Mi Rancho Quotes

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Pasamos cerca de un rancho; una mujer, debajo del alero, miró el tren. Se me ocurrió un pensamiento estúpido: «A esta mujer la veo por primera y última vez. No la volveré a ver en mi vida.» Mi pensamiento flotaba como un corcho en un río desconocido. Siguió por un momento flotando cerca de esa mujer bajo el alero. ¿Qué me importaba esa mujer? Pero no podía dejar de pensar que había existido un instante para mí y que nunca más volvería a existir; desde mi punto de vista era como si ya se hubiera muerto: un pequeño retraso del tren, un llamado desde el interior del rancho, y esa mujer no habría existido nunca en mi vida. Todo
Ernesto Sabato (El túnel)
No conocí el rancho Neverland de Michael Jackson en Estados Unidos, pero creo que Nápoles tenía poco que envidiarle, pues allí todo era aventura, desde que uno llegaba hasta que se iba.
Juan Pablo Escobar (Pablo Escobar, mi padre (Edición española): Radiografía íntima del narco más famoso de todos los tiempos (PENINSULA) (Spanish Edition))
«Y cuando vi su sonrisa, lo supe. Esa era la sonrisa que quería ver siempre al despertar durante el resto de mi vida» — Mario Benedetti
D.D. Gianni (Lo llamaban La Bestia del Rancho)
Comía el mismo rancho que se cocinaba para los mineros y tenía prohibido que circulara licor en la mina. Tampoco lo tenía en mi casa, porque siempre he pensado que la soledad y el aburrimiento terminan por convertir al hombre en alcohólico. Tal vez el recuerdo de mi padre, con el cuello desabotonado, la corbata floja y manchada, los ojos turbios y el aliento pesado, con un vaso en la mano, hicieron de mí un abstemio. No tengo buena cabeza para el trago, me emborracho con facilidad. Descubrí eso a los dieciséis años y nunca lo he olvidado
Isabel Allende
UN RANCHO Y UN LUCERO Un día —primero Dios!— has de quererme un poquito. Yo levantaré el ranchito en que vivamos los dos. ¿Qué más pedir? Con tu amor, mi rancho, un árbol, un perro, y enfrente el cielo y el cerro y el cafetalito en flor... Y entre aroma de saúcos, un zenzontle que cantara y una poza que copiara pajaritos y bejucos. Lo que los pobres queremos, lo que los pobres amamos, eso que tanto adoramos porque es lo que no tenemos... Con sólo eso, vida mía; con sólo eso: con mi verso, con tu beso, lo demás nos sobraría... Porque no hay nada mejor que un monte, un rancho, un lucero, cuando se tiene un “te quiero” y huele a sendas en flor...
Alfredo Espino (Jicaras Tristes)
Cuando el llamado Divo de Juárez estaba en uno de sus mejores momentos lo contrataron para una fiesta de Don Neto. Una muy especial. Eran los tiempos cuando en todas partes sonaba su canción “Querida”, una de las más populares en su historia discográfica. “Querida, cada momento de mi vida, yo pienso en ti más cada día, mira mi soledad…” La fiesta fue en el rancho La Herradura ubicado por la carretera que conduce al Aeropuerto Internacional de Guadalajara, en el pueblo de Atequiza. El invitado de honor de Don Neto era el tristemente célebre colombiano Pablo Escobar. Uno de los acompañantes de Escobar que tenía la confianza para jugarle bromas pesadas se acercó a Juan Gabriel y le ofreció un millón de dólares si le daba un beso al capo colombiano. —No, me va a matar —respondió temeroso el Divo. —No te mata. —No me vas a dar el dinero. —Sí te lo doy. El cantante, seguramente más por intimidación que por dinero, fue y sorpresivamente le plantó un beso en los labios a Escobar. Lira vio la escena con los ojos abiertos como plato, estupefacto. Instantáneamente Escobar sacó su pistola, Don Neto también. El compañero de Escobar se levantó de inmediato y le explicó que era una broma orquestada por él. Don Neto soltó la carcajada, a Escobar no le causó ninguna gracia, pero tuvo que aguantar y también rio para no sentirse más ridículo. Juan Gabriel ya no continuó el show y se esfumó antes de que Escobar cambiara de opinión.
Anabel Hernández (Emma y las otras señoras del narco (Spanish Edition))
Los niños, los blancos, iban a jugar allí conmigo, y a veces yo iba a jugar a casa de ellos; algunos eran muy buenos. A mi padre no le gustaba. Hasta mucho tiempo después no supe por qué no le gustaba. Pero ahora lo sé. No había otra familia de color en muchas leguas a la redonda. Y ahora sólo hay un hombre de color en este rancho y una familia en Soledad.
John Steinbeck (Of Mice and Men)