entregarse a cada desafío de la vida con coraje, responsabilidad, humildad, confianza… En definitiva, poder es desarrollar la capacidad para cambiar la realidad gracias a la fuerza de nuestras actitudes
Álex Rovira Celma (Los siete poderes: un relato sobre las actitudes clave para la buena suerte)
Este esquema también fue utilizado en España por órdenes de Juan Miguel Villar Mir, exaccionista de OHL y uno de los hombres más cercanos al rey Juan Carlos. Se dice que, gracias a esa transacción, en 2011 el rey le consiguió a la empresa española un contrato ferroviario de 6 mil 740 millones de euros para echar a andar un tren de alta velocidad (AVE) en la ciudad de La Meca, una de las más concurridas de Arabia Saudita. Por dicha recomendación, el rey habría recibido una donación de 100 millones de dólares desde territorio saudí, que fue depositada en las cuentas de su fundación altruista en un banco suizo.
Mario Maldonado (Lozoya, el traidor (Ensayo) (Spanish Edition))
1 Pedro 5.10–11 Y después de que hayan sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que los llamó a Su gloria eterna en Cristo, El mismo los perfeccionará, afirmará, fortalecerá, y establecerá. A El sea el dominio por los siglos de los siglos. Amén. Si mil aflicciones les son designadas, al final vendrán a ser solo una, y luego de eso, no más. Y aunque nuestras leves aflicciones solo sean momentáneas, estas producen en nosotros “un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación” (2 Co. 4:17). Permitan que esto alivie sus corazones bajo todos sus sufrimientos.
John Flavel (El Misterio de la Providencia: La Manera del Obrar de Dios (Clásicos Reformados nº 1))
Quiero señalar otra cuestión importante sobre las 29.404 muertes del año 2013. El clima ya no es una de las principales causas de mortalidad, gracias sobre todo a los combustibles fósiles. En cambio, todavía hay mil trescientos millones de personas que viven sin electricidad y una gran mayoría de ellas sufrirán una muerte prematura, un problema que sólo podría resolverse usando más combustibles fósiles. No sólo estamos ignorando la cuestión de conjunto cuando convertimos el cambio climático en la obsesión de nuestra cultura, sino además nos hemos propuesto «combatir» ese cambio climático rechazando el arma que ha reducido su peligrosidad de manera espectacular. (...) No hemos recibido un clima seguro y lo hemos transformado en algo peligroso; hemos recibido un clima peligroso y lo hemos convertido en mucho más seguro. La civilización de la energía, y no la metereología, es el eje impulsor de la habitabilidad climática. Pase lo que pase, el clima siempre será peligroso por su propia naturaleza, y la pregunta clave siempre será si poseemos la capacidad de lidiar con él o, mejor aún, si somos capaces de dominarlo.
Alex Epstein (The Moral Case for Fossil Fuels)
El botón de Lichtenberg no es un ejemplo insólito de elevar lo menospreciado a alturas filosóficas. Es un tributo a la normalidad de todo lo que nos preocupa desde siempre. Desde la Antigüedad, el feliz culto a la trivialidad tiene varios tomos de obras incompletas: Luciano de Samósata elogiando la inmortalidad del alma de las moscas, Sinesio de Cirene defendiendo la sabiduría lampiña de los calvos, Leonardo da Vinci preguntando por qué es tan larga la lengua de un pájaro carpintero, Francisco de Quevedo ponderando las gracias y desgracias del ojo del culo, sor Juana Inés de la Cruz señalando el engaño colorido de los retratos, Xavier de Maistre detallando un viaje de cuarenta y dos días alrededor de su cuarto, J. W. Goethe describiendo la morfología de las nubes, Montaigne confesando un terror crónico a sus cálculos renales, Charles Lamb admirando la melancolía de los sastres, Schopenhauer examinando la visión nocturna de fantasmas, Darwin dedicándole su último libro a las lombrices, Machado de Assis proponiendo reglas para comportarse en los tranvías, Nietzsche interrogándose sobre el valor de un fósforo por su eventual poder de destrucción, R. L. Stevenson meditando sobre los efectos meteorológicos de un paraguas, Proust babeando por los lujosos salones de princesas y condesas de París, Chesterton predicando la humildad del plomo, Rosa Luxemburgo llamando por teléfono a sus amigos para que escucharan con ella a un ruiseñor, Roberto Arlt calculando con cuántas mujeres estuvo un difunto que escribió setenta y dos mil cartas de amor, Lu Sin debatiendo sobre los senos fajados versus los senos naturales, Theodor Adorno acusando lo insoportables que son los signos de exclamación, Salvador Novo argumentado su rencor contra la letra h, Vladimir Nabokov alabando las alas de las mariposas, Hannah Arendt discutiendo sobre la banalidad del mal, Clarice Lispector dictando reglas de seducción para mujeres, Roland Barthes explicando la mitología del bistec y las papas fritas, Virginia Woolf contándonos la muerte de una polilla, Sylvia Plath revelando el placer de escarbarse la nariz, Italo Calvino estudiando la fenomenología del llanto en las novelas, Cioran blasfemando contra el tedio de los domingos por la tarde, García Márquez especulando sobre la inutilidad de los días jueves, Wisława Szymborska y su preocupación por la inexistencia de una historia de los botones.
Julio Villanueva Chang (Un aficionado a las tormentas y otros textos al vuelo)