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343.“La doctrina que ahora te doy, sea que, pues yo con liberal piedad te elegí por mi discípula y compañera, siendo tú pobre y desvalida, trabajes con todas tus fuerzas en imitarme en un ejercicio que hice toda mi vida después que nací al mundo, sin omitirle día ninguno, por más cuidados y trabajos que tuviese. El ejercicio fue que cada día en amaneciendo me postraba en presencia del Altísimo, y le daba gracias y alababa por su ser inmutable y perfecciones infinitas, y porque me había creado de la nada; y reconociéndome creatura y hechura suya le bendecía y adoraba, dándole honor, magnificencia y divinidad, como a supremo Señor y Creador mío y de todo lo que tiene ser. Levantaba mi espíritu a ponerle en sus manos y con profunda humildad y resignación me ofrecía en ellas, y le pedía hiciese de mí a su voluntad en aquel día y en todos los que me restasen de mi vida y me enseñase lo que fuese de mayor agrado suyo para cumplirlo. Esto repetía muchas veces en las obras exteriores de aquel día, y en las interiores consultaba primero a Su Majestad, y le pedía consejo, licencia y bendición para todas mis acciones.
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Mary of Agreda (Mística Ciudad de Dios. TOMO I (Spanish Edition))