Mes De Mayo Quotes

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Empecé a coleccionar los tiques mensuales del transporte público. Son pequeños billetes rojos con un mes del año en el reverso. Cuando termina abril, la gente normal compra mayo y abril lo tira a la basura. Lo que la gente normal de este mundo muerto no sabe es que no hay que tirarlos. Que basta con un permanente, darla la vuelta al billete y escribir en él un momento especial. El mejor del mes. Guardarlo en una caja. Y empezar a creer en las fechas que marcan tu vida.
Chris Pueyo (El chico de las estrellas)
Cuando terminó abril llegó el mes de mayo; mayo fue mucho peor que abril. En mayo, en plena primavera, ya no pude evitar sentir cómo se estremecía y temblaba mi corazón. Solía ocurrirme al atardecer. En la pálida oscuridad, empezaba a hincharse, a estremecerse, a temblar, atravesado por un pinchazo. En estos momentos, cerraba los ojos y apretaba los dientes con fuerza. Y esperaba a que pasara. Poco a poco, despacio, este dolor se alejaba, dejando tras de sí un dolor sordo.
Haruki Murakami
Quien sea el sustento de los suyos con su trabajo no tiene ya derecho a sacrificarse. Eso es desertar de la familia. ¡Y los que tienen hijas y los que tienen hermanas! ¿Lo habéis pensado? Dejáis que os maten, ya estáis muertos, muy bien. ¿Y mañana? Unas muchachas sin pan, ¡qué cosa tan terrible! El hombre pide limosna, la mujer se vende. (...) Pensad en vuestras hermanas, los que las tengáis. La miseria, la prostitución, los guardias, Saint-Lazare, a eso es a lo que van a ir a parar esas jóvenes delicadas y hermosas, esos frágiles prodigios de pudor, de encanto y de hermosura, más lozanos que las lilas del mes de mayo. ¡Ah, que habéis querido que os matasen! ¡Ah, que ya no estáis ahí! Muy bien; por querer sacar al pueblo de las manos de la monarquía, entregáis a vuestras hijas a la policía. Amigos, cuidado, tened compasión. Hay poca costumbre de acordarse de las mujeres, de las desdichadas mujeres. Nos fiamos de que a las mujeres no las educaron como a los hombres, les impedimos leer, les impedimos pensar, les impedimos meterse en política. Pero ¿vais a poder impedirles que vayan a la morgue esta noche para identificar vuestros cuerpos? Vamos, que quienes tengan familia se porten como buenas personas y nos den un apretón de manos y se vayan y nos dejen rematar solos este asunto. Ya sé que se necesita mucho valor para irse, es difícil; pero más que difícil es meritorio.
Victor Hugo (Les Misérables)
La traición fue total, generalizada y sin excepciones, desde la izquierda hasta la derecha. Ya he contado cómo los comunistas, ocultos tras la ostentosa fachada de su «disposición a intervenir» y de la preparación de una guerra civil, lo único que hicieron en realidad fue preparar la huida a tiempo de sus más altos funcionarios en dirección al extranjero. En lo que respecta a los líderes socialdemócratas, su traición a millones de pequeños ciudadanos decentes, partidarios fieles y ciegamente leales, ya había comenzado el 20 de julio de 1932, cuando Severing y Grzesinski «cedieron a la violencia». Asimismo, los socialdemócratas llevaron a cabo la campaña electoral de 1933 de una forma en extremo humillante, dejándose arrastrar por los eslóganes nazis y subrayando su condición de «también-nosotros-somos-nacionalistas». El 4 de marzo, un día antes de las elecciones, Otto Braun, presidente de Prusia y «hombre fuerte» de los socialdemócratas, cruzó la frontera suiza; había tomado la precaución de adquirir una casita en Tessin. En mayo, un mes antes de su disolución, los socialdemócratas llegaron al punto de prestar un apoyo unánime al gobierno de Hitler y de entonar el himno de Horst Wessel en el Reichstag (en el informe parlamentario figura la siguiente observación: «Ovaciones interminables y aplausos en la cámara y en las tribunas. El canciller del Reich también aplaude vuelto hacia los socialdemócratas»).
Sebastian Haffner (Historia de un alemán (Áncora & Delfín) (Spanish Edition))
LI LORD No sé si tú, Platero, sabrás ver una fotografía. Yo se las he enseñado a algunos hombres del campo y no veían nada en ella. Pues éste es Lord, Platero, el perrillo foxterrier de que a veces te he hablado. Míralo. Está ¿lo ves? en un cojín de los del patio de mármol, tomando, entre las macetas de geranios, el sol de invierno. ¡Pobre Lord! Vino de Sevilla cuando yo estaba allí pintando. Era blanco, casi incoloro de tanta luz, pleno como un muslo de dama, redondo e impetuoso como el agua en la boca de la caño. Aquí y allá, mariposas posadas, unos toques negros. Sus ojos brillantes eran dos breves inmensidades de sentimientos de nobleza. Tenían vena de loco. A veces, sin razón, se ponía a dar vueltas vertiginosas entre las azucenas del patio de mármol, que en mayo lo adornan todo, hojas, azules, amarillas de los cristales traspasados del sol de la montera, como los palomos que pinta don Camilo... Otras se subía a los tejados y promovía un alboroto piador en los nidos de los aviones... La Macaria lo enjabonaba cada mañana y estaba tan radiante siempre como las almenas de la azotea sobre el cielo azul, Platero. Cuando se murió mi padre, pasó toda la noche velándolo junto a la caja. Una vez que mi madre se puso mala, se echó a los pies de su cama y allí se pasó un mes sin comer ni beber... Vinieron a decir un día mi casa que un perro rabioso lo había mordido... Hubo que llevarlo a la bodega del Castillo y atarlo allí al naranjo, fuera de la gente. La mirada que dejó atrás por la callejilla cuando se lo llevaban sigue agujereando mi corazón como entonces, Platero, igual que la luz de una estrella muerta, viva siempre, sobre pasando su nada con la exaltada intensidad de su doloroso sentimiento... Cada vez que un sufrimiento material me punza el corazón, surge ante mí, larga como la vereda de la vida a la eternidad, digo, del arroyo al pino de la Corona, la mirada que Lord dejó en él para siempre cual una huella macerada.
Juan Ramón Jiménez (Platero y yo: Elegía Andaluza (Spanish Edition))
No se puede seguir la larga cadena de ocasiones fallidas que impidieron el forzamiento de los Dardanelos sin experimentar una sensación de espanto. Mirando atrás, se ven al menos una docena de situaciones, todas fuera de la intervención del enemigo, cualquiera de las cuales, de haberse decidido de otra manera, habría asegurado el éxito. Si cuando se resolvió hacer el ataque naval, se hubiera sabido que había un ejército disponible y se hubiera dispuesto de él, habríase resuelto un ataque combinado naval y militar por sorpresa y todos lo habrían apoyado de corazón. Si no se hubiera enviado nunca ningún ejército, la marina, una vez bien organizado el servicio de dragaminas, habría reanudado sus esfuerzos después de la detención del 18 de marzo y, de hacerlo así, habría consumido las municiones de los fuertes turcos y dragado los campos de minas. Si no se hubiera dado contraorden para la marcha de la 29 división el 20 de febrero, o se la hubiera acomodado correctamente en los transportes en disposición de poder combatir en cuanto desembarcara, sir Ian HamiIton habría atacado la península de Gallípoli casi a raíz del 18 de marzo y, en tal caso, la habría encontrado mal defendida. Las batallas de junio y julio fueron indecisas hasta el último momento y cualquier adición substancial a las fuerzas atacantes habría resultado decisiva. La parálisis del poder ejecutivo durante la formación en mayo del gobierno de coalición retrasó por seis semanas la llegada de los refuerzos británicos y permitió a los turcos duplicar la fuerza de su ejército, anulando así el instante favorable de comienzos de julio. La batalla de Suvla en agosto está caracterizada por una combinación de azares desdichados, extraordinaria en los anales de la guerra; la historia del noveno cuerpo de ejército y de todo el desembarco en Suvla sería increíble si no fuera verdad. La dimisión de lord Fisher, mi sustitución en el Almirantazgo y la impopularidad de la expedición de los Dardanelos a causa de la ignorancia general intimidaron a nuestros sucesores en el Consejo del Almirantazgo, impidiéndoles aceptar la responsabilidad de los riesgos que había que correr. Rehusar la alianza y el ejército de Grecia cuando se nos ofrecieron en 1914; no lograr obtenerlos cuando se solicitaron en 1915; la insensatez de Rusia al rechazarlos; el delicado equilibrio de que estuvo pendiente la fatal decisión de Bulgaria; las extraordinarias circunstancias que condujeron en París durante el mes de septiembre al nombramiento del general Sarrail y a la proposición del Gobierno francés de enviar una gran expedición a la costa asiática de los Dardanelos y el posterior abandono de una política que tantas perspectivas de éxito ofrecía; la dispersión de todas las fuerzas disponibles a fines de 1915 del objetivo vital de los Dardanelos y de Constantinopla para las operaciones pródigas y por tres años enteros indecisas de Salónica, y, por último, la decisión final de evacuar Gallípoli en el momento en que el ejército turco se encontraba en la situación más desesperada y la marina británica más segura de sí misma, todas estas son tragedias distintas y encadenadas.
Winston S. Churchill (La crisis mundial 1911-1918: Su historia definitiva de la Primera Guerra Mundial (Spanish Edition))
incremento legal de la edad pensionable de las mujeres en el Reino Unido, anunciado en 1991, muestra los tres principios citados. La fecha clave es el 6 de abril de 1950. Para las mujeres nacidas antes de esa fecha, la edad pensionable seguirá siendo los 60 años. La edad pensionable para las mujeres nacidas el 6 de mayo de 1950 (un mes después de la fecha clave) será 60 años y un mes, lo que sucederá en 2010, 19 años después de aprobarse la legislación; para una mujer nacida el 6 de junio de 1950, 60 años y dos meses, y así sucesivamente. Para las mujeres nacidas el 6 de abril de 1955 o después, la edad pensionable será de 65 años.
Nicholas Barr (La reforma necesaria. El futuro de las pensiones (Spanish Edition))
Es pleno mes de mayo; todo quiere anudar ya su instinto o su alma al dulzor de las cosas; Deberían esas jóvenes andar cortando rosas; Debía jugar el niño en una luz bermeja; El invierno del viejo se fundiría al sol. Habrían esas almas de ser como un castillo Repleto de perfumes, de zumbidos de abejas, De cantos de aves, flores, éxtasis, primaveras. Debían palpitar todos de amores y de auroras. Pues bien, en este mes de luz y de ebriedad ¡Oh terror! He ahí la muerte que brusca, se destaca, La gran ciega, la Sombra implacable y sin ojos.
Victor Hugo
Se trataba de Miriam Pinedo, una exilada dominicana que había sido internada el 23 de mayo de 1971 en el Hospital Saint Pierre, en el centro de Bruselas. Pinedo fue ingresada en estado semicomatoso, producido por intoxicación por monóxido de carbono. La incisión en el cuello, debajo de la nuez de Adán, se le había practicado para conectarla a un respirador artificial. Cuando su estado mejoró, se le desconectó y fue colocada en una campana de oxígeno. Finalmente, había sido dada de alta el 26 de junio de 1971, algo más de un mes después.
Pablo Gómez Borbón (Morir en Bruselas (Spanish Edition))
Mientras tanto, la prudencia le aconsejaba esperar un cambio de estación. La más pequeña de sus naves, que en el mes de mayo se había adelantado para reconocer la costa, fue destrozada por la tempestad cerca de la embocadura de un río a que los exploradores dieron el nombre de Santa Cruz.
Diego Barros Arana (Historia general de Chile I)